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Antecedentes de la Revolución de Mayo

Autor: Felipe Pigna.

Motín de té

A fines de 1773, tres buques británicos cargados con té de la India, producto que
pagaba impuestos, anclaron en el puerto de Boston. Vestidos como pieles rojas,
varios bostonianos subieron a los barcos y tiraron su carga al agua en señal de
protesta. Los patriotas norteamericanos se negaban a pagar impuestos mientras
no estuvieran representados en el parlamento inglés. “Si tenemos obligaciones
debemos tener también derechos”, decían.

La Independencia de los EEUU

Gran Bretaña venía aplicando muchas restricciones al comercio con sus colonias
de América del Norte en beneficio de los mercaderes ingleses. Sus productos
podían ser exportados sólo a la Metrópoli. Pese a esto y gracias al desarrollo de la
pesca, la agricultura, la industria y el contrabando, los colonos subsistían y su
economía progresaba. Pero hacia 1770 la corona quiso obligar a los colonias a
que pagasen parte de los gastos de las guerras europeas. El parlamento inglés
votó la Ley del azúcar, que autorizaba a cobrar un impuesto por este producto y
luego la Ley del Timbre, que obligaba a pagar a todos los documentos públicos un
derecho a través de una estampilla. La mayoría de los norteamericanos se
opusieron a estas leyes. Decían que el Parlamento de Gran Bretaña no podía
fijarles nuevos impuestos porque ellos no estaban representados en ese
organismo. La Asamblea de la Colonia de Virgina declaró que los colonos sólo
debían pagar los impuestos fijados por esa asamblea. Las demás colonias
imitaron a Virginia, hasta que se decidió reunir un congreso en Filadelfia en 1774.
Fue en ese congreso que el 4 de julio de 1776 las trece colonias norteamericanas
acordaron poner fin a la dominación británica. Comenzaba una larga guerra de
independencia en la que los rebeldes contarían con el apoyo de Francia y España.
En 1783 Inglaterra debió aceptar su derrota y reconocer la Independencia de los
Estados Unidos de América La constitución norteamericana, promulgada en 1787,
fue muy innovadora. Declaraba que todos los hombres eran iguales ante la ley.
Esto no incluía a una importante cantidad de habitantes de la nueva nación: los
esclavos, que continuaron padeciendo una durísima situación. En cuanto al
derecho de voto, sólo podían ejercerlo los hombres propietarios.
La defensa de los derechos de propiedad y libertad, quedaba garantizada por la
nueva Constitución. Se proclamó el sistema republicano en el que quedaba muy
clara la división de los poderes : un ejecutivo, ejercido por un presidente; un
legislativo, compuesto por una Cámara de Representantes con diputados
proporcionales a la población de cada Estado y un Senado integrado por dos
senadores por Estado, y un Poder Judicial, ejercido por un Tribunal Supremo.

George Washington

Siendo dueño de una plantación de tabaco, en 1755 fue nombrado comandante de


la milicia de Virginia en las luchas fronterizas contra los indios y los franceses. Más
tarde entre 1759y y 1774 fue miembro de la Asamblea Legislativa de Virginia,
hasta que en 1775 fue elegido jefe militar de las trece colonias en la guerra de
independencia contra Gran Bretaña.

En 1781 derrota a los ingleses en Yorktown y en 1789 fue electo como el primer
presidente de los EEUU.

La Rebelión de Túpac Amarú

Las reformas borbónicas, implementadas por Carlos III a fines del S XVIII, con su
afán centralizador y recaudador, significaron un aumento del trabajo y la opresión
de los indígenas.

En el Perú en 1780, un descendiente de los incas, José Gabriel Condorcanqui,


tomó el nombre del último emperador de los Incas, Túpac Amaru, que había sido
asesinado por el virrey Francisco de Toledo, y encabezó una rebelión de
indígenas y mestizos contra el poder español. Querían poner fin a la brutal
explotación a la que eran sometidos, desde hacía siglos, en minas, haciendas y
obrajes, por los españoles. El movimiento tuvo una enorme adhesión y se extendió
por una amplia zona que iba de Colombia a nuestro territorio. Miles de indígenas
se integraron al ejército libertador de Túpac Amaru que pretendía el fin del dominio
español y la devolución de la tierra americana a sus legítimos dueños

La rebelión obtiene sus primeros triunfos y Túpac comienza a aplicar un programa


revolucionario: devolución a los campesinos de sus tierras usurpadas, anulación
de la esclavitud y los servicios personales, como la Mita y el Yanaconazgo.

Asustados por la magnitud y el alcance de la rebelión de Túpac Amaru y su


ejército libertador, la Iglesia, el estado, los criollos y los europeos cierran filas para
enfrentar el peligro.

Decía la copla de un español


Si triunfaran los indios

nos hicieran trabajar

del modo que ellos trabajan

y cuanto ahora los rebajan

nos hicieran rebajar.

Nadie pudiera esperar

Casa, hacienda ni esplendores,

Ninguno alcanzará honores

Y todos fueran plebeyos:

Fuéramos los indios de ellos

Y ellos fueran los señores.”

ras heroicos combates en los que mueren unos 100.000 indígenas, el primer grito
de libertad americano es acallado y su líder detenido. Ante la pregunta por los
responsables Tupac le responde al Visitador español: “Nosotros dos somos los
únicos conspiradores; Vuestra merced por haber agobiado al país con
exacciones insoportables y yo por haber querido libertar al pueblo de
semejante tiranía.” (…) “Aquí estoy para que me castiguen solo, al fin de que
otros queden con vida y yo solo en el castigo.”

