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mingo, 25 de noviembre de 2012

Golpes de Estado en la Argentina 1930-1976

En Argentina se realizaron seis golpes de Estado durante el siglo XX, en 1930, 1943, 1955, 1962,
1966 y 1976. Los cuatro primeros establecieron dictaduras provisionales en tanto que los dos
últimos establecieron dictaduras de tipo permanente según el modelo de Estado burocrático-
autoritario (EBA). El último impuso un Terrorismo de Estado, en el que se violaron masivamente
los derechos humanos y se produjeron decenas de miles de desaparecidos.
En los 53 años que transcurrieron desde el primer golpe de Estado en 1930, hasta que cayó la
Última dictadura cívico-militar en 1983, los militares gobernaron 25 años, imponiendo 14
dictadores con el título de «presidente», uno cada 1,7 años en promedio. En ese período todas las
experiencias de gobierno elegidas democráticamente (radicales, peronistas y radical-desarrollistas)
fueron interrumpidas mediante golpes de Estado.

Golpe del 6 de septiembre de 1930


Década Infame

El golpe militar del 6 de septiembre de 1930 fue liderado por el general José Félix Uriburu y
derrocó al presidente Hipólito Yrigoyen de la Unión Cívica Radical, quien había sido elegido
democráticamente para ejercer su segundo mandato en 1928. Paradójicamente el general Uriburu
había sido uno de los organizadores de la Revolución de 1890, un levantamiento cívico-militar que
dio origen a la Unión Cívica Radical.
El 10 de septiembre, Uriburu fue reconocido como presidente Provisional de la Nación por la Corte
Suprema mediante la acordada que dio origen a la doctrina de los gobiernos de facto y que sería
utilizada para legitimar a todos los demás golpes militares.
Uriburu designó a un civil en el cargo de Ministro de Economía, José S. Pérez, vinculado a los
grandes terratenientes y a los sectores más conservadores.
El gobierno militar se proponía establecer un gobierno de inspiración fascista y le encargó la
redacción de su proclama inicial al escritor Leopoldo Lugones, quién había adherido a las ideas
fascistas en 1924, al pronunciar ante los jefes militares un difundido discurso « La hora de la
espada», donde el escritor anunciaba el deterioro de la democracia, su inestabilidad y su devenir
hacia la demagogia. Una de las primeras medidas de Uriburu fue establecer una estructura estatal
represiva ilegal, creando una "sección especial" de la policía para utilizar sistemáticamente la
tortura contra los opositores, siendo la primera en utilizar la electricidad con tal fin, mediante las
picanas diseñadas para el ganado.
Al no poder instaurar el régimen político que se proponía ante la falta de apoyo político, Uriburu
llamó a elecciones pero dispuso proscribir la participación en ellas de la Unión Cívica Radical. La
reinstauración democrática fue falaz, restringida y controlada por las Fuerzas Armadas que dio
origen a una serie de gobiernos conservadores fraudulentos y corruptos. El 20 de febrero de 1932, el
general José Félix Uriburu le entregó el poder al general Agustín P. Justo, verdadera fuerza material
del golpe de Estado; que si bien proponía este, pretendía un gobierno democrático conservador y
restringido

