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PONTIFICIA UNIVERSIDAD CATÓLICA DE CHILE

FACULTAD DE ARQUITECTURA, DISEÑO Y ESTUDIOS URBANOS


INSTITUTO DE ESTUDIOS URBANOS Y TERRITORIALES

ANÁLISIS Y PROPUESTA DE LA GESTIÓN

INSTITUCIONAL DE LAS AGUAS LLUVIAS

URBANAS DEL GRAN SANTIAGO

POR

SOFÍA ANTONIA CARRASCO OVIEDO

Tesis presentada al Instituto de Estudios Urbanos


de la Pontificia Universidad Católica de Chile
para optar al título académico de
Magíster en Asentamientos Humanos y Medio Ambiente

Profesor Guía:

CARMEN SCHLOTFELDT

Santiago de Chile, Enero 2009


PONTIFICIA UNIVERSIDAD CATÓLICA DE CHILE
FACULTAD DE ARQUITECTURA, DISEÑO Y ESTUDIOS URBANOS
INSTITUTO DE ESTUDIOS URBANOS Y TERRITORIALES

ANÁLISIS Y PROPUESTA DE LA GESTIÓN

INSTITUCIONAL DE LAS AGUAS LLUVIAS

URBANAS DEL GRAN SANTIAGO

POR

SOFÍA ANTONIA CARRASCO OVIEDO

Tesis presentada a la Comisión integrada por los profesores:

JONATHAN BARTON

BONIFACIO FERNÁNDEZ

OSCAR FIGUEROA

CARMEN SCHLOTFELDT

Para completar las exigencias del título de


Magíster en Asentamientos Humanos y Medio Ambiente

Santiago de Chile, Enero 2009


AGRADECIMIENTOS
Este trabajo no hubiera sido posible sin la ayuda y apoyo de la Subdirección de
Cauces y Drenaje Urbano de la Región Metropolitana, dirigida por Eduardo Santibáñez,
y de manera especial a Roberto Barrera y a Náyade Vásquez.

Agradezco igualmente a mi profesora guía, por su carisma y apoyo durante el


proceso de elaboración de la tesis y mi desarrollo en el Instituto de Estudios Urbanos y
Territoriales UC (IEUT).

A Gonzalo Cáceres, Subdirector Académico del IEUT, por su confianza, apoyo y


sus comentarios a mi tesis.

Y finalmente a Bonifacio Fernández, Jefe del Departamento de Ingeniería


Hidráulica y Ambiental UC, de quien fui alumna en ingeniería, por su participación y
comentarios en la Comisión para mi Tesis de Magíster. Y especialmente, por apoyarme
constantemente en mis quehaceres estudiantiles, académicos y ser un referente en los
temas que toca esta Tesis, que son de mi particular interés y preocupación, y en el que
espero continuar aportando en pos de un urbanismo sustentable.

i
© 2009, Sofía A. Carrasco Oviedo.
Se autoriza la reproducción total o parcial, con fines académicos, por cualquier medio o
procedimiento, incluyendo la cita bibliográfica del documento.

ii
ÍNDICE DE CONTENIDOS
RESUMEN...........................................................................................................................................vii
1 INTRODUCCIÓN........................................................................................................................ 1
2 ALCANCES Y OBJETIVOS DE LA INVESTIGACIÓN ............................................................ 3
3 EFECTOS DE LA URBANIZACIÓN SOBRE EL SISTEMA NATURAL DE DRENAJE ........ 5
3.1 Los impactos generados por las aguas lluvia urbanas................................................. 11
3.1.1 Impactos sobre el estado de los cauces naturales................................................... 13
3.1.2 Impactos sobre el estado de la urbanización y sus habitantes. .............................. 24
4 EL ENFOQUE TRADICIONAL DE LA GESTIÓN DEL DRENAJE URBANO ...................... 31
5 EL DRENAJE URBANO Y SU GESTIÓN EN EL GRAN SANTIAGO .................................. 35
5.1 Actores e instrumentos públicos..................................................................................... 36
5.1.1 Ministerio de Obras Públicas...................................................................................... 36
5.1.2 Ministerio de Vivienda y Urbanismo .......................................................................... 58
5.1.3 Municipalidades........................................................................................................... 65
5.1.4 Comisión Nacional de Medio Ambiente .................................................................... 66
5.1.5 Corporación Nacional Forestal................................................................................... 69
5.1.6 Servicio Agrícola Ganadero ....................................................................................... 70
5.1.7 Oficina Nacional de Emergencias del Ministerio del Interior ................................... 70
5.1.8 Ministerio de Bienes Nacionales................................................................................ 70
5.2 Análisis de coherencia en instrumentos del drenaje urbano del Gran Santiago ........ 71
5.3 Análisis de coherencia de la sustentabilidad en la gestión del drenaje urbano del
Gran Santiago ............................................................................................................................... 79
6 LAS AGUAS LLUVIAS Y EL MANEJO INTEGRADO DE LOS RECURSOS HÍDRICOS... 82
7 EL ENFOQUE CONTEMPORÁNEO DEL DRENAJE URBANO .......................................... 89
7.1 Técnicas de infiltración.................................................................................................... 92
7.2 Técnicas de almacenamiento ......................................................................................... 98
7.3 Técnicas de desconexión de áreas impermeables.....................................................100
7.4 Selección de las soluciones técnicas...........................................................................106
8 ALGUNOS CASOS INTERNACIONALES DE GESTIÓN DEL DRENAJE URBANO.......108
8.1 Una aproximación al caso de Francia..........................................................................110
8.2 Una aproximación al caso de Estados Unidos............................................................111
8.3 Una aproximación al caso de Australia........................................................................114
9 OBSERVACIONES Y RECOMENDACIONES.....................................................................119
9.1 Respecto de los problemas y desafíos en el ámbito institucional y estratégico .......120
9.2 Respecto de los problemas y desafíos en el ámbito técnico .....................................124
9.3 Respecto de los problemas y desafíos en el ámbito económico ...............................126
9.4 Respecto de los problemas y desafíos en el ámbito cultural y de la educación.......129
10 CONCLUSIONES ...................................................................................................................131
11 BIBLIOGRAFÍA .......................................................................................................................137

iii
INDICE DE FIGURAS
Figura 3.1: Esquema del Ciclo de las Aguas Urbanas.............................................................................6
Figura 3.2: Población urbana mundial, según tamaño de ciudades. ....................................................7
Figura 3.3: Relación entre la superficie impermeable y el coeficiente de escorrentía......................7
Figura 3.4: Efectos de la impermeabilización en la generación de escorrentías...............................8
Figura 3.5: Alteración en los regímenes de flujo de los cauces, según estado de urbanización...9
Figura 3.6: Relación entre la impermeabilización de una cuenca y la salud de sus cauces...........9
Figura 3.7: Concentración de sólidos suspendidos durante tormenta. ..............................................12
Figura 3.8: Variación anual en caudales máximos diarios, en Rinconada de Maipú......................14
Figura 3.9: Crecimiento urbano, Sector Nor-Oriente de Santiago.......................................................15
Figura 3.10: Alteración en la morfología de cauces por desarrollo urbano.......................................16
Figura 3.11: Erosión en cauces urbanos por causas antrópicas.........................................................16
Figura 3.12: Ivertebrados en la cuenca del río Mapocho, en los años 1970 y 2004.......................17
Figura 3.13: Especies vertebradas en cuenca del Maipo......................................................................18
Figura 3.14: Estaciones de muestreo para la caracterización de la calidad de las aguas del río
Maipú en base a estudio bentónico. ...........................................................................................................19
Figura 3.15: Coliformes y sólidos suspendidos por tipo de superficie................................................20
Figura 3.16: Fósforos y nitratos por tipo de superficie. ..........................................................................20
Figura 3.17: Daño en viviendas por inundaciones en la RM, periodo 2000-2003...........................25
Figura 3.18: Áreas con alto nivel de congestión vehicular diaria y alto riesgo de inundación......26
Figura 3.19: Basuras tras eventos de tormentas en áreas públicas y calles....................................27
Figura 3.20: Personas afectadas en inundaciones ocurridas entre 1999-2003...............................30
Figura 4.1: Colector interceptor en Brighton, Sussex. Reino Unido, 1974........................................31
Figura 4.2: Construcción de colector de ladrillo en Lodz. Polonia, 1933...........................................32
Figura 4.3: Colector oval de hormigón en Manhattan. EE.UU, 1916..................................................32
Figura 4.4: Relación entre caudales máximos, área impermeabilizada y colectores. ....................33
Figura 5.1: Crecimiento del espacio construido de la ciudad de Santiago, periodo 1975-2004. .35
Figura 5.3: Zonas de estudio Plan Maestro..............................................................................................40
Figura 5.4: Mapa esquemático de las cuencas aportantes definidas en Plan Maestro. ................43
Figura 5.5: Índice de priorización de soluciones de aguas lluvias.......................................................47
Figura 5.6: Longitud de las obras de drenaje al año 2004....................................................................49
Figura 5.7: Inversión en obras de drenaje al año 2004..........................................................................49
Figura 5.8: Esquema de cauces en cuenca del río Mapocho hasta Estero Las Hualtatas. ..........50
Figura 5.9: Esquema de cauces en cuenca del estero Lampa. ...........................................................53
Figura 5.10: Incorporación de la Provincia de Chacabuco en el PRMS. ...........................................54
Figura 5.11: Distribución de proyectos urbanos en la Provincia de Chacabuco..............................55
Figura 5.12: Evolución del Plan Regulador Metropolitano de Santiago.............................................59
Figura 5.13: Áreas de riesgo de inundación definidas en el PRMS....................................................60
Figura 5.14: Ubicación de sitios prioritarios en la Región Metropolitana...........................................69
Figura 6.1: Relación entre procesos y escalas temporales de efectos de escorrentías urbana ..82
Figura 6.2: Zonas de inundación, año 1997. ............................................................................................83
Figura 6.3: Zonas de inundación, año 2001. ............................................................................................83
Figura 6.4: Expansión de Santiago y redes de drenaje natural. ..........................................................84
Figura 7.1: Complejidad en las interacciones de las variables de un sistema de aguas lluvias. .89
Figura 7.2: Variación de caudales máximos en condiciones de pre-urbanización, urbanización y
de implementación de buenas prácticas. ..................................................................................................90
Figura 7.3: Esquema genérico de un estanque de retención...............................................................93
Figura 7.4: Esquema en corte longitudinal de una zanja de infiltración.............................................93
Figura 7.5: Esquema de un pozo de infiltración.......................................................................................94
Figura 7.6: Hietograma y caudal infiltrado en pozo de infiltración el año 2001................................94
Figura 7.7: Esquema de capas de pavimento celular. ...........................................................................95
Figura 7.8: Esquemas de pavimentos celulares.....................................................................................95
Figura 7.9: Esquema de componentes de techos infiltrantes...............................................................96
Figura 7.10: Escorrentías acumuladas en techos infiltrantes según superficie. ..............................97

iv
Figura 7.11: Esquema de estanque almacenamiento............................................................................98
Figura 7.12: Corte transversal en esquema de laguna de retención..................................................98
Figura 7.13: Hidrograma con flujos máximos en cuencas de ríos Blackstone y Charles. .............99
Figura 7.14: Esquema de Separadores de Aceites. .............................................................................100
Figura 7.15: Sistema en cadena con franja infiltrante y zanja de vegetación.................................101
Figura 7.16: Corte transversal en sistema de biorretención. ..............................................................101
Figura 7.17: Enfoque tradicional de ingeniería en diseño de cauces ...............................................102
Figura 7.18: Nuevo enfoque sustentable para el diseño de cauces. ................................................102
Figura 7.19: Cantidad de contaminantes removidos por tipo de BMP. ............................................104
Figura 8.1: Evolución de los planes de manejo de aguas lluvias. .....................................................108
Figura 8.2: Niveles de organización para la gestión de las aguas lluvias en Francia...................110
Figura 8.3: Organización institucional de permisos de descarga de contaminantes de aguas
lluvias en EE.UU. ..........................................................................................................................................112
Figura: 8.4. Organización institucional de permisos de descarga de contaminantes de aguas
lluvias en Australia........................................................................................................................................115
Figura 8.5: Estructura administrativa para la gestión de las aguas lluvias urbanas......................117
Figura 9.1: Niveles de gestión del recurso hídrico y las aguas lluvias en una cuenca.................122
Figura 9.2: Esquema de Plan Maestro para la gestión integrada de aguas lluvias.......................123
Figura 9.3: Campañas públicas realizadas por Programa de Aguas Lluvias en Toronto. ...........130
Figura 10.1: Compatibilidad de instrumentos según criterios de sustentabilidad..........................131

v
INDICE DE TABLAS
Tabla 3.1: Síntomas típicos en cauces con Síndrome Urbano. ...........................................................10
Tabla 3.2: Fuentes y efectos de diferentes contaminantes encontrados en las escorrentías
urbanas..............................................................................................................................................................11
Tabla 3.3: Contaminantes según los tipos de superficies simples urbanas......................................21
Tabla 3.4: Concentración de metales en sistemas de colectores, en Sankt Gallen. ......................21
Tabla 3.5: Principales contaminantes en las aguas lluvias urbanas y sus efectos. ........................22
Tabla 3.6: Contaminantes por sobre los límites de la normativa vigente. .........................................24
Tabla 3.7: Sectores con alta congestión vehicular diaria y alto riesgo de inundación....................27
Tabla 3.8: Características consideradas para la selección de soluciones de profesionales. .......28
Tabla 5.1: Resumen de vías de las principales vías de drenaje de la Zona Norte - Las Cruces.41
Tabla 5.2: Resumen de vías de las principales vías de drenaje de la Zona Norte – Mapocho....42
Tabla 5.3: Resumen de vías de las principales vías de drenaje de la Zona Centro .......................42
Tabla 5.4: Resumen de vías de las principales vías de drenaje de la Zona Sur .............................43
Tabla 5.5: Cauces naturales de drenaje considerados en la red primaria del Plan Maestro ........44
Tabla 5.6: Canales urbanos definidos en la red primaria del Plan Maestro......................................45
Tabla 5.7: Soluciones no estructurales en el Plan Maestro..................................................................48
Tabla 5.8: Principales problemas detectados en cauces de la cuenca y las soluciones
propuestas........................................................................................................................................................52
Tabla 5.9: Resumen de soluciones de obra por tipo de cauce en la cuenca del estero Lampa..56
Tabla 5.10: Cauces con zonas inundables...............................................................................................61
Tabla 5.11: Cauces artificiales.....................................................................................................................61
Tabla 5.12: Pronunciamientos remitidos de proyectos de aguas lluvias ingresados al SEIA.......67
Tabla 5.13: Declaraciones de Impacto Ambiental de proyectos inmobiliarios aprobadas.............68
Tabla 5.14: Instrumentos y objetivos a analizar de organismos identificados..................................72
Tabla 5.15: Matriz de coherencia entre compatibilidades de objetivos seleccionados. .................75
Tabla 5.16: Principales incoherencias entre instrumento......................................................................76
Tabla 5.17: Matriz de comparación entre objetivos de sustentabilidad de un Plan Maestro y los
instrumentos relacionados con las aguas lluvias. ...................................................................................80
Tabla 6.1: Relación entre áreas de desarrollo y sus aspectos hídricos.............................................85
Tabla 7.1: Resumen de porcentajes de retención y caudales máximos en techos infiltrantes. ...97
Tabla 7.2: Resumen de beneficios por tipo de obra de infiltración. ....................................................97
Tabla 7.3: Resumen de beneficios por tipo de obra de almacenamiento..........................................99
Tabla 7.3: Resumen de beneficios por obra de desconexión de áreas impermeables................103
Tabla 7.4: Soluciones que alcanzan los caudales máximos esperados..........................................104
Tabla 7.5: Porcentaje de volumen capturado por BMP. ......................................................................104
Tabla 7.6: Remoción significativa de contaminantes por categoría de BMPs, 1999-2008. ........105
Tabla 8.1: Elementos de NPDES por nivel de gestión.........................................................................113
Tabla 8.2: Criterios de evaluación de obras de aguas lluvias en Australia. ....................................116
Tabla 9.1: Detalle de los elementos de los programas propuestos. .................................................124
Tabla 9.2: Obstáculos para la implementación de una gestión integrada de aguas lluvias........127
Tabla 9.3: Escenarios y resultados de análisis de escorrentía generada por nivel densidad
urbana..............................................................................................................................................................129

vi
RESUMEN
El problema del drenaje urbano que ocasiona toda urbanización, genera variados
impactos a nivel biológico y físico de una cuenca, que en la mayoría de los casos no
son ponderados al momento de analizar sus soluciones. A nivel internacional, el
enfoque del manejo de los recursos hídricos obedece a una mirada integral, basada en
los principios de sustentabilidad aceptados por la mayoría de los países desarrollados.

En Chile, el manejo de los recursos hídricos se realiza de manera multisectorial. Y


dentro de ello, el manejo de lo que se refiere a las aguas lluvias y el drenaje urbano se
asemeja más a una gestión de crecidas, que otra de tipo sustentable o de integración
con el resto de los recursos hídricos. El mismo concepto de aguas lluvias, es
actualmente considerado en Chile, más un desecho que un recurso.

La investigación tomó el caso de la ciudad de Santiago, para analizar la gestión del


drenaje urbano desde el punto de vista institucional. Santiago es actualmente la ciudad
que concentra cerca del 60% del total nacional de las inversiones destinadas a obras
de drenaje urbano. Las condiciones topográficas, la ausencia de estudios sistemáticos,
y la tipología de planificación de la ciudad dificultan la gestión de estas aguas, lo que
presenta un desafío a ser abordable si es que se consideran referentes internacionales
e iniciativas de planificación y de investigación realizadas a nivel nacional.

El mayor cambio necesario para dar inicio a una gestión sustentable de las aguas
lluvias urbanas implica re-conceptualizarlas desde un desecho hacia un recurso de
valor. El análisis de la institucionalidad existente para la gestión de las aguas lluvias en
el Gran Santiago, el estudio de casos de la planificación de ellas a nivel internacional,
la identificación de los principales impactos y externalidades generadas por las aguas
lluvias urbanas en la ciudad y la presentación del estado del arte de las soluciones
técnicas del drenaje urbano, permiten realizar un diagnóstico de la situación actual, así
como una propuesta propositiva para Santiago de Chile.

Palabras claves: Drenaje urbano, aguas lluvias, impermeabilización, sustentabilidad


urbana, Santiago.

vii
1 INTRODUCCIÓN
La mejor manera de introducir el concepto de aguas lluvias urbanas, es
comenzando por explicar la dinámica natural que las origina, para incluir
posteriormente, la contribución de la componente urbana en su caracterización.

El ciclo hidrológico es aquel que incluye naturalmente los procesos de


precipitación, transpiración, evaporación y condensación en una cuenca. Sin embargo,
éste es alterado en aquellas cuencas que albergan asentamientos humanos urbanos,
debido a la diferente infraestructura relacionada a sus requerimientos de consumo y
evacuación de aguas. La modificación del uso del suelo altera la morfología y
características hidráulicas de la cuenca. Estos cambios, producto típico del proceso de
urbanización, ocurren por la impermeabilización de los suelos y la alteración de los
cauces naturales, lo que genera la disminución y la eliminación de la capacidad
infiltrante de los suelos y de la recarga de las napas subterráneas, así como también,
cambios en los flujos y el hábitat de los cauces naturales.

La precipitación, que incluye la lluvia, la nieve y el granizo, es la fuente de las


aguas que se acumulan y escurren a nivel superficial y subterráneo de una cuenca.
Las aguas lluvias corresponden a aquellos escurrimientos superficiales provenientes
de la precipitación o del derretimiento de las nieves y los hielos.

Los cambios que generan la actual tipología de desarrollo urbano, mencionados


anteriormente, producen un aumento en la generación de escorrentías superficiales
durante los eventos de tormenta al impedir su natural infiltración en la tierra,
arrastrando además, los contaminantes propios de las actividades urbanas que se
depositan sobre los diferentes tipos de superficies impermeables que reemplazan los
suelos naturales en una ciudad. Estas características del escurrimiento de las aguas
lluvias en las ciudades, respecto de su generación natural, es lo que se conoce y
entenderá a lo largo de este documento, como aguas lluvias urbanas.

Las aguas lluvias urbanas ocasionan diferentes impactos sobre los cauces
naturales y el estado de la biodiversidad y salud de la cuenca. Las urbanizaciones y las
actividades que en ellas se realizan contribuyen a generar lo que Dourojeanni y
Jouravlev (1999) llaman cadena causal de alteraciones. La cadena de eventos
comienza con el cambio en el uso de la tierra o de los cursos de agua, seguidos de
cambios geomorfológicos, hidrológicos e hidráulicos en sus cauces y sistema de
drenaje. Los efectos posteriores son cada vez más complejos, afectando múltiples
variables de tipo físico, territorial, social, económico y ambiental.

La generación de escorrentías urbanas se ha enfrentado tradicionalmente con su


encauzamiento y conducción a través de colectores, para descargarlas directamente
en cauces naturales, aguas abajo y lejos de las ciudades. De esta manera, el principal
foco inicial del manejo de las aguas lluvias urbanas fue su rápida evacuación, lo que
está directamente relacionado con la seguridad de los asentamientos urbanos respecto
de las inundaciones. Sin embargo, considerando este tipo de solución, cuando la
expansión de las ciudades comienza a abarcar las zonas superiores de las cuencas, se
genera el desequilibrio del sistema de drenaje, al producirse nuevas y mayores
escorrentías que serán descargadas aguas abajo. La impermeabilización de los cauces

1
y quebradas naturales en las zonas altas de la cuenca incrementa el problema, y la
capacidad de los sistemas conductores de aguas lluvias en las zonas más bajas de la
cuenca, se vuelve insuficiente.

Un ejemplo claro al respecto es la ciudad de Santiago que presenta condiciones


geomorfológicas especiales al estar situada en una depresión rodeada de una gran
cantidad de cuencas no urbanas a mayor altura, las que naturalmente aportan grandes
volúmenes de escorrentías a la ciudad durante eventos de tormenta. La expansión de
Santiago, regulada por instrumentos como los Planes Reguladores Comunales y el
Plan Regulador de la Región Metropolitana, ha comenzado a utilizar las zonas altas de
la cuenca, en la base del piedemonte andino, y las aguas que naturalmente escurren
por las quebradas de esa zona ven alterados sus patrones de drenaje generando
inundaciones o escurrimientos aguas abajo por las calles y avenidas de la ciudad. Si
bien, existe una planificación de la red de colectores en Santiago a cargo del Ministerio
de Obras Públicas, el patrón de expansión de la cuidad no ha permitido dimensionar
dicha infraestructura en función de los escurrimientos generados en las zonas altas de
la cuenca, considerando además, la capacidad de los sistemas colectores y cauces
naturales que recibirán y conducirán estas aguas, en las zonas más bajas. Esta
planificación no ha podido encontrar consenso ni una coordinación sustentable con los
diferentes instrumentos y organismos con competencia sobre la hidrología, el medio
ambiente y el ordenamiento territorial en Chile. Esta tensión urbano-natural se
manifiesta entonces, a través del avance de una costra periurbana impermeable que
no se integra con los componentes naturales en los que se inserta, ignorando su
entorno hídrico.

En las ciudades de Chile, los elementos naturales del drenaje aún no se han
considerado como un complemento y apoyo a las soluciones existentes de conducción
de aguas lluvias. Y tampoco, como una base para el diseño de soluciones
sustentables, debido al desconocimiento de los efectos generados por las aguas lluvias
urbanas y la falta de conciencia de sus impactos en la cuenca.

Esta investigación pretende realizar un análisis de la gestión de las aguas lluvias y


de las soluciones existentes para su manejo a nivel urbano, tomando como base la
situación de la ciudad de Santiago de Chile. Se pretende presentar entonces, los
impactos generados por las aguas lluvias urbanas, contextualizándolos con la
información existente respecto de ellas en Santiago, considerando además, el alcance
y sinergias de la institucionalidad pública y sus instrumentos asociados.

Finalmente, la investigación presentará los avances existentes en las soluciones


técnicas del drenaje urbano con el fin de aportar desde algunos ejemplos de la
experiencia técnica y la gestión internacional, nuevas opciones para el enfoque del
drenaje urbano que podrían complementar y mejorar los actuales sistemas de drenaje
utilizados en la ciudad de Santiago.

2
2 ALCANCES Y OBJETIVOS DE LA INVESTIGACIÓN
Los impactos generados por las aguas lluvias urbanas han sido estudiados
ampliamente a nivel internacional, destacándose países como EE.UU, Francia y
Australia. Sin embargo, en Santiago y de manera general a nivel nacional, no existen
estudios sistemáticos ni sistémicos de ellos. Si bien las soluciones alternativas al
sistema actual de drenaje artificial, como la infiltración y la retención de las aguas
lluvias no son del todo desconocidas en el país, éstas aún no han sido aplicadas desde
un nivel central o regional. Las pocas soluciones de este tipo que han sido
implementadas de manera particular, carecen aún de estudios sobre su
comportamiento y eficiencia, dado el poco tiempo de su funcionamiento y la falta de
investigaciones sobre los impactos antes mencionados, que de paso, justificarían su
utilización.

Esta escasez de estudios sistemáticos acerca de los impactos de las aguas lluvias
en los cauces naturales y en la urbanización, contribuiría al diseño ineficiente de
soluciones sustentables del drenaje urbano, tanto a nivel de evaluación de proyectos
como en el diseño de las políticas, planes y programas asociados. Desde el punto de
vista de la gestión, la complejidad de las variables que se ven afectadas por el proceso
de urbanización y de manera específica, por la impermeabilización de los suelos y el
aumento en la generación de escorrentías, hace necesaria una mirada con un mayor
enfoque integral y coordinado entre los organismos responsables. De esta manera,
dado el nivel de eficiencia y el resultado de las soluciones implementadas en la ciudad
de Santiago, así como el actual estado de los cauces naturales de la cuenca, se
considera como hipótesis la falta de un mayor estudio e interés acerca del
comportamiento del entorno natural, y su integración en las etapas tempranas de la
planificación y de la gestión de los recursos urbano-naturales, específicamente, de lo
atingente a los recursos hídricos.

La falta de una imagen común y concensuada de ciudad y de medio ambiente


deseados entre los diversos organismos reguladores, y la escasez de sinergias entre
los instrumentos relacionados con la gestión de las aguas lluvias en Santiago, se
desprenderían como consecuencia de lo anterior. La antigüedad y poca actualización
de la normativa existente con respecto de la realidad urbana actual sería otro problema
consecutivo, así como la existencia de una sobreposición y/o falta de funciones y
responsabilidades entre los organismos involucrados con el drenaje urbano y la gestión
de los recursos urbano-naturales.

La investigación ha sido realizada en colaboración con la Dirección de Drenaje


Urbano de la Región Metropolitana del Ministerio de Obras Públicas, que facilitó el
acceso a la información relacionada con los Planes Maestros y con otros documentos
analizados, incluyendo su cartografía. Dicho organismo otorgó además, apoyo de tipo
técnico y teórico en la definición de conceptos y el entendimiento de las regulaciones
vigentes.

De la revisión realizada, se observó que varios de estos instrumentos mencionan la


necesidad de planificar las aguas lluvias de manera sustentable, lo que depende en
gran medida, de su coherencia y coordinación con otros instrumentos y directrices
relacionadas con el medio ambiente, la seguridad frente a inundaciones, con la
planificación urbana y el uso de suelo. Pese a la existencia de estos instrumentos, la

3
problemática de las aguas lluvias en la ciudad aún no ha podido ser resuelta de
manera preventiva sin ocasionar impactos en otros recursos y áreas de la cuenca. A
modo de ejemplo, el Plan Maestro del Gran Santiago, que es el instrumento que
presenta las propuestas para una red primaria de colectores a implementar en la
ciudad, menciona, aunque brevemente, la necesidad de considerar un enfoque
sustentable al momento de seleccionar soluciones de drenaje. Pero paradójicamente y
al mismo tiempo, evidencia la necesidad final de alterar la morfología de los cauces
naturales para asegurar la capacidad de recepción de un volumen de aguas lluvias,
cada vez mayor.

Las Evaluaciones de Desempeño Ambiental, entregadas de manera conjunta por


la Organización de Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE) y la Comisión
Económica para América Latina y El Caribe (CEPAL) el año 2005, hacían hincapié en
la insuficiente infraestructura nacional para la evacuación de aguas lluvias,
atribuyéndolo principalmente, a una inadecuada planificación urbana. El estudio
enfatizó la necesidad de desarrollar un enfoque integrado de cuencas para la gestión
de los diferentes servicios hídricos y ambientales, y ha sido uno de los pocos en poner
sobre la mesa la complejidad e importancia de la relación entre el drenaje urbano, el
medio ambiente, el ordenamiento territorial y planificación urbana. La presente
investigación rescata estas observaciones, orientando su foco hacia un manejo de las
aguas lluvias como parte de una gestión integrada de las aguas de una cuenca.

De esta manera, el objetivo general de esta investigación es el de realizar un


análisis comparativo de la institucionalidad y de los instrumentos referidos a la gestión
de las aguas lluvias urbanas en la ciudad de Santiago, respecto de la existente para
otros componentes como lo son la planificación territorial, la gestión de catástrofes
urbanas y el manejo de los recursos naturales, con las cuales el drenaje urbano tiene
directa relación al compartir recursos (naturales y artificiales) de interés común. El
análisis pretende mostrar las principales falencias de la gestión para proponer nuevos
lineamientos para una dirección coordinada del drenaje urbano, en base a un manejo
integrado de los recursos hídricos de una cuenca, respetando el nivel de desarrollo de
este enfoque en el país, sin por ello, dejar de ser una propuesta propositiva, con miras
a un mayor desarrollo e implementación de este manejo integrado del recurso hídrico,
vigente como actual modo de gestión en la literatura internacional analizada.

En base a esto, los objetivos específicos de la investigación y que se desprenden del


objetivo general mencionado, consisten en:
o Identificar los impactos de las aguas lluvias urbanas, especificando la situación
de los mismos en la ciudad de Santiago.
o Identificar las instituciones e instrumentos relacionados con la gestión de las
aguas lluvias en la ciudad de Santiago, analizando la coherencia entre sus
objetivos y lineamientos.
o Caracterizar la gestión de las aguas lluvias a nivel internacional, considerando
algunas soluciones técnicas y de planificación implementadas específicamente
en los EE.UU., Francia y Australia.
o Comparar la gestión de la ciudad de Santiago, con las soluciones y buenas
prácticas mencionadas en la experiencia internacional para proponer un
enfoque propositivo con recomendaciones políticas y líneas de acción.

4
3 EFECTOS DE LA URBANIZACIÓN SOBRE EL
SISTEMA NATURAL DE DRENAJE
De manera general, el ciclo del agua hace referencia al proceso de circulación
continua del agua entre los océanos, la atmósfera y la tierra, a través de la
transpiración, evaporación, condensación y precipitación. Parte de esta agua es
aprovechada por los diferentes seres vivos, mientras que el resto escurre, se infiltra o
se evapora para retornar a este ciclo. En estas condiciones, un gran porcentaje del
agua proveniente de la lluvia infiltra lentamente hacia las capas inferiores de la tierra,
mientras que un porcentaje menor escurre por su superficie hacia las corrientes
naturales de drenaje. Esta dinámica ocurre de manera natural en las diferentes
cuencas u hoyas hidrográficas. Ellas se pueden entender como una unidad territorial
que reúne a un sistema de cursos superficiales de agua, conduciéndolos a un punto de
acumulación terminal, normalmente a través de un río principal. Es así como una
cuenca hidrográfica corresponde más bien a un sistema semicerrado, con “un carácter
esencialmente endógeno a los flujos atmosféricos, hídricos, geomorfológicos y
ecológicos que se desarrollan en el interior de una cuenca, y por ello, condiciona
severamente las decisiones sobre los usos del suelo y la localización de las actividades
económicas” (Romero, 2004: 179).

Esta definición de Romero (2004), incorpora además del concepto geográfico, la


relación de los sistemas que interactúan en ese espacio. Se han realizado esfuerzos
por modelar hidrológicamente las cuencas considerando estas variables y diferentes
escenarios de uso de suelo. El Proyecto SHETRAN en Chile es un ejemplo con la
aplicación del Sistema Hidrológico Europeo (SHETRAN) en una Microcuenca
cordillerana con problemas de Inundación. La investigación, realizada en el
Departamento de Ciencias Ecológicas de la Universidad de Chile (Villarroel, 2003),
recalca la importancia de las cuencas como unidad de planeamiento debido
principalmente a tres razones: la existencia de recursos naturales sustentadores de
ciclos vitales, la posibilidad de cuantificar los efectos de aprovechamiento de estos
recursos de manera espacial tanto sobre el ambiente como sobre los asentamientos
humanos, y la posibilidad de definir un sistema de relaciones humano-natural y su
equilibrio ideal.

El correcto funcionamiento del ciclo del agua es crucial para la regulación del
tiempo y el clima, así como para la mantención de las características de los suelos y
las condiciones óptimas para el desarrollo de la flora, la fauna y la sociedad humana.
Históricamente, las cuencas y específicamente las zonas aledañas a su cauce
principal, han sido las zonas preferentes para el desarrollo de los asentamientos
humanos como ciudades. A través de los tiempos, este ciclo natural ha sido modificado
en su alternancia con el de las aguas urbanas con los procesos de generación de
escorrentías y aguas servidas, y el de abastecimiento de agua potable. Como se puede
apreciar en la Figura 3.1 el ser humano utiliza el recurso hídrico para el desarrollo de
sus actividades domésticas, industriales y de riego, las que posteriormente son
retornadas hacia los cauces naturales tras su tratamiento, como ocurre en el caso de
las aguas servidas. Las aguas lluvias son aquellas que provienen directamente de las
precipitaciones o del derretimiento de las nieves, y que escurren sobre las superficies
urbanas impermeables como techos, patios, veredas y autopistas hasta su desagüe en
un sistema de drenaje artificial o directamente hacia los cauces receptores finales
como riachuelos, lagos, ríos u océanos. De esta manera, el ciclo de las aguas urbanas

5
no sólo involucra al área urbanizada, sino que además, las fuentes superficiales y
subterráneas de agua potable, y aquellas zonas que reciben las descargas de las
aguas servidas tratadas y las escorrentías urbanas.

Figura 3.1: Esquema del Ciclo de las Aguas Urbanas.


Fuente: Shuping et al, 2006.

El explosivo crecimiento de las poblaciones urbanas ha llevado a algunas ciudades


a alcanzar niveles megaurbanos, poniendo en riesgo su equilibrio con la capacidad de
carga inherente del hábitat y de la cuenca en la que se inserta. El primer gran
incremento de la población urbana tuvo lugar en Europa y Norteamérica a mediados
del s. XIX, con un aumento de 408 millones de personas en un periodo de 200 años.
De acuerdo a las Naciones Unidas, el segundo gran incremento estaría ocurriendo
actualmente en los países en vías de desarrollo, con un crecimiento esperado de 3,6
billones de personas para el año 2030. De acuerdo a George Martine, autor guía del
reporte “State of World Population 2007: Unleashing the Potencial of Urban Growth”
(UNFPA, 2007), la principal causa de este incremento poblacional urbano ya no sería
la migración desde las zonas rurales, sino el aumento de la tasa de nacimiento en las
ciudades. Se estima que la población que viviría por primera vez en ciudades
alcanzará los 3,3 billones de personas el año 2009. De esta manera, “la velocidad y la
escala de la urbanización actual son mucho mayores que en el pasado”, con un
aumento de la población urbana a nivel mundial a tasas aún mayores que la del
crecimiento poblacional total.

6
Por otra parte, si bien las megaciudades parecen predominar en el escenario
actual, su crecimiento poblacional ha sido más lento de lo proyectado y son los
asentamientos de menos de 500.000 personas aquellos que acumularán más de la
mitad del crecimiento urbano mundial entre los años 2005 y 2015. (Ver Figura 3.2). De
acuerdo a Angel et al. (2005), las tendencias modernas del crecimiento urbano
conducen a una mayor ocupación del territorio debido en mayor parte, a las mejoras en
los sistemas y tecnologías de transporte: “Se prevé que durante los tres primeros
decenios de este siglo, en los países en desarrollo, las ciudades de 100.000 o más
habitantes triplicarán su superficie edificada hasta llegar a 600.000 km2. En los países
desarrollados, las ciudades se expanden a un ritmo por residente aun mayor, pese a
que el tamaño de su población es menor y también es menor su tasa de crecimiento
demográfico. Entre 2000 y 2030 habrán ampliado 2,5 veces su superficie edificada y en
ese momento ocuparán unos 500.000 km2.” (Angel et al., 2005: 91).

Figura 3.2: Población urbana mundial, según tamaño de ciudades.


Fuente: UNFPA, 2007.

Figura 3.3: Relación entre la superficie impermeable y el coeficiente de escorrentía.


Fuente: Adaptado de Schueler, 1994.

7
La expansión de las ciudades conlleva un drástico cambio en el uso del suelo, así
como un aumento en la extensión de su impermeabilización. A fines de los años
ochenta, Schueler (1994), encontraría una relación entre este proceso y la generación
de escorrentías en las ciudades. El primer estudio cuantitativo realizado en EE.UU.
consideró muestras en 35 puntos del país, encontrando la existencia de una relación
directa entre el porcentaje de impermeabilización de una cuenca y el coeficiente de
escorrentía volumétrico, la fracción del volumen de lluvia que se convierte en
escorrentía superficial (ver Figura 3.3).

Normalmente y en condiciones naturales, tan sólo el 10% del agua caída en


precipitaciones escurre hacia los cuerpos receptores del drenaje, mientras que cerca
de un 50% infiltra hacia las capas subterráneas, evaporándose la diferencia.

Figura 3.4: Efectos de la impermeabilización en la generación de escorrentías.


Fuente: Adaptación de Chester y Gibbons, 1996.

La Figura 3.4, muestra los porcentajes de la drástica modificación de la capacidad


de absorción de los suelos según el nivel de impermeabilización de los suelos. La
impermeabilización de un 10% de la superficie de los suelos genera un 10% más de
escorrentías que en condiciones de pre-urbanización. Y una impermeabilización aún
más extensa, del 75% de los suelos, aumenta las escorrentías en un 55%,
disminuyendo la capacidad infiltrante del suelo y la capacidad de recarga de las napas
freáticas a un 10% y 5%, respectivamente.

Por otra parte, las características de los regímenes de los cauces cambian
radicalmente en condiciones posteriores a la urbanización. En la Figura 3.5 se muestra
cómo la capacidad de recarga en las napas subterráneas se reduce. La discontinuidad
de la descarga de las aguas lluvias altera los patrones de flujo de los cauces naturales,

8
agravando el problema de la erosión, con efectos adversos en el ciclo de vida de los
organismos acuáticos (Walsh et al, 2004).

Figura 3.5: Alteración en los regímenes de flujo de los cauces, según estado de urbanización.
Fuente: DPPEA, 2003.

Todo esto, sumado al arrastre de materiales y contaminantes en las escorrentías,


se traduce finalmente, en una degradación de los cauces. La Figura 3.6, basada en el
estudio de Chester y adaptada por Zandbergen et al. (2000), muestra los diferentes
tipos de degradación de los cauces debido a la impermeabilización de una cuenca. En
la figura se observa la presencia de impactos en un cauce con tan sólo un 10% de la
cuenca impermeabilizada. La degradación se vuelve severa al aumentar los niveles de
impermeabilización a un 35% de la superficie.

Figura 3.6: Relación entre la impermeabilización de una cuenca y la salud de sus cauces.
Fuente: Zandbergen et al, 2000.

La Tabla 3.1 muestra los síntomas atribuidos a lo que se conoce como el


“síndrome de los cauces urbanos”, en referencia a la progresiva degradación ecológica
de los cauces naturales debido al proceso de urbanización. Ellos incluyen cambios en

9
la morfología e hidrología de los cauces, reducción de la biota y la aparición de
elevados niveles de nutrientes y contaminantes.

Tabla 3.1: Síntomas típicos en cauces con Síndrome Urbano.


Fuente: Walsh et al., 2005.

Aspectos Respuesta
Hidrología ↑ Volumen total de escorrentías.
↓ Volúmenes mínimos en áreas templadas y tropicales, y aumento en las zonas áridas.
↑ Frecuencia y magnitud de tasas máximas de flujo.
↓ Duración de los eventos.
↓ Tasa de recarga en acuíferos.
Hidráulica ↓ Diversidad hidráulica.
↑ Variación en la velocidad del agua.
Geomorfología ↑ Erosión.
↓ Simplificación de la forma del canal.
↑ Deposición de sedimentos en ríos, lagos y estuarios.
Calidad del ↑ Cargas contaminantes (nutrientes, sedimentos, carbono, pesticidas y metales).
Agua ↑ Temperatura.
↓ Calidad del agua.
Ecología ↓ Hábitat.
↓ Diversidad en comunidades bióticas.
↓ Retención de nutrientes.
↓ Tasas de oxigenación.
↓ Conexiones entre el paisaje y la vegetación ribereña.
Biodiversidad ↓ Valores de biodiversidad (recursos genéticos, especies y sus niveles de interacción).

Durante el proceso de expansión de la urbanización se genera el relleno y la


impermeabilización de terrenos para la habilitación de zonas industriales, comerciales y
residenciales, lo que se traduce en la compactación y el cambio de la permeabilidad de
los suelos. Esto genera aumentos en los volúmenes y velocidad de las escorrentías
ocasionando inundaciones y erosión aguas abajo durante eventos de tormenta. Efectos
que finalmente se traducen en daños en los cauces naturales de drenaje y en la
infraestructura de las ciudades en desmedro de la calidad de vida de los habitantes y
de su hábitat. Estos impactos varían de manera significativa tanto en magnitud como
en frecuencia de una región a otra, y aún más, entre diferentes zonas de una misma
región. Estudios realizados en los EE.UU. han demostrado que las urbanizaciones
generan cambios físicos, químicos y biológicos en los cauces naturales, cuyas
magnitudes varían en función del clima y de las condiciones económicas y sociales de
cada urbanización (Brown et al, 2005 y Walsh et al, 2005). Y si bien, los cauces
naturales pueden adaptarse a estos cambios, el proceso es lento, calculándose un
tiempo de recuperación aproximado de 20 años (Finkenbine et al, 2000). Es así, como
la gestión de esta agua alcanza niveles de alta complejidad, que debe coordinar
variables de tipo natural y urbano.

10
3.1 Los impactos generados por las aguas lluvia urbanas
Como se mencionó anteriormente, de manera general, la calidad y las
características de los recursos naturales hídricos de una cuenca se ven afectados por
las actividades humanas y los procesos propios de una urbanización. La aparición de
una mayor cantidad de zonas impermeables, la alteración de los cauces naturales y la
modificación de la topografía del terreno contribuyen a disminuir la capacidad infiltrante
del suelo y los niveles de agua en las napas subterráneas, así como a aumentar los
caudales máximos y el volumen de agua descargada a las corrientes naturales de
drenaje. Todo esto genera aumentos en la frecuencia y la severidad de las
inundaciones en las ciudades, las que pueden ocasionar serios daños en la
infraestructura urbana y en las edificaciones públicas y privadas, así como
interrupciones en el sistema de transporte, y alteraciones en la movilidad y seguridad
de las personas. Estos efectos son significativos aún en algunos países desarrollados
donde las inundaciones ocurren a pequeña escala, siendo este tipo de fenómenos los
más frecuentes en las grandes urbanizaciones (Parkinson, 2003).

Tabla 3.2: Fuentes y efectos de diferentes contaminantes encontrados en las escorrentías urbanas.
Fuente: US EPA, 1999.

Contaminantes Fuentes Efectos


Sedimentos: Calles, césped, autopistas, Turbiedad, disminución de oxígeno disuelto,
Sólidos suspendidos actividades de construcción, cambios en hábitats, obstrucción de
y sedimentables, deposiciones atmosféricas, branquias en peces e invertebrados,
basuras flotantes. erosión de canales de drenaje. transporte de contaminantes, pérdida de
recursos estéticos y de recreación,
obstrucción y erosión de lagos y canales.
Pesticidas y Césped en patios y jardines, Toxicidad del agua y sedimentos, bio-
herbicidas: paisaje de áreas industriales o acumulación en la cadena alimenticia, muerte
PCB’s, químicos comerciales, lavado del suelo, de peces.
sintéticos. costados de autopistas.
Materia orgánica Césped y hojas en patios y Déficit de oxígeno disuelto, muerte de peces.
jardines, paisaje en áreas Bajos niveles puede afectar reproducción de
comerciales, desechos animales. peces e invertebrados.

Metales: Automóviles, deposiciones Toxicidad del agua y sedimentos, bio-


Plomo, cobre, atmosféricas, áreas industriales, acumulación en la cadena alimenticia, muerte
cadmio, zinc, erosión de los suelos, superficies de peces.
mercurio, cromo, metálicas corrosivas, techos,
aluminio, otros. procesos de combustión.
Hidrocarburos: Caminos y autopistas, Toxicidad del agua y sedimentos, bio-
Grasas, aceites y estacionamientos, áreas de acumulación en cadena alimenticia, efectos
combustibles. mantención de vehículos, cancerígenos y mutagénicos en peces y
estaciones de gasolina, áreas efectos en la fotosíntesis de ciertas algas.
industriales.
Patógenos: Césped, caminos, rebalses del Infecciones de oído e intestinales,
Virus y bacterias. sistema de colectores sanitarios, contaminación de moluscos, pérdida de
desechos animales, sistemas recursos estéticos y de recreación.
sépticos.
Nutrientes: Fertilizantes, deposiciones Florecimiento de algas, turbiedad,
Fósforo y nitrógenos atmosféricas, erosión de suelos, eutrofización, toxicidad por amonio y nitratos,
desechos animales, detergentes, pérdida de recursos estéticos y de
escape de automóviles. recreación.

