Professional Documents
Culture Documents
Desde la APA, este trastorno se encuadraba en los trastornos del control de impulsos
no clasificados en otras categorías y se describía como una conducta de juego
inadaptada, persistente y recurrente, que alterase la continuidad de la vida personal,
familiar o profesional.
Hoy en día, con la experiencia que existe en diferentes países, nos gustaría
desarrollar una definición más ajustada al modelo de adicción que, nos parece,
explica mejor que ha ocurrido en Catalunya y España en los últimos años, con unos
resultados que se manifiestan insistentemente para cualquier observador.
2-El aumento del número de afectados que reflejan en los algunos estudios
científicos.
Es decir, por su etiología, por su curso , por su pronóstico y por las variables
implicadas, el juego patológico o Ludopatía, es una adicción en la mayoría de los
casos, por ello hablamos de enfermedad crónica.
Se contenga mejor o peor, el ludópata, fácilmente tendrá problemas con las apuestas,
porque los aspectos motivacionales activarán memoria, vivencias, esquemas de
acción y una estructura adictiva , aspectos que ya había desarrollado con el trastorno
y que no puede borrar.
Que algunos juegos de apuestas tengan una capacidad tan exagerada de afectar a
ciudadanos de todo tipo, sin discriminar en edad, sexo, nivel cultural, nivel
económico, personalidad, clase social, estructura genética …facilita nuestra
convicción respecto a su potencial adictivo para con las personas que apuesten
habitualmente.
Por ejemplo, una temporada jugando más de dos o tres veces por semana a juegos
como las tragaperras, bingos o casinos, supone alrededor del 98 % de las demandas
de atención que hemos recibido los últimos 10 años.
Por todo ello, nuestra perspectiva sobre la terminología a utilizar, con la ausencia en
la actualidad de estudios profundos con análisis categoriales, será que el vicio sólo es
una opinión subjetiva y peyorativa sobre determinadas actividades relacionadas con
la obtención de placer y, históricamente en religión, con el pecado.
En un plazo de tiempo entre 2 meses y cinco años, estos jugadores que se inician en
el juego pasarán a ser jugadores habituales en un porcentaje muy grande y poco
estudiado, aún siendo pocos los premios que les hayan tocado, interpretando que no
pierden mucho, o quizás que en el bar, bingo o casino, tienen un círculo de relaciones
satisfactorias, entre otros razonamientos, mantendrán el convencimiento de que la
situación de juego no se les escapa de las manos.
Este nivel de juego se puede mantener según cada caso particular más o menos a
escondidas, pero supone una afectación directa en las relaciones afectivas y de
confianza que comportará recurrir repetidamente al engaño, sea mintiendo o
escondiendo la existencia del dinero con que juega.
Todo el esfuerzo y la represión que pueda asumir en sus intentos por dejar de jugar,
fácilmente acabarán en un intento de demostrarse a sí mismo que vuelve a controlar,
a ser una persona “normal” y que el trastorno no tiene, justamente en esos momentos
de recaída, la importancia que tenía anteriormente, porque ya hacía semanas, meses
o años que no jugaba.
Será más fácil que el jugador se descubra por insolvencia, acumulación de deudas,
desesperación o a veces por casualidad, que no que pueda pensar y actuar de
manera eficaz frente el trastorno.
LUDOPATIA.ORG
El primer paso que deben dar los familiares es intentar resolver su propia situación emocional,
posteriormente pueden intentar entender que están frente a una adicción, puesto que es
demasiado fácil que la situación escape a su control y no deberían sentirse culpables.
La entereza con que planteen al jugador los objetivos y medidas a seguir, deben ir
acompañadas con la comprensión de las reacciones que tiene el jugador, poniéndose
emocionalmente en su situación, no sirve de nada hacer planteamientos de si me
quisieras no jugarías, es necesario demostrar respeto como personas que son mientras
se ofrece el apoyo para hacer lo necesario que mantenga la abstinencia en jugar que en
realidad es su responsabilidad.
