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Motín de té
A fines de 1773, tres buques británicos cargados con té de la India, producto que
pagaba impuestos, anclaron en el puerto de Boston. Vestidos como pieles rojas,
varios bostonianos subieron a los barcos y tiraron su carga al agua en señal de
protesta. Los patriotas norteamericanos se negaban a pagar impuestos mientras
no estuvieran representados en el parlamento inglés. “Si tenemos obligaciones
debemos tener también derechos”, decían.
Gran Bretaña venía aplicando muchas restricciones al comercio con sus colonias
de América del Norte en beneficio de los mercaderes ingleses. Sus productos
podían ser exportados sólo a la Metrópoli. Pese a esto y gracias al desarrollo de la
pesca, la agricultura, la industria y el contrabando, los colonos subsistían y su
economía progresaba. Pero hacia 1770 la corona quiso obligar a los colonias a
que pagasen parte de los gastos de las guerras europeas. El parlamento inglés
votó la Ley del azúcar, que autorizaba a cobrar un impuesto por este producto y
luego la Ley del Timbre, que obligaba a pagar a todos los documentos públicos un
derecho a través de una estampilla. La mayoría de los norteamericanos se
opusieron a estas leyes. Decían que el Parlamento de Gran Bretaña no podía
fijarles nuevos impuestos porque ellos no estaban representados en ese
organismo. La Asamblea de la Colonia de Virgina declaró que los colonos sólo
debían pagar los impuestos fijados por esa asamblea. Las demás colonias
imitaron a Virginia, hasta que se decidió reunir un congreso en Filadelfia en 1774.
Fue en ese congreso que el 4 de julio de 1776 las trece colonias norteamericanas
acordaron poner fin a la dominación británica. Comenzaba una larga guerra de
independencia en la que los rebeldes contarían con el apoyo de Francia y España.
En 1783 Inglaterra debió aceptar su derrota y reconocer la Independencia de los
Estados Unidos de América La constitución norteamericana, promulgada en 1787,
fue muy innovadora. Declaraba que todos los hombres eran iguales ante la ley.
Esto no incluía a una importante cantidad de habitantes de la nueva nación: los
esclavos, que continuaron padeciendo una durísima situación. En cuanto al
derecho de voto, sólo podían ejercerlo los hombres propietarios.
La defensa de los derechos de propiedad y libertad, quedaba garantizada por la
nueva Constitución. Se proclamó el sistema republicano en el que quedaba muy
clara la división de los poderes : un ejecutivo, ejercido por un presidente; un
legislativo, compuesto por una Cámara de Representantes con diputados
proporcionales a la población de cada Estado y un Senado integrado por dos
senadores por Estado, y un Poder Judicial, ejercido por un Tribunal Supremo.
George Washington
En 1781 derrota a los ingleses en Yorktown y en 1789 fue electo como el primer
presidente de los EEUU.
Las reformas borbónicas, implementadas por Carlos III a fines del S XVIII, con su
afán centralizador y recaudador, significaron un aumento del trabajo y la opresión
de los indígenas.
ras heroicos combates en los que mueren unos 100.000 indígenas, el primer grito
de libertad americano es acallado y su líder detenido. Ante la pregunta por los
responsables Tupac le responde al Visitador español: “Nosotros dos somos los
únicos conspiradores; Vuestra merced por haber agobiado al país con
exacciones insoportables y yo por haber querido libertar al pueblo de
semejante tiranía.” (…) “Aquí estoy para que me castiguen solo, al fin de que
otros queden con vida y yo solo en el castigo.”
Las partes de su cuerpo fueron colocadas en picas en las ciudades en las que
había triunfado el intento revolucionario.
Túpac Amaru pensó que era factible una alianza con los criollos. Pero los
propietarios nacidos en América no se diferenciaban demasiado de sus colegas
europeos. Formaban parte de la estructura social vigente que basaba su riqueza
en la explotación del trabajo indígena en las minas, haciendas y obrajes.
