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Conferencias: viviendo en Su voluntad

“…para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta”
(Rom 12:2, RVR 1960)
“…para que verifiquéis cuál es la voluntad de Dios: lo que es bueno, aceptable y
perfecto.” (Rom 12:2, LBLA)

Conferencias:
1ª Conf - Conociendo Su voluntad y nuestra responsabilidad
1ª Conf – Comprometidos con Su voluntad
3ª Conf - Haciendo Su voluntad: Servicio
4ª Conf – Perseverando en Su voluntad

Bosquejos:
1ª Conf. - Conociendo Su voluntad y nuestra responsabilidad
I. LA VOLUNTAD DE DIOS
A. Su voluntad decretada (no revelada)
B. Su voluntad preceptiva (revelada)
II. LA RESPONSABILIDAD HUMANA
III. REFLEXIÓN Y EXHORTACIÓN FINAL:

2ª Conf. Comprometidos con Su voluntad


I. SER CONCIENTES DE LA IMPORTANCIA DE LA PALABRA DE DIOS
II. SER CONSCIENTES DE NUESTRA RESPUESTA A LA PALABRA DE DIOS
A. Todo tiene un comienzo (v. 1)
B. Nuestra entrega es continua
III. REFLEXIÓN Y EXHORTACIÓN FINAL:

3ª Conf. Haciendo Su voluntad: Servir


I. NUESTRA ACTITUD EN EL SERVICIO
A. Sirviendo por gracia y en gracia
B. Sirviendo en verdadera humildad.
C. Valorando lo que Dios nos ha dado.
II. NOS NECESITAMOS UNOS A OTROS EN LA IGLESIA
III. TENEMOS DIVERSAS CAPACIDADES PARA SERVIR
IV. SIRVAMOS YA!

4ª Conf. Perseverando en Su voluntad


I. LOS VERDADEROS CRISTIANOS PERSEVERAN.
II. CÓMO MANTENERNOS FIRMES
A. La actitud del preseverante
B.nuestra vida espiritual ferviente
C. Nuestra reacción ante las pruebas o aflicciones
III. REFLEXIÓN Y EXHORTACIÓN FINAL:
1ª Conferencia
Conociendo Su voluntad

Quizá alguna vez, en determinada situación, nos hemos preguntado ¿Cuál es el propósito
de Dios para mi vida?
El propósito de Dios es el plan que Él hizo para cumplir Su voluntad. De modo que para
conocer acerca de ese plan debemos empezar por conocer qué es la Voluntad de Dios.
¿Sabemos cuál es la voluntad de Dios?
A través de la Biblia entendemos que se trata del deseo propio de Dios respecto
a Su creación, para beneplácito y gloria de Él mismo (Col 1:16; Isa 43:7). Quizá cuando
falleció un ser querido, nos hayan dicho “Esa fue la voluntad de Dios”, y nos hayamos
preguntado por dentro ¿Será cierto? O cuando tomamos una decisión equivocada nos
hayan dicho “La voluntad de Dios era que NO hicieras eso”. A eso podemos preguntarnos
¿Se cumple siempre la voluntad de Dios?
Si bien sabemos que Dios en Su Soberanía y Providencia tiene el control de las
cosas, y que por ende Él siempre hace que se cumpla Su voluntad, también debemos
recordar que existe en nosotros la responsabilidad humana de cumplir esa voluntad. Así
que conoceremos las nociones acerca de estas interrogantes y lo que implica nuestra
responsabilidad personal.

I. LA VOLUNTAD DE DIOS
Existen dos aspectos de lo que llamamos “voluntad de Dios”. Uno de ellos es lo
que la teología llama “voluntad decretiva o decretada” y lo otro es la “La voluntad
preceptiva”.

A. La Voluntad Decretiva (o Decretada). Se refiere al deseo propio de Dios que a


través de Su poder hará que se cumpla de todas maneras, estableciendo un plan
(propósito) que no ha de frustrarse (Isa 46:10-11). Esto es para expresar Su Soberanía y
ser glorificado (Ecl. 7:14; Ef. 1:11-12).
Esta Voluntad se cumple en cada uno de los verdaderos creyentes en Jesús (Ef
1:13-14), los cuales fueron elegidos por Dios desde antes de la creación (1 Pe 1:2). Así
que los que son salvos lo son por el amor de Dios y según el puro afecto de Su voluntad
(Efe 1:4,5)
La Voluntad Decretiva no ha sido revelada. Solo Dios conoce en cuántas
personas cumplirá esa voluntad. Solo sabemos que existe esa voluntad porque la Biblia lo
menciona. Por eso solo trataremos esta verdad sin ocuparnos tanto en detalles (en la 4ª
Conf. veremos un poco más). Lo que a nosotros nos corresponde es CUMPLIR Su
voluntad revelada, tanto el Evangelio (Jn 6:40) y las ordenanzas que tenemos en toda la
Biblia.
En cuanto a os sucesos que Él ha decretado que ocurren y han de suceder,
algunos ocurren por el permiso de Dios y otros ocurren por Su acción directa. Ni hoja se
cae sin el permiso de Dios.

