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Hilda Sábato. Buenos Aires en armas: la revolución de 1880.

“1879. Las vísperas”


“Entreacto 1”

1879: Las vísperas


En el año 1880, los argentinos debían elegir al sucesor de Nicolás Avellaneda, pero fue a mediados de 1789
cuando finalmente se concretaron dos candidatos:
- Julio A. Roca y Carlos Tejedor: quienes protagonizarían la lucha política.
El camino fue largo y accidentado e incluyo no solo las movilizaciones habituales en tiempos de elección, sino
también conflictos violentos en varios lugares del país y una última confrontación armada en buenos aires.

1. CANDIDATOS Y PARTIDOS
 El 1 de junio de 1879 los partidos conciliados proclamaron públicamente la formula Carlos Tejedor-
Saturnino Laspiur.
Tejedor era un jurista prestigioso con larga relación con el estado.
El nacionalismo unido al sector “lirico” del autonomismo proclamo en firme a Tejedor, dirigente lirico que por
entonces era gobernador de buenos aires, electo por la formula conciliada, junto al mitrista Saturnino Laspiur.
 El 14 de mayo de 1879 Julio A. Roca lanzo su candidatura en Córdoba y luego la confirmo en Rosario,
Tucumán, Salta, Mendoza y San Luis. Finalmente fue proclamada por el Partido Autonomista de Buenos
Aires el 27 de julio.
Roca había surgido de la carrera militar y ascendió a partir de sus éxitos de guerra. Convocado por el presidente
Avellaneda, en 1876 se puso al frente del Ministerio de Guerra y Marina, a la vez que se embarcaba en una
ofensiva final contra las sociedades indígenas de la Patagonia y el Chaco. Y operaba por su candidatura.

Por entonces no había organizaciones partidarias formalmente constituidas a escala nacional ni tampoco normas
o mecanismos establecidos de preselección.
A finales de la década del 70’ aparecían los partidos como agrupaciones bastante laxas que operaban a nivel
provincial. También se fueron convirtiendo en ámbitos de diferencia simbólica en torno a los cuales se
constituyeron tradiciones e identidades.
En el seno del original Partido Liberal de Buenos Aires, surgieron dos agrupaciones:
- Partido Nacionalista liderado por Bartolomé Mitre: buscaron base en el interior y lograron establecer núcleos
afines en varias provincias.
- Partido Autonomista bajo Adolfo Alsina: se hicieron fuertes en Buenos Aires y desde allí tejieron alianzas con
dirigentes de las demás provincias.

2. CARRERA ELECTORAL
Cada una de las 14 provincias se desenvolvía en el conflicto entre sectores de las elites políticas que buscaban
controlar el poder institucional encarnado en las legislaturas y en la gobernación.
Esos espacios se ganaban con:
- Elecciones.
- A través del uso de la fuerza en rebeliones encabezadas por intendentes de las mismas elites pero que
movilizaban grupos más amplios.
- Recurriendo al gobierno nacional que actuaba indirectamente (influencia y poder militar) o de forma directa
(mecanismo constitucional de la intervención).
A lo largo de 1789, todos esos recursos fueron puestos en escena en varias provincias que vivieron meses de
conflicto e incertidumbre. Salvo en Corrientes, todos los casos se resolvieron a favor de los sectores que apoyaban
a Roca. En buena medida ese resultado tuvo que ver con la actitud del gobierno nacional.

