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UNIVERSIDAD NACIONAL DE EDUCACIÒN

“ENRIQUE GUZMAN Y VALLE”

MONOGRAFIA
TEMA: GESTION DE POLITICAS PUBLICAS

MAESTRIA: GESTION PUBLICA

AUTOR: JAVIER JOSE VIDURRIZAGA PAREDES

DOCENTE: DR. JUAN RICARDO SALINAS ASCENCIO

TARAPOTO-2018
INTRODUCCION

Al hablar de "Gobernabilidad" nos referimos a un concepto que ha venido


investigándose en detalle a partir de la década de los ‘70, como producto de la
crisis que comienzan a vivir los sistemas democráticos económicamente más
desarrollados, debido en gran medida, al agotamiento del modelo de Estado de
bienestar, situación que se ha visto profundizada durante las décadas siguientes;
s vuelve un punto neurálgico en el debate político de la década de los noventa,
este concepto ha invadido el espacio de discusión sobre los aspectos políticos y
hace poco más de quince años, no aparecía en ningún tratado especializado,
tampoco la registraban los diccionarios disciplinares más conocidos. Hoy por el
contrario, la palabra nos asalta a cada paso en el estudio político latinoamericano,
y el término se constituye como un invitado ineludible de cualquier texto
académico con alguna pretensión exhaustiva, y los nuevos diccionarios no
pueden evitar su presencia exclusiva.
En los últimos años han aparecido una gran cantidad de publicaciones
relacionadas con la gobernabilidad, que desde diferentes perspectivas, han
intentado definir qué se entiende por este término. Independientemente de estas
interpretaciones, no cabe duda que el problema de la gobernabilidad está hoy día
más presente que nunca, toda vez si consideramos que muchas naciones
latinoamericanas que comenzaron a transitar hacia la democracia a partir de la
década de los ochenta, se encontraron con los mismos problemas de
gobernabilidad que debieron soportar las naciones más desarrolladas, derivados
en gran medida de los profundos cambios introducidos como resultado de la
adopción de políticas de carácter neoliberal que no sólo otorgaron un papel
preponderante al mercado, sino que además, redujeron al mínimo el rol que
tradicionalmente había jugado el Estado.

De acuerdo a lo mencionado se hace necesario entrar a definir qué entenderemos


por gobernabilidad y señalar aspectos sobre la gobernabilidad en el Perú
GOBERNABILIDAD

I.- DEFINICION DE CONCEPTOS


1. DEFINICION SEGÚN LA RAE
Gobernabilidad es la cualidad de gobernable (que puede ser gobernado).
El concepto también se utiliza como sinónimo de gobernanza (la manera de
gobernar). Por ejemplo: “La oposición pone en juego la gobernabilidad del
país con su actitud intransigente”, “Este préstamo nos permite reforzar la
gobernabilidad y evitar la crisis”, “Vamos a aportar nuestro grano de arena
para garantizar la gobernabilidad”.

No existe una definición exacta de la noción de gobernabilidad, sino que el


concepto varía y refleja distintos matices según quien lo pronuncie.
Para las entidades supranacionales y los organismos internacionales, la
gobernabilidad está vinculada al estilo de un gobierno que busca
colaboración y entendimiento con los actores no estatales.

