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TRIBUNAL SUPREMO

SALA SEGUNDA
Causa Especial nº 20907/2017

A LA SALA SEGUNDA DEL TRIBUNAL SUPREMO

EMILIO MARTÍNEZ BENÍTEZ, Procurador de los Tribunales en nombre


y representación de Dª CARME FORCADELL I LLUIS, según tengo acreditado
en los autos arriba referenciados, ante la Sala comparezco y como mejor
proceda en Derecho DIGO:

Que, al amparo de lo dispuesto en los artículos 528 y 539 de la Ley de


Enjuiciamiento Criminal, esta parte considera oportuno y necesario insistir en la
inexistencia de causa alguna que justifique la prisión provisional de mi
representada y, por ello, solicita por medio del presente escrito su LIBERTAD
PROVISIONAL. Ello con base en las siguientes

ALEGACIONES

P R I M E R A.- CIRCUNSTANCIAS QUE INDICAN LA PROCEDENCIA


DE DICTAR AUTO DE LIBERTAD PROVISIONAL

Mi representada lleva 113 días en prisión provisional.

Tal medida cautelar es modificable en cualquier momento de la causa;


siendo que, en el momento actual, se acaba de concluir la Instrucción, por lo
que, aún menos que antes subsiste motivo alguno para mantener a mi
defendida en la medida cautelar más gravosa que existe; la cual debe de ser
absolutamente excepcional; no pudiendo constituir, en modo alguno, una
pena anticipada.

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Por ello, solicitamos que se evite, en virtud de los derechos
fundamentales a la presunción de inocencia y a la libertad de mi
defendida (arts. 17 y 24.2 de la C.E. y 5.1 y 6.2 del C.E.D.H.), anticipar una
pena privativa de libertad, especialmente, cuando del acto de plenario
puede resultar su absolución.

Así, el examen sobre la idoneidad de la medida cautelar que pesa sobre mi


representada no puede orillar los fines que establece el art. 503.1.3º de la
LECrim y que son requisito imprescindible para poder ser impuesta.

En las anteriores resoluciones se nos ha indicado que los fines que se


persiguen son el riesgo de fuga y el de reiteración delictiva. Pues bien:

1. RIESGO DE FUGA

Por lo que respecta a la gravedad de la pena, cumple manifestar:

Este elemento a considerar a la hora de decretar o no la prisión


provisional no se identifica, en absoluto, con los presupuestos objetivos
conforme al art. 503 LECrim, sino que también deben concurrir aquellos
recogidos en el art. 502 LECrim. En este sentido, debe significarse que para la
valoración de aquella “entidad de la pena”, conforme se ha referido
pacíficamente por la doctrina jurisprudencial, el Tribunal no debe basarse en
la extensión de la pena en abstracto prevista para el tipo delictivo en liza ,
sino únicamente en el pronóstico, de acuerdo con la práctica forense y las
circunstancias del procesado/a, relativo a si, tras la celebración del juicio oral,
el reo sería condenado y la pena concreta a imponer sería de larga duración.
En relación a este extremo, centrándonos en el caso concreto, esta defensa
entiende que es absolutamente imposible que la Sra. Forcadell sea
condenada a la pena del delito de rebelión, único delito que se imputa a la
misma.

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Ello se indica teniendo en cuenta todo lo que obra en la causa y también
con base en la Resolución dictada el pasado jueves 12 de julio, por el Tribunal
Superior de Schleswig-Holstein de la República Federal de Alemania; el cual
decidió denegar la extradición a España de Carles Puigdemont por lo que
respecta al delito de rebelión, por entender que este no se había cometido
(delito de alta traición, art. 81 CP Alemán) y los Magistrados alemanes ni
siquiera consideraban que existiera un delito de alteración del orden
público (art. 125 CP Alemán).

Así, el comunicado emitido por dicho Tribunal en la misma fecha de


emitir la resolución indicaba:

“La disposición penal alemana de alta traición según el art. 81 del


Código Penal asume un nivel de violencia que no fue alcanzado por las
disputas en España.
El referéndum del 1 de octubre de 2017 por sí mismo no provocó este
nivel de violencia por la misma razón que no fue capaz de conducir
directamente a la separación de España y, según la voluntad del perseguido
Puigdemont, sólo pretendía ser preludio de futuras negociaciones. Los
violentos enfrentamientos entre los que estaban dispuestos a votar y la
Guardia Civil o Policía Nacional, en particular ante diversos colegios
electorales, no habrían alcanzado el grado que hubiera amenazado
gravemente el orden constitucional español.”

