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Vino cuando vivía en ignorancia e idolatría (Ro. 4:10). No fue llamado por ser mejor que sus
compatriotas. La gracia de Dios no busca mérito. Cristo no vino para llamar a los justos, sino a los
pecadores. Siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros.
Si oyó una voz audible, o si el Espíritu de Dios susurró el mensaje a su corazón, obrando en
Él un deseo irresistible, no lo sabemos. Sea como fuere, el llamamiento fue muy personal;
Solamente Él podía contestarlo.
El llamamiento de Dios trae responsabilidad individual. Dios no nos llama para ser mejores
que nuestros prójimos, sino mejores que nosotros mismos. El llamamiento salvador nos
viene por medio del evangelio de Jesucristo.
1. UNA SEPARACIÓN COMPLETA. «Vete.» No debía ser impedido por su país, parentela o la
casa de su padre. Era menester romper y dejar atrás todo vínculo y amistad que pudiera
estar entre Él y el llamamiento divino. Si un hombre no está dispuesto a abandonar sus
pecados, no está dispuesto a ser salvado (Is. 55:7).
2. UNA VIDA NUEVA. Esta vida es una de fe en Dios y comunión con Él: una vida
bienaventurada. Todos aquellos que obedecen a Dios viven por fe. Es el trasplante por el
Espíritu de la tierra estéril de uno mismo a la tierra rica y fructífera de infinita gracia.
1. LA PROMESA DE UNA POSESIÓN. «La tierra que te mostraré. » Muchos se detienen cuando
Dios llama, pensando qué cosas habrá que abandonar, olvidando lo que Dios ofrece. El hijo
pródigo, por supuesto, tuvo que abandonar sus harapos cuando obtuvo el vestido principal.
2. LA PROMESA DE SER HECHO UNA BENDICIÓN. «Te bendeciré, y serás bendición». Todas las
familias de la tierra están siendo y todavía serán bendecidas por medio de la simiente de
Abraham (Cristo).
Solo podemos ser una bendición para Dios una vez que Él nos haya bendecido a nosotros.
Éste es el orden de Dios. Somos salvados para servir. Es de aquellos que vienen a Jesús y
beben que corre el agua de vida (Jn. 7:37, 38).
Parece desprenderse de Gen. 11:31 que Abraham fue guiado por su padre y no por el
mandamiento de Dios. Bajo esta dirección solo llegó a Harán. Después de la muerte de su
padre Abraham obedeció de lleno (Gen. 12:4).
La sabiduría mundana nunca nos ayudará en la vida de fe. No hay descanso o bendición
para aquellos que no hacen más que aproximarse, pero sin allegarse, a Cristo, no importa
hasta qué punto hayan avanzado. Cerca del reino todavía significa afuera. Casi salvado
quiere decir perdido. Dios aún llama; ¡oídle!
Los Méritos de Timoteo
TEXTO BIBLICO: 1 TIMOTEO 1:2
El Apóstol Pablo resalta las condiciones espirituales de su hijo en la fe Timoteo. Probado y aprobado
como un obrero desinteresado, fiel, colaborador, conocimiento de las escrituras y una fe no fingida.
Introducción.
A. Fil. 2:22, "los méritos"; "los méritos probados" (LBLA); "la prueba que de sí él ha dado" (VHA).
KOKIME, el efecto de ser probado, aprobación, Rom. 5:4 "prueba".
B. 2 Cor. 8:2, el proceso, la prueba misma; Fil. 2:22, el efecto. Timoteo ya fue probado, y fue
aprobado. Compárese Dan. 5:27, "TEKEL: Pesado has sido en balanza, y fuiste hallado falto”.
«Aconteció en aquellos días, que Jesús vino de Nazaret de Galilea, y fue bautizado por Juan
en el Jordán» (v. 9). ¿Qué involucró este paso para Él? ¿Estaba Él acaso siguiendo como uno
de la muchedumbre que iba en pos del predicador del desierto? Fue el paso más decisivo e
importante en la vida de nuestro Señor.
Implicó el abandono de todos los vínculos terrenos de las relaciones humanas, la perfecta
rendición de Sí mismo a la voluntad de su Padre como su Hijo, la pública declaración de su
carácter como maestro enviado por Dios, y como el Cordero que quita el pecado del
mundo.
Solemne fue para Jesús el viaje desde Nazaret hasta el Jordán. ¿Hemos tomado este paso?
¿Nos hemos rendido a Dios para que su voluntad sea hecha en nosotros? ¿Es el ardiente
deseo de tu corazón que tu vida glorifique al Padre?
II. Aceptados. «E inmediatamente… vio que se rasgaban los cielos» (v. 10).
Se ofreció a Sí mismo, y fue en el acto aceptado por el Padre, a través de los cielos abiertos.
Como pecadores, nos damos para ser salvos; como hijos, nos damos a Él para el servicio.
Cada hijo que no se rinde a Él le está robando a Dios el fruto de su vida. No digas que no
vale la pena ofrecer tu vida cuando ha sido redimida con la preciosa sangre del Hijo de Dios.
Si quieres que los cielos se abran sobre ti, preséntate a Dios.
III. Ungido. «Y [vio] al Espíritu como paloma que descendía sobre Él» (v. 10).
La santa unción para el servicio vendrá con certidumbre cuando la vida haya sido
totalmente dedicada a Dios. Todas las palabras y obras de Cristo fueron pronunciadas y
obradas en el poder del Espíritu. Este mismo bautismo lo necesita y puede tenerlo cada
hijo de Dios (Hch. 1:8; 19:2).
IV. Asegurado. «Y vino entonces una voz de los cielos que decía: Tú eres mi Hijo
amado; en ti tengo complacencia» (v. 11).
Como Enoc, andaba con Dios, y tuvo también este testimonio de que complacía a Dios.
Ésta es otra bendición que pertenece al camino de los consagrados. La unción del Espíritu
Santo siempre conlleva la voz consoladora de Dios, la más dulce certidumbre en el alma es
que la vida es aceptada y santificada, y es agradable para Él. Sin la fe esto es imposible.
Este verbo «impulsar» es muy enérgico: es el mismo que el empleado en Juan 2:15: «echó
fuera del templo a todos». La conducción del Espíritu en la vida consagrada es un impulso
controlador inescrutable pero poderoso.
No es una fantasía, sino la autoridad soberana y gubernamental de Dios en el alma. Así
como el viento empuja a una nave de vela, de la misma manera el Espíritu Santo impulsa a
la vida que ha sido botada en el océano de la voluntad de Dios. Impulsado por el Espíritu.
¡Maravilloso conductor! ¿Quién sostiene las riendas de tu vida? El Santo Espíritu de Dios,
¿o el espíritu que obra en los corazones de los hijos de desobediencia?
VI. Probado. «Y estuvo en el desierto… siendo tentado por Satanás» (v. 13).
No fue sino hasta que Cristo fue ungido con el Espíritu Santo que acudió el Tentador. Esto
es muy sugestivo para nosotros. El reino de Satanás no siente mucho peligro de nuestra
parte hasta que somos bautizados con el Espíritu de Poder. La verdadera lucha contra «los
principados y potestades» solamente puede comenzar cuando somos elevados a los
lugares celestiales, en los que las fuerzas del mal tienen sus fortalezas (Ef. 6:12). «Mayor es
el que está en nosotros, que el que está en el mundo» (1 Jn. 4:4).
VII. Él testificó. «Jesús vino a Galilea predicando el evangelio del reino de
Dios» (v. 14).
Lucas nos dice que «Regresó Jesús a Galilea en el poder del Espíritu». Salió vencedor de
aquel conflicto mediante la unción del Espíritu Santo y comenzó a predicar el Evangelio del
Reino.
Aquí podemos también seguir sus pasos. Si el poder del Espíritu Santo ha venido sobre
nosotros, es para que seamos sus testigos. Los primeros discípulos llenaron Jerusalén con
su doctrina. Id y predicad el Evangelio.
El Evangelio de Cristo
AUTOR: LA BIBLIA ROMANOS 1:16
No me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que
cree. Este era el abierto y valeroso testimonio de Pablo. El Evangelio que Cristo le predicó a Él
en el camino de Damasco revolucionó toda su vida
«No me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que
cree» (Ro. 1:16).
Éste era el abierto y valeroso testimonio de Pablo. El Evangelio que Cristo le predicó a Él en
el camino de Damasco revolucionó toda su vida. Ahora ni se avergonzaba de Él ni de sus
palabras (Mr. 8:38). Los que se avergüenzan del Evangelio son totalmente extraños a su
poder.
I. De qué no se avergonzaba Pablo. «Del Evangelio de Cristo.»
Hay evangelios que no son de Cristo. «Por sus frutos los conoceréis» (Mt. 7:16).
Los evangelios del razonamiento carnal y los meros esfuerzos humanos
únicamente pueden conducir a la vergüenza y a la confusión.
El Evangelio de Cristo es la maravillosa nueva que viene de Dios acerca de
1) LA COMPASIÓN DIVINA. La manifestación del amor infinito hacia los hombres culpables y
muertos en pecado: Un amor más fuerte que la muerte.
2) LA REDENCIÓN TODOPODEROSA. La redención que es en Cristo Jesús tiene un infinito
poder para satisfacer todas las santas demandas de Dios contra el pecado, y cubrir así y
limpiar toda mancha y pecado de todos los que creen.
3) LA GLORIOSA RESURRECCIÓN. No es solamente la salvación del pecado lo que
obtenemos por medio de Cristo, sino la segura esperanza de un cuerpo glorificado–
semejante al suyo–incorruptible.
4) SATISFACCIÓN ETERNA. «Al despertar, me saciaré de tu semblante» (Sal. 17:15). Los más
profundos anhelos en lo más íntimo del corazón quedarán plenamente satisfechos cuando
seamos hechos aptos para su eterna comunión en presencia de la gloria del Padre. ¡Qué
glorioso Evangelio es éste!
II. Por qué no se avergonzaba de Él.
1. PORQUE ES PODER DE DIOS.
¡Ah, qué poder parece encontrarse incluido en el Evangelio de Cristo! Hay en
Él la fuerza activa del amor, de la misericordia y de la justicia omnipotentes: un
amor que funde el corazón de piedra; una misericordia como océano para
cubrir todo pecado; y justicia, tan pura como la luz, a la que es traída el alma
que cree; un cordón de tres cabos no se rompe con facilidad (cf. Ec. 4:12).
2. PORQUE ES PODER DE DIOS PARA SALVACIÓN.
El Evangelio de Cristo significa que el gran poder de Dios se concentró
y dirigió a la salvación de los hombres. Se precisa del mismo poder
para salvar un alma que para crear un mundo. Es vana la ayuda del
hombre.
Esta salvación es doble: El alma es salvada del pecado y de la ira al ser
reconciliada con Dios; la vida es salvada de esterilidad y fracaso al
entregarse a Él. Cuando una rama ha sido injertada a un mejor tronco,
no es sólo salvada de su vieja vida, sino que es poseída y llenada y
usada por la nueva vida. Es una salvación plena.
3. PORQUE ES PODER DE DIOS PARA SALVACIÓN A TODO AQUEL QUE CREE
¿Por qué es esta salvación para los que creen? Porque es para el
corazón. «Porque con el corazón se cree» (Ro 10:10). El pecado ha azotado al
hombre con una dolencia en el corazón; Dios, en su misericordia, ha proveído
una cura para el corazón.
Un convertido chino dijo: «Vine primero con mis ojos, luego con mis oídos,
luego con mi corazón». La provisión se ajusta a la necesidad. «A todo aquel que
cree.» «A todos los sedientos: Venid a las aguas» (Is. 55:1).
La Iglesia Dotada del Poder del Espíritu
Santo
TEXTO BIBLICO: HECHOS 2:1-13
"El Espíritu Santo está aquí, en la tierra, como en el día de Pentecostés. Gracias a Dios,
vivimos para ver el cumplimiento de las promesas de la Biblia."
Una Iglesia en oración será siempre una Iglesia poderosa. La verdadera y real influencia de
una Iglesia no reside en la cantidad ni en la posición social de sus miembros, ni en la
elegancia del edificio, ni en el tamaño de sus contribuciones, sino en la presencia y poder
del Espíritu Santo. Allí donde está ausente el ministerio del Espíritu, la Iglesia es tan solo un
cuerpo sin aliento. «Es el Espíritu el que vivifica.» Observemos:
I. Dónde estaban.
a) «Estaban todos unánimes juntos» (v. 1). Estaban todos «juntos», en un lugar,
porque estaban todos «unánimes». Ésta es una condición del corazón
absolutamente necesaria para recibir el poder del Espíritu Santo. Para ser llenados
con el Espíritu debemos quedar vaciados de todo egoísmo y falta de caridad.
Cuando los hermanos moran juntos en unidad, entonces el Señor enviará su
bendición.
II. Cuándo vino la bendición.
a) «Cuando se cumplió el día de Pentecostés» (v. 1, margen). Según el tipo, esto
fue cincuenta días después que (Cristo como) la gavilla de las primicias fue
presentada como ofrenda mecida (Lv. 23:15-16).
b) Las obras de Dios están siempre en armonía con la «plenitud del tiempo» (Gá.
4:4). Él nunca hace nada prematuro; hay una idoneidad eterna en las sazones
divinas. Hay una contrapartida terrenal, así como celestial en todo lo dispuesto por
Aquel cuyas obras son perfectas. El Espíritu Santo sigue dispuesto para venir sobre
todos aquellos que están listos a acudir a Él. Los que esperan en el Señor tendrán
nuevo vigor.