11
Por otra parte, se han encontrado altas concentraciones de metales pesados como
el plomo, cadmio, bario, zinc, cobre, cromo y níquel en la superficie de los suelos
urbanos debido a causas antropogénicas (Boller, 1997 y Murray et al, 2004), los que
son arrastrados por las aguas lluvias urbanas junto con otros contaminantes como
sedimentos, hidrocarburos y fertilizantes. Tal como se observa en la Tabla 3.2, existen
una serie de contaminantes provenientes de diferentes superficies urbanas (techos,
patios, calles, veredas, jardines, estacionamientos y otros). Según Boller (1997), tan
sólo las escorrentías provenientes de calles y techos colaboran con un 50% al 80% del
total de los contaminantes presentes en las aguas residuales domésticas. La Figura 3.7
muestra que la proporción de sólidos suspendidos se concentra en la primera parte del
hidrograma, en lo que se conoce como “first flush” o primer lavado. La mayor cantidad
de contaminantes arrastrados por las escorrentías es aquella captada en el primer
lavado de las superficies impermeables durante el periodo inicial de un evento de
tormenta, y que generalmente corresponde a los 12 mm y 15 mm de escorrentía
efectiva. Se ha encontrado que con el primer 25% a 30% del volumen de escorrentía,
se genera el arrastre del 65% al 75% de los sólidos sedimentables totales (Ellis y
Hvitved-Jacobsen, 1996).

Figura 3.7: Concentración de sólidos suspendidos durante tormenta.


Fuente: Fernández, 2006b.

Este efecto se aprecia mejor en aquellos eventos singulares y frecuentes. De esta


manera, las aguas lluvias contribuyen con la descarga de la mayor cantidad de
contaminantes a los cauces receptores del drenaje, siendo la causa más importante y
directa de la degradación de la calidad de las aguas en áreas urbanas (Walsh et al,
2004). Esta situación fue corroborada por reportes de la Agencia de Protección
Ambiental de los EE.UU. (US EPA, en inglés), que identificaron el origen de una amplia
variedad de contaminantes encontrados en los cauces naturales. Los contaminantes
provenían principalmente, de las escorrentías urbanas descargadas a través de
colectores simples, de los rebalses en las plantas de aguas servidas por la llegada de
aguas desde colectores combinados, y de los desechos líquidos provenientes de la
actividad agrícola.

Es así, que la gestión de las aguas lluvias debiera por tanto, considerar la variedad
de estos impactos que en su conjunto, generan un mapa específico de efectos para
cada ciudad y región, lo que depende en gran medida del entorno hidrológico, del
clima, la pendiente, el nivel de impermeabilización del suelo y las actividades que sobre
él se generan. Estos diferentes tipos de impactos han sido estudiados y corroborados
por variados estudios internacionales, encontrándose que los efectos de las aguas

12
lluvias urbanas se incrementan en la medida que aumenta la población urbana y la
extensión de las ciudades con un sistema tradicional de soluciones para el drenaje,
afectando en mayor medida a las zonas bajas de una cuenca.

Los impactos estudiados serán presentados de manera separada y detallada,


según la incidencia de las aguas lluvias urbanas sobre la urbanización que las genera,
y sobre los cauces naturales, que las reciben. Esto para diferenciar la variada y
compleja interdependencia de los impactos, lo que contribuirá a visualizar las
principales dificultades para su gestión y el diseño e implementación de soluciones
técnicas integrales. Se incluirá el caso de estos impactos en la ciudad de Santiago en
aquellos casos en los que exista información para mostrar aquellos fenómenos
relacionados con las aguas lluvias urbanas, aún no estudiados en la ciudad.

3.1.1 Impactos sobre el estado de los cauces naturales


Los ecosistemas acuáticos proveen de una serie de servicios tales como el
abastecimiento de agua potable y agua de riego para las actividades agrícolas,
industriales, domiciliarias y municipales. Tienen condiciones específicas de paisaje y
hábitat, sirviendo como vías de transporte y como recursos para diferentes actividades
recreativas. Sin embargo, y según lo mencionado anteriormente, estos ecosistemas
han servido además, como depósitos de desechos urbanos. Los impactos que generan
las aguas lluvias en los cuerpos receptores naturales se deben a su descarga
descontrolada y sin tratamiento, generando cambios en la hidrología, morfología,
biodiversidad y calidad de las aguas de los cauces naturales.

a) Efectos sobre el flujo de los cauces naturales y la recarga de las napas


subterráneas
Los efectos de las aguas lluvias en el flujo de los cauces receptores incluye
variados cambios, como la alteración del estado del régimen y de los caudales
máximos durante eventos de tormenta, y otros efectos como cambios en el flujo
mínimo durante estaciones secas y en la capacidad de recarga de los acuíferos.

El reemplazo de la vegetación nativa por zonas impermeables disminuye la


efectividad de la evapotranspiración e infiltración, ocasionando el aumento en los
volúmenes de aguas lluvias. La compactación de los suelos y su impermeabilización
contribuyen a aumentar la velocidad de su escurrimiento, alcanzando en un menor
tiempo, a los cuerpos receptores de drenaje. De manera adicional, con la aplicación de
las soluciones convencionales de drenaje, los colectores, se fomenta el aumento de la
velocidad de evacuación de las aguas lluvias hacia las zonas bajas de la cuenca. El
efecto combinado de las superficies impermeables y la utilización de colectores
generan entonces, una mayor variación en los flujos naturales de los cauces durante
eventos de tormenta, sobre todo en aquellos largos e intensos de lluvia, donde el nivel
del flujo máximo es alcanzado rápidamente, seguido de un descenso igual de rápido
(ver Figura 3.5). Incluso frente a pequeños eventos de tormenta, menores aumentos en
el volumen del caudal se vuelven más frecuentes como resultado de las escorrentías
generadas en las zonas altamente urbanizadas.

13
Figura 3.8: Variación anual en caudales máximos diarios, en Rinconada de Maipú.
Fuente: Fernández, 2006a.

En el caso de la ciudad de Santiago, este tipo de impacto puede apreciarse en


Rinconada de Maipú. La Figura 3.8 muestra la variación de los caudales máximos
diarios aguas abajo del río Mapocho en Rinconada de Maipú. El aumento
desproporcionado de estos caudales que se observa a partir del año 1984 coincide con
la fuerte expansión urbana iniciada en ese entonces. La costra urbana creció en
aproximadamente 32.000 ha entre 1986 y 1998, en su avance sobre áreas agrícolas
periféricas. Los colectores implementados durante el periodo mostrado en la figura, no
lograron reducir la generación de estos volúmenes por cuanto a que su función sólo se
limita a desviar y agilizar la descarga de aguas lluvia hacia otras zonas lejanas de la
ciudad.

De manera general, una vez que el suelo se ha saturado durante un evento


considerable de lluvia, los niveles de los flujos subterráneos se pueden elevar lo
suficiente como para alcanzar los flujos de las agua superficiales. Terminado el evento,
los niveles de los cauces superficiales disminuyen lentamente. Durante las estaciones
secas los caudales mínimos o de base de los cauces superficiales son alimentados por
estas reservas de las aguas subterráneas. Sin embargo, en las zonas urbanizadas, al
disminuir la superficie con capacidad de infiltración, se altera la recarga de las napas
subterráneas. Es así, como los bajos niveles de los recursos subterráneos se asocian a
descensos en los niveles de los caudales mínimos o base en las corrientes
superficiales.

Romero y Vásquez (2005) observaron una acumulación de zonas impermeables


en la zona baja de la cuenca del Gran Santiago, siendo la que mejor cumpliría el
servicio de recarga de los acuíferos. La Figura 3.9 muestra los cambios en el sector
Nor-Oriente de Santiago producto del crecimiento urbano. De acuerdo a Fernández y
Thumann (2005), el área impermeable al año 1955 era de un 28%, con crecidas de
hasta 70.8 m3/s en el río Mapocho y un nivel de recarga de 7,1 mm. Al año 1991, la
superficie impermeable aumentó a un 59%, las crecidas a 149 m3/s y la recarga de las
napas disminuyó a 4,1 mm.

14
Año 1955 Año 1991

Zona urbana
consolidada

Zona urbana
de viviendas

Zona urbana
con jardines

Zona de riesgo

Zona de
terreno natural

Figura 3.9: Crecimiento urbano, Sector Nor-Oriente de Santiago.


Fuente: Aguas Cordillera, adaptado por Fernández y Thumann, 2005.

b) Efectos en la geometría de los cauces


La erosión generada por el transporte y depósito de sedimentos en las
escorrentías, así como por su mayor velocidad y volumen de descarga, produce la
pérdida de la vegetación ribereña y cambios en la morfología de los cauces que
pueden afectar además, la seguridad de las poblaciones asentadas en sus cercanías
(ver algunos ejemplos en la Figura 3.11). Normalmente, los canales adaptan su
profundidad y la forma de sus paredes de acuerdo a la frecuencia de los eventos de
crecidas, a los aumentos del tamaño de las mismas y a la presencia de sedimentos. Si
bien la erosión es un fenómeno natural, éste puede ser acelerado por las descargas de
las aguas lluvias directamente a los cauces naturales a mayor velocidad y en grandes
cantidades. La morfología del cauce se acomoda a estos cambios. Con la erosión de
las paredes de los cauces, la vegetación existente en las riberas queda desprotegida,
lo que facilita su desprendimiento durante eventos de precipitaciones y de
inundaciones.

Los sedimentos desprendidos de las paredes y el fondo del cauce son depositados
finalmente en zonas donde la velocidad del agua es menor, ocasionando problemas de
embancamientos y alteraciones en el hábitat (US EPA, 1999). La Figura 3.10 muestra
el incremento porcentual del flujo, ancho y profundidad de un cauce medido en tres
sitios urbanizados distintos con respecto de su estado previo a la urbanización.

Las quebradas naturales y las actividades de construcción urbana son la fuente de


los sedimentos que son arrastrados por las aguas lluvias durante eventos de tormenta,
depositándose sobre el sustrato del fondo de los cauces. Ya a fines de los años
ochenta se estudió la relación existente entre las actividades de construcción y la
generación de sedimentos. Se encontró que los sitios de construcción urbana pueden
generar aproximadamente una cantidad 8 veces mayor de sedimentos y 18 veces
mayor de fósforo total que los encontrados en sitios industriales (Burton y Pitt, 2002).

15
400

350

300 Flujo cauces


250 Ancho
Profundidad
%
200

150

100
T=2 años
50

0
Sitio 1 Sitio 2 Sitio 3

Figura 3.10: Alteración en la morfología de cauces por desarrollo urbano.


Fuente: EPA, 1997

En el caso de Santiago se han encontrado concentraciones de sólidos


suspendidos 10 veces mayores a las típicas reportadas en ciudades de EE.UU., siendo
su principal fuente la Precordillera Andina y los cerros que rodean la ciudad (CADE-
IDEPE, 2001), así como la gran cantidad de terrenos desprotegidos existentes
(Fernández, 2005).

Figura 3.11: Erosión en cauces urbanos por causas antrópicas.


Fuente: Doll, sin fecha.

c) Efectos sobre el hábitat acuático


Los mayores volúmenes y velocidades de las escorrentías pueden afectar
comunidades acuáticas completas en su paso hacia los cauces naturales (ARC, 2001).
Los fenómenos mencionados en la letra anterior, tales como la erosión, la pérdida de la
vegetación ribereña y el depósito de sedimentos en el fondo de los cauces, contribuyen
a degradar el hábitat de varias especies vertebradas e invertebradas. Al escurrir por
pavimentos y otras áreas impermeables que normalmente se encuentran a una
temperatura mayor, las descargas de aguas lluvias provocan un aumento en la
temperatura de las aguas de las corrientes naturales, disminuyendo la disponibilidad
del oxígeno disuelto, alterando la supervivencia de aquellas especies más sensibles.

16
Otro problema observado es la potencial eutrofización de los cuerpos de agua debido
al arrastre de nutrientes en las aguas lluvias.

En Santiago existen escasos estudios relacionados con el hábitat de los cauces


principales de la cuenca. El primer monitoreo data del año 1970 en la cuenca del río
Mapocho. Como se puede observar en la Figura 3.12, algunas especies invertebradas
desaparecieron completamente al año 2004, mientras que otras, debido a su mayor
resistencia al estrés y/o por la ausencia de predadores naturales, han aparecido o
aumentado considerablemente en número.
10
9
Número de Familias

8
7
6
5 1970
4 2004
3
2
1
0

ra
a
ra

ra
a

ra

a
a
lla

at
er

ur
r

er
r

te

te
te

te

te

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te
bo

on

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pt

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op
op

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op

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op
Di

do
m

Od

ys
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ich
l le

en
er

m
lle

He

pi

Th
Ho

Pl
Co

Tr
Co

Le
he

Hi

Órdenes
Ep

Figura 3.12: Ivertebrados en la cuenca del río Mapocho, en los años 1970 y 2004.
Fuente: Elaboración propia, en base a Quantitativa Estudios Ambientales, 2004.

Con respecto a los vertebrados, al año 1998 se podían encontrar diferentes


especies como las presentadas en la Figura 3.13. Sin embargo, éstas ya se
encontraban en estados críticos: estados de conservación vulnerable y en peligro de
extinción.

Debido a su alta sensibilidad, los organismos bentónicos e insectos acuáticos


pueden resultar útiles al momento de evaluar el estado de la calidad de los recursos
hídricos de una cuenca. El año 2003 se realizó un estudio para caracterizar la calidad
de las aguas del río Maipo utilizando macroinvertebrados bentónicos como indicadores.
Se recogió la información de 28 estaciones de monitoreo de la cuenca (ver Figura
3.14), resultando valores mínimos de riqueza taxonómica en las estaciones M8a y
M13, zona que coincide con la peor calidad de las aguas (entre estaciones M9 y M14),
y que corresponde a la zona afectada directamente por las actividades antrópicas y la
carga orgánica proveniente de la ciudad de Santiago (Contreras, 2004).

Durante los últimos cinco años, varios estudios han intentado correlacionar las
variables hidrológicas con aquellas biológicas en los cauces. Doyle et al. (2005)
consideraron la modelación analítica de las descargas efectivas fluviales para
establecer la relación entre su magnitud y frecuencia con los fenómenos de transporte
de materia orgánica, el crecimiento de algas, la retención de nutrientes, la alteración de
macroinvertebrados y la disponibilidad de hábitat. Otros estudios, como el realizado por
Edgerly (2006) fueron un paso más allá en un intento por establecer la caracterización

17
de las principales variables ecológicas en un cauce para la selección de soluciones de
drenaje. Mucho se ha avanzado para establecer una modelación cuantitativa del
comportamiento biológico en los cauces urbanos frente al comportamiento antrópico,
sin embargo, frente a la interdependencia entre múltiples factores (algunos de amplia
variabilidad como el clima), se requiere obtener una mayor cantidad de datos
hidrológicos históricos que permitan afinar y consolidar la modelación.

Estado: En peligro1 Estado: Vulnerable 2

Estado: En peligro Estado: Vulnerable

Estado: Vulnerable Estado: Vulnerable

Estado: Vulnerable Estado: En peligro


Figura 3.13: Especies vertebradas en cuenca del Maipo.
Fuente: Contreras, 2004.

1
En peligro inminente de extinción por reducción de especímenes al nivel crítico. De seguir actuando los
factores causante de esto, su existencia se cataloga como improbable.
2
Especies cuyas poblaciones han sido gravemente reducidas por sobreexplotación, amplia destrucción
del hábitat o cualquier otra perturbación ambiental.

18
Figura 3.14: Estaciones de muestreo para la caracterización de la calidad de las aguas del río
Maipú en base a estudio bentónico.
Fuente: Contreras, 2004.

d) Efectos sobre la calidad de las aguas


Los contaminantes presentes en las escorrentías provienen del lavado atmosférico
y del transporte de las sustancias acumuladas en las superficies urbanas (techos,
calles, pavimentos, autopistas, etc.), en lo que se conoce como lavado superficial. El
lavado atmosférico ocurre frente al arrastre de partículas y gases atmosféricos por el
agua presente en las nubes y la lluvia.

Los resultados de mediciones realizadas en diferentes pluviómetros y pluviógrafos


en Santiago arrojaron concentraciones del mismo orden de magnitud que el reportado
por la literatura para otras ciudades con respecto a los parámetros pH, Demanda
Química de Oxígeno (DQO), sulfatos y cobre (Montt, 2000 y Centro de Aguas Urbanas,
2004). Estudios realizados por Schueler y Caraco (2002), corroboraron la relación
existente entre la impermeabilización de los suelos y la aparición de una mayor
cantidad de contaminantes provenientes de las escorrentías. De acuerdo a la Figura
3.15, las concentraciones de sólidos suspendidos y de coliformes fecales en las aguas
lluvias urbanas superan con creces a las existentes en áreas verdes, donde la
infiltración y la presencia de vegetación es capaz de retener parte de estos
contaminantes. El mismo análisis se aprecia en la Figura 3.16, con concentraciones de
nitrato y fósforo.

Contaminantes como el plomo, cadmio, bario, zinc, cobre, cromo y níquel han sido
encontrados en altas concentraciones en la superficie de los suelos urbanos debido a
causas antropogénicas y de manera más frecuente, en zonas industriales, (Boller,
1997; Murray et al, 2004; Dean et al, 2005). A ello hay que agregar además, los
hidrocarburos, aceites y metales presentes en las autopistas urbanas (Montt, 2000). De
acuerdo a Murray et al. (2004), de todos estos contaminantes mencionados, uno de los
más tóxicos, el plomo, ha sido encontrado en varias ciudades norteamericanas en altas

19
concentraciones en suelos residenciales cercanos a zonas industriales, con niveles
hasta cien veces más altos que los existentes en el suelo natural. A nivel internacional
existen similitudes en cuanto a los contaminantes encontrados en las distintas
superficies simples urbanas típicas (techos, patios, calles, veredas, estacionamientos,
jardines, etc.). La Tabla 3.3 muestra estos contaminantes.

35.00

30.00

25.00
gr/m2/año

20.00

15.00

10.00

5.00

0.00
11 14 21 28 33
% de impermeabilización

Coliformes Fecales Sólidos suspendidos


Coliformes fecales en áreas verdes Sólidos suspendidos en áreas verdes

Figura 3.15: Coliformes y sólidos suspendidos por tipo de superficie.


Fuente: Elaboración propia en base a Schueler y Caraco, 2002.

0.800
0.700
0.600
gr/m2/año

0.500
0.400
0.300
0.200
0.100
0.000
11 14 21 28 33

% de impermeabilización

Fósforos totales Nitratos totales


Fósforos totales en áreas verdes Fósforos totales en áreas verdes

Figura 3.16: Fósforos y nitratos por tipo de superficie.


Fuente: Elaboración propia en base a Schueler y Caraco, 2002.

20
Tabla 3.3: Contaminantes según los tipos de superficies simples urbanas.
Fuentes: Mark-Brown y Feeney, 2004 y Montt et al, 2003.

# Superficies Contaminantes
pH SS HC MP DO NU OP STO BAS
1 Techos, zona residencial ü ● ü ü ü ●
2 Pavimentos y estacionamientos, zona ü ü ü ü ü ü ü
residencial
3 Áreas verdes, zona residencial ü ü ü ü ü
4 Calles y Cunetas ü ü ü ü ü ü ü
5 Techos, zona comercial ü ● ü ● ● ●
6 Pavimentos y estacionamientos, zona ü ü ü ● ü ● ü
comercial
7 Áreas verdes, zona comercial ü ü ü ü ü
8 Techos, zona industrial ü ü ● ● ●
9 Pavimentos y estacionamientos, zona ● ü ü ü ü ● ● ● ü
industrial
● El contaminante tiene una alta dependencia de ciertos factores tales como el tipo de techo considerado y el tipo de
actividad industrial, por lo que su atribución a cierta superficie debe ser estudiada de manera más cuidadosa.
BAS: Basuras NU: Nutrientes STO: Sustancias tóxicas orgánicas SS: Sólidos suspendidos
HC: Hidrocarburos OP: Organismo patógeno DO: Demanda de Oxígeno MP: Metales pesados

Los sistemas tradicionales que transportan los residuos provenientes de las aguas
lluvias, son colectores de tipo combinado o simple. Los colectores combinados
transportan una mezcla de desechos domésticos, industriales y aguas lluvias, y
normalmente se suelen encontrar en los cascos urbanos antiguos. Y los sistemas de
colectores simples, únicamente transportan aguas lluvias. De esta manera, en ambos
sistemas los niveles de contaminantes varían, existiendo pocos estudios que
caractericen sus aguas. Boller (1997), observó las descargas de colectores en la
ciudad de Sankt Gallen, Suiza. Sankt Gallen contaba en ese entonces con una
población de 75.000 personas y un área observada de 3.900 ha.

Tabla 3.4: Concentración de metales en sistemas de colectores, en Sankt Gallen.


Fuente: Boller, 1997.

Concentraciones en g/hab/año Cd Cu Pb Zn
Aguas entrantes a sistema de colectores
Aguas domésticos 0,015 4,0 2,5 20,0
Aguas industriales 0,025 3,1 1,3 20,7
Aguas no contaminadas 0,003 0,1 0,1 0,6
Aguas lluvias de calles 0,071 3,7 7,2 16,7
Aguas lluvias de techos 0,020 6,1 3,9 12,5
Total 0,134 17,0 15,0 68,0
Cargas contaminantes a los cauces receptores
Rebases por colectores combinados 0,013 1,5 1,3 7,2
Aguas de planta de tratamiento 0,049 3,6 2,6 20,4
Total 0,062 5,1 3,9 27,6
Aguas desde colectores separados 0,095 9,8 11,1 29,2
Aguas de planta de tratamiento 0,017 1,7 0,7 14,1
Total 0,112 11,5 11,8 43,3

Los resultados que se resumen en la Tabla 3.4, mostraron los niveles de


contaminantes entrantes a las redes de colectores y los existentes en los rebases de
las plantas de tratamiento por las descargas de colectores combinados, así como en

21
las aguas provenientes de colectores simples. La tabla evidencia que las mayores
concentraciones de zinc y cobre de las aguas lluvias provienen de los techo y calles.
La presencia de estos contaminantes produce múltiples impactos tales como la
reducción del oxígeno disuelto en las corrientes naturales de drenaje, el
enriquecimiento de nutrientes, la contaminación microbiana y el aumento en los niveles
de toxicidad frente a la aparición de hidrocarburos, metales pesados y basuras.

Tabla 3.5: Principales contaminantes en las aguas lluvias urbanas y sus efectos.
Fuentes: Elaboración propia en base a BEC, 2001, ARC, 2001 y EPA, 1997.

Parámetro Composición Efectos


Ph § Bajos niveles pueden afectar la respiración de peces y
macroinvertebrados
§ Variaciones en el rango pueden afectar los niveles de
toxicidad de ciertas sustancias
Materia orgánica Trozos de pasto, § Disminución de oxígeno disuelto
raíces y ramas § Muerte de peces frente a problemas de respiración
§ Bajos niveles de oxígeno disuelto aumentan cantidad de
bacterias presentes
Sedimentos Sólidos § Aumento de turbiedad
suspendidos, § Reduce penetración de luz afectando tasas de fotosíntesis
sólidos disueltos, de algas
turbiedad § Reduce alimento disponible en el fondo de los canales
(sustrato) para especies invertebradas
§ Obstruye branquias de peces e invertebrados
§ Disminución de oxígeno disuelto
§ Cambios en el hábitat
§ Transportan además, otros contaminantes (hidrocarburos y
metales pesados)
§ Erosión de canales
Nutrientes Amoniaco, nitrito, § Crecimiento de algas
nitrato, nitrógeno § Toxicidad por amoniaco y nitratos
orgánico, fósforo
total, fosfato
Microorganismos Coliformes fecales § Impactos no directos al medio ambiente de la cuenca.
y totales, virus, E.
Coli, Enterocci
Metales pesados Cobre, zinc, § Toxicidad de sedimentos
cadmio, plomo, § Bio-acumulación en cadena alimentaria
mercurio, cromo, § Tóxicos en peces, invertebrados y algas, generalmente de
aluminio, níquel, efecto crónico
fierro.
Sustancias Pesticidas, PCB’s, § Toxicidad de sedimentos
tóxicas orgánicas fenoles, herbicidas § Muerte de fauna acuática. Bio-acumulación en la cadena
alimentaria
§ Bajos niveles puede afectar la reproducción de peces e
invertebrados
§ Herbicidas pueden reducir la abundancia de ciertas algas
Hidrocarburos Grasas, aceites y § Son cancerígenos y mutagénicos en ciertas especies de
combustibles peces
§ En altos niveles son tóxicos para peces e invertebrados
§ Afecta la fotosíntesis de ciertas algas
§ Puede afectar los procesos de respiración y alimentación
de peces
Basuras Papeles, vidrios, § Obstrucción de canales
etc. § Amenaza para la vida acuática

22
La Tabla 3.5 muestra los efectos por cada tipo de contaminante encontrado. En
Chile son muy escasas las caracterizaciones físico-químicas de las aguas lluvia
urbanas. El año 2001 se realizó la primera investigación mediante el monitoreo de 12
de los 44 pozos de infiltración construidos por el MOP en la zona sur de Santiago. Para
las mediciones se consideraron las lluvias entre los meses de julio y septiembre del
año 2001, y los pozos ubicados en las comunas de Lo Espejo, Peñalolén, Macul, San
Joaquín, San Ramón, La Florida, Puente Alto, San Miguel y La Cisterna (MOP-
DICTUC, 2001). Los resultados obtenidos fueron expresados como Concentración
Media por Evento (CME), la que se define como la razón entre la masa total de
contaminantes arrastrada durante una tormenta y el volumen total de agua escurrida
en la sección del muestreo. Las CME obtenidas se compararon con los valores
máximos definidos en las normas existentes en ese momento, vales decir, con la
Norma de Emisión para la Regulación de Contaminantes Asociados a Residuos
Líquidos a Aguas Marinas y Continentales Superficiales (D.S. Nº90 de 2000) y la
Norma de Emisión de Residuos Líquidos a Aguas Subterráneas (D.S. Nº46 de 2002).
Cabe destacar que no existen aún normas de calidad por cauce y/o cuencas, aunque
sí algunas en estado de anteproyecto, como las relacionadas con las cuencas de los
ríos Elqui, Las Cruces y Maipo. Cabe destacar que los valores establecidos en las
normas de emisión se basan en descargas de tipo continuo y no esporádico como lo
son las aguas lluvias, sin embargo, se consideraron en este caso como un valor de
referencia al no existir mayor normativa ni regulación al respecto. De manera adicional,
se realizó la comparación de las CME con la norma relacionada al agua de riego (Nch
1.333).

Los parámetros cuyos máximos superaron en gran medida la norma de descarga a


aguas superficiales fueron: Amoníaco, cianuro, nitrato, grasas y aceites, hidrocarburos,
aluminio, cromo hexavalente, manganeso, plomo, zinc, DBO5 y sólidos suspendidos.

Los que lo hicieron con la norma de infiltración bajo los mismos supuestos
anteriores de continuidad de la descarga fueron: Cianuros, nitrato, grasas y aceites,
aluminio, cromo hexavalente, fierro, manganeso, plomo, zinc y nitrógeno Kjedahl. Y
finalmente, con respecto a la norma para aguas de riego, los límites máximos fueron
superados por las concentraciones de fluoruros, aluminio, arsénico, cobre, fierro,
manganeso, molibdeno y zinc.

Por otro lado, comparando estos valores con los máximos permitidos en el
Anteproyecto de Normas Secundarias de Calidad Ambiental para la Protección de
Aguas Continentales Superficiales de la Cuenca del Río Maipo (CONAMA, 2004a),
bajo los mismos supuestos, se encontró que el amoníaco, los cianuros y nitratos, los
sólidos suspendidos, la DBO5, DQO y metales pesados como: aluminio, arsénico,
cobre, fierro, manganeso, molibdeno, plomo y zinc, superaron los estándares definidos.
Cabe destacar que en este caso, varios contaminantes no pudieron ser comparados
con valores referenciales, al no existir éstos en el anteproyecto, como es el caso de los
compuestos orgánicos (Carrasco, 2006).

En el caso de los microorganismos patógenos, de acuerdo a Artega (2004), el Río


Mapocho es el cauce que mayor cantidad de aguas servidas recibe del Gran Santiago,
siendo su principal contaminante, los coliformes fecales. El resumen de todos los
parámetros mencionados que superaron las normas mencionadas se puede apreciar
en la Tabla 3.6. En el estudio se demostró además, la concordancia de algunos valores
con las concentraciones de contaminantes observadas en Estados Unidos, como

23
ocurre con el cromo, plomo, níquel, cloruros, sulfatos, DBO, DQO, aceites y grasas.
Sólo los hidrocarburos fueron encontrados en órdenes menores que los existentes en
referencias internacionales. Y de manera especial, los sólidos suspendidos, cuya
concentración en Santiago llega a ser hasta 10 veces mayor que la reportada en los
EE.UU. Fernández (2005), explica este fenómeno debido a la existencia de una gran
cantidad de terrenos desprotegidos en la ciudad, asociados a problemas de erosión y a
las áreas de construcción en la ciudad y su periferia. Por otra parte, pese al reducido
radio del muestreo, se pudo corroborar una relación entre la presencia de industrias y
el elevado tráfico automotriz y una mayor concentración de contaminantes, frente a un
promedio menor encontrado en todos los parámetros monitoreados en zonas
residenciales.

Tabla 3.6: Contaminantes por sobre los límites de la normativa vigente.


Fuente:Elaboración propia.

D.S. Nº90 de 2000 D.S. Nº46 de 2002 Nch 1.333 Anteproyecto Norma
Calidad
Amoníaco Cianuros Fluoruro Amoníaco
Cianuro Nitrato Aluminio Cianuro
Nitrato Grasas y aceites Cobre Nitrato,
Grasas y aceites Aluminio Fierro Aluminio
Hidrocarburos Cromo hexavalente Manganeso Arsénico
Aluminio Fierro Molibdeno Cobre
Cromo hexavalente Manganeso Zinc Fierro
Manganeso Plomo Manganeso
Plomo Zinc Molibdeno
Zinc Nitrógeno Kjedahl Plomo
DBO5 Zinc
Sólidos suspendidos DBO5 – DQO
Sólidos suspendidos

3.1.2 Impactos sobre el estado de la urbanización y sus habitantes.


De acuerdo a Dourojeanni y Jouravlev (1999), las inundaciones generan
importantes pérdidas de vidas y pérdidas económicas en la mayoría de los países.
Como ejemplo, los daños directos ocasionados tras la tormenta ocurrida en Chile
Central entre el 24 de Mayo y el 2 de Junio del 2002 alcanzaron los US$ 32 millones en
lo que fue el evento de mayor precipitación en más de un siglo. De acuerdo a la
Cámara Chilena de la Construcción, los daños ocasionados por las aguas lluvias
anualmente alcanzan los MMUS$ 29,7 en vivienda, MMUS$ 10,3 por ausentismo
laboral y MMUS$ 3,5 por daño humano. Los impactos que las aguas lluvias generan en
las ciudades se reflejan en el aumento de la magnitud de las inundaciones. De acuerdo
a cifras del MOP, existiría una tendencia de incremento en el número de inundaciones
desde principios de los años noventa (MOP, 2003b). Por otra parte, existen riesgos
asociados a la salud de las personas durante eventos de inundaciones, dado el
transporte de contaminantes, en especial, las altas concentraciones de
microorganismos patógenos que generan variadas enfermedades e infecciones, como
se mencionó anteriormente.

a) Efectos ocurridos sobre la propiedad pública y privada.


Como se ha enfatizado a lo largo del documento, la expansión de las ciudades
hacia las zonas más elevadas de la cuenca ocasiona el desmedro de los cauces que

24
conducen naturalmente las aguas lluvias al aumentar el volumen de escorrentías
generadas y la cantidad de contaminantes que ellas arrastran. La capacidad de la
infraestructura de drenaje aguas abajo puede ser sobrepasada, por lo que áreas que
normalmente se inundaban una vez cada diez años, ahora lo hacen con mayor
frecuencia y severidad (ARC, 2001). Cambios asociados a la geomorfología de los
cauces aguas abajo, también pueden ocasionar daños en las propiedades y en la
infraestructura pública (ARC, 2001; Burton y Pitt, 2001 y MIDEPLAN, sin fecha).

En Chile, los daños ocasionados a la propiedad privada producto de las


inundaciones urbanas son registrados por la Oficina Nacional de Emergencias del
Ministerio del Interior, ONEMI. Éstos son clasificados según la magnitud del daño y la
posibilidad de recuperación de la vivienda afectada. El resumen de la información
recopilada entre los años 1999 y 2003, se puede observar en la Figura 3.17. Cabe
destacar, que los datos considerados confiables por la ONEMI son aquellos
recopilados desde el año 2000 y que la información documentada no presenta un buen
y metódico detalle a nivel provincial y comunal, pero sí a nivel regional y nacional. Para
el año 2004 no existían registros confiables ni completos. De la revisión de estos
antecedentes se pudieron identificar las zonas que presentaron más daños en las
viviendas de la ciudad de Santiago durante el periodo 2000 - 2003, que
correspondieron a las comunas de Huechuraba, Peñalolén, San Joaquín y Puente Alto.

25,000

20,000
Número de viviendas

15,000 Daño Menor


Daño Mayor

10,000 Destruidas

5,000

0
2000 2001 2002 2003

Figura 3.17: Daño en viviendas por inundaciones en la RM, periodo 2000-2003.


Fuente: Elaboración propia en base a datos de Informes Consolidados, ONEMI.

Los daños a la infraestructura pública corresponden a aquellos asociados a las


vías pavimentadas y a los diversos componentes del sistema de drenaje urbano, como
sumideros y cauces, los cuales deben ser posteriormente limpiados por su obstrucción
con basuras y sedimentos. Existen además, registros de daños en el alumbrado
público, puentes y en equipamiento de tipo público vehicular como ambulancias o
patrullas de carabineros que han quedado dañadas por el agua en zonas inundadas.
Como ejemplo de los costos asociados, sólo a nivel regional, para el evento ocurrido el
año 2005 durante los días 26, 27 y 28 de Agosto, los municipios de La Reina,
Peñalolén y Barnechea, demandaron en total cerca de cinco mil millones de pesos
para reparar pavimentos, luminarias y otros daños generados.

25
b) Efectos sobre el transporte y los tiempos de desplazamiento
Durante eventos de tormenta y de manera específica, frente a fenómenos de
inundación, los problemas de congestión vehicular se agravan por la obstrucción de las
vías de circulación lo que genera un aumento en los tiempos de viaje, ausentismo
laboral e infantil, daños en los vehículos y la incomodidad, inseguridad y aumento de
riesgo por accidente de los peatones y conductores (MIDEPLAN, sin fecha). En
Santiago, como en la mayoría de las ciudades, el parque automotriz presenta una tasa
de continuo crecimiento. De acuerdo a las cifras del Instituto Nacional de Estadística
(INE), la tasa promedio del parque vehicular en circulación en la Región Metropolitana
ha aumentado en un 4,2% desde el año 2001, similar a la tasa de crecimiento vehicular
nacional, de un 4,1%. Para el año 2010 se espera un aumento del 14% en el número
de vehículos con respecto al año 2006.

Figura 3.18: Áreas con alto nivel de congestión vehicular diaria y alto riesgo de inundación.
Fuente: Propia, en base a El Mercurio, 2005 y DIHA, 2003.

A esto, hay que sumar la existencia de zonas que regularmente presentan


problemas de congestión, las que en periodos de tormenta se inundan con efectos
negativos en el tráfico. De acuerdo a la superposición de las zonas identificadas con un
alto nivel de congestión vehicular (El Mercurio, 2005) y las zonas con alto riesgo de
inundación (DIHA, 2003), se obtuvieron las principales áreas y/o cruces con conflictos
de de tráfico e inundación, presentadas en la Figura 3.18. El detalle de los sectores
identificados se puede observar en la Tabla 3.7. Como se mencionó anteriormente,
esto genera mayores tiempos de desplazamiento y problemas de ausentismo laboral
y/o escolar, como el ocurrido entre los eventos de inundación de junio 2001 y mayo
2002, con un 15% a un 50% de ausentismo laboral y un 40% de ausentismo escolar
(BIT, 2005).

26
Tabla 3.7: Sectores con alta congestión vehicular diaria y alto riesgo de inundación.
Fuente: Elaboración propia, en base a El Mercurio, 2005 y DIHA, 2003

Comuna Sector
Lo Barnechea Entre calles La Dehesa y Av. Lo Barnechea, Cruce Camino de Asís y Raúl Labbé,
Cruce Raúl Labbé y La Dehesa, Cruce entre Av.Monseñor Escriva de Balaguer y
Camino de Asís.
Vitacura Rotonda Irene Frei.
Huechuraba Av. Américo Vespucio con Pedro Fontova.
Las Condes Av. Kennedy con Padre Hurtado, Av. Las Condes con Padre Hurtado, Av. Las Condes
con San Damián.
Independencia Costanera Norte con Av. Norte Sur.
La Reina Américo Vespucio con Bilbao, Américo Vespucio con José Arrieta, Av. Grecia con
Tobalaba, Tobalaba con Quilín.
La Florida Av. La Florida con Rojas Magallanes, Av. La Florida con Departamental, Av La Florida
con Américo Vespucio.
La Cisterna Av. Américo Vespucio con Gran Avenida, Carretera Norte Sur con Departamental.
Maipú Av. Pajaritos con Cinco de Abril.
Pudahuel Teniente Cruz con General Bonilla.
Lo Prado Alameda con Las Rejas.

c) Efectos sobre el paisaje y estética urbana


Los contaminantes presentes en las aguas lluvias, tales como los sedimentos,
nutrientes, microorganismos, hidrocarburos y basuras, producen la pérdida del valor
estético y recreacional de áreas verdes y parques públicos, afectando además, los
accesos a dichas zonas (ver Figura 3.19). Las soluciones para aguas lluvias urbanas
han comenzado a considerar la variable ambiental y de paisaje, como complemento al
diseño meramente técnico y de ingeniería, otorgándoles la oportunidad de tener
variados usos, frente a una mayor demanda de la ciudadanía por mejorar el paisaje de
las ciudades y generar lugares públicos naturales para la recreación.

Figura 3.19: Basuras tras eventos de tormentas en áreas públicas y calles.


Fuente: Kris Photo Base (www.krisweb.com)

El estudio realizado en Reino Unido y Grecia por Apostolaki et al. (2006), consideró
separadamente la percepción pública y de profesionales para definir las ventajas y
problemas al incluir soluciones de drenaje urbano de bajo impacto, vale decir, de

27
infiltración y almacenamiento de aguas lluvias. Estas soluciones se basan en el
aseguramiento de la calidad del agua, de su cantidad y de la “amenidad” relacionada
con el paisaje y la biodiversidad. Las características sometidas a la percepción pública
y a la evaluación de profesionales aparecen detalladas en la Tabla 3.8.

Los resultados de la encuesta pública se inclinaron por la importancia de aumentar


el atractivo de la vida natural y del valor estético en el área, en la instalación de obras
recreacionales y amenas, y en la minimización de inundaciones con obras de drenaje
sustentable. Por otra parte, la percepción profesional concluyó con la selección de la
priorización de variables de costo en las soluciones, en la consideración de las
características y potencialidades del uso de suelo y en la preocupación por las
capacidad y nivel de conocimiento de los diseñadores y planificadores para aplicar
soluciones de drenaje de bajo impacto. La mantención de las soluciones y la capacidad
de las autoridades para aceptar este tipo de soluciones fueron las dos variables
adicionales que también aparecieron reiteradamente como una preocupación por parte
de los profesionales encuestados.

Tabla 3.8: Características consideradas para la selección de soluciones de profesionales.


Fuente: Apostolaki et al, 2006.

Variables evaluadas por no-profesionales Variables evaluadas por profesionales

• Aumento del atractivo de la vida salvaje • La mantención de las soluciones


• Incremento del valor estético del área • La capacidad de los diseñadores y
• Instalación de obras recreacionales planificadores para aplicar soluciones de
• Instalación de áreas de paseo de mascotas drenaje de bajo impacto
• Minimización de inundaciones • El uso del suelo
• Creación de un nuevo hábitat • El bajo nivel de conocimiento en los
• Re-establecimiento de la pérdida de contacto implementadotes
Con la naturaleza • La capacidad de las autoridades para aceptar
• Beneficios educacionales estas soluciones
• El costo
• La percepción pública y la educación
• La seguridad pública
• Las malas prácticas
• Fallas de planeamiento
• Incrementos de lluvias por efectos de cambio
climático

La ciudad de Santiago cuenta actualmente con un déficit de áreas verdes


concentrado principalmente en las comunas de El Bosque, Lo Espejo, Pudahuel, La
Cisterna, Independencia, Cerrillos, Quinta Normal y La Florida. Santiago contaba al
año 2002, con 3.2 m2. Sáez y Dussaillant (2004), proponían la creación de áreas
verdes para la infiltración de aguas lluvias a ser integradas al paisaje urbano utilizando
las modalidades de parques inundables y de zonas de recreación.

Actualmente, algunos países como Reino Unido, consideran el componente


estético dentro de la caracterización de la calidad de los cauces. La Agencia Ambiental
considera estos aspectos estéticos a través de la General Quality Assessment (CGA),
definida por la Autoridad Nacional de Ríos, que en 1996 fue reemplazada por la
Agencia Ambiental. La CGA tiene como fin monitorear la calidad de las aguas de los
ríos y canales y en su enfoque sustentable incluye, además del monitoreo de las
tradicionales variables físico-químicas de las aguas, el de su calidad estética. Para esto
último, se evalúan las cantidades de basuras por tipología, el porcentaje de las aguas

28
cubiertas con aceites, hongos y otros, el color, su intensidad y tipo de olor. La
normativa ambiental chilena, presenta parámetros de la calidad para las aguas de uso
recreacional y estético, a través de la norma NCh 1333, de Requisitos de Calidad del
Agua para Diferentes Usos. Si bien esta norma considera variables como la presencia
de basuras, malos olores, sedimentos y límites frente a concentraciones de grasas,
coliformes fecales y de pH, la regulación data del año 1978, y no ha sido actualizada
con las nuevas metodologías de muestreo existentes ni complementada con la
presencia de nuevos contaminantes urbanos y los efectos de las escorrentías.

d) Efectos en la salud y seguridad de las personas


Los rebases por sobrecapacidad o mal mantenimiento de los sistemas de
colectores (simples y /o combinados) de aguas lluvias, y las conexiones ilegales o
fugas no identificadas implican la descarga de aguas sin tratamiento a los cauces
naturales. Esto eleva los riesgos potenciales a la salud en especial de las descargas
provenientes de colectores combinados, que además transportan aguas servidas. Las
reservas de agua potable de una ciudad, sean estas superficiales o subterráneas,
pueden verse contaminadas por los diferentes contaminantes arrastrados por las
aguas lluvias y aquellos provenientes de los rebases de los sistemas de drenaje
urbano. Otros contaminantes provenientes de actividades urbanas cotidianas y
específicas como el lavado residencial de automóviles en las ciudades y l uso de
pesticidas en los jardines, generan contaminantes que escurren a través de las calles
en el primer caso, y tras eventos de tormenta, en el segundo, desembocando en los
colectores ubicados bajo las calles sobre las que escurren.

La exposición a contaminantes tales como metales pesados y agentes patógenos


en aquellas zonas recreacionales con actividades de baño y navegación, en áreas de
pesca y en aquellas donde ocurren inundaciones son potenciales causas de
enfermedades. Investigaciones realizadas en los EE.UU han documentado ciertos
impactos en la salud de las personas por el contacto con el agua en playas y por el
consumo de especies contaminadas (US EPA, 1999). De manera especial, un estudio
realizado en la Bahía de Santa Mónica, en 1996, concluyó que de las personas que
nadaban en las cercanías de una salida de drenaje de aguas lluvias, el 50%
presentaba síntomas como vómitos, fiebre, gastroenteritis y congestión nasal (US EPA,
1999 y ARC, 2001).

