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J.M.

«El hombre sabio no habita en una ciudad


ordinaria ni respeta las leyes ordinarias.

Rist No encuentra ningún uso a los adornos


de la civilización como las armas o el dinero.
Es solamente un ciudadano del mundo,
no de ninguna de las ciudades del mundo.»

LA FILOSOFÍA
ESTOICA
FI LOS O FÍ A
Preliminars col. Filosofía.qxp_Maquetación 1 3/4/17 17:43 Página 3

LA FILOSOFÍA
ESTOICA
J. M. Rist

Traducción de David Casacuberta

FILOSOFÍA
Aunque act
del pensami
Physics of t
tado; y aqu
incluso de l
Título original: Stoic Philosophy
generales. S
1.ª edición en Editorial Ariel: mayo de 2017 especialmen
Edición anterior: 1995
escritas hac
de errores.
© 1969, John Michael Rist
© 1985, del Apéndice «Stoicism: Sime Reflections situaci n, p
on the State of Art»: Southern Journal of Philosophy fer, a finale
© 1995, de la traducción, David Casacuberta Bréhier, Poh
Revisión: Núria Moles conocimien
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reservados para todo el mundo se en el esto
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© 2017: Editorial Planeta, S. A. libro no se
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mbach a. ­S.,

, s el ., ice
dam, .
o e l

P efacio
, pp. ­ . g adeci ie tos
ia f P o
. Arist teles y el bien estoico
ta e, Par s, . en n y Crisipo acerca de las acciones
y las emociones humanas
ch tel, , . Problemas sobre el placer y el dolor
. El cinismo y el estoicismo
ntury A.D. , . odos los pecados son iguales
. Actos apropiados
sen, .
. Destino y necesidad
erdam, .
. El criterio de verdad
e S g s . Las categor as y sus usos
. Las innovaciones de Panecio
s, Chambéry, . La huella de Posidonio
. Conocimiento y voluntad
iod, Leiden, . El suicidio
. La unidad de la persona
. res visiones estoicas del tiempo
osy e, s. . . Post sc i t

rl n, .
dice. stoicis o alg as efle io es so e el estado
S de gl.
de la c esti
pzig, .
otas
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i liog af a

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ari e e e ie e oico

Carnéades sol a afirmar que los estoicos y los peripatéticos ense aban
esencialmente las mismas doctrinas éticas, variando solo sus terminolo­
g as. Cicer n, el cual nos dio esta informaci n, parece encontrar esta
idea rid cula y, sin duda, en este punto estaba de acuerdo tanto con los
estoicos como con los peripatéticos. Desde luego, hay mucho m s que
decir, por ejemplo, acerca de la correcta actitud hacia los θ ; lo cual
podr a hacernos creer demasiado f cilmente que Carnéades o bien estaba
bromeando o bien dec a insensateces. Pero lo que sabemos de Carnéades
no nos permite pensar que fuera est pido; y si estaba bromeando, las
buenas bromas presentan a menudo exageraciones de hechos como los
propios hechos. Actualmente, cuando la expresi n filosof a postaristo­
télica se va considerando gradualmente como refiriéndose a la filosof a
en gran manera regida por Arist teles, en lugar de consider rsela filoso­
f a posterior a Arist teles pero en su mayor parte no relacionada con él,
estamos m s preparados para aceptar que el pensamiento de las escuelas
postaristotélicas se fundamenta frecuentemente en problemas filos ficos
legados no por los presocr ticos o incluso Plat n, sino por Arist teles y
sus seguidores. la escuela aristotélica estuvo en sus primeros tiempos
muy relacionada con problemas éticos, los problemas filos ficos m s
importantes para en n y sus compa eros. Resultar a a io i bastante
extra o que los estoicos no se hubieran enterado de lo que se hab a dicho
en el Liceo. El objetivo de este cap tulo es sugerir algunas de las for­
mas en las que los estoicos reaccionaron, ya sea de manera favorable o
desfavorable, a ciertas posiciones clave de la ética aristotélica.
Seg n Arist teles en su tica a ic aco , el fin de la vida es la
felicidad. anto los fil sofos como el p blico en general estar an de
acuerdo hasta aqu , y ambos hablar an de la felicidad en términos
de vida buena y prosperidad . Sin embargo, contin a Arist teles,
qué es la felicidad es lo que causa el problema; y aqu no hay ning n tipo

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de acuerdo. odo ello, incluyendo la suposici n de que la felicidad es el sobre el con
fin, lo aceptar an como tradicional tanto los estoicos como los dem s escogieron l
postaristotélicos. El problema est en el siguiente nivel, y la soluci n de hombre sab
Arist teles, con la que estaban familiarizados los estoicos, es que la feli­ estabilidad
cidad ha de definirse como una actividad del alma en concordancia con ι θε ις pr
la virtud perfecta. Partiendo del hecho de que Arist teles hab a dicho extra amen
que la felicidad consiste en la vida buena , y puesto que manten a que tido de la
la actividad mental es la vida por excelencia, resulta razonable afirmar rigidez, pro
que para Arist teles virtud es el nombre que se da al vivir la vida de de que la dif
cierta manera. Las actividades de uno y su forma de vida dependen y como hab
de motivos e intenciones, y por ello podemos esperar que Arist teles reconoce Po
mantenga que no solo importa lo que un hombre hace, sino el estado de toicos, Porf
nimo en el que se halla cuando lo hace. La virtud moral, seg n ar­ za y otra qu
gumenta Arist teles, es una disposici n ις por la cual se escoge lo La virtu
que es bueno y se rechaza lo que es malo. esta elecci n ha de ser una posici n fij
elecci n racional. De aqu que los ni os no puedan ser virtuosos, por­ virtud es ta
que, aunque puedan realizar un acto que, si fuera realizado por un adul­ ύναμις qu
to, ser a virtuoso, dado que no tienen a n desarrollada su capacidad de ta las confu
deliberaci n, no pueden tener una actitud apropiada hacia su compor­ ναμις porqu
tamiento; no pueden tener intenciones propiamente dichas. cidad y, com
La felicidad es también el fin de la vida para en n; y la felicidad por que sea
ha de ser equivalente a una vida que fluya suavemente. Esta vida que mos. Pero
fluye suavemente es una vida razonada vivida de acuerdo con la natu­ no quieren
raleza. En otras palabras, el fin, la fuente de la felicidad, es una cierta virtuosamen
forma de vivir. De hecho, tal y como afirma en n, es vivir de acuerdo para actuar
con la virtud ν kα pε ν . Esta ltima definici n es, tal y como son virtuos
podemos ver ahora, muy similar a la ofrecida por Arist teles, aunque halle muy r
la explicaci n de virtud, como armon a con la naturaleza, es no aristo­ para describ
télica. abremos de indagar m s adelante d nde aparecen las divergen­ uso algo sim
cias y cu l es su significaci n, pero por el momento continuemos un cosa , que n
poco m s con el an lisis estoico de la virtud, dejando de lado el proble­ o no pueda
ma de la armon a con la naturaleza. Seg n Plutarco, en n y Crisipo que es por d
estaban de acuerdo en que la virtud es una disposici n fija ι θε ις ca, para des
de la parte rectora del alma, una fuerza ύναμις producida por la ra­ Arist te
z n. Siguiendo a Arist teles, creemos que la virtud es ις poαιpε ι ta que ha m
k . Arist teles usa la palabra ις, pero esto no deber a confundirnos con la virtu

