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UNIDAD I HISTORIA DEL QUEHACER TEOLÓGICO

1. CONCEPTO GENERAL DE LA TEOLOGÍA


Cuando usted oye el término “teología”, ¿en qué piensa? ¿Qué imagen tiene usted de la teología (o del
teólogo)? Algunos en la actualidad ven la teología como un vestigio del pasado. Para ellos la teología trata de
preguntas intrascendentes formuladas en un lenguaje que está en desuso. Los razonamientos, las técnicas y aún
los conceptos básicos de la teología pueden sonar como el eco de un contexto muy lejano a la realidad en que
vivimos. Otro problema es que la expresión “la teología evangélica”, o digamos “teología protestante”, es muy
antigua, pues generalmente se refiere solamente a la teología de los países noratlánticos (Europa del Este y
Mediterráneo), cuando se habla de la teología evangélica generalmente se piensa en aquella teología que los
anglosajones1 han desarrollado. Hoy día nos preguntamos legítimamente que tiene que ver esta herencia
anglosajona con la realidad de las iglesias negras, asiáticas e hispanas.
2. EL PROPÓSITO DE LA TEOLOGÍA
Anselmo, el teólogo medieval, definió la teología como “la fe que busca entendimiento”. Otros han
caracterizado la teología como un intento de relacionar la fe con la razón. Otros creen que el propósito de la
teología es enseñar las doctrinas del cristianismo. Los grandes teólogos del pasado siempre tuvieron esta
preocupación. Martín Lutero, por ejemplo escribió dos catecismos con este propósito, uno “mayor” para enseñar
a los adultos, otro “menor” para los niños.
Hay que tomar en cuenta todas estas cuestiones cuando se estudia la teología. La teología no es inmutable.
Tampoco es algo abstracto ajeno a las realidades históricas y culturales. Siempre existe la tentación de confundir
la teología, que trata de Dios, con Dios mismo. Por supuesto, Dios no cambia, siempre es El mismo. La teología
por otro lado es el intento humano de hablar de Dios. Y por cuanto es una obra humana es cambiante. Tal vez
se puede decir que el papel de la teología es interpretar y explicar la fe cristiana en su contexto específico. Pero
hay que entender esto en el sentido más amplio.
Cada sermón es una interpretación de la fe cristiana. Es decir, cada sermón es un ejemplo de teología. Tal vez
usted ha pensado en la teología como algo abstracto y difícil que nadie, excepto los teólogos, puede entender.
Pero no es así, cada creyente, cada miembro de la iglesia teologiza o utiliza la teología cuando habla de su fe.
Asimismo, la teología es un instrumento que nos ayuda a entender nuestra fe.
Para algunos la teología solamente tiene que ver con el intelecto. La teología, se dice, trata de ideas de doctrinas
y no de acción. Desgraciadamente la historia de la teología muestra que efectivamente, para algunos por lo
menos, su labor teológica consistió solamente en pensar la fe. Pero la fe misma nos lleva actuar a realizar en
nuestras vidas las implicaciones de lo que creemos. Por esta razón hay que hacer teología, no solamente
pensarlo. Cuando el pensamiento teológico no ha hecho caso de la realidad social histórica ha sido un escándalo
en la historia del cristianismo. El propósito de la teología es expresar la fe que tenemos en Jesucristo. Pero si esta
expresión es solamente en palabras, manifiesta una fe muerta (Stg. 1:22; 2:20). La expresión de nuestra fe debe
involucrar todo nuestro ser, tanto lo que hacemos como lo que decimos. La teología nos ayuda mucho a formar
esta expresión integral de nuestra fe.
3. BIBLIA Y TEOLOGÍA
A menudo oímos a personas que dicen: “Para qué me sirve la teología? La Biblia basta”. Podríamos decir esto si
la Biblia misma fuera un tratado de teología sistemática. Pero todos admitimos que no es así. Por otro lado, se
puede hablar de la teología en doble sentido. La palabra “teología” significa el estudio de Dios. En un sentido,
cualquier expresión específica o general que trate de Dios, es un ejemplo de teología. En ese sentido muy general
hay una teología en la Biblia. Pero en un sentido más específico la teología es un intento de hablar de todas las
implicaciones de la revelación de Dios. La biblia es la revelación de Dios. Pero ningún autor bíblico sea Pablo,
Juan, o cualquier otro, por si sólo presenta toda esta revelación, sino que la Biblia en su totalidad es la
revelación. No hay en la Biblia ningún gran esquema que bosqueje todas las implicaciones de la revelación de
Dios. Nosotros tenemos la responsabilidad de estudiar la Biblia y vivirla con todas sus implicancias.
La Biblia es básicamente una historia. Nos cuenta los hechos relacionados con nuestra salvación. El punto
clave es la vida, muerte y resurrección de Jesucristo. Esto también es una historia. Tal vez usted ha leído libros
de teología. Se nota inmediatamente una sistematización de las doctrinas muy distinta a la Biblia en su forma.
Muchos libros de teología tratan de la existencia de Dios. Pero en la Biblia no hay ningún pasaje sobre este tema.
La Biblia presume la existencia de Dios y la demuestra por medio de los actos de Dios en la creación y en la

