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ALGUNAS DIFERENCIAS LINGÜÍSTICAS ENTRE

GRIEGO CLÁSICO Y ESPAÑOL

1. INTRODUCCIÓN

Cada vez son menos los alumnos que cursan las asignaturas de Latín y Griego
(sobre todo este último) por diversos motivos. Unos, porque ni siquiera se ofertan en
su centro o, si se hace, no hay horas suficientes para que un profesor especialista
acuda y se apañan con alguno de Lengua Española, de Historia o de otra especialidad
más o menos afín; otros, porque no le encuentran una utilidad a las mal llamadas
lenguas muertas en su formación académica (y cuando digo académica no me estoy
refiriendo a su formación cultural); algunos se meten en Latín (el Griego va en el pack
de oferta) para huir de las matemáticas, y los menos, porque están interesados.

De manera que los pocos y osados alumnos que se atreven a cursar las
cuestionas y tambaleantes asignaturas encuentran algunas dificultades en su
aprendizaje, la mayor parte de las veces por un desconocimiento de la propia lengua a
nivel de sintaxis o de morfología nominal, verbal o pronominal. Los discentes se
encuentran con dos lenguas que sólo se practican a nivel escrito (nos referimos por
supuesto al griego clásico) y que utilizan un sistema complejo de desinencias verbales,
nominales, pronominales, subordinación, construcciones de participios, de infinitivos
que realizan distintas funciones y un largo et cetera, pero, sin duda, lo más complejo
es la traducción. Es aquí donde comienza el problema: un mal aprendizaje de la
gramática griega, las carencias que tienen de la lengua materna y el poco tiempo del
que disponen para su aprendizaje (sólo dos años o tres, los más afortunados
incluyendo el Latín en 4º de E.S.O.) es suficiente para que los alumnos se desanimen
y consideren estas disciplinas cada vez más complejas.

Hay que conseguir como principal objetivo que nuestros alumnos desde el
primer momento tengan muy claro que tanto latín como griego son lenguas distintas al
español como también lo son a su vez entre ellas, dejando aparte las similitudes que
todos conocemos. Esto que a primera vista puede parecer algo simple y sencillo de
realizar resulta ser complejo. Ellos tienen que familiarizarse con unas estructuras
lingüísticas diferentes y nuevas para ellos que no se dan en su lengua: como ejemplo
básico, la tendencia a colocar el verbo al final de la oración latina o en el centro de la
oración griega.

2.- CARACTERÍSTICAS DEL GRIEGO Y EL ESPAÑOL


 
Como acabamos de decir, ambas lenguas, el griego y el latín, son también
diferentes entre sí, siendo el griego más claro de traducir que el latín por ofrecernos
más datos lingüísticos; otra cosa distinta es la interpretación, habilidad o destreza que
como traductores adquieran nuestros alumnos. Generalmente la comprensión del
griego les resulta más compleja que el latín o cualquier lengua moderna, sobre todo
por la asimilación y aprendizaje de un nuevo alfabeto; sin embargo, a diferencia de lo
que ellos puedan pensar, el griego nos proporciona más elementos lingüísticos que
otras lenguas.

El griego dispone del artículo determinado que ya nos informa de la función o


funciones que un sustantivo puede realizar en su oración aunque no lo conozcamos:
así del sustantivo κρέας pueden pensar los alumnos que hace la función de CD plural 
pero si lo ven escrito  τὸ κρέας  ya no hay duda de que realiza la función de sujeto,
atributo o de CD y, además, nos informa de que está en singular y tiene género neutro.
El articulo determinado griego ofrece otras ventajas:

 El articulo sirve para delimitar significado y actualizar un sustantivo. Es frecuente


