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¿Sábado o Domingo?

¿Cuál es el día del Señor?

Padre Jordi Rivero

El domingo es el día de la resurrección de Cristo. Los católicos los celebramos con la


Santa Misa y cumplimos con el Tercer Mandamiento del Decálogo.

Desde el tiempo del Nuevo Testamento (tiempos Apostólicos), el domingo remplazó al


sábado judío como día dedicado al Señor para darle culto y descansar de las labores.
La Iglesia católica no "cambia la Biblia", como dicen algunas sectas que se aferran al
sábado. Es un hecho histórico que desde el principio (desde el siglo I) los cristianos
celebran el día del Señor el domingo. La Iglesia es fiel a la doctrina de los Apóstoles. No
fue hasta la época moderna que algunas sectas, desconociendo la realidad histórica,
se revirtieron a la práctica judía de celebrar el sábado en vez del domingo.

Evidencia Bíblica:

-"El primer día de la semana, estando nosotros reunidos para la fracción del pan" -
Hechos 20,7.

El "primer día de la semana" es el Domingo.

Evidencia de los Padres Apostólicos:

Estos vivieron en los dos primeros siglos y son testigos de la fe y la práctica de la Iglesia
recibida de los Apóstoles.

San Ignacio de Antioquía (+107AD), discípulo de los Apóstoles, Padre de la Iglesia del
siglo I, enseña:
Los que vivían según el orden de cosas antiguo han pasado a la nueva
esperanza, no observando ya el sábado, sino el día del Señor, en el que nuestra
vida es bendecida por El y por su muerte.
-S. Ignacio de Antioquía, Magn. 9,1

San Justino (+165AD)


Y nos reunimos todos el día del sol, primero porque en este día, que es el primero
de la creación, cuando Dios empezó a obrar sobre las tinieblas y la materia; y
también porque es el día en que Jesucristo, nuestro Salvador, resucitó de entre
los muertos.

Razón por celebrar el domingo como día del Señor:

La transferencia del día del Señor del sábado, séptimo día, al domingo (día primero de
la semana) ocurrió en tiempo de los apóstoles (ver arriba) con motivo de la
resurrección de Jesucristo. El domingo Cristo resucita, vence la muerte y completa la
obra redentora. Si bien el séptimo día (sábado) Dios "descansó" al fin de la creación, el
domingo es el día en que todo es re-creado en Jesucristo. Ahora es posible el culto a
Dios en espíritu y en verdad.
Además, el domingo es el día de Pentecostés, en que estaban reunidos los Apóstoles
con María Santísima en oración y se derramó el Espíritu Santo.

Al celebrar el domingo somos fieles a Jesucristo. El no vino a abolir el Antiguo


Testamento sino a darle cumplimiento con su muerte y resurrección. Todo se cumple en
El. Vemos en muchos textos como Jesucristo, para dar cumplimiento, presenta la ley
antigua en una nueva forma que sorprende a sus oyentes por su novedad y exigencia.
La ley queda perfeccionada en Cristo. Por ejemplo, Jesús dice en Mateo 5,27 "Habéis
oído que se dijo: "No cometerás adulterio." Pues yo os digo: Todo el que mira a una
mujer deseándola, ya cometió adulterio con ella en su corazón.". Jesús no está
"cambiando la Biblia" sino revelando un sentido más profundo que solo podía
conocerse por su enseñanza y por la gracia del Espíritu que Él nos da.

El antiguo y el nuevo Templo; antiguos corderos y El Cordero.

Los judíos iban a la sinagoga o al Templo el sábado. Es imposible continuar celebrando


el culto del sábado según el Antiguo Testamento. Aquel se centraba en el Templo de
Jerusalén, el cual fue destruido por los romanos en 70 A.D. Tampoco hay ya sacrificio
de animales como requería la antigua alianza. Todo eso encuentra su cumplimiento en
Cristo. El mismo es el Nuevo Templo, y el Cordero del Sacrificio y el Sacerdote Eterno.