Estudios realizados en Massachusetts descubrieron que la mayor fuente de


contaminación de las aguas superficiales eran agentes patógenos descargados por
aguas lluvias. Los desechos de mascotas y de la fauna silvestre, descargas ilícitas y
mal funcionamiento de algunos sistemas sépticos privados contribuían a generar altas
concentraciones de bacterias. Lo mismo se ha encontrado en otras zonas de los
EE.UU., donde el excremento de animales domésticos genera una de las mayores
concentraciones de bacterias en las superficies urbanas. Algunas estadísticas han
demostrado que cada gramo de materia fecal de perro contiene 23 millones de
colonias de coliformes fecales, y que normalmente la descarga directa de materia fecal
de 100 perros durante dos a tres días en ciertas cuencas contribuiría con suficientes
bacterias y nitrógeno para cerrar una bahía destinada a la pesca o a la recreación
(SMRC, sin fecha). Sin embargo, no siempre las bacterias provienen de desechos de
mascotas u animales locales. Casos como el de Honey Creek en Wauwatosa,
Milwaukee y en West Allis el año 2007, han demostrado la presencia de considerables
cantidades de bacterias provenientes de materia fecal humana. Éstas alcanzaron los

29
niveles del 95%, 90% y 80% en los tres diferentes puntos muestreados en Honey
Creek (JSOnline, 2007). Con las muestras se logró cuantificar que entre un 10% a un
20% de las bacterias presentes en las aguas lluvias de la zona eran de procedencia
humana3. Si bien las mediciones de patógenos en las aguas lluvia son escasas, se ha
encontrado que de manera general, las autopistas y otras superficies urbanas a
menudo contienen altas concentraciones de organismos fecales. Actualmente ha
cobrado importancia el transporte de estos agentes patógenos en los sistemas de
aguas subterráneas, ya que se ha demostrado que dada la lenta tasa de dilución de
ciertos contaminantes al entrar en contacto con ellas, existen acuíferos que pueden
desplazar bacterias y enterovirus por largas distancias (Lee et al, 1998). El año 2001
se presentaron los resultados de un estudio que analizó la relación cuantitativa
existente entre eventos de precipitación extrema y la aparición de epidemias que se
transmiten por el agua, siendo la enfermedad más típica la grastroenteritis aguda
(Currierro et al, 2001). Para el análisis se utilizaron los datos de 548 epidemias
reportadas en los EE.UU entre los años 1948 y 1994, así como la precipitación total
mensual en 2.105 cuencas de los EE.UU. Los resultados mostraron que el 51% de las
epidemias fueron precedidas por eventos de extrema precipitación sobre el 10% de
lluvias acumuladas en el periodo. Y un 68% de las epidemias por eventos sobre el 20%
de lluvia acumulada. Actualmente se están realizando esfuerzos por utilizar la
presencia de estos microorganismos como indicadores de riesgo, ya que los
indicadores biológicos existentes no permiten determinar la presencia de patógenos
con un grado de certidumbre razonable.

Por otra parte, los incrementos en los caudales máximos y de los volúmenes de
escorrentías tienen una directa incidencia en la magnitud de las inundaciones. Los
derrumbes, deslizamientos de tierra, desbordes de ríos y el transporte de escombros,
sedimentos y basuras por las calles, constituyen un riesgo potencial significativo
durante estos eventos (Noji, 2000; Atlanta Regional Comisión, 2001; Burton y Pitt,
2002). La información relacionada con los damnificados y afectados por las aguas
lluvias son manejados por la ONEMI (Ver Figura 3.20). Entre los años 1999 y 2003, se
ha podido constatar que la población más afectada se encuentra ubicada en las
comunas de Huechuraba, Barnechea, La Reina, Peñalolén, San Miguel, Lo Espejo,
Padre Hurtado, El Bosque, Puente Alto y Pirque.

Figura 3.20: Personas afectadas en inundaciones ocurridas entre 1999-2003.


Fuente: Elaboración propia en base a datos de Informes Consolidados, ONEMI.

3
Estudio realizado en Great Lakes WATER Research Institute de la Universidad de Wisconsin-
Milwaukee's.

30
4 EL ENFOQUE TRADICIONAL DE LA GESTIÓN DEL
DRENAJE URBANO
Históricamente, la gestión de las aguas lluvias urbanas se ha limitado al diseño e
implementación de obras capaces de mejorar el sistema de drenaje natural que ha sido
alterado por el avance de la impermeabilización de los suelos. La solución ha
consistido desde un principio, en el transporte de las escorrentías de manera rápida y
eficiente hacia los cauces receptores naturales, mediante la construcción de canales
abiertos y de un sistema de colectores subterráneos. Éste último puede estar
diseñados para el transporte único de aguas lluvias urbanas, conocido como sistema
simple, o para la conducción conjunta de aguas servidas y aguas lluvias en estaciones
húmedas, lo que se conoce como sistema combinado.

Figura 4.1: Colector interceptor en


Brighton, Sussex. Reino Unido, 1974.
Fuente: Schladweiler, 2002.

El sistema combinado de colectores tuvo su origen en Europa hacia el año 1840.


Entre los años 1830 y 1840 Europa sufrió una fuerte epidemia de cólera que motivó la
necesidad de organizar la evacuación de las aguas servidas y otros desechos. Hacia
1860 se comenzó la construcción de un sistema de colectores de sección oval para la
conducción de las aguas servidas y las aguas lluvias. De manera previa, ciudades
como Paris, Hamburgo y Londres utilizaban un sistema precario de colectores,
producto del cubrimiento de algunos cauces naturales de drenaje. Este sistema estaba
destinado sólo a la evacuación de las aguas lluvias para evitar inundaciones urbanas.
En Paris, el sistema de colectores combinado que comenzaría a construirse el año
1850, no se completaría sino hasta 80 años después, debido a los variados préstamos
que fueron necesarios para la construcción de las obras y por la compleja estructura
que seguía el trazado por cada calle. El caso de Hamburgo, fue distinto. Hacia 1840 la
ciudad fue asolada por un incendio que afectó a la mitad de su superficie. Dos años
después se aprovecharía la reconstrucción urbana para crear un nuevo sistema de
colectores de tipo combinado. De esta manera, el explosivo crecimiento de la población
urbana a nivel mundial ocurrido a mitad del s. XIX, junto con las crisis epidémicas de
origen sanitario, ocasionó que en muchos países se adoptaran sistemas combinados
debido a su bajo costo para contrarrestar el aumento en la demanda de servicios
sanitarios y de protección frente a la generación de mayores volúmenes de
escorrentías e inundaciones.

31
De manera paralela, en los EE.UU. la mayoría de las ciudades utilizaban un
sistema precario para la evacuación de las aguas lluvias. Los desechos domiciliarios
eran arrastrados por las lluvias a través de las calles directo a los sistemas naturales
de drenaje. Hacia el año 1860, sólo el 17% de la población total urbana contaba con un
servicio de evacuación de aguas lluvias. Durante el periodo entre los años 1840 y
1880, se produjo un aumento de la población urbana de un 11% a un 28%. La opción
para ese entonces, fue la construcción de sistemas combinados en aquellas ciudades
con mayores precipitaciones y menores pendientes. El primer sistema separado de
colectores fue realizado en la ciudad de Menphis, tras la plaga de cólera y fiebre
amarilla que afectó a la población hacia 1870. Entre los años 1900 y 1940, la población
en EE.UU. aumentó de 76,1 millones de personas a 131,9 millones, y la cobertura por
drenaje urbano lo hacía de un 33% a un 56% a nivel nacional. La aplicación de
sistemas combinados o separados se dejó a elección de cada ciudad según sus
condiciones hidrológicas y geomorfológicas. En los 15 años siguientes, la población
total nacional se incrementó a 164 millones de habitantes, así como también se amplió
la cobertura del sistema de drenaje público a un 61%. Ya hacia el año 1965, del total
de 191,7 millones de habitantes, 124,3 millones tenían acceso a este sistema (APWA,
1966).

Figura 4.2: Construcción de colector de ladrillo en Figura 4.3: Colector oval de hormigón
Lodz. Polonia, 1933. en Manhattan. EE.UU, 1916.
Fuente: Schladweiler, 2002. Fuente: Schladweiler, 2002.

Si bien el sistema combinado permitía el transporte eficiente de los desechos


sanitarios domésticos e industriales hacia las plantas de tratamiento en estaciones
secas, comenzó a evidenciarse un problema de capacidad en éstas últimas durante las
estaciones húmedas con eventos de tormentas. Las plantas de tratamiento de aguas
servidas habían sido diseñadas con capacidades fijas, por lo que muchas veces no
eran capaces de recibir los volúmenes adicionales de las aguas lluvias urbanas. Por
otro lado, la dimensión de los colectores muchas veces se vio sobrepasada frente a la
ocurrencia de ciertas tormentas de mayor intensidad que las consideradas en su
diseño, por lo que en estos casos la única solución consistía en descargar el flujo
sobrante de aguas lluvias y aguas servidas, directamente a los cursos receptores del
drenaje natural de la cuenca sin tratamiento alguno. Las aguas provenientes de los
rebases de colectores combinados son reconocidas como una importante fuente de
contaminación en los cauces receptores. Si bien, la utilización de colectores separados
fue vista como una solución frente a estas situaciones de desbordes, estos sistemas
también pueden colapsar por falta de capacidad.

32
Un estudio realizado de manera paralela en Australia y Francia (Carleton, 1990),
tuvo como objetivo comparar la operación en los sistemas de evacuación de aguas
lluvias en las ciudades de Lyon y Sydney. Lyon contaba con un sistema combinado de
evacuación que servían a una población cercana al millón y medio de habitantes,
drenando una superficie de 60.000 hectáreas. Por su parte, Sydney, la ciudad más
grande de Australia utilizaba un sistema de colectores separados para drenar una
superficie de 160.000 hectáreas. Los resultados demostraron que pese a las
diferencias en la hidrología y geomorfología de las cuencas en estudio, las frecuencias
de desbordes en ambos tipos de colectores eran similares a lo largo del año, pero las
duraciones de los rebase en los sistemas separados fueron de mayor duración que los
ocurridos en los colectores combinados. Por otra parte, el muestreo de la calidad de las
aguas de los rebases en ambos sistemas arrojaron concentraciones muy similares en
contaminantes como DBO, DQO y sólidos suspendidos4.

Figura 4.4: Relación entre caudales máximos, área impermeabilizada y colectores.


Fuente: Leopold, 1968.

A fines de los años setenta, Leopold (1968) demostraría que un aumento del
porcentaje del área urbanizada, así como del porcentaje de la misma drenada por
colectores, genera un incremento en los caudales máximos aguas abajo en mayor
proporción. De esta manera y de acuerdo a la Figura 4.4, si el área urbanizada
aumentara en un 28%, el área cubierta por colectores lo hará en un 30%, con un
incremento del doble de los volúmenes de caudales máximos descargados en la
cuenca.

El manejo tradicional del ciclo de las aguas urbanas ha considerado de manera


aislada el diseño y la gestión de las soluciones para el abastecimiento de agua potable,
el manejo de las aguas lluvias urbanas y de las aguas servidas. Si bien, este enfoque
ha sido eficiente por cuanto al abastecimiento limpio y seguro del agua potable, así
como para el higiene urbano con el tratamiento de los residuos líquidos domésticos e
industriales, la continua expansión de las ciudades y la consecuente aparición de
mayores zonas impermeables ha generado considerables incrementos en los
volúmenes de las aguas lluvias. El transporte de contaminantes tras el lavado de las

4
DBO: Demanda Bioquímica de Oxígeno. DQO: Demanda Química de Oxígeno.

33
superficies impermeables, así como la falta de capacidad de los cauces naturales para
recibir mayores volúmenes de escorrentías está generando nuevos problemas que las
actuales soluciones no consideran en su totalidad. La solución tradicional que utiliza
kilómetros de colectores y de cauces artificiales para descargar estas aguas lejos del
área urbana, encarece los gastos públicos, aumenta la complejidad de la gestión e
incentiva la búsqueda nuevas formas de financiamiento y soluciones. Es así como el
concepto de los sistemas de drenaje con descargas sin control a los cuerpos
receptores de la cuenca sufrió un cambio drástico en Europa a comienzo de los años
noventa. La publicación de la Directiva 91/271/EEC de 1991 aplicable a la Unión
Europea, incluyó a las aguas lluvias dentro de la categoría de desechos líquidos
urbanos. De esta manera, en los estados miembros de la Unión, se estipulaba la
obligatoriedad de asegurar la recolección de estos desechos y de tratarlos de manera
previa a su descarga. Por otra parte, la Directiva 2000/60/EC del 2000 estableció
nuevas obligaciones con respecto a los efectos en la calidad de las aguas de los
cauces receptores de drenaje. Para dicho año, la mayoría de los sistemas de
evacuación urbana eran de tipo combinado, como por ejemplo en Francia (75% del
sistema nacional), Alemania (70%) y España (80%). (Chocat et al, 2001). De acuerdo a
investigaciones realizadas en los EE.UU. por el National Research Council (2008), se
ha constatado la eficiencia de los colectores separados para el control de las
inundaciones frente a eventos extremos de tormenta, sin embargo, estas soluciones no
han resultado favorables para controlar aquellos eventos más frecuentes, menores a
2,5 cm y que son clave para el proceso de recarga de las napas subterráneas y la
mantención de los caudales mínimos en los cauces.

34
5 EL DRENAJE URBANO Y SU GESTIÓN EN EL GRAN
SANTIAGO
La cuenca de los ríos Maipo y Mapocho en la que se asienta la ciudad de
Santiago, se encuentra bien definida por la Cordillera de Los Andes al poniente, la
Cordillera de la Costa al oriente, por los cordones montañosos de Chacabuco en el
norte y los correspondientes a Angostura de Paine, al sur. De esta manera, constituye
un sistema ambiental claramente separado del exterior, con un gran aporte de
caudales provenientes de cuencas externas. El crecimiento de la ciudad de Santiago
ha sido continuo, experimentando una gran expansión física entre los años 1989 y
1998 con una tasa anual de 1.300 ha, orientada principalmente hacia las quebradas y
cuencas superiores de los ríos que drenan el piedemonte andino oriental (Romero et
al, 2006). Posteriormente, entre los años 1998-2004, la tasa se incrementó en 1.400
ha, con la expansión en los sectores norte y sur (ver Figura 5.1).

Figura 5.1: Crecimiento del espacio construido de la ciudad de Santiago, periodo 1975-2004.
Fuente: Romero et al, 2006.

Históricamente, y de manera natural, las aguas lluvias han sido recibidas por los
cauces naturales importantes de la cuenca, como lo son el río Mapocho y el río Maipo.
Según investigaciones presentadas por el Centro de Estudios Históricos de Obras
Públicas y Urbanismo de España (1991), el Zanjón de la Aguada, así como los cauces
Batuco, Colina y Lampa, también habrían sido originalmente un antiguo sistema de
drenaje. La recolección de las aguas lluvias en la Región Metropolitana tuvo sus inicios
con el desarrollo del sistema sanitario. A principios del s. XX entró en funcionamiento el
sistema de alcantarillado de Santiago como una red unitaria, es decir, capaz de
recolectar aguas lluvias y aguas servidas en el mismo sistema alcantarillado. De
acuerdo a la Ley General de Servicios Sanitarios, DFL Nº 382 de 1988, en la

35
actualidad esta red es administrada por empresas sanitarias5. No fue sino hasta la
década de los años sesenta que frente a las necesidades urbanas de expansión y de la
consecuente ampliación de la cobertura de agua potable y del sistema sanitario, se
decidió privilegiar la construcción de colectores separados. A finales de los ochenta, se
promulgó la normativa que dejó la gestión de las aguas servidas en manos de las
sociedades anónimas, sin incluir el tema de la recolección y evacuación de las aguas
lluvias. Solamente en el caso de los colectores unitarios existentes, las empresas
debían responder por la evacuación de las escorrentías.

En el año 1997, se promulgó la Ley Nº 19.525 que determinó las responsabilidades


que rigen hasta el día de hoy, la evacuación y drenaje de las aguas lluvias en las
ciudades y centros poblados. El Ministerio de Obras Públicas (MOP), sería el
responsable de velar por la red primaria del sistema de evacuación y drenaje de aguas
lluvias, la que quedaría definida mediante la elaboración de Planes Maestros. Estos
planes serían aprobados por el MOP y el Ministerio de Vivienda y Urbanismo (MINVU),
de manera tal, que el resto de las redes no definidas en él, las redes secundarias,
quedarían bajo la gestión del MINVU. Éste último estaría cargo además, de la
elaboración de las normas administrativas y técnicas de instalaciones domiciliarias
para la evacuación de las aguas lluvias y de su integración con la red primaria.
Finalmente, una modificación a la Ley General de Urbanismo y Construcciones,
identificaría al propietario como el responsable de la ejecución de los desagües de las
aguas lluvias en las urbanizaciones.

Los actores públicos y privados involucrados en la gestión de las aguas lluvias son
numerosos y comprenden diferentes Ministerios, Municipalidades, empresas sanitarias
y constructoras, así como a asociaciones de canalistas y ciudadanos. En este
documento se presentará un análisis del alcance de la gestión de los diferentes actores
públicos involucrados, de manera de contrastar el enfoque de las políticas públicas y la
organización y funcionalidad de sus instrumentos con respecto a la experiencia
internacional en el marco de un manejo integrado de cuencas.

5.1 Actores e instrumentos públicos


5.1.1 Ministerio de Obras Públicas
De acuerdo a lo estipulado en la Ley 19.525 de 1997, le corresponde al Ministerio
de Obras Públicas (MOP) “la planificación, estudio, proyección, construcción,
reparación, mantención y mejoramiento de la red primaria de evacuación y drenaje de
las aguas lluvias”. Esta tarea se coordina a través de la Dirección de Obras Hidráulicas
de la Región Metropolitana, en la Subdirección de Cauces y Drenaje Urbano. El detalle
organizacional de este Departamento se presenta en la Figura 5.2. Previo a esto,
fueron otros servicios públicos como el Servicio de Vivienda y Urbanismo (SERVIU),
Vialidad, la ex Comisión de Riesgo y algunas Municipalidades, quienes se encargaron
de implementar ciertas soluciones de colectores para resolver problemas de
inundaciones críticos.

5
Art. 4º de las Disposiciones Transitorias

36
Director

Secretaría Asesoría Auditoría


Técnica Jurídica Interna

Subdirección Subdirección Riego Subdirección Departamento


Gestión y Cauces y Drenaje Programas Sanitarios
Desarrollo Urb
Departamento
Departamento Proyectos de Riego Departamento
Planificación
Proyectos de Aguas
Lluvias
Departamento Departamento
Presupuesto Construcción Obras
Riego Departamento
Construcción Obras
Departamento
AA.LL
Contratos Unidad
Expropiaciones
Departamento Departamento Obras
Administración y RR Fluviales
HH

Departamento M.
Ambiente y Territorio

Unidades Regionales
Control de Unidad de
Gestión

Figura 5.2: Organigrama de la Dirección de Obras Hidráulicas del MOP.


Fuente: Elaboración propia en base a información en sitio web del Ministerio.

Como documento de estudio previo a la definición de una red primaria, se


encuentran los Planes Maestros. El último Plan Maestro del Gran Santiago fue
realizado el año 2001 enfocándose en la Evacuación y Drenaje de Aguas Lluvias del
Gran Santiago y de la Cuenca del Estero Las Cruces. Para esto, se realizó una
caracterización de las cuencas aportantes y un diagnóstico de la situación actual del
drenaje. El Plan entrega una propuesta de alternativas de solución en las áreas
problemáticas priorizadas, considerando la situación urbana actual y futura en un
horizonte al año 2020.

De acuerdo a cifras del MOP, a la fecha existen estos planes en 35 ciudades del
país, en conformidad con la Ley que establece su pertinencia para ciudades con más
de 50,000 habitantes. Por otra parte, existen los Planes Maestros de Manejo de
Cauces Naturales que definen una propuesta de medidas estructurales y no
estructurales frente a problemas detectados en los ríos de una determinada cuenca.
Estos planes incluyen un diagnóstico del comportamiento hidráulico de los cauces, así
como de su efecto en el entorno. Actualmente existen nueve de estos estudios para
diferentes cuencas en el país. Estos Planes, junto con los de Evacuación y Drenaje de
Aguas Lluvias, corresponden a estudios con carácter de pre-factibilidad, vale decir, son
evaluaciones preliminares de la viabilidad técnica y económica de las soluciones
propuestas, como antecedente para evaluaciones posteriores de implementación
puntual.

37
El MOP cuenta además, con una Política Ambiental, Territorial y Participativa, cuya
aplicación incluye a los planes, programas y obras del Ministerio. Estos tres
instrumentos serán analizados a continuación en la búsqueda de sus respectivas
sinergias o posibles conflictos por cuanto a su coordinación en la gestión del drenaje
urbano en Santiago. De igual manera se procederá con los diferentes organismos y
sus instrumentos a analizar.

La existencia del Código de Aguas, define conceptos asociados al drenaje urbano,


así como al organismo encargado de la distribución de los derechos de agua,
dependiente del MOP. Y por último, se encuentra la Política Nacional de Recursos
Hídricos, que define los lineamientos para su consumo sustentable y preservación.

En base al alcance de esta investigación se analizará entonces, el Código de


Aguas, la Política Ambiental, Territorial y Participativa, la Política Nacional de Recursos
Hídricos y los siguientes planes:
o Plan Maestro de Evacuación y Drenaje de Aguas Lluvias del Gran Santiago.
o Plan Maestro Manejo de Cauces Naturales de la Cuenca del río Mapocho.
o Plan Maestro Manejo de Cauces Naturales de la Cuenca del río Lampa.

a) Código de Aguas
El Código de Aguas (DFL Nº1.112) con categoría de Decreto con Fuerza de Ley
tiene su origen el año 1981, sufriendo modificaciones el 2006. El Código crea a la
Dirección General de Aguas (DGA) como un organismo dependiente del MOP, al que
le corresponde la planificación del aprovechamiento del recurso en las fuentes
naturales, así como la vigilancia de estos cauces. En él se define a las aguas como
bienes nacionales de uso público, permitiendo y regulando su aprovechamiento según
la asignación de derechos a privados. El Código define también, lo que se entiende por
cauce natural de uso público, limitándolo “al suelo que el agua ocupa y desocupa
alternativamente en sus creces y bajas periódicas” (Art. 30º) y como riberas “las zonas
laterales que lindan el cauce” (Art. 33º). No hay mayores especificaciones
complementarias a estas definiciones generales.

En relación al drenaje urbano, el Código define su alcance respecto de la


infraestructura requerida, y de sus beneficiarios y responsables. Por sistema de
drenaje, el instrumento hace referencia específicamente al sistema de cauces
naturales o artificiales que permitan el transporte de las aguas para la recuperación de
terrenos que se inunden periódicamente. Cabe destacar que en el Código no se hace
diferenciación en las causas de dichas inundaciones, vale decir, si es que éstas son
producto de los efectos de la impermeabilización urbana o el resultado de catástrofes
de tipo natural por deslizamientos y deterioro de riberas. Sin embargo, también
especifica que cualquier construcción de obras de drenaje para evitar inundaciones
“estará a cargo de quienes las ordenen”.

Las obras relacionadas con el drenaje que requerirán aprobación de la DGA


incluye a acueductos que conduzcan más de 2 m3/s y aquellos que se proyecten cerca
de zonas urbanas (a distancia máxima sea de 1 km, y profundidad de más de 10 m),

38
con un flujo superior a 1 m3/s. El resto de las obras quedarán supeditadas al MOP,
debiendo sólo ser informadas a la DGA para su información y registro.

La responsabilidad de la mantención de estos cauces de drenaje corresponderá a


aquellos que reporten beneficios del mismo, que según el artículo 48º del Código,
serían aquellos que evacuan sus terrenos y los que aprovechan posteriormente estas
aguas. Existen artículos que hacen referencia al aprovechamiento de las aguas lluvias,
como el artículo 10º que estipula el derecho del dueño de un predio a almacenar las
aguas lluvias caídas en su terreno y que no caigan a cauces de uso público. Por otra
parte, el artículo 11º permite al dueño de un predio, servirse de las aguas lluvias que
escurren por caminos públicos mediante el cambio de su curso, de acuerdo a leyes y
ordenanzas respectivas, que no se especifican en mayor detalle.

b) Política Nacional de Recursos Hídricos


La política hace referencia a la contaminación difusa de aguas subterráneas,
entendiendo por dichas fuentes aquellas de origen forestal, agrícola, acuícola y minero.
Si bien, las aguas lluvias son consideradas como una fuente de contaminación difusa,
reconocida en los Planes Maestros, esta política no hace mención a ellas, ni tampoco
las reconoce como parte de los recursos hídricos. En el punto 5.3.21, la Política
establece: “Si bien no se ha detectado o no se tiene conocimiento de que la
contaminación difusa constituya un problema en la actualidad es necesario tener
presente la irreversibilidad que estos procesos presentan en cuerpos especialmente
vulnerables como las aguas subterráneas, donde el énfasis debe estar en la
prevención”.

El documento concluye la necesidad de realizar evaluaciones para validar o


proponer instrumentos de gestión en esta materia. La inexistencia de estudios
detallados y sistémicos a nivel local no ha podido otorgar suficiente atención a la
contaminación que las fuentes difusas generan en eventos de tormenta en los cauces
naturales, pese a existir múltiples investigaciones y conclusiones a nivel internacional
que recalcan la importancia de la contaminación proveniente de ellas.

El alcance establecido por la Política es el “análisis de los recursos hídricos en su


carácter de recurso que puede ser utilizado con fines múltiples y al estudio de aquellos
aspectos sectoriales que sigan directamente con su gestión”. En ella, no se abordan
temas relativos a los impactos sobre la población debido a inundaciones, ya que ellos
se consideran de alcance específico, integrados ya en otro tipo de instrumentos. Sin
embargo, se mencionan puntos tales como el que describe el punto 5.1.8: “Se
presentan importantes externalidades negativas asociadas al cambio de destino de los
recursos hídricos, que no son considerados en la actual legislación, y que sin embrago,
pueden distorsionar seriamente la toma de decisiones por parte de los privados con
grave perjuicio para el interés social a nivel de la cuenca.”

Y más allá, relacionado a la gestión de estas externalidades, en el punto 5.1.14: “..


Se estima que esa materia debiera resolverse en el marco de una gestión integrada de
cuencas”. Esto es de especial importancia si se considerara la gestión de las aguas
lluvias como parte integral de la gestión de los recursos hídricos, donde cualquier
alteración en terrenos aguas arriba o de los mismos cauces naturales, genera drásticos
cambios en la hidrología aguas abajo en eventos de tormenta y recepción de aguas
lluvias.

39
c) Plan Maestro de Evacuación y Drenaje de Aguas Lluvias del Gran Santiago
El Plan Maestro que rige actualmente para el Gran Santiago data del año 2001,
siendo realizado por la consultora privada CADE-IDEPE.

Figura 5.3: Zonas de estudio Plan Maestro.


Fuente: CADE-IDEPE, 2001.

40
El Plan comprende un diagnóstico de los sistemas de evacuación y drenaje de
aguas lluvias, la definición de la red primaria y una metodología de evaluación y
priorización de soluciones con periodos de retorno definidos en las zonas identificadas
como problemáticas. Para todo esto se consideró no sólo la situación urbana actual de
la ciudad, sino que su futura expansión, según lo establecido en el Plan Regulador
Metropolitano de Santiago y en los Planes Reguladores Comunales. El diagnóstico y la
sugerencia de las soluciones tienen su base en el estudio de la pluviometría, la
cobertura vegetal, el uso de suelo actual y futuro, en los caudales de crecida de las
cuencas aportantes no urbanas y la infraestructura de drenaje existente. Para ello, se
dividió el área de estudio en cuatro zonas según las cuencas naturales de drenaje con
su correspondencia a nivel comunal: Zona Norte - Las Cruces (ZNLC), Zona Norte –
Mapocho (ZNM), Zona Central (ZC) y Zona Sur (ZS). El detalle de esta zonificación se
puede apreciar en la Figura 5.3.

La Zona Norte – Las Cruces comprende un área urbana total de 143 km2, que
incluye seis comunas cuyo cauce receptor final es el estero Las Cruces. La Tabla 5.1
muestra los principales canales y cauces que atraviesan las áreas urbanas de esta
zona, siendo los receptores más importantes los canales Batuco, El Carmen y
Huechuraba, y los esteros Los Patos, Las Cruces y Colina. De acuerdo al diagnóstico
presentado en el Plan Maestro, los principales canales receptores de esta zona
presentan problemas de capacidad. El canal Batuco tiene capacidad insuficiente para
un periodo de retorno de 2 años. El canal El Carmen que recibe las aguas lluvias de las
laderas han sufrido embancamientos por la gran cantidad de sedimentos que
transportan las escorrentías desde las quebradas, desbordándose con lluvias muy
intensas e inundando campamentos aledaños. Por otra parte, el estero Los Patos es
insuficiente para un periodo de retorno de 10 años y se prevé que su capacidad se
verá sobrepasada en el futuro frente a las urbanizaciones proyectadas.

Tabla 5.1: Resumen de vías de las principales vías de drenaje de la Zona Norte - Las Cruces

Comunas Quilicura, Conchalí, Huechuraba, Recoleta, Lampa y Colina

Canales Urbanos Huechuraba, Los Choros, El Carmen, Batuco, Camino Lo Ruiz, Quilicura, San
Luis, La Montaña, San Ignacio, Cañaveral, Familia Cox, Desagüe Pueblo de
Quilicura, Desagüe Ciudad del Trabajador y Estero Los Patos
Cauces Naturales Estero Las Cruces, Estero Colina y Quebradas La Ñipa, El Manzano, Los
Maitenes, La Región, ON-01, ON-02 y El Loro

En zonas donde se espera una fuerte expansión urbana, por ejemplo, en Chicureo,
existen actualmente problemas asociados a las quebradas La Ñipa, El Manzano y El
Loro, cuyos cauces naturales han sido borrados por las nuevas urbanizaciones
definidas como Zonas Urbanas de Desarrollo Condicionado (ZUDC), sin contar
además, con un correcto encauzamiento aguas abajo. En esta zona existen varias
calles y avenidas que actúan como vías principales de escurrimiento, así como una
gran cantidad de sumideros conectados al alcantarillado de aguas servidas.

La Zona Norte – Mapocho incluye un área urbana total de 222 km2, con el Río
Mapocho como cauce receptor final de las escorrentías. Otros cauces receptores
importantes son el Canal San Carlos y el Canal Derivado Ortuzano. En esta zona
existen problemas asociados al transporte de sedimentos de escorrentías provenientes
de las quebradas Apoquindo y Nido de águilas principalmente (ver Tabla 5.2).

41
Tabla 5.2: Resumen de vías de las principales vías de drenaje de la Zona Norte – Mapocho

Comunas Renca, Independencia, Lo Barnechea, Quinta Normal, Cerro Navia, Lo Prado,


Pudahuel, Vitacura, Las Condes y La Reina
Canales Urbanos El Bollo, Vitacura, Metropolitano, Conchalí, El Carmen, La Punta, San Carlos y
Derivado Ortuzano
Cauces Naturales Río Mapocho, Estero Las Hualtatas y Quebradas Nido de Águila, de Ramón, de
Apoquindo y de San Francisco

De acuerdo a Romero y Vásquez (2005), la cuenca de Macul – San Ramón


presentaría daños significativos por la reducción significativa de los parches vegetales
frente a los impactos de la urbanización. Actualmente estos parches ocuparían la mitad
de la superficie original hace 14 años. En su estudio, Romero et al. definen a esta
cuenca como una de las que ha sufrido mayores pérdidas respecto de la cantidad de
funciones y servicios ambientales, “si se considera que la calidad ambiental de una
cuenca es proporcional al número y tamaño de sus parches vegetales” (Romero y
Vásquez, 2005: 112). En esta zona existen importantes avenidas y calles que actúan
como vías de escurrimiento, tales como Av. Presidente Kennedy, Av. Vitacura y Nueva
Costanera, las que convergen en la Rotonda Pérez Zujovic, donde se ocasionan
anegamientos. Por otra parte, se encuentran las Av. Tomás Moro y Av. Larraín, así
como la calle Príncipe de Gales a la que llegan las escorrentías de quebradas
menores. La capacidad insuficiente del ducto de la quebrada Apoquindo, genera
desbordes con escurrimientos en Av. Colón y rotonda Atenas. En el sector de
Barnechea, destaca Av. La Dehesa y el estero Las Hualtatas que recibe las aguas
lluvias de la mayoría de los canales del sector. El avance de la urbanización en el
sector ha contribuido a generar desbordes en gran parte de los esteros por la mayor
generación de las aguas lluvias. Al sur del río Mapocho, destacan como vías de
escurrimiento la Ruta 68, Mapocho y J. J. Pérez.

La Zona Centro se encuentra completamente urbanizada y comprende 302 km2.


Esta zona evacua sus aguas al Zanjón de la Aguada. En esta zona existen numerosas
avenidas y calles que trasladan aguas lluvias, tales como las avenidas Grecia, Matta,
Quilín, La Florida, Gran Avenida, General Velásquez y Vicuña Mackenna (Ver Tabla
5.3). Muchas de ellas generan cruces anegados al atravesar vías importantes o pasos
bajo nivel. La Población Bandera ha sido también, uno de los generadores de
problemas en los canales Cisternas y Lo Valledor. El primero se utiliza como canal de
regadío recibiendo además, las aguas lluvias de la población, mientras que el segundo
recibe las aguas de dos colectores de la población Bandera. Sin embargo, de acuerdo
a antecedentes presentados en el Plan Maestro las descargas a ambos canales son
clandestinas.

Tabla 5.3: Resumen de vías de las principales vías de drenaje de la Zona Centro

Comunas Cerrillos, Ñuñoa, Macul, Santiago, La Florida, Pedro Aguirre Cerda, San Joaquín,
La Granja, San Miguel, San Ramón, La Cisterna, Lo Espejo, Estación Central,
Peñalolén, Providencia y Maipú
Canales Urbanos San Carlos Viejo, San Joaquín, Cisternas y Lo Valledor

Cauces Naturales Quebrada de Macul – Zanjón de la Aguada

Finalmente, la Zona Sur que comprende un área urbana total de 133 km2, evacua
las escorrentías a los ríos Mapocho y Maipo. Además de estos dos ríos, los principales

42
cauces receptores de esta zona son los canales Ochagavía, Espejo y Santa Marta, los
que evacuan al río Mapocho (ver Tabla 5.4). Esta zona se caracteriza por la presencia
de una gran cantidad de acequias y canales de riego que se han hecho cargo de la
evacuación de las aguas lluvias generadas frente a la inexistencia de sistemas de
evacuación, sin embargo, estos canales tienen una capacidad insuficiente para recibir
las escorrentías, sufriendo normalmente desbordes. El cierre de acequias ha generado
problemas en las nuevas poblaciones y loteos que aún no cuentan con un sistema de
drenaje.

Tabla 5.4: Resumen de vías de las principales vías de drenaje de la Zona Sur

Comunas El Bosque, San Bernardo, Puente Alto y La Pintana

Canales Urbanos Ochagavía, Espejo, Santa Marta, Tagle Gandarillas, Eyzaguirre, San José y
Tocornal
Cauces Naturales Quebrada Las Vizcachas – Río Maipo

La elaboración del Plan Maestro se basa en tres principios básicos:


o La obligación de respetar el sistema de drenaje natural.
o El compromiso por parte de los sectores a urbanizarse, de no generar mayores
volúmenes de escorrentía ni caudales máximos que los que se generaban
previamente en el sector.
o La definición de un sistema de drenaje que considere e incorpore los cauces
naturales, así como una red artificial o de colectores que complementen la red
natural de drenaje.

Figura 5.4: Mapa esquemático de las cuencas aportantes definidas en Plan Maestro.
Fuente: Elaboración propia en base a Google Map y Plan Maestro.

En base a estos principios, se realizaron cuatro proposiciones: La mitigación de los


caudales, el mejoramiento de la red natural de drenaje, el mejoramiento de la
infraestructura de las aguas lluvias y la implementación de medidas no estructurales.

43
Como se mencionó al comienzo de esta sección, debido a la ubicación geográfica
de Santiago, la ciudad recibe un importante volumen de caudales provenientes de
cuencas aportantes externas. En el Plan Maestro se identificaron 9 de ellas, de las
cuales se consideraron sólo 7, las dos restantes se incluyeron en el diseño del Plan
Maestro de la Provincia de Chacabuco (Ver Figura 5.4).

Para la mitigación de los caudales, el Plan Maestro propone medidas de


intercepción de las escorrentías, mediante restricciones de uso de suelo y forestación,
y medidas de retardo de las aguas, a través de obras de almacenamiento. Las medidas
de uso de suelo, hacen referencia a las propuestas en un estudio anterior realizado
para el Ministerio de Planificación (MIDEPLAN)6, que considera zonas de protección,
restricciones en las cotas de los límites urbanos en las comunas de Las Condes y La
Reina, y la identificación de quebradas de alto riesgo geofísico por remoción de masa.
En cuanto a las medidas de forestación, el Plan Maestro rescata las recomendaciones
de la Corporación Nacional Forestal (CONAF) para el control y manejo de los procesos
de drenaje de la cuenca, las que incluyen el control de la vegetación y de la erosión.
Finalmente, con respecto a las obras de almacenamiento, sólo existe registro de
piscinas de decantación en la quebrada de Macul, construidas a raíz del aluvión de
1993. Por otro lado, se plantean como obras nuevas dos embalses, uno en la quebrada
de Ramón y otro en el río Mapocho, así como la construcción del Canal Oriente. Cabe
destacar que no hay mayor detalle técnico ni de planificación acerca de estas
propuestas. De manera local, se proponen obras alternativas de desconexión de áreas
impermeables, de infiltración y almacenamiento7. De manera concreta, el Plan Maestro
propone la construcción de lagunas de retención (obras de almacenamiento) en el
Sector del Alfalfal, en el Parque Municipal de La Reina, Parque Intercomunal y al
costado sur de la Ruta 68.

Tabla 5.5: Cauces naturales de drenaje considerados en la red primaria del Plan Maestro

Zona Norte – Las Zona Norte - Mapocho Zona Centro Zona Sur
Cruces
Q. La Región Q. de Ramón y Q. de Macul Q. Las Vizcachas hasta
Estero Las Cruces canalización Zanjón de la Aguada acueducto
Q. La Ñipa Q. San Francisco
Q. El Manzano Río Mapocho
Q. Los Maitenes Q. Apoquindo
Q. ON-01 Q. El Ají
Q. ON-02 Q. El Gabino
Q. El Loro Q. Las Rosas
Q. Piedras Blancas Q. El Manzano
Q. El Culén
Q. Las Hualtatas

Con respecto al mejoramiento de la red natural de drenaje se determinaron los


cauces naturales que forman parte de la red primaria (ver Tabla 5.5), estudiándose en
mayor profundidad, las capacidades del Estero Las Cruces, río Mapocho y del Zanjón
de la Aguada. El resto de los elementos considerados en la red primaria fueron los
canales existentes y proyectados relacionados con el drenaje de aguas lluvias, los
colectores separados con algún tramo de diámetro igual o superior a 800 mm y los

6
“Piedemonte y Cordillera Andina de Santiago: Etapa de Diagnóstico” por SGA Gestión Ambiental.
7
Para mayor referencia, ver Capítulo 8.

44
colectores unitarios. Los canales definidos en el Plan Maestro están detallados en la
Tabla 5.6. Su construcción data de fines del s.XVII y su origen se debe a las
necesidades para el riego. Con el avance de la urbanización, gran parte de estos
canales se fueron entubando, y actualmente son administrados por asociaciones de
canalistas.

Tabla 5.6: Canales urbanos definidos en la red primaria del Plan Maestro

Zona Norte – Las Zona Norte - Mapocho Zona Centro Zona Sur
Cruces
Huechuraba Talinay San Carlos Viejo Ochagavía
Los Choros El Bollo Espejo
El Carmen Canalización Q. San Ramal Espejo
Familia Cox Ramón Santa Marta
Batuco Interceptor El Bollo
Santa Teresa San Carlos
La Montaña Conchalí
San Ignacio 2 Metropolitano
San Ignacio Vitacura
Santa Luisa Lo Curro
Desagüe Lo Campino I La Punta
Desagüe Lo Campino II Foso A. Vespucio
San Luis O1
Canalización Q. ON-01 O2
Canalización Q. ON-02 Derivado Ortuzano
Canalización Q. Los Laguna Azul
Maitenes
Encauzamiento Q. La
Virgen
Canalización Q. La Ñipa
Canalización Q. El
Manzano

Los colectores unitarios considerados en la red primaria, se encuentran en las


Zonas Norte – Mapocho y Centro. Los primeros descargan las aguas directamente al
Río Mapocho o al Zanjón de la Aguada. Las aguas servidas de los sectores al sur del
río Mapocho están siendo descargadas al Interceptor de la Aguada, mientras que las
provenientes de los sectores del norte, serán interceptadas por el colector actualmente
en construcción, del proyecto Mapocho Urbano Limpio de la empresa Aguas Andinas.
Los sistemas unitarios de la Zona Centro están ubicados en la comuna de Maipú y
descargan las aguas al Zanjón de la Aguada, a través de aliviaderos de tormenta.

Para el mejoramiento de la infraestructura existente de aguas lluvias, se


propusieron diferentes soluciones para cada zona, considerándolas como sistemas
independientes entre sí (ver Figura 5.3). La solución propuesta para la Zona Norte –
Las Cruces comprende la construcción de 18 colectores cubiertos sobre el trazado vial
de áreas urbanas consolidadas. Estos colectores encauzarían principalmente las
aguas lluvias provenientes de las quebradas para su conducción a los Canales
Huechuraba, El Carmen, Los Choros, Batuco, San Ignacio y al Estero Los Patos.
Todos ellos evacuan finalmente al Estero Las Cruces. De manera adicional, se ha
propuesto la construcción de 12 canales en las áreas de expansión. Debido a sus
conexiones con canales de capacidad insuficiente, todas estas soluciones implican
necesariamente el mejoramiento de ellos mediante la ampliación de su sección. Sin
embargo, cabe destacar que el Estero Las Cruces, receptor final de estas aguas,
presenta problemas en su capacidad la que es sobrepasada para un periodo de

45
retorno de 10 años. De esta manera, el estero es incapaz de portear caudales
adicionales.

El Plan Maestro pone énfasis a la necesidad de monitoreo de la calidad de las


aguas de los cauces de drenaje en esta zona, dada las actividades de rellenos de
terreno efectuados en la zona, los que podrían añadir contaminantes en las
escorrentías. Sin embargo, no se considera el estudio de los cambios geomorfológicos
que dichos rellenos ocasionarán en los patrones de drenaje, así como en la eficiencia
de las soluciones propuestas. El costo total de las obras propuestas para esta zona
asciende aproximadamente a los $53 mil millones.

Para la Zona Norte - Mapocho, el Plan propone la construcción de 38 colectores


cubiertos, los que se realizarían sobre el trazado vial existente. Estos nuevos
colectores buscan por una parte, evacuar las aguas provenientes de quebradas y por
otra, reforzar los colectores existentes. Parte de estas escorrentías serían conducidas
al Canal San Carlos de manera previa a su evacuación al río Mapocho. Se plantea
además, la construcción de 6 canales en La Reina y Pudahuel que descargarían
directamente al río Mapocho, y la construcción de un estanque de retención en el
Parque Intercomunal de La Reina. Para la efectividad de estas medidas, deben
mejorarse 7 canales. El costo total de todas estas obras asciende a $ 49 mil millones.

En la Zona Centro se propone la construcción de 29 colectores cubiertos (en su


mayoría refuerzos), a descargar en el Zanjón. El costo total asciende a los $146 mil
millones. Sin embargo, cabe destacar que por las urbanizaciones proyectadas de
acuerdo al Plan Regulador Metropolitano de Santiago (PRMS) se espera que el área
aportante al Zanjón se incremente por falta de capacidad en el Canal San Carlos para
un periodo de retorno de 10 años. Por otro lado, la zona se destaca por la presencia de
una red unitaria, la cual se mantendrá en mayor parte con algunos reemplazos por
sistemas separados donde su capacidad ha demostrado ser insuficiente.

Finalmente, en la Zona Sur se ha propuesto la construcción de 37 colectores


cubiertos, la mayoría de los cuales descargaría sus aguas al río Maipo. Varios de estos
colectores descargarán previamente al Canal Espejo, el cual sufre desbordes en
estaciones húmedas al igual que el Canal Ochagavía. De esta manera, la construcción
de este sistema implica el mejoramiento simultáneo de 4 canales: Ochagavía, Santa
Marta, Espejo y Ramal Lo Espejo. Cabe destacar que en esta zona, entre la
confluencia del Zanjón y la desembocadura en el río Maipo, el río Mapocho presenta
extensas áreas afectas a inundaciones. El costo total de todas las obras contempladas
alcanza los $ 91 mil millones.

Para la selección de las soluciones se realizó una jerarquización de las diferentes


zonas de estudio mediante una evaluación cualitativa de los daños ocasionados por las
escorrentías en cada área tributaria. Esta evaluación se basó en la asignación de
puntajes según cinco criterios que incluyeron el daño a: las personas, las viviendas, los
servicios básicos, a las vías y a hospitales, escuelas y otros servicios básicos. Los
puntajes se asignaron según la magnitud de cada tipo de daño (alto, medio, bajo),
incluyéndose además, criterios “de segundo orden” en función del número de personas
afectadas y el tiempo de inundación. Sin embargo, cabe destacar que esta priorización
no consideró una comparación entre situaciones con y sin solución de obras en cada
área. Es decir, no consideró la disminución de daño efectiva en cada zona, ni tampoco
se consideraron otros impactos como los mencionados en el Capítulo 4, que apuntan a

46
la protección de la cuenca y del medio ambiente. Tampoco se habrían considerado los
impactos efectivos que ejercerán las futuras áreas de expansión. El enfoque de esta
priorización es por tanto, la seguridad de las personas y de la infraestructura urbana,
sin incluir la mitigación de daños en los cauces receptores naturales a nivel de la
cuenta o de subsistemas (zonas), ni los efectos que se pudieran generar aguas abajo.

