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Krieger, Matías Nicolás

La educación en los barrios: El


plan FinEs. Un estudio de caso en
la periferia platense

Tesis presentada para la obtención del grado de


Licenciado en Sociología

Directora: Oyhandy, Angela Graciela

Cita sugerida:
Krieger, M. (2015). La educación en los barrios: El plan FinEs. Un estudio de caso en la
periferia platense. Trabajo final de grado. Universidad Nacional de La Plata. Facultad de
Humanidades y Ciencias de la Educación. En Memoria Académica. Disponible en:
http://www.memoria.fahce.unlp.edu.ar/tesis/te.1157/te.1157.pdf

Documento disponible para su consulta y descarga en Memoria Académica, repositorio


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Atribución-No comercial-Sin obras derivadas 2.5
 
 

UNIVERSIDAD NACIONAL DE LA PLATA 

FACULTAD DE HUMANIDADES Y CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN 

DEPARTAMENTO DE SOCIOLOGÍA 

LICENCIATURA EN SOCIOLOGÍA 

TESINA:  

La educación en los barrios: el plan FinEs. Un estudio de caso en 
la periferia platense. 
 

Alumno: Matías Nicolás Krieger 

Legajo: 92257/6  

Correo electrónico: 
matiaskrieger@hotmail.com 

Directora: Ángela Oyhandy 

Fecha: 06/07/2015

 
Resumen:
Durante las últimas décadas ha aumentado constantemente la población que asiste a

la escuela secundaria, modificando la conformación, los objetivos y la estructura

tradicional de la educación media. Consolidando este proceso, en 2006 se sancionó la

Ley de Educación Nacional, donde se estableció la obligatoriedad de este nivel. Al

mismo tiempo en esta instancia educativa se multiplican los casos de repitencia,

sobreedad y expulsión en la escuela. Estos procesos confluyeron en la creación de

propuestas de reinserción escolar, que llega a su nivel más alto en el plan FinEs (Plan

Nacional de Finalización de Estudios Primarios y Secundarios). Consiste en una política

pública orientada a la finalización de estudios primarios y secundarios, cuyo aspecto

más novedoso es ofrecer la oportunidad de terminar el nivel en los barrios. Para esto,

articula con organizaciones sociales y territoriales que funcionan como sostén del

programa al garantizar el espacio físico y la matrícula. Esta tesis aborda esta temática

desde un estudio de caso: el Centro Integrador “Por un futuro mejor” ubicado en el

barrio Altos de San Lorenzo de la ciudad de La Plata. Reconstruiremos la formación de

esta sede, la situación de los y las jóvenes que participan del mismo y el proceso

educativo del que son parte.

Palabras claves: educación, políticas públicas, juventud, organizaciones

territoriales, educación para adultos.


 
Índice: 
Agradecimientos: ............................................................................................................ 4 
Introducción:................................................................................................................... 5 
Presentación: ................................................................................................................. 5 
Metodología: ............................................................................................................... 10 
Capítulo 1: Jóvenes: trabajo, educación y familia. ................................................... 14 
Pensando a los jóvenes ............................................................................................... 15 
Juventud y clase social. ............................................................................................... 17 
Imaginarios sobre la juventud: .................................................................................... 20 
Estadísticas sobre jóvenes ........................................................................................... 23 
Jóvenes y trabajo ............................................................................................................ 23 
Cuadro 1: Condición de actividad y edad (porcentajes) Total - 4to trimestre 2013 ....... 24 
Cuadro 2: Situación de los jóvenes de 15 a 29 años en el sistema educativo y el mercado
de trabajo. Según estrato socioeconómico de procedencia por subgrupo de edad.
Porcentajes. Año 2006. ................................................................................................... 25 
Jóvenes y Educación: .................................................................................................. 27 
Capítulo 2: Educación: modalidades para adultos y plan FinEs. ............................ 28 
Cuadro 3: Tasa neta de escolarización secundaria para Argentina en 1993, 2003 y 2013
por región, nivel de ingresos y sexo. .............................................................................. 29 
Cuadro 4: Población de 18 a 29 años según nivel educativo alcanzado para el Gran La
Plata. 4to trimestre 2013. Números absolutos: ............................................................... 31 
Cuadro 5: Población de 18 a 29 años según nivel educativo alcanzado para el Gran La
Plata. 4to trimestre 2013. Tasas:..................................................................................... 31 
Cuadro 6: Población mayor de 18 años según nivel educativo alcanzado para el Gran La
Plata. 4to trimestre 2013. Números absolutos: ............................................................... 32 
Educación para adultos ............................................................................................... 32 
La educación para adultos en la provincia de Buenos Aires. ..................................... 34 
Plan FinEs: .................................................................................................................. 35 
Cuadro 7: ........................................................................................................................ 41 
El funcionamiento del plan en la actualidad. .............................................................. 41 
Cuadro 9: Estadísticas del plan FinEs: ........................................................................... 44 
¿Desigualdad educativa? ............................................................................................. 45 
Capítulo 3: Plan FinEs y organizaciones territoriales: el barrio, el centro
integrador y su referente.............................................................................................. 47 
Un barrio periférico..................................................................................................... 47 


 
Barrio Altos de San Lorenzo....................................................................................... 49 
Mapa 1: centros comunales del partido de La Plata. ...................................................... 49 
Centro Integrador “Por un futuro mejor”. ................................................................... 52 
Pocha. .......................................................................................................................... 53 
El plan FinEs y las organizaciones sociales. ............................................................... 57 
Historia del Centro Integrador. ................................................................................... 59 
Capítulo 4: Una sede del plan FinEs: Inclusión y educación popular. .................... 64 
Cómo llegué al Centro Integrador “Por un futuro mejor” .......................................... 64 
El funcionamiento de la sede ...................................................................................... 68 
La dinámica de las clases ............................................................................................ 72 
¿Educación popular? ................................................................................................... 76 
Plan FinEs y educación tradicional ............................................................................. 80 
Capítulo 5: Los jóvenes del FinEs. Educación, trabajo y futuro. ............................ 84 
Estudiantes. Hacia quién está orientado...................................................................... 84 
Qué esperan del FinEs ................................................................................................ 89 
Conclusiones: ................................................................................................................ 93 
Bibliografía: .................................................................................................................. 97 


 
Agradecimientos:
Sólo los más especiales, aquellos que estuvieron presentes acompañándome en el

cierre de esta etapa:

A Mamá y Papá, por apoyarme siempre.

A Marian, por tantos años de convivencia.

A Luli, por ser la mejor compañera.

A Angie, por el cariño y la confianza.

A Pocha, por abrirme las puertas de su casa y tratarme como a un hijo.

A mis compas y amigos de la facu: Álvaro, Juani, Belu, Pachi y tantos otros con

quienes compartí aulas y pasillos de 48, la CPM y el edificio nuevo (gracias Aníbal).

A todas y todos los que de alguna manera me acompañaron, y especialmente a las y

los jóvenes con quienes tuve el honor de compartir los espacios de enseñanza y

aprendizaje en el Centro Integrador.


 
Introducción:
Presentación:
Desde el año 2003 en adelante se vivió en Argentina un proceso de recuperación

económica que disminuyó considerablemente los niveles de pobreza alcanzados luego

de más de una década de políticas neoliberales que tuvieron su estallido en las

dolorosas, y a la vez esperanzadoras, jornadas de fines del año 2001. Se revirtieron

altísimos niveles de desempleo, que en mayo de 2002 alcanzó al 21,5% de la población

económicamente activa1.

De aquel proceso también surgió una multiplicidad de organizaciones populares y

territoriales que revitalizaron la organización de los sectores populares. Algunas de

ellas, aquellas con mayores “afinidades electivas”2, se acoplaron al proceso y a las

propuestas del gobierno kirchnerista, que llegaría al poder en el año 2003 y se

mantendrá en el mismo, al menos, hasta 2015; unas segundas prefirieron mantenerse al

margen y unas terceras se desarticularon, no sin antes dejar sendas marcas entre los

sectores populares: reivindicaciones pendientes y un repertorio de acción colectiva,

como lo señaló Sidney Tarrow, basándose en las categorías de Charles Tilly3.

No se trata de que en el pasado haya habido un Estado ausente sino que durante el

período marcadamente neoliberal, el Estado abandonó aquellos espacios de regulación

de los que históricamente se había ocupado y apareció en otros, nuevos e inéditos.

Espacios que, apañados por los organismos internacionales de crédito, se enfocaban en

políticas focalizadas de asistencia en los barrios más postergados (principalmente del

conurbano bonaerense), uno de los territorios más afectados por las políticas

                                                            
1
   Fuente INDEC: http://www.indec.mecon.ar/nuevaweb/cuadros/4/empleo_cambios03‐08.pdf 
2
   Antón,  Gustavo,  Jorge  Cresto,  Julián  Rebón,  et  al.,  2010.  "Una  década  en  disputa.  Apuntes 
sobre las luchas sociales en Argentina." Observatorio Social de América Latina, 28. 
3
   Tarrow, Sidney (1997). El poder en movimiento. Los movimientos sociales, la acción colectiva y 
la política.  Madrid, Alianza Universidad. 


 
neoliberales. Tampoco debemos olvidarnos de la presencia selectiva y violenta de la

policía en los territorios, presencia que se reforzó incluso en años posteriores. En este

período surgieron una multiplicidad de organizaciones (principal pero no únicamente)

de trabajadores desocupados que, “piquete y asamblea” mediante, reclamaron por y

gestionaron los “planes” otorgados por el gobierno.

A partir del 2003, como decíamos, una parte se “integró”, otra se mantuvo al margen

del gobierno y una última se diluyó. Una lectura posible la realiza Maristella Svampa,

quien señala la cooptación de los movimientos de desocupados por parte del gobierno, a

lo que se suma la fragmentación y desmovilización de aquellos que decidieron no

sumarse, con la valiosa excepción del Frente Popular Darío Santillán que, en palabras

de la autora, fue “una de las organizaciones autónomas que mejor sorteó este período de

reflujo y reconfiguración organizacional” (2008:26). Sin embargo, “cooptar” es una

palabra que ha generado polémica en los sectores académicos. Antón et al. señalan el

carácter despectivo con el cual suele ser utilizada, mientras que ellos prefieren hablar de

“apertura” del gobierno hacia estos movimientos, de “afinidades electivas”, de

coincidencias programáticas, etc. (2010: 28).

Las organizaciones afines al kirchnerismo, encontraron un espacio en el seno, o al

menos cerca, del Estado. Aquello que se arrancaba mediante piquetes y tomas, es decir,

no mucho más que “planes”, comenzó a tener una leve, pero no menos importante,

institucionalización. Es decir, hubo un acercamiento al Estado, que las convocó.

Aumentaron los recursos y su distribución territorial, hubo un acercamiento, una co-

gestión, entre las organizaciones territoriales y el Estado. A su vez, disminuyeron la

cantidad de “planes” a medida que las personas empezaban a conseguir trabajo.


 
Aquí nos interesa pensar y problematizar a aquellas organizaciones que decidieron

gestionar junto al Estado (mas no sin conflictos ni contradicciones) ciertas políticas

públicas en el territorio. Consideramos no sólo interesante sociológicamente sino

también importante políticamente pensar la presencia del Estado en los territorios. En

este caso nos centraremos en una política específica, una organización específica y un

barrio específico.

Este trabajo también se ocupará de los jóvenes de sectores populares. Jóvenes de un

barrio periférico de la Ciudad de La Plata, que tras haber dejado de asistir a la escuela,

se reinsertan en el sistema educativo en un plan de educación para adultos, plan que

funciona en articulación entre el Estado y las organizaciones territoriales (que aportan

los lugares físicos para su desarrollo). De esta manera la presente investigación otorgará

lugar al sistema educativo argentino, del cual estos jóvenes fueron sucesivamente

expulsados y reincorporados, y no sólo por causas externas al mismo. Éstas son las

preocupaciones centrales a las que buscaremos dar respuestas o al menos plantear

preguntas que nos permitan problematizar la etapa actual.

Veamos: el Estado nacional lanzó un plan de finalización de estudios para mayores

de 18 años, con el objetivo de llenar el vacío que dejó la obligatoriedad del nivel medio,

y llegar a aquellos que hayan abandonado (o que directamente no hubiesen empezado),

por los motivos que sean, tanto la primaria como el secundario y tampoco se hayan

integrado a las escuelas de adultos. Para ellos buscó implementar un plan flexible,

accesible por su llegada a los barrios y, en un principio, casi personalizado según las

necesidades de cada alumno.

Este plan interpelaba de cerca a las organizaciones territoriales, ya que les ofrecía

una forma de gestionar un recurso que cubre una demanda muy significativa de los


 
habitantes (principal pero no exclusivamente) de barrios populares. Ya que, como

señala Gabriel Kessler (2014), aún se mantiene firme como ideal la finalización de los

estudios medios como forma de “ser alguien en la vida” y tener mejores posibilidades

de obtener un trabajo digno. Entonces, esta política fue apropiada por, e implementada

en, organizaciones territoriales, lo cual produjo modificaciones y nuevas demandas a la

misma.

Una pequeña aclaración: como señalaremos más adelante si bien el plan no se orienta

exclusivamente a jóvenes, en mi trabajo de campo he podido observar que el mismo es

usado en gran medida por jóvenes que lo ven como una alternativa a la escuela

tradicional (y no sólo a la escuela de adultos).

Aquí se abren múltiples cuestiones que nos servirán de insumos para comprender la

dinámica específica de nuestro caso: ¿qué sucedió en los últimos años con la escuela

pública y la obligatoriedad del nivel medio?, ¿qué sucede con los jóvenes caracterizados

como Ni-Ni4 (tanto por el Estado como por la opinión pública)?, ¿qué sucede con el

trabajo y con la familia? Estos aspectos adquieren una forma particular y específica

entre jóvenes de sectores populares.

