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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MEXICO

ESCUELA NACIONAL DE ENFERMERÍA Y OBSTÉTRICA


DIVISIÓN DE EDUACCION CONTINUA Y DESARROLLO
PROFESIONAL.

NOMBRE; QUEZADA SALAS MARIA DE LOURDES

PROFESORA: DIANA GARCIA

CURSO: POSTECNICO: EN ENFERMERIA QUIRURGICA.

NOMBRE DEL RESUMEN: ASPECTOS PSICOSOCIALES DEL PACIENTE


DURANTE EL PROCESO PRE, INTRA Y POSTOPERATORIO.

FECHA: 13 DE MARZO DEL 2018


ASPECTOS PSICOSOCIALES DEL PACIENTE DURANTE EL PROCESO PRE,
INTRA Y POSTOPERATORIO.

Este resumen refiere los aspectos psicológicos que presenta un paciente frente
a una intervención quirúrgica, todos sabemos que el momento en que se maneja
un alto grado de ansiedad es antes de la cirugía, esto se debe al miedo de lo
desconocido de las circunstancias de la intervención.

Es por esto la importancia de tener el control de ansiedad en el proceso


preoperatorio ya que permite disminuir la incidencia de inestabilidad
cardiovascular y arritmias cardíacas durante la anestesia y la cirugía, además de
favorecer una recuperación más rápida en el postoperatorio al reducir o evitar los
trastornos del comportamiento que se observan en algunos pacientes, sobre todo
en edades extremas (ancianos y niños), y que se manifiestan en formas de
desorientación, agresividad, requerimientos excesivos de analgesia, conductas
psicóticas, hipocinesia, aislamiento e incluso conductas regresivas, lo que
produciría un descenso en la morbimortalidad.

La ansiedad preoperatoria está asociada a mayor frecuencia de accidentes


anestésicos, mayor vulnerabilidad a las infecciones, mayor estadía hospitalaria y
mayores niveles de dolor postoperatorio.

El golpe emocional puede variar de acuerdo al carácter de la cirugía, si ésta es


reparadora o mutilante. Aunque se tenga la seguridad de la finalidad curativa de
la cirugía, sin embargo, se vive el proceso como de amenaza a la integridad física
y por eso se dan con frecuencia también los temores de fragmentación corporal.

Muy importante es tener en cuenta el tiempo que tome el proceso quirúrgico en su


totalidad, incluida la rehabilitación, pues este tiempo será el que facilite o dificulte
la recuperación pronta y equilibrada, tomando en consideración los aspectos
emocionales. En un proceso prolongado hay mayor deterioro tanto físico como
mental o emocional, pues no todas las personas tienen la misma capacidad de
tolerancia ni están todos preparados para aceptar nuevas dificultades. (1)

El PROCESO QUIRÚRGICO consta de tres apartados (preoperatorio,


intraoperatorio y postoperatorio), en donde las actividades de enfermería y las
características y circunstancias de cada paciente son diferentes.

FASES DEL PROCESO QUIRÚRGICO:

1.- Preoperatorio: Comienza cuando se toma la decisión de someter al paciente a


una intervención quirúrgica. En esta fase se debe identificar las necesidades
fisiológicas, psicológicas y espirituales del paciente, así como identificar los
posibles problemas potenciales. Termina con el traslado del paciente a la mesa
quirúrgica.
2.- Intraoperatorio: Todas las acciones van encaminadas para el fin de cubrir las
necesidades y procurar el bienestar durante todo el proceso. El profesional de
enfermería debe de realizar sus funciones dentro del plan quirúrgico con habilidad,
seguridad, eficiencia y eficacia. Esta fase termina con el traslado del paciente a la
sala de recuperación.

3.-Postoperatorio: se inicia con la admisión del paciente en la Unidad de


recuperación. Los indicadores del buen resultado del proceso perioperatorio
serían la satisfacción de todas las necesidades del paciente y el logro de los
resultados deseados. (2)

FACTORES PSICO-SOCIALES QUE INFLUYEN EN EL PACIENTE


QUIRÚRGICO:

Todos los factores que vamos a nombrar determinan diferentes comportamientos


y diferentes formas de hacer frente a una intervención quirúrgica.

