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ROGNEY PIEDRA ARENCIBIA

PINOS NUEVOS =
Marxismo y dialéctica
de la naturaleza

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Ct Ciencias Sociales .
ENSAY_O .-·
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Marxismo y dialéctica
de la naturaleza

N UEVOS
PI N Os
ROGNEY PIEDRA ARENCIBIA

Marxismo y dialéctica
de la naturaleza

',

Rompi6 de pronto el sol sobre 1111 claro del bosque, y al/1, al


centelleo de la luz súbita, vi por sobre la yerba amarillema
erguirse, en tomo al tronco negro de los pinos caídos, los
racimos gozosos de los pinos nuevos: ¡Esos somos nosotros:
pinos nuevos!

Jase M ARTI

Unámonos, unámonos a tiempo, que todos nuestros corazones


palpiten como si fu esen UJlO solo y así unidos, nuestras veinte
capitales se trocarán en otras tantas centinelas que, al divisar
al orgulloso enemigo cuando este les pregunte: ¿Quién vive?
le respondan unánimes, con toda la fuerza de los pulmones,
¡Lll América Latina!

M ANUEL UGARTE
C5
EDITORIAL DE CIENCIAS SOCIALES , LA HABANA, 201 7
Jurado
Virgilio L6pez Lemus, presidente del jurado
Jorge Angel Hernandez
Raidel Aroz

Escaneado por
A mi hijo, Gabriel,
Gabriel Torres Beregovenko el tlnico materialista dialectico
que todav{a usa paiiales.

Edici6n y correcci6n: Lilli am Rodriguez Berlanga


Diseno de cubierta: Seidel Gonzalez Vazquez
Ajuste de diseno y composici6n digitalizada: Jdalmis Valdes

© Rogney Piedra Arencibia, 2017


© Sobre Ia presente edici6n:
Editorial de Ciencias Sociales, 2017

ISBN 978-959-06-1917-5

INSTITUTO CUBANO DEL LIBRO


Editorial de Ciencias Sociales
Calle 14, no. 4104, entre 41 y 43, Playa, La Habana. Cuba
editorialmil@cubarte.cult.cu
PRóLOGO

Tengo e l gusto de prese ntar al lector el resultado de la pasión


invest igadora de un autor j oven, comprometido con la ciencia
y madu ro en sus reflexiones.
No es, sin embargo, un libro para cualquier lector. Presu-
pone uno in teresado e n e l deve nir históri co de l marx ismo, e l
lugar de Federico Engels en él, y e l de bate en tomo a esta fi-
gura y va rios conceptos centrales ¿o no?, en la teoría de Marx.
Un debate que ha tenido Juga r en el pensamiento marxista a
lo largo de 170 años se requie re emonccs un lector, que s in
ser necesariamente un especia lista o un estudiante de c iencias
sociales, esté interesado en sumergi rse en los argu men tos y
contra argumentos, añad ir información y pensar por sí mismo.
Es un li bro apasionado, donde el autor trabaja con las herra-
mientas propias de la ciencia y la filosofía. Combinació n
ex traña esta, q ue despierta la sospecha de la c iencia social ra-
cionalizadora. Para e lla, invol ucrar la pasión y el compro miso
social son pecados capitales de los que debe ríamos distanciar-
nos. Y no obstante, todos sabemos que no hay obra cien tífica
si n e l interés genuino del investigador que sacrifica tiempo,
esfuerzo, y se involucra con todo su ser espiritual en e ll a. La
d iferencia de la razón c ientífica con el subjetivismo y con la
escritura lib re, consiste en que para sostene r las tesis y postu-
lados que se enuncian , el autor debe comprometerse crítica-
men te con lo investi gado (acontecimientos y lecturas), y con
los argumentos que han sido expuestos previamente por la

VII
comunidad académica, para volver sobre ellos y reelaborarlos nc a la filosofía, al pensamiento político y social, a su historia,
para construir los nuevos. y a la de una vertien te tan rica, diversa, con trovertida y actual,
A di ferencia de las ciencias experimentales, donde Jos como la que emana del pensamiento de Carlos Marx.
fundamentos paradigmáticos remiten a procedimientos de No es equivalente hablar del marxismo como ciencia, como
comprobación objetivables, en las ciencias sociales y las hu- doctri na y como ideología, pero es inevitable referirse a los
manidades, no es posible prescindir de la argumen tación y lrcs, pues el marxismo se manifiesta, cobra fonna, en los tres.
contra argumentación. El sustento no radica ni en "hechos"' Y no solo que el marxismo ha generado y se presenta a la vez
incontrovert ibles, ni en la interpretación libre y "certera" de como teoría, doctrina e ideología, sino que lo hace en estrecho
un autor iluminado. Radica en la responsabilidad con que se y controvertido vínculo con la política; además de ser parte
reconstruye ese camino histórico de la configuración de Jos inalienable de las estrategias básicas de la ciencia social con-
"hechos" y la argumentación, de los cuales ningún autor pue- lcmporánea, en la que está enraizado. Por eso es sumamen-
de prescindir. lc difícil acercarse sin pasiones a la histori a del marxismo, y
A su vez, cuando el tem~ investigado involucra la política abordar cualquiera de sus aristas, mucho m:is la del vínculo
Y la formac ión de escuelas de pensamiento con notable in- entre Marx y Engels, y el Jugar de Engels en el marxismo, que
fluencia histórico-social, y completa ac tualidad en el debate es el caso de este libro.
ideológico y político, no es posible construir una obra cientí- Por otra parte, es tarea difícil el ej ercicio del pen samien-
fica que sea ajena al compromiso con determinada tendencia to teórico y comprometido con el quehacer científico, en esta
en el debate. ~poca de conrusiones, y abdicaciones políticas posteriores al

Sabemos que no es pos ible estud iar la historia del pen- derrumbe del socialismo de Estado. Por un lado, el fracaso de
samiento político social, o un fragme nto de ella, sin que se aquel proyecto político supuestamente basado en el marxis-
hagan presentes en cada conocimiento que se somete a escru- mo, y ciertamente basado en una interpretación de la teoría
tini o los grandes sistemas de ideas: teorías, doctrinas e ideo- de Marx que es parte del marxismo, obliga a una reflexión
logías: "'! aunque solemos asociar y reconocer a la política y crítica y a un compromiso sólido con la argumentación y la
lo poh tJco como mediación inmediata, en cada asunto social contraargumentación científica. Por otra parte, no falta quien
humano, sería erróneo reducir esta riqueza solo a mediacio- hace escrutinio del pasado en busca de ideas olvidadas, mal
nes, intereses y mot ivaciones políticas. Hay siempre más en el interpretadas o tergiversadas, sin percatarse que es fácil caer
conocimiento social , desde el mito que ree labora el mundo en en la trampa que supone existentes en el pasado, respues tas
el imag inario, hasta las elaboraciones más teóricas y depura- hechas para el presente. No existe en el marxismo de Marx, ni
das, sin que falte la solidez de l escrutinio empírico allí donde en el posterior, la in terpretación adecuada y las verdades que
es posible realizarlo. deben ser retomadas hoy para encauzar Jos procesos sociales
Siempre es importante por ello, que en el estudi o de Jo por un rumbo "luminoso".
social, el compromiso y la responsabil idad del autor se tra- Añádase que parte de las confusiones proviene también de
duzcan en honestidad académica, es decir, en capacidad de In desorientación teórica y el vaciamiento y falta de conten ido
comprender la ubicación teórica, histórico social y personal de positivo que tienen algunos rénninos de moda, como "socia-
la cual se parte. Y lo es, sobre todo, cuando el asunto concier- lismo del siglo XXI", y se completa un cuadro bien abigarrado.

VIII IX
Todo esto manifiesta la importancia de vo lve r al pasado con montan a un segmento polémico en la historia del marxismo,
una mirada crítica que permita repensar, reinterpretar, y re- del cual no pocos autores extraen consecuencias y derivacio-
constru ir. Parte fundamental de la honestidad académica con- nes de orden teóri co.
siste precisamente en asumir el riesgo de errar al tomar este La teodicea del marxismo se pregunta por la historia del
ca min o inevitable. marxismo desde el ángulo de su di versidad, las tendencias que
Que un profesional joven, egresado de la ed ucac ión supe- han tenido preeminencia en él, la oposición entre ellas, y el lu-
rior precisa men te en es te período convulso in vest igue por sí gar que la filosofía y en especial la dial éctica ti enen como cri-
mismo, desde sus circu nstancias y proceso de aprendizaj es, terio delimitador. Se trata de una controvertida historia, pues
esta complejísima trama; que preste atención al pasado para si bie n es cierto y destacable e l papel de autores como Lukács
co mprenderlo, no para encontrar e n él respuestas que ilumi- para que se prestase atención a las diferenci as entre Marx y
nen el presen te y e l futuro de manera definitiva, es ale ntador. Enge ls a propósito de la dialéctica, la histori a más precisa de
Y para e l maestro que escribe este prólogo, motivo de orgullo cómo ocurri ó todo esto e n cada contexto es an terior a Lukács,
adicional al compro bar que el esfuerzo del colectivo de docen- y tiene una rel ac ión directa con la interpretación del marxismo
tes .encontró recepción y continuidad en la nueva generación
en Bernstein , y el contex to específi co de Rusi a, la interpreta-
de autores que desde la ac ade mi a y apegados al rigor que ofre-
ción del marxismo e n Plejanov, y el debate epistemológico en
ce el trabaj o teórico, no pretenden expl icar el presente desde
e l período pos terior a la primera revolución rusa.
e l presente, sino que se preguntan ¿de dónde venimos?, para
El vínculo directo con la política y la tensión entre lo teóri-
pronosticar hacia dónde va mos, no para decimos hac ia dónde
co. lo doctrinario y lo ideológico en el marxismo, no deben sin
deberíamos ir.
embargo, ocultar el problema fi losófico de base que nuestro
Para qu ienes estudiamos la historia del pensamiento políti-
auwr destaca, como antes hic ieron los autores clásicos antes
co socia l y de l marxismo, este es un li bro importante también,
mencion ados: la filosofía del marxismo, su existencia real o
porque pone sob re la mesa asuntos que durante años estuvie-
ficticia, y la inte rpretación de si es o no, la dialéctica -o cual
ron solo a disposición de algunos lec tores y no del público
interpretación de e ll a-, la filosofía de l marxismo. No ha sido
lector. Nuestra hi storia de as imilación y divulgació n del mar-
poco además, e l popel que ha jugado en esta hi storia la traduc-
xismo en los l1ltimos cuare nta años ti ene también sus secta-
rismos dogmáticos, adornados de ideas y autores marxistas ción de los textos de Marx, en especial El Capital.
omitidos. Las o mi siones podrían moti var que res ulte sorpre n- Sobre la supuesta tllferencia "radical" elltre Marx y E11gels
dente para algunos lectores que se discuta aún hoy acerca de nos adentra un poco más en e l asunto que ha sido motivo de
asuntos considerados " res ue ltos", y que este libro aborda pro- diferenciación, obsesiones y rupturas en el marxismo occi-
ble matizados, como las diferencias, radicales o no, entre Marx dental, y devoción cuasi religiosa en el marxismo-leninismo
y Engels, el lugar de l trabojo en la teoría de Marx, la dialéc ti ca y soviético. El autor de nuestro libro, quizás con premura, pero
e l determinismo, la hi storicidad de l pensam iento y la teoría con suficie nte claridad, coloca el dedo en la ll aga y adopta
de l reflejo, o la relevancia del pensamiento di aléctico. una postura en con tra de lo que rotul a como antiengelsian ismo
Así, es te libro reúne siete escritos que, con la agudeza de l marxista, y revisa co n cuidado los argumentos que sostienen.
e nsayo político-social y el rigor del artículo científico, se re- Se nota, sin embargo, la ausencia de un procedimiento similar

X XI
en los argumentos de quienes en el marxismo sostienen la pos- En esta sección, el rigor de nuestro autor, y el recurso de la
tura contrari a. pt ueba sobresalen frente a otras interpretaciones¡ como el caso
Sobre este asunto tan delicado, convendría al lector con~ du Nésto r Kohan, que pasa por alto, - y con ello omite y tergi-
siderar, que la colaboración entre Marx y Engels no fue solo versa-, el pensamiento de Federico Engels.
el resultado de una amistad. La correspondencia entre ambos El énfasis del marxismo en el trabajo no es una casualidad.
muestra una colaboración real e intercambio de ideas a lo lar- lil capítul o quinto del pri mer tomo de El Capital, explica la
go de toda la vida, y en especial con respec to a El Capital. Y forma más uni versal de práctica, concepto fundamental , para-
no obstante, la existencia de diferencias, algunas de ellas pro~ di gmático en el marxismo.
fundas, res ultan inevitables en cualquier colaboración intelec- Engels ¿determinista? continúa la polémica acerca de la fi-
tual. No solo los intereses y la problemática política ilu minan losofía del marx ismo y su relación con respecto a la economía.
este asunto con luces de colores que distorsionan, y se explica En una época en que nos toca esc uch ar mil veces repetida la
detalladamente en el libro. upo logía capital ista de la economía y su centralidad en la vida
También hay un problema de base en el marx ismo, que ~oc i al , la polémica sobre el determi nismo económico desde
es la relación con los ampl ios dominios de las ciencias, y la siempre atribuido al marxismo se reviste. Pareciera que un
relac ión del pensamiento teórico con respecto a ellas. Digo Marx y un Engels deterministas económ icos le dieran la mano
pensamiento teórico y no fil osofía, para enfatizar lo delicado ni neoliberal ismo que apologiza al capitalismo contemporá-
de este asunto, pues para la época, filosofía significaba algo neo. Y no obstante, así parece en las prácticas políticas que
completamente distinto a lo que significa en nuestros días, y tnmbién desde la oposición al capitalismo enfati zan la centra~
puesto que no construían sistemas filosóficos, nuestros auto- lidad de lo económico, y descu idan la dialécti ca inheren te a lo
res se distanciaban de l uso de ese término. En El Capital, solo social , que no es red ucible a una jerarquía estructurada, donde
se usa filosofía para referi rse a otras filosofías, ¿Significa esto ~ n la cima, la política y la economía lo regu lan todo.
que no filosofaran y que no exista una fil osofía rea l o posible o Sumamente polémico y úti l, este ensayo nos invita a pensar
una interpretación filosófi ca posible desde el marxismo, con- el lugar de las relaciones de determ inación en el marxismo.
centrada y exp uesta, por ejemplo, en términos como dialécti- Centrado en la polémica dentro del marxismo con respecto
ca? En la pregunta está la sustancia teórica de un debate que ni asunto y al pensamiento de Engels, pod ría ayudar al lec-
por su rostro político confunde y desvía todavía en nuestros tor, dar una mirada al contexto contemporáneo de las teorías
días, pero que no puede ocultar que una dialéctica de la natu- científicas y las interpretaciones filosóficas de la ciencia, que
raleza no es un simple añadido interpretativo: va en relación han aportado formas completamente nuevas y desconocidas
directa con la pregunta por la filosofía del marx ismo, y la idea pnra el siglo XIX y para muchos autores marxistas contempo-
marx ista de que el mundo tiene orden y es tá regido por leyes. r(\ neos, que centrados en la sociedad y de espaldas a la natura-
El vínculo naturaleza·hombre: el trabajo nos presen ta un leza y las ciencias naturales, ignoran estos avances. Conviene
asunto fundamental, objeto de críticas fundadas y otras no tan- I'Ccordar que el interés de Marx y de Engels en la ciencia no
to. ¿Exagera el marx ismo el papel del trabajo? ¿puede consi- responde exclusivamente al valor descriptiv o que puedan te-
derársele unajilosojfa (y de nuevo emerge la palabra maldita) ner estas formas de generación de conocimie ntos. No hay que
centrada en el trabajo y descuidada con respecto a lo demás? olvidar que la ciencia de la segunda mitad del siglo XIX es una

XII XIII
ciencia que alcanza desarroll o teórico, y que es taba más avan- <.: cpto central en una teoría, y es una debilidad compartida por
zada en ese plano, que la mayor parte del conocimiento social. qu ienes se han in volucrado en esta polémica.
No es fortu ito en esas circunstancias que la ciencia tenga para Pero indudablemente, en el caso del marxismo, el reconoci-
el marxismo originario un valor especial. Y en la actualidad, mi ento de la centralidad de uno u otro concepto no es solo una
cuando la ciencia y la tecnología son ig ualmente producción cues tión teórica. Es un asunto que históricamente ha configu-
de conocimiento teórico y a la vez, motor de la transformación rado tendencias dentro del marxismo. Y claro está, no se trata
práctica y productiva, siguen ten iendo. para el marxismo un dt.: que sea o no necesario optar entre práctica o materia, sino
va lor relevante entre todas las form as de act ividad humana las consecuencias que esto tiene para una comprensión solo
productoras de conocimientos. de l mundo social (práctica), o del mundo en general (materia).
Si existiera al guna dud a acerca del vínculo entre la natu- Esta polémica tiene indudables matices escolásticos y po-
ra leza y la sociedad, más allá del trabajo y las ciencias; así líticos. Convendría, para una profundización en esta aguda
como la necesidad de pensar la dialéctica de la naturaleza y ~ .. problemática, que el lector volviera la mirada hacia los textos
la sociedad, convendría acercarse también a las ciencias y las donde Marx ex pone su comprensión de la materia social (rela-
fil osofías contemporáneas. Ellas les han prestado atención, y ciones sociales materiales). Fue una gigantesca anticipación,
desc ubierto, que aunque los procesos y las sustancias de los pues en su época el concepto de materia se asociaba al de sus-
procesos sean tan distintos y distantes como lo son, en efecto, tancia (masa Final en reposo), y la ciencia natural llegó a una
la es tampida de un a manada, y una situación de emergencia comprensión distinta de la materi al idad, cercana a Marx, solo
por incendio en un a sala de teatro, las dinámicas subyacentes a fines del siglo XIX. Para Marx, materi a no es "cosa", y plan-
pueden ser las mismas. Desafortunadamente, muchos autores teado así el as unto, la relación deja de ser ontológica. El plan-
contemporáneos, tan apegados al estudio de la sociedad hu- team iento gnoseológico significa que hasta en la comprensión
mana que no disponen de tiempo ni de espacios para dar una de este concepto tan general, la idea de la praxis y la rel ac ión
mirada al estado de las ciencias, ignoran completamente es tos cognoscitiva humana está en la base gnoseológica. Por eso,
avances, y lo nuevo y sorprendente que la ciencia contempo- siempre que se han contrapuesto en las interpretaciones de
ránea nos presenta con respec to a los determinismos concebi- Marx Jos conceptos de materia y praxis, se ha pagado el pre-
bles y presentes en la naturaleza y la sociedad. cio de no comprender, que para Marx estaba ya absolutamente
El concepto central del marxismo: praxis "o" materia nos claro, qu e Jo que decimos del mundo no es el mundo, es ape-
nas el resultado de nuestra relación material-cognosciti va con
remite a otro de los aspectos más controvertidos de la polé-
él. El malentendido que reduce el alcance del planteamiento
mica en tomo a Engels. Aunque sigue siend o un as unto fil o-
de Marx solo a lo social, o que lo on tologiza, sin embargo,
sófico, el giro de la polémica es hacia la centralidad o no de
nos acompaña, y es posible que todavía nos acompañe mucho
ciertos conceptos en la teoría de Marx y el marxismo.
tiempo más, pues el debate rara vez alcanza altura filosófica ,
Salta para este lector la pregunta ¿es necesario que una
y sucumbe ante los intereses de las interpretaciones políticas.
concepción teórica, en este caso el marxismo, gire en tomo a
La historicidad deL pensamiento y la teoría del reflejo colo-
determinado concepto? Plantearse la centralidad de la práctica
ca ante nosotros uno de Jos problemas más llevados y traídos
o la materi a pasa por alto que no tiene por qué existir un con-
en la crítica a Engels: la teoría del reflejo.
XIV
XV
El autor nos sumerge en la polémica que ha despertado este mologías co mplej as, el pensa miento de l Sur y las e pi stemolo-
as unto en el marx ismo, las críticas a Engels por asum ir supues- gías del Sur, que dan cuenta de la divers idad epistemol ógica
ta mente posturas de realismo ingenuo, y el vínculo que existe tlel mundo. El estudio que nos presenta este ensayo en el libro
en tre objetividad e historicidad. No queda muy claro, si n em- podría muy bien tener continuidad en esa dirección, ya sea
bargo, el valor intrínseco de la idea del reflej o, como marco por el autor en textos futuros, o por los lectores en su propia
para plantearse la relación cognoscitiva, y su contraposición indagación.
a las ideas constructivistas. Si colocamos la atención en los Dialéctica en la naturaleza pone e l punto fina l a es te inte-
extremos que representan el reflejo especular y el constructi- resante y polémico libro, y nos adentra en detalles de la po-
vismo rad ical, hay una enorme distancia entre ellos. Todos los lémica acerca de la relación entre marxismo y ciencias, la
autores marxistas se han colocado en algún punto intermedio im portancia de las cienci as y en especial de aque llas qu e estu-
en esa relación. También Marx, que tiene importantes momen- dian la naturaleza. Por eso la importancia del víncul o, prese nte
tos donde combina la comprensión del conocimiento como re- en Engels y enfat izado en este li bro, entre lo histórico y lo
presentación y como construcción . dialéctico en la naturaleza.
Habría que decir, en favor del marxismo en general, que si Queda un poco fuera de la perspectiva que se presenta, el
algunas tendencias como el marxismo- leninismo desviaron la hecho incontrovertible de que todas las cienc ias, incluidas
atención hacia el lado más represe ntacionista, mien tras otras, aq uellas que estudian la natura leza, son sociales e históri cas, y
como la filosofía de la praxis se si tuaron más hacia el extremo consecuentemente, objeto del más genuino interés para quie-
de la construcción, ninguna se colocó completa y absoluta- nes pretendan una comprensión tota li zadora, sea esta la dia-
mente en esos extremos. Y la razón para ello rad ica en el pen- léctica, o cua lquier otra. Y al adentrarse en los detalles de la
sa miento de Marx, que traía ya una comprensión mixta, muy polémica en tre marx istas, queda tamb ién un poco fuera de la
avan zada para la segunda mitad del siglo XIX . No hablo en es te perspecti va que se aporta, e l cambio radical que han tenido
caso de un a contradicción, si no de una mixtura, que de nota las ciencias desde la segunda mitad de l siglo xx: un cambio
la presencia en Marx de conceptos completame nte clásicos paradigmático que reafirma la dialéctica de la naturaleza. Pero
Y comprometidos con la idea de la existencia de un mundo es m nueva reafirmac ión es a la vez una r uptura radical con
objeti vo y ordenado, regido por leyes (como es el caso de for- ideas heredadas de la racionalidad clásica, como la del orden
mación económico social), y conceptos que hoy pod ríamos preestablecido o unive rsal, o "dado.. en la .. naturaleza" y la
considerar no clásicos, comprometidos con la idea de que el "realidad" ; o la de aq uella dialéctica parametrada en las for-
orde n del mundo aparece en la medida en que ese mundo "se mas heredadas de la fi losofía hegeliana con las cual es Marx
hace" o "se construye" (ma teria social. determinac ión de úl ti- confesó que "coq ueteaba" en El Capital, con las que Engels se
ma instancia). Y somos nosotros con nu estra actividad, quie- comprometió bastante en textos como el Anti Diihring, y que
nes partici pamos de esa construcción. fueran canonizadas por el Diamat en el marxismo-lenin ismo.
Puesto el asunto en ténni nos contemporáneos, no estaba Un apartado relevante es el de la bibliografía que referencia
tan errado Marx al evitar los extremos. As í interpreto la cer- el autor. Es la evidencia inequívoca de un a selección cuidado-
canía que existe en es te delicado asun to epistemológico entre sa de fuentes y autores, de interés adici onal para el lector que
Marx Y las cienci as con temporáneas, las teorías y las episte- decid.a revisarla. Seguir la bibl iografía referenciada le ayudará

XVI XVII
a recorrer por sí mismo los caminos de un conocimiento toda- INTRODUCCIÓN
vía inacabado, pues mientras la sociedad humana sea regida
por los derroreros que marca la hegemonía de un sistema de
opresión capitalista, el marxismo, su historia y la de lo-s auto-
res que .han contribu ido a su acervo, continuarán siendo objeto
de cont1enda político social , ideológica y teórica.

Al parecer, el espíritu humano gusta de ciertas formas


CARLOS J ESúS DELGA DO DíAZ
Profesor de Filosofía de la Universidad de la Habana uni versales en las cuales, tarde o temprano, termina or-
ganizando el contenido de su acción. Una de esas formas,
Octubre 2017
tal vez de las más antiguas, es la polémica: la disputa
entre dos o más -aunque tendencialmente dos- posi-
ciones teóricas. Antaño, a esta suerte de arte marcial de
las ideas, se le solía denominar "dialéctica" . La historia
ele la producción espiritual humana (del arte, la ciencia,
la política, la religión, etc.) está repleta de estos "torneos
dialécticos" (como les llamara Kant) ; y no sería muy
exagerado afirmar que estos suelen ser los sucesos más
profundos y decisivos de dicha historia, aq uellos que la
hacen avanzar. La polémica es la forma universal gra-
cias a la cual el pensamiento fluye y no se coagula en un
momento unilateral.
Es te libro trata sobre una de esas polémicas; y,
ciertamente, una polémica que no es indiferente para
nosotros, puesto que acontece en una corriente de pen-
samiento especialmente significativa para los cubanos: el
marxismo. Probablemente sea este el momento oportu-
no, dada la rel ativa reanimación del interés que a nivel
internacional se ha dado en los últimos años por la co-
rriente que iniciaran Marx y Engels hace ya más de 17
décadas. '' Sin embargo, esta feliz circunstancia, au nque
bienvenida, no debe aceptarse acríticamente. Después

* Las notas aparecerán al final de cada capítulo.

XVIll
de todo, los costos de producción de dicha reanimación cio, mencionaré solo uno de los más comunes : la identi-
pueden exceder y corromper al dividendo obtenido· el ficación de Engels con el DiaMat2 soviético en su forma
resultado sería la transformación del marxismo en ~na más vulgar. A pesar de que en términos generales es in-
moda filosófica más. La reanimación debe ir acompaña- fundada y que a menudo no pasa de ser una cuestiona-
da, pues, de la única medicina infalible contra la triviali- ble estrategia para desprestigiar al primero achacándole
dad filosófica: la polémica teórica. los males del segundo, la identificación de Engels con
Conocida es por todos nosotros (los marxistas cuba- el DiaMat, se puede apoyar en dos argumentos más o
nos) la mala imagen que hoy posee buena parte de nues- menos válidos. Primero, que el DiaMat hizo hincapié en
tra población sobre el marxismo. Incluso en el ambiente la idea engelsiana de l a dialéctica de la naturaleza y que
intelectual , no parece constituir un referente teórico para gran parte de su bibli ografía de apoyo tenía que ver con
un sector cada vez más considerable de la producci ón esta idea. Segundo, y más importante para lo que nos
cultural cubana. Esta lamentable situación tiene diver-'· ocupa aquí, la circunstancia de que, tanto los manuales
sas causas, y muchas de ellas no son precisamente teó- del DiaMat como la mayoría de los trabajos de Engels,
ricas. De forma inmediata, sin embargo, del intelectual ti enen un carácter divulgativo, al estar destinados al pú-
marxista depende la revitalización teórica de su paradig- blico no (necesariamente) especiali zado. Y resu lta que
ma, y esta debe ser su principal tarea en orden de revertir toda di vu lgación trae consigo un alto riesgo de caer en la
la situación actual. Me sentiría satisfecho si el presente vulgarización. Sin embargo, di vulgar el marx ismo es una
libro, al penetrar en una de las polémicas más encendi- tarea que se impone para la creación de una realidad so-
das y actuales de la historia del marxismo, avivara - por cialista. "Crear una nueva cu ltura no significa solo hacer
poco que fuese- su roja llama. Mucho mayor sería mi individualmente descubriinientos 'ori ginales' , significa
júbilo si comprobara que, haciendo tal cosa, contribu- también y especialmente difundir críticamellfe verdades
yera -aunque fuese en lo más mínimo y de forma indi- ya descubiertas, 'socializarlas' por así decirlo, y por tanto,
recta- al avance consecuente (no al mero "ponerse de hacer que se conviertan en base de acciones vitales, ... ".3
moda") de esa revolucionaria corriente de pensamiento. El reto radica, entonces, en lograr una divulgación crítica.
Se trata aquí de la polémica sobre la dialéctica en- En este importantísimo asunto, coincido con la opinión
gelsiana de la naturaleza. Debo aclarar que no me pro- de Rubén Zardoya: "un buen manual [ ... ]ha de ser, ante
pongo en este trabajo escribir una historia sobre dicha todo, una invitación a que el estudi ante recorra por sí
polémica; sino, simplemente, tomar partido en ella. En mismo, con ayuda del profesor y de la discusión con los
orden de espantar desde ahora toda apariencia de impar- restantes estudiantes, [el] camino de construcción lógica
cialidad, he de reconocer que me inclino por la postura e histórica del conocimiento ... ".'
en defensa de la dialéctica engelsiana de la naturaleza. En ese espíritu (de divulgación polémica) está pensa-
Varios elementos pueden entorpecer el debate que do el presente libro. Por eso, en primer lugar, he inten-
propone este libro. Sin embargo, por cuestiones de espa- tado exponer el asunto de la forma más clara que me ha

2
del libro utilizo pues este término en ese sentido negati vo; lo cual
sido posible, eludiendo los tecnicismos inútil es -que,
no qu iere decir que re niego de l materiali smo d ia~éctico como
muchas veces, solo poseen la función de ocultar la in- filoso fía apropiada para e l marx ismo. Cfr. Slajov ZiZek: Visión
comprensión del autor bajo el impacto psicológico de de paralaje, Fondo de Cu ltura Económica, Buenos Aires, 2006,
la palabreja ultra-especializada-, pero hago esto sin p. t2.
descuidar el rigor científico que el tema exige. Y, en se- Antonio Gram sc i: "Apuntes para una introducción y una inic ia-
gundo lugar, no pretendo que todos sus lectores estén de ción en el estudio de la fil osofía y de la historia de la cultura",
en Col ectivo de autores: Introducción a los debates filosóficos
acuerdo con lo dicho aquí, antes bien, lo que persigo es
actuales, Ed. Félix. Varela, La Habana, 2009, p. 23.
una viva lucha teórica.
Rubén Zardoya Lo ureda: "Acerca del método de ex posición de la
teoría del pe nsamiento y la prod ucc ión espiritual", en Colectivo
RoGNEY PIEDRA AR ENC IBIA de autores: Filosojfa marxi.\·ta /, Ed. Fé lix Yarela, La Habana,
La Haban a, diciembre de 20 1,6 2009, p. 2 t9 .

Notas
Uno de los feli ces sínto mas de esta reanimació n fue In aparición
del número 50 de la prestigiosa revista de fil osofía en lengua es·
pañola lsegorfa: número dedicado a "La vuelta de Marx". Así
describe la nueva situ ación del marxi smo uno de sus artículos:
''Hemos oído que las librerías han estado vendiendo ejemplares
de El ctlpital y del Manifiesto cmmmisra como no se hacía desde
hacía muchos años. Investigadores marxistas de toda la vida aho-
ra ti enen - ¡finalmente!- un público que les qu iere escuchar, y
profesores que de j óvenes se declararon marxi stas para después
sumarse a la ge nerali zada sensación del fin de la hi storia le han
quitado el po lvo a los ejemplares de Marx q ue tenían abandona-
dos en sus estantería s pam devorarlos hoy en busca de sentido. Se
lwn pub licado muchos libros, académicos y no acadé micos. q ue
han expli cado desde di stintas perspectivas la crisis - y algu nos
de c it os se han remi ti do n las teorías de Marx. En la s uni ver-
sidades los programas han vuelto a incluir seminarios sobre El
capital y otros tex tos suyos menos conoc idos". (Sonia Arribas:
''La vuelta de Marx. lnmemorian de Francisco Fe rn~índ ez Buey•·,
lsegorfa . no. 50. enero-junio. 201 4, p. 17).
Esta es la fo rma abreviada en la qu e se solía ll amar a la fil osofía
del marxismo, el material ismo dialéctico. El térmi no "DiaMat", a
menudo se idcntiti cn con la versión más ríg ida y simplifi cada del
materialismo dialéctico, prop ia de su manual izac ión. A lo largo

4 5
l.A TEODICEA DEL MARXISMO*
[ ... ]pudiendo Dios evitar infinidad de males por me-
dio de un pequetio milagro, ¿por qué no le emplea?
¿No presta tamos auxilios a los hombres caídos?
Pues con 11110 pequeíio de esta naturaleza que Jwbie-
se dado a Eva habría impedido su caída, y hubiera
hecho ineficaz la tellfación de la setpiente. Ya hemos
colltestado a esta clase de objeciones por medio de
es/a respuesta general: que Dios no debía elegir otro
universo, puesto que ha escogido el mejor, empleal!-
do solo los milagros que eran necesarios.
GorrFRJED W. LEIBNIZ, Teodicea 1

IJs posible discernir una bifurcación en la historia teórica


del marxismo. Si, a esta última, nos la representamos
omo un gran árbol que, desde muy abajo, se divide en
dos gruesas ramas bien definidas -a pesar de presentar
llll as mismas toda una serie de divisiones y subdivisio-
1\CS- , esa imagen no estaría muy alejada de los derro-
1•ros de las diferentes escuelas de pensamiento (auto)
proclamadas marxistas. Ambas ramas (o líneas funda -
mentales en las que ha devenido la doctrina fundada por
Marx y Engels) han recibido diversos nombres a lo largo
del tiempo y las latitudes. La primera ha sido llamada
marxismo ortodoxo, marxismo soviético, oficial, mar-
xismo-leninismo, materialismo dialéctico, DiaMat, etc.;
lfl segunda, marxismo occidental, marxismo periférico,
marxismo renovador, filosofía de la praxis, materialismo
democrático, etc. Hay que agregar, para una mayor
xnctitud de esta imagen esquemática, que las dos ramas
no solo se diferencian, sino que se oponen abiertamente

" Este ensayo fue publicado por primera vez en el número 83 de la


rev ista Temas, julio·septiembre de 20 15, pp. 96-102.

7
lil ~ll¡J ill'ttblc
amigo.• Y, ¿en qué con sistía - ya desde
una a la otra, y así (como opuestas) se suelen reconocer
mutuamente. 2 lllllnccs- el meollo de esa "radical" diferencia entre
Esta bifurcación suele aparecer de manera tan mar- Mur·x y Engels, que devino en todos los malentendidos
cada y radical, que no son pocos los que han llegado a y 1 dogmatismo de la rama ortodoxa del marxismo? El
afirmar que en realidad nunca se trató de un solo árbol ¡nvon; Lukács nos cuenta: "Los malentendidos que ha
(que, partiendo de un tronco común, luego se dividió en 11 Ci tado la manera engelsiana de exponer la dialéctica
dos grandes ramas) sino, y desde el inicio, de dos árbo- provienen esencialmente de que Engels [ ... ] extendió
les con troncos teóricos enteramente diferenciados. De r 1 método dialéctico al conocimiento de la naturale-
esta manera, a menudo se elabora y exhibe un cuadro /11".' A partir de entonces, la polémica en torno a di-
en el cual los dos fundadores históricos del marxismo se l'llll idea enge lsiana ha sido constante. Si n embargo, es
representan, como el aceite y el vinagre, incompatibles vrt lido aclarar que Georg Lukács no fue el primero en
y (mutuamen te) excluyentes. A grandes rasgos, si hace- lllt Cntar diferenciar a Marx de Engels acudiendo a la
mos caso a esta presunta incompatibilidad entre Marx •'11 'S iión de la dialéctica natural. ' Ya Leni n, en su Ma-
y Engels, bien podría establecerse sin mucha dificultad, lr1rialismo y empiriocriticismo, advertía tempranamen-
aunque sea haciendo abstracción de los múltiples ma- 1 esta tendencia cuando, por ejemplo, en la primera
tices entre cada pensador, las secuencias (más- menos pune del segu ndo capítulo, hablaba de Víctor Chernov
continuas) de los representantes de cada línea: "la 'en- romo el exponente más transparente y "honesto" del
gelsiana' que iría de Engels a todo el ' marxismo oficial' lllllicngelsianismo machista, ya que "los machistas que
[ ... ]pasando por Berstein, Kautsky, Rosa Luxemburgo, pretenden ser marxistas han dejado diplomáticamente
toda la II y la 111 Internacional, Lenin incluido aunque 1\ un lado a Engels [y] e l artículo [de Chernov) titu-

con [la] peculiaridad de ser filosóficamente engelsiano y lndo Marxismo y filosofía trascendental com ienza si n
políticamente marxista; y la 'marxiana' , que del marxi s- l'lJdcos por una tentati va de contrapo ner Marx a Engel s
mo de los años 20 ligaría con todo el marxismo occiden- y por acusar a este último de que profesa un ' mate-
tal hegeliano-praxeológico" 3 ria li smo ingenuamente dogmático', acusarle del ' más
A deci r verdad, esta " tesis de la incompatibilidad" }.\ rosero dogmati smo materiali sta'". 8
-por llamarl e de alguna manera- suele ser propia Sin embargo, es en Historia y conciencia de clase
de la (segunda) rama que se desarrolló mediante una donde podemos encontrar, aunque sea en germen, la
diferenciación con respecto al marxismo ortodoxo. En maymia de los argumentos antiengelsianos heredados
este drama, tiene un papel significativo la conocida por el marxismo occidental. Recordemos que el autor de
obra de Georg Lukács, Historia y conciencia de clase. esta influyente obra presenta el asunto a la acostumbrada
No en vano el filósofo Lucien Goldmann afirmó que manera: "Engels nunca entendió realmente la dialéctica
fue gracias a la labor pionera de Lukács que comenza- de Marx y por consiguiente la aplicó de manera errónea
ron a notarse las "diferencias agudas" entre Marx y su y mecanicista" 9 Como el mismo Lukács reconoce en el

8 9
prefacio que redactó en 1967, " Historia y conciencia de En esta teodicea del marxismo, la salvación parece re-
clase representa objetivamente una tendencia en la hi s- Hidir en amputar todo aquel sucio y vulgar cáncer de la
toria del marxismo, tendencia que[ ... ) va dirigida contra diuléctica natural, centrándose exclusivamente en el "ver-
los fu ndamentos de la ontología del marxismo [y que ve tinelero Marx", que -segú n lo que algunos dicen- 14
a este] exclusivamente como teoría de la sociedad [igno- linda tiene que ver con ello. En efecto, se trata de una
rando o rechazando] su posición con respecto a la natura- fortada "ruptura epistemológica", al más puro estilo
leza". '" Es allí donde los autores no-ortodoxos encuentran ulthusseriano, solo que ya no entre el joven y el viejo
la fuente de las diferencias entre Marx y Engels. Tal es e l Marx, sino más bien entre Marx y Engels. Este discurso
caso de Alfred Schmidt, según el cual ," ... Engels, cuan- ', N •paratista suele sonar más o menos así: Marx es el bue-
do sale de la concepción marxista de la relaci ón entre no, Engels es el malo ele la película; Marx es el dialécti-
· naturaleza e hi storia social, recae en una metafísica dog- co, Engels es el positivista. "
mática" .11 Más reci enternente, e incluso mostrando un Es importante resaltar que la tendencia de separar e,
rechazo más radical de la dialéctica de la naturaleza que Incluso, contraponer a los fundadores del marxismo, no
este último autor, destaca en esta tendencia separatista 'S propia de los pensadores burgueses antimarxistas;
Néstor Kohan. 12 También Kohan ve el origen de las di - Nino que, por muy paradójico que suene, se desarrolló
ferencias de los fundadores del marxismo en la "vul gar" dentro de los marcos del pensamiento marxista, espe-
dialéctica de la naturaleza-" cialmente del occidental. A raíz de la satanización del
Lo cierto es que la cuestión del Engels naturalista marxismo oficial, para justificar la benevolencia de
y el Marx humanista se convirtió en un lugar común Marx, muchos pensadores del marxismo no-ortodoxo
dentro de las distintas escuelas del marxismo occiden- procedieron a crear las imágenes del Marx "práxico" y
tal. En este sentido, podemos ad vertir una marcada ten- humanista que contrastaba con el Marx antihumano, es-
dencia por pane de muchos pensadores de estas escuelas talinista de los soviéticos." De esta manera, la teodicea
que consiste en ver, en la dialéctica de la naturaleza, el por parte del marxismo occidental se manifiesta no solo
fruto prohibido del marxismo y, en Engels, la serpiente en el rechazo a Engels, sino también, y por lo general, en
diabólica que incita a ese pecado original de donde -su- la reclamación sistemática por el "verdadero Marx", la
puestamente- se deriva todo lo vulgar, lo dogmático, supuesta clave para un marxismo benevolente y huma-
lo mecanicista y antidialéctico del marxismo ortodoxo. no. De hecho, es en este preciso sentido que constituye
Aquí el joven Georg Lukács, Antonio Gramsci, Gayo una teodicea.
Petrovic, Shlomo Avineri, Lucien Goldmann , Herbert El carácter de teodicea signó la apropiación del mar-
Marcuse, el Jean-Paul Sartre marxista, el segundo Ro- xismo por parte de muchos pensadores occidentales.
ger Garaudy, Leszek Kolakowski, Lucio Colletti , Néstor "Ciertamente, también en torno a Marx el debate ha sido
Kohan, etc., repiten junto con la Biblia: "No comeréis de constante [pero) más que conocer a Marx se perseguía
él, ni le tocaréis, para que no muráis". poseer a Marx". 17 O sea, el asunto del "verdadero Marx"

11
no fue - y no sigue siendo-- más que una forma de legi- che," el marxismo ortodoxo era, en este sentido, una es-
timar teorías reclamando el amparo y la aprobación del pecie de ocasionalismo teórico. Ocasionalismo, que no
Maestro. De esta forma, muchos de estos autores presen- pocas veces se expresaba en forma de oportunismo." Sin
tan sus ideas propias como la interpretación verdadera o, embargo, fue el marxismo occidental el que con mayor
incluso, como la esencia misma del pensamiento mar- fuerza insistía en el tema del "verdadero Marx"; y esto
xiano. Por ejemplo, Gayo Petrovic, defensor de la praxis precisamente se explica por su posición antisoviética.
como "una actividad creadora del universo, creadora del No es difícil advertir el lado ideológico del asunto.
ser", 18 afirma que "es exactamente tal interpretación la En parte, todo este jaleo del marxismo occidental en
que prevalece en Carlos Marx" . 19 El problema se trans- torno al "verdadero Marx", se debe a que muchos de
formó, pues, en determinar el criterio de lo que es (o estos marxistas se enfrentaron con las representaciones
no) auténticamente marxista. Una vez más, esta tenden- . Uustificadas e injustificadas) que, tanto en los círculos
cia también la encontramos en el joven Lukács, como • intelectuales como en los legos, existían sobre "el terror
podremos fácilmente advertir si recordamos la primera rojo", las cuales identificaban el marxismo con el so-
oración del primer ensayo de Historia y conciencia de vietismo. Así, Erich Fromm, en su libro de divulgación
clase." El modus operandi típico para esta tarea ha con- Marx y su concepto del hombre, señala:
sistido en la selección de los textos de Marx y Engels Otra razón [para que "la filosofía de Marx sea tan
que sustenten posiciones "auténticamente marxistas" ." completamente malentendida y deformada hasta
El marxismo soviético, por su lado, aunque también convertirla en su opuesto"] descansa en el hecho
combatía por ser el marxismo auténtico en el plano teó- de que los comunistas rusos se apropiaran la teoría
rico, no solía andarse con muchas vueltas en la práctica: de Marx y trataran de convencer al mundo de que
simplemente desconfiaba de la autenticidad del marxis- su práctica y su teoría siguen las ideas de aquel.
mo de todo aquel pensador no alineado con los partidos Aunque lo contrario es lo cierto, Occidente aceptó
comunistas de los distintos países." En realidad, esta era las pretensiones de la propaganda y ha llegado a dar
la esencia de la cuestión para el marxismo ortodoxo, ra- por supuesto que la posición de Marx corresponde
zón por la cual el criterio de lo auténticamente marxista a la concepción y la práctica rusa."
dependía de la posición (actual) de la autoridad política
instaurada en el poder; como bien explica Leszek Ko- Se trataba y, en muchos casos, aún sigue tratándose
lakowski: " [dentro de los marcos de la 'ortodoxia' ] se de absolver a Marx de la culpa de los males que veían en
era marxista no por aceptar como verdaderas determi- la Unión Soviética. Ante los errores -y horrores- del
nadas ideas -de Marx, de Lenin o incluso de Stalin-, "socialismo real'', se busca en la filosofía las pautas teóri-
sino porque se estaba dispuesto a aceptar lo que pudiera cas para la explicación de ese mal y de cómo podría ter-
proclamar la suprema autoridad hoy, mañana o dentro de giversarse-o bien, salvarse- al "verdadero Marx". Por
un año"." Es decir, parafraseando la idea de Malebran- ello, no pocas veces la cruzada del marxismo occidental