Y con relación al art. 125 CP Alemán, respecto del quebranto de la paz,


el Tribunal indica:

“También podría ser castigado quien, como planificador u organizador


de un evento violento, no pudiera ser encontrado en la escena de este. El
requisito previo, asimismo, es que este “patrocinador” haya sido capaz de
reconocer y aprobar los actos de violencia y también de influir en lo que
hubiera sucedido. Este no fue el caso del perseguido Puigdemont. Sólo
se preocupaba del referéndum. No era un “líder espiritual” de la
violencia.”

Asimismo, según la prensa (https://www.vilaweb.cat/noticies/tots-els-


arguments-del-tribunal-alemany-que-impugnen-llarena-i-el-suprem/), puesto
que esta parte aún no ha tenido acceso a la resolución traducida, tal
resolución alemana expone lo siguiente:

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“'Es dudoso que el acusado persigue el objetivo de la separación de
Cataluña respecto de España por la fuerza. Se desprende de la
documentación entregada que quería conseguir la legitimidad de la secesión
por vías democráticas, concretamente mediante una votación [...]. Los
hechos del primero de octubre de 2017 no alcanzaron el nivel de violencia
que habría para cumplir el elemento constitutivo no escrito de la
"idoneidad" de la violencia para conseguir su propósito. ''Esto”, añaden,
“no es ni en la ley alemana ni la ley española”.

“según la ley, no es suficiente que el delito del que se acusa sea


similar a uno recogido en la ley alemana, sino que también debe haberse
cometido”.

“Considerando que la petición de extradición se basa en unas escenas


tumultuosas en varios colegios electorales, no es evidente que fueran
propiciatorias de una situación como ésta. Es cierto que hay imágenes de
individuos que actúan contra la policía en los lugares descritos en el informe de
la investigación, y que es reconocible en el material gráfico entregado, y que
puede haber delitos -como lesiones, resistencia a la autoridad. Pero más allá
de la punibilidad aceptable de incidentes individuales y los delitos que se
pueden ver en las grabaciones de vídeo presentados, el tribunal no ve de
qué manera se vio seriamente amenazado el orden constitucional
español.”

“El día mismo de las elecciones hubo 2.259 colegios electorales en


todo el país, de acuerdo con la información facilitada. En diecisiete hubo
incidentes en la calle. Ese día, sólo cincuenta y ocho de los seis mil agentes
de la policía española desplegados en todo el país fueron heridos en los
enfrentamientos.”

Asimismo, los Magistrados añaden que los hechos del primero de


octubre:

“no se pueden describir como susceptibles de llevar a una


revolución”. “De acuerdo con los documentos para esta extradición, no hubo
batallas campales en las calles ni incendios intencionados relacionados
con el referéndum del 1 de octubre de 2017, ni tampoco el uso [por parte
de la policía] de gases lacrimógenos ni de cañones de agua. No se
utilizaron armas de fuego.”

“No es claro que el acusado ni nadie más instara la policía catalana


a atacar la Guardia Civil o la policía española. La orden de detención
europea no dice nada de eso. Al respecto, y contrariamente a la petición de la
fiscalía general, no será posible afirmar que el acusado quisiera cometer
violaciones violentas de la ley contra los seis mil policías españoles
utilizando los diecisiete mil agentes de policía regionales. En primer lugar,
es probable que no fuera posible que el número de diecisiete mil estuviera a

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disposición en ese contexto [...]. Y la euroorden del 21 de marzo de 2018
expone que ese día se desplegaron sólo siete mil policías catalanes.”

El tribunal indica qué se entiende por alta traición: “que haya habido
víctimas, que se haya causado una situación caótica, pero no
manifestaciones, llamadas a boicots o huelgas per se”. Así, considera que
no se llegó a una situación en la que “las instituciones españolas no
pudieran soportar la presión ejercida por los hechos que fue el día de la
votación.”

