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¿QUÉ ES LA LUDOPATÍA ?

La Ludopatía es un trastorno reconocido por la Organización Mundial de la Salud


(OMS) que lo recoge en su clasificación Internacional de Enfermedades en el año
1992.Sin embargo esta no fué la primera vez que, como categoría diagnóstica y con
el nombre de juego patológico, se reflejó en los ámbitos profesionales. Ya en 1980 en
el Manual Diagnóstico y Estadístico (DSM_III) de la Asociación Americana de
Psiquiatras (APA), se planteaba su definición y algunos criterios diagnósticos.

Evidentemente la existencia del trastorno aparece hace muchos siglos,


probablemente con la actividad de apostar de manera habitual a juegos de apuestas,
dónde los resultados pudieran darse con cierta rapidez y por consiguiente el refuerzo
positivo y negativo para el jugador también.

A pesar de ello, la clasificación y las diferentes definiciones han necesitado de la


extensión del trastorno, de la demanda de atención de los ciudadanos y de la
presencia de un poder científico dispuesto a hacerlo.

Desde la APA, este trastorno se encuadraba en los trastornos del control de impulsos
no clasificados en otras categorías y se describía como una conducta de juego
inadaptada, persistente y recurrente, que alterase la continuidad de la vida personal,
familiar o profesional.
Hoy en día, con la experiencia que existe en diferentes países, nos gustaría
desarrollar una definición más ajustada al modelo de adicción que, nos parece,
explica mejor que ha ocurrido en Catalunya y España en los últimos años, con unos
resultados que se manifiestan insistentemente para cualquier observador.

1-El aumento exagerado en la demanda de atención por problemas con algunos


juegos de apuestas.

2-El aumento del número de afectados que reflejan en los algunos estudios
científicos.

3-El aumento de las cantidades desproporcionadas, que han acabado


gastándose los ciudadanos en algunos juegos de apuestas legales, los últimos
veinte años.

Podemos afirmar, llegado este punto, que la Ludopatía es un trastorno del


comportamiento, entendiendo el comportamiento como la expresión de la psicología
del individuo, que consiste en la pérdida de control en relación con un juego de
apuestas o más, tanto si incide en las dificultades que supone para el individuo dejar
de jugar cuando está apostando, como si nos referimos a mantenerse sin apostar
definitivamente en aquel juego o en otros, y estas dificultades siguen un modelo
adictivo en la mayoría de los casos, tanto en la manera en como se adquiere o
mantiene el trastorno, como en las distorsiones de pensamiento, emocionales y
comunicacionales que provoca y ,desgraciadamente ,en los efectos desastrosos en
las relaciones familiares y amorosas del jugador .

Es decir, por su etiología, por su curso , por su pronóstico y por las variables
implicadas, el juego patológico o Ludopatía, es una adicción en la mayoría de los
casos, por ello hablamos de enfermedad crónica.

Se contenga mejor o peor, el ludópata, fácilmente tendrá problemas con las apuestas,
porque los aspectos motivacionales activarán memoria, vivencias, esquemas de
acción y una estructura adictiva , aspectos que ya había desarrollado con el trastorno
y que no puede borrar.
Que algunos juegos de apuestas tengan una capacidad tan exagerada de afectar a
ciudadanos de todo tipo, sin discriminar en edad, sexo, nivel cultural, nivel
económico, personalidad, clase social, estructura genética …facilita nuestra
convicción respecto a su potencial adictivo para con las personas que apuesten
habitualmente.

Por ejemplo, una temporada jugando más de dos o tres veces por semana a juegos
como las tragaperras, bingos o casinos, supone alrededor del 98 % de las demandas
de atención que hemos recibido los últimos 10 años.

¿PORQUÉ ENFERMEDAD EN LUGAR DE VICIO?

A pesar de la aceptación y de la promoción social de la actividad, llamémosle


proculturalidad, que genera una imagen de los juegos de apuestas como actividades
de ocio, diversión, distracción y asociadas a alegría y fortuna, como si no provocasen
efectos en la salud mental de los participantes, podemos evidenciar una primera
contradicción; Las autoridades al prohibir el uso a menores de edad ya aceptan,
implícitamente, la peligrosidad de los juegos de apuestas y eso desmonta muchas
explicaciones e intentos de atribuir toda la responsabilidad al jugador, como único
responsable del trastorno que padece, sea a nivel social utilizando el término vicioso
para describir al enfermo, sea alegando estudios “científicos”, estadísticos o
razonamientos jurídicos, por parte de los beneficiarios de la actividad o de las propias
administraciones.

Si reflexionamos sobre la terminología vicioso podríamos llegar a la conclusión de


que está cargada de prejuicios y se puede utilizar incluso como insulto, referida a un
tipo de comportamiento o actitud que no se acepta socialmente, que tiene una intensa
carga moral sobre algo que, lejanamente, era pecado por el placer que producía.

Por el contrario, si le sacamos su carga religiosa e histórica y empezamos a pedir al


ciudadano ejemplos de qué entiende por vicio, encontraremos muchos problemas de
coincidencia. Con el ejemplo del fumar se entenderá muy bien. Hay gentes para
quienes fumar es un vicio, independientemente de la frecuencia con que se haga, sea
en bodas, en fiestas esporádicas... para otros existe toda vez que se haga
periódicamente, hay quienes ven como vicioso a aquel que fuma mas de cuatro
cigarrillos diarios, otros si se fuma entre un paquete o dos .

En el caso del juego, la consideración se amplia no sólo al número de veces que se


juega , se valora la cantidad que podría o debería jugar, y volvemos a tropezar con el
subjetivismo; Que si más de mil , si más de 5000, si está alterado o no, si depende de
cuanto gana al mes o del patrimonio que posee , ... es decir, razones diferentes que a
menudo sin conocerlas, no serían ningún impedimento para calificar a un jugador de
vicioso, pero que objetivamente tanto se pueden referir a un jugador sin ningún
problema importante como, si se quiere, a un adicto claramente enfermo y muy
degradado en su comportamiento y en su situación social .

