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CONCEPTO
De una forma sencilla, puede definirse el dinero como aquellos activos financieros que pueden
utilizarse directamente para adquirir bienes y servicios. Incluyen el efectivo, los depósitos
contra los que pueden girarse cheques y, en general, aquellos activos con un alto grado de
liquidez.
En cada momento del tiempo, los agentes económicos disponen de una riqueza que han ido
acumulando en el pasado, a través de sus decisiones de ahorro, y que pueden materializar en
activos de distinto tipo. Para simplificar, consideraremos dos tipos de activos: el dinero (activos
líquidos) y los bonos (activos no líquidos). La demanda de dinero se refiere la proporción de
riqueza que los individuos desean mantener en forma de activos líquidos.
Por tanto, parece claro que hay dos variables que determinan principalmente la demanda de
dinero de este agente (dada su riqueza):
Nivel de transacciones: el dinero debe permitir cubrir el gasto que se realiza en las
transacciones habituales sin necesidad de tener que cambiar bonos por dinero
frecuentemente, ya que esto tiene un coste. El nivel de transacciones depende a su vez,
directamente, de la renta real y del nivel de precios.
Tipo de interés nominal de los bonos. La rentabilidad real de los bonos es igual a la
diferencia entre su tipo de interés nominal y la tasa de inflación. Por su parte, el dinero
tiene un tipo de interés real negativo igual a la tasa de inflación (se deprecia la riqueza
por mantenerla en forma de dinero). El coste de oportunidad de tener dinero es, por
tanto, igual al tipo de interés nominal (la diferencia entre los tipos de interés reales de
ambos activos). Cuanto más alto sea este tipo de interés, más se estará dispuesto a
incurrir en los costes y las molestias de cambiar bonos por dinero para pagar las
transacciones que se realicen
𝑀𝑑
= 𝐾𝑦
𝑃
La cantidad demandada de dinero aumentará proporcionalmente al nivel de precios (P).
También se incrementa cuando crece la renta (Y) de acuerdo con la constante k. Por su parte,
la constante h mide cuánto se reduce la demanda de dinero por cada punto en que se eleva el
tipo de interés nominal (i).
OFERTA MONETARIA:
CONCEPTO
La oferta monetaria está constituida por la suma de los billetes y monedas que mantienen en
efectivo los agentes económicos (EMP) y de los depósitos que éstos mantienen en las entidades
bancarias (D):
𝑶𝑴 = 𝑬𝑴𝑷 + 𝑫
En la actualidad, debido al gran desarrollo financiero experimentado en las últimas décadas,
existen activos financieros que pueden ser considerados cuasi- dinero. De la facilidad de su
conversión en dinero sin perder valor, se considerarán o no parte integrante de la oferta
monetaria.
De esta forma nos encontramos con que existen diferentes definiciones de Oferta Monetaria en
función de que se incluyan en ella o no esos activos considerados cuasi- dinero. En este sentido
la definición más restrictiva de oferta monetaria, denominada M1, no los tiene en cuenta al
incluir únicamente los activos plenamente líquidos (billetes y monedas), así como los depósitos
a la vista que, como ya se ha señalado, son plenamente líquidos. Definiciones más amplias (M2
y M3), tienen en cuenta esos otros activos que se caracterizan por su elevada liquidez y escaso
riesgo:
a) M0: También denominada base monetaria o dinero de alto poder. Constituida por el
efectivo en manos del público y del sistema bancario, así como por los depósitos que la
banca mantiene en el banco central.
b) M1: Comprende el efectivo (M0) más los saldos que se pueden convertir
inmediatamente en dinero o que pueden movilizarse para realizar pagos y
transferencias, es decir, los depósitos a la vista que mantienen los agentes económicos
en los bancos.
c) M2: Además de la M1, incorpora los depósitos con un plazo de hasta dos años, así
como los depósitos disponibles con preaviso de hasta tres meses. Estos últimos se
caracterizan por ser depósitos de ahorro en los que el tenedor, para disponer de sus
fondos, tiene que esperar un período determinado previo aviso.
d) M3: Incluiría además todos los valores negociables emitidos por el sector de
instituciones financieras monetarias residentes, esto es, cesiones temporales,
participaciones en fondos del mercado monetario e instrumentos del mercado
monetario y valores distintos de acciones hasta dos años. Se trata de activos financieros
sustitutos próximos de los depósitos debido a su elevado grado de liquidez y reducido
riesgo.
