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J\/l JCJ-L-\EL H \RDT es autor de Gii!es [)ef¿uze. Un 1tj>rendiz,aje jilosrijI(!

}
( 1993), traducido al castellano por Ediciones Paidós, y responsable de
ia serie de vídeos «Diálogos para el pensamiento crítico».

ANTONIO NEGRI, filósofo y teórico político, ha escrito también, entre


otros muchos textos, Del obrero masa al obrero social (1980) y, en
colaboración, Diálogo sobre la globalización, la multitud y la experiencia
¡
argentma (2003), este último igualmente publicado por Paidós.
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1ISBN84-493-1754-I i

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1

Este libro esboza una utopía política. En otras palabras, lanza una mirada
a los regímenes de explotación y control que caracterizan el nuevo
orden mundial con el fin de crear una alternativa: una sociedad global
auténticamente democrática.
rv1ichael Harclt y Antonio Negri utilizan conceptos como los de sobe-
ranía, nación y pueblo para reflejar los cambios culturales y económicos
Hafdt
propios de la sociedad posmoderna, con sus nuevas formas de racismo,
nuevas concepciones de la identidad y la diferencia, nuevas redes de
comunicación y control, y nuevos itinerarios de migración. También
muestran en qué medida el poder de las empresas transnacionales y
el creciente predominio de las formas postindustriales del trabajo y la
producción contribuyen a definir el nuevo orden global imperial.

«Una asombrosa proeza.» f~tienne Balig_~~t~~· .;:_ ;-, ;· l>;""-" o


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i:.!¿·.' '' . ··7·~· . -~ . .~~~·

«La primera gran síntesis teórica del n~ro,:ry1.!re_~,i~-->~_ ;tskia Sassen '""'o
<<Si est~ libro no hubiera sidó escrito, ale, - 'aebérfa_inventarlo.»
Slavoj ZiZek . .,

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www.paidos.com Paidós Surcos 3

1
Título original: Empire
Publicado en inglés, en 2000, por Harvard University Press
© 2000 by The President :rnd Fellows of Harvard College
SUMARIO
Traducción de Alcira Bixio

Cubierta de Mario Eskenazi

Agradecimientos . 11
Prefacio . . . . . . 13

Primera parte
LA CONSTITUCIÓN POLÍTICA DEL PRESENTE

1. El orden mundial. . . . . . . . . . . . 21
2. La producción biopolítica . . . . . . . 43
3. Alternativas en el interior del imperio 63

l.ª edición en la colección Surcos, 2005

Quedan rigurosamente prohibidas, sin la autorización esc rita de los titulares


Segunda parte
del copyright, bajo hs sancic, nes cstable~i da s en h s leyes, la repruducción total LAS TRANSICIONES DE LA SOBERANÍA
o parci~l de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos
la reprografía y el rraramiento ii1formárico, y la distribución de ejemplaccs 4. Dos Europas, dos modernidades .. 89
ae ella mediante alquiler o préstamo públicos.
5. La soberanía del Estado-nación . . . 113
© de la traducción, Alcira Bixio 6. La dialéctica de la soberanía colonial 133
© 2005 de todas las ediciones en castellano, 7. Síntomas de la transición . . . . . . . 157
Ediciones Paidós Ibérica, S.A., 8. El poder en red: la soberanía de los Estados Unidos
Mariano Cubí, 92 - 08021 Barcelona y el nuevo imperio . . 181
y Editorial Paidós, SAICF,
9. La soberanía imperial. . . . . . 205
Defensa, 599 - Buenos Aires
http://www.paidos.co m
Intermezzo: EL CONTRAIMPERIO . . 227
ISBN: 84-493 -1754-1
Depósito legal: B-20.386/2005

Impreso en Litografía Rosés, S. A.


Energía, 11-27 - 08850 Gavá (Barcelona)

Impreso en España ~ Printed in Spain

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1
Tercera parte
Los PASAJES DE LA PRODUC ClÓN

10. Los límites d el imperialismo . . . . 243


11. La gobernabilida~· disciplinaria . . . 2ó3
12. Res istencia, crisis v trnnsfonnación 283
13. I .a posmodernización o la informatización de la producción 303
14. Una constitución mixta . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 327
15. La soberanía caoitalisra o la administración Je la sociedad
ToJa herramienta es u n arma, si se la empuña
glo bal de contr~l . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 347
adecuadamente.
ANr D1FRANCO

Cuarta p arte
DE CAD FNC IA Y C A.ÍDA DEL IlVIPERIO Los hombres luchan y pierden la batalla; aque-
llo por lo que pelearon se consigue, a pesar de la
16. Virtualidades. . .. . . . . . . 375 derrota, y entonces resulta no ser lo que ellos te-
17. Gen eración y corr upción . . . 391 nían intención de lograr, de modo que otros hom-
18. la m :Jltitud contra el imperio 413 bres tienen que luchar para obtener lo mismo que
aquellos deseaban, aunque ahora lo llamen de otro
Notas . . . . . . . . . . . . . . 435 modo.
WrLLIAM MoRRIS
Índ ice analítico y de nombres. 497

---------
Capítulo 12

RESISTENCIA, CRISIS Y TRANSFOR1v1ACIÓN

La continuidad de la lucha es fácil de lograr:


los trabajadores sólo tienen necesidad de sí mis-
mos y de un patrón al que enfrentarse. Pero la
continuidad de la organización es algo más raro y
complejo: en cuanto ésta se institucionaliza, el ca-
pitalismo o el movimiento obrero al servicio del
capitalismo pronto comienzan a usarla en su pro-
pio beneficio.
MARIO TRONTI

La Nueva Izquierda surge ... de la pelvis ondu-


lante de Elvis.
]ERRY RuBIN

Anteriormente decíamos que la guerra de Vietnam había cons-


tituido una desviación del proyecto constitucional de los Estados
Unidos y de su tendencia al imperio. Sin embargo, la guerra fue tam-
bién una expresión del deseo de libertad de los vietnamitas, una ex-
presión de la subjetividad campesina y proletaria: un ejemplo funda-
mental de resistencia tanto a las formas finales del imperialismo
como al régimen disciplinario internacional. La guerra de Vietnam
representa un auténtico punto de inflexión en h historia del capita-
lismo contemporáneo, por cuanto la resistencia vietnamita se conci-
be como el centro simbólico de toda una serie de luchas libradas en
distintos lugares del mundo y que hasta entonces habían permaneci-
do separadas y distantes entre sí. El campesinado que estaba siendo
absorbido por el capital multinacional, el proletariado (pos)colonial,
la clase obrera industrial de los países dominantes y los nuevos estra-
tos del proletariado intelectual de todo el planeta tendían hacia un
sitio común de explotación en la sociedad-fábrica del régimen disci-
plinario globalizado. Las diversas luchas convergían contra un ene-
migo común: el orden disciplinario internacional. Se había estableci-
do una unidad objetiva, aunque quienes luchaban a veces tenían
conciencia de ella y a veces no. El largo ciclo de luchas contra los re-

