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MOHR
!LIl"u-TREJO
BUENOS AIRES
1888
EL DERECHO DE LA MUJER (con la colaboracion
de Julio Llanos), periódico quincenal - 1882.
VERDAD y FICCION: Critica de vida social y polf-
tica - 1886.
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INDICE
.. . . . . .
Dos aftos mas, y st" 110 ¡,a ti. cebarse en
m.: la sentelláa hlblzefl - por alguna culpa
heredada - habré logrado dar cima á mis
proyectos, de mayor interés y trascendencia.
Vere doblado, el capital invertido en mis
negocios. y será propio 10 que de prestado
sirviera para establecerme, y cdific~r, ]0 que
suele lJamarsc, una po~icion social.
Entónces, Luisa será mi esposa, y cum-
pliéndose la ley del destino, estaré mas
cerca de la ventura, á que aspiro y me
creo con legítimo derecho.
Habré formado mi hogar, el nido de
una dicha, siempre acariciada, á. cuyo grato
2 I.UI! A. MOHa.
11
III
IV
PREPAB.A.TIVOS DE VIAJE
á tu destino.
-Mamita !- no seas así, insisti6 aquel,
déjame ver lo que es, quiero sólo saber lo
que me dás.
-Bueno, vé, le dijo la madre, y siguién-
do'-e la accion al dicho, descubrióle el con-
tenido de sus prolijos envoltorios.
-Ay! esclam6 este, en su presencia, qué
cosas mas ricas, son para chuparse los de-
dos!
CumplÍase así, la prediccion de Juana.
Alberto, en ese momento, olvidaba su
próxima partida, dejando entrever, por su
alegria, la irrefiexion propia de la edad.
y esas golosinas, habian sido amasadas
con lágrimas de la madre, para el hijo que-
rido de su corazon, que acababa de mos-
33
v
LAPA RT I.DA
~.
.~.
ALaBRTO TR.BlO 45
VI
EN BUENOS AIRES
.....
Yo he encontrado que los artículos de
cLa Aljaba. obedecen, sin la excepcion de
uno solo, á fines elevados de mayor civili-
zacion y progreso.
Tratan sobre la educacion del hogar; la.
instruccion de la mujer; la existencia de
Dios y la religion que obliga su culto, ex-
plicando otros á la vez, los deberes de la
amistad y del amor á la patria y los pe-
ligros de la vanidad, de la envidia y del
lujo exajcrado.
- No obstante, tuvo como 10 dice su
pequeña coleccion, una existencia efímera.
-Eso se comprend~: no encontró públi-
co para so.~tenorlo y el jKJf' (jul, de esto,
nos lo' explica el espectáculo que ofrece la
sociedad.
},UIS A. 1\101111.
.
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-Si, cnmo no, pues de eso ya habiamos
LUIS A. MORR
...
las ilustres víctimas de la felonia dd gene-
ral Medinal
VII
REGRESO AL HOGA.R
.....
A.L8BRTO 1'1\&10 145
mirada!
Antes de doblar por la calle de Garan-
tías, para tomar la de F ederacion, Juana y
Trejo levantaron el brazo izquierdo, agitando
sus pañuelo...
La sef\al fué contestada por... los que la
esperaban, quedando asi consumada la se-
paracion de es03 séres que la naturaleza y
su amor, babia vinculado tan fuertemente
sobre la tierra.
VDI
DESPUES DE LA SBPAR1CIOI
IX
LA. HERENCIA
•
x
EN LA ORFANDAD
XI
XII
...
concepto de su bondad.
Querido Alberto:
No puedes imaginarte el inmenso pl~er
que me ha propordonado la ~tura de tu
carta última. -,.
Al fin creo poder 4ecir que llegará el
momento tanto tiempo ansiado por mi corazon.
Cinco años de batallar, entre la esperanza
y la duda, debia tener el premio de tanta
dicha como la que me espera en brazos de
tu cariño, que mantendrá siempre vivo el
fuego eterno de mi amor.
Ras sido la ilusion de mi primera caricia,
10
210 LUIS A. MORa
...
zar el rumbo de su vida! -
ALBERTO TREJO 231
•
y en otro sentido, con la moral que hoy
impera, están fuera del órden que prescri-
be la decencia, los galanteos que admite la
esposa, con daño para el honor del esposo.
Cuando las ideas nos lleven á establecer
la doctrina de que no hay crimen ó delito,
por afinidad y por herencia, entónces habre-
mos llegado a~ momento de esa libertad,
.porque cada uno cargaría con la odiosidad
y la pena de la propia falta.
Ya los justos no pagarán las deud~s de
los pecadores.
Luisa miró á Alberto con estrañeza: era
la primera vez que un apercibimiento se-
mejante se desprendia de sus lábios, y caía,
hiriéndola con una revelacion: el nacimiento
de los celos en el corazon de su esposo.
No obtante, mujer de recursos intelectua-
les y acostumbrada á vencer momento~ di-
fíciles, encontró pronta réplica para la ex-
presion misma de su sorpresa, diciendo: en-
cuentro algo tan extraño en tus palabras,
que creo descubrir una nueva preocupacion
de tu espíritu.
Comprendo su causa y no te reñiré por
ella; proviene de un exceso de amar que no
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242 LUIS A. llOHR
.....
Deslizáronse los últimos meses del año
59 y los seis primeros del 60, sin que Trejo
cosechara mas que promesas de consigna-
ciones, para 10 futuro.
No habia costeado ni sus gastos de es-
critorio; pero el porvenir se le presentaba
bien: todo se reducia á cuestion de tener al-
guna paciencia.
¿ l\t[as cómo alentarla, cuando la falta de
ocupacion le arrojaba sobre el infierno de
su hogar?
En la lucha que sostenia consigo mismo,
sintió flaquear sus fuerzas, volviendo la
preocupacion de su espíritu á abrumarlo con
peso mayor.
Luisa, creyendo posible el cambio de vi.
da que se proponia Alberto, entregóse sin
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ALIIKlt.1'o TREJO 253
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escrúpulo alguno á la accion de libertad
que halagaba sus sentidos.
Veía en la' actitud de su esposo la tole-
rancia de su conducta, y no ya el recurso
buscado para aligerar las penas que causa-
ba su desdén.
Extravi6 sus pasos de la línea del deber,
hasta el extremo de olvidar, 10 que le im-
ponia su propIo honor mds fue el nombre de
su martao.
Algunos buenos atnigos se alarmaron, an-
te la conducta de Luisa para con Alberto,
y se complotaron en el sentido de prevenir
un desenlace violento.
Al efecto, le armaban paseos á Trejo, bus-
cando inspirarle la confianza necesaria, por
un trato mas intimo.
Proponianse comunicarle la deslealtad de
su esposa y apartarlo de su lado, por medios
que la razon su&1ere. en presencia de un
desencadenamiento inminente de las pa-
siones. -,
Pero Treja se erlcarg6 de desbaratar esos
planes, sin sospecharlos, porque toda vez
que se trató de su esposa, levantaba la
voz con acento tal de disgusto, pidiendo que
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