Aún así, insistid en que se ponga en tratamiento, a menudo no hay conciencia de enfermedad y
se niega o no se quiere tratar con el convencimiento de que podrá hacerlo solo, proponga que
es la mejor solución, que es más fácil con el apoyo profesional, que se genera más confianza
con una buena rehabilitación, que os afecta a todos estar pendientes de las recaídas y os hace
sufrir afrontarlo solos. En definitiva, que es demasiado importante para que se repita.
Por ello el consejo de ir a una asociación con profesionales , psicólogos o psiquiatras, con
experiencia en juego patológico, nos parece imprescindible para resolver la singular situación
emocional en que se encuentran, recibir la orientación necesaria frente a los problemas que
surgirán, facilitar el cumplimiento de las medidas preventivas, de los puntos no negociables, y
conseguir un abordaje terapéutico del jugador y su problema ,es importante comprender que la
rehabilitación es un proceso largo y recuperar la confianza estará asociado a cumplir muchos
objetivos diferentes, no sólo el control del dinero.
Evidentemente cuanto más consenso y apoyo familiar existe en este sentido más fácil será
para el jugador aceptar que tiene el trastorno y revolverse por conservar unas relaciones
afectivas que, a pesar de los engaños, siguen aceptándole .
En cualquier caso se debe explicar al jugador, con elementos objetivos, qué es lo que está
ocurriendo: las cantidades que sabéis que dedica a jugar, el tiempo que no está dedicando a la
familia, su irritabilidad o nerviosismo, las mentiras que habéis contrastado, etc.
Podéis hacerle ver cómo os sentís vosotros: preocupados, engañados, tristes... y como
puede intentar cambiar la situación que a su vez cambiará la situación emocional de todos, etc.
Mostraos dispuestos a ayudarlo, para cumplir unas medidas preventivas, un tratamiento que
le ayude a dejar de jugar, a reiterar el apoyo a pesar de que recaiga o se equivoque, no dejéis
de hacerlo mientras mantenga la disposición por luchar...
Propóngase dejar de jugar, o jugar como mucho como lo hacia cuando empezó, sin dedicarle
más tiempo ni más dinero.
Es muy fácil pensar y compartir las conductas y los prejuicios sociales, atribuir a lo vicioso o
débil que es la persona enganchada. Por muy culpable y hundido que se sienta debe
entender que el proceso de adicción al juego és un proceso de aprendizaje imperceptible y
complejo, en el cual caen ciudadanos de gran voluntad, mérito e inteligencia.
La única muestra válida de arrepentimiento pasará por hacer todo lo posible para rehabilitarse
del trastorno, por recuperar la responsabilidad de tener una buena salud, todo lo posible por
batir al enemigo contra el que puede luchar cada día un poco más, como si fuera un
entrenamiento y necesitara un entrenador, tanto da si está poco o muy degradado.
Contacte con una asociación y explique el problema a quién más le quiere, en quién más
confiaría para resolver un problema de salud. Debe confiar en su familia y en los
profesionales, no hay otro camino a escoger frente a la enfermedad, se debe aprender de los
errores propios y de la experiencia y conocimientos de los demás para salir del problema,
escondiendo y engañando no se puede salir del problema, sólo conseguirá mantener la
desconfianza y el aislamiento al que le condena el trastorno.
FUENTE: http://www.ludopatia.org/web/index_es.htm
FUENTE: https://www.psyciencia.com/2013/31/ludopatia-
caracteristicas-y-tratamiento/
ludopatia
jueves, 2 de diciembre de 2010
Informe de Ludopatía
La ludopatía es un desorden adictivo caracterizado por la conducta
descontrolada en relación a los juegos de azar, (cartas, tragamonedas, bingo),
videojuegos, al Internet. La inversión de tiempo, energía y dinero en las
actividades de juego aumenta con el tiempo y la persona se va haciendo mas
dependiente del juego para enfrentar la vida diaria, disminuyendo las actividades
profesionales o de recreo.
La más extendida es la provocada por las máquinas tragamonedas, debido a su
fácil acceso.