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licidad es el sobre el contenido de las dos teor as. anto Arist teles como en n
o los dem s escogieron las palabras que prefer an para referirse a la disposici n del
soluci n de hombre sabio, con la intenci n de seleccionar la que sugiriera la mayor
s que la feli­ estabilidad de car cter. En las atego as, Arist teles distingue ις de
rdancia con ι θε ις precisamente con este fundamento, mientras que los estoicos
hab a dicho extra amente prefirieron ι θε ις, aunque intentaban recoger el sen­
anten a que tido de la ις aristotélica. Para ellos, evidentemente, ι θε ις suger a
able afirmar rigidez, prop sito fijo. Sin embargo, en la Antig edad tard a, el hecho
r la vida de de que la diferencia entre Arist teles y los estoicos sea en este punto, tal
a dependen y como habr a dicho Carnéades, una mera cuesti n de terminolog a, lo
e Arist teles reconoce Porfirio en uno de sus pasajes. Sin duda pensando en los es­
el estado de toicos, Porfirio observa que hay dos clases de ις, una que sugiere fije­
al, seg n ar­ za y otra que no.
se escoge lo La virtud es, tanto para Arist teles como para los estoicos, una dis­
a de ser una posici n fija. Podemos continuar con los puntos de coincidencia. La
tuosos, por­ virtud es también, por un acuerdo com n entre en n y Crisipo, una
por un adul­ ύναμις que surge de la raz n. De nuevo hemos de tener en cuen­
apacidad de ta las confusiones terminol gicas. Arist teles no llama a una virtud ύ
su compor­ ναμις porque él considera que ύναμις significa potencialidad o capa­
cidad y, como correctamente se ala, no somos alabados o condenados
la felicidad por que seamos capaces de actuar bien, sino cuando de hecho lo hace­
sta vida que mos. Pero cuando en n y Crisipo llaman a la virtud una ύναμις,
con la natu­ no quieren decir que el hombre virtuoso pueda o no pueda actuar
s una cierta virtuosamente, sino que tiene la fuerza y que siempre usar esa fuerza
de acuerdo para actuar virtuosamente, pues todos los actos del hombre virtuoso
tal y como son virtuosos. De aqu que para los estoicos la palabra ύναμις se
eles, aunque halle muy relacionada con ις; de hecho, la palabra ύναμις se usa
es no aristo­ para describir el uso u operaci n de la ις. En castellano hacemos un
as divergen­ uso algo similar cuando decimos de alguien que es capaz de cualquier
inuemos un cosa , que no significa simplemente que la persona en cuesti n pueda
do el proble­ o no pueda realizar una acci n criminal en una ocasi n particular, sino
n y Crisipo que es por disposici n un criminal. La frase se usa, de una forma estoi­
a ι θε ις ca, para describir un car cter moral.
da por la ra­ Arist teles insiste en que un hombre no puede ser llamado feliz has­
poαιpε ι ta que ha muerto, y que su felicidad, su actividad del alma de acuerdo
onfundirnos con la virtud, debe perdurar durante toda su vida. Su posici n sobre

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este tema, sin embargo, se complica por el problema de que los bienes de los otros
externos son necesarios para la felicidad y por la dificultad indirecta­ misma pala
mente surgida de lo anterior de si se puede decir que una vez feliz, otros bien
siempre feliz . Ambos problemas, tal y como veremos, aparecen dentro cir, neces
del contexto estoico. A pesar de ello, los estoicos est n de acuerdo, en bien hay qu
una primera aproximaci n, con Arist teles. La felicidad y la virtud han implicado e
de durar toda la vida si han de ser significativas. La virtud es una dispo­ una ι θε
sici n consistente del alma que perdura durante toda una vida. bra poαίp
Antes de terminar con este breve sumario de las reas de acuerdo puede resul
entre Arist teles y los estoicos sobre los fines de la vida y volviendo a los porta moral
problemas que, con formulaciones aristotélicas, presentan los estoicos, Por qué de
llegamos al punto m s importante de todos: la distinci n entre lo que es ral Si el ho
bueno por s mismo y lo que es bueno en funci n de otras cosas. al y moral, c m
como veremos, tanto aqu como en otros casos que hemos mencionado posici n A
antes, los estoicos empiezan estando de acuerdo con Arist teles, pero al trincadas a
hacer suyos problemas que se encuentran difuminados en la tica a Seg n la
ic aco se ven forzados a la oposici n. En el primer cap tulo de la adecuadame
tica, Arist teles argumenta que ha de haber un bien primero o fin que evidente com
se escoge por s mismo. Si no existiera un fin as , sostiene, nos encon­ significar cu
trar amos en un c rculo vicioso. Este fin, que, desde luego, resulta ser algunos bien
la felicidad, lo escogemos por s mismo kαì ε ν α ι εpoν sa y no mor
α poύμεθα . a de haber, por tanto, una diferencia radical entre este fin proporcione
y todo lo dem s, pues todo lo dem s, aunque bueno , puede ser consi­ parece tener
derado como un medio para alcanzar otro fin, como un bien para obte­ cuando apa
ner este otro fin. esta es precisamente la posici n estoica. La virtud los que se re
hay que escogerla enteramente por s misma; en realidad no es posible te bueno d
elegirla por cualquier otra raz n. na supuesta elecci n de la virtud por y se encuen
cualquier otra raz n no ser a para nada una elecci n de la virtud. dichoso
Arist teles y los estoicos est n de acuerdo de forma general en que lo que actua
la virtud moral haya de medirse por el estado de nimo del que act a, cesita piel. A
que es disposicional, que es intr nsecamente buena, que conduce a la libro , se
felicidad y que esta felicidad es ilusoria hasta que haya durado toda una ejemplo, la
vida. Pero el estudioso de Arist teles bien se habr dado cuenta de que esta es una
un buen n mero de problemas en la tica han sido pasados por alto, y pudo indica
estos problemas dieron a los estoicos no pocas preocupaciones. Algu­ para usar la
nos de ellos son como los que siguen: si el fin es radicalmente diferente tes , es deci

