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4.

Historia del Derecho Dominicano del Trabajo

La legislación social y del trabajo en la republica dominicana se inicia en la década de los


treinta del siglo XX. Es propiamente uno de los hechos positivos de la llamada era de Trujillo.
Aunque en el ano 1924 marca el ingreso de la Republica en la Organización Internacional del
Trabajo, y en 1925 fue promulgada la ley 175 sobre descanso dominical y cierre de
establecimientos, lo cual fue declarada inconstitucional por la sentencia de la suprema corte
de justicia de fecha 28 de abril de 1926, no se adoptaron, antes de 1930 ni un proyecto de
convención, para regir como ley, ni una recomendación como compromiso de dictar la futura
legislación adoptada a sus principios. No cabe duda de que no solo había mucho de descuido,
sino también, medularmente, la falta de un clima social-económico para recibir sugestiones en
la materia en que no estábamos preparados y actividades que no existían en el país. Como por
otra parte no había visión para proyectos o para encaminar un programa de acción en tal
sentido, no se realiza en momento algunas gestiones de leges feranda ni tan pocas medidas
provisionales de carácter administrativo.

En 1930, el secretario de estado de trabajo y comunicaciones solicito la opiniones de la OIT


sobre un proyecto de código de trabajo, la cual no estuvo de acuerdo sobre una ley de
conjunto sobre la materia. El país siguió el conjunto de esta entidad, iniciando entonces un
proceso de publicaciones de leyes sociales y del trabajo.

Este proceso se inicia en 1932, con la ley 352, sobre accidente del trabajo, la que es sustituida
por la ley 385, de ese mismo ano, para la aplicación de esta ley fue votado, también en 1932, el
reglamento 557. ese mismo ano son ratificados los convenios Núms. 1, 5, 7, y 10 de la
Organización Internacional del Trabajo. El 20 de noviembre de 1932, se voto la orden
departamental No. 3, catalogo de mecanismos destinados a impedir los accidentes del trabajo.

Las leyes mas importante de esta época de nuestra legislación de trabajo, lo constituyen la ley
637 sobre contrato de trabajo, del 16 de junio de 1944, y la ley 1896, sobre seguro sociales, del
30 de diciembre de 1948. La primera establece todo un régimen relativo al contrato de
trabajo, su naturaleza, elementos básicos y formas de terminación, incluyendo el pago de
indemnizaciones legales en caso de ruptura abusiva. Esta ley también trata sobre el
procedimiento en caso de litigio. Precisamente esta ultima parte, esta todavía vigente
conforme a una resolución del 2 de julio de 1992 de la suprema corte de justicia. Los tribunales
de trabajo y los procedimientos creados por el código de trabajo de 1951, funcionan por
primera vez con el CT de 1992.

La ley 1896, del 30 de diciembre de 1948, sustituye la ley 1376, del 17 de marzo de 1947, sobre
seguro social obligatorio, facultativa y de familia cubre todas las continencias tradicionalmente
comprendida en los seguros sociales, pero no protege a todos los trabajadores y no se
extiende la protección a los familiares en el seguro social obligatorio de enfermedad. Las
continencias cubierta por esta ley son enfermedad, maternidad, invalidez, vejes y muerte. En
1948, se amplio un campo de aplicación con la inclusión de los accidentes de trabajo en el
seguro social obligatorio. Este protege a los obreros, cualesquiera que fuese el monto de su
remuneración, y a los empleados particulares, cuyo sueldo no exceda de ciertos limites.

4.1. La Ley 637, de 1944

Esta ley trata particularmente, del contrato individual de trabajo. Contiene toda una teoría
general sobre este contrato fijando sus límites, concepto y objetc. Trata sobre la formación y
prueba del contrato, de los derechos y obligaciones de las partes, de la suspensión,
modificación y terminación del contrato, de las indemnizaciones legales en caso de despido
injustificado o de dimisión justificada, del trabajo de los aprendices, y del procedimiento en
caso de litigio.

