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“EL ACEITE DE TU VIDA”

“Una mujer, de las mujeres de los hijos de los profetas, clamó a Eliseo,
diciendo: Tu siervo mi marido ha muerto; y tú sabes que tu siervo era temeroso
de Jehová; y ha venido el acreedor para tomarse dos hijos míos por siervos. Y
Eliseo le dijo: ¿Qué te haré yo? Declárame qué tienes en casa. Y ella dijo: Tu
sierva ninguna cosa tiene en casa, sino una vasija de aceite. El le dijo: Ve y
pide para ti vasijas prestadas de todos tus vecinos, vasijas vacías, no pocas.
Entra luego, y enciérrate tú y tus hijos; y echa en todas las vasijas, y cuando
una esté llena, ponla aparte. Y se fue la mujer, y cerró la puerta encerrándose
ella y sus hijos; y ellos le traían las vasijas, y ella echaba del aceite. Cuando
las vasijas estuvieron llenas, dijo a un hijo suyo: Tráeme aún otras vasijas. Y
él dijo: No hay más vasijas. Entonces cesó el aceite. Vino ella luego, y lo contó
al varón de Dios, el cual dijo: Ve y vende el aceite, y paga a tus acreedores; y
tú y tus hijos vivid de lo que quede” 2 Reyes 4:1-7.
Introducción a segunda de reyes
El segundo libro de reyes es la continuación del primer libro de los reyes, de
autor anónimo, comprende el periodo de los últimos 130 años de monarquía
hebrea, registra las dos grandes calamidades que produjeron la disolución de los
reinos de Israel el norte 10 tribus (por los Sirios en el año 722 a.C.) y el sur Judá
2 tribus ( por los babilónicos en el año 586 a.C.). Segunda de reyes tiene como
propósito no solo mostrar los hechos históricos y cronológicos de la historia de
los hebreos desde el inicio del tiempo de los reyes, sino principalmente mostrar
la enorme apostasía del pueblo de Dios y presentar las terribles consecuencias
de la desobediencia a la ley de Dios.
El aceite, la unción y el Espíritu Santo
El Nuevo diccionario Bíblico. Ungimiento, Ungido En el AT se ungía a las
personas y las cosas, para significar santidad, o separación para Dios: columnas
o piedras (Génesis. 28.18); el tabernáculo y sus muebles (todo tenia que estar
ungido), (Éxodo. 30.22); escudos (2 Samuel. 1.21; Isaías. 21.5) probablemente
para consagrarlos para la “guerra santa”, véase Deuteronomio. 23.9); reyes
(Jueces. 9.8; 2 Samuel. 2.4; 1 Reyes. 1.34); sacerdotes (Éxodo. 28.41);
profetas (1 Reyes. 19.16). El Espíritu Santo ha sido derramado sobre los
creyentes (Hechos. 2:17). Esto constituye un ungimiento. Por eso el apóstol
Juan escribe: “Pero vosotros tenéis la unción del Santo, y conocéis todas las
cosas” (1 Juan. 2:20, 27).
Comencemos a analizar en forma breve el precioso significado de esta bonita
historia pueblana de la Biblia: “Una mujer” que en una forma personal
Representa al Creyente, pero también en forma general a la Iglesia ya que ella
es depositaria y destinataria de las Promesas del Señor, y de las riquezas del
Padre y del Poder del Espíritu Santo.
Esta mujer Clamó, esto representa la oración, en la oración está el clamor y el
gemir, esto es fundamental para tener la unción del Padre, en nuestras vidas, no
hay unción sin oración, no hay unción sin comunión, la unción se da en el
clamor humilde al Altísimo.
“Tu siervo mi marido ha muerto y el acreedor ha venido”. Se necesita mostrar
la necesidad real; hay que reconocerla y no esconderla.
La unción viene a nuestras vidas en nuestra sinceridad con el Altísimo, la
necesidad más grande de nuestras vidas espirituales, debes ser buscar esa
unción del Señor, sin ella, empobrecemos y nos esclavizamos; es por eso que
hay tanta sequedad y aridez, tantas actitudes que esclavizan, que apagan la vida
con la relación con el Señor.
Tantos hijos que se pierden, tanta bancarrota espiritual, tanta carencia en el
Padre, porque el que tenía la unción murió; recuerden que la fe sin unción, es
religión Y la religión no garantiza la vida en el Altísimo, en la relación con el
Señor viene la abundancia de aceite del Espíritu Santo.
Cuantos por perder la unción se quedan añorando el pasado, muchos cristianos
hoy en día viven esas glorias pasadas, con aires melancólicos acomplejados
porque no somos como nuestros antepasados, como aquellos siervos ungidos,
nuestros evangélicos pentecostales siempre hablan del gran siervo Yiye Ávila,
posiblemente el último de esos grandes hombres de unción que hemos visto en
esta generación, y que nos trae a la memoria a los héroes de la fe, como los
apóstoles del nuevo testamento.
La condición de una vida sin unción, de una Iglesia sin unción; es la esclavitud,
que produce un legalismo religioso de formas sin esencia, de ritos muertos, de
un libertinaje y humanismo de una Iglesia sin poder, sin santidad de vida, que
ha perdido su originalidad y frescura.
