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. SOBRE IAABYECCION
. l.
t .•

MNo hay animal que no tenga un refa#o de irif'ITlit.o;


no hay pupila.abyecta y vil que no t.pque ·
. , el relámpago de lo~. a veces tierno y a vecesferoz".
Victor Hugo, La leyenda de los siglos.

Ni sujeto ni objeto
·· Hay en la abyección una de esas violentas y os-
curas.rebeliones del ser contra aquello que lo ame-
, naza y que le parece venir de un afuera o de un aden-
tro exorbítante.jarrojado al lado de lo posible y de
· · lo tolerable, de lo pensable. Aili está. muy cerca, pe-
.ro inasimilable. Eso solicita, ínquíeta, fascina el de-
seo que sin embargo no se deja seducir. Asustado,
se aparta. Repugnado, rechaza, un absoluto lo pro-
tege de! oprobio, está orgulloso de ello y lo mantíe-
: ne. Y no obstante.i al mismo tlempo, este arrebato,
' este espasmo, este· salto es atraido hacia otra par-
te tan tentadora como condenada Incansablemen-
te; como un bümerang indomable, un polo de atrae-
cíón y de repulsión coloca a aquel que está habita-
do por él literalmente fuera de st,
· Cuando me encuentro invadida por la abyec-
ción, esta torsión hecha de afectos y de pensamíen-
7
Julia Krísteva
ffi~-.
( : Poderes de laperoersi.ón
-
. " .
. 9
.
tos, como yo los denomine, no tiene, en realidad; ob- : i~_g,,:. reconozco como. cosa. Un peso de no-sentídc que
jeto definible. Lo abyecto no es un ob-jeto=: en fren-
1 ~f- \ no tiene nada de ínsígníñcante y. que me aplasta.
te. de mt, que nombro o imagino. Tampoco es este '.t-Err.el linde dela inexistencia y de la aluclnac16n,-de
oh-Juego, pequeño objeto "a", punto de fuga infinito
. en una búsqueda sistemática del deseo. Lo abyecto
, l"t
im,a realidad que, sl la reconozco, me aniquila. Lo
; ·f
a~yecto y la abyección son aquí mis -barretas•. Es-
l
no es mi correlato que, al ofrecerme un apoyo so-
bre alguien o sobre algo distinto, me pénnitlria ser, '.ff_ , bozos de mi cultura. . . . .
más o menos diferenciada y autónoma. Del objeto,
lo abyecto ~o tiene más que una cualidad, la de opo-
1
nerse al yo. Pero si el objeto, al oponerse, me equili- :·1 1 ~ sucíedad= ·
bra en la trama frágil. de un deseo experimentado , ~ .
que, de hecho, me homologa indefinidamente, infini- ; ',~ · . Asco de una comida, de una suciedad, deun des-
tamente a él, por el contrario, lo abyecto, objeto caí- : ,.,y
., , hecho, de una basura. Espasmos y vómitos que me
do, es radicalmente un excluido,' y me atrae hacia : ¡j · protegen. Repulsión, arcada que me. separa y me
allí donde el sentido se desploma. Un cierto 'yo" ! l, desvía de la Impureza, de la cloaca, de lo Inmundo.
(moO que se ha fundido con su amo, un super-yo, lo ; j: . Ignominia- de lo acomodaticio, de la complicidad,
ha desalojado resueltamente. Está afuera, fuera del ; t:f de la traición. Sobresalto fascinado que hacia allí
conjunto cuyas reglas del juego parece· no recono- me conduce y de alli me separa. ·
cer. Sin embargo, lo abyecto no cesa, desde el exi- Quizá el asco por la comida es la forma más ele-
lio, de desafiar al amo. Sin avtsar(le), solicita una mental y más arcaica de la abyección. Cuando la
descarga, una convulsión, un grito. A cada. yo (mol) pata, esa piel de superficie lechosa, Inofensiva, del-
su objeto, a cada superyó; su abyecto. No es la capa ; ~( g~~a c<>mc. una hoja qe papel de cigarrillo, tan des-
blanca o del aburrímíento quieto de la represión, } ?!?' preciable como el resto _cortado de las· uñas, se pre-
no son las versiones y conversiones del deseo que ) "\; sénta ante los ojos, o toca los labios, entonces un
tíronean los cuerpos, las noches, los discursos.· Si- · ,<espasmo de la glotis y aun de más abajo, del esto-
no un sufrímíento brutal del que 'yo" se acomoda, : mago, del vientre, de todas las vísceras, crispa el.
sublime y devastado, ya que 'yo" lo vierte sobre el fü1erpo, acucia las lágrimas y la. bilis, hace latir el
padre ,_(padreversión):•• yo lo soporta ya que imagina :• ebrázón y cubre de sudor la frente y las manos. Con
que· tal es el deseo del otro. · Surgímíento masivo y ',!~Lvérttgo que nub1a 1a mírada, 1a náusea me retuer- .
abrupto de una extrañeza que, si bien pudo· serme > ~[conti;a esa nata y me separa de la madre, del pa-
familiar en una vida opaca y olvidada, me hostiga :,<Jré que me la presentan. De este elemento, signo de·
ahora como radicalmente separada, , repugnante.' 'iu~deseo, 'yo" nada quiero, "yo· nada quierosaber,
· No yo. No eso. Pero tampoco nada. Un "algo" que no > 'y.o~ .no lo asimilo, 'yo" lo expulso. Pero puesto qtie
;,: e'. sr te alimento no .es un "otro" para "mí". que. sólo
r~ •