Por todo ello, nuestra perspectiva sobre la terminología a utilizar, con la ausencia en
la actualidad de estudios profundos con análisis categoriales, será que el vicio sólo es
una opinión subjetiva y peyorativa sobre determinadas actividades relacionadas con
la obtención de placer y, históricamente en religión, con el pecado.

Puede servir para culpabilizar o estigmatizar a los individuos, de hecho muchos


jugadores lo utilizan para negar sus posibilidades de luchar contra el trastorno, pero
en ningún caso es una calificación realista de la situación en que se encuentran los
jugadores, ni cuando no tengan problemas con el juego, ni cuando empiecen a tener
problemas más o menos importantes, ni cuando tengan suficientes áreas afectadas a
nivel personal para diagnosticarlos como jugadores patológicos.
No hablaremos de criterios diagnósticos reservados a los profesionales, aunque es
evidente que tenemos la obligación de orientar del proceso y las afectaciones que
con más frecuencia hemos encontrado en la práctica clínica, permitiendo que cada
cual se identifique o se ubique en la situación por la que pueda estar pasando, ni que
sea mediante analogías.

¿CÓMO SE LLEGA A TENER PROBLEMAS CON EL JUEGO ?

Podemos ilustrar un ejemplo general y muy habitual, según como interpretemos el


testimonio de miles de jugadores, de como se ha desarrollado el proceso en que han
acabado teniendo problemas con los juegos y las apuestas. No diferenciaremos entre
si los problemas son continuados o recurrentes, es decir de vez en cuando, porque el
trastorno se puede tener en los dos casos, ello no explicará el nivel de degradación
que variaría en función de otros factores que acerquen al jugador a situaciones de
desesperación o endeudamiento hasta provocar ,por ejemplo, la demanda de ayuda o
el descubrimiento por parte de la familia.

Habitualmente el jugador se inicia en una situación social determinada, sea con


amigos, familiares o compañeros de trabajo, se puede proponer apostar de manera
puntual a la máquina, ir a celebrar un aniversario o cualquier evento festivo al bingo o
al casino, seguir con un modelo de tradición familiar o social, jugando combinaciones
de fechas a la lotería, por ejemplo.
Igualmente, es fácil que quienes a menudo entran en contacto, en los bares, con las
tragaperras, se puedan iniciar solos en la dinámica de juego, ver como otros sacan el
premio, intentar distraerse si están aburridos o haciendo tiempo para hacer otras
actividades, sobretodo porque no interpretan que lo que hagan sea tan peligroso.

En un plazo de tiempo entre 2 meses y cinco años, estos jugadores que se inician en
el juego pasarán a ser jugadores habituales en un porcentaje muy grande y poco
estudiado, aún siendo pocos los premios que les hayan tocado, interpretando que no
pierden mucho, o quizás que en el bar, bingo o casino, tienen un círculo de relaciones
satisfactorias, entre otros razonamientos, mantendrán el convencimiento de que la
situación de juego no se les escapa de las manos.

Sin embargo la actividad de apostar repetidamente flexibilizará tanto sus prejuicios


sobre lo que no harían nunca respecto al juego que habrán pasado, por ejemplo, de
gastar en las tragaperras el cambio del desayuno, almuerzo, café o cerveza, fuesen
25, 50, 100 PTA a jugar, habitualmente en solitario, cambios de 1000, 2000, 5000
PTA o más, extremo que nunca se hubieran permitido cuando jugaba ocasionalmente
en las mismas tragaperras.

Este nivel de juego se puede mantener según cada caso particular más o menos a
escondidas, pero supone una afectación directa en las relaciones afectivas y de
confianza que comportará recurrir repetidamente al engaño, sea mintiendo o
escondiendo la existencia del dinero con que juega.

Se da con facilidad que se mantiene la preocupación por no ser descubierto, el deseo


o la necesidad de recuperar, de quitarle importancia al problema, de poder con la
máquina, con otros jugadores o con los beneficiarios de la actividad, y el
convencimiento de que puede controlarlo o dejarlo cuando quiera, con las mismas
estrategias de cerrarse en sí mismo que lo han culpabilizado y avergonzado. Todo
ello mantendrá al jugador en la estructura adictiva que ha ido desarrollando a nivel
psicológico.

Todo el esfuerzo y la represión que pueda asumir en sus intentos por dejar de jugar,
fácilmente acabarán en un intento de demostrarse a sí mismo que vuelve a controlar,
a ser una persona “normal” y que el trastorno no tiene, justamente en esos momentos
de recaída, la importancia que tenía anteriormente, porque ya hacía semanas, meses
o años que no jugaba.

Con estas contradicciones volver a recaer es fácil y aparecen episodios donde a


menudo aumenta la intensidad, en función de como intervienen otros factores, por
ejemplo:

 La disponibilidad de dinero del jugador y el control que existe a nivel


familiar.
 La intensidad con que se actualizan las ilusiones de control o la
incapacidad para recuperar la conciencia en situaciones de recaída.
 Los problemas cotidianos o eventos vitales que acentúen el aislamiento
y la negación del problema, utilizando el juego como una manera de
refugiarse o huir de los problemas .

Será más fácil que el jugador se descubra por insolvencia, acumulación de deudas,
desesperación o a veces por casualidad, que no que pueda pensar y actuar de
manera eficaz frente el trastorno.
LUDOPATIA.ORG

El primer paso que deben dar los familiares es intentar resolver su propia situación emocional,
posteriormente pueden intentar entender que están frente a una adicción, puesto que es
demasiado fácil que la situación escape a su control y no deberían sentirse culpables.

La entereza con que planteen al jugador los objetivos y medidas a seguir, deben ir
acompañadas con la comprensión de las reacciones que tiene el jugador, poniéndose
emocionalmente en su situación, no sirve de nada hacer planteamientos de si me
quisieras no jugarías, es necesario demostrar respeto como personas que son mientras
se ofrece el apoyo para hacer lo necesario que mantenga la abstinencia en jugar que en
realidad es su responsabilidad.