Aquí me interesa centrarme en las dinámicas locales (barriales, militantes y

familiares) que hacen posible la aplicación en territorio de políticas estatales, en este

caso el funcionamiento de un programa educativo para adultos. Las mismas se ven

alteradas por la tensión entre agencia y estructura: más allá de los objetivos propuestos

para un programa, su aplicación concreta tiene múltiples mediaciones que la vuelven

algo distinto a como aparece en el papel. Como señala Rosana Guber:

                                                            
4
   Jóvenes que no estudian ni trabajan. 


 
La práctica humana, como fundamento del mundo social, presenta entonces la

peculiaridad de ser una actividad conforme a propósitos, a fines. Sean éstos o no

intencionales, las determinaciones de lo real no se sobreimponen mecánicamente a

los sujetos, ni tampoco resultan de la acción de hombres filosóficamente libres y

autónomos, sino que dichos fines, creencias, bagajes ideológicos y culturales están

socialmente determinados, ubicados estructuralmente en un espacio y un tiempo

histórico (2004: 58).

En este sentido, nos interesamos especialmente por la situación de jóvenes de un

barrio popular, aquellos que aparecen en infinidad de imágenes públicas como apáticos,

desinteresados, vagos y, muchas veces, como peligrosos, dignos de temer y a quienes

hay que controlar. En el grupo de jóvenes con quienes realizamos el trabajo de campo

existe la voluntad de finalizar la escuela: ellos mismos plantean la importancia de

formarse para acceder a un mejor trabajo, manifestando su deseo de “no ser explotados”

y “tener un futuro”. La gran mayoría trabaja y muchos tienen hijos, lo que vuelve

compleja su asistencia a clases. Aun así han encontrado en el Plan FinEs una alternativa

para poder acreditar el nivel medio y ellos hacen uso de ella.

Creemos pertinente reflexionar sobre los problemas de la escuela tradicional tales

como la deserción escolar, la repitencia y la sobreedad, marcas reiteradas entre aquellos

que llegan al FinEs. Pero también resulta relevante pensar las situaciones de estos

jóvenes que se hallan dentro del grupo que presenta tasas más altas de desempleo y

precarización laboral; grupo hacia el que la sociedad apunta sus cañones cada vez que

necesita un chivo expiatorio para sus problemas. Para, y a su vez con, estos jóvenes es

imperioso pensar políticas públicas novedosas. El plan FinEs, con todos sus problemas,

es una de ellas, y creemos importante pensar su funcionamiento y tratar de aportar

herramientas para comprenderlo desde un estudio de caso.


 
En resumen, el objetivo de la presente investigación es describir en un estudio de

caso el proceso de implementación de una política educativa, mediada por una

organización territorial, que es apropiada, en gran medida, por jóvenes de sectores

populares. Las preguntas que se intentarán responder serán las siguientes: ¿cómo se

aplican políticas públicas con jóvenes de sectores populares?, ¿cómo se articulan

políticas públicas y organizaciones territoriales?, ¿qué esperan los jóvenes del Estado,

especialmente en lo que se refiere a educación?, ¿qué tramas y relaciones se van

construyendo en la implementación del plan FinEs?, ¿qué apropiaciones del mismo

realizan los sujetos en el plano de la cotidianeidad?

Metodología:
El trabajo de campo se realizó entre los meses de abril y octubre del 2014 en el

Centro Integrador “Por un futuro mejor”, ubicado en el barrio Altos de San Lorenzo de

la ciudad de La Plata. Allí funciona una sede del plan de “Finalización de Estudios

Primarios y Secundarios” (FinEs) al que acceden jóvenes y adultos de ambos sexos del

barrio con el fin de obtener el título secundario. El trabajo de campo consistió

principalmente en observaciones participantes durante las horas de clases y por fuera de

las mismas y una considerable cantidad de charlas informales con alumnos, docentes y

militantes del Centro Integrador. Al mismo tiempo, realicé pequeñas encuestas que, sin

ánimo de que sean representativas me sirvieron para pensar la situación específica de

estos jóvenes. También realicé entrevistas “formales” (si por formales nos referimos a

que fueron grabadas, con todo lo que ello conlleva) con referentes del Centro Integrador

y del plan FinEs, así también con algunos alumnos.

Es importante distinguir que una parte no menor de lo realizado se hizo en el marco

de mi desempeño como docente, y en tanto tal, se vio cruzado por cuestiones ajenas a la

10 
 
investigación. Sin embargo, sobre algunas de esas clases se realizaron registros escritos.

Conlleva un esfuerzo especial desligar esta experiencia de mis deseos, esperanzas y

contradicciones ligadas a la práctica docente. Algunos de los trabajos realizados por los

y las estudiantes durante las clases también fueron incorporados a la presente

investigación, con la autorización de sus autores y la garantía de anonimato. Así como

sería imposible desligar totalmente el trabajo de campo de mi propia experiencia como

docente en el mismo lugar y con los mismos sujetos, resulta interesante incorporar

analíticamente los materiales y las experiencias producidos en este marco.

Como señala Rockwell, estos sujetos involucrados como agentes e intérpretes

particulares negocian contenidos, procesos y normas escolares (Rockwell, 1987). Esto

permitió ponderar, en buena medida, el análisis de las políticas desde la perspectiva de

los sujetos, quienes a través de sus prácticas definen formas alternativas de transitar

procesos estatales como los estudiados. Esta mirada “desde abajo” ha implicado un

importante énfasis en el análisis de los procesos locales a partir de los cuales se realizó

la descripción.

Creemos que Guber, en su libro sobre investigación antropológica “El salvaje

metropolitano” aporta claves de lectura para pensar la presente investigación, en la cual

haremos un lugar importante, aunque no exclusivo a la “perspectiva de los actores”, la

autora dice:

El investigador encara, pues, un doble proceso de comprensión: interpreta al lego,

quien a su vez interpreta a los demás miembros de su mundo social. (…) Aunque la

comprensión no agote el proceso total de investigación, constituye un paso o etapa

central hacia el conocimiento de lo social: permite reconocer el sentido que reviste el

comportamiento para los actores y traza el marco desde el cual actos,

verbalizaciones, propósitos y motivos encuentran su sentido. (…) En vez de plantear

11 
 
que la explicación debe limitarse a reproducir la perspectiva de los actores, sin

indagar en aspectos no evidentes del mundo social, las propuestas no dualistas

postulan que el conocimiento de lo social no puede prescindir del conjunto de

explicaciones que los individuos dan sobre su comportamiento, ni de las

interpretaciones con que viven su relación con otros hombres y su entorno natural:

en suma, no puede prescindir de la reflexividad propia de la acción humana (2004:

59).

El libro de Guber es una fuente infinita de ideas, consejos y formas de abordar una

investigación que, como ella misma dice, de ninguna manera se trata de un manual de

metodología, ya que la etnografía se basa en una serie de decisiones que se toman antes,

durante y después del trabajo de campo y no un conjunto de reglas que hay que seguir.

Es así que la autora nos recuerda que:

el antropólogo ha desarrollado cierta destreza en estudiar lo no documentado, lo

implícito, lo no formalizado. Su capacidad para detectar lo intersticial es (…) la

capacidad de descubrir desfasajes y contradicciones internas en una cultura, entre

lo que los actores dicen que hacen y lo que hacen realmente. Esta distinción ha

llevado a algunos autores a optar entre uno u otro aspecto, cayendo en la visión

normativa o en la pragmática de la cultura. En ambos casos se mutila la totalidad

del hecho social, lo cual conduce, inexorablemente, a conclusiones parciales y,

sobre todo, esquemáticas y caricaturescas, esto es, ofensivas. Desde distintas

posturas teóricas se han suministrado variadas respuestas a la naturaleza de la

relación entre lo informal y lo formal, relación que suele caracterizarse como

estructurada, no caótica, a la que hay que desentrañar y explicar (2004: 76).

La tesina estará organizada de la siguiente manera: el primer capítulo caracteriza a

las y los jóvenes en Argentina, particularmente aquellos pertenecientes a los sectores

populares; aborda su relación con el trabajo, la escolaridad y la familia, así como los

12 
 
imaginarios sociales construidos en torno a los mismos. El capítulo dos analiza la

situación del sistema educativo argentino, enfocándose en la modalidad de adultos y

específicamente en el plan FinEs. El capítulo tres caracteriza la relación del programa

con las organizaciones populares, describiendo el Centro Integrador “Por un futuro

mejor” y el contexto en el cual surge. El capítulo cuatro, aborda la constitución de la

sede del plan FinEs y las características del proceso educativo que observamos durante

el trabajo de campo. Por último, el capítulo cinco describe a las y los estudiantes,

especialmente sus experiencias educativas y laborales en el marco de su paso por esta

sede del plan FinEs.

13 
 
Capítulo 1: Jóvenes: trabajo, educación y
familia.

Los “jóvenes del suburbio” constituyen la punta de lanza de un

proceso de degradación de las condiciones de trabajo y de vida

que, junto con la desindustrialización y la desocupación masiva,

la precarización del empleo y el fracaso escolar, instaló la

incertidumbre en el mañana y la inseguridad social en el corazón

de la existencia de una gran cantidad de gente, sobre todo en los

medios populares. Robert Castel (2010: 45).

En este capítulo nos centraremos principalmente en la cuestión de los jóvenes, que

será uno de los ejes organizadores de esta investigación. Pero ¿quiénes son estos

jóvenes? y ¿cuál es su situación en la argentina actual? A continuación realizaremos una

caracterización del universo en estudio.

Desde hace ya algunas décadas, las y los jóvenes (también lo podemos pensar como

la juventud) se han instalado en un lugar importante del debate público. Sobre este

grupo se han pronunciado múltiples discursos, la gran mayoría negativos: que “son

vagos”, que “no se interesan por nada”, que “son chorros”, que “no estudian ni trabajan”

(la famosa categoría Ni-Ni); pero también positivos: que “son el futuro”, que

“participan políticamente”. En forma paralela la juventud se vuelve un ideal y una

postura que buscan imitar y apropiarse otras franjas etarias, expresadas en el ser juvenil,

como aspecto positivo de la personalidad.

14 
 
No se trata exclusivamente de una categoría etaria, sino más bien de una categoría

social e históricamente determinada. Si bien nos referimos a la misma como una etapa

delimitada por ciertos cambios físicos y psíquicos (que se corresponden con una cierta

franja de edades) que culminarían con la llegada a la “adultez plena”. Los años han

variado histórica y socialmente, pasando de pertenecer a esta categoría

aproximadamente hasta los 24 años a hacerlo hasta los 29, momento en el cual se

referencia actualmente el acceso a la adultez por diversos organismos e

investigaciones5, manteniendo la edad “inicial” a los 14 años y distinguiendo entre

adolescentes (14 a 18 años), juventud plena (18 a 24 años) y jóvenes adultos (25 a 29

años). Es decir, la etapa conceptualizada como “juventud” varía histórica y socialmente.

Aquí tomaremos como objeto de estudio a jóvenes que tienen entre 18 y 29 años, ya que

una exigencia específica del plan FinEs es que accedan quienes tengan más de 18 años,

siendo éste el principal motivo por el que se establece el límite inferior. Consideramos,

como bien señala Mariana Chaves, que esta no es una etapa a la cuál le falta algo, etapa

de “adolecer”, en la cual no-se-es adulto sino como una etapa plena en la cual suceden

cosas que es importante entender en su unicidad (2010: 37).

Pensando a los jóvenes


Una investigación reciente del equipo de Agustín Salvia comienza con una

afirmación y una pregunta: “Se afirma que los logros a los cuales acceden los jóvenes

de una generación permiten pronosticar las posibilidades de progreso futuro de una

sociedad. Si esto es así, cabe la pregunta: ¿cuál es el futuro que permite proyectar el

                                                            
5
   “El  criterio  etario  actualmente  es  bastante  relativo,  dado  que  las  edades  objetivas  que 
corresponden  a  los  comportamientos  juveniles  y  la  etapa  vital  que  define  a  los  jóvenes  (cambios 
fisiológicos,  de  conducta  y  de  roles)  se  ve  determinada  por  transformaciones  sociales,  culturales  y 
económicas. Los criterios respecto del arco de edad oscilan entre 15‐24 años, 15‐29 años y 10‐29 años” 
(CEPAL/OIJ, 2003:5). 

15 
 
presente de nuestros actuales jóvenes?” Sobre esta investigación volveremos más

adelante, ya que plantea algunos datos e hipótesis importantes; pero aquí nos

detendremos en la pregunta, que no considero válida ya que caracteriza a los jóvenes

como en una etapa de transición. Me resulta más interesante la postura de Mariana

Chaves, quien señala que su “punto de partida es la visión de la y el joven como seres

en relación. El/la joven como actores sociales completos, inmersos en relaciones de

clase, de edad, de género, étnicas, cuyo análisis corresponde ser encarado desde una

triple complejidad: -contextual: espacial e históricamente situado; -relacional: conflictos

y consensos; -heterogénea: diversidad y desigualdad” (2010: 37).

Esta es la postura que tomo aquí: pensar a los jóvenes no como una etapa de

transición, lo que implicaría un deber ser, un paso hacia un futuro donde serán seres

completos. Para nosotros es importante no caer en esta posición, ya que implica una

toma de posición moral acerca del lugar y el rol que deben ocupar. Pensarlos como seres

completos, como recomienda Chaves nos ayuda a sortear este peligro: “La propuesta en

esta tesis no es mirar a las y los jóvenes como futuros adultos, eso ya lo hacen muy bien

algunos padres, docentes y funcionarios. No es pensar la juventud como futuro posible

sino como presente” (2010: 40).

A su vez nos recuerda que debemos tener en cuenta tanto un análisis cultural así

como un análisis que contemple las relaciones de poder, sean de clase, de género o

generacionales: “No es posible explicar el cambio social exclusivamente como cambio

cultural, eso haría perder de vista los análisis en términos de relaciones de dominación

políticas y económicas, como tampoco es dable dejar de lado la dimensión de la

constitución de la subjetividad” (2010: 40).

16 
 
En este sentido, si bien nos ocupamos -nos parece central hacerlo- de cuestiones

estructurales pensamos a los sujetos sociales con capacidad de agencia, es decir, no

meras víctimas de una estructura que los oprime. Como señala Philippe Corcuff, dentro

del marco constructivista “las realidades sociales son percibidas como construcciones

históricas y cotidianas, de los actores individuales y colectivos. Dado que esta

imbricación de construcciones plurales, individuales y colectivas no obedece, por lo

demás, a una clara voluntad, tiende a escapar al control de los diferentes actores allí

presentes. El término “construcciones” remite, a la vez, a los productos (más o menos

durables o temporarios) de las elaboraciones anteriores y a los procesos en curso de

reestructuración” (2014: 29). Es un debate aún abierto y sobre el cual pivoteara -

teórica, política y metodológicamente- la presente investigación.