III. Cómo sobrevino la bendición.
a) «De repente vino del cielo un estruendo como de un viento recio que soplaba… y se
les aparecieron lenguas como de fuego» (vv. 2-3). No vino como un proceso de
crecimiento y de desarrollo; no evolucionó de su propia consciencia interior; fue
el don directo del Padre en respuesta a la oración creyente de ellos, y en
cumplimiento de su propia promesa llena de gracia.
b) Vino como «un viento recio» y como «lenguas como de fuego », simbólico de una
personalidad que no puede ser limitada ni controlada por la mera voluntad del
hombre (Jn. 3:8).
Joel 2:28-32
«Y después de todo esto.» Este «Después de todo esto» es interpretado por Pedro en el día
de Pentecostés como «en los últimos días» (Hechos 2:17).
Este «después de todo esto» parece abarcar esta entera dispensación y aquella que ha de
seguir. No debemos pasar por alto el hecho de que estas palabras fueron pronunciadas por
el mismo Jehová, como lo demuestra lo terminante de los anuncios de su actividad futura.
Así, lo que aquí tenemos es:
I. Una maravillosa promesa. «Derramaré mi Espíritu» (Joel 2:28).
El Espíritu Santo es la misteriosa energía personal de Dios. En la edad pasada Él
vino una y otra vez, y llenó o revistió a sus siervos escogidos para la obra a la
que Dios les había destinado. Pero en Pentecostés Él fue «derramado».
Como Jesucristo se derramó a Si mismo por nuestra redención, así Dios ha
derramado su Espíritu para nuestra conducción y dotación para el servicio.
a) LA EXTENSIÓN DE ESTE DON. «Sobre toda carne». Todos los tipos de la
humanidad: blancos, negros, marrones, cobrizos y amarillos. Para con Dios
no hay acepción de personas; sino que en todas partes todos los que
creen en Cristo, y desean honrar su Santo Nombre, pueden, si quieren,
recibir su parte de esta santa unción. «Porque para vosotros es la promesa,
y para vuestros hijos, y para todos los que están lejos; para cuantos el Señor
nuestro Dios llame» (Hechos 2:39). A vuestros «hijos y vuestras hijas; … los
siervos y… las siervas». «¿Recibisteis el Espíritu Santo cuando
creísteis?» (Hechos 19:2); o, ¿ recibisteis creyendo?
b) LOS RESULTADOS PREDICHOS. Estos resultados deben ser tales que no
pueden ser alcanzados sin la operación del Espíritu Santo de la Promesa.
a. «Profetizarán vuestros hijos y vuestras hijas». Puede que esto
no indique una predicción de acontecimientos, pero sí que
significa pronunciar palabras y pensamiento por inspiración divina,
tanto si están en el púlpito como en una mina de carbón; sea que
estén en el «ministerio» o en la fábrica, en el hogar o en la calle. La
verdadera vida cristiana es una proclamación de la presencia del
Santo Espíritu.
b. «Vuestros ancianos soñarán sueños».
En ocasiones hablamos de que alguien es un soñador,
dado a la contemplación, a pensamientos profundos y
serios. Pero el Espíritu de Dios, que enseñó a José y a
Jacob mediante sueños, puede mientras dormimos hablar
a nuestro corazón.
Los ancianos puede que no puedan tomar su parte como
antiguamente en frente de la guerra espiritual pública,
pero Dios tiene otras maneras de las que nada sabe el
mundo para dar refrigerio a sus corazones cansados.
En este ministerio del Espíritu Santo, el «anciano» no es
echado a un lado a causa de su edad. Bendito sea su
Nombre.
c. «Vuestros jóvenes verán visiones».
La juventud es el tiempo de nuevas visiones, pero para
muchos de estos las visiones son cosas tan ilusorias como los
espejismos. «Vuestros jóvenes», o digamos que jóvenes que
han abrazado la fe cristiana, se han entregado al llamamiento
de Cristo, y recibido el Espíritu Santo. ¡Qué maravillosas
visiones de posibilidades se ven en este anchuroso campo de
la obra, y en la potencialidad de vuestro propio carácter
redimido!
d. «Y también sobre los siervos y sobre las siervas derramaré mi
Espíritu ». Los esclavos y las criadas de la cocina no quedarán
exentos de esta dotación espiritual, que significa una eficiencia
aumentada en cada esfera de la vida. El Espíritu Santo viene a dar
un nuevo y más alto valor en todas nuestras actividades.
II. Una solemne advertencia.
«Y obraré prodigios en el cielo y en la tierra,… antes que venga
el día grande de Jehová». El «Día del Señor» será muy
diferente de este actual día de la gracia. Entonces será
revelado el Hombre de Iniquidad, a quien el Señor destruirá
con «el resplandor de su Venida» (2 Tesalonicenses 2:8)
Porque llegará el día en que será «revelado el Señor Jesús
desde el cielo con los ángeles de su poder, en llama de fuego,
para dar retribución a los que no conocieron a Dios, ni
obedecen al evangelio de nuestro Señor Jesucristo».
Ahora estamos en el Día de la Gracia del Señor. Entonces
vendrá «El Día Grande y Espantoso de Jehová» (v. 31). «¿Cómo
escaparemos nosotros, si descuidamos una salvación tan
grande?»Haz sonar intensamente la trompeta de su
llamamiento del Evangelio.
III. Una preciosa oportunidad.
IV. «Y todo aquel que invoque el nombre de Jehová se pondrá a
salvo» (v. 32).
En medio de aquellos terribles juicios, Dios no ha olvidado mostrar gracia,
porque todavía «en el monte de Sion y en Jerusalén habrá liberación».
Mientras tanto, la puerta de la oportunidad está abierta de par en par
para «todo el que quiera»(Juan 3:16). Cristo, mediante el sacrificio de Sí
mismo, ha «quitado los pecados» como barrera para nuestro allegamiento.
Grande es ahora la responsabilidad del pecador, porque queda así sin excusa.
A nosotros nos toca «invocar el Nombre».
A Él le toca liberar. «La salvación es de Jehová». «La gracia de Dios se ha
manifestado para ofrecer salvación a todos los hombres» (Tito 2:11-14).
El Amor de Dios
TEXTO BIBLICO: ROMANOS 5:5
Es la naturaleza del amor de Dios buscar a los desvalidos y a los menesterosos, y derramar en
el regazo de la pobreza todas las riquezas de sus posesiones. El Amor no puede permanecer
inactive
«El amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por medio del Espíritu Santo que
nos fue dado» (Ro. 5:5).
I. El carácter de este amor.
1) ES EL AMOR DE DIOS. Es la naturaleza del amor buscar a los desvalidos y a los
menesterosos, y derramar en el regazo de la pobreza todas las riquezas de sus
posesiones. El amor no puede permanecer inactivo.
2) SE MANIFIESTA. «Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún
pecadores, Cristo murió por nosotros» (Ro. 5:8). El amor no se oculta; salta
todas las barreras y se muestra. «En esto consiste el amor; no en que nosotros
hayamos amado a Dios» (1 Jn. 4:10).
CONCLUSIÓN
Para que aquellos que son hechos partícipes del llamado celestial sean todo lo que Dios espera de
ellos, deben mantener los ojos continuamente fijos en Jesucristo (Hebreos 3:1,2).
Los Falsos Maestros
TEXTO BIBLICO: 2 PEDRO 2:1
Satanás es el gran falsificador. Así como Dios nos ha provisto de maestros de la Palabra, él
ha tenido sus falsos maestros y profetas en todas las generaciones (2 Pedro 2:1).
I. La realidad de los falsos maestros.
a) Aunque que Satanás engaña a algunos, los creyentes no ignoramos sus
maquinaciones (2 Corintios 2:11). La Palabra de Dios nos proporciona información
acerca de las maquinaciones y las tácticas de Satanás.
b) En el huerto de Edén, Satanás se acercó a Eva por medio de la serpiente (Génesis
3:1–7). Tanto a Israel como a la iglesia se les han enfrentado falsos profetas
(Jeremías 23:17,18, 31) y falsos maestros (2 Pedro 2:1). Durante la Tribulación,
Satanás engañará a muchos a través del Anticristo (Apocalipsis 13:11–18).
II. Las características de los falsos maestros.
a) En sus esfuerzos por engañar (Mateo 24:4, 5, 24; Lucas 21:8), los falsos maestros
serán lobos vestidos de ovejas (Mateo 7:15, 22, 23); aparecerán como ángeles de
luz (2 Corintios 11:3, 4, 13–15) y realizarán señales y prodigios (Marcos 13:21,22).
b) Los falsos maestros enseñan a las personas a quebrantar los mandamientos de
Dios (Mateo 5:19) y presentan como doctrina mandamientos de hombres (Mateo
15:9, 13, 14; Lucas 6:39).
III. La identificación de los falsos maestros.
a) Puesto que los falsos maestros enseñan cosas contrarias a las palabras de Cristo (1
Timoteo 6:3–5, 20, 21), la mejor manera de identificar sus errores es estar
fuertemente familiarizado con la Palabra de Dios (2 Timoteo 2:14–18).
b) Para identificar a los falsos maestros, los creyentes también deben confiar en el
Espíritu Santo, que es quien los conduce a toda verdad (Juan 16:13) y los ayuda a
discernir aquello que es falso (1 Corintios 12:10; Hechos 13:6–11).
IV. La actitud hacia los falsos maestros.
a) Los creyentes deben llegar a ser tan maduros, que no permitan que los falsos
maestros los confundan con doctrinas falsas (Efesios 4:14).
b) Los creyentes deben aprender a identificar, evitar y rechazar a los falsos maestros
(Romanos 16:17,18; Tito 3:10,11).
Conclusión
Jesús, que es la Verdad (Juan 14:6), es el que vencerá. Vemos la derrota de Satanás, el
padre de la mentira, en la batalla de Armagedón (Apocalipsis 19:11–20; véase el v. 13) y su
confinamiento definitivo al lago de fuego (Apocalipsis 20:10).
Preparados a través de la Palabra
TEXTO BIBLICO: 1 PEDRO 1:13-16
Como la gente del Oriente se ciñe los vestidos largos para la acción, a los creyentes se les
insta a preparar su mente con la Palabra de Dios a la espera del regreso de Cristo (1 Pedro
1:13-16)
Introducción
Como la gente del Oriente se ciñe los vestidos largos para la acción, a los creyentes se les
insta a preparar su mente con la Palabra de Dios a la espera del regreso de Cristo (1 Pedro
1:13-16).
I. El enfoque en el estudio de la Biblia.
a. Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil (2 Timoteo 3:16). Por esta razón,
los creyentes deben estudiar toda la Escritura.
b. La Escritura debe ser estudiada diariamente (Hechos 17:11) y se debe meditar
en ella de día y de noche (Salmos 1:2; 119:147,148).
c. La Escritura debe ser estudiada con entusiasmo por amor a la Palabra y porque
es una delicia (Salmos 1:2; 119:97).
II. La ayuda en el estudio de la Biblia.
a. El Espíritu Santo, que inspiró la Palabra de Dios, ayuda a los lectores a
entenderla (Juan 16:12,13; 1 Corintios 2:9-11).
b. En el cuerpo de Cristo han sido puestos maestros para dar instrucción en la
Palabra (Efesios 4:11).
c. Los creyentes que son testigos de Cristo pueden proveer enseñanza, como hizo
Felipe al etíope (Hechos 8:30-35) y como Aquila y Priscila hicieron a Apolos
(Hechos 18:26).
III. Las bendiciones del estudio de la Biblia.
a. El estudio de la Palabra de Dios produce fe, el factor más importante en la vida
del creyente (Romanos 10:17).
b. La purificación y la santificación del creyente se producen a través de la
constante exposición a las Escrituras (Juan 17:17; Efesios 5:26).
c. El conocimiento del programa profético de Dios es el resultado del estudio de
las Escrituras (Daniel 9:2).
Conclusión
A medida que el creyente espera el regreso de Cristo, comprende que la vida de acuerdo con la
Palabra de Dios es el secreto de una vida victoriosa (Mateo 4:1-10; Efesios 6:11,17).
EBENEZER, Hasta aquí nos ayudó Jehová
BIBLICO: 1 SAMUEL 7:12
«Tomó luego Samuel una piedra y la puso entre Mizpa y Sen, y le puso por nombre Eben-
ezer, diciendo: Hasta aquí nos ayudó Jehová» 1 Samuel 7:12.
Cada parte significativa de la vida debiera ser para nosotros un Ebenezer, y así será si hemos
estado caminando con Dios. Bosquejo Bíblico para predicar sobre "EBENEZER".
INTRODUCCION
Cada piedra miliar a lo largo de la peregrinación de nuestra vida debiera ser para nosotros
un Ebenezer, y así será si hemos estado caminando en sus caminos. No hubo piedras
Ebenezer levantadas por el hijo pródigo en el país lejano. Esta piedra levantada por Samuel
tiene muchas lenguas. Habla de:
I. Redención.
a. «Hasta aquí.» El significado de esta palabra se extiende hasta el mismo Egipto,
y abarca la gran liberación allí obrada. Nuestro Ebenezer alcanza hasta la Cruz
de Cristo.
II. Preservación.
A) «Hasta aquí nos ayudó.» Había habido muchos peligros y tentaciones
desde Egipto hasta Canaán, pero el Señor los ayudó por todo el camino.
Esto ha prometido hacer. ¡Qué aliento para el joven convertido, para el
débil, y para el sometido a prueba!
