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Resumen de: "La micropolítica de la escuela hacia una teoría de la organización escolar", de

Stephen Ball.
En el texto el autor critica las producciones de la sociología de la educación en Inglaterra, que
teorizan sobre la problemática de la organización en las escuelas, ya que según él, éstas se
encasillan en la abstracción conceptual y evitan lo concreto de lo empírico del trabajo en el aula, o
se centran en el alumno, descuidando el trabajo de los profesores en la escuela.
Su texto se concentra en los aspectos organizativos de la escuela. Presenta una serie de análisis de
de experiencias de profesores que intervienen en el funcionamiento cotidiano de la institución
escolar. Admite que, si bien la noción de sistema que organiza, abarca y ordena a las personas y
sucesos dentro de ella es real, ésta, solo proporciona una una descripción limitada e ingenua de las
posibilidades de cambio, y no tiene la capacidad de explicar o describir los conflictos o
contradicciones intra-organizativos, en un determinado círculo social. El conflicto es interpretado
como una desviación de tareas provocada por una reacción emocional, (el cual se debe solucionar y
controlar) más que como una oposición, de quiénes defienden de modo diferente la tarea de la
escuela. La teoría del sistema y su ciencia organizativa y administrativa fue muy aplicada en las
escuelas como el mejor modo de organizarla. Esto ha llevado a rechazar a los estudios empíricos de
las prácticas escolares y los conocimientos folclóricos de los profesores.

Hacia una concepción alternativa: hay dos problemas sociológicos coherentes de la organización
escolar.

1) La peculiar naturaleza de las escuelas como organizaciones.


2) Una total carencia de investigaciones básicas sobre los aspectos organizativos de la vida escolar.
Los estudios sociológicos de la escuela se basaron siempre en lo que ya se sabe de la escuela. El
autor propone analizar lo que aún no sabemos de ella, o sea tratar de comprender la micro-política
de la vida escolar.
Ball propone un esquema para el análisis de la escuela basado en datos y establece para ello las
siguientes categorías:

- control - las escuelas albergan distintas estrategias de control que conviven pero que son
contradictorias entre sí, a la vez, ellas son:

a) La organización jerárquica (burocrática).


b) La organización controlada por sus miembros (sindicatos, partidos políticos dentro de la escuela
etc.)
c) La organización de comunidades profesionales.
Estos campos de control están sujetos a negociaciones y disputas, sus límites se modifican
continuamente y su trazado difiere según la escuela que se considere. Estos modelos variables de
control no surgen del sistema organizativo abstracto sino que resultan del enfrentamiento de los
individuos y grupos que conviven en la organización escolar.Tratar de describir una organización
escolar usando solo una categoría de control conducirá a una deformación de la realidad.

- Diversidad de Metas - el uso de la teoría del sistema en el análisis de instituciones sociales, lleva
una muy común deformación, que es la de imponer una excesiva importancia a las metas
organizativas y a su logro. La estructura de la escuela permite y reproduce todo lo contrario, es decir
permite la disensión y diversidad de metas. Y esto se da por la relativa autonomía de los sub-grupos
hacia el interior de la organización y por la falta de control y supervisión directos sobre la labor de
enseñanza, para la obtención de resultados. Todo esto hace que la actividad esté desconectada de sus
efectos. El autor indica que por esta falta de coordinación entre las metas propuestas a sus miembro
y sus logros reales, la escuela se puede considerar una organización anárquica, ya que la relación
entre las partes (miembros de la comunidad educativa, metas y tecnología utilizada) no es funcional
a los objetivos planteados.