La revolución industrial
Hasta fines del siglo XVIII las fábricas de Inglaterra estaban todas ubicadas a las
orillas de ríos, porque era la fuerza del agua (hidráulica) la que daba impulso a las
máquinas. A partir del descubrimiento de la fuerza del vapor las fábricas se
distribuyeron por distintas zonas de Inglaterra y aumentó notablemente la
producción, sobre todo de carbón, acero, telas y ropa. Mucha gente se trasladó a
las ciudades buscando trabajo, pero no muchos lo consiguieron: una máquina
podía hacer el trabajo de varios hombres. Creció la desocupación y la miseria en
los sectores populares mientras se enriquecían rapidamente los dueños de las
fabricas. Una vez satisfechas las necesidades del mercado local, Inglaterra se
lanza a la búsqueda de nuevos mercados, por las buenas o por las malas, donde
colocar sus productos y conseguir materias primas baratas para sus fabrica
A fines del siglo XVIII aparecen en Buenos Aires claramente expresadas las
nuevas ideas económicas que estaban en auge en Europa. Esto se debió a la
tarea de Manuel Belgrano e Hipólito Vieytes que fomentaron el estudio y la lectura
de la economía política, e intentar crear una conciencia favorable a la
diversificación de las actividades económicas de nuestra tierra. Advertían sobre
los peligros futuros para un país que se dedica sólo a la ganadería y descuida su
industria, su agricultura y su comercio interno.
Belgrano
Retrato de Vieytes
Tráfico de esclavos
Hasta los comienzos de la revolución industrial Inglaterra fue una de las
principales impulsoras del tráfico de esclavos, trasladando millones de personas
desde Africa hasta los EEUU , Centroamérica y Brasil. Pero tras la Revolución
cambió de actitud, se dio cuenta que las nuevas industrias necesitaban
consumidores y que los esclavos producían pero no consumían. Impulsará así el
abolicionismo que proponía reemplazar a los esclavos por trabajadores de bajos
salarios.
Hilandería inglesa
La revolución francesa
En 1789 una revolución puso fin a siglos de monarquía en Francia. El Rey Luis
XVI y su esposa, María Antonieta fueron ejecutados con el invento del Dr.
Guillotín, la guillotina, una máquina de cortar cabezas que se puso muy de moda
en Francia por esos años.
El pueblo de París formó una asamblea que asumió el poder y suprimió todos los
privilegios de los nobles, entre ellos el de no pagar impuestos. La Asamblea
redactó la “Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano”. Sus tres
principios eran “Liberté, Egalité y Fraternité”(libertad, igualdad y fraternidad). La
declaración decía en uno de sus párrafos “Los hombres nacen y viven libres e
iguales en derechos. Las distinciones sociales (el hecho de ser ricos o pobres)
sólo pueden estar fundadas en la utilidad común.” También decía que “la
soberanía reside en la nación “. Esto quería decir que el verdadero poder lo tenía
ahora el pueblo de la nación y no ya el rey. Este es el principio de soberanía
popular según el cual el pueblo le da el poder a los gobernantes y si estos no
cumplen o se muestran incapaces, el poder debe volver al pueblo.
Muchos son los que vieron en la revolución el triunfo de las ideas de la burguesía,
identificada con las ideas liberales, ideas basadas en la defensa de las libertades
individuales; en el derecho de cada hombre a ejercer sus derechos esenciales: la
libertad de expresión, de comercio, el derecho a la propiedad y a la seguridad. Por
primera vez se proclamó la existencia de los derechos que todo hombre posee
como hombre y como ciudadano, a partir de un principio hasta ese momento
desconocido: la igualdad ante la ley.
Así comenzó una prolongada guerra que se extendería por 23 años. Para hacer
frente a tan formidable enemigo fueron movilizados los sectores populares
urbanos que, con los jacobinos, llegaron a tener presencia en el gobierno
revolucionario. En 1794 desaparecido el peligro de una derrota, la alta burguesía,
integrada por grandes comerciantes, financistas, banqueros y propietarios de
industrias, se hizo cargo del Poder.