12 13
por el "verdadero Marx" se tradujo en la desovietización "' 1• •·ma!za, al segundo se le combate; pero siempre se
de Marx' ' De esta manera, el marxismo oficial u orto- h n1mbate - ¡atención!- en tanto engelsiano. Más aún
doxo (de corte soviético) sería sencillamente una trcti- Jl\ll'dé decirse con respecto a Lenin, al que se le divide
ción al "verdadero", al "auténtico Marx". Y, asociado a '11 •1 Lenin engelsiano (de Materialismo y empiriocri-
esto, el hecho de que el antiengelsianismo, en cualquiera lff'i.l'll /0) y el Lenin hegeliano-praxeológico de los Cua-
de sus formas, sea frecuente en muchos de los pensado- tlr•mos filosójicos .30 Este último Lenin - según lo que
res del marKismo occidental, no es cosa casual. Una de 111 unos cuentan-" libró una épica batalla a muerte con
32
las principales causas de ello radica en que el DiaMat ll ll dogmático, vulgar y enge/siano yo anterior. Por es-
de los soviéticos, que había devenido en una escolástica In razones, se puede afirmar sin vacilación que Engels
muy repudiada por la mayoría de los pensadores occi:' hn sido -y sigue siendo-" el centro de los combates
dentales, aparecía como fuertem ente engelsiano: "Las il'<~r i cos e ideológicos en toda la historia del marxismo."
cuestiones ligadas a la dialéctica de la natura leza consti- Estas guerras teóricas en torno a Engels suelen te-
tuyen una parte muy conocida de lo que pasó a codificar- 11 ·r lugar en distintos frentes : 1) la dialéctica en la na-
se con el nombre de 'materialismo dialéctico '"." "Sin Jura leza, 2) la teoría del refl ej o, 3) el realismo ingenuo
duda [el DiaMat] se presentaba como la elaboración de (¡¡re-kantismo gnoseológico), 4) el carácter de ciencia
Marx-Engels-Lenin-Stalin, pero los textos de apoyo, del marxismo, 5) la pertinencia --<> no- de una filoso-
constantemente ci tados y parafraseados -no siempre /fa marxista, 6) el determinismo histórico, entre muchos
con fortuna- eran o bien los de Engels, o los de Lenin mros. De hecho, son tan variados que resulta difícil es-
y Stalin de fuerte inspiración engelsiana ... " .29 La con- tnblecer un marco común para - lo que podríamos lla-
secuencia -eventualmente necesaria- de esta circuns- mar- el debate engelsianismo-antiengelsianismo. Tanto
tancia no es difícil de adivinar: en Engels, los marxistas los detractores de Engels como sus defensores, batallan
periféricos vieron al Enemigo de quien se derivan todos Indistintamente en estos frentes, y no puede decirse que
los males encarnados en el marxismo soviético. De ahí siempre el combate se desarrolle en torno a las mismas
que, ya sea de forma explícita o implícita, Engels consti- problemáticas o de la misma forma. Sin embargo, existe
tuya el campo de batalla predilecto para la lucha entre el una cuestión que bien podría devenir en criterio de de-
marxismo ortodoxo y el marxismo occidental. Por eso, a marcación y unidad de toda esta caótica polémica y es,
grandes rasgos, cuando este critica a aq uel, cas i siempre en efecto , aquella en la que más se ha hecho hincapié en
lo hace por mediación de su ataque a Engels; y, cuando este escrito: la relación teórica Engels-Marx. Se trata de
aquel, a su vez, se defiende y contraataca, lo hace tam- la reñida di syunti va Marx = Engels o Marx vs. Engels.
bién a través de Engels. Por ej emplo, en el marxismo Inmediatamente, lo que se disputa en este fundamental y
occidental ha tenido lugar toda una tendencia de distin- decisivo frente de batalla es el lugar--<> el no-lugar- de
gui r entre el "joven Marx" (humanista, marxiano) del Engels en el marxismo. Este suele ser, pues, el punto
"Marx maduro" (cientificista, engelsiano). Al primero de partida para todo debate alrededor de Engels, desde

14 15
el cual se pasa a los demás aspectos de la polémica en omo se puede advertir, la cuestión de la diferencia-
dependencia del autor. Históricamente, nos encontramos 1•11 n entre Marx y Engels por mediación de la dialéctica
con que la tendencia de igualar a Marx y a Engels, disol- tllllllral tiene una función ideológica muy importante.
viendo este en aquel, es propia del marxismo ortodoxo; J'oniendo en cuenta que la purificación de Marx, para
mientras que la de separarlos al grado de enfrentarlos llluchos de los exponentes del marxismo periférico,
como incompatibles es típica del marxismo occidental. • l ~ nillcó su des-sovietización, no resulta .extraño que
Como se ha dicho anteriormente, los intentos de dife- ¡11 discusión en tomo a Engels y su dmléctica de la na-
renciar radicalmente a Marx de Engels casi siempre se luruleza posea un fuerte trasfondo político. A la larga, lo
basan en la crítica a la dialéctica de la naturaleza, y este que realmente se juega, tras estas discusiones ~losófi-
es, por lo general , el elemento fundamental de todas las 1•11,, son posturas y estrategias políticas. Por eJemplo,
distinciones; sin embargo, desde luego, el asunto no se 1 enfrentamiento del joven (humanista) Marx contra
reduce a eso. También se suele insistir en las diferencias 1 Enoels materialista-dialéctico, en virtud del despres-
entre Marx y Engels según sus precursores filosóficos ~· ti gio del DiaMat soviético, favorecía el punto de vista
De esta manera, por ejemplo, muchas veces se presenta ti una revolución "socialista" sin su carácter de clase,
una línea materialista-naturalista que va desde Spinoza, es decir, una revolución por la desenajenación de Y por
pasando por Diderot y Feuerbach, hasta Engels, y otra In Humanidad (individuo). Asimismo, el enfrentamiento
crítico-dialéctica que va desde Kant, pasando por Fichte del "Marx de la praxis creadora" al "Engels de la teo-
y Hegel , hasta Marx. Otro procedimiento de distinción 1(u del reflejo" favorecía las posturas del voluntarismo
entre Marx y Engels, consiste en conciliar sus filoso- político. O, a la inversa, la exacerbación de~medida del
fías con distintas corrientes del llamado pensamiento cnrácter cientillcista de la concepción matenahsta de la
burgués contemporáneo." Por ejemplo, en función de historia, por parte del marxismo soviético burocrático,
reforzar la imagen de un Marx humanista y utópico se n virtud a un Marx engelsiano-determinista que pondere
pueden hipertrofiar sus deudas con el antiguo romanti- sus "leyes naturales de la economía" podría legitimar,
cismo alemán y su compatibilidad con el existencialis- mediante un etapismo fatalista, una política incentivado-
mo francés contemporáneo. Pero incluso en estos dos I'O de la pasividad de las masas, o bien, un reformismo
procedimi entos, no es difícil notar que el asunto de la político. Así, los ataques dirigidos contra Engels no se
dialéctica de la naturaleza sigue mediando. Y, por su- limitan a diferenciarlo "substancialmente" de Marx en
puesto, por lo general, se trata de procedimientos ad hoc, el terreno de la filosofía o de la teoría en general, sino
ajustados a la finalidad teórico-ideológica propia. Aquí, que además las interpretaciones engelsianas del marxismo
parecido a lo que Feuerbach estableciera para Dios en la son frecuentemente vistas como (políticamente) reacciO-
religión cristiana, 36 los distintos "Marx" y los distintos narias: responsables de la "crueldad y aspereza del bol-
"Engels" son las proyecciones a imagen y semejanza de chevismo" y del "conservadurismo esencial del Partido
los distintos marxismos. ocialdemócrata Alemán" .37 De hecho, para pensadores

16 17
como Henri Leferbvre, la dialéctica de la naturaleza le I""Jllu Marx, ¿tienen algún fundamento real esas ter ri-
sirvió al estal inismo de " maniobra de diversión". de cor- hk " nc usnciones en contra de Engels?
tina tras la cual se escamoteaban los asuntos candentes Alrededor de estos dos problemas -especialmente
(sociales)." En resumidas cuentas, la filosofía de Engels •l••l último- existe tanta tela para cortar que necesitaría-
suele presentarse como la base de una política reformis- IIIOS amolar más de una vez nuestras tijeras teóricas. Sin
ta" que trae consigo la burocracia, el autoritarismo y la embargo, no sería muy difícil demostrar que Marx conci-
enaj enación.•• hl6 a su (no necesariamente tercer) mundo teórico como
Como se ve, en la teodicea del marxismo, los cargos r l mejor de los posibles; y este, desde luego, viene con
contra el acusado Federico Engels parecen ex igir una •·rpiente incluida.
sentencia apocalíptica; pues, se le responsabi liza en úl-
tima instancia de todo lo oscuro y retrógrado de la prác- Notas
tica política de la ortodoxia partidi sta pro-sov iética . De
En esta obra, Leibn iz propone el términ o ''teodicea" para des ig·
ser todas estas serias acusaciones ciertas, la dialéctica nar la in vest igac ión qu e exp li ca la ex istencia del mal y justifica la
de la naturaleza de Engels sería algo así como la abo- benevolencia de Dios. Véase José Ferrnter Mora: Diccionario de
minación seductora" a la cual todo revol11cionario debe filosofía (en dos tomos), Ed. Sudamericana, l. II, Buenos A ires.
mirar con recelo y desconfianza. Pero, una vez llegados 1964, pp. 772-773.
a este punto nos topamos con la paradoja típica de toda De ah í que muchos de los apelati vos despecti vos asignados, tanto
a la una como a la otra, provengan en cada caso, d irecia o indi rec-
teodicea. Suponiendo que tan solo la mitad de estas terri- tamente, de la rama contraria. Así, po r ejemplo, cuando la segun -
bles acusaciones contra Engels fueran ciertas, entonces da rama acusa a la primera de dognuít ica, esta reacc iona tratando
¿por qué Marx (el Verdadero) no intervino cortando de a aquel la de rev isio ni sta; de esta forma. cada apelati vo denigrante
una vez al fruto prohibido de la dialéctica de la natura- lan zado de una parte enc ue ntra su contrapartida en el o tro bando,
formando parejas (vul gar-idealista. fatalis ta-voluntaris ta, etapis-
leza y, con él, a la maléfica tentación engelsiana? ¿Por
ta-mes iáni co, naturalista-cultu rali sta, ontologizante-feno meno-
qué no encontramos en (las obras de) Marx un " Anti-En- lógico, cien ti ficis ta-m ístico, escolástico-oportuni sta, etcétera).
gels"? Si la dialéctica engelsiana de la naturaleza no es José Manuel Bennudo Ávil a: Engels contra Marx. El antiengelsia-
más que una regresión teórica con impli caciones prácti- nismo en el marxismo eurooccidenral, Ed. Universidad de Barce-
cas reaccionarias, ¿a qué se debió tal indecoroso silencio lona, Barcelona, 198 1, p. 207.
diplomático y perjudicial permisibilidad o, incluso po- Véase Jo hn Hoffman: Crítica a la teoría de la praxis, Ed. Nues-
dría decirse, complicidad?, ¿no fue Marx un verdadero tro Tie mpo, México, 1977, p. 132.
intolerante cuando se trataba de regresiones teóricas?" La tendencia an tiengelsiana fue abandonada por Georg Lu kács
Estas dificultades nos obligan a cuestionamos sus pro- en su mad urez. "A la altura de la Ontología ya no son posibles
las reservas, las limi taciones, las exclusio nes de HisTOria y con-
pios presupuestos : 1) ¿Son ciertas estas supuestas "fuer- ciencia de clase, con respecto a la dialéctica de la naturaleza".
tes" y " radicales" diferencias entre los dos fundadores (Guido O ldrini : "Lukács y los dilemas de la dialéctica marx ista",
históricos del marxismo? y 2) más allá de la opinión del Marx Ahora, no. 25, La Habana, 2008. p. 62). Para un análi sis

18 19
dores del marxismo: " ... Engcls, [.. .],dejó muy pocos materiales
profundo y bien documentado sobre el tema de la re lación teó- sobre la obra prometida para demostrar la dialécti ca ley cósmica
rica Lukács-Engels, véase Giuseppe Prestipino: El pensamiemo y se exagera al afirm ar la identidad de pensami ento entre Jos dos
filosófico de Engc/s, Ed. Siglo XXI, México, 1977, pp. 191-212. rundadores de la fil osofía de la praxis". (Ídem).
Georg Lukács: Historia y concielicia de clase, Editorial de Cie n- 11 Alfred Schmidl: El concepto de nawra/eztt en Marx, Ed. Si-
cias Sociales, La Habana, 1970, p. 38. (Nota al pie número 2). glo XXI, Madrid, 1977, p. 47. La "concepc ión marxista'' de la
"El primero en atacar la filosofía de Engels como rad icalmente c ua l Engels, segú n Schmidt, comete e l del ito de salirse de vez en
diferente de la de Marx fue. probab lemente, Stanislaw Drzozows- cuando, radica en que " la natu raleza solo se man ifiesta a través
ki, y Max Ad lcr hizo tambi én referencia a imponantes divergen- de las formas del trabajo social". (Ibídem, p. 54). Es necesario,
cias e ntre los dos padres fundadores". (Leszek Kolakowski: Las no obstante, aclarar que Schmidt no reniega de la pos ibilidad de
princi'pales corriemes del marxismo, Ed. Ali anza Editorial, t. J, una dialéctica de la naturaleza: " las observac iones críti cas aquí
Madrid, 1983, p. 398). Algunos autores, como José Manuel Se r- rormuladas a la concepción de la nat uraleza de Engels no signi-
mudo, afirma n inclu so que Be rnstein fue uno de los pioneros de l fican sin embargo que deba rechazarse di rectamente el concepto
antiengels ianismo, solo que de man era incon fesa o enmascarada: de una dialéctica de la natural eza''. (lbídem, p. 56). sino que li-
"Insisto, pues. en que en Bernstein hay un anti -enge lsianismo mita su extensión a la panc de l mundo natural que es arectada por
teórico por debaj o de un engelsi an ismo confesional... ". (José la praxis social. La praxis social es la que insufl a de dialéctica a la
Manuel Bermudo Ávila: ob. ci t., p. 11 9). natural eza con su soplo divino. De esta manera, la dialéctica no
Vladim ir l. Len in: "Materialismo y empiriocriticismo", en Obras puede ser sino exterior a la naturaleza, impuesta desde fuera. Se-
completas, Ed. Progreso, t. XVI II, Moscú, 1983, pp. 99-100. gún el au tor, la naturaleza solo es dialéct ica en tanto "elaborada
económicamente" por e l ser humano y por ello se trata más bien
Véase John Hoffman: ob. cit., p. 132.
de una dialéctica práctico-económica de la naturaleza. De ello se
10 Georg Lukács: ob. cit., pp. 13-14. Antonio Gramsc i, coquetea sigue que la dialéctica de la naturaleza no se encontraría en el cé-
con la pos[Ura de l joven Lukács: "Parece que Lukács atinna que lebre libro de Engels, sino ya en El capillll de Marx: " .. .la teoría
se puede hablar de dialéctica solo para la histori a de los hombres marxi sta misma contiene ya la dial éc tica de la naturaleza con la
y no para la natura leza. Puede estar equivocado y puede tener cua l Enge ls cree deber completarla". (Ídem).
razón. [... ] Seguramente Lukács, por reacci ón contra las teorías
12 Este destacado marxista argentino, es uno de los detractores de
barrocas del Ensayo popular, ha caído en el error opuesto, en una
la dial éctica natural más radicales e influyentes hoy en día, en
forma de idealismo··. (Antonio Gramsci: Cuadernos de la cárcel
el cual vemos resumidas las lfneas fun damentales de la aiiosa
(en seis tomos), Ed. Era, t.! V, México, 1981 , p. 303). Todo parece
tendencia antiengelsiana. Por esta razón, y por estar más cerca de
indicar que Gramsci respaldaba una dialéctica " natural" presente
nosotros temporal, geográfica y culturalmente, Néstor Kohan, es
solo en la relación humana hacia la naturaleza (por ej emplo, en
tomado en este trabaj o como caso lfpico de antienge lsianismo; de
las ciencias naturales o en la industria) pero negaba la pos ibi lidad
ah í que se polemice con é l con tanta frecuencia.
de una dialéctica en la naturaleza (fuera del alcance de la praxis
humana). En este sent ido Gramsci es un precursor de la noción 13 Véase Néstor Kohan: El capillll. Historia y método, Ed. de Cien-
de una naturaleza sin derecho propio a ser dialéct ica y que solo cias Sociales, Ln Haban a, 2005, p. 46.
se vuelve tal por mediación del hombre, que sería e l verdadero 14 " ... hay diferencias en esto de la naturaleza porque Marx no se largó
ser histórico y, por tanto, dialéctico. Esta noc ión la podemos ver a trasplantar estas expresiones teóricas, categorial es, al terreno natu-
consecuentemente desarroll ada en Alfred Schmidt (véase la si- ral". (Néstor Kohan: El capital. Historia y método, ed. cit, p. 51).
gu iente nota al pie). En todo caso, es en tomo a la cuestión de la 15 Esta acusación (de posit ivista) es típica de la crítica de los exis-
dialéctica natural (la "dialéctica ley cósmica") donde Gramsci tencialistas a Engels. En su Historia de la filosofía , en el sig-
tiende, si bien con menos fuerza que otros, a separar a Jos.funda-

21
20
nific:tliv::tmt:nte breve apm1ado dedicado a Enge!s. Abb<~gnano 1964. pp. 17, 5 1, 131- 134. 139- 141, 143. 145, 146,432 y 433),
Jo trn.ta. de posi tivista. (Véase Nicolás Abbagnano: Historia de prov iene e n buena med ida de Historia y conciencia de clase y ha
la Filosojla (en tres tomos). Ed . de Ciencias Sociales, L. IH , L 1 tenido mucha innuencia. L1 escuela dell avolpcnna es un ejemplo
Habana, 1974, p. 62). También Sartre: "Cuando e l nmterialis- trpico y, en exponentes como Lucio Colletti (véase de este au-
mo dia léctico pretende establecer una dia léct ica de la natu raleza . tor: El marxismo y Hegel, Ed. Grijalbo, México, 1980), suele ser
no se desc ubre como un intento por establecer una síntes is mny lugar de fu ene antiengelsianismo. Así, entre Jos autores latinoa-
general de Jos conocimientos humanos, sino como una si mp!e mericanos que se :1linean a esta tendencia, tenemos a Ludovico
organización de Jos hechos". (Jean-Paul Sartre: Crítica ala razón Silva: ''Para Marx, como él mismo lo confiesa. la dialéctica era
dialéctica. Ed. Los:1da, Bue nos Aires, 1963, p. 173). Y vale decir un método. Pero nadn más que un método; en fo rma a lgun a se
que ya e l propio Lu kács de Historia y conciencia de clllse se en- trataba de un siste ma. Lo malo es que los marxistas, entre ellos
C:lm in a e n esta dirección; como dijera otro simpatizante de esta el mismísimo Engels. han querido convertir lo que era un méto-
acusac ión: "La ruptura [de Lu kács] con el positivismo no sotO do en un siste ma ... ". (Ludov ico Sil va: Anti-mamwl para uso de
se dirige contra los rac ional istas, los empiristas y los ncokan - marxistas, mm:rológos y nwrxiwws, Ed. Monte Ávila, Caracas,
ti anos, sino también contra e l seudomarxismo pos iti vista au n en 1978, p. 186). En es te tema en panicul ar respaldo a Isabel Mo-
su obra más representati va, más ci entífi ca y hasta más gen ial: el na! cuando a fi rma que puede "resultar infructuoso e mpeñarse en
A11ti·Diihring". (Lucien Goldmann: Lukács y Heidegger. Hacia demostrar, co mo lo hizo In tendencia an tienge lsiana, qu~ d mar-
mwfilosojla nueva, Ed. Amorrortu, Buenos Aires, 1975, p. 67 J. xismo no co mporta una Welumsclwung; estn vocac ión cosmovi-
16 Y no solo de los sov iéti cos; por ejemp lo, el primer Alth usser es siva recorre en realidad In obra de los fundadores, pero se hall a,
un claro exponente de cie ntificismo antihumanista: que veíu ¡¡J sobre todo. en la obra del autor del Ami-Diihring. Pocos temas
verdndero Marx e n el (v iejo, post- 1845) Marx ciemífico y, al fal- den tro de l marxismo han sido tan manipu lados como este por
so, en e l (joven) Marx ideológico. las pos iciones po lares". (Isabe l Mona!: "Ln hue ll a y la fragua:
el marxi smo, Cuba y el fin de siglo", Temas, no. 3. La Habana,
l7 José Manuel Bennudo Ávi la: ob. cit., p. 31.
julio-septiembre, 1995, p. 10).
18 Gayo Petrovic: Marx in the Mid-Twentieth Cenlllry, citado por
21 •·with th e passage of time, there has grown up nn increasing mul-
Joh n Hoffman: ob. cit., p. 29. Compárese esta definición con la
ti plici ty of re- interpretatio ns of canoni cal tex ts and comme ntar-
de Néstor Kohan: " la materia no es un n 'real idad en sí al mm·-
ics, severa! divergent accounts of who the foundc r (or founders)
gen del hombre ' . todo lo que existe es entonces resultado o esta were, which of their wri tings may be relied on and which subse-
moldeado por la acción transformadora de los hombres''. (Néstor quent commentmors should be consulted. [n many cases, such
Kohan: Marx en su (tercer) mumlo, Ed. Biblos, Buenos Aires. issues have been the occasion of bi uer controversy, and severa!
1998, p. 87). sc hools of Marxist though t have vigorously claimed to possess
19 Gayo Petrovic: Marx in tlle Mid-Twe11tieth Cenrury, ci tado por the only authe mi c version''. (Ri ch ard Kea rney: Twemieth·Cen·
John Hoffm an: ob. ci t. , p. 29. tw y Comimmral philosophy, Ed. Routledge, New York, 2005,
20 "No es la preponderanc ia de los mot ivos económ icos en la ex- p. 185).
plicac ión de la hi storia lo que distingue de manera decisiva al 22 "The logic was simple: if a foreign thin ker was nota member of
marx ismo de la ciencia burguesa; es e l punto de vista de la total i- a communist party, he or she was not an :luthentic Marxist. .. ".
dad". (Georg Lukács: ob. cit., p. 59). La co ncepción de l marxis- (Ibídem, p. 190).
mo como un método que excluye todo carác ter de cosmov isión 23 Leszek Kolnkowsk i: Lns principales corrienres de/marxismo, La
posi ti va del mundo, a pesar de tener antecedentes en Max Ad ler crisis, Ed. Al ionzo Editorial, t. lll , Modrid, 1983, p. 18.
(sobre la pecu liar noción de " marxismo" de Adler, véase A. M. 24 Cfr. Nicolás Malebranche: Co11versaciones sobre la metafísica y
Deborin : Filosojia y polftica, Ed. Pueblos unidos , Montevideo, la religión , Ed. Encuentro, Madrid, 2006, p. 261.

22 23
25 ZiZek, por ejemplo. nos cuema que " ... cada república yugosla- tudios filosófi cos de Lenin en los años 1914- 1915 como demos-
va había adoptado una fil osofía di stinta, la más cercana a cada trati vos de una mptura radical''. (Carl os Delgado: " Filosofía y
grupo de poder. En Es lovenia imperaba la Escuela de Frankfun. l>oJítica' ', en Colectivo de autores: Filo soj(a, política y dialéctica
En Croaci a se prefería los marxistas de Pra xis y He idegger: para en Materialismo y empiriocriticismo, Ed. Política, La Habana,
ascender en e l partido com unista croata convenía dominnr la 2014. pp. 20-21). Y es - ¡adviértase bien! - prec isamente el ca-
fenomenolog ía ... ". (Sia voj ZiZek. entrevista concedida a Eric rácter engel!úano de ese "joven Len in" lo que mo lesta a la fil o-
González: "Si un f<\nnaco puede hacerme más va li ente, más lú- sofía de la praxis: "En lugar de dar cue nta de este viraje lenini sta
c ido y más generoso, ¿en qué queda la ética?", en El autor y su de 19 14, que Jo enca minara notablemente hacia la fil osofía de la
obra, Slavoj Zizek, Ed. José Maní, La Habana. 2010, pp. 13- 14). praxis marxiana a través de Hegel, por el contrario, fu e la anti-
26 Erich Fromm: Ma rx y su concepto del hombre, Fondo de Cultura gua teoría enge/sitma enriq uec ida por Materialismo y empirio-
Económica. México. 1970, pp. 17-1 8. criticismo y sobre todo por las interpretaciones e innovac iones de
27 Así, para Néstor Koha n se trata de una visión " ... de defensa del .. Stalin, la que se consagró oficialmente como la doctrina oficial
pensamiento de Marx. de defensa del pensamiento de Lenin , de la lii Internacional ". (Néstor Kohan: Marx en su {rercer) mun-
pero desde una ópti ca di stinta a la oficial en In Un ión Sovi éti - do, ed. cit., p. 38).
ca". (Nés tor Kohan, entrev ista concedida a Julio César Guanche: )J Al parecer, el nuevo resu rgir del marxismo al que acudimos
"El marxismo en su Tercer Mundo'', en Juli o César Guanche, y hoy no está exe nto de esta (nefasta) tendencia antiengelsiana.
Ail ynn Torres Santana: Por la izquierda, Ed. ICA IC. L lll , La Un reciente eje mplo de ella, se puede encontrar e n César Ru iz
Habana, 2013, p. 249). Sanjuán: " La evol ució n teóri ca del marxismo: del materiali smo
28 Leszek Kolakowski: Las principales ,·orrientes del nwrxü-mo, his tórico a la crítica de la concienc ia fetichista", lsegoría, no. 50.
Ed. Alianza Editorial, t. 1, Madrid, 1983, p. 406. En el mismo enero-julio, 20 14. Véase tambié n Norman Levine: Marx 's rebe-
sentido, ad vierte Murcu se que "es prec isamente In Dialéctica de !i6n against Lenin , Palgrave MacMillan, Bas ingstoke, 2016.
fa naturaleza la o bra que se ha convertido en fu ente autoriznda JI\ " En!:!el s est:í en la base del debate sobre e l marxi smo kantiano, en
y constantemente citada para la ex posición de la dial éctica en el el B~rn stein-Debate, en el del joven Luk 5cs, en el de Korsch, en
marxismo sov iéti co". ( Herbcrt Marc use: El marxismo soviético, e l de ' material ismo hi stórico y material ismo di aléc tico' de Stalin,
Alianza Editorial, Madrid, 1975, p. 148). en el del marx ismo y ex istencialismo ... ". (José Manue l Bermudo
29 José Manue l Bermudo Ávila: ob. cit., p. 171. Ávi la: ob. ci t., p. 32).
30 "La crítica al Len in materialista-empirista es la crítica al 'engelsia- \5 Para Lucien Goldmann no hay diferencia fundamental entre las
nismo', y el esfuerzo por distanciarlo del Le nin de los Cuadernos tesis de Heidegger y las Tesis sobre Feuerbaclz. De la mi sma
filosóficos, del Lenin dialéctico, se sitúa en el mismo esfuerzo manera, para el autor, el concep to marxi ano de práctica equi vale
por reconstruir un Marx hegel ianizado, es decir, por ver en el al concepto de Derrida "diferimiento" (différtmce) . Véase Lucien
joven Marx las claves del marxismo". (Ibídem, p. 304). Esta ob- Goldmann: ob. c it., pp. 112-1 15.
servación (hecha en 198 1, por Berm udo Ávi la), pro fetiza con una l6 C fr. Ludwig Fe uerbach: La esencia del crisrianismo, Ed . de
fidelidad asom brosa la intención y el procedimie nto del "esfuer- Cienc ias Sociales. La Habana, 1976, pp. 56 y 69.
zo" real izado por Kohan en su libro Mm~or en su {tercer) mwulo
(escrito en 1998).
n Tal es la opinión de Sh lomo Avineri , según John Hoffman:
ob. cit., p. 132.
31 Véase Néstor Ko han: Marx en su (tercer) m1mdo, ed. ci t. , pp. 55-
\M Véase Henri Lefebvre: El materialismo dialéctico, Ed. La Ple-
72. ynde, Buenos Aires, 1974. El lector podrá encon trar estas ideas
32 "Autores como R. Garaudy, y más recientemente N. Kohan, han en e l prólogo a la quinta edición franc esa de dicha obra. Hay
objetado la re levancia del tex to de 1908 y reconsi de rado los es- que destacar que en s í misma esta (válida) acusac ión no atañe

24 25
a Engels, pues el uso que sus epígonos le den a su teoría no es lltlRE LA SUPUESTA DIFERENCIA "RADICAL"
responsabilidad suya.
•N rnE MARX Y ENGELS
39 "No deja de ser significativo que Kolakowski vea en la 'fil osofía
de Engels' la base de una poi Íii ca reformi sta.[ ... ] Kolakowsk i ve Que haga falw unirse para concebir un pensamien-
[en la línea engelsiana ('ortodoxa') del marx ismo]. políricnme nte to. he aquí algo que rrastmeca todos los principios
reform ista, la mi seria de l mov imiento obrero. Y el mal de esa de la psicología y que poco menos que anúcipa la
política re formi sta rad ica en la 'fi losofía engelsiana ' [ ... ]La otra illfersubjetividad. Que hagan falta dos vidas para
vía [la de l marxis mo marxiano ('no-ortodoxo')], políticamen- desarrollar un pensamiento, he aquí algo que imw·
te revolucionaria, es así por su base fi losófica ' marxiana', que gum una nueva fonna de la división del trabajo que
para Kolakowsk i consiste, fun damenta lmente, en la separación tras trueca roda la reo ría marxista sobre la westi6n.
hombre/naturaleza. en la reducción de la naturaleza a ' naturaleza
LoUis ALTHUSSER, Para 1111 materialismo aleatorio
soc ializada' ... ". (José Manue l Bermudo Ávila: ob. cit., pp. 207-
208).
40 Tal es la op inión de Miladin Z ivotic, seg ún John Hoffma n: ob. 1'111110 se explicó anteriormente, en toda la hi storia del
cit., p. 65. lll iliengelsiani smo marxista ha sido una verdadera meta
41 Lo "seductor" de este asunto supuestamente proviene de Hegel; ollcon trar y establecer "diferencias radicales que separan
recorde mos que ya Lukács afi rma que Enge ls se adentró en los iln l perspecti va filosófica [de Engels] de la de Marx"'
asuntos de una dia léc tica natural " ... siguiendo el mal eje mplo
'\ (lrimera vista, tal tentati va parece un sinsentido. Re-
de Hegel ... '' (Georg Lukács: ob. c it., p. 38); y así, más rec ien-
l ~ t i rse a la idea de una escisión de tales dimensiones
temente, Néstor Kohan repite la mi sma idea: " ... all í Engels casi
vuelve a Hegel, al sistema hegeli ano (no tanto alméwdo) ya que n1rc los dos fundadores del marxismo, suele ser el acto
construye todo un sistema como era el de Hege l" (Néstor Ko han: " ' fl cjo nat ural ele tocio aq uel que se inicia en este de ba-
El cttpital. Historia y método, ed. cit., p. 46). Co ll etti. llega a 1 . ¿Acaso no es evidente que, como dijera Lenin, desde
afi rmar que la dialéctica de la naturaleza de Enge ls no es más
que una "simple transc ri pción mecánica [de Hegel]". (Lucio Co-
"que el destino relacionó a Carlos Marx con Federico
ll etti: El marxismo y Hegel, Ed. Grijalbo, México, 1980, p. 158). Lngcls, la obra a la que ambos amigos consagraron su
Es - supuestamente- por esto que Ma rx fue prudente en este vida se convirtió en una obra común" ?' Sin embargo,
asunto de la dialéc tica natural y, si bien no lo condenó -como "11 este asunto, como en tantos otros de fi losofía y cien-
a regmiadiemes se ven ob ligados a reconocer alg unos autores
''lns, no podemos conformarnos con lo evidente y tene-
antiengelsianos- supo res istir la tentación y nunca se aventu ró
de lleno en él. mos que adentrarnos en la complejidad del problema en
42 Por so lo poner al gu nos eje mplos , téngase en cuenta la actitud de
mclen de conquistar más que la mera apariencia. Para
Marx ante las regresiones teóricas en los siguientes textos: Car· lngrar tal cosa, propongo seguir el camino de los que en-
los Marx y Federico Enge ls: La sagrada familia, Ed. Clarid ad, lrc ntan a Engels contra Marx y poner a prueba la solidez
Buenos Ai res, 1971; Carlos Marx: Miseria de la filosofía, Ed. ilc sus argumentos.
Política, La Habana, 1963; y Carlos Marx: Crfrica al Programa
El procedimiento típico radica en abrir un abismo
de Gotlw, Ed. Política, La Habana, 1964.
Infranqueable entre Marx y Engels, donde el espacio
()\I C los separa se encuentra habitado, en esencia, por la

26 27
"vulgar" dialéctica de la naturaleza. Es allí, nos reafirma tic su vida a estudios de ciencias naturales, física y quí-
Néstor Kohan, donde "hay una diferencia fuerte entre mica?".' La mera existencia física de los manuscritos de
ambos ... "-' Esto parece estar respaldado por el hecho sos estudios es una eviáencia contundente. Pero tam-
de que fue Engels el que, sin lugar a dudas, se dedicó bién está el propio testimonio de Engels en su prólogo
más a estos as untos en comparación con Marx. Desde ttl segundo tomo de El capital, donde nos cuenta a qué
este punto de vista, Marx es presentado como un pen- ~e consagró su amigo durante un largo período d6 agota-
sador excl usivamente social. Néstor Kohan, después de miento físico y mental:
hacer hincapié en una supuesta diferencia cultural entre
Después de 1870, sobrevino una nueva pausa [en la
Marx y Engels,' afirma que "hay diferencias en esto de la
elaboración de El capital], debida principalmente
naturaleza porque Marx no se largó a trasplantar estas
a enfermedades. Como de costumbre, Marx ocupó
expresiones teóri cas, categoriales, al terreno natura l". 5
este tiempo en estudios: agronomía, el régimen ru-
Sin embargo, el as unto no puede simplificarse a la
ral norteamericano y principalmente ruso, el mer-
fórmula: "Marx no tiene nada que ver con la naturale-
cado de dinero y el sistema bancario, y por último
za, eso es cosa de Engels". Es ampliamente demostrable
las ciencias na/1/rales, la geología y la fisiología , y
que también Marx tenía intereses en las ciencias de la
sobre todo ciertos trabajos matemáticos emprendi-
naturaleza y que reconocía en esta procesos dia lécticos.
dos por cuenta propia, forman el contenido de los
¿Dónde dejamos los amplísimos manuscri tos que es-
numerosos cuadernos de extractos de esta época•
cribió Marx sobre matemática' y ciencias naturales? Si
afirmamos que Marx no aceptaba la dialéctica en la na- Y si todavía queda alguna duda, no hay más que consi-
turaleza, ¿qué hacemos con los explícitos pasajes en los ¡\crar la participación activa de Marx en el Ami-Diihring.
que respalda esta idea? Por ejemplo, aquel del capítulo Hs sencillo: de haber pensado Marx que "el marxismo no
nueve del primer tomo de El capital (capítulo y tomo licne que intentar hablar acerca de las leyes de la natu-
escritos exclu sivamente por Marx) donde Marx, él solo, rulcza [y que] si es ciencia, es una ciencia de la socie-
sin que Engels le pusiera una pistola en la cabeza, dice: dud",10 sencill amente no hubiera tomado participación en
"Aquí, como en /a ciencia de la Haturaleza, se confirma 1 conocido libro de Engels; antes bien, incluso, hubiera
la exac titud de aq uell a ley descubierta por Hege l en su 1' negado de él. Pero nada de eso: "Mmx participó muy
Lóg ica, seg(m la cual, al llegar a cierto punto, los cam- directamente, ay udando a su íntimo colaborador en la se-
bios puramente cuantitativos se truecan en diferencias l•cción del material, leyendo todo el manuscrito y escri-
cualitativas" .7 biendo él mismo uno de los capítulos económicos "De
No se necesita ser un conocedor erudito de la vida y lu historia crítica". 11 Además, cualquiera que se interese
obra de los dos fund adores del marxismo para percatarse por la correspondencia de Marx y Engels en ese período 12
de que el asunto de la diferencia no es tan simple y llano, Mllbrá lo cercanamente que seguía Marx el proyecto de su
pues "¿por qué Marx [...] se dedicó en los últimos años ullligo contra este Dühring por él tan despreciado."

28 29
En efecto, las supuestas "diferencias agudas y radica-· tante porque estas investigaciones contribuyen a
les" entre Marx y Engels no son otra cosa que artificios destruir la falsa leyenda, dibujada por gran parte
e inventos de los opositores de la dialéctica de la natu- de sus biógrafos, que lo representan como un autor
raleza. Los hechos están tan en contra de esta tentativa que durante el último decenio de su vida renunció a
de presentar a Marx como un pensador que rechazaba proseguir sus estudios y cuya curiosidad intelectual
la teorización dialéctica de la naturaleza, que podemos se había apagado del todo. Las notas publicadas
incluso advertir una vertiente soft de esta tendencia se- contienen composiciones químicas y extractos de
paratista. Tal es el caso de Gayo Petrovic, quien reco- los libros de los químicos Mayer, Roscoe, Schor-
noce que "en varias partes Marx comentó que las leyes lemmer e incluso noticias de física , fisiología y
dialécticas rigen no solo en la sociedad sino también 'en geología -disciplinas que aparecieron durante el
la naturaleza. Pero nu11ca se interesó tonto en la dialéc- último cuarto del siglo xrx- sobre las cuales Marx
tica de la naturaleza para intentar escribir ampliamente siempre quiso estar actualizado. 17
sobre el tema" 1 4
A primera vista, puede resultar un tanto extraño que,
Sin embargo, el que no haya un trabajo publicado de
Marx en el que se trate íntegramente sobre las ci encias óll vez de centrarse exclusivamente en el importantísi -
1110 trabajo de finalizar El capital, Marx, escribiera estas
naturales, no quiere decir que este filósofo pensara que
ellas no debían ser comprendidas dentro de la preocupa- 111i lcs de páginas sobre matemática y ciencias naturales
ción y el campo teórico-crítico de la filo sofía; ni mucho n los últimos años de su vida. Antonio Barbagallo, afir-
llla que lo hizo "¡porque, una vez más, seguía el camino
menos que dejaran de interesarle o que no tuviera nada
que ver con ellas. En este sentido, la no disponibilidad lllrevi sto y explorado por su inigualable amigo!". 18 Al
para el gran público de las obras completas de Marx" f •specto, el propio Marx le comentaba a Engels: "S a-
ha sido una circunstancia hábilmente aprovechada por Ires que siempre llego tarde a todo ; y que siempre sigo
los que insisten en esta supuesta postura antinaturalista tu s pasos. Así que es probable que ahora en mi tiempo
del autor de El capital y que pretenden una llana simpli- libre me dedique mucho a la anatomía y la fi siología, y
ficación del asunto a la fórmula "Marx es un pensador tumbién asista a cursos (con demostraciones ad octdos y
exclusivamente social". Sin embargo, "el gran interés di secciones)".19
de Marx por las ciencias naturales, casi del todo des- Hay que notar, además, que este demostrado interés
conocido, se refleja en el volumen Karl Marx-Friedrich de Marx por las ciencias naturales está orientado en el
Engels, [titulado "Extractos y apuntes de ciencias natu- mismo sentido que tanto se le critica a su amigo Engels:
rales. Mediados de 1877 hasta principios de 1883"] de la 1 de una comprensión dialéctica de la naturaleza. En
MEGA 2, 16 donde se encuentran Nus manuscritos matemáticos, 20 Marx, siguiendo la di-
1' •cc ión "radicalmente diferente" de su amigo Engels,
[ ... ]los apuntes de química orgánica e inorgánica, Intenta un acercamiento dialéctico a la ciencia de lama-
del período 1877- 1883, [... ]. Esto resulta impor- l ·mática. Según Pablo Lafargue: "[Marx] en el campo

30 31
de las matemáticas superiores recuperaba la actividad Phili ps del 17 de agosto de 1868,29 posee especial im-
dialéctica en su forma más lógica y sencilla ..." ." Dichos lltlrlancia al contener comentarios positivos ("una obra
manuscritos, en efecto, constituyen "una confirmación l'l ' tttftica muy importante") por parte de Marx sobre las
del hecho de que Marx no limitaba la dialéctica a la his- ldcns de Sir Willi am Robert Grove - luego altamente
toria humana, que, al igual que Engels, estaba convenci- Vn loradas por Engels en Dialéctica de la naturaleza-30
do del hecho de que los procesos naturales y las ciencias llbre las relaciones dinámicas entre las distintas fuerzas
que los reflejan [ .. . ] tienen su dialéctica propia ... " 22 tltllurales y las mutuas transformaciones dialécticas de
De hecho, el interés filosófico principal de esos trabajos 1111us en las otras, como formas de manifestación del mo-
marxianos radica en la posibilidad de brindar un funda- vi mi ento inagotablemente complejo de la materia.
mento dialéctico-materialista del cálculo infinitesimal, En una carta de Marx a Wilhelm Alexander Freund
con vistas a superar el "método místico de Newto'ñ y 11 ·12 1 de enero de 1877, 31 encontramos ev idencia de que
Leibniz"" y la interpretación metafísica que trae consi- Mu rx , no solo estaba al tanto de la obra Dialéctica de
go, en especial, en relación a la ley de la negación de la In nawraleza, sino que también colaboró recopilando
negación.24 lllllteriales para su redacción. De hecho, Marx valoraba
Marx también respaldaba plenamente la noción en- l'Siu obra de su ami go como un trabajo "incomparable-
gelsiana de las transformaciones di alécticas o "saltos llwnte más importante"" que su escrito polémico contra
cualitativos" a partir de meros cambios cuantitativos en l)llh ring.
la composición de Jos objetos naturales. El 16 de junio En la correspondencia de Marx y Engels ocupan, en
de 1867, Engels le escribe una carta 25 a Marx donde le <'Sin problemática, un lugar aparte la carta del 30 y la del
comenta algunas ideas dialéctico-naturales referidas a 11 de mayo de 1873 , la primera de Engels a Marx y la
los descubrimientos de August Wilhelm von Hofmann ~ug unda de Marx a Engels. En la del 30, Engels le ex po-
en el campo de la Química. Hablaba allí sobre la molécul a li · a su amigo, de manera breve pero emotiva, algunas de
como un "nudo" que implica una diferenci.a cualitativa 111 1 ideas fundamentales que más tarde formarían el es-
respecto a ni veles distintos de organización de la mate- lllllO del proyecto Dialéctica de la naturaleza, pidiéndo-
ria. Esta idea, como se sabe, fue varios años más tarde" 1 u Marx que juzgue su valor. 33 De tener razón aquellos
desanollada en Dialéctica de la naturaleza." Seis días que, como Kohan, alegan que para Marx era impensable
después de que su amigo le escribiera esa carta, Marx le tul herejía dialéctico-natural, entonces la respuesta del
responde que en "relación con Hofmann, tienes comple- "Moro" al "General"¡.¡ tendría que forzosamente ser ne-
ta razón. Por lo demás, [en El capital] cito en el texto UIIIiva y alarmada, pero no fu e así. La respuesta de Marx
el descubrimiento de Hegel sobre la ley de la transfor- 11 dicha carta es afirmativa. 35 Lo que hace importante a
mación brusca del cambio cuantitati vo en cualitati vo, <'<le par de epístolas es un hecho fu ndamental: más allá
como se verifica inmediatamente en la historia y en las 11 ' las discordias que Marx y Engels pudieran tener res-
ciencias naturales" .18 Asimi smo, la carta de Marx a Lion ji •c to a los detalles de las ideas de una dialéctica de la

