El 19 de diciembre de 2008 en su septuagésima segunda
sesión plenaria la Asamblea General de la ONU proclamó en resolución 63/209 al 2011 como el Año Internacional de la Química para concienciar al público sobre las contribuciones de esa ciencia al bienestar de la humanidad. 2011 coincide con el centenario del otorgamiento del Premio Nobel a Marie Curie por sus aportes a la química. Acaban también de conmemorarse los 144 años de su natalicio. La conmemoración enfatiza la contribución de la química como ciencia creativa esencial para mejorar la sostenibilidad de nuestros modos de vida y para resolver los problemas globales y esenciales de la humanidad, como la alimentación, el agua, la salud, la energía o el transporte. Uniéndome a esta conmemoración y por estar mi nombre unido a esta disciplina científica, quisiera permitirme hacer algunas reflexiones sobre la vida y vicisitudes de algunos químicos notables que pueden resultar de utilidad para esbozar nuestra relación con la conducta social, bien por comparación, bien por extrapolación. Para ello quisiera basarme en cinco libros: Química Recreativa de L. Vlasov y Dimitri Trifonov, Moscú. Editorial MIR, 1972 (se puede conseguir en formato pdf en Internet); Breve Historia de la Química de Isaac Asimov, Alianza Editorial, Barcelona, 1995 (aunque originalmente se publicó en 1965 y también se puede conseguir en formato pdf en Internet); El Precio de la Verdad de Dimitri Trifonov, Moscú, editorial MIR, 1981; Cómo fueron descubiertos los Elementos Químicos de D.N. Trifonov y V.D Trifonov. Moscú, editorial MIR, 1984 y Químicos y Química de José Luis De los Ríos, México, Fondo de Cultura Económica, 2011. Comencemos con una historia de Linus Pauling. El 29 de abril de 1962 Linus Pauling y su esposa asistieron a una cena que en honor de 43 laureados Nobel se ofreció en la Casa Blanca por la administración de John Fitzgerald Kennedy, nada de extraño considerando que Pauling poseía para ese momento el Premio de Química de 1954. Lo curioso es que durante esa mañana estuvo participando en una manifestación frente a la Casa Blanca en contra de las pruebas nucleares con un cartel que rezaba "detengan las prueba ya". Por Pedro Augusto Mejías
29 de Diciembre de 2011
2011 Año Internacional de la Química Durante la cena charló amablemente con sus anfitriones y hasta bailó con la primera dama ya que su protesta era contra las acciones del gobierno, no contra las autoridades. Añádase a la ocasión el hecho de que el gobierno de los Estados Unidos en razón de sus opiniones y posiciones contra de dichas pruebas no le otorgó un pasaporte válido para asistir a conferencias y congresos en el extranjero y se tendrá una primera justificación para que a finales de ese año le fuera concedió un segundo premio Nobel, esta vez de la Paz. Algunos autores han entrado en el terreno de ficción histórica y han afirmado que de haber podido asistir a esas conferencias y haber intercambiado con sabios de otras latitudes hubiera descifrado la estructura del ADN en lugar de Watson, Crick y Wilkins. Ahora bien respetar a las autoridades pero protestar contra las actividades de un gobierno es algo que cabe en las sociedades civilizadas y ordenadas donde existe no sólo una separación de los poderes públicos sino también una clara distinción entre gobierno y estado, En las sociedades donde esta separación no existe se hace más difícil de entender la actitud de Pauling. En Química se aprende que cada elemento ocupa un lugar en el sistema periódico, posición que le confiere atributos propiedades medibles experimentalmente e incluso y como lo hizo Mendeléiev: predecibles. Quizá esa es una analogía de algunas condiciones de las estructuras sociales en las que cada uno de sus integrantes debe jugar un papel claro y a un tiempo preponderante para la armonía total de la estructura. Un sutil equilibrio en el que no solo los poderes públicos sino las fuerzas opuestas de la sociedad deben avanzar y ceder para mantener la vigencia del contrato social. Ahora bien, cuando un ciudadano se atribuye y ejerce las funciones de varios poderes públicos, se iguala a la voluntad de las masas y se abroga la práctica propiedad de la sociedad, el equilibrio se rompe y de acuerdo con el principio de Le Chatelier las propias fuerzas que le han impulsado a esta situación le restringirán el avance en su cluster de poder y desenfreno.