- Ideología - hay que tener en cuenta que el contenido de la elaboración de políticas educativas, la
elaboración del currículum y la toma de decisiones en la escuela es en gran parte ideológica. En la
práctica en el aula, en la clasificación de los alumnos y en su relación con ellos y con sus colegas,
los profesores de las distintas asignaturas, actúan de formas diferentes. Esas diferencias también son
ideológicas y muestran divisiones que evidencian una ideología de la enseñanza. Esta noción de
ideología de la enseñanza incluye aspectos cognitivos y valorativos, ideas sobre la naturaleza del
conocimiento y de la naturaleza humana, creencias sobre la motivación, el aprendizaje y la
educabilidad. Contiene además una caracterización de la sociedad y el papel que cumple la
educación en un contexto social amplio. Este concepto también trae aparejados ciertos criterios de
evaluación y de selección de materiales didácticos. La ideología está formada por la imagen de la
enseñanza que se formó cada profesor cuando era alumno, por las orientaciones cognitivas y las
adhesiones ideológicas que incorporaron a su formación en el curso de su formación profesional y
por las experiencias que tuvieron los profesores cuando se enfrentaron con las exigencias prácticas
de su labor. Dicha ideología se inscribe en una red de concepciones del mundo social y político
cuya determinación en cada individuo deriva de las experiencias de socialización vivida. La escuela
es un caso especial de confrontación y convivencia de ideologías. En ninguna otra institución las
ideas de jerarquía e igualdad, de democracia y coerción se ven obligadas a coexistir con tanta
proximidad como en la escuela. El autor advierte que un análisis pragmático y crítico de las
escuelas debe empezar por considerar las experiencias, las ideas y las interpretaciones de los actores
sociales que constituyen la organización, debe tener en cuenta además sus preocupaciones, intereses
reales y prácticos.
Menciona además que los intereses de los profesores se clasifican en:
-Intereses creados: relacionado a las condiciones de trabajo, (remuneración, carrera profesional,
promoción, etc.) estos intereses causan disputas entre individuos y grupos.
-Intereses ideológicos: conciernen a cuestiones valorativas y adhesión filosóficas y políticas sobre
las prácticas y la organización de la escuela.
-Intereses personales: se refieren a la identidad del profesor, a la clase de persona o de profesional
que el profesor cree o quiere llegar a ser.
Estos intereses entran en juego y disputa en la toma de decisiones organizativa de la escuela. De
hecho para algunos profesores poder influir en la vida organizativa de la institución escolar se
convierte en parte de su identidad profesional e incluso, hasta en su carrera.

- Conflictos - la nueva perspectiva de análisis que propone el autor pone énfasis en el conflicto y no
en el sistema, como lo hace la teoría del sistema, ya es ese conflicto el que da como resultado la
controversia y la lucha por el control de la organización.
La perspectiva del conflicto considera:
- como la fragmentación de los sistemas sociales genera grupos de interés, que poseen metas
particulares del grupo.
- la interacción que se da entre eso grupos y el proceso conflictivo mediante el cual un grupo trata
de aventajar a otro.
- como se forman grupos divergentes alrededor de valores divergente.
- como el cambio es una característica esencial del conflicto.
La micro-política de la escuela, son las estrategias con las cuales un individuo o grupo, que se
encuentras en el contexto de las escuela, tratan de usar sus recursos de poder e influencia para
promover sus intereses.
Ball usa el término micro-política de una forma abierta e inclusiva, pero limita el concepto al
relacionarlo con 3 esferas de la actividad organizativa:
1) los intereses de los actores sociales.
2) el mantenimiento del control de la organización.
3) los conflictos alrededor de la política.
La escuela es un campo de lucha, donde se libran conflictos entre sus miembros, aunque hay que
tener en cuenta también que no todos ellos tienen intereses políticos o ideológicos, y en algunos
casos su interés por participar no es tan fuerte o incluso puede ser nulo. Es un contexto pobremente
coordinado, e ideológicamente diverso, para comprender la naturaleza de la escuela es necesario
comprender los conflictos que en ella se dan, ya que son dichos conflictos los que hacen que la
organización crezca y se desarrolle, el conflicto no es algo negativo, sino todo lo contrario .
Pero no todo es conflicto en la escuela, existe un orden negociado, donde se dan las conversaciones
y acuerdos cotidianos, son reglas de convivencia, que si son perturbadas son re-negociadas.
El autor advierte sobre el peligro de considerar solo los conflictos en esta nueva perspectiva de
análisis. Indica que el análisis de una escuela en particular es solo un ejemplo de una estructura más
amplia que requiere un macro- análisis.
- La teoría y los datos - lo que el autor considera datos en este análisis de la escuela como
organización son las ideas, experiencias, significados e interpretaciones de los actores sociales
involucrados, en este caso los profesores. Sin embargo deja de lado a otros actores como los
alumnos, directivos, auxiliares etc, que también forman parte de la micro-política de la escuela.
A diferencia de la teoría de los sistemas, esta perspectiva de análisis plantea un doble cambio, uno
con respecto al centro de interés y otro con respecto a los supuestos. En lugar de considerar el
concepto de organización separado de los miembros que la componen, esta teoría da prioridad a los
actores sociales como constituyentes básicos de la organización. Además los principios que guían el
análisis de como funciona la organización, están representados en el modo en que esos actores
definen, interpretan y manejan las situaciones con las que se enfrentan.