Posteriormente, se realizó una evaluación de las soluciones a implementar en las


áreas priorizadas. Para esto se calculó el índice de priorización como la razón entre el
volumen de daño evitado por cada obra y el presupuesto destinado a su construcción,
considerando para el caso de las soluciones en los cauces receptores finales, el
volumen de daño evitado en las macroáreas que drenan. Sin embargo, de las
conclusiones presentes en el Plan Maestro, se desprende que esta evaluación se
presenta sólo como una referencia, dado que estos índices sólo “entregan una
estimación respecto del volumen saneado en relación a la inversión requerida, pero
difícilmente pueden ser determinantes en evaluar la prioridad que el saneamiento de
toda una zona merezca tener”.8
18
16
14
12
10
8
6
4
2
0
1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19
Proyecto
Volumen de daño evitado (mill m3 año) Inversión por proyecto (mil mill) Indice de priorización

Figura 5.5: Índice de priorización de soluciones de aguas lluvias.


Fuente: Elaboración propia en base a Plan Maestro.

Como se puede apreciar en la Figura 5.5, en el caso de las soluciones individuales,


los mayores índices de priorización pueden no reflejar la mitigación de los mayores
volúmenes a sanear ni las mejores combinaciones de costo-beneficio. El proyecto con
mayor jerarquía de priorización dependerá en gran medida del menor costo asociado a
la inversión de la solución. Por otra parte, en este análisis, la inversión necesaria por
volumen saneado no entrega mayor información acerca del tipo de soluciones ni de las
mitigaciones de impactos aguas abajo. Debe tenerse especial cuidado al recordar que
ésta es una evaluación económica muy simplificada, que no ha dado espacio a la
comparación de diferentes soluciones de tipo de obra (por cuanto éstas sólo
consideran el diseño de colectores), y tampoco permite su contraste respecto de la
eficiencia y su valor agregado. Soluciones de tipo no-estructural han sido consideradas
como una forma de complementar la red de colectores propuesta. Ellas se detallan en
la Tabla 5.7.

8
Plan Maestro, Capítulo XI, página XI-54.

47
Tabla 5.7: Soluciones no estructurales en el Plan Maestro.
Fuente: CADE-IDEPE, 2001.

Tipos de Medidas
1. Control y uso de § Establecimiento de normas para las nuevas urbanizaciones que obliguen el
suelo uso de Técnicas Alternativas.
§ Elaboración de ordenanzas locales que identifiquen áreas de inundación y
sus usos permitidos.
§ Incluir en Plan Regulador y en Reglamento de Construcción indicaciones
específicas relacionadas con generación de escorrentías.
§ Definición de espacios públicos para la implementación de Técnicas
Alternativas.
2. Regularizaciones § Definición y delimitación detallada de cauces que actúen como receptores de
en cauces aguas lluvias.
naturales y § Indicación y difusión de volúmenes de crecidas esperadas.
artificiales
§ Definición de responsables de limpieza y cuidado de cada cauce.
§ Limpieza de basuras en cauces naturales y artificiales.
3. Información y § Elaboración y difusión de mapas de áreas inundables y riesgos asociados a
educación nivel comunal y de establecimientos educacionales.
§ Campañas de difusión en épocas de invierno con recomendaciones frente a
eventos de tormentas intensas.
§ Difusión de información a nivel residencial sobre prácticas de desconexión de
áreas impermeables y de contaminantes presentes en las escorrentías.
4. Medidas de § Sistema de predicción de crecidas para advertencia de peligro por
alerta y emergencia inundaciones.
§ Sistema de monitoreo.
§ Plan de medidas de evacuación de sectores inundados.
§ Plan de emergencia frente a situaciones inesperadas con efectos en la
población.
5. Administración § Diseño de seguros contra consecuencias públicas y privadas de los
anegamientos.

Cabe destacar que el Plan Maestro reconoce la existencia de una multiplicidad de


efectos que se generan por las aguas lluvias urbanas, sugiriendo su gestión dentro de
un manejo integral de las aguas lluvias. De manera específica, se menciona que el
enfoque que debiera tener un Plan Maestro moderno, debe basarse en tres objetivos:
o Control de crecidas: considerando obras de almacenamiento y transporte de las
escorrentías.
o Control de la calidad del agua: considerando sistemas por zonas que permitan
el tratamiento de los primeros volúmenes de escorrentías.
o Manejo del ecosistema: considerando un sistema regional para la protección del
paisaje y aprovechamiento del recurso hídrico.

Sin embargo, dado el alcance del Plan Maestro actual, que sólo contempla la
evacuación y drenaje de las aguas lluvias para el Gran Santiago, no incluye los
objetivos de control de calidad del agua y de manejo del ecosistema, concentrándose
únicamente en el control de crecidas.

48
Al año 2004, el sistema de colectores abarcaba 48,6 km, con 42,6 km adicionales
en construcción. Sin embargo, el 69% de la longitud de colectores necesaria para el
sistema se encontraba fuera de programa, como muestra la Figura 5.6.

10%
51% 6%
Construidas

En construcción

En program a

33% Fuera de programa

Figura 5.6: Longitud de las obras de drenaje al año 2004.


Fuente: Pérez, 2004.

La inversión invertida en el sistema existente al año 2004, alcanzaba los MMUS$


111,2 considerando la red construida y en construcción. El monto destinado a
programas aún no implementados era de MMUS$ 229,4. La suma de ambos montos
correspondía al 49% de la inversión total (ver Figura 5.7).

8% 7%
Cons truidas

16% En construcción

En programa

69% Fuera de program a

Figura 5.7: Inversión en obras de drenaje al año 2004.


Fuente: Pérez, 2004.

Actualmente, el Gobierno está enfocado en reducir el déficit histórico de aguas


lluvias en el país y en la modificación de la ley para permitir la participación de privados
con giro exclusivo de aguas lluvias (o en su defecto, el MOP) para la construcción y
operación de los sistemas de evacuación y drenaje de aguas lluvias. La propuesta de
ley incluye el cobro de estos servicios, en base a un cargo por beneficio a la plusvalía
del inmueble más el cargo por aporte a la escorrentía superficial considerando los
costos de inversión, mantención y operación del sistema de evacuación.

d) Diagnóstico y Proposición Plan Maestro de Manejo de Cauces Naturales,


Cuenca del Río Mapocho hasta Estero Las Hualtatas
Como su nombre lo indica, el alcance de este Plan Maestro fue la elaboración de
un diagnóstico técnico y una proposición de plan de manejo para los cauces naturales
de la cuenca del río Mapocho, aguas arriba de su confluencia con el estero Las
Hualtatas, en la comuna de Lo Barnechea. El estudio fue asignado mediante propuesta
pública, la empresa consultora EIC Ingenieros Consultores que finalizó el documento el
año 2004. Los principales objetivos de los trabajos fueron:

49
o Realizar un diagnóstico de la situación actual con respecto de las inundaciones,
la erosión en riberas, la pérdida de terreno y los daños a la infraestructura.
o La elaboración de un plan de medidas estructurales (obras hidráulicas) y no
estructurales que en conjunto permitieran reducir o eliminar estos problemas.
o El diseño de un sistema computacional que permitiera identificar en la cuenca
estas situaciones de manera geográfica e hidrológica.

De esta manera, el objetivo principal de esta propuesta de Plan Maestro de


Cauces es la minimización de los riesgos asociados a la población, infraestructura y
equipamiento existentes en las cercanías y en los mismos tramos de los cauces.

El área comprendida en este estudio alcanza los 42 km2, abarcando una hoya
tributaria de 250 km2. Se consideraron como principales afluentes los esteros Arrayán,
El Gabino, Las Rosas, El Manzano, Las Hualtatas, El Carrizo, El Guindo y Quebrada
Oscura (ver Figura 5.8).

Figura 5.8: Esquema de cauces en cuenca del río Mapocho hasta Estero Las Hualtatas.
Elaboración propia en base a Mapas Google Earth.

El diagnóstico de problemas en los diferentes cauces tuvo su base en las


características geomorfológicas e hidrológicas de la cuenca, considerando la
identificación de las zonas de riesgo y sus causas, la identificación de zonas con

50
extracción de áridos, la situación de las zonas ribereñas y el estado de intervención de
los cauces y de la infraestructura existente. De manera general, la infraestructura
afectada en zonas con riesgo de inundación corresponde principalmente a áreas
verdes, vivienda social (sector estero El Gabino) y vivienda de densidad poblacional
media (sectores de los esteros Las Hualtatas, Las Rosas y El Guindo). En base a esta
información, se propusieron una serie de medidas de tipo estructural y no estructural.
Las principales soluciones estructurales consisten en obras de defensa fluvial, obras de
arte de hormigón armado y entubamientos de hormigón. El resumen de ellas por cada
cauce principal, se puede apreciar en la Tabla 5.8. Por otra parte, como medidas no
estructurales, se propuso la zonificación de las áreas con riesgo de inundación y
erosión, la definición de los caudales de diseño por tramos en cada cauce, la
recomendación de franjas y áreas de restricción, la elaboración de planes de limpieza
anual y de mantención de los cauces, y campañas informativas para la población sobre
el cuidado e importancia de los cauces. El plan de manejo propuesto prioriza el uso de
estas medidas no estructurales, considerándolas como medidas urgentes y muy
eficaces para la gestión en zonas en proceso de urbanización. Por otra parte, este tipo
de medidas contribuye a minimizar las inversiones totales. La autoridad con mayores
competencias para la dictación e implementación de las soluciones no estructurales es
la Municipalidad. De acuerdo a la propuesta del Plan Maestro, las medidas fueron
puestas a disposición de los encargados de los Planes Regulador y de Manejo de
Suelos en la cuenca.

Estas soluciones fueron evaluadas en función de la “Metodología de Evaluación de


Proyectos de Defensas Fluviales”, de MIDEPLAN y de la “Metodología de Evaluación
Económica” de la DOH para proyectos de evacuación y drenaje de aguas lluvias. Para
la obtención del beneficio anual esperado, se consideraron además curvas de daño
para distintas crecidas para identificar beneficios en las viviendas, terrenos baldíos
anegadizos, en el comercio y la infraestructura vial. “Considerando que se trata de un
estudio a nivel de Plan Maestro, el consultor consideró que no es necesario incorporar
otros aspectos en la determinación de los beneficios del proyecto” (EIC Ingenieros
Consultores, 2004: 6-2).

De esta manera, sólo se consideraron estas variables para la evaluación final de


las situaciones con y sin proyecto. Las soluciones propuestas fueron caracterizadas
según dos criterios de priorización, uno cuantitativo y el otro, cualitativo. El primero se
basa en indicadores económicos como el IVAN (la razón entre el VAN y la inversión
por obra). El segundo criterio, considera entrevistas con los diferentes actores
involucrados en la gestión de la cuenca y sus recursos, en el marco del Programa de
Participación ciudadana del Plan Maestro. Se consideraron como actores a los vecinos,
las organizaciones comunitarias y privadas, y los profesionales de la Municipalidad de
Lo Barnechea y del MOP, ordenando los problemas identificados en base a una escala
cualitativa de niveles de daño alto, medio y bajo. De la priorización realizada utilizando
conjuntamente ambos criterios, se identificaron como cauces prioritarios los esteros
Las Hualtatas, El Gabino, Las Rosas y El Guindo.

51
Tabla 5.8: Principales problemas detectados en cauces de la cuenca y las soluciones propuestas.
Fuente: Elaboración propia en base a Plan Maestro de Manejo de Cauces, Cuenca Río Mapocho.

Cauce Principales Características y Problemas Resumen de Soluciones


Detectados
Estero Cauce encajonado entre cerros con terrazas § Mantención de faja de restricciones
Arrayán urbanizadas o urbanizables inundables por su existente.
poca elevación y cercanía al cauce. Presencia § Obras de mampostería frente a
de grandes bloques que reducen energía zonas con poblaciones.
(minimizan velocidad del flujo y efectos de
erosión). Terrenos de alta pendiente.
Estero Erosión en tramos medio y bajo, y existencia § Reparación de defensas enrocables.
Las Hualtatas de sectores cercanos a la desembocadura sin § Construcción de canalización en
defensa ni respeto por sección original del hormigón.
cauce.
Estero Falta de continuidad en las obras de § Defensas de mampostería.
El Gabino entubamiento o canalización por avance de la § Revestimiento de taludes.
urbanización.
§ Construcción de colector de apoyo.
Obras de arte con tamaño insuficiente para un
§ Construcción de nueva canalización
periodo de retorno de 2 años.
de hormigón, más profunda.
Estero Falta de capacidad en obras de entubamiento § Construcción de colector paralelo
Los Guindos para crecidas mayores y falta de mantención con descarga a otro colector o
en canalizaciones. directamente a río Mapocho.
Estero Falta de continuidad en las obras de § Abovedamiento de tramo.
Las Rosas entubamiento o canalización por avance de la § Revestimiento de fondo.
urbanización.
§ Obras de mampostería de hormigón
en riberas.
Estero Falta de continuidad en las obras de § Regularización de alcantarillas.
El Manzano entubamiento o canalización por avance de la § Revestimiento de taludes.
urbanización. Terrenos con pendiente elevada.
Estero Presencia de derrumbes en su cauce y de § En caso de desarrollo de
El Carrizo alteraciones de su trazo original. Presencia de urbanización, peraltar y canalizar
gaviones como defensas. aguas arriba.
Quebrada Buen estado de las defensas fluviales. § Peraltar coronamiento existente en
Oscura gavión (reforzamiento de defensas).
Río Mapocho Tramo encajonado con terrazas ribereñas que § Recomendación de fajas de
suelen inundarse y alta pendiente, entre restricción ribereña.
Puentes Ñilhue y San Francisco. Inundaciones
ribereñas.
Taludes abruptos y alta pendiente, entre
puentes Pastor Fernández y San Enrique.
Caja horadada dentro del propio relleno
aluvional, más sensible a riesgos por
desborde, entre puentes San Enrique y San
Francisco.

e) Diagnóstico y Proposición Plan Maestro de Manejo de Cauces Naturales,


Cuenca del Estero Lampa
De manera similar a la propuesta del Plan Maestro de Cauces anterior, el estudio para
la cuenca del estero Lampa fue realizada por una consultora privada el año 2004 (AC
Ingenieros Consultores Ltda). La zona de estudio abarca aproximadamente 2.300 km2,
involucrando a cinco Municipios: tres en la Provincia de Chacabuco (Til Til, Lampa y
Colina) y dos en la Provincia de Santiago (Quilicura y Pudahuel).

52
Figura 5.9: Esquema de cauces en cuenca del estero Lampa.
Elaboración propia en base a Mapas Google Earth.

Los principales cauces involucrados en este Plan Maestro son los esteros Til Til o
Polpaico, Lampa, Colina y estero Las Cruces (ver Figura 5.9). Previamente a este
diagnóstico, existía el “Plan Maestro de Evacuación y Drenaje de Aguas Lluvias de la
Provincia de Chacabuco” (2002) y el “Estudio de Factibilidad y Diseño Definitivo de la
Red Primaria del Sistema de Aguas Lluvias del Estero Las Cruces” (2004), ambos de la
DOH del MOP, los cuales se tomaron en consideración al elaborar esta propuesta de
Plan Maestro de Cauces. Los objetivos del Plan Maestro para la cuenca de Lampa se
definieron como:
o El mejoramiento de la seguridad de los habitantes, de los terrenos agrícolas y la
infraestructura pública y privada.
o La protección y control de las crecidas en los esteros Lampa, Colina y Las
Cruces.
o La identificación de las zonas de riesgo y el mejoramiento del control de las
actividades en los cauces de manera de proteger su condición natural.

La propuesta de Plan Maestro recoge además, los requerimientos de la comunidad


preocupada por el control de las inundaciones en zonas ribereñas y de las actividades
en los cauces. Es así como se define la visión estratégica para este Plan a diseñar:
“Contar con esteros limpios en equilibrio con el medio ambiente y que durante eventos
de crecidas no causen daños por erosión, desbordes o inundaciones a la población, ni

53
a la propiedad pública y/o privada. Que además sirvan de puntos de encuentro y
recreación a la población, y que sean explotados económicamente en forma racional y
sustentable” (AC Ingenieros, 2004: iv)

El agote de las reservas de suelo disponible, así como la promoción de la


descentralización de los centros urbanos y la presión del mercado inmobiliario dieron
lugar a la actualización del Plan Regulador Metropolitano de Santiago de 1994, que
incluyó la Provincia de Chacabuco con sus tres comunas: Til Til, Colina y Lampa en el
año 1997 (ver Figura 5.10).

Figura 5.10: Incorporación de la Provincia de Chacabuco en el PRMS.


Fuente: Presentación de Jaime Ravinet, “Hacia un Modelo Urbano Eficiente”, 2002.

Esto originó una serie de subdivisiones del terreno como parcelas de agrado, cuya
dispersión y externalidades sirvieron de motivación para la creación de las Zonas de
Desarrollo Urbano Condicionado (ZUDC), que corresponden a terrenos urbanizables
mayores a 300 Hás, destinados a viviendas de clases medias altas y altas, con un 5%
de su superficie para la potencial implementación de vivienda social. Aparecieron
además, las llamadas Áreas de Desarrollo Urbano Prioritario (AUDP), para viviendas
unifamiliares de clases media y media baja, que contemplan un 30% de su superficie
para la construcción de vivienda social (Borsdorf e Hidalgo, 2005). La distribución de
estas zonas se puede apreciar en la Figura 5.11.

De acuerdo al diagnóstico realizado, los problemas presentes en la cuenca se


deben a la indebida ocupación histórica de territorios con riesgo de inundación en
zonas ribereñas, por la infraestructura que ha alterado los cauces cuyo trazado se
encuentran indefinidos en algunos tramos. La falta de capacidad de los cauces genera
inundaciones, tal como ocurre en el estero Las Cruces, con frecuentes problemas de
inundación en todo su recorrido. Pese a definirse zonas de restricción de índole fluvial
por instrumentos de planificación urbana, existen actualmente construcciones en zonas
de riesgo. Según el Plan de manejo propuesto, en la cuenca existen zonas de

54
inundación de tipo frecuente y menos frecuente, las que coinciden con áreas de
urbanización proyectadas como ZIEDUC, ZUDC y AUDP, como se muestra en la
Figura 5.11.

Figura 5.11: Distribución de proyectos urbanos en la Provincia de Chacabuco.


Fuente: Presentación de Jaime Ravinet “Hacia un Modelo Urbano Eficiente”, 2002

Por otro lado, los problemas de erosión se ven agravados por las actividades de
extracción de áridos en zonas próximas a las riberas, actividad que se realiza de
manera no sustentable debido a la inexistencia de un ordenamiento territorial que las
coordine. De acuerdo a la legislación, corresponde a la Municipalidad la administración
de los bienes municipales y nacionales de uso público (Ley Nº 18.695, Orgánica
Constitucional de Municipalidades), así como el cobro de derechos por la extracción de
ripios, arena u otros materiales (Ley Nº 3.603 sobre Rentas Municipales. Art. 41). Por
su parte, a la DOH compete la supervigilancia, la reglamentación y la visación técnica
de los proyectos de extracción de áridos. “No obstante, no existe en la actualidad un
reglamento único en el que se definan los procedimientos y requerimientos que deban
seguirse para la asignación de una concesión para la explotación comercial de áridos
en el lecho de un río”9. De manera adicional, la remoción de materiales que ocasiona la
extracción de áridos contribuye a generar enbancamientos en la cuenca y cambios en
la morfología de los cauces, lo que dificulta la definición correcta de los deslindes por

9
Capítulo 5, pp. 5-39 Plan Maestro Cauces.

55
parte del Ministerio de Bienes Nacionales y perjudica los terrenos de cultivos y
viviendas rurales.

La propuesta de plan de manejo incluye medidas no estructurales y estructurales.


Las primeras consisten en una serie de planes y programas para el regular las
actividades realizadas en los cauces y controlar el estado de las riberas. Estas
soluciones son:
o Plan de regulación de uso del cauce y del suelo adyacente, para los esteros Til
Til, Lampa, Colina y Las Cruces.
o Plan de ordenamiento de extracción de áridos, para los esteros Lampa, Colina y
Las Cruces.
o Programa de inspección rutinaria del cauce y sus obras.
o Plan de desarrollo turístico y recreacional para el en torno a los cauces.
o Plan de desarrollo forestal en zonas ribereñas.
o Plan de aprovechamiento turístico y desarrollo ecológico de zonas
frecuentemente inundables.
o Plan de mejoramiento de la coordinación entre instituciones públicas.
o Campaña de difusión para el uso sustentable de los cauces.
o Análisis de soluciones alternativas para el drenaje de aguas lluvias de Chicureo.

Con respecto al programa de inversión de las medidas estructurales, se consideran


principalmente defensas fluviales, el perfilamiento de cauces y la canalización de
esteros. El resumen de estas soluciones por cauce se presenta en la Tabla 5.9. Estas
soluciones fueron evaluadas económica y socialmente en base a la “Metodología de
Evaluación de Proyectos de Defensas Fluviales”, de MIDEPLAN. Se consideraron
como indicadores económicos el VAN y el IVAN, y como indicadores sociales se
incluyó la población beneficiada, y las áreas e infraestructura protegidas por unidad
monetaria invertida. Las soluciones fueron priorizadas de acuerdo a la asignación de
puntajes considerando un porcentaje de todos los indicadores antes mencionados. De
esta manera, se clasificaron soluciones a ejecutarse en un corto y mediano plazo, en
horizontes de 5 y 10 años respectivamente.

Tabla 5.9: Resumen de soluciones de obra por tipo de cauce en la cuenca del estero Lampa.
Fuente: Elaboración propia en base a Plan Maestro de Cauces para esta cuenca.

Medidas Estructurales Esteros


Til Til Lampa Colina Las Cruces
Protección de riberas ● ● ●
Perfilamiento de cauce ● ● ●
Canalización ● ●
Soluciones de drenaje en zonas inundables ● ● ●

f) Política Ambiental y Territorial Participativa


Para adecuarse a la gestión ambiental del Gobierno, en base a la Política
Ambiental para el Desarrollo Sustentable (1998), el MOP, como organismo promotor
del desarrollo del país elaboró la Política Ambiental y Territorial Participativa el año
2001 (MOPTT, 2001), con el fin de incluir las variables ambientales y territoriales en
sus programas, planes y proyectos. Esta Política vino a complementar otras iniciativas

56
como la creación de la Secretaría de Medio Ambiente, Territorio y Participación
Ciudadana (SEMAT) y el diseño de la Declaración de una Política Ambiental, en1991.
La Política Ambiental y Territorial Participativa se basa en ocho principios enfocados en
siete líneas de acción:
o Prevención del deterioro ambiental.
o Recuperación y mejoramiento de la calidad ambiental.
o Fomento de la protección del patrimonio ambiental, así como del uso
sustentable de los recursos naturales.
o Incorporación de consideraciones ambientales, territoriales y de participación
ciudadana en la definición, desarrollo y ejecución de los proyectos.
o Incorporación de la voluntad ciudadana al diseño de proyectos.
o Fortalecimiento de la institucionalidad ambiental y territorial a nivel nacional y
territorial.
o Perfeccionamiento de estándares ambientales y desarrollo de nuevos
instrumentos de gestión.

En esta política, el MOP reconoce la importancia de la gestión integrada del


recurso agua, el ordenamiento territorial, la conservación y uso sustentable de la
biodiversidad y la calidad de vida en las ciudades como temas prioritarios a abordar
frente al Bicentenario. Con respecto a los recursos de drenaje, las líneas de acción
hacen referencia a la puesta en marcha de programas pilotos para el manejo integral
de las cuencas hidrográficas, la elaboración de planes de prevención de la
contaminación en las principales cuencas en situación de incumplimiento, la
elaboración de una certificación ambiental de los proyectos, así como de incentivos y
desincentivos económicos al comportamiento ambiental de la contraparte privada.

También, se considera la incorporación temprana de las dimensiones ambiental,


territorial y de participación ciudadana en el ciclo de vida de los proyectos. Y se incluye
el perfeccionamiento de los instrumentos normativos que permitan la regulación de los
recursos naturales, la incorporación de instrumentos económicos relacionados con la
contaminación de los recursos hídricos y el diseño de indicadores de desarrollo
sustentable para la toma de decisiones en inversiones públicas, así como el cálculo de
los mayores costos por la no incorporación de las variables sustentables en los
proyectos de infraestructura.

La DOH cuenta con el Departamento de Medio Ambiente y Territorio formado por


dos unidades operativas: La Unidad de Medio Ambiente (UMA) y la Unidad de
Fortalecimiento y Participación (UFP). Para los proyectos de aguas lluvias, la DOH
estableció los requerimientos mínimos a presentarse para ingresar al Sistema de
Evaluación de Impacto Ambiental (SEIA). Estos proyectos deben ingresar al sistema
como una Declaración de Impacto Ambiental que incluya el área de influencia, los
impactos ambientales y las medidas de control de impactos, además de la información
técnica asociada. En el caso que el proyecto no ingrese al SEIA, debe presentar un
Estudio de Análisis Ambiental, el que contempla una línea base, los impactos
ambientales y los planes, programas y/o medidas para mitigarlos.

En la etapa de operación de cada proyecto de aguas lluvias, se considera la


mantención de la red y el monitoreo de la calidad del agua como principales medidas
de mitigación frente a la alteración en los cauces receptores, por ser acciones de fácil

57
manejo. Por otra parte, a través de la UFP, se han incluido términos de referencia en
los planes maestros y en los proyectos de aguas lluvias para su difusión, que
consideren los actores involucrados y los efectos que se pueden generar en ellos, con
el fin de recoger sus impresiones y necesidades en función del Instructivo Presidencial
de Participación Ciudadana del 2001. Estos términos de referencia fueron también
incluidos en los Planes de Manejo de Cauces (SEMAT, 2005).

g) Reglamento de Instalaciones Domiciliarias de Agua Potable y Alcantarillado,


actualizado al 2002
El Reglamento establece la obligatoriedad para las personas que proyecten y
construyan obras domiciliarias sanitarias y/o de alcantarillado de aguas servidas. Sin
embargo, en el artículo 50º de la segunda parte del Reglamento sobre el contenido del
proyecto, se incluyen las soluciones de aguas lluvias dentro del proyecto de
alcantarillado, y que deben ser independientes del sistema de aguas servidas. En el
artículo 86º que se define el diseño de las instalaciones domiciliarias de alcantarillado,
se establece el aseguramiento único de evacuación de las aguas servidas. Y en el
artículo 100º se refuerza la implementación independiente de los sistemas de aguas
lluvias con respecto del de las instalaciones domiciliarias de alcantarillado.

5.1.2 Ministerio de Vivienda y Urbanismo


Corresponde al Ministerio de Vivienda y Urbanismo (MINVU) la elaboración de los
planes de desarrollo urbano, así como la supervigilancia de todo lo relacionado con la
planificación urbana. La antigua aprobación de los proyectos de urbanización y las
instalaciones domiciliarias que se realizaba a través de la Dirección General de Obras
Urbanas del MINVU es llevada a cabo actualmente por las Municipalidades. De
manera específica, las redes y servicios de agua potable y de alcantarillado por las
empresas de servicios sanitarios, las obras de pavimentación por los Servicios de
Vivienda y Urbanismo (SERVIU) y los servicios eléctricos, de gas y teléfonos por la
Superintendencia de Servicios de Gas y Combustibles.

La evaluación de la infraestructura sanitaria existente y de los recursos potenciales


para su ampliación son atribuciones que le corresponden al Ministerio mediante la
Secretaría Ministerial de Vivienda y Urbanismo (SEREMI), siendo finalmente el
SERVIU el organismo encargado de proyectar y ejecutar los proyectos que permitan
materializar las políticas, planes y programas del MINVU, lo que incluye obras de
infraestructura urbana y modificaciones en cauces naturales y artificiales en función del
artículo 41º del Código de Aguas, que establece como responsables de estas obras a
quienes las ordenan.

a) Plan Regional de Desarrollo Urbano


El uso adecuado del territorio que asegure el desarrollo regional queda establecido
en los Planes Regionales de Desarrollo Urbano (MINVU, 1996), cuya elaboración
corresponde al SERVIU10. Dentro de los objetivos de estos Planes se encuentra la
preservación de las mejores condiciones ambientales como factor clave para asegurar
un desarrollo regional sustentable. El Plan tiene especial consideración por la

10
DDU 9 Circular Ord. Nº1083 sobre el Plan Regional de Desarrollo Urbano.

58
infraestructura urbana a quien reconoce como elemento ordenador del crecimiento
urbano, entendiendo por ellos a la dotación de energía, servicios sanitarios y
accesibilidad.

b) Plan Regulador Intercomunal


Otro instrumento relacionado con la planificación territorial es el Plan Regulador
Intercomunal para regular las ciudades desde el punto de vista de su conformación por
múltiples comunas. El Plan Regulador Intercomunal de Santiago, existente desde los
años sesenta, ha derivado hacia el Plan Regulador Metropolitano de Santiago (PRMS)
como lo que conocemos actualmente (ver Figura 5.12).

Figura 5.12: Evolución del Plan Regulador Metropolitano de Santiago.


Fuente: MINVU, 2008.

Dentro de los objetivos de este tipo de Planes se encuentra la búsqueda de una


inserción armónica de los asentamientos humanos en su medio ambiente con un
mayor énfasis en la necesidad de encontrar un equilibrio entre la ciudad y su medio
natural. En relación al drenaje urbano, se especifica el reconocimiento y respeto de la
ciudad con sus componentes fundamentales del paisaje, entre los que incluye los
bordes de los ríos y las quebradas, que considera como espacios públicos y “parte de
un sistema integral de áreas verdes y recreación” (MINVU, 1998). Los lineamientos
para la elaboración de este tipo de Planes sugiere los sectores altos de la cuenca, las
microcuencas hidrográficas y los reservorios de agua y cauces naturales como Áreas
de Preservación Ecológica por la presencia de flora y fauna local, permitiéndose en
ellos sólo la construcción de instalaciones que permitan la valoración paisajística y el
uso del recurso.

EL PRMS actual define las áreas adyacentes a los cauces de quebradas como
Parques Quebradas, cuyas franjas de restricción sólo pueden ser modificadas tras la
presentación de estudios con obras de protección ante MOP, de manera previa a la
aprobación de la Municipalidad, no obstante, la imposibilidad de modificar las franjas
destinadas para áreas verdes. De acuerdo al PRMS, la mayoría de las quebradas
identificadas con restricciones se ubican en las comunas de Colina, Lampa y Til Til,
estableciendo para todas ellas un ancho mínimo en sus fajas de restricción de
aproximadamente 40 m en cada borde. Las excepciones corresponden a las
quebradas de Macul y de Ramón, cuyas fajas entre el canal San Carlos y canal Las
Perdices respectivamente con el consecuente límite de extensión urbana alcanzan los
100 m. de restricción. Cabe destacar que todas las quebradas consideradas en el Plan

59
Maestro de Evacuación y Drenaje de Aguas Lluvias del Gran Santiago se incluyen
dentro de las identificadas en el PRMS.

En los Planes Reguladores Intercomunales deben especificarse además, las áreas


de alto riesgo para los asentamientos humanos. Dentro de los riesgos ocurridos por
causas naturales se encuentran las inundaciones en cauces naturales y artificiales, así
como la ubicación de lugares críticos de concentración de aguas (ver Figura 5.13). Las
áreas inundables en cauces naturales comprenden el cauce y sus fajas adyacentes. En
estas zonas se prohíben los proyectos de urbanización y construcción,
correspondiendo al MOP aprobar estudios que aseguren una correcta mitigación de
impactos en caso de presentarse un proyecto de este tipo. El Plan sólo permite el
emplazamiento de infraestructura para áreas verdes y actividades recreacionales con
una ocupación máxima del suelo de un 1%. Los cauces clasificados bajo esta
restricción por el PRMS son los que se detallan en la Tabla 5.10.

Figura 5.13: Áreas de riesgo de inundación definidas en el PRMS.


Fuente: Presentación SEREMI-MINVU, 2007 .

60
Tabla 5.10: Cauces con zonas inundables.
Fuente: PRMS.

Zona Norte – Las Cruces Estero Las Cruces, Estero Lampa y ramales, Estero Colina y ramales,
Estero Los Patos, Estero Peldehue, Estero Quillapilún, Estero Chacabuco,
Estero El Cobre, Estero Santa Margarita, Estero Carén y Estero Til-Til o
Polpaico
Zona Norte – Mapocho Río Mapocho
Zona Centro Zanjón de la Aguada
Zona Sur Río Maipo

Las franjas de protección de los cauces son utilizados en algunos casos como
parques, siendo clasificadas en el PRMS como Avenidas Parques, con un ancho
máximo de 40 m, potencialmente reducible a 20 m. En el caso de las franjas asociadas
a las riberas de los canales San Carlos (Parque Tobalaba), Las Perdices, San
Francisco, La Luz, El Bollo y Zanjón de la Aguada (Parque Isabel Riquelme), y de los
esteros Las Cruces, Lampa, El Arrayán, El Cobre, Santa Margarita, Carén, Colina y
Pedelhue. En estas áreas consideradas parque, se puede destinar un 30% de su
superficie a obras de vialidad.

En los cauces artificiales se deben asegurar franjas de protección a ambos lados y


si el cauce es entubado, la superficie sólo puede ser destinada para áreas verdes (eje
del ducto). Si se requirieran modificaciones en los cauces artificiales por proyectos de
edificación, éstos sólo serán recibidos por la Dirección de Obras Municipales. Los
cauces artificiales a ser considerados con restricciones por el PRMS corresponden a
los presentados en la Tabla 5.11.

Tabla 5.11: Cauces artificiales.


Fuente: PRMS.

Zona Norte – Las Cruces El Carmen, Batuco, Colina y derivados, Canal Polpaico.
Zona Norte – Mapocho Metropolitano, El Bollo, San Carlos, Las Perdices, Eyzaguirre, San
Francisco, Ortuzano
Zona Centro -
Zona Sur Canal La Florida.

El Plan también debe identificar aquellos terrenos que se vean afectados por las
escorrentías provenientes de aguas lluvias en los que se deben considerar medidas de
seguridad para los sectores que reciban las aguas, los que no aparecen en el PRMS.
Finalmente, el PRMS identifica zonas con riesgo geofísico por inundación recurrente,
dentro de las cuales incluye las áreas asociadas al Río Mapocho, Río Maipo, Zanjón de
La Aguada, Estero Las Cruces, Estero Lampa y ramales, Estero Colina Y ramales,
Estero Chacabuco, Estero Santa Margarita, Estero Til-Til, Estero Polpaico y Estero
Caren. Áreas que sólo permiten equipamiento para áreas verdes.

Con respecto a las actividades de extracción de áridos, se requerirá de un permiso


Municipal, previo a la calificación del Ministerio de Salud. Con respecto al drenaje
urbano, los lineamientos del Plan Regional Intercomunal establecen que las
extracciones no pueden interrumpir canales ni drenajes (MINVU, 1998: 47). Sin
embargo, el PRMS permite estas actividades en los cauces de los ríos Mapocho,
Maipo y Clarillo, y en los esteros Lampa, Colina, Seco, Pedelhue, Til Til, Chacabuco y

61
Polpaico, cuyas normas, zonas de aplicación y procedimientos técnicos serán los
definidos por el MOP, “dentro de su competencia”.

Sobre las obras de aguas lluvias, éstas se consideran dentro de la definición de


infraestructura sanitaria como alcantarillado de aguas lluvias. Obras que deben
atenerse al Plan Maestro respectivo y en caso de su no haberlo, se procederá al
“escurrimiento natural de las aguas lluvias, favoreciendo el poder devolverlas a un
cauce natural” (MINVU, 1998: 53). Existiendo o no un Plan Maestro, se recomienda
“que en los espacios privados las aguas lluvias sean absorbidas en el propio terreno,
dejando en los espacios públicos, plazas u otras áreas susceptibles de servir como
receptáculo momentáneo a la acumulación de aguas lluvias, la posibilidad de utilizar la
infiltración y regulación (MINVU, 1998: 54)”. Cabe destacar que en PRMS, en la
definición de infraestructura sanitaria no se incluyen obras de aguas lluvias, sino que
sólo sistemas de agua potable, evacuación de aguas servidas y disposición de
residuos sólidos. La infraestructura para aguas lluvias se considera como
infraestructura metropolitana de manera independiente, junto con la sanitaria y de
transporte.

c) Ley General y Ordenanza de Urbanismo y Construcción


La Ley General de Urbanismo y Construcciones de 2003 (MINVU, 2007a), define
los principios, derechos, sanciones y responsabilidades que rigen a los diferentes
actores relacionados con la planificación urbana, la urbanización y la construcción. El
artículo 134º de esta Ley estipula la ejecución de los desagües de aguas lluvias y de
defensa del terreno como responsabilidad del propietario del terreno a urbanizar. Inciso
que fue agregado en función de la Ley 19.525 de 1997. De igual manera, la Ordenanza
General de Urbanismo y Construcciones (MINVU, 2008a), en su artículo 3.2.2, designa
al urbanizador como el responsable de las obras relacionadas con las aguas lluvias.
Responsabilidad que es transferida en el caso de las cooperativas de viviendas, de
acuerdo a lo estipulado en el artículo 137º de la Ley que estipula la construcción de las
obras en dos etapas. En la primera etapa “ejecutará las redes de agua potable,
alcantarillado y electricidad y la pavimentación básica parcial que señale la Ordenanza
General” y “en la segunda etapa, la cooperativa deberá ejecutar las restantes obras de
pavimentación”. De esta manera, no se considera de manera explícita lo estipulado en
la Ley Nº 19.525 de 1997.

En el caso de la urbanización de terrenos rurales, la Ordenanza General estipula


un grado mínimo de infraestructura a ser aprobada por la SEREMI las que incluyen la
evacuación de las aguas lluvias como el escurrimiento en “forma natural por calles y
pasajes, o por cauces naturales o artificiales de aguas o mediante pozos absorbentes,
u otra solución alternativa técnicamente aceptable” (Art. 2.2.10). Finalmente, en el caso
de las construcciones subterráneas se estipula la obligación de un proyecto que
asegure la absorción de aguas lluvias al interior del terreno (Art. 2.6.3, en el Capítulo 6
sobre el Agrupamiento de los Edificios y su Relación con el Suelo).

Existen otros documentos como Circulares de la División de Desarrollo Urbano


(DDU), Manuales, Leyes y Decretos del MINVU, relacionados con especificaciones
para la construcción de pavimentos y viviendas. En el caso de la construcción de
pavimentos, los artículos relacionados con las soluciones e instalaciones de drenaje
urbano son:

62
d) Código de Normas y Especificaciones Técnicas de Obras de Pavimentación, de
1994.
En la sección 21 del Código se establecen tres efectos que las precipitaciones
ocasionan en los pavimentos y que pueden ser resumidas como el deterioro de las
carpetas, la disminución de la capacidad vial y el incremento en el número de
accidentes automovilísticos. Para evitar esto, la Norma exige la “disposición de obras
y/o medios que permitan su evacuación”.(MINVU, 1994a: 370) Dentro de las medidas
que debe incluir el proyectista como obras complementarias, se consideran obras
superficiales y subterráneas, a ser:
o Disposición de pendientes transversales en aceras y calzadas.
o Disposición de la pendiente longitudinal que permita el fácil y rápido
escurrimiento de las aguas.
o Sistemas de captación y conducción de las aguas, como sumideros, cámaras,
pozos absorbentes y/o colectores, canalizaciones y drenes.

La Norma entrega especificaciones técnicas para el dimensionamiento de las


obras, específicamente, para la determinación de los caudales a conducir.

e) Ley Nº 8.946 de 1949, actualizada al 2006. Sobre Pavimentación Comunal


Esta Ley (MINVU, 1949) regula los trabajos de pavimentación así como los de la
fiscalización de dichas obras, exigiendo la inclusión de los costos de las obras
complementarias asociadas a cada proyecto, como las soluciones de desagüe de las
aguas lluvias (Art. 21º). La Ley define al SERVIU de Vivienda y Urbanismo la
responsabilidad de fiscalizar estas obras, pudiendo ser ésta transferida a las
Municipalidades. De manera específica, el artículo 33º delega en el SERVIU la
disposición para ejecutar todos los trabajos a realizarse en aquellos cursos de agua
que crucen o recorran una calle en la que se realizarán obras de pavimentación.

f) DDU 151 Circular Ord. Nº182 de 2005. Sobre Tratados Viales Urbanos y
Servidumbres de Tránsito
En el caso de las servidumbres de tránsito aprobadas para permitir el acceso de
predios privados a una vía de uso público en caso de no tenerlo, se exige igualmente la
implementación de obras de aguas lluvias en el proyecto de pavimentación (MINVU,
2005: Punto 4.c).

g) D.S. Nº114 de 1994, que Reglamenta el Programa de Pavimentación


Participativa
La participación participativa es una solución propuesta para reducir el déficit de
pavimentos, permitiendo la incorporación de financiamiento particular y de Municipios
en conjunto con los destinados por el MINVU. Dentro de los considerandos del
Decreto, se menciona la conexión de pavimentos para “permitir el escurrimiento de las
aguas lluvias, evitando de ese modo los anegamientos que se producen” (MINVU,
1994b: 2). Los proyectos son recibidos por el SERVIU de Vivienda y Urbanismo o por
las Municipalidades, pero su aprobación recae sólo sobre la Secretaría.

63
Y los documentos complementarios para la construcción de viviendas y que tienen
relación con obras de drenaje, son:

h) DDU 133 Circular Ord. Nº 00090, de 2004. Sobre Condiciones Mínimas de


Urbanización en Conjuntos de Viviendas en el Área Rural
En el caso de los conjuntos de vivienda rural, la circular otorga al SERVIU de Vivienda
y Urbanismo el poder de autorizar sistemas de alcantarillado unitarios en ciertos casos.
(MINVU, 2004: Art. 4).

i) Ley Nº 20.234 de 2008. Sobre el Procedimiento de Saneamiento y


Regularización de Loteos
La Ley (MINVU, 2008b) establece que la regularización de loteos requiere de
condiciones de urbanización que consideren los servicios de agua potable,
alcantarillado de aguas servidas, electricidad, alumbrado público y gas. La Ley no
hace referencia explícita a obras de aguas lluvias, salvo la mención de obras
complementarias y de defensa del terreno en caso que se amerite la pavimentación.

j) Manual de Uso y Mantención de la Vivienda para la Región Metropolitana, del


2007.
Dentro del capítulo de “Mantención y Cuidado del Entorno” (MINVU, 2007b: 17), el
manual menciona la limpieza de sumideros de manera de evitar su obstrucción y las
consecuentes inundaciones. No se considera limpieza de canaletas ni la ubicación del
punto de descarga.

k) Guía de Diseño de Técnicas Alternativas para Soluciones de Aguas Lluvias en


Sectores Urbanos de 1997
La guía presenta las especificaciones de diseño, construcción e inspección de
obras de aguas lluvias complementarias a la red de colectores y al drenaje natural,
conocidas como Técnicas Alternativas (BMP’s, en inglés), y que incluyen técnicas de
infiltración, almacenamiento y de desconexión de áreas impermeables. (MINVU-
DICTUC. 1996).

l) Guía de Diseño y Especificaciones de Elementos Urbanos de Infraestructura de


Aguas Lluvias de 2005
Contiene los criterios de diseño de soluciones de la red secundaria de aguas
lluvias para terrenos a urbanizar, para consideración del proyectista. La guía establece
que “el proyectista debe considerar en la solución de aguas lluvias el uso de Técnicas
de Gestión de Escurrimientos Urbanos (TGEU), también conocidas como Técnicas
Alternativas, para evitar las externalidades negativas hacia aguas abajo generadas por
el proceso de urbanización. El uso de estas técnicas requiere estudiar el proyecto de
aguas lluvias en la etapa de planificación y diseño preliminar de la
urbanización”(MINVU, 2005b: 22).

Como criterios básicos, la guía propone considerar el respeto de la red natural de


drenaje, incorporando quebradas y cauces al sistema de áreas verdes local. También
insiste en la utilización de Técnicas Alternativas considerando la problemática de la
calidad de las aguas lluvias, mediante la captación y tratamiento de las aguas donde se

64
generan de manera de no producir mayores caudales máximos que los existentes
previos al proyecto de urbanización. Y por último, se menciona la importancia de
respetar el sistema general de drenaje y la capacidad establecida de los colectores
propuestos por el Plan Maestro. Los objetivos a considerar por el proyectista para la
selección de la obra más indicada según las condiciones locales, son respetar el
sistema natural de drenaje, permitir la disminución de las escorrentías y favorecer su
retención. En el caso de los excedentes del volumen captado por las obras a
implementar, se propone su conducción por cunetas hasta su desagüe en la red
primaria por medio de sumideros. La guía presenta brevemente las obras de las
Técnicas Alternativas por estar ellas definidas técnica y constructivamente en la guía
antes mencionada. Posteriormente se presentan las especificaciones de diseño para el
escurrimiento en calles y sumideros, y de los elementos de conducción (colectores) de
la red secundaria. Para estas obras se define la forma de presentación de los
proyectos y las planillas para su verificación.

m) Manual de Inspección Técnica de Obras. Decreto Nº85 de 2007.


El manual de la División Técnica de Estudio y Fomento Habitacional del MINVU
(2007c), no considera la inspección o control de las redes de drenaje. Dentro de los
principales documentos que deben ser considerados por los contratistas de obras, el
manual no incluye la “Guía de Diseño y Especificaciones de Elementos Urbanos de
Infraestructura de Aguas Lluvias” ni la “Guía de Diseño de Técnicas Alternativas para
Soluciones de Aguas Lluvias en Sectores Urbanos”, pero sí la Ley Nº 19.525. El
manual presenta metodologías de inspección para la obras de vivienda y
equipamiento, obras de pavimentos y parques urbanos. Con respecto a la primera, se
consideran sólo las canaletas y tubos de desagüe en las cartillas de control. Para los
pavimentos se considera el control en la recepción obras de aguas lluvias. Y en la
metodología de inspección de parques, se considera la recepción de obras de
evacuación de aguas lluvias. En este manual, la revisión de las obras de aguas lluvias
va asociada fuertemente a los elementos de pavimentación.