283
gímenes ~i~ciplinarios h_a bía alcanzado su madure . y obligó al capi-
res. La progresiva socialización del capital tam bi,':11 condujo a!~ uni-
tal a mod1f1car sus propias estructuras y a encarar un cambio de pa-
radigma. ficación social del proletariado. Esta voz graaualmemi: unmcada
planteaba la demanda general de un salario sooa1 garantizado y un
nivel realmente elevado de bicnestar. 4 Finalmente y en tercer luga~,
Dos, TRES, MUC'HOS VIETNAM el ataque de los trabajad?res se ori_entó dire~~am~r:te co?tra el domi-
nio capitalista. El repud10 al traba¡o y la umf1cac1on so~ial ~:l prole-
tariado se unieron en un ataque frontal contra la orgamzac1on coer-
A_ ~ines d.e 1~ décad ,1 de 1960, et sistema internacional de Ia pro-
citiva del trabajo social y las estructuras disciplinarias de mando.
ducc10n capnalista estaba en crisis. 1 La cris is capitalista, ce rno nos
Este ataque obrero fue completamente político - -aun cuando mu-
enseñ~ ~arx, es una situación que exige al capital emprender una de-
chas prá¿ticas de las masas, particularmente l~s de la juventud, pare-
valuac10n general y una profunda reorganización de las relaciones
cieran decididamente apolíticas-- en la med1d:i en que puso .al ~e_s ­
de p:oducción, a causad~ la presión d.escendente que ejerce el pro-
leta~1a~o en los P?rcenta1es de ganancia. En otras palabras, la crisis cubierto e hirió los centros nerviosos políticos de la orgamzac1on
cap~tal1sr_a no es sunplement~ una función de la dinámica propia del económica del capital. _ .
En los países subordinados, las luchas campesma~ .Y proletanas
capital, smo que responde directamente al conflicto prolerario. 2 Es-
también impusieron la reforma de los re~ímer:es polit1cos locale s e
ta noción marxista de la crisis contribuye a clarificar los ras<>os más
internacionales. Décadas de lucha revolucionana -desde la Revo 1<u-
importantes de Ja crisis de fines de la década de 1960. La caída de la
ción china a Vietnam y desde la Revolución cubana a las -'.1ume!o~as
rema y Ia ruptura de las relaciones de mando que se dieron en e~te
luchas de liberación que se libraron en toda Aménca Lat_ma, Afnca
período.se comprenden más-claramente cuando se las considera co-
y el ,mundo árabe- habían impulsado. una den:rnr:da salanal i:role~a­
mo un ~esultado ?e 1~ c~1illuencia y la acumulación de los ataques
ria que los diversos regímenes reformistas s_o.c1ahstas y!o nac10nahs-
proletanos ~ ant1ca~n~1istas contra el sistema capitalista mundial
tas tuvieron que satisfacer y que desestabilizaron dITectan:ent~, el
En los paises capitalistas dominantes, este período se caracterizó
•istema económico internacional. La ideología de la modermzacion,
p~r un ataque extremadamente intenso de los trabajadores dirigido
p~m~1palm;nte contra los regímenes disciplinarios laborales del ca- ;i bi.en no implicó el «desarrollo», creó n~evos dese~s que excedí~n
las relaciones de producción y reproducción establecidas. En las d~­
p1tahsn:o. r:l ataq_ue se expresó, ame todo, como una repulsa general
al traba10 y espe~1almente como un rechazo al trabajo fabril. Fue un
cadas de 1960 y 1970, el súbito aumento, de los costos ,de la matena
ataque emprendido contra la productividad v contra cualquier mo- prima, la energía y ciertos pro?uctos ag~1,colas fu~ un, smtoma de :s-
delo de, de~arrollo basado en aumentar la pr~ductividad d~I trabajo
tos nuevos deseos y de la creciente pres10n que e¡erc1a el proletar;a-
do internacional sobre el salario. Los efectos de estas luchas no solo
en las fabricas. El rechazo del régimen disciplinario y la afirmación
fueron cuantitativos, sino que también determinaron. un el~mento
de la esfera no_ laboral lle~ar~:m a const~tuir los rasgos que definieron
un nuevo con1unto de practicas colectivas y una nueva forma de vi- cualitativamente nuevo que marcó profundamente ~a 1nte'.1s~dad de
la crisis. Durante más de cien años, las prácticas del impenahsmo se
da.3. E1'.' segundo lugar, el ataque sirvió para subvenir las divisiones
capitalistas del mercado laboral. .~as tres características principales
habían esforzado por absorber todas las formas de producció~ ?,el
mundo bajo el dominio del capital y en este perío~o de transicw.n
del mercado laboral -la separac10n de los grupos sociales (por es-
esa tendencia se intensificó, con lo cual creó necesanamente una um-
trato~ ?e clase, ~aza, etni~ o s~:o), la fluidez di:I mercado del trabajo dad potencial o virtual del proletariado internacional. Est_a unida~
(~ov1hda? si:c1al, tercenzac1on, i:uevas relaciones entre el trabajo
directa e mduecta~ente productivo, etcétera) y las jerarquías del
virtual nunca llegó a concretarse plenamente. como una unidad polz-
tica global, pero aun así tuvo efectos sustanc1ale~. En otras palabr~s,
n:ercad? .d~l trabaJo abstracto- se vieron amenazadas por la cre-
lo importante aquí no son tanto las pocas oca~1ones, en _que se ~10
ciente ng1dez y el carácter común de las demandas de los trabajado-
una organización del trabajo consciente y real, smo mas bien la com-
284
285
cidencia objetiva de las luchas que se superpusieron precisamente
Tl.
P?~que, a J?es_ar ?es~ ~iversida? radical, tod_as se dirigie:on cont_ra el
.t Gracias a esta convergencia objetiva y a la acumulación de las lu-
chas, las persp_e~tivas_te:cermundistas, que antes podían haber p~re-
regui:1en d1sc1~h~ano mternac:onal del capital. La creciente comci- 1 cido de una uuhdad limitada, se revelaban, lmes, con:iplet_a~ente me-
denc1a determmo lo que podnamos llamar una acumulación de las ¡ f1 aces. En nuestra opinión, el tercermundismo esta defm1do por la
luchas. ' · ~ción de que la contradicción y el antagonismo principales del sis-
Esta acumula:ión de luch~s socavó la estr_ategia capitalista que_ i nerna capitalista internacional se dan entre el capital del Primer Mun-
durante mucho tiempos.e habia basado en las ¡erarquías de las divi- t ~o y la fuerza laboral del Tercer Mundo.~ De modo que el potencial
sio_nes i~ternacionales de~ trabajo destinadas a impedir cualquier ~ ara la revolución se sitúa directa y exclusivamente en el Tercer Mun-
~mda~ ~1obal de los traba¡adores. Ya en el siglo x1x, antes de que el 1 ~o. Esta visión ha sido evocada in:plícita,Y explícitamente en una V<i-
1mpenahsmo europeo hubiese florecido plenamente, Engels lamen- w riedad de teorías de la dependencia, teonas del subdesarrollo Y pers-
taba el hecho de que el proletariado inglés hubiese quedado coloca- ¡ pectivas del sistema mundial.7 El mérito limitad? de la per~pectiva
do en la posición de una «aristocracia del trabajo», porque sus inte- ¡ tercermundista fue oponerse directamente al «pnmermund1smo» o
rese~ dependían del proyecto de imperialismo británico antes que de Í a la visión eurocéntrica de que la innovación y el cambio siempre se
las f 1las de la fuerza laboral colonial. En el período de decadencia ~ habían originado y sólo se podían originar en Europa o en los Esta-
de los imperialismos, las profundas divisiones internacionales del ¡'.,.. dos Unidos. Sin embargo, su oposición especular a esta falsa preten-
trabajo, por cierto, se mantuvieron, pero las ventajas imperialistas de i sión sólo condujo a una posición igualmente falsa. Consideramos
las clases obreras nacionales habían comenzado a debilitarse. En los que esta perspectiva tercermundista es inadecuada porque igno~a las
países subordinados, las luchas comunes del proletariado suprimie- innovaciones y los antagonismos de las fuerzas laborales del Pnmer
ron la l?osibil.i~ad de aplicar la antigua estrategia imperialista de Mundo y del Segundo Mundo. Además, lo que es más importante
transfenr la cns1s desde el terreno metropolitano a sus territorios su- desde el punto de vista de nuestra argumentación, la perspectiva ter-
bor~inados. Ya no era factible apoyarse en la antigua estrategia de cermundista pasa por alto la convergencia real de las luchas que se
C ec1l Rhodes de aplacar los peligros internos de la lucha de clases dan en todo el mundo, tanto en los países subordinados como en los
qúe se cernían sobre Europa desplazando las presiones económicas ! dominantes.
ai orde~ todavía pa~ífico d e los territorios imperiales dominados, ¡
mantemdo con técmcas brutalmente efectivas. El proletariado for- f
mado en el terreno imperialista había logrado organizarse, armarse, LA RESPUESTA CAPITALISTA A LA CRISIS
y se había vuelto peligroso. De modo que ya se advertía una tenden-
cia a la unidad del proletariado internacional o multinacional en un A medida que la confluencia global de las luchas soc:waba la ca-
ataque común contra el régimen disciplinario capitalista. 5 La resis- pacidad capitalista e imperialista de aplicar la disc~plin_a, el _?rden
tencia y la iniciativa del proletariado de los países subordinados re- económico que había dominado el globo durante casi tremta anos, la
sonaban como un símbolo y un modelo, tanto para las autoridades edad de oro de la hegemonía estadounidense y del crecimiento capi-
como para el proletariado de los países capitalistas dominantes. En talista comenzaban a desmoronarse. La forma y la sustancia de la ad-
virtud de esta convergencia, las luchas obreras que sacudían toda la ministración capitalista del desarrollo internacional que habrían de
esfera del capital internacional ya anunciaban el fin de la división en- imponerse en el período de posguerra se dictaron en la conferencia
tre el Primer Mundo y el Tercer Mundo y la potencial integración de Bretton Woods, New Hampshire, en 1944. 8 El sistema de Bretton
política de la totalidad del proletariado global. La convergencia de Woods se basaba en tres elementos fundamentales. Su primera ca-
las luchas planteó, a escala internacional, el problema de transformar racterística era la hegemonía económica generalizada de las Nacio-
la cooper,ación laboral en una organización revolucionaria y de ha- nes Unidas por encima de todos los países no socialistas. Esta hege-
cer realidad la unidad política virtual. monía quedaba asegurada a través de la elección estratégica de un

