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ENEATIPOS

Haz click en la imagen: para ver las características de los diferentes eneatipos.

El eneagrama describe nueve tipologías básicas de la personalidad. Cada una de estas tipologías lleva aparejado determinadas pasiones, fijaciones, mecanismos de defensa, etc. y
un determinado autoconcepto de sí mismo. La personalidad es el aspecto inercial de nuestro ser. Constituye el conjunto de formas y modos característicos que tenemos de
enfrentarnos al medio. Nos define con una serie de rasgos más o menos estables y consistentes. La "coherencia" con que nos justificamos a nosotros mismos es la misma con la
que percibimos el mundo.

Las nueve tipologías de personalidad que define el eneagrama, surgen de la particular forma que cada ser humano posee para ge stionar la energía vital y su atención. En términos
generales hablamos de motivación. Así pues, encontramos tres formas básicas de personalidad, en función del centro energético que predomina. Así tenemos:

• Personalidades viscerales, en las que la importancia del momento presente es relevante. Se corresponden con los eneatipos 1, 8 y 9.

• Personalidades emocionales , en las que se considera especialmente el pasado y los sentimientos. Se corresponden con los eneatipos 2, 3 y 4.

• Personalidades mentales o racionales , en las que se valoran mayoritariamente las consecuencias de la conducta en el futuro. Se corresponden con los eneatipos 5, 6 y 7.

Por otro lado, dependiendo del modo como se gestione la energía, es decir, cómo se dirija la atención, cada uno de los grupos anteriores se divide en tres subgrupos:

• Introvertidos : tienen en cuenta primordialmente su mundo interno y sus necesidades. Se corresponden con los eneatipos 1, 4 y 5.

• Extrovertidos : centran su atención en el entorno y las personas que le rodean. Se corresponden con los eneatipos 2, 7 y 8.

• Centrovertidos : tienden a conciliar ambas tendencias o no llegan a desarrollar ninguna en especial. Se corresponden con los eneatipos 3, 6 y 9.

De lo dicho hasta ahora, se desprende la existencia de los nueve tipos o rasgos básicos de personalidad.
CENTRO EN ENERGÉTICO TENDENCIA ATENCIONAL ENEATIPOS

extrovertido 8 el líder

VISCERAL centrovertido 9 el conciliador

introvertido 1 el perfeccionista

extrovertido 2 el servicial

EMOCIONAL centrovertido 3 el eficiente

introvertido 4 el romántico

extrovertido 7 el epicúreo

MENTAL centrovertido 6 el leal

introvertido 5 el observador

En tercer lugar, cada uno de las nueve tipologías posee tres variantes instintivas, que se fundamentan en los tres instintos primarios que motivan el comportamiento humano: el
instinto de conservación, el instinto sexual y el instinto social. Estas variantes guardan relación con nuestra particular forma de relacionarnos con las cosas y las personas y se
encuentran muy mediatizadas por la naturaleza biológica del individuo y por las experiencias de la infancia. De esta nueva triple división surgen los subtipos, veintisiete en total. Así
pues, cada eneatipo presenta 3 subtipos que se relacionan entre sí de forma jerárquica. El hiperdesarrollo de uno de ellos supone el subdesarrollo de los otros dos.

Cada eneatipo se caracteriza por:

• Unos rasgos esenciales que resumen las capacidades propias y ámbitos de desarrollo y crecimiento.
• Determinados valores: que actúan en general como guías de pensamiento y dirigen la conducta.
• Una pasión y una virtud que la contrarresta. Ambas son el tono fundamental del ego personal y colorean pensamiento, emoción y comportamiento.
• Un temor básico que inhibe las propias capacidades, fruto de la pérdida de confianza básica.
• Un deseo fundamental que surge como reacción al temor básico.
• Unos mecanismos de defensa y determinadas fijaciones mentales al servicio de los anteriores que actúan como amortiguadores de nuestros temores.
• Una orientación psicológica concreta, producto de la forma particular como prestamos atención y gestionamos nuestros recursos perceptivos.
• Una idea de sanación, que nos permite trascender el temor básico y expresar nuestras capacidades esenciales.

Niveles de desarrollo : De la diferente combinación que puede darse entre las características antedichas, surgirá un modelo de personalidad diferente. La salud psicológica surge
cuando permanecemos centrados en las características esenciales, aquellas que nos permiten un desarrollo armonioso, crecer y ofrecer a los demás lo más positivo de nosotros
mismos. En cambio, en la medida en que el temor básico y la pasión adquieren dominio sobre nuestro ser, éste sucumbe y desciende hacia niveles de desarrollo inferiores,
pudiendo llegar incluso a estados de destructividad patológica.