“El acusado no tenía la voluntad de cometer disturbios. En cambio,


había repetido la absoluta necesidad de una acción pacífica. Él no era el
"líder espiritual" de la violencia. De acuerdo con las autoridades españolas,
no hubo ningún plan de batalla violenta diseñada por él. Él y sus colegas
no tenían interés de bloquear la policía española ni de causar una guerra
civil en las calles, sino de permitir como más votantes mejor de participar
en el referéndum [...]. Esto puede haber sido inconstitucional e ilegal. Y el
tribunal asume que el Gobierno quiso impedirlo legalmente. Pero el punto de
mira del impulsor del referéndum, eso no quería decir que hubiera la
contundencia de unas situaciones de violencia y de desorden público. Y a
él también se permitió asumir que las autoridades españolas habían hecho
bastante de declarar ilegal o ineficaz el resultado del referéndum o que, si fuera
necesario, habría dispositivos policiales de distensión.”

La resolución de Schleswig-Holstein llega a cuestionar si el 1-O fue


ilegal, por lo menos el día de la votación, porque hasta entonces el Tribunal
Constitucional español simplemente había 'suspendido' la ley que lo regulaba:

“No fue hasta el 17 de octubre de 2017, unas dos semanas y media


después del día de la votación, que el Tribunal Constitucional dictaminó
que el referéndum era inconstitucional y sin efecto”.
“Si uno sólo viera el anuncio de la decisión preliminar del Tribunal
Constitucional que el referéndum no era efectivo y que el resultado no podría
ser fácilmente considerado como válido, se podría considerar que el
mantenimiento del referéndum no tendría sentido pero que aún se podría
permitir. En este caso, el acusado estaría libre de castigo bajo la ley
alemana”. Pero, si “tal como entiende el poder judicial español y
probablemente es también evidente, la suspensión temporal también contenía
la prohibición de hacer efectivamente el referéndum, entonces los hechos del 1
de octubre fueron un proceso ilegal”.

Sin embargo, en este caso, continúan los Magistrados, el Sr.


Puigdemont no instigó a ninguna acción violenta, por pequeña que fuera,

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y no se le puede hacer responsable de los incidentes de aquel día. El
tribunal insiste en que no fue responsable de ningún acto violento:

“De acuerdo con la información recibida, él no era el planificador, ni el


organizador ni siquiera el defensor de ningún acto contraído de violencia
que habría podido haber. Precisamente porque los acontecimientos
posteriores al día de la votación no fueron planificados ni organizados
(por él), fueron espontáneos e imprevisibles según el lugar y el tiempo.
Por lo tanto, el acusado no podía ni controlarlos ni influir.”

De esta forma, el Tribunal ratificaba sus anteriores resoluciones de 5


de abril y de 22 de mayo de 2018.

Si tales argumentaciones sirven para afirmar que el Sr. Puigdemont,


Presidente del Govern, no cometió un delito de rebelión, con mayor
medida son todas absolutamente aplicables a la Sra. Forcadell, quien en
ese momento era la Presidenta del Parlament de Catalunya; por lo que, al
no ser miembro del Govern, no participó en la toma y ejecución de las
decisiones adoptadas por la Generalitat de Catalunya; lo que implica
también que mi representada no participó, ni pudo participar, en la toma
de decisión de convocar un referéndum ni tampoco participó, ni pudo
participar de ninguna forma, en la ejecución de dicho referéndum. A mayor
abundamiento, remarcar que, la Sra. Forcadell no tenía, en absoluto, el
“dominio del acto”.

Al respecto, esta parte no desconoce que este Excmo. Tribunal ya se


ha manifestado en varias ocasiones en contra de un derecho penal de
autor. Entre otras muchas, la STS nº101/2012, de 27 de febrero, en la que se
hace referencia a un “repudiable, y ya por fortuna superado, Derecho
Penal “de autor”.

El máximo intérprete de nuestra Constitución también lo ha hecho en


varias ocasiones. Entre otras, la STC 57/2010, de 4 de octubre, que expresa
que nuestra Constitución ha consagrado “el principio de culpabilidad como
principio estructural básico del Derecho penal” y que “no resultaría
constitucionalmente legítimo un derecho penal de autor”.

