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Génesis 1:3
“Dios dijo”
Cuando Dios creó todo lo que hoy vemos, utilizo el poder de sus palabras.
Desde el principio Dios habló cosas buenas.
Cuando utilizamos de manera Correcta nuestras palabras, siempre
veremos con agrado lo que sucede.
Verso 28
“los bendigo con estas palabras”
Creo que Dios nos quería enseñar que desde el principio de Todo, antes de
hacer cualquier cosa, plan, acción, pensamiento, debemos hacerlo con
bendición, debemos visionar todo con agrado.
Capítulo 3
Antes de que la serpiente llegará todo lo que hablaba Dios con el hombre,
era bueno, verdad, certeza.
Cuando llegó la serpiente lo primero que habló fue duda. Y puso en duda lo
que Dios había dicho.
Depende con quién pasemos más tiempo, esa será nuestra esencia la
hablar.
Isa 53:7 Angustiado él, y afligido, no abrió su boca; como cordero fue llevado al
matadero; y como oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció, y no abrió su
boca.
Jesús nos amó a tal punto que aún haciéndole daño, no abrió su boca para
maldecirnos o para quejarse, y es porque lo que el bendijo ni el mismo lo
puede volver a maldecir. (El Amor, Dios mismo no cambia!)
Espíritu Santo está muy interesado en pasar tiempo con nosotros, porque él
es nuestra fuente, y sabe que pasando tiempo con él, hablaremos más fe,
hablaremos convicciones, y adoptaremos el carácter de Jesús, el mover de
padre, decir para construir, para crear, “las cosas que se ven, fueron hechas
de lo que no se veía”, pero eso que no se veía, estaba en la visión de Dios,
en el corazón, en sus pensamientos y se hicieron vida cuando las habló.
Las palabras por muy sencillas que sean, tienen autoridad para hacer y
deshacer. En el liderazgo las palabras juegan un papel muy importante, hay
que saber cuándo decir las cosas, el momento, el lugar y a la persona
indicada. Podemos matar el liderazgo de alguien más, sino somos sabios.
Nuestras palabras pueden hacer que ganemos el corazón de nuestra gente
o ganarnos el desprecio.
Cuando leemos la palabra de Dios, nos llenamos de fe. Y Dios se place con
los que hablan fe, porque no solo hablan con su boca, hablan con hechos y
Dios mueve su mano a su favor.