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LOS ESTUDIOS SOCIOCULTURALES Y LA

COMUNICACIÓN: UN MAPA DESPLAZADO

Florencia Saintout
Doctora en Ciencias Sociales (FLACSO). Profesora/
investigadora de la Facultad de Periodismo de la Universidad
Nacional de La Plata. Coordinadora del Grupo de
Trabajo de Alaic Estudios Socioculturales y Comunicación.
Publicaciones: “Jóvenes: el futuro llegó hace rato”, Facultad
de Periodismo y Comunicación Social UNLP, Buenos Aires,
2006.“¿Y la recepción?, Balance crítico de los estudios sobre
el público” (Ediciones CICUS, La Crujía), Coordinadora junto
a Ferrante, Natalia, 2005. “Abrir la comunicación, tradición y
movimiento en el campo académico”, Facultad de Periodismo
y Comunicación Social UNLP, Buenos Aires, 2004. “Los estudios
de recepción en América Latina”, Facultad de Periodismo y
Comunicación Social, UNLP, Buenos Aires, 2003. Directora de la
Revista académica “Oficios Terrestres” (FPyCS, UNLP).
144 E-mail: florenciasaintout@yahoo.com.ar
RESUMEN
Este artículo presenta un recorrido crítico por los llamados estudios socioculturales en
América Latina en los últimos años con el objeto de dar cuenta de la configuración histórica
de un desarrollo que el GT estudios socioculturales y comunicación de ALAIC ha asumido
y promovido. La comunicación desde la cultura tiene en la región una larga historia y es
así como en los entrados años noventa presenta: a) una definición de objetos y estrategias
de conocimiento acordes con el desarrollo internacional; b) investigadores ubicados en
el campo; c) inclusión de la problemática cultural/comunicacional como dimensión clave
en las investigaciones de sociología y política urbana. El presente artículo aborda estas tres
dimensiones del campo.
PALABRAS CLAVE: ALAIC; GT; ESTUDIOS SOCIOCULTURALES Y COMUNICACIÓN; AMÉRICA LATINA.

ABSTRACT
This article examines the socio-cultural studies in Latin America in recent years. The purpose
is to identify how they have developed under the wing of the ALAIC Socio-cultural and
Communications Studies working group. From a cultural perspective, communication in the
continent enjoys an extensive history to cover, in the late 1990s: a) a definition of objects and
knowledge strategies according to international development; b) establishment of researchers
in the field; c) incorporation of cultural/communicational issue as a key dimension in
sociology and urban politics studies, all of which are reviewed in the present article.
KEYWORDS: CULTURAL STUDIES; LATIN AMERICA; COMMUNICATIONS.
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RESUMO
Este artigo apresenta um percurso crítico pelos chamados estudos socioculturais na América
Latina nos últimos anos. O objetivo é dar conta da configuração histórica do desenvolvimento
que o GT Estudos Socioculturais e Comunicação da ALAIC assumiu e promoveu. A
comunicação desde a cultura tem na região uma extensa história e é assim apresentada
nos anos 1990: a) uma definição de objetos e estratégias de conhecimento em acordo com
o desenvolvimento internacional; b) pesquisadores localizados no campo; c) inclusão da
problemática cultural/comunicacional como dimensão-chave nas investigações de sociologia e
política urbana. O presente artigo aborda estas três dimensões do campo.
PALAVRAS-CHAVE: ALAIC; GT; ESTUDOS SOCIOCULTURAIS E COMUNICAÇÃO; AMÉRICA LATINA.
En la década del ochenta podemos hablar (en del mundo pero sobre plataformas materiales e
el marco de la incipiente institucionalización históricas determinadas: se reubica en las trans-
del campo de la comunicación en la región) de formaciones de la vida cotidiana, de los modos
la existencia de unos estudios socio culturales en de sentir, de ver, de conocer, de congregarse.