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En consecuencia, mi defendida no tiene la más mínima tentación de
huir sino de defender su inocencia como ha venido demostrando en todo
momento en el presente procedimiento.
Asimismo, como indica, por todas, el Tribunal Constitucional en sentencia
núm. 128/1995 de 26 de julio:

“En efecto la relevancia de la gravedad del delito y de la pena para la


evaluación de los riesgos de fuga -y, con ello, de frustración de la acción de la
Administración de la Justicia- resulta innegable /…/. Sin embargo, ese dato
objetivo inicial y fundamental, no puede operar como único criterio -de
aplicación objetiva y puramente mecánica- a tener en cuenta al ponderar
el peligro de fuga, sino que debe ponerse en relación con otros datos
relativos tanto a las características personales del inculpado /…/
(Sentencias del TEDH de 27 de junio de 1968, caso Neumeister; de 10 de
noviembre de 1969, caso Matznetter; de 10 de noviembre de 1969, caso Sto
gmu ller; de 26 de junio de 1991, caso Letellier; de 27 de agosto de 1992, caso
Tomasi; de 26 de enero de 1993, caso W. contra Suiza).”

No olvidemos que, en fecha 9 de noviembre de 2017 , el Excmo. Magistrado


Instructor citó para declarar a la Sra. Forcadell, por presuntos delitos de
rebelión, sedición y malversación y, después de practicada comparecencia del
art. 505 LECrim, le impuso, mediante Auto de esa fecha:

“la PRISIÓN PROVISIONAL, ELUDIBE MEDIANTE PRESTACIÓN DE


FIANZA DE 150.000 € /…/ y en caso de presentarla se le impone:
 la obligación de comparecencia apud acta semanal /…/
 comparecer ante este Tribunal siempre que sea llamada
 con expresa prohibición de salida del territorio nacional
 y la retirada de su pasaporte”

En fecha 10 de noviembre de 2017, la Sra. Forcadell presentó fianza y fue


puesta en libertad con las medidas cautelares anteriormente descritas, las cuales
respetó escrupulosamente DURANTE MÁS DE 4 MESES, hasta que, el
pasado 23 de marzo de 2018, fue acordada su prisión provisional, sin ningún
cambió que motivara la agravación de tales medidas cautelares personales.

Así, la Sra. Forcadell había procedido a realizar firmas apud acta


semanalmente, no había abandonado el territorio nacional y, además,

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compareció tan pronto como fue llamada por el Excmo. Sr. Instructor, a
pesar de ser informada de que se le realizaría nueva comparecencia del art.
505 LECrim, tras la notificación del Auto de procesamiento.

El Auto de Procesamiento no podía, por sí solo, agravar el riesgo de


huida de mi defendida, en cuanto, la misma ya sabía de qué delitos venía
siendo acusada, desde el inicio del procedimiento y las penas aparejadas
al de rebelión. Mas a mayor abundamiento, dicha resolución aún reducía la
petición inicial efectuada en la querella puesto que no se procesaba a la
Sra. Forcadell por el delito de malversación, lo que significaba una
importante reducción de la pena de prisión a solicitar.

Tampoco el avance del procedimiento per se puede constituir un


aumento del riesgo de fuga, pues debe analizarse el caso concreto. Así,
existen multitud de supuestos –algunos de ellos muy mediáticos – en que
incluso personas ya condenadas, a quienes les han sido impuestas penas
de prisión de larga duración en una primera sentencia no firme, no han
ingresado en prisión provisional o han sido puestos en libertad,
entendiendo que tal riesgo de fuga no existía.

En tal sentido, por todas, la Sentencia del Tribunal Constitucional núm.


79/2007, de 16 de abril expone:

“en la fase inicial del proceso, la necesidad de atender a los fines de la prisión
preventiva y los escasos datos de que en esos primeros momentos podría
disponerse pueden justificar que dicha medida cautelar se acuerde apreciando
únicamente el tipo de delito y la gravedad de la pena que conlleve, pues de
tales elementos puede razonablemente colegirse el riesgo de fuga. Pero si el
proceso se halla en una etapa más avanzada, el transcurso del tiempo ha
de incidir en la decisión de mantener o prorrogar aquella medida, de
manera que han de valorarse también de forma más individualizada las
circunstancias personales del imputado y las del caso concreto que se
hayan conocido durante la investigación ( SSTC 47/2000, de 17 de febrero
[ RTC 2000, 47] , F. 3; 8/2002, de 14 de enero [ RTC 2002, 8] , F. 4; y
333/2006, de 20 de noviembre [ RTC 2006, 333] , F. 3). En definitiva, la
prisión provisional ha de satisfacer siempre los fines constitucionalmente
legítimos de la misma y así debe reflejarse en la motivación de la resolución en
que se adopte o mantenga, siendo preciso en este último supuesto, esto
es, en caso de decisión de continuidad o prórroga, una valoración que

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trascienda de criterios objetivos como el tipo de delito y la gravedad de la
pena y que entre en la apreciación de las particulares características del
caso y del afectado.

