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ESPARTA

Su importancia histórica comenzó con la invasión de los dorios. Fueron ellos los que fundaron
Esparta.
Los dorios sometieron a las poblaciones que ocupaban la región y se repartieron las tierras fértiles,
relegando a los antiguos habitantes a las tierras de la periferia, razón por la cual se los llamó periecos. Los
periecos (seguramente las antiguas clases superiores del país) conservaron cierta libertad, pero los que ya
antes habían ocupado una situación inferior pasaron a ser siervos: los ilotas (sunombre procede del de su
ciudad principal: Helos).
Los espartanos organizaron políticamente al país sobre la base de una doble Monarquía, cuyos dos
reyes pertenecían cada uno a una de las dos familias más poderosas. Después de diversas luchas por
dominar las ciudades vecinas se implementó, hacia mediados del siglo -VI, una política destinada a anudar
una serie de alianzas en beneficio del predominio de Esparta. De esta forma numerosas ciudades quedaron
unidas a Esparta por vínculos muy estrechos, reservándose ésta el derecho de dirigir la «política exterior» y,
«mandar los ejércitos» formados por contingentes de todas las ciudades aliadas. Así se constituyó la Liga
del Peloponeso, de la que formó parte casi toda la Península. La inspiración política de la Liga perteneció a
Esparta que era la primera potencia militar.
La Liga del Peloponeso aisló a las ciudades que la integraron del movimiento general de las pólis
griegas. Fue la defensora de las tradiciones dorias y, especialmente, de las tradiciones aristocráticas, en una
época en que las consecuencias de la colonización impulsaban a una renovación democrática.
Esparta estuvo al frente de aquella política, y puso a su servicio su gran poder militar, robustecido
con el de las ciudades que integraban la Liga.

(4) GRAN SIGLO DE GRECIA O «SIGLO DE PERICLES» (FINES DEL SIGLO VI—FINES DEL SIGLO
V)

En la segunda mitad del siglo -VI, las pólis griegas habían trascendido la Hélade, surgiendo en todas
las costas del Mediterráneo oriental y occidental, concentradas sobre todo en dos áreas: las costas de Asia
Menor (Mediterráneo oriental) y el sur de Italia y Sicilia (Mediterráneo occidental). En este proceso los
griegos van a resultar un obstáculo para los proyectos de estabilización de fronteras del más grande Imperio
de la época: el Imperio persa.
Los griegos habrían de enfrentarse con otros pueblos como los fenicios y los etruscos, pero nunca
corrieron riesgo de ser aniquilados. En cambio, el Imperio persa va a estar a punto de liquidar la autonomía
de los griegos; incluso las fuerzas del rey Jerjes incendiaron ciudades como Atenas.
Al sobrevivir la Hélade, al conseguir contener las aspiraciones persas y, al aparecer como virtual
responsable de ese hecho una pólis en particular, Atenas, comenzó una nueva época, quizá la más breve,
pero sin duda la más brillante den lo que respecta a las grandes creaciones espirituales y artísticas. Este
período, denominado Gran Siglo de Grecia, podemos subdividirlo en tres etapas:

(A) Época de las guerras médicas

En tiempos del rey Ciro los persas habían conquistado el Reino de Lidia (Asia Menor) y pronto las
ciudades griegas de Jonia (costas de Asia Menor) cayeron en sus manos. Posteriormente los persas cercaron
el mar Egeo y las rutas marítimas quedaron bloquedas, lo cual significó una amenaza para la prosperidad de
estas ciudades griegas por los tributos que debieron pagar a los persas. Esta situación hizo crisis en el año
-499 cuando se produjo la sublevación de la ciudad de Mileto que contó con el apoyo de Atenas. La
insurrección fue sofocada por los persas.
El rey Darío I decidió castigar a los atenienses dando comienzo la primera guerra médica (495-490)
que terminó con la victoria griega en Maratón; la segunda (480-479), en Salamina y Platea y la tercera (479-
449) que acabó con el poderío persa sobre los griegos de Asia Menor.

