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23 de marzo de 2006

"Iglesia y Dictadura desde el Magisterio y la acción pastoral del Padre Obispo


Jorge Novak" a cargo del Pbro. Dr. Eduardo de la Serna.

Conferencia dictada en el inicio de las clases del Centro de Estudios


Filosóficos y Teológicos de Quilmes (CEFiTeQ) en la capilla del seminario
(donde funcionaba antiguamente la casa de descanso de la familia Mugica)

Yo quiero empezar desde el principio, más que nada para que queden claras algunas
cosas, antes de empezar a hablar de temas más específicos. Voy a empezar antes que
nada, como corresponde, con un tema bíblico, que me parece que da el punto de partida a
todo lo que nosotros estamos hablando, sea a nivel religioso, o a nivel político.
En el mundo antiguo, y esto se puede ver en textos de Babilonia, de Egipto, hititas un
poco menos, una de las características es que los reyes son los que tienen que asumir la
defensa de los más débiles; porque es evidente primero, que no hay una codificación de
leyes, si el rey no hace un códice o unas leyes, no las hay, y por supuesto, siempre triunfan
los más fuertes. Y entonces el más poderoso corre los mojones del campo y se apropia del
terreno del débil, o se abusan del huérfano, de la viuda, etc.
Entonces los distintos reyes, y esto lo sabemos por los reyes que han codificado las
normas, dejan bien claro que el rey -que es hijo de la divinidad- va a salir como garante del
débil, porque en el caso del fuerte, él mismo es su propio garante. Entonces el rey debe
ocuparse de que se haga justicia con el débil, con el oprimido, con el huérfano, con el
pobre, con la viuda, etc.
Incluso va a ser característico de algunos pueblos, Babilonia, por ejemplo, que cada
tanto los reyes se hacen cargo de la deuda de los pobres, para que los pobres vuelvan a
tener terreno, y tierra, para poder trabajarla, y poder vivir.
Esto también lo va a asumir Israel, sin ser original en algunas cosas, y con mucha
originalidad en otras. Yahvé Dios se hace cargo Él, y responsable del huérfano, del pobre y
de la viuda. Por lo tanto el rey, que es su virrey, debe hacerse cargo –en nombre de Dios-
del huérfano, del pobre y de la viuda, etc.
Y cuando el rey, o los demás funcionarios, no se hacen cargo del débil, del huérfano,
del pobre y de la viuda, aparecen en nombre de Dios otros personajes, por ejemplo los
profetas, cuestionando que el rey u otras autoridades no están obrando en consecuencia
con lo que Dios quiere.
Esto va a aparecer con muchas codificaciones, por ejemplo en las distintas leyes de
Israel, que las tienen en la Biblia, sobre todo en la primera parte, aunque no sólo allí.

Es decir, éste es el punto de partida: frente a la situación que le toca vivir a la gente,
Dios sale de garante, el Dios de la Biblia (lo demuestran los Salmos, por ejemplo) es el
Padre del huérfano y el Protector de la viuda.
Esto va a ser importantísimo para entender por qué este tema pasa a ser un tema
fundacional en Israel, no un tema importante, no un tema que no debemos descuidar para
que no haya descomposición social, en Israel se debe, para ser fiel a Yahvé, para ser fiel a
la Alianza, se debe vivir como hermanos; ¡todos!, y cuidado de aquél, en especial del
poderoso, que no viva como hermano o hermana, en especial de los más débiles.
Esto es muy importante, porque en este caso, sobre todo en el mundo antiguo, donde
primaba el criterio de que el rey era hijo de la divinidad (en Israel no era hijo pero era hijo
adoptivo, vean 2 Sam 7,14). En Israel, entonces, el rey aparece como el que, en nombre
de Dios tiene que ocuparse de esto porque Dios le encarga esto para que el pueblo sea
fiel. De hecho, esto va a ser una de las cosas donde más se va a cuestionar la fidelidad o
la infidelidad de los reyes como delegados de Dios.
Esta delegación de Dios, entonces, pasa a ser totalmente política: el rey debe hacer
esto, debe ocuparse de esta ley, debe ocuparse de que esta ley se cumpla, etc. Por
supuesto que no pasó, miles de veces no pasó, eso está fuera de discusión.
Esto también quedó en los sistemas políticos posteriores, y también quedó en los
sistemas políticos contemporáneos, más allá de si son o no son creyentes: el Estado es el
que debe ocuparse particularmente del débil, porque el fuerte tiene sus propias
posibilidades.
Esto es el punto de partida; esto tiene mucho que ver con el tema que hoy queremos
señalar. El que ejerce una cierta autoridad paterna: el rey, el estado, debe velar por los
intereses de los débiles. ¡Debe! Si lo hace o no lo hace es otro tema.