2. CONCEPCIONES TEORICAS SOBRE LA GOBERNABILIDAD SEGÚN


ORIENTACIONES
Tal como señalan Xavier Arbós y Salvador Giner (1996), la gobernabilidad
puede definirse desde varias perspectivas, dependiendo del punto de vista
ideológico de cada autor. De ahí que su conclusión sea que existen, al
menos, cuatro tipos de orientaciones en el momento de definir el concepto
de gobernabilidad:
 Conservadora
 neoconservadora
 liberal
 marxista.
En términos generales, para los conservadores como Huntington, Crozier,
Watanuki y Bell, entre otros, la crisis de gobernabilidad por la que
atravesaron los países desarrollados a finales de los años sesenta y
comienzo de los setenta, fue el resultado lógico de la excesiva intervención
estatal en la economía de mercado. Para esta corriente, dicha intervención
se explica por la aparición de una serie de movimientos que solicitaban una
mayor participación en la actividad democrática, obligando a los gobiernos
a responder con medidas de carácter social a objeto de poder contener las
presiones ejercidas por estas organizaciones. Esta situación se tradujo, por
una parte, en una fuerte crisis fiscal; mientras que por la otra, fue minando
la autoridad gubernamental. En palabras de Samuel Huntington la
“expansión de la actividad gubernamental produce dudas sobre la
solvencia económica del gobierno; la disminución de la autoridad
gubernamental produce dudas sobre la solvencia política del gobierno. El
impulso a la democracia hace al gobierno menos poderoso y más activo,
incrementa sus funciones y decrece su autoridad”.

Para los conservadores, la gobernabilidad sólo se logra en la medida en


que se evitan todas aquellas actividades de gobierno que son vistas como
atentatorias contra el mercado.

Para los neoconservadores como Nozick o Hayek, que se diferencian de


los primeros por ser más ideológicos, la crisis de gobernabilidad es vista
como un problema “relativo a las interferencias que recibe la sociedad del
Estado, desde el exterior” (Arbós y Giner).

En una abierta crítica a la ideología socialista, Friedrich A. Hayek sostiene


que “sólo podemos contar con un acuerdo voluntario para guiar la acción
del Estado cuando ésta se limita a las esferas en que el acuerdo existe...
Cuando el sector comunal, en el que el Estado domina todos los medios,
llega a sobrepasar una cierta proporción de la totalidad, los efectos de sus
acciones dominan el sistema entero”. Para esta corriente, el Estado no
debe tener ninguna otra injerencia que vaya más allá de la garantía de los
derechos individuales, por lo que el Estado no está llamado a intervenir en
asuntos de carácter económico. Aunque el Estado no debe intervenir en la
libre competencia, Hayek no tiene ningún problema en reconocer que
“tampoco son incompatibles el mantenimiento de la competencia y un
extenso sistema de servicios sociales, en tanto que la organización de
estos servicios no se dirija a hacer inefectiva en campos extensos de la
competencia ...[ya que]...en ningún sistema que pueda ser defendido
racionalmente el Estado carecerá de todo quehacer. Un eficaz sistema de
competencia necesita, tanto como cualquier otro, una estructura legal
inteligentemente trazada y ajustada continuamente...”. De acuerdo con
Hayek, ni el colectivismo ni el aumento de las prestaciones sociales por
parte del Estado, eran argumentos válidos que pudieran ser utilizados para
socavar el basamento teórico sobre el que descansaba la “democracia
capitalista” contemporánea. Esto queda claramente demostrado cuando
señala como “se dice ahora con frecuencia que la democracia no tolerará el
«capitalismo». Por ello se hace todavía más importante comprender que
sólo dentro de este sistema es posible la democracia, si por «capitalismo»
se entiende un sistema de competencia basado sobre la libre disposición
de la propiedad privada. Cuando llegue a ser dominada por un credo
colectivista, la democracia se destruirá a sí misma inevitablemente”. De ahí
se deriva que la ingobernabilidad sea vista como el “producto de una
sobrecarga de demandas a las que el Estado respondía con la expansión
de sus servicios y de su intervención provocando inevitablemente una crisis
fiscal”