Jesús dijo «Destruid este Santuario y en tres días lo levantaré.» -Juan 2,19. Muchos lo
entendieron en forma literal y se escandalizaron de Jesús. Pero Jesús hablaba del
Nuevo Templo que es Su propio Cuerpo, que resucitaría al tercer día: El domingo. El
Templo de Jerusalén fue destruido pero Cristo resucitado es el Nuevo Templo que
jamás será destruido. Por el bautismo los cristianos nos unimos a Cristo para ser
miembros de su Cuerpo Místico, Nuevo Templo que es la Iglesia. Los cristianos somos, en
Cristo, templo espiritual y como tal nos reunimos para celebrar la Santa Misa el
domingo, el nuevo día del Señor.

Es evidente que Jesús preparó a sus discípulos para un nuevo entendimiento del "Día
del Señor":

Nadie cose un remiendo de paño sin tundir en un vestido viejo, pues de otro
modo, lo añadido tira de él, el paño nuevo del viejo, y se produce un desgarrón peor.
Nadie echa tampoco vino nuevo en pellejos viejos; de otro modo, el vino
reventaría los pellejos y se echaría a perder tanto el vino como los pellejos: sino que el
vino nuevo, en pellejos nuevos.
Y sucedió que un sábado, cruzaba Jesús por los sembrados, y sus discípulos
empezaron a abrir camino arrancando espigas.
Decíanle los fariseos: «Mira ¿por qué hacen en sábado lo que no es lícito?»
Él les dice: «¿Nunca habéis leído lo que hizo David cuando tuvo necesidad, y él y
los que le acompañaban sintieron hambre, cómo entró en la Casa de Dios, en tiempos
del Sumo Sacerdote Abiatar, y comió los panes de la presencia, que sólo a los
sacerdotes es lícito comer, y dio también a los que estaban con él?»
Y les dijo: «El sábado ha sido instituido para el hombre y no el hombre para el
sábado.
De suerte que el Hijo del Hombre también es Señor del sábado.» (Mc 2,21-28)
Jesús se presentó a los Apóstoles el domingo de Resurrección y ellos le
adoraron. Los cristianos le damos a Dios Padre el culto más perfecto: el mismo
Jesucristo que se ofrece y nosotros nos ofrecemos al Padre POR Cristo, Con El y En El.

Algunas sectas fundadas en EE.UU. hace poco más de un siglo se han revertido al
sábado. No entienden lo arriba mencionado, en gran parte porque carecen de
conocimiento histórico del cristianismo y la interpretación bíblica de los Padres. Para
entender la Biblia hay que situarse con la Iglesia en la mente de Cristo que interpreta el
Antiguo Testamento de una forma nueva y sin embargo más fiel. Pero antes de discutir
sobre cuál es el día del Señor hay que recordar lo más importante de ese día: La Santa
Misa, la cual es el culto más perfecto que le ofrecemos a Dios. ¿De qué vale pelear por
el día del culto si ni siquiera se acepta el culto mismo?

Juan Pablo II trata el tema del Día del Señor en profundidad en su encíclica "DIES
DOMINI". Para estudiar el sentido del día del Señor a profundidad le recomiendo que la
lea. Aquí solo presento el #59:

Este aspecto festivo del domingo cristiano pone de relieve de modo


especial la dimensión de la observancia del sábado veterotestamentario.
En el día del Señor, que el Antiguo Testamento vincula a la creación (cf.
Gn 2, 1-3; Ex 20, 8-11) y del Éxodo (cf. Dt 5, 12-15), el cristiano está llamado
a anunciar la nueva creación y la nueva alianza realizadas en el misterio
pascual de Cristo. La celebración de la creación, lejos de ser anulada, es
profundizada en una visión cristocéntrica, o sea, a la luz del designio
divino de «hacer que todo tenga a Cristo por Cabeza, lo que está en los
cielos y lo que está en la tierra» (Ef 1,10). A su vez, se da pleno sentido
también al memorial de la liberación llevada a cabo en el Éxodo, que se
convierte en memorial de la redención universal realizada por Cristo
muerto y resucitado. El domingo, pues, más que una «sustitución» del
sábado, es su realización perfecta, y en cierto modo su expansión y su
expresión más plena, en el camino de la historia de la salvación, que tiene
su culmen en Cristo.
¿Vale la misa del sábado por la tarde para el domingo?
Por: Monseñor Jorge De los Santos | Fuente: elpueblocatolico.com

La mayoría de católicos van a Misa los domingos; sin embargo, algunos van los
sábados. Una lectora escribió a nuestra website pidiendo que aclaremos este punto. Su
pregunta fue la siguiente:

Si el día del Señor es el domingo ¿por qué otros lo celebran el sábado?

