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La Justicia de los vencedores.

De Nuremberg a Bagdad
Danilo Zolo
Edhasa, Buenos Aires, 2007, 205 páginas.

Soledad I. Castro

La justicia de los vencedores es, ante de la guerra. En el pasado el derecho


todo, una denuncia: el derecho penal internacional era únicamente interesta-
internacional ha resultado ser un ins- tal y las guerras no se consideraban crí-
trumento más para el ejercicio de la menes. Zolo analiza la evolución de es-
hegemonía por parte de las potencias tas dos innovaciones y retoma una idea
mundiales. Buenas intenciones aparte, reveladora: la victoria procura impuni-
la justicia internacional esconde un sis- dad. Como augurara Radhabinod B. Pal,
tema dualista que otorga impunidad a juez hindú del Tribunal Penal Interna-
vencedores poderosos y castiga a débi- cional de Tokio: “sólo la guerra perdi-
les vencidos. En un trabajo impecable da es un crimen internacional”.
que combina el análisis jurídico con el Finalizada la Segunda Guerra Mun-
estudio político y el ensayo filosófico, dial, las victoriosas potencias aliadas lle-
Danilo Zolo busca revelar la parcialidad varon adelante los juicios de Nuremberg
de la justicia penal internacional. Mien- y Tokio, donde condenaron a los jerar-
tras las grandes potencias políticas y cas de las dos principales potencias del
militares gozan de absoluta impunidad Eje. Por primera vez se atribuía respon-
por sus crímenes de guerra y por sus sabilidad penal internacional a indivi-
guerras de agresión, los pueblos derro- duos por considerar crímenes interna-
tados y oprimidos —sus autoridades y cionales ciertos actos políticos y milita-
ejércitos— están sujetos a la condena res. Pero los líderes de las potencias alia-
segura que dictará la “justicia de los ven- das, militarmente victoriosas, no se sen-
cedores”. Esta justicia se ejecuta, denun- taron al estrado. Nadie investigó las
cia Zolo “… con la connivencia de las muertes ocasionadas por bombardeos
instituciones internacionales, el silen- aliados a ciudades alemanas y japone-
cio encubridor de gran parte de los ju- sas. Nadie juzgó la utilización de bom-
ristas académicos, la complicidad de los bas atómicas contra población civil en
medios masivos de comunicación y el Hiroshima y Nagasaki. Estas acciones
oportunismo de un número creciente de permanecieron impunes. Más aún, fue-
las llamadas ‘ONGs’ que (…) están al ron justificadas.
servicio de sus propios gobiernos y Años y guerras después, líderes
conveniencias…”(p. 18). como Slodoban Milosevic y Saddam
En cuestiones de guerra y derecho, Hussein, entre otros, fueron sometidos
el siglo XX presenció el desarrollo in- a proceso para ser condenados. Pero sin
sólito de dos aspectos: la incorporación trámite alguno se archivaron las denun-
de los individuos como sujetos del de- cias por crímenes de guerra atribuidos
recho internacional —en particular en a las autoridades de la OTAN en su “gue-
materia penal— y la negación jurídica rra humanitaria” de 1999 contra Yugos-

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lavia. Tampoco hubo ni habrá pesquisa El “peligro del enjuiciamiento po-