América Latina. Sintetizando podemos decir que la mirada que
No es que previamente no hubieran existido liga a los estudios culturales con el campo de la
problematizaciones en torno a la cultura que se comunicación en América Latina, habilita una
plantearan el objetivo de ir más allá de una mi- nueva forma de abordar la comunicación que
rada economicista, pero es para esta época que la efectúa los siguientes movimientos:
comunicación se ubica dentro de un campo par- a) De la comunicación como asunto de ins-
ticular como es el de los estudios culturales. Tan trumentos a la comunicación como cuestión de
es así que entrados los años noventa tenemos: a) cultura; de luchas por la nominación del sentido
una definición de objetos y estrategias de cono- legítimo del mundo; como asunto de percepcio-
cimiento acordes con el desarrollo internacional; nes y sensibilidades.
b) investigadores ubicados en el campo; c) inclu- b) De la comunicación como cuestión de poder
sión de la problemática cultural/comunicacional a la comunicación como puesta en común; de la
como dimensión clave en las investigaciones de dominación como imposición a la dominación
sociología y política urbana. como proceso de comunicación.
Como coordinadora del grupo de estudios so- c) De la comunicación como problema exclu-
cioculturales y comunicación de Alaic, me intere- sivamente de reproducción, de aparatos y estruc-
sa en este artículo desarrollar una mirada crítica turas, a la comunicación como cuestión también
por el recorrido que ha tenido esta línea de tra- de producción y subjetividades.
bajo en los últimos años y pensar desde allí una Estos desplazamientos se van a dar claramente
posible agenda futura. en el contexto de la llamada crisis de las ciencias
146 sociales, o crisis de la modernidad misma (tema-
Perspectiva tizada desde los debates modernidad/posmoder-
El campo de los llamados estudios culturales nidad, y modernidad/modernidades), en el marco
tiene fronteras difusas y desarrollos muy diversos, también de un fuerte corrimiento de las diferentes
pero desde la comunicación en América Latina esferas de la vida hacia el mercado, y particular-
puede ser recorrido a partir de un desplazamien- mente en América Latina en un momento históri-
to enunciado alrededor de la década del ochenta: co de derrotas (S) de la política. Y este contexto va
de los medios o los instrumentos a la cultura, que a influir profundamente sobre los temas, objetos, y
permite a la comunicación “salirse” de la pregun- prácticas del pensamiento y la investigación.
ta por lo que había sido su objeto prioritario, los
medios masivos con sus efectos, para concentrar- Comunicación/cultura
se en los modos de darle sentido a la vida de los Alrededor de los años ochenta, se hizo explícito
actores sociales. Que se sitúa sobre una mirada en el campo de la comunicación latinoamerica-
específica que es aquella que la liga a los procesos no un proyecto: pensar la comunicación desde la
sociohistóricos de construcción de sentido, ar- cultura; asumir que, al hablar de comunicación
ticulando comunicación, cultura y sociedad. La era insoslayable la pregunta por los modos de
comunicación tiene que ver así con modos de es- construcción social del sentido. La Y (comunica-
tar juntos que implican unos sentidos específicos ción y cultura) fue reemplazada por la barra (co-
municación / cultura), lo que significó pensar la vidad histórica –cultura/naturaleza-. La cultu-
imposibilidad de un tratamiento por separado de ra se entiende como dimensión significante de
ambos territorios (Shcmucler, 1984). Este despla- lo social, como arena de lucha por los sentidos
zamiento, como decíamos, se dio en medio de la legítimos que una comunidad da al mundo en
denominada crisis de paradigmas en las ciencias que vive. Tiene entonces una doble dimensión:
sociales y en un contexto de retorno de las demo- por un lado, como creación e innovación en las
cracias, luego de la profunda ruptura política y prácticas sociales; por otro, como terreno de do-
epistemológica en la investigación social provo- minación y reproducción.