Don Richard Riso describe nueve niveles diferentes para cada eneatipo, tres sanos, tres promedio y tres malsanos. En la medida que maduramos y trascendemos nuestros anclajes
psicológicos, ascendemos en la escala de desarrollo, como si cada nivel fuera un escalón que nos llevara a un estado superior de mayor integración psicológica y bienestar. Aunque
por lo general podamos permanecer en un estado determinado, lo habitual es oscilar entre diferentes niveles.

Nivel 1 : de liberación . El temor básico es trascendido y, en contacto con los valores esenciales, se satisfacen las verdaderas necesidades del ser. Equilibrio y crecimiento.

Nivel 2 : de capacidad psicológica . El temor básico hace surgir el deseo básico para compensar. El deseo básico es una necesidad humana psicológica universal, que, si uno se
guía por ella debidamente, proporciona tanto lo que cada persona necesita como la clave para conectar con la esencia.

Nivel 3 : de valor social . Aunque dentro de los niveles sanos, la persona comienza a protegerse mediante los llamados mecanismos de defensa. El ego del individuo se encuentra
más activo, con sus cualidades sociales e interpersonales propias.

Nivel 4 : de desequilibrio . El ego se infla, las defensas aumentan y se introducen los desequilibrios que, si no son corregidos, crearán crecientes conflictos intrapsíquicos e
interpersonales.

Nivel 5 : de control interpersonal . Este nivel es un punto crítico en el deterioro del tipo, ya que, desde aquí hacia abajo, los rasgos se vuelven más egocéntricos, defensivos y
conflictivos. En este punto el ego se infla significativamente, ejerciendo un control hacia los demás como medida de autoprotección y autoconservación.

Nivel 6 : de sobrecompensación . Surge una creciente insatisfacción y angustia, dado que las necesidades básicas no son satisfechas. El egocentrismo ocasiona múltiples
conflictos con los demás.

Nivel 7 : de violación . Las defensas de la persona dejan de funcionar de forma adaptativa y la angustia adquiere niveles importantes. Aparición de conductas de reacción,
autoprotectoras y malsanas. Se viola la integridad de uno mismo y de los demás, creando graves conflictos interpersonales.

Nivel 8 : de pensamiento delirante y conducta compulsiva . Éste es un estado plenamente neurótico, en el que se intenta rehacer la realidad antes que sucumbir en la propia
angustia. Pérdida de contacto con la realidad. Personalidad compulsiva.

Nivel 9 : de destructividad patológica . Estado psicótico, en el que se expresa abiertamente la conducta destructiva. Pensamiento delirante y conducta destructiva que puede
conducir a un grave colapso, violencia o muerte.

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ENEATIPOS

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El eneagrama describe nueve tipologías básicas de la personalidad. Cada una de estas tipologías
lleva aparejado determinadas pasiones, fijaciones, mecanismos de defensa, etc. y un determinado
autoconcepto de sí mismo. La personalidad es el aspecto inercial de nuestro ser. Constituye el
conjunto de formas y modos característicos que tenemos de enfrentarnos al medio. Nos define
con una serie de rasgos más o menos estables y consistentes. La "coherencia" con que nos
justificamos a nosotros mismos es la misma con la que percibimos el mundo.

Las nueve tipologías de personalidad que define el eneagrama, surgen de la particular forma que
cada ser humano posee para gestionar la energía vital y su atención. En términos generales
hablamos de motivación. Así pues, encontramos tres formas básicas de personalidad, en función
del centro energético que predomina. Así tenemos:

• Personalidades viscerales, en las que la importancia del momento presente es relevante. Se


corresponden con los eneatipos 1, 8 y 9.

• Personalidades emocionales , en las que se considera especialmente el pasado y los


sentimientos. Se corresponden con los eneatipos 2, 3 y 4.

• Personalidades mentales o racionales , en las que se valoran mayoritariamente las


consecuencias de la conducta en el futuro. Se corresponden con los eneatipos 5, 6 y 7.
Por otro lado, dependiendo del modo como se gestione la energía, es decir, cómo se dirija la
atención, cada uno de los grupos anteriores se divide en tres subgrupos:

• Introvertidos : tienen en cuenta primordialmente su mundo interno y sus necesidades. Se


corresponden con los eneatipos 1, 4 y 5.

• Extrovertidos : centran su atención en el entorno y las personas que le rodean. Se corresponden


con los eneatipos 2, 7 y 8.

• Centrovertidos : tienden a conciliar ambas tendencias o no llegan a desarrollar ninguna en


especial. Se corresponden con los eneatipos 3, 6 y 9.

De lo dicho hasta ahora, se desprende la existencia de los nueve tipos o rasgos básicos de
personalidad.