El 4 de junio de 1943 los Generales Arturo Rawson, Pedro Pablo Ramírez y Edelmiro Farrell, los
tres dictadores sucesivos de la Revolución del 43.
La Revolución del 43 originada en el golpe militar del 4 de junio de 1943 tuvo características
distintivas a todos los demás:
• Ramón Castillo, el presidente derrocado, era parte del régimen conservador conocido como
década infame, originado en el golpe militar de 1930 y apoyado en el fraude electoral generalizado,
la represión y la corrupción.
• Único golpe militar que se desenvolvió en medio de una guerra mundial.
• No mantuvo relaciones de alianza con los grandes terratenientes y empresarios.
• Su desencadenamiento estuvo vinculado a las presiones de Estados Unidos para que la
Argentina abandonara su tradicional neutralismo frente a la Segunda Guerra Mundial, con el fin de
afectar los intereses británicos en el país y reemplazar a Gran Bretaña como poder económico
dominante en la Argentina.
• Fue el único golpe de Estado en Argentina que fue pura y exclusivamente militar, sin apoyo
civil
• Acabó a todo un sistema de gobierno conservador y de fraude instaurado desde 1930 y que
tenía intenciones de permanencia.
• Al igual que todo quiebre institucional de la República Argentina, fue muy nocivo en términos
de democracia, ya que aùn eliminando el «fraude patriótico» de la dècada anterior, continuó a futuro
la nefasta lìnea de sucesiones de facto al frente del Gobierno.
La Revolución del 43 fue un confuso proceso político durante el cual diversos grupos, muchos de
ellos sin protagonismo anterior en la historia argentina, se disputaron el poder. El golpe no tenía
pretensiones de permanencia en el poder, por lo que fue una dictadura de tipo transitoria.
Todos los grupos militares que lucharon por el poder durante la Revolución del 43 eran
marcadamente anticomunistas y mantenían estrechas relaciones con la Iglesia Católica que recuperó
una sólida presencia (perdida desde el siglo XIX), sobre todo en el ámbito de la educación. Las
luchas internas desencadenaron dos golpes de palacio, sucediéndose en el poder tres dictadores que
llevaron el título de «presidente»: Arturo Rawson, Pedro Pablo Ramírez y Edelmiro Farrell.[7]
Durante este período los sindicatos argentinos, principalmente los socialistas y los sindicalistas
revolucionarios (pero también algunos pocos comunistas), realizaron una alianza con un sector de
oficiales jóvenes del ejército liderado por el coronel Juan Perón, constituyendo una exitosa corriente
laborista-nacionalista, que finalmente terminó predominando y ganando el apoyo de la clase obrera
en ese momento en plena expansión y adquiriendo el nombre de peronismo. El período se
caracterizó por una extrema polarización de las clases sociales, y llevó también a la conformación
de un gran bloque social fuertemente antiperonista, mayoritariamente integrado por los sectores
medios y altos.
Económicamente la Revolución del 43 se caracterizó por continuar la política de industrialización
por sustitución de importaciones que venía de años anteriores.
La dictadura finalizó con un llamado a elecciones democráticas realizadas el 24 de febrero de 1946,
que todos los sectores aceptaron como impecables, en las que triunfó Juan Domingo Perón, quien
asumió el 4 de junio de 1946. Perón sería derrocado por un golpe militar en 1955 antes de finalizar
su segundo mandato.

Golpe del 16 de septiembre de 1955

Generales Eduardo Lonardi y Pedro Eugenio Aramburu, los dos dictadores sucesivos de la
«Revolución Libertadora».
La llamada «Revolución Libertadora» fue una dictadura militar de tipo transitoria, originada en el
golpe de Estado que derrocó al presidente Juan Domingo Perón entre el 16 y el 23 de septiembre de
1955, día éste último en que el jefe de la insurrección juró con el título de «presidente», a la vez que
disolvió el Congreso. Al día siguiente designó como «vicepresidente» al almirante Isaac Rojas.
La Revolución Libertadora contó con la Junta Consultiva Nacional integrada por la mayor parte de
los partidos políticos: Unión Cívica Radical, Partido Socialista, Partido Demócrata Nacional,
Partido Demócrata Cristiano y Partido Demócrata Progresista.
El grupo golpista se dividió en dos sectores: un sector nacionalista-católico liderado por el general
Eduardo Lonardi, que tomó el gobierno al comienzo, y un grupo liberal-conservador liderado por el
general Pedro Eugenio Aramburu y el almirante Isaac Rojas. Este último sector terminó
predominando y dando un golpe palaciego, por el cual Lonardi fue reemplazado por Aramburu
como «presidente».
La dictadura impuso la proscripción del Partido Peronista y persecución de sus simpatizantes, que
se mantendría por 18 años, y la intervención de los sindicatos. También, en un caso sin precedentes
en la historia argentina moderna, fusiló a opositores, en algunos casos en forma pública y en otros
clandestinamente.
El gobierno militar asignó el Ministerio de Economía sucesivamente a Eugenio Folcini, Eugenio A.
Blanco, Roberto Verrier y Adalberto Krieger Vasena, que llevaron adelante una política inspirada en
los criterios de los sectores socialmente más acomodados y poderosos económicamente.
Una de las medidas institucionales más importantes de la dictadura militar fue emitir una proclama
derogando inmediatamente la Constitución Nacional vigente, conocida como Constitución de 1949,
para reemplazarla por el texto de la Constitución de 1853. Esta medida sería luego avalada por una
Convención Constituyente elegida con proscripciones, que sesionó bajo el régimen militar y le
agregó el artículo 14 bis.
En 1958 la Revolución Libertadora convocó a elecciones limitadas y controladas por las Fuerzas
Armadas, con proscripción del peronismo que fueron ganadas por la Unión Cívica Radical
Intransigente (UCRI), un sector de la fracturada Unión Cívica Radical, liderado por Arturo Frondizi,
quien había realizado un pacto electoral y político con Perón con el fin obtener el apoyo del
decisivo voto peronista a su candidatura. El presidente Frondizi sería a su vez derrocado por los
militares cuatro años después.