32 33
naturaleza (los juicios que no quiso aventurar Marx sin untural se incorporará a la Ciencia del hombre; del mis-
reflexionar y acudir a autoridades primero), 36 una cosa 1\ló modo que la Ciencia del hombre se incorporará a la
permanece clara: la cuesúón misma de la dialéctica na- ' lencia natural ; habrá una sola Ciencia"." De ahí los
tural en general no es rechazada, sino acogida con "pla- 1 ·proches del joven Marx a la filosofía y la historiografía
cer" y como algo "edificante" por Marx en esa carta. de su tiempo por no tomar en cuenta, como es debido, a
Es decir, las posibles discordias entre Marx y Engels lus ciencias naturales:"'
sobre dtcho asunto no estarían nunca en relación con el Con respecto a la innegablemente mayor producción
principio general de que la naturaleza en efecto discurre ll~ Engels sobre el tema de la dialéctica natural, compar-

dialéct icamente, si no, en caso de que existieran, con los hl la opinión de Manuel Sancristán: esto se debe, esen-
pormenores sobre cómo discurre. t•ln lmente, a la división de/trabajo que necesariamente
Lo cierto es que, tanto para Marx como para Engels, tuvo lugar entre estos dos colaboradores;" es decir, Marx
una ciencia de la sociedad era imposible a no ser que y Engels tuvieron que coordinar esfuerzos. El propio
tuviera como punto de partida y fundamento a la ciencia Marx nos cuenta sobre esta división de trabajo cuando
de la naturaleza. Ningún otro sign ificado tiene el impor- \lOS dice, refiriéndose a Engels y a sí mismo, que "ambos
tante y célebre pasaje de La ideología alemana: lntbajamos según un proyecto común y de acuerdo con
un compromiso previo" .42 Solo así pudieron desarrollar
La primera premisa de toda historia humana es na- y exponer su revolucionaria teoría en sus más diversos
turalmente, la existencia de individuos humano~ vi- uspectos (económicos, históricos, naturales, filosóficos,
vientes. El primer estado que cabe constatar es, por le.), solo de esa manera fue posible la singularmente
tanto, la organización corpórea de estos individuos •strecha colaboración teórica "producto de un esfuerzo
y, como consecuencia de ello, su relación con el común, una asociación intelectual que hasta hoy no tiene
resto de la naturaleza. [... ] Toda historiografía tie- ¡lnralelo en la historia del pensamiento".43
ne necesariamente que partir de estos fundamentos Se va aclarando que no es tan "radical" la diferencia
naturales y de la modificación que experimentan en ntre Marx y Engels, y que las diferencias posibles entre
el curso de la historia por la acción de los hombres." 11111bos no serían de principio. Pero, ¿quiere esto decir
Marx, desde muy joven, ya le atribuía gran importan- ntonces que no hay ninguna diferencia, que hay una ab-
cia al hecho ele que es necesario tener en cuenta a las ~ o luta identidad entre Marx y Engels? Por supuesto que

ciencias naturales para el estudio de la sociedad y del llu. En primer Jugar, si se quiere buscar el pensamiento
pensami ento teórico. Para Marx, la "ciencia solo es cien- ·minentemente marxiano, hay que hacerlo, obviamente,
cia genuina cuando procede de la experiencia sensorial en las obras propias de Marx y no en las de Engels. De
[ .. .] ; es decir, solo cuando procede de la naturaleza"." lo contrario, no comprenderíamos el rol específico que
Por tal razón, ciencias naturales y ciencias sociales de- ·uda uno de los dos pensadores jugó en su ya men-
ben concebirse en unidad , pues "algún día la Cienci a cionada división de trabajo. Es en las obras de Marx,

34 35
especialmente en su obra cumbre, El capital, do nde en- Los defenso res de la ficción separati sta (Engels vs.
contramos a Marx. De esto no puede haber duda. Es un Murx), a men udo autoproclamadÓs " marxis tas de la
problema senci llamente hermenéutico. "Naturalmente prnx is", sencillame nte no tienen el sufic iente coraje teó-
no hay que subestimar la contribución de Engels, pero ¡(ro para reconocer que su posición no solo va en contra
tam poco hay que identificar a Engel s con Marx, [ ... ] el ,¡ • Engels, sino también en contra del mismísimo Marx.
hecho es que Engels no es Marx y que si se quiere cono- Y, de esta manera, tratan de forzar a Marx para que se
cer a Marx hay que buscarlo especialmente en sus obras uluste a sus posiciones, tergiversando puntos esenciales
auténticas, pu blicadas bajo su directa personalidad". 44 ti • su pensam iento, amputando, impu tando y distorsio-
Así, por ejemplo, el que se tome al Anti-Diihring como nnndo artificialmente ideas de todo ti po.
la "auténtica y única" exposición del marxismo, no es Y es, dicho sea de paso, una tergiversación -o, al me-
culpa en lo absoluto de Engels, quien, por demás, siem- IIOS, una incomprensión- del pensami ento de Marx ese
pre se asombró escépticamente del éxito de ese trabaj o llll cnto de divorciar! o ele la naturaleza. Así, por ejemplo,
suyo 45 Además, en segundo lugar, aunque no menos lu J'a mosa tesis del joven Lukács, tan encarecida por los
importante, es necesari a "la revalorización de Engels tl •l ractores contemporáneos de Engels, en la que renega-
no solo como el geni al ' hombro ' de Marx, sino como hn ele todo aquello que tuviera que ver con la naturaleza
pensador origi nal. .. " 46 Es decir, también para una reva- como tal y solo reconocía la naturaleza hu manizada, tesis
lorización y j usti preciación del pensamiento de Federico t.,xpuesta en Historia y conciencia de clase, donde en va-
Engels es necesario no diluirlo indiferenciadamente con dos pasajes se afi rma que "la naturaleza es una categoría
Marx. Pero, por supues to que, como ya se ha demos- cial, [ ... y] que solo el conoci miento de la sociedad y
trado, nada de esto significa que haya una diferencia tic los hombres que viven en ell a es filosóficamente im-
"radical" entre Marx y Engels. 47 Los trabaj os de los dos portante"," olvida que para Marx la verdadera riqueza,
fundadores del marxismo, aunque puedan en ocas iones los valores de uso de los objetos "son combinaciones de
diferenciarse tan to por su contenido como por su fo rma, dos elementos: la materia, que suministra la nalltrale-
no se excluye n sino que se complementan: Tfl y el trabaj o. [Y si hace mos abstracción del trabajo]

Si Marx clamaba por un urgellle reencuemro de la r¡11edará siemp re w1 substrato material, que es el que la
fi losofía con la práctica política del proletariado, IH\turaleza ofrece al ho mbre sin intervención de la mano
Engels se pronuncia por una alianza necesaria entre de este". 50
la filosofía y las ciencias naturales . Se trata de una El papel sobrecargado que L ukács le otorga a la " praxis
misma lógica de pensamiento, de una misma inte n- social", al desv inc ul arla de la naturaleza como tal, de-
ción: revolucionar las estructuras y contenidos del J'or ma este concepto esencial del marxismo. Sobre este
pensamiento fi losófico tradicional con v.istas a con- nsunto en particular se profundizará más adelante, por
verti rlo en una guía orientadora y en un instmmento ohora lo que importa es notar que las implicaciones de
rector para la actividad prác tica y científica ' ' ·ste rechazo por la dialéctica de la naturaleza no solo

36 37
se limitan a un lamentable abandono de un teneno im- du la historia .. ."." En otras palabras, la preocupación ele
portantísimo de la reflexión teórica (la crítica y la fun- 1' ohan -y de muchos otros- es, al final de la jornada,
damentación filosófica de las ciencias naturales)," sino 1'1peligro del determinismo histórico de tipo naturalista,
que incluso atrofia el mismo núcleo del pensamiento 11 sea, la determinación y subordinación rígida de lo hu-
(social) desanollado por Marx. mnno por lo natural. Todo esto con el trasfondo político
Cuando dejamos de seguir el juego de estos marxis- de que "la filosofía no se petrifique ni se momifique en
tas anti-engelsianos, nos percatamos ele inmediato que Una apología encubierta del orden existente". 53
la cuestión esencial estriba, no en que haya una dife- Lo que Kohan dice de Engels puede que sea justo para
rencia entre Marx y Engels, sino, francamente , en lo muchos de los manuales de corte soviético -que tanto
que sigue: ¿le es útil a la filosofía, y particularmente, ~e divulgaron en nuestro país- y para el esti lo de pen-
a la filosofía marxi sta, la idea de una dialéctica ele la Ktnniento asociado a ellos, todavía no del todo superado.
naturaleza? y ¿le es útil a las ciencias naturales dicha lls innegable que, en la tradición de tales manuales, nos
idea? Esta cuestión será analizada también más adelan- encontramos con un determinismo histórico de tipo na-
te, pero es importante advertir desde ahora que en nada turalista y una subordinación de lo histórico (humano) a
afecta esta idea al marxismo, ni está en contradicción Jo natural (no humano). Y esto con el propósito políti-
con las ideas de Marx . Entonces, ¿por qué tanto proble- '0 de presentar como "deber moral ante el proletariado
ma con el asunto? ·omponer mitos fi losóficos y económicos acerca del ad-
Pasemos, con el objetivo de responder esta última venimiento paulatino del reino celestial sobre la tiena"."'
pregunta, a la segunda parte de esta critica a Kohan, de Respecto a muchos de estos, Kohan tiene toda la razón al
la crítica destructiva (de refutar) a la crítica kantiana tlccir que son una ontología general de la que se deriva
(buscar el porqué de su persistencia en estas supuestas por aplicación la disciplina del materialismo histórico.
diferencias radicales, los elementos que lo condicionan Respecto a la mayoría de ellos, Kohan puede decir que
en tal sentido). Lo que verdaderamente le preocupa a lt'utan de demostrar el advenimiento del soci alismo a tra-
Kohan, y con él a la mayoría de los que asumen su po- v6s de ejemplos y transposiciones de leyes naturales a
sición, no es que la dialéctica se pueda aplicar al estudio In Historia, etc. Pero tales delitos son realmente inimpu-
de la naturaleza o no, ni siquiera que el marxismo -el lnbles a Engels, a ese pensador siempre decididamente
filósofo marxista- pueda interesarse por estos asuntos crrtico ante los intentos de transposición de las leyes de
dialéctico-naturales. La preocupación central detrás de In naturaleza al teneno de lo humano. Mucho más injus-
todo su rechazo a la dialéctica de la naturaleza se nos tn sería la acusación de que Engels trata de demostrar el
revela en el siguiente pasaje: "[ ... ] Engels, pretendía su- Htleialismo con las ciencias naturales . Así, por ejemplo,
perar la idea de una naturaleza parmenídea, fija e inmu- n una carta a Marx, Engel s, después de refutar la "natu-
table, apuntando a su historización. Aunque en lugar de llllizante" teoría de Podolinsky, en la que se igualaba el
historizar la naturaleza en realidad terminó naturalizan- tl'!lbajo físico (ese concepto que en Física representamos

38 39
con el signo "w") al trabajo económico y que intentaba Es muy extraño suponer que Engels naturaliza la
ver a este como una simple forma de manifestación de hiNioria, a la manera de un determinismo naturalista,
aquel , le comenta a su inseparable amigo : "Podolinsky, l'lltlndo nos encontramos en casi todas las obras de su
partiendo de este descubrimi ento muy valioso, se ha ex- 11 111durez con pasajes tan increíblemente explícitos como
travi ado por caminos equi vocados porque estuvo tra tan- LlNtc: "En efecto, el hombre no vive solamente en la na-
do de encontrar en la ciencia de la naturaleza una nueva lum leza, sino que también en la sociedad humana, y
demostrac ión de la verdad del sociali smo, y con ell o ha ••sta posee igualmente la historia de su evolución y su
con fundido la economía con la física". 55 r'ie11cia, ni más ni menos que la naturaleza"." No hay
No solo esto ocurre con respecto a la Física, nos en- nbsolutización de la naturaleza en Engels, ni tampoco
contramos tambi én esta crítica de Engels a la trasmuta: ~ u misión de lo humano a ella. Es verdad que Engel s dice
ción de las leyes naturales a la hi stori a humana, incluso, que "para e l materiali smo lo único real es la naturale-
en lo referente a la bi ología evolutiva. Sobre este te ma 111";58 pero no en el sentido en el que insinúa Kohan en
leemos en otra de sus cartas : Hll libro Mwct en su (tercer) mundo. En primer lugar,

Toda la doctri na da rwinista de la lucha por la vida hu y que tomar en cuenta el contexto del que Kohan ex-
no es sino la transpos ición pura y si mple, de l cam- truc59 las palabras "ser", " materia" , "naturaleza" y, por
po social a la nat uraleza viva, de la doctrin a de 1lli'O lado, "pensar", "idea" y "espíritu". Los conceptos

Hobbes [la guerra de todos contra todos] y de la y categorías en Engel s no son fijos y adquieren nuevas
tesis de la compete ncia [ ...] asociada a la teoría Hlgnificaciones en dependencia del uso, de la fun ción y
malthusiana de la población. Después de haber del colllexto. Engels, en ese momento, no habla de "na-
realizado ese acto de prestidigitaci ón (del cual luraleza" en el sentido de la "antítesis" hombre-natura-
di scu to la justificac ión absoluta) [... ], se transpo- l ~za (es decir, como lo opuesto al hombre), sino en el
nen las mismas teorías, esta vez de la naturaleza IIOntido inmanencia-trascendencia, hablando sin rodeos :
orgánica, a la historia humana, al pretender enton- 1/tlfll raf y sobrenat11ral. Kohan cita a Engels cuando este
ces que se ha hecho la prueba de su validez como dice "para el materialismo lo único real es la naturale-
leyes eternas de la sociedad humana. El carácter l0",60 pero dej ando as í truncada la frase y no diciendo
pu eril de esta manera de proceder salta a la vista, 1111\s nada, parece como si Engels hablara del "cosmos",
no hay necesidad de perder el tiempo hablando de del obj eto de las ciencias naturales, de la "ontología na-
la mi sma. Si yo quisiera empero insistir en e ll o, lo tu ralista" - como el mismo Kohan nos dice- ; o sea,
haría de la manera siguiente: demos traría que en ·omo lo opuesto a lo humano, a lo social. Pero, citemos
primer lugar son malos economistas , y úni camen- 11 1 L11dwig Feuerbach ... y analicemos el contexto, para
te en segundo lugar, que son malos natural istas y ver ele qué está hablando realmente Engels; no hay que
malos filósofos 5 6 'XIenderse mucho para co mprender el asu nto: "Mientras
q11e para el materialismo lo único real es la naturaleza,
40 41
en el sistema hegeli ano esta representa tan solo la ena- nea) es la única refutación práctica de la teoría de la
jenación de la idea absoluta, [donde es]la naturaleza lo creación". 65
derivado, lo que en general solo por condescendencia de Para Engels, afirmar que el hombre es un ser natural,
la idea puede existir" 6 ' Se entiende en este contexto por no implica ni el más mínimo determinismo, ni mucho me-
"naturaleza" lo opuesto a la "idea absoluta" de Hegel, es nos subordinar lo social a lo natural. La tesis de que "el
decir, al Dios" creador de Hegel, y en ningún momento hombre es un ser natural", en sus labios, no significa otra
como lo no-humano. Así pues, con "naturaleza", Engels, cosa que (el hombre) es un ser terrenal, que es de carne y
aquí se está refiriendo a lo terrenal, a lo imnanente, a lo hueso y que vive en el mundo del más acá, en pocas pala-
natural por oposición a lo trascendental, a lo sobrenatu- bras: que es un ser imilGneme. Aquí radica la consecuen-
ral. Y su reproche a Hegel radica en que en la filo soffa cia materialista ele su pensamiento, pues el imnanentismo
de este lo terrenal, el más acá "solo por condescenden- es el principio fundamental de todo materialismo.
cia de [lo sobrenatural] puede existir". La preocupación Por otro lado: ¿qué tiene de malo afirmar que los
última de Engels es superar el punto de vista de que la hombres son también seres naturales, productos de la
natural eza y el hombre (lo inmanente, lo natural) deban naturaleza? Levantarse en cólera contra tal tesis implica
su existencia a lo sobrenatural (a lo trascendente, al más presuponer - inconsciente o conscientemente- que el
allá, al espíritu, al pensamiento puro). Y, ¿por qué este hombre es algo absolutamente opuesto a la naturaleza,
asunto tiene importancia? porque en el caso de que el •s abrir un abismo insalvable entre el hom bre y el mun-
hombre (natural y social) no deba a sí mismo Sil exis- do natural. En el fondo, el pensamien to metafísico opera
tencia, en caso de "existir solo por condescendencia de usí: lo que es natu raleza no puede ser hombre y lo que es
la Idea", la libertad sería imposible 63 Esta idea está pre- hombre no puede ser naturaleza. Una comprensión del
sente también en Marx : "Un ser no se considera inde- usunto como esa, sería extremadamente antidialéctica y
pendiente si no es dueño de sí mismo y solo es dueño de rfgida; pues, ¿acaso el hecho de que el hombre sea un
sí mismo cuando su existencia se debe a sí mismo. [...] ser social excluye definitiva y absolutamente el hecho
Pero vivo totalm ente del favor de otra persona cuando le de que sea un ser natural? Aquí, una vez más, también
debo no solo la conservación de mi vida si no también su Marx coincide claramente con Engels: "La Historia mis-
creación; cuando esa persona es su fue nte" .64 ma es una parte real de la Historia Natural , de la conver-
Y a continuación de es te fragmento, Marx, el su- sión de la naturaleza en hombre", 66 o bien, "que la vida
puesto desentendido de la naturaleza y de las ciencias l'fsica y espiritual del hombre está ligada con la naturale-
naturales, dice: " La idea de la creación de la tierra ha lU no tiene otro sentido que el de que la naturaleza está
recibido un duro golpe de la cienc ia de la geognosia, li gada consigo misma, pues el hombre es una parte de la
es decir, de la ciencia que explica la formac ión y el nuturaleza". 67
desarrollo de la tierra como proceso de generación es- La naturaleza y la historia no son dos elementos separa-
pontánea. Generatio aequivoca (generac ión espontá- dos abruptamente uno del otro; se encuentran en unidad.

42 43
Para Engels, el hombre solo se hace hombre 110 solo por Notas
la evolución biológica de Darwin, como tergiversa Ko-
Néstor Kohan: Marx en su (tercer) mundo, ed. cit., p. 24.
han;68 sino -y en esto que sigue no cabe duda que Marx
Vladimír Ilich Len in: "Federico Engels", en Obras escogidas (en
también está de acuerdo con Engels-69 por el trabajo tres tomos), Ed. Progreso, t. I, 1970, p. 55.
social: por la transformación y dominio conscientes de Néstor Kohan: El capital. Historia y método, ed. cit., p. 46. Así,
la naturaleza, por el hombre social, de acuerdo a fines lnmbién para Marcuse la insistencia en una dialéctica de la natu-
planificados y mediante instrumentos. Así, el hombre se raleza es una idea contrapuesta a Marx; véase Herbert Marcuse:
hace a sí mismo, produce su mundo, gracias a su relación ob. cit., p. 147.
con la naturaleza mediante su relación esencial con otros Se trata de un argumento subj etivista, según el cual, Marx, al
provenir de un clima cultural mucho más "atrasado y filosófi-
hombres (e l trabajo). Y se necesita de la naturaleza para
co" que el clima "moderno e industrial" de Engels, no tenía Jos
trabajar porque, de lo contrario, ¿sobre qué y con qué se mismos intereses científicos de su amigo. De esta manera, las
va a trabajar? Como se ve, el trabajo -y, por tanto, el metáforas favoritas de Engels tenían que ver con ciencias natu-
hombre- presupone a la naturaleza. Sin naturaleza, no rales, etc. (Véase Néstor Kohan: El capital. Historia y método,
hay hombre y sin hombre no se co11cibe la naturaleza. 70 cd. cit., p. 46). El hecho de que Engels tenía un marcado interés
en las ciencias naturales, nadie lo niega, pero ¿pretende Kohan
La ruptura, o "contradicción", entre naturaleza y hom-
dec irnos que Marx no tenía interés en las ciencias naturales? Y
bre, dada gracias al trabajo, no es absoluta sino relativa. sobre la cuestión de la preferencia por las metáforas provenientes
Pues, "incluso en el nivel superior de la cultura, el hom- de las ciencias naturales, hay que notar que El capilal mismo,
bre es siempre un ser natural, pero solo en la medida obra magna de Marx -cuyo segundo tomo curiosamente iba a
ser dedicado a Charles Darwin, el gran científico natural, a quien
que el trabajo mismo es una especie de proceso natural,
le envió una copia del primer tomo como regalo-está repleto de
que solamente ocurre gracias al conocimiento, reconoci- met(¡foras y ejemplos de Marx que evidencian su interés por las
miento y utilización de las leyes naturales"." Sobre este ciencias naturales. Así, solamente en el capítulo I del tomo I de
tema en particular, del vínculo naturaleza-hombre por esta obra (capítulo dedicado precisamente al análisis de la célula
mediación del trabajo, se trata con más detenimiento a del modo de producción capitalista, la mercancía) encontramos,
al menos, cinco pasajes: el ejemp lo geométrico de las áreas de
continuación. Lo que ya queda claro hasta aquí es que
Jos polígonos, el del ácido butírico y el formiato de propilo, la
la trivial y caricaturesca idea de un engelsianismo na- metáfora del nervio del ojo y lo situado fuera del ojo, la tesis
turalista, ingenuo y fatalista con el que Marx no tendría de la descomposición fís ica del aire y la referencia a la ley de la
nada que ver, es insostenible. "Pero, además, no es nada gravedad.
marxista. Pues el marxismo es una concepción del mun- Néstor Kohan: El capital. Historia y mélodo, ed. cit., p. 51.
do explícita, y tiene por fuerza que contener también una Dichos manuscritos fueron publicados recientemente en la
visión de las relaciones del hombre con la naturaleza y, MEGA. 2 Se supone que tengan alrededor de mil páginas. En-
contramos una interesante referencia a estos manuscritos en los
consiguientemente, de la naturaleza misma y de la cien- emotivos Recuerdos personales de Carlos Marx escritos por su
cia que la estudia". 72 yerno, Pablo Lafargue. Este, luego de explicarnos la especial
significación de las matemáticas para el autor de El capital,

44 45
nos dice: " [Marx] redactó un trabajo sobre e l cá lculo infinitesi· 1J Es sabido el desprecio de Marx hac ia las ideas, e incl uso, tal vez,
mal, obra de gran valor si se da crédito a los matemáticos que la hacia la persona misma de Dühring. Así, tómese por ejemplo el
conocían ... ". (Pablo La fargue: "Recuerdos personales de Carlos siguiente pasaje: "Me ha sido imposible lee r a este sujeto sin q ue
Marx", en Pablo Lafarg ue: Textos Escogidos, Ed. de C iencias sienta deseos de darle enseguida un porrazo en la cabeza ... ", dijo
Sociales, La Habana, 2007, p. 468). Uno de los principales traba· Marx sobre DUhring en una carta a Enge ls fec hada 5 de marzo
jos de esos manuscri tos, titu lado "Sobre el concepto de la función de 1877 (véase Carlos Marx y Federico Engels: Carws sobre El
derivada", fue dedicado a Engels. Véase Lucio Lombardo Radi· c:apita!, Ed. Política, La Habana, 1983, p. 286).
ce: "De los ' manuscritos matemáticos' de K. Marx", en Carlos 14 Gayo Petrovic: Marx in rile Mid-Twe11tieth Centlll)', citado por
Marx y Federico Engels: Cartas sobre las ciencias de fa natum· John Hoffman: ob. cit., p. 68. Algo parecido le pasó a Lucio Co-
leza y las 1/UifemátictiS, Ed. Anagramo:t, Barcelona, 1975. lletti quien " ... al menos al fin al, fue coherente: acabó por ver
Carlos Marx: El capital, Ed. Pu ebl o y Educac ión, t. 1, La Hab'a· en Marx errores semej antes a los que antes había visto solo en
na, 1983, p. 264. Véase tambié n el pasaje sobre el mov imien to Engels ... ". (José Manue l Be rmudo Ávila: ob. cit., p. 275).
elíptico de los cuerpos (I bídem, p. 78). Pam un estudio riguroso 15 " Los tex tos de [Marx] al respecto [de las ciencias naturales].
de es te últ imo pasaje, véase T ho mas Weston: "Marx on thc Dia· dispersos en la correspondencia, pero sobre todo comenidos en
lectics of Elli ptica l Motion", Historical Marerialism. vol. 20. sus cuadernos de apuntes, no están todavía en su integralidad al
no. 4, 20 12). alcance de los especiali stas, pero las primicias que llegan a través
Antonio Barbagallo: "Dialéc tica e ngelsiana y recupen:ación del de los que han tenido acceso a algunos de ell os anuncian -al
marxismo", Marx Ahom, no. 19,2005, p. 98. menos para mí- una inquietante complicación del problema".
9 Carlos Marx: El wpiral, ed. cit, t. JI , pp. 6·7. (Isabel Mona!: " La hue ll a y la frag ua: el ma rxismo, Cuba y el fi n
de siglo", Temas, no. 3, juli o-septiembre, 1995, pp. 10-11).
10 Néstor Kohan: El capital. Historia y método, ed. cit., p. 51.
!(¡ Marcello M usto: "La Marx-Engels Gesamtausgabe (MEGA 2) y
J 1 Fernando Claudín: ''La tarea de Engels en el A11ti-Diihring
los nuevos ros tros de Karl Marx", Mtu::r A hora, no. 3 1, 20 11 ,
y nuestra tarea hoy", Cuadernos de Ruedo ibérico, no. 3, octu·
p. 134.
bre-noviembre, 1965, p. 49. Dígase de paso que el alineamiento de
Marx a la crítica de Engels a Dühring se respira a Jo largo de ese 17 fdem.
capítulo ("De la historia crític<l") escrito por él; de modo tal que lt< Anwnio Barbagallo: "Dialéctica engelsiana y recuperac ión del
un lector inadvertido tomaría tal capítulo como de la autoría del marx ismo", Marx Ahora, no. 19,2005, p. 98.
propio Enge ls. Casi al fina l del mismo (Marx) nos d ice: "'[Lie· 19 Car los Marx y Federico Enge ls: Corresponde11cia, citado por
gamos] a las mismas conclusiones a que llegamos en e l análi· John Hoffman: ob. cit., p. 78.
sis de su 'filosofía' ... ". (Federico Engels: Ami-Diihring, ed. cit.,
JO Marx habla exp lícitamente de sus estudios matemti! icos en un a
p. 507). Pasaje este q ue también nos brinda mlls ev idencia para
carta dirigida a su amigo Engels el 20 de mayo de 1865, donde
poder afirmar que Marx respaldaba las críticas filosóficas hechas
cuent::. que "En los intervalos [en tre el tiempo dedicado al trabajo
a DUhring por su amigo Engels en las pri meras pág inas de l libro.
prin cipal], ya que no se puede escri bir si n interrupción, estudi o
12 Algu nos ejempla res importantes: la carta de Marx a Engels fe- el differemia ! ca!cu/us [cálculo d ife renc ial] ... ". (Carlos Marx y
chada 8 de enero de 1868; 1:1 de Marx a Kugel mann, 6 de marzo r.:cderico Enge ls: Carws sobre El capital, ed. c it., p. 148).
de 1868; la de Marx a Engels, 14 de marzo de 1868; Marx a En-
1 Pab lo Lafarg ue: ob. ci t. , p. 468.
gels, 5 de marzo de 1877; Marx a Engels, 7 de marzo de 1877 y
Enge ls a Marx , 6 de marzo de 1877 (en esta última encontramos J-l Lucio Lombardo Radice: "De los 'manuscritos matemáticos' de
evidencia de que "De la historia crítica" fu e una co laboración de K. Marx ", en Carlos Marx y Fede ri co Enge ls: Cartas sobre las
Marx para e l Ami-Diihring). ciencias de la nalllraleza y las matemáticas, ed. cit., p. 162.

46 47
23 Carlos Marx: "Carta a Federico Engels del 22 de noviembre de S~ciales, La Habana, 2004, p. 82. donde se ci ta un pedazo de
1882", en Carl os Marx y Fede rico Engels: Cartas sobrtt las efe li- dtcha carta: "Ha sido un placer recibir tu cana[ .. .] Schorlemmer.
cias de lanatHraleza y las matemáticas. ed. cit., p. 105. después de leerla detenidamente, se declara completamente de
24 Cfr. Federico Engels: Ami-Diihri11g, Ed. Pueblo y Educación, La acuerdo contigo en lo fundamemal''. La segu ndn referen cia (en
Habana, 1973, pp. 166-167 y 172. Engels escri be estas líneas so- John Hoffman : ob. cit., p. 77), ac lara un poco más el cono ex trac-
bre la dialéc tica del cá lculo diferencial al menos 10 años antes to de Holz, cilando un poco más en ex tenso: ..Acabo de rec ibir
de que Marx redactara su trabajo sobre el tema. Véase Carl os tu carta que ha sido muy edificante para mí. No qu iero aventurar
Marx: "Sobre el concepto de función derivada", en Carlos Marx un juicio hasta que haya tenido el tiempo de reflex ionar sobre el
y Federico Engels: Cartas sobre las ciencias de la naturalezc1 y asunto y a la vez consultar con las 'autoridades'". De esta ma-
las matemáticas, ed. cit. nera, ente ndemos que Schorlemmer, del cual conocimos en Ja
~ita de Holz, es precisamente una de esas "autoridades" a las que
25 Ibídem. ed. c it.. pp. 57-58. ',
tba a consu ltar Marx, que dio su aprobación a las ideas di aléct i·
26 El artículo donde se desarrolla dicha idea data probablemenre de ca-natu rales de Engels. Ojn lá que este inten to de reconstrucciófl
1879. basado en dos fragmen tos de la mi sma carta , sea suficiente par~
27 Véase Federico Engels: Dialéctica de la naturaleza, Ed. Política, S<Hisfacer al lector.
La Habana, 1979, pp. 41-46. :l6 Mar~ .le mos.tró .la carta de Enge ls a Carl Schorlc mmer, quien
28 Carlos Marx y Federico Engels: Cartas sobre El capital, ed. ci t. , c~cnb r ó l as.s rgu.re.nres palabras al margen del manuscrito: "'Muy
p. 164. (El énfasis con curs ivas es de l autor). bren; es mt opuuón. Muy cierto". (Citado por José Ferraro:
29 Véase Carlos Marx y Federico Engels: Cartw1 sobre las ciencias ¿Traicionó Engels la dialéuica de Marx ?, Ed. Itaca, México,
1998, p. l 72).
de la flafJ/ra/e za y las matemáticas, ed. cit., pp. 33-34.
30 Véase Federico Engels: Dialéctica de la IWturaleza, ed. ci t. , .17 Carlos Marx, Federico Enge ls y Vladimi r I. Lenin: Selección de
pp. 10-11. textos en tres tomos, Editorin l de Ciencias Socinles, 1. n, La Ha-
bana, 1973. p. 185 (la cursiva no es del orig inn l). De cómo estos
31 Carlos Marx y Federico Engels: Cartas sobre las ciencias de la
fundament os naturnlcs para la teoría marxi sta de la hi storia deben
naturaleza y las matemáticas, ed. cit. , p. 90.
lTlttcho a la teoría de la evolución mediante la se lección naturnl
32 Carlos Marx: "Carta a Wilhelm Liebknecht del 7 de ocrubrc de de Darwin, es muy escl arecedora la carta de Marx a Ennels del
1876", en Carlos Marx y Federico Engels: Cartas sobre las cien- 19 d_e diciembre de 1860 y también e l pasaje de El capital donde
cias d e la naturaleza y las matemáticas, ed. c it., p. 89. se drce que " Darwin ha orientado el interés hacia la historia de
33 "Estando esta mañana en cama, me vinieron a la mente las si- la tecnolog ía natu ral, es dec ir hacia la formación de Jos órga-
guientes ideas dialéclicas sobre las ciencias naturales". (Carlos nos vege tales y animales como instrumentos de producción r... J
Marx y Federico Engels: Ca rras sobre las ciencias de la nawra- ~Es que la historia. de la creación de los órga nos productivos del
leza y las matemáticas, ed. cit., p. 76). hombre socia l, que son la base material de roda organ ización es-
34 Sobrenombres afectivos con Jos que se nombraban a Marx y a pecífica de la sociedad, no merece el mismo interés?". (Carlos
Engels, respectivamente, dentro de la familia Marx y el más fnti- Marx : El capital, ed. ci t. , t. l. p. 325, nota al pie número 4). En
mo cfrcul o de amigos. este asun to, Marx fue bastante ex plícito; refiriéndose a El origen
de l~s especies, dijo: ''E l libro de Darwin es mu y importan te y
35 Lamentablemente, no di spongo de dicha importante carta pnra
me s1 rve el e base en las ciencias nnturnles para la lu chn de clases
poder citarla aqu í directamente. Sin embargo, poseo al menos
cr.l la ~1i storia". (Carlos Marx y Federico Engels: Corresponden -
dos re fere ncias de ella. La primera en Han s Heins Holz: Reflexión CUI , cnado por Alan Woods y Ted Grand: Razón y revolución.
y pra.xis. Eswdios para la teorfa manista hoy, Ed. de Ciencias Filosofía mar.:r.ista y ciencia moderna. ob. ci t., p. 348). A pesar

48 49
de la presencia de varios pasajes tan explíci tos co~~ este en .las Ami-Diillring. de Engels". (Luc ien Goldmann: Lukács y Heidegger.
obras de Marx, acusar a Engels de "vulgar" darwm1sta ha s1do Hacia wwfilosofíaltueva. Ed. Amorrortu, Buenos Ai res, 1975,
una constante -casi tan persistente como la acusación de posi· p. 67). Hay que advertir que este reclamo ya estaba prese nte
tivista- en los intentos de distanciarlo de su amigo. Para lsaiah incluso en el propio Gramsci: " ... las exposiciones de Engels,
Berlin, si se quiere un ejemplo, se aleja del joven (verdadero) relativamente sistemáticas (especialmente Anti-Diihring), son
Marx la interpretación "a medias positiv ista y a medias darwinia· tomadas como fuente auténti ca y a menudo como única fuente
na, del pensamiento de Marx que principalmente nos ofrecieron nuténtica [del marxismo]". (Antonio Granisci: Cuadernos de fa
Kau tsky, Plejánov y, sobre todo, Engels ... ". (lsaiah Berlin: Karl cárcel (en seis tomos), ed. cit., t. 11. pp. 132·133). Cómo cual·
Marx, Ed. Al ianza Editorial, Madrid, 2007, p.ll6). El te ma de quier obra clás ica puede ser vulgari zada, e incluso, manipulada,
las relaciones entre darwinismo y marxismo. es muy complejo e es un tema que merece ser tratado aparte.
interesante, digno de ser investigado de por sí en otra ocasión. ·16 Antoni o Barbagallo: "Dialéctica e ngelsiana y recuperación del
38 Carlos Marx: "Manuscritos económico· filosóficos" . en Er!ch marxismo", Marx Ahora, no. 19,2005, p. 98. La visión si mpli sta
Fromm: ob. c it.. p. 145. de un Engels reducido a "compañero de viaje" de Marx, es uno
de los elementos que más han obstac uli zado un aqui latami ento
39 Ídem. fruct ífero de su pensamiento. "Ni siquiera los autores so~iéti·
40 Véase Ibídem, pp. 145- 146. cos, religiosamente engelsianos [ ... ] han escapado a esta reg la.
4 1 Cfr. Manuel Sa ncri stán: "La tarea de Engels en el Anti ·DUhring". Si fren te a buena parte del 'marxismo occ idental', empeñado en
en Fede rico Engels: Anti·Diihring, Ed. Grijalbo, México, 1968, red ucir a Engels a si mple compañero de viaje, cuando no a de-
pp. XX IV-XXV. fo rmad or del marxismo, Jos sov iét icos han pregonado la unidad
42 Carlos Marx y Federico Engels: Correspondencia , citado por Marx·Engels, su estrecha unidad teóri ca y política, no han sabido
John Hoffman: ob. ci t.. p. 71. eludir la tram pa de la jerarquización: primero Marx y lueoo En·
gels". (José Manuel Bermudo Ávi la: ob. cit., pp. 24-25). e
43 Pcrry Anderson: Co11sideraciones sobre el marxismo occidental,
Ed. Siglo XXI, México, 1987. p. 9. 47 Cfr. Karl Korsch: Marxismo y filosofía, Ed. Era, México, 1971,
p. 68 (nota al pie número 100).
44 Antonio Gramsci: C11ademos de la cárcel (en se is tomos). Ed.
Era. t. U, México, 1981 , p. 132. IH Zaira Rodríguez Ugidos: El problema de la naturaleza específica
del conocimiemo filos6fico. Ed. Pueblo y Educación, La Haba na ,
45 Aquí una nclnración se antoja pertinente: concuerdo plenamente
1985, pp. 23-24.
con la opini ón expresad a por Riazanov de que "quie nes dicen
que e l Ana-Diillri11g es, después de El capital y con él, ht obra ·IIJ Georg Lukács: ob. cit., p. 14.
más importante del marxismo, tienen razón ... ". (David Riaza· 10 Carlos Marx: Selecci611 de /ec:l/lras de El capital, Ed. Pu eblo y
nov: "Cincuenta aiíos de Anti·Dühring", en Federico Enge ls: Ed ucación. La Habana, 1979, p. 143. El énfasis con las cursivas
El Allfi-Dilllring. Ed. Claridad, Buenos Aires, S/F, p. 378). Sin no pertenece a Marx.
embargo, no es menos cierto que gran parte de las citas y refe. " ... la penuria en es ta zona oscu ra del marxismo ha ido quedando
rencias de los manuales soviéticos provenían del Anti·Diillri11g. co mo el campo abandonado por todos en significat ivo contras-
Esta circunstancia propició que se reforzara la identificación que le con algunas corrientes anglosajonas actuales del pensamie nto
muchos marxistas occ identales hacían entre el DiaMnt sov iético que parecen haber comprendido mejor que los marxistas que el
y la dialéctica engelsiana. Tómese por ejemplo el siguiente co- hombre no puede renunci ar a priori a la comprensión abarcado·
mentario de Gold mann: "Lukács critica un libro que en esa época rn del mundo natural". Osabel Mona!: "La huella y la fragua: el
hacía las veces casi de Biblia del marxismo vulgar y dogmático marxismo, Cuba y el fi n de sig lo", Temas, no. 3, julio·sept ie m·
(y que seguirá cump li endo ese papel aún mucho desp ués): el bre, 1995, p. 10).

50 51
cisamente ese pasaje de l primero con la fina li dad de acusarlo de
52 Néstor Kohan: Marx en su (tercer) numdo, ed. cit., p. 24. Per-
' 'deter ~ini sta"; cuando todo el verdade ro sig nificado de esta idea
mítaseme, de paso, aclarar que también Marx veía necesario e l engelstana consiste justamente en lo cbn trario: la libertad del
proyec10 de "histohzar la naturaleza" Así lo indi ca el siguien- hon.lbre entendido como se r socialmente natural y natura lmente
te pasaje de su obra principal: " ... los vicios de ese materialismo
SOCial.
abstracto de los naturali stas, que dej a a un lado el proceso histó-
ri co". (Carlos Marx: El capital, ed. cit. , t. I, p. 325, nota al pie 64 Carlos Marx:. "Manuscritos económico-filosóficos", en Erich
Fromm : ob. ct t., p. 146.
nú mero 4).
53 Néstor Kohan: Marx en su (tercer) mwulo , ed. ciL , p. 73. 65 Ídem. Nótese el reconocimiento por parte de Marx del caníc ter
dialéctico de esta ciencia (la Gcognosia) exac tam ente en el mis-
54 Rubén Zardoya: "¿Qué marxismo está en crisis?", en Colecti vo
mo se n tid~ en el qu e muchos años más tarde hablara Engel s, esto
de autores: El dermmbe del modelo eurosm•iético. Visión desde es, que entiende los fenómenos y objetos nmurales no como cosas
Cuba, Ed. Féli x Varela, La Habana , 1996, p. 45. ~... dadas de unn vez y pnra siempre (inmutables desde la creac ión'
55 Federico Engel s: "Carta a Marx del 19 de diciembre de 1882'', en hasta el apoca lipsis). sino como procesos históricos inmanentes
Carlos Marx y Federico Engels: Cartas sobre fas ciencias de la espontáneos.. Y. ~arnbién: nótese la impo rtanci a concedida pOI~
nawraleza y las ma/emáticas, ed. c it. , pp. 109- 11 2. Marx a esta c1encta expen mental - ¡y natural!- co mo " la única
56 Fedt!rico Engels: "Carta a Piotr Lavrovich Lavrov del 12-17 de refutac ión práctica de la teor ía de la creac ión".
noviembre de 1875", en Carlos Marx y Federico Engels: Cartas 66 Ibídem. p. 145.
sobre El capital, ed. cit., pp. 282-283. C1'l Ibídem, p. 110.
57 Carlos Marx y Federico Engels: Obra.\· escogidas (en tres tomos),
h~ Véase Nésto r Kohan: Mw:t en su (te rcer) mundo, ed. cit., p. 28.
Ed. Progreso, t. lll, Moscú, 1"980, p. 370.
ht) l:éase el q u i 1~to capítu lo del primer tomo de El capital, donde e l
58 Ibídem, p. 362. l1l~so ~~ "radJ.calment e" diferente de Engels dice: ''e l uso y la fa-
59 También cuando dice " ... si pensar se identifica con espíritu, en- bncactoJ~ de mstru mentos de trabajo [... ] caracterizan el proceso
tonces ser es idéntico a naturaleza ... ". (Néstor Kohan: Mw:r en de trabe/jO específicamente l111mcmo ... ". (Carlos Marx: Selección
s11 (tercer) mundo, ed. cit., p. 25). Esta fónnu la es, hasta cierto de lecturas de El capital, Ed. Pueblo y Educación, La Habana,
punto, con·ecta, pero no en el sentido que le da Kohan, al enten- 1979, p. 143).
der en este contexto a la naturaleza como lo no humano. 70 Es infundada la afirmación de Sartre de que ;'la dia léctica de la
60 Néstor Kohan: Mw:t en s11 (tercer) nllmdo, ed. cit. , p. 25. Na~ t~raleza es la Naturaleza sin los hombres". (Jean-P¡tu l Sartre:
61 Federico Engel s: "Ludwig Feuerbach y el fin de la fil osofía clá- Cl·mca a la razón dialéctica, Ed. Losada, Buenos Ai res, 1963,
sica alemana", en Carlos Marx y Federico Engels: Obras escogi- P· 173) .. Enge ls, siguiendo a Spinoza. muestra que el espíritu
das (en tres tomos), Ed. Progreso, t. lll , Moscú, 1980, p. 362. El (pensatment? humnno) es un atributo (cual idad ina lienable) de la
destacado en cursiva es del autor. naturaleza, sm el cual esta no puede ser perfec tamente concebida
Su razonamiento se resume en el siguiente pasaje: "tenemos 1~
62 Recordemos que según Hegel: "La naturaleza es en el tiempo lo
certeza de que la rnaterin perm anecerá eternamente la misma a
primero, pero el prius absoluto es la idea; este prius absoluto es
través de todas sus mutaciones, de que ninguno de sus atri butos
lo último, el verdadero principio, el alfa y la omega". (G uillermo
¡n ~cde llegar a perd~rse por entero y de que, por tanto, por la
Federico Hegel: Sistema de la filosofía, citado por Alfred Schmidt:
Jmsma. fé1Tea neces1dad con que un día desaparecerá de la faz
ob. cit., p. 19).
de la uerra su formación más alta, el espíritu pensante, volverá
63 Nótese lo increíblemente irón ica que resu lta la in comprensión a brotar en otro lugar y en otro tiempo". (Federico Engels: Dia-
de Engels por parte de Néstor Kohan, al este último tomar pre-

53
52
léctica de la nawra/eza, ed. cit., p. 20). La cueslión es que "este EL VÍNCULO NATURALEZA- HOMBRE: EL TRABAJO
mundo sin el hombre no es la auténtica rea lidad, sino solamente
una de las construcciones de la subjeti vidad humana. uno de los Del mismo modo que separan el pensar de los sen·
múltiples modos de asimilar (y reproducir espiri tualmente) el tidos, el alma del cuerpo, separan la historia de las
mundo[ ... ] La realidad no es (au téntica) realidad sin el hombre. ciencias naturales y de la industrit1, para ir a buscar
de la misma manera que tampoco es (únicamente) la realidad del la cuna de la historia, no a la rosca producción nalll·
hombre. Es la realidad de la naturaleza como totalid ad absoluta, ra/ de la tierra, sino al reino vaporoso de las nubes,
independiente no solo de la conc iencia del hombre, sino también al cielo.
de su ex istencia, y es la realidad del hombre, que en la naturaleza, CARLOS MARX Y FEDERICO ENGELS, La sagrada familia
y como parte de ella, crea la realidad humano social .. .". (Karel
Kosik: Dialéctica de lo concreto, Ed. Grijalbo, México. 1967,
p. 266). Es en el análisis más detallado de la relación naturale-
71 Hans Heinz Holz: Rejlexi611 y Praxis. Eswdios para la teoría zn-hombrc en Engels, que comprendemos lo injusto que
marxista hoy, ed. cit., p. 88. St.!ría acusarlo de determ ini sta "naturali zante" . Comen-
72 Manuel Sancristán: ob. cit., p. XXV. cemos por demostrar que es, simple y llanamente, falso
lo que Kohan dice al respecto:
Apoyándose en la teoría darwinista, para la que el
ser humano emerge como producto del desarrollo
evolutivo de la naturaleza, y como en la premisa
anterior había postulado que el materialismo dia-
léctico es válido para esta última, entonces Engels,
sin dificultades deduce como conclusión que sus
leyes rigen para el ámbito humano. [... ] de lo ge-
neral se deduce lo particu lar, de la natural eza lo
social, el materialismo cosmológico se [aplica] a la
historia.'