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desarrollo liberal basado en un comercio rebtivamente libre y ade-· crisis -más progresiva que desenfrenada- se extendió desde los
más en virtud del mantenimiento del oro (dd que Estados Unidos comienzos de la década de 1960 hasta poco antes <le su fin. Puesto
poseía alrededor de un tercio del total existente en el mundo) como que los controles establecidos por Bretton Woods habían hecho que
garantía del poder del dólar. El dólar era «tan bueno corno el oro». el dólar fuera de facto una moneda inconvertible, la mediación mo-
En segundo lugar, ei sistema exigía el acuerdo acerca de la estabili- netaria de la producción y el comercio internacionales se desarrolló
dad mor:eraria ent'r~ los Estados Unidos y los demás países capitalis- a través de una fase caracterizada por la circulación relativamente li-
tas dominantes (pnmero los de Europa y después Japón) sobre los bre del capital, la construcción de un fuerte mercado del eurodólar y
tcrrirorios tradicionales de ios imperialismos europeos, que ames el establecimiento de una puidad política en casi todos los paises
habían estado dominados por la libra británica y el fra nco francés. dominantes. 11 No obstante, la explosión ocurrida en l %8 en Euro-
As,í, I~ refo_rma emp:endida en los países capitalistas dominantes po- pa, los Estados U nidos y Japón, unida a la victoria militar vietnami-
dna financiarse en virtud de un excedente de exportaciones hacia los ta sobre los Estados Unidos, desbarató por completo esta estabili-
Estados U nidos y garantizarse mediante el sistema monetario del dad provisoria. La estanflación dio paso a una inflación galopante.
dólar. Finalmente, Bretton Woods dictó el establecimiento de una Podría determinarse como fecha de iniciación de la segunda fase de
relación cuasi imperial de los Estados Unidos por sobre todos los la crisis el 17 de agosto de 1971, día en que el presidente Nixon des-
países subordinados no socialistas. El desarrollo económico dentro vinculó el dólar del patrón oro, con lo cual el dólar se convirtió en
de los Estados Unidos y la estabilización y la reforma en Europa y una moneda inconvertible de jure, y agregó un diez por ciento de so-
Japón quedaban, de ese modo, garantizados por los Estados Unidos, bretasa a todas las importaciones provenientes de Europa. 12 Toda la
por cuanto este país acumulaba las ganancias excedentes imperialis- deuda estadounidense fue impulsada efectivamente hacia Europa.
tas a través de su relación con los países subordinados. Esta operación sólo pudo reJlizarse en virtud del poder económico
El sistema de hegemonía monetaria estadounidense fue un acuer- y político de los Estados U nidos, que de ese modo recordaban a los
do fundamentalmente nuevo porque, mientras el control de los sis- europeos los términos iniciales del acuerdo, es decir, su hegemonía
temas monetari os internacionales previos (particularmente el britá- como el punto más elevado de la explotación y el dominio capitalista.
n_ico) ?abfa p_ermanecido en las firmes manos de los banqueros y En la década de 1970, la crisis se hizo oficial y estructural. El sis-
f111anc1stas privados, Bretton Woods cedía ese control a una serie de tema de equilibrios políticos y económicos in~entado en Bretton
organizaciones gubernamentales y reguladoras que incluían el Fon- Woods h;ibía caído en el más completo desorden y lo único que per-
do Monetario Internacional, el Banco lviundial y, finalmente, la Re- manecía era la realidad brutal de la hegemonía estadounidense. La
~erva Federal de los Estados Unidos. 9 Bretton Woods podría pues decreciente efectividad de los mecanismos de Bretton W oods y la
Juzgarse como la cara monetaria y financiera de la hegemonía del descomposición del sistema monetario del fordismo en los países
modelo del New Deal sobre la economía capitalista global. dominantes hicieron evidente que la reconstrucción de un sistema
Los mecanismos keynesianos y seudoimperialistas de Bretton internacional de capital exigía una reestructuración gen.eralizJda de
Woods finalmente también entraron en crisis cuando la continuidad las relaciones económicas y un cambio de paradigma en la definición
de las luchas obreras en los Estados Unidos, Europa y Japón eleva- de la conducción mundial. Sin embargo, en la perspectiva del capital,
ron los costos de la estabilización y el reformismo y cuando en los una crisis de este tipo no siempre es un acontecimiento enteramente
países subordinados las luchas antiimperialistas y anticapitalistas co- negativo o inoportuno. Marx afirma que en realidad el capital tiene
menzaron a socavar la extracción de rentas excesivas. 1° Cuando el un interés fundamental en la crisis económica a causa del poder
motor imperialista ya no pudo seguir avanzando y cuando las luchas transformador que ella implica. En cuanto al sistema general, los ca-
de los trabalado~es comenzaron a hacerse cada vez más exigentes, la pitalistas individuales son conservadores. Lo que les importa princi-
b~lanza comercial de los Estados Unidos empezó a orientarse deci- palmente es maximizar sus ganancias individuales a corto plazo aun
didamente en la dirección de Europa y Japón. La primera fase de la cuando a largo plazo ese camino lleve a la ruina al capital colectivo.

