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EXPEDIENTE : 00071-2008-0-3204-JM-CI-01
MATERIA : REIVINDICACION
SENTENCIA
I. ANTECEDENTES
Demanda de Reivindicación
Reconvención
1. Los demandados presentan reconvención a efecto que se les declare propietarios, en virtud
de la prescripción adquisitiva de dominio ejercida sobre el inmueble materia de litis durante
más de trece años.
Refieren que adquirieron la propiedad del inmueble ubicado en la Calle Isla Terranova N° 195-197,
Urbanización La Portada de la Planicie- La Molina; el cual tiene un área de 714 m2; sin embargo, el
área entregada por el anterior propietario era mucho mayor existiendo un área adicional cercana de
10,000.00 m2 que colinda con su propiedad y que, al estar constituida por cerros, era una fuente de
constante peligro, ya que continuamente se producían deslizamientos, motivo por el cual, desde 1995
han poseído el inmueble, como si fuesen propietarios, en forma pública, pacífica y continua,
edificando y construyendo dentro dicha área de terreno.
2. Mediante resolución número uno del cuaderno de excepciones se declara saneado el proceso y con
resolución cinco (fojas 275-278) se fijan los puntos controvertidos y se admitieron los medios
probatorios ofrecidos por las partes; con fecha 17 de julio de 2013 se realizó la diligencia de
Inspección Judicial (fojas 495-497) en el bien materia de litis y con fecha 15 de agosto de 2013 se
continuó con la audiencia de pruebas; posteriormente, mediante resolución número veintidós se
resuelve citar a las partes para la visualización del DVD, ofrecido como medio probatorio, audiencia
que se verificó el día 09 de octubre de 2014; en ese mismo acto el abogado de la parte demandante
rindió su informe oral, siendo el estado de los presentes autos el de emitir sentencia.
II. CONSIDERANDOS
PROCESO DE REIVINDICACIÓN
Primero.- Conforme al artículo primero del Título Preliminar del Código Procesal Civil “Toda
persona tiene derecho a la tutela jurisdiccional efectiva para el ejercicio o defensa de sus derechos o
intereses, con sujeción a un debido proceso”, en atención a ello, el demandante solicita la restitución
de la parte de terreno que ocupan y que forma parte del inmueble de mayor extensión denominado
“Parcela 8”,, constituida a su vez, por la parte integrante de los cerros rústicos del Fundo Rinconada
de Ate o Pampa Grande, con una extensión de 38,718 m2, y que corre inscrita en la Ficha N°
251086 continuada en la Partida Electrónica N° 45046451 del Registro de Propiedad Inmueble de
Lima, titularidad que es cuestionada por la demandada.
– Si procede la reivindicación del bien sub litis, respecto del área de 10,000m2 aproximadamente,
que se encuentran en posesión de los demandados, área que colinda con el predio de propiedad de
los demandados.
– Si procede declarar como propietarios por prescripción a los reconvinientes, respecto del área de
terreno colindante a su inmueble.
Tercero.- Por lo que, debe tenerse presente que el derecho de propiedad se encuentra garantizado
por el artículo 2, inciso 16, de la Constitución. Este derecho garantiza el poder jurídico que permite a
una persona usar, disfrutar, disponer y reivindicar un bien. Así, la persona propietaria podrá servirse
directamente de su bien, percibir sus frutos y sus productos, y darle destino y condición conveniente
a sus intereses, siempre que ejerza tales actividades se ejerzan en armonía con el bien común y
dentro de los límites establecidos por la ley. Por su parte, el artículo 70° de la Constitución garantiza
la inviolabilidad de la propiedad.
Cuarto.- Del mismo modo, el artículo 923 del Código Civil establece que “La propiedad es el
poder jurídico que permite usar, disfrutar, disponer y reivindicar un bien. Debe ejercerse en armonía
con el interés social y dentro de los límites de la ley”.
Quinto.- Conforme a la normas citadas, se puede advertir que el derecho de propiedad que le
otorga al titular ejercer las atribuciones que a este derecho le han sido conferidos, como el de
reivindicar el bien.
1. La demostración del derecho de propiedad por parte del o los reivindicantes mediante justo
título: a este respecto la doctrina y la jurisprudencia han sido consistentes en admitir que la
propiedad sólo se demuestra mediante documento que acredite la misma, debiendo cumplir
dicho documento con las formalidades de ley que le permitan gozar de sus amparos legales,
y que para el caso de autos por tratarse de la reivindicación de un bien inmueble, el medio
idóneo para probar el derecho de propiedad sobre dicho inmueble ante el o los poseedores,
necesariamente tiene que ser un título registrado.
2. La identidad entre la cosa que quieren reivindicar y la que posee el o los demandados: ante
éstas circunstancias es necesario individualizar o particularizar con sus linderos, ubicación y
adquisición el bien que se quiere reivindicar y que el mismo concuerde entre lo señalado
con el que posee el o los demandados.
3. Que el o los demandados sea o sean el o los poseedores del bien objeto de la reivindicación:
ello es consecuencia de la acción misma, pues no se concibe que se quiera reivindicar un
bien inmueble que no esté poseído por el accionado en reivindicación.
4. El demandado no debe ostentar ningún derecho que le permita mantener la posesión del
bien.