que el alumnado de latín no distinga entre “una niña o la niña” (puella) al carecer
esta lengua de artículo; el griego nos permite distinguir entre ὁ ἄνθρωπος el
hombre y ἄνθρωπος un hombre. De este modo, la traducción será mucho más
acertada.
 La sustantivación de un adjetivo resulta más evidente en griego que en español
o latín. Para sustantivar un adjetivo el latín no tiene ningún procedimiento léxico,
basta con dejar el adjetivo sin concertar: divites los ricos, o sea, divites homines,
los hombres ricos. El griego, además de presentar el adjetivo solo, recurre al
articulo concertándolo con el adjetivo y ocupando éste la posición de núcleo del
sintagma nominal, es decir, nosotros sustantivamos utilizando el mismo
procedimiento griego: οἱ πλούσιοι los ricos
 El artículo sustantiva también a adverbios, sintagmas preposicionales, infinitivos,
participios e incluso oraciones enteras. Conviene poner ejemplos de esta misma
función del artículo en español de modo que el alumno pueda analizar el
paralelismo entre ambas lenguas.
 Hasta ahora se está mostrando que la existencia del artículo en griego permite
identificar funciones y estructuras de un modo evidente. El artículo se emplea
igualmente para diferenciar funciones del adjetivo con respecto a un sustantivo
en ausencia del verbo εἰμί, así como para restringir el significado de un adjetivo
con respecto a un sustantivo en un sintagma:
 En el primer caso, la ausencia del articulo marcará para el adjetivo la función
de predicado verbal o atributo: ὁ ἄνθρωπος σόφος “el hombre (es) sabio”; del
mismo modo, cuando el artículo aparece seguido de un adjetivo marca la
función de adyacente:
ὁ σόφος ἄνθρωπος / ὁ ἄνθρωπος ὁ σόφος “el hombre sabio”
Nótese que esta misma construcción, a saber, el artículo precediendo a
un adjetivo, se da también con un sustantivo cuando funciona como
complemento del nombre o núcleo del sintagma nominal, o sea, funcionando
como adyacente, bien entre el artículo y el sustantivo-núcleo: ἡ τοῦ πολίτου
φιλία o repitiendo artículo: ἡ φιλία ἡ τοῦ πολίτου, en ambos casos la
traducción es la misma, “la amistad del ciudadano”.

II 
 
 En el segundo caso, la presencia del articulo ante un adjetivo indica que éste
se refiere a la totalidad de lo expresesado por el sustantivo;
ἡ μέση πόλις “la ciudad del centro”;
Su ausencia indica, por tanto, que el adjetivo sólo incide en una parte de
aquello que exprese el sustantivo: μέσῃ ἐν τῇ πόλει “en el centro de la
ciudad”. Este doble uso se da además con determinados adjetivos: μέσος,
ἄκρος, medius, etc. cuyo contendio semántico lo permite.
 Muy característico es el uso que el griego hace del pronombre αὐτὸς, precedido o
no de artículo. Mientras que el latín utiliza el pronombre/adjetivo idem, eadem,
idem para expresar la identidad de algo o alguien ya conocido por todos o el
pronombre/adjetivo ipse, ipsae, ipsum cuando se quiere enfatizar, el griego
utiliza el articulo seguido de αὐτὸς para la identidad:
ὁ αὐτὸς βασιλεύς (el mismo rey)
Si αὐτὸς no es precedido de artículo, tiene una función enfatizadora:
αὐτὸς ὁ βασιλεύς (el propio rey, el rey en persona)
En nuestra lengua, a diferencia del latín o del griego, no poseemos
pronombre enfático o de identidad, por lo que tenemos que recurrir a
expresiones como “en persona, el propio, él mismo, el mismo...” Por lo tanto,
conviene asentar de una manera tajante que el griego, latín y, en nuestro caso,
el español son lenguas distintas y que se dan en griego o latín construcciones y
usos de los que carecen el español.
 El artículo también afecta al pronombre/adjetivo ἄλλος: significa “otro” siempre
que haya más de dos seres, pero en plural y precedido del artículo tiene un
significa de exclusión total: τὰ ἀλλὰ/ τἆλλα significará “las demás cosas”, οἱ
ἄλλοι, “los demás” frente a ἄλλοι “otros”.
No menos complejas son las estructras y construcciones oracionales que se dan
en griego o en latín y de las que se carece en español. En ocasiones se tiene que
recurrir a giros para poder hacer una traducción lo más literal posible debido a
braquilogias, dislocaciones sintácticas, asimilaciones, etc:
καὶ ἐνταῦθα Κῦρος ἐξέτασιν καὶ ἀριθμὸν τῶν Ἑλλήνων ἐποίησεν ἐν τῷ
παραδείσῳ͵ καὶ ἐγένοντο οἱ σύμπαντες ὁπλῖται μὲν μύριοι χίλιοι͵ 2.10
πελτασταὶ δὲ ἀμφὶ τοὺς δισχιλίους. (Lit. Entonces Ciro hizo revista y recuento de
los griegos en el parque y hubo en total once mil hoplitas en total y peltastas alrededor
de dos mil).
La traducción correcta sería: “Entonces Ciro pasó revista e hizo recuento de los
griegos en el parque; se contabilizaron, en total, once mil hoplitas y alrededor de dos
mil peltastas” (Traducción: Ramón Bach Pellilcer, Gredos.)
Ab urbe condita: “desde la fundación de la ciudad” (Lit. desde la ciudad fundada).
Una construcción característica del griego es la que se da entre el sujeto en
nominativo plural neutro concertando con el verbo en singular: τἆλλα καλά ἐστιν en
lugar de τἆλλα καλά εἰσιν “las demás cosas son hermosas”.
La primera diferencia entre el español y el griego (también el latín) se da en el
orden de palabras oracional. En español, el orden lógico es comenzar por el sujeto,