La fe del centurión
5. Al entrar Jesús en Capernaúm, se le acercó un centurión pidiendo ayuda.
6. Señor, mi siervo está postrado en casa con parálisis, y sufre terriblemente.
7. Iré a sanarlo —respondió Jesús.
8. Señor, no merezco que entres bajo mi techo. Pero basta con que digas una
sola palabra, y mi siervo quedará sano.
9. Porque yo mismo soy un hombre sujeto a órdenes superiores, y además
tengo soldados bajo mi autoridad. Le digo a uno: “Ve”, y va, y al otro:
“Ven”, y viene. Le digo a mi siervo: “Haz esto”, y lo hace.
10. Al oír esto, Jesús se asombró y dijo a quienes lo seguían:
―Les aseguro que no he encontrado en Israel a nadie que tenga tanta fe.
La fe de este hombre
I. Grande cuando se piensa de quién era.
Era centurión romano: no un judío, familiarizado con las Escrituras. ¿Cómo pudo
haber crecido tanto su fe si no hubiese creído todo lo que oyó de la verdad en
cuanto a Jesús? Una gran fe suele ser nutrida en medio de las mayores
dificultades. Las circunstancias pobres no son especialmente favorables para una
fe pobre. Si tu fe ha de crecer en gran manera, tendrá que ser ejercitada
abundantemente.
II. Grande cuando se piensa de su ocasión.
Su esclavo estaba enfermo. Creyó que la compasión de Cristo era suficientemente
profunda y amplia para llegar a los pobres e ignorantes. No como el fariseo (Mateo
9:11). Una gran fe siempre trae a Jesús las cosas pequeñas y las cosas disputadas.
La poca fe nunca lleva las pequeñas dificultades a Dios. Se requiere gran fe para
traer los detalles menudos de la vida a Él en oración. Guardémonos de las zorras
pequeñas.
III. Grande cuando se piensa de la necesidad mencionada.
Su «criado estaba postrado, paralítico, gravemente atormentado». Afligido tanto
en cuerpo como en alma, un incurable impotente, hasta donde alcanzaban la
habilidad y poder humanos. Pero su fe en Jesús superaba todo. Nada es demasiado
difícil para el Señor. Una gran fe echa mano a la grandeza de Cristo. El poder de
Cristo es suficiente para todas las emergencias de un creyente.
IV. Grande cuando se piensa del pedido hecho.
«Solo di la palabra.» No pidió una visita; no confió en medios. Todo su deseo será
llenado con su palabra solamente. Siempre es así. Una gran fe no pide señales, sino
que se satisface con solo la promesa, sabiendo que el Señor es fiel.
V. Grande cuando se piensa del argumento empleado.
«No soy digno; soy hombre bajo autoridad.» Una gran fe es siempre humilde, pues
ve tanta gracia y bondad en Jesús que el orgulloso y jactancioso propio yo es
avergonzado. «Solamente di la palabra, y el demonio y el mal se irán tan
rápidamente como la obediencia de mi siervo cuando yo le mando hacer algo». Una
gran fe es la más infantil de todas. «Señor, auméntanos la fe».
VI. Grande cuando se piensa de los resultados que siguieron.
«Como creíste, te sea hecho» (Mateo 8:13). Su fe sencilla pero de corazón grande
fue contestada en seguida, y contestada plenamente. No quedó nada que desear.
Tan maravillosamente bondadoso es nuestro amante Señor que nunca envía
vacíos a los hambrientos.
VII. Grande cuando se piensa del encomio dado.
«No he hallado tanta fe.» Jesús conoce exactamente la medida de nuestra fe.
¡Cuán preciosa cosa es a sus ojos! De veras le agrada grandemente que se confíe
en Él. Tanto es su contentamiento con ello que salva a todos los que creen (Hechos
13:39). «Sin fe es imposible agradarle» (Hebreos 11:6). Dale este placer.
Salmo 23, El Señor es Mi Pastor
TEXTO BIBLICO: SALMO 23
Salmo 23, el Señor es mi Pastor. Jehová es el buen Pastor, proveedor, protector,
consolador y guía de las ovejas que oyen su voz.
EL PASTOR Y LAS OVEJAS
I. «JEHOVÁ ES MI PASTOR» (v. 1).
A. ¿Quién es este pastor? «Jehová», el que era, y es y ha de venir. Este título
aparece 7. 600 veces. Jehovah Rohi. «Jehová mi Pastor.»
B. Cómo ha venido, Él a ser pastor. «Todos se descarriaron» (Is. 53:6). Él vino a
buscar y a salvar a los perdidos.
C. ¿Qué ha hecho Él por las ovejas?
Ha entrado por la puerta del redil Juan 10:2
Ha dado su vida por las ovejas Juan 10:11
Ha dado vida eterna a sus ovejas Juan 10:28
Les ha dado la prueba de la seguridad eterna Juan 10:29
D. ¿Quiénes son sus ovejas? Es característico de ellas que:
Oyen su voz, v. 27
Le conocen, v. 14
Le siguen, v. 27
II. «NADA ME FALTARÁ» (v. 1).
A. ¿A quién nadie le faltará? El que pueda verdaderamente decir: «Jehová es mi
Pastor».
B. Porque de nada carecerá. Porque el Señor es su Pastor, y ÉL es rico en
posesiones, sabio en administración, fuerte para defender, y lleno de gracia para
dar.
C. ¿Qué es carecer?
Es ser como Belsazar al ser pesado en la balanza, Daniel 5:27
Es ser como el pródigo en el país lejano, Lucas 15:14
Es ser como las vírgenes insensatas sin aceite, Mateo 25:8
Es ser como el rico en el infierno, Lucas 16:24
III. «ME HARÁ DESCANSAR» (v. 2).
Estas palabras implican;
A. Un plácido apacentamiento. «Delicados pastos.» Los pastos de la Palabra de Dios
son siempre tiernos, lozanos y saciadores.
B. Reposo en paz. Me hará descansar. El reposo implica no solo satisfacción sino
también la consciencia de una total seguridad.
C. Una gentil compulsión. «Me hará yacer.» ¡Qué compulsión más llena de gracia es
la suya!
D. Un andar placentero. «Junto a aguas de reposo.» Las Escrituras de verdad, el día
del Señor, la grata hora de la oración, etc.
E. Una fiel conducción. «Me guiará.» Él guía a la plenitud de bendición. «Está mi
alma apegada a ti» (Sal. 63:8).
IV. «HARÁ VOLVER MI ALMA» (v. 3, V.M.)
A. ¿Cuándo se necesita la restauración?
Cuando me encuentro en una condición débil y desfallecida.
Cuando me encuentro en un estado de pecado y alejamiento.
B. ¿Cuáles son las señales del alejamiento?
Seguir de lejos, por temor o por vergüenza.
Descontento y agitación acerca de la conducción de Dios.
Creciente descuido por la comunión de los santos.
Descuido secreto de sus «delicados pastos» y preferencia por los
pensamientos de los hombres.
C. ¿Cómo se lleva a cabo la restauración? «Hará volver.»
Mediante la mirada del Pastor, Lucas 22:61
Mediante el cayado del Pastor, Salmos 119:67
V. «ME GUIARÁ… POR AMOR DE SU NOMBRE» (v. 3).
A. El guiador. «Me guiará»…
Por la Palabra de su boca.
Por el ejemplo de su vida.
Por los impulsos de su Espíritu.
B. Los guiados. «Me guiará»…
Porque mi mirada está en Él.
Porque creo en Él.
Porque me doy a Él
C. Los caminos. «Sendas de justicia (de rectitud).»
En el camino de Paz.
En el camino de Oración.
En el camino de Poder.
D. El propósito de su conducción. «Por amor de su nombre.»
Por amor a su palabra.
Por amor a su obra.
Por amor a su voluntad.
VI. «NO TEMERÉ MAL ALGUNO» (v. 4).
A. Experiencia de prueba. El «valle de sombra de muerte.» El valle de la
adversidad temporal.
El valle de la severa aflicción física o familiar.
El valle de la amarga persecución.
B. Certidumbre bienaventurada. «No temeré mal alguno.»
No temeré ningún mal lugar: El mundo
No temeré cosa mala: La carne
No temeré a nadie malo: El diablo
C. Un testimonio gozoso. «Tú estarás conmigo.» Tú conmigo como el Camino.
Tú conmigo como la Verdad.
Tú conmigo como la Vida.
VII. «ME INFUNDIRÁN ALIENTO» (v. 4).
La «vara y el cayado» me infundirán aliento porque son suyos, y son siempre suyos.
A. El aliento de Su vara (garrote).
Era su arma de defensa contra el enemigo.
Era lo que les servía para abrirles camino entre los espinos y los zarzales.
B. El aliento de Su cayado.
Con él eran rescatadas del peligro.
Al pasar debajo de él eran contadas para seguridad.
La vara y el cayado son los emblemas del Poder del Espíritu y del carácter asegurador de su
Palabra.
VIII. «ADEREZARÁS MESA DELANTE DE MÍ» (v. 5)
A. ¿Qué? «Aderezarás mesa.» Una mesa nos habla de previsión y de comunión.
B. ¿Quién? «Tú.» Esta preparación es perfectamente congruente con su carácter.
C. ¿Dónde? «En presencia de mis enemigos.» Los pastores cortan ramas, a veces, para
alimentar a la grey.
D. ¿Para quién? «Delante de mí.» Experiencia personal de su cuidado especial.
IX. . «UNGISTE MI CABEZA CON ACEITE, MI COPA ESTÁ REBOSANDO » (v. 5).
Hay una relación vital entre la cabeza ungida y la copa rebosante.
A. La cabeza ungida. (El aceite como símbolo del Espíritu Santo):
Es señal de la separación del hombre para Dios.
Es el sello de la consagración del hombre por parte de Dios, para su servicio.
B. La copa rebosante. La copa rebosante es el resultado del aceite rebosando.
Significa una vida de satisfacción abundante, «rebosando». Significa una vida de
bendición para otros. El rebosamiento no se desperdicia, sino que se aplica para la
salvación de otros. Significa una vida de gozoso testimonio. «Mi copa está
rebosando. » No es para maravillarse cuando «Jehová es la porción de mi copa».
X. «CIERTAMENTE LA BONDAD Y LA MISERICORDIA ME SEGUIRÁN » (v. 6).
Cuando podemos decir: «Me guiará», podemos añadir confiadamente: «La bondad y la
misericordia me seguirán».
A. Los asistentes del peregrino.
«Bondad» para recoger los preciosos resultados de nuestras vidas.
«Misericordia» para purificar y perdonar tanto las faltas como sus fracasos.
B. La consolación del peregrino. «Todos los días de mi vida».
Todos los oscuros y tenebrosos días.
Todos los luminosos y fructíferos días.
C. El hogar del peregrino. «La casa de Jehová.»
La casa que ha sido preparada por el Señor.
La casa en la que el mismo Señor mora.
El tiempo es tan solo el vestuario de la Eternidad.
D. La confianza del peregrino. «En la casa de Jehová moraré por largos días».
Él sabe en Quién ha creído.
Él cree y espera lo que Él ha prometido.
El Adversario de Job
TEXTO BIBLICO: JOB 1:6-22
La historia de Job se trata de una batalla entre el mejor de los hombres y el peor de
los enemigos. Satanás hace todo lo que está en su mano para aplastar y derribar la
integridad de este varón perfecto.
Nunca llevaremos a cabo la voluntad de Dios hasta que nuestro espíritu sea movido a ello. El
hombre no es una máquina. El servicio frío y mecánico es un insulto al Dios viviente. Bosquejo
bíblico para predicar de Esdras 1:1-11
«No a los ricos vino Él, y a los gobernantes (Hombres de carne llenos, por Él aborrecidos); Ni
a insensatos insolentados en su insensatez –y más aún cuando los perdidos moribundos a la
puerta están–. ¡No!, mas a aquella que, en dulce acción de gracias, Tomaba con serenidad
lo que Dios pudiera traer; Bendiciéndole y esperando, y, dentro de su vida, Sintió el
despertar de una cosa santa»
MYERS
El reloj de la providencia divina puede parecer en ocasiones ir lento, pero siempre da la
campanada en el minuto justo. Durante los setenta años de la cautividad de los judíos, la
copa de la iniquidad de Babilonia estaba llenándose, con lo que el tiempo de la liberación
de ellos sincronizó con el tiempo de la caída de Babilonia. La aljaba del Omnipotente está
llena de flechas. En el primer año de su reinado, Nabucodonosor llevó a muchos al
cautiverio.
Reinó durante cuarenta y cinco años; su hijo (Evil-merodac) veintitrés, y su nieto (Belsasar)
tres años, lo que suman los setenta años predichos de la cautividad de ellos. En el tercer
año de Belsasar, Darío, el medo, conquistó la ciudad de Babilonia, y Ciro, el rey de Persia,
vino a ser el rey (Dn. 5). La accesión de Ciro al trono fue otro maravilloso cumplimiento de
la profecía (Is. 44:28).
El mismo nombre del libertador de los judíos había sido mencionado ciento cincuenta años
por adelantado. No se trata de una mera coincidencia ni de un azar, sino que es una prueba
indiscutible de la inspiración. En esta crisis vieron su cumplimiento tres profecías distintas:
1) El castigo del rey de Babilonia (Jer. 25:12).
2) El fin de la cautividad de setenta años (Jer. 29:10; Dn. 9:2).
3) La venida del libertador nombrado. Podemos emplear estas palabras: «Movió
Jehová el espíritu de Ciro», como llave para abrir algunos de los tesoros de este
capítulo.
I. . El espíritu tiene que ser movido. «Movió Jehová el espíritu de Ciro» (v.
1).