• . La_,g>ntfnu~ón d~l texto juega c~n la particulajet (v~feter.


arrojar, expulsar), intentando dar cuenta de ~a construcción del yo
(mOI) como resultado de las fuerzas de atraceíén y de repulsión en-
tre el yo y el no-yo, . ·· . . ·
h\~. el original francés, garde:fóus.
:.-•.),'·
•,~i'~n· el ortginal, ropre. La continuación del texto Jugará en la
.. Juego de palabras intraducible. Pere-verston. que stgnltlca "pa- 4iÍple ·vertiente del cante francés: tmpropre (no propio) e tm-
dreversíén", e¡¡ homófono de peroerston; . · .
. p:,~te
, ~.:,,.,
(sucio) ..
:,_ ...
J

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-Julía Kristeva 11
Poderes de la peroersióh
existo en su deseo, yo me expulso, yo me escupo, yo
hablarles, pensarlos, aquí y ahora está arrojado, ab-
me abyecto en el mismo mov:tmiento por el que "yo"
pretendo presentarme. Este detalle, tal vez insignifi- .. yectado, en "mi" mundo. Por lo tanto, despojado del
cante, pero que ellos buscan, cargan, aprecian, me 1 do me desvanezco. En esta cosa Insistente,
1

:~a. 1nsolente bajo el sol brillante de la morgue


imponen, esta nada me da vuelta como a un guante,
t_
.· llena de adolescentes · sorprendidos. en esta cosa
me deja las tripas al aire: así ven, ellos, que yo estoy
volviéndome otro al precio de mi propia muerte. En r ' que ya no marca y que por lo tanto ya nada s!gnifl-
este trayecto donde "yo" devengo, doy a luz un yo ' ca, contemplo el derrumbamiento de un munts ., " \: ,
(moi) en la Violencia del sollozo, del vómito. Protes- ha borrado sus límítes: desvanecimiento. El carra-
ta muda del síntoma, Violencia estrepitosa de una ver -Visto sin Dios y fuera de la ciencia- es el ~ol-
convulsión, Inscripta por cierto en un sistema sim- mo de la abyección. Es la muerte infestando la vida.
bólico, pero en el cual, sin poder ni querer integrar- Abyecto. Es algo rechazado del que uno no se sepa-
se para responder, eso reacciona, eso abreacciona, ra, del que uno no se protege de la misma manera
eso abyecta. que de un objeto. Extrañeza imaginaria y amenaza
El cadáver (cadere, caer), aquello que irremedia- real nos llama y termina por sumergirnos.
blemente ha caído, cloaca y muerte, trastorna más No es por lo tanto la ausencia de limpieza o de\
Violentamente aun la identidad de aquel que se le salud lo que vuelve abyecto, sino aquello que pertur-
confronta como un azar frágil y engañoso. Una heri- ba una identidad, un sistema, ~ orden. Aquello que
da de sangre y pus, o el olor dulzón y acre de un su- rÍ.o respeta los limites, los lugares, las reglas. La com-
dor, de una putrefacción, no sfgntflcan la muerte. plicidad, lo ambiguo, lo mixto. El traidor, el mentiro-
Ante la muerte significada - por ejemplo un encefa- so, el criminal con la conciencia limpia, el Violador
lograma plano- yo podría comprender, reaccionar desvergonzado, el asesino que pretende salvar... To-
o aceptar. No, así como un verdadero teatro, sin di- do crimen, porque señala la fragilidad de la ley, es
simulo ni máscara, tanto el desecho como el cadá- abyecto, pero el crimen premeditado, la mu~rte so-
ver, me indican aquello que yo descarto permanen- lapada, la venganza hipócrita lo son aun. mas por-
temente para Vivir. Esos humores, esta impureza, que aumentan esta exhibición de la fragilidad legal.
esta mierda, son aquello que la Vida apenas sopor- , Aquel que rechaza la moral no es abyecto -puede
