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14 mil 800 vehículos en pésimas condiciones movilizan a los marabinos

Maracaibo: “la tierra del… carrito por puesto”

En la segunda ciudad más poblada de Venezuela, 70 por ciento de los


marabinos depende de los carritos por puesto; el medio de transporte de
más baja calidad.

Génesis Andrade.

Los usuarios del transporte público de la ciudad parecen estar resignados a esta
incomoda modalidad de transporte que los traslada a puntos dónde no llegan las
demás. A precios que no corresponden con la calidad del servicio, cientos de
marabinos se exponen a alambres que rasgan su ropa, humo, un desagradable
aroma a gasolina, música a volumen exagerado y uno que otro chofer grosero.
¿Quiénes son los culpables? Choferes, usuarios y los niveles de gobierno se
“pasan la pelota” hasta que caemos en el silencio al que estamos
acostumbrados, en donde todos aceptamos las cosas como están.

El reloj de un teléfono resguardado en el bolsillo marca las 12 del mediodía y el


inclemente sol marabino no tiene piedad de sus habitantes. En una interminable
cola sobre la acera está quien acaba de salir del trabajo y una ama de casa con
el niño derretido tendido de una pierna y cargando en brazos un bebé entre un
manto de tela —sólo se escucha su llanto—.

Entre el humo, un adolescente trae en sus manos una jarra con té frío y una torre
de vasos plásticos, sin duda una salvación refrescante para los menos
prejuiciosos que esperan con paciencia ficticia a los escasos y achatarrados
carritos por puestos.

El marabino, ingenioso por naturaleza, usaba el tranvía como medio de


transporte en los años veinte, pero algunas calles eran tan estrechas que este
vagón no podía acceder a todas las zonas, lo cual propició el nacimiento de los
carritos por puesto. Este sistema de transporte fue nombrado Patrimonio Cultural
del municipio Maracaibo en 2004, por el exalcalde Giancarlo Di Martino, incluso
un famoso sector de la ciudad tiene por nombre “Carro Chocao”. Actualmente
hay 14 mil 800 “por puestos” registrados.

Un “por puesto” debería ser un vehículo en óptimas condiciones, con capacidad


para transportar máximo a cinco personas por viaje y especialmente
acondicionados, debido al calor de la región. Pero esto no se cumple a ciencia
cierta pues la mayoría de los carritos tienen los cauchos en mal estado, los
techos destrozados, las tapicerías rasgadas, las luces de señalización rotas o
quemadas, y por si fuera poco las manillas no funcionan, si se tiene suerte las
puertas abren… sólo por fuera.

“No le meto mano al carro porque mis hijos estudian en colegios privados, tengo
que hacer la compra de comida para mi casa y la de mamá, más el pago de
servicios públicos. Si sumo todo eso la cuenta no me da, ya que diariamente
hago 400 bolívares y me voy a la casa”, nos dice Jesús Aguilar, conocido por sus
compañeros como “Chucho”, quien trabaja en la ruta Sabaneta-Matancera-
Centro. Aguilar sale diariamente de seis a dos de tarde a “piratear”.

Aunque resulta imposible contabilizar la cantidad exacta de carros por puestos


piratas, en el 2011 algunos periódicos nacionales contabilizaron 5 mil
conductores “independientes”, es decir, choferes no inscritos en una línea. Estos
trabajadores son popularmente conocidos como “piratas” y si bien es cierto que
deben conseguir el sustento para sus hogares, la informalidad de esta profesión
acrecienta la inseguridad en este medio de transporte.

Contra la salud pública

Aunado al incesante calor que afecta a los usuarios al montarse en el carrito, se


generan otras consecuencias, por lo general ignoradas pero retumbantes. Entre
ellas relucen los pantalones rotos gracias a los alambres asomados en los
cojines, las molestias por el volumen excesivo de la música y los ataques
asmáticos.

Al marabino le encanta la música y la parranda, pero todo tiene sus límites. Los
choferes no suelen considerar —con sus excepciones— las comodidades de los
usuarios, incluyendo escuchar música con un volumen insoportable. Esto genera
contaminación sónica, la cual además contempla los ruidos molestos originados
por las fallas mecánicas de los automóviles.

La contaminación sónica es sancionada por la Ordenanza para la Convivencia


Ciudadana en Espacios Públicos y Privados en el Municipio Maracaibo,
publicada en el 18 de junio de 2012. Sin embargo, esta nueva ordenanza no es
muy conocida y por ello, no se aplican con certeza las diversas amonestaciones,
que varían desde multas de diez Unidades Tributarias (900 bolívares), hasta
jornadas de trabajo comunitario.