Nunca llevaremos a cabo la voluntad de Dios hasta que nuestro espíritu sea movido
a ello. El hombre no es una máquina. El servicio frío y mecánico es un insulto al Dios
viviente. El egoísmo es muerte a sus ojos. Es posible tener la forma de piedad
mientras que el espíritu está durmiendo el sueño de la muerte. El os dio vida a
vosotros, cuando estabais muertos por vuestros delitos y pecados.
Números 6:1-12. Nazaret significa separada o santificada. ¿Puede acaso algo bueno venir
de Nazaret? ¿Hay algún provecho en consagrar la vida al servicio del Señor?
¿Cómo se deletrea “victoria”? ¿Cómo deletrea Dios victoria? Con toda certeza no en términos de
edificios, ni de dinero, ni de cosas similares, aun cuando estas cosas son importantes en la obra de
Dios.
¿Cómo se deletrea “victoria”? ¿Cómo deletrea Dios “victoria”? Con toda certeza no en
términos de edificios, ni de dinero, ni de cosas similares, aun cuando estas cosas son
importantes en la obra de Dios. El diseño divino para la victoria final de su pueblo es una
vida abundante, llena del Espíritu. Victoria es Su pueblo viviendo vidas espirituales,
saludables, ricas y sabias.
Pablo considera estos asuntos en el versículo 37 cuando dice que los creyentes somos más
que vencedores; triunfadores, y sin embargo más que vencedores, súper-conquistadores.
Pablo ofrece algunas consideraciones importantes acerca del creyente súper-conquistador,
al enseñarnos cómo se deletrea victoria.
I. La Victoria Implica una Experiencia en el Campo de Batalla.
a) v. 37: “En todo esto,” se refiere a las experiencias que vienen a robarnos
nuestra victoria.
b) v. 36. Nuestra vida cristiana en ocasiones puede parece un matadero.
c) vv. 35-38. Aquí hallamos algunos de los oponentes en la batalla.
II. La Victoria Depende Totalmente del Señor
a) v. 38: “vencedores por medio de aquel que nos amó.”
(1 Corintios 15:57; Salmos 33:13-22; Proverbios 21:31)
b) v. 31: ¡Dios está de nuestro lado! El y yo hacemos mayoría.
c) v. 32: ¿Daría Dios lo mejor y retendría el resto?
d) vv. 33-34: Satanás no puede ganarle por más acusaciones que presente.
III. La Victoria Resulta de Reconocimiento
La salud física, riqueza y sabiduría se reflejan en la evidencia documentada.
Nuestra prosperidad espiritual está documentada en la palabra de Dios. Los
sentimientos, circunstancias, acusaciones de Satanás no deben afectar la victoria que
tenemos.
1) No hay condenación en Cristo, Romanos 8:1
2) No hay obligación de vivir según la carne, Romanos 8:5ss.
3) No hay frustración debido al sufrimiento, Romanos 8:19ss
4) No hay separación del amor eterno, Romanos 8:38-39.
RESUMEN DE Aplicación
1) No hay campo de batalla del que debamos regresar derrotados.
2) Hay uno que va a la batalla con nosotros y que nos asegura la victoria.
3) Hay un marco mental de reconocimiento que debemos desarrollar
para vivir en la realidad de la victoria.
Del Valle de la Muerte al Monte de la Vida
BIBLICO: EFESIOS 2:1-7
La vida está llena de contrastes. No existe contraste mayor que el que describe el apóstol
Pablo en Efesios 2. Por un lado: ¿dónde están los perdidos, que no son salvos? Por otro
lado: ¿dónde están los creyentes en Cristo?
Introducción:
La vida está llena de contrastes
No existe contraste mayor que el que describe el apóstol Pablo en Efesios 2. Por un lado:
¿dónde están los perdidos, que no son salvos?
Por otro lado: ¿dónde están los creyentes en Cristo?
I. Muerte en el Valle del Pecado
1) Muertos
En otro tiempo ustedes estaban muertos en sus transgresiones y pecados
Efesios 2:1.
Nuestra condición no es enfermedad, sino mortandad.
2) Engañados
. . . en los cuales andaban conforme a los poderes de este mundo (Efesios 2:2)
A. Andando Conforme al Mundo.
Mundo: Filosofía y vida que hostil a Dios. Esta opuesto a Dios y se
caracteriza por una ideología humanista, el materialismo y hedonismo.
B. Andando Conforme a la Influencia de Satanás
Príncipe del aire, Satanás, el engañador que ejerce gran influencia
sobre la humanidad.
3) Desobedientes
Se conducían según el que gobierna las tinieblas, según el espíritu que ahora
ejerce su poder en los que viven en la desobediencia. En ese tiempo también
todos nosotros vivíamos como ellos, impulsados por nuestros deseos
pecaminosos. Efesios 2:2c-3a.
Deseos pecaminosos, carne: naturaleza de pecado, que no se inclina a Dios
sino hacia la desobediencia.
4) Condenados
Como los demás, éramos por naturaleza objeto de la ira de Dios. Efesios 3:3b.
El hombre pecador se encuentra mereciendo la ira justa de Dios y el juicio
resultante.
II. La vida en el Monte de la Gracia
El predicamento era horrible, “pero Dios” lo volteó por completo.
a) Se nos Amó
Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor por nosotros. Efesios
2:4.
b) Se Nos Dios Vida
nos dio vida con Cristo, aun cuando estábamos muertos en pecados. ¡Por
gracia ustedes han sido
salvados! Efesios 2:5.
c) Se nos resucitó
Y en unión con Cristo Jesús, Dios nos resucitó. Efesios 2:6.
d) Se nos Exaltó
y nos hizo sentar con él en las regiones celestiales. Efesios 2:6.
Almas Sacudidas por la Tormenta
TEXTO BIBLICO: SALMO 46
No podemos evitar que los vientos fuertes de la vida soplen con ímpetu sobre nosotros, pero si
podemos decidir poner nuestra confianza en Dios
Salmo 46
1) El poder de Dios (vv. 1–3):
a) Refugio (v. 1): nuestra verdadera seguridad reside no en las armas humanas, sino en el
Dios todopoderoso. Todas las otras promesas de seguridad ofrecen falsas esperanzas y
son, al final, inútiles.
b) Reposo (vv. 2, 3): Él ordena el caos cósmico, y la confusión da paso al reposo. Él no es
sólo un refugio, sino que es de fácil acceso, de manera que Su poder y ayuda están siempre
a nuestra disposición. El contenido de los vv. 2 y 3 tienen estrecha relación con los vv. 7 y
11.
2) La presencia de Dios (vv. 4–7):
a) Consolación (vv. 4, 5): la escena cambia, y ahora es la omnipresencia de Dios más que
Su omnipotencia lo que nos trae consolación. El tumulto cesa, y la presencia de Dios llena
de gracia es el retiro seguro de un alma sacudida por la tormenta, como un cielo de
descanso después de una tempestad.
a) La Providencia (vv. 8–10): los caminos de Dios a veces no son fáciles de entender, pero
en cada acontecimiento está la Providencia, que hace que todas las cosas obren para bien.
Esto trae la paz a un alma azotada por la tempestad.
b) Protección (vv. 11): nuevamente el gozoso refrán que suena como música al oído de los
afligidos. Dios es nuestra segura defensa y protección. Su presencia es la promesa de
victoria y lo único que puede traernos una auténtica paz.
Todas las Cosas son Hechas Nuevas
TEXTO BIBLICO: MATEO 7:15-20
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Algo parece estar fallando en la iglesia de hoy. Todos sabemos que los cristianos del primer
siglo enfrentaron grandes aflicciones. Ellos soportaron severas pruebas, tiempos difíciles,
persecuciones que fueron de vida o muerte; pero ellos no cayeron bajo la presión.
Pablo dice que la iglesia de Tesalónica soportó la pérdida de sus casas y posesiones, todas
sus pertenencias. Sin embargo, estos creyentes no fueron tambaleados por la experiencia.
Él atribuye su fuerza al poder del Espíritu Santo: “Pues nuestro evangelio no llegó a
vosotros en palabras solamente, sino también en poder, en el Espíritu Santo y en plena
certidumbre, como bien sabéis cuáles fuimos entre vosotros por amor de vosotros. Y
vosotros vinisteis a ser imitadores de nosotros y del Señor, recibiendo la palabra en medio
de gran tribulación, con gozo del Espíritu Santo” (1 Tesalonicense 1:5-6).
Pablo luego describe el testimonio que vino a causa de la gozosa resistencia de ellos. “De
esta manera habéis sido ejemplo a todos los creyentes de Macedonia y de Acaya, porque
partiendo de vosotros ha sido divulgada la palabra del Señor; y no solo en Macedonia y
Acaya, sino que también en todo lugar vuestra fe en Dios se ha extendido, de modo que
nosotros no tenemos necesidad de hablar nada.” (1:7-8).
Pero los pastores y los santos de esa iglesia no cedían. Ellos no se quejaron de sus
circunstancias y no cuestionaron las pruebas de Dios. Al contrario, había regocijo entre ese
cuerpo de creyentes. Y Pablo les dijo: “¡Ustedes son la plática de las naciones! Su gozo
durante los tiempos difíciles ha asombrado y tocado a otros cerca y lejos.”
Estos cristianos habían recibido realmente el Espíritu Santo. Yo me pregunto, ¿qué sabían
ellos del poder del Espíritu Santo que tan pocos cristianos hoy en día parecen saber? ¿Qué
está faltando? ¿Dónde está el gozo del Espíritu Santo en nuestros tiempos de prueba y
aflicción?
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En todos mis años de ministerio, nunca he visto a tantos creyentes bajo tal aflicción. Nunca
ha habido un tiempo como éste con familias enfrentando crisis financieras, soportando
batallas conyugales, desesperados por hijos rebeldes.
Ahora mismo, pastores por todo el mundo se están desilusionando. Ellos están cansados de
su labor y abatidos porque ven muy poco fruto. Y sus esposas y familias están siendo
abrumadas. Estos hombres están dejando el ministerio por los cientos en cada nación. El
líder de una nutrida denominación pentecostal me dijo: “Los pastores están saliendo a la
izquierda y a la derecha y las iglesias están cerrando por docenas.”
Aquí hay una carta típica de las que nosotros recibimos de los pastores: “Soy pastor de una
iglesia de buen tamaño, pero mis labores son tan incompletas y desalentadoras. Tengo una
creciente desesperación de ver que alguna cosa pase, alguna clase de liberación. Yo no sé
por qué estoy tan ansioso o exactamente qué es lo que quiero ver. ¿Qué estoy
perdiendo?”
Mi hijo Gary y yo viajamos por todo el mundo dirigiendo reuniones de pastores y sus
esposas. Pero a todas las partes que vamos, vemos una desesperación epidémica. La mayor
parte de los pastores de países pobres tienen que trabajar secularmente para solventar su
economía familiar. No hay o hay poco dinero para sus familias o incluso sus ministerios, y su
pobreza va empeorando.
Durante los últimos meses, nuestro equipo de avance se ha reunido con pastores en
naciones muy pobres. En una reunión vinieron ministros de varias denominaciones. Unos
minutos después de que nuestra grabación de video comenzara aquellos hombres
comenzaron a llorar. La escena trajo lágrimas a los ojos de nuestro equipo. Los pastores
entrecortadamente explicaron: “Estamos tan desalentados. Trabajamos tan duro y vemos
tan pocos resultados; y no tenemos fondos. Aun si el hermano David fuera a venir a nuestro
país para hablar, nosotros no podríamos costear los gastos para viajar a las reuniones.”
Tampoco podemos pagar por las necesidades de nuestras familias, y nuestro trabajo es tan
duro, tan complicado. Estamos viendo muchos suicidios, especialmente entre la gente
joven, nos sentimos tan abandonados.”
Nuestro ministerio alquila autobuses para que estos ministros puedan viajar a nuestras
reuniones. Pero muchos son tan pobres que no pueden proporcionar para su alojamiento,
así que acampan afuera en carpas. En el último año, en Suramérica un hombre viajó diez
horas para ir a nuestra reunión. El no tuvo dinero para el viaje de vuelta así que nuestro
equipo oró y fue dirigido a darle $1,000 dólares. Cuando el pastor escuchó esto él, lloró y
nos dijo: “¡Ese es el salario de un año!”
En América el gran problema es la tensión. Hay una ansiedad muy difundida acerca del
futuro, sobre la seguridad de empleo. Algunas familias están al borde de perderlo todo.
Esta causando tensión en el trabajo y en la casa, y las personas están sucumbiendo a la
desesperación.
Para un pastor, es absolutamente desgarrador ver el gran número de problemas que
enfrentan los cristianos. Los padres y esposos están desmoralizados porque ellos no tienen
trabajo o ganan muy poco. Ellos no pueden posiblemente mantener a su familia y están
cayendo en grandes deudas. Multitud de personas ancianas están sufriendo dolores
horribles porque no pueden pagar por sus medicamentos. El gobierno no puede resolver
estos problemas, los políticos se sostienen solamente de promesas vacías.
Cuando examinamos todas estas necesidades, todas estas pruebas apremiantes, somos
conducidos a nuestras rodillas. Día tras día clamamos a Dios: “Señor, ¿qué mensaje
podemos ofrecer? ¿Qué podemos predicar para traer sanidad y estímulo a los creyentes
afligidos?” Nosotros sentimos el dolor espantoso; pero, sabemos que no podemos
simplemente ofrecer trivialidades. Nos negamos a llevar un mensaje poco profundo de
simpatía humana, diciendo: “No se depriman, el sol saldrá pronto.”
No, se necesita mucho más que mera compasión o una charla para levantarles el ánimo. La
Palabra de Dios debe dar a luz, dando poder para soportar cada ataque furioso de
adversidad.