5.1.3 Municipalidades
La Ley 18.695 Orgánica Constitucional de Municipalidades (Ministerio del Interior,
2001), atribuye a las Municipalidades la responsabilidad de administrar los bienes
municipales y nacionales de uso público y a la Unidad de Aseo y Ornato, el aseo de los
bienes nacionales públicos presentes en la Comuna. Y de acuerdo al artículo 92 del
Código de Aguas, la Municipalidad puede establecer sanciones frente a la prohibición
de botar basuras y desperdicios a los canales. Siendo también responsabilidad de ella,
limpiar aquellos canales que resulten obstruidos por escombros. Con respecto a las
zonas de riesgo de inundación, la Ley General de Vivienda y Urbanismo confiere a la
Municipalidad la autoridad para la adquisición de terrenos de manera de erradicar
poblaciones ubicadas en estas áreas. El artículo 81º de la Ley referente a la
prevención del deterioro progresivo de un sector, permite a la Municipalidad la fijación
de plazos para la conexión a redes de agua potable y de alcantarillado cuando éstas
existan, pero no hace referencia a la conexión a la red de aguas lluvias. Las zonas de
riesgo que considerará la Municipalidad serán aquellas definidas en los Planes
Reguladores Comunales.

65
a) Plan Regulador Comunal
Este tipo de planes deben ser elaborados por las Municipalidades, y como el Plan
Regulador Intercomunal, busca el desarrollo armónico del territorio mediante la
organización del sistema construido y de la locación de actividades. Es así como para
la elaboración de un Plan Regional Comunal (PRC) “es necesario reconocer, respetar y
hacer convivir el sistema comunal con los componentes fundamentales de su paisaje:
bordes de ríos, lagos y mar, quebradas que constituyen cauces naturales de aguas
lluvias y accesos a la cordillera, considerándolos, en lo posible, como espacios
públicos, parte de un sistema integral de áreas verdes y recreación, y como circuitos
peatonales que realzan la presencia de la naturaleza en el territorio y enriquecen la
lectura de la ciudad” (MINVU, sin fecha: 17). De igual manera que en los Planes
Reguladores Intercomunales, estos Planes deben identificar las áreas de riesgo natural
(eventos de inundación y terrenos afectados por desbordes de cauces naturales),
estableciendo las medidas de defensas requeridas. Según el PRMS, las
modificaciones a realizarse en áreas de con riesgo de inundación, deben presentar
estudios al MOP, los que una vez aprobados, permiten realizar cambios en el PRC.

El PRC debe hacerse cargo además, de la dictación de normas que permitan


“respetar los sistemas naturales de escurrimiento superficial de aguas lluvias, y cuando
se proponga su modificación, exigir los estudios correspondientes” (MINVU, sin fecha:
18). El PRC también entiende las obras de aguas lluvias como infraestructura sanitaria,
en función de lo establecido en los Planes Maestros existentes. En caso de no existir
un Plan Maestro, el PRC establece la necesidad de enviar un informe a la DOH del
MOP que acredite que la configuración urbana permite evacuar las escorrentías.
Además, hace hincapié en la elaboración de estudios de factibilidad para obras de
alcantarillado de aguas lluvias. Y de igual manera que el Plan Regulador Intercomunal,
fomenta la utilización de Técnicas Alternativas de infiltración.

Con respecto a la extracción de áridos, corresponde a los PRC definir el destino


final de los terrenos ocupados por canteras y/o pozos de extracción para faenas
abandonadas o en explotación.

5.1.4 Comisión Nacional de Medio Ambiente


La Comisión Nacional de Medio Ambiente (CONAMA), es el organismo que tiene la
responsabilidad de velar por la protección del medio ambiente y la preservación y
conservación de la naturaleza y el patrimonio natural. Por esta razón es que presenta
atribuciones sobre la evaluación de múltiples proyectos de desarrollo y sus impactos,
que son sometidos al Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental. La CONAMA
además, se encarga de la elaboración de políticas, estrategias y planes que fortalecen
la gestión de los recursos naturales.

a) Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental


La CONAMA es la responsable de la revisión de proyectos al Sistema de
Evaluación de Impacto Ambiental (SEIA). De acuerdo a la Ley Nº 19.300 (CONAMA,
1994) y el Reglamento del Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental
(MINSEGPRES, 2001: 59), los proyectos relacionados con la construcción de
acueductos o con la alteración de cuerpos naturales de agua, serán ingresados al SEIA
mediante una Declaración de Impacto Ambiental. En la Tabla 5.12 se detallan los

66
pronunciamientos de cada organismo referente a las obras de aguas lluvias ingresadas
y registradas en el sistema hasta la fecha. Como se puede apreciar, los organismos
responsables de emitir pronunciamientos y observaciones a este tipo de proyectos
corresponden a la Dirección de Obras Hidráulicas, la Dirección Regional de Aguas,
ambas del MOP, las SEREMIS del MOP y MINVU, y la CONAF.

Tabla 5.12: Pronunciamientos remitidos de proyectos de aguas lluvias ingresados al SEIA.


Elaboración propia en base a información CONAMA.

Pronunciamientos Remitidos
Proyecto Titular Dirección Dirección SEREMI CONAF
Regional Regional de
Obras Aguas
Hidráulicas
Canalización y Privado Especificar Mencionar Informar a Municipalidad Énfasis en vegetación
Entubamiento obras de afecciones por reducción de fajas de existente en los
Desvío Quebrada conexión con aguas abajo por restricción de peligro de márgenes del cauce.
El Manzano y la quebrada. obra de inundación.
rebalse Embalse Mantención y entubamiento. Aclarar reducción de fajas
La Dehesa reparación de Entregar caudal de restricción por
obras a cargo de diseño del inundación y no de áreas
del titular. proyecto y el verdes de uso público
Aclaración utilizado para (SEREMI MINVU)
que las obras las
propuestas no proyecciones de
eliminarán las obras.
riesgo de
inundación en
la zona.
Canalización del MOP - Conforme (SEREMI Entregar información
Estero Las MINVU) de acceso a cauce y
Cruces, tramo ruta disminución de
57desembocadura inundaciones en
Estero Lampa asentamientos
humanos.
Canal Colector de MOP Conforme - Aclarar periodo de retorno -
Aguas LLuvias en zona de inundación
Hondonada Río identificada (SEREMI
Viejo, Comunas MINVU)
de Cerro Navia y Conforme (SEREMI MOP)
Pudahuel
Sistema de Municip. - - - Identificar especies a
Evacuación de Curacaví reforestar.
Aguas Lluvia, Área
Urbana
(Colectores) –
Comuna de
Curacaví
Proyecto Aguas SERVIU - - Indicar si obras se -
Lluvias Colector RM acoplarán a colectores
Diagonal Reny existentes en Plan Maestro.
Comuna de Cerro MOP
Navia
Obras para el MOP - - - Considerar plan de
Control de reforestación en
Aluviones y laderas y utilizar
Arrastre de medidas biológicas
Sedimentos en (vegetación) para
Quebrada de estabilizar taludes.
Macul, RM
Construcción de MOP Se excluye de - Conforme (SEREMI MOP) Contemplar reposición
Obras Fluviales participación Conforme (SEREMI de especies arbóreas y
Río Mapocho, MINVU) arbustivas en riberas.
Sector Rural, RM
Modificación Privado - - Detallar planos presentados Se excluye de
Tranque La en permiso sectorial participación.
Dehesa ambiental. (SEREMI MOP)

67
Por otra parte, se revisaron los proyectos inmobiliarios enviados al SEIA, tales
como conjuntos habitacionales y edificios. De aquellos aprobados el año 2008, se pudo
constatar que las observaciones referentes a las soluciones de aguas lluvias
provenían de la Dirección de Obras Hidráulicas y la Dirección Regional de Aguas, sea
cual sea el monto de inversión del proyecto. De acuerdo a las observaciones
estudiadas, se observó que los pronunciamientos de la DOH hacían mayor referencia
al respeto de las obras propuestas en el Plan Maestro. Mientras que la DRA, se
enfocaba de mayor manera a la mención y respeto de los cauces naturales existentes
en el área de influencia, los permisos requeridos para la descarga a cauces en puntos
pertenecientes a propiedad privada y a la entrega de un mayor detalle de la solución
propuesta de aguas lluvias. Este último punto es el único en conflicto entre ambas
entidades, dado que se encontró que pese a existir conformidad en el pronunciamiento
de la DOH en varios de los proyectos, la DRA exigía un mayor detalle con respecto al
manejo de aguas lluvias. Las Declaraciones de Impacto Ambiental (DIA) aprobadas el
año 2008 y revisadas en esta investigación, puede observarse en la Tabla 5.13. Cabe
destacar, que en ninguna de estas DIA se encontraron observaciones de la SEREMI
del MINUV por el tema de las aguas lluvias en los proyectos con respecto al sistema
secundario, donde tiene atribuciones.

Tabla 5.13: Declaraciones de Impacto Ambiental de proyectos inmobiliarios aprobadas el año 2008.
Fuente: Elaboración propia.

Proyectos Inmobiliarios
San Alberto de Casas Viejas Vicuña Mackenna Poniente
Proyecto Urbanización Lote 3J Edificio Cóndor Prat
Edificio Morandé Proyecto Inmobiliario La Hacienda
Edificio Don Vicente Conjunto Habitacional Los Álamos de Lo Chacón
Mall Plaza Sur Haras de Huechuraba Lote D2

b) Estrategia para la Conservación de la Biodiversidad en la Región


Metropolitana
La Estrategia elaborada por la CONAMA (2004), identifica los sitios prioritarios en
la Región con características ecosistémicas relevantes a ser protegidos. De acuerdo a
las Figuras 5.4, 5.13 y 5.14, se puede apreciar que los sitios prioritarios que coinciden
con las cuencas aportantes del Gran Santiago y con áreas recurrentemente inundables
son:
o Contrafuerte Cordillerano: Establecido por el PRMS como un Área de
Preservación Ecológica, con quebradas y humedales en altura. La Estrategia lo
describe además, como un sitio fundamental para la protección de los recursos
hídricos. Existe un Plan de Acción a completarse el 2010.
o Colina – Lo Barnechea: Zona definida como Área de Preservación Ecológica
sobre la cota 1.000 por el PRMS. Destaca por su cercanía a Santiago y sus
beneficios ecológicos, así como el riesgo asociado a su ocupación.
o Humedal Batuco: Ubicado en la comuna de Lampa, es el humedal más
importante de la Región Metropolitana. El año 2005 el humedal presentó graves
problemas de envenenamiento de sus aguas lo que generó la mortandad de
variadas especies, afectando especialmente a las aves. La querella fue dirigida
a la planta de tratamiento de aguas servidas en la zona. Por otra parte, el

68
humedal se encuentra amenazado frente a diferentes proyectos inmobiliarios a
ser desarrollados en la zona, junto a rellenos de tierra y depositación de
basuras (vertederos ilegales). Existe un Plan de Acción en base a la Estrategia
que busca la asignación de categoría RAMSAR al humedal.
o Alto de la Cuenca del Mapocho: Sitio con alta biodiversidad y la presencia de do
santuarios de la naturaleza. Sobre la cota 1.000 está regulado por el PRMS y
designado Área de Preservación Ecológica.

Figura 5.14: Ubicación de sitios prioritarios en la Región Metropolitana.


Fuente: CONAMA, 2004.

5.1.5 Corporación Nacional Forestal


Si bien no existen responsabilidades directamente relacionadas a la gestión de las
aguas lluvias, cabe destacar que dentro del marco de la Ley Nº 18.348 (Ministerio de
Agricultura, 1984), la Corporación Nacional Forestal (CONAF) presenta atribuciones
relacionadas a la protección, conservación y manejo de los recursos naturales
renovables. A través de los establecido en la el Reglamento D.S Nº 202 de 2001, la
CONAF vela por la recuperación de los suelos degradados por erosión, y por la
protección de la vegetación en riberas de cauces y en quebradas de la zona del
piedemonte oriente de Santiago, mediante los decretos supremos, D.S Nº 82 de 1974 y
D.S Nº 8 de 1968.

69
5.1.6 Servicio Agrícola Ganadero
Al igual que la CONAF, el Servicio Agrícola Ganadero (SAG) no tiene atribuciones
directas sobre el manejo de las aguas lluvias, pero sí sobre factores que contribuyen a
exacerbar sus impactos. A través del Subdepartamento de Conservación de suelos y
agua, el SAG es el encargado de promover medidas que minimicen la erosión y que
faciliten el drenaje natural de los suelos. También, se preocupa por la contaminación
de los recursos hídricos y controla el uso de pesticidas y químicos agrícolas.

La Comisión Nacional de Riego (CNR) está conformada por un Consejo de


Ministros, siendo presidida por el Ministro de Agricultura. Entre sus atribuciones está la
de definir la Política Nacional de Riego y Drenaje (CNR, 2006) que establece los
lineamientos para la construcción de obras de drenaje y riego rural y agrícola. Dentro
de los objetivos específicos de la Política, se tienen el del “fomentar la gestión eficiente
y moderna de los sistemas de riego y drenaje por parte de los agricultores”. (CNR,
2006: Punto 3). Y dentro de sus estratégicas temáticas está la de “desarrollar obras de
drenaje con una perspectiva de manejo integrado de los recursos hídricos.” (CNR,
2006: Punto 4.1.3), así como “proteger la calidad del agua para el desarrollo de una
agricultura limpia y sustentable”. (CNR, 2006: Punto 4.1.4). Otra atribución de la CNR
es la de coordinar el subsidio a proyectos de riego (Ley Nº 18.450 de 1985), que el año
2006 fue modificada otorgándole a la Dirección de Obras Hidráulicas, la
responsabilidad de entregar las bases del concurso y recepcionar los antecedentes.
Así como de fiscalizar las obras en ejecución.

5.1.7 Oficina Nacional de Emergencias del Ministerio del Interior


Esta oficina (ONERMI), es la encargada de ejecutar acciones de prevención y
respuesta frente a emergencias y desastres de origen natural o antrópico. Para el caso
de la investigación, tiene atribuciones con respecto a situaciones de inundaciones o
tormentas graves. Sin embargo, como se pudo constatar al momento de recopilar
información (ver detalles en letras a. y d. del punto 2.1.2), ésta no se encuentra
registrada de manera detalla ni a nivel local, lo que dificulta la realización de estudios
generales y la identificación de las zonas problemáticas. Mediante los reportes
generados desde el Centro de Alerta Temprana se establecen los estados de alerta en
las diferentes ciudades dadas las condiciones climáticas. La ONEMI, cuenta además,
con planes de emergencia frente a diferentes tipos de desastres naturales, tales como
sismos o tsunamis, sin embargo, no cuenta con uno específico para inundaciones.

5.1.8 Ministerio de Bienes Nacionales


Mediante el D.S Nº 609, de 1978 el Ministerio de Bienes Nacionales (MNB) fija los
deslindes de los bienes nacionales de uso público, en los que se incluyen los cauces
de ríos, esteros y lagos. El Decreto establece normas acerca de la definición de
elementos como el lecho, el cauce y los terrenos pertenecientes a los propietarios de
las riberas. Sin embargo, en el artículo 2, se especifica la necesidad de “oír” al
Departamento de Defensas Fluviales de la Dirección General de Obras Públicas. La
antigüedad de este Decreto y su actual validez, se contrapone con la nueva estructura
del Departamento de Obras Fluviales que depende de la Dirección de Obras
Hidráulicas, que paralelamente a la Dirección de Obras Públicas, depende
directamente del Subsecretario del Ministerio. Por otra parte, el artículo 8 establece

70
claramente el deber de dar aviso previo al Departamento de Obras Fluviales (bajo el
mismo supuesto de dependencia de la Dirección General de Obras Públicas), acerca
de cualquier concesión por extracción de materiales de los cauces de un río, lago o
estero.

5.2 Análisis de coherencia en instrumentos del drenaje urbano del


Gran Santiago
Considerando los instrumentos revisados en la sección 6.1, se procederá a
realizar un análisis de la coherencia entre sus objetivos, ya que la gestión de los
cauces va estrechamente ligada a la del territorio en que se encuentran, así como a la
del ecosistema local, en vista de las complejas sinergias y relaciones entre los
diferentes elementos que conforman su área de influencia.

Se estudiará entonces, el nivel de coherencia interna a nivel de políticas, leyes,


planes, programas y estrategias en busca de la existencia de compatibilidad entre sus
objetivos generales. La metodología a presentar es la utilizada en Evaluación
Ambiental Estratégica, para confrontar los instrumentos de gestión de diferentes
organismos e identificar la existencia de un enfoque común, una coherencia teórica y
otra funcional.

Por Evaluación Ambiental Estratégica se entiende el análisis de las implicancias


ambientales, sociales y económicas a nivel de políticas, planes y programas, que
contribuye a mejorar y fortalecer un proceso de toma de decisiones. Debido a que las
decisiones de orden superior son las que condicionan las acciones y proyectos
posteriores, es que este análisis pone especial énfasis en las políticas, planes y
programas.

Considerando que este tipo de evaluación se enmarca en la dimensión ambiental


de las políticas, planes y proyectos, y entendiendo la problemática de las aguas lluvias
y la necesidad de su enfoque desde una gestión del recurso hídrico (y también
ambiental) en la cuenca, es que se procederá a su utilización. Se espera que las
características de esta metodología, evidencie el estado de la gestión de las aguas
lluvias. La Tabla 5.14 muestran los instrumentos a analizar por tipo de organismo. A
cada objetivo se le ha asignado un número por razones de orden y simplificación, que
es el que aparece en el análisis de la Tabla 5.15. La caracterización entre los objetivos
se basa en su nivel de compatibilidad. De esta manera se tiene la:
o Compatibilidad completa (C), cuando las relaciones entre los objetivos son
altamente compatibles, y nunca confrontacionales o contradictorios.
o Compatibilidad parcial (P), cuando las relaciones nunca son confrontacionales,
pero requieren de un manejo y seguimiento, ya que la interacción entre los
objetivos puede tener respuestas no deseadas, o porque bajo ciertas
circunstancias, objetivos poco claros pueden generar incompatibilidades.
o Ausencia de compatibilidad (N), cuando las relaciones entre los objetivos son
confrontacionales para toda circunstancia.

71
Tabla 5.14: Instrumentos y objetivos a analizar de organismos identificados
Instrumentos # Objetivos

PRDU 15 Orientar desarrollo de asentamientos humanos

PRI 16 Regular desarrollo físico de la ciudad garantizando coherencia y


continuidad entre los elementos de comunas adyacentes.
17 Regula los principios, atribuciones, potestades, facultades,
LGUC responsabilidades, derechos, sanciones y demás normas que rigen a
los organismos, funcionarios, profesionales y particulares, en las
acciones de planificación urbana, urbanización y construcción.
18 Reglamenta la Ley General de Urbanismo y Construcciones, regula el
OGUC procedimiento administrativo, el proceso de planificación urbana, el
proceso de urbanización, el proceso de construcción, y los estándares
técnicos de diseño y de construcción exigibles en los dos últimos.
Código de Normas 19 Establece especificaciones aplicables a obras de pavimentación
y Especificaciones urbana dentro del radio urbano en todas las comunas, excepto en
Técnicas de Obras Santiago.
de Pavimentación
Ley Nº 8.946 de 20 Sobre Pavimentación comunal.
1949. En relación a la fiscalización, adjudicación de obras, cobro, fondos y
conservación de pavimentos comunales.
DDU 151 Circular 21 Establece aplicación de normas a tratados viales urbanos y
Ord. Nº182 de servidumbres de tránsito en lotes interiores de un predio urbano.
2005.
D.S. Nº114 de 1994 22 Reglamenta el Programa de Pavimentación Participativa para
MINVU

reducción de déficit de pavimentación y repavimentación permitiendo


incorporación de particulares y Municipios en el financiamiento.
DDU 133 Circular 23 Sobre Condiciones Mínimas de Urbanización en Conjuntos de
Ord. Nº 00090, de Viviendas en el Área Rural.
2004.

Ley Nº 23.230 de 24 Sobre procedimientos de saneamiento y regularización de loteos.


2008
Manual de Uso y 25 Recomendaciones para la mantención y cuidado de la vivienda y el
Mantención de la entorno.
Vivienda para la
RM
Guía de Diseño de 26 Propone sistemas alternativos y complementarios de drenaje urbano
Técnicas de aguas lluvias, disponiendo de diferentes opciones de obras y
Alternativas para acciones.
Soluciones de
Aguas Lluvias en
Sectores Urbanos
Guía de Diseño y 27 Establece un cuerpo normativo, técnico y criterios para el diseño de
Especificaciones de los sistemas de evacuación y drenaje de aguas lluvias de la red
Elementos Urbanos secundaria, para orientar y regula las exigencias a los urbanizadores
de Infraestructura sobre esta materia.
de Aguas Lluvias
Manual de 28 Entrega metodología e instrumentos para el autocontrol de las faenas
Inspección Técnica de construcción por parte del contratista.
de Obras. Decreto
Nº85

72
Tabla 5.14: Instrumentos y objetivos a analizar de organismos identificados, cont.

Instrumentos # Objetivos
29 Promover el desarrollo armónico del territorio comunal poblado, de
acuerdo a las metas regionales de desarrollo económico y social;
PRC prever normas para lograr adecuadas condiciones de higiene y
seguridad en los edificios y espacios urbanos, y de comodidad en la
MUNICIPALIDADES

relación funcional entre las zonas habitacionales, de trabajo, de


equipamiento y esparcimiento.
30 Formular una propuesta de organización del sistema construido,
previendo las necesidades de espacio y localización de actividades
más adecuados; hacer compatibles las distintas actividades en el
espacio habilitado y generar una calidad morfológica que agregue
valor al conjunto.
31 Establecer disposiciones respecto al uso del suelo o zonificación,
localización del equipamiento comunitario, estacionamiento,
jerarquización de la estructura vial, fijación de límites urbanos,
densidades e intensidad de utilización del suelo, y determinación de
prioridades en la urbanización de terrenos para la expansión de la
ciudad, en función de la factibilidad de ampliar o dotar de redes
sanitarias y energéticas, y demás aspectos urbanísticos.
Ley Nº 19.300 32 Establece instrumentos de gestión ambiental, define
responsabilidades por daño ambiental y los procesos de fiscalización.
CONAMA

Crea CONAMA.
Estrategia 33 Establecer la conservación de la biodiversidad en la Región,
Conservación promoviendo su gestión sustentable en atención a las características,
Biodiversidad en la potencialidades y proyecciones regionales, de manera de resguardar
RM su capacidad vital y garantizar el acceso a los beneficios para el
bienestar de las generaciones actuales y futuras.
D.S Nº 202 34 Crea el sistema de incentivos para bonificar un porcentaje de los
costos netos de las prácticas de manejo y de recuperación de suelos
tales como: la limpieza, nivelación y habilitación de suelos, la
recuperación y el establecimiento de cubiertas vegetales
permanentes, la exclusión de uso de áreas de protección, la
CONAF

estabilización de suelos, la regulación de cauces, el control de la


salinidad y de los procesos de desertificación de suelos, la rotación
de cultivos u otras que persigan el mismo objetivo.
D.S Nº 82 35 Prohíbe la corta de árboles y arbustos en la zona de precordillera y
cordillera andina.
D.S Nº 8 36 Prohíbe la corta de árboles en la zona precordillerana al oriente de la
ciudad de Santiago
Ley Nº 18.450 37 Regula base de proyectos de obras de drenaje a participar en
SAG

fomentos de inversión privada.

Política Nacional de 38 Contribuir al desarrollo del país, a través del riego y drenaje, de modo
Riego y Drenaje de permitir el crecimiento del sector agropecuario mediante la
CNR

potenciación de su capacidad productiva y competitiva, en un marco


de equidad social, de género y etnias, y de sustentabilidad ambiental
y de gestión a nivel de cuencas hidrográficas.
D.S Nº 609 39 Fija normas para establecer los deslindes de los bienes nacionales de
MNB

uso público que constituyen los cauces de los ríos, lagos y esteros.

73
Tabla 5.14: Instrumentos y objetivos a analizar de organismos identificados, cont.

Instrumentos # Objetivos
Código de Aguas 1 Establece bases de dominio y aprovechamiento del agua. Establece
derechos sobre aguas lluvias en cauces y vías públicas.
Política Ambiental y 2 Incorporación de variables ambientales y territoriales en planes,
Territorial programas, proyectos y obras en general.
Participativa
Reglamento 3 Regula proyectos, la construcción y puesta en servicio de las
Instalaciones instalaciones domiciliarias de alcantarillado y agua potable, y establece
Domicil. Agua normas técnicas. Define instalación de sistema separado de aguas
Potable y lluvias.
Alcantarillado
4 Estudiar el problema de evacuación y drenaje de las aguas lluvias del
área del estudio y proponer una solución integral con su cuenca
aportante.
Plan Maestro
5 Realizar una caracterización y diagnóstico de la infraestructura
Evacuación y
Drenaje RM existente en la situación actual y futura del área del estudio.
MOP

6 Seleccionar y priorizar las zonas a sanear, y proponer, simular, analizar


y seleccionar alternativas de solución.
7 Desarrollar y estudiar la viabilidad, a nivel de perfil, de las soluciones
propuestas para algunos sistemas seleccionados de aguas lluvias.
8 Definir la Red Primaria de sistemas de evacuación y drenaje de aguas
lluvias del Gran Santiago y cuenca del estero Las Cruces.
9 Diagnóstico de situación actual respecto de los principales problemas
Plan Maestro de de inundación, erosión de riberas, pérdida de terreno y daños a la
Cauces, cuenca Río infraestructura.
Mapocho 10 Elaboración de Plan de acción de obras hidráulica y medidas no
estructurales.
11 Mejorar la seguridad de los habitantes y de los terrenos agrícolas e
Plan Maestro infraestructura pública y privada.
Cauce, cuenca Río 12 Controlar crecidas.
Lampa 13 Identificar zonas de riesgo.
14 Mejorar control de actividades en cauces para evitar acción prejudicial
sobre sus condiciones naturales.

74
Tabla 5.15: Matriz de coherencia entre compatibilidades de objetivos seleccionados.

2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19 20 21 22 23 24 25 26 27 28 29 30 31 32 33 34 35 36 37 38 39
1 C C P C C C C C C C C C C C C C C C C C P P N N C C P C C C C P C N N C C N
2 C N N N N N N N N N N N C C C C N N N N N P N C C N C C C C C P P P P C C
3 N N N N N N N N N N N P P P P N N N N N N C P P C P P P N N N N N N N N
4 C N C C N P P P P N C C C C C C C N N N P N N P C C C C C N C C N N C
5 C C C N P N P P P C C C C C C C C N N P C C N C C C C C N C C N N C
6 C C P N N P P P C C C C C C C N N N P N N N C C C P P N P P N N C
7 C N P N P P N C C C C C C C N N N P N N N C C C P P N P P N N C
8 N N N P P N C C C C C C C N N N N N N N C C C P P N P P N N C
9 C N N N N C C C C N N N N N N N N N N C C C P N C N N C C C
10 N N N N C C C C N N N N N N N C C N C C C P P C N N C C C
11 C C C C C C C N N N N N N N C C N C C C C P C N N C C C
12 C C C C C C N N N N N N N C C N C C C N N C P P C C C
13 C C C C C N N N N N N N C C N C C C N N C P P C C C
14 C C C C N N N N N N N C C N C C C C C C C C C C C
15 C C C C C C C C C C C C C C C C C C P P P C C C
16 C C C C C C C C C C C C C C C C C P P P C C C
17 C C C C C C C C P P C C C C P P N N N N N N
18 C C C C C C C P P C C C C P P N N N N N N
19 C C C N N C N N C C C C P N N N N N N N
20 C N N N C N N C C C C P N N N N N N N
21 N N N N N N C C C C P N N N N N N C
22 N N N N N P C C P P N N N N N N N
23 N N N N P C C P N N N N N N N N
24 N N N P C C P N N N N N N N N
25 N N C C C C P N N N N N N N
26 C P C C C C C C P P C C C
27 P C C C C C C P P C C C
28 C C C P N N N N N N N
29 C C N N N N N N N N
30 C P P N N N N N N
31 P P P P P N N N
32 C C C C C C C
33 C C C P C N
34 P P C C C
35 C N N N
36 N N N
37 C C
38 C
39

75
De acuerdo a la Tabla 5.15, se pueden observar ciertas incoherencias entre los
objetivos de los diferentes instrumentos, las que se muestran en la Tabla 5.16.

Tabla 5.16: Principales incoherencias entre instrumento.

Incoherencias entre instrumentos:


MOP
§ Incoherencia y discordancia entre la intención de aplicar la evaluación de variables ambientales y de
participación de la Política Ambiental y Territorial Participativa, y la real evaluación realizada para
seleccionar soluciones en el Plan Maestro de Evacuación y Drenaje.
§ Dentro de los objetivos de este Plan Maestro, se propone la entrega de una solución integral, sin
embargo, las soluciones finales no consideran temas de calidad de las aguas receptoras ni de
conservación de biota, por lo que no queda claro el alcance de la palabra “integral”, la que puede
confundirse con la integralidad inherente que existe en el concepto de sustentabilidad.
§ El Plan Maestro y sus soluciones no consideran como base los Planes Maestros de cauces, que
establecen las capacidades máximas de los cauces receptores.
§ No existe coordinación entre los Planes Maestros de cauces entre sí, siendo que los ríos principales a
los que se refiere se intersectan aguas abajo.
§ La gestión en los límites urbanos y de las cuencas que involucran los cauces de los Planes Maestros
no están desarrollados.

MOP – MINVU
§ Las regulaciones referidas a las obras de drenaje en vías y pavimentos no hacen referencia al Plan
Maestro de Evacuación y Drenaje. De manera específica, la normativa referida a Pavimentos
Participativos fomenta la conexión de pavimentos para el escurrimiento libre de las aguas lluvias por
las vías urbanas.
§ El Reglamento para las instalaciones domiciliarias de agua potable y alcantarillado considera
únicamente la utilización de una red separada para la evacuación de aguas lluvias, sin hacer mención
del uso de Técnicas Alternativas ni de su integración a la red primaria de aguas lluvias.
§ Las soluciones del Plan Maestro de Evacuación y Drenaje no especifican aquellas para la red
secundaria ni su integración con ella en base a un objetivo común.
§ Si bien el Plan Maestro de Evacuación y Drenaje considera especificaciones de los Planes
Reguladores, éstos últimos no consideran las capacidades de las soluciones de drenaje definidas en
los Planes Maestros de cauces ni de Evacuación y Drenaje al momento de actualizarse y redefinir los
límites urbanos y usos de suelo.

MOP – CONAMA
§ El enfoque del Plan Maestro de Evacuación y Drenaje no considera variables ambientales de calidad
tanto en recursos hídricos como en el hábitat de la biota existente en su área de influencia.

MOP – SAG/CNR
§ No se especifica en el Plan Maestro de Evacuación y Drenaje la gestión de las aguas lluvias en los
límites con zonas rurales.

MOP – MBN
§ Existe una diferencia entre las definiciones de álveos y cauces naturales entre lo establecido en el
Código de Aguas, que considera ambos conceptos bajo la misma definición, y el D.S. Nº609 que los
define separadamente.

MINVU
§ La regulación sobre obras de drenaje en pavimentos y vías urbanas no hace referencia a las Técnicas
Alternativas u obras complementarias.
§ No existe una regulación acerca de las obras de aguas lluvias en viviendas y caminos rurales.

Cabe destacar sin embargo, que pese a la existencia de las incoherencias


presentadas entre los objetivos, hay una serie de sinergias tales como la que ocurre

76
entre los Planes Maestros de cauces que consideran planes de desarrollo forestal en
las riberas (considerando lineamientos de CONAF), así como Técnicas Alternativas o
complementarias no estructurales para minimizar las inversiones de las obras fluviales
(definidas en instrumentos del MINVU, tales como guías y planes reguladores).

Las incoherencias o inconsistencias encontradas entre los diferentes instrumentos


analizados se describen a continuación.

1) El Plan Maestro de Evacuación y Drenaje de Aguas Lluvias para el Gran Santiago


presenta incoherencias tanto con los Planes de Manejo de Cauces como con
aquellos instrumentos relacionados con la protección de la biodiversidad. Entre sí,
éstos no son complementarios ni siguen una línea conceptual compartida o
integrada. Los Planes de Manejo de Cauces se preocupan más de la seguridad de
la población, la regulación de las actividades en los cauces y de la contribución al
desarrollo de la agricultura, por lo que las soluciones se enfocan a resolver
principalmente los problemas locales de cada río o estero para el aprovechamiento
de su cauce. Por esta razón, su diseño se asemeja más a una gestión de crecidas
cuyo enfoque tradicional se centra en la implementación de prácticas defensivas.

2) El Plan Maestro de Evacuación y Drenaje, también se enfoca en la búsqueda de


soluciones de manera local, pero sin lograr tomar como base los planes de cauces
para coordinar el dimensionamiento de los nuevos sistemas de drenaje o la
utilización de diferentes tipos de obras (almacenamiento o infiltración). Es así como
este plan, luego de identificar las zonas problemáticas, desarrolla esquemas de
soluciones que irremediablemente finalizan con un necesario aumento de la
capacidad de los cauces naturales receptores. Esto alterará el escenario propuesto
en los Planes de Manejo de Cauces. El enfoque de desarrollo sustentable en los
instrumentos de planificación urbana se desvirtúa si se considera el enfoque
netamente de control de volúmenes de escorrentía en las obras propuestas, sin
considerar variables ambientales al momento de seleccionarlas.

3) Otro punto importante son las zonas de transición entre las zonas urbanas y rurales
que no son consideradas en el Plan Maestro de Evacuación y Drenaje, pese a que
los cauces son compartidos por ambos tipos de zonas. La única referencia que se
tiene respecto de este tema, es la de la construcción de un conjunto de viviendas
en zonas rurales, donde se fomenta la conexión a sistemas unitarios. Las obras de
drenaje en zonas rurales que se acogen a la Ley Nº 18.450, y son revisadas por la
Dirección de Obras Hidráulicas, pero su gestión no está integrada a los Planes de
Manejo de Cauces aunque incluyan modificaciones en el drenaje natural.

4) La Estrategias para la Conservación de los Recursos Naturales y la Biodiversidad


podría ser un instrumento útil para fortalecer la protección de las zonas ribereñas,
así como la biota acuática. Al respecto, cabe destacar que los instrumentos de
planificación sí incluyen el aprovechamiento de las riberas urbanas para su
integración como áreas de recreación, lo que no aparece estipulado en el Plan
Maestro de Evacuación y Drenaje. También ellos coinciden con la identificación de
las áreas de riesgo por inundación, que hacen referencia a los planes para la
implementación de soluciones.

5) Los instrumentos relacionados con la pavimentación carecen de referencias a los


Planes Maestros al momento de diseñar obras de drenaje, así como tampoco a la

77
posibilidad de implementar otro tipo de soluciones, como Técnicas Alternativas o
complementarias. Otros instrumentos del MINVU hacen escasa referencia a
objetivos de protección de biodiversidad. De acuerdo al Plan Maestro de
Evacuación y Drenaje, aún existen calles que cumplen la función de conducir los
escurrimientos superficiales, siendo que la normativa existente para la construcción
de las mismas explicita el diseño de obras de desagüe. Sólo el Programa de
Pavimentación Participativa fomenta la conexión de áreas impermeables para
permitir el escurrimiento por ellas. Lo que es contrario a Guías de diseño
elaboradas por el mismo organismo y que presenta la desconexión de áreas
impermeables como una solución eficiente y complementaria para el manejo de las
aguas lluvias.

Cabe destacar, que los Planes Maestros antes mencionados, tienen más bien un
carácter de diagnóstico y de propuesta de soluciones en base a su factibilidad técnica.
No existe un instrumento ordenador definitorio a nivel superior que oriente formal y
estrictamente tanto la elaboración como su contenido, de una manera coherente e
integrada en concordancia con su alta dependencia del territorio y su planificación. Una
propuesta innovadora respecto de los niveles de integración intersectorial (MOP-
MINVU) es el Plan Maestro Parque La Aguada11, un parque abierto de tipo inundable
intercomunal (San Joaquín, San Miguel, Pedro Aguirre Cerda y Santiago) como opción
frente a un segundo entubamiento del Zanjón de la Aguada. Su construcción busca
revertir la condición de deterioro ambiental de la zona y generar conectividad entre
flujos locales y comunales. Al mismo tiempo, el proyecto generará espacios públicos y
áreas verdes y de recreación, permitirá la detonación del desarrollo económico y social
en áreas colindantes deterioradas, así reconocer y revalorizar el río. De esta manera,
el proyecto presenta una solución sustentable de drenaje y evacuación de aguas
lluvias con zonas de inundación controlada (MINVU, 2003), cuya importancia radica en
la integración funcional de un cauce natural a la red del drenaje urbano, y en la
incorporación del diseño de bajo impacto para obras de intervención urbana a gran
escala.

Otro ejemplo importante, lo constituye el proyecto inmobiliario La Reserva, en


Chicureo. La zona de 750 ha está ubicada junto a las quebradas ON1 y ON2,
descargando las aguas lluvias a un cauce natural (ver Tablas 5.1 y 5.5, con la
explicación asociada a ellas). Este proyecto, incluye un Plan Maestro alternativo para el
manejo de las quebradas, utilizando un sistema de retención y control de flujos para
controlar el escurrimiento y mejorar el estado de recepción de los cauces12. El manejo
de las quebradas se realiza al interior de las áreas verdes. La velocidad de los flujos se
controla mediante la utilización de canales bajos sin pendientes, y los volúmenes son
almacenados aguas abajo, en estanques de amortiguación. De manera
complementaria, el proyecto incluye en la parte baja del terreno, una laguna que
permite eliminar las aguas del sector de manera gradual y controlada, a través de
compuertas y pasos de agua. De esta manera, el proyecto busca disminuir los
impactos generados fuera del recinto, incluyendo a las quebradas como áreas verdes
(BIT, 2005).

11
Elaborado por equipo multidisciplinario SEREX-UC, coordinado por Pablo Allard y dirigido por José
Rosas, en el marco del Anillo Interior de Santiago.
12
Elaborado por Bonifacio Fernández, Jefe del Departamento de Ingeniería Hidráulica y Ambiental de la
Universidad Católica.

78
5.3 Análisis de coherencia de la sustentabilidad en la gestión del
drenaje urbano del Gran Santiago
Dado que el mayor instrumento de coordinación y gestión de las soluciones de
aguas lluvias urbanas corresponde a los Planes Maestros de Aguas Lluvias, se
procederá a comparar los objetivos y características de los diferentes instrumentos
estudiados con respecto a los objetivos propuestos para el diseño de un Plan Maestro
moderno, mencionados en el Plan Maestro de Evacuación y Drenaje de Aguas Lluvias
del Gran Santiago.

Estos objetivos se basan en el concepto de sustentabilidad y tienen un enfoque


integral de las aguas lluvias con respecto a los recursos hídricos en una cuenca. Como
se mencionó anteriormente, estos objetivos no fueron abordados para la elaboración
de la propuesta del actual Plan Maestro que rige en el Gran Santiago, sin embargo,
fueron mencionados como necesarios al momento de diseñar un Plan Maestro
definitivo. Los objetivos son a considerar son:
o Objetivo 1: Controlar las crecidas.
o Objetivo 2: Controlar la calidad de las aguas.
o Objetivo 3: Proteger el paisaje y el aprovechamiento sustentable del recurso.

Los resultados de esta comparación se presentan en la Tabla 5.17, utilizando la


señalización a modo de semáforo, indicando con verde aquellos instrumentos que
incorporan en mayor medida la característica sustentable, en amarillo, aquellos
instrumentos que incluyen algunas de estas características, y en rojo los que no.

La mayoría de los instrumentos que tienen relación con la gestión de las aguas
lluvias hacen referencia a medidas para el control de las inundaciones y crecidas. Sin
embargo, esto no considera una visión de cuenca por cuanto el control se limita a las
inundaciones de carácter local y no a las que ocurren aguas abajo.

En los instrumentos revisados se refleja una no conciencia acerca del traspaso de


los impactos de las aguas lluvias aguas abajo, por cuanto a la generación de
inundaciones. A pesar de esto, las únicas incompatibilidades con respecto al control de
las inundaciones se encontraron en instrumentos del MINVU que, o bien omiten el
tema o definen el escurrimiento de las aguas lluvias por tramos viales sin considerar
las obras de drenaje.

Con respecto al control de la calidad de las aguas lluvias, prácticamente ningún


instrumento hace referencia a este tipo de medidas, dado al no reconocimiento de la
composición física, química y biológica de las aguas lluvias urbanas a nivel local (es
importante destacar que estas composiciones varían mucho de una localidad a otra),
así como de sus impactos sobre la calidad de las aguas receptoras. Solamente las
políticas y estrategias definidas por CONAMA, consideran la calidad de las aguas
receptoras, así como las guías del MINVU sobre el uso de Técnicas Alternativas y las
especificaciones técnicas de la red secundaria. Pese a esto último, el resto de los
instrumentos del MINVU no considera de manera explícita lo estipulado en estas guías.

79
Tabla 5.17: Matriz de comparación entre objetivos de sustentabilidad de un Plan Maestro y los
instrumentos relacionados con las aguas lluvias.

# Instrumentos Objetivo 1 Objetivo 2 Objetivo 3

1 Código de Aguas

2 Política Ambiental y Territorial Participativa

3 Reglamento Inst. Dom. Agua Pot. y Alcant.

4 PM Evacuación y Drenaje RM

5 PM de Cauces, Cuenca Río Mapocho

6 PM de Cauces, Cuenca Río Lampa

7 PRDU

8 PRI

9 LGUC

10 OGUC

11 Cód. Normas Esp. Téc. Obras Pavim

12 Ley Nº 8.946 de 1949

13 DDU 151 Cir. Ord. Nº 182

14 D.S. Nº 114 de 1994

15 DDU 133 Circ.Ord. Nº 00090

16 Ley Nº20230 de 2008

17 Manual Uso y Mantención Vivienda

18 Guía Diseño Técnicas Alternativas

19 Guía Diseño y Especificaciones Elem. Urb.de Infr.Aguas Lluvias

20 Manual de Insp. Técnica de Obras

21 PRC

22 Ley Nº 19.300

23 Estrategia de Biodiversidad

24 D.S.Nº 202

25 D.S. Nº 82

26 D.S. Nº8

27 Ley Nº 18.450

28 Política Nac. Riego y Drenaje

29 D.S. Nº 609

Por otra parte, ninguno de los Planes Maestros del MOP, sean de evacuación y
drenaje o de cauces, considera el objetivo de calidad de las aguas. Finalmente, con
respecto a la protección del paisaje y aprovechamiento sustentable del recurso,
destacan los instrumentos de planificación como el Plan Regional de Desarrollo
Urbano, el Plan Regulador Intercomunal y el Plan Regulador Comunal, que consideran
la integración de los cauces naturales como áreas verdes y de recreación, y el respeto
del sistema de drenaje natural. Los instrumentos de la CONAMA y de la CONAF
también hacen referencia a este objetivo. Cabe destacar el Código de Aguas, que si
bien es un instrumento bastante antiguo (1981), ya consideraba un enfoque
sustentable en relación a los cauces naturales y su integración al drenaje urbano.

80
De este análisis en la matriz de comparación, se puede concluir que ninguno de los
Planes Maestros del MOP considera un enfoque sustentable, pese a que su política
ambiental aplicable a todos sus planes, programas y proyectos de obra, sí lo incluye.
Ningún instrumento del MINVU presenta un alcance sustentable en sus instrumentos,
salvo en las guías y manuales diseñados específicamente para el diseño de obras
complementarias de drenaje urbano, que cuentan con escasos proyectos en la ciudad
y en el país, que las hayan implementado.

Sólo algunos instrumentos de CONAMA como la Ley de Bases Generales para el


Medio Ambiente, Ley N°19.300 y la Estrategia de Biodiversidad de la región, aparecen
como totalmente alineados con los objetivos de sustentabilidad de un Plan Maestro
modelo. Modelo que ya ha sido aplicado en varios países del mundo. El Código de
Aguas, y otros instrumentos relacionados al riego y de fomento de obras de drenaje
presentan una coherencia parcial y no menor respecto de los objetivos de
sustentabilidad planteados.

En análisis de la matriz de coherencia entre la compatibilidad de los instrumentos


(Tablas 5.15), evidencia de manera clara la falta de un instrumento director a un nivel
superior, capaz de definir las características de un sistema de drenaje urbano, y de su
nivel de integración con el ecosistema y el sistema de drenaje natural. Esto de alguna
manera se enfrenta con la declaración de objetivos requeridos a cumplir para obtener
un Plan Maestro moderno, como lo ha definido el MOP. Definición que ya de por sí,
implica la aceptación de la aplicación actual de un enfoque parcial y obsoleto, en sus
Planes Maestros. El análisis de la matriz de comparación con objetivos sustentables
(Tabla 5.17), concluye que al menos, existen otros instrumentos que tendrían
incidencia en la elaboración de los Planes Maestros modernos, que ya incorporan sus
objetivos de sustentabilidad.

