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D.C: 149-159
I. LA LÍRICA COMO GÉNERO LITERARIO
Con la lírica pasa lo contrario que con el teatro:
Es el género cuya definición teórica es más tardía: en tiempos modernos
(con Cascales) o más bien hacia el Romanticismo.
Es el que más análisis y estudios tiene: frecuentemente se confunde la
teoría de la lengua literaria con la teoría del lenguaje en el poema lírico.
Según Hegel, “lo que constituye el contenido de la poesía lírica es el
sujeto individual”, o sea, “las situaciones y los objetos particulares, así como la
manera en que el alma, con sus juicios subjetivos, sus alegrías, sus
admiraciones, sus dolores y sus sensaciones, cobra conciencia de sí misma en el
seno de ese contenido”. [Hegel: Esthétique, 1949, t. IIII, pg. 167, en Aguiar e
Silva: Teoría de la literatura, 2005].
De este modo, vemos cómo la lírica nace en las profundidades de lo
individual, imponiendo un ritmo, una tonalidad a las manifestaciones y el reflejo
de la individualidad en el exterior. Es lo que Fernando Pessoa denominará
“otrificarse”. El mundo exterior constituye un elemento de la creación lírica en
la medida en que es absorbido por la interioridad del poeta y transmitido desde
su significación íntima. El poeta dota de una emoción personal, individual, a su
representación de la realidad.
Desde esa concepción, toda la literatura lírica tiende a la introspección, a
la profundización en el yo y en el conocimiento del propio ser, proyectado sobre
la realidad. Aunque la realidad externa esté presente en el poema e incluso pueda
ser el detonante, lo importante será siempre la emoción, los sentimientos, las
voces íntimas que esa realidad despierte en la subjetividad.
Ello no obsta a que procedimientos como la narración o la descripción
puedan tener cabida en la lírica, siempre y cuando se relacionen directa o
indirectamente con la expresión de sentimientos. “La poesía descriptiva sólo es
válida cuando va más allá del puro inventario de seres y de cosas, cuando utiliza
la descripción como soporte del mundo simbólico del poema” [Aguiar e Silva:
195].
Puede suceder, incluso, que un poema lírico se componga totalmente de
elementos descriptivos (A. Machado). En este caso, cada elemento descriptivo
constituye un elemento connotativo que sirve para expresar la interioridad del
lírico.
Por otro lado, Aguiar e Silva apunta que “la lírica no nace del ansia o de
la necesidad de describir lo real que se extiende ante el yo, ni del deseo de crear
sujetos independientes del yo o de contar una acción [...]” sino que “arraiga en la
revelación o profundización del propio yo, en la imposición del ritmo, de la
atonalidad, de las dimensiones, en fin, de ese mismo yo, a toda la realidad”.
Frente al dinamismo de la narrativa y el drama, la lírica tiende al
estatismo. Leopardi diría que la lírica es el único instrumento de autenticidad
poética, en tanto es “la expresión libre y genuina de cualquier efecto vivo y bien
sentido por el hombre”. De ahí que las estéticas idealistas de Croce, Vossler y
Spitzer identificaran la expresión lírica con la poesía, con la síntesis de
sentimiento y forma.
Según Lapesa, “La poesía lírica es la que expresa los sentimientos,
imaginaciones y pensamientos del autor”. Manifiesta el mundo interno del autor.
‘Es el género poético más subjetivo y personal’. Distingue dos tipos básicos: la
recluida en sí la que se inspira en la emoción que produce lo exterior. En este
sentido lírica es la expresión de la emotividad de sentimientos tanto individuales
(Garcilaso) como colectivos (poesía social).
Los rasgos básicos de la lírica para Lapesa son:
- Brevedad
- Flexibilidad de su disposición.
- Gran riqueza de variedades.
Por su parte C. Bousoño defiende que la lírica debe dar la impresión de
comunicar un conocimiento especial, de contenido psíquico, síntesis intuitiva de
lo conceptual, lo sensorial y lo afectivo).Esta comunicación produce en el lector
un placer estético.
El autor lírico se vale de una serie de recursos - imágenes, ritmo,
reiteraciones, símbolos, fonetismo, gradaciones, sugerencias, contrastes- que
singularizan este tipo de comunicación.
Para Bousoño, la lírica se caracteriza por la presencia de ingredientes
subjetivos, por el protagonista, que es (generalmente) el autor, y por la
intensidad lírica continua. Aunque ha habido momentos históricos en los que se
ha atenuado ese carácter subjetivo (Vanguardias).
6.1.Johannes Pfeiffer
Es un ejemplo de caracterización de poesía confundiéndola con lírica,
para resaltar los elementos formales y los subjetivos y expresivos. En su
obra, La poesía. Hacia la comprensión de lo poético (1936), la poesía es:
Lo intraducible: por la importancia y significación del ritmo.
La absorción del “qué” por el “cómo".
La presentación henchida de “temple de ánimo”.
La fuerza reveladora y la virtud iluminadora.
Géneros
Poético-líricos
Canción
Himno, Treno, Oda, Elegía Canción,Villancico, Trovadoresca, C.
Ditirambo, Peán, Sátira, Epístola, Jarcha, Seguidilla,
Petrarquista,
Hiporquema y Égloga, Anacreóntica Romance, Balada
Lírica Soneto, Epístola
Epinicio
poética
2.2.Unidades dramáticas
Tiempo: “La tragedia se esfuerza lo más posible por atenerse a una revolución
del sol o excederla en poco, mientras que la epopeya es ilimitada en el tiempo
(1449b)” Aunque los comentaristas italianos del siglo XVI fundamentaron en
este párrafo la unidad de tiempo en la obra dramática, Aristóteles no está
diciendo eso.
o Comentaristas italianos:
Agnolo Segni (1549): fija la unidad de tiempo en un día.
Maggi (1550): como consecuencia de la unidad de tiempo, fija la
unidad de lugar (no era posible estar en más de un lugar en el plazo
de un día).
Castelveltro (1570): eleva a norma del teatro las tres reglas, basándose en
las dos anteriores y en la unidad de lugar que sí proclama Aristóteles:
“en la tragedia no es posible imitar varias partes de la acción como
desarrollándose al mismo tiempo, sino tan sólo la parte que los actores
representan en la escena (1459b)”.
o Francia: adoptan las tres reglas de unidad, de los italianos. Tienen gran
importancia en el teatro clásico francés.
o España: sólo se considera la unidad de acción, tanto por los
tratadistas como por los dramaturgos.
Tema 8. La novela