III 
 
seguido del verbo y los complementos. El orden en griego responde a razones de
estilo, énfasis, retórica o cualquier otro motivo de autoría. En griego clásico el verbo
suele estar en el centro de la oración (en latín la tendencia es al final) y cuando el
orden se encuentra dislocado por razones de estilo conviene mantener el mismo orden
siempre que sea posible sin que la traducción que forzada:
ὁπόσας εἶχε φυλακὰς ἐν ταῖς πόλεσι παρήγγειλε τοῖς φρουράρχοις ἑκάστοις... (Para
cuantas guarniciones tenía en las ciudades, encomendaba a cada uno de sus jefes...)
Traducción: Ramón Bach Pellicer. Gredos.

Un comentario aparte merecen las complejas oraciones de participio


predicativo y de infinitivo con sujeto en acusativo, todas ellas inexistentes en español:

 Los verbos τυγχάνω (ser o estar por casualidad), λανθάνω (estar oculto, pasar
inadvertido) y φαίνομαι (aparecer, ser manifiesto) en construcción de participio
concertado deben traducirse por construcciones impersonales no concertadas.
La regla escolar es traducirlos como adverbios y el participio como un verbo
principal.
τρεφόμενον ἐλάνθανεν τὸ στράτευμα se mantenía en secreto/ocultamente el
ejército
ὁ μὲν οὖν πρεσβύτερος παρὼν ἐτύγχανε casualmente el mayor se encontraba
por entonces allí.
φαίνεται κακὸς ὤν es evidentemente malo.
 Los verbos de percepción física o intelectual como ver, oír, saber y verbos como
mostrar, demostrar, hacer ver... cuando se construyen con un complemento y
participio concertado con él conviene dar un giro y crear una oración completiva.
El participio funciona como núcleo verbal de la oración subordinada y el
complemento del verbo principal pasa a ser sujeto en acusativo.
Ὁρῶ ταῦτα ἀληθῆ ὄντα veo que esto es verdad
 Frecuente es el encuentro de participios y de infinitivos con funciones diferentes
dependiendo del mismo verbo principal. La traducción quedaría poco agraciada
con abundantes gerundios por lo que será mejor convertir tanto los participios
como los infinitivos en oraciones coordinadas que estén en el mismo plano
sintáctico que el verbo principal o en subordinadas. Siempre que sea posible se
evitará traducir el participio por gerundio porque lo empleamos poco. Es
preferible, bien por estilo o bien por corrección, traducir por oraciones
subordinadas circunstanciales, finales, causales, circunstanciales... o
completivas.
ἐσκεψάμεθα, τίς ποτ῾ ὢ γενεὰν καὶ ποίαν τινὰ φύσιν ἔχων καὶ ποίᾳ
παιδείᾳ παιδευθεὶς τοσοῦτον διήνεγκεν (consideramos quién era por linaje,
qué clase de naturaleza tenía y qué clase de educación recibió para
sobresalir tanto) Luis Gil.
 Con respecto a las oraciones completivas, en español sólo conservamos dos de
las tres que propiamente dichas conocía el griego, dejando al margen la
construcción con participio predicativo por ir constituida con un núcleo verbal en
participio. El español conserva las oraciones interrogativas indirectas y las de
conjunción “que” habiendo desaparecido la construcción con infinitivo y sujeto en
acusativo. Este tipo de construcción suele resultar de difícil asimilación y