Juventud y clase social.


Podemos decir que una diferencia central en este trabajo se presenta cuando nos

acercamos más al grupo social de las y los jóvenes y vemos que es heterogéneo, es decir

que no hay una juventud. Cómo señala Pierre Bourdieu:

La edad es un dato biológico socialmente manipulado y manipulable; muestra que

el hecho de hablar de los jóvenes como de una unidad social, de un grupo

constituido, que posee intereses comunes, y de referir estos intereses a una edad

definida biológicamente, constituye en sí una manipulación evidente. Al menos

habría que analizar las diferencias entre las juventudes, o, para acabar pronto, entre

las dos juventudes. (…) estas “dos juventudes” no representan más que los dos

polos opuestos, los dos extremos de un espacio de posibilidades que se presentan a

los “jóvenes”. (…) entre estas dos posiciones extremas, la del estudiante burgués y

la del joven obrero que ni siquiera tuvo adolescencia, hoy existe toda clase de

figuras intermedias (1990: 119-120).


17 
 
Las diferencias de clase, así como en el resto de la sociedad, se hacen presentes y las

imágenes positivas y negativas quedan atadas a estas diferencias: hay un tipo de joven

que es representado como peligroso: el de clase baja; y otro que representa el futuro: el

de clase media o alta. Sobre este punto volveremos más adelante, donde nos

centraremos en los “imaginarios” acerca de los jóvenes.

Veamos ahora un concepto que suele utilizarse para pensar la juventud: el de

“moratoria social” que alude a que “con la modernidad, grupos crecientes, que

pertenecen por lo común a sectores sociales medios y altos, postergan la edad de

matrimonio y de procreación y durante un período cada vez más prolongado, tienen la

oportunidad de estudiar y de avanzar en su capacitación en instituciones de enseñanza

que, simultáneamente, se expanden en la sociedad. Desde esta perspectiva, sólo podrían

ser jóvenes los pertenecientes a sectores sociales relativamente acomodados. Los otros

carecerían de juventud. La moratoria social propone tiempo libre socialmente

legitimado, un estadio de la vida en que se postergan las demandas, un estado de gracia

durante el cual la sociedad no exige” (Margulis y Urresti, 1996: 5-6).

Pero los autores “critican esta idea de moratoria social y la describen como un

etnocentrismo de clase, a cambio proponen la idea de moratoria vital, que hace

referencia a una característica cronológica de la juventud, un aspecto objetivante de su

definición, que consiste en poseer mayor capital energético y sentirse (y estar) más

alejado de la muerte que otras generaciones, a esto también lo llaman crédito temporal o

vital, lo que equivale a más tiempo por delante para vivir” (2009: 18).

Sin embargo, si nos centramos exclusivamente en las categorías demográficas y las

diferencias de clase, ya no como característica de la juventud en general (para quienes sí

reservamos la categoría de moratoria vital), podemos ver que los jóvenes de clases

18 
 
populares adelantan su proceso de llegada a la adultez, si la pensamos como el

abandono temprano de la educación, el ingreso al trabajo, el formar una familia y tener

hijos. Los jóvenes de clase media y alta sí tienen mayores posibilidades de continuar

con sus estudios, formarse y posponer su ingreso al mundo laboral; y lo mismo sucede

con el hecho de formar una familia y tener hijos.

Un célebre estudio de Susana Torrado (1995) señalaba hace ya dos décadas esta

realidad: en los sectores populares “se vive apurado para morir joven”. La autora realiza

un pormenorizado análisis estadístico alrededor de ciertos hitos de la vida

contemporánea demostrando que en todos los aspectos (años de estudio, casamiento,

hijos, trabajo e, incluso, muerte) los sectores populares los realizan antes que las clases

más acomodadas.

Dicho esto y sentada la posición que tomaremos sobre los jóvenes, volvamos al

trabajo de Agustín Salvia. Su libro “Jóvenes promesas. Trabajo, educación y exclusión

social de jóvenes pobres en la Argentina” presenta algunas hipótesis interesantes en

torno a la relación entre educación, trabajo, familia y clase social.

Señalan que las diferencias entre clases sociales en el acceso a la educación media

son persistentes: “esto se manifiesta por ejemplo en que la obtención de credenciales de

nivel medio sigue siendo inferior entre los jóvenes provenientes de hogares de estrato

socioeconómico bajo” (2006: 56).

Esto se debe a la influencia de contextos familiares que favorecen la permanencia en

el sistema educativo para aquellos con mayores capacidades socioeconómicas: “por una

parte, debido a la falta de recursos para invertir en educación; por otro lado, debido a la

mayor urgencia o necesidad de emancipación o de generar ingresos para el hogar”

(2006: 56).

19 
 
Por último, concluyen que si bien es cierto que a mayor educación corresponden

mejores empleos, esto depende principalmente de la posición socioeconómica del hogar

de origen, y por tanto “la educación, entonces, no constituye una causa primera y última

de los problemas de empleo sino que es más bien una consecuencia o un eslabón en un

círculo de reproducción y de transmisión intergeneracional de situaciones de pobreza y

de precariedad cada vez más difíciles de modificar” (2006: 57).

Imaginarios sobre la juventud:


Como decíamos más arriba, los jóvenes son uno de los sectores sociales más

postergados, sobre quienes más se habla, se opina y se apunta. ¿Por qué sucede esto?

Cómo señala Robert Castel6 las poblaciones en riesgo se convierten en poblaciones

riesgosas. A la hora de señalar, la sociedad no tiene prurito en hacerlo hacia los y las

jóvenes, quienes aparecen en infinidad de imágenes públicas como apáticos,

desinteresados, vagos y, muchas veces, como peligrosos, dignos de temer y a quienes

hay que controlar.

Mariana Chaves realizó un gran aporte al recopilar las múltiples representaciones que

aparecen sobre la juventud, estas son:

“i) Joven como ser inseguro de sí mismo ii) Joven como ser en transición iii) Joven

como ser no productivo iv) Joven como ser incompleto v) Joven como ser desinteresado

y/o sin deseo vi) Joven como ser desviado vii) Joven como ser peligroso viii) Joven

como ser victimizado ix) Joven como ser rebelde y/o revolucionario x) Joven como ser

del futuro” (2009: 14-16).

                                                            
6
   Ver:  Castel,  Robert  “El  ascenso  de  las  incertidumbres  :  trabajo,  protecciones,  estatuto  del 
individuo”.  FCE.  2010.  Y  Castel,  Robert  “La  inseguridad  social.  ¿Qué  es  estar  protegido?  Ediciones 
Manantial. 2004. Págs. 76 a 86.  

20 
 
La autora señala que: “se interpreta que las miradas hegemónicas sobre la juventud

latinoamericana responden a los modelos jurídico y represivo del poder. Tomando la

propuesta foucoultiana sostengo que la juventud está signada por «el gran NO», es

negada (modelo jurídico) o negativizada (modelo represivo), se le niega existencia

como sujeto total (en transición, incompleto, ni niño ni adulto) o se negativizan sus

prácticas (juventud problema, juventud gris, joven desviado, tribu juvenil, ser rebelde,

delincuente, etc.)” (2009: 31).

Veamos más acerca de la construcción de estos imaginarios sociales: la Facultad de

Periodismo y Comunicación Social de la Universidad Nacional de La Plata tiene un

programa de investigación denominado “Observatorio de Jóvenes, comunicación y

medios”. Dentro del mismo se construyó una matriz para analizar la aparición de

noticias en los medios de comunicación referidas a jóvenes. En el último informe

presentado, correspondiente al mes de abril de 20127, podemos ver cómo la mayor parte

de las noticias en los medios gráficos están relacionadas con situaciones violentas, ya

sea como víctimas o victimarios, alcanzando estas categorías al 70% de los casos. De

las situaciones no vinculadas con violencias alrededor del 6% se referían a participación

política y un 3% a educación. Por otro lado, las voces citadas en estas noticias

corresponden en un 27% a policías y un 17% a funcionarios judiciales, seguidos de

familiares (12%) y funcionarios (8%), recién en quinto lugar aparecen los jóvenes que

sólo fueron consultados en un 7% de las noticias. Si bien no decimos nada nuevo, el

cuadro que presenta el Observatorio de Jóvenes ratifica las hipótesis que venimos

presentando aquí: por un lado, los jóvenes aparecen en la vida pública vinculados a

situaciones de violencia, especialmente delictiva; y, por otro, su voz no tiene lugar en

                                                            
7
   Disponible en: 
http://www.perio.unlp.edu.ar/observatoriodejovenes/sites/perio.unlp.edu.ar.observatoriodejovenes/fil
es/Informe_abril_2012.pdf  

21 
 
estas construcciones. Un último dato que nos parece interesante es que el lugar al que

aparecen ligados los jóvenes es, principalmente, la calle. No es el trabajo, ni la

educación, ni la familia sino la calle donde los medios de comunicación sitúan a los

jóvenes.

Un objetivo de esta investigación es problematizar estas miradas sobre la juventud,

ponerlas en tensión. Considero, por supuesto que no soy el único, que en la actualidad

se construyen discursos hegemónicos (principalmente negativos) sobre la juventud, pero

en gran medida se lo hace sin interesarse por su opinión, su postura, sus “códigos”. Se

construyen esos discursos a sus espadas y sobre ellos. No se los tiene en cuenta cuando

se los nombra ni tampoco cuando se crean políticas públicas orientadas a esta franja

etaria. Es así que adultos, padres, educadores, legisladores, construyen una

caracterización basada en el deber ser de los jóvenes y cuando este deber ser choca

contra una realidad distinta se cae sobre ellos por no ser aquello que se pretende que

sean.

En definitiva, siempre habrá miradas diferentes sobre la vida y el mundo en distintas

generaciones y no existe diálogo posible mientras no se construyan las condiciones de

posibilidad del mismo. Esto sólo es posible si se abandona la idea manipuladora del

deber ser. Como señalan Alejandro Grimson y Emilio Tenti Fanfani en la presentación

de su reciente libro “Mitomanías de la educación argentina”, en el cual desandan los

“mitos” sobre la educación que se construyen sobre el grupo más debatido y pocas

veces escuchado en las escuelas: los estudiantes:

La educación –como la relación entre padres e hijos, como la pediatría, como la

psicopedagogía, como la clínica de niños– es, por definición, un trabajo

intergeneracional y, por tanto, un espacio de comunicación donde el entendimiento

es parcial. Al pertenecer a generaciones diferentes, docentes y alumnos utilizan

22 
 
“códigos” distintos. Y la tensión se genera porque los primeros saben que los

estudiantes deben aprender ciertos “códigos”, pero no siempre asumen que, para

lograr ese objetivo propio de la tarea educativa, es indispensable aprender, a su vez,

los códigos básicos de los alumnos. No para disfrazarse ni para usarlos al pie de la

letra. Pero comprender al otro, incluso esa parte de su estilo que no se comparte, es

una condición de toda convivencia democrática y también una necesidad para que

se despliegue el proceso educativo8.

En este trabajo intento dejar por fuera consideraciones morales acerca de los sujetos,

lo que no significa que haga lo mismo con las estructuras e instituciones. Creo que al

problematizarlas es posible realizar caracterizaciones de la realidad no solo más certeras

sino también más útiles, sociológica y políticamente.

Estadísticas sobre jóvenes


A continuación analizaremos, replicando y actualizando en parte el trabajo de

Agustín Salvia, algunos datos sobre juventud, trabajo y educación, para ello

utilizaremos estadísticas de la Encuesta permanente de hogares (EPH) del INDEC y del

Sistema de Información de Tendencias Educativas en América Latina (SITEAL) que

elabora estadísticas educativas de América Latina.

Jóvenes y trabajo
Como señalamos más arriba debemos poner en perspectiva la situación de los

jóvenes y el trabajo en Argentina, poniendo a su vez en tensión la condición de clase de

los mismos. En el primer cuadro se presentan datos acerca de la condición de actividad

de los jóvenes, distinguiendo entre ocupados, desocupados e inactivos. Vemos como las

tasas de ocupación van aumentando a medida que avanzamos en las escalas de edades,

pero debemos señalar que las tasas de desocupación son en todos los casos mayores al

                                                            
8
   http://www.revistaanfibia.com/ensayo/los‐nuevos‐mitos‐de‐los‐viejos‐vinagres/ 

23 
 
promedio si bien van disminuyendo a medida que los jóvenes van creciendo (cuadro N°

1).

Cuadro 1: Condición de actividad y edad (porcentajes) Total - 4to trimestre 2013 


Grupo de edad
Condición de actividad
15 a 19 20 a 24 25 a 29
1. Ocupado 13 51 73
2. Desocupado 5 10 6
3. Inactivo 82 39 21
Total 2202264 2228876 1972808
*Elaboración propia en base a datos de la EPH.

Al no contar con datos actualizados donde podamos cruzar las categorías de trabajo y

educación con las de ingreso, debemos remitirnos al trabajo, ya presentado, de Agustín

Salvia (correspondiente al año 2006) para visualizar las diferencias de clase que

queremos demostrar en la presente investigación9. En el siguiente cuadro podemos ver

en un nivel general que los jóvenes se integran al mercado de trabajo10 en el período de

tiempo que abarca la juventud: a nivel nacional, el 18% de quienes tienen entre 15 y 19

años se han integrado al mercado de trabajo, en el lustro siguiente, es decir de 19 a 24

años, ya lo han hecho el 61% y entre los 25 y 29 años casi el 80% (cuadro N° 2).

También observamos que las personas de estratos bajos ingresan con anterioridad al

mundo laboral, pero no alcanzan al promedio en los años siguientes, es decir que

mientras los porcentajes en los primeros años son mayores en los estratos bajos las

tendencias se revierten a medida que pasan los años.

                                                            
9
   Aquí clase social y estrato son utilizados indistintamente. 
10
   Nos referimos a la población económicamente activa (PEA), es decir quienes tienes o buscan 
activamente trabajo. 