Análisis de la micropolítica en las instituciones educativas de la Región Norte del Municipio Zona
Bananera

Resumen
Este documento propone una reflexión acerca de los planteamientos desarrollados en el escenario
de la escuela pública desde una perspectiva Micropolítica y la importancia de cómo se están
asumiendo en nuestro territorio las relaciones de poder y desafíos que proponen las políticas
estatales en busca de la calidad educativa. Se examina una amplia bibliografía en el campo
internacional, nacional y regional, revisando las investigaciones desarrollados frente a la temática.

Introducción
El presente trabajo contiene la propuesta de investigación relacionada con la teoría micropolítica
escolar, es decir, con las dinámicas políticas que se desarrollan dentro de las organizaciones
escolares. Para cualquier persona que trabaje en una Institución educativa, posiblemente el tema no
le resulte extraño; todos están implicados de una u otra manera, con su acción o su pasividad en las
dinámicas políticas de la organización. Es común en sus conversaciones y relatos oírles hablar de
"roscas", de "cuadrillas", de "conflictos", de "presiones", "tensiones", "posturas distintas", entre
otros.

No obstante en la realidad diaria de las Instituciones Educativas, las dinámicas micropolíticas


constituyen una dimensión familiar, no alejada de la cotidianeidad de la organización, sin embargo,
el estudio y análisis teórico del tema no sería caracterizado, precisamente, por su notoriedad. Los
teóricos de la organización escolar, tan empeñados como han estado durante tantos años en tratar de
convencer de que las escuelas son organizaciones racionales, en las que las cosas pueden funcionar
con certidumbre, con racionalidad y con cierta estabilidad, se han olvidado durante mucho tiempo
en mirar qué es lo que pasa dentro de las escuelas.

Así las cosas en el momento que se decide empezar a observar en detalle, se han encontrado con un
mundo confuso, un mundo de perplejidad, de imprevisibilidad, un mundo de personas que piensa,
valora, interpreta la realidad y acontecimientos en los que están inmersas, que se relacionan unos
con otros, que van configurando día a día esa organización; un universo, a fin de cuentas, en el que
coexisten planteamientos desiguales, o se imponen determinados discursos, o se lucha por mantener
una determinada dinámica organizativa. Se han encontrado, en definitiva, con que las cosas en las
escuelas no son lineales, no son siempre tan racionales como se presupone, no son mecánicas ni
asépticas, y, desde luego, no son la tranquilidad de la cual en algunos espacios se habla.[1]

La trama tan compleja y diversa que en la actualidad se presenta el campo de las teorías de la
organización escolar, ha permitido realizar un análisis de esa confusión interna en las Instituciones
Educativas, mediante la lectura micropolítica, caracterizada por prestar atención a las dinámicas
políticas que ocurren dentro de la organización escolar.

Es muy cierto que resulta difícil, cuando no imposible, aislar las cosas y considerar que lo político
que ocurre en la organización puede entenderse por sí sólo; así como también es admisible, que lo
que ocurre dentro está mediatizado por lo que ocurre fuera, por las dinámicas políticas externas a la
propia organización.

Los postulados desarrollados una vez revisada la teoría micropolítica, no son ajenos a la realidad
circundante en las Instituciones objeto de la investigación propuesta, es decir dentro del municipio
Zona Bananera del Magdalena, se evidencia gran similitud de los grupos humanos en referencia a la
teoría Micropolítica, lo cual permite asimilar en forma amplia el entramado de relaciones que de
una u otra forma incide en el proceso de enseñanza de las Instituciones educativas visitadas.

Amplitud del concepto


La micropolítica es una dimensión fundamental del cambio escolar en general y, más
específicamente, un núcleo central de la mayoría de enfoques tratados sobre el tema de las
organizaciones escolares. Las escuelas y los sistemas escolares son organizaciones políticas en las
que el poder es una característica organizativa. Ignorar las relaciones de poder y el sistema existente
sería como entrar a cambiar las dinámicas que son propias de los grupos humanos presentes en la
institución escolar.

