La Educación Sexual hace referencia al conjunto de actividades
relacionadas con la enseñanza, la difusión y la divulgación acerca de la sexualidad humana en todas las edades del desarrollo. Por ejemplo el conocimiento del aparato reproductor femenino y masculino, la orientación sexual, las relaciones sexuales, la planificación familiar y el uso de anticonceptivos, el sexo seguro, la reproducción, derechos sexuales y reproductivos con el objetivo de alcanzar una satisfactoria salud sexual y reproductiva.
La expresión “Nueva Psicología de las Emociones 1” es una forma de
denominar la extraordinaria cantidad de conocimiento que en los últimos años hemos acumulado en torno a la emoción. Podemos diferenciar tres grandes ámbitos en los que ha fructificado el esfuerzo por entender la afectividad humana: el estudio del cerebro y la fisiología de la emoción, la observación del funcionamiento de la emoción en psicoterapia y el estudio de estrategias concretas de regulación de las emociones. Estas tres áreas de conocimiento, frecuentemente aisladas entre sí, ofrecen implicaciones relevantes para la educación sexual. Algunas de ellas trataremos de recogerlas aquí.
Antes, se hace necesario ofrecer una definición de emoción que sea
común a los tres ámbitos. Una definición consensuada en diferentes ámbitos de investigación concibe la emoción como un patrón de respuestas, fundamentalmente innato, disparado por determinados estímulos pertinentes, que prepara al individuo para la acción 2.
Esta preparación para la acción se concreta en cuatro tipos de respuestas:
la reacción fisiológica (capas internas de la piel, cambios cardiorrespiratorios, cerebrales, endocrinos), una reacción conductual (cambios en la expresión facial, en la posición del cuerpo), cambios en la cognición (limitación o ampliación de diferentes recursos, ya sean atencionales, perceptivos, de la memoria…) y cambios subjetivos (existe una percatación, un darse cuenta de que la emoción tiene lugar).
Por delimitar los conceptos, la experiencia consciente que tiene lugar
durante el proceso emocional suele denominarse sentimiento o afecto 3 y puede clasificarse según las variaciones experimentadas en las dimensiones denominadas valencia y activación. De esta forma, los sentimientos pueden diferenciarse según la connotación hedónica (valencia positiva o negativa) y el grado de activación (desde la excitación a la calma) que conllevan. Una vez definida la realidad emocional, enumeramos los puentes que pueden unir esta realidad con la educación sexual.
— Multitud de situaciones relacionadas con la sexualidad suelen ser
escenarios propicios para la aparición de intensas emociones. Los temores, los sentimientos de vergüenza y culpabilidad, o el éxtasis y el placer, son aspectos emocionales que por tanto pueden tener un papel primordial en la sexualidad y la educación sexual.
— Las emociones también omnipresentes en los padres, en los maestros,
en los diseñadores de planes de educación sexual (el miedo a ciertas conductas impulsivas de los jóvenes, la hostilidad hacia el patrón de conductas que despliegan, o el afecto y el aprecio hacia los adolescentes que suele estar presente en la escucha empática) pueden condicionar en gran medida la educación sexual ofrecida.
— Sexualidad y emociones están también vinculadas a las necesidades
psicológicas humanas. En las experiencias emocionales y sexuales surgen diferentes necesidades con las que el ser humano lidia. Por ejemplo, la necesidad de vinculación con otros suele estar frecuentemente presente en el panorama sexual y emocional.
— Tanto en las relaciones sexuales como en las emociones están
implicadas una dimensión evolutiva, una dimensión personal, una dimensión comunicativa y una dimensión social. Es decir, ambas son herramientas extremadamente útiles para la supervivencia, llenas de significados personales, que generalmente implican intercambios de información entre individuos, intercambios regulados por prescripciones sociales implícitas y explícitas.
— Como consecuencia de lo anterior, tanto las emociones como la
sexualidad conllevan impulsos para actuar, que buscamos regular en conformidad al contexto específico y a una ética personal y social. La regulación (de las propias emociones y del impulso sexual) es objetivo común tanto de la educación sexual como de la educación emocional.
— Por último, proponemos que la percatación del impulso sexual, el
corazón mismo de la subjetividad de nuestra tendencia sexual, es en realidad un sentimiento. Es decir, la experiencia del impulso sexual es indistinguible del proceso emocional.