Para los liberales, el problema está centrado en cómo restaurar la


autonomía política de los Estados, sin que ello afecte al mercado ya que
éste debe ser necesariamente libre. De hecho, los representantes de este
enfoque -Buchanan, Wagner, Brittan- sostienen que la crisis de
gobernabilidad respondió a la mala relación existente entre la política
económica keynesiana y la democracia. En palabras de Buchanan y
Wagner la “yuxtaposición de las prescripciones de la política keynesiana y
la democracia política crean una mezcla inestable. El orden económico
parece hacerse cada vez más frágil, llegando a parecer un castillo de
naipes”. Más adelante agregan que “estamos siendo bombardeados, con
creciente intensidad, con exigencias de políticas de renta, precios y
controles salariales, planificación nacional, y cosas por el estilo. Cada uno
de estos blancos busca conseguir sus objetivos mediante la imposición de
nuevas restricciones a la libertad del individuo”.
Dicho de otra manera, en la medida en que el Estado interviene en la
economía se pierde la necesaria independencia que debe existir entre la
libertad política y la libertad económica, produciéndose los problemas de
ingobernabilidad como consecuencia de la alta inflación derivada de las
presiones que sufre la democracia por parte de los sindicatos y votantes,
que ven al Estado como un prestador de servicios inagotables. De acuerdo
con Arbós y Giner “el problema de la gobernabilidad, desde la perspectiva
liberal, será el de restaurar la autonomía de la política restringiendo su
alcance hasta el límite del mercado para, simultáneamente, reconstruir la
libertad de éste”.

Para los marxistas, el problema de la gobernabilidad está centrado en la


propiedad de los medios de producción, ya que en última instancia, los
gobiernos siempre defenderán los intereses del capital, sin importar que
esta defensa traiga aparejada la inevitable crisis fiscal (Arbós y Giner).
El propio Huntington reconoce que “el aumento del déficit fiscal, y sus
efectos evidentemente desestabilizadores fueron suficientemente
desastrosos para la existencia del sistema como para generar una nueva
variedad en el análisis marxista sobre la inevitabilidad del colapso
capitalista” . Esta perspectiva se vio reforzada con la teoría de O’Connor
quien señaló que la crisis fiscal del Estado capitalista no era otra cosa que
la “inevitable consecuencia debida a la brecha estructural entre los gastos
estatales y las rentas”.
.
La sociedad civil en América Latina es la realidad que se ubica entre el
Estado, el mercado y la sociedad: un entramado que para las nuevas
democracias latinoamericanas y la gestión política sigue adquiriendo cada
vez mayor relevancia, y que, asimismo, encuentra su justificación en el
entramado social y político en el cual se desenvuelve hoy el desarrollo
político de América Latina.

3. DEFINIENDO EL CONCEPTO GOBERNABILIDAD POR AUTOR


Algunas de las principales definiciones que hoy en día existen sobre este
término:
a. Manuel Alcántara sostiene que puede entenderse “por gobernabilidad la
situación en que concurren un conjunto de condiciones favorables para
la acción de gobierno que se sitúan en su entorno (de carácter
medioambiental) o que son intrínsecos a éste”.
Profundiza su definición señalando que la gobernabilidad se forma a
partir de impulsos que vienen del propio gobierno y que se expresan a
través de las políticas públicas, éstas a su vez son recepcionadas por la
sociedad, que emite su respuesta a través de individuos solos o a
través de las organizaciones.
En otras palabras, para lograr los objetivos propuestos se debe
propender al buen rendimiento de las instituciones con el fin de
asegurar la gobernabilidad del sistema.
Anteriormente Dieter Nohlen ya había expresado algo similar a lo
estipulado por Alcántara, al señalar que “el concepto de gobernabilidad
se refiere a la interacción entre gobernantes y gobernados, entre
capacidades de gobierno y demandas políticas de gobierno. Hace
referencia a la tensión que existe entre las dos partes y pone en
cuestión el sistema de gobierno, como productor de decisiones políticas
y encargado de su ejecución, y su capacidad para estar a la altura de
los problemas a resolver.