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.,,,' r·
La crisis económica puede superar es-tas resistencias, destruir los sec- turas de control tal vez podía tapar por un tiemp~ las fuerzas destn:c-
tores no rentables, re;scructurar la organización de la producción y . as de la crisis y la furia del ataque de los traba¡adores, pero, en ul-
re~ovar sus tecnolog1as. En otras palabras, la crisis económica pue- s·
uv d .
·ma instancia, era también una respuesta auto estructiva que termi-
.
de impulsar una transfo_:maci?n que restablezca una alta tasa general
de renta y respo~der as1 efectivamente en el terreno mismo definido
i tlaría sofocando la producción capitalista misma.
n d .
En consecuencia, había que intentar un segun o cammo, una op-
por el ataque ~brero. La .dev~!uación general del capital y sus esfuer- 1~ ción que incluyera una transformación tecnológica que. no apuntara
zos por destruir l~ orgamza~r?n de los trabajadores sirven para trans- ¡
l a únicamente a la represión, sino que procurara cambiar la compo-
f
formar la sustancia
., de la cnsis -los desequilibrios de circulació
. ny •~ \ión misma del proletariado de modo tal de poder integrar, domi-
S? brepro d uc~i_on- en un aparato reorganizado de mando que rear- ff
sz . f p
nar y aprovechar sus nuevas prá~ttc.as y sus nuev~s ormas. ara po-
ticula la relacion entre el desarrollo y la explotación.
¡ der comprender por qué los cap1t~l~stas emprend1~ron .este segundo
Como consecuencia de la intensidad y la coherencia de las luch ' camino como una respuesta a la cnsis, aunque ello 1n:ph~ara u'? cam-

,
;!