B. La Voluntad Preceptiva de Dios. También le llamamos voluntad revelada, porque


es aquella que Dios nos ha revelado en la Biblia. Dios desea que esta voluntad o precepto
lo conozca y cumpla todo ser humano. ¿En que casos vemos esa voluntad? Conocemos
los preceptos de Dios por medio de la Biblia,

La ley y los mandamientos (Deut 30:41). Por estos preceptos conocemos lo que
Dios quiere que hagamos y lo que debemos evitar, su pueblo primeramente y por
extensión toda la humanidad (aunque sabemos que no todos han de obedecer)
En conocer y creer el Evangelio (Hechos 17:30; Mrc 1:15). Dios quiere que se
dé a conocer Su Evangelio a todas las personas, dando el precepto de que deben
arrepentirse y creer en el evangelio.

Para los creyentes hay preceptos que cumplir con el fin de glorificar a Dios:

Vivir en santidad (1ª Pedro 1:16;.1ª Tes 4:3). Tanto la ley como el evangelio
expresan esa voluntad de Dios a toda la humanidad, y solo los creyentes pueden
cumplirla, aunque no perfectamente.

Anunciar la Verdad de Dios (Sus virtudes y Su Evangelio (1ª Pedro 2:9. Hch 1:8).
Dios quiere que su pueblo sea quien proclame quién es Él, lo que hizo y lo que
hará, todo lo que haya sido revelado en las Santas Escrituras.

Glorificar a Dios en todo (1ª Corintios 10:31; 1 Pe 4:11). Dios quiere que le
glorifiquemos a Él en todo lo que hagamos, que nuestra obediencia sea motivada
con la intensión de darle la gloria a Él y no ha nosotros ni a nadie más.

II. LA RESPONSABILIDAD DEL HOMBRE


Sabemos que Dios tiene Su plan que ha de cumplirse, pero la Biblia también nos
dice que somos responsables dehacer su volunta, en cuanto a lo que nos corresponde
hacer. De todas las cosas que se puede decir que es la voluntad de Dios, hay algo
fundamental para todos. conocer el evangelio de Cristo y ser salvo. Dios conociendo la
realidad del hombre ha decretado que la salvación sea a través de Su único Hijo, Jesús. Y
el precepto que ha dejado a todos es arrepentirnos y creer en Su evangelio.

A. La Realidad: Todos somos pecadores y separados de Dios (Rom 3:9,23)


B. El Juicio y Decreto de Dios: Jesús es el cordero preparado desde antes de la
fundación del mundo (1ªPe 1:19,20).
C. ¿Por qué? Porque Dios es un Juez justo y castiga al pecador (Salmos 7:11,12), y
también es misericordioso que lo salva conforme a Su plan de salvación. Por eso
ha provisto un medio de salvación: Su propio Hijo (Jn 3:16).
D. La Obra de Dios: Dios cumplió a la perfección Su consejo (Su plan) decretado y
luego anunciado por sus profetas, que Cristo iba a ser entregado a la muerte en la
Cruz (Hch 2:23; 3:18). Esta obra es para expiar nuestros pecados (Rom 5:8).
Cristo vino a sustituirnos a nosotros, al morir en lugar nuestro, “el Justo por los
injusto” (1ª Pe 3:18). La obra del Espíritu Santo es que nos hace obedecer a
Cristo, convenciéndonos de cuán pecadores somos para ver nuestra necesidad de
un Salvador (1 Pe 1:2).
E. Responsabilidad personal en nuestra respuesta. Tenemos que arrepentirnos y
creer en la obra de Cristo (Hch 3:19; 16:31). Jesús dijo: “Y esta es la voluntad del
que me ha enviado: Que todo aquel que ve al Hijo, y cree en Él, tenga vida eterna;
y yo le resucitaré en el día postrero” (Juan 6:40)
F. La seguridad que Dios da: Dios da seguridad porque es poderoso para guardar
al creyente hasta el fin. Jesús dijo: “Y esta es la voluntad del Padre, el que me
envió: Que de todo lo que me diere, no pierda yo nada, sino que lo resucite en el
día postrero” (Juan 6:39). Jesús no perderá ninguna de sus ovejas, claro, las de
verdad son sus ovejas (Jn 10:27-29).