CENTRO EN ENERGÉTICO

TENDENCIA ATENCIONAL

ENEATIPOS

VISCERAL

extrovertido

el líder

centrovertido

el conciliador

introvertido

1
el perfeccionista

EMOCIONAL

extrovertido

el servicial

centrovertido

el eficiente

introvertido

el romántico

MENTAL

extrovertido

el epicúreo

centrovertido

el leal

introvertido

el observador

En tercer lugar, cada uno de las nueve tipologías posee tres variantes instintivas, que se
fundamentan en los tres instintos primarios que motivan el comportamiento humano: el instinto
de conservación, el instinto sexual y el instinto social. Estas variantes guardan relación con nuestra
particular forma de relacionarnos con las cosas y las personas y se encuentran muy mediatizadas
por la naturaleza biológica del individuo y por las experiencias de la infancia. De esta nueva triple
división surgen los subtipos, veintisiete en total. Así pues, cada eneatipo presenta 3 subtipos que
se relacionan entre sí de forma jerárquica. El hiperdesarrollo de uno de ellos supone el
subdesarrollo de los otros dos.

Cada eneatipo se caracteriza por:

• Unos rasgos esenciales que resumen las capacidades propias y ámbitos de desarrollo y
crecimiento.

• Determinados valores: que actúan en general como guías de pensamiento y dirigen la conducta.

• Una pasión y una virtud que la contrarresta. Ambas son el tono fundamental del ego personal y
colorean pensamiento, emoción y comportamiento.

• Un temor básico que inhibe las propias capacidades, fruto de la pérdida de confianza básica.

• Un deseo fundamental que surge como reacción al temor básico.

• Unos mecanismos de defensa y determinadas fijaciones mentales al servicio de los anteriores


que actúan como amortiguadores de nuestros temores.

• Una orientación psicológica concreta, producto de la forma particular como prestamos atención
y gestionamos nuestros recursos perceptivos.

• Una idea de sanación, que nos permite trascender el temor básico y expresar nuestras
capacidades esenciales.

Niveles de desarrollo : De la diferente combinación que puede darse entre las características
antedichas, surgirá un modelo de personalidad diferente. La salud psicológica surge cuando
permanecemos centrados en las características esenciales, aquellas que nos permiten un
desarrollo armonioso, crecer y ofrecer a los demás lo más positivo de nosotros mismos. En
cambio, en la medida en que el temor básico y la pasión adquieren dominio sobre nuestro ser,
éste sucumbe y desciende hacia niveles de desarrollo inferiores, pudiendo llegar incluso a estados
de destructividad patológica.

Don Richard Riso describe nueve niveles diferentes para cada eneatipo, tres sanos, tres promedio
y tres malsanos. En la medida que maduramos y trascendemos nuestros anclajes psicológicos,
ascendemos en la escala de desarrollo, como si cada nivel fuera un escalón que nos llevara a un
estado superior de mayor integración psicológica y bienestar. Aunque por lo general podamos
permanecer en un estado determinado, lo habitual es oscilar entre diferentes niveles.
Nivel 1 : de liberación . El temor básico es trascendido y, en contacto con los valores esenciales, se
satisfacen las verdaderas necesidades del ser. Equilibrio y crecimiento.

Nivel 2 : de capacidad psicológica . El temor básico hace surgir el deseo básico para compensar. El
deseo básico es una necesidad humana psicológica universal, que, si uno se guía por ella
debidamente, proporciona tanto lo que cada persona necesita como la clave para conectar con la
esencia.

Nivel 3 : de valor social . Aunque dentro de los niveles sanos, la persona comienza a protegerse
mediante los llamados mecanismos de defensa. El ego del individuo se encuentra más activo, con
sus cualidades sociales e interpersonales propias.

Nivel 4 : de desequilibrio . El ego se infla, las defensas aumentan y se introducen los desequilibrios
que, si no son corregidos, crearán crecientes conflictos intrapsíquicos e interpersonales.

Nivel 5 : de control interpersonal . Este nivel es un punto crítico en el deterioro del tipo, ya que,
desde aquí hacia abajo, los rasgos se vuelven más egocéntricos, defensivos y conflictivos. En este
punto el ego se infla significativamente, ejerciendo un control hacia los demás como medida de
autoprotección y autoconservación.

Nivel 6 : de sobrecompensación . Surge una creciente insatisfacción y angustia, dado que las
necesidades básicas no son satisfechas. El egocentrismo ocasiona múltiples conflictos con los
demás.

Nivel 7 : de violación . Las defensas de la persona dejan de funcionar de forma adaptativa y la


angustia adquiere niveles importantes. Aparición de conductas de reacción, autoprotectoras y
malsanas. Se viola la integridad de uno mismo y de los demás, creando graves conflictos
interpersonales.
Nivel 8 : de pensamiento delirante y conducta compulsiva . Éste es un estado plenamente
neurótico, en el que se intenta rehacer la realidad antes que sucumbir en la propia angustia.
Pérdida de contacto con la realidad. Personalidad compulsiva.

Nivel 9 : de destructividad patológica . Estado psicótico, en el que se expresa abiertamente la


conducta destructiva. Pensamiento delirante y conducta destructiva que puede conducir a un
grave colapso, violencia o muerte.

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