1Amnglosajones, se dice de los pueblos germánicos (anglos, jutos y sajones) que invadieron
Gran Bretaña en los siglos V y VI. Por extensión, ahora se denomina al conjunto de pueblos
de habla inglesa.
historia. La Biblia no es un libro de reglas ni de definiciones, ni de filosofía. La Biblia es una historia y el
resumen de eta historia se encuentra en Juan 3:16.
En resumen, creemos que en la Biblia no hay un sistema de teología que podamos comparar o esbozar entre otras
teología cristianas. La Biblia es la base de toda teología cristiana. La tarea de la teología es interpretar la
Biblia. Esta responsabilidad es ineludible. Inclusive la teología atribuye grados de importancia al contenido
bíblico. Por ejemplo, creemos que el evangelio de San Juan es más importante que el libro de Ester. La Biblia
misma no afirma esto. Este en un juicio que el teólogo hace después de estudiar todo el contenido bíblico. Esta
es por lo tanto una afirmación teológica. Cualquier persona que lea la Biblia y que la interpreta está
haciendo teología. La persona que niega la importancia de la teología y solo quiere “leer la biblia”, también está
haciendo teología. Cada vez que presentemos un resumen de la Biblia (la Biblia dice...) o una conclusión bíblica
(según la Biblia...), estamos haciendo afirmaciones teológicas. Toda interpretación de la biblia expresa una
teología pues ella sirve de instrumento para interpretar la Palabra de Dios.
4. DOCTRINA Y TEOLOGÍA
En círculos cristianos se habla de doctrina y de teología. Tal vez usted se ha preguntado “¿cuál es la diferencia?”
A veces hay confusión entre estos dos términos. Cuando hablamos de las implicaciones de la revelación de Dios
hay que pensar en dos niveles. Ya dijimos que la Biblia es la base de toda teología cristiana. La Biblia también
es la base de nuestra doctrina. La palabra “doctrina” en griego significa “enseñanza”. Literalmente quiere
decir lo que parece correcto. Por otro lado, “teología” significa el estudio de Dios. Luego, podemos decir que
básicamente la doctrina es un resumen de la enseñanza bíblica y la teología es el estudio de esta enseñanza.
Probablemente la confesión de fe más antigua es “Jesucristo es el Señor? (1 Co. 12:3). La confesión más
conocida tal vez es el “credo apostólico” que se originó en la iglesia primitiva. Pero además de confesar nuestra
fe, tenemos que interpretarla. Por ejemplo, todos los evangélicos aceptaron la doctrina de la justificación por la
fe, es a saber que somos salvos por nuestra fe en Jesucristo y no por las obras que hacemos. Pero si leemos lo
que los grandes teólogos han escrito sobre esta doctrina, veremos que hay diferencias entre las interpretaciones
que ellos hacen en cuanto al significado de esta doctrina. Algunos hacen énfasis en la responsabilidad del
hombre, en su salvación, otros enfatizan el papel de Dios. Martín Lutero habló de la justificación por la fe como
ruptura con el concepto de justificación en el Antiguo Testamento. Juan Calvino señaló que la justificación por
la fe ya se enseñaba en el Antiguo Testamento. Por supuesto los dos reformadores estaban básicamente de
acuerdo en lo que es la justificación por la fe. Pero esto no quiere decir que la entendieran exactamente de la
misma forma.
Cada teólogo, en realidad cada predicador, hace énfasis en algún elemento no en otros, y según su propio
entendimiento de las Escrituras. Casi todos los teólogos protestantes han aceptado la doctrina de que no somos
salvos por las buenas obras sino por la fe en Jesucristo que es un don de Dios (Ef. 2:8). Pero dentro de este
marco, que parece bien específico, hay lugar para diversas interpretaciones.
Lo importante del papel interpretativo de la teología se puede ver en el debate entre el liberalismo y el
fundamentalismo al principio de este siglo. Algunos teólogos “liberales negaban ciertas doctrinas, como la
divinidad de Cristo. Otros afirmaban las mismas doctrinas que sostenían los fundamentalistas. Sin embrago entre
estos dos grupos había mucha diferencia en cuanto a lo que significaban estas doctrinas, el debate giraba
alrededor de la interpretación de la doctrina. Algunos teólogos de postura liberal aceptaban los credos de la
Reforma del siglo XVI pero las interpretaban en una forma distinta. Los fundamentalistas se oponían a la
interpretación de los liberales. Este fue un debate teológico. Cuando explicamos lo que significa lo que
creemos ya hemos entrado en el campo de la teología.
Sin entrar a fondo en la controversia de fundamentalistas y liberales, podemos notar que las diferencias entre
ellos no son triviales. Estas doctrinas se referían a doctrinas que ambos lados creían en común. Cuando un
teólogo liberal hablaba de la Biblia. Como la Palabra de Dios, él no entendía lo mismo que el fundamentalista
cuando éste hablaba del mismo tema. Lo importante aquí es notar que estas diferencias sobre la interpretación de
una misma doctrina fueron diferentes a nivel teológico. Esto demuestra la diferencia entre la doctrina (que ambos
creían) y la teología (en lo cual diferían). La misma confesión del Nuevo Testamento., “Jesucristo es el Señor”
puede tener diferentes significados en diversas teologías.
5. LA TEOLOGÍA OCCIDENTAL
Este no es un curso de historia de 1 p iglesia. Sin embargo, es importante tomar en cuenta algunos aspectos del
desarrollo de la teología en el mundo occidental, por lo menos, pues esta tradición ha tenido mucho impacto en
todo el mundo y ha llegado a ser parte de la herencia de muchas iglesias cristianas. No vamos a analizar todo
este proceso pero por lo menos sería bueno señalar algunos aspectos de este desarrollo.
En un sentido, puede decirse de que la historia de la teología es la historia de los énfasis que los teólogos han
dado a diversos aspectos de la verdad cristiana a través de los siglos. En otro sentido, también podría afirmarse
que la historia de la teología es la historia de cómo ciertos movimientos culturales han influido en la fe cristiana.
¿Recuerda usted cuál fue el contexto histórico en que nació el evangelio? La Biblia es bien específica al
respecto. Habla de César Augusto y de Pilato. En el libro de Hechos hay mucha información sobre Roma. La
iglesia surgió durante el Imperio Romano, el cual era caracterizado culturalmente por lo que se llamaba el
mundo helenístico, término que significa la cultura grecolatina, o sea la cultura clásica. Había muchas corrientes
filosóficas en aquel tiempo - el Platonismo, el estoicismo, el epicurismo y varios cultos místicos. San Pablo
especialmente trata de adaptar el evangelio a estos grupos (Hechos 17:16-32; Col. 1:15-20; 2 Cor. 4:18-5:2) pero
siempre mantuvo el elemento crítico del evangelio en relación con la “sabiduría humana” (1 Cor. 1:18-23).
No obstante, después de la Edad Apostólica, los cristianos se vieron obligados a defender el evangelio ante el
ataque de los filósofos paganos. Algunos teólogos, como Tertuliano, rechazaron la idea de un acercamiento a la
cultura clásica de Grecia y Roma. Otros, como Justino Mártir, Clemente y Orígenes, siguieron el ejemplo de San
Pablo de adaptar el evangelio al contexto de la época. Pero en su intento de responder a las críticas de los
paganos, ellos introdujeron en la teología cristiana las filosofías y las categorías culturales de su tiempo. Esta
tendencia continuó, con el gran teólogo San Agustín, hasta la caída del Imperio Romano.
La filosofía que más penetró en la teología de esta época fue la dq Platón. Esta penetración tuvo varias
consecuencias. Primero, la teología vino a ser interpretada por medio de un sistema metafísico, algo muy ajeno
al pensamiento bíblico, pues no hay tal sistema en la Biblia. Segundo, el Platonismo es un sistema idealista.
Considera que la realidad fundamental no se encuentra en las cosas que vemos en la tierra sino en la “ideas” que
se encuentran solamente en el cielo. Aquí vemos solamente las sombras imperfectas de estas ideas. Como
resultado de esta distinción entre la dimensión física y la espiritual se estableció un dualismo entre el cuerpo y el
alma del ser humano. Los escritores bíblicos lucharon contra el gnosticismo del primer siglo que hacía una
distinción semejante a la del Platonismo. En el tercer siglo el filósofo Plotino reintrodujo el sistema de Platón y
éste tuvo gran impacto en algunos de los teólogos más importantes de este período, especialmente en Orígenes y
San Agustín. Este diálogo con la filosofía ayudó a los teólogos en la comunicación con el mundo greco - latino.
Por otro lado, las ideas paganas tanto como las estructuras de los sistemas filosóficos ejercieron tanta influencia
sobre la teología que esta llegó a ser más filosófica que bíblica.
El desarrollo más significativo en la iglesia antigua, tal vez fue la definición básica de dos doctrinas claves: la
divinidad de Cristo, y la trinidad. Esto sucedió en los conflictos de Nicea (325 A.D) Constantinopla (381),
Éfeso (431) y Calcedonia (451). En esta época el cristianismo vino a ser la religión oficial del Imperio Romano,
no por la conversión del Imperio, sino, más bien por razones políticas. A pesar de ello los concilios mencionados
nos han dado la base de la teología cristiana y un resumen de la enseñanza bíblica sobre Dios el Padre, Cristo el
Hijo y el Espíritu Santo, el Consolador.
Durante muchos siglos después de la caída de Roma, la iglesia cristiana estuvo en decadencia. Los mahometanos
conquistaron muchos de los sectores en el mundo oriental que habían sido cristianos hasta entonces. El nivel del
cristianismo era muy bajo en el occidente también. En el siglo XI hubo un renacimiento de la teología con el
teólogo Anselmo. Su obra revela la influencia de los grandes teólogos hacia el final del Imperio Romano.
Utilizando la filosofía platónica y con base en ella Anselmo formuló una prueba (muy filosófica) de la existencia
de Dios que llegó a ser muy famosa. Desde Anselmo hasta Descartes (siglo XVII) esta prueba hizo gran impacto
en los círculos filosóficos y teológicos. En la preocupación con este tema, usted puede ver la importancia que la
teología noratlántica da a la filosofía occidental. En la Biblia no hay ninguna prueba formal de la existencia
de Dios. La preocupación por probar la existencia de Dios es un asunto filosófico. El interés de los teólogos
en esta cuestión muestra su dependencia en la filosofía.
En el siglo XIII Tomás de Aquino, uno de los teólogos más importantes en toda la historia cristiana, escribió su
gran obra, Summa Teológica. En esta obra Santo Tomás abarcó todas las doctrinas básicas de la fe cristiana. En
ella se nota la influencia platónica, especialmente por la línea de San Agustín. Además, hay mucha influencia de
Aristóteles que había sido redescubierto en Europa en el siglo anterior por los estudios de Averroes, el filósofo
árabe. La teología de Santo Tomás ha sido la base de la teología católico - romano hasta el siglo XX.
El sistema Tomista permaneció casi sin rival en el occidente hasta el siglo XVI. No obstante, siempre tuvo sus
críticos. Los teólogos ingleses John Duns Scotus y William de Occam habían cuestionado la teología Tomista
por tener tanta orientación filosófica. A pesar de esto, la teología de Santo Tomás llegó a ser la teología oficial
de la iglesia católica romana. En el siglo XVI se levantaron otras críticas más fuertes que las de la Edad Media.
El sacerdote Martín Lutero lanzó una protesta contra toda la iglesia de Roma, incluyendo mucho de su teología.
En lugar de la autoridad de la iglesia y el Papa, que surgió en la Edad Media, Lutero afirmaba que la Biblia es la
autoridad básica. Rechazó el sistema sacerdotal de la iglesia medieval y enfatizó la doctrina bíblica que afirma
que todos los creyentes son sacerdotes en Cristo. Además insistía en afirmar que la iglesia enseñaba un sistema
de salvación por las buenas obras. En sus comentarios sobre los libros de Romanos y Gálatas, Lutero proclamó
la salvación solamente por medio de la fe en Jesucristo sin la necesidad de hacer buenas obras.
Después de Lutero surgieron otros reformadores - Zuinglio y Bullinger en Suiza ; Melanchton, que trabajó con
Lutero, en Alemania; especialmente Juan Calvino, en Ginebra. Aunque Lutero inició la reforma protestante, fue
Calvino quien formó el movimiento que lo divulgó por los demás países de Europa, luego a Gran Bretaña y de
allí a Norteamérica. Todos estos reformadores fueron excomulgados por la iglesia católica. Siguió una época de
mucha polémica, guerra y persecución entre protestantes y católicos. Aún los mismos protestantes se pelearon
entre ellos.
En Alemania y Suiza nació otro movimiento que se ha llamado la reforma radical. Este grupo bajo el liderazgo
de Menno Simons y Tomás Munstzer pedía una reforma de la iglesia más a fondo, con más énfasis en las
enseñanzas apocalípticas de la Biblia.
Durante la primera parte del siglo XVII la situación en Europa era caótica, debido a las controversias (hasta con
derramamiento de sangre) entre los grupos reformadores y la iglesia católica. Los seguidores de Lutero y
Calvino buscaban un apoyo teórico para defender sus posturas. Irónicamente lo encontraron en la filosofía de
Aristóteles, la misma que Lutero había rechazado en la teología de Santo Tomás. La teología, aún las
confesiones, del siglo XVII, muestran una preocupación por la teología sistematizada en una fforma estática que
no se encuentra en los escritos de Lutero, Calvino y Zuinglio.
Con la ubicación de Aristóteles en la teología protestante, la fuerza de dicha teología dependía mucho de la
recepción del aristotelismo en el mundo occidental. La influencia Aristotélica continuó hasta el siglo XVIII. Los
católicos y los protestantes debatieron sobre la misma base de la metodología de Aristóteles. Sin embargo, con el
surgimiento del método científico y de nuevas escuelas de filosofía, la importancia de Aristóteles empezó a
disminuir. Esta época se llama la iluminación y representó una tendencia más secular en la vida europea. Muchos
abandonaron su creencia en los milagros y, en general, en todo lo sobrenatural. Los argumentos de Aristóteles ya
no convencían. El acontecimiento más crucial en este proceso fue la publicación en 1781 de la Crítica de la
Razón Pura por el filósofo alemán, Emanuel Kant. En esta obra Kant lanzó una crítica dura no solamente a la
filosofía aristotélica sino a toda la filosofía de su tiempo. Por medio de un análisis brillante mostró que todos los
argumentos racionales para demostrar la existencia de Dios no tenían validez. Según él, era imposible saber si
Dios existe o no. La teología estaba en crisis.
En el tiempo moderno hay básicamente dos tendencias en la teología protestante. La primera fue una reacción a
la filosofía de Kant. Algunos teólogos alemanes en el siglo XIX aceptaron esta filosofía como el punto de partida
para la teología. Entre otros podemos mencionar a Friedrich Schleiermacher, Albrecht Ritzchal y Adolf Hamack.
Este, fue el origen de la escuela “liberal” que abandonó mucho de la orientación clásica en pos de una teología
más “moderna”. Esta corriente hizo mucho impacto no solamente en Alemania sino también en los demás países
de Europa y en los Estados Unidos.
Una de las características clave de los liberales fue su percepción de la Biblia. La aceptaron como si fuera
cualquier otro libro antiguo y así la analizaron. Durante el siglo XIX la ciencia toma nuevos rumbos,
especialmente la biología, (el evolucionismo de Charles Darwin); la psicología (el psicoanálisis de Sigmud
Freud); y las ciencias sociales (las obras de Karl Marx, Emile Durkheim y otros). Todo esto constituyó un
desafío para la teología e impactó fuertemente la teología liberal.
Sin embargo, no todos los teólogos aceptaron el liberalismo; algunos teólogos de Alemania (Friedrich Tholuck,
Martin Kahler); de Holanda (Abraham Kuyper, Hermann Bavinck); de Gran Bretaña (P.T.Forsyth, James
Denney) y de los Estados Unidos (Charles Hodge, B.B. Warfield) lo criticaron fuertemente y defendieron una
teología conservadora, semejante a la teología de la Reforma pero con la influencia del aristotelismo del siglo