cada por las dictaduras militares. Al cambiar las miradas, aparecieron nuevas refe-
La comunicación dejó de ser una cuestión de rencias para la investigación incorporándose una
técnica, de medios como instrumentos, para compleja red de vertientes teórico-metodológicas
transformarse en dimensión constitutiva de las que fue constituyendo nuevos objetos de estudio:
prácticas sociales. Pero también la noción de la la llamada reflexión posmoderna, la sociología
cultura se entendió desde un desplazamiento o de la cultura de Pierre Bourdieu, las tácticas de
desbloqueo: no como mera reproducción, reflejo la invención de Michell de Certeau, la Escuela
de las condiciones materiales de existencia, sino de Constanza desde la crítica literaria, ciertas re-
también como producción y recreación social del flexiones del feminismo… en fin, toda una biblio-
sentido. La cultura como esfera que unifica las grafía que permitió enunciar una ruptura con lo
esferas de la producción (la economía) y de las que se nombraba como los planteos mecanicistas
relaciones sociales (la política). Como el terreno y deterministas anteriores, ligados la mayor parte
donde se lucha por la hegemonía, es decir, por el de las veces al estructural funcionalismo o a ciertas
poder de nombrar legítimamente las visiones y corrientes marxistas. Y cabe destacar que entre las
divisiones del mundo. vertientes que nutrieron las nuevas perspectivas,
Ubicar la comunicación en la cultura de la están también los llamados estudios culturales de
mano de las sospechas de la modernidad y de los Birmingham. En este contexto, los investigadores 147
relatos que la explicaban se conjugó, además, con en comunicación latinoamericanos se “encuen-
otros dos movimientos centrales. Por un lado, tran” con los trabajos de Cultural studies de Bir-
con la crítica del poder, que permitió conceptua- mingham1: en primer lugar, con las investigacio-
lizarlo como relación y no sólo como imposición, nes de Richard Hoggart, de Edward Thompson,
relocalizando su problematización en la vida coti- de Raymond Williams, de Stuart Hall; para luego
diana. Esto dio lugar a la pregunta por la resisten- incorporar las investigaciones de aquellos que Ma-
cia, por las tácticas del débil para reinventar los ttelart y Neveu situarán como terceras generacio-
órdenes dominantes. Por otro lado, el movimien- nes de los Cultural Studies2.
to de la comunicación hacia la cultura se dio en
medio de una crítica profunda al estructuralismo 1 No es que antes no se hubieran trabajado las reflexiones de Birming-
ham. Ya en la Argentina, por ejemplo, Beatriz Sarlo y Carlos Altamirano,
como paradigma hegemónico de interpretación
a través de la revista Punto de Vista, habían incorporado las lecturas de
de lo social, que anunciaba el “renacimiento de Raymond Williams y de Richard Hoggart, especialmente. Pero estas lec-
las emociones”, de la subjetividad largamente ex- turas se habían hecho más en relación con la sociología de la literatura
cluida por las epistemes dominantes. que con la problematización de la comunicación. Hay que mencionar la
temprana incorporación de Hoggart a través de Jaime Rest
En este enfoque la cultura no es sólo reflejo de
2 En este sentido es importante el aporte de Aníbal Ford a través de la
relaciones materiales –comunicación/sociedad- colección por él dirigida en Amorrortu: Biblioteca de Comunicación,
o dimensión simbólica aislada de la conflicti- cultura y medios.
Apropiaciones en América Latina los sentidos flotan en el aire sin ningún tipo de
Los llamados estudios culturales significaron constricción material; donde las desigualdades
herramientas básicas para pensar los medios son sólo diferencias desprendidas de todo tipo
como configuraciones culturales históricas, y de anclaje histórico. Mucho se debe asociar esta
la cultura, como aquello que designa la dimen- condición al contexto neoliberal de producción
sión simbólica presente en todas las prácticas, y circulación de los saberes en las últimas déca-
afirmando su imbricación en lo económico y das, al cual en ocasiones los estudios culturales
social, a la vez que creándose la posibilidad ana- han sido perfectamente funcionales. A esta crí-
lítica de distinguirla. tica, la más fuerte políticamente, se ha sumado
Pero contrariamente a lo que plantean ciertas la de la incorporación de los estudios culturales
formas escolarizadas de enseñanza de la comu- como moda, sin la necesaria reflexión espiste-
nicación, este encuentro de los investigadores la- mológica: la denuncia de la utilización de la
tinoamericanos con otras tradiciones no se hizo etnografía como receta salvadora de toda situa-
desde la nada, no se dio en el vacío, sino que se ción de investigación; la crítica a la ubicación
inscribió en una larga tradición de pensamiento bajo el “rubro” de Cultural studies de una diver-
que sobre la relación cultura / sociedad se venía sidad enorme de tradiciones teóricas, muchas
trabajando en nuestro continente. A la hora de de las cuales, incluso, se contraponen entre sí;
la “incorporación institucional” de los Cultural la sospecha de una carencia en la investigación
studies, ya se trabajaba especialmente un aspec- empírica, etcétera.