En una aproximación a lo que es la Micropolitica, Blase (1991) construyó una definición inclusiva
de la micropolítica, extraída de la extensa bibliografía existente:

"La micropolítica se refiere al uso del poder formal e informal por los individuos y los grupos, a fin
de alcanzar sus metas en las organizaciones. En gran parte, las acciones políticas resultan de las
diferencias percibidas entre los individuos y los grupos, unidas a la motivación por usar el poder
para ejercer influencia y/o proteger. Aunque tales acciones están motivadas conscientemente,
cualquier acción, consciente o inconscientemente motivada, puede tener una relevancia política en
una situación dada. Tanto las acciones cooperativas y conflictivas como los procesos forman parte
del dominio de las micropolíticas"

Esta breve pero adecuada y documentada revisión sobre los modelos políticos de las organizaciones
y, en especial, de la que se denomina perspectiva micropolítica en educación, desemboca en una
definición operativa formulada del siguiente modo: "La micropolítica se refiere al uso del poder
formal e informal tanto por los individuos como por los grupos para conseguir sus propios objetivos
y finalidades en una organización" (Blase, 1991: 11).
En la definición se alude, entre otras cosas, a todos los tipos de estructuras y procesos para la toma
de decisiones en los centros: el consenso conflictivo y cooperativo, tanto a niveles individuales
como grupales, formales e informales. Trata el comportamiento patente como procesos sutiles y
sumergidos (p. e. la socialización) y las estructuras (p. e los planes de acción y los procedimientos)
como fenómenos políticos. La perspectiva de Blase (1991) sobre la micropolítica es especialmente
relevante para comprender la reestructuración escolar, diseñada para la creación de estructuras de
gestión participativas (ejemplo: la gestión compartida, la gestión autónoma, el liderazgo en equipo,
el afianzamiento de la autoridad del profesorado).

Abordaje teórico
Aun cuando Iannaccone (1975) fue el primero en introducir el concepto de micropolítica a
mediados de los 70, fue hasta el final de los 80 que se produjo desarrollo de trabajo teórico y
empírico de relevancia. Así pues los estudios micropolíticos de la escuela son relativamente
recientes, según lo muestran las investigaciones de sus principales exponentes. (Blase, 1991;
Anderson y Blase, 1995). Sin embargo, aunque el término micropolítico puede resultar novedoso,
sus antecedentes más inmediatos los podemos encontrar, por un lado, en el ámbito de la Gestión y
Administración Pública, en el que ya hacia finales de los 60 se desarrolla una concepción de la
organización como realidad política (Anderson y Blase, 1995; Everhart, 1991) cuestionando así los
modelos apolíticos tradicionales sobre el funcionamiento organizativo; por otro, en el propio ámbito
de la Organización Escolar en el que, con la aparición de perspectivas epistemológicas no
positivistas se empieza a cuestionar la capacidad de los modelos racionales para dar cuenta de y
contribuir a la comprensión de la organización escolar en toda su complejidad (Ball, 1987,
González, 1990, 1994).

Igualmente en torno a los años 70, en el ámbito del cambio educativo se empieza a llamar la
atención sobre la complejidad y de los procesos de puesta en práctica de reformas o proyectos de
innovación, destacando, entre otras cosas, como la naturaleza política y las dinámicas de
micropolítica generadas en los centros escolares contribuyen a dicha complejidad (House, 1981;
Boyd, 1991; González y Escudero, 1987).

Todo lo anterior, ha ido contribuyendo a configurar una concepción de la organización como


entidad política, concepción de la que los autores micropolíticos toman muchos de sus referentes y
conceptos, al tiempo que contribuyen a perfilarlos.[2]

Desarrollo de la teoría micropolítica en la escuela


El análisis de las dinámicas existentes en las instituciones educativas en clave política cuenta ya con
una considerable tradición, especialmente en el contexto anglosajón, resaltando la investigación de
Baldridge (1971; en Bush, 1989: 57-65) sobre los procesos políticos propios de la vida
departamental en la Universidad de Nueva York, como una de las pioneras. En el nivel superior y en
los restantes niveles de enseñanza, el enfoque político ha dado lugar a un nutrido campo de
investigación, ciertamente diversificado en sus objetos de estudio y en la dimensión metodológica,
que viene a sentar las bases de lo que pretende ser una teoría política de la escuela, que se integra
como plataforma paradigmática en la Organización Escolar.