Con la generosidad de siempre, Mons. Jorge De los Santos, Director Espiritual de


Evangelización Hispana de la Arquidiócesis de Denver, responde.

Sí uno va a Misa el sábado por la tarde y participa en una Eucaristía con la liturgia y las
lecturas de la Misa dominical, no hay ningún problema.

La validez de la Misa dominical asistiendo la tarde anterior (sábado), así como de los
días de precepto, está aprobada en el Código de Derecho Canónico, que es el
conjunto de normas jurídicas que regulan la organización de la Iglesia Católica, así
como los derechos y obligaciones de todos los fieles: “Cumple el precepto de
participar en la Misa quien asiste a ella, dondequiera que se celebre en un rito católico,
tanto el día de la fiesta como el día anterior por la tarde” (1248 § 1).

Esta costumbre es muy reciente, y está relacionada con los cambios producidos en la
liturgia por el Concilio Vaticano II en cuya Constitución sobre la Sagrada liturgia,
Sacrosantum concilium, dice: “Revísese el año litúrgico de manera que, conservadas o
restablecidas las costumbres e instituciones tradicionales de los tiempos sagrados de
acuerdo a las circunstancias de nuestra época, se mantenga su índole primitiva para
que alimente debidamente la piedad de los fieles en la celebración de los misterios de
la redención cristiana, muy especialmente el del misterio pascual”.

Asimismo, en el Missale romanum está escrito: “Para que la misa del día anterior sea
válida como misa dominical o de fiesta de precepto, ha de celebrarse por la tarde (a
partir de las 4:00pm) y contener la liturgia y las lecturas de la misa dominical”.

Así pues, un típico caso de misa de sábado no válida como misa dominical, sería la
celebración de una boda el sábado por la tarde.

En lo que se refiere a la Misa dominical celebrando el Día del Señor, nos dice el Papa
Francisco en su catequesis del 5 de febrero de 2014: “La celebración Eucarística es
mucho más que un simple banquete. Es propiamente el memorial de la Pascua de
Jesús, el misterio central de la salvación. “Memorial” no significa sólo un recuerdo, un
simple recuerdo, sino que quiere decir que cada vez que celebramos este Sacramento
participamos en el misterio de la pasión, muerte y resurrección de Cristo”.

La Eucaristía constituye el vértice de la acción de salvación de Dios. El Señor Jesús,


haciéndose pan partido para nosotros, vierte, en efecto, sobre nosotros toda su
misericordia y su amor, tanto que renueva nuestro corazón, nuestra existencia y nuestro
modo de relacionarnos con Él y con los hermanos.
Es por esto que normalmente, cuando nos acercamos a este Sacramento, se dice que
se “recibe la Comunión”, que se “hace la Comunión”: Esto significa que en la potencia
del Espíritu Santo, la participación en la mesa eucarística nos conforma en modo único
y profundo a Cristo, haciéndonos pregustar ahora ya la plena comunión con el Padre,
que caracterizará el banquete celeste, donde, con todos los Santos, tendremos la
gloria de contemplar a Dios cara a cara.

Queridos amigos, ¡no agradeceremos nunca suficientemente al Señor por el don que
nos ha hecho con la Eucaristía! Es un don muy grande. Y por esto es tan importante ir a
misa dominical; ir a misa no sólo para rezar, sino también para recibir la comunión, este
Pan que es el Cuerpo de Jesucristo y que nos salva, nos perdona, nos une al Padre. ¡Es
hermoso hacer esto! Y todos los domingos vamos a misa porque es el día de la
Resurrección del Señor, por eso el Domingo es tan importante para nosotros.

Con la Eucaristía sentimos esta pertenencia a la Iglesia, al Pueblo de Dios, al Cuerpo de


Dios, a Jesucristo. Y no terminaremos nunca de captar todo el valor y la riqueza.

Pidámosle, entonces, que este Sacramento pueda continuar manteniendo viva en la


Iglesia Su presencia y plasmar nuestras comunidades en la caridad y en la comunión,
según el corazón del Padre.

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