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1 Diciembre, 2015 • No Comments

Formación De Los Nombres Arabes

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Cuando yo me metí en esa camisa de once varas que fue escribir la


novela Amina y Záhir, dos almas gemelas, que luego me trajo tantas
satisfacciones, tuve bastantes quebraderos de cabeza. El que más
trabajo me dio fue el de entender la construcción de los nombres
árabes que iba a usar. No es tarea sencilla y yo no acostumbro a
escribir de algo hasta que no lo comprenda.

Yo no soy licenciado en Filología Árabe ni mucho menos; qué más


quisiera. Por eso les dejo estas que llamo mis pequeñas notas de
campo, que en nada pretenden tener un valor académico, pero
que yo espero que sirvan como una pequeña guía orientativa.

¿Te parecen complicados y larguísimos nombres árabes como


estos?
Al-Nāsir Ṣalāḥ ad-Dīn Yūsuf ibn Ayyūb
Abū ‘Alī al-Husayn ibn ‘Abd Allāh ibn Sĩnã

Antes de meternos con ellos revisemos primero la onomástica en


español, que nos ayudará en algo, debido a las grandes similitudes.
Intentaré explicarlo con palabras de a centavito.

Los nombres españoles.

Los nombres tradicionales son la herencia de aquellos pueblos que


habitaron en la Península Ibérica, y de la in�uencia que sobre ellos
ejercieron los contactos con habitantes de otros pueblos, en alguno
de los momentos de su historia. Así que los nombres nos vienen
principalmente del hebreo, predominando los nombres bíblicos, y
del latín, del griego y del germánico. Todos tienen un signi�cado,
así como lo tienen los nombres árabes (persas, turcos, hebreos…).

En lo que respecta a la formación de los nombres de las personas,


usualmente se tenía un solo nombre, el conocido como nombre
propio. A medida que los pueblos iban teniendo más gente se hizo
necesario distinguir a las personas de igual nombre.

Los recursos más utilizados fueron los de indicar el lugar donde se


vivía, de donde se era o donde se nació; la profesión o el o�cio que
se ejercía (particularmente los palaciegos), y también por alguna
característica física que a uno lo diferenciaba de la mayoría.

Así tenemos a Alvar el de Zaragoza, a Alvar el de Montes de Oca, a


Alvar el de entre ríos, a Alvar el del Monte Negro, a Alvar el gallego,
a Alvar el mayordomo y a Alvar el herrero; a Alvar el cojo, a Alvar el
rubio y a Alvar el enano. Diez personas distintas con similar
nombre propio, pero todas ellas diferenciables debido al apodo o
segundo nombre.

Otro socorrido recurso fue el genealógico, particularmente entre


los nobles, indicando de quién se era hijo: Froila el hijo de
Ambrosio. Pero no solo se hacían las distinciones por el nombre
del padre, sino que, en ocasiones, se hacía referencia al abuelo,
mediante la referencia el nieto de…, si por alguna razón él fue más
relevante, famoso, popular o conocido.
De igual forma, se conocía a una persona indicando de quién era el
padre o la madre: Adolfo el padre de…, Brunilda la madre de… O
también: Bernardo el padre de Alvar, Hurraca la madre de
Genoveva.

Con el tiempo, todas estas designaciones adicionales se


convertirían en apellidos.

No tenemos que remontarnos a varios siglos atrás para ver esto.


Todavía en muchos pueblos de España se acostumbra a denominar
a las personas de esa forma. Por un lado están su nombre o
nombres y sus dos apellidos. Pero a ninguno le falta la designación
del lugar donde vive (Raimundo el de Felechosa), el o�cio (Juanín el
gaitero, Galindo el carpintero, Adela la molinera) o el sobrenombre
que se le dio a la familia en algún momento (Lino el Pantín, Juan el
Pocero, Pedro el Mulero).

En su forma más simple, de épocas más antiguas, una persona


podía ser conocida como: Rodolfo el hijo de Santiago el Asturiano,
Francisco el hijo de Martín el de Ricardo.