El 18 de mayo de 1781, tras asesinar a casi toda su familia, las autoridades


españolas someten a Túpac Amaru al suplicio del descuartizamiento. Cuatro
caballos tiraron de sus extremidades pero no pudieron con su fuerza. Indignados
ordenaron suspender la “ceremonia” y que un verdugo completara la feroz tarea a
hachazos.

Las partes de su cuerpo fueron colocadas en picas en las ciudades en las que
había triunfado el intento revolucionario.
Túpac Amaru pensó que era factible una alianza con los criollos. Pero los
propietarios nacidos en América no se diferenciaban demasiado de sus colegas
europeos. Formaban parte de la estructura social vigente que basaba su riqueza
en la explotación del trabajo indígena en las minas, haciendas y obrajes.

La independencia propuesta por Túpac no era sólo un cambio político, implicaba


modificar el esquema social vigente en la América española.

La revolución industrial

Para Inglaterra, el siglo XVIII estuvo marcado por grandes transformaciones


económicas. Cambió la modalidad de explotación de la tierra: cercamiento de los
campos, rotación de cultivos, uso de algunos fertilizantes, mejoras en el
instrumental de labranza, reducción del personal al mínimo imprescindible… Todo
esto tendió a aumentar la producción y, en consecuencia, a bajar los precios, en
los lugares en que se aplicaba este nuevo sistema, que eran las propiedades de
los más pudientes,

Este aumento de la producción ocurrió en la época en la cual la población europea


tendía también a aumentar. Mucha gente, al no encontrar trabajo en el campo,
emigró a las ciudades.

A pesar del descenso de los precios, el aumento de la producción enriqueció a los


grandes terratenientes, hasta que llegó el momento en que les fue prácticamente
imposible seguir reinvirtiendo las ganancias en sus posesiones agrícolas.

Fue entonces cuando se produjo en Inglaterra un gran cambio en la producción de


bienes manufacturados que puede considerarse una auténtica revolución.

Durante el siglo XVIII las carencias técnicas que impedían o dificultaban la


producción habían representado desafíos a las mentes ágiles y prácticas de
muchos británicos. Hacia fines de siglo, las industrias textiles comenzaron a
disponer de adelantos tecnológicos revolucionarios que les permitían aumentar y
mejorar la producción.

Para sacar provecho de esos progresos tecnológicos era menester disponer de


capitales que la bonanza de la agricultura y las aventuras coloniales inglesas
habían vuelto muy accesibles. Por su parte, el aumento de la población proveyó a
la naciente revolución industrial de muchísima mano de obra que, justamente por
ser tan abundante, no lograba una buena remuneración por su trabajo. Aunque
muy grave, este hecho se veía atenuado por el mencionado descenso de los
precios agrícolas, que abarataban el pan, la cerveza y la carne, alimentos básicos
de la mayoría de la población.
Finalmente un vertiginoso aumento de la producción, como el que experimentó
Inglaterra a fines del siglo XVIII y principios del XIX, hubiera sido muy difícil de
asimilar por un país que no tuviera, como los ingleses, una gran marina mercante
y vinculaciones comerciales a nivel mundial.

Sin estas condiciones, el mercado interno hubiera corrido el riesgo de saturarse


con el aumento de la producción y frenar así este proceso antes de que
comenzara.

La producción de la fábrica (concentración de obreros, división del trabajo,


producción en serie, etc.) era una modalidad completamente nueva en Europa,
que se generalizó rápidamente. El vertiginoso crecimiento de la industria, tendió a
dominar sobre todas las otras actividades- agricultura, artesanías, comercio- El
sector artesanal, en particular, sufrió la terrible competencia de la nueva industria
hasta tal punto que, en algunos sectores, desapareció por completo.

Hasta fines del siglo XVIII las fábricas de Inglaterra estaban todas ubicadas a las
orillas de ríos, porque era la fuerza del agua (hidráulica) la que daba impulso a las
máquinas. A partir del descubrimiento de la fuerza del vapor las fábricas se
distribuyeron por distintas zonas de Inglaterra y aumentó notablemente la
producción, sobre todo de carbón, acero, telas y ropa. Mucha gente se trasladó a
las ciudades buscando trabajo, pero no muchos lo consiguieron: una máquina
podía hacer el trabajo de varios hombres. Creció la desocupación y la miseria en
los sectores populares mientras se enriquecían rapidamente los dueños de las
fabricas. Una vez satisfechas las necesidades del mercado local, Inglaterra se
lanza a la búsqueda de nuevos mercados, por las buenas o por las malas, donde
colocar sus productos y conseguir materias primas baratas para sus fabrica

Las Ideas Liberales

A partir de la revolución francesa cobraron fuerza en Europa los partidarios de la


libertad política y económica. Se los llamó liberales. Los liberales leían los libros
de Voltaire, Rousseau, Montesquieu, Diderot y Dalambert, que habían servido de
base para la revolución. Se oponían a las monarquías y a los poderes absolutos.
En economía seguían las teorías del inglés Adam Smith que en 1776 decía en su
libro “La Riqueza de las naciones” que el capital más importante que tiene un país,
no son sus riquezas naturales sino el trabajo de sus habitantes y que, por lo tanto
la educación era una tarea fundamental del estado para capacitar a la mayor
cantidad de gente posible. Inglaterra va a difundir estas ideas de Smith por el
mundo fomentando el libre comercio, es decir que los países dejen entrar los
productos británicos, pero no será tan liberal a la hora de dejar entrar productos
extranjeros en Gran Bretaña.
Los primeros economistas criollos

A fines del siglo XVIII aparecen en Buenos Aires claramente expresadas las
nuevas ideas económicas que estaban en auge en Europa. Esto se debió a la
tarea de Manuel Belgrano e Hipólito Vieytes que fomentaron el estudio y la lectura
de la economía política, e intentar crear una conciencia favorable a la
diversificación de las actividades económicas de nuestra tierra. Advertían sobre
los peligros futuros para un país que se dedica sólo a la ganadería y descuida su
industria, su agricultura y su comercio interno.