Y sobre este punto hay algo que yo quiero aclarar antes de empezar, más que nada
para que quede claro “de qué hablamos cuando hablamos”: todos los seres humanos
tenemos derechos, y cualquier delito es una violación de ese derecho. Si yo tengo derecho
a tener un auto y me roban el auto, me están violando ese derecho, porque es mío, me lo
gané. Si alguien mata, está violando el derecho humano a la vida. En general, cualquier
delito atenta contra lo que podemos llamar en un sentido genérico, los derechos humanos.
Pero el Estado debe ocuparse de remediar esa situación. Para eso existen el poder
ejecutivo, el legislativo y el judicial, para legislar, o para sancionar al que ha robado un
auto, o al que ha violado el derecho de la vida. El Estado es garante, es el que debe velar
por eso. El problema está cuando el que viola esos derechos es el Estado. Es acá donde
se habla de violación de derechos humanos, no porque no sean derechos humanos todos
los demás, sino porque de los demás, el Estado puede, tiene los elementos, para salir de
garante y ocuparse de la defensa. Pero cuando el que viola los derechos es el Estado, o
un organismo del Estado, empieza el problema, ¿quién saldrá por nosotros?: “los profetas”,
pero ese es un tema que viene después.
Como en el Antiguo Testamento, en general, cuando el Estado no cumple con su deber
no hay nadie que salga en defensa del pobre, del huérfano, de la viuda, y entonces se
hace más necesaria que nunca la voz de los profetas.
Ese es el primer punto, para que quede claro de qué hablamos cuando hablamos de
violación de los derechos humanos. Quiero repetir con esto, que cualquier cosa, en sentido
global, es violación de derechos humanos, si es algo que atenta contra otro, pero cuando
se habla de violación de los derechos humanos, se habla de las que están ejercidas por los
organismos de Estado. Esto es muy importante que quede claro. Nadie está diciendo, por
lo tanto, que cuando alguien roba, alguien mata, o alguien pone una bomba, esté haciendo
algo bueno, pero el Estado tiene las armas suficientes para combatir eso sin “comerse al
caníbal”.

Si nosotros quisiéramos hacer una breve reseña de lo que pasó el 24 de marzo de


1976, yo quisiera decir dos o tres cosas sueltas, porque si no, nos quedamos con la foto y
no con la película.

En primer lugar, ustedes sabrán, la Argentina tuvo una sucesión de golpes de Estado
desde el año 30, por lo que con muchísima frecuencia, con mayor o menor violencia, un
grupo de personas se sintieron con derecho de irrumpir en el orden que la gente se había
dado, les gustara o no.
Digo esto para que quede claro, que muchos en el 76 estábamos indignados con el
gobierno de Isabel Martínez de Perón, pero de ninguna manera avalamos el golpe de
Estado. Y todavía hoy se escucha a muchos que protestan por la violación de los derechos
humanos de la Dictadura, pero no hablan de que se rompió un orden constitucional. Más
allá de lo desastroso que fuera el gobierno de Isabel Perón.
En segundo lugar, había pasado algo, les recuerdo a nivel meramente estadístico, la
Argentina no pertenecía al Fondo Monetario Internacional, hasta que después del golpe del
16 de septiembre de 1955, se incorpora la Argentina al FMI. A partir de ese momento, el
ingreso bruto del país, que se repartía el 50% para los trabajadores, empezó a descender,
cada vez más los trabajadores tenían menos acceso a sus productos, porque entre otras
cosas eso tenía que irse para pagar deuda externa. Eso que empezó en picada, había
empezado a levantarse en los dos últimos años, bajo el gobierno constitucional de Perón, y
después, el de Isabel Perón. Cuando cae el gobierno de Isabel Perón, la distribución del
ingreso era de 48% para los trabajadores, y Argentina tenía una deuda externa de menos
de 7.000 millones de dólares. Para que se ubiquen, en gobiernos del “emperador Carlos
Saúl” se pagaron más de 13.000 millones de dólares por año sólo de intereses de la
deuda. Por lo tanto, se pagó de intereses, en un año, mucho más de todo lo que se debía
antes de que subiera el gobierno dictatorial.
En tercer lugar, también debemos aclarar que empezaron a surgir una serie de
actitudes claras y concretas de violencia de partes de organismos, o de grupos, o de
gente... Muchos: los más conocidos para la mayoría, aunque sea sólo de nombre (yo
quiero refrescar esto para los más jóvenes, o para los que no estaban en el país) FAR,
FAP, ERP, Montoneros: Fuerzas Armadas Revolucionarias, Fuerzas Armadas Peronistas,
Ejército Revolucionario del Pueblo, Organización Peronista Montonera; los más conocidos,
no los únicos. Había antes, muchos más, y desde mucho antes. La sensación que empezó
a cundir en algunos sectores, era que se podía venir un gobierno marxista, siendo que en
la Argentina era tan posible que viniera un gobierno marxista como que la Argentina fuera
la capital de la Atlántida.