La ley 637, del 16 de junio de 1944, sobre contratos de trabajo, es la ley mas importante de las
dictadas con anterioridad al código de trabajo, y constituye, propiamente, la derogación de las
disposiciones del código civil que asta este momento regían en la republica las relaciones entre
patronos y trabajadores. Ella establecía garantía al salario y a las indemnizaciones laborales,
trataba sobre la sustitución de patronos, y disponía protección especial a favor de la mujer en
estado de embarazo y de los menores. En definitiva, ella reglamento las relaciones individuales
de trabajo. Sus disposiciones fueron derogadas por el código de trabajo de 1951, con
excepción del capitulo V, del procedimiento en caso de litigio.

5. El Código de Trabajo de 1951

El CT de 1951, derogado y sustituido por el CT de 1992, estaba integrado por VIII principios
fundamentales y IX libros.

Los referido IX libros trataban del contrato de trabajo de la regulación privada de las
condiciones del contrato de trabajo, de la regulación oficial de las condiciones ordinaria del
contrato de trabajo, de la regulaciones oficial de las condiciones de trabajo de algunos
contratos de trabajo, de los sindicatos económicos, de la huelga y paros, de la aplicación de la
ley, de la responsabilidad y de las sanciones, disposiciones transitorias. En total, dicho código
tenía 693 artículos.

5.1 los VIII principios fundamentales.

Los principios fundamentales que integraban su introducción, constituyen una característica


notable de dicho código, una novedad en la familia de los códigos dominicanos, que se
mantiene y robustece con el CT de 1992.
Estos principios fundamentales son de los que dan fisonomía característica al derecho del
trabajo. Para hacer resaltar su importancia, se han colocado fuera del articulado del código con
el carácter de normas superiores a que debe estar supeditada la economía de las regulaciones
de la legislación social.

Para Álvarez Aybar, ellos constituyen las orientaciones doctrinales que han presidido la labor
formativa de la legislación. Es patente, agrega este tratadista, la importancia que han de tener
esos principios en la interpretación y aplicación del código, en la administración de justicia en
aquellos casos en que el detalle legislativo no cubre la inmediata y precisa solución del
diferendo.

Criterio semejante tiene mora Nadal, para quien estos ocho postulados constituyen la síntesis
doctrinal del nuevo código y al propio tiempo facilitan la correcta interpretación de sus
disposiciones y por consiguiente la mejor administración de la justicia en materia laboral.

5.2. Las Leyes Complementarias.

El CT de 1951, durante su vigencia fue objeto de numerosas después de su promulgación del


11 de junio de 1951. Además, resulto complementado por otras leyes que le presidieron y no
fueron derogadas por dicho código.

5.3. Evolución y Características Incluyendo el CT de 1992.

Las características del derecho dominicano de trabajo apuntadas en sus cátedra por el
profesor garcía Aybar, se mantienen casi totalmente inalterables. El CT 1951, recopilo casi
todas las leyes anteriores, dándole unida a las mismas. Este código fue objeto de diversas
modificaciones, esta incluyendo la introducidas en 1992, señalan otras características, su
evolución negativa.

La gran mayoría de las leyes que modifican y completan el CT de 1951, tiene por objeto restar
o disminuir algunos de los derechos o ventajas económicas reconocidas con anterioridad a los
trabajadores, incluso, el mismo código constituyo uno de los primeros pasos negativos de esta
evolución. En el v. g. no reaparecen las garantías que la ley 637 sobre contrato de trabajo
otorgaba al preaviso y al auxilio de cesantía, y consecuentemente, a las indemnizaciones por
despido injusto o dimisión justificada. El código además pone a cargo de los tribunales civiles
ordinarios la ejecución de la sentencias de los tribunales de trabajo, lo que tiene un efecto
contraproducente. Mientras para el reconocimiento de los derechos del trabajador, la ley
establece un procedimiento rápido, sencillo y libre de impuestos en el cual no es obligatorio el
ministerio de abogados, una vez establecido el derecho, los trabajadores deben recurrir a un
tribunal civil ordinario y a un procedimiento lento, complicado y costoso, donde es obligatorio
el ministerio de abobado. Esta disposición frustra los propósitos mismos de la legislación de
trabajo.

