Mercedes López Fraquelli | Maestra. Profesora de Ciencias de la Educación. Profesora efectiva de Pedagogía en Formación Docente.
Hace tiempo ya que encontramos en los pérdidas en cuanto a la identidad y desarro-
discursos, y en nuestros discursos, afirmacio- llo del campo pedagógico. nes en relación a la importancia de pensar o La historia del pensamiento pedagógico en reflexionar acerca de la educación. nuestro país nos ha mostrado el camino: los Y, efectivamente, mucho se ha analizado grandes pensadores, los grandes maestros han en este campo. Han hablado de ella los filó- desarrollado pensamiento y acción de forma sofos, los psicólogos, los sociólogos. Se han inseparable, vinculando el análisis de lo ideo- desarrollado megateorías desde las distintas lógico, político y social con la escuela, el maes- disciplinas, que no solamente han fragmenta- tro y sus prácticas. do el conocimiento, sino que, preocupadas por las definiciones generales, se olvidaron o de- «…ir al rescate de su inteligencia, su creativi- secharon el análisis de la cotidianidad. La pér- dad y su experiencia como materia prima de dida de protagonismo del aula y lo que allí su propio proceso educativo; recuperar la uni- sucede, dio paso a las reflexiones generales, dad teoría y práctica como espacio para la vaciando de contenido pedagógico el espacio reflexión y el perfeccionamiento pedagógicos, específico de práctica del maestro. volver a los temas fundantes, aquellos sin cuya comprensión y revisión caen en terreno estéril «…cuando todos hablan sobre los maestros o los mejores textos, los métodos y técnicas más a los maestros, pero pocos parecen dispuestos modernos de enseñanza.» a hablar con ellos» Rosa Mª Torres (1994) Rosa Mª Torres (1994) La escuela como unidad básica del cam- Debemos recuperar el análisis, pensamiento bio educativo, es la encargada de posibilitar y reflexión pedagógica acerca de nuestra coti- al individuo procesos y experiencias educati- dianidad, recuperando así nuestro protagonismo. vas estables, permanentes y continuas. Si que- Todos los grandes clásicos de la Pedago- remos cambiar la realidad social, la escuela y gía han centrado sus análisis en aquel campo el aula (como espacios sociales específicos y en el que la pedagogía se valida: en la prácti- especializados) no pueden estar ausentes en ca educativa, necesariamente vinculada a la el proceso. enseñanza y la escuela, al maestro y al alum- no. De manera que, si bien el análisis ideoló- «A no ser que la escuela como sistema social gico, político y social es imprescindible desde se convierta en el foco del cambio social, la el enfoque de la educación como proceso his- adopción de programas y reformas efectivas tórico y social, la pérdida del análisis institu- difícilmente ocurrirán.» cional y áulico ha dejado vacíos y provocado Frank C. Pratzner (1984)
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Desde una perspectiva de cambio educati- la mejor forma de organización, estoy perdien- vo, no puede ingenuamente plantearse sólo do una parte esencial de la práctica educati- como cambio en las políticas educativas, sino va: el aprendizaje. que debe apoyarse en una profunda reflexión Rescatar el pensar pedagógico en el aula acerca de todos los ámbitos involucrados, re- implica pensar cómo se enseña y cómo se conociendo la fuerte importancia del aula aprende, por qué se enseña y por qué se apren- como facilitadora o inhibidora de ellos. de, para qué se enseña y para qué se aprende. Implica repensar continuamente nuestras ac- ¿Qué es pensar pedagógicamente? titudes, prácticas y relaciones para ajustarlas Se ha definido la Pedagogía como la “teo- a fines, supuestos y realidades cambiantes. ría de la educación”; y su carácter, como inte- Para comenzar a repensarlas, quizá deba- grador de los aportes de las demás disciplinas mos pensar la práctica no como mera “acti- que analizan la educación. vidad”, sino como reflejo de determinados ¿Pero qué significa esto? ¡¡Es tan amplio sentidos y significaciones construidos social- pensar la educación!! mente y que tienen que ver con las intencio- Sin duda que pensarla, implica ubicarla en nalidades, los sentimientos, las definiciones, una sociedad, como parte de ella, de sus defi- etc. niciones, sus tradiciones, sus valores, sus es- tructuras…; estamos hablando de que pensar «La práctica educativa es una actividad in- la educación implica pensar sus fines, sus