24 
 
Al mismo tiempo, alcanzan niveles muy inferiores al resto de los estratos en lo que

refiere al acceso a un “empleo de calidad”11: mientras que en el estrato alto 7 de cada 10

jóvenes alcanzan un empleo de calidad entre los 25 y 29 años, sólo 2 de cada 10 lo

harán dentro del estrato bajo. Estas pequeñas descripciones nos permiten tener en claro,

por un lado, el peso de las diferencias de clase y sus efectos en la existencia de, como

decíamos antes, diferentes juventudes. Al mismo tiempo que pueden servir de hipótesis

explicativa de aquella diferencia en la tasa de actividad, lo que llamamos ingreso al

mercado de trabajo, en los distintos estratos sociales.

Cuadro 2: Situación de los jóvenes de 15 a 29 años en el sistema educativo y el


mercado de trabajo. Según estrato socioeconómico de procedencia por
subgrupo de edad. Porcentajes. Año 2006. 
Grupo de edad
Estrato socioeconómico
15 a 19 20 a 24 25 a 29 Total
Tasa de actividad 28,52 63,27 68,75 50,15
Estrato bajo No estudian ni trabajan 20,95 35,67 34,39 29,14
Empleo de calidad 3,02 9,76 19,64 11,79
Tasa de actividad 25,03 69,98 82,58 61,85
Estrato
No estudian ni trabajan 9,42 14,03 14,84 13,03
medio
Empleo de calidad 11,83 34,94 48,12 38,29
Tasa de actividad 18,06 70,45 91,9 68,51
Estrato alto No estudian ni trabajan 3,5 4,86 3,55 4,63
Empleo de calidad 27,03 47,5 71,61 60,49
Tasa de actividad 26,7 66,69 78,15 56,51
Total No estudian ni trabajan 16,59 29,62 21,45 20,48
Empleo de calidad 6,75 24,72 41,75 29,19

Fuente: Grupo Cambio Estructural y Desigualdad Social Dir. Dr. Agustín Salvia, Instituto Gino

germani/UBA

                                                            
11
   “Inserción  laboral  protegida  y  estable:  refiere  al  logro  de  haber  accedido  a  un  empleo  con 
seguridad  social  y  protección  legal,  o,  en  el  caso  de  trabajadores  autónomos,  con  capital  intensivo, 
cuyos  ingresos  horarios  son  mayores  a  los  de  la  canasta  de  indigencia  de  una  familia  tipo”  (Salvia, 
Fraguglia Metlicka Laboratorio Nº 19). 

25 
 
Otro dato que queremos plantear aquí corresponde a la famosa y tan en boga

categoría Ni-Ni12, que se refiere a aquellos jóvenes que “ni estudian ni trabajan”,

expresión última del desprecio social, ya que en ella se condensan todos los prejuicios

hacia esta franja etaria. En primer lugar debemos preguntarnos qué implica el “no

trabajan”: si es literal o incluye a los desempleados, que implica que están buscando

trabajo. Lo mismo cabe para educación: ¿finalizaron la escuela o no?; ¿iniciaron

estudios superiores o de oficios o no lo hicieron?, y en todo caso, ¿por qué los

abandonaron? Si bien aquí no rehuimos al uso de números, datos y metodologías

cuantitativas, sabemos que hay que tener cuidado con la presentación de imágenes

estáticas que muchas veces son usadas en el discurso público para construir, como en

este caso, imágenes negativas y condenatorias de grupos y sectores sociales.

Hecha esta salvedad, pasemos a los datos. Cómo podemos ver a partir de la EPH

(Encuesta permanente de hogares del INDEC) para el 4to trimestre del año 2013, en

Argentina un 20% de los jóvenes no estudian y están inactivos económicamente o

desempleados13, en promedio un 7% de los jóvenes de 15 a 29 años. Pero si

complejizamos un poco el panorama podemos ver que un 44% de estos jóvenes estudia

y un 45% trabaja, coincidiendo ambos (los Sí – Sí) en un 10% del total de jóvenes.

Estos promedios son similares a los que se presentaban hace 7 años en el trabajo del

Grupo Cambio Estructural y Desigualdad de Salvia. Lamentablemente aquí, al igual que

más arriba, no podemos realizar los cruces por nivel de ingreso. Pero podemos suponer

que se mantienen las diferencias negativas hacia los sectores populares, analizadas por

el ya nombrado equipo de trabajo.

                                                            
12
   Jóvenes  que  no  estudian  ni  trabajan:  reúne  a  aquellos  jóvenes  que  no  asisten  a 
establecimientos  educativos  formales,  y  se  encuentran  desempleados,  desalentados  o  no  buscan 
trabajo. Incluye a las amas de casa y personas con tareas del hogar (Salvia y otros, 2006). 
13
   1.289.302 jóvenes urbanos. 

26 
 
Jóvenes y Educación:
En el siguiente capítulo nos ocuparemos más de este punto, pero aquí podemos

señalar algunos datos relacionados con la educación de los jóvenes: aproximadamente,

un 32% de quienes tienen entre 20 y 24 años y un 28% entre 25 y 29 años no han

culminado la escuela secundaria o no la han comenzado (es decir, tienen primaria

completa). Esta es la población que puede cursar el plan FinEs. Si miramos qué sucede

en el Gran La Plata podemos ver que estos porcentajes descienden a 19 y 17 %

respectivamente mostrando que, al igual que en la variable trabajo, la región se

encuentra en una posición levemente mejor al resto del país. Si contabilizamos los

números brutos, unos 23 mil jóvenes entre 20 y 29 años forman parte de la matrícula

potencial del plan FinEs.

27 
 
Capítulo 2: Educación: modalidades para
adultos y plan FinEs.

En este capítulo analizaremos la educación y el sistema escolar argentino. Aquí

presentaremos, desde una perspectiva predominantemente cuantitativa, datos acerca de

escolarización y alcances educativos en Argentina y en particular en La Plata. A

continuación realizaremos un recorrido por las diferentes ofertas educativas para adultos

para centrarnos, finalmente, en una caracterización específica del Plan FinEs.

En las últimas décadas muchas políticas públicas se han orientado a la ampliación de

la matrícula de la escuela media, extendiendo la base que puede acceder a este nivel,

históricamente orientado hacia las clases medias y altas y pensado como vía de acceso a

los estudios universitarios (Tedesco, 1982: 68-73). Este proceso encuentra una

manifestación institucional y política en la sanción de la Ley Nacional de Educación en

el año 2006, en la cual el nivel medio pasa a ser obligatorio, completando trece años de

escolaridad.

En el siguiente cuadro podemos apreciar el crecimiento de la matrícula escolar a lo

largo de los años en el Gran Buenos Aires, demostrando el crecimiento exponencial en

un período relativamente corto de tiempo (cuadro N° 3). Sobre este punto Gabriel

Kessler señala:

“El sistema educativo ha realizado un proceso de incorporación masiva –sobre todo

en el ciclo medio- en los años 90, con una disminución posterior del ritmo de

crecimiento. Esta ralentización de la expansión de la educación media se explica, en

28 
 
parte, porque se hace más difícil captar poblaciones alejadas de la escuela por su grado

de exclusión social o territorial.” (2014: 124)

Cuadro 3: Tasa neta de escolarización secundaria para Argentina en 1993, 2003 y


2013 por región, nivel de ingresos y sexo. 
Nivel de 
Género 1993 2003 2013
ingresos
M 38,17 80,72 81,62
30% inf
F 44,13 85,16 85,71
M 56,2 88,77 84,44
30% med
F 57 96,42 93,13
M 61,84 98,47 93,24
40% sup
F 73,13 97,84 96,83
*Fuente: SITEAL14

El libro de Gabriel Kessler, “Controversias sobre la desigualdad” resume con

claridad algunos de los aspectos que queremos señalar aquí: “desde los años noventa se

verifica un paulatino y constante incremento de la cobertura educativa y, en años más

recientes, un aumento de presupuestos muy significativo. Pero en dirección contraria,

perduran desigualdades en el sistema: en la calidad de la educación, en la cantidad de

horas y días de clase, en los presupuestos educativos provinciales, en los sueldos

docentes.” (2014: 118).

Si bien son políticas de largo aliento, complejas, que involucran a múltiples actores,

han surgido múltiples debates acerca del balance de estos procesos o de las tendencias

que modifican o mantienen: “Así, a la par que perduran y se reproducen situaciones de

exclusión, disminuyen las brechas de años de escolaridad entre jóvenes (y muchos ya

adultos) de distintas clases sociales.” (2014: 124)

                                                            
14
   Sistema  de  Información  de  Tendencias  Educativas  en  América  Latina.  Disponible  en: 
http://www.siteal.iipe‐oei.org/base_de_datos/consulta  

29 
 
Basándonos en la investigación de UNICEF junto a la Universidad Nacional de

General Sarmiento (UNGS): “Adolescentes y secundaria obligatoria. Finalización de

Estudios y Vuelta a la Escuela”, es posible caracterizar la demanda de educación

secundaria identificando las distintas situaciones de las y los jóvenes frente a las

condiciones de acceso que estipula la oferta de este nivel de enseñanza, en cualquiera de

sus modalidades. “La noción de demanda refiere a la petición efectiva o potencial del

acceso a servicios educativos del nivel secundario. Demanda actual: refiere a la

población que está en condiciones normativas de inscribirse al nivel secundario, es

decir, que completaron la escolaridad primaria. Se divide en dos grupos: “Efectiva”, que

comprende a aquellos que actualmente asisten al nivel; o “No efectiva”, que refiere a

quienes no asisten a la secundaria. No demanda: corresponde a los jóvenes que no han

logrado finalizar el nivel primario y que actualmente no asisten a la escuela. En este

grupo, el reingreso al sistema educativo se vincula con modalidades específicas de la

oferta del nivel primario” (2012: 32).

En los siguientes dos cuadros podemos ver, en números absolutos y en porcentajes,

el nivel educativo alcanzado, solamente en las edades en las que nos centramos aquí y

para la región del Gran La Plata, en el tercer trimestre de 2013: Vemos que en la franja

de 18 y 19 años casi la mitad de los jóvenes ha finalizado la escuela secundaria, un

tercio aún asiste y un quinto la abandonó, al menos al momento que se realizó la

encuesta. En las franjas subsiguientes, 20 a 24 y 25 a 29 años, un 2% de la población no

finalizó sus estudios primarios y alrededor de un 16% no completó el nivel medio. De

estos, el 6,6% de la primera franja y el 2% de la segunda asisten en la actualidad a la

escuela. En total, hay unos 23 mil jóvenes entre 18 y 29 años que no han finalizado la

secundaria y no asisten en la actualidad (cuadros N° 4 y 5).

30 
 
Cuadro 4: Población de 18 a 29 años según nivel educativo alcanzado para el Gran
La Plata. 4to trimestre 2013. Números absolutos: 
Sin 
Primaria completa /  Secundaria 
instrucción 
Edad Secundaria incompleta completa y  Total
o primaria 
más
incompleta Asiste No asiste
18 y 19 0 8395 5460 11682 25537
20 a 24 1883 4442 8591 51892 66808
25 a 29 1556 1325 9304 54160 66345
Total 18 a 29 3439 14162 23355 117734 158690
*Elaboración propia en base a datos de la EPH.

Cuadro 5: Población de 18 a 29 años según nivel educativo alcanzado para el Gran


La Plata. 4to trimestre 2013. Tasas:  
Sin 
Primaria completa /  Secundaria 
instrucción 
Edad Secundaria incompleta completa y 
o primaria 
más
incompleta Asiste No asiste
18 y 19 0 32,87 21,38 45,75
20 a 24 2,82 6,65 12,86 77,67
25 a 29 2,35 2 14,02 81,63
Total 18 a 29 2,17 8,92 14,72 74,19
*Elaboración propia en base a datos de la EPH.

Tomando el total de la población total que puede asistir al FinEs, es decir mayores de

18 años que no hayan completado o iniciado el secundario, según datos de la EPH, en

el Gran La Plata hay 157 mil personas de 18 años o más, que representan el 18% del

total de la población (cuadro N° 6).

31 
 
Cuadro 6: Población mayor de 18 años según nivel educativo alcanzado para el
Gran La Plata. 4to trimestre 2013. Números absolutos: 

Nivel educativo Población mayor a 18 años

Sin instrucción o
38524
primaria incompleta

Primaria completa /
157547
Secundaria incompleta

Secundaria completa y
386404
más

 Total 582475
*Elaboración propia en base a datos de la EPH.

Educación para adultos


Partiendo de la base de que existe una enorme matrícula potencial que aún no ha

finalizado sus estudios daremos una mirada al panorama educativo para adultos en

Argentina, para finalizar con una caracterización del plan FinEs 2.

Históricamente, salvo en algunos períodos, la educación de adultos no era

considerada como parte integrante del sistema educativo y, en consecuencia, se le

otorgaba poca o nula atención. Si bien desde la ley 1420 del año 1884 se contempla la

educación de adultos, esta, no le otorga importancia ni le reconoce especificidad,

brindándose una enseñanza mínima que comprendía lectura, escritura, aritmética, moral,

urbanidad, nociones de idioma nacional, geografía nacional, entre otras, enfatizando la

enseñanza de “lo nacional”.

Las escuelas de adultos repetían, desde el siglo diecinueve, las mismas prácticas y los

mismos modelos: se imitaba el modelo escolar primario y se lo reproducía para los

32 
 
adultos y jóvenes mayores. Se entendía, así, a la Educación de Adultos como una mera

adaptación de la Educación Primaria, con total ausencia de un currículum específico.

Durante los años sesenta, no sólo en la Argentina, sino también en Latinoamérica, se

generaron nuevas miradas sobre los sujetos de aprendizaje bajo los postulados

desarrollados por Paulo Freire. No obstante, el foco siempre estuvo puesto en las

acciones de alfabetización y no en las escuelas medias de adultos.

Como señala Marta Iovanovich (2002), recién en 1973 se crea la Dirección Nacional

de Educación del Adulto (DINEA), cobrando autonomía como segmento educativo, lo

que implica tener funcionarios y cargos administrativos específicos. Hacia los años 70,

se crean los Centros Educativos de Nivel Secundario (CENS); así empieza a cobrar

relevancia la Educación Media de Jóvenes y Adultos. Desde su creación, los CENS

funcionaron con convenios bipartitos celebrados entre las autoridades educativas y

sectores del mundo del trabajo (empresas y sindicatos), ONG, Obispados u Organismos

Gubernamentales.