No parece suficiente señalar que las organizaciones escolares tienen su especificidad; es necesario
aclarar desde qué óptica se quiere ver, ya que, como se ha dicho, se podría elegir entre varias
alternativas. Así mismo es bastante notorio en las Instituciones educativas de la región y en
particular las del sector del municipio Zona Bananera, que este entramado de relaciones se presenta
como un ingrediente dentro del diario vivir de la comunidad educativa, lo que hace importante
realizar el análisis a la luz de la Teoría Micropolítica.
En este caso, el análisis se intenta realizar desde la perspectiva política. El modelo político en las
instituciones educativas recibe cada día mayor reconocimiento por parte de teóricos y prácticos.
Para reconocer y comprender la dimensión política de las instituciones escolares es necesario
relacionar dos enfoques que generalmente se presentan disociados. Por una parte, el enfoque
interno, que persigue estudiar y analizar las escuelas como sistemas de actividad política-en cuyo
caso estaríamos hablando de micropolítica educativa, y, por otra, el enfoque estructural, que
presenta a la escuela como un aparato del Estado, responsable sobre todo de la producción y
reproducción ideológica. Esta visión macro política de la escuela es necesaria, a su vez, para
comprender su relación con el sistema económico, la justificación del currículo oficial, el juego de
intereses políticos e ideológicos que existen en la sociedad y en el sistema político en tomo a la
educación y a sus instituciones. Es necesaria la superposición de ambos enfoques para lograr un
conocimiento más aproximado de la realidad.[3]

La imagen política de la escuela se centra en los intereses en conflicto entre los miembros de la
organización. Estos, para lograr sus intereses, emplean diferentes estrategias, como, por ejemplo, la
creación de alianzas y coaliciones, el regateo y el compromiso para la acción.

Así pues, el análisis micropolítico va a poner el acento en la dimensión política de la escuela o de


aquel nivel de la organización al que nos refiramos en un momento determinado, en donde aspectos
como el poder, la formación de coaliciones, la toma de decisiones, el conflicto y la negociación,
serán los que determinen su análisis. Como nos dice Stephen Ball (1989) habrá que considerar a
nuestras escuelas como "campos de lucha", en los que los conflictos habrá que verlos como algo
natural y no como una patología que haya que evitar o desechar.

En otras palabras, desde este enfoque ha cobrado fuerza la denominación de las organizaciones
escolares como "arena política" con unas reglas de juego complejas y diversas. Tanto los individuos
como los grupos de intereses difieren en sus valoraciones, preferencias, creencias, informaciones y
percepciones de la realidad.

Postulados de la teoría micropolítica


Tomando como base los postulados de Stephen Ball, se quiere examinar lo que serían los
presupuestos del enfoque micropolítico, partiendo de los propios planteamientos del autor que van a
servir de referencia para su desarrollo. Por lo anterior, se debe concretar en cuatro los presupuestos
que sirven para comprender, analizar y describir las organizaciones educativas en el contexto de
investigación que se plantea en el presente estudio:

El modo de control

La diversidad de intereses

La diversidad ideológica

Los conflictos y el poder

Es de aclarar, que el dividir la realidad en cuatro ámbitos no quiere decir que funcionen de forma
independiente, es más, es imposible señalar la frontera entre uno y otro, y la interrelación entre ellos
es total. No es fácil comprender uno sin analizar los demás. Un ejemplo de ello es evidente en la
investigación que realiza Bernal en 1997, la cual se basa en estudiar los grupos directivos en centros
públicos, en la que quedó claro que ninguna variable de análisis que iba surgiendo se podía
comprender sin tener en cuenta todas las demás y su propio contexto.[4]

A continuación, se presenta un análisis de cada uno de estos cuatro presupuestos.


a. Modo de control:

También conocido como las reglas del juego, plantea que la estructura organizativa de una
Institución educativa, no es la concreción de un modelo neutro y racional, sino el resultado de la
lucha por el control y la influencia en esa organización.