b. Rolando Franco sostiene que la gobernabilidad es un concepto en el


cual se encuentra inmersa la voluntad política de querer hacer algo. Sin
embargo, esta voluntad no lo es todo, sino que además hay que saber
cómo hacer ese algo. “Esto último tiene que ver con la capacidad de
gobernar, esto es, poseer la condición para diseñar y ejecutar políticas
públicas y lograr efectividad en el desenvolvimiento de la actividad
gubernamental. Los componentes cruciales de dicha capacidad son un
poder gubernamental adecuado (lo que implica reformas institucionales)
y la existencia de consenso social (legitimación del régimen político y
del gobierno), además de elementos operativos que se logran mediante
el “perfeccionamiento de las élites políticas. Es necesario también que
el público se identifique con las estrategias de desarrollo, lo que exige
ilustrar a la población, entregándole visiones realistas del proceso”.

c. Arbós y Giner “la gobernabilidad es la cualidad propia de una


comunidad política según la cual sus instituciones de gobierno actúan
eficazmente dentro de su espacio de un modo considerado legítimo por
la ciudadanía, permitiendo así el libre ejercicio de la voluntad política del
poder ejecutivo mediante la obediencia cívica del pueblo”. Agregan que
“esta cualidad se expresa, esencialmente, en un proceso continuo de
gobierno que obtiene un grado mínimo de obediencia ciudadana, una
medida suficiente de aceptación popular, así como de las diversas
instituciones (de la propia esfera política y de la sociedad civil) para que
dicho proceso no tenga una existencia efímera”.

d. Angel Flisfisch define a la gobernabilidad como “la calidad del


desempeño gubernamental a través del tiempo”, situación que se logra
a través de “la capacidad de adoptar oportunamente decisiones ante
eventos que son desafíos que exigen una respuesta gubernamental;
efectividad y eficiencia14 de las decisiones adoptadas; aceptación
social de esas decisiones; y coherencia de las decisiones a través del
tiempo, de manera que no produzcan efectos contradictorios”.

e. Luciano Tomassini siguiendo la argumentación anterior, agrega que la


gobernabilidad “no sólo se refiere al ejercicio del gobierno, sino además
a todas las condiciones necesarias para que esta función pueda
desempeñarse con eficacia, legitimidad y respaldo social”. Para él,
mientras que la transición, la democratización y la consolidación
democrática están basadas en juicios de valor, la gobernabilidad no lo
está. Es por ello que señala que la mejor forma de entender a la
gobernabilidad sería respondiendo a la siguiente pregunta: ¿qué debe
hacer este año un gobierno democrático para seguir siéndolo el
siguiente?; La gobernabilidad “consiste en la capacidad del gobierno y
de la sociedad para atender equilibradamente, en grados y durante
períodos razonables, la triple demanda ciudadana por crecimiento,
equidad y democracia, con transparencia, a partir de los consensos
necesarios, y con la más alta participación posible. Ello supone una
gran posibilidad para formular políticas que aquellos consensos reflejen:
prácticamente todos los estudios publicados en los últimos años en
torno a estos problemas coinciden en privilegiar estos elementos así
como la concatenación existente entre ellos”.

f. Fernando Zumbado por su parte, sostiene que el buen funcionamiento


de un gobierno depende de la gobernabilidad de la sociedad,
entendiendo por esta última a “las relaciones del Estado, por una parte,
y la cultura cívica, la economía y los sectores sociales, por otra”. A
pesar de ello, reconoce que este concepto no es algo del todo claro, de
ahí que sostenga que la gobernabilidad dependerá en todo caso de la
percepción que la propia sociedad tenga sobre cuán garantizado o
inseguro es su proceso de gobierno, considerando para ello los factores
de los cuales depende ese proceso.