ni castigo por la masacre de miles de lítico” no es novedoso. Zolo lo concibe
personas en manos de las fuerzas ocu- como la vía de impunidad del poder y
pantes en Palestina, Afganistán e Irak. de castigo al opositor político o militar.
Con estos ejemplos y otros, Danilo Zolo Desde otro ángulo, Henry Kissinger
enuncia el siguiente patrón: Palestina, —con claros intereses personales en el
Kosovo, Afganistán e Irak constituyen tema— y el gobierno norteamericano
flagrantes ejemplos de guerras de agre- han recurrido a este argumento para re-
sión ilegales seguidas de ocupaciones chazar a la flamante Corte Penal Inter-
militares también ilegales. Coinciden- nacional. Pero en estos casos, siguien-
temente, los vencedores han procura- do el razonamiento de Zolo, el argumen-
do su impunidad y han impulsado la to del “peligro del enjuiciamiento poli-
persecución policial y judicial de los tizado” es alegado por poderosos que
vencidos, cuya resistencia tacharon de sostienen que la justicia será inclinada
ilegal. El “Modelo Nuremberg” de la tendenciosamente en contra suyo. Sos-
“justicia de los vencedores” perpetúa pechosamente, diría Zolo, prefieren
la continuación de las hostilidades y impulsar instancias de justicia selectiva
venganzas bajo formas de apariencia —tribunales ad hoc— que no los tenga
judicial. a ellos por imputados. En suma, la au-
Al examinar la evolución del dere- sencia de toda neutralidad engendra la
cho penal internacional, el autor abor- contradictoria “justicia política”, que no
da distintas experiencias judiciales, a es otra cosa que la negación de la justi-
saber: los Tribunales Penales Internacio- cia.
nales para la Antigua Yugoslavia y Ruan- Danilo Zolo nos presenta un fasci-
da, los tribunales especiales para Sierra nante ensayo diagramado en siete capí-
Leona, Camboya, Kosovo, Timor Orien- tulos en los que convincentemente pre-
tal e Irak, además del caso particular de senta su bien documentada tesis. Como
la novedosa Corte Penal Internacional. recurso narrativo, el autor presenta en
De este estudio de casos concluye que, algunos tramos las posiciones de otros
en mayor o menor medida, se ha repro- pensadores —de gran notoriedad y so-
ducido el modelo de justicia sesgada, lidez— cuyas ideas suelen coincidir con
revelándose la línea de continuidad que el discurso imperante en estos temas.
anuncia el título de la obra, de Nurem- Entre estos “interlocutores virtuales” se
berg a Bagdad. cuentan Antonio Cassesse, Michael
El “Modelo Nuremberg” implica la Ignatieff, Alan Dershowitz, Jürgen
solapada politización de la justicia. Habermas y Ulrick Beck. Luego de in-
Idealmente, la justicia encarna un espa- troducir las tesis dominantes, Zolo ar-
cio de imparcialidad, donde los con- gumenta en contra de ellas con funda-
flictos se neutralizan y se desarticulan mentos de notable eficacia. Esta estrate-
las hostilidades propias de la política y gia engendra un texto vivo, que pole-
la guerra. La “justicia de victoriosos” miza y cuestiona engranajes claves de
modificó esta idea de justicia, eliminó un debate más amplio y en curso.
sus diferencias con la política y la gue- Los cuatro primeros capítulos del
rra, convirtiendo a la justicia interna- libro están dedicados a la cuestión de
cional en una encubierta rendición de la guerra. En el primero, el autor reco-
cuentas. rre la historia de la prohibición de la

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Reseñas

guerra, engarzada en un análisis de ins- acepta el uso del término “imperio” para
piración schmittiana. En su acertada hacer referencia a la creciente hegemo-
opinión, la criminalización de la guerra nía económica, política y militar de Es-
de agresión no ha podido limitar y, me- tados Unidos, que puede ignorar siste-
nos aún, impedir el recurso a la fuerza. máticamente al derecho internacional,
En algunos casos, según explica en en especial el derecho de guerra y la
el segundo capítulo, las grandes poten- prohibición de agresión. A la vez, resu-
cias han enmascarado sus guerras de miendo una noción schmittiana, el im-
agresión como “intervenciones humani- perio puede moldear sus guerras. Así,
tarias para la protección de los derechos las guerras modernas viabilizan el desa-
humanos”. Éstas formalizan la confron- rrollo de los procesos de mundializa-
tación entre el particularismo que ema- ción y preservan los mecanismos de dis-
na del principio de soberanía de los tribución internacional de la riqueza.
estados y el universalismo de la defensa Consecuentemente, la guerra actual es
internacional de los derechos humanos. global y, en cierto modo, globalizadora.
Zolo cuestiona la validez jurídica del Las grandes potencias también han
“derecho-deber a intervenir” y de la “res- buscado justificar sus guerras de agre-
ponsabilidad de proteger”. En su opi- sión presentándolas como “guerras pre-
nión, la legitimación de la guerra hu- ventivas contra el terrorismo global”. Por
manitaria equivale a la negación de los ello, en el anteúltimo capítulo, el autor
derechos básicos del hombre, comen- alerta sobre las implicancias de ciertas
zando por el elemental derecho a la definiciones y usos del concepto de “te-
vida. El tercer capítulo se consagra al rrorismo”. Parece preocuparlo el uso
cuestionamiento a algunos argumentos sugestivo, peligrosamente arbitrario y
“liberales” en favor de las intervencio- exclusivamente político, del mote de
nes “humanitarias”. “terrorista”. En ese sentido, alude a las
El capítulo siguiente se inicia con tendenciosas confusiones que llevaron
un estudio sobre la guerra antigua don- a considerar “terrorista” la lucha por la
de se abordan distintas doctrinas de liberación y autodeterminación de algu-
guerra, como la santa (hebraica), la jus- nos pueblos, como fue el prototípico
ta (católica) y la islámica. Esta arqueolo- caso palestino, que evidentemente pre-
gía de la guerra tiene por objeto rastrear ocupa al autor, para quien se han en-
algunos elementos premodernos pre- sombrecido las diferencias que solían
sentes en las nuevas guerras, como por distinguir a la guerra del terrorismo. En
ejemplo el uso preventivo de la fuerza, su visión, las guerras humanitarias y/o
la posibilidad de argüir “justa causa” y preventivas, son, también, guerras terro-
la manipulación del derecho humani- ristas.
tario para desproteger jurídicamente al En el capítulo final Zolo retorna a
enemigo. la cuestión de la justicia internacional y
En el quinto capítulo el autor se profundiza la elaboración de su tesis
sumerge en las aguas turbulentas del central. Reconstruye primero el conjunto
debate sobre la cuestión del “imperio” de los argumentos principales de los
con el fin de anudarlo a su estudio acer- “globalistas judiciales”, es decir, aque-
ca de la etiología de la nueva guerra glo- llos que aprueban el desarrollo que ha
bal. Con cautela teórica y terminológi- tenido la justicia penal internacional.
ca, y sin abandonar una mirada crítica, Ellos destacan la adaptación del dere-

