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Duchamp, el posmodernismo y la muerte del arte.

Por Juan Alegría Licuime


Nacionalidad: chilena Residencia: Santiago Profesor de artes plásticas (UMCE) Magíster en teoría e
historia del arte. (U.Chile) Doctorando en estética y teoría del arte. (Chile)
PUBLICACIONES “El efecto Barroco en la propaganda política post dictadura” Revista Electrónica
Sepiensa.com 14 Marzo 2005. “Erotismo y Deformidad” Revista Electrónica Sepiensa.net 18 de Agosto
del 2005. “Cicarelli y la construcción del discurso artístico chileno revista Electrónica Sepiensa.net7 de
octubre del 2005.La Ductilidad de la Estética Marxista: el diálogo BenjaminLukács.Revista Electrónica
Sepiensa.net. Marzo del 2006.Duchamp, el posmodernismo y la muerte del arte.Revista Electrónica
Crítica.cl. 27 de Marzo del 2006.
PONENCIAS “El Gesto Rebelde a través del Arte”. Lugar: UTEM Patrocinador: UNIDEA (Unión de
Escritores Americanos) (11 de Noviembre del 2005). “La Construcción del Discurso Artístico Chileno”.
Lugar: Universidad Adolfo Ibáñez (Valparaíso) III Jornadas de Historia del Arte. (3 al 7 de Octubre 2006)
“¿El Che Travestí?”. Universidad Metropolitana de Ciencias de la Educación. Congreso Internacional De
Humanidades: Palabra y cultura en América Latina. (2006)
Libros publicados
1. Ensayos de estética Año: 2006País: Chile ISBN: 956-8294-15-5EditorialMagisterio.
2. Arte americano: contextos y formas de ver Capítulo Arte siglo XIX. “Cicarelli y la construcción del
discurso artístico chileno”.Año: 2006País: ChileISBN: 956-284- 504-4Ril Editores.
Email:proyectofotopoesia@yahoo.com

En la actualidad, el desarrollo de nuevas propuestas artísticas plantea un profundo


análisis de los mecanismos y estrategias que posibilitan el discurso del arte. El
eclecticismo y la falta de solidificación de las nuevas iniciativas instalan una gran
interrogante sobre esta problemática. La profecía de la eminente muerte del arte,
planteada por Hegel en el siglo XIX, sigue suscitando las más variadas interpretaciones.
Si, en la actualidad nos situamos bajo esta premisa, estaríamos en presencia de un
cadáver, donde su única vitalidad se reduciría a su hedor putrefacto. ¿Pero cómo
entender entonces la proliferación de nuevas obras de arte?, de que forma, es posible
explicarse el deseo de miles de personas que acuden al cine, van al teatro o escuchan
música. De que modo, interpretar los intereses de las personas que visitan los museos.
Para Ernst Fischer, el ser humano se identifica con una pintura, una escultura etc. , en
función de querer ser algo más que él mismo: quiere ser un hombre total. Su objetivo es
superar su singularidad debido a la fragmentaridad en que se desarrolla su vida. Busca
en el arte elevarse por sobre su realidad y encontrarse con su colectivo. En definitiva
para Fischer el arte seria una necesidad ontológica del ser humano. En este sentido, se
puede entender la finalidad de crear imágenes por parte del hombre: las pinturas de
Altamira, lo sublime de la escultura Griega, los trazos delirantes de Van Gogh etc., son
algunas de las manifestaciones de esta necesidad ontológica. Sin embargo, el panorama
del arte y las prácticas artísticas han sufrido profundas transformaciones, el agotamiento
de la modernidad y la incorporación de nuevas tecnologías en las artes, determinan una
profunda revolución de las tradicionales prácticas artísticas. Un artista visionario de
estas problemáticas, fue sin duda, Marcel Duchamp. La profunda revolución que
provocan sus ready-made, y su negación del concepto de obra, lo sitúan como un
eslabón clave entre la modernidad artística y el arte posmoderno (poshistoria del arte).