Veamos ahora lo que realmente piensa Engels sobre


11l us unto. En una importante carta, escrita entre el 12 y
~1 17 de noviembre de 1875 a Piotr Lavrovich Lavrov,
Hngels, refutando al "Engels" de Kohan, escribe:
La diferencia esencial entre las sociedades huma-
nas y las de animales consiste en que estos, en el
mejor de los casos, recogen, mientras que los hom-
bres producen. Basta ya esta diferencia, única, pero

54 55
capital, para hacer imposible la transposición sin ca/mente revolucionaria: el trabajo y la actividad social
más reservas de las leyes válidas para las socieda- ·ondicionaron, moldearon, crearon el cuerpo biológico
des animales a las sociedades humanas-' del hombre.' ¡Y este es el Engels al que Kohan acusa
de "naturalizar la historia" y de subordinar lo social a lo
Como se ve, esta cita refuta directamente la acusación natural, de decir que lo social es determinado por el de-
de Kohan; pero, además, el que lea el resto de la carta se sarrollo natural; el hombre al que Kohan trata de "inicia-
dará cuenta de que ella es, desde la primera palabra has- dor" de la corriente del fatali smo histórico del DiaMat!
ta la última, una refutación a la idea de "naturalización de Dada su claridad exotérica, cualquier persona que sepa
la historia" que tan injustamente es imputada a Engels. leer, hasta un niño, se da cuenta de que, en el escrito
All í, se nos habla de lo superficial que sería el intento de /;'/papel del trabajo en la transformación de/mono en
aplicar al plano humano el concepto darwinista de "lu- hombre, Engels procede a la inversa: la condición social
cha por la existencia" y que tal superficialidad es propia del hombre fue lo que engendró sus características natu-
de pseudo- naturalistas y pseudo-filósofos; que la única ra les (fisiológicas y anatómicas) propias (como la mano,
lucha que allí se da es la lucha de clases, que se ri ge por el cerebro, la capacidad de articular, la postura erecta,
otras leyes completamente distintas. Esta carta es una etc.). Pero esto no. solo se queda en la diferencia entre
prueba tan contundente que parece bastar por sí sola para el individuo animal y el individuo humano. El trabajo
zanjar el asunto; pero se trata de un tema importante que del hombre es lo que lo diferencia del animal, como ser
debe ser analizado más detenidamente, desarticulado en social.
sus momentos.
Luego, también es falsa la afinnación de que Engels ve ¿Y qué es lo que volvemos a encontrar como signo
la explicación del surgimiento del hombre en la simple distillfivo entre la manada de monos y la sociedad
teoría de la evolución biológica (natural) de las especies humana? Otra vez el trabajo. La manada de monos
de Darwin. 3 Para Engels: se contentaba con devorar los alimentos de un área
que detenninaban las condiciones geográficas, [en-
El trabajo es la fuente de toda riqueza [...] Lo es, tre otros elementos naturales. El animal es incapaz
en efecto, a la par que la naturaleza, proveedora de de extraer de la naturaleza más de lo que ella le ofre-
los materiales que él convierte en riqueza. Pero el ce. Por eso, en los an imales no encontramos trabajo
trabajo es muchísimo más que eso. Es la condición en el verdadero sentido de la palabra.] El trabajo co-
básica y fundamental de toda la vida humana. Y mienza con la elaboración de instrumentos'
lo es en tal grado que, hasta cierto punto, debemos
decir que el trabajo ha creado al propio hombre.' Como vemos, el supuesto determinista ':naturalizan-
te" Engels, advierte como diferencia radical con res-
Exactamente a la inversa de la acusación hecha por pecto a la actividad del hombre sobre la naturaleza el
Kohan, en la obra de Engels encontramos una idea radi- hecho de que, la de los animales, está determinada por

56 57
las condiciones naturales y que estos no pueden extraer ponde el resultado histórico con los fines estableci-
más de lo que la naturaleza les ofrece. Por eso. es más dos de antemano'
injusto aún imputarle a Engels la idea ele que el hombre La oración: "Los hombres, por el contrario, a medida
está determinado por la nat uraleza. En Engels leemos que se alejan más de los animales [...], en mayor gra-
todo lo contrario: do hacen su historia ... ", es sobradamente explícita. En
[... ]lo único que pueden hacer los an imales es utili- todo caso, Engels, diferencia a los seres humanos de los
zar la naturaleza exterior y modificarla por el mero nnimales, preci samente por ser estos "objetos -¡obje-
hecho de su presencia en ella. El hombre, en cam- tos!- pasivos de la naturaleza" mientras que aquellos, en
bio, modifica la naturaleza y la obliga así a servir- contraste, "hacen su historia ellos mismos": ¡qué deter-
le, la domina [destacado de Engels]. Y esta es, en' minista más raro resulta Engels ! ¿No son estos pasajes
última instancia, la diferencia esencial que existe pruebas feh acientes para convencerse de la fal sedad de
entre el hombre y los demás animales, diferencia esta infame acusación o, al menos , para dudar y cues-
que, una vez más, viene a ser el efecto del trabajo' tionarse el asunto? Sin embargo, haciendo caso omiso
de todo esto, Kohan insiste ciegamente en acusar de de-
Efectivamente, para Engels, no es el hombre el deter- terminista y fatalista naturalizante ¡a Engels! , al hombre
minado por la naturaleza, sino todo lo contrario: la natu- que escribió continuamente y en varias de sus obras co-
raleza es la determinada ("dominada") por el hombre; y sas como esta:
en esto radica, precisamente, la diferenci a efectiva entre
el hombre y el animal. En ningún momento, Engels dice La existencia normal de los animales, es dada en las
que son las leyes de la naturaleza las que rigen unilate- condiciones simultáneas en la~ que viven y a las que
ralmente al hombre, sino a la inversa: se adaptan: las del hombre, a partir del momento en
que se diferencia del animal en sentido estricto, no
Con el hombre entramos en la historia. También se han presentado todavía con anterioridad y será
los animales tienen una historia, la de su origen y el desarrollo histórico futuro el que se encargue de
desarrollo gradual hasta su estado presente. Pero, plas marlas. El hombre es el único animal capaz
los an imales son objetos pasivos de la histori a, y de sustraerse con su trabajo al estado puramente
en cuanto toman parte en ella, esto ocurTe sin su animal; su estado normal es el estado que él mismo
conocimiento o voluntad. Los hombres, por el con- se crea, con arreglo a su conciencia. 9
trario, a medida que se alejan más de los animales
en el sentido estrecho de la palabra, en mayor grado El estado normal del animal es la naturaleza (en la que
hacen su historia ellos mismos, conscientemente, y vive y a la que se adapta), el estado normal del hombre
tanto menor es la influencia que ejercen sobre esta s e l que éJ mi smo crea conscientemente, cuyas con-
historia las circunstancias imprevistas y las fuerzas tliciones no se han presentado de antemano (antes del
incontroladas, y tanto más exactamente se corres- hombre, deterministamente, fatalistamente), sino que

58 59
será el desarrollo histórico futuro e! que se encargue de conocimiento. Hace falta una revolución que tras-
plasmarlas. ¡Este es el verdadero Engels y no la carica- forme por completo el modo de producción exis-
tura que nos presenta Kohan! En lo que respecta a este tente, y con él , el orden social vigente."
asunto, pues, Kohan queda refutado completamente. Y
resu lta que, Engels también habla clarísimo sobre este Aquel que no encuentre en esta corta cita "el momento
punto. Él, incluso critica explícitamente la tendencia de subjetivo", la "unidad sujeto-objeto", la historicidad del
naturalizar la historia: conocimiento, la específica libertad del ser humano ante
la naturaleza, e, incluso, la función de la práctica revo-
La concepción naturalista de la historia, sostenida, luciollaria en el proceso de conocimiento y de liberación
por ejemplo, en mayor o menor medida, por Drape'r humana; es porque si mplemente el oscuro cristal de los
y otros naluralistas , y según la cual es la naturale- manuales soviéticos le impide leer desprejuiciadamente
za la que influye exclusivamente sobre el hombre, a Engels . Llegado este punto, no hay mucho más que se
son las condiciones naturales las que condicionan pueda hacer aquí. Solo hay que leer al propio Engels, sin
siempre y en todas partes el desarrollo hi stórico de dejarse llevar por los prejuicios, para aclarar el asunto de
este, es [.. . ) una concepción unilateral , en la que una vez por todas y dejar de imputarle todos los defectos
se olvida que el hombre actúa también , a s u vez, habidos y por haber del DiaMat. Y, sin embargo, en esto
de rechazo, sobre la naturaleza, la transforma y se último es en lo que se empeña una y otra vez Kohan:
crea nuevas condiciones de existenc ia. Muy poco,
.. .para real izar semejante tarea [la de aplicar la dia-
poquísimo, es lo que hoy queda en pie de la "natu-
léctica a la historia] [Engels) elabora la teoría de la
raleza" de Alemania en los tiempos de la inmigra-
"aplicación" - aunque no llegue a rotularla de ese
ción de los germanos. 10
modo-- que apuntaba a demostrar como un silo-
También el reproche que Engel s hace a los materialis- gismo que lo que es válido para el universal (el ser,
tas vulgares de su época (Yogt, Moleschott y Büchner) el universo, el cosmos) es también válido para lo
por mostrar estos "la pretensión de aplicar a la sociedad particular (sociedad-historia) que surge en el inte-
las teorías acerca de la naturaleza y de reformar el socia- rior del mismo de lo universal y como producto su
lismo",11 demuestra explícitamente su verdadera posi- evolución."
ción en este particular asunto. Y, en otro lugar, leemos: Resumiendo, según Kohan, Engels habla más o me-
Sobre todo después de los grandes progresos en nos así: "como el hombre es un producto de la naturale-
este siglo por las Ciencias Naturales, nos hallamos za, y este está comprendido dentro de esta, las leyes de
en condiciones de prever, y, por tanto, de controlar la naturaleza también son las leyes del hombre" . Pero va
cada vez mejor las remotas consecuencias naturales incluso más lejos. Llega a afi rmar, en una nota al pie de
de nuestros actos [ .. .) Sin embargo, para llevar a la misma página, que Engels "desarrolla" la teoría de la
cabo este control se requiere algo más que el simple aplicación en su escrito Ludwig Feuerbach ... Veamos si

60 61
es cierto o no. El momento más susceptible de ser ma- conjeturar principios ideales que suplantarían a los prin-
linterpretado en este sentido, por su apariencia y no por cipios reales, concatenaciones imaginadas y fantásticas
su significado real, es cuando Engels comenta: "Y lo que que tomarían el papel de las reales, etc. ¿Qué significa,
decimos de la naturaleza, concebida aquí también como entonces, el que las ciencias sociales tomen también esta
un proceso de desarrollo histórico, es aplicable igual- tendencia de abandonar la especulación · idealista? Res-
mente a la historia de la sociedad en todas sus ramas y, puesta: salir del mundo de las abstracciones, estudiar, no
en general, a todas las ciencias que se ocupan de cosas al Hombre abstracto (a lo Feuerbach), sino al hombre real,
humanas (y divinas)"." Evidelltemellte, este extracto, que no es otro que el hombre en la historia; no tomar como
sobre todo por el empleo del término "aplicable", parec~. puntos de partida o criterios teóricos a conceptos ideales,
una prueba a favor de la acusación de Kohan. Si lo lee- como el amor y la naturaleza malvada -o benévola-
mos así, aisladamente, parece que Engels "natu raliza la del hombre, para desarrollar una teoría, digamos, de la
historia", "aplica" las leyes de la naturaleza a la historia, moral; sino observar a los hombres actuar en la historia,
"deduce" de la naturaleza la historia, etc . Pero, cualquie- revelm: los principios objetivos condicionantes del com-
ra que lea el contexto con solo un mínimo de atención, portamiento de los hombres, etc. ¿Cuál sería el resultado
podrá percatarse de que ese no es, para nada, el sentido de esto?, ¿la naturalización determinista de la historia?
real de esta cita. ¿Qué es aquello que Engels expone an- Por supuesto que no. El fin de la especulación idealista
teriormente sobre las ciencias naturales, qué es eso que en el terreno humano solo puede resultar en la collcep-
"decimos" de ellas que es aplicable también a las cien- cióll materialista de fa historia, en el estudio concreto
cias sociales? Respuesta: la superación de la especula- de la situación concreta a prutir de las condiciones reales de
ción idealista como método de investigación: "Aquí, al vida y no en la creación de teorías naturalizantes, o sea,
igual que en el campo de la naturaleza, había que acabar "calculadas para todos los tiempos, todos los pueblos y
con estas concatenaciones inventadas y artificiales, des- todas las circunstancias". 17 Se ve, una vez más, cómo lo
cubriendo las reales y verdaderas; misión esta que, en que realmente está diciendo Engels es precisamente lo
última instancia, suponía descubrir las leyes generales opuesto a lo que Kohan piensa -y afirma- que dice.
del movimiento que se imponen como dominantes en la En verdad, según Engels, no solo las leyes naturales,
historia de la sociedad humana"." Quien tome en cuenta ni siquiera la dialéctica determina rígidamente a la his-
el co11texto, se percatará de que Engels, antes de decir lo toria: "Pero la historia tiene su propio curso, y por muy
citado, habla de cómo es necesaria la desaparición de la dialécticamente que este discurra en última instancia,
"filosofía de la naturaleza" y en general de la "filosofía" se da con frecuencia el caso de. que la dialéctica tenga
entendida como ciencia de las ciencias, es decir, la especu- que esperar bastante tiempo a la historia". " Entonces,
lación idealista e imaginativa, que llenaba las lag unas se aprecia como la aparatosa idea de que para Engels la
de la ausencia de conocimientos positivos con quimeras naturaleza "general" supedita rígidamente a la sociedad
fantásticas." Esta especulación consiste básicamente en "particular" va perdiendo entonces su fundamento.

62 63
La esencia del enfoque marxista sobre la rel ación mediante el cual establece su relación específica con el
hombre-naturaleza radica en que la comprende como resto de la naturaleza. El hombre surgió del seno de la
continuidad diferenciada o, lo que es lo mismo, unidad naturaleza, inicialmente como algo igual a ella, como un
mediatizada. El trabajo es la mediación que posibilita animal más. Los modos particulares que se derivaron de
que entre la naturaleza y el hombre no haya ni una in- la sustancia natural, se desarrollaron por medio de un
mediata diferencia, ni una inmediata identidad. Por ello, proceso de diferenciación , de lo con trari o no sería
entre ambos términos de la ecuación hay una identidad y un desarrollo sino una repetición (ciclo) de lo mismo.
a la vez una diferencia. Al decir de Patrick Tort: En eso consiste el meollo del descubrimiento de Darwin.
"También el hombre surge por la diferenciación, y no
Porque es histórico, el materialismo de Marx exi-
solo como individuo -desarrollándose a partir de un
ge estar enraizado, como sobre una base o substra-
simple óvulo hasta formar el organismo más complejo
to natural, en lo que naturalmente ha precedido y
que produce la naturaleza-, sino además en el sentido
engendrado la historia: la evolución biológica [el
histórico".'" Este proceso natural es esencialmente dia-
materialismo histórico] req uiere homogeneidad
léctico, porque en él tiene que ocurrir que A se convierta
y sucesión entre lo histórico-natural y lo históri-
en no-A -por ilustrar, que el pez se convierta en reptil
co-social. [Esto] reivindica la plena inmanencia de
y este en mamífero-, es deci r, tienen que forzosamen-
los caracteres del hom bre [...] Pero, por ser dialéc-
te acontecer contradicciones y superaciones dialécticas
tico, el materialismo de Marx exige a la vez poder
de esas contradicciones. Así, con el hombre, aparece un
dar cuenta de lo que, en la fase del devenir histó-
particular que se hace cual itativamente diferente e, in-
rico-social hum ano, parece operar una ruptura con
cluso, contrario a su sustancia general (la naturaleza),
el mecanismo de la simple evolución biológica.
sin dejar de ser, en ningú n momento, un particular suyo.
Marx y Engels buscarán identificar, en el seno del
Pero esto im plica que el proceso mismo de diferencia-
futuro de la especie, los operadores de una ruptura
ción específica del ser humano no sea homogéneo al
cualitativa capaz de orientar la evolución humana
resto de los procesos de la naturaleza, sino que se clesano-
por la vía de la civilización. [... ] Este acontecimien-
lle como algo diametralmente opuesto a ella, como su
to evolutivo será esencialmente, como se sabe, la
!legación. De esta manera, la naturaleza, con el hombre,
producción por el hombre de las condiciones de su
alberga dentro de sí misma a su contrario exacto. Y es
vida material -de sus "medios de existencia"- a
que el hombre vive en un mundo nawral-humanizado,
través de la fabricación de la herramienta. 19
transformado con an·eglo a sus fines, es decir, abolido
La clave para entender la relación propiamente huma- en su forma espec íficamente natural mediante el trabajo .
na entre el hombre y la naturaleza está en la actividad Sus productos no son ciegos productos naturales (como
que Marx y Engels denominaron " trabajo". El trabajo es el abo no resultante de la excreción de las aves en el sue-
la acti vidad esencial, vital del ser humano y aq uel elemento lo ele los bosques), si no productos artificiales (como los

64 65
químicos insecticidas en las cosechas) que fueron idea- relación de intercambio material entre el ser humano y la
dos conscientemente antes de su realización material naturaleza mediante su actividad vital y distintiva (el tra-
efectiva de acuerdo afines manifiestos." bajo), es un momento inalienable del análisis marxista de
Sin embargo, esto no significa que el hombre deje toda sociedad humana. Y es que esta relación constituye
de ser naturaleza. No solo y no tanto porque su cuerpo "la condición natural eterna de la vida humana, y por
individual es un cuerpo natural (biológico), sino tam- tanto, independiente de las formas y modalidades de esta
bién -y fundamentalmente- porque su cuerpo social vida y común a todas las formas sociales por igual" ."
(cultural e histórico) se cimienta, descansa precisamente De ahí se sobreentiende que, por muy importante y
sobre la naturaleza (sobre materiales naturales y sobre específica que sea la actividad transformadora humana
conocimientos de la naturaleza). En esto, justamente, ella no puede ser (ontológicamente) primaria al medi;
consiste el concepto hegeliano de "astucia", que Marx material que transforma, esto es, la naturaleza. Así, los
y Engels tan hábilmente rescataron." Por ello, no es que valores de uso de los objetos son creados en este pro-
el hombre, al convertirse en un ser social deje de ser na- ceso de praxis social respetando y siguiendo las leyes
tural; ni tampoco que sea "en parte" natural y "en parte" dialéctico-naturales del mundo exterior; y no responden
social ; sino que es un ser natural-social: lOO % natural a una magia de "mediación de la praxis social" ni a la
y 100 % social. inex plicable determinación mística de la "totalidad", si
En verdad, la actividad que hace del hombre radi- se entienden como elementos desprovistos de substrato
calmente distinto al resto de la naturaleza es el trabajo natural. Si las cosas fueran así, la práctica, bajo la for-
social, pero incluso en esa actividad el hombre se ma- ma de trabajo, sería la actividad milagrosa que creara de
nifiesta como un ser enteramente natural; pues, en ella, la nada toda la cultura y la riqueza humana. Pero todo
el hombre enfrenta a la naturaleza con la naturaleza, en- marxi sta consecuente sabe que "el trabajo no es la fuente
frenta el hierro con el fuego, la piedra con el pico, el de toda riqueza. La naturaleza es la fuente de los valores de
clavo con el martillo; 23 y todos esos objetos, así como uso (¡que son los que verdaderamente integran la rique-
el propio cuerpo humano, no solo son (por su contenido) za material!), ni más ni menos que el trabajo, que no es
ellos en sí mismos materiales naturales; sino que, a la más que la manifestación de una fuerza natura1.. .". 26
vez, su esencia ideal y específicamente humana y social, Si no se consideran estas determinaciones naturales
es decir, la forma que les ha sido dada en el proceso de de la forma fundamental de práctica humana, el traba-
la praxis transformadora, está basada precisamente en el jo, entonces toda evocación por la "praxis" no pasa de
conocimiento sobre la naturaleza. ser palabrería vacía. Una palabrería, que no por vacía
El trabajo es entonces un "proceso entre la naturaleza deja de ser perjudicial; ya que distorsiona gravemente
y el hombre, proceso en que este realiza, regula y contro- el pensamiento económico y social de Marx. El pro-
la mediante su propia acción su intercambio de materias pio Lukács, responsable en gran medida de esta nefasta
con la naturaleza" 24 Lo importante es advertir que esta tende ncia de divorciar el marxismo de la naturaleza,

66 67
reconoce tardíamente que en su Historia y consciencia 14 Federico Engels: "Ludwig Feuerbach y el fin de la filosofía clá-
de clase "el ámbito de la economía queda reducido, ya sica alem una", ed. cit. , p. 384.

que se le sustrae su categoría marxista fundamental: el 15 Ídem.


trabajo como mediador del intercambio orgánico entre 16 La profunda noción engelsiana sobre el "fin de la filosofía" ha
si do una de las más malinterpretadas y manipul adas tanto por ex~
la sociedad y la naturaleza"." ponentes del marxi smo occ idental, como por la vertiente vulgar
del marx ismo soviético. Exa minar en profundidad la verdadera
Notas sign ificac ión de esta imagen marxi sta sería una tarea fecunda,
pero también un desvío demasiado grande . Para una i n terpret a~
Néstor Kohan: Marx en su (tercer) m1mdo, ed. cit., p. 28.
ción correcta de esta idea, remito al excelente análisis de Zaira
Carlos Marx y Federico Engels: Cartas sobre El capital, ed. cit., Rodríguez Ugidos: Filosofía, Ciencia y Valor, Editorial de Cien~
p. 283. cias Soc iales, La Habana, 1985, pp. 7~87.
Tam bién Schmidt manti ene esta acusación en contra de Engel s: 17 Ibídem, p. 378.
"[en la filosofía de la madurez de Engels] el ho mbre so lo aparece
como producto de la evoluc ión y espejo pasivo del proceso na tu ~
18 Federico Enge ls: Dialéctica de la naturaleza, ed. cit., p. 86.
ral ... ". (Aifred Schmidt: ob. cit., p. 5 1). 19 Patrie k Tort " Darw in , eslabón perdido y encontrado del materia·
li smo de Marx",A sclepio: Revista de historia de la medicina y de
4 Federico Engels: "El papel del trabajo en la transformación del
la ciencia, vol. 56, Fase. l , 2004, pp. 209-210.
mono en hombre", en Carlos Marx y Federico Engels: Obras es~
cogidas (en tres tomos), Ed. Progreso, t. 111. Moscú, 1980, p. 66. 20 Federico Engels: Dialéctica de la naturaleza, ed. cit. , p. 15.
Véase Federico Engels: El papel del trabajo en la tramform a~ 21 "Una araña ejec uta operaciones que semejan a las manipulacio~
ción del mo1w en hombre, ed. cit., pp. 67-69 y 7 1. nes del tejedor, y la cons tru cc ión de los panales de las abejas p o~
dría avergonzar por su perfecc ión a más de un maestro de obras.
Ibídem , p. 71, Nótese com o coinc iden perfectamente Marx y En·
Pero, bay algo en que el peor maestro de obras aventaja, desde
gels en este punto.
luego, a la mejor abeja, y es e l hecho de que, antes de ejecutar la
Ibídem, p. 75. construcción, la proyecta en su cerebro. Al final del proceso de tra~
Federico Engel s: Introducción a "La dialéctica de la naturaleza", bajo, brota un resultado que antes de co menzar el proceso existía
en Car los Marx y Federi co Engels: Obras escogidas (en tres to· ya en la mente del obrero; es decir, un resultado que tenía ya exis~
mos), ed. cit , t. III, p. 52. te nci a ideal" . (Carlos Marx: El capital, ed. cit., t. 1, p. 140). O
Federico Engel s: Dialéctica de la nawraleza, ed. cit, p. 165. sea, el trabajo específicamente humano es una acciól) con sciente
y esencialmente teleológica, que guarda un correlato ideal previo
10 Ibídem, p. 196.
a su realización práctica. El produc10 del trabajo es justamente
11 Ibíde m, p. 171. "el ser-en·el·otro" de ese correlato idea l en tan to fin, al igual que
12 Federi co Engel s: El papel de/trabajo en la tralls[ormación del lo son las técnicas y procedimientos para adquirir dicho produc·
mono en hombre, ed. cit., pp. 76-77. to, en tanto medios.
13 Néstor Kohan : Marx en S il (tercer) mundo, ed. cit., p. 28. Aquí se 22 Sobre la "astucia de la razón", dice Hegel en su Enciclopedia:
nos revela tambi én la in iciativa de Kohan de atribuirle a Engel s ''La razón es tan astuta como poderosa: La astucia consiste en
todo lo retrógrado que hicieron los soviéticos en sus man uales, esa actividad mediadora que, haciendo que los objetos actúen los
ya que era así ("teoría de la aplicación") como se co nocía dicha unos sobre los otros y se desgasten mutuamente como cumple a
doctrina en el lenguaje del DiaMat. su carácter, si n mezclarse directamente en ese proceso, no hace

68 69
más que conseguir su propio fin". (Guillermo Federico Heae J·
t
Enciclopedia, citado por Carlos Marx: El capital, ed. ci t. , 1:
ENGELS, ¿ DETERMINISTA?
p. 14 1, nota al pie número 2). En SlfS parloteos sobre la moral, la libertad, etc. ,
23 "En [el proceso del trabajo], el hombre se enfrenta como un po- Noe/, vulgarizador de Hegel, no dice absolutamen-
der natural con la materia de la naturaleza". (Carlos Marx: El te nada sobre la libertad como comprensión de la
capital, ed. cit. , 1. I , p. 139) . necesidad.
24 Ibídem, p. 139.
VLADIMIR I LJCI I L EN!N, Cuadernos filosóficos
25 Ibídem, p. 148.
26 Carlos Marx: "Glosas Marginal es al programa del Partido Obrero
Alem án", en Carlos Marx y Federi co Engels: Obras escogidas Cuando se comienza a investigar sobre la polémica en
(en tres tomos), ed. cit, 1. 111. p. 9. 1orno al determinismo de Engels, uno de los as pectos
27 Georg Lu kács: ob. cit., p. 14. que más puede sorprender es esta acusación por parte de
muchos de sus detractores. Es a lgo muy difícil creer
de ese pensador que tanto hizo en contra del determinis-
mo histórico. Solo hay que recordar aquellas conocidas
cartas (a Starkenburg, Bloch, Schm idt y Mehring), don-
de se condensa "la esencia antidogmática y ética de las
ideas de Marx y Engels" .'
El determinismo del que acusan a Engels no suele
ser el determinismo económico (el cual, con frecuencia
se le imputa injustamente al Marx maduro), sino el de-
lerminismo natural o "naturalizante". Ya en el capítulo
anterior se refutó tal cosa. Sin embargo, ahora hay que
referirse a la posición de Engels respecto al determinis-
mo económ ico. Pues , si supuestamente el determinismo
social más típico de Stali n era, después de todo, el deter-
mi nismo económico, entonces su "esbozador" (Engels)
debería ser el origen de dicha postura. ¿Qué otro signi-
tlcado tendría, a la larga, la acusación de "naturalizar la
historia" que el de naturalizar su momento determinan-
te: el movimiento económico? No por casualidad este
es otro de los puntos comunes en la crítica de los adver-
sarios de Engels y en los intentos de diferenciarlo de su
amigo. 2

70 71
Es cierto que Enge ls y - tambi é n- Marx, habl an se-superestructura,' precisamente en el sentido de espan-
de leyes que se imponen como dominantes, e incluso de tar todo determinismo rígido de la concepció n marxista
"las leyes naturales de la producci ón capitalista,"-' etc. de la historia. Y era pertinente que lo hiciera, puesto que,
Pero es to no sign ifica un determinis mo ríg ido y abso- d icha cuestió n, fue un punto "en el que, por lo general,
luto, un fatalism o, porqu e : ni Marx ni [Engels habían] hecho mucho hincapié"' en
... la his toria del desarrollo de la sociedad difiere sus anteriores obras. Ello se debió; en buena medida,
snsrcmcialm enre, en un pun to, de la histori a del de- a que frente a sus adversarios tenían que "subrayar [el
sarrollo de la naturaleza . En esta, [ ... ], los fac tores principio] cardinal [del condicionamiento económico
de la histori a] que se negaba, y no siempre [disponían]
que actúan los unos sobre los otros y en cuyo juego
mu tuo se impone la ley general, son todos agen'res de ti empo, espacio y ocasión para dar la debida impor-
in conscientes y ciegos . De cuanto acontece en la
tancia"' a los procesos de la superestructura que inter-
nat uraleza [... ], nada acontece por obra ele la vo- vienen en el desarrollo de la histo ria. En muchas cartas
luntad, con arreglo a un fi n consciente. En cambio,
de su vej ez y también en su escrito sobre Feuerbach,
encontramos en Engels la idea fundamental de que las
en la historia de la sociedad, los agentes son todos
superestructuras están determinadas por el mov imiento
hombres dotados de conciencia, que ac túan movi-
dos por la reflexión o la pasió n, persiguiendo deter- económico solo in letzter instair z (en última instancia).
Hay que de tenerse un poco en esta fi gura lógica. En
minados fines; aquí, nada acaece sin una intención
¡{/tima ins tanc ia no significa que necesari amente (siem -
consciente, sin un fin pro puesto.'
pre y en todas partes) termina adecuándose la superes-
Como se ve, la cuestión no radica en que Engels no le tructura a la base económ ica-estructural de la sociedad.
otorgue un papel activo a los sujetos sociales; pues, para La determinación en última instan cia hace hincapié en
·él, los sujetos o "agentes" en la historia humana son los el condicionamiento inicial - léase (pre)condiciona-
mismos hombres que actúan conscientemente de ac uer- miento- de la base económica sobre las superestructu-
do a sus fines. Leyendo has ta aquí las palabras del pro- ras ideológicas, es decir, una primacía no tanto temporal
pio Engels, parece que su posición es la diametralmente como jerárquico-condicional; aunque evidentemente
opuesta al "determinismo naturali zante" -que le im puta hace referencia al tiempo, en el sentido de que mientras
Kohan- , ¡esto es más bien voluntarismo irracional isla! más largo sea el período histórico tomado en conside-
Pero, por supuesto, Engels tam poco es un voluntarista, ración, más evidente se haría dicha determinación "en
Y la sencill a exp licación, seguida del último fra omento última instancia" .' Una determinación de tal tipo, se ma-
citado, es una espléndida exposición de la con~epción nifiesta pues como una tendencia objetiva y no como
dialéctica que desarrolló sobre el as unto. una rígida, absoluta e inescapable "ley" que subordine
Es bien sabido que Engels, en los últimos años de su fata listamente a la humanidad. Una tendencia objetiva a
vida, repensó y desarrolló la cues tión de la relació n ba- que, en determinado sistema, se imponga un factor como

72 73
determinante, por ser el elemento central en el cual se bien con Dios y con el diablo. Por supuesto que ambos
engarzan todos los demás factores.' momentos se condicionan mutuamente, esto no es nada
En el supuesto determinismo metafísico de tipo nuevo; pero, en toda relación de contrarios, si realmen-
marxista tenemos que, unas tendencias (la "naturalizan- te se entiende dialécticamellfe, siempre hay un momento
te" y la economicista) suprimen absolutamente la liber- determinante, primordial y otro determinado, secundario.
tad, esto es, el papel de la actividad material humana, de La sutileza está en que el momento determinante no es, en
la práctica, en la hi storia; mientras que la otra tendencia todo tiempo y lugar, absolurameme determinante (como
(la voluntarista) suprime absolutamente la necesidad, si fuera el único determinante) y, a su vez, el momento de-
esto es, la racionalidad de la historia, y, por tanto, lapo- terminado no es , en todo ti empo y Jugar, absolutamente
sibilidad de entender científicamente el campo de lo determinado. Así, el primer momento solo es determinan-
humano. ¿Cómo conciliar, entonces, la necesidad con la te por ser predominantemente determinante y el segundo,
libertad? La so lución de Engels es muy sencilla, a la vez determinado, por ser predominantemente determmado. Es
que profundamente dialéctica y crítica. decir también la voluntad del ser humano, los "grandes
La hi storia aparece como este "caos" de casualidades hombres" y las formas de ideología tienen su papel en la
y arbitrariedades irracionales, pero detrás de ellas exis- historia a menudo muy importante. La condición deter-
ten causas objetivas que la determinan en última instan- minan!~ de la producción material , es solo una condición
cia. O sea, puede ser que de forma inmediata la historia que se impone; es decir, que a la larga, luego de vanos
se rij a por la ideología y por la voluntad, a veces inclu- desvíos, zigzags y retrocesos momentáneos, prevalece
so irracional, de los hombres; pero en última instancia, como momento dominante del todo. Las ideologías, ca-
mediatameme, a la larga estas obedecen a "leyes más sualidades y voluntades individuales se comportan como
profundas y ocultas". Estas leyes constituyen "los verda- partes articuladas en ese todo por mediación del movi-
deros resortes supremos de la historia"" que están detrás miento económico. La producción espiritual, la voluntad
de los móvi les, la voluntad, los fines de los hombres y y la ideología, tienen, desde luego, un papel importante en
condicionan su ideología. Estos resortes, pues, son pura- el desarrollo de la historia, ellas "influyen de rechazo so-
mente históricos y para nada naturales o eternos, son las bre todo el desarrollo social, incluso el económico"." "Es
condiciones, las circunstancias materiales de cada época un juego mutuo de acciones y reacciones [... ], en el que,
y lugar, que cambian con el modo de prod ucción. a través de toda la muchedumbre infinita de casualida-
Por otro lado, la dialéctica no es eclecticismo. Decir des, [...] acaba siempre impon iéndose como necesidad el
que la producción mate1ial de la vida "condiciona pero no movimiento económ ico"." La cuestión está en descubnr
determina" a las producciones y formas ideales -o ideo- tales leyes necesarias del movimiento económico; de lo
lógicas- de vida, mientras que, a la inversa, estas "con- contrario la historia humana no tendría ningúnfimdamen-
dicionan pero no determinan" a aquella, y dejar el as un to to científico, fuera solo una mera narración de hechos que
ahí, es no decir nada en lo absoluto, es intentar quedar suceden ¡Dios sabrá por qué!

74 75
La solución al problema de la "deriva" de la historia, ni control, siendo por ello simi lares a las "ciegas" leyes de
esto es, del sentido de la historia, se desprende de Jo an- la naturaleza. " Todavía en la sociedad capitalista, " la di-
teriormente dicho. El hecho es que la historia tiene un visión del trabajo es un organ ismo natural y primitivo de
curso independiente de la volu ntad de los hombres . Me- producción, cuyos hilos se han tej ido y siguen tejiéndose
nester es, pues, descubrir esas leyes ocu ltas que dominan a espaldas de los productores de mercancías" . 16 Tanto la
en la historia, que rigen ese "curso independiente", para vida cotidiana del individuo, como la estructura social,
podernos remontar sobre ell as y controlarlas. La liber- desfiguradas por el fetichismo de la mercancía y la anar-
tad, entendida así, no sería una loca libertad, una irra- quía incontrolada de la producción capitalista, no han sido
cionalidad voluntarista, si no conciencia de la necesidad. moldeadas aún de forma racional y consciente. La supera-
Solo así se puede actuar con conocimiento de causa y no ción de esa "prehi storia" sería, nada más ni nada menos,
por mero capricho irraciona l; pues está claro que el loco que el comunismo: "Solo una organización consciente de
no es li bre, sino en todo caso prisionero de su locura. la producción social, en la que se produzca y se distribuya
El ser humano, aunque supeditado a leyes obj etivas, con arreglo a un plan, podrá elevar a los hombres en el
posee la particularidad de emplearlas prácticamente con campo de las relaciones sociales, sobre el resto del mundo
arreglo a sus fines conscien tes. gracias al conocimien- anima1...".17
to que posee sobre estas. "La libertad no reside en la De esta manera, el socialismo es un movimiento, un
soñada independencia de las leyes naturales, sino en el avanzar desde la anarqu ía y el orden nalltral de la so-
conoci miento de estas leyes y en la posibilidad que lle- ciedad capitali sta a la regulación raci onal (con conoci-
va aparejada de hacerlas actuar de un modo planificado miento de causa) de las relaciones entre los hombres y
para fines determinados"." la naturaleza y enLre ellos mismos, hacia el com unismo,
De por sí, la sociedad, el reino humano, no es "el reino Se trata de un movimiento, en resu midas cuentas, hacia
de la 1ibertad" por oposición al "reino de la necesidad", que la desenajenación:
sería la naturaleza. Puesto que, "incluso [en la historia] de Las leyes de su propi a actividad social, que hasta
los pueblos más desarrollados de nuestro tiempo, vemos ahora se alzaban frente al hombre como leyes na-
la gigantesca desproporción que todavía media aq uí en- turales, como poderes extraños q ue lo sometían a
tre los fines preestablecidos y los resultados alcanzados; su imperio, son apl icadas ahora por él con pleno
vemos que aún predominan efectos imprevistos y que las conocimiento de causa y, po r tan to, sometidas a su
fuerzas incontroladas son todavía más poderosas" 14 que poderío. La propia existencia social del hombre,
aquellas que podemos controlar. Por eso, también la his- que hasta aquí se le enfrentaba como algo impuesto
toria humana es todavía natural. En este sentido, se podría por la naturaleza y la historia, es a partir de ahora
afirmar que aún estamos en la "prehistoria" nalllra/ de la obra libre suya . Los poderes objetivos y extraños
humanidad, puesto que, en la sociedad capitalista, las le- que hasta ahora venían imperando en la historia se
yes del movimiento económico funcionan sin consciencia colocan bajo el contro l del hombre mismo 18

76 77
Es aquí donde emerge con más fuerza la idea engel- Esta es la verdadera posición que tiene Engels ante el
siana de la detenninación en última instancia, pues, en problema del sentido de la histori a. Para nada podemos
este "caos" natural se impone siempre la necesidad del adjudicar a Engels la tendencia del rígido determinismo
ciego movi miento económico propio del capitalismo." económico, que como locomotora arrastraba linealmen-
Por eso, la significación central de la obra de Marx consis- te a todo lo demás. En Stalin y en la forma de marxismo
te en el desocultamiento de las leyes ciegas de la historia a él asociada, este rígido determinismo de locomotora
humana, especialmente del capitali smo, y en la con- fu ncionaba -tal vez, con toda intención- como legi -
vicción científica de q ue ese conocimiento permite la timación de la actitud pasiva de las masas, como invi-
real ización de intervenciones correctas y conscientes tación a "cruzarse de brazos" y esperar a ser arrastrados
en los procesos sociales, con la finalidad de alcanzar el por el movimiento económico; artimaña ideológica por
"reino de la libertad" .20 Pero incluso en este "reino", la parte del socialismo burocrático soviético para garanti-
libertad no consiste en ro mper con la necesidad, si no en zar el mantenim iento del estatus quo." Engels , ante tal
obrar con consc ienci a de ell a. En la lucha política, esta absurda idea, form ulaba con ironía la pregunta retóri-
idea tiene impl icaciones que para nada mueven a lapa- ca: "¿Por qué luchamos pues por la dictadura política
sividad. Hoy, el hombre debe entender que la sociedad del proletariado si el poder político es económicamente
capitalista es ya irracional, por ser una sociedad humana impotente?" ." En verdad, incluso cuando escribía sobre
que no se sirve a ell a misma, que no tiene como meta el los temas más "especulativos" de la dialéctica natural,
bienestar de la sociedad humana, sino el bienestar del "el pensamiento de Engels siempre estuvo animado por
Capital, y por tanto que se hace necesaria una sociedad un programa revoluc ionario, por un deseo de alcanzar la
más racional pensada para servir al hombre. Una vez que emancipación de toda la humanidad"."
los hombres com prendan la necesidad de su libertad,
entenderán su libertad como una necesidad y su actuar Notas
(praxis) se encaminará a la realización de esa necesidad: Arm ando Hart Dtivalos: Mm:\·, Engels y la condición humana.
" ... todo lo que es real , dentro de los dominios de la histo- Una visión desde Cuba, Ed. de Ciencias Sociales, La Habana,
ria humana, se convierte con el tiempo en irracional; [... ] 2005 , p. 20. La importanc ia de estas cartas es hoy reconocida. Sin
embargo, es curioso como en lo. Segunda Internacional -cuyo
y todo lo que es racional en la cabeza del hombre se halla determinismo era innegable- estas cartas fueron puestas a un
destinado a ser un día real, por mucho que hoy choque to- lado o vistas con resistencia:" ... sorne marxists ofthe Second In-
davía con la aparente realidad existente"." La pasividad ternational were reluctmu to admit Engels'' we ll-known ex plana-
no tiene cabida en esta concepción, así como tampoco tions in his Jetters to Schmid t, Bloch or Mehring. They be lieved,
perhaps not wi thout reason, that the idea of "'many facters'' en-
el voluntarismo politiquero. La libertad, entendida como joy ing "relative autonomy", deprives Marx ism of its spccifici -
control consciente de nuestra actividad y sus efectos , ty ... ". (Leszek Kolakowsk i: Altlwsser"s Marx, en el CD "Los
requiere no solo del conocimiento de la necesidad, sino mil y un textos. Volumen Il", distribuido por el Centro Teóri-
también, según Engels, de la acción revolucionaria. 22 co-Cultural Criterios, p. ll ).