En conclusión, en el caso concreto de la Sra. Forcadell, si ya en un


inicio, noviembre de 2017, se consideró que no había riesgo de fuga a
tenor del delito imputado para acordar una prisión incondicional, con el
tiempo transcurrido y el estricto cumplimiento de las medidas cautelares
impuestas por parte de la misma, con mayor razón, no se justifica en
absoluto el mantenimiento de la misma en la más grave medida cautelar
que existe, como es, la prisión provisional sin fianza; puesto que no existe
el más mínimo indicio de que pretenda huir.

El hecho de que otros procesados no hayan comparecido no puede ser


perjudicial para las personas que sí que voluntariamente han acatado en
todo momento el llamamiento del Excmo. Sr. Instructor y se han
personado, a pesar de conocer perfectamente el riesgo de dichas
comparecencias.

De hecho, si hubiera querido, ya se hubiera marchado; pero su


intención, como la misma ha manifestado en todo momento, consiste en
comparecer y defenderse en el presente procedimiento.

Por consiguiente, procede recordar que las medida cautelares


personales deben de ser interpretadas de forma individualizada; sin que
tenga efectos sobre cada persona, lo que puedan hacer el resto. En realidad,
debería de ser interpretado a la inversa, la persona que ha comparecido es
la que no presenta ningún riesgo de fuga.

En tal sentido, hacemos nuestras las claras palabras de la Sentencia del


Tribunal Constitucional núm. 33/1999, de 8 de marzo:

“Pues bien, esa ponderación de las circunstancias individuales falta en las


resoluciones aquí enjuiciadas. Frente a las alegaciones de arraigo social y
familiar del imputado en la isla, /…/ ni en los Autos objeto del proceso ni en el
informe del Ministerio Fiscal se hace la más mínima referencia expresa a éstas

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u otras circunstancias personales. Únicamente la acusación particular al aludir
a la alarma social hace una genérica referencia a los «elevadísimos índices de
reincidencia» y a que las circunstancias de arraigo social y familiar del
imputado no «son suficientes para asegurar que el acusado no intentase
sustraerse a la acción de la justicia». Esta fundamentación resulta sin duda
insuficiente no sólo por su generalidad, sino también, y sobre todo,
porque carga al sometido a prisión con la prueba de desvirtuar una
presunción de riesgo de fuga genérica, en lugar de fundar de forma
positiva e individualizada su existencia a la luz de las circunstancias
concurrentes.

En suma, debe concluirse que las resoluciones judiciales no


exteriorizan las razones que podrían avalar, en su caso, la existencia de
riesgo de fuga a pesar del arraigo social y familiar del recurrente, como
tampoco la concurrencia de peligro de reiteración delictiva . Por lo tanto,
una afirmación genérica de concurrencia de estos riesgos, realizada en el
marco de un proceso de remisiones globales y en cadena como el
descrito -en el límite de lo constitucionalmente admisible a la luz del
fundamento material de la exigencia constitucional de motivación de las
resoluciones judiciales-, no puede entenderse como una ponderación
legítima de la restricción de la libertad personal del recurrente.”

Asimismo, dado que en anteriores resoluciones se ha hecho referencia a


si existe una importante estructura que puede soportar la huida de todos los
procesados, esta parte niega que la misma exista. Sin embargo, si realmente
ello fuera así, la pregunta es ¿por qué la Sra. Forcadell continuó
compareciendo ante la Justicia pudiendo haber marchado? ¿Quizá por
qué su intención consiste en personarse y defenderse de un delito que no
ha cometido? ¿Quizá por qué sus circunstancias personales son
diferentes?