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e los bienes de los otros as llamados bienes, qué derecho tenemos a utilizar la
d indirecta­ misma palabra bien en los dos casos Cu l es la funci n de estos
na vez feliz, otros bienes suponiendo que existieran en la vida buena Es de­
ecen dentro cir, necesitamos bienes externos para una vida moral Aunque el
acuerdo, en bien hay que escogerlo por s mismo, hay alg n problema filos fico
a virtud han implicado en el hecho de que los estoicos no hablaran de la virtud como
s una dispo­ una ι θε ις poαιpε ιk , en que, en realidad, apenas usaran la pala­
ida. bra poαίpε ις antes del siglo i d.C , de forma m s general, c mo
de acuerdo puede resultar inteligible el concepto del hombre inmoral que se com­
viendo a los porta moralmente o el del hombre moral que se comporta inmoralmente
los estoicos, Por qué deber a el hombre moral actuar de repente de manera inmo­
tre lo que es ral Si el hombre moral siempre act a disposicionalmente de forma
cosas. al y moral, c mo puede incluirse la elecci n en la explicaci n de su dis­
mencionado posici n Al menos algunas de estas preguntas se volver n menos in­
eles, pero al trincadas a medida que vayamos avanzando.
n la tica a Seg n la explicaci n de Arist teles, el hombre feliz necesita estar
p tulo de la adecuadamente suplido con bienes externos. Este enunciado no es tan
ro o fin que evidente como podr a parecer, pues la palabra adecuadamente podr a
nos encon­ significar cualquier cosa. Desde luego, hay un cierto sentido en el que
, resulta ser algunos bienes externos son necesarios si hay que vivir una vida virtuo­
α ι εpoν sa y no morir una muerte virtuosa. La comida y la bebida, en peque as
ntre este fin proporciones, son necesidades obvias de ese tipo; pero Arist teles no
de ser consi­ parece tener este tipo de bien externo en mente; ni tampoco los estoicos,
n para obte­ cuando aparece el tema. Arist teles da ejemplos de los tipos de cosas a
a. La virtud los que se refiere cuando sugiere que, a menos que el hombre realmen­
o es posible te bueno disponga de los elementos sobre los que desarrollar su virtud
a virtud por y se encuentre en unas condiciones tolerables, no podremos llamarlo
irtud. dichoso μαk pιoς, a . El hombre bueno necesita algo sobre
neral en que lo que actuar, as como el general necesita un ejército y el zapatero ne­
l que act a, cesita piel. Asimismo, en la descripci n del hombre magn nimo en el
onduce a la libro , se sugiere que su virtud se ver a disminuida si no tuviera, por
do toda una ejemplo, la oportunidad de mostrar su capacidad de ser generoso. Pero
enta de que esta es una forma peligrosa de proceder, tal y como mucho m s tarde
s por alto, y pudo indicar Plotino, pues el siguiente paso es desear tener los medios
ones. Algu­ para usar las propias capacidades. desear a el médico tener pacien­
nte diferente tes , es decir, desear a que la gente se pusiera enferma

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Como es bien sabido, los estoicos han de enfrentarse a este pro­ piedad op
blema por su actitud hacia las cosas naturales kα ύ ιν . Panecio y P
Cu l debe ser la actitud del hombre bueno hacia ellas La respues­ t pater, es q
ta estoica cl sica la dio Crisipo, quien manten a que son el material quieren tam
sobre el que se basa la acci n virtuosa. , sin duda, en tal teor a se sean solo lo
bas Di genes de Babilonia para definir el fin de la vida en funci n para edifica
de seleccionar lo que es natural kα ύ ιν y rechazar lo que a hab
no es natural. Lo que Di genes quer a decir con ello es que el hom­ este pasaje
bre bueno seleccionar lo que conduce a la virtud y rechazar lo que yor a de lo
no sirve. Pero la forma en que esto se expresa es, como m nimo, cambio imp
enga osa, pues el no advertido podr a llevarse f cilmente la impre­ gumentado
si n de que la b squeda de tales cosas naturales es el fin en s mis­ saje que atr
mo. Este malentendido se agudiza si usamos el término escoger en parece no se
relaci n a lo que es natural. Los propios estoicos hab an evitado ci n de Di
esto cuidadosamente, hablando de seleccionar o tomar lo que es na­ si n de la p
tural, pero solo escogiendo el fin mismo, es decir, la virtud. Sin Di genes pu
embargo, la ambig edad resulta mucho m s marcada en Ant pater el uso de su
de arso, quien ten a el h bito de hablar del fin de la vida como un y de aqu qu
utilizar todas las fuerzas propias para obtener υ νειν las ma­ hecho de qu
terias primas naturales . al situaci n se debe, probablemente, a gir as la vir
que qued confundido por la cr tica del éλoς estoico de Carnéades, preferidos
y en tal dif cil posici n tendi hacia formulaciones no tradicionales; err nea opi
parece que admit a tanto que la virtud est dirigida, aunque leve­ externos.
mente, hacia los bienes externos, como que el fin es hacer un es­ Sin emb
fuerzo para obtener algunos de estos bienes externos. monio de D
Pero aunque la posici n de Ant pater no est totalmente clara, for­ z podamos
mula nuestro problema abiertamente. Si las cosas naturales son el ma­ ma. La posi
terial sobre el que se construye la vida virtuosa, en qué sentido se Ant pater si
puede decir que la virtud es autosuficiente Para Ant pater, al menos, el hombre s
parece que no ser a posible de hecho vivir una vida virtuosa a menos rial sobre el
que los bienes naturales estén al alcance; en realidad, hemos de es­ momento se
forzarnos para obtenerlos, pues parece que est abierta la posibilidad se sin tales b
de que algunos de ellos no se encuentren invariablemente presentes ladrillos sin
ante cada hombre, en tanto que simplemente humano. En un pasaje que el prob
muy problem tico de Di genes Laercio se afirma que algunos de los cismo Arist
bienes naturales m s importantes en este contexto son la salud, la pro­ ve do adecu

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a este pro­ piedad op ία y la fuerza. Seg n Di genes, el punto de vista de
α ύ ιν . Panecio y Posidonio, desarrollado presumiblemente a partir del de An­
La respues­ t pater, es que la virtud no es suficiente para la felicidad, pues se re­
el material quieren también tales bienes externos. hasta podr a ser que estos tres
tal teor a se sean solo los m s obvios de un grupo mucho m s amplio, necesarios
en funci n para edificar la virtud del hombre sabio.
azar lo que a habido muchos debates sobre c mo tomar en consideraci n
que el hom­ este pasaje de Di genes, un pasaje que se encuentra aislado. La ma­
zar lo que yor a de los intérpretes han mantenido que Panecio introdujo un
mo m nimo, cambio importante en la doctrina estoica, mientras que idd ha ar­
te la impre­ gumentado de forma convincente en contra de ello. Es el nico pa­
n en s mis­ saje que atribuye a Panecio la visi n heterodoxa, y Di genes Laercio
escoger en parece no ser de fiar al tratar la ética de Posidonio. uiz la afirma­
an evitado ci n de Di genes en . deber a rechazarse, pues ser a una distor­
o que es na­ si n de la posici n de Panecio. idd sugiere que el punto de vista de
virtud. Sin Di genes pudo surgir o bien porque los estoicos a veces eran laxos en
n Ant pater el uso de su terminolog a un asunto sobre el que habremos de volver
da como un y de aqu que llamaran bienes a algunos indiferentes, o bien por el
ειν las ma­ hecho de que cuando el hombre sabio se enfrenta con la cuesti n: ele­
blemente, a gir as la virtud o bien la virtud junto a los indiferentes po μéνα
Carnéades, preferidos , este habr a de votar por la ltima alternativa. De aqu la
adicionales; err nea opini n de que el hombre sabio necesite de hecho bienes
unque leve­ externos.
acer un es­ Sin embargo, el argumento de idd para rechazar de plano el testi­
monio de Di genes no es completamente exitoso o convincente, y qui­
e clara, for­ z podamos progresar un poco si consideramos el contexto del proble­
son el ma­ ma. La posici n est ndar en el estoicismo antes de Panecio o antes de
é sentido se Ant pater si no lo consideramos como meramente confundido era que
r, al menos, el hombre sabio hace uso de bienes externos, los emplea como el mate­
osa a menos rial sobre el que construye su virtud. Da la impresi n de que en ning n
emos de es­ momento se consider la posibilidad de que la virtud pudiera construir­
posibilidad se sin tales bienes externos para ofrecer un contexto. Ser a como hacer
te presentes ladrillos sin paja, seg n el estilo de los c nicos. ab amos observado ya
n un pasaje que el problema del material de la vida buena lo hab a legado al estoi­
unos de los cismo Arist teles, quien cre a que el hombre bueno necesita estar pro­
alud, la pro­ ve do adecuadamente de bienes externos. La palabra usada aqu por