to clave desde esta perspectiva que tenía que ver Pero, más allá de las críticas o justamente por-
con la problematización de las cultural popula- que fueron posibles estas críticas (la reflexibi-
res (casi siempre bajo la forma de “lo popular”, lidad sobre lo hecho es una de las condiciones
“el pueblo”, las “clases dominadas”) en relación vitales para la producción de conocimiento),
con la desigualdad y la diferencia hacedoras de podemos decir que en América Latina se han
148 lo social. Desde aquí se habían formulado mu- dado también usos absolutamente creativos de
chas de las preguntas con respecto a las indus- los Estudios culturales. Si como escribe Morley,
trias culturales y existía un grupo de intelec- “el lugar que ocupan y la importancia que ad-
tuales que venía problematizando la lectura de quieren los Cultural studies varían de un con-
las mismas desde una matriz cultural popular texto a otro, y se los debe vincular al carácter
negada por las culturas dominantes, pero donde específico de formas locales de discurso político
también se escondía un plus que abría la posibi- e intelectual en tanto cultura” (Morley, 1996),
lidad de resistencia y transformación. Y quizás en América Latina no sólo se rompió con una
por eso también el encuentro fue tan rico (Ford, posible lectura ortodoxa o doctrinal, sino que se
Rivera, Romano, 1985). produjeron planteamientos históricos / territo-
riales de la cultura.
Luego del 11 de septiembre En este sentido, cabe mencionar los trabajos
Ha habido innumerables críticas a la inscrip- de Jesús Martín-Barbero, donde se pregunta
ción de la comunicación en el territorio de los por la emergencia de lo popular en la cultura
estudios culturales. Las más sólidas tuvieron masiva de la modernidad latinoamericana, y de
que ver fundamentalmente con una utilización Néstor García Canclini sobre los modos com-
de corte culturalista, donde las dimensiones del plejos de existir de las culturas populares en el
poder se desdibujan, apareciendo la idea de que capitalismo. O las investigaciones sobre culturas
urbanas llevadas adelante por Rossana Reguillo. de un contexto de emergencia ligado a la ruptura
Como también debemos nombrar el profundo (no desaparición) de las estructuras que por años
análisis de las culturas contemporáneas de Aní- habían cohesionado el sentido social, y que nos
bal Ford, los estudios de recepción realizados animaríamos a plantear, tiene como emblema la
por Guillermo Orozco Gómez, la propuesta de caída del muro de Berlín (y su “venta en pedaci-
los Frentes Culturales de Jorge González, la pro- tos”, claro está), la producción académica de los
blematización de la cultura global desarrollada estudios culturales en la actualidad no puede sos-
por Renato Ortiz, los trabajos sobre culturas layar su relación con el neoliberalismo triunfante
populares de Pablo Alabarces. y un contexto de hiper profundización del riesgo
La lista, incompleta, podría multiplicarse hasta y sus respuestas autoritarias, reforzadas abso-
al infinito, desafiando la idea de que para “mues- lutamente luego del 11 de septiembre. Y espe-
tra basta un botón”. Pero lo que aquí importa es
señalar cómo es que no sólo hubo en América La comunicación dejó de ser una cuestión
Latina un reconocimiento de los estudios cultu- de técnica, de medios como instrumentos,
rales sino que logró hacerse también una reapro-
piación original de las herramientas teórico-me-
para transformarse en dimensión
todológicas por ellos planteadas. Tanto es así que constitutiva de las prácticas sociales.