ta, y con esfuerzo. Me encuentro en los limites de haber grandeza en lo amoral y aun en un crimen
mi condición de Viviente. De esos Iímítes se des- que hace ostentación de su falta de res~to de. la
prende mi cuerpo como ViViente. Esos desechos ley, rebelde, liberador y suícída. La aby~~c1on es in-
caen para que yo Viva, hasta que, de pérdida en pér- moral, tenebrosa, amiga de rodeos, turbia: un terror
dida, ya nada me quede, y mi cuerpo caiga entero que dísímula, uri odio que sonrle, una pasión por un
más allá del límíte, cadere-cadáver. Si la basura sig- cuerpo cuando lo comercia en lugar de abrazarlo,
nifica el otro lado del limite, alli donde no soy y que un deudor que estafa, un amigo' que nos clava un
me permite ser, el cadáver, el más repugnante de puñal porla espalda... . .
los desechos, es un limite que lo ha Invadido todo. En las oscuras salas que quedan ahora del mu-
Ya no soy yo (mol) quien expulsa, "yo" es expulsado. seo· de Auschwitz, veo un montón de zapatos de ni-
El limite se ha vuelto un objeto. ¿Cómo puedo ser ños, 0 algo así, que ya he Visto _en otra parte, quizás
sin limite? Ese otro lugar que imagino más allá del bajo un árbol de Navidad; munecas, tal vez. La ab-
presente, o que alucíno para poder, en un presente, yección del crimen nazi alcanza su. apogeo cuand~
la.muerte que, de todas maneras me mata, se mez
Julia Kris teva

cla con aquello que, en mi universo viviente, está lla-


".· · ·
.,..•.•· .. 'f'odernsdek>peroersfm ·
ffl,;·r
Queda · abierto el interrogante, totalmente laico,
13

JtI
mado a salvarme de la muerte: con la infancia, con
la ciencia, entre otras cosas... · : 'e' de si la abyección puede constituir la prueba para
'., ~: aque! que; en e! llamado reconocimiento de la cas-
_tracion, se desvía de sus escapatorias perversas pa-
. it ra ofrecerse como el no-objeto más precioso, su
La abyección de sí .1 . propio cuerpo, su propio yo (moi), perdidos en lo su- ·
Si es cierto que lo abyecto solicita y pulveriza si- ~;,, cesívo como propios, caídos, abyectos. El fin de la
multáneamente al sujeto, se comprenderá que su I:> cura analítica puede llevarnos hacia allí, ya lo vere-
máxima manífestacíón se produce cuando, cansa- ._,f. . mos. Angustias y delicias del masoquismo.
do de sus vanas tentativas de reconocerse fuera de ;,·L
_'.J-.·.·,.·. · -Esencialm.ente diferente de lo "sin. iestro"*, ínclu-
si, el sujeto encuentra lo imposible en sí mismo· . fs so más violenta, la abyección se construye sobre el
cuando encuentra que lo imposible es su ser rnís- · : J . no reconocimiento de sus próximos: nada le es fa-
~º· al descubrír que.él no es otro que siendo abyec- il1\ miliar, ni siquiera una sombra de recuerdos. Me
to. La abyección de sí sería la forma culmin ante de : J· imagino a un niño que se ha tragado precozmente a
esta experíencía del sujeto a quien ha sido· devela- ; 7::; sus padres, y que, asustado y radicalmente ..solo",
do que todos sus objetos sólo se basan sobre la pér- : •¿/_ rechaza y vomita; para salvarse,· todos los dones,
dida inaugural fundante de su propio ser. Nada me- . <St los_ objetos. Tíene.ipodría tener, el sentido de lo ab-
jor que la abyección de si para demostrar que toda : !(·· yecto. Aun antes de que las cosas · sean para
a~yección es de hecho reconocimiento de. la falta : ·t%:: · él - por lo tanto, antes de que sean signitlcables- ,
fundante de todo ser, sentido, lenguaje, deseo. En • , '?-·-, · las ex-pulsa, dominado por la pulsíón, y se constru-

