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Notas

cobra ahora, tras la mejora, tres mil quinientas horas. Pero con cuatro inamovibles e inevita-
pesetas. El sueldo base ha sido elevado. Pero bles horas de retraso. Y por fin, un día ventu-
la empresa ha suprimido una « gratificación roso -imaginada la perennidad del régimen-
voluntaria » que antes daba. se podrá sorprender al mundo con la marca de
Ese es progreso social. Vamos con algún pro- un Barcelona-Bilbao por vía ferrea en una hora.
greso técnico. El expreso Barcelona-Bilbao, es Con trece de retraso.
otro ejemplo, tardaba normalmente catorce ho- Recordando la frase china sobre la bomba
ras que ya está bien. Se mejora y se reduce el atómica, el progreso en España solo puede ser
viaje a trece horas ; pero siempre, absoluta- definido como un modesto gato de papel. De
mente siempre, con una hora de retraso que no papel de periódico.
figura en las guías. Dentro de unos años las
mejoras técnicas reducirán el trayecto a diez 1. G.

Pintura

Destrucción de un orden

Es difícil moverse en el estudio. Hace unos Algunas telas de la etapa a figurativa » -que
meses que Vicente Rojo regresó de España, termina alrededor de 1958- conservan, vistas
después de trabajar allí un año, y las obras del hoy, un gran vigor. Hay en ellas la influencia
« año español » se amontonan con las de etapas del cubismo sintético, del expresionismo -par-
anteriores y las más recientes. Dentro de unas ticularmente en el tratamiento del color y 2
semanas serán expuestas en las galerías mexi- kicam;tena-, del murahsmo mexicano,
canas.’ Para nosotros es la oportunidad única . . . Pero, sobre todo, hay ya una perso-
de una retrospectiva « privada » y no la desa- nalidad que comienza a imponer su sello propio.
provechamos. Las telas desfilan en procesión, En estas telas hay en germen mucho de lo que
siguiendo un orden decidido por el autor, que vendrá después. Es visible el afán de trascender
nos permite -con auxilio de breves u interro las significaciones ideológicas extra-artísticas
gatorios »- penetrar en las motivaciones ínti- para llegar a la producción de objetos pura-
mas de la evolución de Rojo. Este es hombre mente plásticos, que se basten a si mismos
de pocas palabras, pero las que aventura como objetivación de la sensibilidad estética
dicen algo, a veces mucho. Para él también, la del pintor, sin recurrir a más elementos que la
pintura es cosa mentale, suceptible, por lo materia, el color y la construcción del espacio.
tanto, de análisis... hasta cierto punto. Una Rojo prescinde de la a figura » no « por princi-
vez recorrido, en compañía del artista, el pio », ni por seguir cualquier moda, sino porque
itinerario de su creación, podemos intentar un le es innecesaria, más bien le estorba, para
balance esquemático. resolver los problemas concretos que se
1. Vicente Rojo nació en Barcelona, . en 1932. Vive en propone. En verdad, lo que desaparecen son
México desde 1949. Su primera ex osrcton personal tuvo « ciertas figuras n -más o menos indentifica-
lugar en la capital mexxana en 1B 58. Desde entonces se bies por cuanto es posible reconstruir las
han sucedido las exposiciones personales en Mexico, mas
una en Estados Unidos, otra en Barcelona otra en mediaciones que las relacionan con el mundo
Madrid, Y. por último, las dos que acaban de. ce Yebrarse en habitual, de hoy o de ayer- para dar paso a
México, en los pasados meses de agosto cr septtembre. Y y otras « figuras ., que también en alguna parte
último, ha artici ado en las Bienales e Sao Paulo (19 1),
Tokio (19617, Par Ps (Bienal de Jóvenes artistas) 1961, 1965 de la realidad física, social o espiritual tienen
y en la Interamericana de México (1960). su raíz : nada nace de la nada. Pero ahora es
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Notas