Decimoquinto.- Respecto de este aspecto, la parte demandada refiere que el título de propiedad del
demandante, adolece de nulidad manifiesta al no haberse sujetado a la formalidad prescrita por ley,
toda vez que, no se habría cumplido con lo dispuesto en el artículo 6 del Decreto Supremo N° 007-
88-VC, que dicta disposiciones que permitan preservar el dominio del Estado sobre los terrenos
eriazos ubicados en zonas urbanas, el cual establece que para la transferencia de predios eriazos
entre particulares la Dirección Nacional de Bienes Estatales (hoy Superintendencia Nacional de
Bienes Estatales) debe emitir una certificación negativa de la naturaleza eriaza del terreno objeto; sin
embargo, no ha tomado en consideración que mediante la Ley 29151 y su reglamento se
establecieron las normas que regulan el ámbito, organización, atribuciones y funcionamiento del
Sistema Nacional de Bienes Estatales, normativa que no establece como requisito el documento
mencionado, derogando tácitamente lo dispuesto por el artículo 6° del Decreto Supremo N° 007-88-
VC, tal es así que en Texto Único de Procedimientos Administrativos de la Superintendencia
Nacional de Bienes Estatales, no lo contempla, por lo que, el título de propiedad que presenta el
demandante no adolece de vicio alguno de nulidad.
b. y c. La identidad entre la cosa que quieren reivindicar y la que posee el o los demandados y
que el o los demandados sea o sean el o los poseedores del bien objeto de la reivindicación.
Decimoctavo.- De otro lado, con relación a la identidad entre la cosa que quieren reivindicar y la
que posee el o los demandados, debe indicarse que el actor refiere en su escrito de demanda que los
demandados han invadido el terreno de su propiedad cuyo acceso se encuentra totalmente obstruido
por la construcción ilegal de un muro de material noble y concreto, ocupando ilícitamente el predio
colindante que forma parte del terreno de su propiedad.
Vigésimo.- De la partida registral N° 257154 y la declaración de auto avalúo del año 2011 se puede
establecer que el área de terreno que corresponde al terreno de propiedad de los demandados
equivale a 714.00 m2.
Vigésimo primero.- No obstante ello, conforme al dictamen pericial presentado con fecha 27
de marzo de 2013, los peritos concluyen que el área de terreno ocupada por los demandados, es de
11,064 m2.
Vigésimo tercero.- En ese sentido, podemos advertir que parte del predio denominado Parcela
N° 8 se encuentra ocupado por la parte demandada, lo que ha sido reconocida por esta parte, por lo
que, existe identidad entre la cosa que quieren reivindicar y la que poseen los demandados y,
acreditándose además que los demandados son los poseedores del bien objeto de la reivindicación,
cumpliéndose así con el segundo y tercer requisito establecido previamente.
d. El demandado no debe ostentar ningún derecho que le permita mantener la posesión del
bien
Vigésimo cuarto.- Respecto al último requisito, esto es que el demandado no debe ostentar
ningún derecho que le permita mantener la posesión del bien, sobre el particular debe indicarse que
los demandados expresamente han reconocido que ellos a nombre propio se encuentran en posesión
del predio, alegando que ejercen la posesión de una extensión mayor a 10,000 m2 por un lapso de
tiempo superior a los 13 años; sin embargo, alegan que han adquirido dicha área por prescripción
adquisitiva de dominio, por lo que, no les sería oponible la reivindicación que pretende el
demandado. Situación que se pasa a evaluar a continuación.
Vigésimo quinto.- El artículo 70º de la Constitución Política prescribe que “El derecho de
propiedad es inviolable. El Estado lo garantiza. Se ejerce en armonía con el bien común y dentro de
los límites de ley”[1], Sin embargo, no significa que se trate de un derecho irrestricto[2], sino que
puede ser limitado, únicamente, cuando su ejercicio afecte el bien común y las leyes u obedezca a
razones debidamente justificadas por necesidad o utilidad pública.
Vigésimo sexto.- Como una limitación al derecho real antes indicado, el artículo 950º del
Código Civil dispone que la propiedad[3] inmueble se adquiere por prescripción mediante la
posesión continua, pacífica y pública como propietario durante diez años, siendo que tal plazo se
reduce a cinco años cuando median justo título y buena fe.
Vigésimo séptimo.- El artículo 505º del Código Procesal Civil señala los requisitos formales
para la procedencia de la prescripción adquisitiva de dominio, además de los estipulados en el
artículo 950º del Código Civil. Estos requisitos procesales son:
“Se indicará en todo caso: el tiempo de la posesión del demandante y la de sus causantes; la fecha
y forma de adquisición; la persona que, de ser el caso, tenga inscritos derechos sobre el bien; y,
cuando corresponda, los nombres y lugar de notificación de los propietarios u ocupantes de los
bienes colindantes”.
“Se describirá el bien con la mayor exactitud posible. En caso de inmueble se acompañarán: planos
de ubicación y perimétricos, así como descripción de las edificaciones existentes, suscritos por
ingeniero o arquitecto colegiado y debidamente visados por la autoridad municipal o administrativa
correspondiente, según la naturaleza del bien; y, cuando sea el caso, certificación municipal o
administrativa sobre la persona que figura como propietaria o poseedora del bien”.
“El Juez podrá, si lo considera necesario, exigir la presentación de los comprobantes de pago de
los tributos que afecten al bien”.
Vigésimo octavo.- Requisitos que no han sido cumplidos por la parte reconviniente, quienes al
momento de presentar la demanda no han precisado la fecha y forma de adquisición del terreno cuya
prescripción solicitan, no ha presentado los planos de ubicación y perimétricos, así como descripción
de las edificaciones existentes, suscritos por ingeniero o arquitecto colegiado y debidamente visados
por la autoridad municipal o administrativa correspondiente, la certificación municipal o
administrativa sobre la persona que figura como propietaria o poseedora del bien, la copia literal de
los asientos respectivos de los últimos diez años, si se trata de inmuebles urbanos, o de cinco años si
se trata de inmuebles rústicos o bienes muebles, o certificación que acredite que los bienes no se
encuentran inscritos.
Vigésimo noveno.- Cabe señalar que conforme lo establece el artículo 73 de la Ley Orgánica
de Municipalidades[4], es función exclusiva de la Municipalidad elaborar el catastro rural y urbano
de su jurisdicción, y, con ello determinar quien posee un inmueble y el uso de éste.