general se pasa por .. alto demasiado rápidamente ·ye su propio territorio, cercado de abyecto. Maldita
esta palabra,· falta, de la que el psícoanálísís no re- figura. El miedo cimienta su recinto medianero de
tiene en la actualidad más que. el producto más· 0 • otro mundo, vomitado, expulsado, caído. Aquello
menos fetiche, el "objeto de la falta". Pero ~i uno se 'que ha tragado en lugar. del amor materno, o más
ímagína (y Justameµtt: se trata de imaginar, ya que -bíen en lugar de un odio materno sin palabra para
lo que aquí se funda es el trabajo de la imagina- ,. . la palabra del padre, es uri vacío; esto es lo que tra-
ción) la_ experiencia de la falta misma como lógica- ·<·ta de purgar, incansablemente. ¿Qué consuelo pue-
mente anterior .al ser y al objeto - al ser del objeto- '" · .de encontrar en esta repugnancia? Quizás un pa- ·
.: entonces se comprende que su único significado '-: -dre, existente pero vacilante, amante pero mesta-
sea la abyección, y con más razón la abyección de \),ble,• simple
¡¡·-··-· •
fantasma,** pero que retorna permanen-
~í, _siendo su significante ... la literatura. La crístían-
. dad mística .hízo de .esta abyección de si la prueba
tc:,ct() ortginal dice tnqutétcuite étrangeté (inquietante extra-
: ;"..~:· ". El
.última de la humildad ante Dios, como lo atestigua
;; .,~C1J1), que es la forma con la cual, a partir de Marle Bonaparte , el
Santa Isabel, quien "por más grande princesa que · i.~pstCO!UJá]isb francés traduce el das wnheim1ich del texto dé Freud,
ra, amaba por sobre. todo la abyección de sí : :·r;ki versiones casteU~ optan entre •s1n1estro• y ·omb:1~·. La
mísmat.t: :coritliluidad del texto juega con la oposición •extraño/familiar'",
·áéortfe con el término francés.
· •'.'-Fantasma que n:torna es un juego do palabras intraducible en-
1 Saint F'tan~is de Sales: Introductton a la vte dévote, t.111. 1. . ,rwenant (fantasma) y revenant (que vuelve, que n:toma), ho-
~#16fonos. · ·
""'·f°\·-
14
Juli a Krts teva Poderes de la peroersfón