Napoleón
Datos biográficos
José Bonaparte
En junio de 1806 Buenos Aires fue invadida por una escuadra inglesa, al mando
del General William Carr Beresford, que tomó por sorpresa a los porteños. El
virrey Sobremonte se escapó de la ciudad rumbo a Córdoba sin poder salvar el
tesoro del virreinato que fue capturado por los ingleses.
Ante la ausencia del Virrey Sobremonte un Cabildo Abierto nombró a Liniers jefe
militar de la ciudad. Esta medida era claramente revolucionaria: el Cabildo pasaba
por encima de la voluntad del virrey.
Entre los jefes electos se destacaban algunos jóvenes criollos: Manuel Belgrano,
Cornelio Saavedra, Domingo French, Antonio Beruti, Hipólito Vieytes, entre otros.
Cuando los ingleses pensaron que volverían a desfilar por las estrechas calles
porteñas, desde los balcones y terrazas fueron recibidos a tiros, pedradas y
torrentes de agua y aceite hirviendo. Entre sorprendidos y fritos, los ingleses
optaron por rendirse el 7 de julio de 1807
Un poder cada vez más débil
Liniers era virrey provisorio, así que la Junta de Sevilla decidió nombrar a uno
definitivo. El elegido fue Baltasar Hidalgo de Cisneros, un marino español que
habìa peleado en Trafalgar. Elìo aceptò la autoridad de Cisneros y disolvió la
Junta de Montevideo.
El ambiente en Buenos Aires estaba caldeado y el nuevo virrey tuvo que actuar
con mucho tacto y escuchar, a pesar de su sordera, los reclamos del libre
comercio que se hacían más enérgicos tras la suspensión de los intercambios
entre España y la colonia. Este reclamo tomó forma escrita en “La Representación
de los Hacendados”, redactada por Mariano Moreno e isnpirada por Manuel
Belgrano. Allí, Mariano Moreno solicita, entre otras cosas, la libertad de comercio
entre los productores locales y los comerciantes británicos.
“Nada es hoy tan provechoso para la España como afirmar por todos los
vínculos posibles la estrecha unión y alianza con la Inglaterra. Esta nación
generosa que, conteniendo de un golpe el furor de la guerra, franqueó a
nuestra metrópoli auxilios y socorros, es acreedora por los títulos más
fuertes a que no se separe de nuestras especulaciones el bien de sus
vasallos (…)Acreditamos ser mejores españoles cuando nos complacemos
de contribuir por relaciones mercantiles a la estrecha unión de una nación
generosa y opulenta, cuyos socorros son absolutamente necesarios para la
independencia de España.”
Whitelocke
Rendición de Beresford
El pueblo de Buenos Aires sintió como propio el triunfo ante los ingleses y
comprobó la ineficacia de las autoridades virreinales que no cumplían con sus más
elementales obligaciones.
Santiago de Liniers
Chuquisaca y La Paz
Una proclama de los rebeldes, entre los que se destaca el joven Bernardo de
Monteagudo, decía: “Hemos guardado un silencio bastante parecido a la
estupidez. Ya es tiempo de levantar el estandarte de la libertad en estas
desgraciadas colonias, adquiridas sin el menor título y conservadas con la
mayor injusticia y tiranía”.
Cisneros ordena una cruel represión que provoca centenares de muertos en la
“ciudad de los tres nombres”, Charcas, Chuquisaca o La Plata, para
Concolorcorvo la “Más hermosa y bien plantada de todo el virreinato
Ante la posibilidad de que estos sucesos se repitan, y “En mérito a haber llegado
la noticia de que en estos dominios se iba propagando cierta clase de
hombres malignos y perjudiciales, afectos a ideas subversivas que
propenden a trastornar y alterar el orden público y gobierno establecido”, el
Virrey decidió crear un “Juzgado de Vigilancia Política”, destinado a perseguir “a
los que promuevan o sostengan las detestables máximas del partido francés
y cualquier otro sistema contrario a la conservación de estos dominios en
unión y dependencia de esta metrópoli”.
