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Embriogénesis

Período de formación del ser humano desde la fecundación (unión del espermatozoide con el
óvulo) hasta el tercer mes de gestación, incluido el período fetal.
Inmediatamente después de la fecundación, el huevo o cigoto se divide rápidamente en varias
células en el interior de la trompa de Falopio durante unos cinco días, hasta que se llega al estado
de mórula (nombre que recuerda el aspecto de pequeña mora que tiene el embrión).
Hasta que no llega al útero, las células de la mórula se separan en dos capas: una de interna, el
«botón embrionario», a partir de la cual se formará el feto, y una de externa, denominada
trofoblasto, que dará lugar a la placenta.
Las células del botón embrionario se dividen con rapidez y a la tercera semana del desarrollo ya
forman tres capas de células diferenciadas: el endoblasto (del que derivarán el intestino y los
pulmones), el mesoblasto (del que derivarán los músculos, los riñones, el corazón, los vasos y el
esqueleto), y el ectoblasto (del que se formará el sistema nervioso y la piel). En la cuarta semana
de embarazo aproximadamente, estas tres capas blastodérmicas se incurvan y se inicia la
formación de los órganos (organogénesis). Al cabo de una semana (la quinta semana de
desarrollo), el embrión ya mide aproximadamente un centímetro, y ya empieza a formarse el
cerebro y unos rudimentos de brazos.
En las próximas semanas se van distinguiendo progresivamente muchas de las partes y órganos
del futuro feto: en la sexta semana, se perciben los latidos del corazón y el esbozo del ojo, en la
séptima se esbozan los primeros músculos, el rostro, la lengua, los párpados y las manos, en la
octava semana ya se han constituido todos los esbozos de los órganos y el embrión mide unos tres
centímetros. Desde ese momento se habla de feto.

Diferenciación Celular

La diferenciación celular es el proceso mediante el cual una célula se convierte en otro tipo celular
más especializado. Este cambio que implicará muchas veces variaciones morfológicas, de la
composición de su membrana o de su localización se producen debido a una reprogramación de la
de su expresión génica. Las células germinales, también llamadas células madre, son las células
más indiferenciadas que existen y serán ellas las encargadas de dar todos los linajes celulares de
un ser vivo mediante su división y diferenciación, desde el embrión hasta el adulto.

Tanto plantas como animales presentan este tipo celular, las células germinales. El zigoto la
primera célula del individuo es totipotente, es capaz de dar lugar a todos los tipos celulares de un
individuo. El cigoto se forma por la unión del espermatozoide y el óvulo en animales. Mientras que
en plantas el cigoto totipotente es la unión del gametófito dentro de un grano de polen y la oósfera
femenina que espera dentro del óvulo de la flor.

Sin embargo, el individuo adulto sigue teniendo células madre, que son las encargadas del
crecimiento y de la reparación de daños, como heridas o muerte celular por envejecimiento.
El proceso de diferenciación celular es un proceso, obviamente, muy importante para el desarrollo
de un individuo. Así mismo evolutivamente la diferenciación celular se ha mantenido como un
proceso estable, con pocos cambios en su plan principal. Es por eso que el estudio de la
diferenciación celular es un tema de gran valor científico, puesto que puede llevarnos a temas tan
diversos como la regeneración de órganos o la clonación.

En este aspecto del estudio del proceso en plantas presenta mayores facilidades que en animales.
Las plantas permiten una mayor plasticidad y reorganización de su plan de crecimiento que los
animales. Además las células madre de plantas se encuentran exclusivamente en una zona muy
concreta, mientras que en animales las células madre se encuentran dispersas en todos los tejidos
(y no presentan una forma especial que las diferencie del resto de células). Por estos motivos y
razones éticas a parte el estudio en células madre en vegetales resulta más sencillo para realizar
modelos del funcionamiento molecular del proceso.

Las señales que disparan la diferenciación en todos los seres vivos son bastantes conocidas. Las
células madre se mantienen en un estado indiferenciado hasta que reciben señales externas que
les llevan a alterar su patrón de expresión genética para dar lugar a células con funciones
concretas. Sin embargo, el proceso molecular que lleva a las una célula madre a iniciar la
reprogramación de su expresión génica está poco caracterizado, no se sabe cuáles son los
encargados de señalizar, dentro de la célula, el cambio de estado de la célula madre.

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