Es más, por si acaso no recuerdan: los medios de comunicación que ahora hacen
tanta campaña para vender suplementos sobre el golpe, alentaban constantemente el
descontento social popular. Los empresarios vaciaron las góndolas de los supermercados
y había desabastecimiento de yerba, harina, azúcar, café, etc. Curiosamente al día
siguiente del golpe ya había harina, azúcar, café, ¡todo! Mientras tanto, para aumentar el
clima de descontento y de violencia, aparece desde el año 74 una organización: la Alianza
Anticomunista Argentina, la Triple A, que empieza una campaña militar de amenazar y
matar.
El ejemplo más emblemático de personas matadas por la organización terrorista Triple
A -a la cual nadie llamaba terrorista ni guerrillera- es el asesinato del Padre Carlos Mugica,
que en esta casa lo homenajeamos doblemente, porque acá vivió un tiempo, (aunque acá
era la pileta de la casa de descanso, en aquel tiempo. Había un tanque australiano, para
ser más exactos). Digo con esto, que es cierto que había una serie de instancias de
violencia, pero una serie de instancias de violencia en las cuales la enorme mayoría de
todas estas organizaciones, el 24 de marzo de 1976 ya estaban prácticamente aniquiladas.
La guerrilla montonera ya no tenía nada de fuerza, y el ERP estaba prácticamente
aniquilado, sobre todo a partir del intento fracasado de copamiento de los cuarteles de
Formosa y de Monte Chingolo. Ahí quedaron prácticamente desmantelados.
Con lo cual les estoy queriendo decir, que mi opinión personal, que además no es
exclusivamente mía, es que el golpe de estado fue dado con la excusa de combatir una
guerrilla que ya prácticamente no existía, y fue ejecutado para implantar un modelo
económico de destrucción del aparato productivo y de destrucción de todos los sistemas
de organizaciones populares. Que a partir de ese momento empezó una debacle
económica de destrucción del aparato productivo. En nuestra diócesis de Quilmes, SAIAR
y la Peugeot son ejemplos más que evidentes. Todavía hoy, en nuestra zona, en nuestros
barrios, tenemos mucha gente que es desocupada de la Peugeot, o de SAIAR. Y eso es
fruto de la destrucción del aparato productivo, porque Martínez de Hoz afirmaba que para
un país es lo mismo exportar acero que exportar caramelos. Cosa que después siguió
aplicando en democracia, un “dictador” calvo de ojos celestes, que también fue funcionario
de la Dictadura, cuyo principal apoyo económico era F. Pagani, jefe de Arcor S.A.,
precisamente fabricante de caramelos.
Quiero con esto dejar claro algo muy importante: y es que no en vano, a partir del 24
de marzo del 76, (aunque antes la Triple A había sido su borrador, y así como aparecieron
el azúcar y el aceite, al día siguiente del golpe, la Triple A desapareció “como por encanto”,
como si hubiera tenido algo que ver con los que después hicieron lo mismo, pero
oficialmente), quiero decir que no en vano en estos momentos empiezan a desaparecer
activamente dirigentes sindicales, dirigentes de trabajadores, dirigentes estudiantiles,
dirigentes políticos, mientras que otros dirigentes sindicales y políticos fueron simplemente
llevados a un barco para que después volvieran mostrando toda su lacra; quiero decir que
la gran mayoría de los sindicalistas corruptos que hoy heredamos son simplemente fruto
de haber sobrevivido porque ellos no molestaban. Lo señalo para que quede claro, porque
sino, uno se pregunta –por ejemplo- cómo es posible, por ejemplo, que un sindicalista que
era el gran menemista, después fue el gran duhaldista, después fue el gran kirchnerista, y
ahora le encargan la nueva Aguas Argentinas.
El 24 de marzo empezó un régimen de terror, y un régimen genocida. Estoy queriendo
decir, un régimen donde el Estado, que además tenía la posibilidad de aplicar la pena de
muerte, (la Argentina todavía no había adherido plenamente al Tratado de Costa Rica;
donde se prohíbe, y ahora es constitucional), por lo tanto era posible aplicar la pena de
muerte, en caso de situaciones especiales, pero los genocidas nunca tuvieron el coraje de
decir “-acá la vamos a aplicar, porque este señor es tal, y tal y cual cosa”.
El golpe no sólo contó con el apoyo claro de empresarios: ahora está saliendo a la luz,
por ejemplo, los casos como el de Mercedes Benz, donde entraron al día siguiente los
trabajadores, los señalaron uno por uno: “-este, este, y este”, se los llevaron y nunca más
aparecieron. Todo esto con la responsabilidad del entonces ministro de trabajo -antes del
golpe- después buenito, después sonriente, después vicepresidente, después gobernador
de la Provincia, y ahora diputado, y ahora con pelo nuevo, porque la gente se recicla
¿vieron?