(B) Gran momento de Atenas (época de las grandes transformaciones espirituales y artísticas)
Los helenos(griegos) manifestaron una gran vocación por el conocimiento (echando las bases de la
Filosofía y de la Ciencia), y por la belleza (sintieron una gran atracción por la poesía y las artes plásticas).
Conocimiento y belleza no eran sino la manifestación de los ideales que aspiraba alcanzar el hombre griego:
el ideal de la perfección, de la belleza, y el conocimiento del hombre en lo más profundo de su ser, lo cual es
la esencia de la Filosofía.
Estas inquietudes que adquirieron entre los helenos un carácter pocas veces conocido, alcanzan su
máximo esplendor entre fines del siglo VI y fines del siglo V.
ATENAS EN LA ÉPOCA DE PERICLES

El comportamiento de Atenas durante la guerra contra los persas le valió un inmenso prestigio en
toda la Hélade (Grecia), y su posición después del conflicto le proporcionó una considerable riqueza. Fue
Pericles quien estimuló a los artistas y filósofos. Sin duda antes y después de la Época de Pericles hubo
filósofos, artistas y poetas, pero nunca como en ese momento (460-429) coincidieron tantas figuras
importantes y encontraron tanto eco las actividades del espíritu. Fue el momento más brillante de la cultura
helena (griega).

FILOSOFÍA
"La filosofía, en el sentido que generalmente se daba a la palabra en el mundo antiguo, puede
definirse como la búsqueda de la verdad sobre la naturaleza del Universo y del hombre." (Armstrong).
La filosofía nace en Grecia, y nace cuando los helenos comenzaron a buscar explicaciones naturales
sobre los «enigmas del Universo». Por lo tanto, la Filosofía se puede dividir en un primer período, llamado
cosmológico, pues el problema fundamental que preocupó a los filósofos fue el Cosmos y, en un segundo
período, llamado humanista, que comienza hacia el siglo —VI cuando se vuelve necesario analizar los
problemas prácticos que se presentan al hombre. Como consecuencia, los filósofos abandonaron el estudio
del Universo físico y estudiaron temas relacionados más íntimamente con el hombre. El filósofo a partir de
ahora se preguntará sobre cuál era la naturaleza del alma, cuál era el destino del hombre y cuáles los
principios que debían guiarlo hacia la virtud y la felicidad.
Entre los más destacados filósofos helenos tenenos a Sócrates (siglo —V), de quien no se conoce
obra escrita alguna. Su principal preocupación está reflejada en su pensamiento: «Conócete a ti mismo», en
la que ponía de manifiesto su opinión acerca de cuál era el principal tema de la Filosofía: el hombre mismo.
Se destaca asimismo su discípulo, Platón (427-347) cuyas obras más importantes son los Diálogos
(República, Leyes, entre otros).
En el siglo —IV tenemos a Aristóteles, quien puso las bases de la Lógica, estudiando los principios del
razonamiento.

LITERATURA

Poesía épica: en general el medio de expresión literaria más común en la época de formación de un pueblo
es la poesía épica (poema en se cantan los hechos heroicos). Las epopeyas helenas más famosas fueron la
Ilíada y la Odisea, atribuidas al poeta Homero.
Poesía elegíaca: la palabra elegía significa «llanto». Surgió como consecuencia de los grandes cambios
producidos entre los siglos VIII y VI, naciendo así una poesía de tipo más personal. Los temas, en general,
constituían reflexiones melancólicas sobre las desiluciones de la vida, o lamentaciones amargas por la
pérdida de prestigio.
Poesía lírica: en el siglo VI y comienzos del siglo V fue reemplaza poco a poco por la poesía lírica, que deriva
su nombre de que se cantaba al son de la lira. Se pueden distinguir dos tipos de temas: los que tratan de
sentimientos apasionados (poetisa Safo); y los que expresan sentimientos comunitarios, siendo el poeta más
importante, Píndaro.

TEATRO

El teatro occidental tiene su origen en la Grecia clásica, aquella que entre los siglos VI y V cimentó
una grandeza cultural y artística. El teatro surge de las fiestas dionisíacas, donde un coro de hombres
cantaba y danzaba alrededor de un altar, representando un poema lírico coral que relataba la vida del dios
Diónisos. En cierto momento se separaba del coro uno de sus jefes para recitar las partes principales del
relato. Lo primero en aparecer fue la Tragedia, y así el drama nace cuando, a comienzos del del siglo —V,
Esquilo introdujo un segundo «actor» y relegó al coro a un plano secundario.
Ahora bien, en el culto al dios estaban implícitos los dos elementos de los que los helenos habrían de
sacar sus más grandes creaciones artísticas (Tragedia y Comedia), pues Diónisos era un dios que sufría con
la muerte o triunfaba y se alegraba con su resurrección, lo cual provocaba desbordes carnavalescos de
alegría incontrolada.
Los grandes escritores trágicos fueron: Esquilo (siglos VI-V), creador de la tragedia, Sófocles y
Eurípides. En cuanto a la Comedia fue un género inferior a la Tragedia y alcanzó su desarrollo pleno a fines
del siglo —V. Su único representante destacado fue Aristófanes.