XVII.
Hubo un movimiento liberal también en la iglesia católica. Algunos de los pensadores más importantes en esta
línea fueron Hernann Schell (Alemania), Alfred Loisy (Francia) y George Tyrrel (Inglaterra). Sin embargo, en el
mismo siglo hubo un renacimiento del catolicismo tradicional.
Un grupo de la Universidad de Oxford inició un movimiento para que la iglesia de Inglaterra regresara a los ritos
antiguos de la iglesia de Roma. Uno de los líderes de este "Movimiento de Oxford", John Hemy Newman, se
convirtió al catolicismo y escribió muchos tratados a favor de la iglesia católica. En el año 1870 el primer
Concilio Vaticano se reunió y defendió las doctrinas de la infalibilidad del Papa. El mismo Papa que convocó al
Concilio Vaticano, Pió IX, ya había definido en el año 1854 la doctrina de la concepción inmaculada de María.
Al principio del siglo presente hubo muchos debates entre teólogos conservadores y liberales. Después de la
primera guerra mundial apareció una “vía media” entre estas dos posturas. Karl Barth, pastor Suizo de trasfondo
liberal, rechazó el liberalismo después de estudiar profundamente la epístola de San Pablo a los Romanos. Desde
su nueva postura re - estudió la teología de Lutero y Calvino. Fue además influido por los escritos de Soren
Kierkegaard, el filósofo cristiano danés del siglo XIX. En 1919 Barth publicó su comentario sobre la epístola a
los Romanos que tuvo un impacto decisivo. La teología de Barth y sus seguidores vino a ser reconocida como la
“neo - ortodoxia”, porque a pesar de tener como base la teología de la Reforma también utilizaba la crítica
bíblica de la escuela liberal. La influencia de Kierkegaard se deja ver especialmente en el énfasis en cuanto a la
experiencia viviente de la persona, en oposición a las categorías estáticas de Aristóteles o al idealismo de Platón,
(hacia final de su vida, Barth rechazó mucho de la filosofía de Kierkegaard).
Los teólogos conservadores criticaban a los “neo - ortodoxos” por no mantener pura la teología reformada, y
también por aceptar la crítica liberal de la Biblia. A pesar de ella la “neo - ortodoxia” dio un golpe fatal al
liberalismo. Después de la Segunda Guerra Mundial la teología liberal de los primeros años del siglo casi
desapareció.
En los últimos treinta años se puede decir que la teología noratlántica ha estado en crisis. El teólogo alemán
Rudolf Bultman, asumiendo la postura liberal, proclamó la necesidad de “desmitologizar” las escrituras. Es
decir, según él, hay que expurgar los mitos de la Biblia para descubrir el mensaje “real”. Paul Tillich, otro
teólogo alemán fallecido en 1965, fue muy influido por la filosofía del existencialismo. La escuela de
pensamiento que se inspiró en Kierkegeard. Pero Tillich tanto como Bultman se interesaron más en los
existencialistas modernos, p.ej. Martín Heidegger y Jean-Paul Sartre, que en las tendencias del siglo pasado. En
las décadas cincuenta y sesenta surge la teología “existencial”. El existencialismo también penetró en la iglesia
católica, especialmente a través del filósofo francés Gabriel Marcel. El jesuíta Pierre Teilhard de Chardin vinculó
la teología con algunas preocupaciones científicas. Su obra es muy fecunda en cuanto a la aplicación de la
teología a la creación y a la naturaleza.
Un momento decisivo ocurrió en la iglesia católica cuando el Papa Juan XXVIII convocó el Segundo Concilio
Vaticano en 1962, el cual introdujo muchos cambios en la iglesia católica. El diálogo entre católicos y
protestantes se ha intensificado como nunca antes. La teología católica en este momento es muy vigorosa pero
no tiene una dirección específica. Los teólogos más destacados son Hans Kung y Karl Rahener de Alemania,
Yves Congar de Francia y Edward Schillebeecky de Holanda.
Hemos señalado ya que la filosofía occidental ha tenido mucho que ver con el rumbo que ha seguido la teología
noratlántica. El problema está en que después de la Segunda Guerra Mundial esta filosofía ha tenido su propia
crisis que a su vez ha afectado la teología. Muchas preocupaciones ha tenido la teología en esta época. El
psicoanálisis, la sociología, la política, el análisis lingüístico, aún la famosa “muerte de Dios”, todos han servido
como tema de la teología actual. Muchos teólogos conservadores piensan que esto demuestra la decadencia de la
“teología liberal”.
La teología conservadora ha sido criticada por ser estática y por estar demasiado comprometida con el “status”
de los países noratlánticos. Entre los teólogos protestantes del noratlántico, de mayor influencia en la actualidad
están Jorge Moltmann y Wolfhart Pannenberg de Alemania, Hendrikus Berkhof y G.C. Barkouwer y de
Holanda, Lukas Visher de Suiza, Harvey Cox y Daniel Day Williams de los Estados Unidos, Iam Ramsey y John
A.T.Robinson de Gran Bretaña. Entre otros los teólogos conservadores de habla inglesa debe destacar León
Morris, Bemard Ramm y Paul Jewett. Pero hasta ahora no ha surgido alguien con la estatura de Barth, o de
Tillich o de los conservadores Hodge y Warlield. A pesar de tantos años de influencia mundial, la teología
noratlántica sigue esperando un nuevo Lutero.
UNIDAD II LA TEOLOGÍA
1. DEFINICIÓN
La palabra Teología proviene de los términos griegos “theos”-Dios, y “logos”-discurso o tratado, y
originalmente se refería a un discurso acerca de Dios, lo que explica el hecho que personajes como Ferecides,
Aristóteles, Homero, Hesiodo y Orfeo; fueron conocidos como teólogos porque los antiguos griegos aplicaron el
término “theologoi” o teólogos a quienes escribían la historia de los dioses reales o imaginarios y sus hazañas.
Lo amplio del vocablo hace necesario el uso de términos específicos tales como Teología cristiana o Teología
Etnica (referida a los tratados sobre “deidades” y “escritos sagrados”, propios de sistemas religiosos como el
Hinduísmo y el Sintoísmo, p.e).
La Teología Cristiana se puede definir como “La presentación sistemática de las doctrinas de la fe cristiana”,
pero esta sencilla definición no explícita el alcance de la teología. De las varias definiciones de la teología
cristiana hechas por respetados y eruditos teólogos, destaca la de William Burton Pope, quien define la Teología
como “La ciencia de Dios y de las cosas divinas, basada en la revelación hecha al hombre por medio de
Jesucristo y sistematizada en sus varios aspectos dentro de la iglesia cristiana”.
2. RELIGIÓN Y TEOLOGÍA
Los que practican una religión forman grupo y casi siempre organizaciones sociales. Durante la edad medieval se
consideraba al cristianismo como una institución con un conjunto de creencias, ceremonias y prácticas. Esta
religión se distinguía principalmente de otras tales como el judaismo y el Islam, por sus doctrinas. De modo que
se describía la religión como un conjunto de creencias, actitudes y prácticas expresadas institucionalmente.
Pero la religión evangélica abarca más que esto. Incluye una experiencia personal con Dios realizada por la fe en
Cristo. “Esta es la vida eterna: Que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado”
(Jn. 17:3). Es una vivencia de compañerismo con Dios y una vida de fe, adoración, amor, santidad y servicio
espiritual.
¿Cómo difiere la religión de la teología? La teología trata solamente de la parte intelectual, o sea, la formulación
de las doctrinas, la religión abarca al hombre entero. La teología es la teoría mientras que la religión es la
práctica.
3. NATURALEZA DE LA TEOLOGÍA
¿Qué significa el vocablo “teología”? Aunque no se encuentra esta palabra en la Biblia, el concepto está. El
término “teología” proviene de dos palabras griegas: “Teos” (Dios) y “logos” (palabra, discurso). Significa
estudio o discurso acerca de Dios, pero en el uso no se limita a la doctrina de Dios, sino que abarca todas las
doctrinas cristianas. B.B. Warfield la define así: “La teología es la ciencia de Dios y su relación con el hombre
y con el mundo”. Entonces la teología es la formulación unificada, coherente de la verdad referente a Dios, la
relación entre él y la humanidad y el universo. Y de acuerdo en cómo se presenta la doctrina en la revelación
divina y su aplicación a toda la vida humana.
4. RELACIÓN DE LA TEOLOGÍA CON OTRAS DISCIPLINAS
Se considera que hay cuatro disciplinas que tienen una relación estrecha con la teología, o son parte de esta
ciencia. Son la religión, la filosofía, la ética y la apologética. Ya hemos descrito la religión, la cual abarca la
teología, pero también mucho más.
4.1. La filosofía. Puesto que tanto la filosofía como la teología se ocupan de analizar críticamente el significado
de términos, y las dos emplean un estricto proceso de observación y razonamiento para llegar a conclusiones, y
procuran formular una cosmovisión consecuente, se considera que están relacionadas. Difieren en que la teología
comienza con la noción de que Dios existe y él es el creador de todo excepto el mal, mientras que la filosofía, se
basa en la razón natural y las especulaciones del pensador. La filosofía carece de doctrinas satisfactorias de la
providencia, pecado, redención y vida eterna.
Por otra parte, la filosofía puede servir bien al teólogo cristiano. La emplea para desarrollar sus doctrinas, añadir
contenido a sus enseñanzas, escudriñar sus ideas y argumentos, y establecer o defender su teología. Los padres
de la iglesia en los siglos tercero y cuarto D.C., empleaban la filosofía griega para forjar las doctrinas de la
Trinidad y definir la naturaleza de Jesucristo. En el siglo quinto, Agustín escribió La Ciudad de Dios, el cual es
una síntesis de la filosofía de Platón y la teología cristiana. Transcurridos ochos siglos, Tomás de Aquino,
sintetizó la teología católica con la filosofía de Aristóteles (Summa Teológica). Un empleo moderno del uso
casi exclusivo de la filosofía, es la “teología” de Paul Tillich. Su técnica es emplear la filosofía para formular
preguntas, y la teología para dar las respuestas.
El pensador evangélico emplea la filosofía con cautela. Es un buen siervo de la revelación de Dios, pero un amo
malo sobre ella. Ramm observa acertadamente: “El teólogo debe aprender a tomar en serio todas las filosofías
porque no sabe cuál es la que Dios pueda usar en el adelanto del estudio de la teología, y debe aprender a no
tomar en serio ninguna, de otro modo ha entregado la autonomía de la revelación especial.
4.2. La ética. Esta disciplina se refiere a la ciencia de la conducta, un estudio de lo bueno y lo malo en
comportamiento. Se clasifica la ética en dos categorías: descriptiva y práctica. La primera estudia la conducta
según alguna norma del bien y del mal, y la última, principalmente, según los motivos. En la teología cristiana se
encuentran elevados principios morales, especialmente las enseñanzas de Jesús. Generalmente la ética no
cristiana alcanza su motivo en el utilitarismo, mientras que el motivo del cristiano es obedecer y agradar a su
creador y amar a su prójimo.
4.3. La apologética. El término deviene del griego “apología”. Se empleaba para referirse a la defensa de una
persona como la que hizo Sócrates, cuando presentó ante los atenienses su punto de vista y justificó su conducta.
El apóstol Pedro anima a los creyentes diciendo: “Estad preparados para presentar defensa” (apología, 1 P.
3:15). Entonces la apologética se refiere a la actividad en que el cristiano se esfuerza para demostrar que su
mensaje es verídico y creíble, y lo defiende contra críticas y distorsiones. La teología emplea la apologética
desarrollando una defensa racional de sus doctrinas contra los ataques del materialismo, escepticismo y otros
adversarios de la fe. Incluye tanto argumentos positivos para establecer su verdad cristiana, como refutaciones de
la crítica en su contra.
Como toda ciencia, la teología “la ciencia de Dios y de las cosas divinas”, ha sido organizada de varias maneras,
a fin de facilitar su estudio. Trataremos las seis fases en las que los eruditos han dividido la teología.
UNIDAD II DIVISION DE LA TEOLOGIA
1. TEOLOGÍA NATURAL
Trata de la existencia, los atributos y la voluntad de Dios a partir del universo material y de la constitución del
hombre (Sal. 19:1; Ro.l:20). La teología natural “escudriña” el libro de la naturaleza para sistematizar la
evidencia de la existencia, el poder y los propósitos de Dios. Es necesario advertir que esta teología apela a la
razón para “ver” a Dios en la Creación, por ende, ella no es suficiente para que el hombre no regenerado obtenga
un conocimiento experimental y salvífico de Dios; para ello, es necesario una revelación especial. (El estudio de
los fenómenos de la naturaleza y de las leyes que los rigen, para afirmar la existencia y el carácter de Dios se
denomina “Revelación General” y es el tema de la Unidad I de este curso, la “Revelación especial”, es tratada en
la Unidad V).
2. TEOLOGÍA BÍBLICA
Se refiere generalmente a la enseñanza que se encuentra en la Biblia. Pero ha tomado la forma de estudios
específicos, tales como la doctrina del Antiguo Testamento, la del Nuevo Testamento. La Teología Bíblica
consiste en el estudio analítico de la Biblia, a fin de clasificar en forma científica el material bíblico, de acuerdo
con las diversas doctrinas presentadas en las Escrituras. Esta teología puede ser calificada como exegética
porque su campo de investigación abarca asuntos como la época, el contenido y el carácter; el contexto histórico
y literario del texto sagrado, así como la autenticidad e integridad de los diferentes libros. Tiene que ver también
con los principios de interpretación bíblica (o Hermenéutica). La teología bíblica suele ser un intento de extraer
la enseñanza de cada libro de la Biblia y organizaría sistemáticamente sin evaluarla o interpretarla.
3. TEOLOGÍA HISTÓRICA
Esta teología se ocupa del desarrollo histórico de la doctrina desde el final del período apostólico hasta nuestros
días, y la forma como la evolución de la doctrina impacta en el pueblo de Dios. La teología histórica se nutre de
las diferentes historias eclesiásticas y compara “los diferentes credos que las distintas iglesias han ido
formulando para confesar su fe delante del mundo... en medio de los tiempos y navegando contra corriente
poderosas de pensamiento” (José Grau). La teología histórica presenta cronológicamente el desarrollo de la
teología de la iglesia a través de los siglos. Cuenta de las controversias doctrinales y los credos formulados por
los Concilios.
4. TEOLOGÍA SISTEMÁTICA
La teología sistemática estudia la Revelación como un todo, como “un organismo completo, en el cual todas sus
partes están sistemáticamente relacionadas, con lo que conocemos de Dios, y con las relaciones entre Dios y el
universo” (G.H.Lacy). Demuestra la interdependencia orgánica de las varias verdades reveladas y las presenta
como un sistema doctrinal de valor eterno. Toma los materiales de las otras teologías (natural, bíblica e histórica)
y nos presenta la verdad cristiana como un todo compacto, lógico, pertinente y comprensible. En síntesis la
teología sistemática organiza lógica y sistemáticamente los temas de las sagradas Escrituras.
5. TEOLOGÍA EXEGÉTICA
El vocablo griego traducido “exégesis” quiere decir extraer. En la teología, se refiere a extraer el sentido del
texto bíblico, en vez de meter un significado a un pasaje (eiségesis). La teología exegética es importante pues
establece la verdad divina extrayéndola de la revelación escrita de Dios.
6. TEOLOGÍA PRÁCTICA
Tiene que ver con la aplicación de la doctrina a la vida de los individuos y de las congregaciones. Algunos temas
de esta teología son: La Teología Pastoral, que se ocupa de la delicada labor del pastor, llamado a apacentar la
grey del Señor; la Homilética, que trata de la preparación y presentación de sermones; y la Liturgia, el estudio
del culto, las diversas formas de adoración. La Teología Pastoral consiste en el estudio de la obra del pastor y la
Consejería Pastoral.
Las teologías que no son usadas con frecuencia son la Dogmática (asuntos fundamentales de la doctrina, según
lo anuncian los credos de la iglesia), Litúrgica y Fundamental.