Pero además contó con otro visto bueno; a manera de ejemplo, para que se entienda
bien: el 24 de marzo fue el golpe, en el diario del 26, por lo tanto el 25 de marzo el
gobierno de EEUU reconoce el nuevo gobierno, y el 25 de marzo el FMI le da un crédito a
la Argentina. “Dos y dos son cuatro, cuatro y dos son seis, la farolera tropezó. Más claro,
agua”.
Pero además, “curiosamente”, no vayan a pensar que tiene algo que ver, fue
solamente casualidad, el 23 de marzo, justo antes del golpe el general Videla y el brigadier
Agosti se reunieron con mons. Tortolo, presidente de la Conferencia episcopal Argentina, y
con el provicario castrense, mons. Bonamín.
A días de su asesinato, el futuro cardenal, en ese entonces todavía arzobispo coadjutor
de Bs. As., Aramburu, le dijo a los curas villeros cuando lo fueron a ver: “-ahora no me van
a decir que Mugica no era montonero”, mientras tanto, en el diario de la organización
Montoneros, el diario Noticias, Firmenich tuvo que salir a explicar por qué los montoneros
no lo habían matado, porque muchos tenían la sospecha de que los montoneros podían
haber sido los que mataron a Mugica.
Había una gran cercanía entre la mayoría de los obispos y el poder militar; para
ubicarnos.
En el año 76 desaparece Ana, que pertenecía, al grupo de jóvenes de la parroquia de
la cual nos echó por comunistas el sacerdote recién ordenado Héctor Aguer... Tengo ese
honor.
De ese grupo de la parroquia, del cual ninguno era marxista, desaparece Javier, al día
siguiente desaparece Ana, Eduardo tiene que exiliarse en España, Magdalena es torturada
en una camilla desnuda, donde le colocan una jaula con una rata en la vagina, aunque no
abrieron la puerta de la jaula.
Cuando yo estaba ya en el Seminario, y por tanto lejos de cualquier militancia,
desaparece mi primo, seminarista, y recibimos la noticia de que había desaparecido
claramente y con datos de dónde, y quién se lo llevó, y por eso yo no pude entrar y
participar en los actos del martirio de los padres palotinos. Así que personalmente, siendo
que era seminarista y no militante, yo no puedo entender que alguien me diga que no sabía
lo que pasaba. No lo puedo entender.
Yo personalmente, cuando empezó a revelarse todo lo que pasaba a partir del informe
de la Conadep, etc., lo único que me sorprendió realmente, que era más de lo que yo
pensaba, fue lo de la apropiación de menores, porque yo solamente conocía un caso, el de
la hijita de Namba y Pepe, desaparecida con su mamá, que nunca más apareció, y a quien
el padre pudo recuperar porque era marino.
Por eso digo que me suena tan raro… Pero para que les quede claro, el otro día, el
martes a las 11 de la mañana, en la Plaza San Martín hubo un acto público organizado por
la Cancillería, con motivo de los casi 200 religiosos católicos, cristianos y no cristianos,
desaparecidos, exilados y fusilados, y solamente había un obispo en función protocolar;
además, antes compañero y amigo de un sacerdote desaparecido y tirado al mar desde la
ESMA.
Con esto quiero presentar un poco la cuestión, porque en este contexto va a ser
ordenado obispo Jorge Novak, y por si cabe alguna duda, había varios problemas. Ya
históricamente había un problema muy serio que el Padre Armando Dessy lo podrá contar
mucho mejor que yo, con la molestísima diócesis de Avellaneda, empezando por el obispo,
Jerónimo Podestá, sucedido durante un interín muy breve por Eduardo Pironio, y después
por Quarraccino, cuando todavía no tenía aspiraciones de trepar al cardenalato. Y
entonces, en ese interín se va a decidir la división de la diócesis, y la creación de la nueva
diócesis de Quilmes. Para lo cual se elige como obispo a una persona que, como todos
sus antecedentes lo dejaban muy claro, no iba a molestar, porque era un tipo que vivía
“adentro de un termo”, conservador, que había sido superior de una congregación chica,
(chica en su presencia en la Argentina) y además muy sabio, pero aburridísimo profesor de
Historia de la Iglesia. Aburrido sobre todo, no por su contenido, sino por su tono
monocorde.
El problema, que no tuvieron en cuenta los estrategas vaticanos y la aceptación
política de la dictadura, es que habían elegido obispo a alguien que creía en el Espíritu
Santo, cosa que no es común, vamos a ser precisos. La prueba está en su lema episcopal:
“Ven, Espíritu Santo”. El problema estaba, para ellos, en que una persona que cree en el
Espíritu Santo, es una persona que está abierta a lo nuevo, es una persona que está
abierta a lo que Dios le va marcando, a lo que Dios le va indicando, es una persona que
está dispuesta a escuchar y dejarse conmover. Para peor, como buen religioso que era,
Novak se había decidido seguir al pie de la letra el Concilio Vaticano II, lo cual también era
un problema, para los militares, y para muchos obispos argentinos.