Por otra parte, el análisis de las dos matrices muestra la inexistencia de la


integración de las aguas lluvias como parte del recurso hídrico y en especial, de las
fuentes de abastecimiento de agua para las ciudades. Las aguas lluvias, como vendría
a suceder con las aguas grises, son consideradas más como un desecho que como un
recurso, y si bien, las segundas lo son así debido a un marco normativo que no permite
su reutilización, las aguas lluvias no se encuentran aún dentro de ningún marco
normativo que restrinja las condiciones para su calidad. Como se verá en los capítulos
que siguen, el enfoque actualmente utilizado en otros países es ya la incorporación de
las aguas lluvias urbanas, como un recurso hídrico útil para la sociedad.

81
6 LAS AGUAS LLUVIAS Y EL MANEJO INTEGRADO
DE LOS RECURSOS HÍDRICOS
Como se ha mencionado anteriormente, los responsables de la planificación
metropolitana deben enfrentarse a tasas de crecimiento aceleradas, con las
consecuentes necesidades de aumento en infraestructura y servicios. El problema ha
sido la dificultad para coordinar esta respuesta con igual rapidez y encontrar nuevas
fuentes de financiamiento que consideren acciones para mitigar los impactos
acumulados que comienzan a manifestarse en los recursos naturales. El quiebre del
equilibrio entre las ciudades y la capacidad de carga del ecosistema genera síntomas
que afectan directamente la funcionalidad y superviviencia humana que depende de
éste último. Como dicen Dourojeanni y Jouravlev, “Las grandes ciudades son
verdaderas aspiradoras de agua y evacuadoras de desechos” (Dourojeanni y
Jouravlev, 1999:7).

Figura 6.1: Relación entre procesos y escalas temporales de efectos de escorrentíasa urbanas.
Fuente: Marsalek y Chocat, 2006 .

La magnitud de los impactos mencionados en el Capítulo 4 se incrementa


rápidamente planteando la necesidad en muchos países de recuperar las condiciones
naturales de los cauces o de minimizar los efectos de la costra impermeable del suelo,
de acuerdo a sus condiciones previas a la urbanización. La falta de acciones oportunas
contribuye a encarecer las soluciones posteriores que permiten alcanzar estos
objetivos. La Figura 6.1 muestra el tiempo que demoran en manifestarse ciertos
efectos ocasionados por las aguas lluvias urbanas en los cauces naturales y el
ecosistema. Cambios en la oxigenación de las aguas frente a la descarga sin

82
tratamiento de las escorrentías aparecen en menos de una semana, siendo un efecto
clave para el desarrollo de la biodiversidad.

A nivel mundial el problema de las aguas lluvias comenzó a ser enfrentado


mediante obras hidráulicas orientadas al control de los volúmenes de descarga. De
acuerdo a Dourojeanni y Jouravlev (1999) en América Latina esta infraestructura es
insuficiente lo que ha sido enfrentado mediante el rol inversor del Estado e incentivos
para la participación de privados en la implementación de las obras. Según los mismos
autores, los costos de los sistemas de evacuación de las escorrentías urbanas son
cuatro veces mayores que el necesario para abastecer la misma zona con agua
potable. El problema se agudiza en aquellas ciudades cuya calidad y disponibilidad de
las fuentes de agua se ha visto afectada para el abastecimiento frente a la generación
de mayores escorrentías y los aumentos en la demanda por el recurso. La
obsolescencia del patrón de las redes implementadas frente a las modificaciones de la
morfología y permeabilidad de los suelos aguas arriba durante el proceso de
expansión, plantea una nueva forma de gestionar su diseño. Los impactos se van
generando en una suerte de cadena desde los terrenos ubicado en las zonas altas de
la cuenca, dificultando la expansión sustentable. Como se puede ver en las Figuras 6.2
y 6.3 las zonas de inundación se han ido desplazando en función del avance de la
urbanización hacia las zonas bajas a su desarrollo

Figura 6.2: Zonas de inundación, año 1997. Figura 6.3: Zonas de inundación, año 2001.
Fuente: SIG, SERVIU Fuente: SIG, SERVIU

Como muestra la Figura 6.4, las zonas de expansión de Santiago al norte,


poniente y sur y nor-oriente, han ido ocupando zonas que conforman la red de drenaje
natural de la cuenca. Por otra parte, las zonas norte, poniente y sur de Santiago,
coinciden con las de recepción de los flujos de escurrimiento superficial debido a su
dirección por la pendiente del terreno.

Varios países han comenzando a considerar un enfoque sistémico que involucre e


integre la gestión de las fuentes de agua en base a la hidrología local y el planeamiento
urbano, entendiendo el fenómeno metropolitano como un sistema dinámico en continuo

83
proceso de transformación e intercambio con las regiones aledañas y el ecosistema
(Tucci y Bertoni, 2003). La conexión de la urbanización con el medio en que está
inserta no es invisible. La existencia de los servicios ambientales o ecológicos, término
acuñado hacia los años noventa, hace referencia a los beneficios que gratuitamente
recibía el hombre de la naturaleza, tales como la purificación del agua, el
almacenamiento de volúmenes provenientes de crecidas, la recarga de los acuíferos,
el abatimiento de la contaminación, la formación de suelo, el secuestro del carbono y la
moderación del microclima (Platt, 2006). La pérdida de algunos de estos servicios ha
llevado a las urbanizaciones a invertir grandes sumas de dinero en tecnología capaz de
sustituir dichos procesos, sin embargo, y pese a esto, la urbanización pareciera ser en
sí un proceso que no ha podido integrarse de manera sustentable a su entorno,
transformándose en una obstaculización al ciclo hidrológico y funcional de una cuenca.

Figura 6.4: Expansión de Santiago y redes de drenaje natural.


Fuente: Romero et al, 2006 y SIG SERVIU

La multidimensionalidad de los efectos de la urbanización por la generación de


aguas lluvias, así como por la sobre-explotación de las capacidades de carga naturales
generan un efecto en cadena que traspasa los límites locales del estudio hidrológico
parcial que las actuales soluciones consideran para su diseño con objetivos también,
parciales. La sustentabilidad de los recursos y de los procesos es y siempre ha sido, de
origen sistémico. Ya en la antigüedad Aristóteles recomendaba un límite en el número
de habitantes en una ciudad para lograr su gobierno y gestión eficientes. Actualmente
los límites son cada vez más móviles y difusos, y la gestión, sus organismos e
instrumentos, debe ser capaz de administrar y entender a las urbanizaciones, su
continua expansión y su compleja interacción con el entorno. Aún más, si como
sostiene el geógrafo Jerôme Monnet13, “la urbanización es inevitable. Y siempre ha
sido y será el hábitat por definición del ser humano”. Pero es el estudio y la
comprensión del entorno, aquella que debe ser la base de todo desarrollo, dada su
dependencia de la calidad y disponibilidad de los recursos, así como por los impactos
acumulados que aparecen durante el crecimiento urbano.

Como menciona Carlos Tucci (2005), al ser la cuenca el resultado de un conjunto


de procesos naturales, las ciudades deben adaptar su desarrollo en base a la

13
Geógrafo director del Instituto Francés de Urbanismo, en su conferencia dictada en Diciembre del 2008
en la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Pontificia Universidad Católica de Chile.

84
comprensión de este sistema natural para poder explotar sus recursos sin alterar
mayormente las características del entorno. Ya hacia principios de los años noventa,
Patrick Geddes insistía en el estudio de las regiones naturales como base de las
ciudades, considerando al sistema hidrológico como la unidad esencial: “Reunir
información sobre el valle de nuestro propio río (…) será la introducción más seria al
estudio de las ciudades... Es útil recuperar continuamente este punto de vista
elemental y este método de trabajo, propio del naturalista, incluso en el caso de las
ciudades más grandes.” (Geddes, 1905: 149).

Tabla 6.1: Relación entre áreas de desarrollo y sus aspectos hídricos.


Fuente: Tucci, 2005.

Áreas Aspectos el recurso hídrico


Desarrollo urbano § Abastecimiento e agua
§ Alcantarillado de aguas servidas
§ Drenaje urbano y control de crecidas
Energía § Proyecto y operación de hidroeléctricas
Transporte § Navegación
Agricultura § Irrigación
Control ambiental § Impacto de obras hidráulicas
§ Impacto por evacuación de residuos líquidos industriales y domésticos
§ Impacto debido al uso de suelo rural y urbano
Control de desastres § Rompimiento de barreras
§ Crecidas
§ Sequías
Gerenciamiento de § Concesiones para el uso del agua
recursos hídricos § Control del uso y conservación del agua
Sistemas de § Catastro de usuarios
información § Monitoreo e variables hidrológicas

El agua es un recurso vital para la supervivencia, la salud y el desarrollo del ser


humano y de sus actividades, así como para la biodiversidad y la estabilidad del ciclo
climático. De esta manera, el recurso hídrico es fundamental para el desarrollo
sostenible urbano y del ecosistema en sus esferas económicas, ambiental y social. El
desafío entonces, es “lograr un equilibrio entre el uso de los recursos como base para
el sustento de una población mundial creciente y la protección y la conservación del
recurso para sustentar sus funciones y características”. (GWP, 2000: 12). La Tabla 6.1
muestra la relación existente entre las diferentes áreas de desarrollo de las sociedades
y los principales aspectos del recurso hídrico que involucran.

Ante el reconocimiento de un escenario mundial donde existe gran presión sobre


los recursos hídricos por el crecimiento de las ciudades, de la actividad económica y de
la competencia entre diferentes usuarios del recurso, así como por la existencia de la
incertidumbre que genera el cambio climático en el ciclo hidrológico, el Programa de
las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) ha reconocido que actualmente más
desarrollo es sinónimo de mayores impactos en el ambiente (Cap-Net/GWP/EUWI,
2008). El año 1992 se realizó en Dublín la Conferencia Internacional sobre el Agua y el
Ambiente, a la que asistieron cerca de 500 participantes provenientes de
organizaciones de más de 100 países. La Conferencia buscaba nuevos enfoques para
la gestión de los recursos hídricos, acordando finalmente cuatro Principios

85
Conductores que dan origen a un conjunto de acciones a ser fomentadas por los
diferentes líderes mundiales.
o Primer Principio: El agua es un recurso escaso y vulnerable, esencial para la
sustentabilidad de la vida, del desarrollo y el ambiente.
o Segundo Principio: La gestión del agua debe basarse en un marco participativo
que involucre a los usuarios, responsables del planeamiento y tomadores de
decisiones en todos los niveles.
o Tercer Principio: Las mujeres tienen un rol central en el suministro, gestión y
protección del agua.
o Cuarto Principio: El agua tiene un valor económico reflejado en todos sus usos
competitivos y debe ser reconocida como un bien económico.

Dentro de las líneas de acción a ser consideradas destaca la protección frente a los
desastres ocurridos por condiciones naturales, el desarrollo urbano sostenible y la
protección del ecosistema acuático (ICWE, 1992). Estos principios y sus lineamientos
contribuyeron a las recomendaciones de la Agenda 21 que serían adoptadas en la
Conferencia de Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo, en Río de
Janeiro. Específicamente aquello estipulado en el artículo 18 sobre la protección de la
calidad y el suministro del agua dulce, que reconoce el uso multisectorial de los
recursos hídricos y propone una ordenación y aprovechamiento integrados del agua.
Como unidad básica de este tipo de gestión, la Agenda 21 considera la cuenca, lo que
ha sido avalado por diversas organizaciones. La cuenca hidrográfica se define como
una unidad territorial en la cual convergen las aguas que fluyen a través de valles y
quebradas, formando una red de drenaje natural que alimentan a un desagüe principal,
normalmente un río. Estas unidades recolectan y almacenan el agua que se utiliza para
las diferentes actividades humanas y su funcionamiento tiene como base el ciclo del
agua y su relación con el suelo y los cuerpos de aguas. De acuerdo a Solanes y
Jouravlev (2005), las cuencas se consideran como la unidad básica para la gestión de
los recursos hídricos debido a tres principales motivos, según los diferentes niveles de
interdependencia e interrelación que involucran.
o Multiplicidad del uso del agua, y por ende multiplicidad de usuarios. La relación
de interdependencia se da entre los diferentes cuerpos de agua (subterráneos y
superficiales) y los usuarios con fines consuntivos y no consuntivos del recurso.
o Dinamismo del ciclo hidrológico. La relación de interacción se da entre el
sistema físico y biótico.
o Multifuncionalidad del territorio y los recursos. La relación se da entre los
sistemas físicos, bióticos y humanos (socioeconómicos y cultural).

¿Qué pasa en Chile con respecto a estos enfoques y tendencias de la gestión en


base a cuencas? Actualmente, en Chile los recursos hídricos están gestionados de
manera sectorial, por uso del recurso en los diferentes cuerpos de agua. La gestión de
una cuenca considera diferentes elementos, recursos naturales y niveles de
jerarquización en base a sus procesos y su concatenación con los relacionados a las
actividades humanas urbanas. Dourojeanni y Jouravlev (1999) la agrupa en cuatro
grupos o categorías. Los primeros dos grupos tienen relación con la gestión de los
elementos de una cuenca, mientras que los otros dos, hacen referencia al alcance del
manejo en el uso del recurso hídrico.
o Grupo 1: Incluye los elementos, recursos e infraestructura para habilitar una
cuenca que pueden ser manejados por una gestión ambiental.

86
o Grupo 2: Incluye los elementos y recursos naturales presentes en una cuenca a
considerarse en una gestión de los recursos naturales y manejo de cuencas.
o Grupo 3: Involucra la gestión del uso múltiple de las aguas.
o Grupo 4: Involucra la gestión sectorial del recurso hídrico.

El manejo integrado del recurso hídrico en cuencas combina entonces, la


conservación y preservación del recurso con los múltiples usos, respetando los
diferentes niveles de consumo, de manera de equilibrar el balance de éste, la calidad y
disponibilidad del recurso con los usuarios aguas arriba y aguas abajo. La gestión
integrada del agua en cuencas se entiende entonces, como la integración de los
intereses de los diferentes usuarios del recurso en base al entendimiento de sus
procesos y la interacción entre ellos, considerando su valor ambiental y su carácter
escaso y vulnerable. La sustentabilidad es el concepto clave en el cual se enmarca
este tipo de gestión.

Como se verá más adelante, en los casos presentados a nivel internacional, la


tendencia busca organizar la gestión en base a estructuras de tipo directiva, operativa
y financiera, con una descentralización administrativa que permita delegar funciones
según el nivel de información y conocimientos que se tiene de la cuenca. De esta
manera se pretende generar un proceso de toma de decisiones con mayor cercanía y
participación operativa de los usuarios, aliviando la administración a nivel central
(Dourojeanni et al, 2002). Los diferentes procesos requeridos para organizar la gestión
del agua en cuencas son variados y pueden ser realizados paralelamente e
indistintamente. Éstos tienen su base en los usuarios, sus demandas y en la
caracterización de los recursos. De acuerdo a Dourojeanni (2000), los procesos que
conforman la gestión de una cuenca incluyen:
o La comunicación y sensibilización.
o Formación de alianzas y acuerdos entre los diferentes actores.
o Legalización de funciones.
o Formulación de diagnósticos, evaluaciones y escenarios.
o Consolidación operativa de los actores.
o Organización de la administración.
o Formulación de estrategias y evaluación económica.
o Conservación de cuerpos de agua y del hábitat.
o Controles de contaminación, monitoreo y reportes.

La implementación de este tipo de gestión no es fácil. Las cuencas metropolitanas


están políticamente fragmentadas y la gestión de los recursos que traspasan sus
límites requiere de una coordinación con variados organismos y territorios. Los niveles
incipientes de su implementación hacen parecer a este enfoque más un arte que una
ciencia, sin embargo, como concluye Lubell14, mencionado en Platt (2006), “la
coordinación y asociación en las cuencas, fomenta la cooperación entre los actores
locales con conflicto de intereses, bases geográficas diferentes y sobreposición de
intereses y funciones administrativas. En resumen, las cuencas pueden servir de

14
M. Lubell, M. Schneider, J. T. Scholz, y M. Mete. 2002. “Watershed Partnerships and the Emergence of
Collective Action Institutions,” American Journal of Political Science 46, no. 1 (2002): 148.

87
laboratorio para probar nuevas formas de colaboración público-privada, hacia una
gobernanza más sustentable de las áreas urbanas”.

Pero, ¿cómo encaja la gestión de las aguas lluvias en este tipo de gestión? La
gestión de las aguas lluvias tiene directa relación con el control de la contaminación de
los recursos hídricos de una cuenca por cuanto a su evacuación hacia los cursos
naturales de drenaje, lo que cobra especial importancia frente a la interdependencia
existente entre los factores bióticos, físicos y humanos y su relación con la calidad de
las aguas. También es un punto fundamental la transferencia de los impactos desde
aguas arriba hacia aguas abajo, así como la generación de inundaciones y el cambio
en la morfología de la red de drenaje en las cuencas urbanas. Su gestión entonces,
debe considerar también como unidad básica, la cuenca.

88
7 EL ENFOQUE CONTEMPORÁNEO DEL DRENAJE
URBANO
Como se mencionó en el Capítulo 4, el problema del drenaje urbano se ha
enfrentado de manera tradicional con el uso de colectores, cunetas y canales
diseñados para evacuar las aguas lluvias de manera rápida, directa y sin control hacia
los cauces naturales de drenaje. Sin embargo, varios países europeos y
norteamericanos han necesitado reorientar el enfoque y diseño de estas técnicas frente
a la evidencia de mayores impactos aguas abajo, los que incluso pueden ser
exacerbados por el sistema tradicional de drenaje, que ha demostrado ser costoso e
ineficiente (Chocat et al, 2001).

Figura 7.1: Complejidad en


las interacciones de las
variables de un sistema de
aguas lluvias.
Fuente: EPA, 1997.

Los estudios mencionados en el Capítulo 3 muestran una interdependencia entre


los impactos y variables relacionadas con las aguas lluvias, así como una reacción
sensible y compleja del medio ambiente frente a los diferentes cambios en la
urbanización y de mayor manera, con la impermeabilización de los suelos y la
disminución de las áreas de infiltración (ver Figura 7.1).

En la actualidad, existen diferentes tipos de soluciones que se enmarcan dentro


del concepto de gestión de las aguas lluvias en base a mejores prácticas. A lo largo del
texto ellas fueron introducidas como soluciones alternativas o complementarias. Estas
soluciones consideran un enfoque integrado de la gestión de las aguas lluvias basado
en la variedad de sus impactos, considerando a la cuenca como unidad básica. Ellas
se clasifican como soluciones o técnicas estructurales (obras de ingeniería) y no
estructurales (estrategias de gestión, educación y participación). Este nuevo enfoque
del drenaje urbano se basa en el control de la cantidad y calidad de las aguas lluvia
mediante obras de almacenamiento y/o infiltración que previenen, regulan y tratan las
escorrentías en el mismo lugar en que se generan sin traspasar los problemas aguas
abajo. Como muestra la Figura 7.2, los caudales máximos generados por una cuenca
se alteran grandemente frente a la impermeabilización de los suelos, variando los
caudales tanto en magnitud como en distribución espacial. Las soluciones de mejores
prácticas buscan volver a generar caudales similares que en condiciones previas a la
urbanización, de manera de disminuir la alteración en los cauces naturales, por los
grandes volúmenes descargados de manera discontinua durante eventos de tormenta.

89
Figura 7.2: Variación de caudales máximos en condiciones de pre-urbanización, urbanización y
de implementación de buenas prácticas.
Fuentes: US EPA, 1999 y CASQA, 2003.

Estas soluciones son conocidas en EE.UU. como Best Management Practices


(BMPs), Técnicas de Gestión de Escurrimientos Urbanos (TGEU) en España, Técnicas
Alternativas en Francia y de manera más reciente en Reino Unido, bajo un concepto
más general llamado Sistemas Sustentables de Drenaje Urbano (Marsalek y Chocat,
2002). Este último hace referencia no sólo a las obras de ingeniería o BMPs, sino que
a soluciones que apunten a la integración de las necesidades ambientales de una
cuenca y de la comunidad inserta en ella, maximizando los valores de amenidad y
protección de la biodiversidad, cantidad y calidad del agua (Chocat et al, 2001).

En Chile, estás soluciones se conocen como Técnicas Alternativas, y se


encuentran definidas en una Guía de Diseño (MINVU-DICTUC, 1996), sin embargo,
aún no han sido implementadas de manera complementaria a las soluciones
convencionales existentes (Planes Maestros), principalmente debido a la ausencia de
mayores estudios locales que incluyan la diversidad de los impactos que realmente
generan las escorrentías en las ciudades y en el ecosistema. Si bien, las BMPs son
ampliamente utilizadas en países como EE.UU., España, Francia, Reino Unido,
Australia, Canadá y Nueva Zelandia, sus niveles de eficiencia aún están en estudio
dada la cantidad de información necesaria para establecer su real impacto en el

90
drenaje urbano. Según Urbonas (2000), los principales objetivos de las BMPs son
cuatro.
o Prevenir la contaminación.
o Controlar el contacto entre diferentes contaminantes con las precipitaciones y
aguas lluvias en la fuente que las genera.
o Reducir el volumen de las escorrentías, así como las concentraciones en o
cerca de la fuente.
o Interceptar y monitorear las escorrentías aguas abajo tras su paso por las obras
de tratamiento para verificar e investigar los cambios en los flujos y/o el
tratamiento de la calidad de las escorrentías.

Las soluciones no estructurales involucran aquellas gestiones o prácticas


preventivas educacionales o institucionales destinadas a generar cambios
conductuales que contribuyan a disminuir los niveles de contaminación de las
escorrentías, así como su volumen de generación. Algunas de estas soluciones
incluyen:
o Reducción o discontinuación del uso de productos identificados como
peligrosos en las aguas lluvias. Por ejemplo, pesticidas y detergentes bajos o
libres de fósforo.
o Educación pública acerca de la disposición y reutilización de residuos y
potenciales contaminantes, para evitar su contacto directo con las lluvias y su
acumulación en las calles o patios.
o Programas eficientes de limpieza de calles, sumideros y áreas verdes públicas.
o Minimización o eliminación de la exposición de materiales o productos
industriales frente a las lluvias mejorando sus condiciones de almacenamiento.
o Detección y eliminación de conexiones ilícitas entre colectores sanitarios y
colectores de aguas lluvia.
o Implementación de planes contra la erosión de los suelos y cauces.
o Manejo de uso de suelo y ordenamiento territorial.
o Adopción de códigos de diseño urbano que fomenten el uso de BMPs en
aquellos nuevos proyectos de edificación o en aquellos proyectos significativos
a modificar.
o Incentivo y aumento del uso de áreas verdes y de paisaje para la descarga de
las aguas lluvias generadas por la impermeabilización.
o Buena mantención de áreas verdes.
o Fomento de la responsabilidad de la operación y mantención a propietarios
privados de BMPs.

Por otra parte, las soluciones o técnicas estructurales son aquellas obras
destinadas al tratamiento de las escorrentías en el lugar en que se generan y/o en el
lugar en que se descargan. Están diseñadas para funcionar durante eventos de
tormenta sin la necesidad de intervención humana. De acuerdo a su funcionalidad,
estas obras se clasifican como de infiltración o almacenamiento.

Existen además, esquemas de gestión de drenaje conocidos como Desconexión de


Áreas Impermeables, que facilitan la utilización de ciertas obras con el fin de disminuir
las descargas directas de las escorrentías desde áreas impermeables (techos,

91
estacionamientos y calles) a los sistemas de transporte de aguas lluvia. Esto se logra
minimizando la cobertura impermeable de los suelos y redirigiendo las escorrentías
desde las áreas impermeables a otras permeables para su infiltración, retención,
detención o filtración (CASQA, 2003).

A continuación se detallarán los diseños generales de cada una de estas


soluciones, junto con sus principales beneficios y desventajas, a modo de introducir las
soluciones que ya se están aplicando en otras partes del mundo. Ellas se presentarán
agrupadas en soluciones o técnicas de infiltración y de almacenamiento.

7.1 Técnicas de infiltración


Estas obras buscan capturar un volumen de escorrentía para su lenta infiltración
en el suelo que actúa como un filtro natural, permitiendo el control de su cantidad y la
calidad. La infiltración se puede completar en diferentes intervalos de tiempo, desde
unas horas tras la tormenta hasta varios días después.

Estas BMPs generan varios beneficios tales como el aumento de los niveles de
recarga en los acuíferos y el incremento de los niveles mínimos de los cauces
cercanos. También permiten la remoción de ciertos contaminantes y la disminución de
los volúmenes de escorrentías y caudales máximos. Sin embargo, existen limitantes
para su implementación. Estas obras no son recomendables en aquellos lugares que
se abastecen de aguas subterráneas, ya que el transporte de contaminantes hacia los
acuíferos puede alterar su calidad. Por otra parte, deben diseñarse de manera tal que
la infiltración ocurra antes del próximo evento de tormenta. Además, son altamente
sensibles a su nivel de mantención y deben estar situados sobre napas lo
suficientemente profundas que eviten la rápida saturación del suelo antes de completar
la infiltración. Los estanques, zanjas y pozos de infiltración son ejemplos de este tipo
de soluciones.

a) Estanques de infiltración
Corresponden a depresiones de poca profundidad en áreas abiertas, capaces de
almacenar temporalmente un bajo volumen de agua para infiltrarla en un periodo de
días (ver Figura 7.3). Idealmente se diseñan para una altura de agua de hasta 10 cm
con una retención máxima de 36 horas para evitar presencia de mosquitos y la
generación de malos olores (MINVU-DICTUC, 1996). De esta manera, su principal
objetivo es el de transformar flujos de aguas superficiales en flujos subterráneos con
una alta remoción de contaminantes mediante los mecanismos de infiltración,
adsorción y descomposición microbiana. Para esto, se aprovechan las características
morfológicas y la permeabilidad del suelo, cuidando de escoger lugares con pendiente
mínima, diseñando la cobertura del fondo con superficie vegetal, gravilla o piedras para
facilitar la absorción.

Los estanques pueden operar de manera difusa (recibiendo aportes de agua


desde diferentes lugares) o concentrada. Su mantención se recomienda una vez al año
e incluye el cuidado de la vegetación del fondo (césped) y la remoción de sedimentos y
basuras, por lo que normalmente se instala un filtro previo al ingreso de las
escorrentías. La gran ventaja de estas obras es que después de los eventos de
tormenta y la infiltración de las escorrentías, su fondo queda seco y puede
aprovecharse para realizar otro tipo de actividades de tipo recreacional o de paisaje.

92
Figura 7.3: Esquema genérico de un
estanque de retención.
Fuente: CASQA, 2003.

b) Zanja de infiltración
Son excavaciones longitudinales, de mayor profundidad que los estanques y que
reciben agua a lo largo de todo su borde o bien dirigida desde uno de los extremos (ver
Figura 7.4). Están diseñadas para capturar los primeros volúmenes de escorrentías,
permitiendo un alto nivel de remoción de partículas, sólidos suspendidos, bacterias,
metales y nutrientes. Las zanjas pueden diseñarse para infiltrar la totalidad del volumen
recibido o parte de él. En este último caso, se utiliza una tubería perforadas en su
interior que conducen parte del flujo a otros sistemas de drenaje como colectores. En
ambos casos, las zanjas están rellenas con bolones o ripio, rodeado de material
geotextil. Idealmente estas obras deben tener un fondo horizontal y una profundidad
entre 1 a 3 metros.

Figura 7.4: Esquema en corte


longitudinal de una zanja de
infiltración.
Fuente: MINVU - DICTUC, 1996.

Al ser poco visibles y utilizar una menor superficie, estas obras se integran
fácilmente al paisaje urbano, sin embargo, requieren mayores cuidados al tener que
verificar el correcto estado del geotextil y del material poroso de relleno que tenderá a
colmatarse. Por lo mismo, se recomiendan en lugares con pocos sedimentos. Se
utilizan pozos de observación para regularizar su verificación y estado de mantención,
instalados a una distancia fija entre ellos a lo largo de la zanja.

c) Pozos de infiltración
Son excavaciones profundas normalmente cilíndricas y verticales, en espacios
reducidos que reciben las aguas de manera concentrada a través de su superficie.
Permiten la infiltración de las escorrentías hacia las capas posteriores en suelos con
superficies poco permeables. Estas excavaciones pueden o no estar rellenas de
material poroso (bolones o ripio), rodeado de un material geotextil que evite el ingreso

93
de material fino (ver Figura 7.5) y funcionan adecuadamente infiltrando aguas limpias,
por lo que normalmente se le añade al sistema una cámara que evite el rebase del
pozo y un filtro o sedimentador. Dado su mayor nivel de profundidad (2 a 6 metros), se
debe tener especial cuidado con la ubicación de la napa freática ya que puede alterar
su capacidad de retención, así como transportar contaminantes a las aguas
subterráneas. Sin embargo, son bastante útiles en zonas altamente urbanizadas dada
la poca superficie que utilizan. Estas soluciones necesitan de una mayor mantención,
que verifique el buen estado del relleno del pozo, así como su capacidad de
almacenamiento (utilización de un piezómetro).

Figura 7.5: Esquema


de un pozo de
infiltración.
Fuente: MINVU –
DICTUC, 1996.

El estudio realizado el año 2001 por MOP-DICTUC (2001) permitió observar los
niveles de infiltración con respecto de las precipitaciones ocurridas. La figura 7.6
muestra el caudal infiltrado versus el histograma, para tres días (del 17 al 20 de Julio)
en uno de los pozos de infiltración, ubicado en el Hospital Sótero del Río. Se puede
observar, que la infiltración máxima ocurre para un volumen de aproximadamente 35
litros.

Figura 7.6: Hietograma y caudal infiltrado en pozo de infiltración el año 2001.


Fuente: MOP – DICTUC, 2001.

d) Pavimentos porosos
Son sistemas que infiltran las escorrentías mediante una capa permeable de
pavimento o de una superficie estabilizada permeable. Estas superficies pueden ser de
asfalto o concreto porosos. No suelen ser recomendables en lugares que reciban
escorrentías con grandes cantidades de sedimentos dada la obstrucción de los poros.

94
Sin embargo, son muy útiles en estacionamientos de áreas residenciales y
comerciales, así como en calles y autopistas con bajos niveles de tránsito. El agua
previa a su infiltración, es almacenada en una sub-base pedregosa, la que circula
después hacia las capas subterráneas o es recogida mediante un sistema de
evacuación (ver Figura 7.7).

Estas soluciones permiten la remoción de metales, grasas y aceites, y sólidos


suspendidos. Por otro lado, permiten una mejor adherencia con el neumático a
mayores velocidades, disminuyendo riesgos de circulación en eventos de tormenta
(MINVU-DICTUC, 1996). Sin embargo, dada sus características, estos pavimentos
requieren una adecuada y recurrente mantención tanto al momento de su construcción
como operación, de manera de evitar la obstrucción de sus poros por sedimentos. Un
sistema de filtrado de las escorrentías previo a su ingreso al pavimento es altamente
recomendable, así como una limpieza por aspirado.

Figura 7.7: Esquema


de capas de pavimento
celular.
Fuente: US EPA, 1999.

e) Pavimentos celulares
En este caso la carpeta de rodado consiste en bloques perforados (bloques de
concreto modulares perforados o adoquines) por cuyos huecos infiltran las
escorrentías. Estos huecos suelen estar rellenos de arena, pasto o maicillo (ver Figura
7.8). Como el caso anterior, esta solución se recomienda para zonas con poco flujo
vehicular, principalmente peatonales. Debido a su diseño, estos pavimentos resultan
atractivos estéticamente y fáciles de reemplazar de manera local, pero requieren
especial cuidado para mantener el césped y evitar la obstrucción de los poros.

Figura 7.8:
Esquemas de
pavimentos
celulares.
Fuente: CASQA,
2003.

95
f) Techos infiltrantes
Como una manera de enfrentar la alta densidad urbana de algunas ciudades y la
falta de suelos que permitan implementar algunas BMPs, recientemente ha tomado
fuerza el concepto de greenroofs o techos verdes (ver Figura 7.9). Estos buscan
aprovechar la superficie que ha sido reemplazada por algún edificio, utilizando su techo
de pequeña pendiente como medio de infiltración utilizando sustrato y vegetación.
También actúan los fenómenos de transpiración y evaporación. El agua que llega a los
techos proviene únicamente de las lluvias, por lo que los contaminantes que interesa
remover son aquellos relacionados con la deposición atmosférica, siendo los
principales contaminantes fósforos y nitrógeno.

Figura 7.9: Esquema de


componentes de techos infiltrantes.
Fuente: Louis & Riparetti, Inc. 2006.

Actualmente, no existen estándares de diseño ampliamente difundidos, dada la


etapa de estudio en la que se encuentran estas soluciones y las diferencias climáticas
e hidrológicas locales. Las mediciones obtenidas entre los años 1985 a 1994 han
demostrado la capacidad de retención de los techos infiltrantes, los que dependen en
gran medida de la profundidad del suelo y más aún, del tipo de vegetación (ver Figura
7.10). Se encontró que en promedio, suelos con una profundidad de 50 mm a 100 mm
lograban una retención de aproximadamente el 50% de la precipitación anual (Moran et
al, 2004).

Mediciones tomadas en dos instalaciones en Carolina del Norte (EE.UU) desde


Abril a Diciembre del año 2003 mostraron importantes niveles de retención, como el
que se muestra en la Tabla 7.1. Sin embargo, reducciones en las concentraciones de
Nitrógeno y Fósforo no fueron significativas dada la naturaleza orgánica del sustrato
(compost). Resultados en columnas de laboratorio demostraron una disminución de las
concentraciones de ambos contaminantes en el tiempo. Por otra parte, estos techos
contribuyen a mejorar la aislación, permitiendo ahorros de energía, y son estéticamente
atractivos para la sociedad.

96
Figura 7.10: Escorrentías acumuladas en techos infiltrantes según superficie.
Fuente: VanWoert et al, 2005.

Tabla 7.1: Resumen de porcentajes de retención y caudales máximos en techos infiltrantes.


Fuente: Moran et al, 2004 .

Ubicación Precipitación Precipitación Porcentaje Promedio Promedio Porcentaje


BMP Total Total Retenido de Pp Escorrentía de
Retenida máxima de Techos reducción

Goldsboro 901 mm 556 mm 62% 38 mm/hr 8,3 mm/hr 78%


Kinston 262 mm 166 mm 63% 42 mm/hr 5,6 mm/hr 87%

La Tabla 7.2 resume las características de las diferentes soluciones de infiltración,


considerando sus beneficios.

Tabla 7.2: Resumen de beneficios por tipo de obra de infiltración.


Fuentes: EPA, 1997.

Beneficios Estanque Zanja Pozo Pavimento Pavimento


Poroso permeable
Calidad del volumen descargado O O O O O
Recarga de acuíferos O O O O O
Manejo de caudal máximo O O O O O
Protección de vida acuática Ø Ø Ø Ø
Protección de vida salvaje Ø Ø Ø
Incremento de temperatura en descarga Ø Ø Ø Ø
Protección contra erosión O O O Ø Ø
Permite actividades de recreación O O Ø Ø
Aumenta valores estéticos O O Ø O
Aceptación de la comunidad O O O
Seguro para personas O O O O

Legenda: O = Usualmente lo provee. Ø= Podría proveerlo con un adecuado diseño.

97
7.2 Técnicas de almacenamiento
Las soluciones de almacenamiento son aquellas obras que interceptan los
volúmenes de las escorrentías para retenerlos de manera temporal, antes de ser
liberados gradualmente a la red de colectores o al sistema natural de drenaje. El
objetivo de estas soluciones es disminuir los caudales máximos aguas abajo mitigando
los daños en los cauces por erosión y en la urbanización por inundaciones. Estas obras
se ubican aguas debajo de las zonas que drenan, utilizando extensos terrenos, sin
infiltrar las escorrentías captadas.

a) Estanques
Están diseñados para interceptar las escorrentías y vaciarse completamente tras
los eventos de tormenta. Su vaciado se estima en no más de 24 horas. El principal
objetivo de estas obras es controlar la cantidad de escorrentías, reduciendo los
caudales máximos. Y tienen un leve efecto de remoción de contaminantes, no así de
sedimentos, los que se retienen por gravitación. Pueden recibir escorrentías de
conjuntos residenciales, áreas comerciales, calles y techos. Para controlar la
evacuación hacia aguas abajo, normalmente estas soluciones tienen una cámara de
descarga (ver Figura 7.11), así como un revancha de seguridad para retener crecidas
mayores (T>100 años). Su diseño con diferentes niveles permite la utilización del
espacio para otros fines de recreación o paisaje. Su mantención de remite
especialmente a la limpieza de su superficie tras eventos de tormenta.

Figura 7.11: Esquema


de estanque
almacenamiento.
Fuente: US EPA, 1999

b) Lagunas de retención
Al igual que los estanques, estas obras retienen un volumen de escorrentías para
tormentas frecuentes, pero manteniendo un nivel permanente de aguas el cual es
reemplazado en el próximo evento (ver Figura 7.12). Permite controlar la calidad y
cantidad de las escorrentías, mediante su evacuación tras 12 horas ocurrida la
tormenta, amortiguando las crecidas urbanas aguas abajo, y permitiendo la remoción
de contaminantes mediante sedimentación y la acción de la vegetación acuática. Estas
obras tienen alto valor estético y de biodiversidad. Permiten la utilización de las aguas
para otros fines (riego o apagado de incendios, pesca).

Figura 7.12: Corte


transversal en esquema
de laguna de retención.
Fuente: US EPA, 1999.

98
c) Humedales
Son terrenos inundados permanente o temporalmente, debido a la saturación de
los suelos. Son zonas de transición entre aquellas permanentemente húmedas de
otras secas y acoge una gran variedad de biodiversidad. La vegetación contribuye a
disminuir la velocidad de las aguas producto de inundaciones. Los humedales permiten
una gran remoción de contaminante debido a procesos como descomposición
microbiana, captación por plantas, retención, sedimentación, adsorción y extracción de
carbón soluble y nutrientes por parte de poblaciones microbianas. Estos elementos
dependen fundamentalmente de las condiciones del suelo, la vegetación nativa y del
clima.

Figura 7.13: Hidrograma con


flujos máximos en cuencas de
ríos Blackstone y Charles.
Fuente: US EPA, 2006.

Pueden construirse de manera artificial, pero los costos son altos y requieren
grandes extensiones de terreno. Normalmente están diseñados para la retención del
90% de las escorrentías. La alta capacidad que poseen los humedales para atenuar las
inundaciones se evidencia en la Figura 7.13, donde se comparan las disminuciones de
los flujos en dos cuencas. Una con extensos humedales (Charles River) y otra con una
menor cantidad de ellos (Blackstone River).

La Tabla 7.3 resume las características de las diferentes soluciones de


almacenamiento, considerando sus beneficios.

Tabla 7.3: Resumen de beneficios por tipo de obra de almacenamiento.


Fuentes: EPA, 1997.

Beneficios Estanque Detención Laguna Retención Humedal


Calidad del volumen descargado O O O
Recarga de acuíferos Ø
Manejo de caudal máximo O O
Protección de vida acuática Ø O O
Protección de vida salvaje Ø O
Incremento de temperatura en descarga O O
Protección contra erosión O
Permite actividades de recreación O O
Aumenta valores estéticos O O O
Aceptación de la comunidad O O O
Seguro para personas O Ø Ø

Legenda: O = Usualmente lo provee. Ø= Podría proveerlo con un adecuado diseño.

99
7.3 Técnicas de desconexión de áreas impermeables
Estas soluciones buscan reducir las áreas impermeables efectivas, que son las que
generan escorrentías. Esto se realiza mediante la desconexión de las áreas
impermeables, evitando dirigir las aguas lluvias inmediatamente al sistema colector. Se
utilizan entonces, soluciones como las descritas más abajo, que pueden formar parte
de un sistema de BMPs, en las que actúan como un tratamiento previo. Estas
soluciones muy útiles para zonas residenciales con densidades medias o para zonas
comerciales pequeñas, frente a tormentas menores.

a) Separadores de aceites
Son cámaras que permiten la separación de materiales y aceites de las aguas
lluvias (ver Figura 7.14). Normalmente estos elementos capturan sólo la primera
fracción de escorrentías, y son utilizadas como un pre-tratamiento para descargar sus
aguas a otras BMPs. No son eficientes para la remoción de nutrientes, aceites
emulsionados o metales, siempre y cuando éstos últimos no estén relacionados con la
remoción de sedimentos. La clave para el buen funcionamiento de estos elementos es
la mantención, la que se recomienda hacer antes de cada estación.

Figura 7.14: Esquema de


Separadores de Aceites.
Fuente: US EPA, 1999.

b) Franjas filtrantes
Corresponden a áreas planas cubiertas de vegetación (césped normalmente) en las
que el flujo escurre superficialmente como una delgada lámina uniforme. Sus funciones
son disminuir la velocidad de las escorrentías recibidas directamente desde
estacionamientos, autopistas o techos, infiltrarlas parcialmente y retener los
sedimentos y aceites. Es por esto que se utilizan en conjunto a otras soluciones ya que
realizan un pre-tratamiento de las escorrentías actuando como zonas de búffer para
estabilizar los cauces naturales. Estas soluciones utilizan amplias superficies de
mínima pendiente por lo que no son factibles en áreas urbanas densas. Se integran
fácilmente al paisaje como áreas verdes y requieren por lo mismo, de un adecuado
riego para mantener el pasto saludable y denso para evitar la erosión y favorecer su
correcto funcionamiento. Son soluciones económicas cuya mantención involucra el
retiro de basuras y el cuidado de la vegetación. Son capaces de remover hasta un 20%
de los sólidos suspendidos.

100
c) Zanjas con vegetación
Canales anchos con densas cubiertas vegetales y moderada pendiente para el
lento escurrimiento de las aguas lluvia. Sus funciones son similares a la de las franjas,
sin embargo, están más enfocadas en la conducción y almacenamiento temporal de las
aguas, permitiendo la recepción de escorrentías desde estacionamientos, edificios,
jardines y franjas filtrantes (ver Figura 7.15).

El cuidado de la vegetación es importante, tanto para minimizar la erosión y evitar


la aparición de mosquitos y malos olores por exceso de humedad. Normalmente, estos
elementos son capaces de remover hasta un 80% de los sólidos suspendidos
presentes en las escorrentías.

Figura 7.15: Sistema en


cadena con franja infiltrante
y zanja de vegetación.
Fuente: CASQA, 2003.

d) Bioinfiltración
Como muestra la Figura 7.16, este es un sistema conformado por una franja
infiltrante, un área de retención, una capa de hierba o paja (acolchado orgánico), una
capa de tierra rica en nutrientes, una capa de arena y plantas (césped, árboles y
arbustos).

Figura 7.16: Corte transversal en sistema de biorretención.


Fuente: CASQA, 2003.

Esta solución busca infiltrar las escorrentías provenientes de áreas comerciales,


residenciales e industriales, favoreciendo la remoción de contaminantes como metales,
fósforo, hidrocarburos y sólidos suspendidos, a través de un tratamiento físico y
biológico (CASQA, 2003). Tienen un alto valor estético y de paisaje y requieren la
mantención de la vegetación, el cuidado del pH del suelo y cuidado por erosión.

101
e) Canales de drenaje
Esta es una solución de menor costo que los canales y colectores de hormigón. Se
utilizan los canales naturales o restaurados que tienen la suficiente capacidad
hidráulica y estabilidad para conducir mayores flujos, retardando su tiempo de
descarga y disminuyendo los caudales máximos (ver Figuras 7.17 y 7.18). De acuerdo
a Dourojeanni y Jouravlev (1999), los cursos de agua son ecosistemas complejos que
otorgan beneficios únicos a las personas y a la naturaleza, y que reaccionan en
respuesta a los ecosistemas aledaños. Los cambios en las superficies de las cuencas,
la alteración y ocupación de zonas de inundación y las modificaciones de los cauces
generan impactos en los cursos de agua que pueden generar impactos negativos en
las ocupaciones urbanas y el hábitat.

Figura 7.17: Enfoque tradicional de ingeniería Figura 7.18: Nuevo enfoque sustentable
en diseño de cauces. para el diseño de cauces.
Fuente: Doll, sin fecha. Fuente: Doll, sin fecha.

La importancia de los cauces naturales radica en su funcionalidad y capacidades,


las que incluyen el transporte y procesamiento de la materia orgánica, la mantención
de los flujos aguas abajo, permite la recarga de napas, la remoción de nutrientes y la
conformación de hábitat para una gran variedad de especies. La expansión de las
ciudades puede incluir e integrar a estos cauces en su planificación, aunque existen
varias ciudades que les han “dado la espalda y sólo lo utilizan como cloaca o lugar de
arrojo de desperdicios” (Dourojeanni y Jouravlev, 1999: 132). Esto está fuertemente
influenciado por una tendencia cultura formada desde los inicios fundacionales de una
ciudad. En el caso de la ciudad de Santiago, existen registros del uso del río Mapocho
como botadero. Al año 1758 se documentaron problemas en su funcionamiento y
estética debido a la presencia de basuras arrojadas en las acequias de la ciudad,
siendo necesaria la utilización de rejas en las entradas y salidas del agua hacia el río.
Además, desde un comienzo el río Mapocho fue conocido cono “río miserable y
camaleón” por las grandes inundaciones que azotaban a la ciudad desde ese entonces
(Piwonka, 1999). El concepto del río como receptáculo de desechos aún subsiste en la
actualidad.