La oferta de dinero, definida como la suma del efectivo en manos del público y de los depósitos
que mantienen los agentes económicos en instituciones financieras, depende por tanto de tres
factores:
𝑴 = 𝒎𝑩
b) Por tanto, la autoridad monetaria puede aumentar la oferta monetaria de la economía
mediante la emisión de más monedas y billetes, es decir, provocando una expansión de
la base monetaria. La repercusión sobre la oferta monetaria (M) será tanto mayor cuanto
más grande sea el multiplicador monetario (m).
c) De la proporción de dinero que mantiene en efectivo el público con respecto al dinero
total (c). Los agentes económicos no mantienen la totalidad de billetes y monedas en
efectivo, sino que acuden a los bancos donde los depositan y donde quedan a su
disposición para cuando soliciten disponer de ellos mediante su conversión en dinero
efectivo. Los bancos, a su vez, prestan parte de esas cantidades que mantienen sus
clientes en forma de depósitos a otros clientes. No pueden prestar la totalidad de las
mismas, ya que deben poder hacer frente al compromiso de convertir en líquidos los
depósitos de sus clientes.
d) Del coeficiente de caja (r), efectivamente mantenido por el sistema bancario. Como se
ha comentado, las instituciones bancarias no prestan la totalidad de los fondos que en
ellas depositan sus clientes. Mantienen parte para hacer frente a su compromiso de
ponerlos a disposición de sus depositantes cuando éstos así lo soliciten. ¿Qué
proporción de sus depósitos mantienen como reservas? Mantienen un mínimo en forma
de reservas que se encuentra determinado por ley por la autoridad monetaria. Son las
reservas legales bancarias, que se encuentran determinadas por el coeficiente legal de
caja o encaje bancario. Pero pueden mantener una cantidad mayor, lo que se denominan
reservas bancarias voluntarias. Este exceso de reservas sobre la cantidad mínima
exigido por ley dependerá a su vez del tipo de interés interbancario, así como del tipo
de interés de otros activos alternativos. Así, si aumenta el tipo de interés interbancario,
es decir el tipo de interés al que se prestan fondos entre ellas las entidades financieras,
los bancos mantendrán más reservas voluntarias. La razón es que les resultará más
costoso conseguir efectivo, por lo que decidirán mantener niveles en efectivo superiores
a los establecidos legalmente. Por el contrario, si aumenta el tipo de interés de otros
activos alternativos, los bancos decidirán disminuir sus reservas voluntarias, ya que
supone un aumento del coste de oportunidad para los bancos tener esas reservas sin
generar ningún tipo de rentabilidad.
e) La oferta monetaria, por tanto, depende del comportamiento de la autoridad monetaria,
de los bancos y del público. La autoridad monetaria puede, a su vez, influir en el
comportamiento de bancos con respecto a la oferta monetaria, por ejemplo,
modificando el coeficiente legal de caja. Por ello y, aunque haya aspectos de la oferta
monetaria que dependen de los bancos y de los individuos, suele considerarse que el
Banco Central controla en su práctica totalidad la oferta monetaria, es decir, se
encuentra determinada por éste de forma exógena. En este sentido la oferta monetaria
suele representarse gráficamente de la siguiente manera:
f) Un aumento de la Oferta Monetaria consecuencia, por ejemplo, de la disminución del
coeficiente legal de caja, supondría un desplazamiento hacia la derecha de la Oferta
Monetaria. Al disminuir la cantidad que los bancos han de mantener en forma de
efectivo o en forma de depósitos en el Banco Central, la banca podrá prestar más dinero
a los agentes económicos. En la práctica esto supone una inyección de liquidez en la
economía.
Quizás uno de los momentos históricos donde mejor se observa este fenómeno es en la España
del siglo XVI, etapa que se conoce con el nombre de la Revolución de los precios. Como
consecuencia del descubrimiento del Nuevo Mundo y de los importantes recursos naturales
que en él se encontraban, se incrementó la cantidad de oro y de plata en circulación. El oro y
la plata se utilizaban como moneda, por lo que, al descubrirse minas de estos materiales y
aumentar su oferta, su precio cayó provocando un aumento tan importante en el nivel de precios
En épocas más recientes ocurrió algo similar. Al finalizar la I Guerra Mundial, lo aliados
impusieron fuertes sanciones económicas a Alemania, al mismo tiempo que le quitaban
importantes zonas industriales necesarias para su desarrollo económico. El país germano,
incapaz de hacer frente a sus deudas con los aliados, comenzó a imprimir billetes como forma
más fácil de hacer frente a dichas deudas. Con ello incrementó la oferta monetaria, provocando
crecimientos en los precios nunca vistos hasta entonces.