Si se revisa en profundidad este presupuesto, se entiende que Ball lo plantea en su sentido más
general con relación a la organización como un todo. En este sentido, siguiendo la pauta propuesta
por Collins (1979), indica que las escuelas contienen elementos de los tres tipos de organización, o
sea, son organizaciones jerárquicas (como una empresa comercial), son controladas por sus
miembros (como un sindicato), y son comunidades profesionales. El control no se ejerce siempre
del mismo modo, sino que hay una diversidad de controles, considerando las escuelas como un
lugar intermedio entre las organizaciones laborales jerárquicas y las organizaciones controladas por
sus miembros. [5]

Así pues, habría que evitar todo intento de clasificar a la escuela en una única forma de control, ya
que van a ser las políticas mediatizadas por diversos intereses y valores determinados, por todo tipo
de luchas y presiones, las que concretarán la estructura de control en cada momento. En la
investigación señalada (Bernal, 1997) se aprecia claramente cómo distintos centros, condicionados
por el mismo sistema de dirección y gestión, desarrollan diferentes sistemas de control, determinado
por las diferentes situaciones y procesos que se han generado en cada centro. Como señalaba en las
conclusiones de la misma investigación "las opiniones que encontramos, las realidades que
podemos observar, las distintas respuestas que van surgiendo, siempre responden a un contexto
determinado, a unas circunstancias que determinan las respuestas, a una historia y a un marco de
relaciones sociales que condicionan totalmente las percepciones de la realidad" (Bernal, 1997).

En las Instituciones o centros educativos, los diferentes grupos van elaborando las distintas reglas
del juego que van estructurando distintas formas de control en función de todo el entramado de
intereses.

La estructura no surge de la racionalidad sino del intercambio, por lo que es dinámica y cambiante.
En algunas ocasiones se llega a un pacto tácito y perverso de "no control", que interesa en esos
momentos, refugiándose los profesores en el aula y evitando los cargos directivos cualquier tipo de
control. Por lo tanto, no seamos ilusos afirmando que el plano micropolítico es el único que
determina el modo de control que se lleva a cabo en cada centro. La micropolítica de cada
organización elaborará su propio modo de control.

Utilizando la clasificación de Ball, ya sea por intereses creados, ideológicos o personales se van
formando diferentes grupos de interés que pueden coincidir con las estructuras formales, pero que
en muchas ocasiones trascienden los límites formales. Es más, muchas veces se forman grupos de
padres, profesores y alumnos, aglutinados por intereses concretos en un momento determinado en
función del grado de poder de cada uno de ellos, que constituyen grupos de poder muy importantes.

Por todo ello, para entender el funcionamiento de un centro hay que intentar comprender estos
procesos, tomar como unidad de análisis cada uno de estos grupos más que la organización formal
en sí. Si logramos comprender estos procesos averiguaremos cuáles son las reglas del juego en un
momento determinado y podremos actuar para transformar esa realidad.

b. Diversidad de Intereses
En el marco de estas reglas del juego, las escuelas son organizaciones formadas por personas que,
como tal, disponen de sus propios intereses, valores, ideologías, metas, que en muchas ocasiones no
coinciden con las que oficialmente detenta la organización en la que están inmersas. En este juego
de intereses hay que tener en cuenta no solamente a los profesores, sino también a los padres y a los
alumnos y, en cierto modo los inspectores y los profesionales de apoyo externos al centro. Los
intereses de cada uno de estos colectivos se interrelacionan y, aunque de forma estratégica pueden
presentarse de forma diferenciada, para entenderlos y afrontarlos hay que considerarlos de forma
global.

La estructura del centro va a reproducir esta diversidad de metas, debido a la relativa autonomía de
cada una de sus unidades. Como nos dice S. Ball "los conflictos sobre el control y la definición
están mediatizados por los intereses (materiales, ideológicos y propios/personales) de los miembros
individuales y grupos de miembros de la organización" (Ball, 1990:209).