Desde 1794 Manuel Belgrano, desde su cargo de secretario del Consulado de


Buenos Aires redacta informes sobre agricultura, industria y educación,
fomentando la creación de escuelas y bibliotecas. En 1802 funda con Hipólito
Vieytes el “Semanario de Agricultura, Industria y Comercio”, que será un
importante difusor de las nuevas ideas económicas hasta que la censura virreinal
advierta esta importancia y lo cierre en 1803

Belgrano

Después de graduarse en España con las mejores calificaciones, Belgrano quiso


volver a su patria y aplicar los conocimientos adquiridos. Había estado en contacto
con los difusores de las nuevas corrientes económicas que privilegiaban la
actividad industrial y agrícola sobre la ganadera y sostenían que la riqueza de un
país se basaba sobre todo en el trabajo y el bienestar de sus habitantes. Hará
todo lo posible por difundir y aplicar estas ideas, pero la clase dirigente porteña le
dio la espalda, le resultaba más sencillo seguir vendiendo vacas y comprando todo
lo demás afuera.

Retrato de Vieytes

Nació en San Antonio de Areco el 12 de agosto de 1762. Estudió filosofía y


jurisprudencia en el Real Colegio de San Carlos. En 1802 fundó el “Semanario de
Agricultura Industria y Comercio”. Este periódico fue un importante difusor de
las nuevas ideas económicas y políticas. Vieytes advirtió los peligros que
generarían para esta región dedicarse exclusivamente a la ganadería,
descuidando la agricultura y la industria “que hace fuerte y autónomas a las
naciones”. En 1806 y 1807 luchó contra los ingleses como capitán de milicias.
Poco después instaló una jabonería en sociedad con su amigo Nicolás Rodríguez
Peña, en la actual esquina de Venezuela y Tacuarí. Esta jabonería servía de
centro para las reuniones clandestinas de los patriotas.

Tráfico de esclavos
Hasta los comienzos de la revolución industrial Inglaterra fue una de las
principales impulsoras del tráfico de esclavos, trasladando millones de personas
desde Africa hasta los EEUU , Centroamérica y Brasil. Pero tras la Revolución
cambió de actitud, se dio cuenta que las nuevas industrias necesitaban
consumidores y que los esclavos producían pero no consumían. Impulsará así el
abolicionismo que proponía reemplazar a los esclavos por trabajadores de bajos
salarios.

Hilandería inglesa

Tras la revolución industrial la industria textil adquirió un impulso extraordinario


multiplicando notablemente su producción, abaratando sus costos y desplazando
a las industrias artesanales de muchas regiones del mundo.

La revolución francesa

El siglo XVIII europeo fue el de la Ilustración, la Enciclopedia y el encumbramiento


de Inglaterra como gran potencia colonial, comercial y mundial. Este mundo nuevo
produjo la caída del viejo. Por ello, el siglo XVIII fue también el del hundimiento del
“Antiguo Régimen”, de la sociedad estamental, de los gremios, y de una economía
basada en la producción agrícola.

En 1789 una revolución puso fin a siglos de monarquía en Francia. El Rey Luis
XVI y su esposa, María Antonieta fueron ejecutados con el invento del Dr.
Guillotín, la guillotina, una máquina de cortar cabezas que se puso muy de moda
en Francia por esos años.

La revolución francesa significó el principio del fin del Absolutismo monárquico y el


triunfo de los principios de soberanía popular y división de los poderes.

El pueblo de París formó una asamblea que asumió el poder y suprimió todos los
privilegios de los nobles, entre ellos el de no pagar impuestos. La Asamblea
redactó la “Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano”. Sus tres
principios eran “Liberté, Egalité y Fraternité”(libertad, igualdad y fraternidad). La
declaración decía en uno de sus párrafos “Los hombres nacen y viven libres e
iguales en derechos. Las distinciones sociales (el hecho de ser ricos o pobres)
sólo pueden estar fundadas en la utilidad común.” También decía que “la
soberanía reside en la nación “. Esto quería decir que el verdadero poder lo tenía
ahora el pueblo de la nación y no ya el rey. Este es el principio de soberanía
popular según el cual el pueblo le da el poder a los gobernantes y si estos no
cumplen o se muestran incapaces, el poder debe volver al pueblo.
Muchos son los que vieron en la revolución el triunfo de las ideas de la burguesía,
identificada con las ideas liberales, ideas basadas en la defensa de las libertades
individuales; en el derecho de cada hombre a ejercer sus derechos esenciales: la
libertad de expresión, de comercio, el derecho a la propiedad y a la seguridad. Por
primera vez se proclamó la existencia de los derechos que todo hombre posee
como hombre y como ciudadano, a partir de un principio hasta ese momento
desconocido: la igualdad ante la ley.

De todas las revoluciones contemporáneas, la francesa fue el único gran


movimiento de ideas que produjo un efecto real sobre todo el mundo. Junto con la
revolución norteamericana, la revolución francesa impuso el constitucionalismo.

Al imponer los principios de soberanía popular y abolir la monarquía Francia


quedo enfrentada a toda la Europa monárquica.

Así comenzó una prolongada guerra que se extendería por 23 años. Para hacer
frente a tan formidable enemigo fueron movilizados los sectores populares
urbanos que, con los jacobinos, llegaron a tener presencia en el gobierno
revolucionario. En 1794 desaparecido el peligro de una derrota, la alta burguesía,
integrada por grandes comerciantes, financistas, banqueros y propietarios de
industrias, se hizo cargo del Poder.