más difícil, y a menudo imposible, reconstruir la aparición del coflaae- se admitió como
la cadena de eslabones intermedios. Ni si uiera mateiia plástica. . -
el artista puede hacerlo, porque en é9 esa En alrrunos de los objetos creados en éste últi-
u cadena x subyace solamente como intuición mo péríodo Rojo inscribe expkitamente el
sintetizadora. En la exposición de 1961 aparecen lema <1destrucción de un orden zt. La des-
las 4 piedras », los « monumentos B, los « espe- trucción resulta, naturalmente, construcción.
jos » 0, simplemente, las <(pinturas . . Se Sin ello no habría obra de arte. En realidad
advierte la influencia de Dubuffet, Tapies, tal parece como si la idea última -la idea formal-
vez Bissiere, particularmente la de los dos que mueve al artista, sea la de objetivar el
primeros en la prioridad que asume la materia, cambio; !a transformaci6n, la metamorfosis, ep
lo táctil. En realidad es el desarrollo de lo que si, genencamente. En los dípticos y yuxtaposl-
ya estaba en la etapa anterior. Desde sus prime clones ese propósito aparece ex licito. Son
ros pasos, el goce en la elaboración artesana objetos que revelan, diriamos -s1 3 a expresión
de la materia, sin atenerse a ningún canon no fuera excesivamente pedante y equívoca-
anterior, parece ser una de las « necesidades una dialéctica interna. Se trata, como es lógico,
interiores » de Rojo. Por eso las citadas influen- de la proyección de la inqmetud intima del
cias, caso de ser reales, reflejan más bien el pintor. La « destrucción de un orden » no es
encuentro de sensibilidades hermanas. La per- más que una manera de aludir a esa búsqueda
sonalidad de Rojo se afirma en esta etapa, no incesante que obsesiona al artista; a esa
sólo en su « materialismo » -donde consigur destrucción permanente del punto de llegada
una integración intima del color, la materia y para que sea punto de partida. Y para que lo
la luz- sino en la concepción estructural de la sea, la destrucción no uede ser ani uilación
obra, en su arquitectura sobria y vigorosa. En de la experiencia pasa 2.a smo su rea%.sorcw5n
la exposición de 1962 esa etapa se prolonga con en una nueva síntesis. La desazón febril de
una depuración formal cada vez más extrema, Rojo -tan corriente en los artistas contempo-
llegando a simples superficies animadas sola- ráneos- adhiere intimamente al rasgo más
mente por una vibración muy contenida del general de nuestra época, época de destrucción
relieve, la luz y el color. Es un orden estático, radical de un orden secular, de revolución en
sobrio, monumental. Pero el artista toma con- todas las esferas de la vida, que exige de los
ciencia de que está llegando al límite de esa revolucionarios la destrucción constante de
experiencia. Más allá está el vacío del forma- esquemas y dogmas que envejecen al mismo
lismo. Se inicia una nueva apertura. La expo- ritmo vertiginoso con que se. mueve nuestro
sición de 1963 registra el comienzo de la tiempo. En arte, como en clencla, como en
u destrucción n de ese orden estático. Entra- politlca.
mos en la etapa actual. El año de trabajo en Esta coincidencia esencial del pulso del arte
España fermenta nuevas inquietudes. Uno de actual con el pulso de la época refleja, en última
los críticos de la reciente exposición habla de instancia, su oposici6n radical a todo conserva-
la influencia del Mediterráneo. i Qui6n sabe ! durismo; refleja que el verdadero arte, hasta
Lo cierto es que el espacio pictórico de Rojo el mPs Q abstracto ., va con la revolución,
se agita, se convulsiona ; el color irrumpe, hasta aunque el artista no sea en política un revolucio-
escandalosamente : rojos, azules.. . : la materia nario. Pero el arte sí lo es y en la sociedad
pierde su anterior serenidad. Pero el todo actual más que en ninguna anterior. Ahora el
conserva la recia estructura, la vigorosa arqui- arte es hostil al capitalismo, independiente
tectura que es una constante de la pintura de mente de que tenga o no resonancias ideol6gicas
Rojo. El pintor integra pedazos de madera,
marcos, trozos de caucho y otras « cosas Z+
extraídas de los objetos fabricados que nos
rodean. No se trata de « popart ». La K captura Z+
de esos elementos obedece solamente al Interés
plástico que el artista descubre en ellos al situar-
los en determinado contexto. No creemos que
haya una oculta intención ideol6gica -como
parece verla otro de los críticos de la reciente
exposición- de desafío al concepto tradicional
de belleza. Se trata, simplemente, de un aspecto
sin sujetarse a lo que tradicionalmente -hasta
más de la búsqueda de un Gmagma mexpresivo,
explícitas opuestas a la ideología burguesa. Le orden B plástico se hace una con la a des-
es hostil por naturaleza. En Rojo no hay la trucción B de la España tradicional, que también
contradicción que puede darse entre la natura- es destrucción dialéctica.. . Una España dis-
leza del arte y la posición política del artista. tinta esta naciendo. muv distante todavia de la
Tampoco está « por principio » contra la que Rojo y nosotros qúeremos, pero que con-
creación artística explícitamente cargada de trene a la nuestra. Aún no sabemos qué será en
intención ideológica o política. Simplemente, lo inmediato esa España.. . Tal vez por ello las
no la incorpora artificialmente a su pintura. últimas viñetas son a ilegibles II. El artista se
En su obra de ilustrador la intención política encuentra ante una incógnita que no corres-
aparece explícita con frecuencia. Como en las ponde descifrar al arte.
viñetas que ilustran este número de Cuadernos
de Ruedo ibérico. Aquí, la « destrucción de un M. A.