FACTORES PERSONALES:

EDAD Y SEXO EN LA HOSPITALIZACIÓN DEL ADULTO: son personas


totalmente conscientes de la intervención, pero aún así experimentan diferentes
miedos ansiedad ante lo que no conocen y que no tienen control sobre ello.
Dependiendo de la edad (adulto joven- adulto viejo) y del sexo la intervención
podrá tener más o menos carga psicológica, es decir, psicológicamente no es lo
mismo una histerectomía para una mujer de 30 años en edad fértil que para una
mujer de 55 años.

PERSONALIDAD, CAPACIDAD DE ADAPTACIÓN, AFRONTAMIENTO DEL


ESTRÉS, EXPERIENCIAS PREVIAS, CREENCIAS Y VALORES PERSONALES:
Lo ideal es una personalidad fuerte y formada, con una capacidad de adaptación y
de afrontamiento del estrés amplia y solvente, contando con una adecuada
información del proceso, todo esto facilitará el preoperatorio y la evolución del
postoperatorio. La intervención enfermera irá enfocada a conseguir lo expuesto en
este punto.

FACTORES SOCIO-CULTURALES: donde influyen la respuesta, el apoyo, el rol y


la posición que ocupa el paciente en la familia, en sus relaciones sociales, en su
entorno laboral y económicamente. Factores relacionados con la asistencia
hospitalaria: donde influye la actitud del equipo de salud y la confianza del
paciente en el equipo terapéutico. Factores relacionados con la cirugía: referido al
pronóstico, a las posibles secuelas, potenciales de incapacitación y a las medidas
terapéuticas que requiera la intervención.
TIPOS DE INTERVENCIÓN:

 VOLUNTARIAS: el hecho de la voluntariedad de la intervención hace que exista


un mayor control del medio y disminuya la ansiedad.

 INVOLUNTARIAS: son intervenciones por la salud de la persona, estas se


pueden clasificar de acuerdo a:

Si implica mutilación por extirpación de algún órgano o partes del cuerpo. En este
caso existe una alteración de la imagen corporal, que cursa con una disminución
del auto-concepto y del auto-estima, que se puede ver acrecentada por factores
como: la edad, sexo, creencias…

Si implica un riesgo vital o no, donde el grado de temor y ansiedad se verá


magnificado en el caso que se implique la posibilidad de riesgo vital. Si la
intervención es de tipo curativo o paliativo, esto determinará: las expectativas, el
tipo de respuesta más o menos adaptativa y unos niveles determinados de
ansiedad.

Si la intervención ha sido programada con antelación o no. El tiempo que antecede


a una intervención esperada (no menor a una semana, ni mayor de tres semanas)
es muy importante para la adaptación de la persona a la necesidad del tratamiento
y así pueda recibir ayuda para prepararse psicológicamente (temor, miedos). La
intervención urgente no cuenta con tiempo para la preparación psicológica y tiene
las connotaciones que cualquier urgencia conlleva: shock emocional, intensa
ansiedad y miedos, sentimientos de pérdida de control. (3)

ASPECTOS PSICOLÓGICOS Y VALORACIÓN DE ENFERMERÍA DEL


PACIENTE QUIRÚRGICO EN EL PREOPERATORIO:

VALORACIÓN DEL PACIENTE QUIRÚRGICO:

Primera fase del proceso enfermero, que a través de una entrevista planificada y
con un método para realizarla con la paciente y la familia, obtendremos
información del conocimiento de la intervención y de su estado de salud físico y
psíquico.

Conoceremos la información previa que posee el paciente, es decir, qué


conocimiento tiene sobre: lo que se le va hacer, la causa, los resultados y las
posibles complicaciones potenciales.

También valoraremos información referida a pérdidas y cambios que le supone y


lo que el paciente puede hacer para afrontarlo. Además es importante que la
enfermera conozca la existencia de información errónea. (3)
Por último recogeremos información sobre los cuidados básicos (alimentación en
el preoperatorio, ejercicios, higiene…) necesarios para el buen tratamiento.
Conoceremos el significado de la enfermedad, de la intervención e intentaremos
conocer cómo vive el paciente el proceso quirúrgico y el significado que tiene para
él.

Si existen experiencias previas deberán ser valoradas con aspectos positivos y


negativos.

En relación a los sentimientos y pensamientos del paciente es importante conocer


sus temores (miedo a la anestesia, al dolor, a la incapacidad, alteración de la
imagen corporal…), para planificar la información y el apoyo que se le deba dar.