Por Pedro Augusto Mejías
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Parte II: Antoine Lavoisier
Lavoisier ha sido bautizado por los historiadores como el padre de la
química moderna, sus principales contribuciones a esta ciencia están centrados en la superación de la teoría del flogisto y la primera propuesta de un sistema de nomenclatura química racional. Por alguna filológica coincidencia sus escritos acerca de nomenclatura química, esto es, las reglas para denominar a las diferentes substancias químicas tienen una raíz que de alguna forma se enzarzan con la noción misma de nominar, de generar la palabra como acto liberador del silencio y como expresión de un ente abstracto que imaginamos pero que requerimos relacionar con una existencia real tangible. Así encontramos por ejemplo que en relación con la nomenclatura química escribió en su Traité élémentaire de chimie (que se puede conseguir en la actualidad como “Elements of Chemistry" editado por Dover Publishers, Nueva York, 1965): "Cada rama de las ciencias físicas debe formarse de tres cosas: de la serie de hechos que constituyen la ciencia, de las ideas que las recuerdan y de las palabras que las expresan. La palabra debe nacer de la idea y ésta pintar el hecho, y como las palabras son las que conservan y transmiten el hecho no puede perfeccionarse la lengua sin perfeccionar al mismo tiempo la ciencia, ni la ciencia sin la lengua; por más ciertos que sean los hechos y exactas las ideas que produzcan siempre habrán falsas impresiones si faltan expresiones exactas para manifestarlos." Esta sentencia, digna de un filólogo, me recuerda una entrevista a Ana Teresa Torres publicada el 26 de marzo de 2007 en el Universal de Caracas ya que ambas coinciden en la importancia que tiene la palabra hablada en el reflejo y modificación de la realidad. La palabra no es neutral o pasiva, siempre nos ha quedado de la deidad la reminiscencia del verbo activo, lo dicho cobra la fuerza de lo expresado y lo hecho se empareja con lo pronunciado. Cuando tomamos en cuenta que solemos olvidar el poder de la palabra o menospreciar su intensa metáfora de dadora de vida nos acercamos a comprender la hipnótica influencia de los encantadores sobre las sociedades, el embaucador ha rebasado la barrera del silencio y ha nombrado aquello de lo que nadie osaba hablar. Esa fue la furia inicial, luego sigue con la mención de quienes nunca se sintieron mencionados y entonces la avalancha estuvo servida y con su fuerza se precipitó sobre calles, estructuras e instituciones en una desenfrenada orgía de revanchismo intelectualmente elemental. Continuando con la contribución de Lavoisier, en el Método de Nomenclatura, dejó para la historia este adagio "ningún estudiante de química debería aceptar ninguna palabra sin adjudicarle una idea definida". Por Pedro Augusto Mejías
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2011 Año Internacional de la Química Esa frase debería ser extendida a todos los miembros de la sociedad, que constantemente somos bombardeados por la oferta política. Ningún ciudadano debería aceptar una palabra, una oferta, una propuesta sin tener claras sus implicaciones, consecuencias y derivaciones. El animal político que somos exige tiempo, madurez y crecimiento y al asomarnos a nuestro diario y cotidiano acontecer antes de entristecerme del todo por el sino de los acontecimientos quisiera creer que este estadio es un período de transición en el cual estamos asimilando, madurando y aprendiendo para no incurrir en errores futuros. Además de su contribución en los aspectos de nomenclatura química Lavoisier efectuó una serie de aportes en materia de lo que hoy denominamos legislación laboral: "había propuesto reformas como la reducción de los trabajos forzados para los campesinos, talleres públicos para los desocupados, implementar higiene industrial en la fábricas, mejores condiciones de trabajo para los mineros, medidas contra la adulteración de los alimentos y educación gratuita y obligatoria para los jóvenes." (De los Ríos Op. Cit: pag 121) Lamentablemente Lavoisier vivió en la Francia de la revolución y fue decapitado entre los miles que aquella vorágine de sangre e intolerancia supina requirió para sus fauces. Había desempeñado actividades en la recaudación de impuestos, por lo que fue arrestado en 1793. Muchas personalidades hicieron presión de todo tipo para salvarlo. Al ser presentadas al tribunal las contribuciones de Lavoisier, se dice que, el presidente del tribunal pronunció la infausta sentencia: «La república no precisa ni científicos ni químicos, no se puede detener la acción de la justicia». Fue guillotinado el 8 de mayo de 1794. Lagrange dijo sobre la decapitación de Lavoisier: "bastó un instante para cercenar esa cabeza y quizá un siglo no baste para producir otra igual". Es inevitable hacer una relación entre eta decisión de los tribunales de la denominada revolución francesa y los regímenes totalitarios y su intolerancia al pensamiento distinto a la línea oficial, actitud que por ejemplo generó la masiva emigración de científicos europeos a los Estados Unidos al huir de los gobiernos del eje durante le Segunda Guerra Mundial lo que entre otros factores significó que el mayor número de los laureados Nobel se desplazara con ellos de países europeos hacia Norteamérica.