UNIDAD IV LA TEOLOGÍA EVANGÉLICA


Toda religión tiene su teología. Los musulmanes han desarrollado su doctrina extrayendo enseñanzas del libro
Corán, los hindúes, de sus escritos sagrados tales como las Upanishades y las Vedas. Asimismo los
evangélicos conservadores tienen su teología particular. Esta difiere de la de otras divisiones del cristianismo en
algunos aspectos tales como su fuente y manera de forjarla. He aquí algunas características de la teología
evangélica:
UNIDAD III DIVIISON DE LA TEOLOGIA
1. LA TEOLOGÍA BÍBLICA Y SISTEMÁTICA
La teología evangélica es bíblica en el sentido de que todos las Escrituras canónicas son su fuente principal y
determinante de sus enseñanzas. Se emplean los principios de la Hermenéutica y otras herramientas de
investigación bíblica para extraer el significado exacto del texto.
Puesto que la Biblia no presenta sus enseñanzas de una manera organizada y sistemática, la labor del teólogo
conservador es extraerla de las varias partes de la Biblia, analizarlas, describirlas y organizarías en forma lógica
y sistemática. No aísla un texto del otro para formular una doctrina, sino procura relacionar las nociones bíblicas,
la una con la otra a fin de presentar una enseñanza armoniosa y completa. Para el evangélico conservador, la
teología consiste principalmente en un sumario ordenado de la doctrina cristiana y es un compendio de los temas
de la Biblia.
2. TEOLOGÍA Y CULTURA
La teología se relaciona con las cuestiones de la Cultura General y los conocimientos seculares. Por ejemplo,
intenta evaluar a la luz de la Biblia los descubrimientos y teorías de la ciencia referente al origen del universo y
del hombre. La una arroja luz sobre la otra, y el teólogo busca la relación entre ellas. También, la teología trata
de relacionar el punto de vista del hombre con el de la sicología moderna, y la providencia con la historia
secular.
3. TEOLOGÍA Y EL LENGUAJE CONTEMPORÁNEO
La teología evangélica debe incluir temas actuales y expresarse en términos contemporáneos, es decir, en
el lenguaje y conceptos de su época. Aunque las verdades de la palabra divina son inmutables y válidas para
todas las edades, es necesario reformar la doctrina en cada generación. Primero porque el lenguaje y formas
culturales cambian y es preciso revestir la verdad divina de ropa contemporánea para que sea inteligible. En
segundo lugar, porque continuamente surgen nuevas cuestiones y problemas en la iglesia, y estos requieren
nuevas formulaciones. El teólogo debe hacer hincapié en los asuntos candentes de su época, sin pasar por alto las
verdades permanentes de la teología. Por lo tanto, hace falta interpretar el texto bíblico y reaplicar la teología a la
situación actual.
4. TEOLOGÍA Y PROBLEMÁTICA HUMANA
La teología evangélica debe ser práctica, o sea, aplicable a la vida y los problemas humanos. En la Edad
Media, la teología a menudo se degeneraba en discursos estériles. A muchos de los escolásticos, les interesaba
más el armonizar la teología con la filosofía de Platón o Aristóteles que elaborarla en forma práctica. En la época
de Kierkegaard, la teología protestante llegó a ser -doctrina muerta- algo que no tenía nada que ver con la vida
cristiana. Hoy en día, hay algunos teólogos que se esfuerzan en forjar una teología que es más intelectualmente
estimulante que espiritualmente edificante.
La teología evangélica no debe ser mera teoría abstracta. Como la profecía fue dada “para edificación,
exhortación y consolación” (1 Co. 14:3), así la teología debe proporcionar el fundamento para solucionar los
grandes problemas de la humanidad, ennoblecer al hombre, estimularlo a buenas obras y fortalecerlo en los
momentos difíciles y angustiosos. Debemos formular la verdad de Dios de tal manera que los creyentes sean
instruidos en la fe y estimulados a poner en práctica la doctrina de Cristo.
La teología evangélica no sólo nos muestra cómo comportamos, sino también nos inspira a vivir rectamente, no
sólo proporciona la norma sana de conducta, sino también nos motiva a cumplirla. Erickson nos advierte, por
otra parte, que la teología debe preocuparse primordialmente de sus dimensiones prácticas. El efecto práctico o
aplicación de una doctrina es el resultado de la veracidad de la enseñanza, y no al revés.
Esto no quiere decir que el teólogo tiene la libertad de acomodar las verdades eternas al clima de incredulidad
moderna referente a lo sobrenatural, o cambiar las verdades bíblicas para que la teología sea aceptable a su
generación. Se ve esto en la teología de Rodolfo Bultman, el cual “desmitologizó” el Nuevo Testamento y
reinterpretó su mensaje en términos existenciales. En el proceso mutiló tan radicalmente el evangelio que la
doctrina resultante quedó sin poder para salvar a la humanidad. Tampoco quiere decir que debe comprometerse
tanto con los actuales problemas o cuestiones de hoy, que descuida de su mensaje permanente y significativo
como es el caso de la teología de la liberación.
UNIDAD V BASES DEL CONOCIMIENTO TEOLÓGICO
1. BASES DEL CONOCIMIENTO TEOLÓGICO
La base de la teología es, fundamentalmente, la Revelación o automanifestación de Dios, suplementada por la
historia y las ciencias. Dicho de otra manera, “el conocimiento teológico es posible porque “Dios ha hablado”
(He. 1.1 y ss.), y ha obrado en la historia de los hombres” (J.Grau).
Con relación a la base del conocimiento teológico, G.H.Lacy dice:
Primero: la verdadera base de la teología como ciencia, está en el hecho de que existe un Dios, y de que el
sostiene relaciones con el universo de su creación.
Segundo: en la capacidad de la inteligencia humana para conocer a Dios y algunas de esas relaciones que él
sostiene con el universo.
Tercero: se basa en el hecho de que Dios ha concedido medios por los cuales él se pone en contacto con la
inteligencia humana; o, en otras palabras, que ha dado a la raza una revelación.
J. Grau cita a A.H. Strong, quien resume la triple base del conocimiento teológico así: “Cualquier ciencia es
posible cuando se dan estas tres condiciones, es decir, la existencia del objeto con el que trata la ciencia dada; la
capacidad del intelecto humano para conocer el objeto y la provisión de medios definidos y aptos por medio de
los cuales el objeto entra en contacto con la mente”.
2. TRIPLE BASE DEL CONOCIMIENTO TEOLÓGICO
2.1. Primera base - La existencia de Dios. “La existencia de Dios es la gran presuposición de la teología. No
tiene sentido hablar del conocimiento de Dios, a menos que se admita que Dios existe... El cristiano, acepta por
la fe, la verdad de la existencia de Dios. Pero no por una fe ciega; sino por una fe que se basa en la evidencia, y
la evidencia $e funda, ante todo, en la Escritura como Palabra inspirada por Dios, y luego, en la revelación de
Dios en la naturaleza” (L.Berkhof). “La fe y la inteligencia obran en perfecta armonía”, dice G.H. Lacy. “Por lo
tanto, agrega el mismo autor, los descubrimientos de la teología han de ser las más altas formas de conocimiento;
han de concordar con las razones más lógicas, y a la vez presentar las razones claras que se revelan al ojo de la
fe”.
2.2. Segunda base - La capacidad de la inteligencia humana. “¿Descubrirás tú los secretos de Dios? ¿Llegarás
tú a la perfección del Todopoderoso?” (Job í 1:7). ¿Puede el hombre -ser finito- conocer a Dios, ser infinito? Por
supuesto que si: “Pero sabemos que el Hijo de Dios ha venido, y nos ha dado entendimiento para conocer al que
es verdadero” (1 Jn.5:20a). La capacidad cognoscitiva del hombre, la misma que le permite asimilar ciertas
verdades, acerca de sí mismo, del mundo y de la vida, también le ayuda a conocer, parcialmente es cierto, al
Dios que ha hablado; ha obrado y ha dejado su revelación registrada en un libro.
2.3. Tercera base - “Dios ha hablado”. “Es imposible concebir a Dios creando al hombre con capacidad para
conocerle y que luego no se le revele” (J.Grau). Dios ha hablado a través de la naturaleza (Sal.19.1, 2;
Hch.14:17; Ro.1.19,20), en lo que se denomina Revelación General, tema de la unidad IV de este curso. Pero,
Dios no solamente nos ha dado una revelación general, también se ha revelado en forma Especial en la Persona
de Jesucristo: “Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los
profetas, en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo” (He. 1.1.,2a). Cristo es la Revelación Personal del
Dios infinito para conocimiento del hombre finito. Y “la Escritura es la historia, interpretación y registro
infalible de la revelación”. Dios ha hablado al hombre en forma poderosa, perfecta y comprensible.
3. MÉTODOS DEL CONOCIMIENTO TEOLÓGICO.
Como todo conocimiento científico, el conocimiento teológico depende de dos métodos principales: el inductivo
y el deductivo.
3.1. Método deductivo. Va de la causa al efecto. A partir de una regla general, admitida por todos, procede a su
aplicación particular. “Por ejemplo, sabemos que Dios recibe a los pecadores arrepentidos (principio general),
por consiguiente debo sacar la conclusión de que me recibirá a mí si acudo a Él como pecador arrepentido
(resultado particular)”.
3.2. Método inductivo. Va del efecto a la causa. A partir de lo particular alcanza lo general. “Es mayormente
apto para la Teología Bíblica. Después de examinar una gran cantidad de ejemplos de la ira de Dios en contra del
pecado(efecto), llegamos a la conclusión de que Dios, odia el pecado(causa)”.
Una vez que el “conocimiento ha sido sistematizado, tiene dos formas de expresión:
a) Descriptivo: como la exposición de las leyes de la naturalezq.
b) Normativo: que es lo que mejor conviene a la Teología, pues tiene que ver con grandes principios y
normas; se trata de valores espirituales, de realidades eternas que deben imponerse con autoridad a
nuestra conciencia, si hemos de ser entendidos en el conocimiento y en la voluntad de Dios. Este
procedimiento es deductivo, pues deducimos de la norma general lo que debe ser cada caso particular.
Los resultados, sin embargo, no son nunca absolutos o exhaustivos. La Revelación de Dios es como un pozo sin
fondo en el que todos los siglos y todas las generaciones irán a beber sin que se agote jamás” (J.Grau).
4. LÍMITES DEL CONOCIMIENTO TEOLÓGICO
La meta de la investigación teológica es la “expresión intelectual de la verdad manifestada a los hombres”
(Wescott). Al fin y al cabo, la investigación teológica es un esfuerzo humano, y como tal, limitado. Grau cita los
siguientes límites del conocimiento teológico:
 La finitud del entendimiento humano (Job 11:7; Ro.l 1:33).
 No podemos saberlo todo.
 El estado imperfecto de las otras ciencias, tanto naturales como metafísicas.
 La teología encara problemas que están más allá de nuestra capacidad de investigación y comprensión
 Lo inadecuado del lenguaje humano. Por ejemplo, la expresión “personas” para hacer referencia a las
“tres personas de la Trinidad”.
 Lo incompleto de nuestro conocimiento de las Escrituras.
 El silencio de la Revelación bíblica sobre ciertos temas, como por ejemplo el del origen del mal
(Dt.29:29).
 La falta de discernimiento espiritual.
No le es suficiente al hombre su intelecto para conocer a Dios. Se requiere la mente y el corazón para aprehender
la Revelación. “El que quiera hacer la voluntad de mi Padre, conocerá si la doctrina es de Dios” (Jn.7:17).
“Conocemos la verdad, dice Strong, en la misma proporción en que estamos dispuestos a hacer la verdad”. Para
conocer a Dios, el hombre necesita la totalidad de sus facultades; necesita la fe, pues ella “moviliza íntegramente
todo el ser humano y le da discernimiento que no es solamente la visión de los ojos, sino la visión de la mente,
de los sentimientos y de la voluntad” (J. Grau). Por la fe, el hombre puede “ver” y “gustar” a Dios (Mt.5:8;
Sal.34:8).
UNIDAD VI TEMAS DE LA TEOLOGÍA SISTEMÁTICA
1. UBICACIÓN DE LOS GRANDES TEMAS EN LA SISTEMÁTICA
A.H. Strong propone una lista de siete grandes temas de la teología sistemática que comienza con la Doctrina de
la Existencia de Dios, pero José Grau propone un orden diferente: “Nosotros opinamos, sin embargo, que el
tratado sobre la Revelación y por ende, sobre la inspiración y la autoridad de las Escrituras- debe ser el primer
capítulo de la Teología, dado que ésta es factible únicamente porque la Revelación es un hecho. Hemos de
empezar, pues, por lo que es el fundamento y la justificación de la labor teológica”. Por esta razón presentamos
los temas de la Teología Sistemática en el siguiente orden:
1. La Doctrina de las Escrituras (Bibliología)
2. La Doctrina de Dios (Teología Propia-Angelología)
3. La Doctrina del Hombre y (Antropología Bíblica)
el Problema del Pecado (Hamartiologia)
4. La Doctrina de Jesucristo (Cristología)
5. La Doctrina de la Salvación (Soteriología)
6. La Doctrina de la Iglesia (Eclesiología)
7. La Doctrina del Espíritu Santo (Pneumatologia)
8. La Doctrina de las Ultimas Cosas (Escaumatologia)
2. DESCRIPCIÓN DE LOS GRANDES TEMAS DE LA SISTEMÀTICA
2.1. La Doctrina de las Escrituras (Bibliología). La labor teológica es factible porque la Revelación divina es
un hecho (ver Unidades IV y V). Como bien dice E. Trenchard, “Si Dios no se ha revelado a los hombres, no
tenemos ninguna doctrina que exponer. O la luz sobre toda cuestión fundamental en cuanto al hombre y Dios se
alcanza por las investigaciones y los razonamientos de los hombres, en cuyo caso sobra una revelación; o hemos
de reconocer los estrechos límites y los obvios defectos del pensar humano en este terreno, para esperar que Dios
se manifieste”. Y, “Dios ha hablado”. La Biblia es el libro inspirado por Dios mismo que revela los hechos
redentores de Dios, hechos centrados en la Persona del Señor Jesucristo. Por ende, es razonable que la Doctrina
de las Escrituras sea el primer tema a tratar en la Teología sistemática.
Contenido de la Doctrina de Las Escrituras