III. REFLEXIONES Y PREGUNTAS:


¿Sabes si realmente estás haciendo la Voluntad de Dios, que está en la Biblia?
¿Cumples los mandamientos de Dios? Seguramente has tratado de hacerlo, pero sabes
que no lo has logrado como Dios lo exige. Dios sabe quiénes son de verdad sus hijos,
quienes le honran de corazón. Pero tú puedes descubrir tu real situación espiritual.
¿Estás en Cristo y tienes Su salvación? Si aún no, nunca es tarde. Si hoy reconoces tu
NECESIDAD de salvación y admites tu incapacidad de salvarte por ti mismo, Jesús dice:
“Y esta es la VOLUNTAD del que me ha enviado: que todo aquel que ve al Hijo y
CREE] en Él tenga VIDA ETERNA; y yo lo resucitaré en el día final” (Juan 6:40). El
evangelio es para que los hombres VEAN al hijo de Dios. Así que si en tu necesidad de
salvación ves a Jesús por la Escritura, recurre a Él con arrepentimiento y fe. SOLO ASÍ
PODRÁS DECIR QUE HAS HECHO Y ESTÁS HACIENDO LA VOLUNTADS DE DIOS.
2ª Conf.
Comprometidos con Su voluntad
Romanos 12:1-2

“Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros
cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional” (Rom
12:1, RVR 1960)
“Por consiguiente, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios que presentéis
vuestros cuerpos como sacrificio vivo y santo, aceptable a Dios, que es vuestro culto
racional” (Rom 12:1)
“…para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta”
(Rom 12:2, RVR 1960)

La voluntad de Dios es, en términos sencillos, lo que Dios quiere que suceda, es lo
que Dios desea. Aprendimos también que hay dos aspectos de lo que llamamos “la
voluntad de Dios”: una voluntad decretada (no revelada a todos) y una voluntad
preceptiva (Revelada, pública), que los hombres en su responsabilidad deben cumplir.
También la importancia en nosotros de la responsabilidad humana al cumplir Su
voluntad revelada y de vivir en su Propósito (Flp 2:12,13). La Voluntad revelada por Dios
está en la Biblia, y la voluntad aún no conocida la conoce solamente Él (Deut 29:29). Así
que nos corresponde hacer lo que está ya revelado.

En Romanos 12:1,2, luego de que Pablo expone todo lo concerniente al Evangelio de


salvación (desde el capítulo uno hasta el once), ahora pasa a enseñarles cómo vivir ese
evangelio en ellos mismos. Desde el capítulo doce enseña cómo cumplir la voluntad de
Dios en respuesta al evangelio. La breve descripción que nos da acerca de Su voluntad
es que es Buena, Agradable y Perfecta.
¿Cómo se cumple? ¿Qué hacer y dejar de hacer?

I. SER CONCIENTES DE LA IMPORTANCIA DE LA PALABRA DE DIOS

Romanos 10:17 nos dice que la fe viene por el oir y qu el oir por la Palabra. Esto
ya nos dice que si hay algo que podemos y debemos hacer es, en otros términos, poner
atención a Su Palabras. Si nos preocupa por qué no vemos resultados espirituales en la
iglesia, en especial en elos jóvenes, debemos preguntarnos ¿cuénto tiempo le estamos
dedicando a enseñar la Palabra de Dios? Y cada uno ¿realizamos diariamente nuestra
lectura devocional?
Romanos 12 comienza con la frase “Así que” o en otras versiones “Por
consiguiente” (LBLA), dándonos a entender que esas exhortaciones son en base a lo ha
sido proclamado en los capítulos anteriores.
En los primerós versículos del cap 1 hallamos una breve proclamación del
Evangelio (1:15-17). Desde el cv. 18 hasta el cap 3 v. 20 denuncia la caida del hombre,
dándole a entender su necesidad de un salvador. De 3:21 en adelante enseña lo que
implica la obra de Dios en Cristo y el medio por el cual ser beneficiado de esa obra
salvadora: la fe. También explica su sustento en el A.T. Desde el 5:1 habla de uno de los
beneficios que incluye la salvcación: la justificación. Desde cap 6 al 7 explica la
implicancia que tiene el pecado en la hombre y su relación con el creyente. El cap 8 habla
de la libertad cristiana y el llevar la vida en el Espíritu, aclarando quiénes la viven
realmente. Desde el cap 9 al 11, trata lo que sucedía realmente con Israel en cuanto a su
respuesta al evangelio. Pablo aclara que no todo Israel es incrédulo sino que hay un
remanente por gracia. Com vemos, todo es contenido doctrinal que proclama al Dios
Justo y a la vez misericordioso y salvador.
Las exigencias del cap 12 al 15 deben ser un resultado de haber conocido y
aceptado el evangelio de salvación.