para fines de los noventa tenemos en el campo
de la comunicación que no sólo hay también un cialmente en nuestra región (como producto de
gran número de investigaciones empíricas con treinta años de políticas neoliberales con efectos
claras definiciones de objetos de estudio, encara- de exclusión y polarización) no puede dejar de
das desde la problemática cultural como dimen- ver un contexto que no es sólo de incertidumbre
sión específica, sino que hay un reconocimiento sino también de precariedad y vulnerabilidad so-
internacional de una perspectiva latinoamerica- cial, donde la cultura pareciera no alcanzar, o al-
na al respecto. “Poco a poco nos fuimos dando canzar muy poco para resistir o crear lo político. 149
cuenta de que estábamos dejando de ser invita-
dos a Europa o a los Estados Unidos como “in- Agendas
formantes nativos” de las exóticas prácticas co- He dicho que los estudios culturales son impen-
municaciones latinoamericanas para pasar a ser sables en América Latina si no es desde el marco de
colegas que debaten con los del primer mundo una gran crisis alrededor de la década del ochenta.
como contemporáneos, aunque cada cual desde Pero a medida que va avanzando la década del no-
su territorio”3. venta, de la mano de fuertes transformaciones es-
Sin embargo, es necesario decir que si el surgi- tructurales y de la mano también de la influencia
miento de los estudios culturales es inseparable de la academia norteamericana, los estudios cultu-
rales van a ir asumiendo cada vez más una mirada
“post” atenta a los desarrollos de mercado. En este
3 Martín-Barbero, Jesús: “Aventuras de un cartógrafo mestizo en el
campo de la cumunicación”, ponencia presentada en el Encuentro de contexto, el 2001 plantea nuevos desafíos para las
Comunicación, Cartagena de Indias, 1999, p.11 La mejor prueba de agendas de investigación.
esto la dio el Encuentro organizado por Philip Schlesiger en Sterling, Si tomamos el 2001 (el 11 de septiembre, el di-
Escocia, en noviembre de 1996, cuyo objetivo fue el debate de los tra-
ciembre de 2001 en Argentina) como punto de
bajos sobre comunicación y cultura latinoamericanos, donde como
comentaristas estuvieron intelectuales de la talla de Stuart Hall, Mar- inflexión a un orden de mundo en el que de al-
jorie Ferguson y Helge Roning. guna manera se había aceptado que “ha muerto
En la últimas décadas el pensamiento social, y particularmente los
llamados estudios culturales, han celebrado el fin de las totalidades,
de la gran historia, y su reemplazo por las historias mínimas.

la historia”, y que entonces el único orden posible Sin embargo, cuando el mundo se divide “entre
es el existente, podemos pensar que a partir de el bien y el mal”, cuando aparecen con contun-
ese momento algunas de los acuerdos que habían dencia las leyes del mercado como espacios tota-
circulado con fuerza en el pensamiento social, y lizantes de las relaciones sociales, es que se hace
particularmente en el espacio de los estudios cul- necesario recordar que no existe el fragmentos si
turales, demandan un cuestionamiento. no es en relación a un universal.
Básicamente, me refiero a los siguientes puntos: No hay particularidad que por definición
a) La hegemonía de las historias mínimas, an- no se oponga a alguna forma de universalidad,
clada en la suposición de que el sujeto se ha des- esencial o históricamente construida. Y no hay
prendido de todo tipo de dimensión estructural. pensamiento crítico posible y eficaz que no
b) El enflaquecimiento de la problematización empiece por interrogar las tensiones entre la
del poder, anclado en la idea de que el poder ha particularidad y la universalidad que son, después
dejado de ser demoníaco y material para ser flui- de todo, las que definen a una cultura como tal en
do, ambulante, creativo y subjetivo, alimentando la era de la globalización. (Gruner, 1998).