La ley 4998, de 1958, suprimió la escala prevista en el Art. 72 del CT de 1951 para el auxilio de
cesantía, y la ley 5183, del 31 de julio de 1959, sustituyo la prescripción que establecía la ley
637 sobre contrato de trabajo, para las acciones en pagos de indemnizaciones correspondiente
al preaviso y al auxilio de cesantía y las demás acciones contractuales y no contractuales
derivadas de las relaciones entres patronos y trabajadores, que comenzaban a correr a contar
de la fecha de la terminación del contrato y cuyo termino era de tres a seis meses
respectivamente, por el régimen del código de trabajo que establece un plazo menor y que
pone a correr el termino de la prescripción un días después de la fecha en que esta puede ser
ejercida, esto es, duramente la existencia misma del contrato de trabajo.

Otras de las leyes que a modificado el código en sentido negativo es la ley 257 del 13 de mayo
de 1964, que permite impugnar el laudo arbitral, restándole carácter definitivo en la solución
de los conflicto económicos. La ley 269 del 24 de junio de 1966, ha quitado la condición de
trabajadores a las personas que prestan un servicio al estado y a sus instituciones autónomas,
en cuya actividad predomina el esfuerzo muscular. La ley 7, de 1966, que crea el consejo
estatal del azúcar, establece un privilegio injusto en beneficio de los banqueros, comerciantes
y terratenientes, al impedir a los trabajadores, provisto de sentencias definitivas u otro titulo
ejecutorios, embargar o perseguir el pago de sus derechos sobre los bienes del CEA, los que es
permitido a los primeros.

Leyes votadas posteriormente no escapan a esta evolución negativa. La ley 338, de 1972, v.g.
que modifica varios artículos del código de trabajo, incluyendo las vacaciones anuales, lo hace
con el propósito de adoptar nuestra legislación a convenios adoptado por la organización
internacional de trabajo en 1919, cuando la practica contractual proveniente de los pactos
colectivos de condiciones de trabajo de frecuente uso en el país, establece sistema
vacacionales mas avanzados y favorables para el trabajador.

La ley 195, de 1980, modifica la ley 288, de 1972, sobre participación de los trabajadores en las
utilidades de las empresas, permite distribuir legalmente meno del 10% de las utilidades, los
que no disponía la ley anterior.

La ley 80, de 1979, declarada posteriormente inconstitucional, por disposición de nuestra corte
de casación, al modificar el Art. 11 del CT. de 1951 resto a los trabajadores el preaviso que le
acordaba el referido código.
La misma resolución #21/83, del 5 de diciembre de 1983, del secretario de estado de trabajo,
que derogo la resolución #13/74, de 21 de octubre de 1974, coarta la libertad sindical al
condicionar la actuación y existencia del sindicato a su registro en dicha secretaria de estado.

Incluso, la ley 207, de 1984, al modificar el Art. 84 del CT de 1951, favorece, en la práctica, mas
a una minoría privilegiada y altamente retribuida, compuesta por técnicos, altos empleados,
trabajadores de confianza, y otros, contratado por cierto tiempo, que a la generalidad de los
trabajadores. Las leyes de trabajo deben ser dictadas para proteger a la inmensa mayoría y a
las personas más necesitadas y menos retribuidas.

El CT de 1951 fue reemplazado por el CT de 1992, que contiene XIII PF y 738 artículos,
distribuido en IX libros. Se elabora sobre la estructura de CT de 1951. Tiene el merito de ser el
resultado del consenso de los interlocutores sociales y el gobierno. El ante-proyecto fue
elaborado por una c omisión designada por el poder ejecutivo, el cual fue sometido al
congreso nacional, que luego de alguna enmiendas, finalmente, lo aprobó y convirtió en ley,
después de haber sido objeto de discusión entre los representantes de los empleadores, de los
trabajadores y del gobierno en larga reuniones donde la iglesia católica fungió de mediador.
Contiene numerosa innovaciones respecto al código anterior que actualizan nuestra
legislación. Recoge, la experiencia de la negociación colectiva, algunas decisiones de la corte
de casación, comentario hecho por la OIT, así como la experiencia de la comisión redactora.

El mismo código de 1992, aunque contiene innovaciones, se mantiene en parte en la


involución precitada. Resta a la reforma que introduce al auxilio de cesantía, el carácter de
aplicación inmediata, inherente, por naturaleza, a toda ley social y de orden publico.

