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Ficha Resumen - Lautaro Ramírez Cifuentes

Resumen: Ana Marleny Bustamante; Desarrollo Institucional de la Comunidad Andina


El texto revisa los cambios institucionales en la Comunidad Andina (CAN) desde 1969 hasta la
actualidad, cambios que reflejan, por una parte, la evolución política de los países de la subregión y
por la otra, atestiguan los cambios en la orientación predominante respecto al modelo de
integración que la subregión ha seguido desde 1996. Las instituciones se han ampliado en cantidad,
tamaño y vínculos mientras que la profundidad alcanzada inicialmente se ha venido diluyendo.
Cuando Latinoamérica empezó a considerar la adopción de la integración, la CEPAL recomendó que
la ALALC tuviera instituciones similares a las de la entonces Comunidad Económica Europea (CEE).
A pesar de la insistencia de la CEPAL, la Comunidad Andina ignoró sus recomendaciones.
En 1969, el Acuerdo de Cartagena crea el Pacto Andino. La Comisión era el órgano máximo del
Acuerdo, constituido por un representante plenipotenciario y uno alterno de cada uno de los países
miembros. La Junta fue concebida como un órgano técnico del Acuerdo. Un Comité Asesor
Económico y Social estaba integrado por representantes de los países miembros, designados por el
ejecutivo nacional. Los órganos mezclaban lo intergubernamental con lo supranacional.
En 1979 las instituciones del Acuerdo se ampliaron. De esta forma, la Comisión ve menguada su
actividad al tener que guiarse por las nuevas pautas y lineamientos de los representantes del
ejecutivo de los países miembros ante las nuevas instituciones creadas.
En 1996 los países del Acuerdo firman el Protocolo Modificatorio del Acuerdo de Integración
Subregional Andino mediante el cual crea la CAN. Se le da legalidad y estructura institucional a la
serie de órganos e instituciones que venían siendo parte del Grupo Andino pero que no estaban
incluidas dentro del texto codificado del Acuerdo de Cartagena. El Consejo Presidencial Andino es
ahora el máximo órgano de dirección y está conformado por Presidentes de los países miembros
del Acuerdo.
Los líderes que empezaban a construir las instituciones del Pacto Andino se dividieron en su
momento entre partidarios de las fuerzas de integración basadas en la solidaridad continental y los
partidarios de un mayor nacionalismo. En este momento predominaban las dictaduras militares en
la subregión, el temor de que pudieran surgir instituciones supranacionales introdujo cláusulas de
“renuncia” al Acuerdo de Cartagena
Los cambios en la estructura institucional han significado una ampliación y creación de nuevos
órganos que, manteniendo la estructura intergubernamental básica, en principio, ha significado la
creación de más burocracia. En el caso de la CAN, la misma se dotó de un cuerpo institucional y ha
puesto en juego una serie de reglamentos y Decisiones.
El establecimiento formal de instituciones no siempre mide la verdadera actuación o interés de los
“seres humanos” que las conforman, si no que las instituciones y la institucionalidad son el producto
de “sus circunstancias”. En este sentido, al observar las contribuciones de las instituciones de la CAN
al avance de la integración subregional, a la luz de las instituciones de la UE, se puede observar que
triunfó la intergubernamentalidad sobre la supranacionalidad.
Los cambios en la estructura institucional de la CAN desde 1969 destacan no sólo el poco
compromiso con la profundización de la integración al estilo europeo, enfatizan también la escasa
conciliación de intereses entre las élites nacionales de cada país y entre países, los temores de los
países miembros y la incertidumbre ante un escenario internacional cambiante del cual no se es
actor importante pero en el cual paradójica e “ilusoriamente” se piensa incidir positivamente.
Ficha Resumen - Lautaro Ramírez Cifuentes