78 79
" ... un desarrollo histórico inexorable que Enge ls, más explí- Dígase de paso que, es te tipo de determinismo dialéctico de
citamente (y mucho más mecánicamente) que Marx, intenta "últim a in stancia" o por "s upremacía final ", también lo pode-
describir ... ". (lsaiah Berlin: Kari Mm:\·, Ed. Alianza Editorial, mos encont rar en la natural eza, ya que se trata de una estructura
Madrid, 2007, p.l26). " ... la ve rsión de Engel s de la concepc ión lóg ica que goza de cie110 ni ve l de abstracción y esquematismo
materiali sta de la historia, cua ndo desarroll a fi elmente e l ataque formal. En este sentido, es muy valioso el siguie nte fragmento
de Marx a la historiografía libera l o ideal ista, es mucho más me- de DialéCTica de fa naturaleza: "En c uanto a esta rotación mi s-
canicista y crudamente determin ista que la mayor parte de los ma {de los planetas, planeto ides y otros cuerpos celestes alre-
escritos de Marx sobre el tema, especialmente los de los primeros dedor del SoiJ, se la expl ica, generalment e, por el mo vimiento
años". (Ibídem. p. 219). propio de las distintas partícu las de gas, mov imi ento operado en
Carlos Marx: El capital, ed. ci t. , t. I, p. X. las más diversas direcci ones, pero de manera que acaba siempre
imponi éndose el movimie nto en una de termi nada direcc ión. lo
Federico Engels: "Ludwig Feuerbach y el fin de la fil osofía cl á-
sica alemana", ed. ci t. , pp. 384-385. que de terminaba el mo vi miento giratorio ... ". (Federico Engels:
Dialéctica de lanmura/eza, ed. cit., p. 51). La determinación "en
Aqu í, las mLlY di scutidas metáforas "base" y "supere stru ctu ra" última in stanc ia" es pu es de una idea interesante desde e l punto
deben entenderse en su se ntido más explícito: en el sen ti do de de vista lóg ico-dialéctico, que merece se r investig ada con mayor
que "la base real de la hi storia" es el fund ame nto materi al sobre detenimiento en otro lugar.
la cual descansa la superest ructura. su condición necesari a. Es
una condic ión primordiaL etern a y constante de toda act ividad 10 Federico Engels: " Ludwig Feuerbac h y e l fin de la fi loso fía cl á-
humana el que esté cimen tada sobre la prod ucción y reprodu c- sica alemana'', ed. cit. , p. 386.
ción materia l de la vid a inmed iata. Pu es pa ra h<~cer su hi stori a, 11 Federico Enge ls: "Carta a J. Bloch de l 2 1 de septiembre de 1890",
incluso en el sentido espiri tual (la historia de las ideas filosóficas, e n Carlos Marx , Federico Enge ls y Vladimir l. Lenin: Selección
po líticas, cien tíficas, artísticas, etc.), el hombre necesi ta prim ero de textos en tres tomos, Ed. de Ciencias Soc iales, La Habana,
estar vivo y. po r muy vulgar que suene, "para vivir hace falt a co- 1973, t. 11, p. 235.
mer, beber, alojarse bajo un techo, vestirse y algunas cosas más. 12 Ídem.
El primer hecho hi stórico es , por consigu iente, [...] la producc ión
13 Federico Enge ls: Ami-Diihring, ed. cit., p. 136.
de la vida mate rial mi sma , y no cabe duda de que [ ... ] lo mismo
hoy que hace miles de años, necesita cumplirse todos los días y a 14 Federico Engels: Dialéctica de la IWtura/ez.a, ed. cit., p. 16.
todas las horas". (Carlos Marx y Federico Engels: ''La ideolog ía 15 Esta id ea puede rastrearse a lo largo de toda la producción teórica
alemana", en Carlos Marx , Federico Enge ls y Vlad imir l. Lenin: de Engels. Así. en uno de sus primeros trabajos de juventud, nos
Selección de textos (en tres tomos), Ed. de Ciencias Sociales. La dice: "¿Qué hemos de pensar de una ley que solo puede afi rmarse
Habana, 1973, t. 11, p. 209). a través de crisis periódicas? No es nada más que una ley IWtltraf
Federico Engels: "Carta a Franc isco Mehrin g del 14 de julio de basada en la inconscienci a de los participantes''. (Federico Enge-
1893", en Carlos Marx y Federico Engel s: Obras escogidas (en Js: ''BosqllCjo de una crítica de la economía polftica", en Ca rlos
tres tomos), ed. cit, t. III , p. 523. Marx: Manuscritos económicos y filosóficos de !844, Ed. Pueblo
y Educac ión. La Habana, 1975, p. 204).
Federico Engels: "Carta a José Bloch dc12 l-22 de septiembre de
1890", en Carlos Marx y Federico Enge ls: Obras escogidas (en 16 Carlos Marx: Selección de lecturas de El capiwl, Ed. Pueblo y
tres tomos), ed. cit, t. III. p. 516. Educación, La Habana, 1979, p. 73 .
"Engels dijo que, si se analiza un co1to lapso de ti empo, diversos 17 Federico Engels: Dialéctica de la 1wturaleza, ed. cit., p. 16.
factores políticos, económi cos, jurídicos y mi litares pueden in- Esta idea de l carácter natural de la sociedad pre-com uni sta está
fluir; pero tan pronto como se observa un largo período, se impo· expresada muy claramente e n la carta de Marx a Engels del 18 de
ne como tendencia el mov imiento económico". (Armando Han junio de 1862 donde con satírica ironía Marx adv ierte: "Es cu rio-
Oávalos: ob. cit., p. 22). so ver como Darwin encuemra en las best ias y en los vegetales

80 81
su sociedad inglesa ... ". (Carlos Marx y Federico Engels: Cartas EL CONCEPTO CENTRAL DEL MARXISMO :
sobre El capital, ed. cit., pp. 122- 123).
PRAXIS "0" MATERIA
18 Federico Engels: Del socialismo lllópico al socialismo cie111íjico,
Ed. Ocean Sur, 201 3, p. 88. Las leyes delmwulo externo, de la naturaleza f .. ]
19 Una idea que, dicho sea de paso, también es puesta en práctica son las bases de la actividad del hombre, dirigida
por Marx en su obra magna, cuando nos dice "en las proporcio- a un fin '
nes fortu itas y sin cesar oscilantes de camb io de sus productos se VLADIMIR ILICH LENIN, Cuadernos fiJosótÍCOS
impone siempre como ley natural reguladora el tiempo de trabajo
socialmente necesario[ ... ], al modo como se impone la ley de la
gravedad cuando se le cae a uno la casa encima''. (Carlos Marx: En toda esta polémica sobre Engels, ocupa un lugar es-
Selección de lecturas de El capital. ed. cit., p. 44).
pecial el concepto de práctica. Todos estamos de acuer-
20 Cfr. Hans Hein z Holz: Reflexión y Praxis. Eswdios para la teo-
do en la particular importancia que posee este concepto
ría marxista hoy, ed. cit., p. 81.
para el marxismo; las discrepancias aparecen , no obstan-
21 Federico Engel s: "Ludwig Feuerbach y el 11n de la fil osofía clá-
sica alemana", ed. cit., p. 357. le, cuando comenzamos a exponer lo que entendemos
22 " ... no basta con el mero conocimiento. Hace falta, además, trans- por " práctica" . Habiendo conceptos mucho más comple-
formar totalmente el régimen de producción vigente hasta ahora jos y suti les en Marx, parece muy extraño el hecho de
y, con él, todo nuestro orden soc ial presen te". (Federico Engels: que precisamente el concepto de "práctica" o "praxis" 1
Dialéctica de la naturalezn, ed. cit., p. 153). suela ser objeto de tantas discusiones. Eventualmente,
23 La cuestión del determinismo estalini sta es más compleja de estas giran más o menos en torno a la siguiente pregun-
como suele presentarse. Pues uno de sus rasgos distintivos ra-
ta: ¿Cuál es el concepto central del marxismo, praxis o
dica en que al mi smo tiempo que, en la teoría, abraza e l deter-
mini smo, en realidad, practica el más puro voluntarismo. Véase maleria? Aquí hay que detenerse, pues dicha pregunta
Herbert Marcuse: ob. ci t. , pp. 149-151. El determ inismo teórico está mal formu lada y carece de sentido, al partir de pre-
funciona aquí como -en terminología psicoanalítica- la su- supuestos fa lsos .
blimación de un voluntarismo práctico. Algo parecido, pero a En primer lugar, tal pregunta parte de una incom-
la inversa, le sucede al marxismo occidental con su desmedido
énfasis teórico en la unidad "teoría-praxis" y su progresiva se-
prensión del concepto mismo de "praxjs" o "práctica".
paración intelectunli sta de la teoría y la práctica e11 la renlidad, Puesto que; si se acepta erradamente que la "praxis no
que constituiría uno de sus rasgos distintivos más evidentes para significa nada más que la acción y la actividad práctica
la segunda mitad del sig lo xx. Véase Perry Anderson: ob. cit., p. humana de transformación del mundo objetual", 2 enton-
41. Anderson, cualifica esta característ ica como " la primera y
ces no tendremos problemas en anteponer la "praxis" a
más fundamental".
la " materia" como conceptos excluyentes, porque eso es
24 Federico Engels: "Carta a Conrado Schmidt del 27 de octubre
de 1890", en Carlos Marx y Federico Engels: Cartas sobre El justamente lo que significa la "o" en la pregunta "¿cuál
capital, ed. cit., p. 374. es el concepto central: praxis o materia?". Para darnos
25 E. San Juan (hijo): "Ex trapolando la estética revolucionaria de cuenta del error, a11alicemos detenidamenle esta defini-
Federico Engels", Marx Ahora, no. 6-7, 1998- 1999, p. 135. ción kohaniana de "praxis".

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Primeramente, tenemos que - según Kohan- la fía clásica alemana, de actividad. El "mundo objetual",
praxis es la "acción y la actividad práctica humana", lo no puede ser otro que la totalidad de objetos, es decir,
c ual es una mera tautología, una redundancia vacía, si aquella cantidad de elementos que caen bajo el campo
se parte -como yo lo hago- del presupuesto de que de la actividad de un sujeto cualquiera; en pocas pala-
los términos "praxis" y "práctica" son sinónimos. Sin bras, "el mundo objetual" no es otro que el mundo de la
embargo, ya aquí tenemos, al menos, una determinación actividad del sujeto. ¿Qué tipo de actividad es esta? No
positiva de praxis, esto es, el concepto de actividad. En importa: cualquier actividad. Pues el concepto como tal
efecto, en esto no se puede estar en desacuerdo con Ka- de actividad se entiende estrictamente como genérico y
han: sea lo que sea, la práctica es una actividad; aún más no como un tipo de ac tividad en particular. Aunque, en
-asumiendo el riesgo de sonar redundante- es una ac; honor a la verdad, dada la peculiar comprensión del par
tividad activa, es decir, una actividad en la que el sujeto categorial objeto-sujeto propia de los exponentes de la
actúa de forma consciente y, por lo tanto, con control de filosofía clásica alemana, el concepto actividad se enten-
dicha actividad, una actividad, pues, que le es propia, día en ella principalmente en el sentido ele actividad es-
que parte de sí. La práctica no es, para nada, una acti- piritual, es decir, como actividad del pensamiento sobre
vidad de tipo puramente reflexivo-fisiológico, es decir, los objetos del mismo pensamiento. Y fue precisamente
una acción-reacción esencialmente pasiva y explicable en función de distinguir la actividad propia de su con-
bajo el esquema estímulo-respuesta. Tal cosa se esclare- cepción de la noción filosófica trad icional de actividad,
ce magistralmente en el célebre fragmento de El capital que Marx ideó su concepto de práctica, que posee una
donde Marx recurre al ejemplo de la abeja y el albañi l.' mayor especificidad y concreción que el ele actividad. El
Luego de esto, tenemos que, según Kohan, la praxis término "objeto", en filosofía, puede designar tanto a los
es "una transformación del mundo objetual". Por su- objetos materiales como a los objetos ideales. Por ello,
puesto que también la práctica es una actividad donde la práctica no puede ser la activiciad transfmmadora de
se transforma, es decir, una en donde se metam01josean "objetos" o del "mundo objetual", puesto que en tal caso
objetos; en este punto tenemos que decir incluso más dicho concepto perdería su especifi cidad siendo idéntico
queKohan: la práctica es una actividad que imprime una al de actividad, que Marx superó ya desde sus tempra-
forma social a sus objetos , de acuerdo a determinados nas y célebres Tesis sobre Feuerbach. 4 La práctica_ es,
fines (necesidades y deseos) y medios (instrumentos y en verdad, la actividad activa del ser humano que trans-
conocimientos) sociales. Pero, donde definitivamente forma el mundo material o, si se qui"ere, si mplemente la
está errada la definición citada es en la deliberada elec- "actividad sensorial humana" .5
ción de la expresión "mundo objetual". En verdad, la Solo comprendido de esta manera, el concepto de
práctica no puede ser la transformación activa del mun- práctica se diferencia de aquel concepto ele actividad
do "objetual", porque entonces perdería su diferencia "desarrollado por el idealismo por oposición al ma-
específica ante el concepto, tan importante en la filoso- terialismo, pero solo de un modo abstracto, ya que el

84 85
idealismo, naturalmente, no conoce la actividad real, vertirse en una especie de demiurgo, en un Dios creador
sensorial, como tal" 6 Entendido esto, incluso un defen- de "todo lo existente". Según Kohan, " la materia no es
sor de la "vulgar" y "dogmática" dialéctica de la natura- una "realidad en sí al margen del hombre", todo lo que
leza engelsiana, puede -y debe- aceptar la centralidad existe es entonces resultado o está moldeado por la acción
de la praxis social para el marxismo. Y es que tal cosa transformadora de los hombres" 9 ¡Y para colmo se argu-
no excluye, en Jo más mínimo, la centralidad y espe- ye que esta posición abienamente subjetivista y, por tanto,
cificidad del concepto de materia; todo lo contrario: la idealista constituye el marxismo auténtico y que lo otro no
reafirma, puesto que la práctica no es otra cosa que la es más que la "vulgar" interpretación engelsiana!
actividad ;material! propia del ser humano. Y justamen- Este embrollo "praxeológico" es, sencillamente, falso.
te por eso se comprende la importancia que tienen para ¿Qué clase de materialista fu era Marx si no compren-
el marxismo la naturaleza y las ciencias que la estudian. diera que, más allá de toda la importancia de la praxis,
El hombre, en su práctica, transforma exitosamente el permanece el hecho primordial de que la materia existe
mundo material solo en la medida en que lo entiende. con anterioridad e independencia al ser humano? En La
Y no puede hacerlo de otra manera, puesto que, " ...en sagrada familia , tal cosa se deja más que clara, pues,
su producción, el hombre solo puede proceder como tanto para Marx como para Engels, "el hombre no ha
procede la misma naturaleza, es decir, haciendo que la creado la materia misma. Y ni siquiera puede crear ca-
materia cambie de forma . Más aún. En este trabajo de pacidad productiva alguna si la materia no existe con
conformación el hombre se apoya constantemente en las antelación" .10 Por tanto, todo lo que existe no es el re-
fuerzas naturales". 7 sultado de la praxis. Pero tampoco es verdad - y Marx
Por cierto, no se debe sobrevalorar el concepto de también así lo entendía- que todo lo que existe está
"praxis". Este todavía es demasiado genérico y abstrac- moldeado por la actividad humana.
to, en buena medida, producto de la ambigüedad de las Esto se hace evidente, luego de la justa comprensión
Tesis sobre Feuerbach; 8 y no en vano fue gradualmen- del concepto de valor de uso en el sentido marxiano. Re-
te abandonado por el propio Marx, quien se centró en cordemos, que para Marx " ... el trabajo no es la fuente
formas específicas, más concretas de su manifestación. de toda riqueza. La naturaleza es la fuente de los valores
En mi opinión, el concepto central del marxismo no es de uso (¡que son los que verdaderamente integran la ri-
la práctica, sino el trabajo como forma fundamental de queza material!), ni más ni menos que el trabajo, que no
actividad material humana. es más que la manifestación de una fuerza natural..."."
En cualquier caso, la producción humana no puede Es decir, hasta aquí se reafirma que para Marx existe
"objetivar" la materia, solo puede cambiar su forma ob- una naturaleza anterior que es la "fuente" de los valores
jetiva. La interpretación contraria no es más que una di- de uso. Aún más, no todo valor de uso tiene que necesa-
vinización del concepto de praxis. En efecto, en muchos riamente estar relacionado a la práctica transformadora
de estos "filósofos de la praxis", la práctica tiende a con- de esa naturaleza, pues, " .. . un objeto puede ser valor de

86 87
uso sin ser valor. Así acontece cuando la utilidad que ese aquellas posibilidades que en la naturaleza no se realizan
objeto encierra para el hombre no se debe al trabajo. Es por sí mismas. Crea objetos que no surgen por sí mis-
el caso del aire, la tierra virgen, de las praderas nat urales, mos en la naturaleza"." En efecto, aq uí yace el grano
de los bosques silvestres, etc.". 12 racional de la comprensión propia de los filósofos de la
Por tanto, se entiende que la praxis no es la creadora o praxis, en resaltar su carácter creativo. Pero, ¡atención!,
"moldeadora" de "todo lo existente". Tal "tesis" se derrum- por muy paradójico que suene, los crea como si se trata-
ba por su propio peso, dado que implica una esp inosa y ra de una producción enteramente natural. La diferencia
pueril paradoja de tipo huevo-gallina: si la práctica es esencial entre la práctica específicamente humana y un
la creadora de todo lo existente, y el hombre, que es el proceso natural cualquiera, radica en el carácter teleo-
autor (creador) de la práctica, existe, entonces, ¿cómo se lógico-consciente de la primera y causal-espománeo de
explica la existencia del hombre?" En verdad, si no se con- la segunda. Pero, a pesar de es ta diferencia esencial, la
sidera la existencia de esa naturaleza anterior y virgen, actividad teleológicamente orientada (y socialmente me-
no se puede de ninguna manera explicar el surgimiento diada) del ser humano se manifiesta, siempre y en todo
mismo de la práctica propia del ser humano, el origen lugar, bajo la forma de un proceso enteramente causal.
de la praxis . Sin esto, en efecto, la prax is deviene en "el "En el trabajo (en la producción), el hombre obliga a
alfa y la omega", la divin a actividad que crea todo de la un objeto de la naturaleza a influir sobre otro objeto de
nada y que existe desde siempre. esa misma naturaleza conforme a sus propias calidades
Por supuesto, todo esto no es más que una gran in- y leyes de existencia" .17 De tal manera, la actividad prác-
comprensión. En realidad, para el ser humano la "tierra tica humana reivindica, como ningún otro as pecto de la
es su despensa primitiva y [... ] su primitivo arsenal de real idad, la unidad en la diferencia del par categorial
instrumentos de trabajo"_~' Ante la actividad humana, causalidad-fi nalidad. Es por ello mi smo que el trabajo,
por muy "práxica" que esta sea, y como se deja claro en ese "metabolismo" e "in tercambio de sustancias" entre
La ideología alemana , "queda en pi e, en ello, la priori- el hombre y la naturaleza, es la forma primordial de toda
dad de la naturaleza exterior. .. " ." Aquí no se pueden praxis social, su germen , la forma particular-general
confundir las cosas: la naturaleza es una "categoría so- (general concreto) de do nde se deducen históricamente
cial'' solo en el sentido de que el conocimiento y la apro- todas las demás formas particulares de su manifestación .
piación material que el hombre tiene sobre ella siempre La incomprensión de esta cuestión tiene que ser dañina
están socialmente condicionados, pero la existencia on - para el propio concepto de prax is. El mi smísimo Lukács
tológica de la naturaleza es in·eductible e independiente reconoció tal cosa en 1967, cuando nos dice que "sin una
a ese conocimiento y a esa apropiación . base en la praxis real, en el trabajo como su forma origi-
Sin embargo, es cierto que, en su práctica, el hom- naria y su modelo, la exaltación del concepto de praxis
bre crea objetos inexistentes e impensables en el mun- se convierte necesariamente en la exaltación de una con-
do estrictamente natural . "La acti vidad humana reali za templación idealista". 18

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Por esta tendencia de los filósofos de la praxis de exor- consutui rse en fundamento de la cosmovisión "." De ahí
cizar todo Jo que tenga que ver con la naturaleza y la ma- que, aunque el núcleo de la concepción materialista de
teria del marxismo, su incomprensión del concepto de la historia tenga lugar en la crítica de la economía polí-
práctica nq debería sorprendemos. Y, en cambio, cuando tica (empresa que encontró su máxima expresión en El
comprendemos la práctica correctamente, nos percatamos capital de Marx), 21 esta a su vez necesita fundarse en una
de que no hay sentido alguno en anteponerla al concepto concepción dialéctica de la naturaleza (proyecto esboza-
materia, pues este último concepto es una determinación do, aunque no desarrollado del todo, por Engels)."
inmediata y una condición inalienable de ella. La mate- Además, el reproche de que Engels, al centrarse en los
ria es condición de existencia o -----eomo le gusta decir a asuntos de las ciencias naturales, se olvida de la práctica,
los kantianos- "de posibilidad" para la práctica. Una vez parte del también errado presupuesto de que las ciencias
que se le excluyen los conceptos de materia y naturaleza, naturales son algo distinto y extraño a la praxis social. Es
se atrofia y deforma el concepto de práctica. Por esta justa cierto que las ciencias naturales, en tanto ciencias , son
razón, se entiende que actividades esencialmente intelectuales y, por tanto, per-
No solo es filológicamente imposible aislar y ex- tenecientes a la "superestructura" . Pero ellas constituyen
un sector directamente relacionado con la "base", con
cluir [el tema de la naturaleza] del núcleo del mar-
las fuerzas y las relaciones productivas que producen la
xismo, sino que es sumamente difícil probar que
la [relación hombre naturaleza en las fuerzas pro- vida material del ser humano, debido a que nuestra capa-
cidad de producción está directamente relacionada con
ductivas] sea, en Marx, [... ] conceptualmente re-
nuestro nivel de conocimiento efectivo de la naturaleza.
ductible [a la relación social de producción entre
Y olvidar este hecho en virtud de una caricatura de Marx
los hombres mismos], como de distinto modo Jo
han propuesto Korsch, Adorno, Alfred Schmidt y entendido como un mero economista (que no iría más
allá de los marcos de las ciencias sociales y, en especial,
otros."
de la economía política), es una incomprensión del pro-
Cuando se comprende que la práctica es esencialmen- pio pensamiento social de Marx. "Sin estas condiciones
te actividad productiva material, entonces se tiene que [naturales], la economía colectiva no representaría de
considerar forzosamente el papel de la naturaleza y las por sí a su vez una nueva fuerza de producción, carecería
ciencias que la estudian. Los hombres no podrían produ- de toda base material, descansaría sobre un fundamento
cir absolutamente nada, a menos que un mundo material puramente teórico; es decir, sería una pura quimera ... ". 23
independiente existiera por derecho propio y a menos Desde este punto de vista, se comprende que todas las
que alcance cierto grado de conocimiento efectivo sobre ciencias naturales están orientadas y directamente vin-
el mismo. El mundo material es el medio donde acolite- culadas a la práctica. "La riqueza y el valor prácticos
ce toda la acti vidad práctica humana; dicha "actividad no de la ciencia se captan inicialmente en la ciencia natu-
puede ser primaria con respecto a ese medio, y no puede ral experimental en virtud de su nexo inmediato con la

90 91
producción, lo que como es sabido, da lugar a que la estado y las necesidades de la técnica. Cuando la
ciencia se torne en una fuerza productiva directa". 2.¡ Esta sociedad tiene necesidad de la técnica, este hecho
idea -compartida con Marx-" es altamente valorada ayuda al progreso de la ciencia mucho más de Jo
por Federico Engels, quien ve en las ciencias naturales que pudieran hacerlo diez universidades. Toda la
y en sus aplicaciones técnicas una formidable fuerza re- hidrostática (Torricelli, etc.) surgió de la necesidad
volucionaria, transformadora de la realidad. El sigu iente de regular el curso de los ríos de las montañas de
pasaje del Manifiesto del partido comunista, obra que Italia, en los siglos xvz y xvzz."
realizara en conjunto con Marx," se orienta en ese espí-
¿Y qué es la técnica si no una manifestación particular-
ritu, precisamente, al resaltar el carácter revolucionario
concreta de la práctica? Por otro lado, no debe pensarse
de la burguesía por haber
que la idea expresada en la cita anterior es casual o aisla-
[... ] creado fu erzas productivas más ab undantes y da, todo Jo contrario, es imprescindible en la teoría enge-
más grandiosas que todas las generaciones pasadas Jsiana. Lo que sucede es que, al centrarse Engels en los
juntas. El sometim iento de las fuerzas de la natura- asuntos de la naturaleza -y precisamente porque está
leza, el empleo de las máquinas, la aplicación de la centrado en esos asuntos-, se echa de menos en oca-
química a la industria y a la agricultura, la navega- siones este concepto tan esencial para el marxismo. ¿Se-
ción de vapor, el ferrocarril, el telégrafo eléctrico, la ría justo entonces hablar de una "relativa ausencia del
asimilación para el cultivo de continentes enteros, principio de la práctica" 30 en el autor del Anti-Diilzring?
la apertura de Jos ríos a la navegación, poblaciones En realidad, si leemos sus obras, vemos que Engels ha-
enteras surgiendo por encanto, como si salieran de bló suficientemente de la influencia de la práctica en la
la tierra. ¿Cuál de los siglos pasados pudo sospe- ciencia. 31
char siquiera que semejantes fuerzas producti vas En una nota al pie, Schmidt, ante todas estas eviden-
dormitasen en el seno del trabajo social?" cias, suaviza su aserción de que "todas las afirmaciones
de Engels respecto de la naturaleza están aisladas de la
Centrémonos, entonces, en el papel objetivo que En-
praxis" cuando nos dice "es precisamente notable en En-
gels le otorga a la práctica en el proceso del conocimiento
gels la coexistencia sin relación recíproca de un concepto
científico y viceversa. Este resulta también un tema po-
de naturaleza socialmente mediado y de otro de carácter
lémico; según Alfred Schmidt, "todas [las afirmaciones
dogmático-metafísico" '' Esta última idea más soft, no
de Engels] respecto de la naturaleza están aisladas de la
solo es compartida por los detractores de una dialéctica
praxis ·viviente de Jos hombres y quedan por ello some-
de la naturaleza, sino incluso por algunos de sus defen-
tidas a la crítica de las Tesis sobre Feuerbaclz"." Dicha
sores. Sancristán, por ejemplo, afirma que en las obser-
acusación es refutada por las propias palabras de Engels:
vaciones de Engels en el Ami-Diilzring sobre el cálculo
Si [ ... ]la técnica depende en gran parte del estado infinitesimal hay un "olvido" de la práctica-" Es injusto el
de la ciencia, la misma depende aún mucho más del duro comentario por parte del propio Sancristán cuando

92 93
dice que "[Engels] concibe estáticamente las construccio- través de las formas del trabajo social" ." Nada de eso.
nes de la ciencia, como calcos de la naturaleza, en vez de La naturaleza se manifiesta de múltiples maneras y no
como respuestas del hombre a problemas que la natura- solo mediante las formas del trabajo social. La naturale-
leza plantea"." En verdad, ¿cómo puede decirse tal cosa za se enfrenta al ser humano de manera absolutamente
del hombre que con tanta insistencia advertía que "hasta natural, a despecho de la voluntad e independientemen-
ahora, solo se alardeaba de lo que la producción debe a la te de la conciencia y la actividad de este. Los antiguos
ciencia, pero es infinitamente más lo que la ciencia debe a habitantes de Pompeya tendrían mucho que decirle a
la producción"?" Pero es aún más injusto que Sancristán Schmidt sobre el tema. Todas las catástrofes naturales
reproche la ausencia de la práctica y las necesidades hu- acontecidas desde el principio de la historia humana has-
manas en el tratamiento de Engels al cálculo infinitesimal, ta el día de hoy, son prueba de que en muchas ocasiones
cuando precisamente sobre las matemáticas tenemos en el a la naturaleza le importa bien poco "la praxis libre" del
propio Anti-Dührüzg esta explícita afirmación: "Las ma- hombre. Que nuestra arrogancia antropocéntrica no nos
temáticas, al igual que las demás ciencias, brotaron de las haga olvidar que, aún hoy, estamos muy lejos de domi-
necesidades de los hombres: de la necesidad de medir tie- nar completamente a la naturaleza. Incluso es posible
rras y el volumen de las vasijas, del cálculo del tiempo y que la naturaleza se manifieste, independientemente de
de la mecánica". 36 Este principio está supuesto en su obra todas nuestras formas de trabajo y actividad social, de
y no necesita ser recordado en cada párrafo. De hecho, una forma apocalíptica. ¿Quién puede asegurar quema-
Engels procedería muy dogmáticamente si buscara en to- ñana no ocurra un cataclismo estrictamente natural que
dos los ni veles y casos la relación directa entre la práctica borre por completo la vida de nuestro planeta (incluyen-
y las teorías científicas, como parece querer Sancristán. do la vida humana y con ella la tan altamente estimada
Hablando de olvidos: también a Schmidt se le olvi- "praxis social")? "A este respecto, la naturaleza es la que
da algo. Aun aceptando que el hombre en su condición se alza con la victoria final, y no la cultura; victoria habi-
específicamente humana -es decir, social- no puede tualmente conocida como muerte".3 9
relacionarse directamente con la naturaleza; esta última, Para entender lo que realmente es la praxis, hay que
en cambio, sí que puede relacionarse directamente con partir de la pareja categorial sujeto-objeto. Schmidt, Ka-
él (precisamente porque el hombre es naturaleza). La rela- han, ect., tienen toda la razón cuando reclaman que "ob-
ción socialmente mediada con la naturaleza se limita, en jeto" no significa cosa, ni tiene que necesariamente ser
realidad, a nuestra apropiación de ella, es decir, nues- material. Sin embargo, olvidan que pasa otro tanto con
tra específica relación - teórica o práctica- hacia ella, el sujeto. Sucede que este tampoco es puramente ideal
pero no por esto la praxis rige necesariamente la relación Y social, sino a la vez material e ideal, a la vez natural y
de la naturaleza con nosotros, esto es, la relación de la soc1al. Tampoco el sujeto es puramente subjetivo, pura
naturaleza hacia el hombre.37 Por eso, Schmidt, comete conciencia. Pues una actividad -o relación- social ab-
el error de decir que "la naturaleza solo se manifiesta a solutamente desprovista de todo substrato material no

94 95
es más que una abstracción que solo puede existir en cual, la naturaleza como tal es - siguiendo la conocida
la imaginación . Por esto, nos dice Marx que La Lógi- expresión- " el cuerpo inorgánico del hombre, y preci-
ca de Hegel "es la demostración de que el pensamiento samente es naturaleza en la medida en que ella misma
abstracto no es nada en sí; que la idea absoluta no es no es cuerpo humano"." Simultáneamente, la naturaleza
nada en sí; que solo la naturaleza es algo".'' Se descubre actúa de rechazo sobre el sujeto que la transforma."" Así,
así el origen subjetivista de este equívoco característico a modo de feedback, mediante su transformación de la
del marxismo occidental: " ... en vez del sujeto real, el naturaleza, el hombre se transform a física, espiritual y
hombre, se vuel ve a tomar su concienci a. En esto ra- culturalmente a sí mismo.
dica la equivocación clave de los enemigos de la dia-
léctica de la naturaleza, que circunscriben la di aléctica Notas
',
a las relaciones entre la conciencia y la naturaleza". "
Es necesario acl arar que en este trabajo los términos "práctica"
En la praxis, el hombre se enfrenta a la naturaleza no
y "praxi s" se utili zan como sinónimos in diferenciados en su sig-
"desde fuera", no desde aquella supuesta "cultura" ex- nificado. Et imológ icamente, "praxis", es el término griego (y
te rior y ajena a la naturaleza "en-sí", sino -a decir de alemán) cuyo equivalente latino e!> "práctica", y así usualmente
Marx- con un "poder natural" que le es propio por su se traduce al españo l. En honor a la verdad, a pesar de ser una pa-
condición de ser nat ural; y procede de ac uerdo a suco- labra ex tranjera, ''praxis" ha adqui rido cnrta de c iudadanía en los
círculos de intelectuale s marxistas de muchas leng uns, inclu ida la
nocimie nto sobre esa mi sma naturaleza supuestamente nuestra, utilizándose para des ignar el importan te concepto mar-
" trascendental e inaprensible". El sujeto humano es tam- xiano. Aunque "p ráctica" no es más que la tradu cción directa de l
bién un sujeto natural. T iene en -el resto de- la na- término alemán ''praxis", no sie mpre y en todos lados se enti ende
turaleza el "médium" donde se encarnan sus objetivos y lo mi smo con "pníc tica" que con "prax is". La ve rdad es que, ob-
je tivamente, en la historia de l marxismo e l término "praxis"
propósitos ideales, o sea, el medio para la realización de
ha sido acogido por ma rxistas defensores de la postura "anti-or-
sus fin es. "De este modo, los productos de la naturaleza todoxa" al estilo de Néstor Kohan, tal vez con el objetivo de dife-
se convierten directame nte en órganos de la ac ti vidad renciarse de la postura "ortodoxa.. que tendía a uti lizar el térm ino
del obrero, órganos que él incorpora a sus propios ór- "prác tica". Aq uellos marx istas que utilizan reiteradamente de
ganos corporales, prolongando así, a pesar de la Biblia, forma intencional el término "praxis" suelen co nform ar la ten-
dencia o escuela fil osófica marxista conocida como ''fi losofía de
su estatu ra natural"." La actividad objetiva material del la praxis", y tiene n sus antecedentes paradigmáticos más im por-
ser humano, está indisolublemente mezclada con esos tantes en Antoni o Labriola, Gayo Petrovic, Anton io Gramsc i y
objetos natu rales supuestamente "exteriores e incognos- Adolfo Sánchez Vázq uez. Por su parte, el término "práct ica" tu vo
cibles", en tanto ella misma es una manifestación de la mejor suerte en la Unión Sov iética y es aq uel que más fam iliar le
suena al o ído al lector hispanohablante de obras de Marx. Enge ls
naturaleza. En pocas palabras, las leyes de la ac tividad
y Len in , en parte, porque la mayoría de las traducc iones al espa-
productiva-material hu mana son, ni más ni menos, que ñol de obras clási cas del marx ismo lo uti lizan. Pero, como en esta
las mismas leyes de la naturaleza extrahum ana, solo que in vesti gac ión parto del presupuesto de que tal concepto, esencial
sometidas conscientemente a nuestro control. Por lo para el marxismo, es w1o y que esta división, expresada medi ante

96 97
Ja ya comentada predilección tenninológica. es solo una división aqm una posible u aducc ión: ·'el carác ter product ivo de la acti vi-
ilusoria, aquf se utilizan indistintamente como sinónimos. dad sensitiva, fonnador de toda la realidad'").
Néstor Kohan: Marx en su (tercer) mundo. ed. cit, p. 73. 10 Carlos Marx y Federico Engels: La sagrada fa milia, citado por
Véase Carlos Marx: El capital, ed. cit., t. I, p. 140. John Hoffm an: ob. cit. , p. 11 8. Cfr., en el mismo sentido, Terry
Eagleton: Ln idea de la cultura, Ed. Paidós, Barcelona, 2001 ,
Probablemente, esta terg iversac ión del marxismo realizada por
p. 132.
la "filosofía de la praxis" nace de la traducción, marcada por
una interpretac ión subjeti vista, de las Tesis sobre Feuerbach que l l Carlos Marx: "Glosas Marginal es al programa ~e l Panido Obrero
reali zó el filósofo idealisw. italiano Giovanni Gent il e en su libro Alemán", en Carlos Marx y Federico Engel s: Obras escogidas
La filosofia del/a prassi, publicado en una fecha tan temprana (en tres tomos), Ed . Progreso, L III , Moscú. 1980, p. 9.
como 1899. Véase Mig ue l Candioti: "El carácter enigmático de 12 Carlos Marx: El capital, ed. cit., t. 1, p. 8.
las Tesis sobre Feuerbach y su secreto" , !segaría, no. 50, ene- 13 Marx ya hab ía resa lt ado esa paradoja cuando examinaba las im-
ro-jun io, 20 14, p. 64. Gen til e desarrolla "una interpretac ión de plicacio nes (lassalleanas) de la reaccionaria tendencia de ver en
las Tesis sobre Feuerbach que solo puede llevarse a cabo si se el trabajo una fu erza creadora sobre natural: "Según la primera
las terg iversa y se las aísla de otros textos de Marx y de Engels tesis, el trabajo era la fuente de toda riq ueza y de toda cultura,
(incluso de los ya pub licados por entonces). No o bstante, esta es decir, q ue sin trabajo, no era posible tampoco la ex istencia
Jectu ra-trnducc ión gentileana tendría gran difusió n y fortuna en de una sociedad. Ahora, nos enteramos, por el contrario, de que
la Italia de inicios del sig lo xx, donde -en un clima de cris is de l si n la sociedad no puede ex istir el trabajo 'útil "'. (Carlos Marx:
marxismo positi vista de la Segunda Imernac io nal y hege monía "Crítica al programa de G01ha", en Carlos Marx. y Federico En-
c ultural de l nco idealismo croceano y gentileano- incluso auto-
gcls: Obras e.';cog idas en 1111 tomo, Ed. Progreso, Moscú, 1980,
res marxistas. y muy di versos entre sí, como Rodolfo Mondo lfo y p. 330).
Anto nio Gramsci, desarrollaron concepc iones de la " fil osofía de
la prax is" con rasgos fuertemente subjetivistas". (Ibídem, p. 65). 14 Ibídem. p. 141.
Para un anál isis más detenido sobre los vínculos del m:1rxismo 15 (Carlos Marx y Federico Engels: "La ideolog ía alemana", en
italiano y el antiengelsianismo, véase Antonio A. Santucc i: ''El Ibídem, p. 2 16). Esta natura leza exterior tiene su propia hi storia
marxismo italiano y el 'problema Engels'", Mm:t Ahora, no. 8, indepe nd ie nte a la " praxis creadora" del ser humano. Precisa-
1999. mente en esto reside la diferencia entre la histori a del hombre y
Carlos Marx: ''Tesis sobre Feuerbach", en Carlos Marx y Fede- la hi storia de la naturaleza: " .. .la hi storia humana se diferencia
ri co Engels: Obras escogidas en 1111 tomo, Ed. Progreso, Mosc ú. de la hi storia natu ral en que la una está hecha por el hombre y la
1980, p. 24. otra no". (Carl os Marx: El capital, ed. cit., t. I, p. 325, nota al pie
número 4).
Ídem.
16 Carlos Jesús De lgado Díaz: "El valor de una polémica. Sobre
7 Carlos Marx: Selecció11 de lecturas de El capital, ed. cit. , p. 13.
e l tex to de A. Bogdánov", Marx Ahom, no. 28, 2009, p. 204.
8 Véase Miguel Candi oti: "El carácter enigmático de las Tesis so- Com·párese con el sigui ente pasaje de Marx: "La naturaleza no
bre Feuerbach '', lsegoría, no. 50, enero-junio, 20 14, p. 63. construye máqu inas, ni locomotoras, ferrocarri les, electric tele-
Néstor Kohan : Marx en su (tercer) mundo, ed. cit., p. 87. Co mpá- graphs, selfactillg 1111des, etc. Son estos, productos de la industria
rese esta afi rmac ió n de Kohan con la sigui ente ci ta del idea li sta humana; material natural , tran sformado en órganos de la volu n-
Gentile referida a la praxi s: ••i l carattere produtti vo del!" ::mivita tad humana sobre la naturaleza ... ". (Carlos Marx: Elementos
sensitiva, formatrice di tutta la realtA". (Gi ovanni Gentile: La fi- fundamentales para la crítica de la economía política, Ed . Si-
losofía di Mm:\·, citado en Miguel Candi01 i: ob. cit. , p. 64. He glo XX I, t. 11, México, 2007, pp. 229-230).

98 99
17 Ewald V. Iliénkov: L6gica dialéctica, Ed. Félix Yarela, La Haba ~ Engels había colaborado, sin los Principios del comunismo,[ ... ],
na, 2003, p. 3 17. sin los combates intelectua les y políticos que había librado y
18 Georg Lukács: ob. cit. , p. 15. donde con frecuencia lo había precedido y est imulado, Marx ja-
19 Giuseppe Prestipino: ob. cit., p. 155. más hubiera podido escribir el Manifiesto con tal vigor y rapidez .
La demostración es fáci l hacerla, tanto respecto a los contenidos
20 Carlos Jesús Delgado Díaz: ob. c it., p. 204. - los Principios pasan al Manifiesto- como respecto a la fonn a:
21 Dígase de paso que también Engels fue el pionero de es1a las 12 medidas de Engels, acompañadas por un comentario de 4
perspecti va que llamo " núcleo de la concepción materialista". páginas se reducen a 10, justificadas en 15 líneas, en Marx[ ... ]
Véase Federico Enge ls: "Bosquejo de una crítica de la economía Incluso e l renunciar a la presentación en forma de "catecismo"
política", e n Carlos Marx: Manuscritos económicos y filosóficos o de "principios'' se debe a Engels, que propone "Manifies to"
de 1844, Ed. Pueblo y Educac ión, La Habana. 1975. para dar lugar a la exposición hi stórica. La propia "consigna" fi-
22 " ... la 'críti ca de la economía políti ca' no es la d isciplina última nal (que] proclama( ... ] el carácter de clase del nu evo programa,
y fundaciona l de la rel<lCión teórica con el mundo, sino que se también se debe a Engels, como ha si do establecido por Bert An-
req uiere de una teoría de In natural eza, como la pide Marx ya en dreas". {Georgcs Labica: " Las lecc iones del Man ifiesto", Marx
1843 en lllm carta diri gida a Feuerbnch, la teoría que Engels se Ahora , no. 6-7, 1998 - 1999, p. 26).
propuso como tarea en el proyecto de una 'd ialéctica de la natu- 27 Carlos Marx y Fede rico Engels: "Ma nifiesto del partido comu-
raleza"'. (Han s Hei nz Holz: Reflexión y Praxis. Estudios para/(¡ nista", en Carlos Marx y Federico Engels: Obras escogidas en un
teorfa marxista hoy, ed. cit., 2004, p. 84). tomo, Ed. Progreso, Moscú , 1980, p. 37.
23 Carlos Marx y Federico Engels: "La ideología alemana", ed. cit. , 28 Alfred Schm idt: ob. ci t. , p. 51. Esta acusación d e Schmidt merece
p. 196. un breve comentario tange ncia l. Es muy común, por parte de los
opositores de la dialéctica engelsiana de la naturaleza, oponer a
24 Zaira Rodrfguez Ugidos: Filoso/fa, Ciencia y Valor, ed. c it , p. 41.
Engels las fa mosas 11 tes is sobre Feuerbach de Marx. Así, por
25 Véase Carlos Marx: Elementosfimdamenrales para la crítica de ejemp lo, ''L. Go ldmann [ ... ] contrapone e l Anti-Dühring a las
la economía política (Gnmdrisse) 1857-1858 (en tres tomos), Tesis sobre Fe11erbach porque, a diferencia de estas últimas, el
Ed. Siglo XXI, t. 11, Méx ico, 2007, pp. 229-230. primero se incl inaría hacia 'el positiv ismo, eliminando el con-
26 En pos de menospreciar el aporte de Engel s, suele dec irse que cepto de iden tidad e ntre s ujeto y objeto, o el carácter práctico·
este importantísimo documento de la hi storia del marxismo no de cua lquier proceso cognoscitivo', nótese e l eco de Historia y
fue una obra conjun ta, sino de la autoría exclusiva de Marx. Tal conciencia de clase en la instancia idealista de identidad de suje-
tesis, no solo está en abierta contradicción con las re iteradas y to y objeto en Go ldmann". (Giuseppe Prest ip ino: ob. cit., p. 168).
numerosas ocasiones en que, tanto Enge ls como Marx. reafirman Esta con traposic ión resu lta sumamen te irón ica si recordarnos que
su conutorfa del Mcmijiesto ... , sin o que desconoce la enorme y fue prec isamente Engels quien rescató estas tesis de la implaca-
directa deuda teórico que dicha obra tiene para con E ngels. Jn - bl e "críti ca de los roedores", a la que habían sido condenadas por
cluso en el caso de que la redacci6n final del ma nuscrito haya el p ropio Marx, y les atribuyó de paso '' un valor inapreciable por
corrido excl usivamente de la mano de Marx -lo cual contradice ser el primer documento en que se cont iene el gennen genial de
directamente las explfcitas palabras de este último: ..... el Mani- la nueva concepción del mundo". (F. Engels: "Ludwig Feuerbach
fiesto del partido comunista, redactado por Engels y por mí. .. ". y el fin de la fi losofía clásica alemana", ed. cit., p. 354).
(C. Marx: "Prólogo de la contribución a la crítica de la economía 29 Federico Engels: "Carta a Starkenburg de l 25 de enero de 1894",
política". en Carlos Marx y Federico Engels: Obras escogidw; en Carlos Marx y Federico Engels: Cartas sobre El capital,
en m1 tomo, Ed. Progreso, Moscú , 1980, p. 184}- sie mpre hay ed. cil., p. 4 11.
q ue reconocer que "s in la Profesión de fe COII/llllista, en e l cual 30 Manue l Sancristán: o b. cit., p. XXI.