Tal y como consta acreditado mediante documentación que se aportó a la


primera comparecencia del art. 505 LECrim que fue practicada a la Sra.
Forcadell el 9 de noviembre de 2017 y junto a nuestro escrito de fecha 25 de
mayo de 2018, la Sra. Forcadell, además de tener un marido de 72 años,
dos hijos, dos nueras y una nieta de 9 meses, tiene una madre enferma de
90 años, por lo que es imposible que se plantee marchar y no volver a
verlos más.

Cumple destacar que, a pesar de haber sido trasladada recientemente a


Catalunya, si bien, en un principio fue trasladada a la prisión de Figueres con la

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Sra. Dolors Bassa, la misma ha solicitado el traslado a la prisión de
Tarragona, sacrificando no poder estar con la Sra. Bassa y afrontando
estar sola en otra prisión, por el exclusivo motivo de estar más cerca de
su madre, quien vive en Xerta, y tiene una gran dificultad para
desplazarse a visitar a su hija. Por consiguiente, es del todo inconcebible,
que la Sra. Forcadell se planteara salir de Catalunya y no ver nunca más a
su madre.

Igual de destacable es el hecho de que, de marchar del país, no podría


tener contacto continuado con su nieto, que tiene nada más que 9 meses
de vida, debiendo recordarse que también es necesario proteger los lazos
afectivos que los menores de tan corta edad generan con sus familiares más
cercanos. Por consiguiente, mi defendida tampoco abandonaría el Estado
Español, puesto que se perdería el crecimiento de su nieto. Así, los
momentos que mi representada no podría vivir junto a su nieto durante una
etapa vital tan importante no podrían ser recuperados.

Dado que estos momentos también son muy limitados estando la misma en
prisión, resulta pertinente recordar que la familia constituye una parte
esencial del desarrollo de la personalidad y, por lo tanto, su protección es
medio necesario para garantizar el blindaje de la dignidad humana,
fundamento del orden político y de la paz social, tal y como reza el artículo 10
de nuestra Carta Magna.

Por ello, podemos encontrar muy diversas normas que le otorgan


protección. El Pacto Internacional de los Derechos Económicos, Sociales y
Culturales de 1966 destaca en su artículo 10 que “Se debe conceder a la
familia, que es el elemento natural y fundamental de la sociedad la más amplia
protección y asistencia posibles […]”, otorgando, claramente, una importancia
transversal al derecho al respeto de la vida familiar, por cuanto éste afecta a
todos los vértices de la estructura social en la que el ser humano
desarrolla libremente su personalidad.

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En el mismo sentido hace referencia a este derecho la Declaración
Universal de los Derechos Humanos de 1948, cuando expone en su artículo 16
que “La familia es el elemento natural y fundamental de la sociedad y tiene
derecho a la protección de la sociedad y del Estado”. Pero este documento,
adoptado por la Asamblea General de las Naciones Unidas en uno de los
momentos clave del desarrollo de los Derechos Humanos tal y como se
entienden en la actualidad, va más allá todavía, y declara en su artículo 12 que
nadie puede ser despojado de su derecho a ser protegido de las
injerencias o ataques a su vida familiar, adecuando la protección de este
derecho al carácter transversal que el artículo 16 le otorga.

Por último, en cuanto a estas genéricas, pero sumamente relevantes,


referencias al derecho a la vida familiar, el Convenio Europeo de Derechos
Humanos de 1950 establece que “Toda persona tiene derecho al respeto de su
vida privada y familiar […]”.

2. RIESGO DE REITERACIÓN DELICTIVA

En cuanto al riesgo de reiteración delictiva que se nos indica en anteriores


resoluciones, procede indicar que:

La Sra. Forcadell, no solamente no ha participado en ningún delito en


momento alguno, sino que, además, en fecha 22 de marzo de 2018, renunció
a su Acta de Diputada, tal y como consta acreditado mediante documento que
se acompañó a la comparecencia de fecha 23 de marzo; siendo su intención
dejar la política.

Al parecer de la Fiscalía, la renuncia imposibilita absolutamente la


posibilidad de reiteración delictiva . Así, en fecha 20 de marzo, en la vista de
apelación contra la denegación de la libertad del Sr. Forn, la Fiscalía interesó
prisión provisional eludible con fianza de 100.000€ con base en varios
motivos que expuso mediante la Nota de Prensa que se acompañó como
Documento núm. 3 a nuestro recurso de apelación de fecha 27 de marzo de
2018; siendo el Segundo de ellos: “Renuncia el pasado 24 de enero al

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acta de diputado como muestra de su intención manifiesta de cese su
actividad política y, con ello, nulo impacto del riesgo de reiteración
delictiva.”