3. EN BUENOS AIRES
Buenos Aires estaba partida por el conflicto. El gobernador Tejedor había sido elegido en 1878 gracias al triunfo
de los partidos conciliados en las elecciones del año anterior, pero tenia una oposición firme en los republicanos y
en algunos nacionalistas.
Tejedor era un funcionario, hombre con experiencia en el estado y capacidades jurídicas probadas, pero no
despertaba pasiones ni cautivaba audiencia, tampoco tenia demasiados aliados en la prensa.
Roca llevaba la delantera en ese plano, pero la afirmación de la candidatura de Roca en el interior con apoyo
oficial causo reacciones negativas en Buenos Aires.
En los diarios, centros sociales, colegios se propagaba la necesidad de resistir a la “imposición gobernativa”.
En Buenos Aires el 28 de agosto el Regimiento del ejercito realizaba ejercicios en la ciudad.
El 30, Tejedor protesto “las calles no eran una plaza de armas”; la agitación estaba tomando caracteres
alarmantes y enceraba un peligro para la actividad pública.
Las elecciones eran actos nacionales, por lo tanto, las autoridades provinciales debían actuar como agentes del
gobierno central, absteniéndose de “abrazar como agitadores” cualquier candidatura y de emplear los recursos
administrativos en su favor.
Tejedor insistía en el carácter de los gobernadores como funcionarios del poder ejecutivo, encargados de hacer
cumplir la legislación nacional en las provincias.
Incluía además la cuestión de las milicias: la administración y el gobierno de la Guardia Nacional incumbe
exclusivamente a los poderes nacionales. Convocaba a aliarse en la Guardia Nacional a 600 hombres para realizar
ejercicios doctrinales; procedía a la organización de la Guardia activa en 12 distritos de la campaña.
En respuesta, Sarmiento afirmaba: la organización de la Guardia Nacional y su reglamentación pertenecen
solamente al Congreso, impugnaba la convocatoria de Tejedor, no admitía esa figura, transmitía la orden del
presidente de suspender decretos y anunciaba que el gobierno abocaría a legislar sobre las milicias y también
sobre la policía.
El gobernador rechazó punto por punto las consideraciones de Sarmiento, reafirmaba las atribuciones de los
poderes legislativo y ejecutivo de las provincias para movilizar a la milicia “en caso de conmoción interina que
ponga en peligro la seguridad de la provincia”. Esta circular fue enviada al gobierno de las de mas provincias,
llamaba la atención de los avances del poder nacional en menoscabo de los derechos y la soberanía de las
provincias.
 Entre Sarmiento y Tejedor se desplegaban dos concepciones diferentes a cerca de la organización y el
control sobre los recursos militares y el papel que el estado central y las provincias tenían en relación con
el uso legítimo de la fuerza.
- Desde Buenos Aires se hacia referencia al lugar heroico de su pueblo en la defensa de sus libertades y
al deber de sus ciudadanos en ese terreno.
Esa posición encontraba eco público: diarios como La Nación y La Libertad, alentaban al gobernador y
convocaban a una reunión popular en Plaza Lorea.
- El gobierno nacional, en cambio, reclamaba para si el monopolio de la fuerza. Tomo la iniciativa de
elevar un proyecto de ley al congreso referido a la Guardia Nacional. Allí se establecía que ésta “no
podía ser convocada por las autoridades provinciales, ni aun para ejercicios doctrinales, sino por el
orden del Poder Ejecutivo de la Nación”. El proyecto pasó al Congreso, con un mensaje presidencial
donde se afirmaba que el régimen federal no admitía otras fuerzas que no fueran las de la Nación.

4. . PODER MILITAR DEL ESTADO


Se ponía en escena la disputa a cerca del poder militar del Estado. Desde el principio se presentaron dos posturas:
la de Tejedor y la del Ejecutivo Nacional, representada por la palabra de Sarmiento.
El debate tuvo lugar entre el 9 y el 17 de septiembre en la cámara de diputados de la legislatura porteña.
- Tejedor recurrió al ejemplo de los Estados Unidos para justificar su pretensión de control provincial de
la Guardia Nacional. Planteaba el núcleo de una concepción del estado que no buscaba centralización
del poder de fuego en el ejercito profesional, sino que abogaba por una distribución de ese poder
entre este y las milicias, institución que representaba a la vez a los poderes provinciales y a la
ciudadanía en actos.
- El diputado Lucio V. López afirmo que, según la constitución, la organización de las milicias
correspondía exclusivamente al congreso.
La Guardia Nacional se asemejaba mas ala Garde Nationale francesa que a las milicias
norteamericanas, en el marco de un régimen centralista.
Buscaba desmontar el argumento de Tejedor que entendía a la argentina como el resultado de una
unión de provincias mas que como la heredera de un poder centralizado del rey, representado en el
virreinato.
Finalmente, se aprobó una ley que prohibía la movilización de las milicias si no se contaba con la aprobación de la
legislatura. Sin embargo, cuando paso al ejecutivo para su sanción, Tejedor la veto por que sostenía que esta
invadía sus facultades.

5. LIGA DE GOBERNADORES
El 7 de octubre, Sarmiento hizo escuchar un discurso en el senado que giraba en torno a un núcleo central:
- La necesidad de fortalecer el poder del gobierno nacional, el único que puede “dar garantías” y
asegurar la libertad del pueblo. Ese principio estaba en peligro y denuncio las causas.
Habló de Tejedor y sus pretensiones de “levantar ejércitos” y de la cuestión de Jujuy (revuelta política).
Formuló su principal denuncia: hay una liga de gobernadores encabezada por el gobernador de Córdoba y de
Tucumán, acusaba a la liga de desconocer al gobierno nacional y sus poderes constitucionales.
Sarmiento involucro al ministro Roca por conspirar contra la Nación.
No era una cuestión de partidos y proyectos, Roca y Sarmiento eran afines el uno y el otro. Ambos estaban de
acuerdo en fortalecer al estado central por, sobre todo, pero diferían en cuanto a los métodos y eran rivales en la
lucha por el poder.