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Arist teles es kε op μéνoν, y podr amos preguntarnos si es total­ nos que cre
mente accidental que Di genes hable de la necesidad de op ία. hay ningun
Suponiendo que as sea, sin embargo, los estoicos parecen haber que no hay
ense ado desde el principio que la virtud usa bienes externos , pero los bienes
que contin a siendo autosuficiente. Cu l es, entonces, la diferencia Parece, sin
entre el punto de vista atribuido a Panecio y Posidonio y la posici n cesidad de l
m s antigua La diferencia yace quiz en la palabra pεία, que resul­ podr a quer
ta ambigua. El significado corriente de esta palabra es necesidad y sino que n
este es el sentido que Di genes atribuye a Panecio. Pero Di genes no que, a men
parece querer decir tan solo que, seg n Panecio y Posidonio, la salud y virtuosos. S
lo dem s sean esenciales para conseguir la virtud, mientras que para tado las im
los primeros estoicos no fuera necesaria; lo que él parece querer impli­ simplement
car es que Panecio y Posidonio las llamaban bienes, tal y como lo hombre sab
afirma espec ficamente Posidonio en el cap tulo . Como idd ha humana, ne
indicado, esto podr a significar solamente que Panecio y Posidonio a implicar a n
veces eran imprecisos en su terminolog a. Lo que realmente habr an vida, sino u
dicho, seg n esta interpretaci n, es que para vivir una vida virtuosa el hab an deja
hombre bueno necesita recursos sobre los que obrar. De forma poco para la feli
cuidadosa, llamaban a estos recursos bien en lugar de preferencia. actos y acti
Pero qué implicar a esto Dijeron Panecio y Posidonio que el hom­ cando la sit
bre bueno necesita estos bienes externos ; y dijeron, tal y como Di ­ cos. Sin em
genes les hace decir, que la virtud no es autosuficiente α� pk ς La que el fin, l
palabra pεία, que Di genes les atribuye, normalmente significa ne­ rente del qu
cesidad , pero también puede significar uso . As que quiz lo que se declaraci n
dec a es que el hombre bueno usa bienes externos. Si esto era todo doxa en lo
lo que Panecio quer a decir, entonces estaba meramente repitiendo lo Admite clar
que dec an sus ortodoxos antecesores y Di genes distorsiona sus afir­ velado, es d
maciones cuando asegura que manten a un punto de vista nuevo y rentes en es
heterodoxo. Pero si lo que Panecio y Posidonio quer an enfatizar es abiend
que el hombre bueno debe usar estos bienes externos y, por tanto, que Panecio y P
la virtud no es autosuficiente, habr an dicho algo mucho m s intere­ aristotélico,
sante; y parece que, efectivamente, este era el camino por el cual Ant ­ blema al qu
pater se hab a visto obligado a moverse. cablemente
La tesis de idd de que el testimonio de Di genes debe rechazarse nos: el prob
obtiene su respaldo m s fuerte del hecho de que no hay ninguna evi­ aristotélicas
dencia de que a ning n estoico pudiera consider rsele como tal a me­ en una buen

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si es total­ nos que creyera que la virtud es por ella misma el fin de la vida; y no
p ία. hay ninguna duda de que tiene raz n al se alar, en contra de Reesor,
recen haber que no hay ninguna evidencia de que Panecio o Posidonio pensaran en
rnos , pero los bienes externos como bien en el sentido estricto de los estoicos.
a diferencia Parece, sin embargo, que este punto puede seguir afirm ndose sin ne­
la posici n cesidad de la tosca jugada de rechazar la evidencia de Di genes. ué
, que resul­ podr a querer decir Panecio al afirmar que la virtud no es α� pk ς,
ecesidad y sino que necesita de ciertos bienes externos uiz simplemente
Di genes no que, a menos que tengamos estos bienes externos, no podremos ser
o, la salud y virtuosos. Si esta es la respuesta, significar a que Panecio hab a acep­
as que para tado las implicaciones del hecho de que las cosas naturales no son
uerer impli­ simplemente material para la virtud, sino material necesario; que el
y como lo hombre sabio no solamente las usa, sino que, a causa de su situaci n
mo idd ha humana, necesita usarlas si intenta hacer algo, sea lo que sea. Ello no
Posidonio a implicar a ning n cambio en la visi n de Panecio sobre el fin de la
nte habr an vida, sino un reconocimiento claro de lo que los primeros estoicos
a virtuosa el hab an dejado confuso, es decir, que, aunque la virtud sea suficiente
forma poco para la felicidad, solo podemos ser virtuosos con la consecuci n de
preferencia. actos y actitudes espec ficos. Si Panecio dio este paso, estaba clarifi­
que el hom­ cando la situaci n tal y como la hab a legado Arist teles a los estoi­
como Di ­ cos. Sin embargo, todav a se encuentra dentro del marco estoico de
pk ς La que el fin, la vida virtuosa, es un bien en un sentido totalmente dife­
gnifica ne­ rente del que pueda atribuirse a cualquier otra cosa en el mundo. La
z lo que se declaraci n de que el hombre sabio necesita bienes externos es orto­
sto era todo doxa en lo que afirma, pero herética al proclamarlo rotundamente.
epitiendo lo Admite claramente lo que en n y Crisipo hab an mantenido algo
ona sus afir­ velado, es decir, que el estoicismo y el cinismo son radicalmente dife­
sta nuevo y rentes en este aspecto.
enfatizar es abiendo esbozado ya el problema de las cosas naturales en
r tanto, que Panecio y Posidonio y habiéndolo enfrentado a su correcto contexto
m s intere­ aristotélico, podemos pasar a una investigaci n m s detallada del pro­
el cual Ant ­ blema al que hemos aludido ya m s de una vez y que se halla inextri­
cablemente unido a las dificultades relacionadas con los bienes exter­
e rechazarse nos: el problema de la terminolog a ética. De nuevo, las posiciones
inguna evi­ aristotélicas son el soporte inmediato de las de los estoicos y dominan,
mo tal a me­ en una buena parte, las ense anzas estoicas. Sin embargo, puede argu­