Saca tu exposición de acá

Introducción
El Derecho Dominicano del Trabajo reúne las características propias del Derecho de
Trabajo. Es esencial y positivamente protector del trabajador. No tiene carácter
sectario. Está en franca Formación y Evolución. Propugna un equilibrio armónico
entre los intereses de empleadores y trabajadores, y es imperiosa aplicación,
constituyendo la norma mínima aplicable.
En este trabajo se desarrolla, cronológicamente, la historia del derecho dominicano
del trabajo en la sociedad taína. Luego se trata del trabajo en tiempos de la colonia,
los repartimientos, encomiendas y corregimientos y de los que se puede llamar
propiamente, el derecho dominicano del trabajo; las primeras leyes sociales, la ley
637 sobre Contrato de Trabajo y los Códigos de Trabajo de 1951 y 1992.
Se trata además, de la nacionalización del trabajo y de la codificación del derecho de
trabajo en la República Dominicana.
Derecho Dominicano del Trabajo
I. El trabajo Humano en la Sociedad Taína
Los aborígenes vivían de la caza, la pesca y la agricultura. Los recursos alimenticios más
importantes de la vida indígena eran el maíz, el frijol y la yuca.
El concepto de propiedad de los bienes agrícolas se extendía al conjunto de la comunidad,
con el cacique a la cabeza, encargado de repartición de labores y la distribución de los
bienes del consumo, según la familia de cada uno. El producto del trabajo, pues no era
propiedad del cacique ni de los nitaínos, especie de “nobles y principales” según de las
Casas. La organización social típicamente gentilicia de los taínos excluía cualquier
manifestación de propiedad privada, sobre todo cuando la producción apenas estaba
individualizada en pocas tareas entre ellos.
Tampoco el trabajo humano era ejercido mediante el pago de retribución alguna, ni su
práctica era sistemática ni metódica. Lo primero era desconocido en aquella colectividad
primitiva. Para lo segundo, no estaban en absoluto preparados. No existía, por tanto, el
concepto que se tiene hoy en día sobre el trabajo humano. Este es el resultado de la división
honda que el siglo pasado produjo entre los hombres el régimen individualista y liberal.
1.1. Instrumentos de Trabajo. No se tiene noticia de que los taínos hubieran desarrollado
la producción de metales. Sus herramientas útiles de trabajo eran de piedra, madera y
hueso, sin conocer el hierro.
En el trabajo agrícola, los taínos utilizaban la coa, instrumento de madera muy resistente,
cuya parte extrema dedicada al trabajo era afilada y tratada con fuego para endurecerla.
Las hachas constituían más que un arma, una herramienta de trabajo. Principalmente la
llamada Pataloide o Ceit en la bibliografía inglesa, era empleada en el corte de árboles y en
trabajos en madera. Con ella se fabricaban una gran variedad de útiles, armas, objetos
artesanales. Ella era también sumamente útil en la construcción del bohío o vivienda de los
taínos.
1.2. Organización del Trabajo. Las aldeas o conjuntos de aldeas, eran las unidades
principales de producción y trabajo.
La repartición de labores y distribución de los bienes de consumo, estaba a cargo del cacique
y de los nitaínos. No existía la esclavitud. La propiedad de la tierra era común a todos los
miembros de la tribu, familia o comunidad. El cacique no imponía tributo alguno y la
población gozaba de amplias libertades. No existía un horario de trabajo determinado, ni
una fiscalización directa del cacique o de los principales sobre la labor individual. Existía
entre los taínos un alto sentido de responsabilidad y de solidaridad humana.
El trabajo respondía a las necesidades de la comunidad y sus hombres. Se trabajaba pues,
para satisfacer estas, y en la medida en que ello era necesario. El resto del tiempo no era
laborable, como tampoco los días dedicados a la ceremonia y festividades taínas. Los
caciques y principales asignaban la labor y distribución del trabajo, pero no tenían a su cargo
la ejecución misma de tarea agrícola alguna.
Los taínos no trabajaban en horas de la noche, aunque cierta labor de pesca era efectuada
a estas horas. Esto se explicó no solo porque el trabajo en gran parte dependía de la luz del