Trigésimo primero.- Adicionalmente a ello, debe tomase en consideración que para que la
usucapión se produzca es preciso que la posesión reúna unos determinados requisitos, que son los
que hacen que esta posesión sea digna de la especial tutela; siendo estos requisitos los siguientes: la
posesión ha de ser en concepto de dueño, pública, pacífica y no interrumpida.
Trigésimo segundo.- Según Díez Picazo, hay “posesión en concepto de dueño cuando el
poseedor se comporta según el modelo o el estándar de comportamiento dominial y cuando el
sentido objetivo y razonable derivado de este comportamiento suscite en los demás la apariencia de
que el poseedor es dueño”[5]. El animus domini no puede quedar circunscrito al ámbito psicológico
del poseedor, ya que la intención de éste debe materializarse a través de su comportamiento en no
reconocer otra potestad superior. La posesión con ánimo de dueño implica que el poseedor no
reconoce vínculo alguno con el titular, es decir, posee sin admitir derecho mayor al suyo.
Trigésimo cuarto.- Ello, aunado al hecho que no se han presentado documentos tales como las
declaraciones juradas y recibos de pago del impuesto predial o arbitrios municipales, los contratos
que señalen como domicilio el inmueble a prescribir, los recibos de pagos por los servicios públicos
domiciliarios del bien, los documentos públicos, como escrituras notariales, en los cuales se hayan
señalado como domicilio el bien, las licencias o autorizaciones tramitadas ante la autoridad
municipal o administrativa, para la realización de las modificaciones y/o construcciones en el
inmueble, documentos que en su conjunto pueden llegar a acreditar la posesión del inmueble con
animus domini, toda vez que no basta un solo elemento para generar convicción, máxime cuando un
período tan prolongado (diez años para la prescripción extraordinaria) exige que el actor cuente con
diversos medios de prueba que funden su pretensión.
Trigésimo sexto.- Tal es así que, con fecha posterior a la contestación de la demanda, los
reconvinientes adjuntan las declaraciones juradas de auto avaluo y predio urbano, correspondientes
al año 2011, en las cuales se puede advertir que, únicamente, declara como predio de su propiedad,
el inmueble de 714m2, no así el terreno colindante a su predio.
Trigésimo séptimo.- Por lo que, se puede concluir que la parte reconviniente ha ejercitado la
posesión; sin embargo, ésta no se ha realizado como dueño del terreno.
Trigésimo noveno.- Si ello es así, podemos colegir que el demandado no ostenta derecho alguno
que le permita mantener la posesión del bien, cumpliéndose con el último requisito para acceder a la
reivindicación solicitada por el demandante.
Cuadragésimo.- Por lo expuesto, se puede concluir que se han cumplido con todos los
requisitos para que proceda la reivindicación, debiendo en consecuencia ampararse la demanda
interpuesta y desestimarse la reconvención planteada.
Por estas consideraciones, en uso de las facultades conferidas por la Constitución y la Ley,
administrando Justicia a Nombre de la Nación, la señora Jueza del Primer Juzgado Civil de La
Molina y Cieneguilla, ha resuelto:
III. FALLO
2
ALESSANDRI RODRIGUEZ, Arturo. Tratado de los Derechos Reala. Tomo II, Quinta Edición,
Editorial Temis S.A. Santiago de Chile, 1993.
[2] Según el profesor Avendaño, la propiedad es un derecho absoluto porque confiere todos los
atributos sobre el bien (…) si bien esta carácter no es irrestricto o ilimitado porque tiene distintas
limitaciones que derivan del interés social, de la necesidad y la utilidad pública. Cfr.AVENDAÑO
VALDEZ, Jorge. (2008). “Atributos y Caracteres del Derecho de Propiedad”. En VV.AA.
Biblioteca para leer el Código Civil”. Volumen I. Lima. págs.. 103-104
[3] Etimológicamente el vocablo propiedad procede del término “propietas” que deriva a su vez del
vocablo “propium” que puede entenderse como “lo que le pertenece a alguien” o “lo que es propio
de una persona”. En tal sentido, en su acepción más genérica y amplia, la palabra propiedad hace
referencia a lo que pertenece a una persona cercana y próxima. Cfr. RAMIREZ CRUZ, Eugenio
María. (2005). “Tratado de Derechos Reales”. Tomo II. Lima. pág. 79
1.1. Zonificación.
[5] DÍEZ PICAZO, Luis. Fundamentos de Derecho Civil Patrimonial. Ed. Civitas. Madrid 1995,
pág. 564.
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EXPEDIENTE : 00237-2012-0-1807-JM-CI-O1
SENTENCIA
I.- VISTOS:
II.- CONSIDERANDO:
Primero.- El artículo 1412° del Código Civil establece que “ Si por mandato de la ley o por
convenio debe otorgarse escritura pública o cumplirse otro requisito que no revista la forma
solemne prescrita legalmente o la convenida por las partes por escrito bajo sanción de nulidad,
éstas pueden compelerse recíprocamente a llenar la formalidad requerida”, del mismo modo el
artículo 1549º del mismo cuerpo de leyes establece que “Es obligación esencial del vendedor
perfeccionar la transferencia de la propiedad del bien”.
Tercero.- Dicho proceso añade una formalidad adicional a un determinado acto jurídico, sin
afectar los acuerdos arribados por las partes, y en el cual es necesario verificar: a) La
identificación del bien y b) La obligación subsistente de los demandados de otorgar la escritura
pública que se reclama, lo que implica comprobar la existencia de una relación jurídica
contractual, no siendo este el proceso en el cual deba establecerse el mejor derecho de
propiedad, estando a la naturaleza sumarísima de la presente causa.