Características de la Tragedia helena


La acción que se desarrollaba en la escena era muy pequeña. La tarea principal de los actores
consistía en recitar los episodios de un argumento ya conocido por el auditorio pues estaba tomado de las
leyendas populares. Los personajes apenas eran individuos, sino más bien «tipos genéricos». En el escenario
llevaban máscaras para que todos los individuos fueran iguales. Se puede resumir que, en última instancia,
lo representado tenía por fin dar una enseñanza. Así el propósito de las tragedias helenas no era únicamente
representar el sufrimiento e interpretar las acciones de los seres humanos, sino también, reflejar "la
conducta que debía llevar el hombre griego ideal ante una situación penosa" y purificar las emociones del
auditorio, poniendo de manifiesto el triunfo de la Justicia.

ARTE

Ideales expresados por el arte heleno

Ante todo simbolizó el humanismo, o sea, la glorificación del hombre como la criatura más
importante del Universo. Aunque gran parte de la escultura representaba a los dioses, eso no disminuyó en
lo más mínimo su calidad humanista. Los dioses griegos existían para beneficio del hombre, de modo que al
glorificarlos se glorificaba a sí mismo. Tanto la Arquitectura como la Escultura expresaban los ideales del
equilibrio, la armonía, el orden y la moderación. La anarquía y el exceso repugnaban a la mentalidad helena.
Además el arte heleno constituía una expresión de la vida nacional. Su propósito era no sólo estético sino
también político: simbolizar el orgullo del pueblo por la pólis y reforzar la conciencia de su unidad. Así, por
ejemplo, el Partenón de Atenas era el templo de Atenea, diosa protectora que presidía la vida colectiva de la
pólis. Al levantar un templo hermoso que podían visitar con frecuencia, los atenienses mostraban su amor a
la pólis y su esperanza en bienestar perdurable de ella.

Períodos de la evolución del arte helénico

La historia del arte helénico se divide en tres períodos:


(1) ARCAICO (siglos VII-VI): en la escultura hubo influencia egipcia. En arquitectura se construyeron
algunos templos toscos.
(2) IDEALISTA (fines del siglo VI a fines del siglo V): fue testigo de la perfección máxima de la Arquitectura
y la Escultura. El arte de esa época fue completamente idealista. Se destacan en Arquitectura y Escultura,
Fidias y, en Escultura, Mirón y Policleto. Se debe mencionar, igualmente, a Praxiteles que, aunque del siglo
-IV, expresó en sus obras los ideales de este período.
(3) REALISTA (siglo -IV): la Arquitectura decayó y la Escultura asumió características nuevas: llegó a reflejar
con más claridad las reacciones del artista e incorporó rasgos de realismo. A fines del siglo -IV, Lisipo
introdujo rasgos de realismo e individualismo vigorosos.

RELIGIÓN
En período alguno de la historia esperaron los helenos que su religión los librara del pecado ni les
otorgara beneficios espirituales. Tal como la concebían, la piedad no era cuestión de conducta ni de fe. En
consecuencia, su religión no tenía mandamientos, dogmas ni rituales complicados. Se puede decir que esta
falta de dogmatismo y de temor a lo sobrenatural fue uno de los factores que más contribuyeron al progreso
intelectual y artístico. Su religión era politeísta. "En el pensamiento auténticamente helénico no hay cabida
para la omnipotencia o para un Creador trascendente en el sentido cristiano." (ARMSTRONG).
Los helenos mostraron, por lo general, una indiferencia casi completa por lo que pudiera sucederles
después de la muerte.