DUCHAMP Y LA ESTÉTICA

Duchamp es considerado el artista más influyente del siglo XX, su nombre esta
asociado: al movimiento retardado; al desmantelamiento del signo; la crítica de la
pintura retinial; la pintura idea, la negación de la moderna noción de obra; y la
importancia del contexto en la formación de la experiencia artística. Junto a los

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anteriores conceptos, la obra de Duchamp se caracteriza por el silencio. Su prolongada
inactividad contrasta con la idea de producción que se instala con los artistas modernos.
Según Susan Sontag, el silencio es una especie de opción: debido al conflicto que se
produce cuando el espíritu choco con la condición de materialidad del arte, quedan
desenmascarados los instrumentos del artista; y de esta forma, la gratuidad del arte. Los
artistas se enfrentan a la peculiar situación de destruir el medio por el cual materializaba
su espiritualidad; de esta forma, la ruptura se constituye como proceso fundamental; por
ejemplo: “Rimbaud ha ido a Abisinia para enriquecerse con el tráfico de esclavos.
Wittgenstein, después de desempeñarse durante un tiempo como maestro de escuela en
una aldea, ha optado por un trabajo humilde como enfermero de hospital. Duchamp se
ha dedicado al ajedrez. Al mismo tiempo que renunciaba de manera ejemplar a su
vocación, cada uno de estos hombres proclamaba que sus logros anteriores en el campo
de la poesía, la filosofía o el arte habían sido triviales, habían carecido de importancia
1″. En esta lógica, el gesto de Duchamp se plantea como el fin de una época, o la
disolución definitiva del concepto tradicional de arte; ¿pero ¿cuáles son las
características del desmontaje de la obra de arte que realiza Duchamp?, ¿Cómo se
entiende el concepto de estética?

En una primera instancia, Duchamp utiliza la pintura como medio, y no como un fin
predeterminado, su evolución es del fauvismo al cubismo, en forma posterior, sus
investigaciones se centrarán en el estudio del movimiento. El esfuerzo de Duchamp
consiste en sustituir la pintura, por la pintura-idea, su intención es reemplazar la pintura
olfativa y retiniana. Su máxima obra pictórica tiene su concretización en “desnudo
bajando la escalera”. Considerado como el cuadro que pone fin a la experimentación del
cubismo; la pintura representa el despliegue de varias figuras de mujeres, que bajan al
unísono una escalera. Octavio Paz al referirse a la pintura, destaca su violencia racional,
en oposición a la violencia física de las obras de Picasso y define con estas palabras las
características de la obra: “El desnudo es un antimecanismo. La primera ironía consiste
en que no sabemos si quiera si se trata un desnudo. Encerrado en un corsé o malla
metálica, es invisible. Ese traje no recuerda tanto a una armadura medieval como a una
carrocería o a un fuselaje 2″. Si bien, la obra se acerca a la imaginería del futurismo, la
tentativa de Duchamp consiste en plasmar el retardo del movimiento: o en otras
palabras, el análisis del movimiento. La importancia de esta obra es decisiva; el rechazo
de la pintura en el Salón de los independientes de 1912, generó en Duchamp una
profunda decepción del citado mundo del arte. Posteriormente, en 1913 dejará
definitivamente la pintura.

El alejamiento de la pintura en ningún caso significa un receso en la actividad


productiva, su primer “ready - made “, rueda de bicicleta; instala una nueva forma de
concebir la producción artística. Se trata de otorgar la categoría de arte a objetos de
consumo, a menudo de uso cotidiano, que a través de la exclusiva selección y
presentación acceden a la categoría de obras de arte. La irrupción de los ready- mades
plantean una pregunta vital: ¿cuáles son las condiciones y características para
denominar obra de arte, a un objeto cualquiera? En conversaciones con Pierre Cabanne,
Duchamp responde de la siguiente manera, ante la pregunta por la metodología en la
selección del ready-made: “debe hacerle notar que no quería convertirlo en una obra. La
palabra ready-made no apareció hasta 1915, cuando fui a Estados Unidos. Me interesó
como palabra, pero cuando puse una rueda de bicicleta en un taburete, y la horquilla
cabeza abajo, no había en ello ninguna idea de ready -made, ni siquiera de cualquier
otra cosa, se trataba, simplemente de una distracción. No tenia ninguna razón