I. La Revelación Divina
La naturaleza de la Revelación General
La naturaleza de la Revelación Especial
La Inspiración de las Escrituras
II. El Canon de las Escrituras
El Canon del Antiguo Testamento
El Canon del Nuevo Testamento
El Canon como norma de Fe.

2.2. La Doctrina de Dios (Teología Propia). Se ha dicho que la Doctrina de Dios es la piedra angular del
edificio teológico, y la base es la Doctrina de las Escrituras. Según L. Berkhof “debemos esperar que (la teología
Sistemática) sea en todas sus ramificaciones, desde el principio hasta el fin, un estudio detallado de Dios”. Por
cierto, este tema es difícil, pues se trata del intento del hombre (ser finito), de conocer a Dios (ser infinito). De no
ser por la Revelación de Si mismo que Dios ha hecho, el hombre no podría tener un conocimiento adecuado de
El. Y, no obstante lo perfecto de dicha Revelación, el hombre, dadas sus limitaciones naturales, no la puede
aprender plenamente. De lo dicho, se desprende que el desarrollo de este tema depende de un cuidadoso estudio
de la Palabra de Dios.
Contenido de la Doctrina de Dios

I. La existencia y la naturaleza de Dios


La existencia de Dios
La naturaleza de Dios

II. Los atributos relativos de Dios


Los atributos morales de Dios

III. La Trinidad
La unidad y la Trinidad de Dios
La deidad de nuestro Señor Jesucristo
La personalidad y deidad del Espíritu Santo (Pneumatología)
Las teorías anti-Trinitarias
La doctrina evangélica de la Trinidad.

2.3. La Doctrina del Hombre (Antropología) y el Problema del Pecado (Hamartiología).


Acerca de esta doctrina, L.Berkhof dice: “La transición de la teología a la antropología, es decir, del estudio de
Dios al estudio del hombre es perfectamente natural. El hombre no es solamente corona de la creación, sino
también el objeto del cuidado especial de Dios”. A renglón seguido Berkhof delimita el campo de acción de la
antropología teológica: “La antropología teológica tiene que ver únicamente con lo que la Biblia dice respecto al
hombre y con la relación que el hombre debe guardar para con Dios. Reconoce a la Escritura como su única
fuente y lee las enseñanzas de la experiencia humana a la luz de la Palabra de Dios”.
Contenido de la Doctrina del Hombre y el Problema del Pecado

I. Cosmología
La creación
Los ángeles y los espíritus (Angelología)
La relación de Dios con su creación

II. Antropología
El origen del hombre
La naturaleza del hombre

III. La doctrina del pecado (Hamartiología)


La tentación y la caída del hombre
Satanás y el origen del pecado
La naturaleza y pena del pecado
El pecado original o la depravación heredada.

2.4. La Doctrina de Jesucristo (Cristología). En palabras de Berkhof, “hay una relación muy estrecha entre la
doctrina del hombre y la doctrina de Cristo. La primera se ocupa del hombre considerándolo creado a la imagen
de Dios, dotado de verdadero conocimiento, justicia y santidad, pero quedando a causa de su voluntaria
transgresión de la ley de Dios despojado de su verdadera humanidad y transformado en un pecador. La
Cristología nos presenta a Dios acercándose al hombre, quitando las barreras que separan a Dios del hombre
mediante el cumplimiento de las condiciones de la ley en Cristo y restaurando al hombre a su bendita
comunión”. La Cristología trata con la persona de Cristo como Redentor de la humanidad.

Contenido de la Doctrina de Cristo

I. La persona de Cristo
Antecedentes históricos y culturales
El desarrollo de la Cristología en la Iglesia
La humanidad de Cristo
La Deidad de Cristo
La persona Divino-humana de Cristo

II. Los estados y oficios de Cristo


El estado de humillación
La exaltación
Los oficios de Cristo

III. La expiación
La naturaleza y necesidad de la expiación
La base bíblica de la expiación
Las teorías de la expiación
El alcance y beneficios de la expiación.
2.5 La Doctrina de la Salvación (Soteriologia). La Soteriologia es un conjunto de doctrinas que tratan de la
“salvación tan grande” realizada por Dios en favor del hombre, y que abarca el pasado, el presente y el futuro; la
pena, el poder y la presencia del pecado; una salvación perfecta que abarca la totalidad del ser humano: cuerpo,
alma y espíritu. El campo de estudio de la soteriologia es bastante amplio, tanto como la Salvación de la que se
ocupa.
Contenido de la Doctrina de la Salvación

I. La Persona y Obra del Espíritu Santo


La revelación progresiva del Espíritu Santo
La dispensación del Espíritu Santo

II. Los estados preliminares de la Gracia


El llamamiento
La Gracia preveniente
El arrepentimiento
La fe salvadora

III. La justificación
La regeneración y la adopción

IV. La santificación o la perfección cristiana


Los términos bíblicos para santificación y santidad
La santificación cristiana
La perfección cristiana.

2.6. La Doctrina de la Iglesia (Eclesiología). “La doctrina de la aplicación de los méritos de Cristo
(soteriologia) conduce naturalmente a la doctrina de la Iglesia, porque la Iglesia consiste de aquellos que son
participantes de Cristo y de las bendiciones de la salvación que hay en El” (Berkhof).
Contenido de la Doctrina de la Iglesia
I. Naturaleza de la Iglesia
II. Gobierno de la Iglesia
III. Poder de la Iglesia
IV. Misión de la Iglesia V. Ordenanzas de la Iglesia

2.7. La Doctrina de las Últimas Cosas (Escatologia). Todas las partes de la Revelación y la Obra divina
convergen en un acontecimiento singular. La segunda venida de Cristo. Por ende, la Cristologia, la Soteriologia,
la Eclesiología, etc., tienen su punto final en la Escatologia, pues ella se ocupa de aquellos eventos que son el
clímax de la Obra redentora de Dios.
Contenido de la Doctrina de las Ultimas Cosas

I. La segunda venida de Cristo


La muerte y la inmortalidad
El estado intermedio
El retomo personal de nuestro Señor Jesucristo
El orden de eventos del Día del Señor

II. La Resurrección
El Juicio y la consumación final
El Juicio final
El estado futuro del inconverso
La Bienaventuranza eterna de los Santos
La Consumación final.