el abandono de la dimensión de clase para el aná-
lisis y comprensión de la cultura. Algunos han dicho de manera irónica que
c) La celebración de la resistencia de los débi- nunca existió un relato más grande que el de la
les en sí misma que presupone el abandono de muerte de los grandes relatos. Si en las últimas
la subalternidad. La aceptación acrítica de que décadas los estudios culturales han asumido que
150 nuestras sociedades son sociedades de audiencias estábamos ante el mundo de las pequeñas histo-
entendidas a partir de la lógica del consumo, sos- rias, las otredades des/sujetadas, y la fiesta de los
tenida en la naturalización de que el único orden fragmentos, lo cierto es que si el espacio social no
posible es el del capitalismo de mercado. puede existir en el vacío, todas estas “pequeñas
historias” han existido en el marco de la absoluta
La hegemonía de las historias mínimas presencia de un capitalismo que no ha muerto ni
En la últimas décadas el pensamiento social, y desaparecido más allá de la desaparición sí de las
particularmente los llamados estudios cultura- estrategias de su análisis y/o denuncia. Y también
les, han celebrado el fin de las totalidades, de la es cierto que ha habido una tendencia en los es-
gran Historia, y su reemplazo por las historias tudios culturales a renunciar a pensar las articu-
mínimas. Las teorías de la multiculturalidad, de laciones histórico-sociales o político-económicas
los fragmentos al infinito han sido resaltadas una con las dimensiones culturales. Que han pecado
y otra vez para describir los nuevos estatutos del de un cierto culturalismo de los fragmentos.
mundo contemporáneo que se relamen en lo que Es así que una dimensión importantísima de
Gruner (Gruner, 1998) ha llamado la “fetichiza- las nuevas agendas tendrá que estar ligada a la
ción de los particularismos”: fragmentos que se problematización de los particularismos y sus
juegan en sí mismos, sin ninguna referencia a articulaciones con las dimensiones estructurarles
marcos más amplios. del capitalismo tardío.
Poder Por otro lado, es también necesario decir que la
Las ideas de la microcapilaridad del poder liga- apertura hacia una idea de un poder que crea, que
das a su reubicaciones en la vida cotidiana y en ya no es demoníaco (y no solamente crea, sino que
su no exterioridad a la subjetividad fueron claves incluso se habla de una erótica del poder) posibi-
en el campo de la comunicación y los estudios lita preguntas novedosas e interesantes. Pensar el
culturales. Pensar el poder como relación de co- poder no en su dimensión represiva sino consti-
municación abrió inmensas posibilidades de in- tutiva de legitimidad, productiva de conocimiento
vestigación: las audiencias, los llamados nuevos que legitima la dominación abre un extraordina-
movimientos sociales, las resistencias ligadas a las rio campo de indagaciones para una teoría crítica
reivindicaciones étnicas, de género…en fin, una de la cultura. Pero al mismo tiempo, también, ba-
serie inmensa de problemáticas a las cuales este naliza la critica del poder, “culturiza” el poder, y le
giro epistemológico dio lugar. imprime un sello de olvido.
Pero cabe decir que la ruptura en el orden del No quiero decir que esto ya está en las nuevas
conocimiento ha sido también política. La exal- teorías en torno al poder, pero estas son irrescindi-
tación de las micro luchas ha venido de la mano bles de las condiciones históricas de su recepción.
de la ausencia de problematización, como decía Luego del 2001, luego de que se hicieran visibles,
en párrafos anteriores, de la existencia de una por ejemplo en la Argentina, las consecuencias
totalidad (no una totalidad cerrada, sino, a la nefastas de los modelos políticos y económicos
manera en que han pensado Marx y Freud, por implementados en la región basados en la celebra-
ejemplo, como una totalidad incompleta aparen- ción del orden neoliberal existente como un orden
temente cerrada) capitalista. Y como si esto fue- casi natural, es muy complicado para la acción po-
ra poco, cada una de estas micro disidencias han lítica, pero específicamente para la mirada episte-
sido pensada en sí mismas sin la pregunta por su mológica, no ejercer una crítica del poder que no
articulación con otras luchas dentro del espacio desande muchas de las rupturas pero que se deten-
social. Es así, que por ejemplo, las capacidades de ga en la fuerza arrolladora de unos poderes que no 151
crítica, de resistencia de las audiencias han sido están sólo en los microscópicos deseos de la vida
construidas al margen de su relación con un sis- cotidiana sino en grandes relaciones estructuradas
tema social estructurado, pero además, al margen históricamente. Tal vez sea necesario volver a po-
de las resistencias llamadas de género, o de etnia, ner en la agenda de investigación el escándalo de
y ni qué hablar de la articulación con una dimen- las ignominiosas consecuencias de unas relaciones
sión de clase. En lugar de ver las resistencias de de poder profundamente desiguales que no circu-
las audiencias como complementarias de otras lan todo el tiempo, de las que no se puede entrar y
resistencias o luchas, de habla de unas en reem- salir cuando a uno de se le da la gana..