Sexto.- Conforme a la minuta de compra venta que obra en autos de fecha 18 de diciembre
de 1998, celebrado por la Comunidad Campesina de Cucuya, representada por Saúl Hermes
Gálvez Herrera, en calidad de vendedora, y Rubén Constantino Cuadros Chávez, en calidad
de comprador, la primera se comprometió a transferir el lote de terreno cuyo perímetro es de
15.9086 has ubicado en el sector El Manzano – Río Seco partiendo la Plaza de Armas del
distrito de Pachacamac.
Undécimo.- Sin embargo, también se constata que en el Libro de Actas no se han registrado
las Asambleas Extraordinarias que se hubieren llevado a cabo, debiendo tomar en
consideración que conforme a lo establecido por el demandante, la transferencia de propiedad
fue aprobada en Asamblea Extraordinaria.
Duodécimo.- El artículo 196 del Código Procesal Civil, claramente establece que, la
carga de probar corresponde a quien afirma hechos que configuran su pretensión, o a quien los
contradice alegando nuevos hechos
Decimocuarto.- Pese a ello, se puede apreciar que la parte actora no ha cumplido con
alcanzar medio probatorio alguno que autorice la transferencia del inmueble a su favor, en
atención a lo dispuesto por el artículo 7 de la Ley de Comunidades Campesinas.
Por estas consideraciones, en uso de las facultades conferidas por la Constitución y la Ley,
administrando Justicia a Nombre de la Nación, la señora Magistrada del Primer Juzgado Civil
de La Molina y Cieneguilla, ha resuelto:
FALLO:
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EXPEDIENTE : 226-2006-0-1807-JM-CI-01
SENTENCIA
I.- VISTOS:
Refieren, además, que los demandantes habrían adquirido la propiedad del bien por
contrato de transferencia de fecha 16 de enero de 2003, dejando constancia que la
transferente estuvo en posesión del inmueble por 35 años, declaración unilateral que no
hace a la declarante propietaria, documento privado que no obliga a su parte a aceptar ni
reconocer la transferencia de propiedad.
II.- CONSIDERANDO:
Primero.- Conforme al artículo primero del Título Preliminar del Código Procesal Civil
“Toda persona tiene derecho a la tutela jurisdiccional efectiva para el ejercicio o defensa
de sus derechos o intereses, con sujeción a un debido proceso”; y en ejercicio de ello los
recurrentes interponen demanda de prescripción adquisitiva de dominio con la finalidad
que el Juzgado los declare propietarios del inmueble ubicado en la Manzana 67 Lote 04 de
la Parcelación Semirústica Cieneguilla 3era etapa del Distrito de Cieneguilla, inscrito en la
ficha N° 1171789 continuado en la partida electrónica N° 11049519 del Registro de Predio
de Lima,.
Segundo.- De conformidad con el artículo 950° del Código Civil, el poseedor de un bien
adquiere la propiedad del mismo si ha poseído en forma continua, pacifica y pública como
propietario durante 10 años y 5 años si median justo título y buena fe.
Octavo.- Conforme a ello, debe precisarse que para que la usucapión se produzca es
preciso que la posesión reúna determinados requisitos, que son los que hacen que esta
posesión sea digna de la especial tutela que el derecho le otorga; siendo estos requisitos
los siguientes: la posesión ha de ser en concepto de dueño, pública, pacífica y no
interrumpida.
Noveno.- En el presente caso, fluye de la demanda que la parte demandante postula
la adquisición de la propiedad, manifestando ejercer la posesión del inmueble constituido
por la Manzana 67 Lote 04 de la Parcelación Semi Rústica Cieneguilla 3era etapa del
Distrito de Cieneguilla, inscrito en la ficha N° 1171789 continuado en la partida electrónica
N° 11049519 del Registro de Predio de Lima, por un espacio de tres años, solicitando que
a dicho plazo se agregue el plazo posesorio de su transferente Fidelia del Pino Huamán.
Décimo.- El artículo 898 del Código Civil establece que “El poseedor puede adicionar
a su plazo posesorio el de aquel que le trasmitió válidamente el bien”.
Decimocuarto.- Este padrón constituye un registro oficial en el que están inscritos los
usuarios de agua con fines agrícolas o pecuarios, lo que comprueba que la mencionada
persona realizo labores de cultivo en el inmueble, requiriendo de una dotación de agua
para ello.
Vigésimo primero.- Cabe señalar que, por último que, en autos no obran
documentos de los que se pueda concluir que la posesión haya sido objetada a nivel
judicial o haya sido materia de alguna acción reivindicatorio, lo que permite colegir que la
posesión ha sido pacífica.
FALLO:
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MATERIA : DESALOJO
SENTENCIA
I.- VISTOS:
Fundamenta su pretensión en los siguientes hechos: Que, mediante escritura pública de compraventa
del 30 de marzo de 2012, los anteriores propietarios, María del Pilar Almendariz Abanto, Oscar
Alfredo Almendariz Abanto, Jorge Luis Eduardo Almendariz Abanto; Dora Soledad Almendariz
Abanto y Alfredo Almendariz Rivas, le transfieren al 100% los derechos y acciones del inmueble
ubicado en la calle Los Obispos N° 130, urbanización Santa Felicia, segunda Etapa, distrito de La
Molina (antes Calle P ó Calle Santa Rosa N° 128-132, manzana W-2, Lote 5, urbanización Santa
Felicia, Segunda Etapa, distrito de La Molina), transferencia que se encuentra inscrita en el asiento
C00002 de la Partida Electrónica N° 45185044 del Registro de Propiedad Inmueble de Lima.