tencional, desarrollada de forma consciente, manifestaciones, sus actores. Y este es uno de que sólo puede hacerse inteligible en relación los niveles imprescindibles en el que pensar la con los esquemas de pensamiento, a menudo educación. tácitos, y en el mejor de los casos, parcialmen- El otro, más específico, es el referido a la te articulados, en cuyos términos dan sentido situación formal, a la educación institucio- a sus experiencias los profesionales.» nalizada, a la escuela y el aula. Implica una Wilfred Carr manera de pensar y de abordar la práctica educativa desde sus fundamentos, pensar la Pensar pedagógicamente implica reflexio- vida de la escuela a partir y a través de sus nar precisamente acerca del sentido y signifi- actividades, relaciones, fines y funciones. cado de las prácticas. No concebimos la Pe- El centro de la práctica educativa está en dagogía como “una teoría aplicada”, sino que el enseñar y aprender. La búsqueda de la sig- referida a la tarea de pensar críticamente, esto nificación de ellos nos refiere a las finalida- es, poner en cuestión, problematizar la ade- des pedagógicas, y a cierta concepción del cuación entre los conceptos y valores en los hombre y la sociedad. que nos fundamentamos, y nuestras prácti- cas educativas. El carácter integrador y pro- «Es que el enseñar no existe sin el aprender. blematizador de la Pedagogía lo permite. Quiero decir que el enseñar y el aprender se van dando de manera tal que por un lado, «No se trata de una transición de la teoría a quien enseña aprende porque reconoce un co- la práctica en cuanto tales, sino de la irracio- nocimiento antes aprendido y, por el otro, por- nalidad a la racionalidad, de la ignorancia que observando la manera como la curiosi- y la costumbre, al saber y la reflexión. Así con- dad del alumno aprendiz trabaja para apre- cebida la teoría de la educación, tiene por fin, hender lo que se le está enseñando, sin lo cual emancipar a los profesores de su dependen- no aprende, el educador se ayuda a descubrir cia de prácticas que son producto de lo ante- dudas, aciertos y errores.» rior, la costumbre y la tradición, desarrollando Paulo Freire formas de análisis y de investigación orienta- das a exponer y examinar las creencias, va- A veces, las preocupaciones inmediatas nos lores y supuestos básicos implícitos en el marco llevan a olvidar las finalidades que, como ta- teórico mediante el que los profesores organi- les, deben orientar nuestros objetivos y accio- zan sus experiencias.» nes particulares. A su vez, cuando nuestra Wilfred Carr preocupación gira solo en torno al enseñar determinados contenidos, pensando en cuá- La importancia de la reflexión pedagógi- les, cómo y cuándo enseñarlos; cuando nuestra ca en el aula radica en el reconocimiento de preocupación se centra solo en la búsqueda de que los problemas que se tratan de afrontar
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pueden y deben ser planteados y resueltos por los profesionales de la educación. El éxito depende de que los docentes conozcan y com- prendan sus problemas y sus prácticas, depen- de de que se comprenda que los conceptos con los que afrontamos la realidad terminan con- figurándola y definiendo las decisiones que se adoptan para mejorarla o modificarla. Por lo tanto es esencial esforzarse por examinar la mayor o menor adecuación de los concep- tos que se materializan en el lenguaje de la práctica educativa, articulando la relación entre el discurso educativo y las realidades. Pensar pedagógicamente la realidad impli- La reflexión pedagógica en la cotidianidad del aula
ca hacer explícito el esquema teórico que fun-
damenta la práctica como forma de desarro- llar coherentemente el proceso, que no exis- tan contradicciones entre lo que se piensa y dice, y lo que realmente se está haciendo, en- tre las creencias acerca de la práctica educati- va y la práctica misma. Por ejemplo, se ha valorado positivamente el concepto pedagógico de “aprender a apren- der”, concepto que se apoya en la idea del aprender por descubrimiento. Esto implica la concepción de un niño activo, que investigue, sea creativo, construya su propio proceso de «La práctica se cambia únicamente cuando conocer como sujeto integral. Se sustenta en nuevas experiencias suponen el reexamen de la importancia de la acción y no solo del pen- los problemas.» samiento. Este concepto exige tener en cuen- John Dewey