Aún así, insistid en que se ponga en tratamiento, a menudo no hay conciencia de enfermedad y
se niega o no se quiere tratar con el convencimiento de que podrá hacerlo solo, proponga que
es la mejor solución, que es más fácil con el apoyo profesional, que se genera más confianza
con una buena rehabilitación, que os afecta a todos estar pendientes de las recaídas y os hace
sufrir afrontarlo solos. En definitiva, que es demasiado importante para que se repita.

Normalmente, los familiares no tienen formación ni experiencia en afrontar adicciones y,


las buenas intenciones sin estos dos elementos, a menudo conllevan el fracaso.

Por ello el consejo de ir a una asociación con profesionales , psicólogos o psiquiatras, con
experiencia en juego patológico, nos parece imprescindible para resolver la singular situación
emocional en que se encuentran, recibir la orientación necesaria frente a los problemas que
surgirán, facilitar el cumplimiento de las medidas preventivas, de los puntos no negociables, y
conseguir un abordaje terapéutico del jugador y su problema ,es importante comprender que la
rehabilitación es un proceso largo y recuperar la confianza estará asociado a cumplir muchos
objetivos diferentes, no sólo el control del dinero.

Evidentemente cuanto más consenso y apoyo familiar existe en este sentido más fácil será
para el jugador aceptar que tiene el trastorno y revolverse por conservar unas relaciones
afectivas que, a pesar de los engaños, siguen aceptándole .

Cuando el nivel de degradación de la enfermedad y las relaciones impiden esta situación, el


pronóstico realmente es complicado y se hace imprescindible un trabajo impecable de
socialización.

En cualquier caso se debe explicar al jugador, con elementos objetivos, qué es lo que está
ocurriendo: las cantidades que sabéis que dedica a jugar, el tiempo que no está dedicando a la
familia, su irritabilidad o nerviosismo, las mentiras que habéis contrastado, etc.

Podéis hacerle ver cómo os sentís vosotros: preocupados, engañados, tristes... y como
puede intentar cambiar la situación que a su vez cambiará la situación emocional de todos, etc.

Mostraos dispuestos a ayudarlo, para cumplir unas medidas preventivas, un tratamiento que
le ayude a dejar de jugar, a reiterar el apoyo a pesar de que recaiga o se equivoque, no dejéis
de hacerlo mientras mantenga la disposición por luchar...

Si ha empezado a jugar: No aumente la apuesta, ni el número de jugadas, ni el tiempo que


dedica a jugar. Juegos como las tragaperras, el bingo i el casino afectaban en Catalunya a
más de 250 000 personas, son claramente adictivos y usted tiene una probabilidad demasiado
alta para engancharse si los practica periódicamente.

Si apuesta más de dos veces o juega más de 15 minutos a la semana: RECUERDE, EL


40% de los que así lo hacen acaban teniendo problemas con el juego, es un promedio que no
hace distinciones entre juegos de mucho o poco potencial adictivo.

Propóngase dejar de jugar, o jugar como mucho como lo hacia cuando empezó, sin dedicarle
más tiempo ni más dinero.

Si ha vuelto a jugar, habiéndose propuesto que lo dejaría: No se avergüence porque es


normal que le ocurra, usted es responsable de jugar o no jugar al iniciarse en el juego, pero
no se culpabilice de la enfermedad, determinados juegos tienen un potencial adictivo del que
las autoridades y la prensa poco han informado .

Es muy fácil pensar y compartir las conductas y los prejuicios sociales, atribuir a lo vicioso o
débil que es la persona enganchada. Por muy culpable y hundido que se sienta debe
entender que el proceso de adicción al juego és un proceso de aprendizaje imperceptible y
complejo, en el cual caen ciudadanos de gran voluntad, mérito e inteligencia.

La única muestra válida de arrepentimiento pasará por hacer todo lo posible para rehabilitarse
del trastorno, por recuperar la responsabilidad de tener una buena salud, todo lo posible por
batir al enemigo contra el que puede luchar cada día un poco más, como si fuera un
entrenamiento y necesitara un entrenador, tanto da si está poco o muy degradado.

Contacte con una asociación y explique el problema a quién más le quiere, en quién más
confiaría para resolver un problema de salud. Debe confiar en su familia y en los
profesionales, no hay otro camino a escoger frente a la enfermedad, se debe aprender de los
errores propios y de la experiencia y conocimientos de los demás para salir del problema,
escondiendo y engañando no se puede salir del problema, sólo conseguirá mantener la
desconfianza y el aislamiento al que le condena el trastorno.

FUENTE: http://www.ludopatia.org/web/index_es.htm

El juego patológico es un trastorno del control de los impulsos


cuya característica esencial es un comportamiento de juego,
desadaptativo y persistente, que altera la continuidad de la vida
personal, familiar o profesional.

EL JUEGO PATOLÓGICO ES UN TRASTORNO


DEL CONTROL DE LOS IMPULSOS

Según la OMS (Organización Mundial de la Salud) el Juego


Patológico se define como un trastorno caracterizado por la
presencia de frecuentes y reiterados episodios de participación en
juegos de apuestas, los cuales dominan la vida de la persona
enferma en perjuicio de sus valores y obligaciones sociales,
laborales, materiales y familiares; esta conducta persiste y a
menudo se incrementa a pesar de sus consecuencias sociales
adversas tales como pérdida de fortuna personal, deterioro de las
relaciones familiares y situaciones personales críticas (OMS,
1992).