En su forma larga o completa (simpli�cada con el primer nombre y


primer apellido nada más, como en épocas algo menos antiguas),
una persona podía ser conocida como:

–Rodolfo González el hijo de Santiago el Asturiano —nombre propio


+ el genealógico en una generación (hijo de) + el toponímico de
origen del padre.

–O un Francisco Rodríguez, hijo de Martín el de Ricardo —nombre


propio + dos generaciones (el nombre del padre y el del abuelo).

Con el tiempo, la gente fue tendiendo a tomar un segundo nombre


de pila para intentar diferenciarse aún más.

Los nombres árabes.

Con la construcción de los nombres del árabe islámico ocurrió un


proceso algo similar. Lo que sí es diferente es la forma de construir
el nombre completo, que en un principio suele confundirnos
mucho.

Ibn es una voz árabe que signi�ca «hijo».


Bint es para las mujeres y signi�ca «hija».

En árabe, el nombre completo de una persona está compuesto por


los siguientes elementos:

1. Kunya: Es un pre�jo de respeto, que indica de quién se es


padre o madre. Es un nombre compuesto por la palabra
Abú (padre [de]) o Umm (madre [de]).
2. Ism: Es el nombre propio, que puede ser simple o
compuesto. (Hasán, Umar, Asad, Hamad, ‘Abd al-Májid,
‘Abd al-Násser). Algunos son usados con el artículo
de�nido al (al-Yázid), pero la mayoría no lo llevan.
3. Nasab: es un patronímico, una lista genealógica o de los
ancestros que indica de quién se es hijo, nieto, biznieto,
etcétera. Lo usual es hacer referencia al padre y, en todo
caso, remontarse hasta un máximo de tres generaciones
(padre, abuelo y bisabuelo, tal como Abū ‘Alī al-Husayn ibn
‘Abd Allāh ibn Sinã), aunque parece que no hay un límite.

El Nasab Fue importante en las antiguas sociedades tribales de la


Península Arábiga, tanto para efectos identi�cativos como para las
interacciones sociopolíticas. Se forma con la palabra Ibn o Bint,
según sea hijo o hija, delante del nombre del padre, del abuelo, del
bisabuelo… Muchos personajes históricos han llegado hasta
nosotros más por su nasab que por su propio nombre, tal es el
caso del �lósofo cuyo nombre acabo de colocar: Ibn Siná (Avicena),
y el del historiador Ibn Jaldún.

4. Nisba: es uno o más adjetivos que se le añaden al


nombre. Pueden ser de tres tipos:

–Originados en el nombre de la tribu, el clan al que se pertenece o


del linaje del nacimiento y familia. Completan el sentido de �liación
de la nasab.
–Geográ�cos; por el lugar de nacimiento, el de residencia o por
ambos.
–Por el o�cio o profesión que se ejercía.

El adjetivo terminará en la vocal «ī» larga. (ej., al-Arabí: el árabe, al-


Baghdadí: el de Bagdad; al-Kilabí: el de la tribu de Kilab). Esto varía
en la lengua persa y en la turca. En árabe el nisba va precedido
siempre del artículo de�nido al, que en persa desaparece. El orden
del nisba va de lo general a lo particular, seguido de su orden
cronológico de residencia, lo que sería: nombre de la tribu, del clan,
lugar geográ�co de nacimiento, lugar de residencia, la profesión u
o�cio.

5. Laqab: corresponde a un sobrenombre por el que


pueden ser conocidas algunas personas. Es un epíteto
descriptivo de una cualidad admirable que la persona
tiene o que le gustaría tener. Si es la que le gustaría tener
se pone él mismo el laqab, si ya la tiene se lo otorgan
otros (al-Rashid: el de buen juicio; al-Karim: el generoso;
al-Mansur: el victorioso). O denota una característica física
resaltante (Al-Tawil: el alto; al-A‘war: el de un solo ojo o
tuerto). Pero también puede ser algo peyorativo. Cuando
se usa el nombre de la persona completo, el laqab va
colocado después del nisba.

Un laqab de honor podía ser tan importante que era todo lo que se
utilizaba, junto con el ism, para designar a una persona: Alí al-Karim
(el Generoso), Umar al-Rahim (el Compasivo), Najm al-Násser (el
Victorioso).