Efectuado la compraventa se constituye al inmueble sub litis, se da con la sorpresa que el inmueble
estaba siendo ocupado por la parte demandada y terceras personas, sin título que justifique su
posesión y con quienes no tiene ningún vinculo contractual, comercial o amical, requiriéndoles en
muchas oportunidades la desocupación de manera pacífica, sin que a la fecha se haya dado tal hecho,
razón por lo cual, acude a la tutela jurisdiccional a fin de obtener la posesión inmediata del bien
inmueble, que es de su propiedad.
Además señala que el inmueble materia de desalojo fue de propiedad de María Amelia Almendaris
Córdova, a raíz de la adopción vía judicial de doña Ángela Mujica Morales, siendo que ella
resultaría ser la heredera de dicho bien inmueble y legitima propietaria; es por ello que continúan
viviendo, ocupando y cuidando el bien inmueble al existir una autorización expresa de su tía Ángela
Mujica Morales.
Pese a la existencia de una hija adoptiva de la titular del bien inmueble, los primos de su tía, cinco
hermanos y los sobrinos de la propietaria original, se hicieron declarar únicos herederos y como
consecuencia de ellos vendieron el inmueble materia de desalojo; razón por lo cual, la hija adoptiva
heredera de la propietaria original, a través de su apoderada quien es su madre Luz Violeta Emiliana
Collado Gonzáles interpone demanda de nulidad de acto jurídico, cuestionando la validez del
contrato de compraventa, demanda interpuesta en contra de quienes vendieron el inmueble
ampliándose la demanda en contra del ahora demandante.
Asimismo manifiesta que al fallecimiento de la apoderada Luz Violeta Emilia Collado Gonzáles la
recurrente viene ocupando el inmueble, por encargo de su legitima propietaria Angela Mujica
Morales, quien autoriza la posesión y cuidado del bien inmueble hasta el retorno de la propietaria del
extranjero.
1. Mediante resolución dos, se dispone incorporar como terceros ocupantes a Renato Espinoza
Collado y Lucia Espinoza Collado, en su calidad de litisconsorte necesario pasivo; quienes a
su vez contestan la demanda, por escrito de fecha seis de marzo de dos mil trece, bajo los
mismos términos esgrimidos por la antes citada.
II.- CONSIDERANDO:
PRIMERO.- Conforme al artículo primero del Título Preliminar del Código Procesal Civil “Toda
persona tiene derecho a la tutela jurisdiccional efectiva para el ejercicio o defensa de sus derechos o
intereses, con sujeción a un debido proceso”; y en ejercicio de ello el recurrente interpone demanda
de desalojo por ocupación precaria a fin de que se le restituya la posesión del inmueble que
actualmente ocupan de manera precaria, inmueble del cual el recurrente refiere ser propietario.
SEGUNDO.- El artículo 826º del Código Civil señala que la posesión es el ejercicio de hecho de
uno o más poderes inherentes a la propiedad, poderes que se hallan enumerados en el artículo 923º
del mismo cuerpo normativo, el mismo que dispone que la propiedad es el poder jurídico que
permite usar, disfrutar, disponer y reivindicar un bien, debe ejercerse en armonía con el interés social
y dentro de los límites de la Ley.
TERCERO.- Del mismo modo el artículo 911º del Código Civil establece que la posesión precaria
es la que se ejerce sin título alguno o cuando el que se tenía ha fenecido.
CUARTO.- En virtud de las normas citadas en los considerandos precedentes, debe señalarse que en
los procesos de desalojo por ocupante precario, jurisprudencialmente, se ha determinado que el
demandado debe justificar su permanencia y ocupación en un título que lo justifique, en virtud a que
la precariedad sólo se da cuando existe ausencia absoluta de cualquier circunstancia que justifique el
uso y disfrute del bien, es decir, cuando no se acredita con título alguno la posesión de un
inmueble[1].
SEXTO.- En ese sentido, resulta pertinente señalar que el desalojo es la acción personal cuyo objeto
es lograr la restitución de la tenencia de un inmueble de quien la detenta y tiene la obligación
exigible de restituirla o entregarla, en ese sentido, el doctor Aníbal Torres señala que “la finalidad
del proceso de desalojo es obtener la restitución de un predio” es decir la devolución del predio a
quien le corresponde [2].
NOVENO.- Respecto de ello, cabe señalar que si bien los demandados refieren que el acto jurídico
de compraventa sería nulo por la causal de simulación; no es menos cierto que no se ha acreditado
dicha circunstancia, dado que si bien existe un proceso de nulidad de acto jurídico, en el que se
cuestiona la validez del mismo, este se encuentra en trámite, no existiendo sentencia definitiva que
determine la nulidad del acto jurídico celebrado; más aun cuando, conforme a lo previsto por el
artículo 2013° del Código Civil y el numeral VII del Título Preliminar del Reglamento General de
los Registros Públicos, normas que consagran el principio de legitimación, principio por el cual, los
asientos registrales se presumen exactos y válidos, producen todos sus efectos y legitiman el titular
registral para actuar conforme a ellos, mientras no se rectifiquen en los términos establecidos en el
Reglamento referido o se declare judicialmente su invalidez, por lo que, queda claro que el titular
registral del inmueble inscrito es el demandante, a quien le asiste el derecho de solicitar la restitución
del mismo.
DECIMO.- En ese sentido, corresponderá establecer si los demandados tienen un título que
justifique el uso y disfrute del bien.
UNDECIMO.- Conforme a ello, es de advertir que la parte demandada afirma tener la calidad de
posesionaria, por encargo de quien sería la legítima propietaria del inmueble, la señora Ángela
Mujica Morales, quien les habría autorizado la posesión y cuidado de su inmueble hasta su retorno
al Perú.
DUODECIMO.- Respecto de ello, la señora Ángela Mujica Morales, refiere que fue adoptada por
la señora María Amelia Almendariz Córdova, por lo que, a su fallecimiento se constituyó como su
única heredera; no obstante ello, los sobrinos de la causante se instituyeron como sus herederos,
desconociendo el derecho de propiedad que a ella le correspondía.