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Este no es el mensaje que comencé para predicar
Mientras reflexionaba sobre las aflicciones, la desesperación y el sufrimiento pensé: Todo
esto que está pasando es a causa de ataques satánicos. Inmediatamente, comencé a
trabajar en un mensaje llamado “La guerra de los santos.”
En Apocalipsis, encontramos a Satanás dándole poder a algo llamado “La Bestia.” “Y se le
permitió hacer guerra contra los santos, y vencerlos. También se le dio autoridad sobre
toda tribu, pueblo, lengua y nación.” (Apocalipsis 13:7).
Mientras unía las palabras – “El poder de hacer… guerra en contra de los santos… para
vencerlos” - empecé a razonar: Eso es. Por esto el pueblo de Dios está siendo afligido ahora
mismo. Es el poder de la bestia. Ese es quién está detrás de toda esta miseria, de todos los
problemas en las familias y matrimonios. Un dragón frenético está otorgando poderes a un
gobierno perverso. Nuestros líderes están siendo manipulados por coaliciones perversas y
grupos con intereses especiales. El diablo está imponiendo su agenda sobre nuestra
sociedad.
“Esta es la guerra directa contra los elegidos de Dios. Es acerca de un enemigo frenético
venciendo la fe de los santos, haciéndoles perder toda confianza en Dios. Multitud de
creyentes han pasado a estar paralizados en su fe y otros ya están vencidos. Su fe ha
naufragado. Se desalentaron tanto, que finalmente se rindieron.
“Cuando miro lo que está pasando en nuestro país, nadie puede contradecirme. El diablo
ha vomitado de su boca un río de iniquidad. Él ha puesto una inundación de aflicciones
contra el pueblo de Dios, y muchos están siendo arrastrados por esa corriente.”
Jesús habló de una “hora de poder” que tendría lugar para los gobernantes de las tinieblas.
Cuando él fue llevado del huerto, dijo a sus captores: “Esta es su hora y la potestad de las
tinieblas”. (Lucas 22:53). La palabra griega para “hora” aquí significa “un corto tiempo.” En
esa hora de oscuridad, la bestia vencería a Pedro por un corto tiempo. Cristo le había
advertido a él: “Satanás vendrá contra ti, para zarandearte y probarte.”
Pero esta es la pregunta que Jesús realmente estaba haciendo: “Sí, una hora de oscuridad
vendrá, no tan solo contra Israel, sino sobre el mundo entero. Yo no estaré aquí entonces,
pero estará mi Espíritu. Lo estoy enviando a ustedes para que los sustente a través de cada
prueba. Él morará en los corazones de todos los que creen en mí. Así que cuando ese
tiempo de tinieblas llegue, ¿creerán ustedes?”
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Tanto en el libro de Daniel como en Apocalipsis, somos advertidos acerca de esta última
hora de densa oscuridad, la cual vendrá sobre toda la tierra. Y por un corto tiempo,
parecerá como si Satanás estuviera ganando en todos los frentes.
Incluso ahora, hay señales nefastas de esa oscuridad. Nuestra nación parece estar girando
en el caos. La televisión y el Internet vomitan inmundicia a nuestros hogares. Las
instituciones sobre las cuales se ha fundamentado nuestra sociedad parecen estar
desintegrándose y cayendo. Pienso en la controversia reciente sobre la institución del
matrimonio entre un hombre y una mujer. Parece que el infierno ha logrado una victoria en
este campo de batalla, haciendo a un lado todo tipo de restricciones morales.
Lo más trágico de todo es que Satanás parece haber hecho caer la iglesia en derrota. Ha
lanzado un espíritu de muerte sobre la casa de Dios. Por eso multitudes lloran: “No puedo
encontrar una iglesia donde el Espíritu esté obrando.” Dondequiera que miro, no hay fuego,
no hay convicción. Esto está muerto”.
Tú puedes decir, “Hermano David, haces que eso suene tan sombrío. Todo se ve tan
desalentador.” Pero la verdad es que a Satanás se le ha dado un corto tiempo. Por eso es
que él está trayendo todas las cosas del infierno que le son posibles.
Sin embargo, Dios proveyó para todo eso. El no fue tomado por sorpresa respecto a la
perversidad que estamos viendo actualmente. No, él ha tenido un plan para su pueblo todo
el tiempo. Él hizo este plan antes de la creación, Y su plan no es para nuestra supervivencia
sino para nuestra victoria.
Solamente una cosa conquista y disipa la oscuridad y esa cosa es la luz. Isaías declaró: “El
pueblo que andaba en tinieblas vio gran luz.” (Isaías 9:2). Asimismo, Juan afirmó: “La luz en
las tinieblas resplandece, y las tinieblas no prevalecieron contra ella.” (Juan 1:5).
La luz representa el entendimiento. Cuando nosotros decimos “yo veo la luz,” realmente
estoy diciendo “Ahora entiendo.” ¿Puedes ver lo que la Escritura está diciendo? El Señor
está a punto de abrir nuestros ojos, no para ver un diablo victorioso, sino para recibir una
nueva revelación. Nuestro Dios nos ha enviado su Santo Espíritu, cuyo poder es mayor que
el poder del infierno. “Mayor es el que está en ti, que el que está en el mundo”. (1 Juan
4:4).
Ahora bien, Apocalipsis nos habla de que del infierno vomitaba langostas y escorpiones que
tenían gran poder. Leemos acerca de un dragón, bestias, criaturas con cuernos, así como de
un próximo anticristo. Pero no sabemos el significado de todas esas criaturas. El hecho es
que no necesitamos saberlo. Nosotros no necesitamos preocuparnos acerca del Anticristo y
la marca de la bestia.
Tú ves, el Espíritu del Dios Todopoderoso y su Cristo están viviendo en nosotros. Pablo
declara que el poder del Espíritu Santo está obrando en nosotros. En otras palabras, el
Espíritu Santo está vivo en nosotros en este mismo momento.
¿Cómo trabaja el Espíritu Santo en nosotros en medio de estos tiempos difíciles? Su poder
es dado a conocer solamente cuando lo recibimos como nuestro escudero. El Espíritu Santo
nos fue dado por esta misma razón, para llevar nuestras cargas y preocupaciones. Así que,
¿cómo podemos decir que lo hemos recibido si no le hemos traspasado nuestras cargas?
Piensa acerca de esto, el Espíritu Santo no está guardado bajo llave en gloria, sino que está
aquí, habitando en nosotros. Y él está esperando ansiosamente para tomar el control de
cada situación en nuestras vidas, incluyendo nuestras aflicciones. Por tanto, si continuamos
en temor - desesperados, haciéndonos preguntas, sumergiéndonos en la ansiedad –
entonces no le hemos recibido como nuestro consolador, ayudador, guía, salvador y
fortaleza.
Tú puedes objetar, “El Espíritu Santo fue enviado para darnos poder para testificar de
Cristo.” Eso es verdad, pero ¿qué comprende nuestro testimonio? ¿Es meramente hablar a
las personas acerca de Jesús? ¿Es simplemente citar la Biblia? ¿Es solamente orando por las
personas? Estas cosas son toda parte de nuestro testimonio, eso es seguro – pero no lo
abarcan todo.
No, el testimonio para el mundo es el cristiano que ha puesto cada una de sus cargas sobre
el Espíritu Santo. Como los creyentes de Tesalónica, este creyente ve problemas
abrumadores por todas partes y aún así tiene el gozo del Señor. Él confía en el Espíritu de
Dios para su consuelo y para guiarlo de la aflicción. Y él tiene un poderoso testimonio para
el mundo perdido, porque él expresa el gozo a pesar de estar rodeado de la oscuridad. Su
vida dice al mundo “Esta persona ha visto la luz.”
Tal cristiano ha recibido verdaderamente el Espíritu Santo, porque él permite que el
Espíritu le suministre todo lo que él necesita para vencer. Un creyente cabizbajo
simplemente no es un testimonio.
Considere el ejemplo de la vida de Pablo. Este gran apóstol habla de tener la “sentencia de
muerte” sobre él: “Pero tuvimos en nosotros mismos sentencia de muerte, para que no
confiásemos en nosotros mismos, sino en Dios que resucita a los muertos.” (2 Corintios
1:9). Él explica: “Nosotros fuimos presionados, agobiados más allá de nuestra fuerza.
Nosotros aún perdimos la esperanza de la vida. Estábamos absolutamente perdidos, sin
manera de escapar.”
Así que cuando Pablo vio la gravedad de su situación - aflicciones, apuros, hambre,
persecuciones, frío, desnudez, prisiones, un aguijón en su carne, preocupaciones y
ansiedades por las iglesias, confabulaciones y atentados contra su vida - su respuesta fue:
“Este es el fin. No hay escapatoria. Humanamente hablando, sólo hay una respuesta que yo
puedo ver, y es la muerte. La única manera de salir de esta prueba es morir y estar con
Jesús.”
Amado, Dios permitió cada una de las pruebas de Pablo. Y eso llevó al apóstol a no confiar
en sí mismo, sino a confiar plenamente en el Espíritu Santo para que lo liberara. La Escritura
dice: “Y habiendo acabado todo estar firmes.” (Efesios 6:13). Se nos dice, en esencia: “Tú
has descargado toda tu fuerza humana. Has intentado resolver tus propios problemas y has
llegado al fin de ti mismo. Ahora deja que Dios haga todo. El logrará tú liberación por el
Espíritu que vive en ti.”
Pablo está hablando de algo más que dar un suspiro pasivo como, “Oh, yo confiaré en Dios
con esto.” No, el habla de estar tan impotentes, tan resignados, que tú tienes que
depender de un “Dios que resucita a los muertos.” (2 Corintios 1:9). Su conclusión fue:
“Sólo Dios tiene poder para librarme de esta situación imposible (muerte). Solamente su
Espíritu puede resucitar una nueva forma de liberación.”
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“El cual nos libró, y nos libra, y en quien esperamos que aún nos librará, de tan gran
muerte.” (2 Corintios 1:10). Qué increíble declaración. Pablo está diciendo: “El Espíritu me
libró de una situación imposible. Él está librándome incluso ahora y él continuará
librándome en todas mis aflicciones.”
Déjame resumir todo ahora: recibir el Espíritu no se evidencia por alguna manifestación
emocional. (Aunque yo creo que hay manifestaciones del Espíritu). De lo que yo estoy
hablando es de recibir el Espíritu a través de un conocimiento creciente y reposado.
Recibirlo a él significa tener una luz creciente acerca de su poder liberador, su capacidad de
llevar nuestras cargas, su provisión.
Repito las palabras de Pedro: “Como todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad
nos han sido dadas por su divino poder, mediante el conocimiento de aquel que nos llamó
por su gloria y excelencia.” (2 Pedro 1:3). Según Pedro, el divino poder del Espíritu no viene
como una manifestación. Él viene primero “a través del conocimiento de aquel que nos
llamó.”
“Porque de su plenitud tomamos todos, y gracia sobre gracia.” (Juan 1:16). Además, el
Espíritu Santo no es completamente recibido hasta que él tenga el control total.
Simplemente no lo hemos recibido si no le hemos dado el control completo. Tenemos que
abandonarnos completamente a su cuidado.
Déjame dar un ejemplo final para ilustrar esto: En Génesis 19, encontramos a Lot y a su
familia en una terrible crisis. El juicio estaba por caer sobre su ciudad, Sodoma, y Dios había
enviado a sus ángeles para liberarlos. Lot abrió su puerta a aquellos mensajeros del Señor, y
ellos entraron a la casa. Ellos tenían el poder del cielo para librar a toda esa familia. Pero los
ángeles no fueron recibidos.
Veras, la esposa de Lot no podía concebir un cambio en su vida. Ella escuchó a los ángeles
urgiendo a su esposo a que dejara Sodoma, debió haber pensado: “Yo no quiero dejar mi
bella casa, mis muebles, todos mis amigos. Seguramente, eso no puede ser la voluntad de
Dios. Oraré para que el Señor detenga su juicio. Él tiene que hacer un milagro por mí.”
Al final los ángeles tuvieron que forzar la voluntad de Lot y su familia arrastrándolos fuera
de Sodoma. El plan de Dios todo el tiempo fue librarlos en el proceso de la huída. Él iba a
alimentar, vestir y cuidar de ellos. Pero como todos sabemos, la esposa de Lot miró atrás y
murió, convertida en una estatua de sal.
El mensaje de los ángeles fue claro: “Si tú quieres que Dios este en control, entonces tú
tienes que entregar las riendas. Si tú lo estás buscando a él para que te libre, tienes que
dejar a un lado tus planes y estar dispuesto a seguir su voluntad.” En resumen, el Espíritu
Santo no usa su poder para librar a personas dudosas. La incredulidad aborta su trabajo.
Tenemos que estar dispuestos a dejar que él haga cambios en nuestras vidas, si esa es la
manera elegida por Dios para librarnos.
En mi opinión, muchos creyentes de hoy no han experimentado liberación porque están
aferrados a sus propios planes. Te pregunto: ¿Estás dispuesto a dejar que el Espíritu Santo
te lleve y te guíe? Tú no lo has recibido a menos que vayas a él con cada carga que tengas.
Yo te exhorto a ir a orar y nombrar cada una de las crisis que estas enfrentando. “Aquí está
esto, Espíritu Santo. Yo pongo esta situación sobre ti, y confío en que tu poder
permanecerá en mí. Yo no voy a perder el sueño respecto a este asunto. Yo te lo entrego a
ti.” ¡Luego, confía!
