-16-
CIENCIAS
ALIMENTACIÓN
La grasa sería el
único culpable del
aumento de peso
Un trabajo realizado en rato-
nes concluyó que dentro de
una dieta el único elemento
que incrementa el peso es la
grasa. Para esta investigación
–publicada en “Cell Metabo-
lism”–, se les dio a los ratones
30 opciones de dieta, que va-
riaban la cantidad de grasa,
carbohidratos y proteínas.
CIENCIAS
TOMÁS
UNGER
Divulgador científico
Develando
los misterios del
mar profundo
Casi un 95% de los océanos no ha sido explorado.
No obstante, la creación de vehículos submarinos
ha permitido alcanzar áreas donde no llega la luz.
C
uando de océa-
nos se trata, lo
que conoce-
mos está ma-
yormente limi-
tado a la delgada capa supe-
rior donde alumbra el Sol.
Salvo la superficie en la que
se navega y se observa des-
de la costa, así como el aire
y las profundidades más in-
mediatas, la mayor parte del
contenido de los océanos
–casi un 95%– no ha sido ex-
plorada todavía. No es exa-
geración decir que tenemos
mapas más detallados de la
Luna y de Marte que del fon-
do de nuestros océanos.
Aparte de las especies fa-
miliaresdepeces,mamíferos,
algas y crustáceos conocidas
por los habitantes y pescado-
res de zonas costeras por mi-
lenios, lo que ocurría lejos de
las orillas y bajo la superficie
era un misterio.
Por mucho tiempo se cre-
yó que el fondo marino era
relativamente raso y sin vi-
da; a fin de cuentas, donde
la luz del Sol no llega no debe
haber vegetación ni vida ani-
mal. Si bien lo que se halla ba-
jo la superficie marina sigue
siendo en gran medida un
misterio, los avances cien-
tíficos y tecnológicos están
ampliando cada día nuestros
conocimientos submarinos.
En una página anterior
nos referimos a los límites
del buceo, el cual permite la
observación directa y el uso
de herramientas. Al mismo
tiempo que evolucionaban
las escafandras y otros equi-
pos de buceo, el ingenio ex-
plorador humano desarrolla-
ba máquinas para descender
a profundidades demasiado
peligrosas para una persona.
En un principio, la pro-
fundidad del mar se medía
con pesos atados a cordeles
que se echaban por la borda
de un barco. Esto daba una
medida en el sitio específico
donde caía el peso, que podía
ser al costado de un abismo
o de una enorme peña. A fi-
nes del siglo XIX se inició un
esfuerzo sistemático alrede-
dor del mundo para medir
de este modo la profundidad
del fondo marino a lo largo
de las costas y en las rutas de
navegación.
Pero ver lo que había aba-
jo, especialmente más allá de
los límites del buceo, seguía
siendo un desafío. Lo que
hacía falta era un vehículo
que pudiese llevar personas
a gran profundidad sin sufrir
los efectos de la presión que
aumentaba con cada metro
bajo la superficie.
Como se mencionó tam-
bién en una página reciente,
el peso del agua hace que la
presión aumente 1 bar ca-
INVESTIGACIÓN
Hallan falla en
avanzada técnica de
edición genética
Lainnovadoratécnicaexperi-
mentalCRISPR-Cas9,utiliza-
da para modificar genes de-
fectuosos, es menos precisa
de lo que se creía. De acuerdo
a una investigación que reco-
ge la revista “Nature Biotech-
nology”, este método puede
causar mutaciones inespera-
das en células humanas.
da 10 metros, siendo 1 bar
la presión normal que resul-
ta del peso del aire de la at-
mósfera sobre la superficie
marina, por lo que se le co-
noce también como una at-
mósfera. Al bajar 100 metros
tenemos una presión de 10
atmósferas, y al bajar 5 mil
metros, 500 atmósferas.
A causa de esto, un vehí-
culo submarino tiene que so-
portar grandes diferencias
entre presión interior –alre-
dedor de una atmósfera pa-
ra sus ocupantes– y una cre-
ciente presión exterior, que
podría causar la implosión
del sumergible. Esto exige di-
seños y materiales especiales
que puedan dar rigidez, fun-
cionalidad y ventanas que
resistan varios cientos de at-
mósferas de presión.
El primer salto tecnológi-
co se dio con la primera ba-
tisfera (del griego ‘bathos’,
que quiere decir ‘profundi-
dad’, y de ‘sfaira’ o ‘esfera’).