DECIMO CUARTO.- El artículo 343 del Código Civil de 1936, vigente en la época de adopción
establecía que la adopción y su revocación se inscribirán en el registro civil, al margen de la partida
de nacimiento y el artículo 334, que la adopción confiere al adoptado el apellido del adoptante,
añadido al de su padre, regulaciones que no han sido cumplidas por la adoptada.
DECIMO SEXTO.- Juan MONROY refiere que “El objeto principal de las tutelas, muy
especialmente de la procesal, es producir satisfacción. Esta debe concebirse como la culminación de
dos deberes del Estado, por un lado, expedir un pronunciamiento válido en el proceso iniciado a
propósito del derecho o presunto derecho discutido ante u órgano jurisdiccional- cuidando se
cumplan con todos los requisitos que aseguran la corrección de dicho pronunciamiento – y, por el
otro, lograr que tal decisión sea efectiva, esto es, que produzca los efectos declarados en la decisión
en el ámbito de la realidad, si es el caso”.
DECIMO SEPTIMO.- De lo que expuesto, se puede colegir que el acto de adopción no produjo
efecto jurídico alguno, en tanto, no se registró la adopción en la partida de nacimiento de la
adoptada, demostrando, por el contrario, tener dos entroncamientos familiares: el biológico y el
adoptivo, situación legal, no contemplada en nuestro ordenamiento jurídico.
Por estas consideraciones, en uso de las facultades conferidas por la Constitución y la Ley,
administrando Justicia a Nombre de la Nación, la señora jueza del Primer Juzgado Civil de La
Molina y Cieneguilla, resuelve:
FALLO:
Declarar FUNDADA la demanda interpuesta por el señor ANDRES JESUS VARGAS CHU contra
Gabriela Espinoza Collado, Renato Espinoza Collado y Lucia Espinoza Collado consecuentemente,
se ordena que los demandados desalojen y restituyan al demandante la posesión del predio que
vienen ocupando del inmueble ubicado la calle Los Obispos N° 130, urbanización Santa Felicia,
segunda Etapa, distrito de La Molina (antes Calle P ó Calle Santa Rosa N° 128-132, manzana W-2,
Lote 5, urbanización Santa Felicia, Segunda Etapa, distrito de La Molina), dentro del plazo de seis
días, bajo apercibimiento de lanzamiento; con costas y costos del proceso..
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INTRODUCCIÓN
La Sala Civil Permanente de la Corte Suprema reafirmó mediante la sentencia recaída en la Casación
N° 2893-2013 Lima el criterio jurisprudencial, respecto de la venta realizada por uno sólo de los
cónyuges de un bien que pertenece a la sociedad de gananciales, precisa en la sentencia que el acto
de disposición del bien social es ineficaz por la ausencia de legitimidad para contratar y no un acto
nulo.
1. Nora Victoria Mora Palacios contrajo matrimonio con Enrique Arrieta Flores y dentro del
régimen de sociedad de gananciales adquirieron un inmueble ubicado en la Manzana L Lote
1-5 edifico Ñ. Departamento 402 de la Urbanización Pando Octava Etapa -Cercado de
Lima, el cual, posteriormente fue vendido por su cónyuge sin su autorización a Clemente
Blas Quenaya y Lucía Aquilina Curi Loayza de Blas mediante el contrato de compraventa
de fecha veinticuatro de marzo de dos mil uno.
2. La señora Mora interpuso una demanda de nulidad de acto jurídico contra su cónyuge el
señor Arrieta y los adquirentes, los señores Blas – Curi , con la finalidad que se declare
judicialmente la nulidad del contrato de compraventa, sustentando su pretensión en el hecho
que el acto jurídico se encuentra viciado de nulidad porque no se han observado las normas
imperativas, se ha incurrido en las causales de nulidad de falta de manifestación de voluntad
del agente, objeto física o jurídicamente imposible y por no revestir la forma prescrita bajo
sanción de nulidad, previstas en los incisos 1, 3 y 6 del artículo 219 del Código Civil.
3. El Juez de Primera Instancia emitió sentencia y declaró fundada la demanda y en
consecuencia, nulo el contrato de compraventa, argumentando que con la partida de
matrimonio se llega a establecer que el inmueble litigioso fue adquirido en propiedad por la
sociedad conyugal de Arrieta Mora, sin embargo, en la transferencia del mismo participó
como vendedor únicamente el codemandado el señor Arrieta, por lo que se ha incurrido en
causal de nulidad por falta de manifestación de voluntad y contravención al orden público
previstas en los incisos 1 y 8 del artículo 219 del Código Civil.
4. La Sala Superior resolvió revocar la sentencia y reformándola declaró improcedente la
demanda, argumentando que debió demandarse la ineficacia del acto jurídico y no la
nulidad. Está sentencia de vista fue declarada nula por la sentencia de casación emitida por
la Corte Suprema, ordenándose la expedición de nueva sentencia.
5. En cumplimiento del mandato, la Sala Civil emitió nueva sentencia, mediante la cual revoca
la sentencia apelada de primera instancia y, reformándola, la declararon infundada. En ella,
se estableció que la falta de consentimiento de uno de los cónyuges al momento de la
celebración del acto jurídico, se orienta a denunciar la ausencia de legitimidad para contratar
del cónyuge interviniente en el negocio jurídico. La presencia de ambos cónyuges en un
acto de disposición no es un requisito de validez del acto jurídico, sino que supone una
adecuada legitimidad para contratar, en tanto, la falta de este requisito subjetivo no
constituye un defecto estructural del negocio; consecuentemente, las causales de nulidad de
acto jurídico denunciadas no se han configurado y se desestima la demanda.
6. Contra la sentencia emitida por la Sala Superior, la demandante interpuso recurso de
casación, el cual fue declarado procedente por la causal de infracción normativa del artículo
315 del Código Civil.