Por Pedro Augusto Mejías
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Parte III: Las Tierras Raras
En ocasiones se ha esgrimido el argumento de que en nuestra
contemporánea sociedad mediática se rinde un culto excesivo a la actuación destacada, a los ideales en el desempeño personal o profesional en detrimento del hombre común, de la labor pequeña, diaria e incluso indigna de la reseña en la prensa de todos los días, lo cual resulta paradójico por cuanto es precisamente el minúsculo aporte de cada ciudadano lo que hace posible el avance de la maquinaria social. Hubo en la química una época a finales del siglo XVIII y principios del XIX en la que el equivalente a los grandes titulares de prensa, la hazañas magníficas del momento estaban asociadas al aislamiento y descubrimiento de nuevos elementos. Y si hubieran existido medios dedicados a esta fuente noticiosa las estrellas hubieran tenido los nombres de Vauquelin, Klaproth o Davy. Sin embargo, hacia esa misma época se comenzaron a aislar los elementos que se conocen por tradición como las tierras raras, no obstante, haría falta siglo y medio para completar el aislamiento de los actínidos, son elementos con propiedades muy semejantes entre sí lo que los hizo endiabladamente difíciles de separar. "La labor de decenas y centenares de científicos dedicados al estudio de las tierras raras era ardua e ingrata, exigía una paciencia sin fin y no prometía éxitos sensacionales" Dimitri Trifonov, El Precio de la Verdad. Moscú, editorial MIR, 1981. pag 10. A este respecto el Químico francés Georges Urbain escribió "Fue el mar de errores y la verdad se ahogaba en él" En el mismo libro antes citado se va desarrollando de un modo gráfico el proceso de descubrimiento / separación de los elementos de las tierras raras. Por ejemplo en su página 26 se puede ver el "árbol del cerio". El cerio se considerada un elemento hasta que las refinadas separaciones dejaron ver que junto a él se encontraba el lantano, esto es, del tronco cerio se separaron las ramas cerio y lantano, el análisis detallado del lantano reveló que allí estaba el didimio, no se asusten si nunca han oído hablar de él, su nombre no sobrevivió cuando se lo supo conformado por los actuales elementos samario, neodimio y praseodimio. Así que la rama del lantano se dividió en lantano y didimio, la del didimio, en samario y finalmente la del didimio en Por Pedro Augusto Mejías
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2011 Año Internacional de la Química neodimio y praseodimio. Muchos de estos elementos han encontrado su uso en nuestras actuales tecnologías, el neodimio por ejemplo con sus 2.000 Gauss de campo magnético se convirtió en 1982 en el componente ideal para desarrollar equipos de grabación y reproducción sonora de alta fidelidad que antes hubieran requerido pesados imanes que hacían incómoda la movilización de estos artefactos, hoy en día audífonos y micrófonos de alta y mediana gama de marcas como AKG, Sennheiser, Denon, Audio Technica o JBL utilizan imanes de neodimio. Alcanzar este nivel de detalle y ser capaces en retrospectiva de ver lo hecho, revisar los errores cometidos y reconstruir la historia del descubrimiento de estos elementos no sería posible sin el detalle y dedicación minuciosas de esos científicos anónimos que fueron separando, poco a poco con paciencia y a paso de mortero los elementos y sus compuestos. Pienso que así sucede en nuestra historia, los grandes protagonistas se llevan los titulares mientras el hombre común se ve disuelto en el maremágnun del escenario que esos actores necesitan para su función. Y sin embargo, es la historia pequeña, simple y cotidiana la que nutre como un humus de inimitable riqueza el devenir de los grandes acontecimientos, y sobre todo el mayor de todos: la preservación del legado de vida que hemos recibido. Resistir los embates de una sociedad que en su camino de aprendizaje ensaya mecanismos de anulación, minimización o negación al ser humano es, tomando las palabras de Trifonov, una tarea ardua e ingrata que exige una paciencia sin fin y que no promete éxitos sensacionales, pero es necesario que la ejecutemos como parte de nuestra contribución a la historia, para que no se vuelvan a esgrimir las descabelladas razones de los tribunales de la revolución francesa quienes sostenían que "La república no precisa ni científicos ni químicos, no se puede detener la acción de la justicia" y así terminaron cercenando la cabeza de Lavoisier.