100 101
31 Consúllese por ejempl o las siguientes pág inas de su obra in 4
LA HISTORICIDAD DEL PENSAM IENTO
conclusa Federico Ell!z.els: Dialécuca de la naturaleza, ed. cit ,
Y LA TEORÍA DEL REFLEJO
pp. 6, 75, 86 87. 155 .....195 y 196. De todas maneras, si se qui ere
4

ver el concep to de prác ti ca en Engels, entonces, recomiendo l:l


Todo se reduce a pasar de los sentidos a la reflexión
lec tura de punta a cabo del artícu lo inconcl uso de Dialéctica de
y de la reflexión a los sentidos; emrar y salir sin ce-
la naturaleza titulado " El papel del trabajo en la tran sformación sar es el trabajo de la abeja. Se ha perdido el tiem-
del mono en hombre". De leer ese texto tan ameno, no creo que po si no se entra en la colmeua cargado de cera. Se
muchos tengan inconven ientes en pensar que Engels bien puclo
acumuló cera imítilmel/le, si 110 se sabe construir
fácilmente haberlo titul ado ''El pape l de la prác ti ca en la transfor-
panales.
mació n del mo no en hombre".
32 Alfred Schm idl: ob. cit., p. 66. DENIS DIDEROT, Ll1 interprewción de la naturaleu1

33 Manue l Sancri stán : ob. c it. , p. XX I.


34 Ídem. Es fal sa la afirmaci ón de que a Engels "se le escapa la
35 Federico Engels: Dialéctica de la naturaleza, ecl . cit. , p. 156. unidad suj eto-objeto, poner-presuponer". ' Acusac iones
36 Federico Enge ls: Anti-Diihring. ed. ci t., p. 54.
como esta, son comunes cuando los críticos de Enge-
37 Esra (in)compre nsió n unid ireccional {hombre4na1Uraleza) se
ls pasan a examinar uno de los puntos más repug nantes
debe al no reconoc imiento de q ue e l carácter activo no solo es para ellos: la teoría del reflejo. En primer lugar, es in-
propio de l ser humano, sino que es un atributo multifacético de justo imputarle a Engels la tradi ción " manualística" de
la naturaleza que alcanza su fase superior (pero no única) con la pensar en los objetos de conoci miento como si fueran
humanidad; reconocimiento imprescindible para dar cuenta de la
independiemes del sujeto de conocimiento. No pode-
imeracción (bidireccional) en la relación (hombre~naturaleza).
Sobre el carácter activo de la naturaleza, trata el último cap ítulo mos confundir en este aspecto a Engels con el DiaMal,
de este libro. e imputarle al co-fundador del marxismo un supuesto
38 Alfred Schmidl: ob. cit. , p. 54. realismo ingenuo. "Es completamente erróneo atribuir
39 Terry Eagleton: La idea de la culwra, Ed. Paidós, Barcelona, a Engel s la creencia monolítica en el evolucionismo que
200 1, p. 132. niega 'el momento subjeli vo' ... "' Solo hay que recor-
40 Carlos Marx: Manuscritos ecmlómico-filosóficos, c itado por dar cómo critica severamente Engels a Dühring ame la
John Hoffman: ob. cit. , p. 34. pretensió n de este último de poseer omnisciencia y un
41 S. L. Rubinstein: El desarrollo de la psicología. Principios y mé- " [pensamienlo] que excluye todo pelig ro de represen-
todos, Ed itorial Nacio nal de Cuba, La Habana, 1964, p. 273.
tación subjeti vamente limitada del mundo" 3 Cuando
42 Carlos Marx : El capiwl, ed. ci t., p. 141. Engels analiza las limitaciones del materialismo de Feu-
43 Carlos Marx: El capital, citado por Ewald V. lliénkov: Lógica erbach, encuentra que muchas de ellas se deben preci-
dialéctica, ed. cit., p. 3 17.
samente al condicionam iento y la influencia que sobre
44 Véase la noc ión de " la venganza de la naturaleza", en Federico
la subjeti vidad de ese gran pensador te nían "las lamen-
Engels: Dialéctica de la naturaleza, ed. cit., p. 151.
tables condi ciones en que se desenvolvía Alemania"'
También, todo el epígrafe titulado "Sobre la clasificación

102 103
de los juicios" en su libro Dialéctica de la natu raleza teoría así entendida trata al conocimi ento como imagen
constitu ye una sencilla y clara, a la vez que profunda, y refl ejo del mundo objetivo y que -en lo que sigue
disertación sobre la reflexión que pone históricamente radica lo perjudicial- esto se interpreta simplemente
determinaciones cada vez más acabadas y perfectas en como fotografiar suficientemente a la materia mediante
el objeto de conocimiento. Y para colmo, Engels, il us tra los sentidos. En el "Lenin" interpretado por una buena
el asunto con el devenir histórico real -¡y, por ta nto, parte de la escuela soviética,9 dicha "teoría" no era más
como intervienen sujetos, también subjeti vo '- de la ley que un retroceso al realismo ingenuo, al tosco empiris-
de la tra nsformación de la energía 5 mo acrílico. Puesto que, por lo general , en esas malin-
La cosa es clara. Cabe citar incluso a Gramsci - fi- terpretaciones de la idea (más rica y correcta) de Lenin
lósofo que no veía con oj os muy buenos, que digamos, se pensaba que la realidad era aprehendida completa y
la idea de un a dialéctica natural- cuando se refería a la necesariamente por vía sensorial , por la contemplación
pretensiosa gnoseología del DiaMat (en este caso, del pasiva, de manera directa. Pero esto es algo que sue-
manual de Bujarin)6 y la diferenciaba de la de Engels: na completamente diferente a Engels, quien plantea, si-
guiendo en esto a Hume y a Kant, que "el empirismo de
¿Parece que pueda existir una obj eti vidad extrahi s- la observación, por sí solo, no puede nunca ser una prue-
tórica y extrahumana? Pero ¿quién juzgará tal ob- ba suficiente de la necesidad. Postlwc , pero no propter
j eti vidad? ¿Pero quién juzgará sobre tal realidad? hoc". 10
¿Quién podrá ponerse en esta especie de punto de Además, precisamente aquella obra de Engels que
vista del cos mos en sí y qué significará semej an- más molesta a sus detractores (Dialéctica de la natura-
te punto de vista? Puede perfectamente sostenerse leza) es toda ella, por su objeti vo explícito, una decla-
que se trata de un residuo del concepto de Dios, ración contra el realismo ingenuo. El objetivo principal
precisamente en su concepción mística de un Dios de dicha obra es presentar al método dialéctico como
ignoto. La fo rmulación de Engels de que la "unidad válido y necesario para las ciencias naturales . Cuando
del mundo consiste en su materialidad demostrada Engels nos habla sobre la pertinencia de tal empeño, nos
por el [... ] largo y laborioso desarrollo de la filo- explica, ante el desdén de los naturalistas hacia la filo-
sofía y de las ciencias naturales" contiene precisa- sofía, que los científicos de la naturaleza "creen librarse
mente el ge rmen de la concepción justa, porque se de la filosofía simpl emente por ignorarla o hablar mal
recurre a la historia y al hombre para demostrar la de ella. Pero, como no pueden lograr nada sin pensar y
realidad obj etiva-' para pensar hace falta recurrir a las determinaciones del
También es inj usto res ponsabilizar a Engels de la pensamiento, toman estas categorías, sin darse cuenta de
"teoría del reflejo" al más obtuso estilo manualista ni ello, de la consciencia usual..." ."
siquiera de haber hecho un bosquejo de tal teoría así ~n­ Es decir, para Engels, el ser hu mano no puede razonar
tendida' Recordemos que, como bien dice Kohan, esta los hechos empíricos de forma puramente objetiva, des-

104 105
de ningún punto de vista propio sino con una conciencia está contaminado por el mugroso realismo ingenuo. La
condicionada histórica e individualmente, una conscien- acusación casi siempre pasa primero por Lenin, quien
cia que necesita de conceptos y categorías para pensar supuestamente heredó la "ingenua" enfermedad del En-
esos datos empíricos. Y lo que le reprocha Engels a los gels maduro. Ahora bien, para aclarar todas las dudas
naturalistas es justamente lo ingenua que es la pretensión posibles respecto a este punto, citemos el pasaje de En-
de estos al creer librarse de la filosofía, es decir, del pun- gels que más pudiera parecerse a la "teoría del reflejo",
to de vista teórico, del "paradigma" desde el cual tienen que los manuales soviéticos penosamente "extraJeron"
que forzosa mente partir al estudiar tal o más cual objeto. (deformaron), y luego la famosa definición de materia
Cuando jactanciosamente se cree estar por encima de "la de Lenin (tan propensa a malinterpretaciones), para ha-
filosofía" -entendida como lógica de la concepción del cer un análisis comparativo:
mundo- y no utilizarla para nada, cuando no tenemos Engeis: " ... la dialéctica de la mente es simplemente la
consciencia de la necesidad de una base fil osófi ca para imagen refl eja ele las formas ele movimiento del mundo
nuestra actividad cognosciti va, es precisamente enton- real, así en la naturaleza como en la historia"."
ces cuando somos dominados por todos nuestros pre- Lenin: "La materia es una categoría filosófica para
juicios filosóficos que actú an desde las oscuridades del designar la realidad objeti va, dada al hombre en sus sen-
inconsciente, es decir, sin darnos cuenta de ello como saciones, calcada, fotografi ada y reflejada por nuestras
verdaderas fuerzas "ciegas" de la naturaleza. P~r eso, sensaciones y existente independientemente de ellas"."
aquel científico que suele presumir con alarde de una A primera vista, y por el empleo por parte de Engeis
supuesta libertad de todo punto de vista filosófico y de de las palabras "i magen refleja", parece que no hay di-
cosmovisión (ya sea materialista, idealista, dialéctico, ferencia esenc ial entre lo que Engels está diciendo Y la
metafísico, monista, duali sta, lógico, histórico, etc.) es, fotografía (a imagen y semejanza) del mundo, por par-
frecuentemente, el más prisionero de -Dios sabrá cuá- te de Lenin, que tantas interpretaciones mecanicistas ha
les- puntos de vista. Prisionero, esclavo, siervo: solo tenido. Pero si nos dispusiéramos a analizar más dete-
que sin consciencia de ell o. Esto es, ni más ni menos nidamente el asunto, nos daríamos cuenta de que sí la
el meollo de la postura engelsiana ante la cuestión del hay ¡y mucha! Por un lado, Lenin aparememente se está
reali smo ingenuo en la ciencia. refiriendo a la contemplación sensorial de la materia
Sin embargo, las acusaciones de realista ingenuo que ("reflej ada por nuestras sensaciones") y por el otro, En-
caen sobre Engels son tan reí teradas, que merece la pena geis, a la derivación histórica de la dialéctica a partir del
detenerse un poco más en el asunto. estudio de los procesos naturales e históricos. Hablando
La mayoría de estas acusaciones tienen que ver con claro: Lenin se refiere al contenido y Engels se refiere a
la cuestión de la teoría del reflejo. Para muchos de lafomw; Lenin habla de lo sensorial y Engels esencial-
aq uellos que combaten la idea de una dialéctica de la mente de lo inteligible, de "las formas de movimiento";
naturaleza, todo lo que tenga que ver con dicha teoría Lenin se refiere a la materi a y Engels se refiere a la di a-

106 107
léctica. Nos damos cuen ta, por este análisis, que Engels Un ejemplo palmario de cómo la inducción no pue-
está diciendo, en verdad, precisamente lo opuesto a la de pretender ser la forma única ni siquiera la pre-
in terpretación que la tradición más vulgar del DiaMat le dom inante de los descubrimi entos científicos nos
dio a la definición leninista. Veamos un ejemplo en el lo ofrece la termodinámica: la máquina de vapor ha
que Engel s pone en práctica su noción del asunto: "Y [a probado del modo más concl uyente cómo se puede,
pesar de ser un contrasentido que, dicho sea de paso, no mediante el calor, obtener movimiento mecánico.
es dado en la realidad empírica] ~ es en muchos ca- 100 000 máquinas de vapor no prueban esto más
sos un resultado necesario de una operación matemática que una sola, pero van empujando más y más a los
exacta; más aún: ¿dónde estarían las matemáticas, las fís icos hacia la necesidad de explicarlo. El primero
elementales y las superiores, si se le prohi biese operar que se lo prop uso seriamente fue Sadi Carnot. Pero
con ~?". 14 no por inducción. Estudió la máquina, la analizó,
En esta cita se ve un caso particular ( ~) donde encontró que el proceso de que se trataba no se pre-
Engels destaca el carácter necesario de los objetos con- sentaba en ella de un modo puro, sino encubierto
ceptuales abstractos para el conocimiento de la naturale- por diversos procesos accesorios, descartó estas
za. Estas constm cciones ideales, aunque no estén en el circunstancias concomitantes indiferentes para el
mundo sensible, sirven de herramie111as para entenderlo. proceso esencial y constru yó una máquina de va-
El empi rista chato, vulgar, que piensa que le bastan los por ideal (la máquina de gas), en rigor imposible de
sentidos y la observación para, mediante la contempla- construir, como no pueden construirse, por ejem-
ción pasiva, comprender al mundo desdeñando el pen- plo, una línea o una superficie geométricas, pero
samiento teórico, está muy lejos de ser "continuador" " que, a su modo, presta el mismo servicio que estas
abstracciones matemáticas, al presentar ante noso-
de Engels. Y es que, si se sigue consecuentemente la
idea de que la materia puede ser comprendida en su to- tros el proceso en su forma pura, como un proceso
independiente y sin fa lsear. 16
talidad con la única ayuda de los sentidos, la tarea de la
ciencia sería la de coleccionar, clasificar y generalizar La máq uina de vapor ideal de Sadi Carnot, no es más
inductivamente los hechos empíricos dados a la intui - que una herramienta racional que resultó de la abstracción
ción viva. En pocas palabras, se trataría de convertir a (separac ión mental) y descarte de múltipl es factores se-
la inducción en el ún ico proceso váli do de la ciencia. cundarios que le impedían comprender el proceso "puro"
Es irónico que se le acuse de esto a Engels, quien de del funcionam iento de la máquina de vapor. Asimismo,
manera tan magistral combatió al empirismo uni late- los triángulos, por ejemplo, son construcciones ideales
ral que enarbola a la inducción empírica como ún ico que no ex isten en la realidad exterior, material. El
procedimiento cien tífico. He aquí un ejemplo más con- triángulo es una fi gura plana, de dos dimensiones, y
creto (desarrollado y rico) de la verdadera posición de tales objetos son de por sí un imposible lógico en la
Engels en este asunto: realidad física. Un cuerpo que no tenga profundidad

108 109
no puede existir porque estaría como desaparecido del Detengámonos un poco más en el asunto. Respecto
mundo. Del mismo modo que, si borramos todo el ancho a la afamada idea de Kant de que aunque todo nuestro
de un cuadrado desaparecería necesariamente junto conocimiento comienza con la experiencia, no todo pro-
con él todo su alto, lo mismo ocurriría con el alto y el viene (o se origina) en ella; el DiaMat, por lo general,
ancho si le quitamos toda la profundidad, digamos, a un se quedó al nivel de la primera premisa, llegó solo al
prisma. Pero no solo no existen las figuras planas, sino momento empírico-sensorial del conocimiento; pero En-
que tampoco existen los cuerpos que todos conocimos gels sí comprendió este asunto exactamente en el mi smo
en la escuela cuando estudiamos geometría del espacio; sentido de Kant. En la cita anterior, leemos claramen-
tales como las pirámides, los cubos y las esferas. Y esto te que para Engels el hecho, lo dado, lo empírico tiene
último, en parte, porque dichos cuerpos tridimensionales que ser organizado (relacionado mediante categorías y
no tienen ninguna duración, es decir, son considerados conceptos) por nuestro pensamiento teórico discursivo
por la ciencia de la geometría atemporal mente. Un cuer- (racional, inteligible, categorial), solo así es posible el
po que no exista en ningún momento es tan real como conocimiento. O sea, Engels comprende que, aunque
uno que no exista en ningú n lugar. Todos los objetos de nuestros sentidos nos proporcionan el contenido, la ma-
la geometría (desde el punto, pasando por la línea, las fi- teria a ser pensada; es nuestra razón la que pone la forma
guras planas y los cuerpos) no son más que abstracciones a ese contenido, es decir, la que piensa a esa materia. 18
tomadas de la realidad empírica, en un proceso mental De lo contrario los hechos no pudieran atarse a concep-
donde se separan algunos atributos del objeto con el fin tos, ni se pudiera elaborar teorías. En todo caso, Engels,
de considerar solo los necesarios para su comprensión está consciente de que necesitamos del conocimiento
en tal o tal aspecto, pero que e>1 la realidad 110 pueden teórico para aprehender la realidad objetiva: " ... no [hay]
existir por separado. Así, los cuerpos de la geometría más remedio que recurrir al pensamiento: el átomo, la
son la "destilación" de la figura tridimensional de los molécula, etc., no los revela el microscopio, sino sola-
objetos sensibles, considerada así en su forma " pura", mente el pensamiento" . 19
es decir, haciendo caso omiso de otros atributos (como El abandono de la teoría en virtud del empirismo
la temporalidad, el color, el olor, la temperatura, la im- unilateral, fue criticado fuertemente por Engels, princi-
perfección, etc.). Pero, aunque todos los objetos· de la palmente, en su libro inconcluso Dialéctica de la natu-
geometría no son más que abstracciones ideales y cons- raleza. Recordemos todas aquellas páginas dedicadas al
trucciones mentales, ¿qué sería de nosotros sin ellos? El análisis de la tendencia espiritista en algunos círculos de
menosprecio a tales construcciones teóricas es inconce- científicos, en su mayoría ingleses. Engels, reprendía a
bible para la ciencia. "Por mucho desdén que se sienta estos por ser exponentes de lo que en filosofía se conoce
por todo lo que sea pensamiento teórico, no es posible, como "realismo inge nuo". Espléndidamente, demuestra
sin recurrir a él, relacionar entre sí dos hechos naturales que no solo no es posible el verdadero conocimiento re-
o penetrar en la relación que entre ellos existe"-" curriendo de forma exclusiva a la vía empírica, sino que,

110 111
además, el científico que cree relacionarse directamente En palabras del propio Engels, "el desprecio empírico
con los hechos, resulta víctima de las más absurdas y ne- por la dialéctica acaiTea el castigo de arrastrar a algunos
cias representaciones . Aquel científico que cree trabajar de los más fríos empíricos a la más necia de todas las
solo con hechos y que cree analizar dichos "hechos" sin supersticiones, al moderno espiritismo"." Por eso, por
ningún "concepto preconcebido" o punto de vista , se en- muy exhaustiva, precisa y celosa que sea la recogida y
cuentra en realidad dominado por tales prejuicios sin te- clasificación de hechos por las ciencias experimentales,
ner ninguna conciencia de ellos; pues sin el pensamiento estas nunca se desembarazan de la fi losofía. Quiéralo o
teórico, como bien dice Engels, no se puede relacionar, no, el científico parte de presupuestos fi losóficos que
enjuiciar, pensar los hechos. Este presunto científico ab- condicionan su investigación. Vygotski, el gran psicólo-
solutamente "objetivo", que supuestamente analiza la go soviético, comprendió dicha idea engelsiana magis-
realidad empírica con una conciencia vacía e hipertrofia tralmente; idea que fue el principio metodológico central
el papel de la experimentac ión, no es más que -como de su crítica fecunda al destacado psicólogo suizo Jean
ya vimos- un esclavo inconsciente de las representa- Piaget:
ciones y métodos más vulgares y toscos, provenientes, De los problemas nacen las teorías, no obstante
en la mayoría de los casos , del sentido común. Por ello la determinación de Piaget de evitarlas, siguiendo
la mera acumulación y catalogación de datos, por muy muy de cerca los hechos experimentales e impi-
rigurosa que sea, nunca podrá sustituir a la teoría. diendo por el momento que la elección mi sma de
El análisis que hace Engels del desenvolvimiento de la los experimentos fuera determ inada por las hipóte-
teoría termodinámica, expresa y demuestra cómo, en sis. Pero los hechos se examinan siempre a la luz de
la explicación de un fenómeno, por muchas constatacio- alguna teoría y por tanto no puede desembarazarse
nes empíricas que se tenga, no se deja de depender del en- de la filosofía [ .. .] Para encontrar el fundamento
foque teórico. El hombre, desde hace mucho tiempo, sabe del rico acopio de datos que Piaget efectúa debe-
que puede obtener calor por medio de la fricción y otros mos explorar primero la filo sofía subyacente a su
fenómenos mecánicos; a su vez, en el siglo xvu, se inven- in vestigación de hechos y a su interpretación ... 22
taron las primeras máquinas de vapor, que reproducían el
proceso inverso, esto es, mediante el calor obtiene trabttjo Una vez aclarado este asunto, hay que pasar de ex-
mecánico. Todo esto era ya, en el siglo XIX, una realidad plicar lo que no significa "reflejo" a explicar lo que sí
práctica cotidiana pero nadie había logrado penetrar teó- significa, para Engels.
ricamente en el asunto, explicándolo y comprendiéndolo. Según el genial colaborador de Marx, las categorías
Engels, destaca que "Carnot casi llegó a penetrar en el lógicas no provienen del místico Espíritu Absoluto de
fondo del problema. Y si algo le impidió penetrar de lleno Hegel, ni son principios innatos (estrucruras fundamentales
en él no fue precisamente la escasez de hechos materiales, completamente a priori y extra-históricas); sino que son
sino simplemente una falsa teoría preconcebida".'0 derivadas, extraídas, sacadas, apropiadas por el hombre,

112 113
en el largo dc<wrrollo hi~tóri.:o dd pcn~:uniento de
1
turalcza y la ~octcd:td. El "gtro m¡>c•nic~no" d, 'K· a na- sui~!O ~ !t:tcz 1:11 en ~u. in!e.racción con el obietn: el"!·
. .. . . e ·llll, nos JC:~ s•· :ullo·prrxlucc h t~toncamente por mccliación del
plantea que p.n ,, 'ahol.tr nue,tro ton, .:•micnt br;
:*'Jeto. Log~t tal c~a. porqu~ parte de la idenricl;)d dd su·
objeto hay que dejar de ccmrar~c en este p 1, .1 1 ~ e r!
°
.. . • ' Mcer una jCtO y .c.l ObJelo. que, ~n su SIStema. se expresa mcdtame
crwca del $UJClO. cncc)mrar ,u, /¡¡1,¡1,. 1 1..1 Cfl 1 . l:tnocton dd pcnsamtento objcrivo: las determinaciones
· • • IC C SUJ~·
t~ nunca se encuentra ame la cosa 1•11 sí 1111 \llla, es decir, del ~n~:umcnto están en el obje.to anrcs de roda expc-
s~cmprc la con;,tdcra desde tal o 111:·1, cual concepto. Ha. ncncta hur~wn::·, o lo ~ue es lo mtsmo. ames de que sea
ctcndo esto. K:tm fundó la in,·c,tigaci<in de 1:" c"ntchu:!.< Jmc·.,u·o nhJC:IO.· Las formas dd pcn.~amiemo. crnonccs.
mherentes e inalienables :ti 'ujcto: este e, - tal ve~.- 511 >C cnwcnl nt n ya adheridas a la malcría. pues en realidad
mayor mérito filosófico. Pero. en K:utt. ta, c:llcgoría.<. nunca h:1 cxislido ni puede existir una "cosa en st' sin
como formas :•hsoltnamcntc 11 priori dd pen,amicr~to. no forma alguna.''· La forma presupone a la marcria y vi-
pueden dccimo~ nad:t del estado de "cc"a' en si' fuera t!c CCI'crsa. De esw manera. las categorías tienen rambién
nuestro pcnsamiemo. ya que c,tas forma' wrrcsponden a una ex i~lcncia ontológica. real y exterior con rcspcc1o al
111/l'st m expcricnci:tfX>'iblc dd objeto. nn a la cosa misma >UJCin·hurnano de conocimiento. Es aquí donde Hegel
que tomamos como objeto.'' Esta< furm:h ¡mm<. de ellr. cl:oramentc ~upcm a Kant. y donde encontr3mos lo que
se desprende, son eterna' e inmut:thks. ) a que no pu~· le pennitc al'anzar m:ís allá de las antinomi3S de la ra-
den ser afcct:tdas por la expcrienci<t: ,oto 1:• c~pencnci3 zc\n que 'e le prc~emaban a cs1c úllimo." Claro que. en
es "ordenada" por ellas. Así. las forma~ del pen" •micnlu llegcl. 1odn esto se presenta. místicamente: pues resulta
(unidad. multiplicidad. cau,alidad. nc:cc:,id:td. nc~ati,·i· que. en su Ji losofía. el pensamiento y roda la eslructura
dad, cte.) y de la pe rcepción (espado y ticrnp\l). 'o" per· de la r:ot.i\n existen de antemano a la realidad material:
rectamente aplicables solo a tos j eiU;m,•no' subjc1i vos: lo d pcnsamienlo es así deificado. Por eso. Hegel no veía
exterior y anterior a este orclcnarnicmo. prccis:unentc ti en la naiUmlez:o y en la historia humana olrJ cosa que
comenido de nuestro conocimiento es 1111 1'1/IIS insonda· pensamiento "cosificado", una forma transiroria y ex·
ble del que nada se puede decir. Por ello. no es extra•io ~croa del desarrollo de la impersonal Idea Absoluta. La
que, cuando Kant imcma decirnos algo 1X1si1ivo y nuew •lusoria prc1ensión de que la realidad debe moldearse al
sobre cualquier objeto. encuentre insolubles conlr:tdiccio· concepto y no a la inversa. es lo único que podría 1raer
nes, antinomias, ya que la síntesis, la unión de lo dt~·erso. consigo este lado nefasto de Hegel.
aquí es un proccdimiemo puramenlc fonnal que nada dice Engcls. siguiendo a Hegel, nos orienta a comprender
del objeto mismo. En esta "esterilidad de: la~ ca1cgorí3 s las estrucruras racionales del sujeto medi3nte el estudio
puramemc formales"1' consiste la barrera karui:um enlfC de Objc1os: pero se dis1ancia de Hegel porque entiende
fenómeno y esencia. que ni el sujeto es el Espíritu Absolulo. ni el objeto es
Hegel. al superar el ahistoricismo del sujeto kanliano la "enajenación" (creación u objetivación) de esa especie
lo estudia a través del objeto porque comprende que el de Dios lógico. lntcrprclmldo el movimicnro y desarrollo

114 11 5
categorial, no como algo nacido del pensamiento puro o social excluye definitivamente el hecho de que sea él
de la "Idea", sino como reflejo o reproducción en pensa- mismo un proceso natural? ¿Acaso por ser, en su es-
miento humano de las regularidades del movimiento y el pecificidad, un producto de la praxis histórico-social el
desarrollo propios de la realidad. Engels, aterriza el pen- pensamiento humano ha dejado de ser una ac tividad ma-
samiento, lo acerca al hombre, lo hace del hombre. Este terial de un órgano material: el cerebro humano? Aquí,
proceso de apropiación de las formas regulares y objeti- en verdad, nos vemos obligados a repetir con Engels que
vas de relación y desarrollo de la realidad exterior que se el pensamiento y la conciencia
constituyen en esquemas universales del pensamiento y
.. ] son productos del cerebro humano y[ .. .] el mis-
la acción humana, en categorías lógi cas, se produce por
mo hombre no es más que un producto natural que
mediación de la actividad material transformadora de la
se ha desarrollado en su ambiente y con él; por don-
naturaleza.
de llegamos a la conclusión, lógica por sí misma,
Engels aplicando magistralmen te el principio del de que los productos del cerebro humano, que en
análisis histórico-genético demuestra en su ensayo última instancia no son tampoco más que productos
El papel del trabajo en el proceso de la transfor- naturales, no se contradicen, sino que corresponden
mación de/mono en hombre, que es en el trabajo, en al resto de la concatenación de la naturaleza. 29
la transformación de la naturaleza por el hombre,
El pensamiento, en su nivel más básico, es imagen,
donde hay que ir a buscar la génesis del pensamien-
to abstracto, así como su más íntima esencia. 28 reflejo de un cuerpo material en otro cuerpo material. La
inmanencia del pensamiento, en este sentido, radica en
"Reflejo" para Engels, en sentido gnoseológico, sig- que los conceptos y las representaciones interiores ex is-
nifica la derivación de las formas del pensar (y con ellas, ten en la misma realidad que las cosas exteriores. La
ele todo nuestro conocimiento) a partir de la interacción materia incluye dentro de sí misma su propia negación,
sujeto-objeto, siendo las tres cosas (formas del pensar, suje- su contrario exacto, el espíritu. Puesto que el pensamien-
to y objeto) totalmente inmanentes. Resumiendo: las ca- to no es más que un modo de acción, de ac tividad de la
tegorías, como formas del pensar, como principios para misma materia. Es por ello que, siguiendo a Spinoza,
la elaboración de juicios, no son innatas, ni eternas, ni Engels nos dice: "no se puede separar al pensamiento
tienen un origen trascendental o sobrenatural, sino que °
de la materia que piensa". 3 Claro que, desprovistos de
son producto de la apropiación que el hombre hace de su componente social , esa conciencia y ese pensamiento
la realidad, apropiación mediada por la producción, es de los que hablaba Engels, se convierten en conciencia y
decir, por la objetivación práctica del ser humano, la cul- pensamiento puramente a11imales. 31 En el cerebro huma-
tura, la educación, etcétera. no, entendido desde el punto de vista estrictamente natu-
Pero, ¿acaso el hecho de que el pensamiento específi- ral (fisiológico, neurológico, etc.) no se encuentra ni se
camente humano tenga una explicación eminentemente explica el pensamiento propiamente humano. Desde tal

116 117
punto de vista, solo podríamos limitarnos a describir los gracias a su cualidad específica, su carácter activo res-
procesos materiales que allí acunen, y que difi eren sus- pecto al objeto, que siempre se manifiesta en la reelabo-
tancialmente del pensamiento mismo, de lo ideal. Pues ración del matetial sensorial según principios lógicos.
el pensamiento no se identifica con esos procesos, sino En verdad, lo que el hombre percibe por vía sensorial ,
que simplemente existe a través de ellos. se encuentra siempre mezclado con su actividad inte-
Pero incluso cuando el hombre logra, en el plano del lectual." Pero el hombre, mediante la práctica, las cien-
pensamiento, diferenciarse del animal gracias a la pra- cias y la filosofía, toma concienci a de este proceso y lo
xis social , este pensamiento no deja de existir de forma as ume de forma activa. Por ello, solo el ser humano es
completamente inmanente y material, ni deja de depen- capaz de adquirir conciencia de que su pensamiento es
der de ese órgano que constituye su substrato material ', el reflejo de la realidad; porque puede tomar al propio
inmediato: el cerebro. La diferencia específi ca del pen- reflejo como objeto: solo él puede poseer el reflejo del re-
samiento humano radica en que lo ideal (el pensamiento flejo. Ya esta circunstancia, hace al reflejo cognoscitivo
humano) "existe únicamente allí donde la forma misma del ser humano, no solo distinto, sino además superior a
de la actividad, que corresponde a la forma del objeto ex- toda otra fo rma de reflejo conocida. El pensamiento hu-
terior, se transforma para el hombre en objeto particular mano es, por todo ello, una forma particular (un modo)
con el cual puede actuar de modo especial, sin tocar ni esencialmente social de un atributo general (sustancial)
cambiar, hasta cierto tiempo, el objeto real" .32 Es decir, esencialmente natural. La confusión en este asunto, pro-
el pensamiento humano aparece en cuanto el hombre, viene de una noción simplificada y vul gar de la teoría del
en la praxis social, deja de fundirse directamente con su reflejo; teoría que no puede ser reducida a su expresión
actividad vital, gracias a la mediación de un "ser otro", fi siológica - por mucha importanci a que ella tenga- ,
de un "re-presentante" del objeto final de la actividad. De sino que posee una larga tradición filosófica que, des-
ahí que el animal pueda reproducir la imagen refleja solo de Aristóteles, pasando por pensadores como Spinoza,
de forma inmediata, solo mientras tenga frente a sí el ob- Leibniz, Hegel, Marx y Engels, merece ser atentamente
jeto;" mientras que el hombre puede producir la imagen estudiada antes de despreciarla con gesto altanero 36
mental del objeto sin relacionarse directamente con él. Por lo tanto, ninguno de estos principios filosóficos
El lenguaje -esa actividad y fenómeno eminentemente engelsianos implica un realismo ingenuo. Engels, no
social - es, con toda seguridad , el elemento mediador solo comprendía y reconocía -como ya se ha demostra-
más universal, aunque no el único, en la relación entre el do-la necesidad de un aparato teórico-conceptual para
pensamiento humano y sus objetos. aprehender científicamente la realidad, sino que inclu-
El reflejo es una propiedad general de la materia, sí; so resaltaba el carácter inevitable del condicionamien-
pero solo el reflejo propio del pensamiento humano tie- to histórico-social de dicha aprehensión. Así, "aunque
ne la dignidad de la uni versalidad/1 esto es, la virtud de Hegel era, con Saint-Simon, la cabeza más uni versal de
reflejar (potencialmente) a cualquier obj eto. Esto sucede su tiempo, su horizonte hallábase circ unscrito, en pri-

118 119
mer lugar, por la limitación inevitable de sus propios social es un impedimento, una barrera infranqueable
conocimientos, y, en segundo lugar, por la de los co- para nuestra comprensión de la naturaleza como tal. Y
nocimientos y concepciones de su época ..."-" En otras sin embargo, el que nuestra relación con un objeto esté
palabras, Engels, estaba totalmente consciente de los necesari amente mediada por otro, no significa que no
límites histórico-culturales del conocimiento; según él podamos relacionarnos con él, ni tampoco que, en nues-
" ... solo podemos llegar a conocer bajo las condiciones tra relación cognoscitiva con dicho objeto, no podamos
de la época en que vivimos y dentro de los ámbitos de conocer como es en sí mismo; lo único que significa es
estas coudicioues", 38 pues " ... toda imagen mema! del que no podemos hacerlo directamellfe. El que no exista
sistema del mundo está y sigue estando realmente li- una relación directa no implica que deje de existir una
mitada, objetivamente por las condiciones históricas y relación en lo absoluto; precisamente en esto radica todo
subjetivamente por la constitución física y mental de el sentido del concepto "mediación", es decir, un con-
quien la origina". 39 El indi viduo humano está doblemen- cepto que ayuda a describir las relaciones indirectas.
te limitado en su relación cognoscitiva con el mundo. En Más aún: lejos de ser un impedimento infranqueable, la
primer lugar, limitado desde el punto de vista biológico; única razón por la que podemos conocer a la "inaprensi-
y, en segundo, desde el punto de vista histórico-social. ble" naturaleza en sí es porque nuestra relación con ella
Limitado biológicamente, sobre todo, por la necesaria se encuentra socialmente mediada. Los animales, justa-
finitud de su vida; socialmente, por las necesarias limita- mente porque se relacionan directamente con la natura-
ciones científicas, políticas e ideológicas de la época en leza, porque se ftmden con ella, no pueden comprender
que le tocó vivir. A esto pudiéramos -y debiéramos- eseucialmente nada de esta. De lo cual se desprende la
agregarle las inclinaciones y cualidades más subjetivas, necesidad de que las ciencias naturales partan de una
específicas de la persoua/idad o "constitución mental" perspectiva historicista y social. Por eso, y no por otra
(psicológica) del sujeto (individual) de conocimiento es- cosa, es que, como bellamente expresara el joven Marx,
pecífico. Si este es el verdadero pensamiento de Engels · "el hombre es el objeto inmediato de la Ciencia Natural
sobre el asunto, entonces, ¿por qué persisten tanto las pues la naturaleza sensible inmediata para el hombre es
acusaciones que sobre él caen de dogmático e ingenuo? inmediatamente la sensibilidad humana ..."."
La cuestión pasa indudablemente por el peliagudo pro- Pero el asunto no queda ahí. Otra cosa que frecuente-
blema de la "cosa en sí" kantiana. mente suelen olvidar estos filósofos de la praxis es que,
Habl ando claro, lo que está en el fondo de todos estos la tesis de que nuestra relación cognoscitiva con la naturale-
reproches de dogmatismo es una errada interpretación za está mediada por nuestras relaciones sociales, puede
de la correcta idea de que toda apropiación específi- -y debe- invertirse: toda relación social está mediada
camente humana de la naturaleza está socialmente me- inevitablemente por la naturaleza. Existen pocas activi-
diada. Alfred Schmidt, mostrándose, en esta cuestión, dades sociales tan marcadamente ideales y, a la vez, im-
un tanto neokanti ano,'0 presupone que la mediación prescindibles para la sociedad humana como el lenguaje;

120 12 1
pero incluso en esta actividad media en todo momento la solo en los objetos naturales pueden encontrar su
naturaleza.42 Cuando hablo con otra persona media, en- realización objetiva. El elemento del pensar mis-
tre ella y yo, el aire (una sustancia natural) y solo gracias mo, el elemento de la exteriorización vital del pen-
al aire podemos comunicarnos esa persona y yo 43 Toda samiento, el lenguaje, es naturaleza sensible. La
exteriorización del pensamiento humano, necesita tener realidad social de la naturaleza y la Ciencia natural
un sustrato material donde "alojarse", de lo contrario no humana o Ciencia natural del hombre son expresio-
sería una exterioriz.ación. Por lo tanto, de la misma for- nes idénticas 47
ma que no hay -ni puede haber- una relación cognos- Por ello -y de la manera más irónica- si bien los
citiva pura (sin intromisión del momento soc ial) entre fi lósofos de la praxis no tienen ningún derecho de acu-
el hombre y la naturaleza, tampoco existe una relación sar a Engels de realista ingenuo, Engels sí tendría todo
social pura (sin que se interponga la naturaleza) entre los el derecho en acusarlos de "c ulturali stas ingenuos".
hombres. 44 Resulta que el ser humano no puede relacio- Pues, el apelativo "ingenuo" solo significa no tomar
narse de manera social con otros seres humanos directa- consciencia de los elementos mediadores entre el sujeto
mente,45 sino que entre ellos siempre tiene que mediar la y su objeto. Y en las ciencias sociales, como bien ha se-
naturaleza y, más precisamente, la "abominable", "me- ñalado el joven Marx, ese elemento mediador es la natu-
tafísica", "dogmática" y "vulgar" materia. Es más, sin raleza. Además, esta idea de que la praxis funciona como
esta mediación natural y material , el individuo huma- obstáculo en nuestro conocimiento de la naturaleza en
no ni siquiera se entendería a sí mismo como hombre 46 sí, olvida que la práctica es esencialmente la síntesis, la
Pero, ¿puede deducirse de este hecho que no existen las unión de lo ideal y lo material o -si se quiere "kantia-
relaciones sociales y que solo existen las relaciones en- nizar" el asunto- de la "cosa para nosotros" y la "cosa
tre el hombre y la naturaleza? ¡El asunto no puede ser en sí". En verdad, entre el hombre y la naturaleza hay un
más claro! En verdad, como vimos anteriormente, nues- elemento mediador esencial que condiciona y posibilita
tro conocimiento esencial de la naturaleza está mediado la relación cognoscitiva de aquel con esta. Dicha media-
por la praxis histórico-social, o lo que es lo mismo, "el ción es la práctica, la actividad transformadora del ser
hombre es el objeto inmediato de la Ciencia Natural", humano en el mundo material (social y natural). Incluso
pero hay que recordar siempre que también en la mera contemplación "pasiva" de la naturaleza está
presente en todo momento este elemento mediador, sin
[ .. . ]la naturaleza es el objeto inmediato de la Cien- el cual nuestra específica relación espiritual y material
cia del Hombre. El primer objeto del hombre -el con la naturaleza nos sería imposible 48 Esta actividad
hombre- es naturaleza, sensibilidad, y las espe- mediadora no significa una barrera para nuestro cono-
ciales fuerzas esenciales sensibles del ser humano cimiento del mundo exterior tal y como es en sí mismo,
solo en la Ciencia del mundo natural pueden en- sino todo lo contrario. Resulta que es en la práctica don-
contrar su autoconocimiento, del mismo modo que de ocurre el "milagro" de que lo ideal se transforma en lo

122 123
material y viceversa: el "milagro" de la identidad entre de M arx-, que hace ver como totalmente terrenal al
el ser y el pensar' ' Y este hecho real pierde toda signifi- pensamiento, gracias a la práctica, y que excluye la su-
cación milagrosa, precisamente, cuando se enti ende bajo puesta contradicción insalvable de nuestro pensamiento
la óptica de la teoría del reflejo. La cultura, la historia con la realidad exterior, no significa tampoco que las
humana real, en tanto producto de la praxis, es en buena ideas sean "calcos exactos" de tal realidad. Y es aquí
medida la materialización de la cultura humana ideal, donde, con frecuencia, encontramos otra falsa e injus-
o bien, el reflejo material de dicha cultura ideal. Algo tísima acusación por parte de muchos detractores de la
parecido -y en mayor medida- sucede a la inversa, dialéctica engelsiana. Néstor Kohan, afirma, nada más
la cultura ideal no es otra cosa que la idealización de la y nada menos, que "la base fundamental sobre la que se
cultura y la naturaleza materiales o, lo que es lo mismo, asienta posteriormente la denominada "teoría del refl e-
el reflejo de dicha realidad material. Precisamente por j o" [radica en que Engels]le atribuye [al conocimiento]
es ta relación de reflejo, según la conocida frase marxia- la propiedad de ser una imagen exacta de la realidad,
na, "lo ideal no es [... ] más que lo material traducido y producida por el cerebro humano ... "." Esta absurda
traspuesto a la cabeza del hombre"."' Desde este ángulo, acusación -que consiste, simple y vergonzosamente,
la idea de que no se puede hablar de una naturaleza en sí en poner palabras en boca ajena-" solo puede ser sos-
porque ella es inaprensible, a causa de que nuestra apro- tenida por los que desconocen la verdadera concepción
piación de ella está mediada siempre por la praxis social, de Engels sobre el tema: "El concepto de una cosa y la
pierde todo fundamento. reali dad de la misma son paralelos, como dos asíntotas"'
que se acercan continuamente la un a a la otra sin jamás
Pues aquella misma actividad que transforma [a]
tocarse. Esta diferencia que las separa es precisamente
la "verdadera imagen" de la naturaleza, es la única
aquella que hace que el concepto no sea de súbi to inme-
que puede mostrarla, como era antes, sin " las de-
diatamente la realidad y que la realidad no sea inmedia-
formaciones subjetivas". Por consiguiente, solo la
tamente su propio concepto"."
práctica es capaz de resolver el problema de cuáles
La imagen conceptual de la realidad es la forma más
rasgos del objeto, dado en la contemplación, co-
elevada de su conocimiento, esto es, la qu e con más fide-
n·esponden al objeto mismo de la natu raleza, y cuá-
lidad y profund idad la refleja tal y como es. Pero incluso
les son aportados por la actividad transformadora
aquí, según Engels, nunca encontramos una coinciden-
del hombre, es decir, por el sujeto."
cia exacta entre imagen y realidad. La identidad abso-
El abismo entre el hombre y la naturaleza co mo su- luta, en esta concepción, nunca es en acto, sino que se
puesta "cosa en sí incognosc ible" carece, a la luz de la pl antea como tendencia, como meta inaccesible, in in-
práctica y la teoría del reflejo, de todo sentido. Y es que, finitum '' Se entiende entonces que la relación entre la
en esta concepción, el pensamiento es tan terrenal como imagen conceptual y su obj eto real es, pues, no la de
cualquier cosa. Sin embargo, esta noción de Engels -y una abstracta (absoluta) identidad, ni tampoco de una