Si alguno cree que estoy exagerando, lo invito a que lea el libro sobre la Iglesia de
Horacio Verbitzky, que no es cristiano, pero tiene muchos datos, y si los datos son
verdaderos, eso es lo que cuenta. Entonces, con un obispo que cree en el Espíritu Santo,
“Ven, Espíritu Santo”, un obispo que está dispuesto a cumplir lo que dice el Concilio
Vaticano II, se encontraron con un problema: un obispo que llegó, escuchó y dijo: ¡oh, acá
pasa algo!
Mañana celebramos, como ustedes saben, el aniversario del martirio de Monseñor
Oscar Romero, Arzobispo de El Salvador. Y a Monseñor Romero también lo hicieron
obispo porque era conservador. El problema que tuvo la estrategia vaticana, es que
Monseñor Romero era muy amigo de un sacerdote jesuita, Rutilio Grande, que era muy
comprometido con las comunidades, con los barrios, con la gente. Y entonces a Rutilio
Grande, los paramilitares lo mataron y le dijeron a Monseñor Romero que lo mataron
porque había estado adoctrinando marxismo. Romero, que lo conocía bien, sabía que
había estado bautizando. Motivo por el cual él va a decir “-Yo soy el primer milagro del
Padre Rutilio Grande”, cuando empieza a hablar de su conversión. Yo creo que Monseñor
Jorge Novak es el primer milagro de los desaparecidos de Quilmes. Novak nunca dejó de
ser conservador, pero nunca dejó de escuchar al Espíritu Santo, y así fue que cuando por
ejemplo empezó a ver esto, él decidió inmediatamente adherir la diócesis de Quilmes,
como primera y única diócesis católica hasta entonces, al ya creado, en febrero,
Movimiento Ecuménico por los Derechos Humanos, que hasta entonces solamente
integraban Iglesias Protestantes.
Y a partir de ese momento, los Derechos Humanos pasaron a ser un tema fundamental
en la diócesis de Quilmes. Ustedes recordarán, porque él lo dijo más de una vez, que
cuando llegaba a la noche se preguntaba “¿ahora me tocará a mí?”. Lo que él no sabía
era que no eran tan valientes como para matar un obispo sin disimular su muerte. Había
que inventar accidentes, y tres accidentes para tres obispos ya era demasiado. Porque
Angelelli, murió en un “accidente”, Monseñor Ponce de León, murió en un “accidente”,
también tuvo un accidente Monseñor Devoto, también tuvo un accidente que le complicó la
salud y más tarde terminó muriendo, Monseñor Zazpe. Y también tuvo un accidente
Monseñor Larraín, en Chile, etc. Verbitzky dice irónicamente: “demasiados accidentes para
una misma corriente episcopal”.
Por supuesto que Monseñor Novak tenía muy claro que el tema de los derechos
humanos no se concentraba exclusivamente en el tema de los desaparecidos, los cierres
de fábrica eran uno, ahí aparece como algo importante y muy recordado sobre todo por las
personas mayores en la diócesis, la “Marcha del Hambre”, del 30 de agosto del 81. Pero
además también su cercanía al movimiento de toma de tierras y asentamientos. Cuando
un grupo de Madres de Plaza de Mayo toma la Catedral, Novak estaba justo en la toma de
tierras en el asentamiento en Bernal.
Por supuesto que esto repercutió no sólo en la salud del obispo Jorge, sino también en
la salud episcopal. Yo me acuerdo acá, en esta misma casa, cuando estábamos por
empezar una misa, creo que era el día del ex alumno, que había venido de la reunión de la
Conferencia Episcopal, de la que se había ido antes porque lo estaban censurando, y él
acá, muy dolido dijo: “Ser obispo es algo que no se lo deseo ni a mi peor enemigo”. Lo digo
porque después hablan de la Comunión Episcopal, y todas esas cosas ¿no?
En este sentido es interesante recordar algunas cosas sueltas, pero nada más que
para tener presentes; cosas sueltas, porque hablar de la vida de Novak, de los derechos
humanos, del compromiso de la diócesis sería interminable, porque para peor a Novak le
encantaba escribir. Este libro gordo es una recopilación escasa de todo lo que hay. En
algunos casos pusimos dos o tres para que se viera por dónde iba, pero nada más.
Monseñor Novak nunca pensó que hubiera sido un accidente el asesinato de Angelelli, es
más, me acuerdo una vez que comía con él y justo un arzobispo vecino dijo “Todos sabían
que Angelelli manejaba mal”, y Novak, con ironía le dijo “Sí, sí, lo mataron porque
manejaba mal”.
Novak tenía claro el modelo de cura que quería para sus curas, para sus seminaristas,
y para la diócesis. La compra de esta casa es un ejemplo. O también la carta que escribe
con motivo de los 25 años del asesinato de Carlos Mugica, que también está en el libro.