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mentarse perfectamente que los estoicos realizaron avances considera­ leve concesi
bles en su comprensi n de la complejidad e importancia de la cuesti n. torsionar to
En el cap tulo seis del libro de la tica a ic aco, Arist teles ble dejar qu
argumenta extensamente que la palabra bueno es significativa en un cuando seam
gran n mero de reas del discurso y que resulta filos ficamente enga­ afirma que
oso proponer que haya un solo sentido b sico, tal y como Plat n n an nada c
supon a. En opini n de Arist teles, bueno puede predicarse de to­ mentarista
das las categor as; tiene tantos sentidos como ser ν . Por ello no estoicos hab
resulta sorprendente que, tal y como hemos visto, Arist teles sea capaz lenguaje ord
de distinguir el fin ltimo del hombre, la felicidad, de fines menores das en la do
que no se buscan por s mismos. Podr a haber dicho, aunque de hecho aquellos qu
no lo dijo, que bueno tiene un sentido cuando se predica del fin, es terpretaci n
decir, la felicidad, y otros sentidos cuando se predica de otros bienes, eamos
como en proposiciones del tipo la salud es buena . Pero aunque Aris­ la distinci n
t teles distingue agudamente entre el fin moral y los medios de llegar y lo que deb
a ese fin el primero se desea, sobre los otros se delibera, por ejemplo , es por s m
no rechaza el uso de la palabra bueno tanto al hablar del fin como son para tom
de los medios o los objetos subordinados de deseo. podr hacer
Esta distinci n, sin embargo, es precisamente la distinci n que ha­ ci n entre a
c an los estoicos, por la cual han sido grandemente malinterpretados. han de tom
Su proposici n el nico bien es la virtud , vista dentro de este con­ aquellas qu
texto, est muy lejos de la absurda paradoja a la que usualmente se gidas . Ade
supone que conduce. Significa que confundir la bondad de la vida mo­ un valor mo
ral con cualquier otra de las cosas que com nmente se llaman buenas preferidas p
es cometer un error sobre categor as de peligrosas proporciones. Para das las cosa
evitarlo, los estoicos sol an excluir la palabra bueno de toda discu­ nos proveen
si n técnica sobre cualquier término, exceptuando la virtud. no se qué estoico
podr a preguntar en d nde m s podr an insistir en hacer tal distinci n. la palabra
o estaba abierta para ellos la posibilidad de usar sub ndices o supe­ como vivir s
r ndices numéricos de la forma en que lo har a un fil sofo actual si primariame
deseara insistir sobre el mismo tema. Los estoicos no podr an escribir ué vi
que la virtud es buena , mientras que la salud es buena . la consider
Los estoicos ten an una buena raz n para enfatizar su punto de ma. La vir
vista de que la virtud es el nico bien y para afirmarlo de forma sor­ distinci n a
prendente, esperando que as la idea penetrar a; de hecho, no eran lo subordinad
bastante estrictos y, tal como idd ha indicado, s lo se necesitaba una el mundo es

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s considera­ leve concesi n de Crisipo para darle a Plutarco la oportunidad de dis­
la cuesti n. torsionar toda la teor a. Crisipo dijo, seg n Plutarco, que es permisi­
Arist teles ble dejar que el griego com n llame a sus cosas preferidas buenas ,
cativa en un cuando seamos bien conscientes de lo que estamos haciendo. Plutarco
mente enga­ afirma que ello implica que los estoicos, incluyendo a Crisipo, no te­
omo Plat n n an nada claro cu l era el estatus de las cosas preferidas . n co­
carse de to­ mentarista ha remarcado que resulta problem tico saber cu ndo los
Por ello no estoicos hablan técnicamente y cu ndo est n haciendo concesiones al
es sea capaz lenguaje ordinario, pero las distinciones técnicas est n tan enfatiza­
nes menores das en la doctrina general de la escuela que resulta dif cil no culpar a
ue de hecho aquellos que pretenden estar confundidos, como Plutarco, de malin­
a del fin, es terpretaci n voluntaria.
tros bienes, eamos algunas de las distinciones realizadas. Estobeo nos ofrece
unque Aris­ la distinci n b sica: es la que hay entre lo que debe escogerse α pε ν
os de llegar y lo que debe tomarse λ ν . Solo el fin, la virtud, es elegible, y lo
or ejemplo , es por s misma. Las cosas preferidas, es decir, los bienes externos,
el fin como son para tomarlos, para usarlos en obtener la virtud. Solo en ocasiones
podr hacerse, en relaci n a las cosas que deben tomarse, una distin­
i n que ha­ ci n entre aquellas que tienen cierto valor intr nseco y aquellas que
terpretados. han de tomarse solamente para conseguir otras cosas, pero incluso
de este con­ aquellas que tienen alg n valor intr nseco no pueden llamarse esco­
ualmente se gidas . Adem s, incluso en estos casos, el valor intr nseco que no es
la vida mo­ un valor moral solo las hace preferidas por s mismas, en lugar de
man buenas preferidas para la obtenci n de algo m s. odo lo preferido, inclui­
ciones. Para das las cosas preferidas por s mismas, son solo preferidas en tanto que
toda discu­ nos proveen del material para la vida moral. Podemos ver ahora por
tud. no se qué estoicos como Di genes de Babilonia evitaban escrupulosamente
l distinci n. la palabra escogido α pε ν en relaci n a sus definiciones del fin
ices o supe­ como vivir sobre la base de seleccionar kλé ειν y sus derivados lo
fo actual si primariamente natural.
r an escribir ué viene a a adir filos ficamente esta rigurosa tesis Di genes
. la consider correctamente. La virtud hay que escogerla por s mis­
u punto de ma. La virtud es buena; todo lo dem s es bueno por la virtud. La
forma sor­ distinci n aristotélica entre el fin y los medios de obtenerlo o fines
, no eran lo subordinados se presenta con una formulaci n ling stica precisa. En
esitaba una el mundo estoico solo hay una cosa a la que se pueda llamar buena sin

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ning n otro tipo de calificaci n. Este fin, que es la vida providencial­ hubieran pr
mente ordenada de acuerdo con la raz n, se encuentra en una catego­ zones no m
r a por s mismo. Los términos morales solo adquieren su sentido en la vos morales
esfera moral. na vez que intentamos usarlos fuera de esta esfera, solo claramente
obtendremos confusi n intelectual y vacilaci n moral. Es mejor la pa­ partir de la
radoja: solo la virtud es buena. var al desa
Si hay un solo bien, la virtud, y todo lo dem s no tiene ning n va­ cepto queda
lor moral positivo, podr a parecer que hay un problema sobre la cues­ conceptos r
ti n de c mo es posible llegar a ser virtuoso. C mo puede la realiza­ A prime
ci n de acciones no morales no morales porque no est n hechas con bre sabio es
una intenci n moral transformarse en moralidad Antes de conside­ realizar acto
rarlo, debemos aclarar una mala interpretaci n muy corriente. Edels­ der a ello n
tein ha sugerido que Posidonio, en oposici n al dogma estoico gene­ tud, la vida
ral, supone que no existen solamente hombres inmorales y hombres hombre. A m
sabios, sino que también hay hombres que realizan progresos . o so, pero hay
hay ning n enunciado con este prop sito en los textos citados por aunque cas
Edelstein; la posici n verdadera es que los estoicos a menudo no dis­ enfermos q
tingu an entre amoral e inmoral. Simplemente, existen los hombres menos enfe
morales y los dem s. Ahora bien, que algunos de ellos realizan progre­ mixtos, tal
sos en acercarse a la virtud mientras que otros no est claramente re­ de realizar u
cogido en Crisipo con su comentario de que al m s exitoso aspirante a paz de hace
la virtud, que hace todo lo que deber a hacer o ί ω ι kαθ la raz n est
koν α , no se le puede llamar a n feliz es decir, todav a no ha alcan­ hombre es
zado la vida buena porque sus motivos no son a n completamente bueno en
morales; si contin a as , sin embargo, podr a llegar a ser moral, por­ particular h
que puede que con el tiempo sus acciones surjan del tipo correcto de para que se
disposici n. Encontramos otros pasajes similares en Crisipo y con t teles, los e
toda probabilidad en todos los primeros estoicos : al hombre que rea­ la virtud y
liza un gran n mero de actos apropiados kαθ koν α por razones posibilidad
inadecuadas se le puede llamar malvado α λoς , y as se le llamaba hombre mo
de hecho; sin embargo, a n se halla en el camino hacia la virtud. decisiones y
Parece que, efectivamente, al menos desde los tiempos de Crisipo, ci n particu
los estoicos manten an que la repetici n de acciones correctas conduce ninguna me
a la realizaci n de acciones correctas por motivos correctos; y se ha c mo podr
reconocido a menudo que ello recuerda las teor as de Arist teles. rrolla a resu
Realizando actos buenos nos hacemos buenos; o, como los estoicos hombre, y s