Por Pedro Augusto Mejías
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Parte IV: Un voto
De acuerdo con los estatutos de la Fundación Nobel, deben
transcurrir 50 años antes de que se revelen los contenidos de la votaciones de un período en particular. Debido a esta restricción no se pueden examinar resultados de los premios entregados después de 1961, sin embargo, lo que se puede revisar da suficiente tela para encontrar interesantes apreciaciones. El premio Nobel de Química de 1906 fue otorgado a Henri Moissan de Francia por el aislamiento del flúor, toda una hazaña desde el punto de vista técnico ya que al ser el flúor el más electronegativo de los elementos se caracteriza por una enorme reactividad. Nos señala Dimitri Trifonov en Química Recreativa que Alexandr Fersman llamó al flúor el omnívoro, y continúa relatando que "El camino hacia el flúor libre atravesó por tragedias humanas. No es una frase altisonante. Los hombres han descubierto y obtenido artificialmente más de cien elementos. En busca de nuevas substancias elementales los investigadores salvaron un sinnúmero de obstáculos, pasaron por una multitud de desilusiones, se vieron víctimas de faltas curiosas ¡Cuanto trabajo les costó a los científicos seguir las huellas de los elementos desconocidos! Pero el flúor, el elemento flúor en estado libre, devoraba vidas. Larga es la lista fúnebre de los que perecieron durante los intentos de obtener flúor en estado libre. Cayeron víctimas del "omnívoro" el miembro de la academia de ciencias irlandesa Knox, el químico francés Niklesse, el investigador belga Lavette, y otros muchos sufrieron serias lesiones. Entre estos últimos mencionamos a los célebres químicos franceses Gay-Lussac y Thenard, el inglés Humphry Davy (…) Cuando el 26 de junio de 1886 Henri Moissan informó a la Academia de Ciencias de París que por fin había obtenido flúor libre, un ojo del químico lo cubría un vendaje negro." Op. Cit. Pag. 45-46. No considero por tanto que el otorgamiento del Nobel a Moissan haya sido en absoluto un reconocimiento inmerecido, es, por el contrario un justísimo premio a una labor de paciencia e inteligencia.
Por Pedro Augusto Mejías
29 de Diciembre de 2011
2011 Año Internacional de la Química Lo curioso de esta historia es que nos relata José Luis De los Ríos en Químicos y Química (México, Fondo de Cultura Económica, 2011) que: "En 1906 Mendeléiev fue propuesto para recibir el Premio Nobel de Química, pero éste le fue asignado, por un voto de diferencia al químico francés Henri Moissan, por aislar el elemento flúor e inventar un horno eléctrico, Mendeléiev falleció, de pulmonía el 2 de febrero de 1907 en la ciudad de San Petersburgo. Faltaban escasos cinco días para que cumpliera los 73 años de edad." (Op. Cit. pag 231) Probablemente si se pregunta a un estudiante de secundaria promedio si conoce la contribución de Mendeléiev a la química nos de una respuesta satisfactoria pero si le nombramos a Moissan no sepa con qué relacionarlo. Esta podría ser una explicación de por qué en la actualidad los Nobel en ciencias se comparten tanto, cuando la irreversible muerte sella la posibilidad de dar un reconocimiento justo a la labor de un científico no hay posibilidad de corregir lo hecho, ni lo omitido. Como colofón a estas historias de la Química quien si tuvo la oportunidad de corregir su error en estas lides fue Per Theodor Cleve el sinodal que tenía ante si en 1884 al aspirante a doctorado en Química Svante Ahrrenius al que dio la calificación mínima aprobatoria por exponer en su tesis la teoría de la disociación electrolítica. En 1903 ya consolidada y aceptada esta teoría, Cleve tuvo la oportunidad de resarcir su obstinada visión al proponer a Ahrrenius al Nobel de Química que le fue otorgado ese año. (De los Ríos Op. Cit Pag 268- 271) Las oportunidades se van en votos, en oportunidades que como los procesos termodinámicos irreversibles no tienen vuelta atrás, y que nos dejan sólo el amargo sabor del error cometido o del pecado de la omisión en el que incurrimos… ¡cuanta similitud hay entre la química y la sociedad! por eso la química está al servicio de la vida y de la raza humana para ayudar al hombre a cumplir el mandato bíblico de llenar la tierra, y sojuzgarla, y señorear sobre los peces del mar, las aves de los cielos, y todas las bestias que se mueven sobre la tierra. (Gen 1.28).