Según el DSM -V, la ludopatía debe cumplir con una serie


de criterios:

A- Comportamiento de juego desadaptativo, persistente y


recurrente, como indican por lo menos cinco (o más) de los
siguientes ítems:

1.- preocupación por el juego (p. ej. Preocupación por revivir


experiencias pasadas de juego, compensar ventajas entre
competidores o planificar la próxima aventura, o pensar formas de
conseguir dinero con el que jugar)

2.- necesidad de jugar con cantidades crecientes de dinero para


conseguir el grado de excitación deseado

3.- fracaso repetido de los esfuerzos para controlar, interrumpir o


detener el juego

4.- inquietud o irritabilidad cuando intenta interrumpir o detener


el juego

5.- el juego se utiliza como estrategia para escapar de los


problemas o para aliviar la disforia (p. ej., sentimientos de
desesperanza, culpa, ansiedad, depresión)

6.- después de perder dinero en el juego, se vuelve otro día para


intentar recuperarlo (tratando de “cazar” las propias pérdidas)
7.- se engaña a los miembros de la familia, terapeutas u otras
personas para ocultar el grado de implicación con el juego

8.- se cometen actos ilegales, como falsificación, fraude, robo, o


abuso de confianza, para financiar el juego

9.- se han arriesgado o perdido relaciones interpersonales


significativas, trabajo y oportunidades educativas o profesionales
debido al juego

10.- se confía en que los demás proporcionen dinero que alivie la


desesperada situación financiera causada por el juego

B- El comportamiento de juego no se explica mejor por la


presencia de un episodio maníaco.

EXISTE EN EL JUGADOR PATOLÓGICO UNA


NECESIDAD SUBJETIVA DE JUGAR PARA
RECUPERAR LO PERDIDO

Atendiendo a éstos criterios, el Jugador Patológico se podría


definir como aquella persona que tiene una dependencia
emocional severa del juego y tiene por lo tanto una pérdida grave
o total de control con respecto a éste y sufre una interferencia en
el funcionamiento normal de la vida diaria ya que la frecuencia de
juego así como la cantidad de tiempo y dinero invertidos son
excesivamente altas.

Existe en el jugador patológico una necesidad subjetiva de jugar


para recuperar lo perdido y de superar el fracaso continuo en el
intento de resistir los impulsos de jugar. Suelen ser frecuentes los
pensamientos distorsionados o irracionales como el optimismo
irracional y el pensamiento supersticioso.

Las consecuencias de la adicción al juego para la persona son las


siguientes:

– Distorsiones cognitivas referidas al azar, como la ilusión de


control o la confianza en la suerte, pensamientos con los que se
cree que la probabilidad de que toque un premio o se gane se ve
aumentada, generando así una falsa percepción de la realidad.

SE TRATA DE UN TRASTORNO CON UNA


SERIE DE FASES CLARAMENTE DEFINIDAS

– Alteraciones fisiológicas como aumento de estrés, ansiedad o


malestar físico general e incremento de la frecuencia cardíaca en
la situación de juego, cuyos valores más elevados suelen asociarse
a momentos específicos del juego que son experimentados por la
jugadora o jugador como especialmente excitantes.

– Alteraciones emocionales como cambios de humor, irritabilidad,


agresividad, baja autoestima, sentimientos de culpa por la falta de
control o el gasto excesivo y vergüenza.

– Desatención familiar, falta de comunicación con la pareja,


alteraciones en el comportamiento sexual.

– En el entorno laboral y/o escolar se suele dar bajo rendimiento,


desmotivación, ausencias en el trabajo o clases… y todo ello puede
provocar la pérdida del trabajo y el fracaso escolar.
– En cuanto al entorno social es normal la desatención de las
amistades, disminución de las actividades de ocio, pérdida de
relaciones significativas…

El juego patológico se trata de un trastorno con una serie


de fases claramente definidas y por lo tanto predecibles:

 Fase de Ganancia: Al principio el jugador atraviesa un


período de suerte donde se producen episodios frecuentes
de ganancias. Es tos conducen a una mayor excitación por
el juego, con lo que el individuo empieza a apostar con
más frecuencia, creyéndose, además, que es un jugador
excepcional.

 Fase de Pérdida: Una actitud excesivamente optimista en


el jugador, que es característica del estilo del jugador
patológico, le conduce a aumentar significativamente la
cantidad de dinero que arriesga en el juego. Debido a este
aumento en la suma de dinero apostado, se van a producir
fuertes pérdidas, difíciles de tolerar, y es entonces cuando
empieza a jugar con el propósito, no ya de ganar, sino de
recuperar lo perdido.

 Fase de Desesperación: En ésta fase la persona ha


generado normalmente una gran deuda y se produce el
ansia por devolver el dinero rápidamente; aparece el
sufrimiento que produce la alienación de la familia y
amigos; se genera una reputación negativa en la
comunidad y el rechazo social, y un aparece el deseo
irrefrenable de recuperar las sensaciones positivas de los
momentos de ganancias.
EL TRATAMIENTO TERAPÉUTICO TIENE
COMO OBJETIVO CONSEGUIR LA
ABSTINENCIA TOTAL DEL JUEGO

Según estudios realizados por Becoña en España,


las características descriptivas más importantes de los jugadores
patológicos son las siguientes:

• Hay dos hombres por cada mujer jugadora patológica.

• Predominan los jugadores patológicos entre los más jóvenes (el


40 % de todos tiene entre 18 y 30 años).

• Tienen menor nivel educativo.

• Hay aproximadamente la misma cantidad de personas solteras


que de casadas.

• Tienen menos ingresos económicos.

• Su ocupación laboral es semejante a la del resto de la población


no jugadora. No existe, por tanto, un patrón característico de
asociación entre una determinada profesión y un mayor nivel de
juego. Sin embargo, los más castigados socialmente por los
problemas de juego, dada su situación social, personal y
económica, son las amas de casa, los parados, los jubilados y los
que tienen empleos eventuales, aun cuando el juego afecta a todas
las clases sociales.
• Juegan predominantemente a las máquinas
tragaperras/tragamonedas (en el 75 % de los casos es el juego
predominante).

•Cuanto mayor es la ciudad de residencia, mayor es el número


proporcional de personas jugadoras patológicas.

EL JUEGO SE HA CONVERTIDO EN UNA


PATOLOGÍA CADA VEZ MÁS FRECUENTE
ENTRE LA POBLACIÓN MUNDIAL

El tratamiento terapéutico tiene como objetivo conseguir la


abstinencia total del juego y prevenir las posibles recaídas. A
través del tratamiento psicológico la persona irá aprendiendo
paulatinamente a controlar su impulso a jugar.