Napoleón

Tras los agitados años de la Revolución Francesa asumirá el poder Napoleón


Bonaparte y en 1804 se proclamará Emperador. Todo emperador necesita de un
Imperio así que Napoleón se propuso conquistar toda Europa. La gran rival de
Napoleón fue Inglaterra. España, si bien era neutral en el conflicto había ofrecido a
Francia buques y dinero. Esto enojó a los ingleses que apresaron, al mejor estilo
pirata, la flota española que transportaba cientos de barras de oro procedentes de
América. España se alió momentáneamente con Francia y se enfrentaron con la
flota inglesa en la batalla de Trafalgar en 1805. La flota española quedó destruída
y los ingleses se transformaron en dueños absolutos de los mares. El tráfico entre
España y América quedó prácticamente interrumpido.

Napoleón invade España

En 1808 Napoleón invadió España y obligó a renunciar al trono a Carlos IV a favor


de su hijo Fernando VII. Pero ahí no terminó la cosa, Fernando fue tomado
prisionero y obligado a dejarle el trono de España a José Bonaparte, hermano de
Napoleón.
En toda España comenzaron a formarse juntas de gobierno que respondían a una
Junta Central instalada Sevilla para resistir la invasión francesa. Los juntistas
decían que al estar prisionero el Rey, el poder volvía al pueblo que debía ejercerlo
directamente.

Datos biográficos

Napoleón Bonaparte nació en Córcega en 1769 y de muy joven se incorporó a la


academia militrar francesa. Tras el golpe de estado del 18 Brumario (9 de
Noviembre de 1799) gobernó Francia con amplios poderes. En 1804 se coronó
emperador. Realizó importantes conquistas por toda Europa hasta que en 1812
fue derrotado en Rusia. Tras un breve período de recuperación fue derrotado
definitivamente en Waterloo el 16 de junio de 1815. Fue desterrado a la Isla de
Santa Elena donde murió el 5 de mayo de 1821.

La libertad guiando al pueblo

La Revolución Francesa significó un gran avance en la lucha de los pueblos por su


dignidad contra el despotismo de los reyes y los nobles y la desigualdad social que
imponía el antiguo régimen. Por primera vez se formularon claramente los
“Derechos del Hombre” partiendo de la base de que todos los hombres son
iguales ante la ley.

José Bonaparte

A poco de instalado en el trono español Jose Bonaparte, el pueblo español lo


rebautizó como Pepe o Pepino Botellas, por su afición al buen vino. Pepino dictó
una Constitución liberal para España. Los españoles bautizaron al documento
como “La Pepa” y el día de la promulgación hubo grandes festejos al grito de “Viva
la Pepa”.

La Primera Invasion Inglesa

En junio de 1806 Buenos Aires fue invadida por una escuadra inglesa, al mando
del General William Carr Beresford, que tomó por sorpresa a los porteños. El
virrey Sobremonte se escapó de la ciudad rumbo a Córdoba sin poder salvar el
tesoro del virreinato que fue capturado por los ingleses.

Buenos Aires se había transformado en una colonia inglesa gobernada por


Beresford. La primera medida decretada por los británicos fue la libertad de
comercio. Para disimular también decretaron la libertad de imprenta y la libertad
religiosa. Mucha libertad pero seguíamos siendo una colonia. La mayoría de la
población valoraba estas libertades pero no quería a los invasores. Tambien
estaba indignada con la cobardía del virrey la ineficiencia de las tropas españolas
para defender la ciudad. Los porteños decidieron resistir.

El marino francés Santiago de Liniers se trasladó en secreto a Montevideo para


preparar la reconquista de Buenos Aires mientras que Juan Martín de Pueyrredón
preparaba tropas en los campos vecinos a la ciudad.

Liniers regresó de Montevideo con refuerzos y se unió a Pueyrredón. Juntos


lograron derrotar a los británicos el 12 de agosto de 1806.

El triunfo militar trajo consecuencias políticas. El pueblo se atribuyó el mérito de la


reconquista

Ante la ausencia del Virrey Sobremonte un Cabildo Abierto nombró a Liniers jefe
militar de la ciudad. Esta medida era claramente revolucionaria: el Cabildo pasaba
por encima de la voluntad del virrey.

Frente a la posibilidad de otra invasión, los vecinos decidieron formar cuerpos


militares llamados milicias. Los habitantes de la capital formaron el cuerpo
de Patricios; los del interior el de Arribeños (porque eran de las provincias de
arriba); los esclavos e indios el de Pardos y Morenos. Por su parte los españoles
formaron las milicias de Gallegos, Catalanes, Cántabros, Montañeses y
Andaluces. En cada milicia los jefes y oficiales fueron elegidos democráticamente
por sus integrantes.

Entre los jefes electos se destacaban algunos jóvenes criollos: Manuel Belgrano,
Cornelio Saavedra, Domingo French, Antonio Beruti, Hipólito Vieytes, entre otros.

La ciudad se militarizó pero tambien se politizó. Las milicias se transformaron en


lugares de discusión política.

Segunda Invasión Inglesa

No se equivocaban los porteños en prepararse militarmente. A fines de junio de


1807 los ingleses insistieron. Esta vez eran 12.000 hombres al mando del General
Whitelocke. Pero Buenos Aires ya no estaba indefensa. Las milicias estaban
alertas y el alcalde de la ciudad Martín Alzaga, había organizado a los vecinos
para la defensa.