En Buenos Aires los grupos económicos se van dividiendo en dos fracciones los
comerciantes monopolistas y los ganaderos exportadores. Los comerciantes
españoles querían mantener el privilegio de ser los únicos autorizados para
introducir y vender los productos extranjeros que llegaban desde España. Estos
productos eran carísimos porque España a su vez se los compraba a otros países
como Francia e Inglaterra para después revenderlos en América. En cambio los
ganaderos querían comerciar directa y libremente con Inglaterra y otros países
que eran los más importantes clientes y proveedores de los productos de esta
región. España se había transformado en una cara, ineficiente e innecesaria
intermediaria.
Un memorándum del Foering Office de 1809 decía: “Sea que sigan dependiendo
de España o que formen gobiernos independientes, lo cierto es que los
sudamericanos, en este momento, abren sus brazos a Inglaterra: es
indiferente en qué forman buscan nuestra ayuda, siempre que el incremento
de los negocios y el nuevo mercado que nos ofrecen para la venta de
nuestras manufacturas compense nuestra protección”
Rumores y verdades
Las noticias de España tardaban dos o tres meses en llegar, por barco , a Buenos
Aires. Ante la falta de información circulaban versiones y rumores que alteraban el
clima tranquilo y aburrido del virreinato: ¡Fernando fue asesinado!, ¡Napoleón se
rindió!, ¡Volvió Fernando!, ¡Cayo la Junta de Sevilla!, decían por ahí. Pero las
cosas cambiaron cuando el 14 de mayo de 1810 llegó al puerto de Buenos Aires la
fragata inglesa John Paris, trayendo mercaderías y una noticia bomba : había
caído la Junta Central de Sevilla, último bastión del poder español. En un principio
Cisneros trató de ocultar la realidad, pero ante la invasión de rumores, no tuvo otra
alternativa que difundir una proclama el día 18 contando las novedades de España
y tratando de calmar los ánimos, pero esto último no lo lograría.
Una princesa llamada Carlota
La Semana de mayo
Viernes 18
El viernes 18 el virrey Cisneros hizo publicar lee por los pregoneros (porque la
mayoría de la población no sabía leer ni escribir) una proclama que comenzaba
diciendo: “A los leales y generosos pueblos del virreinato de Buenos Aires.” El
virrey advertía que “en el desgraciado caso de una total pérdida de la península, y
falta del Supremo Gobierno” él asumiría el poder acompañado por otras
autoridades de la Capital y todo el virreinato y se pondría de acuerdo con los otros
virreyes de América para crear una Regencia Americana en representación de
Fernando. Cisneros aclaraba que no quería el mando sino la gloria de luchar en
defensa del monarca contra toda dominación extraña y, finalmente prevenía al
pueblo sobre “los genios inquietantes y malignos que procuran crear divisiones”. A
medida que los porteños se fueron enterando de la gravedad de la situación,
fueron subiendo de tono las charlas políticas en los cafés y en los cuarteles. Todo
el mundo hablaba de política y hacía conjeturas sobre el futuro del virreinato.
Sábado 19
Las reuniones continuaron hasta la madrugada del Sábado 19 y sin dormir, por la
mañana, Cornelio Saavedra y Manuel Belgrano le pidieron al Alcalde Lezica la
convocatoria a un Cabildo Abierto. Por su parte, Juan José Castelli hizo lo propio
ante el síndico Leiva.
Domingo 20
El domingo 20 el virrey Cisneros reunió a los jefes militares y les pidió su apoyo
ante una posible rebelión, pero todos se rehusaron a brindárselo. Por la noche
Castelli y Martín Rodríguez insistieron ante el virrey con el pedido de cabildo
abierto. El virrey dijo que era una insolencia y un atrevimiento y quiso improvisar
un discurso pero Rodríguez le advirtió que tenía cinco minutos para decidir.