(C) Guerras del Peloponeso

La segunda de las dos grandes luchas, la guerra con Esparta en el Peloponeso tuvo consecuencias
de carácter muy distinto a las guerras médicas. En vez de constituir otro mojón en la marcha de Atenas
hacia el poderío, concluyó trágicamente. Atenas quedó humillada tan completamente que nunca volvió a
desempeñar un papel destacado en la política helénica.
La primera y más importante de las causas fue el surgimiento del imperialismo ateniense. En el
último añi de la guerra con el Imperio persa, Atenas se había unido a otras pólis para constituir una alianza
ofensiva y defensiva llamada Liga de Delos. Cuando hizo la paz, la Liga no se disolvió, pues muchos helenos
temían que volviesen los persas. A medida que el tiempo transcurría, Atenas fue transformando la Liga en
un Imperio naval al servicio de sus propios intereses. Empleó para sus fines parte de los fondos del tesoro
común. Trató de reducir a otros miembros de la Liga a la condición de vasallos, y cuando uno de ellos se
rebelaba, lo sometía por la fuerza, se apoderaba de su flota y le imponía tributos como si se tratara de un
Estado conquistado.
Estas arbitrariedades despertaron las sospechas de los espartanos, quienes temían que la
hegemonía ateniense se extendiese pronto a toda la Hélade. Mientras Atenas estuvo dirigida por hombres
como Cimón y la Liga se atuvo a sus primeros objetivos, la guerra con el Imperio persa, la situación no llegó
a ser grave. Pero llegó el momento en que el poder pasó en Atenas a manos del partido popular dirigido,
primero por Efialtes y después por Pericles; grupo que cambió los verdaderos objetivos de la Liga,
considerando que debía utilizar sus fuerzas para aniquilar a Esparta.

OTRAS CAUSAS DE LA GUERRA DEL PELOPONESO

La segunda de las causas principales fueron las diferencias sociales y culturales entre Atenas y
Esparta.
Atenas era democrática, progresista, urbana, imperialista y avanzada intelectual y artísticamente.
Esparta era aristocrática, conservadora, agraria, provincial y atrasada culturalmente.
Donde coexisten sistemas que contrastan de manera tan aguda, es casi imposible evitar los
conflictos.
Los atenienses consideraban a los espartanos como bárbaros rústicos. Los espartanos acusaban a
los atenienses de que trataban de dominar a todas las pólis del norte del Peloponeso y de que incitaban a
los ilotas a rebelarse.
Factores económicos contribuyeron también a desencadenar el conflicto. Atenas deseaba dominar el
Golfo de Corinto, la vía de acceso principal para el comercio con Sicilia y el sur de Italia. Eso la convirtió en
enemiga mortal de la ciudad Corinto, la aliada más importante de Esparta. Por esa razón, Corinto (Península
del Peloponeso) se decidió a pedir la ayuda de la Liga del Peloponeso al sentirse atacada por Atenas, y
Esparta consideró que la ocasión era favorable para desencadenar la lucha contra su rival.
La guerra, que comenzó en el año -431 y duró hasta el año 404, significó una serie de terribles
calamidades para Atenas. Su comercio quedó destruido, su democracia aniquilada y su población diezmada
por la peste. Fue igualmente desastrosa la degradación moral que siguió a los reveses militares. La traición,
la corrupción y la brutalidad figuraron entre los males que apresuraron la caída de Atenas en los últimos
años del conflicto. Por fin, abandonada por todos los aliados, con excepciónde Samos, y privada de su
provisión de alimentos, no le quedó otra alternativa que rendirse o morir de hambre. Las condiciones que le
impusieron sus enemigos fueron bastante duras: la destrucción de sus fortificaciones, la entrega de todas las
posesiones extranjeras y prácticamente de toda su flota, y la sumisión a Esparta como Estado vasallo.

(5) CRISIS DE LA PÓLIS (fines del siglo V a fines del siglo IV)

Al concluir las guerras del Peloponeso a fines del siglo -V se abrió una nueva época que llamamos
crisis de la pólis; época que se cierra con el triunfo de Macedonia (primero sobre la Hélade) en la batalla
de Queronea, librada por Filipo II, y después sobre el Imperio persa, victoria que obtuvo su hijo Alejandro
en tres batallas sucesivas: El Gránico, Issos y Arbelas.
La guerra del Peloponeso no sólo puso fin a la supremacía de Atenas, sino que además, aniquiló la
libertad en todo el «mundo helénico». Después de la guerra, Esparta afirmó su poder en toda la Hélade.
Oligarquías apoyadas por tropas espartanas reemplazaron a las democracias en todas partes donde existían.
La confiscación de la propiedad y el asesinato eran los métodos que se empleaban regularmente para
combatir la oposición. Si bien en Atenas, al cabo de algún tiempo, fueron derribados los tiranos y se
restableció temporariamente el gobierno libre, Esparta pudo dominar el resto de la Hélade durante más de
treinta años.