II. Ser conscientes de nuestra respuesta a la Palabra de Dios

En Romanos 12 Pablo nos dice la voluntad de Dios: Dios quiere un sacrificio


nuestro. Pablo está aludiendo a los sacrificios del Antiguo Testamento pero con una
diferencia: es un sacrificio vivo. En el A.T. los cuerpos de los animales sacrificados eran
antes muertos para ser quemados y era ofrenda agradable a Dios aunque srvián una
solavez. Pero ahora demanda nuestra propia vida para siempre. Y esto no se refiere a
que tengamos que matarnos sino a que vivamos para Él todo el tiempo. Cristo fue quien
murió para que vivamos para Él (1ª Pe 4:1,2). Nuestro sacrificio es un culto, una
adoración racional, espiritual y conciente.
En Romanos 12 podemos ver cómo se halla la voluntad de Dios:

A. Todo tiene un comienzo (v. 1)


Nuestra conversión Nuestra verdadera conversión consiste en una fe genuina
(autentica) y un arrepentimiento sincero, un cambio real , una entrega total a Dios, y
esto implica un compromiso con Dios. Dios tiene servidores.
Por eso dice:
1. Rom 12:1a. El ruego o llamado es a Reconocer las Misericordias de Dios.
Partimos de la verdad que nadie merece ser salvo. Por eso si estamos en
Cristo es por Su misericordia. Esto nos lleva a una humildad franca y
dependiente de Dios en Cristo. Los verdaderso arrepentidos reconocen qye
no son dignos de ser salvos si no fuera por Cristo.

2. Rom 12:1b Entregarnos a Dios como sacrificio vivo. Esto es en respuesta a


la Verdad del Evangelio y al conocer las misericordias de Dios (dice “las”
porque son muchas las razones para reconocer que necesitábamos ser
redimidos). Este sacrificio nuestro no es para expiar el pecado, pues Cristo
ya lo hizo por nosotros. El sacrificio que se nos demanda es una entera
consagración a Dios, nuestro compromiso en Cristo. Nuestro sacrificio
debe ser:

 Vivo – Es ahora que estás vivo que debes entregarte a Dios; pero la
mayoría espera poder hacerlo un minuto antes de morir (Ecles.
12:1-3), Literalmente el Texto dice “viviente”, dándonos a entender
que, aunque tiene un comienzo, nuestro sacrificio es por toda
nuestra vida que Dios nos dé.
 Santo – Dios es Santo y demanda de Su pueblo SANTIDAD (1 Pe
1:16). Nuestra adoración debe ser en santidad.
 y Agradable – como debía serlo toda ofrenda del A.T. y esto se
daba siempre que seguía las instrucciones de Dios.

3. Ese es nuestro culto espiritual (lo que se traduce “racional” se refiere a lo


“no material” a diferencia del culto antiguo que era con sacrificios de
animales y el uso de objetos y de un templo material). Su voluntad es que
le adoremos; Él merece ser glorificado. Él demanda una adoración
espiritual (Jn 4:24).
B. Nuestra entrega es continua
Aunque tuvo un comienzo particular, nuestra consagración es y debe ser
continua, cada día. ¿Cómo debe darse?

1. Rom 12:2a No amoldarnos a este Mundo. “No os conforméis” no se refiere


a que “no sean conformistas” sino que el verbo traducido “conformarse” (gr.
susjematizo) significa “amoldarse”. También se puede traducir “No os
adaptéis”. En la actualidad vemos cómo las iglesia van adaptándose a las
ideas y costumbres de este mundo. Los medios de comunicación son los
canales para transmitirnos eso modelos de vida que tiene este mundo.
Pero miremos su Palabra quie nos dice “No nos amoldemos a este mundo”

2. Rom 12:2b Ser transformados mediante la Renovación de nuestra Mente

 Transformados se refiere a cambiar de forma, se refiere a cambiar


nuestras ideas y conductas –lo que hacemos y lo que no hacemos-
pero ¿Cómo se logra eso?
 Por la renovación de nuestra mente. Esto siginifica que el CAMBIO
EMPIEZA EN NUESTRO INTERIOR. Recordemos que esto
empieza en nuestra conversión y continúa en el proceso de la
santificación durante toda nuestra vida.
3. ¿Cómo podemos comprobar lo que es la Voluntad de Dios? Lo que Dios
quiere que hagamos es y dene ser:
 Lo Bueno. ¿Es bueno lo que hacemos?
 Lo Agradable. En la iglesia y fuera dse ella debemos preguntarnos
siempre ¿Agrada a Dios todo lo que hago o lo que pienso hacer?
 Lo Perfecto. Dios no se ha equivocado al ponernos a hacer su
voluntad. Pero surge la pregunta: si cuando hago lo bueno me
suceden cosas malas ¿Se equivocó Dios? NO. Sino que todo tiene
un propósito y todo nos ayuda para bien (Rom 8:28).

Aunque podemos comprobar cuál sea la voluntad de Dios, hay en la vida situaciones
difíciles de resolver. ¿Cómo podemos recibir ayuda?