temente. Sin él, el maldito muchacho no tendría clones) que por ello no acceden a la conciencia, si-
probablemente ningún sentido de lo sagradoj> suje- no que operan modificaciones en el sujeto, sea de)
to nulo, se confundirla en el basural de los no-obje- discurso (lapsus, etc.), sea del cuerpo (sintomas),
tos siempre caídos de los que por el contrarío trata sea de ambos (alucinaciones, etc.). Correlativamen-
de salvarse armado de abyección. Ya que aquel pa- te a la noción de represión, Freud propuso· la de de-
ra quíen lo abyecto exísteno está loco. Del entume- negación para pensar la neurosis, y la de ~haw
cimiento que lo ha congelado frente al cuerpo into- ·crorclusión) para situar la psicosis. La asímetría de
cable, imposible, ausente, de la madre, y que ha cor- ambas represiones se acentúa dado que la denega-
tado los impulsos de sus objetos, es decir de sus ción recae sobre el objeto mientras que la forclu-
representaciones, de este entorpecimiento hace ad- síón afecta el deseo mismo (aquello que Lacan, sí-
venir, digo, con el asco, una palabra: el míedo, El fó- guíendo impecablemente la línea de Freud, inter-
bico no tiene más objeto que lo abyecto. Pero esta preta como "forclustón del Nombre del Padre"].
palabra "miedo" - bruma fluída, viscocidad Inasí- Sin embargo, frente a lo ab-yecto, y más especíñ-
ble-, no bien advenida se deshace como un espe- camente a la fobia y al clivaje del yo (mol) (ya volve-
jismo e impregna de inexistencia, de resplandor remos sobre ello), cabe preguntarse si estas articu-
alucínatone y fantasmático, todas las palabras del laciones de la negatividad propia del inconsciente
lenguaje. De esta manera, al pon¡r entre paréntesis (heredadas por Freud de la ftlosofla y de la psícolo-
al miedo, el discurso sólo podrá sostenerse a condi- , gta) no han caducado. Los contenidos "inconscien-
ción de ser confrontado incesantemente coy. este tes" permanecen aqu1 exclufdos pero de una ma-
otro lado, peso rechazante y rechazado, forido · de nera extrañ a: no tan radicalmente corno para per-
memona inaccesible e íntimo: lo abyecto. mitir una sólida diferenciación sujeto/objeto, y sin
· embargo con una nitidez suficiente como para que
· pueda tener lugar una posición de defensa, de re-
Más allá del inconsciente chazo, pero también de elaboración sublimatoria.
Como si aquí la oposición fundamental estuviera
Es decir que hay extstencias que no se sostienen dada entre Yo y Otro, o, más arcalcamente aun, en-
con un deseo, siendo el deseo, deseo de objetos. tre Adentro y Afuera. Como síesta oposición, elabo-
Esas existencias se fundan en la exclusión. Se dis- rada a partir de las neurosis, subsumiese la opera-
tinguen nítidamente de aquellas entendidas como da entre Consciente e Inconsciente.
neurosis o psicosis, que articulan la negación y sus · Debido a la oposición ambigua Yo/Otro, Aden-
modalidades, la transgresión, la denegación' y la Jor- tro/Afuera -oposición vigorosa pero permeable,
duston: Su dinámica cuestiona la teoría del incons- violenta pero incierta-. los contenidos "normal-
ciente, pues ésta misma es tnbutarta de una dialéc- :rnente" inconscientes en los neuróticos se hacen
tica de la negatividad. ·
explícitos cuando · no conscientes en los discursos
Se sabe que la teoría del inconsciente supone y comportamientos "limites" (borderltnes). En oca-
una represión ~e contenidos (afectos y representa- siones, estos contenidos se manifiestan abierta-
mente en prácticas simbólicas. sin integrarse por
• Juego de palabras intraducible entre S(lCl'é (maldito) y sa.cré (sa-
ello al nivel del Juicio consciente de los sujetos en
grado), homófonos. cuestión; puesto que hacen impertinente la oposi-
ción conscíenteyínconscíente, estos suje7 sus
16

dis . os son terreno propicio •'para una discursivi-


da ·"sublimatoria ("estétlc~" o "mística•, etc.) más
que científica o-racionalista.
Julia Knsteva

i :::::::
f.::, ."· excluido.
: Pues obtiene
y trueno
su goce de este extravío en terreno
Este abyecto del que en resumidas cuen-
. i7

