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UNIDAD 1: FASE 2

DERLY VANEGAS HURTADO

CC.117510845

TUTORA

CLARA GUZMÁN

UNIVERSIDAD ABIERTA Y A DISTANCIA UNAD

ESCUELA DE CIENCIAS SOCIALES ARTES Y HUMANIDADES

SEXUALIDAD Y GENERO

FLORENCIA

2018
ENSAYO

EDUCACIÓN SEXUAL

Y PSICOLOGÍA DE LAS EMOCIONES

La Educación Sexual hace referencia al conjunto de actividades


relacionadas con la enseñanza, la difusión y la divulgación acerca de la
sexualidad humana en todas las edades del desarrollo. Por ejemplo el
conocimiento del aparato reproductor femenino y masculino, la
orientación sexual, las relaciones sexuales, la planificación familiar y el
uso de anticonceptivos, el sexo seguro, la reproducción, derechos
sexuales y reproductivos con el objetivo de alcanzar una satisfactoria
salud sexual y reproductiva.

La expresión “Nueva Psicología de las Emociones 1” es una forma de


denominar la extraordinaria cantidad de conocimiento que en los últimos
años hemos acumulado en torno a la emoción. Podemos diferenciar tres
grandes ámbitos en los que ha fructificado el esfuerzo por entender la
afectividad humana: el estudio del cerebro y la fisiología de la emoción,
la observación del funcionamiento de la emoción en psicoterapia y el
estudio de estrategias concretas de regulación de las emociones. Estas
tres áreas de conocimiento, frecuentemente aisladas entre sí, ofrecen
implicaciones relevantes para la educación sexual. Algunas de ellas
trataremos de recogerlas aquí.

Antes, se hace necesario ofrecer una definición de emoción que sea


común a los tres ámbitos. Una definición consensuada en diferentes
ámbitos de investigación concibe la emoción como un patrón de
respuestas, fundamentalmente innato, disparado por determinados
estímulos pertinentes, que prepara al individuo para la acción 2.

Esta preparación para la acción se concreta en cuatro tipos de respuestas:


la reacción fisiológica (capas internas de la piel, cambios
cardiorrespiratorios, cerebrales, endocrinos), una reacción conductual
(cambios en la expresión facial, en la posición del cuerpo), cambios en la
cognición (limitación o ampliación de diferentes recursos, ya sean
atencionales, perceptivos, de la memoria…) y cambios subjetivos (existe
una percatación, un darse cuenta de que la emoción tiene lugar).

Por delimitar los conceptos, la experiencia consciente que tiene lugar


durante el proceso emocional suele denominarse sentimiento o afecto 3
y puede clasificarse según las variaciones experimentadas en las
dimensiones denominadas valencia y activación. De esta forma, los
sentimientos pueden diferenciarse según la connotación hedónica
(valencia positiva o negativa) y el grado de activación (desde la excitación
a la calma) que conllevan. Una vez definida la realidad emocional,
enumeramos los puentes que pueden unir esta realidad con la educación
sexual.

— Multitud de situaciones relacionadas con la sexualidad suelen ser


escenarios propicios para la aparición de intensas emociones. Los
temores, los sentimientos de vergüenza y culpabilidad, o el éxtasis y el
placer, son aspectos emocionales que por tanto pueden tener un papel
primordial en la sexualidad y la educación sexual.

— Las emociones también omnipresentes en los padres, en los maestros,


en los diseñadores de planes de educación sexual (el miedo a ciertas
conductas impulsivas de los jóvenes, la hostilidad hacia el patrón de
conductas que despliegan, o el afecto y el aprecio hacia los adolescentes
que suele estar presente en la escucha empática) pueden condicionar en
gran medida la educación sexual ofrecida.

— Sexualidad y emociones están también vinculadas a las necesidades


psicológicas humanas. En las experiencias emocionales y sexuales surgen
diferentes necesidades con las que el ser humano lidia. Por ejemplo, la
necesidad de vinculación con otros suele estar frecuentemente presente
en el panorama sexual y emocional.

— Tanto en las relaciones sexuales como en las emociones están


implicadas una dimensión evolutiva, una dimensión personal, una
dimensión comunicativa y una dimensión social. Es decir, ambas son
herramientas extremadamente útiles para la supervivencia, llenas de
significados personales, que generalmente implican intercambios de
información entre individuos, intercambios regulados por prescripciones
sociales implícitas y explícitas.

— Como consecuencia de lo anterior, tanto las emociones como la


sexualidad conllevan impulsos para actuar, que buscamos regular en
conformidad al contexto específico y a una ética personal y social. La
regulación (de las propias emociones y del impulso sexual) es objetivo
común tanto de la educación sexual como de la educación emocional.

— Por último, proponemos que la percatación del impulso sexual, el


corazón mismo de la subjetividad de nuestra tendencia sexual, es en
realidad un sentimiento. Es decir, la experiencia del impulso sexual es
indistinguible del proceso emocional.