 Salmos 143:10 Orar a Dios


 Josué 1:8: Meditar en Su Palabra
 Proverbios 15:22; 12:15. Escuchar consejos de otros (especialmente mayores en
la fe y en la Palabra)

III. REFLEXIÓN Y EXHORTACIÓN FINAL:

1ª Pedro 4:1,2 dice: “Puesto que Cristo ha padecido por nosotros en la carne,
vosotros también armaos del mismo pensamiento; pues quien ha padecido en la carne,
terminó con el pecado, para NO vivir el tiempo que resta en la carne, conforme a las
concupiscencias de los hombres, sino CONFORME A LA VOLUNTAD DE DIOS”

¿Cuál es nuestra motivación para que cumplamos lo que es Su voluntad? ¿Por qué razón
o motivación hemos venido a Jesús? Hay una razón principal por la que debemos honrar
a Dios en Cristo Jesús: Porque Cristo se sacrificó por nosotros, padeciendo,
muriendo en la cruz y resucitando al tercer día.
Si otras son las motivaciones que tienes para tratar de hacer la voluntad de Dios,
tal vez compruebes que no es posible, o que no hay un sentido real que agrade a Dios.
Considera esto: Si estás en Cristo, empieza desde hoy a honrar a Jesús y al Padre
motivado solo por la gran obra en la cruz. Pero si vez que no estás aún de verdad en
Cristo, recirre a Él, en arrepentimiento y fe. En Jesús hay salvación
3ª Conf.
Haciendo su voluntad – Servir
Rom 12:3-11

“En lo que requiere diligencia, no perezosos; fervientes en espíritu, sirviendo al


Señor” (Rom 12:11)
Cuando uno está comprometido con Dios es porque ha conocido la voluntad de
Dios para su vida, esto es haber experimentado el arrepentimiento y la fe en Jesús. Si uno
no ha experimentado la conversión, no ha conocido aún la voluntad de Dios para su vida.
Ahora, que uno ha sido salvado, su historia no termina allí; hay una vida por vivir en
Cristo, y esta vida es de servicio. El servicio cristiano no es un requisito para lograr la
salvación sino un RESULTADO de haber sido salvado del pecado (Rom 6:18).

I. NUESTRA ACTITUD EN EL SERVICIO –Rom 12:3,4


“Digo, pues, por la gracia que me es dada, a cada cual que está entre vosotros,
que no tenga más alto concepto de sí que el que debe tener, sino que piense de sí con
cordura, conforme a la medida de fe que Dios repartió a cada uno” (Rom 12:3)

La actitud del servidor es importante. No servimos solo por mera obligación ni solo
por cumplir con los deberes en la congregación, sino que le servimos en respuesta a lo
que Dios hizo. Por eso Pablo antes de instruir sobre el servicio ministerial, hace el llamado
tomar seriamente estas actitudes:

A. Sirviendo por gracia y en gracia

Para dar esta exhortación Pablo hace mención de “la Gracia que le fue dada”.
Todo servidor de Dios es conciente y agradecido de haber sido salvo por la gracia y la
misericordia de Dios (1ª Tim 1:14,15; Tito 3:5). Eso es fundamental en el servicio. Así no
podrás sentirte “dueño” del ministerio, ni te darán ganas de decir “mi ministerio” o “mi
iglesia”. Por la gracia de Dios somos lo que somos (1ª Cor 15:10).
Muchos abandonan el ministerio porque su motivación de servir no era la cruz sino
un interés muy personal. Pero si su motor es lo que Cristo hizo en la cruz, pase lo que
pase, perseverará.
Si somos siervos por gracia nuestro servicio debe ser también en gracia,
considerando a los demás con gracia. No servimos en un régimen legalista, donde se
impongan normas y restricciones que no se enseñen en la Biblia. No pongamos cargas
que ni nosotros podamos sobrellevar (Mat 23:4). Y esto no es libertinaje porque tenemos
la Biblia para guiarnos cómo debemos de servirle.

B. Sirviendo en verdadera humildad.


Pablo dice que no debemos tener un concepto elevado de nosotros mismo. Es
decir, No engrandecernos. ¡Qué distinto de lo que enseñan hoy los “motivadores
cristianos”, verdad? Hoy se inculca más los aires de superioridad, al punto en que muchos
se llegan a exaltar a sí mismos como ministros y se sienten superiores. Pero el Texto
bíbiblico nos dice que “debemos pensar con cordura (moderación)”. En esto consiste la
verdadera humildad: En reconocer nuestra condición y en no sintiéndonos superiores a
los demás en el servicio.

Pablo dice a los Filipenses, para evitar contiendas, “considerando a los demás
como superiores a nosotros mismos” (Flp 2:3) y nos pone a Cristo como quien mostró
ejemplo de humildad, pues siendo igual a Dios Padre, se hizo un ser humano en
condición de siervo (“esclavo”). Pablo dice que haya ese sentir (o pensar) en nosotros (Flp
2:5-8), pues al ver a Jesús, el siervo sufriente y fiel, tenemos la suficiente motivación para
nuestro servicio a Dios.

C. Valorando lo que Dios nos ha dado.


Nuestra manera de pensar de nosotros mismos debe ser “conforne a la medida de
fe que Dios nos repartió” (v. 3). Así como servimos por la gracia recibida, servimos con la
fe.que recibimos. Sabemos que todo cristiano tiene fe, y aunque digamos que unos en
mayor medida y otros en menor, todos tuvimos –y tenemos- la suficiente fe para ser
salvos. Por eso cuando dice “conforme a la medida de fe” no se refiere en términos de
cantidad (mayor o menor) sino a aquella fe que nos ha sido dada a todos los salvos, y en
ese sentido, esa “fe” es igual para todos y es importante tenerla presente siempre en
nuestro servicio; dicha de otra manera, cada uno recibió su porción de fe. Del mismos
modo recibmos dones que, aunque sean diferentes, todos tienen la misma importancia.