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determinada para hacerlo, ni intención de exposición ni de descripción. No, nada de eso.
Las características medulares del ready -made se podrían resumir de la siguiente forma:
son obras que remiten a materiales sencillos; son objetos cotidianos; son desechables;
no tienen gusto; son objetos neutros. Los ready-made, se determinan como un estilo no
plástico, en su sentido más profundo es una creación artística a través de la crítica, y la
crítica a partir de la obra: no son obras anti-artísticas, sino que se ubican en una zona
intermedia entre el arte y el antiarte. En términos generales, el ready-made es un
pretexto para activar una serie de ideas, donde lo central es reflexión por el contexto de
la obra, idea que revoluciona la tradicional lectura de obra. En esta lógica, lo que
determina finalmente que simples objetos pasen a constituirse en arte, es la pérdida de la
función de uso del objeto. El ready-made rompe con la idea de factura del artista,
incorporando el gesto del artista; el objeto seleccionado al azar genera una disfunción
donde se materializan una serie de significaciones. Esta descontrucción del signo,
Duchamp la remonta a la obra de Mallarmé. En la obra del citado poeta, la sintaxis de
su poesía, se ve interrumpida por la utilización de la sinestesia y jitanjáfora
(incompatibilidad semántica), desmantelando la noción de signo poético. Pero no solo
en la poesía de Mallarmé, encontró Duchamp elementos para su peculiar visión del arte;
también forman parte de su soporte teórico, las obras de Raymond Roussel y elementos
de la filosofía de Bersong.

En la ventana preservando
el sándalo viejo que se desodora
de su viola chispeante
otrora con flauta o mandora.
Extracto poema la Santa - Mallarmé poesía completa

Si bien, el dispositivo duchampiano del ready-made, produce una profunda interrogante


en lo relativo a la obra de arte, y su materialidad. En el ámbito de la estética, surge
inmediatamente la pregunta ¿cómo aplicar el concepto de gusto, en una obra que se
aleja radicalmente de la noción de obra? La crítica de Duchamp se instala en la médula
de lo que se conoce como “estética “, entendiendo por estética la disciplina que, en el
siglo XVIII, logra enlazar los conceptos de arte y belleza, que en la persona de
Baumgarten toma el nombre de doctrina del conocimiento sensible.

La neutralidad de los objetos que utiliza Duchamp, frena inmediatamente cualquier


acercamiento o intención de reflejar belleza, y si bien su crítica resulta con un ligero
tinte de platonismo, en el sentido de privilegiar la idea en desmedro del objeto, su
finalidad no persigue instalar valores o nuevos conceptos. En cierto modo, Se trata de
cambiar la forma de mirar el arte; para Duchamp la obra debe ser utilitaria y desechable.
De esta forma, se rompe con el concepto de genialidad, o talento especial, para producir
objetos artísticos. Su concepción de gusto queda reflejada de la siguiente manera, ante
la pregunta de Cabanne: “- Para usted, ¿qué es el gusto? M D- una costumbre. La
repetición de una cosa ya aceptada. Si se empieza de varias veces alguna cosa se
convierte en el gusto. Bueno o malo es lo mismo, es siempre gusto 4″.