Golpe del 29 de marzo de 1962

José María Guido, único dictador civil de la serie de golpes de Estado en Argentina.
El golpe militar del 29 de marzo de 1962 tuvo elementos tragicómicos que determinaron que no
fuera un militar, sino un civil, quien accediera al gobierno luego de derrocar al presidente Arturo
Frondizi (radical intransigente).
Frondizi soportó durante su gobierno reiterados planteos e insurrecciones militares, mediante los
cuales llegaron a imponerle incluso al ministro de Economía (Álvaro Alsogaray) y terminaron en el
golpe del 29 de marzo de 1962, liderado por el general Raúl Poggi.
El hecho que precipitó el golpe fue la amplia victoria del peronismo en las elecciones realizadas
once días antes, en diez de las catorce provincias existentes en aquel momento, incluyendo la
estratégica Provincia de Buenos Aires, donde triunfó el dirigente sindical textil Andrés Framini. El
peronismo había sido proscrito por la dictadura militar de 1955, pero Frondizi volvió a habilitarlo
electoralmente, aunque manteniendo la prohibición a Juan Perón de presentarse como candidato y
volver al país. Frondizi inmediatamente intervino las provincias en las que había ganado el
peronismo, pero el golpe era indetenible.
Producido el levantamiento militar el 29 de marzo de 1962, el presidente Frondizi, detenido por los
militares en la Isla Martín García, se negó a renunciar («no me suicidaré, no renunciaré y no me iré
del país»).[13] Eso llevó a interminables movimientos, amenazas y gestiones que agotaron a los
líderes de la insurrección, quienes se fueron a dormir antes de asumir formalmente el poder. En la
mañana del 30 de marzo, el general Raúl Poggi, líder de la insurrección victoriosa, se dirigió a la
Casa Rosada para hacerse cargo del gobierno, y se sorprendió con el hecho de que los periodistas le
comentaban que un civil, José María Guido, había jurado esa mañana como presidente en el palacio
de la Corte Suprema de Justicia.[14] Guido era un senador radical intransigente que presidía
provisionalmente la Cámara de Senadores, debido a la renuncia del Vicepresidente Alejandro
Gómez. Teniendo en cuenta esto, la noche del golpe, algunos abogados relacionados con la Corte
Suprema de Justicia de la Nación, entre ellos Julio Oyhanarte, resolvieron que el derrocamiento de
Frondizi era un caso de acefalía y le propusieron a Guido asumir la presidencia por encontrarse en
la línea sucesoria, algo que éste hizo jurando ante la Corte Suprema la mañana del 30 de marzo.
Entre incrédulos, sorprendidos e indignados, los militares golpistas terminaron aceptando a
regañadientes la situación y convocaron a Guido a la Casa Rosada para comunicarle que sería
reconocido como presidente, en tanto y en cuanto se comprometiera por escrito a ejecutar las
medidas políticas indicadas por las Fuerzas Armadas, siendo la primera de ellas anular las
elecciones ganadas por el peronismo. Guido aceptó las imposiciones militares, firmó un acta
dejando constancia de ello y recién entonces fue habilitado por estos para instalarse con el título de
«presidente», pero con la obligación de clausurar el Congreso Nacional e intervenir las provincias.
Efectivamente Guido cumplió las órdenes militares, anuló las elecciones, clausuró el Congreso,
volvió a proscribir al peronismo, intervino todas las provincias y designó un equipo económico de
derecha que incluía a figuras como Federico Pinedo y José Alfredo Martínez de Hoz.
Finalmente en 1963 volvió a convocar a elecciones limitadas, con proscripción del peronismo, en
las que resultó elegido presidente Arturo Illia (radical del pueblo), saliendo segundo el voto en
blanco que muchos peronistas utilizaron como forma de protesta. El Presidente Illia asumió el 12 de
octubre de 1963 y también sería derrocado por un golpe militar el 28 de junio de 1966.