Podríamos poner otros ejemplos más. La cuestión es que los medios de comunicación
se ocupaban por otro lado de hablar como de los “tres locos”: De Nevares, Hesayne,
Novak. De hecho, en esta foto el cuarto obispo, Marcelo Mendiharatz, es uruguayo, pero
estaba acá, justo le prohíben la entrada al Uruguay cuando estaba acá, y estuvo mucho
tiempo exiliado entre nosotros. El Padre obispo Luis lo conoció, incluso yo le comentaba
recién, porque lo conocí yo también, y conozco muchos amigos, que a Monseñor Marcelo
Mendiharaz, el día que estaba con un grupo festejando su cumpleaños 75 lo llamó el
Nuncio para decirle que Roma le aceptaba la renuncia. Les recuerdo que hay obispos y
arzobispos que han cumplido los 75 hace mucho tiempo. Y según mi humilde y pobre
opinión, esto vale también para el obispo de Roma. Pero es una opinión.
Resulta, como ejemplo, que cuando hubo un acto en la Plaza de los Dos Congresos,
con motivo del repudio a la Ley de auto-amnistía que declararon los militares, el gobierno
del General Bignone, cuando los militares huían como rata por tirante, después que
mostraron que solamente sabían matar a sus con-nacionales, pero cuando había que
enfrentar una guerra en serio no sabían hacer nada, solamente mandaban a la muerte a
chicos, que todavía hoy siguen sufriendo las consecuencias, porque es muy difícil decidir
una guerra entre vasos de whisky. La cuestión es que ese día se empezaron a leer
adhesiones, a la marcha en contra de la ley de auto-amnistía. Se leyó una nota de
Monseñor Novak, que después en los archivos yo no la encontré, para incorporarla al libro,
de repudio a la ley, y en un momento también se lee una manifestación de rechazo a la ley,
de Monseñor Devoto, y nadie aplaudió, porque a Monseñor Devoto nadie lo conocía, por
más que Monseñor Devoto hubiera estado comprometido con los derechos humanos
desde mucho antes de que Novak fuera obispo.
Con esto quiero decirles también que los medios se ocuparon de mostrar que había
tres loquitos y nada más, y no que había más de tres obispos que estaban en eso. Otro
ejemplo fue el caso de Zazpe, que fue detenido en Ecuador, en una reunión organizada por
el gran obispo de Ecuador, Monseñor Leónidas Proaño, donde son capturados muchos
obispos, sacerdotes y laicos, entre los cuales también estaba Adolfo Pérez Esquivel.
Fueron detenidos y puestos presos, por estar hablando de la doctrina de la seguridad
nacional; el teólogo José Comblin tenía que exponer ese día sobre la doctrina de la
seguridad nacional.
La cuestión es que a partir de ese entonces, ya desde un poco antes, cuando la
dictadura empezaba a hacer agua por todos lados, los obispos empezaron a hacer suya la
teoría de los dos demonios. La teoría de los dos demonios es exactamente lo contrario de
lo que yo dije al empezar, y por eso lo dije, para que quede claro que estoy absolutamente
en desacuerdo con cualquier planteo semejante. La teoría de los dos demonios es que acá
había un demonio, la guerrilla, y se le responde con otro demonio, la represión ilegal. Y yo
insito: la guerrilla, que es algo aberrante, debe ser combatida con las leyes, y con la
justicia. España, con el caso de la ETA, que hoy firma una tregua permanente, es la mejor
demostración de que se puede combatir con la ley, incluso organizaciones terroristas
mucho más complicadas que las organizaciones terroristas que había acá, y que además,
ya estaban desmanteladas, lo mismo vale para las Brigadas Rojas, y lo mismo vale para
muchas otras cosas más. Había que confrontarlas como delitos comunes, con las
instancias legales correspondientes. No hay ningún demonio ahí. Hay un demonio del otro
lado, donde hay un estado genocida y violador de los derechos humanos.
En este momento empieza a aparecer, entonces, de parte de los obispos, una voz que
es casi monolítica: reconciliación. Y acá quiero decir dos palabras sobre este tema: si
ustedes leen el libro “Iglesia y dictadura”, escrito por Emilio Mignone, y para los que no lo
conocen, Emilio Mignone, católico práctico, perteneciente a la Acción Católica, aunque
después se convirtió, miembro activo de instituciones eclesiales y eclesiásticas, al cual le
desaparece la hija, y otros cuantos más que estaban con ella, (la hija –Mónica- cometió el
pecado subversivo de dar catequesis en una villa. La hija era catequista en la villa 1- 11-
14, la que está enfrente a la cancha de San Lorenzo. Con ese pecado horroroso, con el
cual va a desaparecer Mónica Mignone, Emilio empieza una larga lucha por los derechos
humanos, y se encuentra con el dolor de que un miembro activo de la Iglesia, que conoce
activamente a muchísimos obispos, curas, etc., los obispos y los curas le dan vuelta la
cara. Y entonces va a escribir desde el dolor, un libro que ahora ha sido reeditado,
precisamente porque es un libro que hace historia. Personalmente lo recomiendo. Salió la
primera edición en 1986, a los 10 años del golpe, y ahora, como Mignone murió, lo
reeditaron idéntico, le agregaron tres artículos de Mignone al final nada más, en forma de
apéndice, y le agregaron un prólogo. Lo que importa es el libro. Allí ustedes van a poder
ver cuál fue la actitud de muchísimos miembros de la Iglesia. Y cómo va a rescatar la
enorme figura de Jorge Novak, la de Hesayne, la de de Nevares, la de Devoto.