tas. no cesa de separarse. es para él una tierra de ol-


Un exiliado que dice: "¿Dónde?" . ~ido -constantemente rememorada. En .un tiempo .
· ya borroso, lo abyecto debió - haber sido un polo 'I
'
Por lo tanto, aquel en virtud del cual existe lo ab- Imantado de· codicia. - Pero ahora las cenizas 'del ol- H
yecto es uri arrojado {Jeté), que (se) ubica, {se) sepa- ., .. vído hacen de parabrisas y .reflejan la aversión, la
ra. (se) sitúa, y por lo tanto erra
én vez·de reconocer- v ::· ·• • repugnancia. Lo propio (ltmpíol (en el sentído de lo
se, de desear. de pertenecer o rechazar. Situactonis- · :': 4téorporado y lo. incorporable) se vuelve sucío: lo
ta en un sentido, y apoyándose en la risa, ya que , :: . sollcítado hace un viraje hacia lo desterrado, la fas-
reír es una manera de situar o de desplazar la ab- "J!inación hacia el oprobío. Entonces el tiempo olvt-
yección. Forzosamente. dicotómico, un poco mani- . "dado .surge bruscamente, y condensa en un relam-
queo, divi9e, excluye, y sin realmente querer recono:- , .:pago fulgurante una operación que, si fuera pensa-
cer sus abyecciones, no deja de ign-9.rarlas. Arle- ·· :.9a!. serla .la reunión de los dos. términos opuestos
más, con frecuencia se incluye alli, arrojando de es- '~ro.que1 en Virtud de dicha fulguracíén.ise desear-
ta manera al interior de st el escalpelo que opei:a ·giLcomci un trueno .. El tiempo de la abyección e~
sus separaciones. . . :«o~le: tiempo del oMdo y del trueno, de -lo infinito
En lugar ·de interrogarse sobre su "ser'". .se inte-:- :i~lado y del momento en que estalla la revelación. ··
rroga sobre su lugar: ..¿Dónde estoy?, más bien que ·i·i~~t.~.~.:. : . . : ..
~¿Quién soyr. Ya que el espacio que pr«>cupa al .~-, .2,t~1-~·: :.,•
/··:}•
1.
arrojado, al excluido, jamás es uno_ .nt ~ ;¡;:. oce y afecto.
~· totaltzable, sino esenciajmente . divisible, plega- .<¿: .... ~... ~,. J -~

ble•. catastrófico.· Constructor. de terrttonos. de len- ~~~~c~. e~ si:una. Ya que el extraviado se considera
guas, de obras, el CUTQ]aik; no cesa de delim1W: su ··' o.el equivalente de- un Tercero. Sé cerciora 'del
untverso... cuyos confines fluidos -· - estando consti- p!o.de; éste, se apoya en la autoridad de su poder
tuidos por ·un no-objeto, lo abyec~~· ; cuestionan , :3• - ~~Qndenai;, se funda sobre su ley para oMdar o
constantemente su solidez Y. lo inducen a; empe~ ~gajnu- elwelo · del olvído, pero también-para erí-
de nuevo. Constructor. infatigable, el arr.oJadq es: un · - ~ú¡ o!>j~to· como caduco, Como caldo: .Eye~tado
extraviado. Un Viajero en una noche.de hj.d~ fin. .,;' ;_ l10_tfo.: :¡stru~tµra ternaría, si ·se··qutere,.:consi-
1l,eQe ~l senti~o del peligro, de la pérd.ldá ·que. répre'.' > :tqr;p9r.,:el/Otró rconi~~pied!a angular.tpero ·~es-
senta el pseudo-objeto que lo atrae. pero no puede / ~;.-,(~r~i~~·~_-Hopólc:,gta· de:;.:catástrofe:; Ya
dej"ar de; arriesgarse en el mismo. niomento .en.,que / · J~P.8~ urt'¡alter:-ego, elOtro deji(de:_ma7·
_ toma dfs~cia de·aquél. )"_cuanto más se,_extravfa, --J
ni~·~ salva. . . . . . . . ' : . {. J. . i~;J1~~rpo1~. de():rlángulo .donde:-s4fsustenta
:' '."'•eg~netc:latt .~µbje~:,y ~eja. :caer,;al ;objeto"'eri'
íiabominable~. _ :tnaccestbie· ·saJvo, a ttav~ -del
~f~~;·:eénttdd}'~ -lo gom.·~ytÓientamerite_ :y·
. t. qt:g.(lna. ~16n.":Y, :<:mn9. eniel;goce,'.donde' ~l
~I ~~ado :·~a·; del: 'd~·seo estalla'· con· ·et · espejo
?:''. .:·;··

