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Zunduri, la nueva vida de la esclava de la tintorería que conmocionó

a México
BBC Mundo, 22 Abril 2016

"Desde ese momento que me escapé lo más valioso que tengo en mi vida es mi libertad. Es lo
mejor que te puede pasar, lo mejor que puede tener un ser humano, la fortuna más grande. La
libertad".

Habla Zunduri, la joven que el 22 de abril pasado puso fin a cinco años de esclavitud en una
tintorería de Ciudad de México. Conversa con entusiasmo de sus nuevos pequeños placeres: de
dormirse y despertarse a la hora que quiera, de comer a la hora que quiera, de bañarse a la hora
que quiera. A las pocas semanas de escaparse de un infierno hablaba con un hilo de voz y evitaba
el contacto visual.

Ahora, por cumplir 24 años el próximo mes, es otra. Con confianza y seguridad en sí misma,
explica cómo ha sido el proceso de rehacer su vida. Pasó los dos últimos años de su cautiverio
encadenada y los médicos le llegaron a contar 600 cicatrices.

Atrás quedaron los dos últimos años de su cautiverio donde la mantuvieron encadenada por la
cintura, los golpes con fierros, pasar hasta cinco días sin agua ni comida, el tener que alimentarse
con plástico.

Los médicos dijeron que tenía órganos de una persona de 80 años y le llegaron a contar 600
cicatrices, pero dice que la más dañina es que le quedó en el alma.

Activismo como terapia

Una de las claves para su recuperación ha sido su activismo contra la trata de personas, un delito
que ha ido en ascenso en México en los últimos años. Zunduri estuvo en el Vaticano como parte
de una campaña contra la trata de personas. Da charlas, participa en conferencias, les habla de su
horror a estudiantes, policías, jueces, gobernadores, fiscales y a quien quiera escucharla.

"De alguna forma me ayuda como terapia, a contar una y otra vez mi historia, sí es feo, porque es
feo revivir todo el trauma, todo el mal, todo lo mal que te hicieron esas personas, pero te ayuda
psicológicamente a desahogarte", le dice a BBC Mundo.

El año pasado, con motivo del Día Mundial contra la Trata de Personas, conoció al papa Francisco
en el Vaticano como parte de la campaña de la "Hoja en Blanco", que intenta alertar sobre la trata.

"Me felicitó, me dijo que se sentía orgulloso, tomó la hoja en blanco en sus manos y me dijo que le
daba mucho gusto que estuviera luchando contra la trata de personas", cuenta de su encuentro
con Francisco.
"Cuando dejamos de ser víctimas, somos sobrevivientes y desde ese momento tenemos una nueva
vida, una hoja en blanco, y en esa hoja en blanco, empezamos a escribir nuestros sueños, nuestras
metas, una vida nueva ", explica Zunduri. "El blanco significa la paz y desde ese momento tenemos
paz en nuestras vidas". "Que paguen lo que hicieron"

Pero la paz de Zunduri aún no es total.

"Me ha costado trabajo olvidar, me ha costado trabajo perdonar, perdonarme a mí misma; en


cierta forma me sentía culpable por todo lo que me pasó", confiesa.

Zunduri teme que quienes la encerraron se quieran vengar. Y teme que quienes hoy están
detenidos por su cautiverio, la propietaria de la tintorería, su hermana, dos hijas y la pareja de la
dueña, salgan de la cárcel y se quieran vengar.

"Me gustaría tener protección, confío en la justicia, confío en la ley. Me gustaría que paguen lo
que hicieron con cárcel", dice. Zunduri toma ciertas precauciones y por ello hay información
personal que no revela. Se limita a decir que vive en un apartamento en el estado de México que
el gobierno de la entidad le regaló. Desde allí viaja a la capital para ayudar en el puesto de venta
callejera de cremas, desodorantes y champús que su madre tiene.

A los 17 años se peleó con su madre y se fue de la casa. Tras recuperar su libertad decidió que era
tiempo de recomponer la relación. Ahora disfruta de la reconciliación y en el negocio se divierte
arrancándoles sonrisas a los clientes que vienen con mala cara.

Su hoja en blanco

En la hoja en blanco de Zunduri está el sueño de estudiar repostería y de ser madre.

Le gustaría tener una niña y ya sabe cómo le pondrá: Zunduri, el que ella eligió tras escaparse, que
en japonés significa "niña hermosa”. Dice que no tiene prisa y que Dios le va a dar muchos años
de vida para lograr sus sueños.

"Siento que he avanzado mucho en este año pero que tengo que hacer más, no sólo por mí, por
los demás, por el futuro de México, por el futuro de las niñas, de los niños, de las mamás", explica.

"Siento que me falta muchísimo por hacer, un año para mí no es nada, quiero hacer muchísimo".

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