Golpe del 28 de junio de 1966

Generales Juan Carlos Onganía, Marcelo Levingston y Alejandro Lanusse, los tres dictadores
sucesivos de la autodenominada «Revolución Argentina».
El 28 de junio de 1966 un levantamiento militar liderado por el general Juan Carlos Onganía
derrocó al presidente Arturo Illia perteneciente a la Unión Cívica Radical del Pueblo. El golpe dio
origen a una dictadura autodenominada «Revolución Argentina», que ya no se presentó a sí misma
como «gobierno provisional», como en todos los golpes anteriores, sino que se estableció como un
sistema de tipo permanente. Este tipo de dictaduras militares permanentes, se instalaron por
entonces en varios países latinoamericanos en esos años (Brasil, Chile, Uruguay, Bolivia, Paraguay,
etc.) y fue analizado detalladamente por el destacado politólogo Guillermo O'Donnell quien lo
denominó con la expresión de Estado burocrático autoritario (EBA).
La Revolución Argentina dictó en 1966 un Estatuto que tenía nivel jurídico superior a la
Constitución y en 1972 introdujo reformas constitucionales, algo que también la distinguió de las
dictaduras anteriores. En general la dictadura adoptó una ideología fascista-católica-anticomunista,
apoyada abiertamente tanto por Estados Unidos como por los países europeos.
La alta conflictividad política y social generada durante la Revolución Argentina y las luchas entre
los diversos sectores militares produjeron dos golpes internos, sucediéndose en el poder tres
dictadores militares: Juan Carlos Onganía (1966-1970), Marcelo Levingston (1970-1971) y
Alejandro Agustín Lanusse (1971-1973).
Onganía entregó el Ministerio de Economía a los sectores civiles más conservadores-liberales, cuyo
máximo exponente fue Adalberto Krieger Vasena, quien ya había sido ministro de la Revolución
Libertadora. Sin embargo durante la dictadura de Levingston, predominó un sector nacionalista-
desarrollista de las Fuerzas Armadas, que nombró Ministro de Economía al radical Aldo Ferrer.
Acosada por una insurrección popular creciente y generalizada, la dictadura organizó una salida
electoral con participación del peronismo (aunque impidiendo la candidatura de Perón), en 1973, en
la que triunfó precisamente el candidato peronista Héctor J. Cámpora, con el 49,53% de los votos,
asumiendo el 25 de mayo de 1973.
Cámpora renunció para permitir elecciones libres, en las que ganó Juan Perón con el 62% de los
votos, quien moriría menos de un año después de haber sido electo, y el gobierno peronista, en
manos ahora de la Vicepresidenta María Estela Martínez de Perón, sería también derrocada por un
golpe militar en 1976.

Golpe del 24 de marzo de 1976

El 24 de marzo de 1976 una nueva sublevación militar derrocó a la Presidenta María Estela
Martínez de Perón instalando una dictadura de tipo permanente (Estado burocrático autoritario)
autodenominada «Proceso de Reorganización Nacional», gobernada por una Junta Militar integrada
por tres militares, uno por cada fuerza. A su vez la Junta Militar elegía a un funcionario con el título
de «presidente», con funciones ejecutivas y legislativas.
Al igual que la dictadura anterior, la Junta Militar sancionó en 1976 un Estatuto y dos Actas de
carácter complementario con jerarquía jurídica superior a la Constitución.
El Proceso fue gobernado por cuatro juntas militares sucesivas:
• 1976-1980: Jorge Rafael Videla, Emilio Eduardo Massera y Orlando Ramón Agosti
• 1980-1981: Roberto Eduardo Viola, Armando Lambruschini y Omar Domingo Rubens
Graffigna
• 1981-1982: Leopoldo Fortunato Galtieri, Jorge Isaac Anaya y Basilio Lami Dozo
• 1982-1983: Cristino Nicolaides, Rubén Franco y Augusto Jorge Hughes
En cada una de estas etapas, las juntas designaron como «presidentes» de facto a Jorge Rafael
Videla, Roberto Eduardo Viola, Leopoldo Fortunato Galtieri y Reynaldo Benito Bignone
respectivamente, todos ellos integrantes del Ejército. Bignone, fue el único "presidente" que no
perteneció a la junta.
El «Proceso de Reorganización Nacional» llevó adelante una guerra sucia en la línea del terrorismo
de Estado que violó masivamente los derechos humanos y causó la desaparición de decenas de
miles de personas.
Internacionalmente, la dictadura argentina y la violación de derechos humanos contó con el apoyo
activo del gobierno de Estados Unidos (salvo durante la administración de James Carter) y la
tolerancia de los países europeos, la Unión Soviética y la Iglesia Católica. Asimismo, en ese
momento se instalaron con apoyo estadounidense dictaduras militares en todos los países del Cono
Sur de Sudamérica (Argentina, Brasil, Bolivia, Chile, Paraguay, Perú y Uruguay) que coordinaron
entre sí y con Estados Unidos la represión, por medio de una organización terrorista internacional
denominada Plan Cóndor.
En materia económica, la dictadura entregó formalmente los ministerios económicos a las
asociaciones empresarias más conservadoras que impulsaron una política económica abiertamente
desindustrializadora y neoliberal, con máxima expansión de una deuda externa
En 1982 el gobierno militar emprendió la Guerra de las Malvinas contra el Reino Unido, en un
acontecimiento sobre el cual siguen siendo muy oscuras las causas desencadenantes. La derrota
infligida provocó la caída de la tercera junta militar y meses más tarde la cuarta junta llamó a
elecciones para el 30 de octubre de 1983, en las que triunfó el candidato de la Unión Cívica Radical,
Raúl Alfonsín, quien asumió el 10 de diciembre de 1983.
Los jefes militares fueron enjuiciados y condenados, y muchos de ellos llevados a prisión, en
complejos procesos que se extendieron en el tiempo.
La dictadura militar llamada «Proceso de Reorganización Nacional» fue la última. Si bien entre
1987 y 1990 se produjeron varias insurrecciones militares, denominadas carapintadas, ninguna de
ellas logró derrocar a los gobiernos democráticos.

