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LA DESCENTRALIZACIÓN DE GUATEMALA

La institución responsable de la descentralización en Guatemala es la Secretaría de


Coordinación Ejecutiva de la Presidencia (SCEP) de acuerdo con el Reglamento de
la Ley General de Descentralización, publicado por Decreto Nro. 14-2002, el 13 de
mayo de 2002.
La SCEP, es la entidad pública responsable del desarrollo nacional, colaborando
con el Presidente de la República en la coordinación, dirección y fortalecimiento del
Sistema de Consejos de Desarrollo y; de la Descentralización del Organismo
Ejecutivo, por medio de estrategias y métodos de trabajo para el cumplimento de
sus objetivos.

Los objetivos estratégicos de la SCEP, son los siguientes:

a) Colaborar con el Presidente de la República en coordinar, dirigir y fortalecer el


Sistema de Consejos de Desarrollo y dar impulso al proceso de descentralización
del Organismo Ejecutivo, con la finalidad de mejorar las condiciones de vida de la
población, especialmente a los sectores más vulnerables; y
b) Impulsar y promocionar, a la vez, dentro de su mandato legal, las políticas y
acciones al Cambio Climático, Reconstrucción, Gestión de Riesgo, Seguridad
Alimentaria Nutricional, Productividad, Conservación del Recurso Agua, Seguridad
Ciudadana, Equidad de Género y Pertinencia Cultural; proyectando sus resultados
institucionales al ámbito nacional e internacional.
Los objetivos operativos de la SCEP, son los siguientes:

a) Colaborar con el Señor Presidente de la República en la coordinación y


funcionamiento del Sistema de Consejos de Desarrollo (SISCODE) en los niveles
nacional, regional y departamental, así como coadyuvar a la integración,
funcionamiento y fortalecimiento de los niveles municipal y comunitario;
b) Impulsar el proceso de descentralización y desconcentración del Organismo
Ejecutivo para mejorar el acceso y la calidad de los servicios públicos a la población;
c) Fortalecer la gestión del gobierno mediante la asesoría, seguimiento y evaluación
en los aspectos técnicos, legales y financieros de la administración del Aporte a los
Consejos Departamentales de Desarrollo; y
d) Dar seguimiento, para garantizar la ejecución, a las tareas del Plan Nacional de
Reconstrucción con Transformación, de los componentes designados a la SCEP.
La SCEP tiene a su cargo el buen funcionamiento del Sistema de Consejos de
Desarrollo contemplado en el Art. 1 del Decreto 11-2002 "Ley de los Consejos de
Desarrollo Urbano y Rural", publicado el 15 de abril de 2002.

El Sistema de Consejos de Desarrollo (SISCODE) es el medio principal de


participación de la población maya, xinca y garífuna y la no indígena, en la gestión
pública para llevar a cabo el proceso de planificación democrática del desarrollo,
tomando en cuenta principios de unidad nacional, multiétnica, pluricultural y
multilingüe de la nación guatemalteca. Se encuentra integrado por los siguientes
niveles:
a) El nacional, con el Consejo Nacional de Desarrollo Urbano y Rural;
b) El regional, con los Consejos Regionales de Desarrollo Urbano y Rural;
c) El departamental, con los Consejos Departamentales de Desarrollo;
d) El municipal, con los Consejos Municipales de Desarrollo; y
e) El comunitario, con los Consejos Comunitarios de Desarrollo.

No obstante, la SCEP para la desarrollo de sus actividades relativas a la


descentralización, cuenta con el apoyo técnico de la Secretaría de Planificación y
Programación de la Presidencia de la República (SEGEPLAN), según Art. 9, Literal
k), del Acuerdo Gubernativo 271-2010 "Reglamento Orgánico Interno del
SEGEPLAN", publicado el 22 de septiembre de 2010.

En este aspecto, la SEGEPLAN tiene como función suministrar al Sistema de


Consejos de Desarrollo (SISCODE) en sus diversos niveles, el apoyo técnico para
la formulación de políticas, planes y programas presupuestarios, dentro del marco
general de las políticas del Estado y de su integración con los planes sectoriales
(Art. 27 de la Decreto 11-2002 "Ley de los Consejos de Desarrollo Urbano y Rural",
publicado el 15 de abril de 2002).