Ya desde la organización de la modalidad de adultos vemos una tendencia a los

convenios bipartitos para la apertura de sedes donde se brinden las clases, algo que

veremos repetirse a lo largo de la historia de esta modalidad:

“La Dirección General de Cultura y Educación, por dichos convenios, se

compromete al pago de haberes del personal directivo y docente, la supervisión,

acreditación y certificación de la oferta educativa. Su contraparte, asume el compromiso

de brindar la infraestructura edilicia, mobiliario, equipamiento, materiales y el pago de

servicios (luz, gas, teléfono)” (2002: 3).

La nueva Ley de Educación Nacional (Ley N° 26.206) del año 2006, establece cuatro

niveles –Educación Inicial, Primaria, Secundaria y Superior– e identifica ocho


33 
 
modalidades que dan respuesta a diversos requerimientos formativos, entre las cuales se

ubica la Educación Permanente de Jóvenes y Adultos (EPJA). Esta Ley, además de

extender la obligatoriedad de la educación hasta el Nivel Secundario, incluye diversos

artículos destinados a garantizar la alfabetización y el cumplimiento de la obligatoriedad

escolar para aquellos que no la hubieren alcanzado en la edad correspondiente. También

se destaca la importancia del abordaje de la educación desde una perspectiva

multiactoral, dando lugar a la participación de diversos Ministerios, entre ellos los de

Trabajo, Desarrollo Social, Justicia y Derechos Humanos y Salud. En esta línea, la Ley

prevé el diseño de diversos programas destinados a la erradicación del analfabetismo,

como el programa “Encuentro” y al cumplimiento de la educación obligatoria para la

población mayor de los 18 años de edad: el plan FinEs.

La educación para adultos en la provincia de Buenos Aires.


En la Provincia de Buenos Aires, a partir de la implementación de Ley 13.688 de

Educación Provincial, que ajusta la normativa provincial a la Ley de Educación

Nacional, la oferta de educación común se organiza en tres niveles de formación

obligatoria: la educación inicial desde sala de 4 años, la educación primaria (de 6 años

de estudio y a partir de los 6 años de edad) y la educación secundaria (de 6 años de

estudio). Este último tramo se divide en dos ciclos: el ciclo básico (de 3 años de estudio

–antes ESB, y antes Tercer Ciclo de EGB–) y el ciclo superior (3 años de estudio –antes

polimodal–).

En la Provincia de Buenos Aires, la modalidad de educación de adultos aún se

estructura según los lineamientos de la antigua legislación. Por ello se organiza en una

oferta de educación primaria (9 años de escolarización) que incluye ex EGB3 o Tercer

Ciclo y una oferta de educación secundaria (bachilleratos de adultos y CENS, con

34 
 
modalidades presenciales y semi-presenciales). Desde el año 1995 se utiliza un plan de

estudios unificado para las distintas modalidades de adultos del nivel medio, que consta

de tres años de estudios y es el mismo que sigue vigente en el FinEs.

Plan FinEs15:
Los CENS mantienen su funcionamiento desde hace 40 años, pero como señala un

entrevistado: “acá hay una realidad, que es que, antes que se implemente en toda su

forma el programa FinEs la modalidad de adultos estaba vaciada, no iba gente, iban tres,

cuatro alumnos por servicio y no lo podían hacer en cinco días” (entrevista tallerista del

Ministerio de Desarrollo Social para el Plan FinEs).

Si miramos con detenimiento el primer antecedente al plan FinEs surge en el año

2003, cuando entran en funcionamiento en provincia los COA, Centros de Orientación y

Apoyo, en el marco del Plan Todos en la Escuela Aprendiendo. Los mismos estaban

orientados a dar tutorías para quienes adeuden materias de la secundaria para poder

recibirse. Consistían en tutores que organizaban cursos a demanda, es decir, en función

de qué materias adeudaran los alumnos, y los preparaban para que pudieran rendirlas en

su escuela de origen. Esta modalidad estaba orientada a jóvenes y adultos que adeuden

materias de sus respectivas escuelas, con el objetivo de que se reincorporen a las

mismas. Según datos de la provincia entre 2003 y 2009, 60 mil adolescentes, jóvenes y

adultos pudieron obtener su título de nivel medio/polimodal a través de los COA (RES

3536/09).

                                                            
15
   Antes  de  seguir  nos  parece  importante  aclarar  que  aquí  haremos  un  recorrido  por  las 
normativas a través de las cuales se implementó el plan en la Provincia de Buenos Aires, por lo cual nos 
remitiremos  principalmente  a  las  resoluciones  3536/09,  3520/10  y  444/12  de  la  Dirección  General  de 
Cultura y Educación, emitidas entre el año 2009 y el 2012. Cómo somos conscientes de las diferencias 
entre  el  papel  y  lo  que  efectivamente  sucede  también  apelaremos  a  la  palabra  de  un  entrevistado, 
coordinador del plan desde el Ministerio de Desarrollo. 

35 
 
El Plan FinEs (Plan Nacional de Finalización de Estudios Primarios y Secundarios)

en su primera etapa, se inició en el año 2008, se trató de un programa del Estado

nacional, implementado a través de los Ministerios de Desarrollo Social y Educación de

la Nación16. En un principio estaba orientado a personas que hubieran terminado pero

adeudaran materias. De forma similar al funcionamiento de los COA, esta modalidad

consistía en tutores que debían acompañar a los jóvenes y adultos en el proceso de

preparación de materias, pero mientras los estudiantes menores de 25 años debían rendir

las materias en las escuelas donde habían cursado, para los mayores de 25 la evaluación

de las materias se realizaba a través de diferentes estrategias, tales como: monografías,

trabajos prácticos parciales y finales, investigaciones aplicadas al sector de la

producción donde se estén desempeñando laboralmente, etc.

En provincia se aplicó a través de la resolución 3536/09, en la que se establece una

fusión entre el COA y el FinEs, denominado “Plan Provincial de Finalización de

Estudios y Vuelta a la Escuela”, con las características que nombrábamos antes. A

diferencia de los planes posteriores éste sólo podía ser cursado en establecimientos

formales de la provincia y sus objetivos apuntaban a que la población joven se reinserte

en la escuela tradicional17.

El plan FinEs 2, presenta un cambio importante en relación a la población

destinataria, ya que se orienta hacia aquellos que no hayan iniciado o no concluyeron su

educación secundaria. El programa “baja” a través de convenios con las provincias que
                                                            
16
    Los planes FinEs 1 y FinEs 2 se dividen en finalización de estudios primarios y secundarios, aquí 
solo nos ocuparemos de la modalidad secundaria. 
17
    Esta resolución señala los logros del plan para el año 2008 como parte de su justificación, nos 
parece útil reproducirla aquí: “En el ciclo lectivo 2008 se registraron, en las clases de los COA y FinEs que 
se implementaron en el ámbito de la Provincia de Buenos Aires, un total de 127.499 inscripciones. Se 
constituyeron  un  conjunto  de  5.600  grupos,  con  la  consiguiente  ocupación  de  los  tutores  a  cargo  del 
dictado de los módulos”  (Res. 3635/09)  

36 
 
articulan, en lo local, con las Dirección General de Cultura y Educación (DGCE) y la

modalidad de adultos, su implementación en territorio.

La resolución N° 3520 de la DGCE de octubre de 2010 establece la aplicación de la

segunda etapa de plan en provincia de Buenos Aires. Aquí vemos que el plan surge en

principio a partir de convenios del Estado nacional con el programa Argentina Trabaja,

orientado a que los cooperativistas puedan completar sus estudios, de esta manera el

plan se aplica en primer lugar orientado hacia este colectivo. Como señala nuestro

informante: “El programa surge desde el Ministerio de Desarrollo Social como un área

dentro del programa Argentina Trabaja que es de cooperativistas en los cuales se

implementa esta modalidad de cursadas dos veces por semana para que aquellos

cooperativistas que estaban capacitándose en un oficio puedan terminar el secundario

también. En una primera instancia sólo fue para cooperativistas y el rol del tallerista,

digamos, era esto, hacer el relevamiento cooperativa por cooperativa para ver qué nivel

educativo tenían y a los que no lo tenían completo buscar lugares físicos, ya sea

instituciones barriales o sociales para que los cooperativistas puedan terminar sus

estudios secundarios” (entrevista tallerista del Ministerio de Desarrollo Social para el

Plan FinEs).

Pero continuemos con la caracterización del plan. El año 2012 es un año de quiebre

en cuanto a la cantidad de inscriptos, como señala el referente citado más arriba:

“después se abre, después de esa primera instancia el programa se abre al público en

general, digamos, a toda organización social barrial, que quiera trabajar con la

comunidad el tema de la terminalidad secundaria. Y ahí el rol del tallerista cambia y es

salir por los barrios a ver en qué instituciones se puede llegar a dar, siempre que haya la

demanda y no haya un servicio educativo cercano, también. Después en el 2012 explota

37 
 
el programa, digamos, por el funcionamiento, por el boca en boca…” (Entrevista

tallerista del Ministerio de Desarrollo Social para el Plan FinEs)

Este mismo año se sanciona la resolución 444 (DGCE) que abre el plan al resto de la

sociedad, es decir, amplía la matrícula potencial del mismo, en parte en función de “que

la demanda de sectores de la sociedad compuesto por organismos del estado nacional,

provincial, municipal, universidades, entidades como cooperativas, sindicatos,

organizaciones sin fines de lucro, que solicitan la finalización de estudios para el

personal que los integra” (SIC - RES 444).

En el mismo se destaca el “modelo de gestión conjunta que asocia y articula las

capacidades y acciones del Ministerio de Educación de la Nación, con la Dirección

General de Cultura y Educación en la Provincia de Buenos Aires y además con

organizaciones sindicales, empresariales, cooperativas, asociaciones civiles y

comunitarias, entre otras” (RES 444).

Allí también se establece que los destinatarios serán:

“1) Jóvenes, adultos y adultos mayores alfabetizados que no hayan completado el

Nivel Primario.

2) Jóvenes, adultos y adultos mayores que hayan cursado el último año del ex nivel

medio o ex Educación Polimodal, y adeuden materias sin haber alcanzado el título.

3) Jóvenes, adultos y adultos mayores que adeudan el último año completo y

materias de años anteriores del Nivel Secundario.

4) Jóvenes, adultos y adultos mayores que no hayan transitado la escolaridad del

Nivel Secundario.

38 
 
5) Jóvenes, adultos y adultos mayores que hayan transitado la escolaridad del Nivel

Secundario (materias/años)” (SIC – RES 444)

En este apartado no queremos dejar de señalar la Disposición 99, sancionada en

2012, que establece un sistema de correlatividades para los años de cursada del plan. En

la misma se manifiesta el hecho de que el plan sea inclusivo y que contemple “las

diversas trayectorias escolares previas”, a partir de las diversas “ofertas educativas” que

hubo en el país. A partir de esta disposición, que tiene un error técnico grave18, los

jóvenes que puedan presentar el título de noveno entrarán en el tercer año del FinEs,

teniendo la posibilidad de culminar sus estudios en un año. Esto ha generado una

segmentación, sobre la que volveré más adelante, entre quienes cursan los tres años del

plan (que son llamados coloquialmente “estudiantes puros”) y quienes ingresan en el

último, quedando sobrerrepresentadas las comisiones de tercero en las distintas sedes.

Otra distinción práctica del plan FinEs refiere al programa Ellas Hacen. El mismo es

una versión del Argentina Trabaja del Ministerio de Desarrollo pero exclusivamente

para mujeres. El mismo incluye una parte de formación en la cual las mujeres deben

completar el nivel educativo que les falte. En La Plata algunas comisiones del FinEs son

exclusivamente de Ellas Hacen y se distinguen del resto que es denominado “FinEs

histórico”.

En las distintas resoluciones de la Dirección General de Cultura y Educación vemos

distintas caracterizaciones sobre la población destinataria de este dispositivo:

                                                            
18
    Me  refiero  a  errores  como  que  una  misma  persona  si  pide  un  certificado  de  noveno  de  la 
antigua EGB, ingresa en un año superior del FinEs que si entrega un certificado de primero del también 
antiguo polimodal, que en su momento fue el nivel que continuaba al EGB. 

39 
 
En 2009 establecían que: “la falta de estudios de nivel primario y secundario puede

leerse en la Argentina del bicentenario como una expresión de una ciudadanía plena

negada”.

Un año después, en cambio, ya se establece un discurso social más específico acerca

de la población destinataria:

El Plan de Ingreso Social con Trabajo está destinado a personas de los distritos más

excluidos del conurbano bonaerense y tiene por objeto y por sujeto, barrios, villas,

comunidades, aglomerados urbanos de alta vulnerabilidad social; (…) la falta de

terminalidad de los niveles obligatorios se registra con mayor frecuencia entre los

sectores sociales más vulnerables, incidiendo en el plano individual, familiar y

social de los sujetos (Res. 3520/10).

En el mismo se establece un paralelismo entre los destinatarios del Argentina Trabaja

y los del plan FinEs: a menor nivel educativo mayor exclusión. Es interesante constatar

en el resto de las resoluciones un discurso que no aborda las diferencias de clase tan

fuertemente. En la última resolución analizada aquí se señala que “la promoción de la

finalización de estudios primarios y secundarios es un acto de justicia que debe

construirse junto con los sectores sociales postergados” (Res. 444/12).

El siguiente cuadro resume lo dicho anteriormente:

40 
 
Cuadro 7: 
Año Nombre Resolución Alcance Destinatarios Sedes

2003 COA - DGCyE Plan de Quienes tengan Escuelas


Centros de N°3039/03 reinserción asignaturas medias/secundarias 
Orientación educativa. pendientes
y Apoyo para acreditar
un año o nivel
y terminar o
reingresar al
sistema
educativo

2009 Plan DGCyE Aplicación Quienes Escuelas formales


Provincial N°3635/09 del plan adeuden y COA 
de FinEs en materias para
Finalización provincia. el título y
de Estudios Fusión con quienes lo
y Vuelta a COA. hagan para
la Escuela volver a la
escuela
2010 Plan FinEs - DGCyE Aprobación Cooperativistas Escuelas formales
Argentina N°3620/10 del plan de de Argentina y "lugares públicos
Trabaja estudios. Trabaja. o privados" 
Entidades
gremiales.