El río Mapocho todavía recibe descargas de aguas servidas. Los 21 conductos que
evacuan estos desechos están siendo recanalizados por parte de la empresa privada
sanitaria responsable, para conducir las aguas paralelamente al río, hacia la planta de
tratamiento. En las zonas rurales la situación es aún peor. Los cauces utilizados para el

102
riego son basurales informales de múltiples desechos sólidos, como bolsas, botellas y
basuras de tipo orgánico. Sin embargo, no basta con medidas de reconducción de
desechos, sino que es necesaria la restauración de las condiciones naturales del río
para lograr revertir los impactos que dichas actividades ocasionaron. La recuperación
natural de los ríos es un proceso lento, que muchas veces no logra realizar el
ecosistema por sí mismo. En varios países, existen movimientos, planes y programas
que buscan recuperar los valores ambientales y estéticos de estos corredores urbanos
de drenaje. La dificultad radica en la necesidad de conocer las causas de los impactos
y la estructura y funciones de los cursos de agua y sus procesos físicos, químicos y
biológicos.

La Tabla 7.3 resume las características de las diferentes soluciones para la


desconexión de áreas impermeables, considerando sus beneficios.

Tabla 7.3: Resumen de beneficios por obra de desconexión de áreas impermeables.


Fuentes: EPA, 1997.
Beneficios Separadores Franjas Zanja Bioretención Canales
Infiltrantes Vegetación
Calidad del volumen descargado O O O O
Recarga de acuíferos O O O Ø
Manejo de caudal máximo O O O O
Protección de vida acuática O
Protección de vida salvaje O O
Incremento de temperatura en descarga O O O O
Protección contra erosión Ø Ø
Permite actividades de recreación O Ø Ø Ø
Aumenta valores estéticos Ø Ø O O
Aceptación de la comunidad O O O O
Seguro para personas O O O O

Legenda: O = Usualmente lo provee. Ø= Podría proveerlo con un adecuado diseño.

De manera convencional estas soluciones consideran un caudal máximo que no


debiera exceder el existente previo a la urbanización para precipitaciones diarias con
periodos de retorno de 2 y 10 años. La selección de los periodos de retorno dependen
del objetivo que persigan las BMPs, de esta manera, un periodo de retorno de 1 o 2
años será útil para proteger los cauces receptores de sedimentos y erosión, y uno de 5
o 10 años, resulta más útil para el control y conducción adecuada del flujo, así como
para la prevención de pequeñas inundaciones (Department of Environmental
Resources, 1999). Las consideraciones para la lluvia de diseño dependen
exclusivamente de los objetivos que tengan las soluciones a implementar en base a las
condiciones hidrológicas del lugar previas a la urbanización. De acuerdo a algunos
estudios realizados, los requerimientos entre los caudales máximos y los volúmenes
esperados pueden establecerse como sigue en la Tabla 7.4.

Los pocos estudios acerca de las reducciones de volúmenes ocurridas en las


BMPs han arrojado una reducción de un 30% en estanques de detención y de un 35%
en biofiltros. Mientras que las lagunas de retención y los humedales, lo hacen en un
7% y 5%, respectivamente. El detalle se muestra en la Tabla 7.5.

103
Tabla 7.4: Soluciones que alcanzan los caudales máximos esperados.
Fuente: NZWERF, 2004.
Tipo de BMP Control de descargas máximas
Hasta 2 años 5-10 años 50-100 años
Filtros X
Jardines X
Zanja con vegetación X
Humedales X X X
Lagunas X X X
Techos infiltrantes X ? ?
Pavimentos permeables X ?
Leyenda ? : Incierto

Tabla 7.5: Porcentaje de volumen capturado por BMP.


Fuente: Transportation National Board, 2006.

Tipo de BMP % de retención de volumen


Estanque de detención 30
Biofiltros 28
Media filtres 0
Hidrodinámico 0
Humedales 5
Lagunas de retención 7
Canales 0

Figura 7.19: Cantidad de contaminantes removidos por tipo de BMP.


Fuente: BMP Database, 2008.

La selección de estas soluciones no resulta trivial. El desempeño de las BMPs está


influenciado de manera significativa por factores como su diseño e instalación, los
patrones y características de las lluvias locales, el tipo de suelo, la pendiente, el uso
del suelo del área a drenar y su nivel de mantención. La variación en las eficiencias de
remoción no es simple de predecir. Actualmente se monitorean de manera constante

104
los flujos de entrada y salida de estas obras para medir su desempeño a través de lo
que se conoce como porcentaje de remoción o porcentaje de eficiencia, en base a la
diferencia de concentraciones medias de cada contaminante (ver Figura 7.19). Sin
embargo, esta unidad de medida se ha visto últimamente cuestionada dada su alta
dependencia en la calidad del flujo de entrada en las BMPs.

Los métodos para calcular este porcentaje no son del todo consistentes frente la
alta variedad de formas existente y su cálculo no refleja de manera adecuada las
reducciones. Sin embargo, dada su facilidad operacional matemática, se ha utilizado
esta medida para monitorear el comportamiento de las BMPs en diferentes localidades
de EE.UU como un esfuerzo coordinado entre la Sociedad Civil Americana de
Ingenieros y la Agencia de Protección Ambiental de los EE.UU, desde 1996.

A la fecha, se cuenta con un registro histórico de más de 300 BMPs, en la Base de


Datos Internacional de Aguas Lluvias (BMPDB, siglas en inglés). Los resultados
obtenidos a través de los diferentes años han corroborado el alto grado de variación en
el desempeño de cada una de ellas (ver resultado generales en Tabla 7.6). Es por esta
razón que urge la necesidad de encontrar una nueva medida que permita interpretar el
comportamiento de cada BMP independiente de la concentración del flujo de entrada y
del número de muestras tomadas.

Tabla 7.6: Remoción significativa de contaminantes por categoría de BMPs, 1999-2008.


Fuente: BMP Database, 2008.
Diferencia significativa entre CMT entre flujo entrada y de salida en BMPs
BMPs SST STD PT PD NT NTK NaT PbT PbD ZnT ZnD CuT CuD
Estanque
detención
Biofiltro
Hidrodinámico
Filtro
Laguna
retención
Wetland basin -
Wetland channel - -
SST: Sólidos suspendidos totales FT: Fósforo total NT: Nitrógeno total Na: Sodio total Pb: Plomo total
STD: sólidos suspendidos disueltos Zn: Zinc total Cu: Cobre total NTK: Nitrógeno de Kjedahl

Actualmente se sugiere comenzar a considerar la reducción de los volúmenes de


escorrentías, la cantidad de escorrentía que realmente es tratada y cuán bien las BMPs
reducen los flujos máximos, especialmente durante pequeñas tormentas (BMPDB,
2007). Una de las mejores maneras de comparar el desempeño de diferentes BMPs es
considerando el total de carga contaminante reducida (Total load reduction, en inglés),
que considera no sólo la reducción de contaminantes, sino que además, los volúmenes
de agua que ingresan y salen de cada obra.

La mayoría de estas soluciones se han usado sin entender completamente sus


limitaciones y reales eficiencias. Las incertidumbres asociadas a la selección, diseño y
uso de estas obras son altas debido a la naturaleza estocástica de los flujos y a las
variaciones locales del clima. Sin embargo, la consideración más importante al
momento de seleccionar una BMP es la caracterización de la cuenca. Es así como en
los Estados Unidos, existen guías de diseño diferentes en cada estado, según las
características locales.

105
A finales de los años noventa se comenzaron a considerar en los Estados Unidos
indicadores ambientales que contribuyeran a facilitar la selección de BMPs. Los
indicadores incluían dimensiones de calidad del agua, físicas, hidrológicas, biológicas,
sociales y de gestión (Pitt y Burton, 2002). Sin embargo, se requiere una gran cantidad
de información para lograr calcular este tipo de indicadores, muchos de los cuales, son
de tipo cualitativo. Tradicionalmente, la selección de BMPs se ha hecho en función de
la guía de expertos, las pocas experiencias existentes, la intuición y la normativa
existente. Se debe considerar además, que ninguna BMP por sí sola ofrece una
solución universal para la contaminación presente en las aguas lluvia. Estas obras,
deben ser consideradas como parte de un sistema de tratamiento, que considere otras
BMPs así como controles y mediciones.

7.4 Selección de las soluciones técnicas


Una vez presentadas las técnicas y el enfoque para la gestión de las aguas
lluvias a nivel internacional, se procederá a detallar las soluciones utilizadas a nivel
nacional, con sus actores y técnicas relevantes. En Chile, las soluciones más utilizadas
son los colectores, los que forman parte de dos redes: La red primaria y otra
secundaria, las que se diferencian principalmente debido a su dimensionamiento, su
alcance y el actor involucrado en su gestión. Los colectores correspondientes a la red
primaria, son evaluados a nivel de pre-factibilidad en los Planes Maestros a cargo del
Ministerio de Obras Públicas (MOP), según la Ley Nº 19.525 de 1997. Las soluciones
se evalúan considerando su trazado y dimensionamiento, y los costos y beneficios por
daño evitado, en base al diagnóstico de la situación actual y futura (estipulada en
planes reguladores), la identificación de las zonas con riesgo de inundación y por la
delimitación de las áreas aportantes.

Por otra parte, el diseño de la red secundaria es de responsabilidad del Ministerio


de Vivienda y Urbanismo (MINVU) y considera como soluciones a los sistemas de
conducción (colectores, canales y cauces naturales), regulación (estanques y lagunas
de retención y/o detención) y de infiltración (estanques, zanjas y pozos). De acuerdo a
la “Metodología de Preparación y Evaluación de Proyectos de Evacuación y Drenaje de
Aguas Lluvias”, del Ministerio de Planificación (MIDEPLAN), la evaluación de los
proyectos se basa en la identificación de los costos y beneficios en función de la
minimización del daño asociado a las inundaciones en los escenarios con y sin
proyecto.

Se consideran como indicadores económicos en VANS (Valor Actual Neto Social)


y la TIR (Tasa Interna de Retorno). Y como beneficio se evalúa el menor daño a las
propiedades, la recuperación de terrenos baldíos, el menor deterioro vial, la
disminución del costo generalizado de viaje, el menor ausentismo laboral, los menores
gatos de limpieza, menores enfermedades y menores molestias a las personas. Cada
una de estos beneficios puede considerar una valoración contingente (disponibilidad
máxima a pagar), precios hedónicos (basado en el precio de las propiedades) o por el
daño evitado esperado (ahorro de costos con proyecto). Los costos corresponden a los
de construcción de las obras. Esta metodología también es aplicable en la evaluación
económica de las obras en los Planes Maestros (MIDEPLAN, 2008).

106
Sin embargo, la evaluación económica de proyectos no considera otros tipos de
beneficios y costos en función de los impactos relacionados con las aguas lluvias
urbanas, que como se vio en el Capítulo 3, afectan a múltiples variables. Por otra parte,
la “Guía de Diseño y Especificaciones de Elementos Urbanos de Infraestructura de
Aguas Lluvias”, del MINVU (2005) que tiene relación con la red secundaria de drenaje,
estipula que las soluciones a implementar por parte del urbanizador deben tener en
cuenta la minimización de las escorrentías generadas, favorecer su retención, usar y
mantener el sistema natural de drenaje e implementar colectores subterráneos, lo que
no estaría considerado en el método de evaluación propuesto. De esta manera, la
metodología definida por MIDEPLAN (sin fecha), no coincide con el criterio de
evaluación de las obras estipulado por el MINVU.

En los años noventa, frente a la aparición de soluciones basadas en la retención


e infiltración de las aguas lluvias, comenzó a cuestionarse acerca de nuevas
metodologías de evaluación y selección para este tipo de obras. Es así como ahora,
las Técnicas Alternativas se evalúan por cuanto a su eficiencia para retener
contaminantes y para disminuir los volúmenes de descarga, considerando además, la
disminución de los daños por contaminación en los recursos hídricos naturales, la
recarga de las napas y la disminución de los efectos causados aguas abajo. Esta
evaluación considera también, variables de tipo cualitativo como la percepción y
aceptación pública y la generación de beneficios estéticos. Existirían, además, otros
análisis a realizar para la evaluación de este tipo de soluciones, tales como la
caracterización de los suelos, la calidad de las aguas lluvias y de las aguas receptoras,
los cambios morfológicos y físicos en los cauces naturales, los daños ocasionados en
la infraestructura aguas abajo y los costos de mantención.

De esta manera, cobran especial importancia, los objetivos definidos para la


gestión de las aguas lluvias, los que a nivel metropolitano internacional incluyen
simultáneamente, la protección frente a las inundaciones, la reducción de las cargas
contaminantes desde fuentes difusas, la estabilización de la erosión aguas abajo, el
aumento del beneficio estético y de paisaje, la seguridad pública, la provisión de áreas
de recreación y la reducción de los costos de mantención de las obras públicas (US
DT, 2002). De manera de ejemplificar el diseño e implementación de estos objetivos
desde un punto de vista institucional, se presentarán a continuación algunos casos a
nivel internacional que han avanzado en un nuevo enfoque de gestión de las aguas
lluvias, dentro de un marco global de la gestión del recurso hídrico a nivel nacional,
regional y local.

107
8 ALGUNOS CASOS INTERNACIONALES DE GESTIÓN
DEL DRENAJE URBANO
La filosofía en la que se basa la gestión de las aguas lluvias urbanas ha ido
cambiando amparada por el concepto de la sustentabilidad. Desde un comienzo el
enfoque consistía en evacuar las escorrentías rápidamente de las ciudades.
Actualmente, en países desarrollados, se las considera un recurso más que un
desecho, y un elemento vital para la estabilidad del ecosistema y sus procesos. El viejo
paradigma no consideraba estos procesos ecosistémicos ni la resiliencia de la cuenca.

Por otra parte, los efectos del cambio climático inducidos por las actividades
humanas no sustentables alteran los patrones del ciclo hidrológico, afectando
directamente la disponibilidad de las aguas para su consumo humano. Es en este
contexto que el marco singular utilizado hasta ahora para resolver los problemas no
está resultado ser más eficiente ni viable económicamente frente a las mayores
externalidades y costos escondidos en las decisiones y actividades urbanas. La Figura
8.1 muestra la evolución que ha tenido el enfoque para el diseño de los planes
maestros de aguas lluvias a nivel internacional.

Figura 8.1: Evolución de los planes de manejo de aguas lluvias.


Fuente: Aquafor, 2007.

De acuerdo a la UNESCO (2002), “la presencia del ser humano y de la


biodiversidad en la Tierra depende de nuestra habilidad para mantener la integridad de
los procesos ecológicos, que han sido desarrollados en el curso de una evolución

108
biogeoquímica que se expresa y mide como energía, volumen de agua y dinámica de
nutrientes a una escala de cuenca”. La UNESCO es enfática en definir como necesidad
urgente, un nuevo enfoque desde el punto de manejo integrado de cuencas. Ya que de
no aceptarse una gestión integradora e innovadora, así como las estrategias de
restauración, de manera amplia y consensuada, los diversos servicios ofrecidos por los
cuerpos de agua corren el riesgo de ser interrumpidos y seriamente alterados (Wagner,
2008).

Con este escenario no se estarían cumpliendo los objetivos del Desarrollo del
Milenio acerca de la incorporación de los principios del desarrollo sostenible en las
políticas y programas de países desarrollados, así como tampoco, lo establecido por la
Directiva Marco del Agua de la Unión Europea15. Peor aún como sostienen Tucci y
Bertoni (2003: 239), aludiendo a la situación en los países en vías de desarrollo,
específicamente con el caso de Argentina, en las ciudades de Buenos Aires, Rosario y
Córdoba:
“La ausencia de una estrategia ambiental inserta en una política de desarrollo que
privilegie el enfoque regional y la utilización de los recursos naturales para satisfacer
las necesidades básicas de la población y mejorar su calidad de vida, es el factor que
ha impedido enfrentar con eficacia este serio proceso de degradación de las
condiciones ambientales en los centros urbanos y su periferia, acentuando el
desplazamiento de los grupos de menores recursos hacia la marginalidad.”

Es así como han sido los países desarrollados quienes han avanzado hacia un
desarrollo sustentable de los recursos hídricos, que según la Organización de
Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE), se basa en:
o La existencia de un umbral crítico en el uso del recurso.
o La necesidad de reemplazar el enfoque sectorial relacionado con el manejo del
agua aún vigente, por un enfoque sistémico, integrado y holístico con la cuenca
como unidad fundamental e gestión.
o La necesidad de incrementar la participación pública en el proceso de toma de
decisiones.

En base a esto, emerge la Eco-hidrología, como un marco que integra la hidrología


y la ecología considerando sus escalas de evolución temporal y espacial. Con la
cuenca como la unidad de análisis y los procesos ecosistémicos como herramientas de
manejo. Es decir, la Eco-hidrología busca la regulación de los procesos biológicos de
los ecosistemas acuáticos16 utilizando la hidrología, así como usar las propiedades el
ecosistema biológico como una herramienta (Wagner, 2008). Si bien este enfoque es
bastante complejo dada la calidad y cantidad de información requerida, está
comenzando a considerarse en varios países que tienen a la protección de la cuenca
como objetivo conductor del desarrollo de sus regiones. Comenzando así, con la
integración de un plan ambiental previo a los planes de desarrollo urbano o de suelos a

15
Directiva 2000/60/CE que establece un marco comunitario para la política del agua, y que busca la
prevención y la reducción de la contaminación del recurso, el fomento de su uso sostenible, la protección
del medio acuático, la mejora del estado de los ecosistemas acuáticos y la reducción de los efectos de las
inundaciones y sequías.
16
Los procesos incluyen la transformación de biomasa, la retención de volúmenes, la sedimentación, la
denitrificación, autopurificación, la recirculación, la biofiltración, el control hidrológico y la retención de
contaminantes.

109
nivel de la cuenca. A continuación se revisarán algunas propuestas realizadas en
Francia, Estados Unidos y Australia.

8.1 Una aproximación al caso de Francia


El enfoque de cuencas comenzó normativamente de manera pionera en Francia
hacia el año 1964 (Ley del 16 de Diciembre de 1964). Los recursos hídricos
superficiales y subterráneos son considerados patrimonio común de la Nación, siendo
gestionados de manera global a través de una asociación entre el Estado, las
organizaciones territoriales y los usuarios. De manera específica, a través del Acta del
Agua del 3 de Enero de 1992, la gestión de las aguas lluvias se define en los Planes
Maestros para el Fomento y Manejo de los Recursos Hídricos (SDAGE, siglas en
francés) que son elaborados a nivel de cada una de las seis grandes cuencas en las
que se divide el país: Adour-Garona, Artois-Picardía, Loira-Bretaña, Rin-Meuse,
Ródano-Mediterráneo-Córcega y Sena-Normandía. Los diferentes niveles de gestión
incluyen a las 26 regiones, los 100 condados y cerca de 36.000 municipalidades. Estos
planes están a cargo de un Comité de Cuenca (ver Figura 8.2).

Figura 8.2: Niveles de organización para la gestión de las aguas lluvias en Francia.
Fuente: MESD, 2006.

Las acciones a implementarse de manera local se realizan por medio de los


Planes Maestros de Aprovechamiento del Recurso Hídrico (SAGE, en francés). Los
SAGE son definidos por una Comisión Local del Agua Conformada en un 50% por
representantes de organizaciones o colectividades territoriales a nivel de cuenca, en
una cuarta parte por los usuarios (industrias, asociaciones de protección,
suministradores, etc.) y por otra cuarta de representantes del Estado. Cada cuenca
actúa como una única agencia del agua con un SDAGE local, elaborado por los
Consejos Administrativos y aprobados por el Primer Ministro. Las seis agencias son las
encargadas de aportar fondos a nivel local para la implementación de medidas, en

110
base al cobro de los usuarios por descontaminación y extracción de las aguas, bajo la
consigna: “El agua paga el agua”.

La Comisión Local del Agua es la responsable de ejecutar los estudios y obras


relacionados con el control de las aguas lluvias, la defensa contra las inundaciones y la
protección y restauración de los recursos hídricos superficiales y subterráneos, en
función de los lineamientos definidos en los Planes Maestros.

La protección contra las inundaciones se realiza de manera preventiva,


mediante la modelación de los datos obtenidos de un sistema de recolección y
teletransmisión. Estos datos son obtenidos directamente desde dispositivos instalados
en los ríos (como por ejemplo, en los ríos Loira, Ródano y Sena), y enviados en tiempo
real a los centros de alerta de crecida. Las zonas con riesgo de inundación quedan
definidas en los planes de urbanización y son protegidas mediante diferentes obras
hidráulicas (diques, aliviaderos, presas), y las zonas erosionadas son recuperadas y
protegidas por programas de implantación de especies vegetales por instituciones
como la Oficina Nacional de Bosques y el Centro Nacional de Maquinaria Agrícola, de
Ingeniería Rural, de las Aguas y Bosques. Con respecto a la generación de aguas
lluvias, los urbanizadores deben realizar una evaluación con medidas de corrección
frente a impactos en los cauces naturales, así como demostrar la integración de las
medidas propuestas en SAGE. Las inundaciones que tuvieron lugar hacia el año 2003
motivaron a implementar nuevas soluciones en Francia. Actualmente, las BMPs más
utilizadas son los pavimentos porosos y estructuras de almacenamiento. En Europa las
aguas lluvias son consideradas un recurso más que un desecho. El año 2000, se
estableció la Directiva 2000/60/CE del Parlamento y Consejo Europeo para la
definición de una legislación comunitaria sostenible de las aguas y su calidad en la
Unión Europea. El Informe presentado el año 1995 sobre el estado del Medio
Ambiente17, arrojó la necesidad de proteger la calidad de las aguas a nivel de cada
cuenca, fomentado las medidas de control y almacenamiento de la misma. La
Directiva, también hace referencia al control de las inundaciones. Las medidas
mínimas y complementarias a implementar en cada país miembro deberán tener
resultados favorables a más tardar el año 2015, para los contaminantes prioritarios:
materia orgánica y sólidos suspendidos, nutrientes, pH, metales (Cd, Cr, Cu, Ni, Pb, Pt
y Zn); herbicidas, PAH y otros de tipo industrial.

8.2 Una aproximación al caso de Estados Unidos


El año 1967 se realizó a nivel nacional en EE.UU. una encuesta conducida por la
American Public Works Association (APWA), con el fin de caracterizar el sistema de
colectores existente en el país. Se encontró que un poco más del doble de la población
utilizaba los servicios de drenaje urbano de sistemas combinados y que en algunas
áreas urbanas al Este del país, aún se utilizaban ductos con más de 150 años (1% del
total nacional). Del resto, cerca de un 20% de los colectores catalogados tenían entre
65 y 100 años. Si bien, no se encontraron problemas en el funcionamiento de dichos
colectores debido a su buena mantención, se comenzaron a observar otra clase de
problemas. El sistema de colectores combinados representaba el 75% de los rebases

17
Informe para la revisión del Quinto Programa de Acción sobre el Medio Ambiente, 1995. Agencia
Europea del Medio Ambiente.

111
ocurridos en el sistema de drenaje urbano nacional. Del 67% del total de rebases
descargados a los cauces naturales, un tercio descargaba hacia los lagos. La mayor
parte de estos rebases ocurrían en áreas industriales, seguida por las descargas desde
áreas residenciales, recreacionales y comerciales. Los rebases ocurridos en las
plantas de tratamiento tenían lugar de manera más recurrente en áreas industriales y
en zonas abandonadas. Las descargas de los residuos líquidos industriales (Riles) en
el sistema de colectores, representaba el equivalente de un 69% adicional del total de
descargas domiciliarias reportadas hasta ese entonces.

De esta manera, comenzó a considerarse seriamente el impacto que estas


descargas conjuntas podían tener en el medio ambiente y en la salud de las personas,
al ser evacuadas a los cuerpos de agua utilizados para la pesca, la natación y otras
actividades recreativas. A fines de la década del sesenta y a comienzos de los setenta,
los países más industrializados se vieron enfrentados a la necesidad de regular las
descargas contaminantes provenientes de los Riles industriales y de los rebases
ocurridos en el sistema de colectores combinados hacia los cursos naturales de agua.
Pero no fue sino a comienzos de los años noventa que comenzó una mayor
preocupación frente al efecto de la contaminación proveniente de las escorrentías
superficiales urbanas. Investigaciones posteriores demostraron que el 60% de los
contaminantes presentes en las aguas superficiales de los EE.UU. provienen de
fuentes difusas relacionadas a la generación de aguas lluvias. El año 1972 se
estableció el Acta de Aguas Limpias (Clean Water Act, CWA) la que regulaba las
descargas contaminantes para la restauración y mantención de la calidad de las aguas
del país.
Agencia de
Protección
Ambiental

Sistema Nacional
de Permisos de
Descargas
Contaminantes

División
de Permisos
de Aguas

Unidad Unidad Unidad Unidad


Estado/Región Municipal Industrial Rural

Figura 8.3: Organización institucional de permisos de descarga de contaminantes de aguas


lluvias en EE.UU.
Fuente:Elaboración propia.

Todos los puntos de contaminación puntual debían tener autorización para


descargar mediante el Sistema Nacional de Eliminación de Descargas Contaminantes
(National Pollutant Discharge Elimination System, NPDES) para cumplir con estrictos
estándares suponiendo el tratamiento del agua con la mejor tecnología disponible. El

112
monitoreo de estas descargas debía realizarlo cada fuente puntual, con el envío de
reportes regulares a la autoridad. Al año 1987, se incluyeron permisos para la
descarga de aguas lluvias por parte de los sistemas colectores municipales de grandes
ciudades y las provenientes de otras fuentes significativas, como grandes
construcciones.

El programa para las aguas lluvias constó de dos fases. La primera fase fue
adoptada el año 1991 por grandes construcciones, industrias y municipios (poblaciones
superiores a 100.000 habitantes). La segunda, se implementó el año 1999 en la que la
necesidad de NPDES incluyó a aquellos sitios no incluidos en la primera fase. Hacia el
año 2005, se habían reducido las cargas contaminantes en al menos un 11% con
respecto del año 1992. El NPDES es administrado de manera Estatal, en base a
medidas técnicas establecidas en cada uno de ellos y aplicadas a nivel regional (ver
Figura 8.3). Actualmente las nuevas edificaciones deben controlar los caudales
máximos para 2, 10 y 100 años de retorno con reducciones del 50%, 75% y 80%,
respectivamente. Por otra parte, deben asegurar la recarga del 100% del volumen que
existía en condiciones previas al proyecto y reducir la concentración de los sólidos
suspendidos generados en un 80% (Souza, sin fecha).

Para la obtención de los permisos otorgados por NPDES se requiere información


como la cobertura efectiva, los tipos y caracterización de las descargas, un plan
preventivo, la identificación de las BMPs seleccionadas y la evaluación a realizar para
el cumplimiento. En el caso de los permisos para la descarga de colectores simples
municipales, se deben caracterizar las descargas, demostrar la inexistencia de
conexiones ilícitas, identificar las zonas cercanas a industrias y cuerpos de agua, un
programa de monitoreo, un programa de gestión de contaminantes y una estimación de
las reducciones esperadas (US EPA, 1996). Los diferentes elementos de los permisos
NPDES son diseñados e implementados según los distintos niveles de gestión, como
muestra la Tabla 8.1. Para cumplir con los estándares de calidad fijados a nivel federal,
existe el programa de Descarga Máxima Total Diaria (Total Maximum Daily Load,
TMDL) que obliga a cada Estado a identificar aquellos cauces que no cumplen los
parámetros establecidos, y a definir la descarga máxima que éstos pueden recibir sin
violar los estándares nacionales. Se deben determinar además, los contaminantes
provenientes de fuentes puntuales y difusas que deben reducirse. Las acciones
requeridas para minimizar las concentraciones de contaminantes pueden incluir la
implementación de BMPs.

Tabla 8.1: Elementos de NPDES por nivel de gestión.


Fuente: US EPA, 2005.

Nivel Federal Nivel Estatal Nivel Local


§ Permisos generales. § Permiso estatal para § Plan de manejo de aguas
§ Aplicaciones y formularios sistemas colectores lluvias o planes de
de permisos. municipales. prevención de la
§ Documentos guías acerca de descontaminación.
§ Políticas y documentos
guías. implementación de BMPs. § Ordenanzas de aguas
§ Requerimientos adicionales lluvias.
§ Reportes de estado.
por Estado. § Calendarios para
§ Menús de BMPs. encuentros públicos,
§ Formularios y mapas.
§ Documentos técnicos. desarrollo de regulaciones y
§ Estudios de casos. entrenamiento.

113
De manera general entonces, la gestión de las aguas lluvias en los EE.UU se
realiza básicamente en función de la cooperación entre agencias estatales, los
municipios, los urbanizadores o constructores, los condados y los Departamentos de
Economía de cada Estado. Los condados, con ayuda de las municipalidades elaboran
los Planes de Manejo de Aguas Lluvias de las cuencas respectivas. Las
municipalidades implementan dichos planes. Los Departamentos de Economía otorgan
los fondos necesarios y los constructores implementan las medidas de control o BMPs
(Lathia, 2002), aunque el financiamiento para la mantención de estas obras proviene
en un 78% de los impuestos por el uso de las instalaciones (Lampe, 1996). La gestión
consta de siete elementos claves:
o Políticas para el aseguramiento de niveles mínimos de servicio.
o La implementación de BMPs para el control de la cantidad y calidad de las
escorrentías.
o Una ordenanza que defina las metas mínimas de drenaje y calidad del agua
que sirva como guía para el diseño y construcción de las obras de drenaje.
o Un Plan Maestro en base a modelos para la simulación de la cantidad y calidad
de las aguas que permita implementar medidas de protección frente a
inundaciones y para la protección de la cuenca.
o Programas de operación y mantención de las obras implementadas.
o Sistema de monitoreo.
o Programa de financiamiento para llevar a cabo los anteriores seis puntos.

A pesar de la existencia de un marco regulatorio, al año 2006 cerca del 11% de las
comunidades no contaban aún con permisos para descargar sus escorrentías. La
recopilación de datos no ha sido del todo clara, ya que la evaluación del desempeño de
las obras y el costo asociado a ellas no ha sido muy rigurosa, por lo que existen
inconsistencias en los resultados obtenidos para un mismo Estado. Por otro lado,
existe un solapamiento de regulaciones generándose conflictos para su aplicación.
Estas regulaciones que incluyen las de uso de suelo, la de construcción y la de
estándares de ingeniería e infraestructura, han aumentado en complejidad al pasar el
tiempo e incrementarse las innovaciones en cada área.

US EPA sugiere implementar técnicas de bajo impacto a nivel estatal, regional y


local con el fin de contribuir a moderar la generación de aguas lluvias. Estas técnicas
con incluidas en el planeamiento regional, el desarrollo de zonas previamente
urbanizadas, las políticas de re-urbanización, en distritos de desarrollo especial,
programas de arborización, políticas de diseño de estacionamientos, políticas de
aprovechamiento de la infraestructura existente (“fix it first”), diseño inteligente de
calles y en organizaciones municipales de aguas lluvias.

8.3 Una aproximación al caso de Australia


Australia presenta una alta, sino extrema, variabilidad en las precipitaciones y en
la generación de las escorrentías, siendo el volumen de estas últimas, similar al
consumido como agua potable anualmente (Environment Australia, 2002). Como en los
casos antes presentados, la gestión de las aguas lluvias comenzó enfocada en el
control de inundaciones, mediante la utilización de una red de colectores separados.
En vista de la degradación de los cauces receptores, Australia adoptó la Estrategia

114
Nacional para la Gestión de la Calidad de las Aguas. Su objetivo está relacionado con
el concepto de Desarrollo Sustentable Ecológico que se entiende como el “desarrollo
que utiliza, conserva y realza los recursos de las comunidades, de manera que los
procesos ecológicos, de los que depende la vida, se mantengan y la calidad de vida
ahora y en el futuro sea incrementada.” (Environment Australia, 2002:17).

Las aguas lluvias son tratadas como un recurso en base a lo estipulado en la


Estrategia Nacional de Desarrollo Sustentable Ecológico. Para esto, se elaboraron
nuevas prácticas conocidas como Water Sensitive Urban Design (WSUD), enfocada en
el tratamiento y reutilización de las aguas lluvias. Estas prácticas se basan en un
entendimiento integral del ciclo hidrológico de la cuenca y las demandas y
requerimientos de las ciudades. Incluyen lineamientos de diseño de elementos como
tanques de aguas lluvias, pavimentos y elementos de infiltración que permitan el uso
de las escorrentías provenientes de los techos en baños, la reutilización de las aguas
lluvias para la irrigación o riego, la recarga de acuíferos y el almacenamiento del agua.
Debido a la alta dependencia de los factores locales, estas prácticas son
implementadas a nivel de cada condado (LHCCREMS, 2002).

Marco Estratégico del Consejo de Gobiernos Australianos


Mancomunidad

Gobierno Estatal Planes de Uso


de Suelo y Aguas

Gobierno Gestión de Recursos Naturales


Territorial

Gobierno Planes de Manejo de Aguas


Local Lluvias

Water Sensitive Urban


Design

Estrategia Nacional de Gestión de Calidad del Agua


Auditoría Nacional de Recursos de Suelo y Agua

Figura: 8.4. Organización institucional de permisos de descarga de contaminantes de aguas


lluvias en Australia.
Fuente: Elaboración propia

La gestión de las aguas lluvias en Australia está a cargo de las autoridades


locales, las que se encargan de integrar las políticas y estrategias nacionales. Los
gobiernos estatales y territoriales se encargan de elaborar la planificación del uso del
suelo y el agua. La unidad básica de gestión es la cuenca, cuyos recursos se
administran bajo un enfoque regional de Gestión de Recursos Naturales. Por otra
parte, los condados desarrollan Planes de Manejo de Aguas Lluvias mediante la

115
conformación de directivas de manejo de cuencas para su elaboración, definiendo en
ellos el alcance de los trabajos, obras y servicios a implementar, y la evaluación de
programas. Los organismos y los instrumentos de gestión mencionados se puede
observar el esquema de la Figura 8.4.

El financiamiento para los planes de aguas lluvias proviene de impuestos


anuales, como es el caso en Australia del sur, o de bonos que el propietario paga al
urbanizador de manera que asegure la integración de elementos de control de
escorrentías para cumplir con la normativa y planes vigentes. Como ejemplo, se puede
considerar lo ocurrido en la ciudad Hamilton. La organización de la ciudad se basa en
un Programa de Desarrollo con una visión definida a largo plazo en la que se
enmarcan tres planes maestros estratégicos: Transporte, Saneamiento y Aguas
Lluvias. Los tres planes consideran la evaluación de los impactos sociales, económicos
y ambientales de la infraestructura a desarrollar.

Tabla 8.2: Criterios de evaluación de obras de aguas lluvias en Australia.


Fuente: Hamilton’s PWD, 2007.

Criterio Variables Indicadores de Impacto


Beneficios potenciales para el Potencial de mejorar el hábitat y sistemas acuáticos.
hábitat acuático.
Ambiente Puntaje basado en tipo de peces y dimensión de los
Natural cauces.
Beneficios potenciales para la Puntaje basado en las condiciones de las aguas y en la
calidad del agua. posibilidad de mejorar su calidad.
Beneficios potenciales frente a Puntaje basado en las condiciones actuales de los
la disminución de erosión. cauces y en la posibilidad de reducir la erosión.
Beneficios potenciales para el Potencial de mejorar las condiciones del hábitat terrestre
hábitat terrestre o los sistemas en los valles.
Puntaje basado en las características de ciertas
especies.
Estética / Recreación Potencial de las obras de contribuir a generar valor en la
comunidad.
Ambiente
Social Puntaje en base a la capacidad de integrar las tareas de
mediciones y monitoreo en la comunidad.
Compatibilidad con los usos de Impactos potenciales por la construcción o mantención
tierras adyacentes. de las obras propuestas.
Salud pública y sociedad. Puntaje basado en el potencial de las obras propuestas
para reducir/incrementar la seguridad y salud de las
personas.
Costos de construcción. Costos de soluciones propuestas.
Financiero Costos de mantención y Costos de soluciones propuestas.
operación.
Costo por modificar la Costos de construcción, mantención y operación de
infraestructura existente. obras modificadas ante soluciones propuestas.

El Plan Maestro de Aguas Lluvias tiene como principio guía tratar las aguas
lluvias como recurso a proteger y manejar, y como resultado presenta diversas
estrategias de gestión considerando las opciones de obras tradicionales, de rediseño y
complementación de la red existente, de inclusión de obras alternativas de control y
conducción y finalmente, la opción de no mejorar ni ampliar la red existente, vale decir,
de no hacer nada frente al desarrollo urbano planificado. La evaluación de estas
estrategias utiliza criterios ambientales, sociales y económicos aplicados por tipo de

116
zonas (de intensificación urbana y de desarrollo urbano), con los indicadores
presentados en la Tabla 8.2. Ellos se aplican en la ciudad de Hamilton.

La organización administrativa para la implementación del Plan Maestro en el caso


de la ciudad de Hamilton, se presenta en la Figura 8.5, con un Consejo con
representantes de las Municipalidades involucradas. Finalmente se obtiene un
resumen con consideraciones como los costos, el plazo, los responsables y las
consideraciones regulatorias, para cada programa propuesto. Los programas finales
para la ciudad son:
o Programa de control en la fuente de generación de aguas lluvias, en
urbanizaciones existentes.
o Programa de control de conducción de aguas lluvias, en urbanizaciones
existentes.
o Programa de mejoramiento de instalaciones existentes.
o Programa de restauración de cauces.
o BMPs propuestas para nuevas urbanizaciones.
o Actualización de sistema de colectores frente a intensificación de uso.
o Programa de apoyo rural.

Consejo
Municipal

Comité Director de Gestión


Define lineamientos
Define y busca opciones de financiamiento
Coordina los programas de obras y su
implementación
Emite y evalúa reportes de progreso de obras

Grupos de Trabajo
Evalúa los programas, políticas y estándares
existentes y emite recomendaciones
Desarrolla y prioriza planes de trabajo

Obras Planeamiento y Agricultura y


Públicas Desarrollo Medio Rural

Figura 8.5: Estructura administrativa para la gestión de las aguas lluvias urbanas.
Fuente: HPWD, 2007

Para enfrentar el problema de las aguas lluvias urbanas a futuro, Australia se


encuentra evaluando la implementación de un nuevo enfoque basado en la Gestión
Integrada de Cuencas, que incluiría los siguientes principios:
o Planeamiento y gestión de del ciclo total del agua.
o Planeamiento y gestión de la cuenca completa.
o Integración de la gestión de aguas lluvias en el diseño de parcelas y otras
subdivisiones de terrenos.

117
o Adopción de infraestructura y provisión de servicios.
o Adopción del enfoque de Desarrollo Sustentable Ecológico.
o Involucramiento de la comunidad.

Por otra parte, debido a la gran cantidad de rebases de los sistemas de drenaje por
la existencia de conexiones ilícitas, se ha pensado en otorgar certificados que
aseguren a cada propietario de colectores, ya sean públicos o privados, que están en
concordancia con la ley, lo que influiría como antecedente al momento de comprar
terrenos o propiedades.

118
9 OBSERVACIONES Y RECOMENDACIONES
De acuerdo a los análisis anteriores es posible observar que las diferentes
responsabilidades en la gestión de las aguas lluvias urbanas se encuentran repartidas
entre diferentes instrumentos e instituciones, en base a objetivos que no
necesariamente conversan entre sí, sino que están supeditados a las funcionalidades
orgánicas de cada uno de estos actores públicos. Esto, debido a la falta de un
instrumento superior, una política o una estrategia, que dirija la gestión desde un
enfoque sustentable, preventivo/reactivo e integral de las aguas lluvias como parte del
sistema de los recursos hídricos en las ciudades.

Si bien, la tendencia mundial avanza hacia una gestión integrada de los recursos
hídricos a nivel de cuencas, las dificultades asociadas a esta modernización en la
gestión no son menores. Las aguas lluvias afectan y son afectadas por el uso y estado
de los recursos de suelo, agua y biota. De la definición de la Asociación Mundial del
Agua (GWP, siglas en inglés) acerca de la gestión integrada de los recursos hídricos
se desprende su pertinencia como base conceptual y práctica para un manejo de
aguas lluvias urbanas:
“La gestión integrada de los recursos hídricos es un proceso que promueve el
desarrollo y la gestión coordinadas del agua, los suelos y los recursos conexos, con el
fin de maximizar de manera equitativa el bienestar económico y social que de ello se
deriva sin comprometer la sostenibilidad de los sistemas vitales”. (GWP, 2004: 16).

La cantidad de información acerca del comportamiento y caracterización de los


recursos naturales es fundamental para la definición de instrumentos directores
eficientes en este contexto, así como también lo es la transversalidad de los objetivos y
las metas para el desarrollo urbano en función de su ecosistema inmediato. La gestión
actual de aguas lluvias en la ciudad de Santiago se asemeja más a lo que se entiende
a nivel global como gestión de crecidas urbanas, pero en vista de los efectos
identificados y los problemas presentes en el actual instrumento para su gestión, su
manejo debiera actualmente considerar lo siguiente:
o La cuenca urbana es un subsistema de la cuenca con presencia de
asentamientos humanos.
o Los impactos hidrológicos y de las aguas lluvias son traspasados normalmente
hacia aguas abajo, en la medida que se urbanizan las zonas altas de la cuenca
y se mantiene un sistema tradicional de drenaje (colectores).
o Los efectos de las aguas lluvias ocurren sobre diferentes variables
ecosistémicas y urbanas, por lo que se debiera considerar un enfoque sistémico
frente a sus impactos en los ecosistemas acuáticos fluviales y el recurso hídrico
dados los servicios ambientales que prestan al ser humano.
o El concepto de aguas lluvias no se encuentra integrado entre los manejados por
las autoridades de recursos naturales.
o La consideración de las aguas lluvias como un recurso, más que un desecho y
su revalorización e inclusión en base a esto, en la política nacional y otros
instrumentos importantes para la gestión de los recursos hídricos.
o Se requieren un monitoreo sistemático y regular de las variables hidrológicos,
bióticas y morfológicas de los cauces naturales, de manera de contar con una

119
base de datos que asegure el cálculo confiable de pronósticos y soluciones del
drenaje.
o La variabilidad en la probabilidad de ocurrencia de las inundaciones es alta,
más aún con los efectos del cambio climático y de uso de suelo.
o La protección total contra las inundaciones no es factible ni viable económica y
ambientalmente, por lo que el diseño de las soluciones debe basarse en una
gestión estratégica, basada en un nivel acabado de información.

De esta manera, los principales desafíos para la gestión de las aguas lluvias
urbanas, se encuentran en diferentes ámbitos como lo son el institucional, el de
ingeniería y diseño técnico (para soluciones estructurales), en el estratégico (para
soluciones no estructurales), en el de la economía por la implementación y mantención
de estas soluciones, y en el ámbito de la cultura y educación, que compete a todo el
territorio nacional, y en especial al urbano.

9.1 Respecto de los problemas y desafíos en el ámbito institucional y


estratégico
Se propone la ampliación del alcance de la gestión actual de las aguas lluvias, en
base a su consideración como un recurso. Así, además de la prevención de
inundaciones, los objetivos de la gestión incluirían la minimización de la contaminación,
el control de sus regímenes y volúmenes de evacuación, su aprovechamiento como
recurso, el mejoramiento del paisaje urbano y la reducción de los costos por
infraestructura de drenaje. Para la implementación de este tipo de gestión no sólo se
requiere de sinergias entre las instituciones con atribuciones sobre las aguas lluvias y
el drenaje urbano, sino que un cambio más radical basado en la creación de un
organismo único de coordinación en base a una política y/o estrategia local por cuenca,
que defina los objetivos y la visión necesarias para el manejo integrado de las aguas
lluvias dentro de otra mayor, de los recursos hídricos.

Desde el punto de vista legal, se encuentra en estudio la modificación a la Ley


N°19.525 que regula los sistemas de evacuación y drenaje de las aguas lluvias. El
proyecto de ley define como único responsable al MOP para la coordinación eficiente
de las concesiones, apuntando a la integración de la inversión pública para la
implementación de soluciones de aguas lluvias, sin embargo, cabría preguntarse, qué
soluciones se estarían considerando.

La dificultad radica en la variada interrelación entre componentes ambientales y


urbanos que tienen a sus responsables de gestión localizados en diferentes
instituciones públicas. La integración necesaria para la generación de instrumentos
coherentes en su alcance y con claridad en la definición de sus responsables, se
realiza actualmente en la instancia de aprobación de los Planes Maestros. En dicha
instancia, participan el MOP y el MINVU, siendo estos planes, el resultado
consensuado de un trabajo conjunto. Sin embargo, si bien este instrumento puede
contar con una aprobación bi-sectorial, el Plan Maestro no incluye aspectos
ambientales de la cuenca y menos la participación de los organismos institucionales
con competencias sobre los recursos naturales (CONAMA, CONAF, SAG).
Paralelamente, el resto de los instrumentos analizados en esta investigación,
mantienen sus incoherencias e inconsistencias, y sus alcances respecto del drenaje
urbano.

120
La única instancia de integración de la opinión ambiental frente a las soluciones de
drenaje a implementarse es el Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental.
Analizando el Reglamento del Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental (D.S. N°
95 de 2001, MINSEGPRES), las obras de drenaje sometidas al sistema y que
CONAMA o COREMAS deben evaluar y considerar desde su competencia ambiental
son:
o La “defensa o alteración de un cuerpo o curso de aguas terrestres, tal que se
movilice una cantidad igual o superior a cincuenta mil metros cúbicos de
material (50.000 m³), tratándose de las regiones I a IV, o cien mil metros
cúbicos (100.000 m³), tratándose de las regiones V a XII, incluida la Región
Metropolitana”, entendiendo por este tipo de obras, aquellas que incluyan
actividades de tipo permanente en el trazado de su cauce, o en la modificación
artificial de su sección transversal. (Art. 3, letra a.4, del Reglamento).
o Los “proyectos de saneamiento ambiental, tales como sistemas de
alcantarillado y agua potable, plantas de tratamiento de agua o de residuos
sólidos de origen domiciliario, rellenos sanitarios, emisarios submarinos,
sistemas de tratamiento y disposición de residuos industriales líquidos o
sólidos. (Art 3, letra o, del RSEIA) y específicamente lo establecido en la letra
o.2, referido a “sistemas de alcantarillado o evacuación de aguas lluvias,
cuando se interconecten con redes de alcantarillado de aguas servidas”.