HEGEMONÍA DE TEBAS

En el año -371, Epaminondas, nativo de la ciudad de Tebas, derrotó al ejército espartano en la


batalla de Leuctra y con ello inició el período de la supremacía tebana. Por desdicha, Tebas no mostró en
el gobierno más prudencia y tolerancia que Esparta y nueve años después se formó una coalición para
liberar a las pólis de su nuevo opresor.
La hegemonía tebana no contiene mayor importancia, salvo en lo que hace a la innovación de la
táctica militar que tendría sí gravísimas consecuencias. La nueva táctica fue introducida por Epaminondas,
quien organizó las falanges. Las falanges no pretendían hacer retroceder al enemigo, sino envolverlo y
exterminarlo. Las batallas se transformaron en verdaderas carnicerías, y este era un lujo que los helenos no
podían darse, sobre todo por las pérdidas que desde hacía años venían experimentando todas las pólis. Al
no poder quebrantar la alianza formada contra ellos, los tebanos libraron batallas en el campo de Mantinea.
Ambos bandos pretendían haber alcanzado la victoria, pero Epaminondas murió en la acción y el poderío de
su imperio se derrumbó poco tiempo después.
Al cerrarse este proceso, la Hélade quedó convertida en una tierra arrasada por la guerra, el
incendio y la destrucción de vidas.
La crisis de la pólis abrió el camino a la dominación macedónica y una nueva época denominada
Helenística.
Asó los oradores «pro-macedónicos», convencidos de que la Hélade necesitaba paz, no vieron otra
salida que aceptar la hegemonía del Estado macedónico para evitar las guerras dentro de la pólis.

ÉPOCA HELENÍSTICA

Se extiende desde la hegemonía de Macedonia (fines del siglo -IV) hasta la incorporación del Reino
de los Ptolomeos de Egipto (fines del siglo -I) por Roma, después de la derrota de Antonio y Cleopatra por
Octaviano (Augusto) en la batalla de Actium.
Esta época comienza con el triunfo de Macedonia (primero sobre la Hélade) en la batalla de
Queronea, librada por Filipo II, y después sobre el Imperio persa, victoria que obtuvo su hijo Alejandro.
Macedonia (norte de la Hélade), por su situación geográfica, se había mantenido al margen de las
transformaciones que se dieron en las otras pólis. Pero desde fines del siglo V y comienzos del siglo IV esta
situación comenzó a variar rápidamente. Macedonia dio el gran salto con Filipo II, quien se propuso llevar
a la práctica un triple plan político:
(1ª parte) lograr la reorganización militar y la domesticación de la aristocracia de Macedonia;
(2ª parte) ocupar el resto de la Hélade, lo cual logró después de la batalla de Queronea. Sin
embargo, y siguiendo un hábil plan estratégico, no pretendió someter a las pólis sino proponerles una
alianza, constituyéndose una alianza de la que Filipo fue nombrado Jefe militar con el encargo de dirigir las
relaciones exteriores. De esta manera las pólis conservaban aparentemente su independencia y se evitaban
posibles levantamientos que hubieran obstaculizado la tercera parte del plan.
(3ª parte): invadir el Imperio persa.
La invasión de Persia no fue realizada por Filipo pues murió asesinado. Fue su hijo y sucesor,
Alejandro, quien amplió sus planes. Ocupó el Imperio persa y sus ejércitos llegaron hasta las fronteras de
la India donde se detuvo ante el temor de sus generales de internarse en un territorio desconocido,
regresando luego a Babilonia.
El «mundo helénico» se había ampliado mucho, y Alejandro preparó el advenimiento de un gran
Imperio mindial, queriendo lograr una fusión entre las culturas de oriente y Occidente; pero esto quedó sólo
como un ideal, porque murió tempranamente en Babilonia.
El sueño imperial de Alejandro murió con él pues los territorios conquistados se repartieron entre sus
jefes, organizándose entidades políticas mayores que la pólis: fueron los Reinos helenísticos, de los cuales
los más importantes son los de Egipto, Siria, Pérgamo, Macedonia y otros reinos menores, que aparecieron y
desaparecieron según las circunstancias de las guerras continuas que se desataron entre ellos. Comenzó
entonces una nueva época en la que el eje del proceso histórico se corrió al oeste. El meridiano cultural
helénico ya no pasará por Atenas, sino por la ciudad de Alejandría, en Egipto.