6. CIUDADANOS EN ARMAS
En la provincia de Buenos Aires, frente a la prohibición de movilizar la guardia tres meses antes de la elección, los
partidarios de Tejedor crearon la asociación civil del Tiro Nacional de Buenos Aires.
Los ejercicios del Tiro en Palermo reunían a la juventud de las clases acomodadas de la ciudad, muchos de ellos
estudiantes; además, un creciente numero de espectadores y espectadoras se hacían presente para avivar a los
incorporados. En poco tiempo, marchaban por las calles de buenos aires mas de doce batallones voluntarios,
perfectamente organizados. Empezaron a crearse asociaciones semejantes en el interior de la provincia.
Finalmente, Tejedor recurrió a la policía. En la campaña, fue clave el batallón Guardia Provincial, creado en 1870
con el fin de reforzar las fuerzas policiales de la provincia y que desde entonces estuvo bajo el mando de José I.
Garmendia. A principios de 1879, este fue designado jefe de policía de buenos aires.

7. DANZA DE CANDIDATOS
El 17 de diciembre, los conciliados, declaraban que la candidatura de Tejedor era para ellos indeclinable y que no
reconocerían como presidente a Roca mientras no se devolviera el armamento en poder de los gobernadores para
“oprimir a los pueblos”.
Jugaban la carta revolucionaria: apoyaran la moral y materialmente todo movimiento revolucionario que se
produzca en las provincias oprimidas para recuperar sus derechos.
Incluso amenazaban con la secesión: los partidos políticos de buenos aires declaran que trabajaran por que la
provincia reasuma temporalmente su soberanía de estado independiente, si a pesar de sus esfuerzos la violencia
imperase para constituir en oportunidad la unión nacional bajo las bases de la ley.

Terminaba el año 1879, el conflicto seguía abierto y se agudizaba cada día, la palabra revolución estaba en boca
de todos.
Entreacto 1. Fuerzas armadas
La organización militar en la Argentina había sido consagrada por la constitución de 1853, se apoyaba en dos
pilares principales, juntos conformaban el Ejercito Nacional.
Ambas instituciones tenían funciones diferentes y representaban dos formas de entender el poder de coerción del
estado.
Ejército de línea Guardia Nacional
- Era de índole profesional. - Reclutaba ciudadanos.
- Operaba bajo el mando supremo del - En última instancia debía responder al
presidente de la república. mismo comando nacional.
Las fuerzas regulares tenían su historia. - En general estuvo controlada por gobiernos
En el 50 Urquiza propuso un ejército para la provinciales.
Confederación, pero apenas conto con el que había La institución de la milicia se remonta a los tiempos de
formado entre ríos para dotas sus filas. la colonia.
En el 62 cuando Mitre llego al poder decidió a partir de Entre 1806-1807 jugaron un papel clave en la derrota
la estructura militar de buenos aires sentar las bases de los ingleses en su intento de ocupar Buenos Aires.
del ejército de línea. En 1810 tuvieron un rol protagónico en las jornadas
revolucionarias.
En la instauración formas republicanas de gobierno, la
institución de las milicias paso a considerarse un pilar
de la comunidad política fundada sobre la soberanía
popular.
Cuando después de Caseros, Urquiza procedió a dar
forma a una organización militar a escala nacional,
sobre el mismo principio de la ciudadanía en armas
fundó la Guardia.
La creación de esta daba carácter nacional a una
institución que, como la milicia, había sido hasta
entonces netamente local.

A fines del siglo XIX, el predominio de las posturas centralistas llevo a privilegiar el fortalecimiento del ejército
regular en detrimento de las milicias, para asegurar el monopolio del Estado en el uso de la fuerza.
En casi todas las instancias que intervino el Ejercito de Línea también lo hizo la Guardia Nacional.
La coexistencia entre ambas instituciones fue conflictiva, cada una tenía fines específicos definidos por legislación,
en la práctica ambas se superponían.
Representaban dos modelos diferentes de organización militar: en términos de composición, estructura,
funcionamiento y de concebir la defensa y el poder del estado.

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