UNIDAD VII LA REVELACIÓN GENERAL


1. DEFINICIONES
La palabra “revelación” del griego Apocalipsis, desencubrimiento, se puede definir como la demostración que
Dios hace de sí mismo, de su voluntad y de su obra redentora. Generalmente se la estudia en dos categorías:
Revelación General, también Natural y, Revelación Especial o sobrenatural.
Entendemos por revelación general la demostración de Dios que nos es dada en la naturaleza, en la
constitución del hombre y en la historia (Sal.8:3-4; 19:1-2; Ro.1:19-20; 2:14-15; Hch. 17:27). Es universal,
pues está abierta a todos los hombres -de época y cultura. “La Revelación General, dice Berkhof, se fundamenta
en la creación, se dirige al hombre como hombre, y más particularmente a la razón humana, encontrando su
designio en la comprensión de la finalidad de la creación que Dios, que no puede ser otra que conocer a Dios y
gozar de comunión con El”. La Revelación Especial se halla en las Sagradas Escrituras, en Cristo y en la
experiencia cristiana.
2. MEDIOS DE LA REVELACIÓN GENERAL
Dios se revela a través de
2.1. La Creación. “Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles
desde la creación del mundo, siendo entendida^ por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa”
(Ro. 1:20). Sobre este asunto, Calvino escribió: “...Su gloria está esculpida en cada una de Sus obras con
caracteres tan brillantes, tan distintivos, y tan ilustres, que nadie, aun siendo lerdo o analfabeto, puede aducir
como excusa la ignorancia”. La naturaleza, dice Bancroft, “es el testimonio del Creador a la criatura”. Dios por
medio de la creación, se da a conocer a toda la humanidad en todos los lugares y en todas las épocas (Job 36:22-
25; 38:1-39; Sal. 19:1, 3-4).
Al reflexionar sobre el orden, designios y belleza que se ve en el universo, es lógico creer que hay una mente
infinitamente sabia y un poder sobrenatural tras todos ellos. La naturaleza también manifiesta la providencia de
Dios (Hch. 14:27; 17:27).
2.2. La naturaleza humana. Bancroft dice que el hombre es “la segunda avenida de la revelación general”, y
afirma que “desde el momento en que el hombre es hecho a la imagen de Dios, es una persona teniendo
capacidades de amor y creatividad, como también inclinaciones éticas (Gn.l:27; Ro.2:14,15). El hombre no
puede escapar a estas implicaciones teísticas de su naturaleza, ya que ninguna otra interpretación de la esencia
del hombre se adecúa a las dimensiones espirituales y psicológicas de cada individuo... Este es el testimonio del
Creador en la criatura”.
La naturaleza humana también señala que hay un ser supremo e indica algunas de sus características. Puesto que
Dios creó al hombre a su imagen, la constitución humana señala que Dios es una persona, es decir, que tiene
atributos de personalidad, tales como la inteligencia, emociones, la capacidad de elegir y comunicarse con otros.
2.3. La Historia. Orton Wiley sostiene que “el progreso de la historia humana revela los planes de Dios de
manera más sublime que la constitución de un individuo en particular puede revelar”. Por supuesto que, el
hombre no es un “muñeco” en las manos de Dios, ya que su capacidad volitiva si determina el desarrollo de la
historia, pero a la par que el elemento humano, hay la directriz y voluntad Divina que determina el curso de la
historia hacia el “cumplimiento de los tiempos” (Ef. 1:10).
Algunos pensadores ven la “mano de Dios” en los acontecimientos de la historia (Dn. 2:21, 22; 4:17, 25, 35). Si
Dios es activo para llevar a cabo sus propósitos en el mundo, es probable que sea discernible su intervención en
sucesos claves en la historia secular. Por ejemplo, se puede ver la providencia divina en la preservación del
pueblo judío, una raza conquistada, esparcida y perseguida a través de los siglos.
3. EL RESULTADO DE LA REVELACIÓN GENERAL
De cara a la Revelación General, el hombre no tiene excusa delante de Dios. No puede aducir que no tiene
conocimiento de la realidad de Dios, “porque lo que de Dios se conoce les es manifiesto, pues Dios se lo
manifestó” (Ro. 1:19). Tampoco puede aducir el hombre desconocimiento de las normas de Dios para un
comportamiento justo, pues ellas están grabadas en su corazón (Ro.2:14,15; 3:9-12). Pero el hombre no responde
adecuadamente a la Revelación de Dios y la rechaza y escoge vivir injustamente. Pudiendo ser sabio se hace
necio y Dios lo entrega a una mente reprobada (Ro. 1:21-28). La Revelación General hace manifiesta las
razones del juicio del hombre por parte del Creador (Ro. 1:32).
4. LIMITACIONES DE LA REVELACIÓN GENERAL
“Por la Revelación General, afirma J. Grau, podemos llegar a conocer que hay un Dios, pero seguimos ignorando
quién es y lo que es para nosotros. La Divinidad permanece alejada y Dios sigue siendo para la mayoría el Gran
Desconocido (Hch. 17:23)”. En cuanto a las limitaciones de la Revelación General, Bancroft dice que ella es:
a) Inherentemente Limitada. Es decir, está limitada por su misma naturaleza. Revela la realidad y majestad del
Creador, pero no revela, porque no puede, que Dios es una Trinidad. No dice nada de su carácter, justicia, amor
y sus propósitos en relación con su Creación y sus criaturas. Todo esto requiere una Revelación Especial.
b) Inconscientemente distorsionada. A causa del pecado del hombre, éste distorsiona el mensaje de la
Revelación General. Definitivamente, el hombre no puede llegar a Dios por la senda de la Revelación General, y
no porque haya algo malo en ella, sino porque hay algo malo en el hombre; su natural limitación intelectual y su
limitación moral debido al pecado. La Revelación General no es suficiente para el hombre caído y separado de
Dios, y se requiere una Revelación Especial.
En resumen, el valor de la Revelación General es muy limitado, sólo enseña que Dios existe, es poderoso, sabio
y el autor del orden y la belleza. Pero no lo identifica, ¿es Alá, Brahma o Jehová?. Y nada revela acerca de su
naturaleza, gracia y redención. Además, Romanos 1:18-23, indica que el hombre corrompido por el pecado no es
capaz de interpretar correctamente la revelación divina en la naturaleza, ha perdido la habilidad de captar el
testimonio de la creación en cuanto a su Creador. Su mente entenebrecida tuerce y falsifica la Verdad: él cree la
mentira, pone en tela de juicio lo justo, detiene con injusticia la verdad y promueve lo malo.
5. REVELACIÓN GENERAL Y TEOLOGÍA NATURAL
Hemos considerado ya las limitaciones de la Revelación General poique básicamente apela a la razón del
hombre, que como ya hemos visto también, es afectada negativamente por el pecado; lo que de ninguna manera
significa que la Revelación General, es innecesaria. Incompleta si, pero no innecesaria. Es lícito afirmar que al
hacer evidente la culpabilidad del hombre (Ro.l:21; 2:1), la Revelación General hace necesaria la Revelación
Especial. Este es el gran mérito de la Revelación General. Por consiguiente, de ninguna manera se puede atribuir
a esta Revelación el carácter de fundamento de una teología que descarta la necesidad de una revelación
especial, como es el caso de la Teología Natural, parte fundamental del dogma católico romano. Es imposible
conocer el carácter y el propósito redentor de Dios a partir de la Revelación General y el escrutinio de la razón
humana. Tal cosa no es teología sino idolatría.

UNIDAD VIII LA REVELACIÓN ESPECIAL


1. RELACIÓN ENTRE LA REVELACIÓN ESPECIAL Y GENERAL
La Revelación Especial difiere de la Revelación General en el sentido que por medio de la Revelación General
(la creación, el hombre y la historia) el hombre puede saber sólo unas pocas cosas acerca de Dios, pero por
medio de la Revelación Especial, le puede conocer personalmente. La Revelación General es impersonal y
dada a la humanidad durante todas las épocas. En contraste, la Revelación Especial es específica, esporádica,
concreta, histórica y personal. Dios habla a determinados hombres, en determinados lugares, en determinadas
circunstancias y en determinados momentos, con el propósito de redimir al hombre y revelar la gloria y la
misericordia divina.
La revelación es especial incluso por las maneras o canales de comunicarse. Dios se da a conocer en tres modos:
a personas escogidas, la Biblia y en la persona de su Hijo Jesucristo.
2. CONCEPTO DE LA REVELACIÓN ESPECIAL
El vocabulario de la Biblia arroja luz sobre el significado del concepto divino de la revelación. El Nuevo
Testamento emplea el vocablo griego “mysterion” (“cerrado” o “escondido”) para significar lo desconocido u
oculto que Dios mismo ha hecho diáfano por medio de la comunicación divina. “Cosas que ojo no vio, ni oído
oyó, ni han subido en corazón de hombre, son las que Dios ha preparado para los que le aman. Pero Dios
nos las reveló a nosotros por el Espíritu” (1 Co. 2:9-10; Is. 64:4).
La palabra “revelar” y sus parecidos o semejantes, se encuentra .muchísimas veces en el antiguo Testamento y
aun con mayor frecuencia en el Nuevo. El término hebreo más común es “galah”, el cual contiene la idea de
desnudar o quitar las barreras a la percepción. Su equivalente en el Nuevo Testamento es el verbo griego
“apokalipto” o apocalipsis, el cual significa “descubrir”, “quitar el velo”. Se usa también el vocablo “faneroó”
(“manifestarse”). Todos expresan igual idea -revelar algo que estuvo oculto- de modo que Dios pueda ser visto y
conocido por lo que él mismo dice ser”.
En la teología cristiana la revelación especial se refiere a la actividad divina por la cual Dios se da a conocer al
hombre, así como las verdades pertinentes a sí mismo y a sus criaturas. Dios es tanto el objeto como el sujeto de
tal revelación, es decir, es Aquel que realiza la revelación y es, a la vez, Aquel que es revelado.
Siempre debemos recordar y recalcar que Dios es el que toma la iniciativa en revelarse, es el que se hace
cognoscible. No es el hombre quien ha descubierto a Dios. El Señor se da a conocer por puro afecto a la
humanidad y en particular, a los sencillos que abren sus corazones. Jesús oró: “Te alabo, Padre... porque
escondiste estas cosas de los sabios y entendidos y las has revelado a los niños. Si, Padre, porque así te
agradó” (Le. 10:22).
3. LA NECESIDAD DE LA REVELACIÓN ESPECIAL
‘“Además de la influencia deformante del pecado sobre la receptividad del hombre ante la revelación natural,
hay otra razón que hace necesaria la revelación especial: el carácter propio del mismo Dios” (Bancroft). Dios es
un Ser infinito y está más allá de la comprensión humana: “He aquí, Dios es grande, y nosotros no le conocemos,
ni se puede seguir las huellas de sus años” (Job.36:26). Es pues, necesario que, si Dios va a ser conocido, ello
debe ser posible por su propia iniciativa. La revelación especial está en el propósito de Dios; el Creador desea
que su criatura, hecho a su imagen y semejanza, le conozca y tenga comunión con El.
En la Unidad anterior hemos observado las limitaciones de la revelación general. Aparte de una autorrevelación
especial, Dios es de carácter escondido e incomprensible. Además, lo poco que uno puede saber acerca de Dios
por la revelación general, es corrompido por el pecado que distorsiona la verdad. La conciencia puede señalar el
gran problema de la culpa de la humanidad, pero la revelación general es incapaz de proporcionar la solución; no
comunica verbalmente el remedio.
4. EL PROPÓSITO DE LA REVELACIÓN ESPECIAL
¿Por qué Dios se da a conocer personalmente a los hombres? Lo hace para nuestro beneficio. Quiere que le
conozcamos personalmente. Quiere redimirnos de nuestro pecado y reconciliarnos consigo mismo. Su
autorrevelación en la Biblia y a través de su Hijo, tiene el gran propósito remedial: “Envió su palabra y los
sanó, y los libró de su ruina” (Sal. 107:20). Quiere que aprovechemos su oferta de perdón y de nueva vida en
comunión con él. No quiere “que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento” (2 P. 3:9).
Quiere que seamos su posesión especial, “Yo seré vuestro Dios, y vosotros seréis mi pueblo” (Lv. 26:12).
El Antiguo Testamento atestigua que Dios llevó a cabo su plan de salvación de la humanidad por medio de la
revelación especial. La fundación de Israel, su historia y su religión son resultados del autodescubrimiento
divino. Jehová se manifestó a Abraham, hizo pacto con él y su descendencia, y prometió que en él todos los
linajes de la tierra serían benditos, siendo ésta última una promesa mesiánica (Gn. 12:3). Había elegido al pueblo
hebreo con tres fines: para que fuera depositario de su revelación, para constituirlo en testigo del único Dios
verdadero a las naciones, y, para que por medio de Israel viniera el Redentor.
La revelación divina en el Antiguo Testamento, sin embargo, era solamente la preparación para una revelación
mucho mayor, la cual se encuentra en el Nuevo Testamento. Los profetas miraban hacia delante, a la venida de
un Mesías que reuniría a su pueblo esparcido, establecería su reino y haría un nuevo pacto con ellos. Todas las
naciones reconocerían el señorío de Jehová y el conocimiento de él sería universal. Así que la revelación
especial tiene un propósito remedial y redentor, para librar a la humanidad de los efectos funestos del pecado y
restaurarla a su original relación armoniosa con Dios.
5. EL CONTENIDO DE LA REVELACIÓN ESPECIAL
La Revelación Especial es, esencialmente, Redentora. De la misma manera que la Revelación General está
dirigida al hombre como hombre, la revelación especial se le da al hombre como pecador. Se dice que ésta
revelación es terapéutica porque sana las relaciones del hombre con Dios, “en ella encontramos el
desenvolvimiento del eterno consejo de Dios en lo que respecta a la redención del hombre por Cristo” (O.Wiley).
Es así que los patriarcas, primero, y luego Israel, son hechos receptores de la revelación especial, mediante la
cual Dios se revela progresivamente, siempre en relación a su propósito redentor (Gn.6:13; 7:1; 12:1-3; Ex.3 y 4;
14:13,31; Dt.7:18; Sal.105). Y este propósito divino culmina en la Persona de Cristo (He.1:1-3), en quien “se
pierden todos los profetas con sus lámparas, todos los sacerdotes con sus altares y sacrificios; todos los reyes con
sus tronos y cetros” (Wiley). Reconocer que Dios se ha revelado en la historia, progresivamente, y plenamente
en la persona de Nuestro Señor Jesucristo, nos lleva a reconocer que la Biblia es no solamente el registro
inspirado de la Revelación, sino que también es revelación. En ella encontramos el testimonio de Jesucristo
(Jn.5:39; He. 13:8).
6. LIMITES DE LA REVELACIÓN ESPECIAL
Aunque la autorrevelación de Dios a los hombres es el remedio para la ignorancia que la caída ha traído, el
hombre redimido todavía no puede concebir cabalmente a Dios. Dios es trascendente, es decir, está por encima
de su creación, anterior a ella y tiene existencia aparte de ella. La diferencia entre el creador y la criatura es
enorme; de modo que el hombre no lo puede comprender plenamente, ni investigar las profundidades de su ser.
El hombre finito no puede conocer completamente al Dios infinito.
Las Escrituras enseñan la incomprensibilidad de Dios. Por ejemplo, el apóstol afirma que Dios es “el sólo
poderoso Rey de reyes y Señor de señores, el único que tiene inmortalidad, que habita en luz inaccesible; a
quien ninguno de los hombres ha visto ni puede ver”. “Ahora vemos por espejo, oscuramente... conozco en
parte... más entonces le veremos cara a cara” (1 Ti. 6:15; 1 Co. 13:12). Eliú exclama: “He aquí, Dios es
grande, y nosotros no le conocemos” (Job 36:26).
Esto no niega, sin embargo, que el hombre pueda tener un conocimiento auténtico y adecuado de Dios, el cual
hace posible que entre en relación con él. Indica solamente que dicho conocimiento es parcial e incompleto por
parte del hombre, debido a su naturaleza finita y a su condición imperfecta.
Somos hechos a la imagen de Dios en lo espiritual, personal y moral. Cristo nos enseñó que podemos saber de
cómo es Dios contemplando la encarnación y considerando que él mismo es como el Padre: “El que me ha visto
a mí, ha visto al Padre” (Jn. 14:9). Pero debemos darnos cuenta de que es imposible llegar a tener una
comprensión absoluta y completa de él: “Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni
vuestros caminos, mis caminos” (Is. 55:8).
7. FORMA DE LA REVELACIÓN ESPECIAL
“Si el pecado es histórico, dice E.H.Bancroft, entonces la liberación de ese pecado a través de la redención debe
serlo también”. Para comprender el cómo de la Revelación de Dios debemos partir del porqué de dicha
Revelación, es decir el motivo divino, que no es sino el deseo de Dios de ser conocido por su criatura y
establecer una relación vital con ella, lo cual sólo puede ser posible por la iniciativa divina. Esto explica por qué
Dios estableció a Israel, un pueblo, una cultura, una sociedad como vehículo de su revelación (Ro.3:l-2; Jn.4:22).
Luego, en palabras del apóstol Pablo, “cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo, nacido de
mujer y nacido bajo la ley, para que redimiese a los que estaban bajo la ley, a fin de que recibiesen la adopción
de hijos” (Gá.4:4,5). De entre las “muchas veces” y “muchas maneras” que Dios habló, Grau enumera las
siguientes:
7.1. La Revelación Especial es personal. El concepto bíblico de Dios no se trata de una primera causa etérea e
inmóvil que ha hecho caminar el mundo y lo ha abandonado a su suerte. Más bien, se trata de un ser personal, a
quien Jesús conoce como su Padre y el Padre de todos los creyentes.
Dios como una persona, se revela a personas. Por ejemplo, cuando se manifestó a Moisés en la zarza que ardía,
éste preguntó por su nombre. Dios respondió: “Yo soy el que soy” (Ex. 3:14). En otras ocasiones se revela como
“Yahveh”, su nombre personal. No hay nada más personal que el nombre de una persona. También, Dios
conversaba con Abraham, Isaac y Jacob e hizo pacto con ellos. La Biblia está repleta de encuentros personales
con Dios. Uno de los deseos más fuertes que tenía el apóstol Pablo era conocer más íntimamente a Cristo, el
poder de su resurrección, y la participación de sus padecimientos (Fil. 3:10).
La revelación divina en la Biblia no presenta la formulación de un sistema de verdades universales como los
axiomas de Euclides, ni argumentos lógicos semejantes a los que se hallan en libros de filosofía o teología. Ni
tampoco se interesa mucho en acontecimientos históricos, que no tienen nada que ver con los propósitos divinos.
Presenta más bien una serie de afirmaciones específicas acerca de sucesos concretos con significado religioso:
“Lo que Dios revela es primordialmente a sí mismo como una persona, y sobre todas las dimensiones de sí
mismo que en particular son significativas para la fe”.
7.2. La Revelación Especial es antrópica. En su infinita gracia, Dios condesciende a revelarse: acomodándose
al hombre, a su lenguaje, su cultura, sus capacidades y sus limitaciones. “Con esto queremos decir que la
revelación divina lleva las características de lo humano. Habla del mundo que no se ve (2 Co. 4:18) en términos
y analogías del mundo que se ve. El conocimiento de Dios se enmarca en el lenguaje, conceptos, metáforas y
analogías de los hombres”. Si Dios no hubiera adaptado su revelación a los conceptos y lenguaje humano, sería
imposible que el hombre comprendiera.
El carácter antrópico (perteneciente o relativo a la naturaleza humana) de la revelación se destaca en su uso de
antropomorfismos (atribuir a Dios formas y rasgos humanos: ojos, oídos, manos o actividades y emociones
humanas). Esto no quiere decir que Dios es corpóreo, más bien el lenguaje se acomoda al entendimiento
humano. También es necesario pensar en términos antropomórficos para considerarle como un ser personal.
Dewey Reegle razona: “Considerar a Dios solamente como un ser Absoluto o el Gran Desconocido es referirse a
él o a ella, pero pensar en Dios como literalmente personal, aquel con quien podemos tener comunión, esto es
decir Tú”.
Por otra parte, ambos testamentos de la Biblia, indican claramente que sus antropomorfismos no deben ser
entendidos literalmente. Por ejemplo, aunque Moisés afirma que los hebreos en Sinaí “vieron al Dios de Israel”
(Ex. 24:10), también explica en Deuteronomio 4:12 que cuando “habló Jehová con vosotros en medio del
fuego, oísteis la voz de sus palabras, más a excepción de oír la voz, ninguna figura visteis”. Es obvio que los
hebreos vieron solamente la gloria de Dios en la teofania (manifestación visible de Dios) de Sinaí. Además, la
prohibición en el decálogo de hacer imágenes, es evidencia del concepto espiritual de Dios que se halla en el
Antiguo Testamento (Ex. 20:9; Lv. 26:1; Dt. 4:15; 5:8; 27:15). Jesús dice claramente: “Dios es espíritu, y los
que le adoran, deben adorarle en espíritu y verdad” (Jn. 4:24 BJ).
7.3. La Revelación Especial es analógica. La revelación de Dios se hace comprensible por su forma analógica,
es decir, se expresa lo desconocido haciendo comparaciones con lo conocido. Por ejemplo, Jesús emplea a
menudo la relación entre un padre terrenal y sus hijos para enseñar la relación entre Dios y los creyentes. Hace
uso de metáforas, símiles, alegorías, parábolas, simbolismo y tipos (símbolos proféticos) para enseñar cosas
celestiales. Aunque la analogía no es una forma que trasmite perfectamente el conocimiento de lo eterno, es
suficiente para que podamos comprender adecuadamente a Dios y las realidades pertinentes a él.
7.4. La Revelación Especial es progresiva. Dios no reveló toda la verdad acerca de sí mismo y de sus caminos
en un solo momento, sino a lo largo del período en que los libros de la Biblia fueron escritos. Comenzando en
Génesis, el Señor se daba a conocer progresivamente: “De una manera fragmentaria y de muchos modos
habló Dios en el pasado a nuestros padres por medio de los profetas” (Heb. 1:1 BJ).
La revelación no se compara a una catedral construida según un plano arquitectónico, sino a una planta que
crece. En las palabras de Jesús: “Primero yerba, luego espejo, después grano lleno en la espiga” (Mr. 4:28).
Su doctrina se reveló poco a poco. La revelación en los Salmos es más amplia que la del Génesis, y la doctrina
de los profetas es más profunda que la de los Salmos.
Se encuentra el cumplimiento del Antiguo Testamento en el Nuevo. Berkhof comenta: El antiguo Testamento
contiene la promesa, el Nuevo Testamento el cumplimiento. El primero señala la venida de Cristo y nos conduce
a él; el segundo parte de él, indicando su completo sacrificio como la expiación por el pecado del mundo. El
Antiguo Testamento es el capullo, el Nuevo Testamento, la flor; o como expresó San Agustín: “El Nuevo
Testamento está oculto en el Antiguo y el Antiguo nos es abierto en el Nuevo”.
Ejemplos de la naturaleza progresiva de la revelación se observan en la diferencia entre la moralidad del Antiguo
Testamento y la del Sermón del Monte; entre el concepto de la unidad de la deidad en el primero y la doctrina de
la trinidad en el segundo. En el Veterotestamento no existe la idea clara de la vida de ultratumba, el juicio final y
las recompensas y los castigos eternos, el cielo y el infierno. Quedó para el Cristo del Nuevo Testamento sacar
“a luz la vida y la inmortalidad”.
No debemos pensar, sin embargo, que la revelación en el Antiguo Testamento es incorrecta o errónea, más bien
es incompleta, “La revelación posterior sirvió para complementar o suplir lo que Dios había revelado antes, pero
nunca para corregirlo o contradecirlo. Su revelación debía, como un todo, enseñar a la humanidad quién es él,
cómo es posible reconciliarse con él y cómo vivir de una manera aceptable a él. La revelación del Antiguo
Testamento es el fundamento sobre el cual se edifica la plena verdad del Nuevo.
Cada libro de la Biblia se beneficia de la verdad acumulada anteriormente, y el último es como una gran estación
donde convergen y terminan todos los grandes caminos de la revelación y la predicción. Ningún entendimiento
adecuado de la verdad revelada puede ser obtenido sin la consumación de ese libro, y ese libro a su vez, no
puede ser entendido sin la comprensión de todo lo que ha sido dado anteriormente.