Por último hacer referencia a los recursos de apoyo centrándonos en la ¨red


natural¨ (familia, amigos…) y en la ¨red organizada¨ (asociaciones, grupos de
ayuda

ANSIEDAD, ESTRÉS Y TEMOR PREOPERATORIO.

Dentro de todos los problemas que pueden aparecer en el paciente quirúrgico


durante el preoperatorio, la ansiedad considero que es uno de los que mayor
repercusión tiene en el proceso y donde la intervención de enfermería debe ser de
especial importancia.

La ansiedad es una reacción compleja del individuo frente a situaciones y


estímulos percibidos como peligrosos. Incluye componentes psíquicos, fisiológicos
y conductuales. Psicológicamente, la ansiedad es vivida por el propio sujeto como
un estado de ánimo desagradable, producido por situaciones que, de manera
consciente o no, el sujeto las percibe como amenazadoras.

Las características más comunes que hacen que el sujeto perciba la situación
quirúrgica como una amenaza a su integridad físico-psíquica son; la novedad, la
incontrolabilidad, la incertidumbre y el temor a: el ámbito hospitalario, a lo
desconocido, a la anestesia, el dolor, a la muerte, a la separación, a la alteración
de los patrones de vida, a la mutilación o pérdida de una parte del cuerpo.

El hecho de que el individuo afronte la cirugía con altos niveles de ansiedad puede
tener influencias negativas en la recuperación físico-psíquica postquirúrgica, es
decir, se aumenta la estancias hospitalarias, mayor necesidad de fármacos,
aumento del coste sanitario…Por ello es necesaria una buena preparación
psicológica del paciente consistente en facilitar toda la información necesaria y
apoyo psicológico en todo el proceso quirúrgico, disminuyendo así el nivel de
ansiedad del individuo, aquí será muy importante la intervención enfermera
(relación enfermera-paciente). (3)
ASPECTOS PSICOLÓGICOS Y CUIDADOS DE ENFERMERÍA DEL PACIENTE
QUIRÚRGICO EN EL POSTOPERATORIO.

POSTOPERATORIO: proceso comprendido desde la finalización de la cirugía


hasta el alta del paciente. Consta de tres fases: post-operatorio inmediato, mediato
y alejado. Cuidados postoperatorios: conjunto de actividades que garanticen la
seguridad del paciente, que incluyen la profilaxis, identificación y tratamiento de
complicaciones que aparezcan tras el proceso quirúrgico.

VALORACIÓN DEL PACIENTE: Además de la valoración fisiológica y neurológica


del paciente (registros vitales), se deberá recoger información sobre:

 Sentimientos y pensamientos del paciente tras la cirugía con el objetivo de


conocer su estado psicológico y ver su capacidad para afrontar la nueva
situación.
 Impacto de la enfermedad y de la intervención, realizando una valoración
de la existencia de implicaciones laborales (baja temporal o por invalidez),
de implicaciones familiares (cambios en el rol, en modificaciones en el estilo
de vida, dependencia de otros miembros…) y del grado de dependencia o
independencia tras el tratamiento quirúrgico.
 Habilidades de adaptación: valoración de la competencia del paciente en
las situaciones de crisis y las estrategias de afrontamiento y de adaptación
que posee. Será importante conocer cómo ha resuelto crisis anteriores para
conocer su capacidad de respuesta y las habilidades familiares.
 Evaluación del dolor: para poder ajustar analgesia y conocer su tolerancia
al dolor.
 Recursos de apoyo: valoraremos su existencia y su magnitud tras la
operación, además conoceremos el tipo de ayuda que dan (emocional,
económica, física…)(3)

LA FAMILIA DEL PACIENTE QUIRÚRGICO

La cirugía constituye una situación de estrés psicológico también para la familia de


cualquier paciente. La internación hospitalaria implica separaciones y el abandono
del hogar por parte del enfermo, por cuyo futuro temen los restantes miembros del
grupo familiar.