Cisneros le contestó “Ya que el pueblo no me quiere y el ejército me abandona,
hagan ustedes lo que quieran” y convocó al Cabildo para el día 22 de Mayo. En el
“Café de los Catalanes y en “La Fonda de las Naciones”, los criollos discutían
sobre las mejores estrategias para pasar a la acción
Lunes 21
A las nueve de la mañana se reunió el Cabildo como todos los días para tratar los
temas de la ciudad. Pero a los pocos minutos los cabildantes tuvieron que
interrumpir sus labores. La Plaza de la Victoria estaba ocupada por unos 600
hombres armados de pistolas y puñales que llevaban en sus sombreros el retrato
de Fernando VII y en sus solapas una cinta blanca, símbolo de la unidad criollo-
española desde la defensa de Buenos Aires. Este grupo de revolucionarios,
encabezados por Domingo French y Antonio Luis Beruti, se agrupaban bajo el
nombre de la “Legión Infernal” y pedía a los gritos que se concrete la convocatoria
al Cabildo Abierto. Los cabildantes acceden al pedido de la multitud. El síndico
Leiva sale al balcón y anuncia formalmente el ansiado Cabildo Abierto para el día
siguiente. Pero los “infernales” no se calman, piden a gritos que el virrey sea
suspendido. Debe intervenir el Jefe del regimiento de Patricios, Cornelio Saavedra
quien logra calmarlos garantizándoles el apoyo militar a sus reclamos.
Martes 22
Ya desde temprano fueron llegando los “cabildantes”. De los 450 invitados sólo
concurrieron 251. También estaba presente una “barra” entusiasta. En la plaza
French, Beruti y los infernales esperan las novedades. La cosa se fue calentando
hasta que empezaron los discursos, que durarán unas cuatro horas, sobre si el
virrey debía seguir en su cargo o no. Comenzó hablando el Obispo Lué diciendo
que mientras hubiera un español en América, los americanos le deberían
obediencia. Le salió al cruce Juan José Castelli contestándole que habiendo
caducado el poder real, la soberanía debía volver al pueblo que podía formar
juntas de gobierno tanto en España como en América. El Fiscal de la Audiencia,
Manuel Villota señaló que para poder tomar cualquier determinación había que
consultar al resto del virreinato. Villota trataba de ganar tiempo, confiando en que
el interior sería favorable a la permanencia del virrey. Juan José Paso le dijo que
no había tiempo que perder y que había que formar inmediatamente una junta de
gobierno.
“Modales”
El debate del 22 fue muy acalorado y despertó las pasiones de ambos bandos. El
coronel Francisco Orduña, partidario del virrey, contará horrorizado que mientras
hablaba fue tratado de loco por no participar de las ideas revolucionarias
“..mientras que a los que no votaban contra el jefe (Cisneros), se les escupía, se
les mofaba, se les insultaba y se les chiflaba.”
Miércoles 23
Por la mañana se reunió el Cabildo para contar los votos emitidos el día anterior y
emite un documento: “hecha la regulación con el más prolijo examen resulta de
ella que el Excmo. Señor Virrey debe cesar en el mando y recae éste
provisoriamente en el Excmo. Cabildo (…) hasta la erección de una Junta que ha
de formar el mismo Excmo. Cabildo, en la manera que estime conveniente. El
síndico Leiva, adicto al virrey prepara una maniobra: nombrar una Junta presidida
por Cisneros.
Jueves 24
El 25 de mayo de 1810
Todo parece indicar que el 25 de mayo de 1810 amaneció lluvioso y frío. Pero la
“sensación térmica” de la gente era otra . Grupos de vecinos y milicianos
encabezados por Domingo French y Antonio Beruti se fueron juntando frente al
cabildo a la espera de definiciones. Algunos llevaban en sus pechos cintitas azules
y blancas, que eran los colores que los patricios habían usado durante las
invasiones inglesas.