g. Gianfranco Pasquino sostiene que el problema de la gobernabilidad


está relacionada con dos elementos.
El primero de ellos y el más importante es “el de que se debe considerar
la formulación de políticas eficaz y sujeta a la rendición de cuentas una
parte integrante de toda solución al problema de la gobernabilidad”.
El segundo, es “el de que los partidos son los organismos principales en
el proceso de formulación de políticas y no pueden ser sustituidos fácil ni
eficazmente por otras estructuras. Por consiguiente, siempre que los
partidos no puedan, por la razón que sea, aportar ese tipo de
formulación de políticas, la crisis de la gobernabilidad volverá a
materializarse en formas diferentes, aunque previsibles”.
h. Victoria Camps señala que gobernabilidad es “el proceso constante de
hacer frente a las tensiones entre las necesidades crecientes
(situaciones problemáticas o aprovechamiento de oportunidades), de
una parte, y las capacidades de gobernar (crear tipos de solución o
desarrollar estrategias), de otra”. En sus propias palabras agrega que
“gobernar no consiste sólo en realizar los llamados actos de gobierno,
sino en la interacción -palabra clave- entre actores sociales, grupos y
fuerzas y las organizaciones e instituciones públicas o semipúblicas”
i. Edgardo Boeninger entiende a la gobernabilidad como “la capacidad de
una sociedad de gobernarse a sí misma”, capacidad que depende de la
“existencia de condiciones para mantener en un país un nivel
satisfactorio de estabilidad política, progreso económico y paz social”.
Para Boeninger una primera condición para la gobernabilidad es
reconocer que dada la situación actual del mundo, existen ciertas
limitaciones que condicionan la soberanía y el poder (que se expresa
por el menor grado de libertad para adoptar las decisiones de política
interna), y que por lo tanto, se deben adecuar las instituciones políticas
y sociales a esta realidad.
Otra condición para la gobernabilidad es la aceptación de la gradualidad
del cambio, a objeto de que se produzca una continuidad política,
económica y social.
Una tercera condición está dada por el hecho de que debe existir una
conciencia social por el desarrollo y la democracia, es decir, que exista
una mayoría que permita llevar adelante un desarrollo sostenido dentro
de la estabilidad que otorga un sistema democrático.
También debe existir una mayoría política capaz de gobernar
realmente, tomar decisiones, llevarlas a cabo y hacerlas efectivas.
Otra condición para la gobernabilidad es concretar la compatibilidad
entre crecimiento y equidad.
Para la gobernabilidad en democracia se hace imprescindible la
existencia de partidos políticos sólidos y con raíces reales en la
sociedad. Lo que se expresa a través del Parlamento.

II. GOBERNABILIDAD EN EL PERÚ


El caso del Perú en mayor o menor medida, ha existido siempre tal
concentración de poder en el Presidente y tanta debilidad de los otros poderes,
especialmente el judicial, que muy pocas organizaciones de la sociedad civil
han tenido hasta ahora realmente influencia. Pero, la existencia en el Perú de
una sociedad civil vasta y diversa pero frágil, debe ser entendida en contraste
con la tradición estatal autoritaria y excluyente de la sociedad nacional.

Si bien en América Latina nunca existió un "Estado de Bienestar" a la europea,


la construcción estatal en la región fue la vía para la movilización e integración
de diversos sectores nacionales y encabezó las tareas del desarrollo.

El neoliberalismo en el continente ha sido la herramienta ocupada para


desmantelar los servicios sociales que el Estado había logrado construir,
expandir las relaciones mercantiles hasta los más recónditos espacios de la
sociedad, permitir la desregulación de las relaciones laborales y abrir la puerta
a los capitales transnacionales.
Cada una de las crisis económicas cíclicas se ha convertido en una
oportunidad de profundizar la dependencia exterior y hacer avanzar el modelo
privatizador y excluyente. Esa es la situación actual en la mayor parte de los
países y, notoriamente en los tres grandes países de América Latina: México,
Brasil y Argentina.