sol y de las condiciones climatológicas, sino porque, los taínos tenían la creencia de que los
muertos “comen una fruta del tamaño de un membrillo y por lo demás, su existencia es de
deleites y de placeres sensuales. Deambulan durante la noche y por eso los nativos no salen
de noche por temor a encontrarse con ellos. Los indios llamaban al espíritu de los muertos
opio y al de los vivos goeiz”.
El trabajo humano obedecía a la división natural de los sexos, las mujeres tenía el mayor
peso del trabajo, esto es, laboran más que los hombres, particularmente en la confección de
artículos artesanales, en la preparación de alimentos, en ciertos trabajos de recolección, en
la confección de tejidos y en las funciones propias del hogar. El casabe “pan de Indios”, era
hecho totalmente por mujeres.
Por su parte los hombres eran guerreros, labraban la tierra y se dedicaban a la caza y la
pesca, a la fabricación de útiles de trabajo y armas de guerra. Era labor masculina también
el ejercicio ocasional de un incipiente derecho.
Los menores de edad vigilaban los conucos para prevenir daños de animales, y ayudaban
a sus padres en los procesos productivos, “a manera de aprendizaje”.
No existían medidas de protección para los trabajadores de edad. Eran pocas las personas
que llegaban a la vejez.
II. El Trabajo en Tiempos de la Colonia
Los Repartimientos, Encomiendas y Corregimientos
Durante la colonia, los españoles utilizaron a los indios en la extracción de oro y en la
producción de alimentos. Predominaron los repartimientos y las encomiendas. Las primeras
eran un “régimen de propiedad mixta de tierras e indios. Las encomiendas consistían en la
entrega hecha a los colonos españoles de un determinado número de indígenas a cambio
de una cantidad de dinero previamente convenida, estando obligados los encomendadores
a cristianizar y civilizar estos indios. La encomiendas tenían doble finalidad:
 Recompensar a los conquistadores por el servicio prestado a la Corona.
b) Evangelizar a los indios, enseñarles la civilización cristiana.
La Corona declara la libertad de los indios, pero en vista de la necesidad de atraerlas a la
vida civilizada para que viviendo con los españoles se creara una colaboración que
beneficiara a uno y a otro, se declaraba la necesidad de obligarlos a trabajar, aunque fuera
en contra de su voluntad.
Al instituir la libertad del indio, a través de las instrucciones públicas de marzo de 1503, la
Corona despojó en principio, a los españoles de todo derecho de propiedad sobre los indios,
considerados entonces vasallos de los reyes. Este cambio en la situación jurídica del
aborigen, produjo dos efectos importantes. El poder de decidir a quien y cuando le serían
asignados indios, correspondía al gobernador, quien utiliza esta facultad como un
instrumento de control económico sobre la mayoría de la población española. Otro efecto
fue que en vista del carácter temporal de la posesión de indios, los españoles ahora los
trabajarían hasta matarlos, para sacar el mayor provecho posible de su trabajo, lo más
rápidamente que pudieran pues no había seguridades de que el gobernador les permitiera
tenerlos mucho tiempo. La explotación despiadada de los indígenas fue la norma imperante.
2.1. Las Leyes de Indias. Las leyes de Indias constituyen un avance extraordinario en la
legislación social en el mundo. Estas establecían magníficos sistemas para el pago de
salarios justos y suficientes y prohibían dicho pago en especies; disponían la jornada de
ocho horas para los trabajos de construcción y la de siete para los trabajos en minas; hacían
obligatorio el descanso dominical, controlaban el precio de las subsistencias y artículos de
primera necesidad destinados a los obreros; disponían indemnizaciones para los accidentes
del trabajo, reglamentaban el trabajo de las mujeres y de los niños y establecían las
vacaciones. Tales preceptos no fueron nunca cabalmente cumplidos, manteniéndose la raza
indígena durante todo el período colonial, en un estado virtual de esclavitud.
La Corona española era la primera interesada en la continuación de ese estado de esclavitud
de los aborígenes, en los cuales veía principalmente un instrumento de trabajo para su
enriquecimiento.