Simplemente tienes que quitar tus ojos de tu condición. Sí, hay oscuridad alrededor, pero
tú has visto la luz. ¿Estás dispuesto a confiar al Señor para que te lleve completamente?
Cree en la Palabra que el te ha dado dada: El cual nos libró, y nos libra, y en quien
esperamos que aún nos librará, de tan gran muerte” (2 Corintios 1:10).
Aquí en la Iglesia de Times Square, cantamos un corito que motiva aplaudir que va así:
Nosotros cantamos otros, coros similares, rogándole al Espíritu Santo que baje.
Pero lo cierto es, que el Espíritu Santo ya esta aquí. El bajo del cielo en la Aposento Alto en
Pentecostés. ¡Y el nunca se ha ido!
Jesús prometió, “Y yo rogaré al Padre y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para
siempre: el Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no lo ve ni lo conoce; pero
vosotros lo conocéis, porque vive con vosotros y estará en vosotros. “ (Juan 14:16-17).
Considera una frase que Jesús usa aquí: “pero vosotros lo conocéis.” Recientemente, mientras leía
esas palabras en mi estudio al preparar este mensaje, no las podía sacudir. Me doy cuenta que
realmente no se mucho del Espíritu Santo.
La iglesia habla mucho acerca del Espíritu. Enseñamos una doctrina del Espíritu Santo. Hablamos
acerca de ser llenos con el Espíritu, caminar y vivir en el Espíritu, tener los dones del Espíritu, recibir
consuelo del Espíritu.
Pero es posible conocer todas las doctrinas del Espíritu Santo y aun no conocerle a el. Si yo te
preguntara, “¿Recibiste el Espíritu Santo?” ¿Cómo contestarías?
Algunos dirían, “Si, yo recibí el Espíritu cuando Jesús me salvo. Fue el Espíritu Santo quien me trajo
al reino de Cristo.” Otros contestarían, “Si, he recibido el Espíritu, porque hable en lenguas cuando
el entro a mi vida. Yo oro en el Espíritu, y las lenguas son la evidencia que le he recibido.”
Sin embargo, recibir el Espíritu es más que una sola experiencia. La palabra “recibir” significa “echar
mano de aquello que es dado.” En resumen, recibir es desear una capacidad expandida para mayor
conocimiento de quien es el Espíritu y de que se trata su ministerio. De hecho, el Espíritu Santo no
es recibido por alguien hasta que se le permite tomar completo control del templo de esa persona.
Pablo le pregunto a los Gálatas, “¿Cómo recibieron el Espíritu? ¿No lo recibieron por fe?” Entonces
el declara, “Ustedes declararon por fe que lo que recibieron del Espíritu lo recibieron por fe. Así
que, ¿ha habido un continuo ‘ministerio del Espíritu’ a ustedes por fe? ¿Están ejercitando la fe para
ir mas profundo en el Espíritu?”
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Sabemos que el Espíritu Santo esta aquí en la tierra y que el nunca se ha ido. Sabemos que él mora
en nosotros, haciéndonos su morada, nuestros cuerpos convirtiéndose en su templo. Sin embargo,
la mayoría del tiempo vivimos como si el Espíritu estuviera en algún lugar en el cosmos, no en
nuestro medio o dentro de nosotros.
Lo cierto aquí es que el Padre no envió su Espíritu para demostrarnos cuan interesado él esta en
cada aspecto de nuestras vidas. El Espíritu Santo fue enviado como nuestro amigo, nuestro
consolador, nuestro guía. En vista de este sorprendente hecho, la pregunta para cada uno de
nosotros es, “¿cuan bien conozco yo al Espíritu? ¿Realmente lo conozco en estas formas?”
Jesús aclara que el Espíritu Santo debe ser para nosotros todo lo que Cristo fue a sus propios
discípulos cuando el estaba aquí en la tierra. Considera:
Jesús le dice a todo aquel que le sigue, “No los dejare sin consuelo.” El nos esta diciendo, en otras
palabras, “Les envío a Uno quien los defenderá y guardara. No los dejare impotentes, vulnerables a
los engaños de Satanás. Regocíjense, porque les estoy enviando a Uno que el poder del cual es
mayor que cualquier otro poder en el universo.”
Jesús dice que no tan solo el Espíritu esta aquí, viviendo en mí. El también dice que yo lo conozco.
Por lo tanto, tengo que preguntarme: ¿Cómo conozco yo al Espíritu? ¿Cuáles son las marcas, la
evidencia, que me hace conocerle, que me haga reconocer su presencia permanente, para
experimentar su cercanía?
Simplemente, yo conozco el Espíritu Santo por los cambios que él esta obrando en mí. Yo no
conozco el Espíritu meramente al mirar los cambios que el ha hecho en otros. Puedo verlo reflejado
en mis hermanos y hermanas, pero yo conozco al Espíritu solo por su obra en mi propia vida.
Como puedes ver, la obra que el Espíritu Santo hace en nosotros es tan personal. Mi cuerpo es su
templo, y en mi, el ministra diariamente nuevas revelaciones de Cristo. Es su obra que me ha hecho
volverme del mal, a tener hambre y sed de justicia, a ansiar continuamente, “Ven, Señor Jesús.”
Permíteme hablarte ahora acerca de los dos ministerios primordiales del Espíritu. Cuando nosotros
conocemos su ministerio y creemos que él esta obrando en nosotros, entonces somos capaces de
elevarnos por encima de las pruebas y los temores. Su ministerio hasta nos permite mirar la muerte
de frente y mantenernos llenos de esperanza y gozo.
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Jesús llama al Espíritu Santo “El Consolador.” Es una cosa conocer al Espíritu Santo como nuestro
Consolador. Pero también debemos saber como el nos consuela, para que podamos distinguir cual
consuelo es de la carne y cual es del Espíritu.
Por ejemplo, considera al hermano o hermana en Cristo quien esta abrumado por la soledad. Esta
persona ora por el consuelo del Espíritu Santo y espera que ese consuelo venga como un
sentimiento. El lo imagina como un suspiro repentino del cielo, como un sedante espiritual a su
alma. En su pensar, el consuelo viene como un dulce adormecer de la mente, trayendo unas pocas
horas de alivio.
Pero a la mañana siguiente, el sentimiento de paz se ha ido. Como resultado, el comienza a creer
que el Espíritu Santo ha negado su pedido. ¡No, nunca! El Espíritu Santo no nos consuela
manipulando nuestros sentimientos. Su forma de consolar es vastamente diferente y es detallada
claramente en la Escritura. No importa cual sea el problema, prueba o necesidad, su ministerio e
consuelo es llevado a cabo al traer verdad: “… el Espíritu de verdad…” (Juan 14:16).
El hecho es, nuestro consuelo viene de lo que sabemos, no del que sentimos. Solo la verdad
predomina los sentimientos. Y el ministerio consolador del Espíritu Santo comienza con esta verdad
fundamental: Dios no esta enojado contigo. El te ama.
“y la esperanza no nos defrauda, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones
por el Espíritu Santo que nos fue dado.” (Romanos 5:5). El significado griego aquí es aun más fuerte
que lo que la traducción sugiere. Dice que el amor de Dios “sale a chorros” en nuestros corazones
por el Espíritu Santo.
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Una carga insoportable puede ser ocasionada por temor, vergüenza, tristeza, aflicciones,
tentaciones, desanimo. Pero, sin importar la causa, el consuelo es necesario.
Ahora, repentinamente, se escucha una voz, haciendo eco a través de cada pasillo del alma. Es la
voz del Espíritu Santo, declarándole a esa alma, “Nada puede separarte del amor de Dios.”
Esta verdad – una vez creída – rápidamente se convierte en un chorro de agua viva, llevándose cada
tropiezo. “Pero el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os
enseñará todas las cosas y os recordará todo lo que yo os he dicho.” (Juan 14:26, énfasis añadido).
En esta forma, el Espíritu Santo juega una parte central en nuestra adopción de hijos al Padre. El
Espíritu es el maestro en nuestro diario caminar con Cristo, y nosotros somos sus estudiantes. Y el
nos enseña que somos adoptados. Nosotros somos la familia de Dios, sus hijos e hijas.
¿Cómo trae el Espíritu esta verdad a la memoria? El nos recuerda la mas gloriosa proclamación
jamás dicha por Jesús: “Yo soy el Hijo de Dios. Yo tengo un Padre en el cielo. Y mi Padre me ama.”
Las palabras de Jesús aquí se hacen nuestras palabras, al ser adoptados en la familia del Padre,
haciéndonos hermanos y hermanas en Cristo. “Y por cuanto sois hijos, Dios envió a vuestros
corazones el Espíritu de su Hijo, el cual clama: ¡Abba, Padre!” (Gálatas 4:6).
Es el Espíritu Santo quien clama de nosotros, “Recuerda lo que Jesús dijo: tu eres un hijo, una hija
del Dios Todopoderoso. Tú tienes un Padre en el cielo que te ama. Así que recuerda quien eres. Tu
no estas solo. Mantén las palabras de Jesús en tu mente: ‘Dios te ha amado, tal como me ama a
mi.”
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El enemigo puede entrar como una inundación sobre mí, llevándome bajo temor, culpa o estrés.
Pero yo puedo invocar esta oración inmediatamente: “Espíritu Santo, minístrame ahora, enséñame,
hazme recordar. Recuérdame las promesas de Jesús acerca de mi seguridad como hijo de Dios.”
El Espíritu entonces clama en mi, “Recuerda a Abba, tu Padre. Tu eres justificado, y tienes acceso a
el. Ahora, clama de tu alma esta proclamación: “Yo soy hijo de Dios. ¡Ahora yo camino en el Espíritu
de hijo!”
“Mas a todos los que lo recibieron, a quienes creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos
hijos de Dios.” (Juan 1:12). “Todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, son hijos de Dios…”
(Romanos 8:14).
De igual manera, Pablo nos dice que como hijos e hijas de Dios, nos es dado el mismo Espíritu que
estaba en Cristo. “Y si el Espíritu de aquel que levantó de los muertos a Jesús está en vosotros, el
que levantó de los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos mortales por su
Espíritu que está en vosotros.” (Romanos 8:11).
¿Ves cuan importante es este papel del Espíritu? A veces yo me puedo sentir espiritualmente
muerto. Puedo sentirme frío en mi corazón, sin vida, como si el fuego en mi es tan solo una chispa
ahora, un llama parpadeante. Pero la realidad es, hay una fuerza de vida que siempre esta obrando
en mí.
Si yo creo la Palabra de Dios, y yo confío en Cristo, entonces sin importar como me siento –sin
importar como yo pueda juzgarme a mi mismo o me sienta condenado – el Espíritu de Cristo en mi
aun esta respirando vida a mi alma. Dios aun me esta amando, y el Espíritu esta aun obrando.
Piensa por un momento acerca de un precioso ser querido que conoces, alguien que quizás este
sufriendo o en su cama de muerte. El cuerpo mortal de ese ser querido se esta gastando. Pero
nosotros sabemos que todos los que están en Cristo están en un proceso de resurrección.
Ciertamente, el mismo Espíritu que invadió el templo de Cristo en la tumba también viene a
levantar a tu preciado a vida eterna. En el punto de profundo sufrimiento, el Espíritu dice esta
consoladora verdad en el: “Vas a tu Abba Padre.”
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“… porque el deseo de la carne es contra el Espíritu y el del Espíritu es contra la carne; y estos se
oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisierais.” (Gálatas 5:17).
Una guerra interna aun ruge dentro de nosotros. Cada cristiano puede decir, “Yo se que Dios me
ama. Lo conozco como mi Padre, y yo se que soy su hijo. Yo se que soy justificado a los ojos de Dios,
y tengo acceso a mi Señor. Pero aun hay una guerra dentro de mí. Aun lucho contra pensamientos
carnales, contra horribles tentaciones. Y esta guerra nunca parece terminar.”
Amado, esta guerra es una realidad para cada cristiano. Pensamos cosas que no son dignas de
Cristo. Miramos cosas que no debemos, somos tentados por cosas que no debiéramos ser
tentados, escuchamos cosas a las cuales no debemos prestar oído. Y todo esto nos hace sentir
indignos e impuros.
Estas batallas pueden ser tan intensas y tan frecuentes, que a veces sentimos como que estamos
perdiendo la guerra. Hasta el apóstol Pablo se sintió así, gritando en angustia: “¡Miserable de mí!
¿Quién me librará de este cuerpo de muerte?” (Romanos 7:24).
Sin embargo, en contesta a nuestro clamor, el Espíritu Santo viene con verdad que trae consuelo:
“No os ha sobrevenido ninguna prueba que no sea humana; pero fiel es Dios, que no os dejará ser
probados más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la prueba la salida,
para que podáis soportarla.” (1 Corintios 10:13).
En resumen, Pablo dice, tú estas peleando la misma guerra que es experimentada por santos
piadosos por todo el mundo. Tu prueba no es algo peculiar o especifico a ti. El apóstol Pedro nos
asegura también: “Amados, no os sorprendáis del fuego de la prueba que os ha sobrevenido, como
si alguna cosa extraña os aconteciera.” (1 Pedro 4:12).
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“… porque mayor es el que está en vosotros que el que está en el mundo.” (1 Juan 4:4).
La razón por la cual tu carne se ha levantado – la razón por la cual Satanás te ha inflamado—es
porque tú has invitado al Espíritu dentro de ti y que tome control. Es tan simple como eso: tú estas
siendo tentado porque el Espíritu ha estado haciendo cosas maravillosas en ti. Y su obra ha
despertado la ira de Satanás.