Es necesario justificar con algo más de detalle esta última afirmación, ya


que si la vivencia de la sexualidad es fundamentalmente emocional, los
conocimientos y habilidades de lo que ha venido denominándose
“Inteligencia Emocional” son por derecho propio aplicables a la educación
sexual. Para ello, nos apoyaremos en el trabajo que el equipo de Peter J.
Lang y Margaret M. Bradley llevan desarrollando en el Centro para estudio
de la Emoción y de la Atención (CSEA, Estado de Florida, EEUU) desde el
año 1994, estudiando la neurología y la conducta asociada a la respuesta
emocional 4. Junto con las importantes aportaciones teóricas que este
equipo de investigación viene realizando, este laboratorio norteamericano
ha generado un conjunto de estímulos visuales y auditivos estandarizados
que son empleados en los laboratorios que estudian la respuesta
emocional. Tras una preselección de un gran número de fotografías
(decenas de miles), se registraban los componentes emocionales
(subjetivos, fisiológicos y motores) que estaban presentes en amplios
grupos de personas de diferentes culturas y países. De este estudio se ha
derivado la selección de estímulos visuales conocido como IAPS
(International Affective Picture System). Estas imágenes varían en
contenido (paisajes, alimentos podridos, bebés, parejas en actitudes
románticas, animales peligrosos, ataques humanos, mutilaciones o
comidas apetitosas) y conocemos la respuesta emocional que la persona
media experimenta ante cada una de ellas. Las fotografías de serpientes,
arañas, las caras agresivas, o los lugares contaminados son estímulos que
sabemos evocan respuestas emocionales intensas y desagradables. Pero,
¿cuáles resultan ser las fotografías capaces de generar respuestas
emocionales placenteras más intensas en la persona media? Precisamente
son fotografías de contenido claramente sexual (desnudos humanos en
actitud provocativa o parejas realizando alguna práctica sexual). Quizá
este resultado no sorprenda al lector –dado que la emoción es una
herramienta de enorme importancia evolutiva en el reino animal, y quizá
sea difícil encontrar una actividad más vinculada con la evolución que la
reproducción y la propagación de la especie– pero vincula definitivamente
emoción y sexualidad. La percepción visual de desnudos humanos y de
prácticas sexuales, son los estímulos que generan reacciones emocionales
positivas de mayor intensidad en el ser humano medio (con mayor
intensidad aún si el ser humano en cuestión es varón)

Por tanto, no es descabellado entender la experiencia del impulso sexual


como un tipo de experiencia emocional más. De hecho, podemos aplicar
la definición de emoción al impulso sexual sin que se produzca fricción
alguna: el impulso sexual (como la emoción antes) es entendido como un
cierto patrón de respuestas fundamentalmente innato, disparado por
determinados estímulos pertinentes que prepara al individuo para la
acción, cambiando su fisiología, subjetividad, expresión corporal y
cognición. De hecho, otros autores consideran el deseo sexual un sistema
emocional básico comparable con la ira, el juego o el miedo 6.

Dado que emoción y sexualidad están, pues, íntimamente relacionadas,


es apremiante tender puentes entre el conocimiento del mundo emocional
y la educación sexual. Éste es el objetivo del presente trabajo. Las
aportaciones de la Nueva Psicología de las Emociones a la educación
sexual serán presentadas en tres grandes bloques: el conocimiento de la
fisiología subyacente a las emociones, el conocimiento que de las
emociones nos ofrece la práctica psicoterapéutica, y el conocimiento que
se va acumulando en torno a las estrategias concretas de regulación
emocional. Creemos que las aportaciones desde estos tres campos
ofrecen posibles vías de intervención que pueden dar respuesta a los retos
que la educación sexual presenta en el contexto español actual. Pero
antes de presentar las respuestas, escuchemos las preguntas presentes
en el contexto español. Asumiendo el riesgo de obviar determinados
problemas, o de ponderarlos de manera arbitraria, enumeramos a
continuación los desafíos que emergen al revisar el estado de la educación
sexual.
REFERENCIAS

EDUCACIÓN SEXUAL: APORTACIONES DESDE LA NUEVA PSICOLOGÍA DE


LAS EMOCIONES Rafael Jódar Anchía Profesor de la Facultad de Ciencias
Humanas y Sociales Universidad Pontificia Comillas de Madrid, Recuperado
el 28 de junio de 2018
de:http://bibliotecavirtual.unad.edu.co:2077/lib/unadsp/detail.action?docI
D=10522679&p00=sexualidad
Diego Palacios Jaramillo. Educacion para la sexualidad: derecho de
adolescentes y jóvenes, y condición para su desarrollo; Recuperado el 28
de junio de 2018, de: https://www.mineducacion.gov.co/1621/article-
173947.html
Recuperado el 28 de jun. de 18;http://secuencias.hol.es/sexualidad-y-educacion-sexual-en-
clave-de-inteligencia-emocional/

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