124 125
abstracta (absoluta) diferencia, sino, en el sentido estric- enfrentadas con él como si fuesen algo independiente,
to, la de una identidad en/a diferencia, que se manifiesta como si fuesen leyes venidas de fuera a las que el mundo
como relación de correspondencia. 57 hubiera de ajustarse". 61 La concepción de Engels sobre
Los críticos de la teoría del reflejo suelen presentar este asunto, es una solución materialista de la identidad,
como principios incompatibles el hecho de que nuestro antaño idealista (hegeliana), del pensamiento y del ser
conocimiento sea una imagen de la realidad y el de que que excluye todo apriorismo. Y, al refutar al apriorismo,
el conocimiento sea un proceso histórico y relativo; pero precisamente gracias a la comprensión de la relación
la verdad es que, en Engels, estos dos principios no se pensamiento-realidad mediante la teoría del reflejo, En-
excluyen sino que se complementan. "Aun aceptando la gels alcanza una comprensión histórica del pensamiento.
idea tradicional de que la verdad significa la adecuación Las categorías son asimil adas por el hombre (enten-
a la realidad, Engel s sigue a Hegel en su idea de verdad dido como individuo tanto como género) en la medida
como proceso y como algo esencialmente relativo"." que interactúa con la realidad. Una interacción, dicho
La teoría del reflejo engelsiana, es también un enfo- sea de paso, que se traduce no en mera contemplación
que adverso a todo apriorismo que trate a los produc- teórica, sino además -y fundamentalmente- en acción
tos del pensamiento como meras ficciones que han salido objetiva y material , en práctica. Sí; las categorías no son
de la nada "purísima". El sistema de conocimientos de exclusivas de los "teóricos puros", de esos individuos
la humanidad, para Engels, debe ser derivado "no de elevadísimos, sino que, más bien, ellas son asimiladas
nuestra cabeza, sino mediallle ella, del mu ndo real".; 9 social e hi stóricamente en la práctica y en la vida diaria
El motivo por el que podría pensarse que las formas del de los hombres, incluso en la de aquellos más comunes e
pensamiento y los conceptos en general provengan iletrados. El cientítlco o el filósofo solo las depura y las
del "pensamiento puro", de las "estructuras innatas", del utiliza conscientemente, pero ellas están allí dondequie-
"Espíritu Absoluto" o, en fin , de cualquier forma espe- ra q ue ex ista huma nidad, por muy rudimentaria y primi-
cífica de escusa y artimaña metafísica, es, obviamente tiva que sea. Como se ve, las categorías no están muy
ideológico. "Para poder investigar esas formas y relacio- alej adas de la realidad, ni andan por el cielo del pensa-
nes en toda su pureza, es necesario desli garlas comple- miento "puro y elevado", sino que ti enen un origen tan
tamente de su contenido, dejando este a un lado como terrenal como el golpe del martillo en la forja. 61 Tienen
indiferente; así llegamos a los puntos sin dimensiones, un origen, no innato, sino social. Puesto que no solo son
a las líneas sin anchura ni espesor. . .". 60 Esta necesidad las condiciones del juicio; sino, también, las condiciones
hace que a menudo los científicos tiendan a olvidar el de la praxis humana, por lo que son demandadas por esa
origen perfectamente terrenal de sus pensamientos . Su- praxis. "Ellas son, pues, formas uni versales de la recons-
cede que en la ciencia, en tanto producción espiritual, "al trucción y reproducción, en la consciencia del individuo,
llegar a determinada fase de desarrollo, las leyes abstraí- ele aquellos objetos que antes de él fueron creados con
das del mundo real se ven separadas de este mundo real, los esfuerzos colectivos de las generaciones pasadas". 63

126 127
Esta concepción, borra de golpe todo apriorismo espe- pudiera llegar al concepto de figura. La matemática
culativo típico de la filosofía tradicional y constituye, de pura tiene como objeto las formas especiales y las
paso, la clave para la solución del antiquísimo problema relaciones cuantitativas del mundo real, es decir,
filosófico de la identidad entre el pensar y el ser. Es por una materia muy real. El hecho de que esa materia
eso que Engels nos dice que la dialéctica queda reducida aparece en la matemática de un modo sumamente
a las leyes del movimiento tanto del pensamiento como abstracto no puede ocultar sinosuperficialmente su
de la realidad exterior, puesto que esas "dos series" de origen en elmwulo extemo. [... ] Tampoco la apa-
leyes en el fondo son idénticas y no extrañas unas de reme derivación de las magnitudes matemáticas
las otras,"' al constituir las leyes del pensamiento una unas de otras prueba su origen apriorístico, sino
apropiación o subjeti vación de las leyes de la realidad solo su conexión raciona/.66
(natural y social) y las de esta última una objetivac i ó~
o realización del pensamiento (en la práctica). Lo cual Los conceptos de figura y número fueron abstraídos
podríamos resumir esquemáticamente en la siguiente de la realidad exterior por el hombre, no surgieron es-
fórmul a (serie) que se repetiría cícl icamente: reali- pontáneamente en su pensamiento, ni les son dados a
dad-práctica-conocimiento-práctica-realidad. De esto, cada cual a la hora ele nacer. Este proceso de abstrac-
cae por su propio peso la comprensión de que las cate- ción de conceptos y categorías a través de la práctica
gorías lógicas tienen una hi storia y que no han existido es histórico, tan histórico como decenas de millares de
desde siempre. Por su puesto, de esta circunstancia no años, y continúa hoy en día. De ahí que, el reflejo teórico
escapa ni el pensamiento teórico." Parece, por ejemplo, de dicho proceso hi stórico-práctico de desarrollo de las
totalmente falso que haya existido un período en el que determinaciones esenciales del pensamiento humano, es
al hombre le faltaba una categoría tan básica como la de decir, la ciencia de la lógica, es ella misma también un
cantidad, pero: proceso hi stórico aú n en desarrollo. "La ciencia del pen-
samiento es, por consiguiente como todas las ciencias,
1

Para contar hacen falta no solo objetos contables, una ciencia histó rica, la ciencia del desan·ollo histórico
sino también la capacidad de prescindi r, al conside- del pensamiento humano"." Por lo tanto, "la teoría de
rar esos obj etos, de todas sus demás cualidades que las leyes del pensamiento no representa, ni mucho me-
no sean el número, y esta capacidad es resultado nos, esa 'verdad eterna' y definitiva que el espíritu del
de una larga evolución histórica y de experiencia. filisteo se representa en cuanto oye pronunciar la pala-
También el concepto de figura, igual que el de nú- bra 'lógica' "," "y los muchos libros que se han escrito
mero, está tomado exclusivamente del mundo ex- y se siguen escribiendo sobre lógica demuestran, hasta
temo, y no ha nacido en la cabeza, del pensamiento la saciedad, que tampoco en este campo abundan , como
puro. Tenía que haber cosas que tu vieran figura y algunos creen, las verdades definitivas, de última ins-
cuyas figuras fueran comparadas, antes de que se tanci a"'"' En ese largo período de tiempo, el hombre ha ·

128 129
de "estudiar" inductivamente lo que luego demostrará vientes, sin hacer entrar en conflicto con la reali-
deductivamente (mediante "su conexión racional"), o dad uno de los dos conceptos o los dos a la vez? Y
mejor, realizará este proceso dialécticamente, es decir, en realidad poseemos, con los monotremas, toda
llevando a la par y continuamente la inducción y la de- una subcategoría de mamíferos ovíparos: en 1843,
ducción en sus investigaciones, captando la necesidad yo he visto en Manchester huevos de ornitorrinco
de la relación orgánica entre estos dos procedimientos. y, en mi ignorancia me burlé de tamaña estupidez:
Lo cual no significa otra cosa que una inversión mate- ¡como si un mamífero pudiera poner huevos! Y
rialista de la unidad entre lo lógico y lo histórico de He- he ahí que hoy es un hecho probado. ¡No [debe
gel, que desemboca en un historicismo materialista de cometerse e l mismo error con el concepto de
todo objeto de conocimiento. Pues, "la teoría histórica valor]; por eso es que he estado obligado a pedir
de Hegel [... ] no es más que la expresión especulativa perdón al ornitorrinco !71
del dogma germano-cristiano de la oposición del espíritu
y de la materia, de Dios y del mundo" 70 Aquí (contra- Así, según Engels, la lógica del pensamiento tiende
rio a Hegel) no es lo histórico lo que sigue el rastro de a -y debe- ajustarse a la lógica de la realidad exte-
lo lógico, sino exactamente a la inversa, es lo lógico lo rior y no a la inversa. Vygotski, nos dice: "F. Engels
que sigue y se adapta a lo histórico. Esta adaptación es señala repetidas veces que para la lógica dialéctica la
siempre aproximada y nunca exacta, tanto por las ca- metodología de la ciencia es el reflejo de la metodolo-
racterísticas propias del pensamiento, como por las del gía de la realidad" 72 Es precisamente esto lo que quiere
objeto exterior: decir Marx con que "las categorías expresan formas de
existencia y de condiciones de existencia ... " ." En otras
A partir del momento en que hemos aceptado la palabras, las categorías mentales reflejan el movimiento
teoría de la evolución, todos nuestros conceptos y las formas del mundo exterior (sea social o natural),
de la vida orgánica no corresponden a la reali- del cual son deducidas a lo largo del proceso histórico
dad sino de manera aproximada. Si no, no habría de la práctica y el conocimiento científico de la realidad
transformaciones en las cosas mismas; desde el por el ser humano. Las condiciones de toda nuestra ca-
momento en que concepto y realidad coincidieran pacidad intelectual, los fundamentos lógicos de nuestra
absolutamente en el mundo orgánico, ese sería el inteligencia, las categorías son pues el resultado de la
fin de la evolución. El concepto del pez implica interiorización histórica de la práctica social en la trans-
su existencia en el agua y la respiración por medio formación de la naturaleza y del hombre mismo. Eso es
de branquias; ¿cómo quiere usted pasar del pez al justamente también lo que significa aquella profunda
animal anfibio sin hacer explotar este concepto? idea de Engels, según la cual, "la inteligencia humana ha
[... ] ¿Cómo quiere usted pasar del reptil ovíparo ido creciendo en la misma proporción en que el hombre
al mamífero que trae al mundo pequeños seres vi- iba aprendiendo a transformar la naturaleza"."

130 131
Notas 19 Federi co Engels: Dialéctica de la naturalezc,, ed. ci t , p. 172. Por
sup uesto, hoy en día hay ya microscopios, ace leradores de par-
Néstor Kohan: Marx en su (terce r) mundo, ed. cit., p. 24. tículas y otras máquinas tan potentes y asombrosas que logran fo-
E. San Juan (hijo): "Extrapolando la estética revolucionaria de tografiar moléculas. átomos e, incluso, partículas sub-atómicas.
Federico Engels", Marx Ahora, no. 6-7, 1998-1999, p. 135. Pero aún hoy aparecen, en el estud io de estos objetos, fenómenos
Federi co Engels: Ami-Diihring, ed. cit., p. 51. inexplicables por la vín de su directa observac ión; y por eso la
física teórica continúa construyendo objetos ideales para expli-
4 Federico Engels: " Ludwig Feuerbach y el fin de la filosofía clá-
sica alemana", ed. cit., p. 370. carl os.
20 Federico Engels: Dialéctica de la namralez.a, ed. cit., p. 87.
Véase Federico Engels: Dialéctica de la natttraleza, ed. cit.,
p. 190. 2 1 Ibídem, p. 39.
Bujarin: Teorfa delnulterialismo histórico: Un ensayo popular 22 Lev S. Vygotski: Pensamiento y lenguaje. Teorfa del desarrollo
de sociolog(a marxista, [s. n.]. culmral de las funciones psíquica::.·, Ed. Revolucionaria, La Ha-
Antonio Gramsci: Cuadernos de la cárcel (en seis tomos). bana, 1981. p. 27.
ed. ci<., p. 276. 23 " ... elm oderno ideali smo no se permiti ó considerar los conoc i-
Véase Néstor Kohan: Marx en S il (tercer) mundo, ed. ci t., p. 27. mientos como cienc ia de la cosa-en-sí. (Para e l ideali smo) toda la
apariencia. en genera l, no debía tener ningún fundamento en un
T ambi én sobre Len in se podría esc ribir un trabajo si milar a este.
ser, y la cosa en sí no tenía que en trar en se mejantes conocimien-
De cómo el Lenin origi nal es mucho más profundo y suscep-
tos (fenomenológicos)". (Gu ill ermo Federi co Hegel: Ciencia de
tible a interpretaciones más ricas que la típica manua lista, ha-
la lógica, Ed. Solar, t. 11, Buenos Aires, 1982. p. 17).
bla el siguiente libro: Colectivo de autores: Filosofía, polfrica y
dialéctica en Materialismo y Empiriocriticismo, Ed. Po lítica, La 24 Ibídem, p. 50.
Habana, 2014. 25 " ... las determinaciones del pensamiento valen como formas, que
10 Federico Engels: Dialéctica de la naturaleza. ed. cit., p. 194. están en el contenido ... " . (Gui llermo Federico Hegel: Ciencia de
la lógica. Libro Primero, ed. cit. p. 48).
11 Ibídem, p. 177.
12 Ibídem, p. 172. 26 ·'Mu:r pronto resulta evidente que lo que en la primera renexión
ordinaria se considera como conten ido, separado de la forma, en
13 V. l. Len in: "Materiali smo y empiriocri ticismo", en Obras Com- realidad no puede estar sin forma, indeterminado en sí -en este
pletas, Ed. Progreso, t. XVlll, Moscú, 1983, p. 135. caso sería solamente el vac ío, algo como la abstracc ión de la cosa
14 Federico Enge ls: El Anti-Diihring, ed. cir., p. 148. en sí-, sino que al contrario tiene la forma en sí mismo ... ". (Ibí-
15 Kohan afirm a que Lenin es "continuador" de la teoría del renejo dem , p. 52).
"esbozada" por Engels. Véase Néstor Kohan: Marx en Slt (tercer) 27 "Hegel demu estra que la única manera de superar las antinomias
mwulo, ed. cit., pp. 27 y 29. de Kan t es aceptando que las contradicciones no solo ex isten en
16 Federico Engels: Dialéctica de la naturaleza, ed. cit., p. 194. el pensamiento, sino también en el mundo real " . (A Jan Woods
17 Ibídem, p. 40. y Ted Grand: Razón y revolución. Filosojfa marxista y ciencia
moderna. ed. cit. , p. 63).
18 Esto no quie re decir que, para Engels, esa mate ri n esté de por
sí privada de toda forma, de toda relación y estructura propins; 28 Zaira Rodríguez Ugidos: Problemas de lógiw dialéctica, ed. cit.,
sino que se requiere del pensam iento para reconstruir subjeti- p. 72.
vamente la forma objetiva del obje to. Sobre este tema tratará e l 29 Federico Engels: Anti-Diihring, ed. cit., p. 49. Desde luego, tam-
siguiente epígrafe. bién Marx ve en el pensamien to un producto natural: " ... el propio

132 133
proceso de l pensam iento dimana de las condiciones de vida , y puede conll evar a las más grandes confusiones. "Bogdánov [ ... J
es un proceso de la naturale:a [el énfasis es de Marx], el pensa- confunde la noc ión científica dd reflejo (Helmholz) con la filo-
miento. así como asimila realmente las cosas, debe ser siempre sófica (Sp inoza) [ ... ] Por eso en la práctica a la vez que capta
el mismo. y so lo puede diferenciarse gradua lmente, seg ún lama- la debi lidad •·especu lar" e n la defin ic ión leni ni sta de materia,
durez lograda por la evolución, as í como según la madurez del Bogdánov no reconoce el valor que tiene la noción filosófica
órgano que si rve de vehícu lo al pensamiento. Todo Jo demás es fund ame nta l e n que se basa, y no di stingue la d iferencia radical
chácara•·. (Carlos Marx: "Carta a Kuge lmann del 11 de julio de entre el planteamiento filosófico y el que puede hacer cualquier
1868", en Carlos Marx y Federico Enge ls: Cartas sobre El capi- ciencia particu lar acerca de lo ps íquico y Jo f(sico". (Carlos Jesús
tal, ed. c it., pp. 236-237). Delgado Díaz: "El valor de una polémica. Sobre el texto de A.
30 Federico Engels: "Del soc ialismo utópico al sociali smo científi - Bogdánov", Marx Ahora, no. 28, 2009, p. 200).
co", en Carlos Marx y Federico Engels: Obras escogidas (en tres 37 Federico Engels: Anri-Düll ring. ed. cit. , p. 34.
tomos), ed. cit. , t. 111, p. 102.
38 Federico Enge ls: Dialéctica de la naruraleza, ed. cit., p. 205. Las
3 1 Tal cosa ya queda cl ara desde La ideología alemana, donde Marx cursivas son del prop io Engels.
y Enge ls habl an sobre la conciencia "puramente anima l de la na-
39 Federico Engels: Ami-Diihring, citado por E. San Juan (hijo): "Ex-
turaleza" y la "conciencia gregaria" . (Véase Carl os Marx y Fede-
trapolando la estética revolucionaria de Federico Engels", Marx
rico Engcls: "La ideología alemana'', ed. c it. , pp. 198- 199).
Ahora. no. 6-7, 1998-1999. p. 143. Esta traducción de dicho pasaje
32 Ewa ld V. lli énkov: L6gica düliéctica, ed. cit. p. 308. del Anri-Diihring es tal vez preferible ;1 la que encomramos en Fe-
33 "K5ehler [ ... ] demostró por medio de l aná li sis ex perimenta l derico Engels: Anti-Diihring, ed. cit., pp. 50-5 1.
preciso que el éxi to de las acciones de Jos animales depende de 40 "Schmidt se incl ina [ ... ] por una rígida fórmula de tipo kantia-
cómo puedan ver todos los ele mentos de un a situ ac ión simul- no, cuando hace decir a Marx que ex iste una naturaleza inde-
táneamellte. Cuando, [ ... ], e l palo que usaron [los chimpancés] pendiente (sabemos que existe), pero [ ... J conocemos so lamente
para alcanzar alguna frut a y que se encontraba más allá de los la fun ción u ope rati vidad social de la naturaleza ... " . (G iuseppe
barrotes fue movido li geramente, de modo que la herramienta (el
Prestipino: ob. cit., p. 219).
palo) y la meta (la fruta) no eran visibles para él de una sola mi-
rada, la solución del problem a se tomaba muy difíci l, a menudo 41 Carlos Marx: "Manuscritos económ ico-fi losó fi cos", e n Erich
imposible". (Lev S. Vygotsk i: Pensamiemo y lenguaje. Teoría From m: ob. c it., p. 145.
del desarrollo cultural de las funciolles psíquicas. Ed. Revolu- 42 Cfr. Carlos Marx: Manuscritos económico y filosóficos de 1844,
cionari a, La Habana, 1981, p . 5 1). Ed. Pueblo y Educación , La Habano, 1975, p. 117.
34 •· ... reflejo significa tan to el carácter recíproco de las influencias 43 "El 'espíritu' nace tarado con la maldición de estar "preñado" de
reales como la representación conceptual de estas[ .. .] es un tér- materia, que aquí se manifiesta bajo la forma de capas de aire en
mino on1ológico y, dependiendo entonces de ello, un término de movimiento, de sonidos, en una pal abra, bajo la forma del len-
la teoría del co nocimi en to". (Hans Hein z Hol z: "Dialécti ca. For- guaje". (Carlos Marx y Federico Engels: "La ideología alemana",
ma teórica y aparie ncia", Marx Ahora, no. 33, 20 12, p. 36). ed. c it., p. 198).
35 "A lo que percibe nuestro oj o vienen a unirse no solo las percep- 44 En este punto una aclarac ión me parece pertinente: Los objetos
ciones de los otros se ntidos, si no tambi én nuestra acti vidad dis- ideales, en tanto tales, solo puede n ser explicados partiendo de
cursi va". (Federico Engels: Dialéctica de la naturaleza, ob. cit. , su carácter social, pero esto no excluye el hecho de que su exis-
p. 204). tencia social dependa siempre y en todo momento de un sustrato
36 El confund ir la noción científica de refl ejo con la filosófica, por material. Así por ejemplo. el valor para Marx es resultado de una
muc ho que ambas nociones se retroal imenten y presupongan, relación "puramente" social, pues " .. . hasta hoy, ningún químico

134 135
h ~. l ogrado descubrir va lor de ca mbio en el d iamante o en Ja pe r- segund a tesis sobre Feuerbach, aseveran que Marx rechazaba la
la . (Ca rlos Marx: El capital, ed. c it. , p. 50). Pero esto no signifi - teoría del renejo en su sent ido gnoseológ ico. Sin embargo, e n
ca que las mercancías dejen de neces ita r siempre y en todo Juoar varios pasajes e l autor de El capital deja explícita su posición con
un s ubs trato material. Pues. " ... e l trabajo se convierte en va lo; al respecto al tema. Así, en el prefacio a la seg unda edición alemana
plasmarse, al cobrar forma corpórea". (I bíde m. p. 19). Ade más, nos encon tramos con que saber "exponer adecuadamente el mo-
~ola gracias a ese sustrato material el valor puede expresarse: vimiento real" eq uivale a "reflejar idealmen te en la exposición la
''El valor de la mercancía lienzo se expresa, por consiguiente, vida de la materia". (Ibídem, p. X IX).
en. la materialidad corpórea de la mercancía levita: o lo que es Jo 5 1 Ewald V. llié nkov: L6gica dialéctica, ed. cit., p. 286.
m1smo, el valor de una mercancía se expresa en el valor de uso
de otra". ( Ibídem, p. 19). 52 Néstor Kohan: Marx en su (tercer) mmu/o, ed. cit., p. 27. El én-
fasis media nte las cursivas no pertenece al o riginal.
45 A no ser, claro, q ue se eren en In telepatía.
53 Exhorto al lec tor a que encuentre ¡un! so lo pasaj e en e l que Enge-
46 " Para referirse a sí mi smo como hombre, el hombre Ped ro tiene ls haya sosteni do que el refl ej o espi ritual hu mano sea una "i ma-
que empezar refir iéndose al hombre Pa blo como a !i ll ig ual. y gen ex acta" de la realidad, o algo parecido a ell o.
al hacerlo as í. el ta l Pablo es parn é l, co n sus pe los y seii; les, en
su corporeidad pa ul ina, la forma o man ifes tac ió n que rev iste c1 54 Esta im age n geométri ca que utili za Enge ls para referirse al co-
géne ro hombre' '. (Carlos Marx: El capital. ed. c it. p. 20, nota al nocimiento expresa, de paso, la re lación dialéctica de su do ble
pie mí mero 20). carácter: re lativo y absoluto. Si. en la analog ía, representamos
la relati vidad del conoc imiento como lo curvo y su absolutidad
47 Carlos Marx: ''Manuscritos económ ico-filosóficos", en Eri ch
como lo recto. tenemos que " ... en las cu rvas con asíntotas lo
Fromm: ob. ci t. , p. 145.
recto se pierde totalmente en lo curvo. y viceversa [ .. . ] el trazo
48 Karcl Kosik explica esta circunstancia de manera exacta: "E l hom- de la curva va hac iéndose cada vez más recto, pero sin llegar
bre ve siempre más de Jo que percibe directamente. f... ] En mi a serl o nunca por entero ... ", (Federico Enge ls: Dialéctica de la
aud ición y en mi visión participan, pues, en cierto modo, todo mi naturaleza, ed. cit. , p. 226).
Silber Y mi cultura [ ... J la realidad es, pues. percibida como un todo
55 Federico Engels: "Can a a Conrado Sc hmidt del 12 de marzo de
indiv isible de entidad y significados ... ". (Karel Kosi k: ob. cit.,
1895", en Carlos Marx y Federico Engels: Cartas sobre El capi-
p. 42). Esta idea, como se sabe, está ya contenida en los Mmmscri-
tal, ed. cit., pp. 4 16-417.
to.r eco11ómicos yfilosóficos de 1844 del joven Marx, cuando habla
de la "sensibi lidad humana". Véase Carlos Marx: "Manuscritos 56 " ... el conocimiento de Jo in fi nito [solo puede lograrse] confor-
económico-fi losófi cos'', en Erich Fromm : ob. cit ., p. 142. me a su naturaleza, en un proceso infi nitamente asintótico". (Fe-
deri co Engels: Dialéctica de la naturaleza. ed. cit., p. 199).
49 El pnpe l d e la práctica, espec ialm en te de la indu stri a, co mo inter-
mediari n en In relaciones pensar-ser y hombre-nntura leza gene- 57 "La relación entre el concepto y el mundo objeti vo tiene un carác-
ral ment e se le atri buye a Enge ls (más que nada, por el co noci do ter comp lejo y co ntradictorio. E11tre los conceptos y los objetos
pasaje al in icio del seg undo ca pítu lo de Ludwig Feuerbach y el del mundo material no hay identidad. El concepto del obj eto y
fin de la filosofía clásica alemana); pero es una idea que pode- el propio objeto no son una y la mi sma cosa. [ ...]Los conceptos
mos encontrar hasta en s u obra en colaboración con Marx Ltt son objetivos por su con tenido úni camente, por su origen, pero
ideología alemana: ''la famosísima ''unidad de l hombre co'n la son subjetivos por la forma d e su existenc ia: existen en nuestra
nmur:tleza'' ha consist ido en la industria" (Carlos Marx y Federi- mente, en nuestra consciencia". (Pavel Kopn in: Lógica dialécti-
co Enge ls: " La ideología alemana'', ed. ci t., pp. 2 15-2 16). ca, Ed. Grijalbo, México, 1966, p. 232).
50 Carlos Marx : El capital. ed. ci t., p. XX. Son muchos los auto- 58 Leszek Kolakowski: Las principales corrientes del marxismo,
res que. por ejemplo, apoyándose en (mal)interpre taciones de la Ed. Alianza Edi to rial, t. 1, Madrid , 1983, p. 393. El capítulo de l

136 137
Ami-Dtihring titulado "Moral y derecho. Verdades eternas" es DIALÉCTICA EN LA NATURALEZA
una genial exposición de la verdadera posición de Engels en es te
tema; pues la cuestión de la "i magen exacta" no es a la larga otra ¿Por qué lÍnicmneflle el eJpíriru y 110 la materia po-
que la de la verdad absoluta. see la cualidad de la negatividad? [. .. ] Todas las
59 Federico Engels: Anti-Diillring, ed. ci t , p. 50. discusiones relativas a la aceptación o rechazo de la
"dialéctica de lana!lfraleza" giran en torno a este
60 Ibídem, p. 52.
problema.
61 Ídem.
KAREL KOS!K, Dialéctica de lo concreto
62 De hecho, como ya hemos vi sto, Engels llega a afirmar, ante la
tendencia metafísica de abrir un abismo entre el pensamiento y
la realidad, que los pensam ientos son productos naturales, ·•que La interpretación consecuentemente marxista de la prác-
corresponden al resto de la concatenación de la naturaleza". (Fe- tica como actividad social que transforma la realidad
derico Enge\s: Anti-Diihring, ed. cit., p. 50).
exterior reconociendo sus leyes intrínsecas , 1 así como
63 Ewald V. Iliénkov: Lógica dialéctica , ed. cit., p. 230. la noción de la historicidad de las formas del pensar en
64 Véase Federico Engels: "Ludwig Feuerbach y el fin de la fi loso- tanto históricamente deri vadas de la realidad;' presupo-
fía clásica alemana", ed. ci t. , pp. 361,381.
nen como principio fundamental el hecho de que las ca-
65 "El pensamiento teórico de toda época, incluyendo, por tamo,
tegorías y demás formas lógicas, no solo sean formas del
el de la nuestra, es un producto históri co que en períodos distin-
tos reviste formas muy distintas y asume, por lo tanto, conten ido pensamiento, sino también correlatos de una caracterís-
muy distinto". (Federico Engels: Ami-Diihring, ed. cit., p. 402). tica de la materia, esto es, que expresen formas ontológi-
66 Ibídem, pp. 51-52. camente existentes del movimiento de la realidad (social
67 Federico Engels: Dialéctica de la naturaleza, ed. cit., p. 23. y natural). En otras palabras, presuponen la existencia
68 Ídem. exterior y real de esas formas o, lo que es lo mismo,
69 Federico Engels: Anri-Dühring, ed. cit., p. 111. poseer no solo una dignidad gnoseológica sino también
70 Carlos Marx y Federico Engels: La sagradafamUia, Ed. Clari- ontológica.
dad, Buenos Aires, 1971, pp. 102-103. Sin este principio, ni la práctica ni el pensamiento
71 Federico Engels: "Carta a Schmidt del12 de marzo de 1895", en pueden ser explicados (materialistamente) con éxito en
Carlos Marx y Federico Engels: Cartas sobre El capital, ed. cit., su origen. Precisamente por eso, no resulta raro que sea
pp. 419-420.
juslamente este principio uno de los más atacados por los
72 L. S. Vygotski: Obras Escogidas en seis tomos, t. I, citado por detractores de Engels 3 Para el joven Lukács, por ejem-
Gu ill ermo Arias Beatón: La persona en el enfoque histórico cul-
plo, " ... las determinaciones decisivas de la dialéctica
tural, Ed. Linear B, Sao Pablo, 2005, p. 142.
( .. .] no se encuentran en el conocimiento de la naturale-
73 Carlos Marx: Contribución a la crítica de la economía política,
citado por Georg Lukács: ob. ci t. , p. 38. za".' Schmidt, llega incluso a afirmar que, por definición,
74 Federico Engels: Dialéctica de la naturaleza, ed. cit., p. 196. la materia natural excluye a la dialéctica.' Para él, la natura-
leza se vuelve dialéctica solo cuando es afectada por la
actividad productiva humana. Por eso, nos dice Schmidt,

138 139
"solo el proceso de conocimiento de la naturaleza, y no ataque de los marxistas occidentales contra la necesidad
la naturaleza misma, puede ser dialéctico"' De ahí q ue y legitimidad de una ontología del marxismo," no puede
el materialismo marxiano sea concebido como radical- ser de ninguna manera conciliado con una concepción de
mente antropocéntrico y decididamente no ontológico-' la necesidad o especific idad de un método (gnoseológi-
Además, cualquier afirmación sobre una dialéctica co) dialéctico. De ahí que el intento de reducir la dialéc-
"extra-humana" de la naturaleza en-sí caería, según es- tica a una mera exigencia metodológica, privándola de
tos autores, en un realismo ingenuo.' Pues, a la usanza todo contenido ontológico, no tenga ningún fundamento.
del joven Lukács, el hombre no puede concebir la natu- Es cierto que la ontología y la gnoseología se oponen
raleza sino como "categoría social", modificada ya por diametralmente y, de forma inmediata, la una es todo lo
la prax is; la naturaleza en-sí es incognoscible. La cues- que no es la otra; al igual que sucede con otros pares an-
tión de cómo es la natu raleza en-sí es pues "una cues- titéticos (por ej emplo, cantidad y cualidad), si hacemos
tión pu rame nte escolástica",' nos dice Schmidt en cl ara abstracción de lo ontológico nos queda lo gnoseológico y
alusión a la segunda Tesis sobre Feuerbach y resaltando viceversa. Pero también es cierto que se presuponen mu-
un supuesto realismo ingenuo en Engels. Sin embargo, tuamente: no puedo generar nociones de cómo conocer
lo que con más fuerLa se niega aquí es que la natu raleza la realidad si no parto de premisas sobre las caracterís-
contenga formas dialécticas de movimiento y relación; y ticas esenciales de esa realidad y no puedo profundizar
más que ninguna otra, se le niega a la naturaleza la forma en esas características si no poseo un método crítico de
de la negatividad. 10 De esta manera, la "naturaleza que conocimiento de la realidad. Por ello, toda gnoseología
precede a la sociedad humana solo lleva a polaridades es expres ión de cierta ontología y viceversa." Método Y
y oposiciones entre momentos exteriores unos a otros,
objeto, o si se q uiere -en el lenguaje fi losófico-- ontos
y en el mejor de los casos a la acción recíproca, pero no
y episteme, 'metafísica y lógica son siempre contrarios
a la con tradicción dialéctica"." ¡Pero qué es esto ! ¿No
dialécticos (contrarios exactos en indisoluble unidad).
son ~stas, precisamente, afirmaciones sobre la "incog-
"El conocimiento de la realidad, el modo, la posibili-
noscible" nat uraleza en-sí fuera del alcance de la praxis
dad de conocerl a, dependen, en fin de cuentas, de una
humana? ¿No está cayendo Schmidt, según su propia
concepción, en un realismo ingenuo? ¿Acaso negar que
concepción explícita o implícita de la realidad"." Nadie
la natu raleza pre-hu mana posea " las determinaciones
puede escapar a esta circunstancia, ni siquiera los detrac-
esenciales de la dialéctica" no es hacer una afi rmación tores de la ontología dialécti ca-natural. De esta manera,
sobre esa misma natura leza -supuestamente- vedada la tesis (gnoseológica) de Schmidt sobre el método (no
para el conocimiento humano? La contradicción o, me- dialéctico) apropiado para las ciencias naturales" presu-
jor dicho, el co11rrasentido de esta postura sal ta a la vista pone, como ya hemos visto, la tesis (ontológica) de que
y deja en ridículo a sus propios autores . la naturaleza en sí misma no sea dialéctica.
Estas inconsecuencias contienen -en el sentido ne- El quid del problema radica en que, Schmidt, acepta
gativo, desde luego- una gran enseñanza. El reiterado sin crítica las representaciones propias del positivismo
141
140
sobre el método y el objeto de las ciencias naturales." En .considerando la historia igual a espíritu [ ... ]la na-
esto consiste la inconfesa idolatría" a las ciencias natu- turaleza del hombre es el espíritu"." Pero, ¿qué tienen
rales por parte estos marxistas, manifiesta en su virtual que ver estas afirmaciones (idealistas) con el marxismo?
abandono de la reflexión filosófica sobre esta importante ¿Acaso no fue Marx desde su juventud un severo críti-
área. Y, una vez más, encontramos otra inconsecuencia co de estas mismas ideas hegelianas y neo-hegelianas?24
común en los críticos de Engels. Es típico de los existen- Una vez que llegamos a este punto, la situación se tor-
cialistas (Sartre, Abbagnano, etc.) acusar a la dialéctica na más y más irónica pues, como ya se advierte, no es
engelsiana de la naturaleza de positivista; pero en reali- Engels sino precisamente Lukács, Schmidt y consortes
dad -y esto es muy irónico-, en la práctica teórica, los que se extravían "siguiendo el mal ejemplo de He-
son ellos y no Engels los que terminan en la postura po- gel"," porque " ... aunque Hegel hable de la dialéctica de
sitivista respecto al tema que nos incumbe. Al igual que la naturaleza, rechaza (como la escuela de la praxis) la
sucede, digamos, en Bertrand Russell , desde la óptica perspectiva materialista de que la naturaleza tiene en sí
existencialista, el mundo exterior no tiene ninguna es- misma, independientemente de toda conciencia (cósmi-
tructura propia y solo la inteligencia humana, el sujeto ca o indi vidual), el carácter dialéctico"."
(el lenguaje en e l caso de los neopositivistas) introduce Una naturaleza sin estructura propia, sin relación y
la estructura y el sentido. " ¿No es esto un remake de la sin negatividad es, en el sentido lógico, una naturale-
vieja canción kantiana? "El viejo cuento ... ¡la pobre ma- za metafísica, a-histórica; exactamente lo opuesto a la
teria es la damisela en ap uros hasta que la Lógica, con su concepción de Marx sobre la naturaleza." En realidad,
brillante armadura de Categorías, llega al rescate!" ." La Marx y Engels superan desde muy temprano este dualis-
forma (la relación, la ley) aquí simplemente es externa 1110 de una naturaleza a-histórica y un hombre histórico,
al contenido (la materia dada a nuestra sensación) y su cuando expresan un concepto histórico universal'' Y
lazo se establece solo en virtud de nuestra actividad (ya es que, en esa concepción "antropocéntrica" de Schmi-
sea práctica o teórica-contemplativa)." dt y otros, como en todo dualismo, no se puede pasar
Se hace también explícito el arca ico prejuicio (idealis- de un mundo al otro sin que se produzca una paradoja
ta) de que la relación, el sentido, la negatividad, la verda- análoga a la que Engels le reprochaba a Dühring con
dera actividad e historicidad, etc. son cualidades propias relación al concepto de movimiento." Resulta que lapa-
del espíritu y no de la materia 21 Al decir de Schmidt: "Si siva y a-histórica "naturaleza se hace dialéctica cuando
el concepto absoluto que se real iza a sí mismo desaparece produce al hombre como sujeto mutable ... ", 30 nos dice
como motor de las contradicciones y solo quedan como Schmidt; pero ¿cómo se explica que de la naturaleza pa-
portadores del espíritu hombres condicionados histórica- siva y a-histórica (metafísica) pueda producir al hombre
mente, ya no se puede hablar tampoco de una dialéctica activo e histórico (dialéctico)? Schmidt, trata de escapar
autónoma de la naturaleza exterior a los hombres"." Por tácticamente a esta paradoja diciendo que "en la natu-
este mismo camino es que Gramsci llega a afirmar que raleza misma solo están colocados los gérmenes para

142 143
la dialéctica ... ". 31 Pero este artilugio es muy parecido ta de leyes, esto es, de formas regulares de desarrollo y
al que recurre Dühring en el asunto del movimiento, al relación que le orientan siempre un sentido históri co. La
cual Engels responde: " ... este misterio no se aclara en lo confusión en este particular asunto, proviene del insos-
más mínimo,[ ... ], porque el señor Dühring fraccione su layable hecho de que, para penetrar en esa estructura-
tránsito de la nada del movimiento al movimiento uni- ción racional de la naturaleza, no bastan los sentidos o
versal en todas las partículas infinitamente pequeñas que la indagación empírica en general , sino que se necesita
quiera ... ".32 En efecto, si los "gérmenes" de por sí no de la imeligencia, del pensamiento teórico. De ahí que
son dialécticos, Schmidt puede poner cuantos quiera en se confundan las cosas y que, al encontrar (mediante
la naturaleza que no avanzará ni un paso en su parado- nuestra inteligencia) orden y sentido en la naturaleza,
ja. ¿Qué puede significar que en la naturaleza solo estén frecuentemente se piense que este orden y sentido se de-
los "gérmenes para la dialéctica" y cómo estos "gérme- be n necesariamente a una inte ligencia creadora. 35 Toda
nes" pueden devenir en la di aléctica propiamente dicha? la doctrina científico-religiosa del "diseño inteligente"
Solo hay dos posibi lidades : 1) que los "gérmenes" en sí se sustenta en esta confusión. Y es aquí, ta mbién, donde
mismos ya sean dialécticos (con lo cual Schmidt esta- se origina -y explica- la eq uivocación de Ernst Bloch
ría reconociendo precisamente lo que pretende negar: la y otros: no es que la naturaleza al ser dialéctica tenga que
dialéctica en la naturaleza) y 2) que los "gérmenes" se ser inteligente, es que se necesita de la inteligencia para
tornan dialécticos solo por la acción del hombre (con lo adq uirir conciencia de esa dialéctica.
cual no avanzamos ni un paso, pues en esta "solución" Todas las aporías insolubles y contradicc ion es ridícu-
se presupone precisamente lo que se trata de demostrar). las en las que se enrecian los detractores de Engels, no
Aquí, los "praxiólogos", tienen que recurrir si n fa lta al deben tomarnos por sorpresa. En realidad, el reconoci-
Espíritu creador, al demiurgo divino de la " Praxis", pues, miento de que la naturaleza es histórica y el de que la na-
como bien dice Engels: "De la nada no puede sa lir nada turaleza es dialécti ca, es uno y el mismo reconocimiento.
El que la naturaleza sea di aléctica solo pu ede significar
sin que medie un acto de creación ... "." Este contrasen-
que sea diacrónica y viceversa: un desarrollo en el es-
tido, es, sin embargo, la expresión deformada (idealista)
pacio sin un desarrollo en el tiempo no es un desarrollo
de un hecho real: no es -como dice Schmiclt- que la
histórico. La crítica de Engels a la fil oso fía de la natu-
naturaleza "se torne dialéctica" a tra vés del hombre, sino
raleza de Hegel, está encaminada en esta dirección." Y
que es por mediación de este que ella se sabe dialéct ica;
este hecho (la historicidad de la naturaleza) solo se com-
pues es en él donde la naturaleza cobra consciencia de
prende una vez que se reconozca que el carácter activo ,
sí misma.34
no solo es propio del espíritu humano, sino también de
La naturaleza es inteligible porque está es tructurada
la naturaleza. "La filosofía marxista no puede [... ) sepa-
según cierto orden racional, de forma tal que, a pesar
rar y contraponer los conceptos "ser" y "acto". Todo lo
de nunca manifestarse en sus formas puras, está provis-
material, todo lo existente se encuentra en acción, en el

144 145
trance de cambio, de transformación. El principio activo lo nuevo, donde lo nuevo constituya la negación objeti-
es la forma de existencia del ser"-" va de lo viejo. 2) El auténtico cambio histórico, a su vez,
Comprendiendo el movimiento de la naturaleza como implica que dicha contradicción se resuelva dialéctica-
autodespliegue, cuyo fundamento está en la naturaleza mente, esto es, que lo viejo quede conservado-superado
misma, Engels, rescata lo mejor de Hegel, 38 no deja lugar en lo nuevo en una síntesis superior.
para la noción según la cual la dialéctica le es impuesta Las implicaciones de una consecuente concepción
a la naturaleza desde fuera; las formas dialécticas son historicista de la naturaleza no son nada tímidas. Georg
pues, las formas del movimiento de la materia misma. Ai Lukács, en su Gusto) reclamo por el carácter histórico de
las formaciones sociales, antepone a estas las leyes de
margen de esto, la incapacidad de reconocer el carácter
activo de la naturaleza) ha extraviado a las ciencias na- la naturaleza. Al hacer tal cosa, presupone y acepta que
turales, frecuentemente, con nefastas consecuencias en estas últimas son, literalmente, " ... leyes naturales, in-
sus aplicaciones prácticas. 39 Esta situación, reafirma la mutables, eternas"." Pero, la comprensión histórico-dia-
necesidad de las ciencias naturales por una concepción léctica de la naturaleza propone una noción totalmente
dialéctica consciente y consecuente con las característi- diferente del asunto. Desde la dialéctica engelsiana de la
cas de su objeto. naturaleza, "las leyes naturales eternas van convirtién-
La actividad y la negatividad son condiciones ina- dose cada vez más en leyes históricas".43 Las leyes de la
lienables de la historicidad natural, pues, sin ellas, no naturaleza, son, también, históricas; esto se puede enfo-
se puede explicar la aparición de lo nuevo, y el cam- car desde dos ángulos: 1) desde el ángulo del espacio:
bio natural quedaría reducido a la repetición (cíclica) de no son las mismas en todo lugar; 44 2) desde el ángulo
lo mismo. 40 En tal caso se sometería conceptualmente a del tiempo: no se mantienen idénticas a sí mismas en
la naturaleza al papel del perro que persigue su propia todo momento'' "La forma de la uni versalidad en la na-
cola; puesto que únicamente se le concedería la forma turaleza es la ley", 46 nos dice Engels. Pero, en la natura-
de movimiento circular (ciclo cen·ado), esto es, la re- leza, las leyes de funcionamiento y desarrollo siempre
petición aquí y allá de las mismas formas; pero no el se encuentran "contaminadas" por lo casual, lo inexacto
surgimiento, desarrollo y destrucción de formas cualita- e imperfecto. Lo universal no existe sino a través de lo
tivamente diversas de estructura, relación y movimiento. particular y lo singular, y nunca en su forma "pura". Esto
"La naturaleza es histórica, pues no es ella un proceso de es condición del carácter histórico ele la naturaleza, pues
simple repetición, sino que se desarrolla es decir, pro- si cada parte de ella se supeditara rígida e inexorable-
duce formas (formas de movimiento, estructuras de la mente a determinadas leyes "eternas e inmutables", si la
materia) que se comportan hacia las formas precedentes existencia se hiciera idéntica a la esencia, si lo singular
en el modo de una negación determinada ... " 41 Esto se se hiciera directamente idéntico a lo universal, entonces
resuelve en dos proposiciones: 1) El auténtico cambio es nunca tendría lugar el surgimiento de lo nuevo y el mundo
aquel que implica una contradicción real entre lo viejo y sería una aburrida y homogénea sopa donde la diversi-