2.2. La Incorporación de los Esclavos Negros. Los indios fueron reemplazados
paulatinamente por esclavos negros traídos del Africa. Este tráfico de esclavos adquiere
mayor ritmo al cambiar las bases de sustentación de la economía, de las minas de oro a las
plantaciones de caña y fabricación de azucara mediados del siglo XVI el negro esclavo vino
a ser la principal fuente de trabajo manual de la isla y uno de los renglones de riqueza de la
incipiente economía local.
III. De la Rebelión de los Esclavos a Nuestros Días
3.1. La rebelión de los Esclavos. Una etapa distinta se inicia cuando los esclavos negros
se rebelan contra sus amos. La primera insurrección tiene efecto en diciembre de 1522,
entre los negros que prestaban servicios en un ingenio propiedad de Don Diego Colón.
3.2. Evolución de la Esclavitud. En 1801Toussaint Louverture abolió la esclavitud durante
el tiempo de ocupación de la parte occidental de la isla, situación que cesa con la
intervención de las tropas francesas encabezadas por Leclerc. La esclavitud desaparece
definitivamente durante la ocupación haitiana de 1822-1844.
3.3. Régimen del Código Civil Francés. En la República Dominicana eran los artículos
1779, 1780 y 1781 del código civil, sobre la locación de obra e industria, y respecto de la
contratación de criados y obreros, los que regían las cuestiones del trabajo, junto con las
previsiones sobre contratos, salarios, riesgos e indemnizaciones relativas a los marineros y
demás individuos de la tripulación consignadas en los artículos 250 a 272 del Código de
Comercio; y las disposiciones de los artículos 414 a 416 sobre interrupción de trabajo para
obtener el alza o baja de los salarios; y 269 a 271 sobre vagancia, del Código Penal.
En 1918, en plena ocupación norteamericana, fue dictada la Orden Departamental No. 1,
mediante la cual se establece un departamento de trabajo, bajo la dirección de interior y
policía. Dicha orden departamental trata de organizar un servicio de empleo a cargo del
referido Departamento e Trabajo, el cual propiamente no tuvo existencia institucional, no
obstante existir ya en el país, con suficiente arraigo, la industria azucarera.
IV. Derecho Dominicano del Trabajo
4.1. Primeras leyes sociales y del trabajo. La legislación social y del trabajo en la
República Dominicana se inicia en la década del treinta del presente siglo. El año 1924
marca el ingreso de la República Dominicana en la Organización Internacional del Trabajo,
y en 1925 fue promulgada la Ley 175 sobre Descanso Dominical y Cierre de
Establecimientos, la cual fue declarada inconstitucional por sentencia de la Suprema Corte
de Justicia de fecha 28 de abril de 1926.
En 1930 el Secretario de estado de Trabajo y Comunicaciones solicitó la opinión de la OIT
sobre un proyecto de Código de Trabajo, la cual no estuvo de acuerdo sobre una ley de
conjunto sobre la materia. El país siguió el consejo de esta entidad, iniciando entonces un
proceso de publicaciones de leyes sociales y de trabajo.
Este proceso se inicia en 1932, con la ley 352, sobre Accidentes de Trabajo, la que es
sustituida por la ley 385, de este mismo año, todavía vigente con escasas modificaciones.
Las leyes más importantes de esta época de nuestra legislación de trabajo, lo constituyen la
ley 637 sobre Contratos de Trabajo, del 16 de junio de 1944, y la ley 1896, sobre Seguros
Sociales, del 30 de diciembre de 1948. La primera establece todo un régimen relativo al
contrato de trabajo, su naturaleza, elementos básicos y formas de terminación, incluyendo
el pago de indemnizaciones legales en caso de ruptura abusiva.
La ley 1896, del 30 de diciembre de 1948, que enmienda, refunde y sustituye la ley 1376,
del 17 de marzo de 1947, sobre seguro social obligatorio, facultativo y de familia cubre todas
las contingencias tradicionales comprendidas en los seguros sociales, pero no protege a
todos los trabajadores y no se extiende la protección a los familiares en el seguro obligatorio
de enfermedad. Las contingencias cubiertas en esta ley son enfermedad, maternidad,
invalidez, vejez y muerte. En 1948, se amplió su campo de aplicación con la inclusión de los
accidentes de trabajo en el seguro social obligatorio. Este protege a los obreros,