Gobernabilidad en el Perú, busca centrar el interés de la ciudadanía, en temas


políticos, económicos y sociales. Y a través de iniciativas y proyectos
propuestos desde el ámbito público y privado, requerir la participación activa de
toda la ciudadanía, a fin de construir un lenguaje social que genere las
condiciones de gobernabilidad, con paz y desarrollo social.
Construir un lenguaje social de paz y desarrollo consiste además del análisis
de oportunidades y fortalezas; en impulsar una respuesta más eficaz del
Estado, que permita el crecimiento con mejores índices de igualdad de
oportunidades, redistribución del ingreso, compromiso democrático, atención a
la población más vulnerable, entre otros.
Consideramos que el Desarrollo tiene que tener características claves para
generar la adhesión de la población y de sus dirigentes. Una de ellas es
abordar el tema de la desigualdad. El darle importancia a la equidad, a la
inclusión, a la participación colectiva, cívica y ciudadana, logrará persuadir a la
población, que el progreso y la inversión, además de generar riqueza, son la
oportunidad de impulsar decididamente, la educación y la innovación
tecnológica y también la eficiencia gubernamental como determinantes del
desarrollo sostenible.
La participación constante de la ciudadanía enriquecerá este proceso de
empoderamiento hacia la cohesión social y los efectos concretos del desarrollo.