Cierto, que tu carne es enemistad contra el Espíritu. Pero el Espíritu Santo es más que vencedor
sobre tu carne. Nosotros sencillamente tenemos que darnos cuenta que esta batalla nunca va a
terminar en nuestra vida. Por eso es que Pablo nos da estas palabras: “(Dios) juntamente con la
prueba la salida, para que podáis soportarla.” (1 Corintios 10:13). Aquí otra vez esta la verdad del
Espíritu Santo que nos trae consuelo: Tenemos un escape de cualquier temor de ser vencidos.
Esta verdad nos muestra tres cosas importantes, cosas que debemos pedirle al Espíritu que nos
recuerde:
“Mi guerra interna es una lucha común para todos. Por lo tanto, no voy a tragarme la mentira de
que soy un extraño, impuro hijo de Dios.”
“Debo siempre estar conciente – debo mantener un sentir continuo – que Dios me ama tanto que
el me ha dado su propio Espíritu. El es tan tierno y se preocupa tanto por mi, que el ha enviado el
Espíritu Santo para que pelee mis guerras. El Espíritu no ha venido como algún espía,
investigándome para encontrar iniquidad. El solo tiene mi bien, mi beneficio, en mente.”
“Debo echar fuera toda condenación. Tengo que pedirle al Espíritu que traiga a mi mente las
palabras de Pablo: ‘Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los
que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu.’ (Romanos 8:1).”
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“De igual manera, el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad, pues qué hemos de pedir como
conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles.”
(Romanos 8:26).
Considera lo que Pablo esta diciendo aquí acerca del papel del Espíritu Santo en nuestra vida de
oración. Nos confundimos acerca de la oración, haciéndola parecer tan complicada. Si vas a
cualquier librería cristiana, encontraras muchos libros sobre este tema, con fórmulas detalladas
sobre como orar.
Esta multitud de teorías pueden traer confusión, trayendo toda clase de preguntas acerca de la
oración: ¿Cuándo es que la oración se convierte en intercesión? ¿La intercesión es medida por
fervor, o bullicio, o el tiempo que paso de rodillas? Me instruyen a orar según la voluntad de Dios,
pero ¿Cómo conozco su voluntad? ¿Y como puedo oro? ¿Cuentan las oraciones mentales?
Exactamente, ¿Por qué cosa oro?”
Tal confusión puede ser abrumante, y hace que pocos oren. Pero nunca hubo un tiempo cuando las
oraciones del pueblo de Dios son más necesitadas que ahora. Vivimos en un mundo enloquecido.
Aun en su tiempo antiguo, Pablo dijo de la tierra, “Toda la creación ahora gime.”
Los ecólogos nos dicen que las capas de hielo del mundo están derritiéndose, que diluvios
inundaran la ciudad de Nueva York y la mayor parte de la costa Este. En el futuro, nos dicen, que el
calentamiento global matara toda vida vegetal. Predicen que la tierra quedara desolada, totalmente
inhabitable.
Las cargas de estrés causadas por tales reportes ahora están abrumando a la gente mundialmente.
Y los cristianos no están exentos del estrés. Pablo dice, “Aun nosotros que tenemos el Espíritu
gemimos, esperando ser liberados de esta mundo inestable. Ansiamos nuestra redención.”
Mientras los eventos globales empeoran, conspirando robarle la paz a la gente, sociedades en todas
partes están buscando una fuente de consuelo. Pero no lo están encontrando en psicoterapia, en
religión muerta, en cause, ni aun en caridad.
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La Biblia nos ha dicho, “El mundo no conoce a Cristo. Y ellos no le recibirán. Pero tu lo conoces a el.
”
En esta etapa de mi vida y ministerio, una de mis mayores preocupaciones tiene que ser que yo
mantenga mi vida de oración. Cuando descuido la oración, contristo el Espíritu de Dios en mí. Si, es
posible para nosotros contristar al Espíritu Santo. Pablo alude a esto cuando escribe, Y no
entristezcáis al Espíritu Santo de Dios,…” (Efesios 4:30).
Estos días, mi oración es esta, “Espíritu Santo, mantenme en comunión cercana con Jesús. No me
permitas descuidar mi tiempo a solas con Aquel que ama mi alma. Mantenme sobre mis rodillas.
Entonces conoceré tu consuelo.”
En el Salmo 27, David le ruega a Dios en una plegaria urgente e intensa. Le ruega en verso 7, “¡Oye,
¡Jehová, mi voz con que a ti clamo! ¡Ten misericordia de mí y respóndeme!” Su oración está
enfocada en un solo deseo, una ambición, algo que se había convertido en algo que lo consumía
totalmente: “Una cosa he demandado a Jehová, esta buscaré” (27:4)
David está testificando, “Tengo una oración, Señor, una petición. Es mi único más importante
objetivo en mi vida, mi plegaria constante, la única cosa que deseo. Y lo buscaré con todo lo que
está en mi. Esta sola cosa me consume como mi objetivo continuo.”
¿Qué era esta acosa que David deseaba sobre todas las cosas, el objeto que su corazón deseaba
obtener? Él nos dice: “que esté yo en la casa de Jehová todos los días de mi vida, para contemplar la
hermosura de Jehová y para buscarlo en su templo.” (27:4)
No te equivoques. David no era ascético, evitando el mundo exterior. No era una ermita, buscando
esconderse en un lugar desierto y solitario. No, David fue un hombre apasionado de acción. Él fue
un gran guerrero, con grandes multitudes cantando de sus victorias en batalla. También era
apasionado en su oración y su devoción, con un corazón que añoraba a Dios. Y el Señor había
bendecido a David con muchos de los deseos de su corazón.
Ciertamente, David había probado todo lo que un hombre podría desear en la vida. Había conocido
riquezas y bienes, poder y autoridad. Había recibido el respeto, alabanzas y la adulación de los
hombres. Dios le había dado Jerusalén como la capital del reino. Y David estaba rodeado de
hombres devotos quienes estaban dispuestos a morir por él.
Sobre todo, David era un adorador. Era un hombre que alababa quien le dio gracias a Dios por todas
sus bendiciones. Él testificó, “El Señor me ha dado bendiciones diariamente.” Sin embargo, a la
misma vez, David era un guerrero. Enfrentaba enemigos y tribulaciones a través de su vida. Todo el
infierno estaba comprometido a destruir a este hombre de Dios. De hecho, David ahora enfrentaba
un grupo entero acampado a su alrededor, enemigos malvados quienes juraron “comer mis carnes”
(27:2)
Pero David no tenía miedo. En el primer verso de este Salmo, él declara, “¿de quién temeré? (27:1.
Él confiaba en la gracia y misericordia de Dios, y sabía que el Señor le daría fortaleza: “Jehová es la
fortaleza de mi vida” (27:1)
Es claro que David iba a continuar como siempre había hecho, viviendo su vida apasionadamente.
Sin embargo, a pesar de las bendiciones que había experimentado, algo todavía faltaba. Al mirar su
vida, David vio una necesidad en su alma que no había sido llenada. Su vida entera se resumía en
este asunto, y le clamó a Dios sobre ello.
David dijo, en efecto, “Hay un modo de vida que busco ahora—un lugar establecido en el Señor que
mi alma anhela. Quiero una intimidad ininterrumpida con mi Dios.” Esto es lo que David quiso decir
cuando oró, “que esté yo en la casa de Jehová todos los días de mi vida, para contemplar la
hermosura de Jehová y para buscarlo en su templo.” (27:4)
David no estaba hablando de dejar su trono para mudarse físicamente al templo de Dios. No, su
corazón anhelaba algo que vio en el espíritu. Para David, tenía que haber algo más que la reunión
de adoración del sábado. Sentía que había algo del Señor que no había obtenido, y no iba a
descansar hasta que lo encontrara.
Dijo, en resumen, “Hay una belleza, una gloria, un entusiasmo del Señor que no he visto aun en mi
vida. Quiero saber cómo es tener una comunión ininterrumpida con mi Dios. He conocido victorias,
he sido liberado, he visto su mano obrar milagros—pero todavía anhelo algo firme. Quiero que mi
vida sea una plegaria viviente. Solo eso me verá a través del resto de mis días.
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David quería conocer la vida, la realidad, detrás de los rituales religiosos. ¿Quién era la oveja de
sacrificio? ¿Cuál era la realidad detrás del incienso, los candelabros? El corazón de David anhelaba
saber, y tomó una decisión: “Ya no puedo más—no puedo seguir así. Simplemente no estoy
satisfecho. No pasaré el resto de mi vida con estos anhelos espirituales insatisfechos. Desde ahora
en adelante, tengo un objetivo, una búsqueda en mi vida. Viviré en la presencia del Señor y le
preguntaré a él hasta que obtenga lo que mi corazón anhela.”
Creo que hay millones de cristianos piadosos hoy que aman al Señor pero sienten que hay algo que
les falta en sus vidas. Muchísimos lectores escriben que su iglesia se ha vaciado de vida: “Los
sermones de nuestro pastor están tan muertos. Él predica algo que encuentran en un libro, no de
buscar del Señor. Termino cuestionándome después de cada servicio: Acabo de estar en la iglesia.
¿Por qué mi corazón se siente acongojado?”
Así que David fue a su propia casa y oró, ¡Oye, Jehová, mi voz con que a ti clamo! ¡Ten misericordia
de mí y respóndeme!” (Salmo 27:7). En otras palabras: “Señor, quiero tener comunión
ininterrumpida contigo. Por favor, ¿qué debo hacer para alcanzar mi deseo?”
Dios le contestó con estas simples palabras: “Buscad mi rostro” (27:8). ¿Cómo respondió David a
esto? Él contestó, “Señor, cuando dijiste, “Buscad mi rostro,” mi corazón saltó como respuesta.” Mi
corazón ha dicho de ti: ‘Buscad mi rostro’ Tu rostro buscaré, Jehová;” (27:8).
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Esto no era meramente un llamado a la oración; David ya estaba orando siete veces al día. De
hecho, las oraciones de David fueron las que crearon esa pasión en él de conocer al Señor. No, este
llamado de Dios era para tener hambre por un estilo de vida que totalmente refleja quien Jesús es
Ves, en el Calvario, Dios tomó un rostro humano. Jesús vino a la tierra como hombre, Dios
encarnado. Y él hizo esto para que pudiese sentir nuestro dolor, ser tentado y probado como lo
somos nosotros, y mostrarnos al Padre. La Escritura dice que Jesús es la imagen expresa
(significando la semejanza exacta) de Dios. Él es la misma esencia y sustancia de Dios el Padre (vea
Hebreos 1:3), el mismo “corte grabado.” En resumen, él es “igual que” el Padre en todas las
maneras.
Hasta este mismo día, Jesucristo es el rostro, o la misma semejanza de Dios en la tierra. Y debido a
Él, tenemos comunión ininterrumpida con el Padre. A través de la Cruz, tenemos el privilegio de
“ver su rostro,” de tocarlo. Hasta podemos vivir como él lo hizo, testificando, “No hago nada
excepto como veo y escucho del Señor.”
Hoy, cuando Dios dice, “Busca mi rostro,” sus palabras tienen mas implicaciones que en cualquier
otro tiempo en la historia. ¿Por qué? Porque la pregunta que está haciendo las multitudes es,
“¿Cuál Jesús?
Cristo advirtió que muchos impostores vendrían representándose como si fueran Él. Y estos falsos
cristos aparecerán justo antes de su venida, al final de mundo. Los discípulos de Jesús le habían
preguntado, “¿Cuál será la señal de tu venida y del final del mundo?” Y el Señor respondió, “porque
vendrán muchos en mi nombre, diciendo: “Yo soy el Cristo”, y a muchos engañarán.” (Mateo 24:3,
5). Jesús entonces nos da instrucciones explicitas: “Entonces, si alguno os dice: “Mirad, aquí está el
Cristo”, o “Mirad, allí está”, no lo creáis,” (24:23).
No creo que Jesús se está refiriendo a personas perturbadas mentalmente con batas blancas y
barbas lanudas, reclamando, “Yo soy el Hijo de Dios.” No, él está describiendo a ministros
engañados quienes predicando un evangelio diferente y un cristo diferente. Pablo hizo una
advertencia con respecto a hombres quienes “predican otro Jesús quien no hemos predicado… otro
evangelio.” (2 Corintios 11:4).
Igualmente, Jesús advirtió, “porque se levantarán falsos cristos y falsos profetas,…a seducir, si fuera
posible, hasta los electos” (Marcos 13:22). Estas palabras de Jesús siempre me han intrigado. Me he
preguntado, “¿Cómo es posible que los electos puedan ser engañados por alguien que presume ser
Cristo? Tal persona sería despachada como una broma.”
Pero Jesús y Pablo no están hablando solamente de personas que dicen tener poder divino. Están
refiriéndose también a conceptos que aparentan la semejanza de Cristo, incluyendo los nuevos
“movimientos de Jesús.” Esto pasa cuando la gente dice, “Aquí está el rostro de Jesús. Así es como
él se ve. Hemos descubierto el verdadero Cristo, así que déjenos enseñarles como es él.”
Tales movimientos no serán conducidos por locos sino por personas educadas que saben llegar a las
masas. Estos maestros expresivos se salen de la autoridad de la Escritura y ya no creen en el poder
de la oración. En vez de eso, se hacen pasar como ángeles de luz para introducir nuevos conceptos
“cultos” que dicen reflejan a Jesús. Ellos atraerán especialmente a la gente joven, quienes están
hartos de religiosidad muerta que han experimentado en la Iglesia.
Pablo nos advierte en términos claros sobre tales ministros, quienes serán corrompidos de la
simplicidad que está en Cristo……falsos apóstoles, trabajadores que engañan, trasformándose en
apóstoles de Cristo” (2 Corintios 11:3, 13).