IV 
 
comprensión por parte del alumno debido las deficiencias que poseen de la
lengua materna, pues no entienden bien, por ejemplo, la diferencia entre un
“que” relativo y un “que” completivo. En este sentido el griego y también el latín
se muestran mucho más transparentes al utilizar formas diferentes para el
relativo (ὃς ἡ ὁ/ qui, quae, quod) que para la completiva evitando así la
confusión castellana. Para poder traducir este tipo de oraciones con infinitivo no
concertado se debe introducir la oración con “que” y el infinitivo convertirlo en
una forma finita:
ἐνόμιζε με σοφὸν εἶναι creía que yo era sabio
Ante una construcción personal de infinitivo concertado en la que tanto el sujeto
del verbo principal como el del infinitivo es el mismo en nominativo, es imposible
mantener la literalidad de la oración por lo que tenemos que recurrir de nuevo a
un giro oracional y convertir la oración en impersonal:
ὁ βασιλεὺς δίκαιός ἐστι ταῦτα ποιεῖν (Lit. El rey es justo en
hacer esto) la traducción correcta es español: es justo que el rey haga esto.
Compleja resulta también la traducción al español de las muchas construcciones
en voz pasiva del griego. Ello se debe sobre todo al poco uso que hacemos de ella en
español. En la medida de lo posible una traducción en voz activa es, a veces, lo más
acertado.
Es importante que la traducción no fuerce el español, por lo que en ocasiones no
se podrá hacer una traducción lo más literal posible. Un ejemplo claro de ello lo
tenemos con los pronombres personales usados en genitivo para expresar la posesión
similar a como lo haría un adjetivo posesivo. Así, no se debe (ni se puede) traducir ὁ
πατὴρ ἐμοῦ como “el padre de mi” sino como “mi padre”, ὁ πατὴρ αὐτοῦ “su padre”
mejor que “el padre de él”. De este último ejemplo hay que comentar algo más y es
que el griego (y también el latín) demuestra una vez su trasparencia con respecto al
español. En un sintagma como “su padre”, sin un contexto previo, es imposible
discernir si esa posesión paternal se refiere a un masculino (el padre de él) o un
femenino (el padre de ella). El griego lo aclara: ὁ πατὴρ αὐτοῦ (el padre de él) / ὁ
πατὴρ αὐτῆς (el padre de ella) en cambio el español lo neutraliza: su padre
Además de ello, el pronombre anafórico αὐτὸς es utilizado como pronombre
personal de tercera persona en griego, y a veces, tambien se utiliza ἐκεῖνος. En estos
casos no será posible una traducción literal: αὐτὸν ἐφιλεῖ: “amaba a él”, mejor “le
amaba”; βασιλεύσει ἀντ῾ ἐκείνου: “reinará en vez de aquel” es preferible “reinará en su
lugar”; ἐκεῖνον ἀπέκτεινε: “mató a aquél” se debe traducir “le mató”.
Siguiendo con la utilización en español del pronombre personal de 3ª persona,
el griego suele utilizar un complemento circunstancial donde lo esperado sería un
complemento indirecto. Así se puede encontrar: εἶπεν πρὸς αὐτὸν o también εἶπεν
αὐτῷ, en ambos casos la traducción es la misma: “le dijo”.
Igualmente de frecuente es la elisión del pronombre αὐτὸς empleado como
pronombre de tercera persona cuando se deduce del contexto y, por tanto, no es
necesario. En español sí es preciso traducirlo.
También ocurre la situación inversa, es decir, el griego puede utilizar un
pronombre, normalmente en género neutro, seguido de una oración que aclara o
explica al pronombre. Este pronombre debe suprimirse en español por ser redundante:
ὁ δὲ εἶπεν ἐκεῖνον, ὅτι... Y él dijo que... (Lit. “él dijo aquello, que...”)