Todo esto ha dado lugar a un larguísimo sistema de nombres de


personas. Para poner un ejemplo tomemos a un individuo cuyo
nombre propio (ism) sea Asad, y tiene como sobrenombre (laqab)
al-Tawil (el alto). (Los coloco en cursiva para diferenciarlos con más
claridad en las siguientes construcciones). Entonces el nombre de
este individuo es Asad al-Tawil, quien es:

padre de Hasán,
hijo de Umar al-Alí,
nieto de Yusuf al-Kahsib,
de la tribu Banu Kilab,
oriundo de Arabia
y que vive en Bagdad.

Veamos las diferentes construcciones que puede adoptar su


nombre o por las que puede ser designado:

1. A) Si se le fuera a designar por su kunya, en este caso por


su hijo varón, la construcción del nombre sería: Abú
Hasán (el padre de Hasán). Una gran mayoría de los
nombres musulmanes utilizan esta forma, según nos han
llegado de la antigüedad en diversos textos. En el caso de
las mujeres sería: Umm Hasán (la madre de Hasán).

Si en español, en lugar de decir tan solo «el padre de Adolfo»,


fuéramos a indicar el nombre propio del padre y quién es su hijo,
nosotros diríamos: Adolfo, el padre de Juan.
Pero en árabe no es así, ya que se invierten los términos. Es como
si en español dijéramos: El padre de Juan, Adolfo; que es correcto
en el lenguaje escrito, pero menos usual en el lenguaje hablado.

En la lengua árabe, en el uso del kunya el nombre del hijo utiliza


esta última fórmula (El padre de Juan, Adolfo). Se coloca antes del
nombre propio (ism). La forma sería la siguiente:
Abú Hasán Asad (kunya + ism). (El padre de Hasán, Asad).
O el nombre completo:
Abú Hasán Asad al-Tawil (kunya + ism + laqab) (El padre de Hasán,
Asad al-Tawil).

1. B) Si a Asad se le fuera a designar por su patronímico


(nasab) usando el nombre de su padre, este va colocado
después de su nombre propio:

Asad Ibn Umar (Asad el hijo de Umar) (ism + nasab).

Si se remonta a dos generaciones (hasta el abuelo) tenemos:

Asad Ibn Umar Ibn Yusuf (Asad el hijo de Umar [que es] hijo de
Yusuf). (ism + nasab + nasab).

El asunto se complica un poco si se va a usar el nombre completo


(Asad al-Tawil). Entonces el ejemplo anterior quedaría así:

Una generación: Asad Ibn Umar al-Tawil.

En este caso el nombre de la persona queda partido por el nasab


de su padre, que se coloca después de su nombre propio (ism) y
antes del nisba o el laqab.

Dos generaciones: Asad Ibn Umar Ibn Yusuf al-Tawil.

Esto se complica algo más si se va a indicar de quién es padre Asad


y de quién es hijo. Usando solo el nombre propio (ism) de Asad
sería:

Abú Hasán Asad Ibn Umar. Vendría a decir: El padre de Hasán, Asad
el hijo de Umar. Y con el nombre completo (Asad al-Tawil) sería:

Abú Hasán Asad Ibn Umar al-Tawil.

Esta forma es la que vendría a ser la estructura usual más


generalizada de un nombre, en la lengua árabe en épocas antiguas.
Es decir: kunya + ism + nasab + nisba.

Pero pueden encontrarse nombres con el nasab colocado al �nal,


que nos resultan más inteligibles:
Abú Nasr Shams al-Mulk Duqaq Ibn Tutus.
Abú ‘Ali al-Husayn Ibn ‘Abd Allah Ibn Siná.

Que en el caso de nuestro ejemplo anterior sería:


Abú Hasán Asad al-Tawil Ibn Umar.

Hemos dicho que el orden del nisba va de lo general a lo particular.


En el caso de nuestro ejemplo, para completar el nombre de Asad
utilizando una sola generación en el nasab tendríamos lo siguiente:

Kunya: Abú Hasán;


ism: Asad;
nasab: Ibn Umar;
nisba tribal: al-Kilabí;
nisba geográ�co de nacimiento: al-Arabí;
nisba geográ�co, lugar de residencia: al-Baghdadí;
laqab: Al-Tawil.