Cuando los ingleses pensaron que volverían a desfilar por las estrechas calles
porteñas, desde los balcones y terrazas fueron recibidos a tiros, pedradas y
torrentes de agua y aceite hirviendo. Entre sorprendidos y fritos, los ingleses
optaron por rendirse el 7 de julio de 1807
Un poder cada vez más débil

Las invasiones inglesas demostraron que España estaba seriamente debilitada y


que no podìa ni abastecer correctamente ni defender a sus colonias. Los
habitantes de Buenos Aires, indignados por la actitud del Virrey Sobremonte,
desconocieron su autoridad y eligieron a uno de los lìderes de la reconquista para
reemplazarlo, Santiago de Liniers.

La Corona española aceptó su nombramiento como virrey provisorio en 1808.


Poco después se produjo la invasiòn napoleónica a España, la prisión de
Fernando VII y la asunciòn de José Bonaparte. Este hecho fue utilizado por el
gobernador de Montevideo, Javier de Elìo, para pedir la renuncia de Liniers,
acusàndolo por su orìgen francés, de ser un agente secreto de Napoleón. Liniers
se negó y Elío formó un gobierno independiente en Montevideo, desconociendo la
autoridad del virrey.

En Buenos Aires también habìa quienes desconfiaban del virrey francés. El 1 de


enero de 1809, un grupo compuesto mayoritariamente por españoles, quiso
aprovechar las elecciones para el Cabildo para desplazarlo del poder. Pero les
salió el tiro por la culata. Las milicias criollas defendieron a Liniers quien salió
fortalecido de esta asonada. Las milicias españolas fueron desarmadas y
disueltas, los dirigentes de la conspiración, entre ellos Martín Alzaga fueron
detenidos y deportados.

Llega el último virrey

Liniers era virrey provisorio, así que la Junta de Sevilla decidió nombrar a uno
definitivo. El elegido fue Baltasar Hidalgo de Cisneros, un marino español que
habìa peleado en Trafalgar. Elìo aceptò la autoridad de Cisneros y disolvió la
Junta de Montevideo.

El ambiente en Buenos Aires estaba caldeado y el nuevo virrey tuvo que actuar
con mucho tacto y escuchar, a pesar de su sordera, los reclamos del libre
comercio que se hacían más enérgicos tras la suspensión de los intercambios
entre España y la colonia. Este reclamo tomó forma escrita en “La Representación
de los Hacendados”, redactada por Mariano Moreno e isnpirada por Manuel
Belgrano. Allí, Mariano Moreno solicita, entre otras cosas, la libertad de comercio
entre los productores locales y los comerciantes británicos.

“Nada es hoy tan provechoso para la España como afirmar por todos los
vínculos posibles la estrecha unión y alianza con la Inglaterra. Esta nación
generosa que, conteniendo de un golpe el furor de la guerra, franqueó a
nuestra metrópoli auxilios y socorros, es acreedora por los títulos más
fuertes a que no se separe de nuestras especulaciones el bien de sus
vasallos (…)Acreditamos ser mejores españoles cuando nos complacemos
de contribuir por relaciones mercantiles a la estrecha unión de una nación
generosa y opulenta, cuyos socorros son absolutamente necesarios para la
independencia de España.”

Ante la desesperante escasez de recursos, el nuevo virrey toma una medida


extrema, aún contra la oposición del consulado: aprueba un reglamento provisorio
de libre comercio que ponía fin a siglos de monopolio español y autorizaba el
comercio con los ingleses

Whitelocke

La prensa inglesa no toleró la derrota y se burló de Whitelocke. Luego sería


juzgado por un tribunal militar y dado de baja por considerárselo: “totalmente
inepto de servir a su Majestad en ninguna clase militar.”

Rendición de Beresford

El pueblo de Buenos Aires sintió como propio el triunfo ante los ingleses y
comprobó la ineficacia de las autoridades virreinales que no cumplían con sus más
elementales obligaciones.

Santiago de Liniers

Por su destacada participación en la defensa de Buenos Aires, el pueblo lo


designa virrey en un hecho sin precedentes. La Corona lo confirma
provisoriamente pero su orígen francés dio origen a sospechas y a desconfianzas
entre los españoles de Buenos Aires y Montevideo.Finalmente en 1809 será
reemplazado por Cisneros. Producida la Revolución intenta sublevarse contra las
nuevas autoridades pero es derrotado y fusilado.

Chuquisaca y La Paz

Cisneros fue informado de que en el Alto Perú ,e en las ciudades de Chuquisaca y


La Paz, en mayo de 1809, se estaban produciendo movimientos revolucionarios.

Una proclama de los rebeldes, entre los que se destaca el joven Bernardo de
Monteagudo, decía: “Hemos guardado un silencio bastante parecido a la
estupidez. Ya es tiempo de levantar el estandarte de la libertad en estas
desgraciadas colonias, adquiridas sin el menor título y conservadas con la
mayor injusticia y tiranía”.
Cisneros ordena una cruel represión que provoca centenares de muertos en la
“ciudad de los tres nombres”, Charcas, Chuquisaca o La Plata, para
Concolorcorvo la “Más hermosa y bien plantada de todo el virreinato

Ante la posibilidad de que estos sucesos se repitan, y “En mérito a haber llegado
la noticia de que en estos dominios se iba propagando cierta clase de
hombres malignos y perjudiciales, afectos a ideas subversivas que
propenden a trastornar y alterar el orden público y gobierno establecido”, el
Virrey decidió crear un “Juzgado de Vigilancia Política”, destinado a perseguir “a
los que promuevan o sostengan las detestables máximas del partido francés
y cualquier otro sistema contrario a la conservación de estos dominios en
unión y dependencia de esta metrópoli”.