Cuestiones generales

Los golpes de Estado en Argentina generaron una serie de problemas jurídico-políticos específicos:
• La doctrina de los gobiernos de facto de la Corte Suprema de Justicia de la Nación;
• La validez y suerte de los llamados "decretos-leyes" y demás normas sancionadas por los
gobiernos militares, una vez finalizada la dictadura;
• La sanción de los golpistas.
También es posible observar una escalada en la violencia represiva y una paralela reducción del
respeto por las formas legales en cada uno de los golpes. En particular, mientras que los cuatro
primeros golpes de Estado (1930, 1943, 1955 y 1962) se definieron como "gobiernos provisionales"
y manifestaron desde un inicio su intención de llamar a elecciones democráticas en un breve lapso,
los dos últimos golpes (1966 y 1976), establecieron dictaduras militares de tipo permanente, de
acuerdo al modelo de Estado burocrático autoritario (EBA) descrito por Guillermo O'Donnell.
Un elemento importante de los golpes de Estado en Argentina está relacionado también con los
planes económicos y la actitud ante los mismos de las grandes potencias mundiales. En el primer
caso, los equipos económicos de los gobiernos militares tendieron a recurrir a las mismas figuras,
mayoritariamente provenientes del sectores conservador-liberal, llegándose a decir que las Fuerzas
Armadas se comportaron como partido político de la clase alta. En el segundo caso en casi todos los
golpes de Estado la o las potencias mundiales hegemónicas en el país, tuvieron participación
directa, ya sea en su realización o posterior protección de los golpistas.
A partir de la década del 60 los golpes de Estado en Argentina formaron parte de un cuadro
subregional y regional más amplio, de golpes militares generalizados en Sudamérica y América
Latina, en la mayoría de los casos apoyados o promovidos por Estados Unidos, a partir de las
operaciones de la Escuela de las Américas con base en Panamá y la Doctrina de la Seguridad
Nacional.
Durante la Convención Constituyente que en 1994 reformó el texto de la Constitución Argentina se
discutió largamente la doctrina de los gobiernos de facto y la forma de evitar que la misma pudiera
volver a invocarse en un eventual golpe de Estado futuro. El resultado fue la aprobación del primer
párrafo del artículo 36 de la Constitución Nacional, conocido también como de "defensa de la
democracia o defensa del orden constitucional":
«Esta Constitución mantendrá su imperio, aún cuando se interrumpiere su observancia por actos de
fuerza contra el orden institucional y el sistema democrático. Estos actos serán insanablemente
nulos». Fuente: wikipedia
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Etiquetas: Historia, Libertades, Política, Totalitarismos


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"'Arbeit Macht Frei', esto es, 'El trabajo hace libre' [o 'El trabajo nos hace libres', que eran las
palabras que se leían sobre la puerta de acceso al Lager de Auschwitz], a lo que parece, debería
haber sonado más o menos así: 'El trabajo es humillación y sufrimiento, y no nos corresponde
hacerlo a nosotros, Herrenvolk, pueblo de señores y de héroes, sino a vosotros, enemigos del Tercer
Reich. La libertad que os espera es la muerte.' (...) pese a algunas apariencias en sentido contrario,
el desconocimiento, el menosprecio del valor moral del trabajo era y es consustancial al mito
fascista en todas sus formas. Bajo todo militarismo, colonialismo, corporativismo, encontramos la
voluntad precisa, por parte de una clase, de aprovecharse del trabajo ajeno y de negarle, al mismo
tiempo, todo valor humano." Primo Levi

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