No podemos obviar que el requisito de reiteración delictiva debe ser


aplicado de forma restrictiva en cuanto se trata de Derecho Penal
preventivo y absolutamente ajeno a garantizar el éxito del procedimiento.
En dicho sentido, por todas, la Sentencia de Tribunal Constitucional
núm. 62/2005, de 14 de marzo indica que:

“Por el contrario, la idoneidad de la medida que se cuestiona en el caso


concreto resulta dudosa /…/ Tampoco es posible determinar, con la sola
ayuda del contenido de las resoluciones en cuestión, si realmente la
medida de ingreso del recurrente en prisión provisional respondía a la
existencia de un peligro cierto para los mencionados bienes jurídicos;
peligro que no cabe presuponer que existe de manera automática cada
vez que se produzca el quebrantamiento de una orden de alejamiento.
Conviene en este punto recordar de nuevo que la medida de prisión
provisional sigue siendo de naturaleza excepcional también en estos
supuestos. /…/ Ello nos obliga a comprobar si efectivamente la motivación
de las resoluciones impugnadas incluye los elementos necesarios para
establecer que, en este supuesto, existían indicios reales de los riesgos
señalados.”

Así, no existe el más mínimo indicio que lleve a pensar que la Sra.
Forcadell aportará colaboración a algún delito de rebelión; puesto que,
además, como se ha indicado, es imposible reiterar un delito que no se ha
cometido.

A mayor abundamiento, dado que el Auto de 23 de marzo de 2018, que


acordaba la prisión provisional incondicional de mi defendida, indicaba (pág.8
de la resolución): “La medida cautelar garantiza así el acertado retorno al
autogobierno.”

Cumple exponer que, es un hecho notorio que, desde hace casi 3 meses,
se ha formado, en Catalunya, un gobierno legítimo en Catalunya y ha
finalizado la aplicación del artículo 155 CE.

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Asimismo, el President de la Generalitat y el Presidente del Gobierno del
Estado Español tuvieron una primera reunión de 2 horas el pasado 9 de julio;
después de años de que éstas no se produjeran; la cual ha venido seguida, a
los pocos días, de una de los Vicepresidentes con el objetivo de ponerse a
trabajar para resolver las diferencias y llegar a acuerdos políticos aceptables
por ambas partes.

Por consiguiente, aunque, como ya se ha indicado, mi representada no


forma parte del nuevo Govern ni del Parlament y no seguirá en política, lo
cierto es que se está dando inicio a una nueva etapa; lo que conlleva nula
existencia de reiterar ningún ilícito penal como el que se le está
imputando, a pesar de que esta parte niega rotundamente, como ya se ha
expuesto, la comisión de delito alguno.

S E G U N D A.- DERECHO A UNA ÓPTIMA ASISTENCIA LETRADA.

El artículo 24 de la Constitución Española proscribe cualquier tipo de


indefensión que pueda causarse a quien se encuentra bajo la tutela de
nuestros Jueces y Tribunales, por lo que la disminución de las posibilidades
de gestionar la defensa adecuada por parte de la dirección letrada de la
misma, es una situación que la propia Constitución rechaza de plano, esto
es, vulnera el derecho fundamental a la defensa (ex art. 24.2 CE).

Ello viene provocado en tanto que es muy difícil preparar un juicio de la


complejidad que el derivado de la presente causa, la cual consta de más de
50.000 folios, estando en prisión. Así, a título de ejemplo, tal hecho imposibilita
conseguir determinadas pruebas; efectuar las necesarias reuniones
preparativas conjuntamente con otros procesados o Letrados,…

No solo la Constitución Española promueve el efectivo ejercicio del


derecho de defensa, sino que, de nuevo, diversa normativa internacional sirve
de respaldo a la pretensión que formalizo mediante el presente escrito. El
Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos de 1966 establece en
su artículo 14.3.b que toda persona acusada de un delito tiene derecho,

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durante el proceso, a “disponer del tiempo y de los medios adecuados para
la preparación de su defensa y a comunicarse con un defensor de su
elección”. Prácticamente con las mismas palabras se manifiesta en favor del
derecho de defensa la Convención Europea de Derechos Humanos de
1950, cuando establece que toda persona acusada de una infracción tiene
derecho “a disponer del tiempo y de las facilidades necesarias para la
preparación de su defensa”.

