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Los valores en la sociedad

Durante la década de los noventa, comenzó a manifestarse una preocupación mundial por el
comportamiento del ser humano y sus consecuencias en todos los ámbitos. Algunas de las causas
señaladas son la perdida de la conciencia social, el descuido de la educación de las nuevas
generaciones, (entendida como la formación total del ser humano, no sólo los niveles académicos
que se pueden alcanzar), y la perdida de los valores y el respeto social e individual.

A partir de esto comienzan a surgir una serie de corrientes en el pensamiento social que conllevan
una búsqueda de soluciones a este fenómeno. Así, aparece el Paradigma "Desarrollo Sustentable"
y con él, el "humanismo", donde destacan elementos tales como el rescate de las normas morales
y la ética, la Libertad, la Democracia, y los Derechos Humanos, recordando que los responsables
de los cambios "positivos y negativos" que tiene el entorno, social y natural, es responsabilidad de
la propia sociedad que en él convive.
La sinceridad es un valor que caracteriza a las personas por su actitud
congruente, que mantienen en todo momento, basada en la veracidad de sus
palabras y acciones. Si queremos ser sinceros necesitamos decir siempre la
verdad; esto que parece tan sencillo, resulta una tarea muy dificultosa para
algunas personas. ¿Cuántas veces utilizamos esas mentiras piadosas en
circunstancias que consideramos poco importantes?: como el decir que estamos
avanzados en el trabajo, cuando aún no hemos comenzado, por la suposición de
que es fácil y en cualquier momento podemos estar al corriente. Obviamente, una
pequeña mentira, llevará a otra más grande y así sucesivamente, hasta que nos
sorprenden.
Lealtad. Si nos preguntaran qué valor preferiríamos que los demás tuvieran hacia
nosotros cuando vivimos en familia, trabajamos en grupo o nos relacionamos con
los demás en el trabajo y en la vida diaria a buen seguro que optaríamos por el de
la lealtad. Sí, ese valor o virtud que hace que tu entorno familiar, laboral o de
amistades te sea fiel y respetuoso, que no te fallen cuando lo necesitas y que esté
contigo a las buenas y a las malas. Aunque estar a las buenas siempre es sencillo,
pero muchas personas no cumplen ese deber de fidelidad o lealtad cuando los
que siempre ha tenido cerca no están todo lo bien que sería deseable y precisan
del apoyo de su entorno, que, al fin y al cabo, es el que nunca debe fallar. Un
entorno que en la familia casi nunca te falla, pero que en el trabajo o en las
relaciones sociales en muchas ocasiones no lo es tanto y se deja llevar muchas
veces por intereses personales más que velar por ese «deber» de no fallar a tu
compañero o amigo.

El amor es tan complejo que solo haré una aproximación de lo que para mí
significa, en cada persona es diferente y solo puede ser entendido por aquel que
lo experimenta. Es intangible sin embargo proporciona fortaleza, paz, tranquilidad
y bienestar. El amor lo puede todo, lo resiste todo da perspectiva, esperanza y e
infinito. El amor es considerado como, sentimiento y es el valor más humano y
sublime de todos pues para que este sea cultivado se necesita el compendio de
muchos otros, es universal y debe ser compartido y procurado por todos, donde
este siempre se tendera al bien. El amor es un sentimiento fuerte y sincero, es
entusiasmo positivo, es una necesidad del ser humano, todo mundo debe y
merece sentir amor… El amor nos hace humanos virtuosos y nos aleja de nuestra
animalidad.
El cariño es un sentimiento de inclinación de amor o buen afecto que se siente
hacia alguien o algo así como la manifestación de dicho sentimiento. También
puede ser sinónimo de añoranza, nostalgia, esmero, afición. La afectividad en
general y por supuesto dentro de esta el cariño resulta ser un elemento clave para
el desarrollo de cualquier persona.

La perseverancia es un esfuerzo continuo, supone alcanzar lo que se propone y


buscar soluciones a las dificultades que puedan surgir, un valor fundamental en la
vida para obtener un resultado concreto. Con perseverancia se obtiene la fortaleza
y esto nos permite no dejarnos llevar por lo fácil y lo cómodo. El estudio siempre
implica paciencia y perseverancia para su conclusión. Por esto es muy importante
que los niños aprendan a ser perseverantes. Les brindará de estabilidad,
confianza en sí mismos y madurez.
La paciencia es el valor que nos hace como personas: tolerar, comprender,
padecer y soportar los contratiempos y las advertencias con fortaleza y por ende
sin lamentos; esto es posible porque uno aprende a actuar acorde a cada
circunstancia, moderando las palabras y la conducta en esos momentos. La
paciencia es un rasgo de carácter que nos permite pasar por situaciones caóticas
sin derrumbarnos, nos permite educar a nuestros hijos sin gritos y aceptar a los
compañeros de trabajo sin deprimirnos, entre muchas otras cosas.

La caridad es una de las tres virtudes teologales, junto con la fe y la esperanza.


La mayoría de nosotros la entendemos como dar dinero y ayuda a los pobres, y si
éste es en alguna forma su sentido, pero el valor de la caridad va mucho más allá.
La caridad tiene que ver con dar una mano a quien es menos afortunado o está
más necesitado que nosotros y esto cubre muchos aspectos, no solo el material.
En esta virtud se encierra también la bondad y se expresa en estas bellas
palabras de ese gran reformador social que fue Jesucristo “Haz el bien sin mirar a
quien”. Así estas siendo caritativo cuando escuchas los problemas de un amigo en
medio de un día ocupado, y le brindes consuelo o un consejo.

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