7. En atención a ello, la Sala Suprema establece que en el caso del artículo 315 del Código
Civil, el acto jurídico cuenta con elementos constitutivos de validez, pues, ambas partes han
manifiestan su voluntad de celebrar el acto jurídico, son agentes capaces, existe un fin lícito
y un objeto jurídicamente posible porque se procura la transferencia de la propiedad de un
bien sobre el cual el vendedor también ostenta derechos reales (como parte de la sociedad
de gananciales que conforma) aunque no exclusivos y, finalmente, tratándose de un contrato
de compraventa es netamente consensual, por lo que, no existe solemnidad que deba ser
respetada. Por tanto, el acto jurídico de disposición cuenta con todos los elementos de
constitución que lo hacen válido. Sin embargo, el acto jurídico debidamente constituido
presenta un defecto extrínseco relevante, esto es, laausencia de legitimación para
contratar que ostenta el cónyuge celebrante respecto al bien social, porque la legitimación
para disponer del bien es de la sociedad de gananciales como patrimonio autónomo y no de
determinado cónyuge, por lo que, si uno de los cónyuges celebra un acto de disposición sin
autorización del otro carecerá de facultades de representación expresas respecto al titular del
bien, que es la sociedad de gananciales, por tanto, al carecer el enajenante de estas
facultades de representación y de legitimidad para contratar, el acto jurídico es ineficaz e
inoponible respecto del cónyuge inocente.
En la presente sentencia se hace referencia a dos instituciones jurídicas que son relevantes para el
caso, una es la nulidad del negocio jurídico y, la otra, la ineficacia del mismo.
Ambas figuras se presentan cuando el negocio jurídico no produce efectos jurídicos, ya sea porque
nunca llego a producirlos (nulidad del negocio jurídico) o porque estos desaparecieron por un
evento posterior a su constitución (ineficacia).
La ineficacia, como se ha establecido a nivel doctrinario, puede ser estructural o funcional; según
Lizardo Taboada Córdova, la ineficacia estructural es aquella que se presenta al momento de la
celebración del negocio jurídico, es decir, se trata de un negocio jurídico afectado por una causal de
ineficacia desde el momento mismo de su celebración o formación. En otros términos, todos los
supuestos de ineficacia estructural, como su propio nombre lo indica claramente, suponen un
negocio jurídico mal formado, mal estructurado, con un defecto congénito, de modo tal que se trate
de un negocio jurídico con un defecto intrínsecoCabe preguntarse si ante el supuesto de la
transferencia de un bien que pertenece a la sociedad de gananciales, sin el asentimiento de uno de
ellos, estamos frente a un negocio jurídico mal estructurado o un negocio jurídico válidamente
estructurado pero ineficaz.
La disposición de los bienes de la sociedad de gananciales debe efectuarse de conformidad con lo
estipulado en el primer párrafo del artículo 315º del Código Civil, según el cual: “Para disponer de
los bienes sociales o gravarlos, se requiere la intervención del marido y la mujer. Empero, cualquiera
de ellos puede ejercitar tal facultad si tiene poder especial del otro.”.
Existe un sector en la doctrina que considera que los negocios jurídicos realizados por uno sólo de
los cónyuges son nulos, en tanto, no existe una coincidencia de voluntades de los cónyuges, siendo
éste el elemento constitutivo necesario para la validez, el doctor Plácido Vilcachagua refiere sobre
este tema que “(…) la voluntad concorde de los cónyuges se requiere como elemento constitutivo
necesario para la validez del negocio. Siendo así, el negocio practicado sin la intervención de uno de
ellos y, aun sin la autorización supletoria judicial, es nulo por falta de manifestación de voluntad:
ésta se configura con la intervención de ambos cónyuges”Sin embargo, la afirmación realizada por el
autor mencionado, se contradice con lo expuesto en el mismo artículo comentado al señalar que
“(…) claro está que la nulidad no podrá ser alegada contra terceros que actuando de buena fe y a
título oneroso adquieran algún derecho de un cónyuge que en el Registro Público aparece con
facultad para otorgarlo”Sin embargo, se debe tener presente que un negocio jurídico nulo es un
negocio que carece de un elemento, presupuesto o requisito esencial o es contrario al orden público,
el mismo que no produce efecto jurídico alguno, por lo que, se dice que es un negocio que nace
muerto; en consecuencia, si es un negocio que nace muerto, su nulidad puede ser alegada por
cualquier persona, no sólo las partes sino también un tercero con interés económico o moral, no
pudiendo establecerse restricciones en su formulación.
Por el contrario, el negocio jurídico ineficaz es aquel en el cual concurren todos los elementos para
que sea válido, los cuales se encuentran debidamente establecidos en el artículo 140° del Código
CivilDe la lectura concordada de las normas se puede establecer que el artículo 292º del Código
Civil establece que “La representación de la sociedad conyugal es ejercida conjuntamente por los
cónyuges, sin perjuicio de lo dispuesto por el Código Procesal Civil. Cualquiera de ellos, sin
embargo, puede otorgar poder al otro para que ejerza dicha representación de manera total o
parcial”, norma que concordada con el artículo 315º del Código Civil, establece la posibilidad de que
uno de los cónyuges ejerza la representación de los bienes de la sociedad conyugal, hecho que no se
configura como un supuesto de validez del acto jurídico, sino por el contrario como un supuesto de
legitimación, el cual se constituye como un requisito de la eficacia del contrato, su ausencia no
implica la invalidez del contrato, sino su ineficacia respecto de la parte del cual no es titular.