En Buenos Aires los grupos económicos se van dividiendo en dos fracciones los
comerciantes monopolistas y los ganaderos exportadores. Los comerciantes
españoles querían mantener el privilegio de ser los únicos autorizados para
introducir y vender los productos extranjeros que llegaban desde España. Estos
productos eran carísimos porque España a su vez se los compraba a otros países
como Francia e Inglaterra para después revenderlos en América. En cambio los
ganaderos querían comerciar directa y libremente con Inglaterra y otros países
que eran los más importantes clientes y proveedores de los productos de esta
región. España se había transformado en una cara, ineficiente e innecesaria
intermediaria.

Un memorándum del Foering Office de 1809 decía: “Sea que sigan dependiendo
de España o que formen gobiernos independientes, lo cierto es que los
sudamericanos, en este momento, abren sus brazos a Inglaterra: es
indiferente en qué forman buscan nuestra ayuda, siempre que el incremento
de los negocios y el nuevo mercado que nos ofrecen para la venta de
nuestras manufacturas compense nuestra protección”

Rumores y verdades

Las noticias de España tardaban dos o tres meses en llegar, por barco , a Buenos
Aires. Ante la falta de información circulaban versiones y rumores que alteraban el
clima tranquilo y aburrido del virreinato: ¡Fernando fue asesinado!, ¡Napoleón se
rindió!, ¡Volvió Fernando!, ¡Cayo la Junta de Sevilla!, decían por ahí. Pero las
cosas cambiaron cuando el 14 de mayo de 1810 llegó al puerto de Buenos Aires la
fragata inglesa John Paris, trayendo mercaderías y una noticia bomba : había
caído la Junta Central de Sevilla, último bastión del poder español. En un principio
Cisneros trató de ocultar la realidad, pero ante la invasión de rumores, no tuvo otra
alternativa que difundir una proclama el día 18 contando las novedades de España
y tratando de calmar los ánimos, pero esto último no lo lograría.
Una princesa llamada Carlota

Napoleon también invadió Portugal y esto provoco el traslado de la corte en pleno


al Brasil en 1808. La princesa portuguesa Carlota Joaquina era hermana de
Fernando VII (prisionero de Napoleón) y como integrante de la familia de los
Borbones, (reinantes en España), reclamó los territorios del Río de la Plata,
para cuidárselos a su hermano mientras éste estuviera detenido. La Junta
Central de Sevilla, advirtiendo la maniobra portuguesa, agradeció
diplomáticamente la preocupación de la princesa, pero le dijo que se quedará
tranquila que estos territorios estaban bien protegidos.

Comienza una semana inolvidable

La Semana de mayo

Viernes 18

El 14 de mayo de 1810 había llegado a Buenos Aires la fragata inglesa Mistletoe


trayendo periódicos que confirman los rumores que circulaban intensamente por
Buenos Aires: cayó en manos de los franceses de Napoleón, la Junta Central de
Sevilla, último bastión del poder español.

El viernes 18 el virrey Cisneros hizo publicar lee por los pregoneros (porque la
mayoría de la población no sabía leer ni escribir) una proclama que comenzaba
diciendo: “A los leales y generosos pueblos del virreinato de Buenos Aires.” El
virrey advertía que “en el desgraciado caso de una total pérdida de la península, y
falta del Supremo Gobierno” él asumiría el poder acompañado por otras
autoridades de la Capital y todo el virreinato y se pondría de acuerdo con los otros
virreyes de América para crear una Regencia Americana en representación de
Fernando. Cisneros aclaraba que no quería el mando sino la gloria de luchar en
defensa del monarca contra toda dominación extraña y, finalmente prevenía al
pueblo sobre “los genios inquietantes y malignos que procuran crear divisiones”. A
medida que los porteños se fueron enterando de la gravedad de la situación,
fueron subiendo de tono las charlas políticas en los cafés y en los cuarteles. Todo
el mundo hablaba de política y hacía conjeturas sobre el futuro del virreinato.

La situación de Cisneros era muy complicada. La Junta que lo había nombrado


virrey había desaparecido y la legitimidad de su mandato quedaba claramente
cuestionada. Esto aceleró las condiciones favorables para la acción de los
patriotas que se venían reuniendo desde hacía tiempo en forma secreta en la en la
jabonería de Vieytes. La misma noche del 18 los jóvenes revolucionarios se
reunieron en la casa de Rodríguez Peña y decidieron exigirle al virrey la
convocatoria a un Cabildo Abierto para tratar la situación en que quedaba el
virreinato después de los hechos de España. El grupo encarga a Juan José
Castelli y a Martín Rodríguez que se entrevisten con Cisneros.

Sábado 19

Las reuniones continuaron hasta la madrugada del Sábado 19 y sin dormir, por la
mañana, Cornelio Saavedra y Manuel Belgrano le pidieron al Alcalde Lezica la
convocatoria a un Cabildo Abierto. Por su parte, Juan José Castelli hizo lo propio
ante el síndico Leiva.

Domingo 20

El domingo 20 el virrey Cisneros reunió a los jefes militares y les pidió su apoyo
ante una posible rebelión, pero todos se rehusaron a brindárselo. Por la noche
Castelli y Martín Rodríguez insistieron ante el virrey con el pedido de cabildo
abierto. El virrey dijo que era una insolencia y un atrevimiento y quiso improvisar
un discurso pero Rodríguez le advirtió que tenía cinco minutos para decidir.
Cisneros le contestó “Ya que el pueblo no me quiere y el ejército me abandona,
hagan ustedes lo que quieran” y convocó al Cabildo para el día 22 de Mayo. En el
“Café de los Catalanes y en “La Fonda de las Naciones”, los criollos discutían
sobre las mejores estrategias para pasar a la acción