Se utilizan diferentes técnicas como la desensibilización


automática y la relajación que se dirigen a controlar la ansiedad
generada por la abstinencia de jugar. Técnicas de terapia cognitiva
como el registro de pensamientos automáticos repetitivos o
distorsionados, la toma de conciencia del problema, o la solución
de problemas. Y se considera muy efectiva la terapia de grupo, ya
que ayuda el compartir dificultades, favorecer la comunicación y
encontrar estrategias de solución de problemas.

El juego se ha convertido en una patología cada vez más frecuente


entre la población mundial, pero que cuenta con herramientas de
diagnóstico, tratamiento y prevención muy desarrolladas que
ayudan con efectividad a la persona afectada a superar el
problema.
Bibliografía recomendada:
– González, A. (1989). Juego patológico : una nueva adicción.
Madrid, Tibidabo.
– Ochoa, E., Labrador, F. J., Echeburúa, E., Becosa, e. y Vallejo,
M. A. (1997). El juego patológico. Madrid,
Plaza y Janés.
– Fernández-Montalvo, J. Y Echeburúa, E. (1997). Manual
práctico del juego patológico. Madrid, Pirámide.
– Manual de intervención en juego patológico. Junta de
Extremadura. Consejeria de Sanidad y Dependencia

FUENTE: https://www.psyciencia.com/2013/31/ludopatia-
caracteristicas-y-tratamiento/

ludopatia
jueves, 2 de diciembre de 2010

Informe de Ludopatía
La ludopatía es un desorden adictivo caracterizado por la conducta
descontrolada en relación a los juegos de azar, (cartas, tragamonedas, bingo),
videojuegos, al Internet. La inversión de tiempo, energía y dinero en las
actividades de juego aumenta con el tiempo y la persona se va haciendo mas
dependiente del juego para enfrentar la vida diaria, disminuyendo las actividades
profesionales o de recreo.
La más extendida es la provocada por las máquinas tragamonedas, debido a su
fácil acceso.
La adicción al juego se suele asociar a consumos excesivos de alcohol y otras
drogas. Y si se aprecian pequeños hurtos, gasto semanal excesivo, absentismo
escolar, alteraciones emocionales o disminución del rendimiento escolar, etc.
puede existir un riesgo iniciador de ludopatía.
Se considera que una persona es ludópata cuando su juego le lleva a tener
problemas a nivel personal (deterioro de su higiene y saluda física, privación del
sueño), familiar (abandono de la vida familiar, conflictos matrimoniales,
sentimiento de abandono a sus seres queridos), profesional (negligencia laboral)
y social; de forma que piensa, vive y actúa en función del juego. Organiza su
vida en torno al mismo, dejando a un lado cualquier otro tipo de actividad.
Convirtiéndose por tanto en un esclavo del juego.
Generalmente, se juega por pasar el rato, por obtener una ganancia, pero
cuando trae consigo que se actúe y viva en función del juego, se puede hablar
de una enfermedad que necesita ser tratada.
Para el ludópata el juego no es un vicio si no una necesidad, ha establecido una
dependencia con el juego como otros individuos con el tabaco, el alcohol o las
drogas. Pero como en toda adicción la víctima es el último en darse cuenta, o
mejor dicho en reconocer que tiene un problema.
Se ha encontrado que los sujetos más proclives a sufrir problemas de este tipo,
son los que presentan déficit específico en sus habilidades de relación y de
comunicación.
En la adicción a los juegos los principales síntomas son:
 Cuando juega más tiempo del que tenía planeado.
 Cuando se preocupa por la forma de obtener más dinero para poder
volver a jugar.
 Cuando siente la necesidad de jugar más cantidad de dinero.
 Cuando juega con la falsa ilusión de recuperar lo que ayer perdió.
 Cuando tiene que pedir dinero prestado para jugar.
 Cuando tiene remordimientos después de haber jugado.
 Cuando no puede controlarse, no puede dejar de jugar.
 Cuando juega por olvidar sus problemas.
 Cuando tiene problemas para dormir a causa del juego.
 Cuando empieza a mentir a causa o como consecuencia del juego.
 Cuando corre el peligro de perder su trabajo o una relación afectiva por
culpa del juego.
La Asociación Psiquiátrica Americana (APA) en su manual DSM IV señala los
siguientes criterios para realizar el diagnóstico de comportamiento de juego
desadaptativo, persistente y recurrente, caracterizado por lo menos por cinco (o
más) de los siguientes síntomas:
 Preocupación por el juego (ej., preocupación por revivir experiencias
pasadas de juego, compensar ventajas entre competidores o planificar la
próxima aventura, o pensar formas de conseguir dinero con el que jugar).
 Necesidad de jugar con cantidades crecientes de dinero para conseguir el
grado de excitación deseado.
 Fracaso repetido de los esfuerzos para controlar, interrumpir o detener el
juego.
 Inquietud o irritabilidad cuando intenta interrumpir o detener el juego.
 El juego se utiliza como estrategia para escapar de los problemas o para
aliviar la disforia (ej., sentimientos de desesperanza, culpa, ansiedad,
depresión).
 Después de perder dinero en el juego, se vuelve otro día para intentar
recuperarlo (tratando de ‘cazar’ las propias pérdidas).
 Se engaña a los miembros de la familia, terapeutas u otras personas para
ocultar el grado de implicación con el juego.
 Se comete actos ilegales, como falsificación, fraude, robo o abuso de
confianza para financiar el juego.
 Se ha arriesgado o perdido relaciones interpersonales significativas,
trabajo y oportunidades educativas o profesionales debido al juego.
 Se confía en que los demás proporcionen dinero que alivie la
desesperada situación financiera causada por el juego.
¿Cómo ayudar al ludópata?
Es difícil que la persona reconozca que es ludópata, por lo que podemos tener
dudas sobre si tiene o no este tipo de adicción, sin embargo si tenemos la
convicción de que esta persona tiene un problema con el juego tenemos, por
todos los medios, la obligación de hacérselo ver y de convencerla para que
acuda a un psicólogo o un centro donde le puedan ayudar a superarlo. Si es
alguien que se halla dentro de nuestro entorno familiar podemos intentar
controlar su dinero, ayudarle a encontrar alguna afición que le resulte atractiva,
y si tiene algún problema (que posiblemente sea el causante de su adicción al
juego) ayudarle a solucionarlo, acudiendo a un especialista si fuese necesario.
La rehabilitación es dura, pero posible, especialmente si esta persona cuenta
con el apoyo de la familia y los amigos durante y después de la misma.