Se agregan también muchas dificultades prácticas: mayores gastos económicos,


problemas en el manejo del hogar o la atención de los hermanos, la alteración del
ritmo de vida familiar por la necesidad de acompañar y cuidar al paciente durante
su recuperación, etcétera. El apoyo del grupo familiar en su interacción con el
enfermo puede favorecer mucho su recuperación. Es necesario otorgar a la familia
el grado de participación que le corresponde en el proceso quirúrgico, pero a la
vez corregir los modos de interacción personal y de adaptación al estrés que
suelen provocar complicaciones.
En el periodo preoperatorio, la cirugía promueve ansiedades y temores en toda
familia, y cada uno de sus integrantes los controlan según sus posibilidades.
Aparecen muchos temores irracionales vinculados al recuerdo de historias
familiares (enfermedades, complicaciones o muertes que amenazan con
repetirse). Esos recuerdos y temores son compartidos por todos, aunque no sean
explicitados. Cuando hay una adaptación familiar normal frente al estrés
preoperatorio, la ansiedad del paciente es conocida y compartida por el grupo;
constituye todo un tema y ocupa un "lugar" en la familia. También cada integrante
puede reconocer y tolerar su propia preocupación, sin recurrir a conductas
defensivas rígidas. En condiciones favorables, la familia contribuye al control
emocional del paciente en su recuperación tras la cirugía, pues le ayuda a tolerar
la frustración, contrarrestar la desesperanza y adaptarse al duelo, las inevitables
privaciones psicofísicas de todo postoperatorio. La dinámica de la interacción
entre el enfermo quirúrgico y su familia durante la internación depende del tipo de
vínculos preexistentes, y en este sentido un factor limitante de los efectos
beneficiosos de la acción del grupo familiar, lo constituye la falta de comunicación
o su distorsión, al igual que una estructura familiar aglutinada o con roles fijos e
inflexibles.

Las familias más normales tienen con respecto al cuidado del paciente un
funcionamiento naturalmente autorregulado, y su presencia es gratificante.
Atienden al operado de una manera flexible, a veces lo acompaña un integrante
del grupo, a veces otro, y saben captar las necesidades del enfermo (cuándo
dejarlo solo, cuándo estar en silencio, cómo tranquilizarlo cuando sufre).

En cambio, las familias más aglutinadas suelen ejercer una acentuada


sobreprotección, con roles fijos (siempre la misma persona cuida de forma
exagerada y asfixiante al paciente, a quien jamás lo deja solo). Tampoco permiten
un adecuado manejo de la atención médica y de enfermería, controlando
permanentemente la tarea de las enfermeras en busca de errores, o verifican el
goteo del suero o los horarios de administración de los medicamentos. En muchas
ocasiones, detrás de estas actitudes existe fuerte ambivalencia, y junto al amor y
los aparentes cuidados solícitos hay reproches, agresión o sentimientos de culpa.
No es raro que, de pronto, ello derive en conflictos y peleas, y por etapas el
enfermo sea abandonado en mayor o menor grado por su familia.(4)

LA COMUNICACIÓN

La comunicación es la base de la continuidad en la atención del paciente y del


trabajo en equipo del personal. Dicha comunicación sólo es efectiva cuando
paciente, médico y enfermera se entienden entre sí. La comunicación permite
establecer las relaciones interpersonales, hacer claras las acciones y ayudar a los
pacientes a adaptarse a los problemas relacionados con la salud y el ambiente
hospitalario.(5)
La comunicación se facilita al poner en práctica:

• El contacto visual, mirar a los ojos del que habla.


• La atención a quien transmite la información.
• La capacidad receptiva, reconocer que el mensaje que transmite se
expresa sin prejuicios.

Los criterios para determinar el éxito de la comunicación son:

 Dejar que el paciente repita el mensaje que se le ha transmitido, para


comprobar que lo ha comprendido correctamente (retroalimentación).
• Conseguir respuestas correctas por parte del paciente.
• Lograr cambios en el comportamiento del paciente.
• A través de la comunicación verbal la enfermera influye en el
comportamiento individual del paciente animándolo a expresar sus
sentimientos, a la vez que le proporciona información e intercambio de
ideas
• Por medio de la comunicación no verbal la enfermera consigue indicadores
sobre los sentimientos y actitudes sobre la propia interpretación de signos.

Cuando el paciente se siente triste, solo o aislado, el contacto físico constituye la


forma más empática de comunicación. Michael Argyle identifica las aplicaciones
del comportamiento no verbal en la comunicación humana:

• Expresar emociones.
• Transmitir actitudes interpersonales (gusto/disgusto,dominación/sumisión,
etc.).
• Presentar a otros la propia personalidad.
• Acompañando el habla, alimentar las intervenciones, la retroalimentación,
la atención, etc.(5)

LAS SEÑALES NO VERBALES, AL IGUAL QUE LAS PALABRAS Y LAS


FRASES, PUEDEN TENER MÚLTIPLES USOS Y SIGNIFICADOS.