El mal estado de los carritos por puestos no sólo es desagradable para la vista y
contaminante para el ambiente, sino negativo para la salud, porque el contacto
de una persona con el monóxido de carbono puede causar afecciones
respiratorias como la sinusitis o reacciones alérgicas en la piel, dependiendo de
la sensibilidad del individuo. Así lo afirmó la especialista en toxicología, Jazmín
Arrieta.

Buscando un culpable

Las quejas de los usuarios con respecto a este decadente medio de transporte
son directamente proporcionales a las excusas de los choferes cuando se les
cuestiona acerca del servicio que brindan. Unos alegan que las ganancias no les
permiten mejorar las condiciones del vehículo y los microcréditos otorgados por
Alcaldía de Maracaibo no son suficientes para repotenciar los carros. “Los
beneficios de la alcaldía para nosotros son de 3 mil bolívares máximo, eso no
alcanza ni para cuatro cauchos” expresó el conductor Alfonso Vargas, de la ruta
Pomona.

Asimismo, los profesionales del volante culpan al organismo municipal de no


mejorar la vialidad de la ciudad, lo cual ocasiona el deterioro del los automóviles.
Las unidades resultan seriamente afectadas cuando caen en los conocidos
“cráteres” que adornan las rutas marabinas. Las partes que son afectadas con
frecuencia son los amortiguadores y los componentes del tren delantero, además
de los tripoides. “La mayoría de los carritos son antiguos y es un dolor invertirle
dinero a un motor que en estos momentos vale hasta 13 mil bolívares”, señaló
Vargas.

Pero la principal excusa —no tan excusa— es la popular inseguridad. Los


conductores están sobreexpuestos a esta problemática y es otra razón más para
negarse a la reparación del vehículo.

Los más afortunados sin duda alguna son los mecánicos. La vialidad es un
problema real y los políticos juegan a la papa caliente con él, se culpan unos a
otros dando como resultado la ineficiencia de ambos. Esta problemática afecta a
los “por puesto”, quizás más que a otros carros, debido a que estos vehículos
tienen rutas fijas y si la vialidad está deteriorada, el vehículo podría dañarse. Los
carritos por puesto son tan antiguos que ningún seguro los cubre.

En Maracaibo se evidencia la apatía y la falta de interés del sector pertinente por


mejorar la vialidad, no sólo con el asfaltado de las vías, sino proyectar
alternativas factibles para lograr el beneficio de usuarios y conductores del
transporte público.

El arquitecto Fernando González explicó que una de las posibles soluciones a


esta problemática es la construcción de autopistas elevadas, estacionamientos
públicos en avenidas principales y comerciales, proyección de un metro que sea
una verdadera solución para toda la ciudad y no sólo para un determinado
sector.

Hasta ahora en la ciudad no ha habido una planificación concreta de desarrollo y


esta ha ido creciendo de un modo espontáneo, desordenado y sin una visión a
futuro.

La fórmula imperfecta

Aumento del pasaje y cero mejorías, esa es la realidad que vive el 70% de los
marabinos, quienes utilizan alguna de las 117 rutas del transporte público como
medio de traslado.
En el año 2012 se realizaron dos aumentos del pasaje de 1bs cada uno. El
primero fue en el mes de junio, pasando de 2,5bs a 3,5bs el corto y de 4bs a 5bs
el largo. El segundo se ejecutó en diciembre como se realiza anualmente en el
mes navideño, pero a diferencia del primer aumento, este es válido sólo hasta el
primero de enero del 2013. De esta manera, la tarifa quedó en 4,5bs el pasaje
corto y 6bs el largo, hasta el inicio del año próximo.

La presidenta del Instituto Municipal de Transporte Colectivo y Urbano de


Maracaibo, Jamelis Rios, confirma que “todos ganamos con esta medida. No
sólo se beneficiados los conductores sino también los usuarios, pues parte del
aumento deberá estar destinado al acondicionamiento de los vehículos”.

Por su parte, Lourdes Vargas, quien debe abordar a diario el “por puesto” de la
ruta 18 de octubre, para ir al trabajo manifestó que “el aumento de diciembre es
sólo para mantener la vagabundería de los conductores. Eso es mentira que
utilizan el dinero restante para hacerle mejorías al carro porque llega enero y ni
un cariñito le hacen, el servicio que brindan hasta es peor”.

Para un patrimonio así...

En algún momento el deseo implícito que reclama el marabino se hará realidad,


la calidad de este servicio cambiará y como bien lo dice un dicho popular: la
esperanza es lo último que se pierde. Ahora bien, ¿es necesario continuar con el
espíritu costumbrista?, ¿vale la pena cambiar tu olor, apariencia y humor
después de transportarse en un carrito?

Sólo cuando la crítica de los ciudadanos se conviertan en actos y se trabaje por


ello, únicamente hasta entonces será cuando los conductores de los “por
puestos” entreguen el título imaginario de propiedad que tienen de la ciudad,
firmado por el conformismo de todos sus habitantes.

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