Pasaban las horas, hacía frío, llovía y continuaban las discusiones. El cabildo
había convocado a los jefes militares y estos le hicieron saber al cuerpo a través
de Saavedra que no podían mantener en el poder a la Junta del 24 porque corrían
riesgos personales porque sus tropas no les responderían. La mayoría de la gente
se fue yendo a sus casas y el síndico del Cabildo salió al balcón y preguntó
“¿Dónde está el pueblo?”. En esos momentos Antonio Luis Beruti irrumpió en la
sala capitular seguido de algunos infernales y dijo “Señores del Cabildo: esto ya
pasa de juguete; no estamos en circunstancias de que ustedes se burlen de
nosotros con sandeces, Si hasta ahora hemos procedido con prudencia, ha sido
para evitar desastres y efusión de sangre. El pueblo, en cuyo nombre hablamos,
está armado en los cuarteles y una gran parte del vecindario espera en otras
partes la voz para venir aquí. ¿Quieren ustedes verlo? Toque la campana y si es
que no tiene badajo nosotros tocaremos generala y verán ustedes la cara de ese
pueblo, cuya presencia echan de menos. ¡Sí o no! Pronto, señores decirlo ahora
mismo, porque no estamos dispuestos a sufrir demoras y engaños; pero, si
volvemos con las armas en la mano, no responderemos de nada.” Poco después
se anunció finalmente que se había formado una nueva junta de gobierno .El
presidente era Cornelio Saavedra; los doctores Mariano Moreno y Juan José
Paso, eran sus secretarios; fueron designados seis vocales: Manuel Belgrano,
Juan José Castelli, el militar Miguel de Azcuénaga, el sacerdote Manuel Alberti y
los comerciantes Juan Larrea y Domingo Matheu. Comenzaba una nueva etapa
de nuestra historia.
Para algunos era sólo una estrategia a la que llamaron la “máscara de Fernando”,
es decir, decían que gobernaban en nombre de Fernando pero en realidad querían
declarar la independencia. Pensaban que todavía no había llegado el momento y
no se sentían con la fuerza suficiente para dar ese paso tan importante. La
máscara de Fernando se mantendrá hasta el 9 de julio de 1816.
Fernando VII
Fernando VII, llamado por los españoles “el deseado” estaba preso de Napoleón.
Pero no era un preso cualquiera. Estaba detenido junto a su esposa y su corte en
un lujoso castillo en el vallere del Loire. No la pasaba nada mal. Napoleón lo invitó
a su casamiento con la archiduquesa María de Habsburgo. Dicen que Fernando
brindaba y gritaba ¡Viva el emperador!, sin importarle demasiado la sangre de los
españoles que habían muerte durante la invasión francesa y que luchaban para
que él recuperara su trono usurpado, precisamente por Napoleón.
Las instalaciones del puerto de Buenos Aires eran muy precarias . Los barcos no
podían acercarse mucho a la costa porque podían quedar varados ante la poca
profundidad del Río de la Plata en esa zona y los pasajeros debían ser
trasladados en carretas de bueyes o botes hasta la costa.
Potosí fue declarada por la Corona “Villa Imperial”, tal era su importancia
económica. De su cerro y a través del trabajo hasta la muerte de miles y miles de
esclavos indios, salieron toneladas de plata hacia España. Dicen algunos que con
toda la plata del Potosí se hubiera podido construir un puente bastante ancho
entre esta ciudad y España.
Cisneros
Baltasar Hidalgo de Cisneros fue el último virrey del Río de la Plata” Nació en
Cartagena, España en 1755. Ingresó a la carrera naval en 1770. Participó en la
famosa batalla de Trafalgar (1805) contra los ingleses, en la que resultó
gravemente herido y quedó practicamente sordo. Se unió a la resistencia española
contra la invasión napoleónica en mayo de 1808. En febrero de 1809 fue
nombrado Virrey del Río de la Plata en reemplazo de Liniers.Tras los hechos de
mayo,regresó a España donde murió retirado de la política, el 9 de Junio de 1829.