Es necesario justificar con algo más de detalle esta última afirmación, ya
que si la vivencia de la sexualidad es fundamentalmente emocional, los conocimientos y habilidades de lo que ha venido denominándose “Inteligencia Emocional” son por derecho propio aplicables a la educación sexual. Para ello, nos apoyaremos en el trabajo que el equipo de Peter J. Lang y Margaret M. Bradley llevan desarrollando en el Centro para estudio de la Emoción y de la Atención (CSEA, Estado de Florida, EEUU) desde el año 1994, estudiando la neurología y la conducta asociada a la respuesta emocional 4. Junto con las importantes aportaciones teóricas que este equipo de investigación viene realizando, este laboratorio norteamericano ha generado un conjunto de estímulos visuales y auditivos estandarizados que son empleados en los laboratorios que estudian la respuesta emocional. Tras una preselección de un gran número de fotografías (decenas de miles), se registraban los componentes emocionales (subjetivos, fisiológicos y motores) que estaban presentes en amplios grupos de personas de diferentes culturas y países. De este estudio se ha derivado la selección de estímulos visuales conocido como IAPS (International Affective Picture System). Estas imágenes varían en contenido (paisajes, alimentos podridos, bebés, parejas en actitudes románticas, animales peligrosos, ataques humanos, mutilaciones o comidas apetitosas) y conocemos la respuesta emocional que la persona media experimenta ante cada una de ellas. Las fotografías de serpientes, arañas, las caras agresivas, o los lugares contaminados son estímulos que sabemos evocan respuestas emocionales intensas y desagradables. Pero, ¿cuáles resultan ser las fotografías capaces de generar respuestas emocionales placenteras más intensas en la persona media? Precisamente son fotografías de contenido claramente sexual (desnudos humanos en actitud provocativa o parejas realizando alguna práctica sexual). Quizá este resultado no sorprenda al lector –dado que la emoción es una herramienta de enorme importancia evolutiva en el reino animal, y quizá sea difícil encontrar una actividad más vinculada con la evolución que la reproducción y la propagación de la especie– pero vincula definitivamente emoción y sexualidad. La percepción visual de desnudos humanos y de prácticas sexuales, son los estímulos que generan reacciones emocionales positivas de mayor intensidad en el ser humano medio (con mayor intensidad aún si el ser humano en cuestión es varón)
Por tanto, no es descabellado entender la experiencia del impulso sexual
como un tipo de experiencia emocional más. De hecho, podemos aplicar la definición de emoción al impulso sexual sin que se produzca fricción alguna: el impulso sexual (como la emoción antes) es entendido como un cierto patrón de respuestas fundamentalmente innato, disparado por determinados estímulos pertinentes que prepara al individuo para la acción, cambiando su fisiología, subjetividad, expresión corporal y cognición. De hecho, otros autores consideran el deseo sexual un sistema emocional básico comparable con la ira, el juego o el miedo 6.
Dado que emoción y sexualidad están, pues, íntimamente relacionadas,
es apremiante tender puentes entre el conocimiento del mundo emocional y la educación sexual. Éste es el objetivo del presente trabajo. Las aportaciones de la Nueva Psicología de las Emociones a la educación sexual serán presentadas en tres grandes bloques: el conocimiento de la fisiología subyacente a las emociones, el conocimiento que de las emociones nos ofrece la práctica psicoterapéutica, y el conocimiento que se va acumulando en torno a las estrategias concretas de regulación emocional. Creemos que las aportaciones desde estos tres campos ofrecen posibles vías de intervención que pueden dar respuesta a los retos que la educación sexual presenta en el contexto español actual. Pero antes de presentar las respuestas, escuchemos las preguntas presentes en el contexto español. Asumiendo el riesgo de obviar determinados problemas, o de ponderarlos de manera arbitraria, enumeramos a continuación los desafíos que emergen al revisar el estado de la educación sexual. REFERENCIAS
EDUCACIÓN SEXUAL: APORTACIONES DESDE LA NUEVA PSICOLOGÍA DE
LAS EMOCIONES Rafael Jódar Anchía Profesor de la Facultad de Ciencias Humanas y Sociales Universidad Pontificia Comillas de Madrid, Recuperado el 28 de junio de 2018 de:http://bibliotecavirtual.unad.edu.co:2077/lib/unadsp/detail.action?docI D=10522679&p00=sexualidad Diego Palacios Jaramillo. Educacion para la sexualidad: derecho de adolescentes y jóvenes, y condición para su desarrollo; Recuperado el 28 de junio de 2018, de: https://www.mineducacion.gov.co/1621/article- 173947.html Recuperado el 28 de jun. de 18;http://secuencias.hol.es/sexualidad-y-educacion-sexual-en- clave-de-inteligencia-emocional/