CAUSAS INTERNAS DE LA CAÍDA DEL «MUNDO HELENÍSTICO»

Las causas internas de la decadencia se debieron a factores económicos y sociales, derivados de la


desigual distribución del tesoro público Así, si bien se puede decir que la Época helenística significó un
progreso económico, en tanto aumentaron los excedentes de producción, estos beneficios no se
distribuyeron de igual manera entre quienes contribuían a producirlos, porque la sociedad helenística tenía
forma de pirámide en su estructura.
En el vértice encontramos al monarca y su corte, luego a los habitantes de origen heleno llamados
macedonios, quienes ocupaban la mayor parte de los cargos intermedios y constituían la base del ejército.
En tercer lugar, se encontraba el grupo de los helenistas (sirios, hebreos, persas, fenicios), que actuaban
como intermediarios comerciales y ocupaban cargos en la Administración. Hasta aquí había cierta
participación en los beneficios, pero la masa de población , que ocupaba la base de la pirámide, no recibía
nada.
Se mantenía una especie de barrera entre la masa de población y los gobernantes. Todo esto
determinó que las monarquías no tuvieran un apoyo real en los habitantes. Los reyes no podían reclutar
tropas en esa masa de población, pues cuando lo intentaron, se enfrentaron a frecuentes sublevaciones. De
esta manera estos Reinos, aparentemente tan ricos, no pudieron afrontar el enfrentamiento militar con un
Estado que se apoyaba en ejércitos de ciudadanos-soldados, como era el ejército romano, porque sólo
pudieron oponerle ejércitos mercenarios.

CULTURA HELENÍSTICA

A pesar de estas contradicciones internas, la cultura helenística significó en muchos aspectos


notables creaciones originales, como ocurrió en las artes, donde especialmente en la escultura, se
produjeron obras de gran calidad, como el «Grupo del Laoconte», el «galo moribundo», que resultaron más
expresivas que las grandes creaciones realizadas entre fines del siglo VI y fines del siglo V a.J.C..

LA LENGUA Y EL «MILAGRO GRIEGO»

El griego es un miembro de la familia de las lenguas indoeuropeas, junto con el latín, el sánscrito y
las lenguas célticas y germánicas. Estas lenguas fueron llevadas por migraciones desde algún lugar de
Europa central hacia el sureste, hacia Persia y la India; hacia el sur, a las Penínsulas balcánica e itálica y,
hacia el oeste, hasta Irlanda.
En este idioma se encuentran esa claridad, ese equilibrio y esa exigencia de rigor que advertimos
primordialmente en el arte clásico y echamos de menos en el anterior. Esta es la naturaleza de la lengua
griega: el ser exacta, sutil y clara. La imprecisión y la falta de claridad, en que ocasionalmente suelen
incurrir los idiomas modernos, es en absoluto ajeno al griego.
El vicio griego, en lo que respecta al idioma, no es la borrosidad, sino una especie de claridad
artificial, un trazo firme donde no hay distinciones.
En toda obra griega encontramos junto con la lucidez, poder constructivo y seriedad, una aguda
sensibilidad y una invariable elegancia.
He aquí el secreto de lo que se ha llamado «el milagro griego», cuyo esclarecimiento reside en la
fusión de culturas, si es que no también de pueblos.
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BIBLIOGRAFÍA

Amstrong, A.H., Introducción a la filosofía antigua, Buenos Aires, Editorial Universitaria de Buenos Aires,
1977.
Huyghe, René, El arte y el hombre, Buenos Aires, Larousse, 1966. vol. I.
Kitto, H. D. F., Los griegos, Buenos Aires, Editorial Universitaria de Buenos Aires, 1970.
MacNall Burns, Edward, Civilizaciones de Occidente. Su historia y su cultura, Buenos Aires, Peuser, 1964.

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