Todavía algo más, si ustedes leen este libro, una de las cosas que les va a llamar la
atención es que la inmensa mayoría de los obispos, y curas también, especialmente
capellanes militares, fueron no sólo distraídos o ignorantes, sino en muchos casos
cómplices, por lo menos con el “algo habrán hecho”, “en algo andarían”, o cosas por el
estilo.
¿Por qué estoy diciendo esto? Porque personalmente, como católico, creo en la
necesidad de la reconciliación, pero yo creo que la reconciliación, que es perdón, nace de
que un puente se ha roto, porque alguien ha roto ese puente de amistad y de amor que se
daba, y para que vuelva a estar edificado ese puente hace falta que el ofensor pida perdón,
y hace falta que el ofendido esté dispuesto a darlo, porque si el ofendido no lo quiere dar,
hasta tiene derecho a no darlo.
¿Por qué estoy diciendo esto? Porque si los obispos argentinos que ante tantos de la
sociedad están pegados a la dictadura, aparecen como quienes hablan de reconciliación,
parece que están diciendo “olvido”. Y el olvido es lo contrario a la reconciliación. La
reconciliación no la tienen que pedir los ofensores, sino en todo caso ofrecerla el ofendido.
Es un acto de gratuidad.
En este sentido, distinto hubiera sido si por ejemplo en una carta pública, Novak,
Hesayne, de Nevares, Devoto, Zazpe, pedían de alguna manera verdad y reconciliación.
Pero que aparezcan Primatesta, Aramburu, Plaza, Quarraccino, y otros más hablando de
reconciliación, resultaba una cachetada. Tanto fue así que perdimos una buena
oportunidad de algo, y los organismos de derechos humanos más combativos, por ejemplo
la agrupación HIJOS, con la cual tengo muy buena relación, para que quede claro que el
término combativo no es peyorativo, donde antes decían “No olvidamos, no perdonamos”,
ahora dicen: “No olvidamos, no perdonamos, no nos reconciliamos”. Gracias a voces que
son más destructivas que constructivas, por quienes las dicen, sobre todo. Para peor, los
obispos siguen sacando documentos, y sacaron por ejemplo un famoso pedido de perdón,
una pequeña carta pastoral del 27 de abril de 1996, con motivo de la aproximación del
tercer milenio, pero va a decir esto:
“Sin admitir responsabilidades, que la Iglesia no tuvo en esos hechos, debemos
reconocer que hubo católicos que justificaron y participaron en la violencia sistemática
como modo de liberación nacional, intentando la toma del poder político y establecimiento
de una nueva forma de sociedad, inspirada en la ideología marxista, arrastrando
lastimosamente a muchos jóvenes. Y hubo otros grupos entre los cuales se contaron
muchos hijos de la Iglesia, que respondieron ilegalmente a la guerrilla de un modo inmoral
y atroz que nos avergüenza a todos”.
Como ven, esto es lo más parecido a la teoría de los dos demonios que escuché.
Con motivo del tercer milenio, Congreso Eucarístico en Córdoba, porque cuando hay
que hacer algo muy importante, porque hay que hacerlo, y no saben qué hacer, la Iglesia
hace un Congreso Eucarístico (una “creatividad” total), se hizo un nuevo pedido de perdón,
un poquito mejor, donde tomó la voz Monseñor Bianchi, obispo de Azul, pero donde
también apareció la teoría de los dos demonios, más mitigada.
Parece que los obispos tienen la compulsión de hablar, porque parece como que la
sociedad no sabe qué va a hacer si los obispos no hablan, estamos necesitando su voz
esclarecedora, y entonces en el documento “Luz para iluminar la Nación”, vuelven a hablar
del tema y vuelve a aparecer la teoría de los dos demonios, más mitigada, pero sigue
apareciendo.
Y entonces, como la sociedad no podía vivir sin volver a escuchar la voz esclarecedora
de los obispos, sacaron el 15 de marzo un documento, con motivo de los 30 años del
golpe. Un documento que ustedes acaban de escuchar, lo leyó el obispo en la misa. Yo le
dije al obispo que si se quedaba iba a sufrir, me dijo: “Sí, sí, por eso me voy”. Digo esto
para que quede claro que no estoy diciendo esto porque el obispo no está. Este
documento que el obispo leyó “lo elaboraron en un Lave-rap”, y dice, por ejemplo, cosas
como éstas:
“Estos hechos del pasado que nos hablan de enormes faltas contra la vida y la
dignidad humana” ¿quiénes? ¿quiénes son los que cometieron las faltas contra la vida? No
lo dice, con lo cual, los obispos que están con la teoría de los dos demonios, están
conformes, y si hay algún obispo que no está con la teoría de los dos demonios, dentro de
todo, algo dijo. Yo me pregunto, concretamente, qué pasaría si los obispos argentinos, para
la reconciliación, le exigen a los que sepan datos sobre los desaparecidos, que los den.