Así pues, los diversos intereses se concretan en aquellas estrategias que cada grupo utiliza en
función de cada circunstancia. Siguiendo a Bacharach y Mundell (1993), podemos distinguir tres
estrategias esenciales que pueden utilizar estos grupos. En primer lugar, formar coaliciones con
otras personas o grupos que coincidan en los intereses, en cuyo proceso entrarán en juego el poder
de cada grupo y la compatibilidad de las ideas de cada uno de ellos. Estos grupos cuando hacen
coaliciones siempre hay que analizarlas desde su provisionalidad, ya que se van reformulando y
reestructurando en relación a cómo se desarrollan los procesos micropolíticos. En segundo lugar, se
puede entrar en negociaciones con otros grupos que tienen intereses diferentes, pero que podemos
encontrar su apoyo o colaboración. Finalmente, el enfrentamiento, ya sea público o soterrado,
encubierto en procesos rutinarios o patente en grandes conflictos, constituye la tercera estrategia.

c. Diversidad Ideológica

Este componente, no se puede entender sin los restantes presupuestos y se podría decir que es la
concreción de todos ellos. Lo podemos entender partiendo de los dos enfoques que el propio Ball
maneja. En primer lugar, se refiere a "las perspectivas y los compromisos educativos de los
profesores. Son las ideas sobre la práctica en el aula, las relaciones entre el profesor y los alumnos y
la enseñanza brindada a éstos, que a menudo reposan en creencias más fundamentales sobre la
justicia social y los derechos humanos, y sobre los fines de la educación en la sociedad"

Sobre este particular Ball, (1989) habla de la ideología de la enseñanza que el profesorado posee y
pone en juego en su quehacer educativo, planteada por el autor siguiendo la clásica delimitación
conceptual ofrecida por Sharp y Green (1975). Con relación a los intereses del profesorado,
individuales y colectivos, Ball soporta una humilde pero interesante tipología cuando nos habla de
intereses creados, ideológicos y personales.

Otro significado que este concepto recibe en los estudios de Ball se concreta en la ideología de la
Administración: "Usamos ideología para referirnos a ideas de las que es posible demostrar que
ocultan o resuelven aspectos problemáticos de la vida social de un modo idealista o imaginario. En
este sentido, las explicaciones ideológicas sirven para asegurar la posición de los grupos
dominantes. Es, por lo tanto, la ideología de la administración" (Ball, 1989: 31). Como se logra
entender, esta presión ideológica que pesa sobre las escuelas, ejercida por las administraciones
educativas y por otros grupos de poder no se plantea por separado de la mencionada ideología de la
enseñanza según la primera acepción del concepto. Pero añade el ámbito micropolítico que cada vez
más se va viendo como necesario para entender la teoría micropolítica.

d. Poder y Conflicto
Se referencia uno de los puntos clave para entender esta perspectiva, como es su percepción del
poder y del conflicto. "La micropolítica trata del poder, quién lo tiene, quién lo quiere y para qué
propósitos y cómo se usa para lograr las metas individuales y grupales" (Anderson, G.; Blase, J.,
1984: 109). Como nos dicen estos autores, solamente la micropolítica coloca la noción de poder en
el centro de su análisis. Jo Blase y Joseph Blase (2002) reafirman que el papel del poder en la
organización ha sido siempre considerado como algo central en la micropolítica. Varios autores
clásicos como Bacharad y Lawler (1980), Pfeffer (1981) y Iannaccone (1975), hacen una referencia
obligada y clave a la idea de poder en su concepción de la micropolítica.[6]

Ha habido múltiples formas de entender el concepto de poder o de autoridad en los estudios sobre
organización. Podríamos citar a Larson (1997), French y Raven (1984), Bacharach y Lawler (1982),
Bush (1986), Etzioni (1982), o las cuatro fuentes de poder que Hoyle (1986) planteó (estructural,
personal, de experto y de oportunidad), pero entro directamente en la percepción de Ball acerca de
este término, concepto que se comparte y que estructura su sentido en la micropolítica. Ball,
relacionando el concepto poder con el de autoridad, entiende que el concepto "poder" es más activo,
penetrante y flexible que el de autoridad. Interesa en este caso el poder no como posición sino como
resultado de un proceso. La frase "el poder es disputado, no investido" (Ball, 1989: 95) recoge esta
idea de forma breve y concreta, resaltando su aspecto dinámico y relacional. Su distribución en la
escuela no es algo predeterminado y estático según posiciones ocupadas en el escalafón jerárquico u
otras condiciones personales y/o profesionales sino que, por el contrario, es algo que se logra en y
mediante una ejecución, en y mediante la acción conjunta.