•:/
·~-· . I
0- ;,
18 Julia Krísteea f Poderes de laperoer-sión 19

roto donde el Yo (moi) cede su imagen para reflejar- rrítorío del que · puedo decir que es mío porque el
se en el Otro, lo abyecto nada tiene de objetivo, ni si- Otro, habiéndome· habitado como alter ego, me lo

] quiera de objetal. Es simplemente una frontera, un


don repulsivo que el Otro, convertido en alter ego,
deja caer para que "yo" no desaparezca en él, y en-
cuentre en esta sublime alienación una existencia
indica por medio de la repugnancia.
Es una manera de decir una vez más que el flujo
heterogéneo, que recorta lo abyecto y remite a la ab-
yección, vive ya en un animal humano fuertemente
desposeída. Por lo tanto un goce en el que el sujeto alterado. Sólo experimento abyección cuando un
se sumerge pero donde el Otro, en cambio, le impi- Otro se instaló en el lugar de lo que será "yo" (mol).
de zozobrar haciéndolo repugnante. Ahora se com- No un otro con el que me identifico y al que incorpo-
prende por qué tantas victimas de lo abyecto son ro, sino un Otro que precede y me posee, y que me
victimas fascinadas, cuando no dóciles y compla- hace ser en virtud de dicha posesión. Posesión an-
cientes. terior a mi advenímíento- estar allí de lo simbólico
~ Frontera sin duda, la abyección es ante todo am- que un padre podrá o no encarnar. Inherencia-de-la
bigüedad, porque aun cuando se aleja, separa al su- sígníñcancía al cuerpo humano.
jeto de aquello que lo amenaza - al contrario, lo de-
_nuncia en continuo pelígro->. Pero también porque
la abyección misma es un mixto de juico y de afec-
to, de condena y de efusión, de signos y de pulsío- En el límite de la represión primaria
nes. Del arcaísmo de la relación pre-objetal, de la Si errvírtud de este Otro se delimita un espacio
violencia inmemorial con la que un cuerpo se sepa- que separa lo abyecto de aquello que será un sujeto
ra de otro para ser, la abyección conserva aquella y sus objetos, es porque se opera una represión a la
noche donde se pierde el contorno de la cosa signi} - que podría llamarse "primaria" antes del surgimien-
ftcada, y donde sólo actúa el afecto imponderable/ to del yo (mol), de sus objetos y de sus representa-
Por supuesto, sl yo estoy afectada por aquello qu ciones .. Estos, a su vez, tributarlos de otra repre-
no se me aparece todavía como una cosa, es por- sión, "secundaria", recién llegan a postertort sobre
que hay leyes, relaciones Incluso, estructuras de un fundamento ya marcado, enigmático, y cuyo re-
sentidos que me gobiernan y me condicionan. Este cuerdo fóbíco, obsesivo, psicótico, o, de una mane-
gobierno, esta mirada, esta voz, este gesto, que ha- ra má's general e imagln aria, bajo la forma de abyec
cen la ley para mi cuerpo aterrado; constituyen y ct6n, nos signiftca los llmltes del universo humano.
provocan un afecto y no todavta un signo. Lo erijo En este Iímíte, y en última instancia, se podría
como pura pérdida para excluirlo de aquello que ya decir que no hay inconsciente, el cual se construye
no sera. para mí, un mundo asimilable. Evidente- cuando representaciones y afectos Ilígados o no a
mente, sólo soy como cualquier otro: lógica miméti- aquéllas) construyen una lógica. Aqul, por el contra-
ca del adventmlento del yo (mol), de los objetos y de rio, la conciencia no se hizo cargo de sus derechos
los signos. Pero cuando (me) bu.seo, (me) pierdo o
para transformar en significantes las demarcacio-
goz.o, entonces "yo" es heterogéneo. Molestia, males- nes fluidas de los territorios aún inestables donde
tar, vértigo de esa ambigüedad que, con la violencia un "yo" en formación no cesa de extraviarse. Ya no
de una rebelión conira; delimita un espacio a partir estamos en la órbita del inconsciente sino en el lí-
del cual surgen signos, objetos. Asl retorcido, teji- mite de la represión primaria que sin embargo en-
do, ambivalente, un flujo heterogéneo recorta un te- contró una marca intrlnsecamente corporal y ya
J