2012 Plan DGCyE Plan formal Apertura a la Apertura a sedes de


nacional de N°444/12 de 3 años población en organizaciones e
Finalización de general que no instituciones. 
de Estudios duración. haya concluido
obligatorios o iniciado el
primarios y secundario.
secundarios
para
Jóvenes,
Adultos y
Adultos
mayores

El funcionamiento del plan en la actualidad.

Pero dejemos de lado el análisis normativo para ver cómo es el funcionamiento

específico del plan FinEs. Como señalamos más arriba a partir de 2010 comenzó a

funcionar el Plan FinEs 2, orientado a quienes no hubiesen terminado la secundaria, e

41 
 
incluso a quienes debieran cursarla completa. Este es el que funciona actualmente donde

realizamos nuestro trabajo de campo. El plan consta de 3 años de cursadas, cada uno

dividido en dos cuatrimestres, con 5 materias cada uno; y se cursa dos veces por

semana.

Las sedes pueden ser en edificios escolares u otro tipo de instituciones tales como

clubes, organizaciones sociales y políticas, sociedades de fomento, Centros de

Integración Comunitaria (CIC), radios comunitarias, bibliotecas populares, comedores,

asociaciones civiles, iglesias, escuelas, etc. Como señalan en la programa: “la

distribución de los espacios de estudio del Plan FinEs por los barrios tiene como

principal objetivo fortalecer las instituciones de la comunidad y poner el aula al alcance

de toda la ciudadanía. Pero también encierra la voluntad de fomentar un principio de

auto-organización de la comunidad”19. Como decíamos más arriba no es exclusivo de

este plan funcionar a través de convenios con organizaciones de la sociedad civil, sin

embargo podemos señalar como distintivo que el mismo alienta y fomenta estas

relaciones, incluso en el marco de la Ley de Educación Nacional, que le otorga un

mayor peso específico a la educación permanente de jóvenes y adultos, decretando la

obligatoriedad del nivel medio.

Silvia Vilta, directoral área de Educación de Jóvenes y Adultos de la provincia de

Buenos Aires, explica cuáles son las relaciones entre los diferentes niveles del Estado en

la implementación de programa: “El Estado nacional aporta los fondos para el pago de

los docentes y el Estado provincial pone a disposición toda la estructura para la

selección y nombramiento docente y para la certificación y confección de títulos. El

espacio territorial ofrece la estructura de convocatoria para recibir a quienes necesitan

completar estudios. Sólo con nuestros servicios no podríamos atender a todos los
                                                            
19
   Ver: http://www.fines2.com.ar 

42 
 
adultos que quedaron fuera de una oportunidad educativa. Es un plan que ha logrado

poner en diálogo al sistema educativo con lo territorial, lo comunitario y lo político. Esa

es su gran riqueza y potencialidad inclusiva”20.

El programa se aplica según convenios del Estado nacional, con las provincias y de

éstas con los municipios. Las coordinaciones distritales de escuelas de adultos se

encargan de seleccionar y distribuir a los docentes, mientras que el ministerio de

desarrollo realiza la capacitación y contacto con las organizaciones territoriales y

referentes de los distintos barrios que quieran armar una sede del FinEs.

En la ciudad de La Plata, la coordinación del Plan funciona en el ámbito de la

jefatura de inspección. Desde 2009 se designa a una persona específica a cargo de esta

función, quien coordina acciones con un inspector referente regional de secundaria y

con un inspector referente regional de educación de adultos. Esta coordinación regional

es la que lleva adelante el proceso de selección de las escuelas sedes, define las materias

ofertadas en cada período y lugar, y organiza el proceso de selección docente.

Adicionalmente, se incorporan auxiliares docentes-administrativos que colaboran con la

coordinación regional y con los inspectores referentes de los distritos.

Mayormente, el plan se implementa en barrios periféricos de distintas partes del país,

con el objetivo de llegar principalmente a las poblaciones históricamente más

postergadas, por este motivo, el desafío del cuerpo docente es doblemente importante,

ya que no solo es una de las metas que los estudiantes finalicen sus estudios, sino que el

espacio se constituya como ámbito de contención y deconstrucción ante diferentes

situaciones por las cuales los y las estudiantes se encuentran atravesados.

                                                            
20
   http://www.fines2.com.ar/index.php/notas/35‐textos‐de‐interes/263‐legalidad‐del‐plan‐fines‐
silvia‐vilta‐ 

43 
 
En el siguiente cuadro se muestran las estadísticas ofrecidas por el Ministerio de

Educación sobre la extensión del plan a lo largo de los años. Una dato que señala el

Ministro de Educación, Alberto Sileoni pero sobre el que no presenta datos es que la

mayoría de los egresados solo adeudaba una o dos materias21:

Cuadro 9: Estadísticas del plan FinEs: 


2008 2009 2010 2011 2012 2013
Alumnos 
202.271 395.167 232.753 270.218 303.820 385.381
inscriptos
Egresados 61.776 92.574 115.816 71.846 63.276 107.190
Sedes Fines 2.223 2.845 2.912 2.875 2.556 3.010
Tutores 13.511 17.693 17.585 28.197 51.379 62.689
*Elaboración propia en base a datos presentados por el Ministerio de Educación. Disponible en:
http://fines.educacion.gov.ar/

Según la información oficial, en 2013 se inscribieron 385 mil alumnos al plan fines,

repartidos en 3010 sedes con un total de más de 62 mil tutores/docentes. En el caso de

la ciudad de La Plata no contamos con información oficial pero se estima que en 2014

se inscribieron 7500 estudiantes, que se repartieron en 350 comisiones de 170 sedes;

además participaron del programa 400 docentes.

El crecimiento del plan FinEs es exponencial: ¿a qué se debe esto?, ¿hay una

decisión política de extenderlo lo más posible, incluso si no existe la garantía de contar

con los recursos necesarios?, ¿se trata de una demanda desde abajo, desde las

organizaciones territoriales? Estos aspectos no son necesariamente excluyentes, sino

que incluso pueden ser compatibles. Las organizaciones territoriales han visto un

crecimiento muy importante de su matrícula y han encontrado en el plan FinEs una gran

oportunidad de aplicar una política pública que resulta muy significativa para “la gente
                                                            
21
    http://prensa.argentina.ar/2014/04/17/49342‐sileoni‐rechazo‐que‐fines‐sea‐un‐secundario‐
expres‐pensado‐para‐enmascarar‐estadisticas.php 

44 
 
del barrio”, que tienen al alcance una oportunidad relativamente accesible (en términos

de flexibilidad y disponibilidad de horarios, de cantidad de horas cursadas y del trato

con los docentes) para terminar sus estudios.

A pesar de las críticas22, el plan FinEs se constituyó como alternativa a la escuela de

adultos y es muy valorado por quienes concurren al mismo. Una pregunta interesante es

tratar de dilucidar como alternativa a qué se constituye este programa. Me refiero a si se

lo elige como preferencia a la escuela de adultos, si constituye una alternativa a la

escuela secundaria, o bien si encuentran una posibilidad de terminar que no estaba en su

horizonte previamente.

¿Desigualdad educativa?
Partiendo de la novedad y el amplio alcance de este programa en la inclusión de jóvenes

y adultos de sectores vulnerabilizados en el sistema educativo, es interesante citar en

extenso la siguiente reflexión de la investigación acerca del plan FinEs de UNICEF y la

Universidad Nacional de General Sarmiento citada más arriba:

La desigualdad educativa adquiere configuraciones específicas en grandes

conglomerados urbanos y representa un fuerte desafío para las políticas de

inclusión. En el caso de la educación secundaria atañe por un lado a la superación

de la dinámica de inclusión-exclusión que se establece por la incorporación de

nuevos sectores a la escolarización secundaria. Por el otro, abre un conjunto de

preguntas en torno a la expansión de un modelo institucional que, a lo largo de su

desarrollo, ha presentado pocas variantes o alternativas para generar condiciones

necesarias para la incorporación y retención de los jóvenes. En línea con este

desafío, suele advertirse acerca de las paradojas que comprenden las iniciativas de

inclusión: cuando implican acciones programáticas y/o focalizadas no traccionan

modificaciones en las propias estructuras y dinámicas institucionales tradicionales.


                                                            
22
   Principalmente desde los medios de comunicación.  

45 
 
Es importante reconocer que la idea de inclusión ha implicado un cambio de

perspectiva en relación al reconocimiento de la existencia de formas y condiciones

diversas y desiguales de escolarización (2009: 16).

Sin embargo aquí entra en cuestión la calidad educativa, es decir: ¿el Plan FinEs

apunta a la inclusión a costa de la calidad educativa? El mismo es denunciado

públicamente a través de los medios de comunicación23, por ejemplo por dar títulos

express o precarizar el empleo, pero urge señalar que estas denuncias buscan

deslegitimar el programa sin conocerlo, sin tener en cuenta los múltiples factores que

hacen a esta desigualdad educativa y a que existan importantes contingentes de jóvenes

y adultos que no pudieron terminar el secundario y ahora opten por esta propuesta. En

este sentido Kessler se pregunta “si es más igualitario un sistema que es homogéneo

pero más excluyente u otro que tiene desigualdades internas pero que ha realizado un

proceso de inclusión” (2014:126)

Aquí debemos preguntarnos, con Tiramonti (2011), si acaso el plan FinEs no

profundiza un sistema educativo segmentado, en el cual las distintas clases sociales

transitan recorridos educativos diferenciales, marcados por las diferencias en cuanto a

objetivos, cantidad de recursos y, finalmente, calidad educativa. Como dice Gabriel

Kessler: “La educación aún está lejos de ser igualitaria, todavía tenemos escuelas pobres

para los pobres y escuelas ricas para los ricos” (Kessler, 2002). Estos aspectos volverán

a ser trabajados a la luz de los hallazgos de mi trabajo de campo en el capítulo 4.

                                                            
23
   Ver  por  ejemplo:  http://www.clarin.com/sociedad/facilita‐acceso‐diploma‐precariza‐
empleo_0_1115888409.html  o  http://www.clarin.com/educacion/Secundaria‐recibe‐titulo‐
expres_0_1115888407.html  

46 
 
Capítulo 3: Plan FinEs y organizaciones
territoriales: el barrio, el centro
integrador y su referente.

Como señalamos más arriba el plan FinEs se desarrolla en espacios ofrecidos por

organizaciones sociales, pero ¿cómo es esta articulación? En este capítulo realizaremos

una caracterización de las organizaciones barriales, partiendo del proceso que Maristella

Svampa denominó como “el pasaje de la fábrica al barrio” (2005: 160); que refiere a

cómo fue tematizada la militancia barrial y la dinámica de las organizaciones

territoriales desde las ciencias sociales. Para comprender cómo se aplica el plan FinEs

debemos comprender qué sucede en las sedes en las cuales se dicta, en las

organizaciones que lo sostienen y en el barrio donde se encuentran esas organizaciones.

A continuación caracterizaremos brevemente el barrio Altos de San Lorenzo y el Centro

Integrador “Por un futuro mejor” donde se desarrolla el plan FinEs en el que realizamos

nuestro trabajo de campo.

Un barrio periférico
Altos de San Lorenzo es un barrio periférico de la ciudad de La Plata. Siguiendo a

Ramiro Segura podemos decir que las ciencias sociales caracterizaron la periferia de dos

maneras: por un lado, un grupo de estudios centrados en señalar las carencias,

describiendo las características físicas de esas zonas y las condiciones de vida de sus

habitantes. Para señalar esto el autor cita a Teresa Caldeira: “la palabra periferia es

usada habitualmente para designar los límites, las franjas de la ciudad. (…) Pero su

referencia no es sólo geográfica: además de indicar distancia, apunta hacia aquello que

es precario, carente, desventajoso en términos de servicios públicos e infraestructura”.

Por otro, existen investigaciones cualitativas que se centraron en señalar la aparición de

47 
 
movimientos políticos surgidos en esos territorios, aclarando, nuevamente con Caldeira,

que los mismos son la causa de que las ciencias sociales se hayan interesado en la

periferia. (Segura, 2010: 126)

Un trabajo clave sobre este tema, pensando la relación entre barrios periféricos y

movimientos políticos es el realizado por Denis Merklen, quien señala que el peronismo

se replegó a los barrios, luego de ser parte (ser gobierno) del mayor proceso de

pauperización de las clases populares argentinas, consolidado a partir de la década del

90. En su libro “Pobres ciudadanos” lo señala de la siguiente forma:

el peronismo ha jugado un rol ambivalente. Por un lado, en sus organizaciones

nacionales (el partido y el gobierno) y en su rol de representante de la clase

obrera, dejó huérfanos a trabajadores y ciudadanos. No sólo no defendió sus

derechos e intereses, sino que desde 1989 fue con las decisiones tomadas por

un gobierno peronista que se consolidó el más grande proceso de

empobrecimiento del país. (…) Por otro lado, sin embargo, el peronismo es la

formación política que mejor interpreta la nueva relación entre las clases

populares y el Estado. Mediante el control de las administraciones locales, el

peronismo contribuye a la construcción de un espacio de asistencia y de

participación política que se encuentra en el centro de la politicidad de las

clases populares (2005: 34).

Esta no es la única referencia, sino que las ciencias sociales también se nutrieron de

múltiples estudios sobre los movimientos de trabajadores desocupados, los piqueteros,

en los que encontraron una novedosa forma de organización y expresión política de las

clases populares que tuvo su apogeo a fines de los años 90 y comienzos del nuevo

milenio, pero que perdió fuerza en los últimos años, tanto por cuestiones internas, su

48 
 
incapacidad para organizar una expresión más allá de los barrios, como externas, al

verse modificado el escenario político con los gobiernos kirchneristas, la reactivación

económica de la última década y el despliegue de políticas de inclusión.

Barrio Altos de San Lorenzo.


Antes de seguir con la caracterización más general de las organizaciones territoriales,

debemos señalar algunas características del barrio donde se emplaza la organización que

estudiaremos aquí, destacando su carácter de periférico. Para un análisis más profundo

nos remitiremos a la tesis de doctorado que Ramiro Segura realizó en el mismo barrio

(Segura, 2010).

Mapa 1: centros comunales del partido de La Plata. 