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rovidencial­ hubieran preferido decir, es realizando actos apropiadamente por ra­
una catego­ zones no morales que se llega a realizar las mismas acciones por moti­
entido en la vos morales. Este punto de vista, ya manifiesto en Crisipo, se muestra
esfera, solo claramente en un pasaje de Cicer n. Ello solo puede entenderse a
mejor la pa­ partir de la psicolog a estoica. La repetici n de la acci n correcta lle­
var al desarrollo del concepto correcto o en el alma. Este con­
ning n va­ cepto quedar confirmado y asentado porque armonizar con otros
bre la cues­ conceptos racionales del hombre sabio.
e la realiza­ A primera vista parece que hay algo extra o aqu . Si solo el hom­
hechas con bre sabio es capaz de actuar moralmente, por qué nadie m s puede
de conside­ realizar actos buenos , a no ser quiz accidentalmente Para respon­
ente. Edels­ der a ello necesitaremos recurrir a consideraciones generales. La vir­
stoico gene­ tud, la vida de acuerdo con la raz n, no es algo no natural para el
y hombres hombre. A menudo, el individuo con una mentalidad sana ser virtuo­
esos . o so, pero hay muy pocos individuos con mentalidad sana. Ahora bien,
citados por aunque casi todos nos hallamos enfermos, algunos estamos menos
udo no dis­ enfermos que otros. Lo que esto significa psicol gicamente es que el
os hombres menos enfermo realiza actos buenos muy a menudo por motivos
zan progre­ mixtos, tal y como preferir amos ponerlo. cualquiera que sea capaz
ramente re­ de realizar un acto bueno por motivos mixtos es evidentemente ca­
aspirante a paz de hacer un acto malo. Sin embargo, para los estoicos, puesto que
ι kαθ la raz n est presente en todos los hombres en alg n grado, cualquier
no ha alcan­ hombre es capaz de hacer y presumiblemente lo har alg n acto
mpletamente bueno en alg n momento. todo acto bueno en alguna esfera
moral, por­ particular har algo al formar o modificar el car cter del que act a
correcto de para que sea posible que ese acto bueno se repita. Al igual que Aris­
sipo y con t teles, los estoicos cre an que cualquier hombre tiene la posibilidad de
bre que rea­ la virtud y del vicio en su interior, pero la forma de considerar esta
por razones posibilidad es considerablemente diferente. Arist teles piensa en su
e le llamaba hombre moral como el poseedor de una disposici n para realizar las
virtud. decisiones y elecciones correctas. Evaluar manifiestamente la situa­
de Crisipo, ci n particular y entonces escoger lo que es mejor. o se ofrece aqu
tas conduce ninguna metaf sica de este poder de decisi n y en realidad es dif cil ver
tos; y se ha c mo podr a ofrecerse una, pues, seg n Arist teles, tal poder se desa­
Arist teles. rrolla a resultas de un h bito, pero el poder en s es algo ya dado en el
los estoicos hombre, y solo en el hombre. Adem s, la palabra elecci n es en s

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ambigua, pues es dif cil ver por qué Arist teles no dijo, como s dijeron luego, lo ha
los estoicos, que todas las elecciones del hombre bueno ser n bue­ de su dispos
nas; que, de hecho, este no puede escoger lo malo; y que la elecci n mos raz n.
en el hombre bueno es la conformidad de la mente a la realidad del podr a habe
mundo exterior en tanto que esa realidad sea buena. De hecho, la teor a no es lo que
aristotélica de la elecci n elude el problema. Pensamos en el hombre cos ten an m
moral como el hacedor de elecciones y nuestro lenguaje moral tiene mientras re
palabras que usamos para referirnos a elecciones; por tanto, Arist te­ con la elecci
les parece que diga, realmente hacemos elecciones. ncluso el hombre es una vez m
bueno efect a elecciones. que da una
ay razones para creer que es bajo esta luz que los estoicos ve an De lo q
la teor a aristotélica. el lenguaje que usaban acerca del hombre sabio todos los a
en esta conexi n indica su criticismo, pues, mientras que para Arist ­ sabio ser si
teles la virtud se define como la disposici n a hacer elecciones, los es­ puede perde
toicos la definen como una disposici n fija que es consistente μo pero, por al
λo oυμéν ν . La siguiente definici n de virtud como raz n que es uestros da
consistente oς μoλo oύμενoς se atribuye al mismo en n. Si la nos dice Di
raz n del hombre virtuoso es totalmente consistente , entonces todos puede perde
sus actos ser n moralmente buenos, tal y como manten an los estoicos, seguro en la
y no realizar ninguna elecci n real entre el bien y el mal. Probablemen­ alcoholismo
te no sea accidental que los primeros estoicos evitaran el término aris­ bién conoc
totélico para elecci n poαίpε ις , tanto al hablar de bienes externos por su nom
como al observar que la virtud se escoge por s misma. En cualquier ma que, seg
sentido ordinario de elecci n, el hombre bueno no escoge la virtud; en otro dice
simplemente es virtuoso. aunque el bien ha de escogerse por s mis­ letargia y al
mo, el hombre bueno no lo escoge. Es solo el aspirante a la virtud el que ban los anti
ha de calcular qué es realmente bueno y qué no lo es y entonces intentar te, fuera de
actuar de manera acorde. abr a de resultar también evidente que esta mente y de
explicaci n de la actitud estoica hacia la elecci n no resultar a afectada su parte. L
si fuera verdad aunque parece inveros mil que la palabra consisten­ por tanto, a
te μoλo oυμéν ν var a de significado seg n los diferentes estoicos, vida de Por
por ejemplo entre en n y Crisipo. Para los estoicos no se puede trazar rio, bajo la
ninguna distinci n v lida entre autoconsistencia y consistencia con la est de acue
naturaleza, pues el microcosmos representa el macrocosmos y vicever­ asunto que
sa. Para los estoicos, por tanto, el hombre moral no se distingue por ser mo. Su co
capaz de seleccionar lo que le conducir a a la virtud aunque, desde decisi n de