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Una encuesta del Grupo Barna encontró que algunos 10 a 12 millones de cristianos “nacidos de
nuevo” han dejado de ir a la iglesia en los EE.UU. principalmente de la generación nacida en los ’50.
Ellos dicen que eran buscadores y querían una iglesia que proveyera un asilo de una cultura de
iPods, TiVos, Xboxes, competencia y grandeza. Pero dicen que la iglesia los engañó. No era un asilo
del mundo de ninguna manera, sino era como Disney World, con patinadores, equipos de deportes,
cafés y salas de juego—todas las cosas de las cuales querían escapar.
Un escritor declara, “Nos habían dicho que todas estas cosas en la iglesia eran para atraer a los
‘buscadores.’ Pero preguntamos, ‘¿atraerlos a que?’ Escudriñamos las Escrituras y no encontramos
nada en esas iglesias que se parezca a la iglesia del Libro de los Hechos.
La verdad es, que casi todos los que buscan son los que genuinamente “buscan el rostro de Cristo.”
Buscan en todos lados una iglesia donde la presencia de Jesús—el Cristo de la Palabra de Dios—es
sentida. Buscan pastores cuya única ambición es ser como Cristo y quienes viven como Jesús, no
hombres mañosos que ofrecen una evangelio mixto. Quieren una iglesia cimentada en la realidad—
no discursos ‘hazme sentir bien’ acerca de alcanzar su potencial, sino mensajes que convenzan el
alma del corazón de Dios que exponen el pecado y quebrantan su poder sobre sus vidas.
Muchos que se han desilusionado están ahora girando alrededor del movimiento de la iglesia
surgente. Un periódico de Dallas caracterizó el movimiento de esta manera: “Muchas iglesias
surgentes entretejen elementos de distintas tradiciones religiosas, especialmente del Catolicismo y
del ortodoxia Occidental. Algunos están renovando practicas místicas medievales tales como
‘caminando el laberinto.’ Es un enfoque ‘escojalo usted mismo, la combinación y empareja,
acentuando comunidad y justicia social. El infierno es rechazado porque hace ver a Dios como
torturador.” Tales iglesias usan imágenes, velas, incienso y otras cosas en la adoración.
Muchas de estas iglesias se interconectan unas a las otras a través del Internet blogs, y el
movimiento esta haciendo su entrada en denominaciones establecidas. Sus reclamos comunes son,
“Estamos tratando de reconectarnos con Jesús—el Jesús radical.” Queremos ponerle una cara
humana a Jesús.” Dialoguemos y tratemos de resolver a Jesús juntos.” ¡No! Ellos están poniendo su
propia cara sobre Cristo y no es el Cristo de la Escritura. Toda teología, todos los conceptos de
Jesús, son negociable para ellos. Ellos alientan el “envolver nuestra imaginación sobre lo que Jesús
estaba diciendo.” Uno de sus portavoces claves dice, “la claridad es buena, pero a veces la intriga
puede ser aun más preciosa.”
Piensa sobre lo que se está diciendo. Claridad es el fundamento de Cristiandad bíblica. Nada puede
ser más claro que la revelación de Pablo sobre el verdadero Cristo de la Escritura. Él advierte, “Estoy
asombrado de que tan pronto os hayáis alejado del que os llamó por la gracia de Cristo, para seguir
un evangelio diferente. No que haya otro, sino que hay algunos que os perturban y quieren alterar
el evangelio de Cristo. Pero si aun nosotros, o un ángel del cielo, os anuncia un evangelio diferente
del que os hemos anunciado, sea anatema.
“Si alguien os predica un evangelio diferente del que habéis recibido, sea anatema. Pero os hago
saber, hermanos, que el evangelio anunciado por mí no es invención humana, pues yo ni lo recibí ni
lo aprendí de hombre alguno, sino por revelación de Jesucristo. (Gálatas 1:6-12).
Piensa ahora lo que la iglesia emergente está diciendo cuando le pone valor a la intriga por encima
de la claridad. “Intriga” significa “un secreto, plan secreto o un esfuerzo nebuloso para despertar
interés.” Pablo le llama a esto una perversión del evangelio de Cristo. Solo la revelación de Jesús
que está revelada en la Escritura es aceptable a Dios. Y Pablo nos advierte sobre esto en términos
seguros: “No me importa si un ángel del cielo predica este nuevo evangelio. Es un evangelio falso,
directo del mismo infierno. Que los que lo predican sean maldecidos.
También tengo una advertencia solemne para cada joven pastor y persona que busca la verdad
quienes ‘surf’ el ‘internet’ o en las bibliotecas. Van a ver libros, artículos y ‘blogs’ acerca de nuevas
marcas de Cristianismo que son muy expresivos, muy bien escritas, muy bien presentadas. Pero
tengan cuidado: el gancho que es usado es Jesús y es otro Jesús. A menos que conozcas al Cristo de
la Palabra de Dios, puedes ser engañado.
A través de más de cincuenta años de ministerio, he visto pasar cada viento y ola de falsa doctrina
concebible. Siempre reúnen seguidores, y dentro de unos años desaparecen, dejando la fe de
muchos naufragada. Y todo esto fue antes de la llegada del Internet. Ahora una doctrina de
demonios puede esparcirse sobre la tierra en cuestión de horas.
Todo el que haya leído los evangelios sabe lo que Jesús ya ha hablado sobre estos asuntos
humanos. Si, nuestro Salvador amaba a los pobres y mandó a su iglesia que proveyeran para las
viudas y huérfanos. Hemos de reflejar el amor de Cristo al mundo a través de nuestra vida de
sacrificio y devoción. Pero la iglesia emergente ha reemplazado este espejo con una lona de pintor.
Dice que podemos pintar a Jesús con cualquier rostro que venga a nuestra imaginación. Esto es un
ataque directo a la divinidad de Cristo, con el propósito de llevarlo a nada más que un nivel
humano. Lo veo como el ultimo asalto del enemigo a la iglesia antes del regreso de Jesús.
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¡Y lo hacemos todo por un propósito: para que seamos como él! Para que seamos su imagen
expresa, para que aquellos que buscan al Cristo verdadero lo vean en nosotros. Todo evangelismo,
toda ganancia de almas, todas los alcances misioneros son en vano, a menos que contemplemos el
rostro de Jesús y somos continuamente cambiados a su imagen. Ninguna alma puede ser tocada
excepto por tales cristianos. Y Jesús nos llamo a reflejar ese rostro a un mundo perdido que esta
confundido sobre quien es él.
Mientras estudiaba recientemente, clamé, “O, mira lo que le están hacienda a nuestro precioso
Señor Jesús.” Pero el Espíritu me susurro “No te desesperes. Tu sabes como todo esto va a
terminar. Los cielos se van a abrir, y el Rey de reyes y Señor de señores aparecerá sobre un caballo
blanco. Vino a gobernar con una vara de hierro. Y echara mano de todo falso profeta y destruirá
con su espada todo lo que sea anticristo.”
Idea Central: Comprender que el objetivo de la formación espiritual es guiar al creyente a un grado
tal de la semejanza con Cristo, lo que es apropiado decir que Cristo está siendo formado en el
corazón del creyente.
Uno de los asuntos más significativos observado por su servidor cuando estamos ejerciendo la
dinámica de la consejería pastoral, es el poder observar a muchas personas y aun a muchos
creyentes enfrascarse en tremendas crisis emocionales y existenciales, como consecuencia de
asumir un criterio de fe distorsionado o completamente equivocado.
Los elementos que componen nuestra estructura de fe sin lugar a dudas afectan la totalidad de
nuestras vidas. De ahí la urgencia y la relevancia de examinar nuestras creencias espirituales.
La esencia del mensaje o doctrina wesleyana trata acerca de la restauración de la imagen de Dios
en la humanidad, expresada en la semejanza a Cristo; y, el objetivo de la formación espiritual es
guiar al creyente a un grado tal de esa semejanza, que es apropiado decir que Cristo está siendo
formado en el corazón del creyente.
La manera oculta en que el pecado cautiva, engaña y destruye, crea un laberinto de dificultades. El
problema del pecado se inició en el huerto del Edén, cuando la mujer y el hombre comenzaron a
dudar de Dios y se ocultaron. Sintieron vergüenza y no pudieron estar en la presencia de Dios. De
ese modo se destruyó la rica y dinámica relación que habían disfrutado con Dios.
En esta ocasión me permito invitarlos a examinar el mensaje consignado por el apóstol Pablo a la
comunidad cristiana de Galacia.
“Hijitos míos, por quienes vuelvo a sufrir dolores de parto hasta que sea formado Cristo en
vosotros.” (Gálatas 4:19) El elemento fundamental de la formación espiritual lo que equivaldría a la
formación de Cristo en nuestras vidas, consiste en nuestra relación con Dios, la cual nos capacita y
se basa en su gracia solamente. “Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de
vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe.” (Efesios 2:8-9)
Si en efecto aceptamos que el elemento fundamental de nuestra formación espiritual es la relación
que seamos capaces de sostener y mantener con Dios. Es pues necesario reconocer que la
formación espiritual ocurre a través de la relación dinámica y creciente con Dios. Por otro lado es
necesario saber que la regla para determinar la formación espiritual es la semejanza con Cristo.
Evidentemente ustedes como personas muy inteligentes, gente alerta, se estarán cuestionando
hasta qué medida nuestra formación espiritual depende de nuestra propia iniciativa. Bueno, la
realidad es que Dios tomó la iniciativa y desde el origen de la humanidad Dios busca, procura
relacionarse con el ser humano, aunque el pecado ha limitado las posibilidades de esa relación
dinámica. Es otra vez el apóstol Pablo que nos recuerda: “Pero cuando el pecado abundó,
sobreabundó la gracia.” (Romanos 5:20)
Esta relación redentora es la que posibilita el que podamos recuperar nuestra imagen de Dios, es en
virtud de esta obra redentora que podemos formarnos espiritualmente. Es aceptar relacionarnos
con Cristo, ya que es sólo posible a través de esta relación que recuperamos la imagen de Dios; lo
que significa que hemos aceptado el amor de Dios en nuestras vidas.
Les suplico examinemos unos breves momentos la expresión del apóstol, “....vuelvo a sufrir dolores
de parto.” Pablo se había trazado una meta: llevar a los creyentes a la madurez y crecimiento pleno
en Cristo; esto presupone dolor como parte del crecimiento. Pablo se vale de una imagen maternal
con el fin de enfatizar su profundo y sincero anhelo de que los creyentes en Galacia no detengan ni
distorsionen su propia formación espiritual.
Podemos observar en varios lugares de su carta que él estaba enfrentando a algunos herejes (1:7)
de la comunidad los cuales impugnaron la autoridad de Pablo como apóstol fundamentándose, al
parecer, en que su mandato no procedía de Cristo personalmente; alegaban además que Pablo no
predicaba el verdadero evangelio al parecer, porque descuidaba la ley mosaica.
Evidentemente la comunidad cristiana estaba expuesta a una herejía sumamente sutil, la cual
contrastaba diametralmente del mensaje y de la doctrina proclamada por Pablo.
Fundamentalmente lo que aconteció fue que unos maestros de la ley judaizante comenzaron a
requerir de los creyentes no judíos que aceptaran he incorporaran en su cuerpo doctrinal las
enseñanzas, mandatos y exigencias de la ley mosaica.
Es en este contexto que Pablo afirma la obra de Cristo como el eje central del mensaje y la doctrina
del evangelio. Jesucristo es el modelo a seguir, Jesucristo es el modelo a imitar, de ahí la
exhortación de que cada creyente deberá llegar a ser formado en Cristo.
No obstante, ¿qué significa y qué implica ser formados en Cristo? El término griego utilizado por el
autor en esta ocasión, es el término “morfe” de forma. Fundamentalmente lo que significa he
implica es que el carácter y la moralidad de Cristo se conviertan en la nuestra. Esta formación
espiritual se ancla, no en el rito de la ley mosaica, sino en la gracia de nuestro Señor Jesucristo, el
cual por su muerte en la cruz nos ofrece verdadera libertad. Ya habíamos señalado que esta
experiencia está íntimamente relacionada con la relación que procuremos con el Señor.
Me permito finalizar nuestra reflexión para esta ocasión invitándoles a que cada cual, en nuestro
carácter individual, evaluemos el tipo de relación que sostenemos con el Señor.
Avivamiento
AUTOR: SALMOS 85:6-9
La necesidad de avivamiento es evidente siempre que haya Frialdad, Languidez y Ausencia de fruto. El
efecto del avivamiento. «Para que tu pueblo se regocije en ti.» El avivamiento es una necesidad
personal. Bosquejo para predicar del Salmos 8
AVIVAMIENTO. Salmos 85:6-9
6 ¿No volverás a darnos vida,
Para que tu pueblo se regocije en ti?
7 Muéstranos, oh Jehová, tu misericordia,
Y danos tu salvación.
8 Escucharé lo que hablará Jehová Dios;
Porque hablará paz a su pueblo y a sus santos,
Para que no se vuelvan a la locura.
9 Ciertamente cercana está su salvación a los que le temen,
Para que habite la gloria en nuestra tierra.
I. La necesidad de avivamiento.
Dios. Es a Él a quien se dirige la oración. Y es Dios el Espíritu el que da vida. Ningún tipo de
instrumentos artificiales traerá avivamiento a la Naturaleza.
III. El medio de un avivamiento.
«¿No volverás?» La oración eficaz del justo puede mucho. Santiago 5:17; Salmos 65:9; Isaías 40:28