No hay duda, que el concepto de obra que instala Duchamp introduce profundos
cambios en la forma de percibir el arte. ¿Pero cómo se puede explicar esta nueva
cosmovisión del fenómeno artístico?, una posible respuesta se puede encontrar en los
planteamientos de Gombrich. Para éste la historia del arte occidental, en lo que respecta
a la representación visual del mundo, es la historia del aprendizaje de la realidad en que

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está sumergido el sujeto. En este sentido, la representación visual refleja los errores y
aciertos del comportamiento adaptativo y cognitivo del hombre. Entonces, habría que
entender los ready-made como la visualización de un mundo que encuentra su ser en la
ruina. Esta afirmación establece paralelos con la teoría no aurática del arte de Benjamin;
en la cual la reproducción técnica (cine y fotografía) revela la condición mortuoria de la
obra de arte. En esta lógica, la obra importa ya no como ente sagrado, sino como ruina:
se trata de percibir la obra como no perteneciente a la historia, de buscar el origen de su
lenguaje perdido; ya que la ruina no puede ser reconocida en ninguna representación o
símbolo, esta se revelará solo al espectador en su carácter alegórico. En la obra de
Duchamp, bien se puede hablar de aestética: es decir la negación de los valores que
construyeron la moderna concepción de arte.

DUCHAMP Y EL POSMODERNISMO

Desde finales de 1950 y en los comienzos del 60, se instaló en el plano cultural,
histórico, artístico etc., la conciencia de un cambio de poca, los límites de la modernidad
habían sido rebasados por una serie de fenómenos: la conciencia del agotamiento del
proyecto ilustrado del siglo XVIII; el traslado del concepto de progreso de la cultura a la
economía y la tecnología; el reemplazo de una cultura industrial por una sociedad de la
información, los cambios en la arquitectura; la irrupción de neoconservatismos en el
orden político y religioso; crisis de la visualidad o representación; realidad virtual;
simulacros y conflictos étnicos, forman parte entre otros elementos de lo denominado
posmoderno.

El proyecto de la ilustración, y sus fracasos en pro de fijar la identidad del sujeto


racional, como así mismo, el otorgar autonomía y libertad a la humanidad, encontró su
final en las tragedias de las guerras mundiales. El sujeto moderno como en la tragedia
de Edipo, descubrió con horror que su búsqueda de verdad y progreso lo conduciría a la
autodestrucción. En este contexto, en la modernidad artística se encontraría las ruinas
que delatan el cambio de época o el cambio en la sensibilidad artística, planteado por el
ready-made.

Si bien, la modernidad artística no tiene una fecha exacta de concretización, se sostiene


que ésta comienza alrededor del siglo XVIII, junto con la creación de la institución
museo y la elaboración del concepto de arte y estética. Para muchos la visualidad
moderna se concreta con el cuadro “Las señoritas de Avignon “de Picasso; donde se
proclama un nuevo modelo antirrepresentacional. El cubismo plasmaría lo que son la
multiplicidad de visiones de la modernidad, gesto que tiene su origen en el principio de
incertidumbre del físico Werner Heisenberg, en la cual se plantea que siempre existe
incertidumbre en la medición simultánea de partículas. Sin embargo, la revolucionaria
técnica del cubismo, se enmarca en la tradición del progreso de la pintura, e incluso los
materiales siguen siendo tradicionales: tela, óleo, aceites etc., sin embargo, hay que
destacar la creación del collage como un hito importante del cubismo. Por el contrario,
la irrupción del dadaísmo en el panorama del arte, se constituye como una especie de
ruptura epistémica. El movimiento Dada se constituye principalmente como la
expresión que adopta la juventud frente a la insensatez política y social de la época. La
producción del movimiento se destaca por su heterogeneidad: poemas polifónicos,
recitales, obras plásticas irracionales, fotomontajes, collages, y una serie de
performances. La misma palabra Dada, tiene un sin fin de interpretaciones; aunque la
más aceptada es “caballito de madera “. Pero el Dada era mucho más que un

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movimiento artístico: “Era todo eso, y al mismo tiempo todo lo contrario: antiartístico,
provocador en lo literario, travieso en lo musical, radical en lo político y
antiparlamentario, pero sobre todo infantil. De ahí que muchos dadaístas cultivasen
simultáneamente varias vertientes de su talento, y que invirtiesen la misma dedicación e
inventiva tanto en el recitado de sus obras como en las más diversas técnicas plásticas
5″. Si bien, en primera instancia el movimiento tuvo su centro de operaciones en
Cabaret Voltaire (en Zurich), la influencia de Dada se extendió a otras zonas de Europa.
Posteriormente, Berlín y París se convertirán en el centro de la irreverencia del
movimiento. La influencia de Dada se deja sentir también en Nueva York, aquí el
movimiento será dirigido principalmente por Marcel Duchamp, Francis Picabia, Man
Ray, Alfred Stieglitz, y Walter Arensberg.