Fuente: http://www.estadistica.laplata.gov.ar/

El barrio Altos de San Lorenzo está ubicado al sudeste de la ciudad de La Plata,

delimitado por la avenida 13 al noreste, por la calle 640 al sudeste, por la calle 137 al

sudoeste y por la avenida 72 al noroeste. En el barrio, como identifican nuestros

49 
 
entrevistados, los trabajos consultados y mi experiencia de campo (Novomisky, 2007;

Segura, 2010), conviven al menos tres zonas o sectores de distintos niveles

socioeconómicos. Una primer zona con casas residenciales, que empezaron a

construirse a principios del siglo pasado al calor del avance del ferrocarril; un segundo

sector más precario pero que cuenta con calles de asfalto y servicios más o menos

confiables; y por último, se identifica una zona de quintas o rural, en la zona más

alejada de la avenida 72. Los asentamientos más recientes (aún en expansión), se

encuentran principalmente en el segundo sector y se ubican en lo que hasta los años 90

eran zonas no habitables. Cuentan con casas más precarias (casillas), calles de tierra, no

tienen circulación del transporte público y poseen servicios deficientes.

La población de Altos de San Lorenzo se estima cercana a los 40 mil habitantes.

Ramiro Segura señala que “los índices socioeconómicos para el conjunto del centro

comunal muestran un panorama no sólo peor que el del casco sino también por debajo

del promedio del partido. Si tomamos como indicador las Necesidades Básicas

Insatisfechas (NBI), las mismas están presentes en el 22,5% de la población de Altos de

San Lorenzo, mientras esa cifra desciende a 12,8% para el promedio del partido y sólo a

2,1 % de la población del casco” (2010: 135).

Es interesante destacar que Altos de San Lorenzo se encuentra del lado opuesto al de

mayor circulación de transporte y mayor cantidad de servicios que es el eje que une La

Plata y la ciudad de Buenos Aires. Esto no siempre fue así, ya que el barrio empezó a

crecer a principio de siglo a partir de la expansión del ferrocarril que tenía dos

recorridos que pasaban por el barrio y se cruzaban en el “Puente de fierro” ubicado en la

intersección de la calle 90 y la calle 30, hoy un basural, lindante a uno de los

asentamientos del barrio. Cómo señala una gacetilla de difusión de la municipalidad:

“El sector se consolida y cobra carácter propio hacia comienzos de siglo (1910) con la

50 
 
creación del ferrocarril Provincial Meridiano V; lo cual da lugar a la aparición de

equipamientos urbanos como hoteles, comercios, restaurantes, sindicatos y edificios

vinculados a la actividad del ferrocarril. Más tarde, la desfuncionalización del puerto y

los frigoríficos y la importancia adquirida por el transporte automotor de pasajeros y de

cargas, devienen en el desmantelamiento de los ramales del ferrocarril Provincial y en el

paulatino deterioro del sector.”24

Ramiro Segura relata los cambios en el barrio, desde su fundación, ligada a los

ferrocarriles, su crecimiento de la mano de la llegada y mejoría en los servicios públicos

como agua, luz, cloacas y asfalto. Señala que desde los años 90 en el primer sector se

instalaron familias de clase media que decidían alejarse del casco urbano, generando “al

menos por contraposición con períodos anteriores y refiriéndose a la infraestructura

urbana y la accesibilidad, (…) una sensación de una progresiva disolución de los

límites que los separaban de la ciudad, a partir de una más sólida integración de este

sector con el casco urbano” (2010: 141, cursivas en el original). Distinta es la situación

del segundo sector que, como decíamos más arriba, se fue poblando progresivamente de

asentamientos y cuya integración, tanto con el casco como interbarrial fue, y es, mucho

más precaria.

El barrio cuenta sólo con un centro de salud comunal ubicado en la calles 20 y 85,

esto significa que sus habitantes tienen que trasladarse al casco urbano para cualquier

atención médica que deban realizar. En mi trabajo de campo pude escuchar varios

relatos acerca de la dificultad de atenderse, tanto por la distancia, como por la

deficiencia y lentitud en el servicio. En cuanto a educación, el barrio cuenta con

                                                            
24
   Gacetilla de difusión del Departamento ejecutivo de la Municipalidad de La Plata, publicada en 
1999. Disponible en: http://www.estadistica.laplata.gov.ar/paginas/datosccAltosdeSanLorenzo.htm  

51 
 
escuelas primarias y jardines; y, de apertura más reciente, tres escuelas secundarias, una

escuela técnica y una escuela de educación especial.

Centro Integrador “Por un futuro mejor”.


El lugar donde realizamos nuestro trabajo de campo es el Centro Integrador “Por un

futuro mejor”. El mismo se encuentra ubicado en la calle 82 entre las calles 21 y 22,

más o menos en el límite entre los sectores uno y dos y se emplaza, literalmente, en la

casa de su principal referente, Pocha. Ella la habita junto a su familia desde hace más de

30 años y desde hace 10 funciona como centro integrador. La casa de Pocha se

encuentra a mitad de una cuadra asfaltada pero sin veredas. El resto de la misma tiene

casas de material y hay un galpón, donde funciona un taller de reparación de autos a

unos pocos metros. No hay que caminar demasiado para encontrar un supermercado

chino, almacenes, carnicerías y panaderías, entre otros comercios.

En cuanto a los servicios con los que cuenta esta parte del barrio podemos señalar,

por ejemplo, que en ambas esquinas pasan micros que la conectan con el centro de la

ciudad, y el servicio, menos en horarios nocturnos, es relativamente bueno. Esto no es

menor, ya que es uno de los principales medios de transporte para que las personas con

las que estuvimos trabajando puedan ir del barrio al centro de la ciudad y viceversa, así

como para que investigadores, militantes, profesores, etc. puedan acercarse al barrio a

realizar, ya sea su trabajo o sus actividades.

La casa de Pocha25 consiste en cuatro ambientes y un baño. Enfrentada a la puerta de

ingreso se encuentra el lugar más amplio de la casa, que es usado como aula. La misma

tiene cinco metros de largo por cuatro metros de ancho. Tiene un pizarrón, una

                                                            
25
   Utilizo  su  nombre,  específicamente  su  apodo,  porque  se  trata  de  una  persona  pública, 
conocida en el barrio y ha manifestado su interés y consentimiento en que así sea. 

52 
 
biblioteca y algunos estantes con útiles escolares. En el centro se despliegan dos

grandes mesas donde se ubican los y las estudiantes.

En el living hay un horno industrial, para talleres de panificación que se dictan

intermitentemente; hay una cocina, una mesa apoyada contra la pared para ocupar

menos espacio y un congelador. También hay un escritorio con una computadora y un

solicitado teléfono inalámbrico26.

En uno de los lados de la casa hay un pasillo que comunica directamente con un

patio de más de 40 metros, donde supo funcionar una huerta y un horno de barro. Ahora

hay un baño para que usen los estudiantes del FinEs y existen varios proyectos para

construir o bien un salón o bien una casilla donde pueda mudarse Pocha, quien cedería

el resto de la casa para que funcione exclusivamente como “escuela”27.

En esta zona del barrio, como en gran parte de la periferia platense, no hay conexión

de gas natural, a esto se le agrega que la conexión eléctrica de la casa es bastante

precaria. Durante los días más fríos del invierno, con el encendido de varios

calentadores, se produjeron cortocircuitos que dificultaron el dictado de las clases y el

normal funcionamiento del Centro Integrador. Esto se debió, en parte, al transformador

deficiente de EDELAP que alimenta la cuadra y, por otro lado, a la propia conexión de

la casa.

Pocha.
El militante político puede ser definido como aquel actor que

articula prácticas y representaciones políticas con una dimensión

                                                            
26
   Como veremos más adelante las llamadas casi siempre van dirigidas a Pocha, dueña de casa y 
principal referente del Centro Integrador; además de las llamadas de familiares y amigos, en general se 
relacionan con su trabajo en la Secretaría de Derechos Humanos o con preguntas relacionadas al plan 
FinEs. 
27
   Decidí dejar esta descripción, que es la primera que realicé en el Centro Integrador, pero cabe 
aclarar que más de un año después varias cosas han cambiado, si bien lo relacionado a los espacios con 
mayor circulación, principalmente el salón, se mantuvo casi inalterado. 

53 
 
personal o, más ampliamente, de pertenencia social (Martuccelli, D.

y Svampa, M., 1997).

La historia de vida y de militancia de Pocha, principal motor de las actividades del

Centro Integrador, nos permitirá comprender cómo llegó a funcionar una sede del plan

FinEs en su propia casa.

La militancia de Pocha se inició cuando tenía apenas 16 años. Nos cuenta que se

escapaba de la casa, donde convivía con un padre conservador y una madre radical, para

participar de la Unidad Básica “Susana Lesgart” que funcionaba en la esquina de donde

hoy vive28. A veces la iban a buscar sus padres y la obligaban a volver a su casa. En esa

época militaba con gente de la universidad, que se acercaba a los barrios de la mano de

Montoneros y la Juventud Peronista. También recuerda lo importante que fueron esos

primeros años como militante (donde participó, por ejemplo, de la manifestación que

acompañó la vuelta de Perón) y destaca todo lo que le dejó su formación, señalando por

un lado que no era un proceso autónomo: “cómo nos formaban”; y la calidad y

profundidad de la misma: “porque en mí plantaron una semilla y dio su fruto, porque yo

pasados los años… porque yo tenía entre 16 y 18 años cuando empecé a militar,

imagínate que tengo 60 y sigo haciendo lo mismo, quiere decir que tan mal no lo

hicieron. Nos formaban políticamente” (entrevista a Pocha, 27/02/2014). Durante la

                                                            
28
   Horacio Robles (2011), realizó para su tesis de maestría un estudio “focalizado en la Juventud 
Peronista de la ciudad de La Plata y su articulación con Montoneros, durante el período que se extendió 
desde mediados del ’72 hasta principios del ’75. En esos años tomó forma un importante y numeroso 
sistema de “unidades básicas” (UB) en los barrios de la periferia platense, centros de actividad política, 
social y cultural, objeto central de la investigación. Dicho desde el punto de vista de los actores, se busca 
presentar  el  “frente  de  masas  barrial”  organizado  y  controlado  por  aquella  organización  durante  los 
setenta en la ciudad de La Plata”. La UB “Susana Lesgart” fue fundada al calor de este proceso.  

54 
 
dictadura cívico militar29, Pocha fue detenida por una brigada y alojada en la comisaría

tercera de Los Hornos, cuando la liberan se va a lo de una abuela y deja de militar.

En los noventa participa de la fundación de la Unidad Básica “La razón de mi vida”

y empieza a trabajar de cocinera en una escuela. Desde entonces sólo va a dejar de

trabajar por licencias, alternando trabajo y militancia en varios espacios. Participa del

PQR (Peronismo que resiste) durante los 90 y del Movimiento Octubres junto a Gastón

Harispe (hoy diputado nacional) a partir del 200130.

Militancia y biografía se hayan ligadas en el caso de Pocha. Ella ha resuelto

cuestiones personales buscando soluciones colectivas. De esta manera, cuando su hijo

es arrestado en el 2000, ella empieza a preocuparse por la temática del encierro y la

situación de los jóvenes, “siempre pensando en Fernando” y hoy podemos decir que

Pocha se ha convertido en una experta en el tema, no sólo en su capacidad para moverse

por penales e instancias policiales, sino también por su llegada con los y las jóvenes,

que hoy participan del FinEs, y que ayer, en su afán de tender puentes unió en el

comedor y el centro de día, que, como veremos a continuación, convivieron en el

Centro Integrador entre 2005 y 2007. Todo esto fue posible ya que gracias a su

militancia solicitaron su pase del Ministerio de Educación (donde tenía un cargo de

portera) a la Secretaría de Derechos Humanos, donde trabaja actualmente,

principalmente con cuestiones relacionadas a los penales de la provincia de Buenos

Aires.

                                                            
29
   En Argentina se vivieron varios golpes de estado durante el siglo XX. El último, y más grave, fue 
la  dictadura  cívico  militar  que  entre  1976  y  1983  llevó  adelante  un  proceso  de  exterminio  de  las 
organizaciones populares a través de la desaparición masiva de sus miembros. Pocha fue rescatada por 
un amigo de su padre que trabajaba en esa comisaría, quien le dijo que la liberaba pero que no aparezca 
más por el barrio. 
30
   Pocha participó en el nacimiento del Movimiento Octubres, junto a Gastón Harispe, lanzado en 
el teatro Bambalinas de Capital Federal con la participación de los representantes de los comedores y 
barrios platenses. 

55 
 
Pocha cuenta que en 2003 en su organización entendieron lo que Néstor Kirchner

(elegido presidente ese año) decía y se acoplaron al kirchnerismo, dejando de cortar

calles, y exigiendo desde otro lado. Desde ese día Pocha se considera kirchnerista. Pero

nunca se consideró ni sciolista, ni bruerista31: “hay que pelear desde adentro para sacar

la inmundicia afuera”, es su lema y una de las expresiones que usa para justificarse y

agrega: “si siguen con lo de la baja [de la edad de imputabilidad32] yo no hago campaña

y se me pierde el documento” (entrevista a Pocha, 11/09/2013). Pocha vive el

peronismo muy fuertemente y es su forma de relacionarse políticamente, si bien en los

últimos años ha integrado nuevos intereses sobre todo ligados a temas de seguridad y

Derechos Humanos y relacionados con la policía y el servicio penitenciario.

Hacia fines de 2012 Pocha se aleja de Octubres por diferencias personales y, si bien

mantiene su amistad con Gastón Harispe (“es como un hijo”), se acerca a militantes de

la Facultad de Periodismo de la Universidad Nacional de La Plata, relacionados con la

decana y concejala de la ciudad de La Plata, Florencia Saintout. Con ellos tejen una

relación de ida y vuelta, militando el territorio, haciendo pie en Altos de San Lorenzo y

gestionando proyectos y actividades para Pocha.

Pocha se involucra de manera muy fuerte con la gente, estableciendo vínculos con

todos los que la rodean. En esto puedo exponer mi propia experiencia, que en pocos

meses me abrió las puertas de su casa, me contó su vida y me adoptó (al igual que a

muchos otros) como “hijo”, como a ella le gusta decir de las personas que aprecia.

                                                            
31
   Daniel Scioli es el gobernador de la Provincia de Buenos Aires en el período 2007 – 2015. Pablo 
Bruera es el intendente de la ciudad de La Plata en el mismo período. Ambos se encuentran dentro del 
Frente para la Victoria, pero con armados políticos distintos de aquellos en los que milita Pocha. 
32
   Desde hace tiempo en Argentina se viene proponiendo bajar la edad de imputabilidad, en 2013 
el candidato del oficialismo en la provincia de Buenos Aires volvió a referirse al tema, generando este 
comentario de Pocha.  