cualesquiera que sea el monto de su remuneración, y a los empleados particulares, cuyo
sueldo no exceda de ciertos limites.
4.2. La ley 637, de 1944. Es la ley más importante de las dictadas en el código de trabajo,
y constituye, propiamente, la derogación de las disposiciones del código civil que hasta ese
momento regían en la República o las relaciones entre patronos y trabajadores. En definitiva,
ella reglamentó las relaciones individuales del trabajo. Sus disposiciones fueron derogadas
por el código de trabajo de 1951, con excepciones del capítuoV, Del procedimiento en caso
de litigio.
V. El Código de Trabajo de 1951
5.1. Los IX Libros del Código. El CT de 1951, derogado y sustituido por el CT de 1992,
estaba integrado por VIII Principios Fundamentales y por IX Libros.
Los referidos IX libros trataban “Del Contrato de Trabajo” “De la Regulación privada de las
Condiciones del Contrato de Trabajo”, “De la Regulación Oficial de las Condiciones
Ordinarias del Contrato de Trabajo”, “ De la regulación Oficial de las condiciones de trabajo
de algunos Contratos De Trabajo”, “ De los Sindicatos”, “De los Conflictos Económicos, de
la Huelga y Paros”, “De la Aplicación de la Ley”, “De la Responsabilidad y las Sanciones”,
“Disposiciones Transitorias”. En total dicho código tenía 693 artículos.
5.2. Los VIII Principios Fundamentales. Estos principios fundamentales son de los que
dan fisonomía característica al Derecho de Trabajo. Para hacer resaltar su importancia, se
han colocado fuera del artículo del Código con el carácter de normas superiores a que debe
estar supeditada la economía de las regulaciones de la legislación social.
5.3. Evolución y Características. El CT 1951, recopiló casi todas las leyes anteriores,
dándole unidad a las mismas. Este Código fue objeto de diversas modificaciones, estas
incluyendo las introducidas en 1992, señalan otras característica: su evolución negativa.
La gran mayoría de las leyes que modifican y completan el CT de 1951, tiene por objeto
restar o disminuir los derechos o ventajas económicas reconocidas con anterioridad a los
trabajadores; incluso, el mismo código constituyó uno de los primeros pasos negativos de
esta evolución.
Las leyes votadas posteriormente no escapan a esta evolución negativa. La Ley 338, de
1972, v.g. que modifica varios artículos del Código del Trabajo, incluyendo las vacaciones
anuales, lo hace con el propósito de adaptar nuestra legislación a Convenciones adoptadas
por la Organización Internacional del Trabajo en 1919, cuando la práctica contractual
proveniente de los pactos colectivos de condiciones de trabajo de frecuente uso en el país,
establece sistemas vacacionales más avanzados y favorables para el trabajador.
VI. El CT de 1992
6.1. Principales Cambios e Innovaciones. El CT de 1951 fue reemplazado por el CT de
1992, que contiene XIII PF y 738 artículos, distribuidos en IX libros. Se elaboró sobre la
estructura del CT de 1951. Tienen el mérito de ser el resultado del conceso de los
interlocutores sociales y el gobierno. El ante-proyecto fue elaborado por una comisión de
signada por el poder ejecutivo, fue sometido al Congreso Nacional, que luego de algunas
enmiendas, finalmente, lo aprobó y convirtió en ley. Este recoge la experiencia de la
negociación colectiva, algunas decisiones y La Corte de Casación, comentarios hechos por
la OIT, así como la Experiencia de la Comisión Redactora.
El nuevo código amplia el articulado y elimina textos del código anterior. Consiste en
reformas de carácter económico, de protección a la maternidad, a la estabilidad en el
empleo; en reformas de carácter sindical destinadas al fortalecimiento de la libertad sindical
e innovaciones procesales.
Las reformas sindicales son igualmente importantes. Persiguen robustecer la practica y el
ejercicio de la libertad sindical y la democracia interna en el seno de la organización
profesional. Se incluye normas que garantizan la democracia interna en el sindicato y se
consagra, por primera vez, el fuero sindical que, junto a la prohibición de las practicas
desleales contrarias a la ética profesional del trabajo y otras medidas que establece el nuevo
código o provienen del código anterior, persiguen evitar y corregir prácticas antisindicales