 
Centrándonos en el apartado de la subordinación, uno de los fenómenos que
más desconcierta al alumnado es traducir un tiempo verbal por otro: un presente como
pasado, un imperfecto por un aoristo... y es que en griego, a diferencia del latín o del
español, no hay tiempos relativos, es decir, la correlación de tiempos se marca en
castellano no en griego. En griego los tiempos son absolutos y van dispuestos por
motivos de aspecto. Así que en ocasiones tendremos que traducir un aoristo como un
pluscuamperfecto o un imperfecto por un aoristo.. porque en español sí hay tiempo
relativo:
ἀνήρ τις λαβὼν ἰχθὺν μέγαν τε καὶ καλὸν ἐνόμιζε... (un pescador, después de
capturar un gran y magnífico pez, pensó...)
Κῦρον δὲ μεταπέμπεται ἀπὸ τῆς ἀρχῆς ἧς αὐτὸν σατράπην ἐποίησε. (Hizo
venir a Ciro de la provincia de la que le había hecho sátrapa).
Como el hecho de designarlo sátrapa fue anterior a la obligación de acudir
(junto a su padre), por la correlación de tiempos en español tenemos que traducir por
un pluscuamperfecto, aunque no lo sea en griego. En esta oración podemos
contemplar un uso que también se da en español, el presente histórico (μεταπέμπεται)
se puede traducir por un perfecto simple.
También se puede encontrar el uso de imperfecto funcionando como aoristo:
ἔφη, dijo, en el que no se expresa acción durativa.
Por otro lado, el español prefiere para las oraciones finales el infinitivo en lugar
de un verbo en forma finita cuando el sujeto de la oración principal y el de la final es el
mismo. El griego y latín construyen una oración con un verbo en forma personal:
τὴν δὲ Ἑλληνικὴν δύναμιν ἥθροιζεν ς μάλιστα ἐδύνατο ἐπικρυπτόμενος͵ ὅπως
ὅτι ἀπαρασκευότατον λάβοι βασιλέα. (Reunía las fuerzas griegas con el máximo sigilo
posible, a fin de coger al Rey totalmente desprevenido.)Traducción: Ramón Bach
Pellicer. Gredos.
Legati ut pacem peterent venerunt “vinieron legados para pedir la paz” (Lit. vinieron
legados para que pidieran la paz.)
Un último apartado y no menos importante es el amplio abanico de significados
o traducciones con los que se encuentra un alumno al buscar una palabra en el
diccionario. Ello supone para ellos, en primer lugar, pérdida de tiempo durante un
examen y, en segundo lugar, una traducción incorrecta de esa forma concreta por
diversos motivos: no tener en cuenta el contexto ni las construcciones, falta de
conocimiento de la gramática, ausencia de un vocabulario... con lo que la
interpretación del texto es errónea.
Ello ocurre con el verbo ἔχω, utilizado con mucha frecuencia en las actividades
de clase, pero ¿qué ocurre cuando se encuentran con un texto en el que el significado
“tener” no les pega? La respuesta es bien sencilla, buscan el verbo en el diccionario y
se encuentran con una pagina completa de significados: “tener, llevar (puesto), tener
por esposa, tener en calidad de, dominar, retener, sujetar, estar, ser, encontrarse,
contener...” y continuan los significados...
Es preciso conocer el significado básico de la forma, no perderse en el mare
magnum de acepciones que da el diccionario y, además, entender el contexto para dar
con una traducción correcta. Una posibilidad es hacer varias versiones de la
traducción e ir perfilándola poco a poco. No estaría mal como ejercicio práctico que los
alumnos elaborasen en casa varias versiones de una traduccción literal de clase; con
este tipo de ejercicio se pretende que el alumno recapacite acerca del texto, y no se

VI 
 
limite a buscar significados para ensamblarlos unos tras otro de forma que el texto
tenga algo de sentido.
La mejor regla para dar con una traducción correcta es la práctica diaria, la
retención de estructuras y, por supuesto, la comprensión del texo; el hecho de que
entiendan el texto, de que conozcan el argumento les capacita para adoptar una
traducción correcta de un término sin necesidad de recurrir en algunos casos al
diccionario. No estaría mal realizar una primera traducción manteniendo, en la medida
de lo posible, el orden que establece el griego, para seguir con el orden establecido en
español y, por último, dar la última pincelada según el estilo o la forma de narración.
Por ejemplo, para conseguir el efecto cómico de una comedia se pueden utilizar
términos o expresiones coloquiales que se dan en nuestra lengua siempre y cuando
sea lo más ajustado al texto original.

3.- CONCLUSIÓN
La traducción, por tanto, es un fenómeno complejo en cualquier lengua, pero
aún más lo es cuando se tiene que verter un texto del griego clásico a una lengua
moderna. Son muchos los matices que se han perdido por el camino conservándose
algunas estructuras y desapareciendo otras siendo estas últimas complicados
reproducir: sólo leyendo el texto original y comprendiendolo se puede hacer una buena
traducción, por lo que un buen traductor ha de ser siempre un buen aprendiz.

4.- BIBLIOGRAFÍA
Berenguer Amenos, J.(1994). Gramática Griega. Barcelona: Bosch.
Gil, L. (2001). Orientaciones sobre la traducción del griego. Estudios Clásicos.
Tomo XLIII, 120, (121-131).
Conde I. (1999). Directrices para optimizar el uso didáctico de la traducción.
Estudios Clásicos. Tomo XLI, 116, (115-139).

VII 
 

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