ta lo que el alumno está en disposición de apren- der, el momento personal, afectivo y cognitivo Ahora bien, para ello es necesario: que vive y, a partir de allí, planificar la ense- Resaltar la importancia del docente en el ñanza. Pero ¿cuántas veces nos hemos hecho desarrollo de los procesos de cambio. esta pregunta, cuántas hemos indagado estas Estrechar la vinculación entre teoría- cuestiones antes de pensar nuestras acciones? práctica. ¿Cuánto de homogeneizador tienen nuestras Apoyar el desarrollo del “pensamiento propuestas? práctico” (Schön) como fundamento del Si pensamos que el niño aprende por expe- saber práctico, que incluye: riencia (pensamiento y acción), pero seguimos • Un saber referido a la acción profesio- separando cuerpo y mente, pensar y hacer, ra- nal misma (saberes que conforman el cionalidad y afectividad; si anunciamos la im- saber-hacer). portancia de respetar las diferencias individua- • Un saber referido a la reflexión en la les, pero asimilamos los procesos de construc- acción (saberes que interpretan la ac- ción del conocimiento a la lógica disciplinar y ción mientras transcurre). a las pautas de organización preestablecidas • Un saber referido a la reflexión sobre la como patrón de medida para todos por igual, si acción (saberes sobre la reconstrucción no vinculamos las concepciones teóricas y nues- diferida de lo actuado). tras prácticas para validar o invalidar unas y La producción de estos saberes, específi- otras, seguiremos planteándonos preguntas sin cos del docente, se apoya en la reflexión respuesta. Convertir la afirmación en proble- pedagógica. matización implica poner de manifiesto las creencias incuestionadas y las premisas no enun- ciadas. Implica develar las prácticas que, por tradición, rutina o imposición, se han consoli- dado como “habitus” en el aula y la escuela.
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Foto: Concurso Fotográfico QE / Rosana Hornes Estas grandes líneas de pensamiento se «La tarea del docente, que también es apren- plantean en torno a la necesidad de: diz, es placentera y a la vez exigente. Exige Recuperar el protagonismo como fuente seriedad, preparación científica, preparación de profesionalidad. física, emocional, afectiva. Es una tarea que Superar la “ilusión de la reflexión” requiere, de quien se compromete con ella, un (Zeichner), el acriticismo que desarrolló “la gusto especial de querer bien, no sólo a los otros crítica de la escuela”, pero no la “escuela sino al propio proceso que ella implica. Es im- crítica”, que no produjo la profundización posible enseñar sin ese coraje de querer bien, y problematización de la realidad, que lle- sin la valentía de los que insisten mil veces vó a la construcción de discursos críticos, antes de desistir.» pero a prácticas rutinarias. Paulo Freire Superar la dicotomía entre “teóricos que no practican y prácticos que no teorizan”.
mentadas en la reflexión para una interven- AA.VV. (1996): Monográfico “Tendencias educativas hoy. Un recorrido ción propia, creativa, original y coherente orientador por las tendencias y temas del mundo educativo” en Revista Cuadernos de Pedagogía, Nº 253. Barcelona: Ed. Praxis. implica responsabilidad y compromiso con el APPLE, Michael W. (1987): Ideología y currículo. Madrid: Akal Univer- alumno, la educación y la sociedad. sitaria. Serie Educación. CARR, Wilfred; KEMMIS, Stephen; GODÓ COSTA, Juan (1990): Hacia «No hay otra elección que comprometerse.» una ciencia crítica de la educación. Barcelona: Ed. Laertes. «Es necesario reencontrar la teoría en el “tex- DEWEY, John (1989): Cómo pensamos. Nueva exposición de la relación entre pensamiento reflexivo y proceso educativo. Barcelona: Ed. Paidós. to” de la escuela.» FREIRE, Paulo (1994): Cartas a quien pretende enseñar. México: Siglo Michael W. Apple (1987) XXI Editores. TRILLA, Jaume (1995): “La escuela y el medio. Una reconsideración sobre Compromiso que implica reevaluar el co- el contorno de la institución escolar” en P. Manzano Bernárdez (coord.) (1995): Volver a pensar la educación, Vol. 1. Madrid: Ed. Morata. Colec- nocimiento práctico críticamente y teorizar ción “Educación Crítica” en Coedición con Fundación Paideia. el saber práctico, porque es allí donde el que- Revista consultada: hacer cotidiano adquiere sentido. Revista del IICE Nº 9: “Instituciones educativas. Los actores. Las prácti- cas”. Buenos Aires: Miño y Dávila Editores.