que originaban comentarios adversos y dañaban la mejor imagen del país en el exterior.
Otras reformas importantes versan sobre el contrato individual y persiguen
fundamentalmente el fortalecimiento del contrato por tiempo indefinido; establecen la
responsabilidad solidaria del intermediario insolvente y del contratista o empleador principal;
la responsabilidad solidaria de los grupos de empresas o de las empresas que integran un
conjunto económico o mantienen estrechas relaciones en sus operaciones y negocio.
El nuevo código introduce también el contrato de formación profesional, normas sobre el
trabajo de los discapacitados.
Las innovaciones procesales generan por su novedad, opiniones controvertidas y, obliga a
sus intérpretes, a la actuación y al estudio.
Un cambio significativo consiste en la incorporación de los vocales clasistas como miembro
del tribunal de trabajo. Se trata de una novedad que no ha sido totalmente asimilada en la
práctica. Peor suerte han recibido las normas que consagran la notificación por la vía postal
y telegráfica y el papel diligente del Secretario del tribunal, las cuales no se cumplen en
muchos tribunales, sobre todo en el Distrito Nacional, donde tienen lugar el mayor número
de procesos.
El nuevo código prevé un procedimiento ordinario, otro sumario y un tercero al que
denominan especial. El ordinario se divide en procedimiento preliminar y un procedimiento
de juicio. El procedimiento sumario está destinado a los procesos relativos a la ejecución de
sentencias, a las disputas sobre ejecución de convenios colectivos, a la controversias sobre
laudos arbitrales sobre conflictos económicos, o los ofrecimientos reales de pago seguidos
de consignación y al desalojo de vivienda entregado al trabajador como un accesorio del
contrato. El procedimiento especial concierne únicamente a la calificación de las huelgas y
los paros.
El referimiento en materia de trabajo ha dado lugar también a controversias. Han surgido
diversas opiniones sobre las facultades el juez Presidente de la Corte de Trabajo, como juez
de los referimientos, debido, en gran parte, a que en algunos distritos judiciales se ha
incurrido en excesos o en actuaciones bastantes controvertidas.
El recurso de oposición no existe en materia de trabajo. La apelación, la casación y la
tercería están sujetas a tratamientos especiales. En el recurso de casación, por ejemplo,
rigen las normas del Código de Trabajo y, supletoriamente, la ley sobre Procedimiento de
Casación.
El CT de 1992 tiene también el mérito de ser el resultado del consenso, del diálogo tripartito,
del acuerdo de voluntades del gobierno y los interlocutores sociales. Es un paso de avance
con respecto a la legislación anterior. Como toda obra del hombre, tiene sus limitaciones,
sus lagunas y partes oscuras.
Las Debilidades del CT de 1992. El consenso que originó el CT de 1992, restó a dicho
código unidad y precisión en el lenguaje jurídico: Atrofió textos, añadió fragmentos de textos
extranjeros y dio preferencia, en parte del articulado, al criterio de personas que desconocían
nuestra realidad, suprimiendo normas y recortando preceptos sobre institutos que honraban
dicho código y lo colocaban a la vanguardia de su género en América Latina. La falta de
visión de conjunto del derecho y de nuestra legislación social y del trabajo contribuyó a
errores, que, si bien pudieron corregirse cuando el proyecto de código fue sometido al
congreso nacional, el poder legislativo aprobó al vapor el proyecto modificado.
Conclusión
La legislación social y de trabajo en la República Dominicana es muy reciente.
Las normas y relación de trabajo se encaminan hacia una nueva dimensión, a una
significativa re orientación del comportamiento social y de las autoridades, proyectándose
nuestro derecho como una de las legislaciones de trabajo de avanzada, que en el campo
procesal se caracteriza por el descongestionamiento procesal. No obstante, no ha
desaparecido del todo un rasgo preocupante; una tendencia a la inconstitucionalidad, que
se manifiesta tanto en el comportamiento oficial como en el comportamiento de las partes
sociales.
Bibliografía

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