II. NOS NECESITAMOS UNOS A OTROS EN LA IGLESIA

“Porque de la manera que en un cuerpo tenemos muchos miembros, pero no


todos los miembros tienen la misma función, así nosotros, siendo muchos, somos un
cuerpo en Cristo, y todos miembros los unos de los otros” (Rom 12:4,5)

El v. 4 nos habla de la unidad que hay y debe haber en la iglesia consuderándonos


un solo cuerpo. Cada miembro del cuerpo (humano) representa a cada creyente (no se
refiere a los dones sino a las personas). Todos son iguales pero tienen diferentes
funciones en el servicio.
Cuando dice que somos miembros los unos de los otros (v. 5), se refiere a que así
como cada uno de las partes del cuerpo humano se necesitan entre sí (por ejemplo, los
pies necesitan de los ojos para caminar bien), así también los hermanos nos necesitamos
unos a otros. La Biblia nunca manda un “cristianismo individual”. Aunque la salvación ees
personal, la vida cristiana es colectiva, comunitaria,

III. TENEMOS DIVERSAS CAPACIDADES PARA USAR EN EL SERVICIO


“De manera que, teniendo diferentes dones, según la gracia que nos es dada, si el
de profecía, úsese conforme a la medida de la fe; 7 o si de servicio, en servir; o el que
enseña, en la enseñanza; 8 el que exhorta, en la exhortación; el que reparte, con
liberalidad; el que preside, con solicitud; el que hace misericordia, con alegría” (Rom
12:4).

Dios nos ha dado diversas capacidades llamadas “dones” para poder servirle
conforme a Su propósito. Recordemos esto: los creyentes somos iguales pero las
funciones son distintas, y como las funciones son distintas, esas capacidades para el
servicio son distintas también.
Se han conocido varias maneras de clasificar los dones espirituales, pero aquí
Pablo no nos da una lista completa de todos los dones hallados en la Biblia. Pero aquí se
menciona los más usados en la iglesia local (pues no se menciona “apóstol”)
Una de las clasificaciones que podríamos dar es, dones de fundación (temporales)
y los de ministerio (permanentes hasta la venida de Cristo), los cuales se mencionan en
este pasaje. Podemos agruparlos de la siguiente manera:

El don de profecía. Se refiere a transmitir el mensaje de Dios al pueblo. Mientras


no estaban completas las Escrituras, este don también se operaba por revelación directa
de Dios (1ª Cor 13:8-10). Pero en términos generales profetizar era proclamar la Palabra.
Esto debe hacerse según los límites de la fe. En este caso “la fe” es la verdad del
evangelio revelado. Cp Judas 1:2). Junto con el don de exhortar y el de enseñar es útil en
el ministerio de predicar la Palabra.
El don de servicio, en servir; Se refiere al don que todo creyente tiene, porque
todos son servidores como Su Señor. Son muchas la áreas ministeriales en las que se
sirve. Por ejemplo en Hechos 5 unos jóvenes sirvieron para cargar los cuerpos de
Aananías y Zafira luego de fallecer. Cualquiera hoy no lo consideraría un srvicio muy
cómodo, pero aquellos jóvenes lo hicieron com sirviendo al Señor.
Los dones de repartir y de hacer misericordia pueden formar el ministerio de la
ayuda a los necesitados.
El don de presidir es útil para el pastorado y el iderazgo en la iglesia.

IV. SIRVAMOS YA!


No necesitamos estrictamente tener un cargo para ejercer la mayoría de los dones
mencionados. Si tenemos a Cristo en nuestra vida, nuestro corazón nos moverá a
servirle. Él dio su vida para tener un pueblo celoso de buenas obras (Tito 2:14).

A. Nuestra preparación.
En cuanto a nuestra preparación, debemos conocer el evangelio en un sentido
básico y, como dice la Escritura “fervientes en espíritu” (v. 11) y “constantes en la oración”
(v.12). No podemos pensar que nuestro servicio sea solo una obra material. Necesitamos
prepararnos en nuestro momento diario en meditar la Palabra y en orar.

B. Nuestro servicio en acción


Ahora en la práctica, estos dones se pueden ejercer fuera de la congregación. Por
ejemplo podemos predicarle a la gente el evangelio. Podemos enseñarle a los
compañeros de estudio el evangelio. Podemos ser seviciales tanto en nuestras casas com
fuera de ellas. Podmeos ser generosos y ayudar a los necesitados en la medida de
nuestros recursos. Y en cuanto a lidrerazgo, podemos con nuestros valores ejercer
influencia de valores y buenas conductas, para que al ver nuestras obras ellos lleguen a
glorificar a Dios (Mat 5:16)
4ª Conferencia
Perseverando en Su voluntad
Rom 8.