CONCENTRACIÓN
La economía mundial está siendo dominada por un número cada vez menor de
grandes empresas. Esa es una conclusión de la prestigiosa revista británica The
Economist, del 17 de septiembre, que analiza el crecimiento y consolidación de las
grandes empresas que predominan en la economía mundial, como Apple, Google
o Amazon. Un dato es muy revelador: las cien empresas más grandes generaban
ingresos equivalentes al 33% del PIB mundial en 1994, y esta proporción se elevó
al 46% en 2013. Además, los cinco mayores bancos del mundo pasaron de controlar
el 25% de los activos bancarios en el 2000 al 45% hoy.

Los orígenes de este proceso de concentración tendrían que ver con la existencia
de un nuevo ciclo, ahora de consolidación de grandes empresas, en contraste con
ciclos previos de mayor competencia. Se trataría de un proceso impulsado con
fuerza por la tecnología y la globalización, junto con regulaciones que han
favorecido a las grandes empresas. Especialmente importante ha sido la atención
que estas grandes empresas le han dado a atender de manera masiva, con redes
e información, a la demanda mundial. Han logrado así economías de escala por el
lado de la demanda, en contraste con las antiguas grandes empresas de principio
del siglo veinte, como las del acero o del petróleo, que obtenían sus ventajas de
economías de escala surgida de masivas inversiones en la producción. También
han acumulado montos exorbitantes de efectivo, con los que han adquirido a
pequeñas y medianas empresas con ventajas tecnológicas. Ello no solo ha
aumentado la concentración, sino también reducido la tasa de crecimiento de
pequeños negocios. Y han fortalecido estas ventajas con una acumulación nunca
vista de información sobre hábitos de consumo en el mundo entero.

Las consecuencias han sido mixtas. Han generado productos que sin duda han
beneficiado a los consumidores, pero han contribuido de manera decisiva a la
desigualdad económica y política. Según The Economist, la proporción del PIB que
a nivel mundial corresponde a ganancias o rentas de capital, ya investigado por
académicos como Pyketti en su libro sobre el Capital, en el siglo XXI, es la más alta
desde 1929. The Economist nota que han aprovechado su poder para reducir al
máximo el pago de impuestos y cabildear a favor de regulaciones que las han
favorecido.

¿Qué implicaciones tiene esto para Guatemala? Guatemala no cuenta con grandes
empresas tecnológicas similares a Apple, Google o Amazon, pero sí con amplios
conglomerados que agrupan a grandes empresas agroindustriales y bancos,
dirigidos por familias conocidas y con gran poder económico y capacidad de
influencia. Datos del Banco de Guatemala también apuntan a una creciente
proporción del PIB que se distribuye como rentas del capital en nuestro país.

The Economist plantea la necesidad de enfrentar los legítimos problemas que


resultan de esta excesiva concentración del poder mundial, pero sin volverlo un
sentimiento antiempresarial. Sugiere renovar las políticas y legislación de
competencia y proseguir con los esfuerzos dirigidos a reducir la evasión de
impuestos. Ello es aplicable a Guatemala, con la diferencia de que en Guatemala
aún no contamos con legislación sobre competencia. Afortunadamente se está
discutiendo actualmente en el Congreso un nuevo proyecto de legislación dirigida a
favorecer la competencia. Reducir al máximo el abuso de posiciones dominantes en
el mercado y estimular la competencia, especialmente en un mundo en que la
concentración aumenta y en un país donde siempre ha sido altísima, es urgente.

CAPÍTULO II

RÉGIMEN ADMINISTRATIVO

ARTICULO 224.- División administrativa. El territorio de la República, se divide para


su administración en departamentos y éstos en municipios.

La administración será descentralizada y se establecerán regiones de desarrollo


con criterios económicos, sociales y culturales que podrán estar constituidos por
uno o más departamentos para dar un impulso racionalizado al desarrollo integral
del país.

Sin embargo, cuando así convenga a los intereses de la Nación, el Congreso podrá
modificar la división administrativa del país, estableciendo un régimen de regiones,
departamentos y municipios, o cualquier otro sistema, sin menoscabo de la
autonomía municipal.

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