En ese sentido, Morales Hervías, ha señalado que “la legitimación expresa la competencia del sujeto
de disponer de dichas posiciones jurídicas. La ausencia de legitimación produce la ineficacia del
contrato y no su invalidezAdicionalmente a ello, el Código Civil en el artículo 161° establece que
“El acto jurídico celebrado por el representante excediendo los límites de las facultades que se le
hubiere conferido, o violándolas, es ineficaz con relación al representado, sin perjuicio de las
responsabilidades que resulten frente a éste y a terceros.
También es ineficaz ante el supuesto representado el acto jurídico celebrado por persona que no
tiene la representación que se atribuye”.
Por lo que, se puede colegir, tal como lo establece la sentencia de casación en comentario, que en el
negocio jurídico celebrado concurren todos los elementos para que el acto jurídico sea válido; no
obstante ello, éste presenta un defecto extrínseco relevante, esto es, la ausencia de legitimación para
contratar que ostenta el cónyuge celebrante respecto al bien social.
De lo que se puede concluir que en el supuesto de la transferencia de un bien que pertenece a la
sociedad de gananciales, sin el asentimiento de uno de ellos, estamos frente a negocio jurídico
válidamente estructurado pero ineficaz.
Sin embargo, posteriormente ha ido variando dicho criterio, tal como se evidencia con la emisión de
las siguientes sentencias:
“Que, así en principio debe destacarse que la norma en referencia no precisa el momento de la
intervención del cónyuge para disponer o gravar el bien, y solo a renglón seguido señala que
cualquiera de los cónyuges puede hacerlo si tiene poder especial del otro, esto a fin de poder actuar
por la sociedad conyugal que ambos conforman, aspectos ambos que conducen a entender que el
conflicto incide en un primer supuesto en la falta de representación, esto es, que al carecer el
cónyuge que celebra el acto de la representación de la sociedad conyugal su acto se constituye en
uno de representación sin poder de acuerdo al artículo 161 del Código Civil, acto que de acuerdo a
tal artículo resulta ineficaz, siendo siempre pasible de ser ratificado por el otro cónyuge de acuerdo
con su artículo 162, lo que no sucede con el acto nulo”.
“A partir de la premisa de que ninguno de los cónyuges, en forma individual, puede disponer de
derechos de propiedad sobre los bienes sociales (salvo el caso excepcional), podemos concluir que
cuando uno solo de ellos se compromete a gravar o disponer el patrimonio de la sociedad de
gananciales, nos encontramos ante un acto jurídico que se opone a una norma imperativa, en la que
existe una falta de representación de uno de los cónyuges o de la disposición de derechos de uno de
ellos, como ocurre en el presente caso, en que la hipoteca celebrada sobre el inmueble adquirido
por la sociedad conyugal conformada por Brito Ruiz Maldonado y Nelly Argelia Aguirre de Ruiz, no
fue autorizada por esta última, pues no consta su firma en dicho documento, ni otorgó poder
especial a su cónyuge para que la represente, lo que no significa que el acto jurídico en sí sea nulo,
dado que es susceptible de ser ratificado por el cónyuge que no participó en la celebración del acto
jurídico, situación que no es posible de ser convalidada de declararse nulo dicho acto; en
consecuencia, tal como lo ha establecido la sentencia de vista, el petitorio de la demanda alude al
supuesto de ineficacia regulado por el artículo 161 del Código Civil, y no a la causal invocada por
la recurrente (…)”.
De lo expuesto, podemos advertir que si bien en ambas sentencias se arriba a la misma conclusión,
esto es que el negocio jurídico realizado por un sólo de los cónyuges de un bien de la sociedad
conyugal, resulta ineficaz, por la ausencia de facultades de representación, sin hacer referencia
alguna al concepto de legitimidad para contratar, que fuera recogido en la sentencia de casación
111-06-Lambayeque.
Por el contrario, con la sentencia Casación N° 2893-2013 Lima bajo comentario, se retoma de la
sentencia Casación 111-06-Lambayeque, reconociendo que el negocio jurídico debidamente
constituido presenta un defecto extrínseco relevante, esto es, la ausencia de legitimación para
contratar que ostenta el cónyuge celebrante respecto al bien social, porque la legitimación para
disponer del bien es de la sociedad de gananciales como patrimonio autónomo y no de determinado
cónyuge, por lo que, si uno de los cónyuges celebra un acto de disposición sin autorización del otro
carecerá de facultades de representación expresas respecto al titular del bien, que es la sociedad de
gananciales, por tanto, al carecer el enajenante de estas facultades de representación y de
legitimidad para contratar.
Esta posición se funda doctrinariamente en Emilio Betti, el cual sostiene que el problema de la
legitimidad es el de considerar quién y frente a quién, puede correctamente celebrar el negocio para
que éste pueda desplegar los efectos jurídicos conformes a su función y congruentes con el conjunto
de los intereses respectivos de las partes Sobre este mismo tema, Rómulo Morales, especifica que:
“La legitimidad es la capacidad para transferir efectos jurídicos o el poder de disposición del
sujeto en relación con una determinada posición jurídica. La falta de legitimidad genera la
inoponibilidad del contrato para el verdadero titular. De ahí que la legitimidad es un requisito de
eficacia de los contratos”CONCLUSIONES
En atención a ello, puede colegirse que quien dispone, transfiere o grava un derecho a un tercero
sin asentimiento o sin autorización del verdadero titular del derecho, carece de legitimidad. Ello
significa que el contrato celebrado no produce efectos jurídicos finales en la esfera jurídica del
verdadero titular porque una parte contractual no tenía el poder de disponer, de transferir o de
gravar un derecho.
Por lo que, consideramos acertada la sentencia emitida por la Sala Civil Permanente de la Corte
Suprema en la Casación N° 2893-2013 Lima, considerando necesario, la realización de un pleno
casatorio, con la finalidad de concederle el carácter vinculante a la presente decisión y, evitar
interpretaciones disímiles y dilación en los procesos.