La adicción al juego se suele asociar a consumos excesivos de alcohol y otras
drogas. Y si se aprecian pequeños hurtos, gasto semanal excesivo, absentismo
escolar, alteraciones emocionales o disminución del rendimiento escolar, etc.
puede existir un riesgo iniciador de ludopatía.
Se considera que una persona es ludópata cuando su juego le lleva a tener
problemas a nivel personal (deterioro de su higiene y saluda física, privación del
sueño), familiar (abandono de la vida familiar, conflictos matrimoniales,
sentimiento de abandono a sus seres queridos), profesional (negligencia laboral)
y social; de forma que piensa, vive y actúa en función del juego. Organiza su
vida en torno al mismo, dejando a un lado cualquier otro tipo de actividad.
Convirtiéndose por tanto en un esclavo del juego.
Generalmente, se juega por pasar el rato, por obtener una ganancia, pero
cuando trae consigo que se actúe y viva en función del juego, se puede hablar
de una enfermedad que necesita ser tratada.
Para el ludópata el juego no es un vicio si no una necesidad, ha establecido una
dependencia con el juego como otros individuos con el tabaco, el alcohol o las
drogas. Pero como en toda adicción la víctima es el último en darse cuenta, o
mejor dicho en reconocer que tiene un problema.
Se ha encontrado que los sujetos más proclives a sufrir problemas de este tipo,
son los que presentan déficit específico en sus habilidades de relación y de
comunicación.
En la adicción a los juegos los principales síntomas son:
Cuando juega más tiempo del que tenía planeado.
Cuando se preocupa por la forma de obtener más dinero para poder
volver a jugar.
Cuando siente la necesidad de jugar más cantidad de dinero.
Cuando juega con la falsa ilusión de recuperar lo que ayer perdió.
Cuando tiene que pedir dinero prestado para jugar.
Cuando tiene remordimientos después de haber jugado.
Cuando no puede controlarse, no puede dejar de jugar.
Cuando juega por olvidar sus problemas.
Cuando tiene problemas para dormir a causa del juego.
Cuando empieza a mentir a causa o como consecuencia del juego.
Cuando corre el peligro de perder su trabajo o una relación afectiva por
culpa del juego.
La Asociación Psiquiátrica Americana (APA) en su manual DSM IV señala los
siguientes criterios para realizar el diagnóstico de comportamiento de juego
desadaptativo, persistente y recurrente, caracterizado por lo menos por cinco (o
más) de los siguientes síntomas:
Preocupación por el juego (ej., preocupación por revivir experiencias
pasadas de juego, compensar ventajas entre competidores o planificar la
próxima aventura, o pensar formas de conseguir dinero con el que jugar).
Necesidad de jugar con cantidades crecientes de dinero para conseguir el
grado de excitación deseado.
Fracaso repetido de los esfuerzos para controlar, interrumpir o detener el
juego.
Inquietud o irritabilidad cuando intenta interrumpir o detener el juego.
El juego se utiliza como estrategia para escapar de los problemas o para
aliviar la disforia (ej., sentimientos de desesperanza, culpa, ansiedad,
depresión).
Después de perder dinero en el juego, se vuelve otro día para intentar
recuperarlo (tratando de ‘cazar’ las propias pérdidas).
Se engaña a los miembros de la familia, terapeutas u otras personas para
ocultar el grado de implicación con el juego.
Se comete actos ilegales, como falsificación, fraude, robo o abuso de
confianza para financiar el juego.
Se ha arriesgado o perdido relaciones interpersonales significativas,
trabajo y oportunidades educativas o profesionales debido al juego.
Se confía en que los demás proporcionen dinero que alivie la
desesperada situación financiera causada por el juego.
¿Cómo ayudar al ludópata?
Es difícil que la persona reconozca que es ludópata, por lo que podemos tener
dudas sobre si tiene o no este tipo de adicción, sin embargo si tenemos la
convicción de que esta persona tiene un problema con el juego tenemos, por
todos los medios, la obligación de hacérselo ver y de convencerla para que
acuda a un psicólogo o un centro donde le puedan ayudar a superarlo. Si es
alguien que se halla dentro de nuestro entorno familiar podemos intentar
controlar su dinero, ayudarle a encontrar alguna afición que le resulte atractiva,
y si tiene algún problema (que posiblemente sea el causante de su adicción al
juego) ayudarle a solucionarlo, acudiendo a un especialista si fuese necesario.