ADICCIÓN A INTERNET
INTRODUCCIÓN
En los últimos años y de un modo creciente la palabra Internet está en las
páginas de los periódicos, en artículos de opinión y en boca de todo el mundo,
tenga o no afición a la informática o a las nuevas tecnologías en general.
Internet es una herramienta a la que se atribuyen innumerables ventajas para la
educación, el comercio, el entretenimiento y en última instancia para el
desarrollo del individuo. Al conectarse a Internet el usuario tiene la oportunidad
de aprender, de crear, de comunicarse e indiscutiblemente de entretenerse.
Sin embargo a Internet también se le atribuyen propiedades negativas; puede
llegar a reducir el circulo social y afectar al bienestar psicológico, desplazando
la actividad social y reemplazando los lazos de unión fuertes por otros más
débiles. Cuando la persona que navega por la red, pierde toda objetividad al
dejarse dominar por la fascinación que su hobby le provoca, el acceso a Internet
se convierte en adicción.
En los últimos años, la evidencia sobre consecuencias negativas relacionadas
con el uso de Internet ha llevado a varios autores (Echeburúa, entre otros) a
proponer la existencia de un desorden de adicción a Internet similar a los
problemas que aparecen con otras conductas adictivas ( juego, sexo, compras,
etc.).
ADICCIONES PSICOLÓGICAS
Tradicionalmente los términos adicción y adicto se asociaban al consumo de
drogas. Sin embargo, en las últimas décadas existe un notable consenso acerca
de otros patrones conductuales que tienen importantes similitudes con el
consumo de sustancias psicoactivas. Las compras, el trabajo, el sexo, Internet,
el juego... son algunos de los muchos ejemplos de las “nuevas adicciones”.
Además existe también una mayor conciencia social con respecto al carácter
adictivo de un número cada vez más amplio de conductas, en general todas
aquellas actividades que se “adueñan” de la voluntad del individuo.
La adicción a internet, como la adicción al juego, si bien no son droga-
adicciones si que son adicciones. Sin embargo las adicciones psicológicas o no
químicas no se encuentran incluidas como tales en el Manual diagnóstico y
estadístico de los trastornos mentales (DSM-IV) en las que el término adicción se
reserva para los trastornos producidos por el abuso de sustancias psicoactivas.
En general, cualquier conducta normal placentera es susceptible de convertirse
en un comportamiento adictivo. Se podría hacer usos anormales de una
conducta en función de: intensidad; frecuencia; cantidad de dinero invertida;
grado de interferencia en las relaciones familiares, sociales o/y laborales.
Por lo tanto lo importante en la adicción no es la actividad concreta que genera
la dependencia, sino la relación que se establece con ella. Se trata de una
relación negativa, incluso destructiva si el sujeto se muestra incapaz de
controlarla.

ADICCIÓN A INTERNET
Definición

La primera duda que surge es dónde está el límite con respecto a la definición
de adicción a Internet. Verdaderamente se puede hablar de adicción psicológica
o por el contrario se trata solamente de una afición a Internet, ¿adicción o
afición?.
Los investigadores insisten en que no se trata de las horas que se permanece
sentado ante la computadora; la adicción llega cuando esa afición interfiere en
tu vida cotidiana o no se busca esa conducta para pasarlo bien, sino para no
pasarlo mal. Los problemas aparecen cuando existe una absoluta necesidad de
desarrollar esa actividad y se experimenta ansiedad si no se lleva a cabo.
Otro de los aspectos problemáticos, ante la tarea de definir adicción a internet
es: ¿a qué se hacen adictos los adictos a internet?, ¿es al contenido al que
acceden o a internet en sí?.
Con respecto a esta cuestión también hay diversidad de opiniones. Hay autores
que definen la adicción como un fenómeno que depende tanto del medio como
del mensaje, sin inclinarse a favor de ninguno.
Otros, sin embargo, señalan la existencia de “adicciones tecnológicas” que se
definen como adicciones no químicas que involucran la interacción hombre-
máquina. Éstas a su vez pueden ser pasivas (TV) o activas (Internet). Esta línea
se inclina por la adicción a internet en sí, al medio.
También se defiende que si hay algo que diferenciaría a los usuarios
dependientes de internet de los que no lo son, es el tipo de aplicaciones que
utilizan. Los usuarios no dependientes utilizarían internet para encontrar
información y mantener relaciones preexistentes, mientras que los dependientes
lo usarían para socializarse y conocer gente nueva. En este caso se defiende la
adicción al contenido al que se accede.

Tipos de internautas
Según un estudio elaborado en la Universidad de Salamanca bajo el título
“perfiles de personalidad diferenciales de los usuarios de Internet”, son cuatro
los tipos de perfil psicológico que frecuenta la red.
Los llamados “profesionales” serían aquellos que dedican largos períodos de su
tiempo de trabajo al uso y manejo de Internet para conseguir información y crear
contenidos o programas. Aunque esto podría crear adicción, lo más común es
que con el tiempo ese trabajo se pueda convertir en algo pesado y causar cierto
hastío, tedio y desencanto.
Los “aficionados” se interesan por Internet para lograr propósitos, hacer
intercambios, pero en un marco de normalidad, sin establecer demasiados lazos,
ni crear interferencias en el desarrollo normal de sus obligaciones.
Los “perturbadores” forman un grupo heterogéneo que puede incluir hackers,
gamberros o groseros, que utilizan internet para perjudicar, molestar,
aprovecharse o causar daños y problemas a otros usuarios.
Por último los “adictos” serían aquellos individuos que dependen y piensan
demasiado en Internet hasta el punto que interfieren en el desarrollo de su vida,
y sienten la necesidad de incrementar el tiempo durante el que están conectados
al ordenador. Este tipo de usuarios puede sufrir síndrome de abstinencia,
disminuye su actividad física, cambia los patrones de sueño y busca
compensaciones que no encuentra fácilmente en su vida cotidiana.