plazo de las otras. Vuelve a decir Gruner:
Mientras tanto se pierde de vista el lugar Lo popular
constitutivo (es decir estructural, es decir, cómo En el año 1983 se realiza el II Seminario sobre
no totalizador) que sigue teniendo para el sistema culturas populares de la comisión de comunica-
la diferencia entre propiedad y no propiedad ción de CLACSO. En este seminario un impor-
de los medios de producción, la producción de tante grupo de intelectuales de América Latina
plusvalía y la reproducción de esas relaciones se pregunta si es que los nuevos sectores subal-
que se estiman como desparecidas (Gruner, ternos tienen una cultura, una mirada propia
2008, p.40). del mundo. Esta es una pregunta posible de ser
realizada en un contexto donde en poco tiempo lítico/económico neoliberal se vayan sintiendo el
ha habido profundas transformaciones tanto en gesto de nombrar el desvío o la resistencia em-
un nivel socioeconómico (expansión de mercado pieza a pensarse en sí mismo, como si fuera posi-
e incorporación de nuevos sectores populares al ble de ser indagado por fuera de las estructuras de
consumo; creación de villas o favelas con indus- dominación. Esto, en los estudios culturales y la
trialización acelerada); social (complejización comunicación, repondrá un objeto: la recepción.
del conflicto campo/ciudad); político (crisis de Es decir, que se llevará a cabo el desplazamiento de
la política partidaria y revalorización de las ar- la pregunta política por la cultura de los sectores
ticulaciones y mediaciones de la sociedad civil, subalternos (y su capacidad o no de resistencia) a
sentido social y cultural de los conflictos, reco- la pregunta por la recepción. Una recepción cons-
nocimiento de formas de participación colectivas truida a partir de un desprendimiento tal de las
no encuadradas en lo partidario, desdibujamien- condiciones estructurales que se cierra sobre sí:
to del movimiento obrero) . Pero además es una ¿lectura de qué? , es decir: ¿desde qué condiciones
pregunta que claramente está marcada por el au- estructurales? ¿con quiénes? ¿para qué? son pre-
mento de la brecha sociocultural. guntas ausentes en los llamados estudios de recep-
Es así que una de las claves de indagación tendrá ción más allá de honrosas excepciones.
que ver con la valorización de formas de resis- Pero además, gran parte de la intelectualidad
tencia, de supervivencia de la memoria en la vida también va asumiendo que el lugar que le toca es
cotidiana de los sectores populares para enfrentar el del experto, el del técnico, que el lugar del crí-
las condiciones de adversidad del nuevo contexto. tico, de aquel que piensa a contrapelo es un lugar
Lo popular será comprendido como sujeto de pro- en extinción.
ducción de cultura, pero no de cualquier cultura, Es así que en el campo de la comunicación rápi-
sino fundamentalmente de aquella que le permite damente van desapareciendo de la agenda las pro-
resistir los embates en la vida cotidiana de una mo- blemáticas de la subalternidad y la resistencia, o la
152 dernidad excluyente. A partir de allí, el campo de posibilidad de la contrahegemonía. Los subalter-
los estudios culturales desarrollará toda una serie nos se “transforman” en consumidores y la cultura
de trabajos que resalten la capacidad de invención, popular se diluye en perspectivas que, más allá de
de réplica de los sectores subalternos. sus autores, son utilizadas para pensar más el con-
Estos estudios, influenciados básicamente por senso y la conciliación que los antagonismos y el
las relecturas de Antonio Gramsci, de Michell de conflicto. Si los primeros planteos posdictaduras
Certeau, de Bajtin, de Carlo Guinzburg, incluso en torno a lo popular estaban marcados por una
en la Argentina por trabajos previos ligados a la necesidad de repensar lo político (bajo otras con-
pregunta por el peronismo4 aportarán una enor- diciones, desde la derrota), estas nuevas teorías de
me riqueza especulativa y empírica al campo. Pero recepción y consumo acentúan la perspectiva de la
a medida que los efectos sociales del modelo po- adaptabilidad al sistema hegemónico.