¿Qué pasaría?
Porque yo me preguntaba, si los obispos pidieron perdón, yo esperaba, entonces (en
realidad no esperaba nada) pero hubiera esperado, que en la siguiente reunión de la
Conferencia Episcopal, si pidieron perdón sinceramente y no porque el Papa se los pidió,
los obispos se pongan de pie para aplaudir a Novak, a Hesayne, y a de Nevares, porque
Devoto ya había muerto. Pero no ocurrió. Lo que sí me acuerdo perfectamente, es que
cuando le dan el Premio Nobel a Adolfo Pérez Esquivel, de la agrupación Servicio Paz y
Justicia, inmediatamente la Conferencia Episcopal dijo: “Esto no es la Comisión Justicia y
Paz del Episcopado”. No sea cosa que los identifiquen con un luchador de los derechos
humanos.
Y entonces, acá viene la punta: ¿Qué pasaría para una verdadera reconciliación, si
una voz episcopal, empezara a decir estas cosas? La voz episcopal en pleno. El problema
es que la voz episcopal vive con tanto miedo que se entienda que estamos divididos, que
nadie va a decir "A Angelelli lo mataron”, y nadie va a decirle a Monseñor Baseotto que se
calle la boca. Y si nadie le dice a Monseñor Baseotto que se calle la boca, en una sociedad
donde el que calla otorga, parece que son muchos los que están dispuestos a ponerle una
piedra de molino y tirarlo al mar, para recordar los vuelos de la muerte, a más de uno,
simplemente por el horroroso pecado de repartir preservativos. (Si repartir preservativos
merece que alguien lo tiren al mar, qué será lo que merecen los que agarran el Evangelio,
y lo usan de papel higiénico).
Esto es más o menos lo que yo tenía para decir.
Yo en el año 81 me ordené de cura, y desde el año 81 le venía pidiendo al Arzobispo
de Bs. As., -porque me ordené por la Arquidiócesis de Bs. As.-, tiempo para el estudio, y
trabajar en una villa. Y el Arzobispo me escuchaba, y por eso me mandaba cada vez más a
parroquias más oligarcas y con menos tiempo para estudiar. Tanto fue así que a los 5 años
le pedí permiso para venir a la Diócesis de Quilmes, permiso que en un primer momento
no me dio, pero después, por varias cosas que no vienen al caso ahora, decidió dármelo.
Yo llegué a la Diócesis, y ni bien llegué, Monseñor Novak creó para mí, por lo que yo le
pedía, una parroquia chica, en un barrio pobre, chica para tener tiempo para el estudio,
además de encargarme las materias bíblicas en el Centro de Estudios de la Diócesis (y
además tengo que decir que siempre me encontré siempre respetado y avalado. Para ser
justos, porque si no parecería que no, como yo soy cura de Bs. As., pero a préstamo, como
los jugadores, algunos dijeron que como venía el nuevo obispo yo me iba, y que yo haya
venido acá porque estaba Monseñor Novak, no quiere decir que yo soy cura para Novak,
por lo cual yo le dije al padre obispo Luis: “-Yo de Quilmes no me voy si no me echan”. Y él
me dijo: “-Y yo no te voy a echar”. Lo digo para ser justos.
Es más, como alguna vez yo he tenido unas intervenciones un tanto vehementes,
alguna voz le pidió al obispo que me haga callar, lamentablemente la voz de un colega
mío, colega y tocayo, a lo que el obispo dijo: “-De ninguna manera, la libertad está ante
todo”. Esto para que quede bien claro este tipo de cosas. Porque si no parecería como que
yo estoy omitiendo una parte de la historia. Por lo tanto, sigo en la Diócesis de Quilmes,
sigo enseñando en el Instituto de la Diócesis y en esta casa, sigo hablando con libertad,
más allá de que a alguno no le guste, y más allá de que a algunos no les convenza, que
tienen todo el derecho del mundo y de plantearlo también, mientras sea fraternalmente; y
yo, la verdad, quiero decirlo también -y con esto termino- no me causa ninguna tristeza que
un grupito microscópico en esta diócesis diga que nosotros, por un grupo de curas al cual
pertenezco, que somos “las viudas de Novak”, la verdad, si a mí me consideran aunque
sea en una microscópica parte, heredero de Monseñor Novak, me están haciendo un favor,
por lo cual, seguiremos muchos y muchas diciendo “Ven, Espíritu Santo”, aunque otros se
crean sus dueños.

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