Posibles criterios diagnósticos


Al ser el propio Internet una herramienta cuya implantación masiva es posterior
a la última edición del DSM-IV, no es de extrañar que no aparezca referencia
alguna a la Adicción a Internet en dicho manual. Recordemos como la
dependencia del juego era históricamente conocida mucho antes de que los
organismos oficiales aceptaran su inclusión en los manuales de diagnóstico.
Este vacío es el que ha llevado a los investigadores a desarrollar sus propios
instrumentos de diagnóstico.
Por un lado se ha propuesto un diagnóstico del desorden de adicción a Internet
basado en los criterios diagnósticos del abuso de sustancias.
Y por otro lado también se han propuesto una serie de criterios diagnósticos
adaptados de los criterios para el Juego Patológico, por parecer estos más
semejantes a la naturaleza patológica del uso de Internet. Dichos criterios se
estructuran en un breve cuestionario de 8 items:
1.¿Te sientes preocupado con Internet (piensas acerca de la última conexión o
anticipas la próxima sesión)?.
2.¿Sientes la necesidad de incrementar la cantidad de tiempo de uso de Internet
para lograr satisfacción?.
3.¿Has hecho repetidamente esfuerzos infructuosos para controlar, reducir o
detener el uso de Internet?
4.¿te has sentido inquieto, malhumorado, deprimido o irritable cuando has
intentado reducir o detener el uso de Internet?.
5.¿Te quedas más tiempo conectado de lo que inicialmente habías pensado?.
6.¿Has perdido o puesto en peligro alguna relación significativa, trabajo,
oportunidad educativa o profesional debido al uso de Internet?.
7.¿Has mentido a los miembros de tu familia, terapeuta u otros para ocultar tu
grado de implicación con Internet?.
8.¿Usas Internet como un medio de evadirte de los problemas o de aliviar un
estado de ánimo disfórico?.
De acuerdo con estos criterios, se considera adicto si responde afirmativamente
a cinco o más de los items anteriores y los síntomas no pueden ser mejor
explicados por un episodio maniaco.
Esto podría ser una escala de adicción a Internet con la que trabajar mientras
que este trastorno no esté recogido en el DSM-IV.
Efectos negativos

Aunque día a día se revelan nuevos beneficios de Internet, cuando hablamos de


adicción a Internet, los efectos negativos también están presentes. Los
problemas surgidos de la dependencia se expresan en los ámbitos personal,
familiar, académico y laboral.
A nivel emocional, aunque Internet crea parejas a veces también las rompe.
Aquellos que podrían ser considerados adictos, además de abandonar a sus
amigos “ del mundo real”, a veces ignoran a sus parejas o a sus hijos.
También puede acarrear problemas físicos como los dolores de espalda,
obesidad por la falta de ejercicio o trastornos del sueño.
Por otro lado, la Red podría producir una pérdida de la capacidad para
relacionarse con los demás o timidez extrema, ya que los usuarios,
acostumbrados al anonimato propio del ciberespacio, son incapaces de
mantener relaciones cara a cara. Y por otro lado un gran uso de Internet produce
a menudo un decremento en la comunicación con los miembros de la familia en
el hogar, un decremento en el tamaño de su círculo social y un incremento en su
depresión y soledad.
La relación entre en un alto uso de Internet y el incremento en los niveles de
depresión ha aparecido en varios estudios. Sin embargo, existe aún mucha
controversia sobre si la depresión es la causa o el efecto de la adicción a
Internet.
El medio en que se desarrolla la adicción acarrea también una serie de cambios
psicológicos negativos consistentes en alteraciones del humor, ansiedad o
impaciencia por la lentitud de las conexiones o por no encontrar lo que se busca
o a quien se busca, estado de conciencia alterado (total focalización atencional),
irritabilidad en caso de interrupción...
Es un hecho que Internet está produciendo grandes cambios, pero también hay
que señalar que para la mayoría de las personas Internet es una herramienta y
trae grandes beneficios. Entonces... ¿cómo es posible que una tecnología que
para la mayoría es beneficiosa se convierta en adictiva para algunos?.

Proceso adictivo
El proceso por el cual una persona se convierte en adicto es siempre una
interacción de factores relativos a:
-Objeto de adicción
-Características de la persona que la hacen vulnerable
-Entorno social
Con respecto al objeto de adicción, son muchas las cualidades de Internet que
parecen contribuir al potencial de la adicción; entre otras la velocidad,
accesibilidad e intensidad de la información a la que se tiene acceso, su grado
de interactividad (ilusión de control).
Por otro lado las relaciones sociales resultan reforzantes para la mayoría de las
personas, sin embargo a menudo no tenemos libre acceso a ellas por el límite
que impone la sociedad o nosotros mismos. En las salas de chat se rompen
todas esas reglas, una persona puede dirigirse a otra, decir lo que se le antoje,
sentirse escuchada... y dejar de hacerlo cuando le apetezca, sin represalias.
Precisamente las aplicaciones que más poder adictivo tienen son las que
permiten al usuario interaccionar con otros, como los chats.
Puesto que hemos analizado las características de Internet que pueden llevar a
la adicción, cabe preguntarse que es lo que hace que algunas personas se
conviertan en adictas y otras no. Para responder esta cuestión, tendremos que
centrarnos en las características de personalidad, otro de los factores que
intervienen en el proceso adictivo.
En la mayoría de los casos, Internet lo que hace es cubrir un déficit en la
personalidad del adicto. Y en este sentido hay ciertas características de
personalidad o estados emocionales que aumentan la vulnerabilidad psicológica
hacia la adicción a Internet como: introversión, timidez, fobia social, baja
autoestima, alto nivel en la búsqueda de sensaciones, miedo a la desaprobación
de los demás, grandes dificultades de relación social en su vida cotidiana,
depresión y ansiedad.