La rehabilitación es dura, pero posible, especialmente si esta persona cuenta
con el apoyo de la familia y los amigos durante y después de la misma.
ADICCIÓN A INTERNET
INTRODUCCIÓN
En los últimos años y de un modo creciente la palabra Internet está en las
páginas de los periódicos, en artículos de opinión y en boca de todo el mundo,
tenga o no afición a la informática o a las nuevas tecnologías en general.
Internet es una herramienta a la que se atribuyen innumerables ventajas para la
educación, el comercio, el entretenimiento y en última instancia para el
desarrollo del individuo. Al conectarse a Internet el usuario tiene la oportunidad
de aprender, de crear, de comunicarse e indiscutiblemente de entretenerse.
Sin embargo a Internet también se le atribuyen propiedades negativas; puede
llegar a reducir el circulo social y afectar al bienestar psicológico, desplazando
la actividad social y reemplazando los lazos de unión fuertes por otros más
débiles. Cuando la persona que navega por la red, pierde toda objetividad al
dejarse dominar por la fascinación que su hobby le provoca, el acceso a Internet
se convierte en adicción.
En los últimos años, la evidencia sobre consecuencias negativas relacionadas
con el uso de Internet ha llevado a varios autores (Echeburúa, entre otros) a
proponer la existencia de un desorden de adicción a Internet similar a los
problemas que aparecen con otras conductas adictivas ( juego, sexo, compras,
etc.).
ADICCIONES PSICOLÓGICAS
Tradicionalmente los términos adicción y adicto se asociaban al consumo de
drogas. Sin embargo, en las últimas décadas existe un notable consenso acerca
de otros patrones conductuales que tienen importantes similitudes con el
consumo de sustancias psicoactivas. Las compras, el trabajo, el sexo, Internet,
el juego... son algunos de los muchos ejemplos de las “nuevas adicciones”.
Además existe también una mayor conciencia social con respecto al carácter
adictivo de un número cada vez más amplio de conductas, en general todas
aquellas actividades que se “adueñan” de la voluntad del individuo.
La adicción a internet, como la adicción al juego, si bien no son droga-
adicciones si que son adicciones. Sin embargo las adicciones psicológicas o no
químicas no se encuentran incluidas como tales en el Manual diagnóstico y
estadístico de los trastornos mentales (DSM-IV) en las que el término adicción se
reserva para los trastornos producidos por el abuso de sustancias psicoactivas.
En general, cualquier conducta normal placentera es susceptible de convertirse
en un comportamiento adictivo. Se podría hacer usos anormales de una
conducta en función de: intensidad; frecuencia; cantidad de dinero invertida;
grado de interferencia en las relaciones familiares, sociales o/y laborales.
Por lo tanto lo importante en la adicción no es la actividad concreta que genera
la dependencia, sino la relación que se establece con ella. Se trata de una
relación negativa, incluso destructiva si el sujeto se muestra incapaz de
controlarla.
ADICCIÓN A INTERNET
Definición
La primera duda que surge es dónde está el límite con respecto a la definición
de adicción a Internet. Verdaderamente se puede hablar de adicción psicológica
o por el contrario se trata solamente de una afición a Internet, ¿adicción o
afición?.
Los investigadores insisten en que no se trata de las horas que se permanece
sentado ante la computadora; la adicción llega cuando esa afición interfiere en
tu vida cotidiana o no se busca esa conducta para pasarlo bien, sino para no
pasarlo mal. Los problemas aparecen cuando existe una absoluta necesidad de
desarrollar esa actividad y se experimenta ansiedad si no se lleva a cabo.
Otro de los aspectos problemáticos, ante la tarea de definir adicción a internet
es: ¿a qué se hacen adictos los adictos a internet?, ¿es al contenido al que
acceden o a internet en sí?.