La adhesión de Duchamp al movimiento Dada, será de vital importancia; su renuncia al


gesto artístico a través del ready-made, pone en evidencia la falsa conciencia que
concibe al objeto de arte como una peculiar posesión privada; y no como un objeto del
proceso de un esfuerzo intelectual. Lo anterior, inserta una profunda crítica al
establishment en que circulaba la obra de arte. El cuestionamiento de Duchamp pone en
evidencia el carácter mercantil del arte, de este modo, su crítica apunta a toda la
institución arte.

En términos generales, la crítica de Duchamp se inserta en un período que deja entrever


un agotamiento del proyecto moderno. Esta disipación se manifiestas en todos los
ámbitos de la sociedad: “asistiríamos a la pérdida de legitimidad de aquellas narraciones
modernas que operaron en términos de filosofías de la historia: concepción de un
devenir emancipador de los hombres y de las sociedades, protagonismo del sujeto
moderno como el lugar de la enunciación racional de la verdad y de la transparencia de
los sentidos de la realidad, visión del derrotero humano como un progreso indeclinable
hacia la libertad, hacia la absoluta soberanía de los pueblos y la justa igualdad en la
distribución de las riquezas 6″. En este contexto, variados esfuerzos se realizaron en pro
de consensual el arte con los ideales de la modernidad (progreso material y económico,
maquinismo, aceleración, innovaciones tecnológicas y un incremento de los flujos de
información). Diversos movimientos y artistas se mostraron optimistas y entusiastas con
la estética del maquinismo, los cubistas, futuristas, constructivistas y especialmente la
Bauhaus7 se dedicaron a crear “un estilo moderno “, que desarrollara ciertos
lineamientos universales, que transcendiera las culturas nacionales. Sin embargo, la
guerra y el fascismo terminarían con aquel optimismo.

Tras el término de la Segunda Mundial, la cuidad de Nueva York va a asumir el papel de


capital del arte mundial, en detrimento de París; y el expresionismo abstracto se impone
como el estilo dominante en el panorama artístico. En 1940 el influyente crítico de arte
Harold Rosenberg, describía con entusiasmo las virtudes del expresionismo abstracto y
lo calificaba como uno de los últimos movimientos artísticos modernos. Posteriormente,
la aparición del arte Pop y el retorno a la figuración, causaron alboroto y sensación. El
Pop surgió en esencia de un cambio de fuentes, en lo referente a la obra de arte y el
concepto tradicional de estética. El uso del collage, y los ready -made, habían abierto un
campo de infinitas posibilidades. El collage y los objetos de uso cotidiano, fueron
inteligentemente explotados por la generación de posguerra, el collage se transformó en
“el arte del asemblage “: un medio de crear obras de arte a partir de elementos
preexistentes; en la cual el gesto del artista consiste en seleccionar los objetos a utilizar.
De esta forma, quedan presupuestadas las bases del arte posmoderno: minimalismo, arte

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ecológico, happenings, arte povera, escultura abstracta y arte conceptual, son algunas de
las expresiones del fenómeno posmoderno. Si bien, algunos críticos reconocen la
emergencia de varias tendencias posmodernas en el ámbito estético, se podría plantear
al menos dos: una corriente conservadora que abandona toda crítica y transgresión, y
por otro lado, un movimiento alternativo que apuesta a las practicas de resistencia. Dos
tendencias con profundas diferencias, pero que tienen origen en el collage, la
performance, y el ready- made.