20 JulJa Kristeva Poderes de la perversfón 21

slgntflcante, síntoma y signo: la repugnancia, el as- sublime desencadena -desde siempre ha desenca-
co, la abyección. Efeivescencla del objeto y del sig- t denado- una cascada de percepciones y de pala-
no que no son de deseo, sino de una sígníflcancía l · bras que ensanchan la memoria hasta el in.ftn1to.
intolerable y que, si bien se balancean entre el no- Me olvido ahora del punto de partida y me encuen-
senttdo y lo real imposible, se presentan a pesar de tro asomada a un universo segundo, desfasado de
-yo• (mol) (que no es) como abyeccíón, aquel en el que "yo" estoy: delectación y púdlda. No
más acá, sino siempre y a trav~ de 1a percepc16n y
de las palabras; lo sublime ~ un pdern4s que l1ÓII
Premisas del signo, doblez de lo sublime ínña, nos excede, y nos hace estar a la vez aquf. arro-
jados, y alll, disttntos y brillantes. Deavlo. clausura
Detengámonos un poco en este punto. Si lo ab- imposible. Todo fallJdo, alegria: fasdnac16n.
yecto ya es un esbozo de signo para un no-objeto
en los limites de la represión prímaría, podemos
comprender que por un lado pueda bordear el sínto- Antes del comienzo: la separación
~I ma somátlco, y por· el otro la sublimación. El sfnto-
ma: un lenguaje, que al retirarse, estructura en el Entonces lo abyecto puede aparecer como la su-
cuerpo un extranjero ínasímílable, monstruo, tu- blimación más .frága (desde una perspectiva sincró-
mor y cáncer, al cual los escuchas del íneonscíente ntca), más cumt:a (desde una perspectiva diacróni-
no oyen, ya que su sujeto extraviado se agazapa fue- ca) de un "objeto" todavia inseparable de las pul-
ra de los senderos del deseo. La · subltmactó,Í. en . síones, Lo abyecto es aquel, pseudo-objeto que se
cambio, no es otra cosa que la posibilidad del nom- constituye antes. pero que recién aparece. ~ las
brar· lo pre-nominal, lo pre-objetal, que eh realidad brechas de la ~presión sccundaJ1a. R>r' lo tanto lo*
. sólo son un trans-nomínal, un trans-objetal. En el t abyecto sena el "objeto· de la rep~'6n prtmarla.
síntoma, lo abyecto me invade, yo me convierto en Pero, ¿qué es la represión primaria? Digamos: la
abyecto. Por la sublímacíón, lo poseo. Lo abyecto capacidad del ser hablante, siempre ya habitado
está rodeado de sublime. No es el mismo momento por el Otro, de dividir, rechazar, repetir. Sin que es-
del trayecto, pero es el mismo sujeto y el mismo dis- tén constituidos una división, WUl separación, un
curso lo que los hace existir. · sujeto/objeto (no todavía, o ya no). ¿Por qué? Qui-
Pues lo sublime tampoco tlene objeto. Cuando el zás a causa de la angustia materna, incapaz de sa.-
cielo estrellado, el alta mar o algún vitral de rayos ttsfacerse en lo simbólico del medio.
violetas me fascinan, entonces, más allá de las co- Por un lado, lo abyecto nos confronta con esos
sas que veo, escucho o pienso, surgen, me envuel- ~stados fráfJes en donde el hombre erra .en los te-
ven. me arrancan y me barren un haz de sentídos, rritorios de o antmaL De esta manera. con la abyec-
de colores, de palabras, .de cartelas, de roces, de aro- ción, las sociedades prlmitlvas marcaron una zona
mas, de suspiros, de cadencias. El objeto "sublíme" · precisa de su cultura para desprenderla del mundo
se disuelve en los transportes de una memoria sin amenazador del animal o de la animalidad, ima-
fondo, que es 1a que, de estado en estado, de recuer- ginados como representantes del · asesinato o del
do en recuerdo, de amor en amor, transfiere este ob- sexo.
jeto al punto luminoso del resplandor donde me Lo abyecto nos confronta, por un lado, y esta vez
pierdo para ser. No bien lo percibo, lo nombro; lo en nuestra propia arqueologta personal, con nues- ·
(

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