El versículo “2” se centra en Eliseo, prototipo de Jesús, y representa al poder de
Dios que da el Espíritu Santo, la unción viene, cuando reconozco el señorío de
Jesús en mi vida, no solo como mi Salvador, sino como Dios mismo.
“¿Qué te haré yo?”: no pongas la fe en el hombre, pero sí en el Espíritu Santo;
tú como siervo no usurpes el papel del Espíritu Santo, porque el que te bautiza
es él, el que te unge es él, el que te da poder es él, él es el único, que te Lleva a
las personas a la fuente misma, de la cual tú también bebes. (Juan 7:38).
“Declárame que tienes en casa”: La solución está adentro de cada uno, viene
de adentro, y no de afuera. El Espíritu Santo es como ríos de agua viva que
fluyen del interior.
No hay que buscar afuera, persiguiendo señales, ministerios ungidos, el
Altísimo ha provisto todo lo que tu vida puede recibir, todo lo que la Iglesia
necesita en su interior, es una vasija de aceite.
La pobreza espiritual declara pobreza, esa miopía, produce nuestra pobre
condición; “No tengo nada, solo un chorrito de aceite" aquí se nos revela un
menosprecio a lo que tenemos en El Padre celestial.
En muchos círculos cristianos se menosprecia la obra y manifestación del
Espíritu Santo, que lastimoso, "Es un chorrito de aceite", es cierto, pero
suficiente para encender una nación entera.
“Vasijas vacías no pocas”: La unción se da cuando venimos como
instrumentos débiles, como instrumentos vacíos, como vasos frágiles, la unción
se da cuando reconozco mi necesidad; Jehová no va a llenar vasos llenos,
estamos muchas veces demasiado llenos de todo, menos del Espíritu Santo,
teología, métodos, programas, afanes, trabajos, etc. no digo que esté mal, pero
la característica principal de la Iglesia primitiva es que estaban "todos llenos del
Espíritu Santo".
Debemos venir ante El como instrumentos frágiles, reconociendo nuestra
necesidad, debilidad, como instrumentos vacíos, vaciados totalmente ante El
para ser llenados.
Sólo así, un vaso puede ser lleno, sólo los que tienen hambre y sed pueden ser
saciados, otros no, no pocas; el Espíritu Santo anhela derramarse sobre toda
carne, no en unos pocos, ni un poco, pero sobre todos y abundantemente.
“Tus vecinas”: La unción se da cuando queremos dar a otros lo que Jehová
nos ha dado, la unción se da cuando ministramos a otros lo que de Jehová hemos
recibido; la unción no es para lucirnos ni acumularla o exhibirla como trofeo.
Es para nuestros parientes, vecinos, amigos, compañeros de trabajo, nuestra
Iglesia, nuestra ciudad, nuestra nación, es para llenar, tocar con la Vida de
Jehová tantas vasijas vacías que hay en el mundo.
La unción es para ministrar, es para un mundo quebrantado y necesitado del
poder de Jesús, dando es cómo recibimos.
“Entra luego”: Disposición inmediata, ya, ahora, aquí, hoy, sin perder más
tiempo; la unción se da en la intimidad, en la adoración y oración íntima con el
Padre, cuando estas a solas con el Espíritu Santo, enciérrate tú y tus hijos, la
unción se da cuando ministro primero a mi familia la vida de Jesús, el Señor
unge personas que tienen como primero a la iglesia y a su familia.
Y cuando una esté llena, ponla aparte, y ministrar con tiempo a las personas, a
cada uno, esa es la función de la Iglesia y de cada uno en particular, ganas y
consolidas.
“Y se fue”: La unción se da en la obediencia y la fe, no hay unción sin
obediencia, el Señor, no camina con rebeldes; “y echaba del aceite” Hacer lo
que Jesús dice es la clave para la unción en nuestras vidas y ministerios.
No cuestionar, ni racionalizar al Padre y a lo que pide nuestro Padre; si él dice
que vaya, yo voy, que me encierre, me encierro, que derrame del aceite, lo
derramo, Siempre hay bendición en la obediencia, porque Jehová respalda y
honra al que obedece, la unción se da, dando, porque dando es cómo recibimos.
“Y cesó el aceite”: El Altísimo, no pone límites en cuántos y cuánto se quiere
derramar, el límite lo ponemos nosotros; Si no hay vasijas no hay aceite,
mientras haya vasos vacíos, necesitados, hambrientos, habrá aceite, ¿Qué tipo
de vaso eres tú?.
“Ve, vende el aceite y paga y vive tú y tus hijos de lo que quede”: La unción
se da en el diario vivir y para toda la vida, la unción liberta y prospera nuestra
vida, Abre fuentes; nos liberta del yugo de la religión, de satanás, de la
mediocridad, de la falta de frutos y de la falta de visión.
La unción nos hace vivir, la vida abundante y plena de Jehová. No vivas de tus
métodos, trata de vivir bajo la voluntad del Espíritu Santo; vive del Espíritu
Santo, tú y tus hijos, tú y tu Iglesia, vive en la abundancia, en la victoria, en una
vida plena de servicio, de poder, de frutos en el Señor Jesucristo, sí vives a partir
de hoy, del Espíritu y en el Espíritu y para el Espíritu de Jehová,
Que el Altísimo me les bendiga.

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