EVALUACIÓN DE LA ADICCIÓN A INTERNET

El principal obstáculo que se encuentra para detectar la existencia del problema,


como en la ludopatía, es la negación. El paciente tiende a negar o minimizar su
dependencia de la red, amparándose en su utilidad. Por este motivo no es fácil
que el trastorno se haga evidente en un primer momento.
En la evaluación hay que atender a:
- Aplicaciones
- Emociones
- Pensamientos
- Sucesos vitales
- Tiempo dedicado a actividades relacionadas con Internet
- Modalidades
En la evaluación a Internet se puede detectar que la adicción a Internet no es
sino un trastorno secundario a otros como fobia social, depresión, adicción al
sexo. En este caso existe un trastorno psicológico o una carencia que se
expresa a través de Internet. El profesional debe decidir que trastorno merece
una atención prioritaria.

TRATAMIENTO DE LA ADICCIÓN A INTERNET


El mejor tratamiento debería ser la prevención de este tipo de problemas, en este
sentido se pueden tomar distintas medidas:
- En los grandes sistemas corporativos o universitarios se podrían establecer
mecanismos de tiempo de conexión de los distintos usuarios, con lo que se
estarían realizando intervenciones precoces ante aquellos usuarios que realizan
las intervenciones más largas y frecuentes.
- En el medio personal y familiar pueden ser de ayuda los programas que
monitorizan la conexión y que permiten programar alarmas cada cierto tiempo.
También resultaría interesante un programa que se de dedicara a controlar la
duración de las sesiones, informando periódicamente al usuario y que pudiera
incluso interrumpir la conexión.
- En el caso de los niños, del mismo modo que no es recomendable que tengan
un televisor en la habitación, la accesibilidad limitada a Internet es un elemento
esencial. En este sentido hay programas informáticos que filtran palabras claves
referentes a temas que se quieren evitar, son útiles para limitar los contenidos a
los que pueden acceder los menores.
En líneas generales el tratamiento es parecido al de otro tipo de adicciones. El
paso más importante es que el sujeto afectado reconozca que está enganchado
y tenga valor suficiente para solicitar ayuda. La siguiente fase sería someterse a
una terapia de desconexión. Y con respecto a esto podríamos plantearnos si lo
que se requiere es una abstinencia completa o bien un uso adaptativo de los
servicios de Internet.
Al contrario que con el juego, donde se ha demostrado que el mejor tratamiento
es la abstinencia total, en el caso de la ciberadicción parece que el tratamiento
perseguiría un buen uso de Internet. Las estrategias a seguir serían:
1. Practicar lo contrario en el tiempo de uso de Internet
2. Interruptores externos
3. Fijar metas
4. Abstinencia de una aplicación particular
5. Usar tarjetas recordatorias
6. Desarrollar un inventario personal
8. Entrar en un grupo de apoyo
9. Terapia familiar

CONCLUSIONES

La mayoría de las investigaciones que se han realizado sobre la adicción a


Internet son de naturaleza exploratoria o descriptiva por lo que las explicaciones
causales son solo tentativas.
A nivel clínico, puesto que ha surgido una demanda real de ayuda, se han
elaborado algunos instrumentos de evaluación y técnicas de tratamiento, la
mayoría adaptadas de otros trastornos. Sin duda alguna se seguirá investigando
y estudiando con detenimiento.
Es cierto que Internet es un instrumento extraordinariamente útil, sin embargo
en el caso de tener dificultades de autocontrol es necesario solicitar la ayuda de
profesionales.
En cualquier caso y a pesar de no tener problemas de dependencia, hay que
tener en cuenta que es fundamental “navegar con prudencia y de forma
inteligente para evitar posibles naufragios”.

El ADSL, el micrófono y la webcam sustituyen a los patines y las construcciones


Los niños que no tienen móvil o acceso a Internet se consideran excluidos. Así
lo afirma la asociación Proyecto Hombre de Jerez, una de las primeras que ha
iniciado terapias para combatir la adicción a los mensajes de texto y a la Red.
Pese a los peligros, Internet es una herramienta que bien usada puede utilizarse
para las tareas escolares y para divertirse. El ADSL es uno de los regalos más
recurridos para Navidad y, siempre y cuando los padres enseñen al niño cómo
utilizarlo, puede salir muy rentable.
El 48,9% de los niños entre 8 y 13 años tiene conexión a la Red, según el
Instituto Nacional de Estadística. Uno de los elementos más utilizados por los
adolescentes es el Messenger, el sistema de mensajería inmediato (hotmail y
yahoo poseen los más populares), por el que un grupo de amigos puede
conversar, intercambiar imágenes o canciones.
Recomendados entre 8 y 13
Para hacer más amenas las conversaciones, muchos son los niños y jóvenes
que completan su equipo informático con un micrófono (20 euros) y una
webcam (50 euros) para poder acompañar la charla con voz e imagen real.
Actualmente, los niños entre 8 y 13 años demandan más este tipo de
complementos para ordenadores que los tradicionales juegos de
construcciones, los patines e, incluso, que las bicicletas.
Las asociaciones de padres aconsejan que se retrasen lo máximo posible este
tipo de regalos. La Asociación de Juguetes Españoles recomienda para niños
entre 6 y 12 años artículos utilizados para el ejercicio físico que les pueda libarar
de las tensiones y todos aquellos que favorezcan la enorme capacidad creadora,
destreza, imaginación y afirmación del individuo a esa edad.
Entre los más apropiados está el yo-yo, los juegos de letras, los mecanos a
motor, el modelismo, los microscopios o los juegos de química y electricidad.
El hecho de regalar nueva tecnología no excluye que se pueda complementar
con otros objetos más tradicionales como un libro. El éxito de Harry Potter,
Eragon o Kika Superbruja puede utilizarse para iniciar el gusto por la lectura
entre los más pequeños.
Fuente: http://aprendeconrick.blogspot.pe/2010/12/informe-de-ludopatia.html

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