Por ejemplo, una sonrisa puede ser parte de una expresión emocional, un
mensaje relacionado con una actitud, parte de una autopresentación o la
respuesta de un interlocutor para controlar la interacción. Así, el comportamiento
no verbal tiene las siguientes funciones:

• Repetición: la comunicación no verbal puede meramente repetir lo que se


dice verbalmente, por ejemplo, indicar a una persona que tiene que ir hacia
la derecha y señalar con la mano en esa dirección.
• Contradicción: el comportamiento no verbal puede contradecir la conducta
verbal. Si no hay razón para sospechar que puedan estar presentes
señales de conflicto, es probable que confiemos preferentemente en los
mensajes verbales. No obstante, se dice que cuando se reciben mensajes
contradictorios entre lo verbal y lo no verbal, se hace mejor en confiar y
creer en el mensaje no verbal. Se afirma que las señales no verbales son
más espontáneas, más difíciles de simular y menos susceptibles de ser
manipuladas.
• Sustitución: la conducta no verbal puede sustituir a los mensajes verbales.
A veces, cuando la conducta no verbal sustitutiva fracasa, el comunicante
recurre a la verbalización.
• Complementariedad: la conducta no verbal puede modificar o elaborar
mensajes verbales. Las funciones complementarias de la comunicación no
verbal sirven como señal de las actitudes e intenciones de una persona
respecto a la otra.
• Acentuación: el comportamiento no verbal puede acentuar las partes del
mensaje verbal, así como los subrayados y determinados signos sirven
para enfatizarlas en el lenguaje escrito. A menudo, los movimientos de
cabeza o de manos se usan para acentuar el mensaje verbal.
• Regulación: las conductas no verbales también se utilizan para regular los
flujos de comunicación. Cuando una persona interrumpe muy a menudo o
es desatenta, se siente que ello equivale a una declaración acerca de la
relación y, tal vez, a una muestra de falta de respeto.

El movimiento del cuerpo comprende de un modo característico los gestos, los


movimientos corporales, los de las extremidades, las manos, la cabeza, los pies y
las piernas, las expresiones faciales, la conducta de los ojos (parpadeo, dirección
y duración de la mirada, dilatación de la pupila) y también la postura

Hay diferentes tipos de conducta no verbal. Algunas señales no verbales son muy
específicas y otras, más generales. Unas tienen la intención de comunicar y otras
son meramente expresivas. Otras proporcionan información acerca de las
emociones, mientras que otras dan a conocer rasgos de la personalidad o
actitudes.

LAS MANIFESTACIONES NO VERBALES REPETIDAS CON MÁS


FRECUENCIA DURANTE EL PERÍODO PREANESTÉSICO SON:

EL LLANTO: puede ser por temor, ira, humillación o impotencia hacia algo, por
depresión, etc.

LA AUTOPALPACIÓN: algunos pacientes tienden a cruzarse de brazos y piernas


como medida de autoprotección. Freedman sugiere que puede existir una
estrecha unión entre el hecho de tocarse el cuerpo y la preocupación por uno
mismo.

LA RISA: el miedo nos provoca una risa que parece incongruente en una
situación dada, nos hace fingir tomar a broma algo temeroso; lo que ekman llama
“ocultamiento de una emoción o el sustituir una emoción que se siente por una
que no se siente”.(5)
BIBLIOGRAFIA

1. Carapia-Sadurni, A., Mejía-Terrazas, G. E., Nacif-Gobera, L., & Hernández-


Ordóñez, M. N. (2011). Efecto de la intervención psicológica sobre la
ansiedad preoperatoria. Revista Mexicana de Anestesiología, 34(4), 260-
263.

2. Mata Alcaide, María del Carmen. Marin Costanilla. (2017). Cuidados de


enfermería al paciente quirúrgico de urgencias. Publicaciones
Didacticas.com Páginas: 138 a 143 .

3. Salinas Infante, C. (2015). Aspectos psicológicos de los cuidados de


enfermería en el paciente quirúrgico.

4. López, J. A. (2005). Programa de preparación psicológica en cirugía infantil


programada. Revista profesional española de terapia cognitivo-
conductual, 3, 56-70.

5. Muñoz E. Perez G. Atención de enfermería en el paciente quirúrgico.


Valencia. (Internet) (Consultado el 6/03/18). Disponible en:
https://www.auladae.com/pdf/cursos/capitulo/bloquequirurgico.pdf

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