146 147
dad dejaría de existir. 47 Con lo casual, su rge lo nuevo, lo solo rigen como tales en su aplicación para un caso
disti nto, lo irregular; pero la diferencia entre lo regular y aislado, pero que examinando el caso aislado en su
lo irregular, en la naturaleza, siempre es relativa; y esto concatenación general con la imagen total del uni-
se expresa, sobre todo, mediante la transformación de verso, convergen y se diluyen[ ... ] Ninguno de es-
lo irregular en regular y viceversa. Así se explica, pues, tos procesos y métodos discursivos encuadra en el
el surgimiento de nuevas leyes, de nuevas regularidades cuadro de las especulaciones metafís icas. En cam-
en la naturaleza: "Un fenómeno, que posteriormente se bio, para la dialéctica, que concibe las cosas y sus
hace general, al principio surge como exclusión de la imágenes concepcuales esencialmente, en sus cone-
regla, como anomalía, como algo particular o parcial. xiones, en su concatenación, en su dinámica, en su
De otra manera es poco probable que pueda surgir algo proceso de génesis y caducidad, procesos como los
realm ente nuevo".48 expuestos no son más que otras conjirmacio11es de
La ci rcunstancia o, mejor dicho, el principio de la mu- su modo genuino de operar."
tua contraposición-presuposición existente entre la on- No se puede hablar de historicidad de la naturaleza
tología y la gnoseología -explicado anteriormente- , sin hablar de la historicidad del conocimi ento de la na-
no expresa otra cosa que los conceptos adecuados para turaleza y, a la inversa, no se puede hablar de histori-
una comprensión de la naturaleza histórica no son aque- cidad del conocimi ento de la nat uraleza sin hablar de
llos de carácter metafísico y a-histórico, sino aquellos hi storicidad de la naturaleza. Decir que la historicidad
que reflejen, que reproduzcan mentalmente el carácter es inherente al sujeto, solo puede signi!icar una cosa :
dialéctico mani!iesto de la naturaleza. En palabras más que su objeto mismo es hi stórico. Por ello, la vieja y
senci llas, una concepción dialéctica de las cosas reclama artificial dicotomía entre el materialismo dialéctico y el
y confirma una concepción dialéctica de nuestras formas material ismo histórico (entre el Di aMat y el HisMat) es
de estudiar las cosas y viceversa. Es por esto que Engels una falsa dicotomía. El materialismo solo es dialéctico
nos dice que cuando es histórico y solo es histórico cuando es dia-
Para el metafísico, los objetos y sus imágenes en léctico: parafraseando a Lenin , no hace falta dos térmi-
el pensamiento, los conceptos, son objetos de in- nos son una y la misma cosa. Desde esta lógica, " ... el
vestigación aislados, fijos, inmóvi les, enfocados materiali smo histórico ya no sería más la extensión y la
uno tras otro, como algo dado y perenne. Para él aplicación de los principios generales del materialismo
una cosa exi ste o no existe [ ... ] En la realidad, [ ... ] dialéctico, válido para cualquier tipo de realidad, al te-
todo ser orgánico es, en todo instante, el mismo y rreno específico de los fenómenos sociales y la historia
otro;[ ... ] nos encontramos, [ .. . ], con que los polos del hombre, sino e l correcto conocimiento historiográ-
de una antítesis, el positivo y el negativo, son tan fico de cualquier región de lo real (incluido, por tanto,
inseparables como antitéticos el uno del otro [ ... ] el virtual conocimiento historiográfico de la naturaleza
que la causa y el efecto son representaciones que inorgánica) ... ". 50 Se trata, en efecto , de una in versión

148 149
del enfoque u·adicional del as unto, desde la cual pierde Por tal razón, el fil ósofo (marxista) de la ciencia no
todo sentido la preocupación por una supuesta desvalo- puede aceptar ingenuamente la imagen que el científico
rización de la historia humana en pos de las ciencias na- se crea de su propio quehacer, por muy exitoso que re-
tu rales." La diferencia absoluta entre la historia humana sulte este último. "En realidad los naturalistas a menudo,
a cada paso, piensan en contra de su lógica y contra la
y la historia natural , queda reducida, diacrónicamente, a
teoría del conocimiento conscientemente confesadas por
una diferencia de grado: el ritmo de la historia humana
ellos ... " ." Así, por ejemplo, como hábilmente señala
es mucho más acelerado que el de la historia natu ral, de
Mario Bunge," la mayoría de los grandes físicos a los
ahí que esta parezca eterna e inmutable en comparación
que debemos la teoría cuántica (Niels Bohr, Max Born,
con aquell a." Sincrónicamente, sin embargo, existe una
Wolfang Pauli, Werner Heisenberg, Bernard d'Espag-
diferencia esencial entre la historia hu mana y la historia
nat, entre otros) profesan abiertamente un ideali smo fe-
natural, que viene dada por la cualidad ele la autocons-
nomenista como fi losofía; mientras que, si analizamos
ciencia. Es por eso que Engels nos dice que " ... toda la
las fórmulas de estos mismos físicos, nos encontramos
naturaleza se disuelve también en historia, y la hi storia
sin falta con presupuestos fi losóficos realistas y materia-
solo se diferencia de la historia de la naturaleza en cuan- listas, solo que no asu midos conscientemente por ellos.
to a proceso de desarrollo de organismos conscientes de Es por eso que Lenin, sin menospreciar en lo más míni-
sí mismos". 53 mo el mérito del Mac h físico, no se andu vo con paños
El hecho de que la naturaleza sea histórica conlleva tibios en su crítica al Machfilósofo. Él tenía plena cons-
al científico, por muy testarudamente metafísico que sea ci encia de que "cuando se trata de filosofía, 120 se puede
su paradigma de pensamiento, a reproducir esa historici- creer ni una sola palabra de ninguno de esos profesores,
dad, ese carácter dialéctico de la naturaleza en sus pro- capaces de reali zar los más valiosos trabaj os en campos
pios conceptos teóricos sobre ella. Es aquí, desde luego, especiales de la Quím ica, de la Historia, de la Física"."
donde encuentra su lugar la conocida idea engelsian a Muchas veces sucede q ue el científico opera con catego-
sobre la "dialecti zación espontánea" de las cienci as na- rías filosóficas sin tener conciencia - y por tanto, tam-
turales." Una naturaleza (ontológicamente) dialéctica poco colltrol- de las mismas. Ocurre aquí algo análogo
e histórica exige una concepción (gnoseológicamente) a lo que Marx describiera en el famoso acápite de El
dialéctica e hi stórica. Esta exigenci a se abre paso inclu- capital titulado "Fetichismo de la mercancía", y que re-
so a pesar de las concepciones filosóficas consientes del sumiera en la bella frase: "No lo saben, pero lo hacen". 59
científico natural. "Nos hallamos aquí ante una paradoja La falsa conciencia filosófica no excluye la posibili-
elemental: aunque muchas de las ciencias actuales prac- dad de la existencia de fundamentos fi losóficos dialéc-
tican espontáneamente la dialéctica materialista, oscilan tico-materialistas ocultos, no asumidos conscientemente
filosóficamente entre el materialismo mecánico y el os- por el científico y que, con harta frecuencia, le son im-
curantismo idealista"." puestos a este por "la presión autoritaria del conjunto

150 [51
de hechos, de la autoridad absoluta de los datos experi- conjunto de principios que se "aplican" desde fuera."
mentales, es decir, la fuerza y el poder de las condicio- Esta exigencia consiste en una forma de pensamiento
nes completamente materiales del pensamiento y de sus teórico capaz de reproducir idealmente, en conceptos,
60
leyes". A menudo, esta fa lsa conciencia se manifiesta la dialéctica real e inherente a la naturaleza. Es preci-
en la suposición ingenua de que el científico analiza los samente por eso que, a pesar de la fuerza ciega de la
hechos con una conciencia vacía, sin "ideas preconcebi- comentada "dialectización espontánea", los científicos
das" y, en especial , desde ningún partido filosófico. En no se libran de la necesidad de recurrir conscientemente
realidad, tal cosa es imposible.
a la historia de la fi losofía para educar dialécticamente
Los naturalistas creen li brarse de la fi losofía sim- su pensamiento; "ya que el arte de operar con concep-
plemente por ignorarla o hablar mal de ella. Pero, tos no lo da la naturaleza ni se adqu iere con la vulgar
como no pueden lograr nada sin pensar y para pen- conciencia de la realidad cotidiana, sino que reclama un
sar hace falta recurrir a las determi naciones del discurrir real, discurrir que tiene detrás de sí una larga
pensamiento y toman estas categorías, sin darse hi storia empírica, ni más ni menos que la investigación
cuenta de ello, de la conciencia usual de las lla- empírica de la naturaleza". 64 Los naturalistas, debido a
madas gentes cu ltas, dominada por los residuos de las características inmanentes de su objeto, se ven com-
fi losofías desde hace largo tiempo olvidadas, del pulsivamente arrastrados hacia la dialéctica del pensa-
poquito de filosofía obligatoriamente aprendido miento teórico. Pero sucede que "el pensamiento teórico
en la Universidad [ .. .], pero, desgraciadamente, en solo es un don natural en lo que a la capacidad se refiere.
la mayor parte de los casos, de la peor de todas, Esta capacidad tiene que ser cultivada y desarrollada; y,
y quienes más ins ultan a la filosofía son esclavos hasta hoy, no existe otro medio para su cultivo y desarro-
precisamente de los peores residuos vu lgarizados llo que el estudio de la historia de la fi losofía"."
de la peor de las filosofías." Tal fue el objeti vo central del proyecto (inconcluso)
de Engels: la crítica histórico-filosófica de las ciencias
En última instancia, por muy metafísica que sea la naturales . Si El capital de Marx lleva por segundo tí-
cabeza del científico, el enfoque dialéctico se impone tulo "Crítica de la economía política", la Dialéctica de
aunque sea "por la fuerza coactiva de Jos propios desc u- la naturaleza de Engels debería subtitularse, entonces,
brimientos de las ciencias naturales" ." De lo que se trata "Crítica de las ciencias naturales"_.. El reto que tal crí-
es, entonces, de hacer consciente la dialéctica incons- tica le plantea a los naturalistas consiste en la toma de
ciente y espontánea que se abre paso a través del estudio consciencia, mediante la dialéctica materialista - y su
de la naturaleza. La dialéctica de la naturaleza se revela historia fi losófica-, de la estructura categorial del pen-
entonces como una postura filosófica que se deriva del samiento teórico. Esto, en la práctica teórica , solo puede
estudio de la naturaleza misma, esto es, como una exi- lograrse con una aliauza entre el científico y el filósofo.
gencia propia del objeto de ese estudio, y no como un Solo de esta manera debe pensarse la relación entre la
152
153
filosofía (marxista) y las ciencias particulares. Si n esta
alianza, las ciencias quedarían "ciegas", a merced de
Notas
la venganza de la filosofía; 67 y, por su lado, la fi losofía Tema acerca del c ual se habla en este trabajo sobre todo en e l
quedaría "vacía", como una serpiente que se muerde su capflulo "El concepto centra l del marxismo: praxis 'o' materia".
propia cola, incapaz de sali rse de sí misma. En efecto Asunto (también) abordado en este trabajo en el capítulo "La his-
sin esta relación de alianza con las ciencias, la filosofí~ toricidad del pensam iento y la teoría del reflej o".
tampoco podría alcanzar su cometido: La primera formulación rigurosa de este contrargumento a la dia-
léctica de la naturaleza se la debemos a los estudios de Alexan-
Pues el producto definitivo de todo el trabajo en dre Kojeve, "que proclaman que la dialéc tica no era posible en
la esfera de la dialéctica fi losófica es la solución ausencia del hombre y su acción". (Roger Garaudy: Humanismo
de problemas concretos de las ciencias concretas. marxista, Ed. Horizonte, Buenos Aires, 1959, p. 9 1). Esta idea
fue retomada y defendida por Maurice Merleau-Pon ty. Véase de
La filosofía sola no puede lograr este "producto
este último autor: Las aventuras de la dialéctica, Ed. La Pléyade,
definitivo" . Aquí se requiere una alianza de la dia- Buenos Aires, 1974, p. 39.
léctica y las investigaciones científicas concretas, Georg Lukács: ob. ci t., pp. 38-39, nota al pie número 2.
comprendida y realizada como una colaboración "Si la materia se conc ibe como dialécticamen te estructurada en
práctica de la filosofía y las ciencias nat urales, de sí, deja de ser materia en el sentido de la ciencia exacta natu-
la filosofía y las esferas histórico-sociales del co- ral...". (Atfred Schmidt: ob. cit., p. 54). -
noci miento.68 6 Ibídem, p. 223. Cfr., en el mismo sentido, Herbert Marcuse:
ob. cit., p. 147 .
. El h echo, cada día más difícil de obviar, es que las "... el concepto de naturaleza en Engels es, ~n última instancia de
ctenctas naturales exigen una fi losofía a la altura de su carácter ontológico. Ni siquiera la interpretación católica, [.. . ],
desarrollo actual; este es el reto que ellas, a su vez, le puede afirmar esto de Marx" . (A ifred Schmidt: ob. cit. , p. 53).
plantean al marxismo hoy. Si sencillamente se opta por Véase Ibídem, p. 52.
tirar por la borda toda la contribución de Engels sobre Ibídem, p. 223.
e l tema, no avanzaríamos ni un solo paso en esta direc- 1O "Esta [la naturaleza] de por sí está privada de cualquier negativi-
ción. Una j ustipreciación y un estudio crítico profu ndo dad. La negati vidad solo aflora en la naturaleza con el sujeto que
trabaja". (Íde m).
de la dtaleclica engelsiana de la naturaleza son, pues,
11 Ibídem, p. 55. Por cierto, no solo Engels, también Marx recono-
dos tareas obligatorias para que el marxismo_salga exi-
cía la existenc ia de contrad icciones dialécticas en la naturaleza.
toso de este desafío ineludible. No obstante, inclu so si Véase Carlos Marx: Elementosfimdamemales para la críriw de
realizamos cabalmente estas dos tareas, solo habríamos la economía política (Gnmdrisse) 1857-1 858 (en tres tomos),
andado una pequeñísima parte del camino esbozado por Ed. Siglo XXI, t. l. México, 2007, pp. 185-186; Carlos Marx: El
el gem~l .colaborador de Marx. Mucho más importante capital, ob. cit., t. 1, p. 78.

- y dtftctl- es el reto de seguir desarrollándolo crea- 12 En este ataque, el libro de Lukács Historia y conciencia de cla-
doramente. se es muy importante, como el autor mismo lo reconoce. Véase
Georg Lukács: ob. cit., pp. 13-14. Néstor Kohan , es uno de los
154
155
marxisws que mantienen este ataque a la ontología. Véase Néstor
al igua l que para los existenciali stas, el mundo se ha fragmenta-
Kohan: Mm:r: en su (tercer) mundo, ed. ci1., p. 78. E incluso mu-
do, se ha disgregado, ha dejado de ser una totalidad y se ha con-
chos marxistas defensores de la dia léctica enge lsiana han caído
vertido en un caos cuya rees tru ~ turació n corresponde al sujeto".
en esta .trampa pues, intentando salvar a Engels de un supuesto
(Karel Kosik: ob. cit., p. 64).
ontolog tsmo, cometen el error opuesto de afirmar que la dialéc-
tica engelsiana de la naturaleza es definitivameme gnoseología, 19 John Hoffman : ob. cit., p. 258.
un método que ya nada dice sobre el mundo, de modo que solo 20 ··solo existe una d ialéctica de la naturaleza en un sentido secun-
tendría un valor gnoseo lógico en relación con las ciencias natura- dario y derivado: la naturaleza que nosotros observamos ofrece
les. Véase, por ejemplo, Rafael Plá León: "El cuerpo teórico del hechos de acción recíproca ... ". (Maurice Merleau-Ponty: ob. cit.,
marxismo. Ideas para una definición general", en Colectivo de p. 39, nom al pie número 2).
autores: Filosofía marxista/, Ed. Félix Varela La Habana 2009 21 Según este prejuicio, la comprensión racional de una natu rale-
pp. 22-23. ' ' \
za illleligible es un de lito teísta o, cuando menos, un panteís-
13 Un ejemplo es el método cartes iano: " ... Cartesianism is more mo . "Las más recientes discusiones sobre la filosofía de Bloch
th an simply a mcthod of investigation; it is a commitment to how han demostrado que la idea de una dialéc tica de la naturaleza,
things really are.[ ... ] reduct ion as a methodology and reduction- que se cu mpla incluso independientemente de la actividad de
ism as a world view feed on and recreare each o ther". (Richard pensamiento y producción humanos, debe llevar necesariamente
Levins and Richard Lewontin: The Dialectica/Biologist, Ed. Aa- a la concepción pantefsta-hilozoísta de un •sujeto natural ', con lo
kar Books, India, 2009, p. 2). cual se abandona eviden temente la posición materialista". {Aifred
14 Karel Kosik: ob. cit., p. 54. Schmidt: ob. cit.. pp. 54-55; cfr., en el mismo sentido, Mauri-
15 " fl as leyes dialécticas] de ninguna manera tienen nada que ver ce Merleau-Ponty: ob. cit., p. 75). Como se ve, segú n esto, la
con el método científico natural, que se orienta , por cierto, según materia por definición no puede poseer ninguna ratio objetiva e
los criterios de la lógica formal, y es no dialéctico en el sentido inmanente; es, pues, una materia sin estructura inteligible. De ahí
de que no reflexiona sobre la mediación histórica de sus objetos". que e l viejo Althusser, víc tima de este prejuicio, llegara hasta a
(A ifred Schmidt: ob. cit., p. 51). abogar por " ... un moterialismo del encuentro, así pues de lo alea-
tori o y de la contingencia, que se opone [... ] incluso al materia-
16 De igual ma nera, " ... Lukács rechaza "la metodología de las
lismo comúnmente asociado a Marx, Engels y Lenin que, como
ciencin.s naturoles", porque, según él, no hay lugar en su materia
todo materialismo de la tradición racionalista, es un materialismo
pn.mla contradicción. Pero esto significa que Luk ács sin ninguna
crít ica supone que solo puede haber una metodología de las cien- de la necesidad y la teleología, es decir, una fonna transformada
cias naturales y esta ti ene que ser posit ivista". (Jolm Hoffman: y encubierta de idealismo". (Louis Althusser: Para Wl mareria-
ob. cit., p. 260). lismo aleatorio, Arena Libros, Madrid, 2002, p. 32).
17 Este es otro pun to desconcertante de muchas de las acusacio- 22 Alfred Schmidt: ob. cit., p. 55.
nes más comunes contra Engels. Así, por ejemp lo, Natasha 23 Antonio Gramsci: El materialismo histórico y la filosofía de Be-
Gómez, adoptando la típica postura antiengelsianista, atribuye a nedetto Croce, Ed. Revolucionaria, La Habana, 1966, p. 40. In-
Engels una supuesta "idolatría de la ciencia". (Natasha Gómez cluso una idea legítimamen te marx ista. como la de que el hombre
Velázquez: "Lo que ya se dijo del marxismo. A propósito de Karl debe a sí mismo su propia historia, bajo esta óptica, se torna en
Korsch", en Eswdios del Desarrollo Social: Cuba y América La- pu ro y llano idealismo.
tina, vol. 3. no. 3, 2015, p. 1 12).
24 Véase Carlos Marx y Federico Engels: La sagrada familia, Ed.
18 "En el siglo xx se ha desplegado un ataque en dos frentes contra Claridad, Buenos Aires, 197 1, pp. 163-164.
la concepción de la realidad como totalidad. Para los empiristas. 25 Georg Lukács: ob. cit., p. 38.
156
157
26 John Hoffman: ob. cit., p. 82.
de la materia mi sma". (Guillermo Federico Hegel: Ciencia de la
27 " .. .los vicios de ese material ismo abstracto de los naturali stas, lógica , Ed. Solar, Buenos Aires, 1982, t. 1, p. 90).
que deja a un lado el proceso histórico". (Carlos Marx: El capi-
39 "A deep problem is the failure to appreciate the evolutionary
tal, ed. cit., p. 325, nota al pie número 4).
chanoe that occurs in d isease organi sms as a direct consequence
28 "Conocemos solo una ciencia, la ciencia de la hi storia. Se puede of th; attempts to deal with them. Public health theorists did not
enfocar la histori a desde dos ángulos, se puede dividir en historia consider how the bugs would react to medica! Practice, {... ]!he
de la naturaleza e historia de los hombres". (Carlos Marx y Fe- faith in magic bullet approaches to di sease con.trol and the w1d~:
derico Engels: .. La ideología alemana", en Carlos Marx, Federico spread use of military metaphors ("weapons 10 the war o n ... .
Engels y Vlad imir I. Lenin: Selección de textos en tres romos, Edi- "attack", "defense", "come in for the ki li") made it harder .ro ac-
torial de Ciencias Sociales, La Habana, 1973, t.ll, p. 188). knowledge that nature, too. is active ...". (Rich~ Le:-vontm and
29 "¡ Lástima que la continuidad de la in movilidad consista preci - Richard Lev in s: Biology wuler the injluence. Dwlec/l~al Essays
samente en 110 moverse; con lo que sigue siendo más misterio- 011 Ecology, Agriwlwre, ami Health, Ed. Monthly Rev1ew Press,
so aún cómo puede esa con tin uidad engendrar el movimiento!". New York, 2007, p. 2 1).
(Federico Engels: Anti·Diihring, ed. cit., p. 71). 40 Esta es la (senc ill a) exp li cac ión dialéctico~materialista de aqu~llo
30 Alfred Schmidt: ob. cit. , p. 56. que Sartre afi rma impos ible de explicar: d~sde el pu~t~ .~e v1sta
31 Ídem. de la dialéctica de la naLUraleza, e n el s1gUJente pasaJe. De he-
cho, la dialéctica de la Naturaleza[ ... ] es incapaz de contestar a
32 Federico Engels: Anti·Diihring, ed. cit., p. 71.
[la pregunta}: ¿por qué hay algo como una negación en el .mundo
33 Ídem. natural 0 en la historia humana?". (Jean-Paul Sartre: Crfnca a la
34 Véase Federico Engels: Dialéctica de la naturalew, ed. cit., p. 15. roz6n dialéctico, Ed. Losada, Buenos Aires, 1963, p. 236).
35 "Aquí ll egamos a la fuente de todos los sofismas idea li stas; dicha 41 Hans He ins Ho lz: Reflexión y praxis. Eswdios para lo teoría
fuente es la confusión constante entre la existencia del objeto en marxista hoy, ed. cit., p. 98.
sf y su existencia en la representación del sujeto". (Roger Ga· 42 Georg Lukács: ob. cit.. p. 78.
raudy : Humanismo marxista, Ed. Horizonte, Buenos Aires, 1959,
43 Véase Federico Engels: Dialütico de la naturaleza, ed. cit.,
pp. 110- 11 1).
p. 202.
36 " ... en Hegel [la naturaleza] no es susceptible de desarrol lo en el
44 "Las leyes meteorológicas son también leyes eternas, pero ~ola­
tiempo, pud iend o solo desplegar su variedad en el espacio , por
mente para la tierra o para un planeta de magnitud, la dens1dad ,
cuya razón exhibe conju nta y simultáneamente todas las fases del
la inclinac ión del eje ... " . (Ídem).
desarroll o que guarda en su seno y se ha1Ja condenada a la repeli-
c ió n perpetua de los mi smos procesos. ( ... ] Esta [es un a] concep- 45 Todas las leyes del desarrollo de las formas vivientes de la mate-
ción antihi stórica ... ". (Federico Engels: "Ludw ig Feuerbach y el ria (objeto de la biología) surg ieron junto con est.as .rormas, Y no
fin de la filosofía clásica alemana", ed. cit., pp. 368-369). se encontraban en la naturaleza antes de ese surgtmiento.
37 Jách ik N. Momdzhián: El marxismo y el renegado Garaudy, Ed. 46 Federico Engels: Dialéctica de la 11aturaleza, ed. cit., p. 199.
Prog reso, Moscú, 1974, p. 69. 47 La necesidad se expresa mediante la contingencia. ~sta idea.es
38 " ... la actividad de la fonna, por cuyo medio la materia se hall a de vital importancia pnra las cienc ias naturales; ast, en la bto-
determ inada, consiste en un comportamiento negativo de la for- química: "El científico ruso Oparin explica ~óm?, en las ~om­
ma fre nte a sí mi sma. [ .. .) Esto, que aparece como actividad de plejas cond ic iones del período inicial de la histona _de la T ierra,
la forma , es además al mismo tiempo e l propio movimiento Jos movimientos casuales de las moléculas tendenan a fo~ar
agregados moleculares cada vez más complejos, con todo ti po

158 159
de combinnciones al azar. Llegados a cierto punto, este enorme 54 " .. . la revo lución que la si mpl e necesidad de ordenar los descu-
número de combinaciones accidentales dan lugar a un salto cua- brimientos puramente empíricos que van acumulándose en masa
litativo; el surg imiento de la materia viviente". (A ian Woods y impone a las ciencias naturales teóri cas es de tal naturaleza. que
Ted Grand: Razón y revolución. Filosofía marxisra y ciencia mo- necesariamente tiene que llevar a la conciencia del empirista más
dema, ed. cit. , p. 152). La relación dialéctica entre la necesidad reacio el carác1cr dialéctico de Jos fenómenos nalurales". (Fede-
Y. la c.asualidad, así como la importancia de esa relac ión para las rico Engels: Anti-Diillring. ed. cit. p. 18)
CJCncJas nmurales contemporáneas, es un te ma sobre el que se
55 Slajov ZiZek: Visión de paralaje, Fondo de Cultura Económica,
pod rían escribir varios trabajos tan densos como este; aquí, la-
Buenos Aires, 2006, p. 12.
mentablemente, solo se toca tangencial mente.
56 Ewald V. Iliénkov: "Dialéctica-lógica de la revolución. Filoso-
48 Ewald V. ll iénkov: Lógica dialéctica, ed. cit., p. 408. En esto
fía y ciencias naturales". Marx Ahora, no. 24, La Habana , 2007,
yace lo re vo lucionario de la teoría de Charles Darwin: "Darw in's
p. 142.
revolutionary insig ht was thm the d ifferences amena individunl s
~ithin a species are con verted into the differe nces an~ong spec ies 57 Véase Mario Bunge; Ser, saber, hacer, Ed. Paidós, Méx ico,
m space and time". (Richard Levins and Richard Lewont in: Tite 2002, p. 90.
Dialectical Biologist, Ed. Aakar Books, lndia, 2009. p. 31). 58 Vlad imir Ilich Le nin : Materialismo y empiriocriticismo, Ed. Pro-
49 ~ederico ~ngc l s: Ami-Dühring, ed. cit., pp. 3 1-32. Préstese espe- greso, Moscú, 1986. p. 381.
cml atenc16n a las frases resa ltadas en cursi va por mí, y se notará 59 Carlos Marx: El Capital, ed. cit., p. 41.
como este frag mento de Engels presupone el principio de la inte- 60 Ewa ld V.lliénkov: " Di aléctica- lógica de la revolución. Filosofía
rrelación dialéctica entre gnoseo logía y ontología. y cie ncias natu ral es", Marx Ahoru, No. 24, La Habana, 2007,
50 Giuseppe Prcstipino: ob. cit.. p. 197. p. !42.
51 Véase Herbert Marcuse: o b. cit., p. 148. 61 Federico Engels: Dialéctica tle la naturaleza, ed. cit., p. 177.
52 ~~ejemplo muy ilustrativo de esta ilusión de quietud e inahera- 62 Ibíde m, p. 25.
bi!J dad en la naturaleza cont inuamen te cambiante, nos Jo brindan 63 "El señor Di.ihring habla, pues, de principios derivados de l pen-
las ~uctuaciones del campo magnético terrestre. ¿No parece ina- sar, no deducidos de l mundo ex1erior, de ax iomas formales que
m~vJ ~Ie el hecho de que el non e magnético de la Tierra siempre deben se r aplicados a la naturaleza y al mundo humano [sin em-
c?m~1da . con e l norte geográfico establecido? Sin embargo, Ja bargo)los principios no son [ ... ]el punto de partida de la inves-
d1stnbucJón de los polos magnéticos se ha in vertido completa- tigación, si no sus resultados finales; no se ap lican a la naturaleza
mente varias veces en la historia de nuestro planeta, de forma tal y a la hi storia humana si no que se abstraen de ella ... ". (Federico
que lo ~ue hoy es norte ayer (decenas de miles de años atrás) fue Enge ls: Anli-Diihring, cd. cit. , p. 48).
sur y VICe versa. ''Esta variación es tan pequeñ a que du rante sig los
64 Ibídem, p. 20.
no se detecta. Sin embargo, incluso este proceso imperceptible de
cambio da un salto brusco y espectacul ar, en el que el polo non e 65 Federico Enge ls: Dialéctiw de /a naturaleza, ed. c it. , p. 23.
pasa~ ser el polo sur y viceversa. [ ... ] Este proceso grad ual , [ ... ], 66 Cfr. losé Ferraro: ob. cit. , pp. 18 1-!93.
culm1.na en un salto cual itati vo en el que Jos polos se invierten, 67 "L'l fi losofía se venga póstumamente de las ciencias naturales
camb1an sus posiciones conviniéndose literalmente e l uno en e l por haber sido abandonada por ellas ... ". (Federico Engels: Dia-
otro". (AJan Woods y Ted Grand: Razón y revolución. Filosofía léctica de la natu raleza. ed. cit., p. 173).
mar.\.úta y ciencia modema, ed. cit., p. 93).
68 Ewald V. Iliénkov: L6gica dialéctka, ed. c it. , p. 410.
53 Federico Engels: Dialéctica de la naturaleza, ed. cit .. p. 201. Las
curs ivas son del propio Engels.

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Económica, Buenos Aires, 2006. ta-Leninista (2014). Profesor instructor de la Facultad
ZWEILI~?· KLAUS: "Materialismo dialéctico y física teóri- de Filosofía e Historia de la Uni versidad de La Habana y
ca , Marx Ahora, no. 11 , 200I. miembro del Consejo Editorial de la revista de esa facul-
tad, "Horizontes y Raíces" . Ha impartido los siguientes
cursos: "Historia de la Filosofía Antigua", "Historia de
la Filosofía Moderna", "Historia y Teoría de la Filosofía
Marxista-Leninista" y "Pensam iento y Producción espiri-
tual". Ha participado como ponente en múltiples eventos
científicos nacionales e internacionales sobre marxismo
y fi losofía de la ciencia. Ha publicado diversos artículos
en revistas científicas nacionales y extranjeras.

170
171
ÍN DICE GENERAL

Prólogo 1 VII
Introducción 1 1
La teodicea del marxismo /7
Sobre la supuesta diferencia "radical" entre Marx
y Engels /27
El vínculo naturaleza-hombre: el trabajo 1 55
Engels, ¿determinista? /7 1
El concepto central del marxismo: praxis "o"
materia /83
La historicidad del pensamiento y la teoría
del reflejo 1 !03
Dialéctica en la naturaleza 1 139
Bibliografía 1 163
Del autor 1 171
Índice onomástico 1 175

173
ÍNDICE ONOMÁSTICO

A e
Abbagnano, Nicolás 22, 142 Candioti, Miguel 98
Adler, Max 20, 22 Carnot, Sadi 109, 112
Adorno, Theodor W. 90 casualidad/necesidad 74, 75, 76,
Althusser, Louis 11, 22, 27, 78, 105, 106, 108, 114, 147,
79, 157 148, 160
Anderson, Perry 50, 82 categorías 41,105, 106,111, 113,
Andreas, Bert 101 115, 127, 129, 131, 139,
antiengelsianismo 9, 14, 15, 142, 151, 152
19, 20, 21, 23, 27, 38 causalidad/finalidad 89, 114
Aristóteles 119 Chernov, Víctor 9
Arribas, Sonia 4 Claudín, Fernando 46
Colletti, Lucio 10, 23, 26, 47
B crítica 74, 114, 120, 153
ingenuidad 9, 106, 107, 151,
Barbagallo, Antonio 31, 46,
152
47,51
Berlin, lsaiah 50
D
Bermudo Ávila, )osé Manuel
19, 20, 22, 24, 25, 26, Darwin, Charles 40, 44, 45, 49,
47,51 50, 55, 56, 65, 69, 81, 160
Bloch, Ernst 145, 157 evolución 25, 41, 44, 49, 128,
Bloch, joseph 80, 81 130, 134
Bogdánov, Alexander 135 Deborin, A. M. 22
Bohr, Niels 151 Delgado Díaz, Carlos jesús 25,
Born, Max 151 99, 100, 135
Bujarin, Nicolás l. 104 determinismo 15, 17, 39, 41, 43,
Bunge, Mario 151, 161 55, 57, 59, 63, 71, 72, 73,
175
74, 79. 80, 8 1 48. 49, 50, 51. 52, 53, 147, 148
historicidad 61, 103, 139,
determinación en última ins· 55, 56, 57, 58, 59. 60, Gentile, Giovanni 98
142, 145, 146, 147,
tanda 62, 73, 74, 78 61, 62, 63, 64, 66, 68, Goldmann, Lucien 8, 10, 22,
149, ISO, 155, 158
dialéc tica !, 3, 9, 10, JI , 14, 69, 70, 71. 72, 73, 74, 25, so. 51, 101
mediación 64, 74, 89, 94,
15, 16, 17, 18. 19, 20, 78, 79, 80, 8 1, 82. 83, Gómez Velázquez, Natasha
116, 11 8,120, 121,
21. 22, 23. 25, 26, 28, 87, 91, 92, 93, 94, 97. 156
123. 124
30, 31, 33, 35, 37, 48, 98, 99, 100, 101. 102, Gramsci, Antonio S, 1O, 20,
negatividad 114, 139, 140,
49, so. 61 , 63, 68, 72, 142, 143, 146, 155
103, 104. 105, 106, so. 51. 97. 104, 132,
74, 86, 100, 101 , 102, 107, 108, 111, 11 2. 142, ! 57
sujeto/objeto 41, 47, 61, 83,
107, 113, 125, 128, 113,115,1 16, 11 7, Grove, Sir William Robert
84, 85, 87, 88, 89, 95,
131 , 134, 137, 138, 11 9, 120, 123,124, 33
96, 97, 101, 103, 104,
139, 140, 141, 142, 125, 126. 127, 128,
106, 110, 114, 115,
143, 145, 146, 147, 131 , 132, 133, 134, H
116, 11 8, 119, 120,
148, 149, I SO, 152, 121 , 122, 123, 124, 135, 136, 137, 138, Hart Dávalos, Armando 79,
156, 157, 160 139, 140, 142, 143,
125, 129, 130, 132, 80
activid ad 12, 32, 36, 57, 64, 144, 145, 146, 147,
141 , 142, 143, 146, Hegel, Guillermo Federico
66, 67, 69, 72, 74, 78, 148, I SO, 153, 155,
149, 152, 155, 157, 159 16, 25, 26, 28, 32, 42,
80, 83, 84, 85, 86, 87, totalid ad 22, 3 1, 54, 67, 75, 156. 157. 158, 159. 52, 69, 70, 71, 96. 113.
88, 89, 90, 95, 96, 102, 85, 108, 156, 157 160, 161 114. liS. 119, 126,
106,117, 118,11 9, dialectización espontánea engelsianismo 15, 20, 24 130, 133, 143, 145.
122, 123, 124, 134, (de las ciencias natu- Espagnat, Bernard !51 146. 158, 159
139, 142, 143, 145, rales) ISO, 153 Heisenberg, Werner 151
146, 157, 158
F
Diderot, Denis 16, 103 Hoffman, )ohn 19, 20, 22,
contradicción 38, 100, 11 4, Dühring, Eugen 29, 33, 46, Ferraro, )osé 49, 161 25, 26, 47, 49. so. 99,
125, 140, 141, 146, 47, 103, 143. 144, 161 Feuerbach, Ludwig 16, 25, 102, 156, 157. 158
147, !56 63, 100, 103 Hofmann. August Wilhelm
dialéctica de la naturaleza 3, E fin de la filosofía 69 32
9, 10, 11, 14, 16, 17, Freund, Wilhelm Alexander Holz, Hans Heinz 48, 49, 54,
Eagleton, Terry 99, 102
18, 19, 20, 21 , 22, 26, 33 82, 100, 134, !59
enajenación 17, 42, 77, 115
28, 30, 31, 34, 35, 37,
Engels, Federico 3, 7, 8, 9,
38, 68, 79, 86, 91 , 93, G
10, 11 , 12, 14, 15, 16,
100, 104, 106, 139,
17, 18, 19, 20, 21, 22, Garaudy, Roger 10, 155, !58 idealismo 19. 20, 62, 63, 80,
143, 147, 152, 157
23, 25, 26, 27, 28, 29, general concreto 89 85, 87, 89, 98, 101 ,
esencia/apariencia 12, 25,
30, 31, 32, 33, 34, 35, general/partic ular 22, 55, 106. 127, 133, 144,
27, 62, 74, 107, 114,
36, 37, 38. 39, 40, 41, 61, 63, 65, 89, 93. 119. ISO, 151, 157
133, 147
42, 43, 44, 45, 46, 47,

176 177
Iliénkov, Evald V. 100, 102, Lenin, Vladimir Ilich 8, 9, Marcuse, Herbert 1O, 24, 45, marxismo ortodoxo 7, 8, 10,
134, 137, 138, 160, 12, 14, 15, 20, 24, 25, 82, 155, 160 12, 13, 14, 16, 17
161 27, 45, 49, 71, 80, 81, Marx, Carlos 7, 8, 9, 10, 11, materia 22, 32, 37, 41, 70,
inducción/deducción 108, 83, 97, 105, 107, 132, 12, 13, 14, 15, 16, 17, 83, 86, 87, 90, 105,
109,130 149, 151, 157, 158, 18, 19, 20, 21, 22, 23, 107,108, 111,115,
161 24, 26, 27, 28, 29, 30, 117,118,122,129,
K Levine, Norman 25 31, 32, 33, 34, 35, 36, 130, 132, 135, 137,
Levins, Richard 156, 159, 37, 38, 39, 41, 42, 43, 139, 142, 146, 155,
Kant, Inmanuel 1, 16, 38, 44, 45, 46, 47, 48, 49, 156, 158, 159, 160
160
105,111,114, 115, 50, 51, 52, 53, 55, 64, materialismo 4, 7, 9, 14, 22,
Lewontin, Richard 156, 159,
120, 133, 142 66, 67, 68, 69, 70, 71, 25, 27, 41, 43, 52, 55,
160
Koehler, Wolfgang 134 72, 73, 78, 79, 80, 81, 64, 69, 85, 103, 132,
ley 20, 28, 32, 45, 72, 73, 81,
Kohan, Néstor 10, 21, 22, 82, 83, 84, 85, 87, 90, 140, 149, 150, 157,
82, 104, 142, 147
24, 25, 26, 28, 33, 38, 91, 92, 96, 97, 98, 99, 158
libertad 42, 53, 6 1, 71, 74,
39, 41, 44, 45, 46, 52, 100,10 1, 102, 113, materialismo dialéctico 4, S,
76, 78, 106
53, 55, 56, 57, 59, 60, 119, 121, 123, 125, 7, 14, 22, 25, 55, 149
Liebknecht, Wilhelm 48
61, 62, 63, 68, 72, 84, 131, 132, 133, 134, materialismo histórico 25,
lo ideal 66, 69, 95, 109, 118,
87, 95, 97, 98, 104, 135, 136, 137, 138, 39, 64, 132, 149
123, 124
125, 132, 137, 155, 143, 151, 155, 156, M ayer, julius van 31
lo inteligible 107, 111, 144,
156 157, 158, 161 Mehring, Fancisco 79, 80
157
Kojeve, Alexandre 155 marxismo 1, 2, 3, 4, 7, 8, 9, Merleau-Ponty, Maurice
Lombardo Radice, Lucio
Kolakowski, Leszek 10, 12, 10, 11 , 13, 15, 17, 18, ! 55, !57
46,47
20, 23, 24, 26, 79, 137 20, 21, 22, 23, 24, 25, Momdzhián, jáchik N. 158
lo objetivo 63, 77, 92, 105,
Kopnin, Pavel 137 26, 27, 28, 29, 36, 37, Mona!, Isabel 23, 47, 51
112, 137
Korsch, Karl 25, SI, 90 38, 44, 46, 47, 50, SI, Mondolfo, Rodolfo 98N
lo subjetivo 61, 95, 103, 104,
Kosik, Karel 54, 136, 139, 52, 67' 83, 86, 90, 93, Newton, Isaac 32
137
!56, 157 97, 100, 103, 137, 141,
Lukács, Georg 8, 9, 10, 12,
L 19, 20, 22, 23, 25, 26, 143, 155, 156 o
37, 50, 51, 67, 70, 89, DiaMat 3, 4, 7, 14, 17, 39,
Oparin, Alexander J. 159
Labica, Georges 101 100, 101 , 138, 139, so, 57, 61, 68, 103,
Lafargue, Pablo 31,45 140, 143, 147, 155, 104,107, 108,111, p
Lavrov, Piotr Lavrovich 52, 156, 157, 159 132, 149
55 fi losofia de la praxis 7, 21 , Pauli, Wolfang !SI
Leferbvre, Henri 18 M 25,97 pensamiento 1, 5, 7, 11, 12,
Leibniz, Gottfried W. 7, 32, marxismo occidental 7, 8, 9, 16, 21, 24, 27, 34, 35,
Mach, Ernst 151 JO, 11, 13, 14, 16, 17, 51 36, 37, 39, 42, 43, 50,
119
Malebranche, Nicolás 13,23

178 179
trabajo 21, 27, 30, 31, 35, voluntarismo 17, 72, 78, 82
SI, 53, 67, 79, 85, 91, Rodríguez Ugidos, Zaira SI ,
37, 39, 44, 53, 55, 56, Vygotski, Lev Semionovitch
96, 103, 108, 1!0, 111, 69, 100, 133
57, 58, 59, 64, 66, 67, 113, 131 , 133, 134,
112,114,115,116, Roscoe, Henry Enfield 31
68, 69, 70, 77, 82, 86, 138
1!7, 118,1 20, 122, Rubinstein, S. L. 102
87, 89, 92, 95, 97, 99,
123, 124, 126, 127,
128, 129, 131, 132,
Russell, Bertrand 142
102, 103, 1!2, 132, w
133, 138, 139, 145, 148, S !36, 155 Weston, Thomas 46, !69
152, !53, 155, !57 Woods, Alan y Grand, Ted
Petrovic, Gayo 10, 12, 22,
Sancristán, Manuel 35, SO, u 49, 133, 160
54, 93, 94, 101, 102
30, 47,97 Unión Soviética 13, 24,97
Piaget, Jean 113
San Juan, E. (hijo) 132, 135
Santucci, Antonio A. 98
z
Plá León, Rafael 156 V
Sartre, Jean Paul JO, 22, 53, Zardoya, Rubén 3, S, 52
Podolinsky, Sergei A. 39, 40 159 Zizek, Slajov S, 24, 161
venganza de la filosofía 154
práctica 12, 13, 17, 18, 19, Schmidt, Alfred 10, 20, 21, venganza de la naturaleza 102
20, 21, 25, 36, 37, 43, 52, 68, 82, 90, 92, 93,
48, 53, 61, 66, 67, 69, 94, 95, 101, 102, 120,
74, 78, 82, 83, 84, 85, 135, 137, 139, 140,
86, 87, 88, 89, 90, 91, 141, 142, 143, 144,
92, 93, 94, 95, 96, 97, 155, ! 56, 157, ! 58
99,102,108, 1!2, 116, Schmidt, Konrad 79, 138
1!7, 118, 1!9, 121 ,
Schorlemmer, Carl 31
122, 123, 124, 127, Silva, Ludovico 1O, 23
129, 131, 135, 136,
Spinoza, Baruch 16, 53,117,
139, 140, 142, 143, 119, 135
155, !59
Stalin, José 12, 14, 25, 71, 79
Prestipino, Giuseppe 20, Starkenburg, Heinz 71, 101
100, 101, 135, 160
subjetivación (o apropia-
ción)/objetivación (o
R
realización) 11 , 88,
reflejo 15, 17, 27, 30,103, 94, 115, 116, 120, 124,
104, 106, 107, 113, 128
1!6, 1!7, 1! 8, 119,
124, 125, 126, 129, T
131, 132, 134, 137,
Torricelli, Evangelista 93
148,155 Tort, Patrick 69
Riazanov, David SO
181
180
iE{Qr~~f.
EMPRESA DE PERIÓDICOS
Impreso en la UEB Gráfica de Hotguin
Tirada 1 000 ejemplares
Diciembre de 2017
Ct
Ciencias Socia les

E
ste libro es una defensa apas i ~n ada del pensamiento de
Federico Engels, en especi al, de las ideas relacionadas
con su Dialéctica de la naturaleza: Se sumerge y toma
partido en una añosa y, sin embargo, actua lísima polémica en
torno al papel de Engels en la historia y teoi·(,¡ d~ lmarx i srno.
Pod ría sorprender a muchos qu e el in separable am igo y
colaborador,de Carlos Marx haya sido - y siga siendo- objeto de
rechazo e, incluso, de graves acusaciones por parte de conocidos
marxistas occidenta les . El autor de esta corta, pero sólida
mo nografía, co mbate esas acusaciones co n evid enc ias y
razonamien tos ex presados en un lenguaj e que procura ser
accesible al mayor número posible de lectores, sin descuidar en
ningún momento el rigor científico, la precisión conceptual y la
responsabilidad intelectual que ex ige el controvertido asunto.
El presente libro no constituye un recuento erudito de esa larga
polémica. Su objetivo es más modesto y, a la vez, más urgente:
ganar el debate.

JIUJ I I IJ~

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