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All content following this page was uploaded by Ramon Llopis Goig on 20 October 2014.
Colaboraciones
Esta emergencia de una nueva cul- tercera cultura. The Edge aspira a reunir
tura científica se produce en un contex- en un mismo espacio a las mentes más
to en el que lo que tradicionalmente se complejas y sofisticadas para intercam-
llamaba ciencia se ha convertido en cul- biar opiniones sobre los grandes temas
tura pública. Stewart Brand ha enfati- de nuestra época5. Su sede se encuen-
zado este extremo al indicar que la cien- tra en el Santa Fe Institute (Nuevo Mé-
cia es, hoy en día, la única noticia. Así xico, Estados Unidos).
lo atestiguan los actuales éxitos edito- Los nuevos científicos de la tercera
riales de los que pueden ser considerados cultura emergente establecen una co-
como intelectuales de la tercera cultura. municación directa con los ciudadanos,
Brockman enumera una extensa re- sin que para ello sea necesaria la inter-
lación de materias cuyas temáticas re- vención mediadora de divulgadores o
ciben tratamiento en periódicos y re- pensadores. De ahí su aparición en el
vistas, al tiempo que inspiran películas, escenario público bajo la denominación
relatos y series de ficción: la biología de nuevos intelectuales. Y la conexión
molecular, la inteligencia artificial, las con los ciudadanos se produce por el
redes neuronales, el universo inflacio- propio punto de desarrollo en el que se
nario, la geometría fractal, los sistemas encuentra la ciencia y la tecnología de
complejos, la biodiversidad, la nano- nuestro tiempo, que se ven implicadas y
170 tecnología, el genoma humano, la reali- envueltas en cuestiones que afectan a
dad virtual, el ciberespacio, la vida arti- valores básicos de la estructura y el or-
ficial, la teoría del caos, el paralelismo den social, así como a la supervivencia
masivo, los sistemas complejos adapta- misma de la especie humana. En el mo-
tivos, las supercuerdas, los sistemas ex- mento actual, el campo de las tecnolo-
pertos, el equilibrio puntuado, los au- gías bioquímicas y médicas, por ejemplo,
tómatas celulares, la lógica borrosa, las el potencial técnico hace posible la des-
biosferas espaciales, la hipótesis de Gaia trucción del mundo así como la modi-
y las máquinas teraflop. ficación de la propia evolución del ser
Brockman considera que los intelec- humano. La población se interesa y pre-
tuales de letras son «cada vez más re- ocupa por esas posibilidades y presio-
accionarios y, con harta frecuencia, arro- na para que afloren a la opinión públi-
gante y tercamente ignorantes de ca. En este contexto, los lectores de este
muchos de los logros de nuestro tiem- tipo de libros se habrían incrementado
po». Además, afirma que éstos emple- sobremanera en los últimos años de
an una jerga propia y sus trabajos se ca- modo tal que la tercera cultura se habría
racterizan, principalmente, por realizar convertido en una operación de tanta
comentarios de comentarios, deslizán- envergadura comercial como de difícil
dose por un bucle que se prolonga ad interpretación sociológica.
infinitum hasta perder de vista el mun- Habría que reconocer que la tercera
do de la realidad. Tienen además, según cultura es algo más que un fenómeno
el americano, la arrogancia de conside- comercial de venta de libros; es también
rarse a sí mismos como los únicos pen- un desafío a las tradicionales fronteras
sadores, excluyendo de esta definición a entre el hombres de ciencia y el hom-
los hombres de ciencia. bre de la calle, ya que permite el esta-
The Edge, revista electrónica en In-
ternet, es el órgano de expresión de la 5
www.edge.org/3rd_culture/index.html
03-07_Ramon.qxd 12/2/08 09:45 Página 171 (Negro/Process Black plancha)
Colaboraciones
En la segunda edición de The Two Cul- los artistas aplican las nuevas tecnologías
tures, Snow añadía un ensayo en el que para el desarrollo de sus creaciones, tal
de manera optimista sugería que una nue- y como hoy en día se propone frecuen-
va cultura, la tercera cultura, emergería y temente12. Así pues, que los represen-
llenaría el vacío de comunicación entre tantes de una de las dos culturas utilicen
los intelectuales de letras y los científi- una herramienta propia de la otra cul-
cos, de tal modo que los primeros se en- tura no significa que se produzca una
tenderían con los segundos. Sin embar- convergencia o conciliación. La tecno-
go, lo que de hecho ocurre en la tercera ciencia no lo es menos cuando sus pro-
cultura es que los científicos establecen tagonistas escriben libros para ser leí-
una comunicación directa con las au- dos masivamente, pese a que eso hasta
diencias o públicos, prescindiendo de in- ahora sólo lo hacían los hombres de le-
termediarios. Mientras tanto, los huma- tras. Del mismo modo, los artistas no
nistas e intelectuales de letras siguen sin son menos artistas por aplicar las nue-
comunicarse con los científicos y esto vas tecnologías de la información en la
(más que la inexactitud conceptual res- realización de sus creaciones.
pecto a la propuesta de Snow) lleva a que
el uso que Brockman hace de la expre-
sión tercera cultura sea inadecuado. Incurre en la falacia
172 La conciliación entre las dos culturas del cientificismo
no se puede circunscribir a que los cien-
tíficos se comuniquen con los grandes Podría decirse que los científicos se
públicos10, pues la conciliación entre las han cansado de ser auditados por in-
dos culturas no se puede ceñir a divulgar vestigadores de las ciencias sociales y
ciencia. Hay aspectos propios de la tra- humanas, y han pasado a la ofensiva,
dición literaria o de las humanidades so- una ofensiva que pretende fundir en un
bre los cuales las ciencias deberían refle- solo marco las ciencias biomédicas, las
xionar y repensar su actividad, dándoles ciencias de la materia y el espacio, y las
cabida, evitando la colonización cognos- humanidades y las ciencias sociales.
citiva y abriéndose a un mayor pluralis- Es cierto que el affaire Sokal13 puso
mo epistemológico y metodológico11. en entredicho la labor de algunos inte-
Así pues, sugerir que hay concilia- lectuales y las limitadas posibilidades de
ción entre las dos culturas por el hecho ciertos science studies. En ese contexto,
de que los científicos escriben libros que la situación es propicia para lanzar lo
llegan a grandes audiencias (como siem- que algunos han considerado la mayor
pre han hecho los intelectuales de letras OPA nunca imaginada por la ciencia
y las humanidades), es una simplifica- sobre la totalidad del saber14. Así, no
ción similar a la que cometen aquellos
que afirman que se produce una con- 12
Véase C. Gómez, «Arte, tecnología y socie-
vergencia entre las dos culturas, cuando dad», http:/www.campusred.net/telos y X. Beren-
guer, «Arte y tecnología: una frontera que se des-
morona», en http:/www.uoc.edu
13
10
En el caso de que efectivamente lo estén B. Jourdant (1998), Impostures intellectua-
consiguiendo, lo que, en principio, no parece más les. Les malentendus de l’affaire Sokal, París: La
que una hipótesis. Découverte.
14
11
R. Llopis (2001), «Cultura tecnocientífica y A. Lafuente y T. Saraiva (2001), «La OPA de
cultura humanista. Escisión y alianza», A Distan- la ciencia y la abducción de las humanidades»,
cia, 34, pp. 94-100. Claves de Razón Práctica, 112, pp. 69-76.
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Colaboraciones
23
E. Morin (1995), «Por una teoría de la cul-
tura», Sociología, Madrid: Editorial Tecnos, p. 143. 24
E. Morin, Ibíd., p. 143.