UNIDAD IX MODALIDADES DE LA REVELACIÓN ESPECIAL


Dios se comunica muchas veces a través de formas y medios. Las modalidades principales de la revelación
divina son las siguientes:
1. TEOFANÍAS O MANIFESTACIONES VISIBLES DE LA DIVINIDAD
Dios se manifestó:
 En medio de fuego y nubes a Israel (Ex.3:2; 33:9; Sal.78:14; 99:7).
 En medio de vientos impetuosos a Job (Job 38:1; Sal. 18:10-16).
 En el silbo apacible y delicado a Elias (1 R. 19:12)
 Por medio de “el Ángel de Jehová”, la segunda Persona de la Trinidad (Gn. 16:7,13 y 31:11, a Agar y a
Jacob, etc.
2. COMUNICACIONES DIRECTAS
 Dios habló a Moisés (Dt.5:4) en forma directa y personal.
 Dios habló por la operación interior del Espíritu Santo en los corazones y en las mentes de los profetas
(1 P. 1:11).
 Dios dio a conocer su voluntad a Israel por medio de sueños y visiones y también por el misterioso
Urim y Tummin (Nm. 12:6; 27:21; Is.6).
Esto nos ensaña que Dios usa a menudo vehículos visibles o espirituales tales como las teofanías, visiones,
sueños y ángeles para damos a conocer su voluntad. Estas tres primeras modalidades siempre están acompañadas
con una obra del Espíritu Santo, el cual suele dar verbalmente el significado de las visiones y los sueños. Ramm
observa: “En la experiencia del profeta, la iluminación y la fe se dan paralelamente a las modalidades de la
revelación. Cuando Moisés estaba frente a la zarza que ardía y vio este espectáculo poco corriente, había al
mismo tiempo una unción del Espíritu Santo en su corazón”. En efecto, la tercera persona de la Trinidad
participa en todos los aspectos de la revelación divina tanto en dar su contenido como en formar el registro
permanente, o sea, el texto sagrado.
Además de las modalidades fenomenales, se ven en los tiempos del Antiguo Testamento, y aun hasta el primer
capítulo de Hechos el uso de ciertos medios mecánicos para discernir la voluntad de Dios, que consisten
principalmente de echar suertes. El sumo sacerdote empleaba los Urim y Tumim (“luces y perfecciones”) para
consultar a Jehová. Según se cree, eran dos piedrecitas, la una indicando una respuesta negativa y la otra una
respuesta positiva. No sabemos cómo se usaban, pero es probable que fueran sacadas del pectoral o echadas al
azar. Como vemos en algunos casos, la consulta se hacía proponiendo una alternativa (1 S. 14:36-42; 2 S. 5:19).
Los hebreos también recurrieron simplemente a echar suertes, pero no como la costumbre de los paganos que
dependían del mero azar, lo hacían con fe en que Dios revelaría su voluntad. “Se echan las suertes en el pecho,
pero la decisión viene de Yahveh” (Pr. 16:33 BJ). Los once apóstoles en el aposento alto oraron antes de echar
suertes para determinar la voluntad de Dios referente a quien tomaría el puesto de Judas (Hch. 1:20-26). Parece
que desde el día de Pentecostés en adelante, la iglesia primitiva no emplea más esta modalidad para consultar a
Dios, debido a que tenía la presencia activa del Espíritu Santo en su medio (Hch. 15:28).
3. MILAGROS
O. Wiley dice que un milagro es “una intervención divina en el curso establecido de la naturaleza más allá de la
comprensión humana; en tanto que la misma intervención divina en el reino del conocimiento, se considera
como profecía. Los milagros no representan una violencia de la ley natural ni tampoco una sustitución de ella.
Dios es un ser personal libre, y no está limitado por las fuerzas naturales que han sido creadas por El mismo”.
Los milagros son las credenciales de la revelación que constituyen una autenticación de los mensajeros de Dios
ante los hombres: “Rabí, sabemos que has venido de Dios como maestro: porque nadie puede hacer estas señales
que tú haces, si no está Dios con él” (Jn.3:2). Algo más: los milagros siempre tienen un marco espiritual y moral,
es decir, no son alardes de poder divino, sino obras con fines definidos, siempre para el bienestar del ser humano.
4. EL HABLA DIVINA
Aparte de la encamación, la más eficaz modalidad de la revelación especial es el habla divina. El escritor de la
carta a los Hebreos dice: “Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los
padres por los profetas” (Heb. 1:1). Se encuentran muchísimas veces en la Biblia, especialmente en los libros
proféticos, la expresión: “Vino a mí palabra de Jehová diciendo” (véanse Jr. 49:34; Ez. 12:1, 8; Jl. 1:1; Le.
3:2). Todo profeta tiene viva conciencia de ser un instrumento del Espíritu, de que ha recibido una Palabra de
Dios, que debe transmitirla, de que las palabras que profiere son a la vez suyas y no suyas.
Mediante palabras las personas pueden comunicar sus pensamientos, ideas y emociones más profundas. Dios se
acomoda a nuestra naturaleza expresándose en forma verbal y objetiva. No se manifiesta como es meramente por
acciones, sino también habla contándonos acerca de sí mismo, sus planes y su voluntad.
Pero, ¿es ésta una verdadera modalidad? ¿No es Dios una persona, y el habla es una expresión de personalidad?
Sí, pero Dios también es espíritu, no corporal y no tiene órganos de habla. Además, se comunica en el idioma del
profeta o apóstol, sea arameo, hebreo o griego. Es poco probable que Dios tenga un idioma particular. Por lo
tanto emplea la modalidad del habla para revelarse a los hombres.
Ya mencionamos que el mensaje divino puede llegar al profeta de muchas maneras. Llega en visión como la de
Isaías en el templo (Is. 6), en sueños, por audición, pero las más por una inspiración interior, una voz oída sólo
en la mente. '
El habla divina puede formar parte de las otras modalidades. Por ejemplo, el profeta ve una visión y oye la
palabra de Jehová. Si no fuera así en muchos casos, el receptor de la visión o sueño no entendería exactamente lo
que Dios quiere revelar. Una visión o hecho divino que no revela nada a nadie seria sin sentido.
Ramm comenta: “El habla divina, el “así dice el Señor”, produce la palabra del Señor. El habla es la modalidad,
el profeta es el instrumento; la palabra de Dios es el producto”. Se ve esta secuencia en las palabras de David:
“El Espíritu de Jehová ha hablado por mí y su palabra ha estado en mi boca” (2 S. 23:2). La expresión “la
palabra de Dios” es uno de los conceptos clave para entender la revelación especial.
5. LA ENCARNACIÓN
El medio supremo de la revelación especial se encuentra en el logos hecho carne. “De una manera fragmentaria y
de muchos modos habló Dios en el pasado a nuestros padres por medio de los profetas, en estos últimos tiempos
nos ha hablado por medio del Hijo... el cual, siendo resplandor de su gloria e impronta de su esencia” (Heb. 1:1-3
BJ). Juan dice: “A Dios nadie le vio jamás, el Unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, él le ha dado a
conocer... (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre) lleno de gracia y de verdad” (Jn. 1:14, 18).
“El testimonio de Jesús es el espíritu de la profecía” (Ap. 19:10).
Otra vez preguntamos ¿No es esta forma de la autorrevelación de Dios algo directo y no una modalidad? Puesto
que Dios no tiene cuerpo, debemos considerar que la humanidad de Jesucristo le hizo posible ser el mediador de
la revelación más especial: “Dios fue manifestado en carne” (1 Ti. 3:16). Dios hizo su contacto más directo y
personal con nosotros en la humanidad de Jesús. Siendo plenamente humano y plenamente divino al mismo
tiempo, Jesús podía ejercer su función mediadora en la redención y en la revelación especial.
Jesucristo es la perfecta revelación especial en sus enseñanzas, las que sobrepasan las de los profetas y apóstoles.
En los labios de Jesús, las palabras “pero yo os digo” toman el lugar de la forma profética “vino a mí palabra
de Jehová”. Ramm observa: “Él es la luz que alumbra este mundo... el Profeta que pronuncia con claridad
perfecta la Palabra de Dios... el Maestro que domina perfectamente el tema... el Hijo que se encuentra en una
posición ideal para revelar la mente de su Padre”.
El carácter de Jesús -sus actitudes, la calidad de su vida, su manera de actuar y hablar- todo reflejaba la imagen
de su Padre. En las conversaciones y encuentros con otros, brillaban las grandes virtudes de bondad, pureza,
humildad, amor y compasión. A sus más allegados les era claro que Dios andaba en su medio. Uno de ellos
afirmó: “Lo que era desde el principio, lo... hemos oído... visto... y palparon nuestras manos tocante al Verbo de
vida” (1 Jn. 1:1). Jesús mismo podía decir, sin temor de ser contradicho: “El que me ha visto a mí, ha visto al
Padre”.
En Jesucristo, la revelación como acontecimiento llega a su más elevada expresión. La encamación, crucifixión y
resurrección son hechos que revelan y redimen. La cruz constituye tanto el medio de la reconciliación del mundo
como la manifestación suprema del amor divino. Cristo fue resucitado para garantizar que el hombre que cree en
él sea justificado (Ro. 4:25). Así que Jesucristo es la perfección de la revelación especial en su persona, palabras,
carácter y obras. Debemos dar gracias a Dios, el cual “ha hecho brillar la luz en nuestros corazones, para irradiar
el conocimiento de la gloria de Dios que está en la faz de Cristo” (2 Co. 4:6 BJ)
 En el Nuevo Testamento, Jesucristo es el Maestro divino que revela la voluntad del Padre y por su
Espíritu, los apóstoles se convierten en órganos de la revelación posterior y final (Jn. 14:26; 1 Co. 2:12-
13).
6. LA COMPRENSIÓN DE LA REVELACIÓN ESPECIAL
Es claro que para comprender la revelación divina, el hombre necesita recursos superiores a los tan limitados que
posee. Por esta razón y porque El quiere darse a conocer al hombre, el Espíritu Santo, el autor final de las
Escrituras (2 P. 1:20,21), se constituye también en el intérprete final cuando ilumina al creyente para que éste
comprenda la Escritura (Jn. 14:16,17,26; 1 Co.2:9-14).
UNIDAD X INSTRUMENTOS DE LA REVELACIÓN ESPECIAL
1. LOS TESTIGOS
E. Trenchard dice que “la Biblia es la Palabra de Dios escrita, el perfecto engaste de la joya céntrica: la figura
divina humana del VERBO DE DIOS ENCARNADO”. Siguiendo la figura presentada por Trenchard, podemos
decir que así como la joya central de la Revelación-Cristo, es divina humana, también lo es el engaste, la Biblia,
que lo contiene. La Biblia no nos fue entregada por medio de ángeles, si de hombres; ella es un testimonio
humano - divino. “Porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que santos hombres de Dios
hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo” (2 P. 1:2). Según Grau, de cuya obra hemos tomado lo que
sigue de esta unidad, los instrumentos escogidos y capacitados por Dios, son:
1.1. Testigos oculares. Se entiende por tal al que da testimonio de algo; los testigos bíblicos escucharon, vieron
y “palparon” los hechos históricos por los que se manifestó la Revelación divina (Le.24:28; 1 Jn.l:l; 1CO.15:6;
Hch.26:26).
1.2. Testigos escogidos e inspirados. Fueron escogidos por el Señor mismo para ser no sólo recipientes sino
portadores de la Revelación, para lo cual fueron equipados de manera única por el Espíritu Santo (Hch.5:32; Jn.
15:26,27). El Espíritu guió a los profetas y apóstoles a “toda verdad” (1 P. 1:10-13; 2 P. 1:21; 1 Ti.2:7). No
bastaba que fueran simplemente testigos. Tenían que ser testigos inspirados, ayudados por Dios y controlados
por El, para dar un testimonio veraz sin posibilidades de error.
1.3. Testigos indispensables. Al no ser sólo receptores sino transmisores de la Revelación Especial, estos
testigos bíblicos (Gá.l:l y ss.; Jn.20:31) son hechos “enviados” al pueblo de Dios de todos los tiempos y quedan
así constituidos como fundamento indispensable de la Iglesia (Ef.2:20). Esta se edifica sobre la Piedra Angular
que es Cristo mismo, pero, a su vez, sobre los testigos queridos y llamados por Jesucristo: los apóstoles y los
profetas, llamados explícitamente “el fundamento”.
1.4. Testigos perennes. Por su carácter único, estos profetas y apóstoles no pueden tener sucesores. El
fundamento se coloca una vez por todas. Los requisitos para el apostolado prueban ésta afirmación:
a) Haber sido llamado por Cristo mismo (Gá. 1:1), por revelación del Señor (Gá. 1:12).
b) Haber sido testigo de la resurrección de Cristo, es decir, haberle visto resucitado (Hch. 1:21,22; 1
Co.9:l; 15:8).
c) Ser inspirado y libre de error como maestro, de tal manera que pudiera exigir para su enseñanza el
respeto debido a la doctrina de Cristo mismo, dado que era la misma (1 Co. 14:37; 1 Ts.2:13).
d) Presentar un ministerio corroborado por milagros (2 Co. 12:12).
2. LA TRADICIÓN APOSTÓLICA
Para preservar y transmitir lo que había sido revelado, Dios ordenó que fuera puesto por escrito (Dt.l8:18;
Is.51:16; 59:21; Jer.l:9; Ap.1:11,19). No significa esto que la Biblia contiene todo lo que Dios ha dicho o ha
hecho (2 Cr.9:29; Jn.21:25), pero sí todo lo que es necesario para nuestra salvación, instrucción y santificación.
Y, aparte de ella, ninguna tradición histórica, eclesiástica o religiosa es capaz de aportarnos datos fidedignos
tocantes a la Revelación Especial. Sólo la tradición apostólica es de fiar, porque sólo los apóstoles (y los profetas
en el A.T.) recibieron de Cristo el ministerio de ser testigos sobrenaturales equipados y fundamento de su iglesia
(Ef.2:20).
2.1. La tradición apostólica norma para la Iglesia. La Tradición apostólica es, pues, norma para la Iglesia (1
Ts.2:13; 2 Ts.3:6). Por consiguiente:
a) La Tradición apostólica debe ser guardada y transmitida (1 Co. 11:23; 15:3; 2 Ts.2:15).
b) Porque dicha Tradición viene de Dios y merece acatamiento (Gá. 1:12; 1 Ts.2:13).
2.2. ¿Cómo llega a nosotros esta norma apostólica?:
Por la Biblia que recoge la tradición profètica y apostólica, Romanos 1:1-3; 16:26. No podía ser de otra manera,
siendo que los apóstoles no viven siempre en el mundo y no pueden tener sucesores. El Espíritu Santo les
prometió su asistencia, no obstante, para que fueran capaces de trasmitimos siempre he infaliblemente el
contenido de la Revelación Especial. Veamos cómo halló cumplimiento la promesa divina:
 La promesa del señor y su cumplimiento:
PROMESA CUMPLIMIENTO
JUAN 14:26 Los Evangelios
Juan 16:13, 14 Las Epístolas
Juan 16:13 El Apocalipsis y demás pasajes de los Evangelios y las Epístolas.
 La conciencia apostólica de su puesta en práctica:
En Pedro 2 Pedro 1:14,16; 3:12,15.
En Juan Juan 21:24; 20:31; Apocalipsis 1:11,19; 19:9.
En Pablo 1 Corintios 14:37; 1 Ts.5:27; 2 Ts.3:13.
 Nuestra comunión con la verdad pasa a través de (las Escrituras) de los profetas y apóstoles Juan 17:20;
1 Juan 1:1; 2:19.
2.3. La Tradición Apostólica y la Tradición Eclesiástica. El error de la doctrina católico- romana que pretende
poseer la Revelación Especial no sólo en la Biblia sino en una difusa y supuesta Tradición, una tradición que
progresa en la Iglesia mediante su magisterio infalible y bajo la autoridad del Papa, obedece a una triple
confusión:
 Confunde la tradición eclesiástica con la tradición apostólica. Esta es única y bien concreta,
habiendo quedado registrada en las páginas de la Biblia. Aquella no es más que el testimonio y la
proclamación de la Iglesia con respecto de la segunda. La Tradición apostólica está libre de error,
mientras que la eclesiástica es falible porque no sólo testifica de la Revelación sino que, en ocasiones,
ha sido infiel a la misma.
 Confunde apostolado con episcopado. Se trata de dos ministerios totalmente distintos. El primero
corresponde al fundamento y el segundo al edificio de la Iglesia.
 Confunde magisterio revelador de los apóstoles con el magisterio expositivo y subordinado de la
Iglesia cristiana. “Al aceptar el Canon y reconocer sus límites, la Iglesia no sólo distinguió entre
escritos canónicos inspirados y no canónicos, sino que señaló los límites donde se encierra la única
tradición apostólica autorizada . Todo esto carecería de valor si, al mismo tiempo, hubiera de haber
continuado una tradición oral ilimitada también canónica” H. Riderbos).
UNIDAD XI LA INSPIRACIÓN DE LAS ESCRITURAS
La palabra inspiración se deriva del griego theópneustos que significa literalmente “el aliento de Dios” y se usa
para describir el poder omnipotente y creador de la Palabra de Dios. Este término como dice Grau, enfatiza “el
hecho de que la Escritura es producto de la acción poderosa de Dios y de que sus autores fueron objeto de la
influencia omnipotente de Dios que obró en ellos y por ellos, para bien de todos”. En este contexto, E.H.
Bancroft define la inspiración así: “Por ‘inspiración’ de las Escrituras se quiere decir que los escritores fueron
investidos de poder y controlados de una manera tal por el Espíritu Santo en la producción de éstas, que les
dieron autoridad divina e infalible”. Inspiración indica, pues, la manera como Dios obra en un siervo suyo y le
hace portavoz de su Revelación redentora.
1. LA NECESIDAD DE LA INSPIRACIÓN
Acerca de este asunto, O.Wiley dice: “La necesidad de inspiración resulta de la naturaleza de los asuntos que las
Escrituras revelan. Hay verdades, como las que se refieren a la creación y a los tiempos anteriores al diluvio que
no serían conocidas como no fuera por medio de una inspiración especial. Aun concibiendo la posibilidad de que
de vez en cuando fueran transmitidos ciertos relatos escritos y tradiciones orales, la inspiración sería necesaria a
fin de que se diera un relato verdadero e inequívoco”. Por otro lado, era imperativo que, dado el carácter y el
contenido de la Revelación, ésta sea dada por medios sobrenaturales. Desde este punto de vista, el hecho de la
inspiración responde a una necesidad. La inspiración es la base de la autoridad de la Biblia como registro de la
Revelación Especial.
2. TEORÍA DE LA INSPIRACIÓN
En un intento de explicar la relación de los elementos divinos y humanos que participan del hecho de la
inspiración de las escrituras, se han planteado varias teorías. Unas tienen que ver con el modo o el método de la
inspiración, es decir, la manera cómo el Espíritu Santo operó en los instrumentos humanos. Otras se refieren al
grado de inspiración, es decir, intentan establecer hasta qué punto la Biblia es la Palabra de Dios. En cada uno de
estos aspectos consideraremos dos enfoques opuestos:
2.1. El método de la inspiración. En este plano hay dos teorías principales:
 Teoría del dictado: Según la cual los escritores originales habrían sido dictados palabra por palabra por
el Espíritu Santo. Es decir, los escritores sagrados actuaron como taquígrafos recibiendo el dictado de
textos concebidos por sus jefes. Esta teoría se apoya en textos como 1 Corintios 2:13 y Hebreos 3:7. Es
innegable que hay porciones de la Biblia que parecen ser comunicaciones verbales directas (de Dios),
pero asegurar que toda la Biblia ha sido dictada palabra por palabra suscita serias objeciones. O.Willey
presenta tres objeciones a esta teoría: Primero: Este punto de vista afirma la inspiración de los escritos,
pero la niega a los escritores, lo que contradice a la Biblia que afirma que los santos hombres fueron
inspirados (2 P. 1:21). Segundo: Hace violencia al carácter de los escritos mismos, pues es notoria la
diferencia de estilos entre los sesentiseis libros. ¿Cómo concilia esta diversidad de estilos si todo es
producto de un dictado palabra por palabra? ¿Cómo se explica los casos en los que los autores hacen
referencia a sus investigadores (Le. 1:1-4), o reconocen estar dando opiniones personales (1 Co.7:12), o
en el caso del Nuevo Testamento citan el Antiguo Testamento sin reproducirlo palabra por palabra, eso
sí, manteniendo el sentido exacto del texto? Tercero: Contradice las maneras conocidas de obrar de
Dios, respetando las personalidades y características únicas de las personas.
 La Teoría dinámica: Esta teoría plantea un equilibrio en la relación del elemento divino y el humano.
Si la teoría del dictado presenta al escritor como un taquígrafo, la teoría dinámica nos da la idea de una
secretaria ejecutiva, que no recibe un dictado directo, sino solamente las indicaciones sobre el contenido
de un escrito, quedando a su criterio la elección del estilo y las palabras. Esta teoría concibe a los
escritores inspirados como agentes activos en la comunicación de la verdad divina, acorde con la
información que nos proporcionan las mismas Escrituras.
2.2. El grado de inspiración. En esta área también encontramos dos criterios opuestos entre sí.
 La teoría de la inspiración parcial. La cual sostiene que la Biblia contiene la Palabra de Dios, y
algunas de sus partes, no todas, pueden llegar a convertirse en Palabra de Dios cuando el Espíritu de
Dios habla al individuo mediante la lectura o la predicación de las Escrituras. Este punto de vista priva a
la Biblia de su autoridad sobre la vida y pensamiento humanos. ¿Quién puede decir cuáles son las partes
que son la Palabra de Dios, y cuáles no lo son? El peligro de este enfoque está en que prácticamente
erige la razón o juicio humano como juez que determina cuánto de la Biblia es Palabra de Dios.
Ciertamente la Biblia contiene palabras pronunciadas por hombres impíos y por Satanás, en cuyos casos
la inspiración plena no significa que tales palabras sean verdad, sino que fueron verdaderamente dichas
tal como se las cita.
 La teoría de la inspiración plena. Afirma que la Biblia, en su totalidad orgánica, es la Palabra de Dios,
significa que, “el control ejercido por el Espíritu Santo ha sido tan completo como para superar toda la
falibilidad humana haciendo de los escritores voceros perfectos de la autocomunicación infalible de
Dios” (J.Baillie). Por inspiración plena queremos decir que toda la Biblia ha sido dada por inspiración
divina y ella, solamente ella revela perfecta e infaliblemente el propósito y la obra redentora de Dios.
Esta teoría concuerda con las afirmaciones de la propia Biblia (2 Ti.3:16,17).
3. LA AFIRMACIÓN BÍBLICA DE LA INSPIRACIÓN DIVINA
En cuanto al método y grado de la inspiración, de acuerdo a las afirmaciones de las Escrituras, es dinámica y
plena. En conclusión la Biblia es el resaltado de una maravillosa interrelación del elemento divino y el elemento
humano, en la que este actúa voluntariamente supeditado al poder y autoridad de aquel, dando como resultado
una Revelación perfecta, comprensible e infalible.
UNIDAD XII AUTORIDAD Y CANONICIDAD DE LAS ESCRITURAS
1. LA AUTORIDAD DE LAS ESCRITURAS
La autoridad de la Biblia es indiscutible e innegable. Es el libro más extraordinario del mundo; no tiene par.
Ningún libro ejerce tanta influencia en el mundo como la Biblia. Es el libro más leído y, a pesar de haber sido
prohibido y quemado, cada vez se difunde más.
¿Dónde radica la autoridad de la Biblia? En el hecho de su inspiración y su calidad de revelación. Según vimos,
cuando tratamos el tópico de la revelación especial (en la Unidad V), el Señor Jesucristo, el Verbo de Dios, es la
relación perfecta de la Persona y de la Voluntad de Dios (He. 1:1-3). Las Escrituras dan testimonio de Cristo (2
Ti.3:16; Jn.5:39), por lo tanto, es lícito afirmar que la Biblia es el registro divinamente inspirado de la revelación
especial de Dios y .es la revelación en tanto que da testimonio de Cristo. La Palabra Personal e inmutable de
Dios (He. 13:8). La Biblia contiene y es la revelación de Dios.

