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COMO CONOCE, LOS SERVICIOS DE TELECOMUNICACIONES EN BOLIVIA

SON OBJETO DE UN PROCESO DE OTORGAMIENTO DEL DERECHO DE


EXPLOTACIÓN DEL MISMO, SIN EMBARGO, ELLO CONLLEVA UNA
RESPONSABILIDAD DEL ESTADO PLURINACIONAL DE PRECAUTELAR LA
EFICIENTE PRESTACIÓN DEL SERVICIO.

¿CONSIDERA SUFICIENTE LA PARTICIPACIÓN DEL ESTADO, MEDIANTE


LOS ÓRGANOS COMPETENTES, EN LA PRESTACIÓN DE LOS SERVICIOS DE
TELECOMUNICACIONES?

León Diguit sustentaba el criterio de que cuando el Estado proporciona enseñanza,


transporte, sanidad, no ejerce un poder de mando; aún cuando esas actividades
son regidas por un sistema de Derecho Público, el fundamento del Estado no es la
soberanía sino la noción de servicio público.

El Estado moderno no es más que una comunidad o corporación de


servicios públicos cuyos agentes son los gobernantes. Por lo tanto, es de entender
que las funciones del Estado son todas aquellas actividades que los gobernantes
ejercen para crear, organizar y asegurar el funcionamiento ininterrumpido de los
servicios públicos. En consecuencia, cabe concluir que para esta
doctrina administración y servicios públicos son la misma cosa.

En el preámbulo de la Constitución, entre los valores que debe consolidar el Estado


se consagra el bien común el cual se logra en parte, mediante una adecuada
creación y prestación ininterrumpida de los servicios públicos. A partir de allí, se
desprende que los "servicios públicos" son las actividades asumidas por órganos o
entidades públicas o privadas, creados por la Constitución o por Ley, para dar
satisfacción en forma regular y continua a cierta categoría de necesidades
de interés general, bien sea en forma directa, mediante concesionario o, a través de
cualquier otro medio legal, con sujeción a un régimen de derecho Público o Privado,
según corresponda.

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Es por ello, que cuando nos referimos a que toda tarea llevada a cabo por una
entidad pública, bien se trate de un órgano del Estado (Nacional, Estadal o
Municipal) como persona jurídica de derecho Público de carácter territorial, o, de un
ente descentralizado (Instituto Autónomo, Empresa del Estado), decimos que «son
actividades asumidas por órganos o entidades públicas o privadas». No obstante,
la prestación de un servicio público no puede ser irregular ni discontinua, ni debe
atender a un fin particular.

Si bien existen características, que se desprenden de los servicios públicos,


encontramos que el mismo debe ser prestado para cubrir necesidades de interés
general, y no particular. Por lo tanto, la prestación de un servicio público no debe
perseguir fines de lucro.

Generalmente, los servicios públicos son ejercidos por un organismo, pero también
pueden hacerlo los particulares, bajo la autorización, control, vigilancia y
fiscalización del Estado, con sujeción al ordenamiento jurídico permanente. En
sentido general, están sometidos al régimen legal de derecho público, pero, también
pueden estar sometidos a un régimen de derecho privado, siempre y cuando así lo
disponga expresamente la Ley.

El tratamiento oficial de la materia de servicios públicos ha pasado por etapas


divergentes de transformación (del Estado prestador de servicios al Estado
regulador), hacia una nueva regulación jurídica e institucional donde se establece
taxativamente la función ejercida por la AdministraciónPública como ente rector de
las políticas públicas, sujeta al servicio público o interés general, estando en
consecuencia al servicio de la ciudadanía sin ningún tipo de distinciones, privilegios
o discriminaciones.

El nuevo rol del Estado en la economía será importante para el logro de los
anteriores objetivos, en la medida que el sector privado no tiene los suficientes
incentivos para ofrecer sus servicios en las áreas mencionadas. Para el efecto, es
importante que se establezcan mecanismos y programas especiales destinados a
facilitar el acceso a servicios de telecomunicaciones, especialmente en áreas

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rurales. En este sentido, se destaca la creación del Programa Nacional de
Telecomunicaciones de Inclusión Social (PNTIS), con el objetivo de reducir las
desigualdades de acceso a los servicios de telecomunicaciones y las tecnologías
de información en áreas rurales.