“gozosos en la esperanza; sufridos en la tribulación; constantes en la oración”


(Romanos 12:12).
La iglesia conoce muchas historias de jóvenes –y aun mayores– que estuvieron
sirviendo en la iglesia muchos años pero por alguna razón, dejaron de hacerlo. Y peor
aun, muchos dejaron la iglesia y hasta la fe. ¿Cómo podríamos explicar esos caosos? O
¿?Qué nos dice la Biblia acerca de la peseverancia? Y ¿qué sucedió realmente cuando
alguien abandona la fe? La biblia tiene mucho que decirnos al respecto.

I. LOS VERDADEROS CRISTIANOS PERSEVERAN.

“Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto
es, a los que conforme a su propósito son llamados” (Romanos 8:28)

La mayoría hemos leído y oído este versículo, pero no todos nos hemos fijado en
un detalle: ¿Quiénes los que aman a Dios y quiénes aquellos a quienes todas las cosas
les ayudan a bién? El Texto dice “los que conforme a Su propósito son llamados”.
Generalmente el verso 28 se usa solo con fines de motivar emocionalmente a las
personas (digo “personas” porque hasta a los no creyentes se les dedica este verso). Sin
embargo este Texto es el preludio de la proclamación de una misteriosa pero poderosa
verdad: Que Dios tiene un plan y lo ejecuta a la perfección. De modo que peseverarán
hasta el fin aquellos que están en ese plan de Dios. Veamos lo que dicen los versos que
siguen:
“Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos
conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos
hermanos.
Y a los que predestinó, a éstos también llamó; y a los que llamó, a éstos también
justificó; y a los que justificó, a éstos también glorificó” (Rom 8:29,30)
Pablo nos resume el plan para nuestra salvación que Dios decidió desde antes de
la fundación del mundo. Él nos eligió para ser hijos suyos (cp. Efe 1:4,5). El v. 28 nos dice
que nos predestinó (fijó un destino para nosotros) para que seamos hechos conforme a la
imagen de Su Hijo. ¿Esto no es suficiente garantía de que vamos a perseverar si estamos
en su plan (o propósito)? Claro que sí.
El v. 29 nos muestra el plan de salvación de comienzo a fin. Esto nos conmueve
porque Dios cumplió y cumplirá cada etapa de ese plan en nuestra vida. En la tierra nos
llamó poderosamente por Su Espíritu a través del evangelio (1ª Pe 1:2,22), y por la obra
de Cristo somos justificados, y Dios terminará ese plan cuando Cristo vuelva y seamos
glorificados (Flp 1:6).
Esta verdad nos puede generar muchas preguntas obviamente. Uno dirá por ej, “lo
que he de vivir en el futuro o con quién me casaré, etc, ¿está predestinado también?”. Es
natural que surjan esas preguntas. Pero ante todo debemos aclarar que esto no afecta
nuestra responsabilidad personal ante Dios. Los detalles de nuestra futura vida aún en la
tierra solo lo sabe Dios. A nosotros nos corresponde hacer su voluntad revelada (lo que
Dios ha dejado en la Biblia). La voluntad decretada de Dios es secreta. Pero confiamos en
Su bondad hacia nosotros.

Los que no están en Cristo y mueren en esa condición, no estaban en el propósito


de Dios. Incluso muchos quizá hayan estado en la iglesia un tiempo y luego abandonado
la fe, éstos no eran creyentes verdaderos; Salieron de nosotros pero no eran de nosotros
(1ª Juan 2:19; 1ª Cor 11:19). Pero nosotros no somos de los que retroceden para
perdición sino de los que perseveran en la fe (Heb 10:39).

La parábola del sembrador es muy reveladora de esta verdad (Lea Lucas 8:4-15).
Nos presenta 4 terrenos donde se puede sembrar la semilla (el evangelio). Cada terreno
representa a cada tipo de persona que de algún modo oye el evangelio. De los cuatro
terrenos solo uno representa el verdadero cristiano. Los anteriores solo tuvieron una
distante o cercana respuesta al evangelio, pero no se convirtieron. Solo el cuarto terreno
(buena tierra) representa a los que de verdad han experimentado la conversión. “éstos
son los que con corazón bueno y recto retienen la Palabra oída, y dan fruto con
perseverancia” (Lc 8:15).
No obstante, debemos considerar que mientras tengan vida, no podemos darles
por destinados a eterna condenación. Como difimos, el plan de Dios es secreto, sólo Él
sabe quiénes se salvan. Por eso, nos queda orsar por los que están extraviados y con la
enseñanza de la Palabra buscar convertirlos a Dios (2ª Tim 2:25; Stg 5:19,20)..