Con respecto a esta cuestión también hay diversidad de opiniones. Hay autores
que definen la adicción como un fenómeno que depende tanto del medio como
del mensaje, sin inclinarse a favor de ninguno.
Otros, sin embargo, señalan la existencia de “adicciones tecnológicas” que se
definen como adicciones no químicas que involucran la interacción hombre-
máquina. Éstas a su vez pueden ser pasivas (TV) o activas (Internet). Esta línea
se inclina por la adicción a internet en sí, al medio.
También se defiende que si hay algo que diferenciaría a los usuarios
dependientes de internet de los que no lo son, es el tipo de aplicaciones que
utilizan. Los usuarios no dependientes utilizarían internet para encontrar
información y mantener relaciones preexistentes, mientras que los dependientes
lo usarían para socializarse y conocer gente nueva. En este caso se defiende la
adicción al contenido al que se accede.
Tipos de internautas
Según un estudio elaborado en la Universidad de Salamanca bajo el título
“perfiles de personalidad diferenciales de los usuarios de Internet”, son cuatro
los tipos de perfil psicológico que frecuenta la red.
Los llamados “profesionales” serían aquellos que dedican largos períodos de su
tiempo de trabajo al uso y manejo de Internet para conseguir información y crear
contenidos o programas. Aunque esto podría crear adicción, lo más común es
que con el tiempo ese trabajo se pueda convertir en algo pesado y causar cierto
hastío, tedio y desencanto.
Los “aficionados” se interesan por Internet para lograr propósitos, hacer
intercambios, pero en un marco de normalidad, sin establecer demasiados lazos,
ni crear interferencias en el desarrollo normal de sus obligaciones.
Los “perturbadores” forman un grupo heterogéneo que puede incluir hackers,
gamberros o groseros, que utilizan internet para perjudicar, molestar,
aprovecharse o causar daños y problemas a otros usuarios.
Por último los “adictos” serían aquellos individuos que dependen y piensan
demasiado en Internet hasta el punto que interfieren en el desarrollo de su vida,
y sienten la necesidad de incrementar el tiempo durante el que están conectados
al ordenador. Este tipo de usuarios puede sufrir síndrome de abstinencia,
disminuye su actividad física, cambia los patrones de sueño y busca
compensaciones que no encuentra fácilmente en su vida cotidiana.
Proceso adictivo
El proceso por el cual una persona se convierte en adicto es siempre una
interacción de factores relativos a:
-Objeto de adicción
-Características de la persona que la hacen vulnerable
-Entorno social
Con respecto al objeto de adicción, son muchas las cualidades de Internet que
parecen contribuir al potencial de la adicción; entre otras la velocidad,
accesibilidad e intensidad de la información a la que se tiene acceso, su grado
de interactividad (ilusión de control).
Por otro lado las relaciones sociales resultan reforzantes para la mayoría de las
personas, sin embargo a menudo no tenemos libre acceso a ellas por el límite
que impone la sociedad o nosotros mismos. En las salas de chat se rompen
todas esas reglas, una persona puede dirigirse a otra, decir lo que se le antoje,
sentirse escuchada... y dejar de hacerlo cuando le apetezca, sin represalias.
Precisamente las aplicaciones que más poder adictivo tienen son las que
permiten al usuario interaccionar con otros, como los chats.
Puesto que hemos analizado las características de Internet que pueden llevar a
la adicción, cabe preguntarse que es lo que hace que algunas personas se
conviertan en adictas y otras no. Para responder esta cuestión, tendremos que
centrarnos en las características de personalidad, otro de los factores que
intervienen en el proceso adictivo.
En la mayoría de los casos, Internet lo que hace es cubrir un déficit en la
personalidad del adicto. Y en este sentido hay ciertas características de
personalidad o estados emocionales que aumentan la vulnerabilidad psicológica
hacia la adicción a Internet como: introversión, timidez, fobia social, baja
autoestima, alto nivel en la búsqueda de sensaciones, miedo a la desaprobación
de los demás, grandes dificultades de relación social en su vida cotidiana,
depresión y ansiedad.
CONCLUSIONES