T E R C E R A.- POSIBILIDAD DE IMPONER A MI REPRESENTADA


UNA MEDIDA CAUTELAR MENOS LESIVA.

En este punto, es dable entrar a valorar el carácter de última ratio que


informa la legislación punitiva del estado de reacción frente al delito, según el
cual, siendo posibles medidas menos gravosas para el aseguramiento del
proceso, serán siempre preferibles éstas a aquellas que supongan un
mayor perjuicio para la persona encartada, en virtud, una vez más del
“principio in dubio pro libertate”. Y, en tal sentido, cumple recordar que la
libertad provisional no deja de ser una medida cautelar del procedimiento penal
que restringe también la libertad, máxime si ésta va acompañada de la
obligación de comparecer frente al Tribunal periódicamente o las veces que
sea llamado (STC 128/1995, por todas).

Esta representación tiene la seguridad, por cuanto según se ha


razonado nada indica lo contrario, de que su representada comparecerá ante
el órgano judicial correspondiente tantas veces como sea requerida para
ello. Sin embargo, de estimarse necesario, como medidas menos lesivas a la
impuesta hasta la presente fecha y también precautorias, podría
imponérsele cualquiera de las siguientes:

- La obligación de comparecer “apud acta” con la periodicidad que


se estime pertinente, incluso, diaria.

- La prohibición de salida del territorio español.

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- La imposición de una fianza ajustada a Derecho.

- El control mediante dispositivos telemáticos, esto es, la


coloquialmente denominada “pulsera”. Al respecto, la misma web de
Instituciones Penitenciarias indica los tipos de los que se disponen:

http://www.institucionpenitenciaria.es/web/portal/
cumplimientoMedioAbierto/controlTelematico.html

“La Secretaría General de Instituciones Penitenciarias dispone actualmente de los


siguientes sistemas de vigilancia electrónica:
 Sistema de monitorización mediante pulseras por red telefónica, bien vía red
conmutada (fija), bien vía móvil, a través de las denominadas unidades
celulares.

 Sistemas de verificación de voz, tanto a través de los teléfonos fijos ubicados


en los lugares de control, bien a través de dispositivos que transmiten la
información usando líneas celulares.

 Sistemas de seguimiento continuo de internos mediante tecnologías GPS, que


permiten conocer la ubicación geográfica del sujeto en todo momento, y
establecer zonas de estancia obligatoria o acceso no permitido (zonas de
inclusión o de exclusión).

 Unidades de seguimiento móviles para el control de internos con pulseras


telemáticas en lugares distintos al habitual (por ejemplo, su lugar de trabajo).”

Cualquiera de estas medidas, alcanzaría la misma finalidad


pretendida y resultaría mucho más económica para el Estado que mantener
a mi representada en prisión.

A mayor abundamiento, dado que la misma se encuentra interna en la


actualidad en un centro penitenciario en Catalunya, su puesta en libertad
facilitaría su acceso al juicio.

Por el contrario, de mantenerse la medida cautelar dictada, la Sra.


Forcadell tendrá que ser conducida nuevamente a Madrid para la celebración del
juicio, con lo que el traslado conlleva, tanto para las Instituciones del
Estado, como para la debida defensa de la misma (ex art. 24.2 CE), puesto
que nuevamente se encontrará a 600 Km de distancia de su Letrada y con el
tiempo perdido en traslado y conducciones.

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Asimismo, el hecho de tener que ser conducida cada día al acto de juicio,
además, añadirá una tensión, absolutamente innecesaria, al mismo.

Por lo anterior,

A LA SALA SOLICITO: Que tenga por presentado este escrito, al que se


le adjuntan los documentos referidos ut supra, lo admita y, conforme a lo que
se solicita, acuerde la LIBERTAD PROVISIONAL de mi representada, Dª
CARME FORCADELL I LLUIS o, subsidiariamente, acuerde la adopción de
una medida cautelar menos gravosa.

Es justicia que respetuosamente pido en Madrid, a 16 de julio de 2018.

Lda. Olga Arderiu Ripoll Proc. Emilio Martínez Benítez


MDAT Advocats

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