¿CREE QUE LA POBLACIÓN CONOCE LO SUFICIENTE SOBRE SUS


DERECHOS COMO USUARIO?

Los derechos de usuarios y consumidores tienen vigencia en nuestro país y aún son
una institución novedosa y desconocida. Se trata de derechos que se ponen a
prueba cotidianamente, en cada contratación de servicios o transacción de compra-
venta que realizan los ciudadanos, que muchas veces desconocen tanto sus
derechos como los mecanismos para reclamar su cumplimiento.

La efectiva protección al consumidor requiere de la concurrencia de todos los


organismos del Estado y especialmente de los funcionarios y agentes que se
desempeñan en áreas vinculadas con la difusión y promoción de derechos. Por eso
se propone este curso, para que los participantes profundicen en el conocimiento
de aspectos relacionados con los derechos de los consumidores: marco conceptual,
legislación y normativa, rol del Estado y de las personas en su ejercicio pleno,
protección y defensa, consumo responsable y sustentable y los correspondientes
marcos de actuación en caso de intervención y competencia.

En el marco de los nuevos principios de la modernización del Estado se procura


fortalecer a los mismos usuarios de los servicios de la Administración en el
conocimiento de sus derechos con la perspectiva de que contribuyan a mejorar el
sistema de protección al consumidor, como así también colaboren y controlen la
administración en el ejercicio de sus funciones.

¿CUÁL DEBERÍA SER EL ROL DE LOS MEDIOS PARA CON LA SOCIEDAD EN


GENERAL?

La función de los medios puede analizarse con relación al papel que juegan para la
sociedad o se puede discutir sobre la influencia que juegan, o deben jugar sobre

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ella y cuestionar la relevancia de su contenido, sea éste formativo, educativo,
informativo, noticioso, de entretenimiento o diversión.

Sin demérito de estos importantes aspectos, ni de otros que también son


trascendentes – como por ejemplo la cuestión de la propiedad de los medios y el
esquema bajo el cual el gobierno otorga la concesión de su uso – se puede también
reflexionar sobre la función de los medios desde un punto de vista mucho muy
práctico, a partir de un sencillo modelo de comunicación.

Un emisor origina una idea que considera valioso transmitir, por lo que la entrega a
personas con talento adecuado para convertirla en un mensaje cuyo contenido,
gracias a un productor, adquiere la forma necesaria para que pueda difundirse al
ser reproducido por un medio de comunicación que lo hace llegar a una audiencia
la cual, atendiendo el mensaje, le asigna un significado.

Dentro de este modelo, el papel del medio consiste en distribuir, transmitir, hacer
llegar el contenido de la comunicación a un público deseado. Para lograrlo, debe
ser capaz de generar una audiencia, captar y mantener su atención para que el
mensaje efectivamente le llegue.

El valor que el medio agrega durante el proceso de comunicación resulta, entonces,


de la cantidad y la cualidad de la audiencia que es capaz de alcanzar. La audiencia
generada por cada medio es diversa en términos de cantidad y cualidad. La cantidad
va de lo masivo a lo selectivo, mientras que la cualidad puede medirse en términos
tan específicos como el perfil sociodemográfico del público, o tan subjetivos como
su grado de atención, credibilidad que le otorgan al medio, etc.

El punto central está en que el valor del medio resulta de la audiencia que genera.
Su papel, pues, es el de generar una audiencia. Sin audiencia, un medio de
comunicación no tiene sentido. De hecho, en el modelo de comunicación, el medio
es el eslabón que une a la audiencia con los participantes anteriores: productor,
talento y emisor del mensaje.

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Generar una audiencia, captar y mantener su atención es algo que los medios
logran al conceptuar, desarrollar, producir y difundir un contenido editorial, que
puede estar enfocado a lo formativo, educativo, informativo, noticioso, de
entretenimiento, diversión o una mezcla de ellos.

No tiene mucho sentido discutir acerca de cuáles de estos contenidos son más o
menos deseables, ni discutir acerca de si los medios tienen o no una
responsabilidad social al respecto, si antes no queda claro que un medio, merced a
su contenido editorial, debe ser capaz de generar una audiencia.