Pero pese a la existencia de este canal, la instancia tiene un carácter reactivo


frente a la definición de soluciones de drenaje y no participa de su proceso de
selección exigiendo e incorporando aspectos ambientales de manera previa. Los
aspectos medioambientales, no son entonces, un criterio formal y riguroso para la
selección de obras de drenaje, que deben enmarcarse en lo que se estipule en el Plan
Maestro de drenaje correspondiente.

Esta omisión tiene su origen en instancias superiores de planificación, ya que la


Ley N°19.525, en su artículo primero establece que los sistemas de evacuación y
drenaje de aguas lluvias deben permitir su fácil escurrimiento y disposición, e impedir
daños que pudieran causar a las personas, las viviendas y la infraestructura urbana. El
daño ambiental, se mantiene ausente de este instrumento, único que regula los
sistemas de evacuación y drenaje de las aguas lluvias en el país.

De esta manera, para la elaboración de Planes Maestros sustentables y


“modernos” como estipula el MOP, este artículo debiera ser complementado con la
dimensión ambiental de las aguas lluvias y el reconocimiento del entorno natural en el
que se insertan y descargan las soluciones.

La Figura 9.1 muestra que al considerar las aguas lluvias como un recurso más
que como un desecho, su gestión pasa a enmarcarse dentro del uso multisectorial de
las aguas, es decir, tanto con la gestión de abastecimiento del recurso hídrico, como
del saneamiento de los diferentes usuarios. De esta forma, el nuevo concepto de las
aguas lluvias como recurso natural, permite un cambio en la definición de los alcances
y objetivos de la gestión de ellas. Si bien la gestión de la cantidad de escorrentías ha
sido enfrentada como una gestión de crecidas, los objetivos de sustentabilidad
aceptados y sugeridos por el MOP para la elaboración de los Planes Maestros,
permitirían la actualización de estos Planes, aprovechando su revisión regular cada 5

121
años. Por otra parte, este plan no incluye un análisis de selección de soluciones que
considere las alternativas técnicas complementarias y que corresponderían a
conformar una red secundaria del drenaje urbano, lo que debe ser integrado si se
busca elaborar un Plan Maestro moderno y sustentable. Esta nueva red de soluciones
se enfocaría principalmente en aquellas escorrentías provenientes de las lluvias más
pequeñas y frecuentes.

Gestión Ambiental
Medio ambiente natural, infraestructura rural y urbana

Gestión de Recursos Naturales


Agua, suelo y biota

Gestión Multisectorial del Agua

Abastecimiento Saneamiento
Gestión
Sectorial
Aguas Luvias del Agua

Figura 9.1: Niveles de gestión del recurso hídrico y las aguas lluvias en una cuenca.
Fuente: Elaboración propia en base a Dourojeanni et al, 2002.

Sin embargo, todo esto no es del todo aplicable sin un marco estratégico mayor, a
nivel superior, representado por una estrategia o una política. Un instrumento vigente
importante es la Política Nacional de Recursos Hídricos de 1999, cuyos objetivos
buscan minimizar los niveles de conflicto en relación al recurso hídrico y las actividades
humanas, así como gestionar las externalidades asociadas a su uso en base a una
gestión integrada de cuencas. La Política establece las acciones necesarias, mediante
la elaboración de Planes Directores para la Gestión Integrada del recurso y la creación
de Corporaciones Administrativas de Cuencas como una alternativa de gestión
“descentralizada, participativa y autónoma desde el punto de vista del financiamiento
para la gestión de las externalidades”18. Finalmente, la Política propone la creación de
una Comisión del Agua para la coordinación del instrumento y sus definiciones.

Cabe destacar que la Política no considera a las aguas lluvias ni tampoco las
materias relativas a los impactos provocados por la urbanización en los recursos
hídricos. Al no existir otro instrumento de gestión a este nivel, el tema de las aguas
lluvias queda sin dirección a nivel nacional. Por lo tanto, la definición de los estándares
de calidad de los cauces principales de cada cuenca (actualmente a nivel de
anteproyecto para algunas cuencas), así como una caracterización de las aguas lluvias
por cuenca urbana es esencial para la definición de correctas soluciones.

Entonces, el instrumento director de un programa de aguas lluvias debe ser un


Plan Maestro, enmarcado en la gestión integrada del recurso hídrico, que considere la

18
Punto 5.2.31 de la Política.

122
ampliación de su alcance investigativo y de análisis de soluciones, al mismo tiempo
que fortalece su carácter de acción por sobre del de propuesta. A modo de ilustrar lo
sugerido en este ámbito estratégico e institucional y de gestión, se presenta el
esquema de Plan Maestro de la Figura 9.2.

Figura 9.2: Esquema de Plan Maestro para la gestión integrada de aguas lluvias.
Fuente: Elaboración propia.

El esquema muestra una gestión con base a un diagnóstico del estado de la


cuenca y de manera especial, de la relación entre los recursos agua, suelos y
ecosistema acuático y ribereño. Incluyendo un estudio del estado del sistema de
drenaje artificial y natural de la cuenca.

Considerando estándares tales como normas de calidad, políticas o estrategias de


protección, se proponen tres programas enfocados cada uno de ellos en el control de
la calidad, el control de la cantidad de las aguas lluvias, y la mantención y protección
del sistema de drenaje natural, respectivamente. Para cada programa se deben definir
los responsables, formas de financiamiento y líneas de acción para el planeamiento, la
participación pública y la educación, la ingeniería, construcción y operación, la
inspección de las obras y el monitoreo de su eficiencia. El monitoreo permitirá
alimentar la información relacionada con la eficiencia de las soluciones y la
minimización de impactos al momento de re-evaluar los Planes Maestros que
normalmente, y de acuerdo a la experiencia internacional estudiada, se revisan cada
seis o cinco años. Esta información es fundamental, ya que permitirá entender mejor
de qué manera reacciona el ecosistema y la urbanización frente a la implementación
de las soluciones y los programas. El organismo encargado de coordinar el Plan
Maestro podrá tener una base de datos disponible para urbanizadores y constructores.

De manera adicional, cada programa define sus objetivos de manera clara y


coherente con los estándares y regulaciones previamente definidos, presentando
soluciones y su forma de financiamiento, como muestra la Tabla 9.1. El Programa de
control de crecidas y el de control de la red de drenaje vendrían a reemplazar los
Planes Maestros de Evacuación y Drenaje, y el de Manejo de Cauces como se definen

123
actualmente. Los programas deben incluir soluciones y líneas de acción diseñadas
para un corto y un largo plazo, en función de las tormentas de diseño consideradas y
las probabilidades y jerarquización de los eventos de inundación

Tabla 9.1: Detalle de los elementos de los programas propuestos.


Fuente: Elaboración propia.

Programa Control de Calidad Programa Control de Cantidad Programa Control Drenaje


Natural
Objetivos:
§ Cumplir con estándares de § Preservar y re-establecer el § Proteger, mejorar y restaurar
calidad ciclo hidrológico los cauces naturales y sus
§ Minimizar concentraciones de § Reducir los impactos por riberas (estabilidad canal y
contaminantes principales erosión en cauces naturales y disminución de erosión)
§ Mejorar calidad de aguas de aguas abajo § Control de los cambio
cauces receptores § Reducir riesgos de morfológicos
§ Contribuir al paisaje y estética inundación § Mejorar la salud de las
urbana § Reducir rebases de comunidades acuáticas
colectores § Recuperar la capacidad de
§ Favorecer recarga de napas transporte de sedimentos en
cauces
§ Ordenar actividades en
cauces naturales
§ Contribuir a la estética,
paisaje y recreación

Soluciones:
§ Técnicas Alternativas en § Red primaria de colectores. § Obras de estabilización de
nuevas urbanizaciones (de § Red secundaria de colectores. canalizaciones.
acuerdo a especificaciones § Técnicas alternativas de § Buenas prácticas.
técnicas definidas en Guías almacenamiento y/o retención. § Obras de almacenamiento
de Diseño MINVU) y/o retención.
§ Técnicas Alternativas para
antiguas urbanizaciones.
§ Técnicas de control en zonas
residenciales e industriales
(Elaborar Guía de Diseño)

Opciones de financiamiento:
§ Municipal. § Impuestos a circulación por § Fondos de protección
§ Inventivos por aumento en uso de vías con soluciones y ambiental.
avalúo de propiedad. contaminar con uso del § Fondos de impuestos
§ Impuestos a circulación por vehículo. municipales.
uso de vías con soluciones y § Cargo por empresa privada. § En zonas urbanas, subsidio
contaminar con uso del § Cargo a dueño propiedad por municipal.
vehículo en caso de BMPs generación de escorrentía.
públicas.
§ Descuento en cargo de
empresa privada de red
primaria.
§ Aumento de costos en
propiedades y terrenos sin
soluciones de drenaje.

9.2 Respecto de los problemas y desafíos en el ámbito técnico


De acuerdo al enfoque institucional propuesto y la correcta selección de soluciones
de drenaje, se requieren estudios relacionados con la calidad de las aguas lluvias
urbanas y con sus efectos puntuales sobre la cuenca debido a las descargas puntuales

124
generadas por los sistemas colectores. La necesidad de evaluar la efectividad de las
obras implementadas, en base a criterios de sustentabilidad, es una de las actividades
más importantes para el avance hacia una modernización de la gestión de estas
aguas.

Como se ha mencionado anteriormente, si bien existen manuales y guías con


obras complementarias correspondientes a la red secundaria de drenaje urbano en
Chile, su aplicación no ha sido considerada de manera formal como una opción válida
para ciertas zonas en lugar de implementar únicamente los conocidos colectores. La
Ley N°19.525, en su artículo cuarto, hace referencia a una modificación que
responsabiliza al MINVU de realizar “el estudio y proponer la dictación de las normas
técnicas nacionales y regionales de infraestructura y de instalaciones domiciliarias de
electricidad, gas, teléfonos, pavimentación de vías urbanas y evacuación de aguas
lluvias a través de redes secundarias de sistemas de evacuación y drenaje de aguas
lluvias que empalmen con la red primaria de sistemas de evacuación y drenaje de
aguas lluvias”. El Plan Maestro de aguas lluvias de Santiago incluye el análisis y
selección de la red primaria de aguas lluvias, y no considera el de una red secundaria,
cuya responsabilidad descansa en el MINVU, sin generar algún documento para la
evaluación de las mismas, que empalmen con el sistema principal. La instancia bi-
sectorial de aprobación del Plan Maestro de aguas lluvias del Gran Santiago, debiera
incluir el acápite de esta red secundaria, dada la participación de ambos organismos
con competencia en el tema. La Ley adolece de definiciones claras para utilizar un
mismo instrumento para la presentación del análisis y selección de obras de drenaje en
la ciudad. La posibilidad de completar estos Planes Maestros, para representar un
instrumento único para la regulación de las obras de drenaje urbano, tiene un pie firme
desde ya, con la participación de los dos principales organismos responsables del
drenaje urbano.

Por otra parte, la falta de información existente en áreas límite como lo es la


interfaz, urbano-rural, no contribuye a seleccionar soluciones integrales entre ambas
fases de un sistema socio-territorial y ecológico.

Y si bien existen manuales con el diseño de obras complementarias y de bajo


impacto para el drenaje urbano, los urbanizadores y planificadores no cuentan aún con
una base de datos que incluya las variables ambientales, territoriales y de la hidrología,
de manera integrada, y que permita visualizar las eficiencias potenciales de las
soluciones complementarias a seleccionar. El aspecto de la calidad de las aguas
lluvias, y la contaminación de los recursos naturales de la cuenca, debieran ser una
variable a considerar para la selección de soluciones por parte de los urbanizadores y
de su evaluación por parte de la autoridad competente. Cabe destacar en este aspecto,
que si bien el agua es un recurso ambiental básico para la supervivencia del ser
humano, no existen acciones para su descontaminación y sólo para el caso del aire y
en menor medida, para el suelo, existen planes para su descontaminación. Zonas con
mayores niveles de contaminación hídrica o con descargas puntuales de aguas lluvias
con mayores concentraciones de contaminantes, no cuentan con planes, lo que se
debe a un problema mayor, al no considerar estas descargas dentro de una normativa
que limite sus concentraciones.

125
9.3 Respecto de los problemas y desafíos en el ámbito económico
En este ámbito, la Ley N°19.525, es clara en establecer en su artículo quinto que
“para urbanizar un terreno, el propietario del mismo deberá ejecutar, a su costa, el
pavimento de las calles y pasajes, las plantaciones y obras de ornato, las instalaciones
sanitarias y energéticas, con sus obras de alimentación y desagües de aguas servidas
y de aguas lluvias, y las obras de defensa y de servicio del terreno”. Dentro de este
punto, no está implícita la responsabilidad de la mantención de las obras de drenaje. El
proyecto que busca modificar esta ley, propone el pago por el uso de la infraestructura
concesionada a privados. Este pago será directamente proporcional al costo unitario
por aporte a escorrentía superficial, expresado en unidades monetarias por metro
cuadrado, y a la superficie del terreno. De esta manera, los propietarios tendrán la
opción de pagar por el uso de colectores concesionados, precio que incluye los costos
de inversión, operación y mantención del sistema.

Frente a esto, resulta racional, la amortiguación del costo de manejo de aguas


lluvias, tratándolas en el sitio en que se generan. El ahorro en los volúmenes a ser
recibidos por los grandes colectores, puede ser significativamente menor, aunque no
existen estudios públicos acabados que muestren este análisis.

Cabe eso sí, destacar el caso en que no exista un Plan Maestro aprobado. La Ley
N°19.525 establece el uso de “otro sistema de evacuación de aguas lluvias” (artículo
sexto). ¿Qué otro tipo de sistema? La ley no lo especifica, dejando a criterio del
urbanizador su selección. Desde el punto de vista económico, esta puede ser una
variable no menor la momento de estimar los costos de un proyecto inmobiliario a ser
traspasado a sus futuros propietarios. La racionalización del costo, de alguna manerna
obliga a los urbanizadores a considerar soluciones más sustentables, que además,
agreguen valor al inmueble como solución.

Es así como la selección de las soluciones a implementar en los programas


propuestos (ver punto 9.1, Figura 9.2), debe considerar las situaciones con y sin
implementación de obras para la evaluación de los beneficios y costos netos,
incluyendo además, el nivel de urbanización del terrenos a utilizar, así como el de sus
alrededores. Esto último no es menor, si se considera la característica acutal de la
problemática de las aguas lluvias: su externalidad aguas abajo por el traspaso de
impactos.

De manera consistente con el enfoque sustentable a ser considerado en futuros


Planes Maestros, la evaluación debe considerar el enfoque de Tripple Bottom Line,
vale decir, de bienestar social, económico y ecológico. Como ejemplo, de acuerdo al
Plan Maestro utilizado en la ciudad Hamilton en Australia (Hamiton’s PWD, 2007),
algunos criterios a considerar para el aseguramiento de cada uno de estos puntos
serían:
o Bienestar social: Las potenciales molestias para la comunidad frente a los
trabajos de obra a utilizar.
o Bienestar económico: La posibilidad de uso de la infraestructura ya existente, y
los requerimientos de nueva infraestructura, los costos, factibilidad y facilidad
de construcción.

126
o Bienestar ecológico: Impactos potenciales en la calidad del agua y por erosión
en cauces, impactos potenciales por inundación, en la geología y aguas
subterráneas, y en los hábitats terrestre y acuático.

Cabe destacar la importancia de distinguir las soluciones a implementar por tipo de


fuente (residencial, industrial o comercial) en los programas de calidad de las aguas,
dado que los contaminantes de las escorrentías varían ampliamente según el uso del
suelo. En la caracterización llevada a cabo el año 2001 por MOP-DICTUC en la ciudad
de Santiago, se encontró una relación entre la elevada cantidad de ciertos
contaminantes y las cercanías del punto de monitoreo a zonas industriales (para mayor
detalle ver Sección 2.1.1, Letra d).

Uno de los temas importantes a considerar en el enfoque de la propuesta


presentada (punto 9.1) y de otras indicadas en los puntos siguientes (puntos 9.2 y 9.3)
es la integración de la gestión en los límites de la cuenca, considerando además, las
zonas rurales, que utilizan el recurso hídrico que escurre aguas arriba atravesando
primero, las ciudades. Sin embargo, las dificultades para la implementación de una
gestión integrada de aguas lluvias son variadas y tienen su fundamento principal en
una inercia institucional, en la disgregación de responsabilidades y en la falta de
información. Como se muestra en la Tabla 9.2, los principales obstáculos para la
implementación de una gestión integrada de aguas lluvias está relacionada con la
administración de temas tan importantes como el poder, la experiencia, los valores, las
capacidades de liderazgo, y la estructura y jurisdicción que abarca la gestión.

Tabla 9.2: Obstáculos para la implementación de una gestión integrada de aguas lluvias.
Fuente: Brown, 2005.

Organización Obstáculos dominantes


administrativa
Poder y § Dominio del conocimiento técnico de ingeniería.
experiencia § Decisiones por expertos técnicos.
§ Relación conocimiento/poder separara e independiente.
§ Objetivos de simplificar las complejidades técnicas en asuntos de aguas urbanas.
Valores y § Aguas lluvias con una baja prioridad política.
liderazgo § Alta prioridad de eficiencia económica.
§ Falta de visión y liderazgo para el futuro sustentable del agua.
§ Prioridades gobiernos locales enfocadas en servicios residenciales y mantención
de caminos.
§ Falta de recursos económicos para la gestión de aguas lluvias.
Estructura y § Aislamiento entre departamentos funcionales públicos y agencias de operación.
jurisdicción § Existencia de varias organizaciones con poca claridad en sus objetivos y
funciones.
§ Relación intergubernamental top-down entre gestión nacional y local.
§ Límites políticos en vez de físicos para la administración local.

Otra variable de conflicto es la coordinación con la planificación urbana.


Problemática en la que se sugiere poner énfasis tras las sugerencias y enfoque antes
mencionados. El crecimiento de las ciudades genera áreas impermeables y de acuerdo
a US EPA (2005), es el “dónde” y el “cómo” ocurre este desarrollo lo que afecta la
calidad del agua en una cuenca y genera mayores problemas ambientales. Un estudio
realizado en la Universidad de Texas A&M el año 2004 investigó el desarrollo urbano

127
de Houston Texas a nivel de la cuenca considerando datos recopilados en un total de
50 años. Los resultados demostraron que el porcentaje de impermeabilidad no puede
ser utilizado como indicador único a nivel regional, ya que actúa de manera
dependiente con otros indicadores como la configuración de la infraestructura y la
forma, diseño y proporción total de las propiedades construidas. Todos estos
indicadores en conjunto resultaban ser un buen indicador de localización de
inundaciones (US EPA, 2005).

Por otra parte, el año 2006, US EPA modeló las escorrentías en urbanizaciones
con diferentes densidades, extrapolando los resultados a nivel de la cuenca en busca
de la mejor configuración en la densidad de los desarrollos urbanos residenciales. El
estudio comenzó con la suposición hasta ahora aceptada, que una menor densidad de
urbanización crearía una menor cobertura impermeable lo que debiera proteger de
mejor manera la calidad de las aguas. Sin embargo, se había empezado a constatar
que:
o La superficie permeable remanente en las áreas urbanas de baja densidad
terminaban actuando como superficies impermeables dada la intensa
compactación del suelo ocurrida durante el proceso de construcción.
o La densidad y la impermeabilización no son conceptos equivalentes, por cuanto
dos casas pueden crear más cobertura impermeable que cuatro. El área
impermeable por casa depende del diseño de ésta.
o La urbanización de baja intensidad normalmente implica una mayor cantidad de
infraestructura externa impermeable, tales como calles y estacionamientos.
Investigaciones recientes han demostrado que en sitios con 2 casas/acre, la
superficie impermeabilizada atribuida a calles, autopistas y estacionamientos
puede representar más del 75% de la cobertura impermeable total del lugar.
Este porcentaje disminuía a 56% en lugares con 8 casas/acre. Así, el área
impermeable total de una cuenca es la suma de las urbanizaciones y la
superficie impermeable asociada a la infraestructura que las soportan.
o A medida que aumenta la cantidad de superficies impermeables en las
ciudades, se incrementan también, las actividades asociadas a ellas que
generan contaminantes.
o Los límites a la densidad urbana definen la magnitud del desarrollo en el sitio,
pero tiene un muy bajo efecto en el crecimiento total de la región.

En base a esta situación, US EPA (2006b) determinó modelar la generación de


escorrentías bajo diferentes escenarios de densidad urbana y de ocupación de suelo
utilizando el método de la Curva Número. Los escenarios considerados se muestran en
la Tabla 9.3. El análisis supuso el crecimiento continuo de las regiones metropolitanas,
el efecto de la densidad residencial en la distribución de nuevas urbanizaciones de una
región y consideró las diferencias comparativas de las aguas lluvias generadas en los
diferentes escenarios analizados. Los resultados mostraron que en el escenario de
urbanización densa (escenario C), las escorrentías generadas por casa disminuían un
74% con respecto al escenario de menor densidad urbana. Para la misma cantidad de
desarrollo, las urbanizaciones más densas generan menos escorrentía y menos
cobertura impermeable, y finalmente, para un crecimiento dado, las urbanizaciones de
menor densidad utilizan una mayor cantidad de la superficie de la cuenca. En conjunto,
estos resultados sugieren que la creencia acerca de que urbanizaciones de baja
densidad pueden ser la mejor estrategia para reducir las escorrentías no siempre es
factible. Las urbanizaciones compactas y de alta densidad podrían también, proteger la

128
calidad de las aguas, especialmente a niveles de loteos y de cuenca. Sin embargo, si
bien una urbanización densa puede otorgar este nivel de protección a un nivel macro,
puede que no lo haga a nivel micro o del sitio urbanizado.

Tabla 9.3: Escenarios y resultados de análisis de escorrentía generada por nivel densidad urbana.
Fuente:US EPA, 2006b.
Escenario Nº de acres Cobertura Escorrentía Escorrentía por
construidos impermeable (%) total (ft3/año) unidad (ft3/año)
Nivel de sitio: Diferentes densidades por desarrollo en superficie de un acre.
A: Una casa/acre 1 20 18.700 18.700
B: Cuatro casas/acre 1 38 24.800 6.200
C: Ocho casas/acre 1 65 39.600 4.950
Nivel de loteo: Ocho casas distribuidas en diferentes superficies desarrolladas.
A 8 20 149.600 18.700
B 2 38 49.600 6.200
C 1 65 39.600 4.950
Nivel de cuenca: 10.000 casas distribuidas en una cuenca de 10.000 acres.
A 10.000 20 187 M 18.700
B 2.500 9,5 62 M 6.200
C 1.250 8,1 49,5 M 4.950

9.4 Respecto de los problemas y desafíos en el ámbito cultural y de


la educación
Otro punto importante es el fomento del conocimiento de los impactos de las aguas
lluvias urbanas. De acuerdo a la Política Nacional de Recursos Hídricos, “el público y
los usuarios del agua no presentan en general, un conocimiento y cultura hídrica
proporcional a su importancia en la vida del país” (MOP, 1999: Punto 5.7.2). Lo mismo
podría observarse a nivel urbano, con un desarrollo incapaz de integrar los cauces a su
paisaje y entorno, escondiéndolo tras autopistas o en entubamientos. Esto también
ocurre en las zonas rurales, donde si bien no existen los tipos de obras antes
mencionadas, sí ocurre el uso de los cauces como botaderos.

Los Planes Maestros observados en EE.UU. presentan en su mayoría, un capítulo


destinado a la participación ciudadana, la que no sería posible sin una adecuada
concientización acerca de la responsabilidad de los ciudadanos en la generación de las
escorrentías y en los efectos que éstas generan. Un ejemplo de las campañas
realizadas a nivel municipal en Canadá, se muestra en la Figura 9.3. Este tipo de
gestión debe ser llevada a cabo en dos niveles: Nacional y local, por tanto a la
integración del concepto de recursos hídricos como a la situación propia del recurso en
cada cuenca. La participación ciudadana, debiera ser por tanto, reactiva para la
disminución la generación de las escorrentías urbanas, que por otra parte, tendrán un
cargo según el proyecto de modificación a la Ley N°18.525, mediante el cobro del uso
de las redes de colectores. La participación ciudadana es una fuerte variable para la
aplicación de obras de menor impacto y costo, probablemente en base a un sistema de
incentivos monetarios a establecerse por ley. La misma ley que fomentaría la
coordinación entre una mayor cantidad de actores e instituciones, y que estandarizaría
la elaboración de instrumentos de gestión, podría definir el alcance de la
responsabilidad ciudadana frente a la generación de aguas lluvias de acuerdo a la

129
extensión de la zona impermeable de la vivienda. Esto último, se facilitaría mediante la
inclusión de una gestión municipal, que tendiera a establecer los caudales generados
por microcuenca definida por calles y cuadras y que contribuyera a la mantención de la
red y sus sumideros dentro de sus límites administrativos. De esta manera, la red
principal incurriría en costos estatales, considerando el transporte de un porcentaje de
aguas lluvias limpias frente al uso de Técnicas Alternativas residenciales y municipales,
que contribuirían a disminuir los costos de mantención por sedimentos y basuras en los
colectores.

Figura 9.3: Campañas públicas realizadas por Programa de Aguas Lluvias en Toronto.
Fuente: Toronto Water, 2006.

Sin embargo, cualquiera de estas propuestas no podrá ser llevada a cabo si es que
no se considera primero el tema de las aguas lluvias como prioritario, por ser un
elemento de riesgo potencial, de incremento de las inundaciones y de descarga de
aguas contaminadas a los cauces naturales, que son además, fuentes de agua potable
y de riego para las zonas aguas abajo, en aquellas tierras destinadas a la agricultura.

Esto cobra mayor sentido, si es que se considera el asentamiento de la ciudad de


Santiago en una zona naturalmente inundable, con eventos de inundación desde el
año 1609. Se han destinado desde ese entonces, grandes sumas de dinero para la
realización de obras de protección fluvial en las riberas urbanas. La consideración de la
localización de la ciudad en una zona con estas características, así como su tendencia
expansiva hacia las zonas altas de la cuenca enervada por quebradas que conforman
cuencas no urbanas aportantes de grandes volúmenes de escorrentías, debe ser la
base para el diseño de la planificación en concordancia con otra tendencia más
silenciosa, la natural. La convivencia con el entorno es y será siempre un desafío cuyo
éxito depende de manera importante de la capacidad de abstracción, así como de
integración del ser humano con respecto de su entorno, considerando el lugar que en
él ocupa, sus necesidades y las capacidades de carga finitas de un ecosistema
sistémico

130
10 CONCLUSIONES
La ocupación del terreno por la expansión de las urbanizaciones, el reemplazo de
las coberturas vegetales, el cambio en el uso de suelo, y la modificación del patrón de
drenaje genera drásticos cambios y desequilibrios en los procesos del ciclo hidrológico
de una cuenca. La ambigüedad o vacío en la gestión de los recursos naturales en los
límites urbanos junto con la escasa integración entre las soluciones de drenaje
utilizadas en el ámbito rural y urbano, que comparten los mismos cauces receptores,
no son sólo el reflejo de una falta de capacidad política frente a la rápida expansión de
las ciudades, sino que además, generan efectos concretos en el estado de los cauces
aguas abajo.

La gestión de las aguas lluvias en la Región Metropolitana se realiza en base a


diversas disposiciones legales, reglamentarias y normativas de diferente origen
temporal e institucional, enfocada en la rápida evacuación de las escorrentías desde
las zonas urbanas. Mientras que a nivel rural, se busca el respeto del patrón de drenaje
y asegurar las riberas para favorecer el desarrollo de la agricultura. Si bien los mayores
impactos evaluados han sido los relacionados con los daños ocasionados por las
inundaciones, éstos han tenido una directa influencia en el criterio de selección de las
obras de drenaje de manera que descarguen las aguas lluvias en las zonas bajas de la
cuenca. Es así como la inversión requerida para hacer únicamente desaparecer esta
agua desde el horizonte visual, local y urbano, traspasando los volúmenes a terrenos
aguas abajo y lejos de la ciudad es de MMUS$ 1.125 sólo en Santiago, de un total
nacional de MMUS$ 1.953 (Pérez, 2004). Actualmente, no existen planes que permitan
coordinar las gestiones urbana y rural considerando los efectos a lo largo de la
pendiente de los suelos, que sitúa la mayor parte de las áreas agrícolas, aguas abajo.
Asimismo, no existen programas urbanos de drenaje y evacuación de aguas lluvias,
considerados como necesarios por el Programa 21 (Plan de acción hacia un desarrollo
sustentable) para evitar la contaminación y degradación de los recursos hídricos, y que
incluyan además, un enfoque sustentable en un largo y corto plazo.

Control de la cantidad Control de la calidad Protección paisaje y uso del


recurso

Figura 10.1: Compatibilidad de instrumentos según criterios de sustentabilidad.


Fuente: Elaboración propia.

El análisis de los diferentes instrumentos relacionados con la gestión de las aguas


lluvias en base a los objetivos de un drenaje urbano sustentable mostró una marcada
tendencia y enfoque en sólo uno de los aspectos considerados, y que tiene relación
con el control de la cantidad de las aguas lluvias, sin considerar mayormente los temas
de control de la calidad de las aguas receptoras o de la protección del paisaje y el

131
aprovechamiento sustentable del recurso hídrico. De acuerdo a los resultados
mostrados en la Figura 10.1, sólo un 24% de los instrumentos eran compatibles con el
objetivo del control de la calidad de las aguas, y un 41% con respecto de la protección
del paisaje y uso sustentable del recurso. De los instrumentos analizados, sólo un 17%
presentaban compatibilidad con los tres criterios y correspondían principalmente a
políticas y estrategias ambientales de la CONAMA y a guías de diseño de obras
secundarias de drenaje, de bajo impacto, conocidas como Técnicas alternativas.

Contrastando los objetivos de los diferentes instrumentos analizados entre sí, se


observan variadas incompatibilidades. El Plan Maestro de Evacuación y Drenaje de
Aguas Lluvias para el Gran Santiago presenta incoherencias tanto con los Planes de
Manejo de Cauces como con aquellos instrumentos relacionados con la protección de
la biodiversidad. El diseño de los Planes de Manejo de Cauces se asemeja más a una
gestión de crecidas cuya gestión tradicional se centra en la implementación de obras
de defensa. El Plan Maestro de Evacuación y Drenaje se enfoca en la búsqueda de
soluciones de manera local, pero sin tomar como base los Planes Maestros de Cauces
que fueron elaborados posteriormente, de manera de coordinar el dimensionamiento
de los nuevos sistemas de drenaje o la utilización de diferentes tipos de obras
(almacenamiento o infiltración). Es así como este plan, luego de identificar las zonas
problemáticas, desarrolla esquemas de soluciones que irremediablemente finalizan con
un necesario aumento de la capacidad de los cauces naturales receptores. Esto
alterará el escenario propuesto en los Planes de Manejo de Cauces. El enfoque de
desarrollo sustentable en los instrumentos de planificación urbana se desvirtúa si se
considera el enfoque netamente de control de volúmenes de escorrentía en las obras
propuestas, sin considerar variables ambientales al momento de seleccionarlas, tal
como se mostró en la Figura 10.1. Cabe destacar, que los Planes Maestros antes
mencionados, tienen más bien un carácter de diagnóstico y de propuesta de soluciones
en base a su factibilidad técnica, y no existe un instrumento ordenador definitorio a
nivel superior que oriente de manera estricta tanto su elaboración como su contenido,
de una manera coherente e integrada en concordancia con su alta dependencia del
territorio y su planificación.

La Estrategias para la Conservación de los Recursos Naturales y la Biodiversidad


podría ser un instrumento útil para fortalecer la protección de las zonas ribereñas, así
como la biota acuática. Este aspecto ambiental se encuentra totalmente ausente en
otros instrumentos analizados, como los del MINVU.

Finalmente, los instrumentos relacionados con la pavimentación carecen de


referencias a los Planes Maestros al momento de diseñar obras de drenaje, así como
tampoco a la posibilidad de implementar otro tipo de soluciones como Técnicas
Alternativas.

El SEIA permite la evaluación singular de las obras de drenaje a implementarse en


proyectos inmobiliarios y a nivel urbano, siendo el Plan Maestro de Evacuación y
Drenaje, el instrumento capaz de guiar la implementación conjunta de los proyectos,
coordinando su impacto acumulado. Sin embargo, como se mencionó anteriormente,
este Plan Maestro adolece de integración con el de Manejo de Cauces (existentes para
las cuencas de los ríos Mapocho y Lampa), los que tienen un enfoque orientado en
mayor medida a la implementación de obras fluviales de seguridad y no a la
conservación y preservación del recurso y zonas aledañas. La ausencia de estándares
de calidad de los ríos ha contribuido con esta segregación.

132
Las zonas de estudio en el Plan Maestro se consideran como sistemas
independientes entre sí para facilitar la propuesta de soluciones, lo que en la realidad
no ocurre, siendo todo lo contrario por cuanto a las conectividades e interrelaciones
existentes entre estas zonas a través del sistema de drenaje. Los cauces naturales no
están aún totalmente integrados como elementos de drenaje, siendo canalizados en la
mayoría de sus secciones, como ocurre con variados esteros. Y casos peores aún, en
los que el río ha sido modificado, entubándolo y transformándolo en un gran colector
de flujo constante. Los canales han tenido que ser alterados en su capacidad, frente al
avance de la urbanización y la generación de mayores volúmenes de escorrentías.

Desde el punto de vista de las soluciones, tampoco existe una coordinación formal
entre el Plan Maestro y las soluciones a implementar en una red secundaria de
drenaje, siendo una fuente potencial de soluciones complementarias eficientes
conocidas como Técnicas Alternativas, que tal vez, más bien debieran llamarse
“Técnicas Complementarias de Bajo Impacto”, dado que su utilidad va más allá del
reemplazo de soluciones, sino que más bien con el complemento de una red existente.

Las diferentes responsabilidades de los organismos con atribuciones sobre las


aguas lluvias no están del todo bien definidas, así como tampoco están integradas a
aquellas normativas relacionadas con la regulación de los cauces naturales, esto,
principalmente debido a su antigüedad que no conversa con las modificaciones
realizadas en la estructura organizacional de varias instituciones. A lo largo de la
investigación, no se encontró una superposición de funciones significativa, salvo en el
caso de la Dirección de Obras Hidráulicas y la Dirección Regional de Aguas por cuanto
a su pronunciamiento en los proyectos de drenaje del Sistema de Evaluación de
Impacto Ambiental. La revisión de dichos proyectos podría resultar en una redundancia
de observaciones debido a la simular naturaleza de las mismas entre los
pronunciamientos analizados.

Por otra parte, la compatibilidad y coherencia entre los instrumentos de


planificación urbana como el PRDU, PRI y los diferentes PRC es favorable con
respecto a los objetivos del Plan Maestro de Evacuación y Drenaje, al que toman como
referente al momento de considerar temas de drenaje urbanos. Y pese a no hacer
referencia explícita a los Planes Maestro de Manejo de Cauces, incluyen otras
cláusulas relacionadas a la protección y respeto de zonas naturales, así como la
integración de las riberas como áreas de recreación y paisaje. Aún así, se observa una
inconsistencia en los objetivos y consideraciones que estipulan los documentos guía
para la elaboración de estos instrumentos de planificación, así como lo explicitado en
ellos y la realidad de la planificación urbana. Esto puede comprobarse al estudiar cómo
es que el crecimiento de la urbanización ha generado cambios en la ubicación de las
zonas inundables y de los patrones de drenaje al alterar las superficies de los suelos y
modificar constantemente las microcuencas urbanas con la re-estructuración de
grandes calles. Cabe destacar el tema de la extracción de áridos, donde como ocurre a
nivel Latinoamericano, los municipios suelen otorgar permisos sin tener el adecuado
conocimiento acerca de la hidráulica fluvial (Dourojeanni y Jouravlev, 1999).

Continuando con el análisis de la compatibilidad entre instrumentos, más grave


aún fueron las incompatibilidades encontradas dentro de una misma institución. Entre
las dos instituciones con mayores atribuciones sobre el drenaje urbano, el MOP y
MINVU, se encontró que de los objetivos de la primera relacionados con el drenaje

133
urbano, un 50% de ellos eran incompatibles entre sí, mientras que para la segunda,
esto ocurría en el 32% de ellos.

A nivel de la Política Nacional de los Recursos Hídricos no existe el reconocimiento


formal de las escorrentías como fuente de contaminación difusa frente a su capacidad
de transporte de contaminantes. Escasean estudios que permitan conocer los efectos
que la infiltración de las escorrentías ocasiona en la calidad de las fuentes
subterráneas. Los procesos que tienen lugar en los suelos y su calidad no pueden
entenderse sin relacionarlos con la hidrología. Frente a la falta de entendimiento de esa
estrecha relación, así como la influencia que la urbanización tiene sobre la hidrología,
no existe a nivel nacional, y tampoco a nivel local, una ley de conservación de los
suelos y aguas, como asegura Francke (2002). La unidad territorial y geopolítica
utilizada para la gestión del agua desde el punto de vista de la combinación del
aprovechamiento del recurso y su gestión, es la cuenca por variados motivos. Como
explicaría Dourojeanni et al (2002), debido a la estrecha relación que se da entre una
cuenca y las obras de extracción y de descarga del recurso con las aguas superficiales
y subterráneas de una cuenca. Y porque es en la cuenca, donde se observa la relación
de interdependencia entre los sistemas físicos, bióticos y antrópicos.

Ya hacia inicios de los años noventa, Patrick Giddes (1905) hacía referencia al
sistema hidrográfico como la unidad esencial para el estudio de las ciudades. Para su
correcta aplicación, esta gestión debe considerar el desarrollo de diferentes sistemas
como el constitutivo, el organizacional y el operacional (Dourojeanni y Jouravlev, 1999).
A nivel nacional se han realizado discusiones relacionadas a este tipo de gestión que
consideraría la cuenca como unidad de planificación y gestión multisectorial. A través
de la CONAF se enmarca el Programa Nacional de Ordenación y Manejo de Cuencas
Hidrográficas (BID/MOP/CONAF) que se enfoca en el manejo de cuencas designadas
prioritarias para su protección, jerarquizadas en función de la magnitud de los
fenómenos de degradación (Iroume y Gayoso, 1990), pero esto no hace referencia a
las cuencas urbanizadas, sino que forestales. La formación de comisiones a nivel de
cuencas, coordinada por el MINAGRI y MOP ha contribuido a promover su protección
ambiental. Sin embargo, aún no se cuenta con un único marco normativo que coordine
la conservación, preservación y uso de los recursos a nivel de cuencas.

Es aquí donde cobra especial importancia la gestión de las aguas lluvias, al ser la
cuenca la principal captadora de las aguas provenientes de las precipitaciones. De la
experiencia internacional analizada, se ha encontrado que tanto Francia, EE.UU y
Australia gestionan sus recursos hídricos en base a cuencas, con una organización
fuerte a nivel local para el diseño de programas de aguas lluvias. Los tres países
comenzaron a considerar este enfoque frente a los impactos observados en la calidad
de sus recursos hídricos, siendo una política de calidad de los mismos, la que dio
origen a los programas y planes de aguas lluvias enfocados a minimizar sus impactos
no sólo por sus volúmenes generados, sino que por los contaminantes que arrastran
en su paso por las superficies impermeables urbanas. Las soluciones implementadas
consideran entonces, los tradicionales sistemas de conducción, la integración de los
cauces naturales como elementos de drenaje y la construcción de Técnicas
Alternativas de infiltración y/o almacenamiento, que controlan tanto la cantidad como la
calidad de las aguas lluvias para tormentas de tipo pequeñas y frecuentes.

Este sistema de gestión integrada presenta sus mayores desafíos en la búsqueda


de coincidencias entre los límites territoriales y políticos, así como en la necesidad de

134
un profundo nivel de entendimiento de la cuenca, sus procesos y la interacción y
efectos de la urbanización frente a sus opciones de configuración. Parafraseando a
Geddes, se debe “estudiar antes de planificar”. En Santiago existen escasos estudios,
pero sin sistematización o regularidad que permitan cuantificar y entender la magnitud
de los impactos de las aguas lluvias en las ciudades y en los cauces naturales.
Tampoco ha tomado fuerza aún la modelación y monitoreo continuo de las aguas
lluvias como ya ocurre a nivel internacional siendo ampliamente aceptada por su
coherencia de resultados y el comportamiento real de los flujos. La selección de obras
entonces, se basa en un enfoque de evaluación de proyectos, sin tener en cuenta otro
tipo de variables de carácter ambiental y urbano-social. Esto a su vez, dificulta la
utilización de otros tipos de soluciones basadas en la infiltración y almacenamiento.

El esquema a proponer entonces, se basa en un diagnóstico acabado que permita


conocer la calidad y características de las aguas lluvias y las aguas receptoras, así
como la identificación de las zonas de riesgo siempre dinámicas en zonas urbanas y de
expansión, zonas de desarrollo urbano y las de protección. Esta información es la
base para la elaboración de una política o una estrategia capaz de coordinar y dirigir la
gestión de las aguas lluvias hacia un enfoque integrado del recurso hídrico de manera
multisectorial, considerando la cuenca como unidad básica de implementación de las
acciones, integrando así las zonas urbanas, rurales y los recursos naturales.

En base a esta política se propone la elaboración de programas dirigidos a


reorientar lo que hasta ahora se gestiona y coordina a través de los Planes Maestros.
El fortalecimiento y complemento de los Planes Maestros, con la red secundaria de
drenaje es tal vez una opción más factible, que de todas formas, requeriría de una
modificación a la Ley N°19.525. Los programas propuestos, consideran el control de la
cantidad de aguas lluvias, el control de su calidad y un programa de control y manejo
del sistema natural de drenaje urbano. Todo esto conforma un nuevo y completo Plan
Maestro.

En base a la experiencia internacional analizada, cada uno de estos programas


debe definir sus responsables, formas de financiamiento y líneas de acción para el
planeamiento, la participación pública y la educación, criterios para la ingeniería,
construcción y operación, y para la inspección de las obras y el monitoreo de su
eficiencia. El monitoreo es una actividad importante que permitirá alimentar la
información relacionada con la eficiencia de las soluciones y la minimización de
impactos al momento de re-evaluar los Planes Maestros que normalmente, y de
acuerdo a la experiencia internacional estudiada, se revisan cada seis o cinco años. El
planeamiento y la inspección de obras es responsabilidad del organismo público,
mientras que la construcción y operación corre por cuenta de empresa privadas. La
participación pública, la educación, la ingeniería y el monitoreo, se realiza normalmente
mediante una asociación pública-privada. Las formas de financiamiento dependen del
tipo de solución a implementar, y pueden incluir desde fondos de protección ambiental,
hasta impuestos a los propietarios de inmuebles por la generación de escorrentías, y a
los usuarios de transporte vehicular por la generación de contaminantes a ser
arrastrados por las aguas lluvias, o a través de incentivos al valor de la propiedad
frente a la implementación de obras de control in situ.

La Política Nacional de Recursos Hídricos es un buen comienzo como instrumento


guía para la gestión integrado del recurso, sin embargo, sólo si considerar el tema de
las aguas lluvias y las prioriza y pondera como un tema a nivel nacional dados sus

135
impactos, existiría la posibilidad de gestionar las aguas lluvias de una forma también,
integrada. Como menciona Dupuy (1998), “ante situaciones críticas en los servicios
públicos vividas por los usuarios puede resultar necesario un nivel superior de
coordinación de las redes, en una perspectiva sistémica, evolutiva y adaptativa”.
Incluyendo dentro del concepto de redes, los recursos que la conforman, se hace
evidente la necesidad de elaborar planes “evolutivos y adaptativos” en base a sistemas
de información dinámicos que contribuyan al entendimiento de los impactos que la
urbanización ocasiona en el entorno del cual depende irrestricta y dramáticamente. Las
conexiones entre las redes urbanas y naturales responden ahora de manera más
sensible al aproximarse a la capacidad de carga de la cuenca, y al demostrarse la
influencia de la configuración espacial y densidad de la urbanización. El cómo y dónde
se urbaniza es fundamental desde un punto de vista sistémico y de impactos. De
manera más extrema, según Innerarity (2004), “… Hace falta mostrar que la
heterogeneidad, el riesgo compartido, el futuro incierto, las instituciones flexibles, las
identidades porosas y la territorialidad indeterminada son el estado normal de una
sociedad abierta y constituyen el entramado de valores dentro del cual han de
resolverse los problemas que esos mismos valores ocasionan.” La magnitud de los
impactos que genera tan sólo una parte del ciclo hidrológico como lo es el drenaje,
pone en evidencia la necesidad de planificar con un mayor cuidado y conciencia, así
como con un enfoque sistémico y estratégico de los recursos y su disponibilidad. El
lenguaje de las ciudades debe coincidir con el alfabeto de su entorno natural, de lo
contrario cualquier intento por desarrollarse no generará otro escenario que el de una
torre de Babel, insustentable, con un sentido no compartido e incoherente y lo que no
es menor, ineficiente.

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