2. LA CANONICIDAD DE LAS ESCRITURAS:


2.1. Significado de la canonicidad. La canonicidad de las Escrituras significa que los libros que la conforman
han cumplido con ciertas normas establecidas, y tienen derecho de ser considerados como divinamente
inspirados, y por ende, son autoritativos y obligatorios como normas de fe y conducta.
La palabra canon de la palabra griega Kanon, regla o “norma” en el Nuevo Testamento tiene el sentido de la
regla o norma con la cual se juzga la enseñanza y la conducta (2 Co. 10:13,15,16; Gá.6:16). Más tarde llegó a
tener el significado de “lista” o “catálogo” de libros que se ajustan a las normas de la inspiración divina y que
son reconocidos universalmente por la iglesia como Palabra de Dios.
Hay escritos que han pretendido entrar en el canon pero no son inspirados y nunca fueron reconocidos como
tales por la iglesia. Se les llama apócrifos, del griego apokruphos, “escondido, oculto”; término común en las
antiguas religiones de misterio para designar sus libros. Es usado en el sentido de “no canónico”, “no inspirado”.
2.2. Reconocimiento del canon bíblico. La iglesia reconoce como “canónicos” los libros con las siguientes
características:
a) La inspiración divina, es ratificada por Cristo mismo.
b) La apostolicidad en el caso del Nuevo Testamento, y el profetismo en el caso del Antiguo Testamento.
Dios convirtió a los profetas y apóstoles en transmisores, divinamente comisionados y equipados, de la
Revelación; por lo tanto, sus escritos son garantía del Canon (Jn. 14:15; 16:13-14; 2 P. 1:21; Ef.2:20;
Dt.l8:18).
c) La autoridad en la doctrina es una consecuencia lógica de los dos puntos anteriores.
d) La autenticidad de los escritos. Es decir, genuinidad por lo que se refiere a autoría y otros detalles
textuales, de acuerdo con la crítica honesta y reverente.
2.3. Significado del canon para la iglesia. La relación entre la Iglesia, Pueblo de Dios, y la Escritura, Palabra de
Dios es la siguiente:
a) La iglesia confesó, pero no confirió la canonicidad de los libros inspirados.
b) La iglesia informó al mundo y sigue informándole tocante al fundamento sobre el cual se apoya. Pero
ello no formó dicho fundamento.
c) La iglesia fue la editora, no la autora del canon. Puso en circulación los escritos que había recibido
primero.
d) El reconocimiento del canon, no la formación; por parte de la iglesia fue aquel proceso mediante el cual
el pueblo fiel fue discernido, con creciente toma de conciencia, su fundamento apostólico y profético.
e) El canon debe controlar a la iglesia; no la iglesia al canon. Ninguna Iglesia es garantía del Evangelio,
todo lo contrario, es garantía de la Iglesia que se le somete.
f) El canon es una norma cerrada. Ha sido dado “una vez y para siempre”, en el cumplimiento de los
tiempos. No habrá ya más revelación hasta que Cristo vuelva.
g) La autoridad precede a la canonicidad. “Los escritos bíblicos están en el Canon porque son inspirados.
Así, no tienen autoridad divina porque se hallan en el Canon, sino que se hallan en el Canon porque
tienen autoridad divina, es decir; son inspirados” (Stonehouse).
h) La Iglesia es el fruto del canon. La canonicidad equivale a autoridad, puesto que como canónico sólo se
reconocer lo apostólico y lo apostólico se deriva de la autoridad del mismo Cristo. Así, el canon es de
autoridad divina y constituye la regla infalible, suprema y definitiva por la que debe regirse el cristiano,
y la Iglesia, en todo lo que atañe a su fe y a su conducta.
UNA PALABRA FINAL
Hemos llegado al final de este curso introductorio al fascinante mundo de la teología. Fascinante porque su
campo de exploración es la Biblia, el único libro que responde satisfactoriamente a los grandes interrogantes del
hombre, explica la historia de la humanidad y revela una visión gloriosa del Señor de la historia, por Quien y
para Quien existen todas las cosas; que “fue hecho carne y habitó entre nosotros” (Jn.l:14), para mostramos y
ayudamos a cumplir el destino glorioso para el cual fuimos creados. Hemos dado el primer paso. ¡Sigamos
adelante!.
GLOSARIO
Antropología: Del griego anthropos-hombre y logos-discurso. Ciencia que estudia al hombre y su cultura. Se
divide en varias ramas especializadas. La antropología teológica o Biblica trata del origen del hombre, los
elementos constitutivos del ser humano, el origen del alma y otros asuntos que se relacionan al hombre como ser
moral y religioso, ser creado a imagen y semejanza de Dios.
Apologética: Parte de la teología que tiene un doble propósito: a) Proclamar y afirmar la veracidad de la
Revelación y la fe cristiana correspondiente a dicha Revelación. b)Responder a las interrogantes y
cuestionamientos a la Verdad (Jud.3; 1 P.3:15).
Atemporal: Que no está sujeto o condicionado por el tiempo, es eterno.
Cognoscitivo: Facultad de conocer. Se refiere a la capacidad propia del hombre que le hace tomar conocimiento
de las realidades de la vida, acerca de si mismo, del mundo, de Dios. La Revelación de Dios apela a la capacidad
cognoscitiva del hombre. Dios puede ser conocido porque el hombre puede conocer.
Cosmología: De kosmos-mundo, y logos-tratado. Ciencia que trata de las leyes generales que rigen el mundo
físico, considerado como una unidad y que lo abarca todo en el contenido. Entre otras cosas, la cosmología trata
de explicar el origen del universo y para ello se plantean vanas teorías. En la teología el término se aplica al
estudio de la naturaleza solamente, a partir del relato bíblico de la Creación. El origen y la naturaleza del hombre
se estudia en el capítulo de la antropología bíblica.
Credo: Confesión de fe, grupo de doctrinas definidas que deben aceptarse. En la iglesia representan el desarrollo
de la fe y de la experiencia colectiva del pueblo de Dios y se basan en la Escritura. Los credos son una fuente de
la teología histórica. Los más importantes son: El Credo de los Apóstoles (del segundo siglo d.C.; el Credo
Niceno (del añO 325 d.C.), y el Credo Atanasiano (posiblemente del séptimo siglo d.C.).
Discernimiento: Acción de discernir (del griego diakrisis-distinguir, hacer diferencia). Juicio con que
distinguimos una cosa de otra o percibimos la diferencia que existe entre ellas. El cristiano necesita discernir
para escoger lo bueno y desechar lo malo, aun cuando éste muchas veces tiene apariencia de bondad (He.5:14; 1
Jn.4:1; 2 Co. 11:13-15).
Dispensación: Del griego aikonomia-mayordomía, administración, comisión 1 Co.9:17; Ef.3:2; Col. 1:25). En
Efesios 1:10 se refiere al plan eterno de Dios. De aquí que el término dispensación se usa en el sentido de un
“periodo de tiempo durante el cual el hombre tiene que ser probado con respecto a su obediencia hacia alguna
revelación definida de la voluntad de Dios” (C.L.Scofield). Hay quienes reconocen sólo dos dispensaciones, la
del Antiguo Testamento y la del Nuevo Testamento, otros en cambio sostienen que, las dispensaciones son siete.
A éstos se les llama “dispensacionalistas” y a su enseñanza “dispensacionalismo”. El dispensacionalismo es un
sistema de interpretación de la Biblia desde que afirma que en cada una de las siete dispensaciones, Dios
establece diferentes tratos con el hombre, de manera que cuando se estudia la Biblia se debe tener en cuenta que
dispensación se refiere al pasaje en estudio para evitar mezclar los pactos, promesas y juicios propios de cada
dispensación.
Ética: Trata de la moral, por consiguiente tiene que ver con la conducta del hombre, tanto individuo como
social. La Etica Cristiana se refiere a la conducta que el creyente debe mostrar en el mundo (Mt.5:13-16;
Col.2:15), determinada por los valores, principios y mandatos contenidos en la Palabra de Dios. La ética
cristiana no es legalista ya que es el resultado de la obra del Espíritu Santo en el creyente consagrado (Fil.2:13;
Ef.2:10).
Étnica: Del griego ethnos-pueblo, raza, cultura. Perteneciente a una nación o raza. Se refiere a ciertas
particularidades, tales como costumbres, idioma o religión, propias de una nación o raza. Religión étnica, p.e., es
aquella que se circunscribe a una nación o raza, como es el caso del hinduismo o el sintoismo.
Exegética: Perteneciente a la exégesis' de exegeomai-guiar, exponer, explicar. Es la explicación y exposición de
la Palabra de Dios. Como parte de la hermenéutica, la exégesis trata de hallar la intención original de la Palabra
de Dios. Intenta responder a la pregunta ¿Qué quiso decir el autor sagrado a sus contemporáneos?. Hacer
exégesis es como viajar al pasado para “ver y escuchar” al autor, en su situación y escenario original, para
determinar el sentido, la intención de sus palabras. La exégesis, pues, procura extraer el sentido de la verdad. No
fuerza ni agrega nada al texto sagrado. Lo contrario-a la exégesis es eiségesis, es decir, cuando se agregan ideas
humanas a la Palabra de Dios.
Hermenéutica: Ciencia de interpretar y determinar el significado de textos. Se denomina Sagrada o Bíblica,
cuando se aplica a la Escritura. El término proviene del griego hermenevein- interpretar, que deriva de Hermes,
nombre del heraldo de los dioses e intérprete de Júpiter (llamado Mercurio en Hch,14:12). El obrero cristiano
debe saber aplicar las reglas pertinentes para una correcta interpretación de la Escritura, pues ella no es de
“interpretación privada” (antojadiza, irresponsable, sectaria).
Iluminación: Operación del Espíritu Santo en virtud de la cual el creyente recibe “luz” para “ver” y entender
espiritualmente el mensaje divino (1 Co.2:12,13; Ef. 1:18,19). El mismo Espíritu que inspiró al instrumento
escogido para transmitir con exactitud y autoridad, también ilumina esclarece el entendimiento del creyente, para
que entienda el mensaje.
Inmutable: Que no muda o cambia. “Es la perfección de Dios por la cual está exento de todo cambio esencial,
de sus atributos, de su conciencia, de su voluntad y de sus promesas (Sal.33:l 1; 102:27; Mal.3:6; He.6:17)”
(M.C.Tenney, Diccionario de la Biblia).
Infalible: Que no puede engañarse o engañar. No puede fallar. Decimos que la Escritura es infalible porque es
inspirada por Dios mismo, el Justo, Santo y Verdadero; ella es la verdad (Jn. 17:17; Ef.l:13).
Magisterio: Término usado en la iglesia católica-romana, para referirse a su autoridad para enseñar y establecer
doctrina. El magisterio es ejercido por medio del sacro-colegio (corporación de cardenales), por el Papa y por las
Conferencias Episcopales.
Presuposición: Suposición previa. Explicación de un hecho, concepto, conclusión que se da por cierta o
verdadera y se toma como base para elaborar un argumento, una teoría, una tesis, o una doctrina. La
presuposición básica de la teología es la existencia de Dios.
Sectario: Que profesa, sigue y defiende una secta. Lo distintivo de una secta es que ésta se forma en tomo a un
maestro, profeta o guía que afirma que su enseñanza es original, exclusiva o “revelada”, de allí que el que acepta
dichas enseñanzas, el sectario, es fanático e intransigente.
Sistema: Conjunto de reglas o principios sobre una materia enlazados entre sí, formando un cuerpo de doctrina.
Teofanía: Manifestación de Dios en forma visible y corpórea antes de la encarnación de Cristo. Algunos
eruditos bíblicos dicen que se trata de la manifestación de la segunda Persona de la Trinidad (Gn.l6:7-13;22:11-
18; Jue.l3:2 y ss.).
Tradición: Comunicación o transmisión de noticias, composiciones literarias, doctrinas, ritos y costumbres por
relación sucesiva de unas a otras generaciones. Para la Iglesia católico-romana, la tradición es una fuente de
enseñanza y práctica, con tanta autoridad como la misma Escritura.
Volitivo(a): Los actos o el ejercicio de la voluntad. Todo aquello que tiene que ver con la voluntad. Cuando una
persona decide o escoge hacer o no hacer algo, está haciendo uso de su facultad volitiva. El hombre es
responsable de sus actos porque decide realizarlos (Jn.3:18,36).

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