Lo que para esta persona nos daría como nombre:


Abú Hasán Asad Ibn Umar al-Kilabí al-Arabí al-Baghdadí al-
Tawil.

La estructura completa sería:


kunya + ism + 1 nasab + 3 nisba + laqab.

Colocándolo con el nasab al �nal, al estructura sería: kunya + ism + 1


nasab + laqab + 3 nisba.

Abú Hasán Asad al-Kilabí al-Arabí al-Baghdadí al-Tawil Ibn Umar.

Ejemplo de un nombre propio con varios nisba:


Umar al-Kurashí al-Hashimí al-Baghdadí thumma al-Mawsilí al-
Sayrafí.

Signi�ca: Umar de la tribu de Kurash, del clan Hashim, natural de


Bagdad y de (que vive en) Mawsil (Mosul), el (que es) cambiador de
dinero (su o�cio).

Los nombres compuestos.

Hay nombres que por ser compuestos no deben separarse. Son un


laqab particular que se forma con la palabra ‘Abd, que signi�ca
servidor de, al que se le agrega uno de los 99 nombres divinos de
Alá: Abd al-Májid (Servidor del Glorioso), Abd al-Hakim (Servidor del
Sabio), etcétera.

Con el tiempo, por transcripción fonética se fundieron el primer


nombre con el artículo al (Abd-al). En el caso del nombre Abd al-
Májid se origina un Abd-al Májid (Abdel Májid al pronunciarlo). Eso
dio origen a las palabras Abdel y Abdul, que el uso ha devenido en
nombres propios tales como: Abdullah, Abdul Alí, Abdel Jamil y
otros.
El artículo.

Considero conveniente aclarar que en la lengua árabe hay un solo


artículo determinado o de�nido: al. Equivale tanto al masculino
como al femenino en singular y plural: (el, la, los, las). Ej. al-Akram,
al-Yázid.

Actualmente se está viendo la práctica, sobre todo en prensa y en


los medios de información, de escribir el artículo con mayúscula,
bien sea unido mediante el guión o separado: Al-Hasakah, Al
Hasakah; lo que no siempre es correcto, ya que el artículo con
mayúscula se utiliza para indicar un linaje.

El título o nombre honorí�co.

A partir de �nales del siglo IX y luego durante las Cruzadas, se hizo


cada vez más frecuente entre los musulmanes relevantes la
adopción de un título o de un nombre honorí�co, que se colocaba
antes o después del kunya o del ism. Esos elementos del nombre
incluían frases como:

al-Din (de la fe).


al-Dawla (del Estado).
al-Islam (del Islam).
al-Mulk (del reino).

Es el caso de personajes históricos como: Fajr Al-Mulk Ridwan, Abú


Nasr Shams al-Mulk Duqaq, Janah al-Dawla al-Husain.

Por supuesto, todo esto puede variar de un país a otro,


produciéndose diferencias en el orden de la construcción de los
nombres, como indican en el trabajo: «Época árabe, los nombres y la
práctica para llamar a las personas».

Para quienes tengan interés pueden consultar también en


Wikipedia Arabic name (o su versión en castellano). Quienes
quieran profundizar en cada una de las formas (kunya, nasab,
nisba…) los remito con muchísima más propiedad a The
Enciclopaedia of Islam.
También les invito a ver el interesante video titulado: Historia de
los apellidos.

Si alguien encuentra errores o inexactitudes en esto estaré


sumamente complacido en que me los haga saber.

Actualización 11/09/2017: Al igual que en mi artículo anterior, este


excelente trabajo sobre los apellidos españoles en la Comunidad
Valenciana, puede ser altamente esclarecedor sobre aquellos
actuales que derivan de nombres moriscos.

Del nombre árabe clásico y algunos apellidos


Hasta cierto punto, la mayoría de los árabes cristianos tienen nombres
que no se dintinguen de los de sus vecinos musulmanes, pero los
árabes cristianos no utilizan los nombres específicamente musulmanes
como Muhammad . También hay versiones árabes de nombres de pila
(por ejemplo, los nombres de santos), y de los nombres de origen
griego, … Sigue leyendo

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