Fue diseñada en 1929 por el
estadounidense Otis Barton,
quien al año siguiente la utili-
zó con el naturalista William
Beebe para descender fren-
te a las islas Bermudas . El
primer descenso llegó a 245
metros bajo la superficie. En
1934 pudieron descender
hasta 922 metros, un récord
que se mantuvo hasta 1949.
La batisfera era poco más
REUTERS
Desde un barco se
suspende la batisfera
por medio de un cable
de acero. Debe ser lo
suficientemente fuerte
para que no se
desprenda.
Mirilla de
observación
1,4 m
“Por mucho
tiempo se creyó
que el fondo
marino era
relativamente
raso y sin vida”.
“La batisfera era
poco más que una
bola de metal con
dos ventanas de
cristal reforzado y
una escotilla”.
queunabolademetalcondos
ventanas de cristal reforza-
do y una escotilla. Descendía
con un cable conectado a un
barco en la superficie. Tan-
ques de oxígeno adentro per-
mitían respirar y las paredes
interiores estaban revestidas
con materiales que absorbían
parte del CO2 que exhalaban
los ocupantes, los cuales se
comunicaban con la super-
ficie por un cable telefónico
que corría junto a uno eléctri-
co y otro de soporte.
Martes 17 de julio del 2018
SALUD
Logran prevenir
una irreversible
enfermedad
A través de una terapia géni-
ca prenatal –practicada en el
útero– un equipo de especia-
listas pudo evitar que un ni-
ño presentara la enfermedad
de Gaucher, un mal heredi-
tario que no tiene cura y que
causa que ciertos órganos se
agranden. El logro fue publi-
cado en “Nature Medicine”.
LA BATISFERA POR DENTRO
Dos tanques proveen
suficiente oxígeno para
que dos personas puedan
permanecer dentro
durante ocho horas.
La ventana de la batisfera
permitió filmar por prime-
ra vez lo que había en la pro-
fundidad. El cable telefónico
permitió en 1932, además de
la comunicación con la nave
nodriza, que Barton y Beebe
realizaran una transmisión
radial pública de sus observa-
ciones mientras descendían.
Las expediciones de estos
dos investigadores confir-
maron –entre otras cosas–
que la percepción de colores
desaparece conforme uno se
hunde debido a la filtración
de la luz por el agua. Pero
quizás más importante aún,
alentaron enormemente la
imaginación y el deseo de
explorar en el lecho marino.
La Gran Depresión de los
años 30 y la Segunda Guerra
Mundial frenaron muchas
iniciativas, concentrando
esfuerzos para fines milita-
res. Estos incluyeron el avan-
ce de los submarinos, cuyo
adelanto ayudó luego en la
construcción de sumergibles
pequeños y maniobrables,
capaces de soportar grandes
presiones.
El primer batiscafo (del
griego ‘scafos’, que significa
‘navío’) lo construyó el suizo
Auguste Piccard en 1948. Te-
nía aspecto rudimentario, co-
mo una esfera con pontones
y hélices de propulsión eléc-
trica. Su segundo batiscafo,
GETTY IMAGES
El cableado eléctrico
asegura la comuni-
cación con el exterior y
puede ser controlado
desde el interior de la
cápsula.
Puede alcanzar
hasta los
922 m
de profundidad.
el Trieste, alcanzó la mayor
profundidad jamás lograda
–unos 10.900 metros– en la
fosa de las Marianas. Este lo-
gro permitió encontrar peces
viviendo lejos de la luz del Sol
y a presiones que se pensaban
insoportables.
Sin embargo, el batisca-
fo más famoso es el Alvin, un
sofisticado sumergible con
brazosmecánicosyunagama
de equipos que han evolucio-
nado desde su lanzamiento
en 1964, y que continúa ex-
plorando. Una de las mayores
sorpresas la dio en 1977, al
descubrir frente a las islas Ga-
lápagos chimeneas que bro-
tan del subsuelo y agua rica
en minerales a 2.000 metros
de profundidad.
Luego se han descubierto
más chimeneas submarinas
alrededor del mundo. Pero
el detalle más sorprendente
fue el descubrimiento de es-
pecies cuya fuente básica de
energía para vivir y crecer no
se basa en la luz del Sol, CO2 y
oxígeno, sino en el calor del
sitioysustanciasquímicas,in-
cluyendo el azufre –es decir,
quimiosíntesis en vez de foto-
síntesis–. Hasta ese entonces
algo así no se creía posible.
El hallazgo confirmó que
los océanos contienen mara-
villasqueapenasempezamos
a conocer y ameritan mayor
estudio y protección.