de las décadas de 1960 y 1970, el capital tenía dos caminos posibl:: bio de paradigma, debemos mirar más allá de la lógica mmed1ata de
para alcanzar los ~bjetivos de aplacar las luchas y reestructurar su sis- f la estrategia y la planificación .capitalistas. L~ his~oria d~ las ~ormas
t~ma de ma~do ,e mtentó rec?~rer a~b?s sucesivamente. La primera capitalistas siempre es necesanamente una h1stona reactiva:. librado
v1a, que tefol:ª solo una efecnv1dad limitada, era la opción represora, a sus propios designios, el capital n~nc.a abandonaría un régimen de
una operacr~:m fundamentalmen~e conservadora. La estrategia repre-
'
ganancias. En otras palabras, el cap1tabs~o emprende una transfor-
sora del capital apuntaba a revertir por completo el proceso social, se- mación sistémica sólo cuando se ve obligado a hacerlo y cuando el
parando y desmembrando el mercado del trabajo y restableciendo el régimen del momento se hace insostenible. Para comprender el pro-
contr?l d~ todo el ciclo de producción. El capital privilegiaba así las ceso desde la perspectiva de su elemento activo, tenemos que adoptar
orgamzacr?n~s que representaban un salario garantizado para un el punto de vista del otro lado, esto es, el punt? d~ vista del prolet~­
segmento hrrutado de la fuerza laboral, con lo cual incluía a ese sector riado junto con el del resto del mundo no capitalista que, progresi-
de la población den~ro de sus estructuras y reforzaba la separación vamente, está siendo arrastrado a las relaciones capitalistas . El poder
entre aquellos traba¡adores y las poblaciones más marainadas. Esta del proletariado impone límites al capital y no sólo determina la cri-
rec.onstrucción d~ ~n sistema de divisiones jerárquicas, t~nto en el in- sis sino que además dicta los términos y la. naturaleza de la trans~or­
tenor de cad~ '?ac10n com? en el p~ano internacional, se logró contro- mación. El proletariado verdaderamente inventa las forma s sociales
lando }a movi~1dad y la fluidez sociales. El empleo represivo de la tec- y productivas ' que el capital estará obligado a adoptar en el futur~.
nolog1a,. 9ue mclma la automatización y la computerización de la Podemos obtener una primera intuición de este papel determi-
producci~:m, fue. ~na de las ,ª~mas esenciales esgrimidas por el capital. nante del proletariado preguntándonos cómo es posible que duran-
La transtorm~c10n. tecnolog1ca fundamental experimentada previa- te toda la crisis los Estados U nidos pudieran mantener su hegemo-
men~~ en la h1~tona de la p~oducción capitalista (esto es, la intro- nía. La respuesta estriba en gran part~, t~l vez paradój~camente,. no
~ucc.10~ .de la !mea de mo:°~ªJe .Y el régimen de manufactura masivo) err el talento de los políticos o los capitalistas estadourudenses, smo
1mpl.1co tmporta:ites mod~fic~~iones de los procesos productivos in- en el poder y la creatividad del proletariado ~e los .Est~dos ~nidos.
n:ed1atos. (taylonsmo) y s1gmficó un gran avance en la regulación del Así como anteriormente decíamos que la resistencia vietnamlta po-
c~clo social de reproducción (fordismo). Con todo las transforma- día entenderse como el centro simbólico de las luchas, ahora, al refe-
c~ones tecnológicas de la década de 1970, al estimul~r la racionaliza- rirnos al cambio de paradigma del mando capitalista internacional,
ción au~o~ática, impulsaron estos regímenes hasta el límite extremo podemos decir que el proletariado estadounidense se manifiesta co-
de efe~ttvi.dad, hasta el punto de ruptura. Los mecanismos taylorista mo la figura subjetiva que expresó de la maner~ más acabada !os ~e­
~ ford1sta ya n~lodían co~trol.ar ]~ dinámica de las fuerzas produc- seos y necesidades de los trabajadores internac10nales o multmac10-
tivas y sociales. La repres10n e1erc1da a través de las antiguas estruc- nales.14 En contra de la idea comúnmente difundida según la cual el
290 291
T
proletariado de los Estados Unidos es débil a causa de la baja repre- 1 En la época de la Primera Guerra Mundial, muchos observadores
sentación partidaria y sindical que hay en ese país en comp;:iracíÓa !i y particulanm:nte los teóricos marxistas del imperialismo c:·eyeron
cor; la que existe en Europ;:i y en otras partes, tal vez deberían;os ' oír campanadas de difuntos y supusieron que el capital habfa alcan-
considerarlo fuerte por esa misma razón. El poder de la clase obrera zado e! umbral de un de~astre fat,J. El capitalismo había lle:do ade-
no está en las instituciones representativas, sino en el .intagonismo y lante cruzadas de expansión que duraron décadas, para lograr su
la autonomía de lÓs trabajadores mismos. 15 Esto es lo qL?e determinó acumulación había agotado significativas porciones del globo y, por
el poder real de la clase obrera industrial esLadounidense. Además, la primera vez, debía afrontar los límites de sus [romeras. A medida
creatividad y el carácter conflictivo del proletariado también estu- que estos límites se aproximaban, las potencias imperialistas entra-
vieron presemes, y quizás esw sea aún más importante, en Lls pobla- ron inevitablemente en conflicto entre sí. Como decía Rosa Luxem-
ciones de trabajadores q·?e no pertenecían a las fábricas. Incluso (es-· burgo, el capital dependía de su exterior, de su entorno no capitalis-
pecialmente) en aquellos que rechazaron activamente el trabajo y ta, para poder realizar y capitalizar su valor excedente y continuar
plantearon serias amenazas y alternativas creativas.U' Para poder así sus ciclos de acumulación. A comienzos del siglo XX parecía gue
comprender la permanencia de la hegemonía estadounidense no bas- las aventuras imperialistas de acumulación capitalista pronto termi-
ta, pues, con citar las relaciones de fuerza que el capitalismo de los narían agotando la naturaleza no capitalista circundante y que el ca-
Estados Unidos impuso a los d·~más países capitalistas. La hegemo- pitai agonizaría. Desde la perspectiva del capital y su expansión, todo
nía estadounidense se mantuvo en realidad gracias a la fut:rza anta- lo exterior a la relación capitalista -fuera humano, animal, vegetal o
gónica del proletariado de ese país. mineral- se consideraba «naturaleza,;. 17 Por lo tanto, la crítica del
La nueva hegemonía que pareda permanecer en manos de ios .Es- imperialismo capitalista expresaba uria conciencia ecológica, preci-
tados Unidos aún estaba limit:i.da en este aspecto, encerrada dentro samente ecológica por cuanto reconocía los límites reales de la natu-
de los antiguos mecanismos de reestructuración disciplinaria. Era raleza y las consecuencias catastróficas que tendría su destrucción. 18
necesario aplicar un cambio de paradigma a fin de diseñar el proce- Pues bien, mientras escribimos este libro y el siglo xx llega a su
so reestructurador en corsonancia con el cambio político y tecnoló- fin, el capitalismo goza milagrosamente de excelente salud y su acu-
gico. Dicho de otro modo, el capital debía afrontar y r~ sponder a i,t mulación se manifiesta más robusta que nunca. ¿Cómo podemos
nue·ua producción de subjetividad del proletariado. Esta nueva pro- conciliar este dato con !os minuciosos análisis de numerosos autores
ducción de subjetividad alcanzó (más ailá de la lucha por los benefi- · marxistas que a comienzos de siglo identificaban en los conflictos
cios sociales, que ya fue mencionada) el nivel de lo que podría lla- imperialistas los síntomas de un desastre ecológico inminente que
marse una lucha ecológica, una lucha por el estilo de vida, que en tropezaba con los límites de la naturaleza? Podemos abordar este
definitiva se expresó en el desarrollo del trabajo inmaterial. misterio de la prolongada salud del capital de tres maneras. En pri-
mer lugar, hay quienes sostienen que el capital ya no es imperialista,
que se ha reformado, que ha hecho retroceder el reloj hasta sus jóve-
LA ECOLOGÍA DEL CAPITAL nes días de libre competencia y que ha desarrollado una relación con-
servacionista, ecológica, con su entorno no capitalista. Aun cuando
Aún no estamos en posición de comprender la naturaleza del se- muchos teóricos, desde Marx a Luxemburgo, no hubiesen demos-
gundo camino que eligió el capital como respuesta a la crisis, el cam- trado que semejante proceso está en contra de la esencia de la acu-
bio de paradigma que lo llevaría más allá de ia iógica y las prácticas mulación capitalista misma, bastaría echar una mirada superficial a la
de la modernización disciplinaria. Una vez más tenemos que retro- economía política global contemporánea para persuadir a cualquiera
ceder un P.aso y examinar las limitaciones impuestas al capital por el de que esta explicación es insostenible. Es evidente que la expansión
proletariado internacional y el ámbito no capitalista, pues ambos lle- capitalista continuó avanzando a ritmo acelerado en la segunda mi-
varon a cabo la transformación necesaria y dictaron sus términos. tad del siglo xx, abrió nuevos .territorios al mercado capitalista y ab-

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.

sorbió los procesos productivos no capitalistas dentro de la esfera de más intensi1;·a que extensiva. Este paso constituye sobr~ todo un sal-
1
acción del capital. ~ to cualitativo en la organización tecnológica del capital. Las etapas
Una segunda hipótesis sería que la persistencia imprevista del ca-
f
f previas d~ la Revoluci~n i:idustrial introduj~ro:i las mercancías ~e
pitalismo simplemente implica una continuación de los mismos pro- ~ consumo nechas por maqmnas y luego las maqu.u:ns h.echas por m1~­
cesos de expansión y acumulación que analizamos anteriormente, ¡ quinas, pero ahora nos hallamos ante las matenas pnmas y los aH-
sólo que el completo agotamiento del ambiente no era aún inminen- ' merttos hechos por máquinas, en suma, una naturaleza hecha por
máquinas y una cultura hecha por máquinas. .Po~r:íamos decir, si-
19
te y que todavía nq ha llegado el momento de afrontar los límites y
el desastre ecológico. Quedó demostrado que los recursos globales guiendo_ a Fredric Jameson, que la posmo?ermza~1:n es ~l prcce_so
del entorno no capitalista son en verdad vastos. Aunque la llamada econónuco que surge cuando las tecnolog1as mecamcas e mdustna-
«revolución verde» incorporó dentro del capitalismo una. amplia les se expanden hasta cercar el mundo entero, cuando el proceso de
porción de la agricultura no capitalista del mundo y otros proyectos modernización se completa y cuando la supeditación formal del en-
de modernización incluyeron nuevos territorios y civilizaciones en torno no capitalista alcanza su límite. A través de los procesos de
el ciclo de acumulación capitalista, aún quedan enormes (aunque, transformación tecnológica moderna, todo lo que corresponde a la
por supuesto, limitadas) cuencas de fuerza laboral y recursos mate- naturaleza ha llegado a formar parte del capital o, al menos, ha que-
riales que podrán ser absorbidos por la producción capitalista, así dado sometido al capital.20 Mientras la acumulación moderna se ba-
como sitios potenciales para que se expandan los mercados. Por saba en la supeditación formal del entorno no capitalista, la acumu-
ejemplo, el derrumbe de los regímenes socialistas de la Unión Sovié- lación posmodern~ depende de la supeditación real del . te~reno
tica y Europa del este, junto con la apertura de la economía china capitalista mismo. Esta parece ser la verdadera respuesta c~pitalista a
que siguió a la era de Mao, permitió que el capital global tuviera ac- la amenaza del «desastre ecológico», una respuesta que mira al futu-
ceso a enormes territorios del entorno no capitalista, preparados du- ro.21 Sin embargo, la consumación de la industrialización de la soc~edad