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mo s dijeron luego, lo har a ; m s bien se le deber a definir en términos de la fijeza
o ser n bue­ de su disposici n, la cual se mide en relaci n a un est ndar, que llama­
a elecci n mos raz n. al y como vimos al principio de este cap tulo, Arist teles
realidad del podr a haber querido decir eso mismo, pues ciertamente enfatiz que
ho, la teor a no es lo que se hace sino por qué se hace lo que importa. Pero los estoi­
n el hombre cos ten an manifiestas buenas razones para estar de acuerdo con esto,
moral tiene mientras rechazaban la definici n de virtud en tanto que relacionada
o, Arist te­ con la elecci n poαίpε ις , lo cual se contradice con ello. Ahora bien,
o el hombre es una vez m s la falta de claridad en la l nea de salida de Arist teles lo
que da una oportunidad a la posterior investigaci n de los estoicos.
toicos ve an De lo que se ha dicho hasta ahora parecer a seguirse no solo que
ombre sabio todos los actos del hombre sabio ser n buenos, sino que el hombre
para Arist ­ sabio ser siempre un hombre sabio; en otras palabras, que la virtud no
ones, los es­ puede perderse. Esta era, de hecho, la opini n original de la escuela;
stente μo pero, por alguna raz n, fue significativamente modificada por Crisipo.
az n que es uestros datos sobre la controversia no resultan ser nada buenos, pero
en n. Si la nos dice Di genes que, mientras que Cleantes cre a que la virtud no
onces todos puede perderse να λ oν , porque es el resultado de un arraigo
los estoicos, seguro en la realidad, Crisipo pensaba que puede perderse a causa del
obablemen­ alcoholismo o de la melancol a, es decir, la bilis negra. Simplicio tam­
érmino aris­ bién conoc a ambas doctrinas. En su versi n, en la cual no se menciona
nes externos por su nombre a ning n maestro estoico, en uno de los pasajes se afir­
n cualquier ma que, seg n los estoicos, la virtud no puede perderse, mientras que
e la virtud; en otro dice que puede perderse en la melancol a , amodorramiento,
por s mis­ letargia y al tomar drogas. odos estos ltimos estados los considera­
virtud el que ban los antiguos enfermedades f sicas; y la enfermedad est , obviamen­
nces intentar te, fuera del control del hombre sabio. Pueden, por tanto, da ar su
nte que esta mente y debilitar su voluntad sin que haya decisi n consciente por
r a afectada su parte. Las acciones realizadas bajo su influencia podr an no ser,
consisten­ por tanto, acciones racionales. ay una historia muy iluminadora en la
tes estoicos, vida de Porfirio recogida por Plotino que demuestra este punto. Porfi­
puede trazar rio, bajo la influencia de la melancol a , decide suicidarse. Plotino
encia con la est de acuerdo con los estoicos en que suicidarse o no suicidarse es un
os y vicever­ asunto que el hombre sabio ha de decidir racionalmente por s mis­
ngue por ser mo. Su consejo a Porfirio en esta ocasi n, sin embargo, fue que su
nque, desde decisi n de quitarse la vida hab a surgido no como resultado de un

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juicio racional, sino de un tipo de enfermedad melanc lica k μελα que haya al
oλιk ς ινoς ν oυ . La cuesti n aqu est clara: la melancol a tes veces a
est fuera del control humano y por tanto puede afectar de forma ad­ cometen cr
versa las acciones del m s sabio de los hombres. blar las sen
Parece bastante probable que Crisipo ten a en mente este tipo de nes en las q
situaciones cuando dijo que la virtud pod a perderse. La referencia a chera. Aunq
que esta pérdida pueda deberse a las drogas es una confirmaci n adi­ Crisipo, el p
cional de este punto de vista, pues Crisipo no pod a tener en mente la se emborrac
toma de, por ejemplo, afrodis acos, pues ello ser a considerado un acto frentamient
vicioso por el cual el que los tomara ser a responsable. Presumible­ afirmacione
mente pensaba m s en los no previstos efectos secundarios de las de que los c
drogas tomadas por motivos puramente medicinales, donde la inten­ mente que e
ci n del que las toma es impecable. aqu que se
El pasaje de Simplicio, sin embargo, contin a de forma harto cu­ c nico del p
riosa. Después de la melancol a, el torpor o las drogas, se pierde la Si este a
virtud porque la entera disposici n racional se pierde; pero el vicio correcto, po
no sobreviene. M s bien, lo que ocurre es que la entereza se debilita y afirmaci n
entonces en el alma se presenta lo que los estoicos llaman una dis­ podr a serv
posici n intermedia. Esta disposici n intermedia parece ser an loga al un indiferen
estado del aspirante a la virtud que a n no ha alcanzado el grado. el que se con
Seguramente para cualquier estoico ortodoxo esto ser a técnicamente la virtud de
vicio. La sugerencia de que no es vicio o bien fue realizada por el mis­ alcoholismo
mo Simplicio o bien por alg n estoico tard o quien hab a olvidado las el alcoholis
implicaciones de la doctrina original. col a . Sin
Puesto que Crisipo no era tan est pido como para pensar que el melanc lico
hombre sabio no pueda estar nunca f sicamente enfermo, podemos mento de C
entender por qué afirmaba que la virtud puede perderse. ay circuns­ tualmente e
tancias en las que el hombre m s moral imaginable no es el due o de f sica. Puest
sus intenciones. Si pudiera prever que una circunstancia as ha de sur­ se no parec
gir, ser a correcto, seg n la visi n de Crisipo, que se suicidara, pero no logr sus pr
se puede prever siempre lo que uno lleva almacenado en su interior. ay un
asta aqu , todo perfecto; pero una de las causas de la pérdida de la los actos de
virtud parece diferente a las otras que se han dado. Claramente, la in­ brevemente
correcta es el alcoholismo. Podemos entender perfectamente que una estoicas no
borrachera nos lleve a la pérdida de la virtud, pero por qué habr a de dos, que est
emborracharse el hombre virtuoso o parece que Arist teles piense hace. odo

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a k μελα que haya alguna raz n por la que debiera hacerlo, pues alude bastan­
melancol a tes veces a la ley de Pitaco de Mitilene, seg n la cual a aquellos que
e forma ad­ cometen cr menes bajo la influencia de la bebida se les deber a do­
blar las sentencias. Presumiblemente, Crisipo tiene en mente ocasio­
este tipo de nes en las que es obligado para el hombre sabio beber hasta la borra­
referencia a chera. Aunque parece que la visi n general estoica quiz , después de
maci n adi­ Crisipo, el punto de vista universal fue la de que el hombre sabio no
en mente la se emborrachar a, la cuesti n lleg aparentemente a un punto de en­
ado un acto frentamiento entre los disc pulos de en n y tenemos referencias de
Presumible­ afirmaciones realizadas por Perseo en sus e o ias de aca ales
arios de las de que los caballeros se emborrachaban. La defensa ser a presumible­
de la inten­ mente que emborracharse en s mismo es una cuesti n indiferente; de
aqu que se pudiera ser indulgente, en ocasiones sociales. El aspecto
ma harto cu­ c nico del primer estoicismo se hace manifiesto aqu .
se pierde la Si este an lisis de los puntos de vista de los primeros estoicos es
pero el vicio correcto, podremos ver la actitud de Crisipo bajo una luz diferente. Su
se debilita y afirmaci n de que la virtud pueda perderse a causa del alcoholismo
man una dis­ podr a servirnos como advertencia de que, aunque el alcoholismo es
r an loga al un indiferente, no es preferido , puesto que no es un material sobre
o el grado. el que se construya la virtud. Ello ser a cierto por la obvia raz n de que
écnicamente la virtud depende de la intenci n, y la intenci n se desvanece con el
por el mis­ alcoholismo. De aqu que Crisipo parezca haber argumentado que
olvidado las el alcoholismo pertenece a la misma clase que el torpor y la melan­
col a . Sin embargo, nunca se ha discutido si uno deber a volverse
ensar que el melanc lico, puesto que ello es visto como enfermedad f sica. El argu­
o, podemos mento de Crisipo ser a que permitirse coger una borrachera es vir­
ay circuns­ tualmente el equivalente de contraer deliberadamente una enfermedad
el due o de f sica. Puesto que la cuesti n de si el hombre sabio ha de emborrachar­
s ha de sur­ se no parece que vuelva a surgir en los ltimos estoicos, parece que
ara, pero no logr sus prop sitos.
su interior. ay un corolario al problema acerca de la doctrina de que todos
érdida de la los actos del hombre sabio han de ser buenos que deber a mencionarse
mente, la in­ brevemente. De la doctrina en s misma aislada de otras posiciones
nte que una estoicas no se sigue que los actos del hombre sabio estén determina­
ué habr a de dos, que este no pueda actuar de otra forma m s que como, de hecho,
teles piense hace. odo lo que se necesita es que cualquier acci n que acometa, la