LA MUERTE DEL ARTE

Los signos de la muerte en el cuerpo humano se manifiestan de diversas maneras: el


sujeto parece estar sumido en un sueño, se suspenden las actividades del corazón y la
respiración, se produce una pérdida del tono muscular, entre otras características
fisiológicas. ¿Pero cuáles son las características o huellas de la profetizada muerte del
arte? Resulta paradójico pensar en la visualización de la citada muerte; sin embargo, hay
gestos importantes que ponen en evidencia el fin de una tradición visual occidental.
Desde el paleolítico hasta las figuras cubistas, existe la sensibilidad de crear visualidad
en función de presentar objetos, ya sea como: mímesis, nímesis, expresión,
espiritualidad etc., sin embargo, a un resultado completamente distinto llegaron
Duchamp y Malevich8. Estos dos artistas, alcanzaron el denominado grado cero en el
arte: se entiende por grado cero, cuando se han violado y transgredido las normas
básicas de una determinada disciplina. La radicalidad de estos artistas consiste
precisamente en la negación del objeto, Duchamp a través de la presentación del objeto
(el ready -made como objeto aestético) y Malevich a través de la no-presentación del
objeto. (Cuadro blanco sobre fondo blanco), estas acciones rupturistas pusieron en
evidencia la fragilidad de la visualidad moderna, planteando un cambio epocal o con
otras palabras la caída de los paradigmas estéticos modernos.

En este contexto, la profética sentencia de Hegel se hace realidad: “el arte ha cumplido
su sentido, pero ya ha perdido para nosotros su verdad y su vida. No es precisamente
arte sino ciencia del arte 8″. En el sistema de Hegel, el arte forma parte del espíritu
absoluto; y está en una relación de inferioridad con respecto a la religión y la filosofía.
En esta lógica, el arte sería un estadio más en la preparación del concepto. Hegel sitúa el
triunfo del espíritu absoluto en el momento romántico: se trataría del un proceso
dialéctico donde la intuición (tesis), se opone a la representación (antítesis), resultando
la primacía del concepto (síntesis). Bajo estas premisas el arte sería cosa del pasado, una
especie de ilusión o en el mejor de los casos una filosofía ilusoria.

Estaríamos entonces, en una etapa decisiva en lo referente a la producción artística,


donde la creación de arte plantea dialécticamente la problematicidad de su permanencia
y trascendencia. Sin embargo, lejos de acotarse las posibilidades de reflexión y debate,
el arte plantea diariamente nuevos desafíos. En este sentido, la institución arte debe
superar una especie de tanatofobia, que impide valorar las infinitas oportunidades que
abre la tecnología y los nuevos sistemas de representación y visualidad: arte digital, arte
callejero, instalaciones, neoexpresionismos, e intervenciones urbanas. Estas expresiones
rompen totalmente con las lógicas de categorizar y clasificar fenómenos estéticos. Al
parecer los alcances de los postulados de Hegel, pueden entrever otras posibilidades de
las prácticas artísticas; en un período donde las instituciones políticas, sociales y
culturales se desconectan de los problemas y vivencias del sujeto, el arte puede
encontrar un terreno propicio para recuperar su protagonismo en la sociedad.

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PALABRAS FINALES

Sin duda, Duchamp se presenta como el artista más influyente del siglo XX, la creación
de los ready -mades instalaron infinitas posibilidades en la forma de concebir el arte. El
doble gesto de Duchamp, de romper con la tradición de confección de la obra artística, y
por otro lado, la negación del objeto (técnica), establecen una doble crítica: se plantea la
caducidad de la obra de arte y por otro lado se impugna la glorificación por la máquina
y la técnica. Finalmente, la obra de Duchamp se instala como un elemento
imprescindible para pensar nuevos métodos o experimentaciones artísticas; se entiende
en este sentido, la sentencia de André Bretón, quien reconoció en Duchamp, la
inteligencia más sobresaliente del siglo XX.

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