rante años de modernización socialista para ser incorporados al ré- y la naturaleza, la consumación de la modernización, sólo co~stit~~e
gimen capitalista. Aun en ciertas regiones ya integradas firmemente una condición previa para que se dé el paso a la posmodermzac1on
en el sistema capitalista mundial quedan todavía amplias oportuni- y presenta la transformación,únicam~n.te en tén:ninos negativos, c~m.o
dades de expansión. En otras palabras, de acuerdo con esta segunda algo posterior a otra cosa. En el prox1mo cap.1tu l~, abord~remos d~­
hipótesis, los entornos no capitalistas continúan incorporándose rectamente los procesos reales de posmodermzac10n o la mformat1-
formalmente en el dominio de acción del capital y así la acumulación zación de la producción.
puede seguir desarrollándose, al menos en parte, a través de esta su-
peditación formal: los profetas de la condena inminente del capital
no estaban equivocados, sólo que se adelantaron a los hechos. Aun EL ATAQUE CONTRA EL RÉGIMEN DISCIPLINARIO
así, las limitaciones del entorno no capitalista son reales. Tarde o
temprano, los recursos de la naturaleza, que alguna vez fueron abun- Para llegar a comprender este paso más profunda:nente, tenem~s
dantes, terminarán por agotarse. aue examinar de algún modo su fundamento determmante, que resi-
Una tercera hipótesis, que puede considerarse complementaria de en las transformaciones subjetivas de la fuerza laboral. En el pe-
de la segunda, sostiene que hoy el capital continúa acumulándose a ríodo de crisis, a lo largo de las décadas de 1960 y 1970, la expansión
través de la supeditación en un ciclo de reproducción expandida, pe- de las políticas de bienestar social y la universalizaciór_i de la discipli-
ro lo que absorbe no es ya el entorno no capitalista sino su propio na tanto en los países dominantes como en los subordmados crearon
terreno capitalista, esto es, que la supeditación ya no es formal sino un nuevo margen de libertad para las multitudes trabajadoras. Es de-
real. El capital ya no mira hacia el exterior sino que, antes bien, se di- cir los trabajadores aprovecharon la era disciplinaria y sobre todo
rige hacia el interior de su propio dominio y su expansión se hace su~ momentos de disidencia y .sus fases de desestabilización política

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(tdes com~ el periodo de la crisis de Vietnam), para expandir las [ quirió una variedad de formas, no fue úni~ame nte ~na expre~ión ne-
tuerzas soCiales del secto; obrero, aumentar el valor de la fuerza la- f gativa, también constít~yó un momento de creac1on, que Nietzsc he
.i
! boral y rediseñar el conjunto de las necesidades y deseos a ios que • llamó una «transmutac1on de todos los valores ».
habfan respondido el saLuio y las po!fricas del Estado del bienestar. Las diversas formas de protesta y experiment<!ción social se con-
En la t~rmino!o~ía de Marx, podría decirse que ei valor del trabajo centraron en repudiar la valoración del tipo de programa fijo de pro-
ne~e~ano se hab1a elevado enormemente y, por supuesto, lo que es ¡
t ducción material típico del régimen disciplinario, sus grandes fábri-
mas importante en la perspectiva del capital, a medida que aumenta ' cas y su estructura de familia nuclear.22 Los movimientos valoraron
el tiempo del trabajo necesario, disminuye proporcionalmente el en cambio una dinárr.ica mis flexible de la creatividad y ciertas for-
tiempo del t~ab~jo excedente y con él la renta. Desde el punto de vis-· mas de producción que podrían considerarse más inmaterides. Des-
ta <le los capitalistas, el valor del trabajo neces;irio se presenta como de el punto de vista de los segmentos «políticos» tradic_ion:.des_ de los
una cantid~d económica objetiva -el precio de la fuerza laboral, co- movimientos estadounidenses de la década de 1960, las diversas tormas
mo ~¡ prec1~ de los ~ranos, el petróleo y otras mercancías-, pero en de experimentación cultural que florecieron en abundancia durante
realidad esta determmado socialmente y es el índice de todo un con- ese período constituían una especie de distracción de !as werda_d~­
junto de luchas sociales. La definición del conjunto de necesidades ras » luchas políticas y económicas, pero lo que no lograron perc1b1r
sociales, la calidad del tiempo extralaboral, la o~ganización de las re- esos sectores fue que la experimentación «meramente cult11r«Í» tenía
laciones familiares, las expectativas aceptadas de vida son todas cues- efectos políticos y económicos muy profundos.
tiones que participan y están efectivamente representadas por los La «automarginación» era en realidad un concepto pobre de lo
costos de reproducción del trabajador. El enorme crecimiento del que en realidad estab;i ocurriendo en Haight-Ashbury y en todo el
salario social (tanto en términos de salarios como de beneficios so- territorio de los Estados Unidos durante la década de 1960. Las dos
ciales) registrado durante el período de crisis de las décadas de 1960 operaciones esenciales fueron el _rechazo del régim~n. disciplinario y
y 1970 fue el resultado directo de la acumulación de las batallas socia- la experimentación con nuevas tormas de productividad. Es~ repu-
'i
:¡. les ganadas sobre e\ terr eno de la reproducción, el terreno no labo- dio se manifestó mediante apariencias muy variadas y proliferó ert
ral, el terreno de la vida. · miles de prácticas cotidianas. Una de esas manifestaciones era el es-
Las _lucha~ sociales no sólo elevaron los costos de reproducción y tudiante universitario que experimentaba con LSD en lugar de bus-
el salario social (con lo cual descendió la tasa de ganancias) sino que car un empleo; otra era la mujer joven que se negaba a casarse y for-
adem~s, y esto e~ todavía más importante, obligaron a producir un mar una familia; otra, el obrero afronorteamericano «incompetente»
camb10 en la calidad y la naturaleza del trabajo mismo. Particular- que se ajustaba a un ritmo de «CP» [colored people] y se negaba a
mente en los países capitalistas dominantes, donde el margen de li- trabajar de todas las maneras posibles. 23 La juventud, que rechazaba
bertad que podían permitirse y que ganaron los trabajadores fue ma- la repetición narcótica de la sociedad-fábrica, inventaba nuevas for-
yor, el rechazo del régimen disciplinario de la fábric;i social estuvo mas de movilidad y flexibilidad, nuevos estilos de vida. Los movi-
acompañado por una revalorización del valor social de todo el con- mientos estudiantiles obligaron a dar un alto valor social al conoci-
j\Inr_o d~ las actividades productins. Evidentemente, el régimen dis- miento y el trabajo intelectual. Los movimientos feministas que
c1plm~no ya no lograba contener las necesidades y los deseos de la subrayaban el contenido polírico de las relaciones «personales'> y re-
gente JOven. La perspectiva de obtener un empleo que garantizara pudiaban la disciplina patriarcal elevaban el valor soc!al de lo _que
un trabajo-regular y estable de ocho horas diarias y cincuenta sema- tradicionalmente se había considerado como el traba¡o femenmo,
nas anuales, durante toda una vida laboral, la perspectiva de entrar que conlleva un alto contenido de afecto y cuidados protectores y se
en el régimen normalizado de la fábrica social, que había sido el sue- concentra en los servicios necesarios para la reproducción social.2 4
ñ_o de muchos de sus mayores, se presentaba ahora como una espe- Toda la gama de movimientos y toda la contracultura emergente
cie de muerte. El repudio masivo del régimen disciplinario, que ad- destacaba el valor social de. la cooperación y la comunicación. Esta