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cho penal a la globalización, su virtual Existen reiteraciones conceptuales a


función preventiva contra la guerra, la lo largo de este ensayo. No obstante, el
incapacidad de algunas naciones para trabajo de Danilo Zolo constituye un
juzgar crímenes internacionales y la aporte sustancial a un debate en curso
necesidad de “castigar a los responsa- en el mundo del derecho y de la política
bles” como condición para avanzar en internacional. Se podrían tachar de ex-
procesos de pacificación y reconstruc- tremas ciertas opiniones del autor. Pero,
ción política. visiones ideológicas aparte, el pensamien-
El optimismo no es unánime. to de Danilo Zolo es sofisticado, su tra-
Zolo comparte numerosas críticas que bajo está debidamente documentado y
han elaborado a lo largo de los años su discurso nunca se torna panfletario.
autores como Hans Kelsen, Hannah El español Antonio Lazari sostuvo
Arendt, Bert Röling y Hedley Bull. que Zolo analiza “corrosivamente” a la
Desde esta perspectiva se vislumbra la justicia penal internacional, demonizan-
inobservancia de los derechos subjeti- do cualquier intento de búsqueda de
vos de los imputados y la violación de justicia, sin brindar alternativas. Discre-
principios fundamentales como la im- po con esta lectura. Si bien el autor no
parcialidad y objetividad del debido elabora alternativas para remediar la si-
proceso, la irretroactividad de la ley tuación que describe, ello no empobre-
penal, los principios de legalidad, de ce su trabajo. Zolo intenta comunicar
juez natural, de igualdad ante la ley y un patrón. Expone las divergencias en-
de defensa en juicio de las personas y tre discurso y realidad en la operatoria
de sus derechos. También se afirma la del derecho internacional y su funcio-
nula eficacia disuasiva —o preventiva— nalidad para ciertos intereses. Por an-
de las penas aplicadas por estos tribu- gustiosa que resulte la aparente ausen-
nales. Como ocurriera en Nüremberg, cia de alternativas, esta denuncia des-
las sentencias han sido siempre retri- nuda sinuosidades inadvertidas de la
butivas y “… nada parece garantizar justicia penal internacional y del dere-
que una actividad judicial que aplique cho internacional en general. La capa-
castigos ejemplares a los individuos in- cidad “constructiva” de los abordajes
cida en las dimensiones macroestruc- críticos no siempre recae en la presen-
turales de la guerra, es decir, pueda tación de alternativas viables, a veces
influir en las razones profundas de los reposa en la necesidad prioritaria de
conflictos y la violencia armada…” (p. deconstruir una errada percepción vi-
175). El proceso penal ha funcionado gente. El aporte de la obra radica en
como un ritual colectivo y público de desmitificar la imagen de la justicia pe-
estigmatización y degradación del ven- nal internacional que ha sido funcional
cido. El poder ha construido una jus- al poder, para que soluciones menos
ticia a su medida, viciada en sus prin- sesgadas puedan acoger los genuinos
cipios más caros. reclamos de justicia.

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