Lunes 21

A las nueve de la mañana se reunió el Cabildo como todos los días para tratar los
temas de la ciudad. Pero a los pocos minutos los cabildantes tuvieron que
interrumpir sus labores. La Plaza de la Victoria estaba ocupada por unos 600
hombres armados de pistolas y puñales que llevaban en sus sombreros el retrato
de Fernando VII y en sus solapas una cinta blanca, símbolo de la unidad criollo-
española desde la defensa de Buenos Aires. Este grupo de revolucionarios,
encabezados por Domingo French y Antonio Luis Beruti, se agrupaban bajo el
nombre de la “Legión Infernal” y pedía a los gritos que se concrete la convocatoria
al Cabildo Abierto. Los cabildantes acceden al pedido de la multitud. El síndico
Leiva sale al balcón y anuncia formalmente el ansiado Cabildo Abierto para el día
siguiente. Pero los “infernales” no se calman, piden a gritos que el virrey sea
suspendido. Debe intervenir el Jefe del regimiento de Patricios, Cornelio Saavedra
quien logra calmarlos garantizándoles el apoyo militar a sus reclamos.

Martes 22

Ya desde temprano fueron llegando los “cabildantes”. De los 450 invitados sólo
concurrieron 251. También estaba presente una “barra” entusiasta. En la plaza
French, Beruti y los infernales esperan las novedades. La cosa se fue calentando
hasta que empezaron los discursos, que durarán unas cuatro horas, sobre si el
virrey debía seguir en su cargo o no. Comenzó hablando el Obispo Lué diciendo
que mientras hubiera un español en América, los americanos le deberían
obediencia. Le salió al cruce Juan José Castelli contestándole que habiendo
caducado el poder real, la soberanía debía volver al pueblo que podía formar
juntas de gobierno tanto en España como en América. El Fiscal de la Audiencia,
Manuel Villota señaló que para poder tomar cualquier determinación había que
consultar al resto del virreinato. Villota trataba de ganar tiempo, confiando en que
el interior sería favorable a la permanencia del virrey. Juan José Paso le dijo que
no había tiempo que perder y que había que formar inmediatamente una junta de
gobierno.

Casi todos aprobaban la destitución del virrey pero no se ponían de acuerdo en


quien debía asumir el poder y por qué medios. Castelli propuso que fuera el
pueblo a través del voto el que eligiese una junta de gobierno; mientras que el jefe
de los Patricios, Cornelio Saavedra, era partidario de que el nuevo gobierno fuera
organizado directamente por el Cabildo. El problema radicaba en que los
miembros del Cabildo, muchos de ellos españoles, seguían apoyando al virrey.

“Modales”

El debate del 22 fue muy acalorado y despertó las pasiones de ambos bandos. El
coronel Francisco Orduña, partidario del virrey, contará horrorizado que mientras
hablaba fue tratado de loco por no participar de las ideas revolucionarias
“..mientras que a los que no votaban contra el jefe (Cisneros), se les escupía, se
les mofaba, se les insultaba y se les chiflaba.”

Miércoles 23

Por la mañana se reunió el Cabildo para contar los votos emitidos el día anterior y
emite un documento: “hecha la regulación con el más prolijo examen resulta de
ella que el Excmo. Señor Virrey debe cesar en el mando y recae éste
provisoriamente en el Excmo. Cabildo (…) hasta la erección de una Junta que ha
de formar el mismo Excmo. Cabildo, en la manera que estime conveniente. El
síndico Leiva, adicto al virrey prepara una maniobra: nombrar una Junta presidida
por Cisneros.

Jueves 24

Se confirmaron las versiones: el Cabildo designó efectivamente una junta de


gobierno presidida por el virrey e integrada por cuatro vocales: los españoles Juan
Nepomuceno Solá y José de los Santos Inchaurregui y los criollos Juan José
Castelli y Cornelio Saavedra, burlando absolutamente la voluntad popular. Esto
provocó la reacción de las milicias y el pueblo. Castelli y Saavedra renunciaron a
integrar esta junta Muchos como el coronel Manuel Belgrano fueron perdiendo la
paciencia. Cuenta Tomás Guido en sus memorias “En estas circunstancias el
señor Don Manuel Belgrano, mayor del regimiento de Patricios, que vestido de
uniforme escuchaba la discusión en la sala contigua, reclinado en un sofá, casi
postrado por largas vigilias observando la indecisión de sus amigos, púsose de pie
súbitamente y a paso acelerado y con el rostro encendido por el fuego de sangre
generosa entró al comedor de la casa del señor Rodríguez Peña y lanzando una
mirada en derredor de sí, y poniendo la mano derecha sobre la cruz de su espada
dijo: “Juro a la patria y a mis compañeros, que si a las tres de la tarde del día
inmediato el virrey no hubiese renunciado, a fe de caballero, yo le derribaré
con mis armas.”

Por la noche una delegación encabezada por Castelli y Saavedra se presentó en


la casa de Cisneros con cara de pocos amigos y logró su renuncia. La junta quedó
disuelta y se convocó nuevamente al Cabildo para la mañana siguiente.

Así recuerda Cisneros sus últimas horas en el poder:

“En aquella misma noche, al celebrarse la primera sesión o acta del


Gobierno, se me informó por alguno de los vocales que alguna parte del
pueblo no estaba satisfecho con que yo obtuviese el mando de las armas,
que pedía mi absoluta separación y que todavía permanecía en el peligro de
conmoción, como que en el cuartel de Patricios gritaban descaradamente
algunos oficiales y paisanos, y esto era lo que llamaban pueblo, (..). Yo no
consentí que el gobierno de las armas se entregase como se solicitaba al
teniente coronel de Milicias Urbanas Don Cornelio de Saavedra,
arrebatándose de las manos de un general que en todo tiempo las habría
conservado y defendido con honor y quien V.M las había confiado como a su
virrey y capitán general de estas provincias, y antes de condescender con
semejante pretensión, convine con todos los vocales en renunciar los
empleos y que el cabildo proveyese de gobierno.”