296 297
T
.

sarrollo le convenían; porque estaba amenazado por el ~esarrollo del


trans.~utación masiva d_e l?~ valores de la producción social y la pro-
trabajo inmaterial; porque sabía que la movilidad transversal y la hi-
ducc10n de ?~evas subJetmdades inició el camino de una enérgica
l bridación de la fuerza laboral mundial contenían el potencial para de-
~ransformac,10n ~el~ fuerza laboral. En el próximo capítulo veremos
sencadenar nuevas crisis y conflictos de clase de dimensiones nunca
en detalle como .os md1cadores del valor de todos estos movimien- J antes experimentadas. El advenimiento de una ?ueva subje~ividad
tos -la movilidad, la flexibilidad, el conocimiento, la comunicación
la cooperación, lo afectivo- terminarían por definir la transforma~
t¡ había anticipado la reestructuración de la producción, del ford1smo al
posfordismo, de la modernización a la posmodernización. E~ paso
26

ción de I~ producdón capitalista de las décadas siguientes. 1


! del perfeccionamiento del régimen d~sciplina.rio a la fase sucesiva ?e
Los diversos o.r..ílisis de los «nuevos movimientos sociales» ofre- ' modificación del paradigma productivo fue impulsa~o desde ab~JO,
ciero~ u_ n gran se1".ic_io _al oponerse a las perspectivas estrechamente
·1¡_·:' por un prolet~riado c~ya composición ya hab~a cambiado. El capital
1 . ec<;>n~m_icas que mmim1~an la signi_ficaci?? de estos movimientos y
tuvo necesidad de mventar un nuevo paradigma (aun cuando fue-
a~ ms1st1r en destacar su importancia politica. Aun así, estos análi-
25
110
ra capaz de hacerlo) porque el momento auténticamente creativ? ya
sis son extremadamente limitados en sí mismos pues, al igual que los
se había producido. El problema del capital era sobre todo dommar
enfoques a los que se oponen, perpetúan una visión estrecha de lo
una nueva composición que ya se había producido autónornarnente y
económico y lo cultural. Y lo que es aún más importante, no recono-
que había quedado definida dentro de una relación con la naturaleza
cen el profundo poder económico de los movimientos culturales 0 en
realidad, no advierten que cada vez se hace más difícil establecer ~na
y con el trabajo, una relación de producción autónoma.
Al llegar a este punto, el sistema disciplinario se ha~ía vuelt? com-
distinción entre los fenómenos económicos y los culturales. Por un
pletamente anticuado y tenía que d.escartarse. El cap~tal debia efec-
l~~o, las _relaciones capitalistas se estaban expandiendo con la imen-
tuar un reflejo negativo y una inversión de la ~ueva c~hdad de la fu~r­
c10n -~e mc~rporar todos los a~pectos de la ~roducción y la repro-
za laboral; en suma, debía adaptarse y producir los a¡ustes necesanos
ducc~on social, la esfera de la vida en su totalidad; por otro lado, las
para recuperar la capacidad de man~o. Sospec~~mos que ésta es la ra-
r~~ac10nes culturales estaban redefiniendo los procesos de produc-
zón por la cual las fuerzas in?ust~1ales .Y pol1t1cas que. se ~?oyaron
c10n y las estructuras económicas de valor. La enorme acumulación
más decididamente y con más mtehgenc1a en la modermzac10f'. ex.tre-
de lucha~ e_staba destruyendo un régimen de producción y, sobre to-
ma y en el modelo productivo disciplinario \ta~es como los pnnc1pa-
do, un _reg1men ?e producción de subjetividad y, al mismo tiempo,
les elementos del capital japonés y del este asiático) fueron las que su-
estaba mventando otro.
frieron más severamente este tránsito. Las únicas configuraciones del
Estos nuevos circuito_s _de ~a produc;ión de subjetividad, que se
capital capaces de prosperar en el nuevo mundo serían ~quellas qu~ se
concentraron en las mod1ficac1ones pro1undas del valor y el trabajo,
adaptaran a la nueva composición inmat~rial, cooperanva, comumca-
co_bra~on forma ?urante el período final de la organización disci-
tiva y af ectíva de la fuerza laboral y pudieran gobernarla.
plmana de la sociedad y en oposición a ella. Los movimientos anti-
cip~ron la conciencia capitalista de que era necesario modificar el pa-
radigma de l_a produ_cción y ~demás determinaron su forma y su
LA AGONÍA DE LA DISCIPLINA SOVIÉTICA
natur~_leza. Si no h~b1ese ocur;1do. la guerra de Vietnam, si no hubie-
se hauido sublevac10nes estudiantiles y obreras en la década de 1960
Ahora que ya hemos ofrecido una primera aproximación ~ las
s~ n~ hubi~sen_ e::cistido_ un Mayo ~el 68 ni la segunda ola de los mo~ condiciones y las formas del nuevo paradigma, queremos exammar
v1mientos iemm1stas, s1 no se hubiesen librado todas las batallas an-
brevemente un inmenso efecto subjetivo que, en el curso de su mo-
ti~mperialistas, el capital se ~abría contentado con mantener sus pro-
vimiento determinó el cambio de paradigma: el derrumbe del siste-
p10s acuerdos ~~poder, feliz. de haberse evitado la complicación de
ma sovié;ico. Nuestra tesis, que compartimos con muchos estudiosos
tener que modificar el paradigma de producción. Se habría confor-
del mundo soviético,27 es que el sistema entró en crisis y se desmo-
mado por várias buenas razones: porque los límites naturales de de-
299
298
¡¡,
:1
i' remó a causa de su incapacidad estructural para superar el modelo de de Khrushchev, el régimen de Brezhnev imp uso un congelamiento de
.,¡
gobernabilidad disciplinaria, canto en el plano del modo de produc- la socieda.d civil productiva que habfa alcanza do un elevado nivel
ción, que era fordista y L~ylorista, como en e! plano de la forma de de madurez y que, después de las enormes movilizaciones que se le
dominio político, q•.Ie era socialista ke yne sia~o --es decir, mera- habían exigido para la guerra y la productividad, demandaba un reco-
mente modernizador- en la esfera interna e imperialista en la esfe- nocimiento socia! y político. En el mundo capitalista, la propaganda
ra externa. Esta falta de flexibiiidad para adaptar sus despliegues de masiva de la guerra fría y la extraordinaria m aquinaria ideológica de
mando y su aparato productivo a los cambios de la fuerza laboral falsificación y desinformación nos impedían ver lo que en verdad es-
exacerbaron las dificultades de la transformación. La pesada buw- taba ocurriendo en la sociedad soviética y la dialéctica política que se
cracia del Estado soviético, heredada de un largo período de moder- estaba desarrollando allí. La ideología de la guerra fría transmitía la
nización intensa, colocó al poder soviético en la posición de no po- noción de que aqu élla era una sociedad totalitaria, pero en realidad
der reaccionar a las nuevas demandas y los nuevos deseos de las se trataba ele una sociedad atravesada por ejemplos extremadamente
subjetividades globalmente emergentes expresadas primero en el se-· intensos de creatividad y libertad, tan potentes como los ritmos del
no del proceso de modernización m is mo y luego también fuera de desarrollo económico y la modernización cultural. Se comprende
sus límites. mejor la situación de la Unión Soviética cuando se la considera más
Quienes planteaban el desafío de la posmodernidad no eran Íun- como una d1Cia , . que como una soCle
. dura burocrat1ca . dad tota11tana.
1• • 28