4 No hay que olvidarse de que en Argentina la problematización de la comunicación desde los públicos y la cultura es trabajada antes del golpe
de estado de 1976, fundamentalmente en los enfoques que se preguntan por la relación de las industrias culturales y el estatuto de la cultura
popular ligada a la experiencia peronista. Reflexiona hoy Anibal Ford en torno a esos años: Nuestra preocupación era hacer una nueva lectura
de la cultura del peronismo, refutar la metáfora del aluvión zoológico, y recuperar la cultura de la ciudad posinmigratoria tan criticada por los
defensores de una Argentina metafísica e hispánica. En este camino comenzó una revisión de la cultura argentina que nos llevó a establecer
una contradicción y diferenciación entre la industria cultural internacional-norteamericana y la industria cultural argentina donde sí habían
participado hombres fuertemente críticos de la cultura dominante (Ford: treinta años después, FPyCS, UNLP).
Pero quiero señalar cómo es que en los últimos política de los problemas abordados. Pero junto
años pareciera que lo popular comprendido des- es esto, la segunda cuestión que quiero señalar,
de la subalternidad, marcado de manera siniestra es la necesidad de una revisión epistemológica y
por los procesos de exclusión, vuelve a emerger profundamente política de estos mismos reco-
en las agendas. Que incluso es difícil pensar- rridos. Es necesario para no estar siempre empe-
lo desde el “optimismo de la voluntad” siquiera zando de nuevo, una y otra vez, perdiéndonos en
(en ocasiones es la imagen del Marqués de Sade, los cantos de sirenas, permanecer “amarrados” al
en la película Letras Prohibidas, cuando escribe barco, como Ulises, pero escuchando, abriendo
con mierda las paredes de su encierro burlando los ojos, para poder tomar decisiones sobre las
–¿burlando?- a sus carceleros lo que más se acer- consecuencias de los caminos elegidos pero tam-
ca a su descripción) pero que está porque no ha bién sobre sus oportunidades.
desaparecido la dominación y no ha desparecido
la subalternidad. Pero que a la vez necesita ser (…) el campo de la comunicación rápidamente
abordado de maneras complejas, más allá de las van desapareciendo de la agenda las
modas académicas (y claramente aquí me refiero a
la incorporación acrítica de los llamados estudios
problemáticas de la subalternidad y la resistencia,
poscoloniales y de la subalternidad). Que necesi- o la posibilidad de la contrahegemonía.
ta ser pensado desde la capacidad del desvío pero
también, desde los mecanismos de reproducción En los últimos años, casi como una moda (las
de aquello que los silencia y los oprime. modas son sintomáticas, de ahí la necesidad de
Volver sobre una agenda sintomáticamente leerlas más allá de lo evidente) han aparecido re-
rota, y volver a ella nuevos de memoria. visiones críticas e incluso demoledoras algunas de
ellas de los estudios culturales, más y menos se-
El agua sucia rias (Reynoso, 2000; Follari, 2002; Gruner, 1998,
Finalmente, de manera muy sintética, señalo 2005; Moraña, 2000). No voy a detenerme aquí en 153
dos cuestiones para cerrar este artículo. La pri- su análisis: señalaré sólo que esto habla de un mo-
mera, tiene que ver con la reconformación de vimiento de revisión que está sucediendo en la ac-
la opción por los estudios socioculturales para tualidad. Y apelaré por último a la reconfirmación
pensar los procesos de comunicación en América de la necesidad de esta revisión pero señalando
Latina: por sus ricos recorridos, por la producti- también la importancia de, como diría Guinzburg,
vidad de sus usos, por la complejidad y urgencia no tirar el bebé con el agua sucia de la tina.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
FOLLARI, Roberto, Teorías Débiles (para una crítica de la decons- MORAÑA, Mabel, Nuevas perspectivas desde/sobre América Latina: el
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