Cine
La hora de la verdad

Con unos planos de las procesiones de Semana mientras siguen pasando, desde el principio
Santa empieza el film de Rosi, con las mismas hasta el fin de cada vida, las procesiones, las
imágenes termina; cuando se ha consumado la vírgenes, las plazas de toros, los jornales exi-
tragedia, una tragedia más y una tragedia guos, la prostitución y las decepciones.
cualquiera. Esta es la hora de la verdad del film de Rosi.
Una tragedia más porque la historia individual La continuidad conduce a su inserción en una
de un muchacho que quiere ser torero se diluye absoluta y muy concreta realidad española,
en esa continuidad de unas procesiones que no para no caer en la trampa de creer que La
terminan de pasar, en unas plazas de toros hora de Za verdad es una película de toros;
siempre iguales, en un vivir observado desde por lo menos, solamente una película de toros.
la distancia de un análisis colectivo y no de una El film es indudablemente un magnífico docu-
anécdota particularizada. En el film de Rosi no mental taurino. Recorre todos los aspectos de
interesa tanto la peripecia de una aventura la fiesta, montando en ocasiones síntesis de
profesional como la permanencia inexorable de faenas y situaciones a través de tiempos y
una forma de vivir que condiciona para siem- espacios diferentes ; incorpora fZashcs reales
pre, que aboga, que determina implacablemente. y un poco irónicos, en Qnoticiario u, como la
Mientras redoblan los tambores, desfilan los aparición del Cordobés, la alternativa otorgada
« pasos », escoltan a unas vírgenes los mosque- por Gregorio Sánchez, y, con el punteo de su
tones de la guardia civil y arrastran los pies voz, el q Ronquillo B en la plaza de Madrid.
los « nazarenos » encapuchados, se huye de los
pueblos sin esperanza, se busca un trabajo Pero además Rosi, sin profundizar en el retrato
cualquiera en la ciudad hostil y hay derecho individual del protagonista que sólo sirve como
a un rato de ilusión cada semana por los cua- soporte humano individualizado de una historia
renta duros que una puta cobra. colectiva, asienta el film sobre unos primeros
planos densos, largos, muy expresivos gracias
Lo que desfila entonces, en unas imágenes a una cámara manejada a la vez con profun-
nerviosas, ágiles, cargadas de sentido, es una didad y con agilidad ; planos que rehacen
realidad dinámica que afluye a la necesidad mediante un personaje central deliberadamente
de una elección, habitualmente a la resignación esquemático, una profunda y compleja realidad
que impone la inercia, el miedo, la wolencia que tiene por intérpretes inmediatos a cente-
normalizada, la ignorancia deliberada, la enaje- nares o mrles de es añoles y como escenario
nación colectiva, toda esa red de causas y real a todo un p a! s inmerso a gusto o a
razones que retrasan o impiden la elección disgusto en esos condicionamientos.
© faximil edicions digitals, 2002 114

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