damentalmente las potencias enemigas, sino la nueva subjetividad de Sólo dejando de lado estas definiciones deformadas podemos llegar
la fuerza laboral y su nueva composición intelectual y comunicativa. a entender cómo se produjo y reprodujo la crisis política en la
El régimen, particularmente en sus asp euos no libl:rales, era incapaz Unión Soviética hasta el punto de, finalmente, enterrar el régimen.
de responder adecuadamente a estas demandas subjetivas. El sistema La resistencia a la dictadura burocrática fue el motor de la crisis.
podría haber continuado (y durante cierto período en realidad con- La negativa del proletariado soviético a someterse al trabajo fue en
tinuó) funcionando sobre la base del modelo de modernización dis- realidad un método de lucha idéntico al empleado por el proletaria-
ciplinaria, pero no logró combinar la modernización con la nueva do de los países capitalistas; ambos obligaron a sus gobiernos a en-
movilidad y la nueva creativid ad de la fuerza laboral, las condiciones trar en un ciclo de crisis, reforma y reestructuración. Lo que soste-
fundamentales para insuflar vida al nuevo paradigma y sus comple- nemos es lo siguiente: a pesar del retraso con que se desarrolló el
jos mecanismos. En el contexto de la guerra de las galaxias, la carre- capitalismo ruso, a pesar de las pé.rdidas masivas de la Segunda Gue-
ra de las armas nucleares y la exploración del espacio, la Unión So- rra Mundial, a pesar del relativo aislamiento cultural, la relativa ex-
viética aún estaba en condiciones de seguir el paso a sus adversarios, clusión del mercado mundial, las crueles políticas de encarcelamien-
desde el punto de vista tecnológico y militar, pero el sistema no lo- to, hambruna y asesinato de la población, a pesar de todo ello, y a
graba mantener el conflicto competitivo en el freme subjetivo. Di- pesar de sus enormes diferencias con los países capitalistas dominan-
cho de otro modo, no podfa competir precisamente donde ocurrían tes, durante las décadas de 1960 y 1970, el proletariado, tanto en Ru-
los verdaderos conflictos de poder y no podía afrontar los desafíos sia como en los demás países del bloque soviético, se las ingenió pa-
de la productividad comparativa de los sistemas económicos, por- ra plantear los mismos problemas que desencadenaba el proletariado
que las tecnologías más avanzadas de comunicación y la cibernética en los países capitalistas. 29 Hasta en Rllsia y los demás pafses some-
sólo son eficientes cuando tienen sus raíces en la subjetividad o, me- tidos al control soviético, la demanda de salarios más elevados y una
jor aún, cuando están animadas por las subjetividades productivas. mayor libertad fue creciendo continuamente ai ritmo de la moderni-
Para el régimen soviético, manejar el poder de las nuevas subjetivi- zación. Y, al igual que en los países capitalistas, se definía allí una
dades era una cuestión de vida o muerte. nueva figura de la fuerza laboral, que comenzaba a expresar las in-
J
n Por lo tanto, de acuerdo con nuestra tesis, después de los dramá- mensas capacidades productivas basándose en un nuevo desarrollo
ticos años finales del gobierno de Stalin y las innovaciones abortivas de las fuerzas intelectuales de producción. Esa nueva realidad pro-

300 301
ductiva, esa multitud intelectual viva era precisamente lo que los lí-
deres soviéticos procuraban encerrar en las jaulas de una economía
disciplinaria de guerra (una guerra permanentemente invocada en el
plano retórico) y recluir en las estructuras de una ideología socialis-
ta del trabajo y el desarrollo ewnómico, es decir, una administración
socialista del capital que ya no tenía sentido. La burocr«cia soviética
era incapaz de construir la necesaria armonía para provocar una mo-
vilización posmoderna de la nueva fuerza laboral. Estaba espantada
ante esta nueva presencia, aterrorizada por el derrumbe de los regí-
menes disciplinarios, por las transformaciones de los sujetos taylori-
zados y fordistas que hasta entonces habían animado la producción.
Ése fue el momento en que la crisis llegó a ser irreversible y, dada la
inmovilidad de la hibernación brezhneviana, catastrófica.
Lo que nos parece esencial no es tanto la falta de libertades indi-
viduales y formales de los trabajadores o los ataques contra ellas, si-
no.más bien el despilfarro de la energía productiva de las multitudes
que habían agotado el potencial de la modernidad y querían liberar-
se de la gestión socialista de la acumulación capitalista para poder
manifestar un nivel más elevado de productividad. Esta represión y
esta energía fueron las fuerzas que, desde extremos opuestos, provo-
caron que el mundo soviético se desmoronara como un castillo de
naipes. La glasnost y la perestroika por cierto representaron una auto-
crítica del poder soviético y plantearon la necesidad de un paso de-
mocrático como condición indispensable para renovar la productivi-
dad del sistema, pero se recurrió a ellas demasiado tarde y demasiado
tímidamente para evitar la crisis. Al no contar con el combustible
que sólo pueden crear las nuevas subjetividades productivas, la ma-
quinaria soviética se replegó sobre sí misma y se detuvo con gran es-
truendo de frenos. Los sectores de la fuerza laboral intelectual e in-
material retiraron el apoyo al régimen y su éxodo condenó el sistema
a la muerte, a morir de la victoria socialista de la modernización, amo-
rir de la incapacidad de emplear sus efectos y sus excedentes, a morir
de una asfixia definitiva que sofocó las condiciones subjetivas que
exigían un paso a la posmodernidad.

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