En abril del 2018 se llevó a cabo la VIII Cumbre de las Américas donde se
discutió cómo fortalecer las instituciones democráticas, a fin de garantizar la
transparencia, la rendición de cuentas y la participación ciudadana para
prevenir, denunciar y combatir la corrupción.
Este reto implica pensar en un trabajo sostenido y de largo plazo y que se
centre en 4 puntos importantes:
1. instituciones democráticas,
2. incentivos y castigos,
3. participación ciudadana y,
4. ética.
Primero, es indiscutible que las instituciones democráticas han contribuido al
desarrollo de los países. Sin embargo, aparentemente las democracias han
fallado a los ciudadanos. En el Estudio Internacional de Educación Cívica y
Ciudadanía realizado en 38 países ( 5 en América Latina dentro de ellos el
Perú) por la Asociación Internacional para la Evaluación del Logro Educativo,
se encuentra que el 77% de estudiantes peruanos justificaría una dictadura si
esta trae orden y seguridad y un 72% la justificaría si es que trae beneficios
económicos.
Estos porcentajes reflejan la enorme desconfianza en la institucionalidad
democrática de los próximos peruanos que serán autoridades. ¿Cómo revertir
esta situación? El mismo estudio menciona que se debe luchar contra la
corrupción, los actos de nepotismo y la censura de los medios de
comunicación.
Segundo, la reforma del Sistema Judicial debe fundarse en un sistema
meritocrático que incentive a los mejores funcionarios a participar en la gestión
pública y castigue severamente a los que infrinjan la ley. Pero no solo del
sistema judicial, sino también en todos los sectores y, en particular, en los
sociales: educación, salud y seguridad. El sistema debe simplificarse, no puede
ser que, ante indicios de corrupción, existan tantos pasos para destituir a una
persona. Esto va de la mano con una reforma de la legislación laboral.
Tercero, los peruanos debemos exigir calidad en los servicios que usamos. No
es posible que sí nos quejemos por el mal servicio recibido en un restaurante o
devolvamos los productos que no están a la altura de nuestras expectativas, y
no hagamos eso cuando nuestros hijos no están recibiendo una educación de
calidad o los pacientes resultan maltratados o esperan muchos días para ser
atendidos deficientemente. Los ciudadanos deben estar más empoderados
para participar más y mejor en acciones para exigir la calidad de los servicios.
Cuarto, no vamos a conseguir nada si no enfocamos nuestros esfuerzos en
infundir valores a nuestros hijos. Un estudio de la Universidad de Harvard
realizado por el neurocientífico Howard Gardner encuentra que las personas
más exitosas son las que cumplen con el acrónimo ECE: excelentes (en su
profesión), comprometidos y éticos.
Adam Smith, padre de la economía moderna y a quien se le atribuye el
capitalismo y la mala interpretación de la “mano invisible”, plantea en su libro
“Teoría de los sentimientos morales” (escrito en 1759 antes de “Riqueza de las
naciones”) que no es posible el desarrollo de una sociedad sin pensar en los
demás. No solo se trata de mí, sino también de qué puedo hacer para mejorar
el bienestar del que está a mi lado.
CONCLUSIONES
 El concepto de gobernabilidad, como se puede considerar, tiene una
dimensión neutra y significa ejercicio de autoridad, control o, más
ampliamente, gobierno.
 El término gobierno está íntimamente asociado a la gobernabilidad, el
mismo que puede definirse como dirección y control políticos ejercidos
sobre las acciones de los miembros, ciudadanos o habitantes de
comunidades, sociedades y estados.
 Al revisar algunas de las principales concepciones teóricas que existen
sobre la gobernabilidad, las que a partir de diferentes puntos de vista nos
muestran que concuerdan en el hecho de que el problema de la
gobernabilidad es el resultado del agotamiento de un modelo político-
económico expresado por la denominada “crisis del Estado de Bienestar”.
 Los gobiernos ya no les basta con tener legitimidad de origen, sino que
ésta deben ganársela día a día siendo eficaces en las medidas que
adoptan, sobre todo en un momento en que la discusión se centra en
definir cuál es el rol que le compete al Estado en el nuevo escenario
internacional, situación que se ha agudizado a partir de la década de los
ochenta como resultado de la implantación del modelo neoliberal. De ahí
que el estudio y análisis de la gobernabilidad cobre importancia para los
países de América Latina, sobre todo si consideramos que en la actualidad,
la mantención de los regímenes democráticos, así como el desarrollo
económico y social de los países de la región dependen, en gran medida,
de la gobernabilidad de los mismos.
 Si bien es cierto todos los autores que hemos mencionado coinciden en
señalar que los gobiernos deben orientar su accionar dentro de parámetros
considerado legítimo por la ciudadanía, pues sólo de esta forma podrán
alcanzar la aceptación social. Dicho de otra manera, un gobierno es
legítimo en la medida en que sus respuestas se ajustan a normas
establecidas y conocidas por todos.
 podemos señalar que Pasquino, Camps y Boeninger se esfuerzan por
dejar en claro que la gobernabilidad es un concepto en el que están
inmersos actores sociales y públicos. Un concepto que se refiere a la
interacción que se da entre estos actores en función del rol que cada uno
de ellos debe jugar en un sistema democrático. La gobernabilidad es el
resultado de la interacción entre estos actores y de la posibilidad que éstos
tienen para ir adecuándose a los cambios que se van produciendo en el
conjunto de la sociedad, entonces la gobernabilidad puede ser entendida
sólo si se analizan las relaciones que se dan entre los “actores
estratégicos”, los que de alguna u otra manera tienen el poder suficiente
para influir en el proceso político como las Fuerzas Armadas, los gremios,
los sindicatos, la Iglesia, los medios de comunicación y el propio gobierno.
 Es evidente que el país exige una sociedad civil organizada, una economía
competitiva y acordemente distributiva y un Estado eficiente y moderno que
se podría plantear sólo en un proceso de democracia, con una
modernización productiva y la legitimación de sus instituciones.
 La historia del país ha mostrado un comportamiento político autoritario y
vertical pero que en los espacios democráticos que se han suscitado, la
población ha mostrado una clara inclinación hacia la democracia y el
consenso.
 Las transformaciones sociales generadas en el Perú ---con miras al
próximo milenio-- promueven un conjunto de condiciones para el desarrollo
futuro en el país. Las mismas deben contemplar de manera imperativa el
apoyo de todos los peruanos para construir un orden más justo, más
moderno y más digno para todos. Solo será posible si todos participan en
él sin privilegiados ni marginados y si se tiene plena conciencia de que
nadie tiene derecho a lo superfluo si existe uno solo que carece de lo
necesario.

BIBLIOGRAFIA
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Hoy Nº 8, Instituto de Estudios de Iberoamérica y Portugal,
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