En otras palabras, la primera discusión importante no es acerca de si debe existir o


no un medio que eduque o forme en términos de valores, religión o política; tampoco
acerca de si deben o no asignárseles recursos financieros provenientes del público.
La primera discusión debe girar en torno a cómo lograr que ese contenido editorial
genere una audiencia con la cantidad y cualidad que lo justifiquen.

Toda vez que se tiene la atención de una audiencia con determinada cantidad y
cualidad, cabe la posibilidad de insertar dentro del contenido editorial del medio
mensajes publicitarios y propagandísticos.

El medio ofrece a una audiencia determinada el beneficio de un contenido editorial


de su particular interés y, al mismo tiempo, ofrece a los anunciantes el beneficio de
contar con la atención que esa audiencia puede otorgarle a sus mensajes de
comunicación.

Los cinco participantes que intervienen en el proceso de comunicación son


claramente identificables en el caso de la publicidad que se le hace a los productos
y servicios dirigidos al último usuario o consumidor: el emisor es el anunciante, la
agencia de publicidad es el talento y los otros tres son el productor de material
publicitario, el medio y la audiencia o público meta.

El medio tiene entonces como primera responsabilidad programar, desarrollar y


producir material que capture la atención de una audiencia por las características
de su contenido editorial.

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Y el medio tiene como segunda responsabilidad asegurar a los anunciantes,
quienes insertan un mensaje o anuncio junto a ese contenido editorial, acceder a la
audiencia.

Puesto que ni el contenido editorial de los medios ni su contenido propagandístico


o publicitario resultan ser de interés generalizado, el papel de los medios se define
mejor como generar una audiencia con características específicas de cantidad y
cualidad.

La programación de contenido debe sujetarse a las características de la audiencia


cuya atención se pretende captar, favoreciendo una diversidad de temas
relacionados con los intereses específicos del público.

La función de los medios, orientados a sus dos tipos de cliente, consiste en generar
una audiencia determinada al ofrecerle el beneficio de un contenido editorial
atractivo para ella, al mismo tiempo que ofrecer al anunciante el beneficio que para
él representa contar con la atención de esa audiencia.

Así como la atención de la audiencia justifica la existencia del medio, así también la
medición de la cantidad y las cualidades de esa audiencia es lo que justifica su
manera de operar. El contenido editorial se desarrolla para capturar esa cantidad y
cualidad de audiencia; el cobro a los anunciantes por insertar mensajes se hace
sobre la base de la cantidad y la cualidad de la audiencia.

En la práctica, los medios facturan las inserciones pagadas sobre la base de


tamaño, expresado en términos de tiempo o espacio, por ejemplo segundos de
transmisión al aire en radio o televisión, o centímetros de impresión en periódicos y
revistas. Una estructura de precios como esa responde muy bien a las condiciones
de operación de los medios, pero tiene poco que ver con el grado de atención de
una audiencia.

La falta de inversión de recursos en el desarrollo de contenido editorial se traduce


en un medio pobre, de escaso interés y atendido por una baja audiencia; la falta de
promoción de ese medio y la ausencia de información acerca de las características

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de la audiencia que lo atienden se traducen en una anomalía, al no permitirle a los
anunciantes conocer la habilidad del medio para alcanzar esa audiencia.

Los medios no tendrían un mejor argumento de venta que sus reportes detallados
de audiencia; las tarifas a pagar se fijarían sobre la base de la cantidad y cualidad
de esa audiencia, posiblemente establecidas post facto. Pero lo más importante es
que al pensar en términos de audiencia se empieza por justificar la existencia misma
el medio.

No quiero decir, por ejemplo, que no se justifica que existan emisoras de radio o
televisión con contenido editorial social, cultural o informativo en oposición a
meramente comercial. Lo que quiero decir es que no se justifica que dichas
emisoras no cuenten con la cantidad y cualidad de audiencia que justifique su
existencia.

En otras palabras, no debemos luchar simplemente porque existan y se les asignen


subsidios, provengan de donde provengan. Debemos luchar porque dichas
emisoras desarrollen un contenido de tal manera atractivo que generen la atención
de la audiencia. El reto es cómo desarrollar ese contenido.

No pensar en términos de audiencia significa una falta de respeto al público, la cual


se traduce normalmente a un pobre contenido editorial que, a su vez, se refleja en
una menor cantidad y cualidad de audiencia, disminuyendo el valor del medio ante
los anunciantes, su público y la sociedad misma.

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