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acometa de acuerdo con la virtud. Puede haber perfectamente diversos tigua Estoa
cursos de acci n igualmente buenos que sean posibles para él, y es li­ reglas las fo
bre de tomar cualquiera de ellos. sabio, el p
Antes de concluir, deber amos examinar una o dos reas m s don­ que, aunqu
de parece claro que el an lisis estoico de la virtud tom su punto de en la cuesti
partida de la definici n de Arist teles en la tica. Recordemos que bos tend an
Arist teles dijo que la disposici n que es virtud lo es en tanto que me­ dad v lida d
dio en relaci n a nosotros, que este medio est determinado por la escribe Cris
raz n y que, por tanto, se necesita un hombre sabio p νιμoς para ello. Dura
determinarlo. aturalmente, los estoicos no ten an nada que ver con nante. Si el
la virtud vista como un medio de ning n tipo. Arist teles define la universal de
virtud como un medio en esencia y por definici n, pero en relaci n a derar que
la excelencia es un extremo. Los estoicos no ten an sitio para una di­ diante la ley
cotom a as . La virtud o es un extremo o no lo es. Su excelencia, su t n e inclus
definici n y su naturaleza deben coincidir. Sin embargo, la idea de que en primera
la virtud tenga alguna relaci n con la raz n λ oς coincide m s con o era
sus gustos, aunque, de nuevo, debemos hacer notar ciertas diferencias. toica de virt
Mientras que Arist teles afirma que la virtud es un medio que se defi­ o que sean m
ne por la raz n, los estoicos, tal y como hemos visto, identifican las Carnéades d
dos. La virtud es la raz n. A pesar de todo, en la pr ctica esta diferen­ son meram
cia puede haber sido m s aparente que real, pues al fin y al cabo son duda, el pro
los seres humanos, aquellos que son sabios, los que son capaces de Lo que hem
decidir qué es virtuoso y qué no lo es y es su deber formular leyes lidad de los
para el resto. La funci n del hombre aristotélico de sabidur a pr ctica resolver alg
p νιμoς no difiere mucho del p νιμoς o oυ α oς estoico. e­ en el an lis
mos visto c mo, de Di genes de Babilonia en adelante, los estoicos comentador
sol an afirmar que la vida buena implica la correcta selecci n, de entre chas de sus
los bienes externos, de aquellos que conducen a la virtud. Aqu la fun­ consecuenci
ci n del hombre sabio est clara. al y como ront n escribe en una t teles no h
carta a Marco Aurelio, es tarea peculiar del hombre sabio realizar sus cuencias l
selecciones con la motivaci n moral correcta. el propio término chas de las
aristotélico aparece en un pasaje similar de Plutarco, donde el fin de la producto de
vida estoico es considerado como requiriendo la selecci n y apropia­ éticas, tal y
ci n de los bienes externos de forma prudente poν μως . el para­ de una perp
lelo puede alargarse si se aplica aqu una sugerencia de idd. Seg n
idd, las acciones del aspirante a la virtud est n, en opini n de la an­

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nte diversos tigua Estoa, gobernadas por leyes: haz esto, no hagas aquello. Estas
a él, y es li­ reglas las formular a el hombre que posee el conocimiento, el hombre
sabio, el p ν μoς o oυ α oς. uiz no resulte fantasioso indicar
as m s don­ que, aunque tanto los estoicos como Arist teles se hab an ejercitado
su punto de en la cuesti n de la relaci n entre la vida mejor y la vida pol tica, am­
rdemos que bos tend an en general a considerar la vida pol tica como una activi­
nto que me­ dad v lida del hombre. El hombre sabio participar en la vida p blica,
nado por la escribe Crisipo, a menos que haya algo espec fico que le prevenga de
νιμoς para ello. Durante los tiempos del imperio romano, este tema era domi­
que ver con nante. Si el aspirante a la sabidur a es el aspirante a guiarse por la ley
es define la universal de la raz n, entonces cuanto m s sabio se vuelva, m s consi­
n relaci n a derar que su deber es intentar regular el mundo lo mejor posible me­
para una di­ diante la ley. Si bien esta tradici n se remonta hasta Arist teles y Pla­
celencia, su t n e incluso antes de Plat n, es veros mil que los estoicos la tomaran
idea de que en primera instancia de las ideas de Arist teles.
ide m s con o era el prop sito de este cap tulo el sugerir que la definici n es­
diferencias. toica de virtud y otras reas del pensamiento estoico no sean originales,
que se defi­ o que sean meras glosas de la tica a ic aco. A pesar de la mofa de
entifican las Carnéades de que en ética las diferencias entre estoicos y peripatéticos
esta diferen­ son meramente terminol gicas, el mundo antiguo en general y, sin
al cabo son duda, el propio Carnéades reconoc an el choque entre las dos escuelas.
capaces de Lo que hemos intentado mostrar es m s bien que la auténtica origina­
mular leyes lidad de los estoicos se comprende mejor bajo la forma de un intento de
r a pr ctica resolver algunas en su opini n medias verdades y verdades confusas
estoico. e­ en el an lisis aristotélico. Su actitud hacia Arist teles no era la de un
los estoicos comentador, sino la de un cr tico. emos intentado mostrar c mo mu­
n, de entre chas de sus posiciones surgen de un intento de seguir hasta el final las
Aqu la fun­ consecuencias l gicas de las teor as aristotélicas. Muy a menudo, Aris­
ribe en una t teles no habr a reconocido, aceptadas de forma aislada, estas conse­
realizar sus cuencias l gicas . inalmente, hemos intentado mostrar c mo mu­
pio término chas de las modificaciones y cambios ofrecidos por los estoicos no son
e el fin de la producto de una simplificaci n o de la fascinaci n por las paradojas
n y apropia­ éticas, tal y como se las presenta a menudo, sino que eran el resultado
el para­ de una perplejidad filos fica hacia problemas filos ficos significativos.
idd. Seg n
n de la an­

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