Resumen: Jaime Acosta Puertas; La Desintegración Andina


El autor dice que en las últimas cuatro décadas los países andinos crearon una sofisticada
institucionalidad pero no construyeron una base sólida sobre la cual impulsar la integración. El
momento en que analiza la CAN es visto como un momento en crisis, principalmente por la salida
de Venezuela.
La CAN se planteó con la idea de consolidar la sustitución de importaciones de los países signatarios,
protegiendo su producción pero liberando barreras en su interior para fortalecer la transformación
productiva. Se inspiró en la experiencia de la CEE, y fue la primera iniciativa que apuntaba a una
integración profunda entre países subdesarrollados a través de la unión aduanera y el mercado
común. Estas dos grandes metas no se lograron. Al repasar los primeros veinte años de la CAN se
puede decir que, se concibieron e implementaron algunas acciones importantes en materias de
institucionalidad común. Sin embargo, se hizo evidente la falta de un emprendimiento sistémico,
por lo que cada acción avanzaba por caminos separados.
Durante los 90’ se instaló en América Latina, el Consenso de Washington, cuyos postulados iban por
caminos contrarios a los de la integración. Como consecuencia de ello, el propósito central de la
CAN, tal como fue pensada cuando se creó, ya no era posible. En esa década, se adoptaron
decisiones políticas y económicas que paulatinamente erosionaron a la CAN.
En la historia de la CAN no ha habido un país capaz de asumir el liderazgo e impulsar la integración
en términos políticos y económicos. La CAN nació en un contexto internacional en el que los países
en desarrollo se encontraban articulados en iniciativas políticas que ya no existen. Las economías
andinas se quedaron rezagadas, por lo que la desintegración de la CAN las volverá cada vez más
vulnerables y aisladas y las consolidará como actores marginales en el teatro global.
El autor cree que la crisis no se debe analizar desde el punto de vista económico sino, y sobre todo,
con un enfoque político. Para preservar la CAN, el camino no se puede construir únicamente con los
gobiernos. Sería necesario convocar también a otras instancias con vocación andina que hoy no
forman parte del andamiaje institucional comunitario a una cumbre de amplia participación que
derive en una nueva propuesta consensuada.
Cada vez más alejados de una integración proactiva, los países andinos tienen en el contexto
sudamericano la mejor opción para una agenda de cooperación estratégica y de libre comercio. Si
bien Brasil no es aún una potencia capaz de direccionar decisiones internacionales, sí es uno de los
nuevos jugadores globales emergentes. No obstante lo expresado, los recientes acontecimientos
ocurridos en la CAN aún están frescos (como la salida de Venezuela), circunstancias en las cuales no
es fácil definir inmediatamente una nueva estrategia de integración andina.
El autor cree que la situación actual de la CAN puede funcionar como espejo para que el Mercosur
emprenda una mirada crítica de su proceso, en un momento en que atraviesa una grave crisis de
confianza. En este contexto, el gran peso político y económico de Argentina y Brasil no debería
ejercerse de modo de perjudicar los intereses de los socios de menor tamaño.
La crisis que hoy atraviesa la CAN podría servir para revisar y fortalecer la agenda de la Comunidad
Sudamericana de Naciones. Todo apuntaría a una gran zona de libre comercio, complementada con
estrategias o programas clave que se podrían convertir en un nuevo elemento estratégico de la
integración. El autor afirma que la integración política y estratégica latinoamericana se ha quedado
sin libreto. A pesar de ello, las crisis deben servir para tomar nuevas acciones políticas, visionarias,
creativas y equilibradas.
Ficha Resumen - Lautaro Ramírez Cifuentes

Análisis
El texto de Bustamante muestra como en la historia de la CAN los órganos supranacionales van
perdiendo atribuciones frente a las nuevas organizaciones intergubernamentales. En este desarrollo
institucional influye en gran parte el contexto en que estas se van construyendo, el cual coincide
con la gran cantidad de dictaduras militares en Latinoamérica durante los años 70’, donde se
promovió el nacionalismo, algo que sin duda influyó en la idea de no ceder soberanía. Tras el retorno
a las democracias, estas instituciones siguieron vigentes, haciéndose cada vez más difícil el conciliar
los distintos intereses nacionales y así alejándose aún más la idea de ceder soberanía, la creación
de organismos supranacionales, y con ello la integración.
Acosta analiza este desarrollo institucional, al cual concluye que estos no lograron crear una base
sólida sobre la cual impulsar la integración. Sin embargo, esta idea no se ha agotado, sino que se
carece de nuevas ideas y acciones políticas para retomar la idea de integración, ejemplo que debiese
servir para un replanteamiento del MERCOSUR. De esta forma, Latinoamérica ha carecido de un
líder que se encargue de impulsar un proceso de integración profundo.
La historia de la CAN ha demostrado una progresivo desarrollo de organismos
intergubernamentales liderado por las autoridades locales en desmedro de organismos
supranacionales dirigidos por autoridades comunes, permitiendo así que en la CAN predominen los
lineamientos de la mayoría de los países miembros, viéndose así afectados los países con posturas
minoritarias, algo que llevó a la salida de Venezuela de la CAN. La crisis a la que alude Acosta no es
más que las consecuencias de un proceso liderado por las diversas políticas de los Estados
miembros.
Sin embargo, a modo personal, creo que el proceso de integración no solo se ve afectado por la falta
de organismos supranacionales, sino que los lineamientos economicistas influenciados por las
políticas económicas de Estados Unidos también se han encargado de alejar la idea de una
integración. Es por ello que la salida de Venezuela de la CAN evidenciaría una crisis, pero no se
encargaría de agravarla ya que la salida de este tipo de integración se ha hecho en función de
plantear una nueva estrategia de integración, el ALBA, el cual posee un país líder encargado de
impulsar dicha integración y fuera de los parámetros del capitalismo norteamericano.

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