II. CÓMO MANTENERNOS FIRMES

A. La actitud del preseverante


Conociendo la verdad anterior, nuestra actitud debe ser la de personas
enteramente dependientes de Dios. Si Dios es el que conoce nuestra vida, tenemos que
refugiarnos mucha más en Él.
De ninguna manera estas verdades nos deben llevar a un descuido de nuestra
relación con Dios ni de nuestros deberes cristianos. Nuestra seguridad en Cristo no
significa que nos abandonemos en el pecado y pensar neciamente “soy salvo y lo seguiré
siendo”. Es muy posible que tal persona no haya nacido de nuevo aún. Necesita coocer el
verdadero evangelio (Rom 2:5).

B. nuestra vida espiritual ferviente


El mismo capítulo 8 de Romanos nos da pautas de cómo debe ser nuestra vida
espiritual. Comienza proclamando que para los creyentes en Cristo no hay ninguna
condenación. Luego desde el v. 5 hace un contraste entre lo que es la vida en la carne y
la vida espiritual. Sólo hay dos condiciones para el hombre: o está en la carne o en el
Espíritu. Los creyentes tienen vida espurutual, los demás no. No hay puntos medios. No
existen “cristianos carnales” ni “mundanos espirituales”. Sin vida espiritual no se puede
sujetarse a la ley ni poder agradar a Dios (8:7,8). Pero los creyentes sí agradamos a Dios
porque el Espíritu de Cristo está en nosotros; si uno no tiene el Espíritu no es cristiano
(8:9-11).
Es indispensable una vida de oración porque nuestra vida no se trata solo de una
lista de deberes sino de una relación personal con Dios y de comunión con Cristo. Pablo
dice que El Espíritu nos hace ver que somos de Cristo y nos ayuda en nuestra debilidad y
en las oraciones (8:16,26) ¿No es una razón poderosa para seguir una vida de oración
todos los días?
Ahora si bien el cristiano es una persona regenerada, cambiada, aún quedan
rasgos de su anterior naturaleza pasada. Por eso toda su vida luchara con el pecado
hasta que llegue el día de lsa glorificación. Así que tenemos que hacer morir nuestro viejo
hombre y revestirnos del nuevo. Tenemos que examinarnos frecuentemente para ver
cuánto estamos creciendo o madurando espiritualmente. No dejemos de meditar la Biblia
diariamente.
C. Nuestra reacción ante las pruebas o aflicciones
Las aflicciones son situaciones que siempre nos acompañaran de diversas
maneras en esta vida presente. Así que no debiera sorprendernos (1ª Pe 4:12). Pablo nos
dice que las aflicciones del presente tiempo no se comparan con la gloria venidera (8:18).
Y en elos versos finales (vv 31-39) nos da suficientes razones para confiar en que Dios
nos guardará en su salvación tanto ante las aflicciones o en las supuestas acusaciones
del adversario.
Tenemos un Dios Todopoderoso. Si Él nos dio a Su Hijo, nos dará todas loas
cosas (vv 31,32). Nadie acusará ni condenará a los escogidos de Dios por que Cristo
murió por ellos e intercede por ellos (vv 33-35)
Nuestra relación con Cristo sostiene nuestra perseverancia.
El v. 37, nos dice que por medio de Cristo “vencemos más” (está en forma de
verbo indicándonos que nosotros vencemos por Cristo). Y esto no significa que siempre
ecvitaremos las tribulacios sino que en medio de ellas saldremos vencedores. Vencer no
significa acabar con las afliccionesw sino que ellas no nos separarán de Cristo; LA
VICTORIA ESTÁ EN PERMANECER EN ÉL.
Finalmente, estemos seguros de que ni la muerte nos separará del amor de Dios
ni ninguna otra cosa (vv 38,39)

III. REFLEXIÓN Y EXHORTACIÓN FINAL:

Si estamos en Cristo, sabemos que Él nos guardará. Pero no olvidemos que


tenemos la responsabilidad personal de vivir conforme a Su Voluntad Revelada, la Biblia.
¿Cómo saber cuál es la voluntad de Dios para mi vida? Como vimos, Al estar en Cristo,
ya conocimos esa Voluntad, y en esa voluntad seguimos la vida para que Dios nos haga
cada vez más semejante a Su Hijo. Pero si no vemos crecimiento debemos sincerarnos y
examinarnos a nosotros mismo para ver si estamos o no en Cristo (2ª Cor 13:5).
Si sabemos que Dios nos garantiza que perseveraremos en su salvación, nuestra
preocupación personal es Ser trnasformados cada vez más. Para ello tenemos que
prestar atención y mucho interés a la predicación de la Biblia; En lo particular, dedicar
más tiempo y pasión por la Palabra de Dios y la oración devocionalmente. Solamente de
ese modo podemos esperar cambios en nuestra vida y en la de la iglesia. Un autor dijo: O
la oración nos aleja del pecado o el pecado nos aleja de la oración.
“desead, como niños recién nacidos, la leche espiritual no adulterada, para que por
ella crezcáis para salvación, si es que habéis gustado la benignidad del Señor” (1ª Pe
2:2,3)

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