La distinción entre autoridad e influencia, como dos tipos de poder, tomada de Bacharach y Lawler
(1982) la recoge Ball presentando la influencia, junto con la oposición, como dos de los más
importantes tipos y bases de actividad política fuera de, o junto a, la estructura formal de la escuela.
Esta interacción entre poder e influencia es muy interesante y clave para entender las
organizaciones educativas. Hay que resaltar que en nuestras escuelas personas con poco poder
pueden disponer de inmensa influencia, por su acceso a la información, recursos u otras
características, lo que los convierte en detentadores de un poder real en el proceso. La distribución
de autoridad en una escuela no tiene que coincidir necesariamente con la distribución del poder en
ese lugar.

Unido a este concepto de poder surge la consideración del conflicto como algo connatural a las
organizaciones. El conflicto habría que verlo como un síntoma de buena salud de las organizaciones
educativas, como aquello que sirve para que estas mejoren y crezcan a lo largo del tiempo. Se
debería entender, pues, como revitalizador de cualquier organización, como un instrumento esencial
para la transformación de las organizaciones educativas. Como nos dice Achinstein, B. (2002:440),
"comunidad y conflicto forman un inesperado matrimonio", en donde tanto la colaboración como el
consenso, elementos críticos en la construcción de la comunidad, generan conflicto por si mismos.

La vida de una escuela está llena de procesos rutinarios, pero no por ello exentos de conflictos, en
muchos casos implícitos u ocultos, pero siempre formando parte de la vida organizativa. Las
alianzas, presiones, compromisos, amenazas, resistencias,... formarán parte de estos procesos
conformando la micropolítica de esa organización, lo que Ball denominaba "campos de lucha" Así
pues, el conflicto está en el centro de la concepción de la micropolítica y define los dos ámbitos
esenciales en la lucha organizativa, o sea el acceso a los recursos y el dominio ideológico.

Esta visión creativa y positiva del conflicto no hay que identificarla con el caos o con la idea de
buscar en todo momento el conflicto como el estado natural de cualquier relación.

El conflicto surge porque es connatural a las relaciones de los individuos y de los grupos, y debe
servir para mejorar y avanzar en los diferentes procesos. En la investigación de esta temática, se
indica que en una de las escuelas donde llevó a cabo la investigación la similitud de problemas que
se cumplen se generó un gran sentimiento de frustración y dolor entre los profesores, resaltando que
el estrés que provocó dichas situaciones fue un precio muy alto que hubo que pagar, y que esos
profesores veían de forma muy crítica las teorías que planteaban el conflicto como algo positivo y
creativo, creyendo que ignoraban su impacto en la práctica. Esta misma percepción del profesorado
la he sentido también claramente en mis investigaciones (Bernal et al, 1992, 1997, 2000).

A Manera de Conclusión
Después de haber hecho un análisis de los principales conceptos de la teoría micropolítica, es
oportuno concluir con una idea esencial. Las Instituciones Educativas o centros escolares son
organizaciones muy complejas, los procesos que se generan en ellos vienen condicionados por una
multitud de factores y de variables, muchas de ellas de muy difícil análisis y clasificación, ya que
están implícitas conductas y relaciones sociales, intereses personales y colectivos. Por ello es tan
difícil elaborar una teoría desde esta perspectiva.

Es claro que la teoría Micropolítica, hay que construirla en cada momento y desde la realidad,
siendo esta la que va orientando y dando las pautas de análisis para la construcción de la teoría, que
va a ser siempre dinámica y en proceso de continuo cambio.

Esta es la razón por la cual en muchas ocasiones se está haciendo análisis desde un punto de vista
micropolítico de forma intuitiva, no intencionada, y, asimismo, podemos llegar a concretar distintas
teorías que se van construyendo desde cada realidad y desde un contexto determinado. Se puede
decir que sin estar usando el término de "micropolítica" se han llevado a cabo y se están haciendo
numerosas investigaciones y reflexiones que podrían incluirse fácilmente en este enfoque, que,
como ya se ha dicho, más que una teoría específica es un sentimiento, un modo de acercarse al
análisis de la realidad. Igualmente, se expresa lo comentado por J. Lindle (1999) en la conclusion de
su interesante artículo What can the Study of Micropolitics Contribute to the Practice of Leadership
in Reforming Schools? Citado por Bardiza (1990), "no solamente el enfoque micropolítico es
inevitable, aconsejable e ineludible para los líderes de las escuelas, sino que es INHERENTE a los
procesos que se producen en ellas" (Lindle, 1999:176).

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