El 25 de mayo de 1810

Todo parece indicar que el 25 de mayo de 1810 amaneció lluvioso y frío. Pero la
“sensación térmica” de la gente era otra . Grupos de vecinos y milicianos
encabezados por Domingo French y Antonio Beruti se fueron juntando frente al
cabildo a la espera de definiciones. Algunos llevaban en sus pechos cintitas azules
y blancas, que eran los colores que los patricios habían usado durante las
invasiones inglesas.
Pasaban las horas, hacía frío, llovía y continuaban las discusiones. El cabildo
había convocado a los jefes militares y estos le hicieron saber al cuerpo a través
de Saavedra que no podían mantener en el poder a la Junta del 24 porque corrían
riesgos personales porque sus tropas no les responderían. La mayoría de la gente
se fue yendo a sus casas y el síndico del Cabildo salió al balcón y preguntó
“¿Dónde está el pueblo?”. En esos momentos Antonio Luis Beruti irrumpió en la
sala capitular seguido de algunos infernales y dijo “Señores del Cabildo: esto ya
pasa de juguete; no estamos en circunstancias de que ustedes se burlen de
nosotros con sandeces, Si hasta ahora hemos procedido con prudencia, ha sido
para evitar desastres y efusión de sangre. El pueblo, en cuyo nombre hablamos,
está armado en los cuarteles y una gran parte del vecindario espera en otras
partes la voz para venir aquí. ¿Quieren ustedes verlo? Toque la campana y si es
que no tiene badajo nosotros tocaremos generala y verán ustedes la cara de ese
pueblo, cuya presencia echan de menos. ¡Sí o no! Pronto, señores decirlo ahora
mismo, porque no estamos dispuestos a sufrir demoras y engaños; pero, si
volvemos con las armas en la mano, no responderemos de nada.” Poco después
se anunció finalmente que se había formado una nueva junta de gobierno .El
presidente era Cornelio Saavedra; los doctores Mariano Moreno y Juan José
Paso, eran sus secretarios; fueron designados seis vocales: Manuel Belgrano,
Juan José Castelli, el militar Miguel de Azcuénaga, el sacerdote Manuel Alberti y
los comerciantes Juan Larrea y Domingo Matheu. Comenzaba una nueva etapa
de nuestra historia.

La Junta declaró que gobernaba en nombre de Fernando VII. Así lo recuerda


Saavedra en sus memorias “Con las más repetidas instancias, solicité al tiempo
del recibimiento se me excuse de aquel nuevo empleo, no sólo por falta de
experiencia y de luces para desempeñarlo, sino también porque habiendo dado
tan públicamente la cara en la revolución de aquellos días no quería se creyese
había tenido particular interés en adquirir empleos y honores por aquel medio. Por
política fue preciso cubrir a la junta con el manto del señor Fernando VII a cuyo
nombre se estableció y bajo de él expedía sus providencias y mandatos.”

Para algunos era sólo una estrategia a la que llamaron la “máscara de Fernando”,
es decir, decían que gobernaban en nombre de Fernando pero en realidad querían
declarar la independencia. Pensaban que todavía no había llegado el momento y
no se sentían con la fuerza suficiente para dar ese paso tan importante. La
máscara de Fernando se mantendrá hasta el 9 de julio de 1816.

Pero los españoles no se creyeron lo de la máscara o el manto de Fernando y se


resistieron a aceptar la nueva situación.

En Buenos Aires el ex virrey Cisneros y los miembros de la Audiencia trataron de


huir a Montevideo y unirse a Elío (que no acataba la autoridad de Buenos Aires y
logrará ser nombrado virrey), pero fueron arrestados y enviados a España en un
buque inglés.

Fernando VII

Fernando VII, llamado por los españoles “el deseado” estaba preso de Napoleón.
Pero no era un preso cualquiera. Estaba detenido junto a su esposa y su corte en
un lujoso castillo en el vallere del Loire. No la pasaba nada mal. Napoleón lo invitó
a su casamiento con la archiduquesa María de Habsburgo. Dicen que Fernando
brindaba y gritaba ¡Viva el emperador!, sin importarle demasiado la sangre de los
españoles que habían muerte durante la invasión francesa y que luchaban para
que él recuperara su trono usurpado, precisamente por Napoleón.

Desembarco de viajeros en Buenos Aires

Las instalaciones del puerto de Buenos Aires eran muy precarias . Los barcos no
podían acercarse mucho a la costa porque podían quedar varados ante la poca
profundidad del Río de la Plata en esa zona y los pasajeros debían ser
trasladados en carretas de bueyes o botes hasta la costa.

Plaza mayor de Potosí

Potosí fue declarada por la Corona “Villa Imperial”, tal era su importancia
económica. De su cerro y a través del trabajo hasta la muerte de miles y miles de
esclavos indios, salieron toneladas de plata hacia España. Dicen algunos que con
toda la plata del Potosí se hubiera podido construir un puente bastante ancho
entre esta ciudad y España.

Cisneros

Baltasar Hidalgo de Cisneros fue el último virrey del Río de la Plata” Nació en
Cartagena, España en 1755. Ingresó a la carrera naval en 1770. Participó en la
famosa batalla de Trafalgar (1805) contra los ingleses, en la que resultó
gravemente herido y quedó practicamente sordo. Se unió a la resistencia española
contra la invasión napoleónica en mayo de 1808. En febrero de 1809 fue
nombrado Virrey del Río de la Plata en reemplazo de Liniers.Tras los hechos de
mayo,regresó a España donde murió retirado de la política, el 9 de Junio de 1829.

Autor: Felipe Pigna.


Fuente: www.elhistoriador.com.ar

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