56 
 
Junto a los militantes de Periodismo surge la idea de armar una sede del Plan FinEs.

Si bien gran parte de la energía y organización necesarias parten de las redes barriales y,

principalmente, familiares el mismo no sería posible sin el apoyo y sostén de los

militantes de periodismo. Al mismo tiempo, si bien es imprescindible el apoyo externo,

ya sea a través de programas estatales, de los proyectos universitarios o de las redes

políticas del peronismo, el espacio se sostiene por el esfuerzo de las redes familiares y

barriales. Son centrales en el funcionamiento del mismo: las hijas de Pocha, su yerno,

Martín (quien se desempeña como coordinador educativo del Centro Integrador), su

vecina Liliana y muchos más.

A fines de 2014, la Facultad de Periodismo, a través de su Consejo Académico

aprobó la integración del Centro Integrador como Centro de Extensión de la facultad.

Esto implicó un reconocimiento formal al trabajo en el barrio y el compromiso de

mejorar la infraestructura y las actividades del mismo, así como la integración de la

sede de FinEs dentro del conjunto de sedes de Periodismo33.

El plan FinEs y las organizaciones sociales.


El Plan FinEs creció de la mano de las organizaciones territoriales, sociales,

sindicales, etc. Todos aquellos que cumplieran con los requisitos mínimos de

infraestructura y matrícula pudieron abrir una sede del FinEs. En su mayoría se trató de

organizaciones que coordinaban un conjunto de sedes o bien sindicatos o clubes que,

basados en su organización previa, incluían en su oferta la posibilidad de cursar el

secundario.

                                                            
33
   También  un  cambio  en  el  nombre  del  lugar,  que  desde  diciembre  de  2014  dejó  de  llamarse 
Centro de Integración para ser Centro de Extensión “Por un futuro mejor”. 

57 
 
Rocío Di Bastiano (2014) plantea en un trabajo reciente la estrecha relación que

existe entre el plan y las organizaciones que lo “llevan adelante”. Como señalábamos en

el capítulo dos, existe una tradición en la educación de adultos de buscar la articulación

con organizaciones para llevar adelante los procesos educativos, pero esta tendencia se

fue profundizando llegando a su expresión máxima en este plan. En estas

organizaciones, plantea Di Bastiano, se construyen relaciones de militancia específicas,

ya que implican tanto “militar” el territorio como “militar” el Estado, y como dice uno

de sus entrevistados, se convierten en el “brazo ortopédico del Estado”, esto es el nexo,

el punto de contacto entre el Estado y los territorios más relegados:

podemos decir que las formas de participación en el Estado (ya sea desde un cargo

público o desde políticas públicas) se constituyen como maneras que tienen las

organizaciones para fortalecer su trabajo territorial. En otras palabras, el Estado

bajo esta dinámica obtiene la posibilidad de caminar el territorio, de la mano de las

organizaciones, y terminar con los pies embarrados (2014: 16).

Es curioso lo lejano que parecía esto hace tan sólo unos años, como vemos en una

entrevista realizada por un equipo de la Universidad de General Sarmiento que realizó

una investigación en los primeros años del plan, cuando aún se encontraba fusionado

con los COA34:

Nosotros tenemos los CENS [Centros Educativos de Nivel Secundario], [que]

tienen diferentes especialidades. Cada uno se distribuye dentro del territorio

sacando como lazos que se llaman sedes anexas (por ejemplo el X1 tiene cuatro

anexos, con diferentes turnos, el X2 tiene seis y el X3 tiene cuatro.) Esas sedes

anexas están generalmente de noche o de tarde, de mañana tenemos una o dos. (…)

Después el (…) [otro] tiene una capilla y una sociedad de fomento, porque otra

                                                            
34
   Presentados en el capítulo 2. 

58 
 
característica es que no estamos dentro de la escuela, estamos donde podemos. Eso

ya saca mucha formalidad a la cuestión, porque falta que pongamos en una casa

una sede de CENS, que también si fuese necesario lo haríamos. (Referente de

Coordinación Local) (2012: 79).

Historia del Centro Integrador.


Como relata Pocha, el Centro Integrador comenzó siendo un comedor, “las cosas las

conseguíamos haciendo cortes”, del que participaban muchos de los que hoy en día

siguen apoyando y ayudando. Luego, a partir del trabajo de Pocha en la secretaría de

Derechos Humanos, se transformó en Centro de Día para jóvenes alojados en institutos

de menores de la zona. En el mismo funcionaba una huerta y un taller de panificación

que buscaba integrar a los jóvenes y a los vecinos del barrio. “Pero después vino Scioli

[en 2007] y terminó todo” nos cuenta Pocha, que recuerda con tristeza el momento en

que no dejaron salir más a los jóvenes. Desde ese momento dejó de funcionar como

centro de día. En cambio, que deje de ser comedor Pocha lo explica en que la realidad

no es la misma, que esta es una década “recontra ganada”35 y que ya no hay tanta

necesidad. La gente habría empezado a conseguir trabajo y dejado de acercarse al

comedor.

Como veremos a continuación, en el Centro Integrador se desarrollaron muchas

actividades organizadas por distintas agencias del Estado: o bien en la articulación con

un movimiento social (años atrás) o de un grupo político (en la actualidad) que

gestionan con distinto éxito, planes y mercadería (en el pasado) y programas (en el

presente). Pocha funciona como centro de gravedad, donde cada una de estas partes se

                                                            
35
   En  la  apertura  de  sesiones  parlamentarias  del  año  2013,  la  presidenta  Cristina  Fernández  de 
Kirchner  uso  la  expresión  “década  ganada”  en  relación  a  los  10  años  de  gobierno  kirchnerista, 
refiriéndose a la diferencia con la denominada “década perdida” de los 80. 

59 
 
comunica con ella y, en última instancia, ella decide (a fin de cuentas se trata de su

casa). Obviamente su presencia es central, pero no podemos reducir dinámicas y

procesos de organización más amplios a la voluntad de una persona.

Podemos pensarlo en relación a lo que señala Massetti:

Frente a la caída del ingreso o a la inestabilidad laboral primero y luego frente al

hiperdesempleo, el “barrio” comienza a convertirse en un componente fundamental

en las estrategias familiares de supervivencia de los sectores populares. Tanto sea a

nivel simbólico como material. Comienza a percibirse un fenómeno que podemos

llamar el “ingreso barrial”; esto es, estrategias comunitarias de satisfacción de

necesidades. Que comienzan a generalizarse hacia finales de los `80 con la

hiperinflación: ollas populares primero, y luego comedores comunitarios, roperos,

compras comunitarias, huertas comunitarias, etc. (Massetti, 2011:11).

Este proceso lo vemos en el Centro Integrador que, como parte de una organización

social, construyó en el barrio un comedor y desde allí salió a cortar calles y reclamar

planes. Para ilustrar este punto voy a referirme a la tesis de Comunicación Social que en

2006 presentó Sebastián Novomisky. En la misma trabaja los temas de comunicación,

educación y juventud realizando su trabajo de campo en lo que en aquel momento era el

comedor comunitario del Centro Integrador. Muy poco se mantiene de aquella

estructura en la actualidad. En aquel momento funcionaba un comedor que preparaba

alrededor de 100 viandas por día. El mismo era parte del Movimiento Octubres, a través

del cual conseguían los planes y la mercadería. Allí participaban varios jóvenes del

barrio, principalmente los amigos de los hijos de Pocha y también los jóvenes de

institutos de menores.

Una de las cuestiones que señala Novomisky es cómo se construían los espacios

alrededor de la figura de Pocha, en una especie de matriarcado, y como ello muchas

60 
 
veces dificultaba una organización más horizontal. Incluso comenta que uno de los

nombres que se propusieron antes de llamarse “Por un futuro mejor” era “Abeja reina”.

Novomisky también se encarga de desligar la figura de Pocha de la de “puntero”,

sobre todo de aquella lectura despectiva tan común en las últimas décadas. No cabe

duda que la Pocha de hace ocho años se acercaba más a aquella figura, por el hecho de

ser, formalmente, parte de una organización más grande y, a la vez, gestionar la

distribución de planes. Si bien aclara que la forma de trabajo, en aquella época y en

consonancia con lo que señalo más arriba es más vertical que horizontal. En este sentido

el autor destaca que no existe una relación regida por el miedo, en este caso a perder los

planes, sino lazos de afecto entre Pocha y quienes participan del espacio.

Es decir, allí se construye un tipo de organización en forma de telaraña a partir de los

distintos vínculos que Pocha va construyendo. Lo señala Novomisky cuando relata

cómo tomó la decisión de realizar su trabajo ahí y también lo suele comentar Pocha:

“acá se hace lo que yo quiero”. No queremos decir que sea lineal, ni automático, sino

que pensamos en algo así como la figura de un pulpo que con sus brazos va tratando de

atrapar y atraer aquellas voluntades que, como diría Weber, poseen “afinidades

electivas” (Weisz, 2004: 27-32). Es decir, construyendo sus redes y contactos a partir de

su experiencia previa y sus propios intereses (así como sus convicciones y su ideología)

más que como parte orgánica de una organización. Considero que la metáfora de pulpo

es más acertada en este caso que la mucho más común de “red” ya que Pocha realiza

una selección basada en su ideología y afinidades tanto políticas como afectivas, antes

que atrapar todo lo que se le ofrece. En este sentido también se distingue de la “lógica

del cazador” presentada por Denis Merklen (2005: 143) para describir las estrategias de

supervivencias organizacionales desarrolladas desde los años 90, al no tratarse

meramente de una cuestión instrumental.

61 
 
En el Centro Integrador se produce una relación con el Estado a partir de la

implementación de políticas públicas estatales, y hoy se constituye en una “casi

escuela” (más adelante profundizaré sobre este término), tensionando la relación entre

lo público estatal y lo privado. Así como en los 70 fueron los militantes de la juventud

peronista quienes se acercaban a los barrios a fundar unidades básicas, en los 90 fue

desde los barrios, especialmente los trabajadores desocupados quienes a partir de

aquella “semilla” se organizaron. Hoy se da una construcción diferente, al menos en el

caso del Centro Integrador que estamos investigando, ya que si bien hay militantes que

se acercan ya no existe una relación necesaria. Hay diferentes ámbitos a los que los

militantes barriales pueden acudir y cómo vemos, Pocha ha construido relaciones con

personas, instituciones y organizaciones diversas, si bien es difícil hablar de un proceso

de institucionalización, podríamos estar en ese camino. En el sentido de una relación

más estable y de menor informalidad con el Estado, y menos ligada a los vaivenes

personales y políticos de la coyuntura, si bien sigue siendo central, como estamos

viendo, la figura de Pocha.

Mantengámonos en este proceso de militancia, ligada por un lado al peronismo (“de

los 70”, aclararía ella) y de los Derechos Humanos (impronta del kirchnerismo), y por

otro de su rol como madre y trabajadora del sistema educativo (fue portera en varias

escuelas platenses) para poder pensar la apertura de una sede del plan FinEs en su casa.

Esto forma parte de la construcción actual del espacio, que hoy en día ya no funciona

como comedor, tampoco como centro de día, ni se distribuyen planes. Pocha, que entre

2010 y 2013 vivió varias situaciones personales traumáticas que la “descolocaron”, hoy

parte de esta recuperación es haber organizado una escuela informal (una “casi

escuela”), donde concurren jóvenes y adultos a finalizar sus estudios, si bien ciertas

relaciones siguen manteniéndose de la misma manera, es decir, no tan horizontales

62 
 
como una mirada externa (y políticamente correcta) pudiera desear. Pero no estamos

aquí para juzgar a los actores de este espacio, sino para describirlo y en la medida de lo

posible explicar su funcionamiento.

Un referente del plan lo explica así:

Pocha, ella era portera en esta escuela que está acá (…) bueno y tiene como

el mito urbano de que acá caen los peores alumnos y ella luchaba mucho

porque los pibes puedan terminar. Se quejaba mucho también de… se

peleaba mucho con los profesores, ¿viste?, que trataban mal a los pibes y

ella logró consolidar a partir del FinEs poder tener su propia escuelita en su

casa. Un logro… (Entrevista tallerista del Ministerio de Desarrollo Social

para el Plan FinEs).

Partiendo de la centralidad que ocupan las organizaciones territoriales en el

desarrollo y funcionamiento de ciertos programas estatales, en este capítulo realizamos

un recorrido a través de la relación entre una organización territoriales y el plan FinEs.

Vimos la constitución específica de esta sede, ligada a aspectos relacionados con la

historia de vida de una militante social, que durante los últimos 20 años tuvo distintas

participaciones políticas, principalmente a nivel barrial pero construyendo una relación

sui generis con distintos referentes y organizaciones políticas y sociales. Esta militancia

confluye con el aumento de las políticas estatales orientadas al territorio y el valioso

aporte de militantes ligados a la universidad nacional, permitiendo que el Centro

Integrador pueda abrir una sede del plan FinEs y se constituya como una espacio

significativo en el barrio, donde cientos de personas se encuentran cumpliendo el

objetivo de finalizar sus estudios secundarios.

63 
 
Capítulo 4: Una sede del plan FinEs:
Inclusión y educación popular.

En este capítulo reflexionaremos en torno a cómo se constituye una sede del plan

FinEs y cuáles son sus especificidades en el marco del programa. Para ello describiré mi

experiencia en el mismo, como docente e investigador, y su funcionamiento. En última

instancia se problematizará acerca de la educación popular y sus significados en este

caso; la educación formal o no formal y sus implicancias y el debate en torno a calidad

educativa e inclusión, ya presentado en el segundo capítulo.

Cómo llegué al Centro Integrador “Por un futuro mejor”


En año 2013 fui elegido para una beca de experiencia laboral en la Comisión

Provincial por la Memoria, en el Observatorio de Políticas de Seguridad (creado por

convenio entre la Comisión y la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación

de la UNLP). Allí me desempeñé junto a otros compañeros como investigador en el

equipo coordinado por Ángela Oyhandy, quien ahora dirige mi tesina de grado. Una de

las líneas de investigación consistió en explorar las concepciones, representaciones y

vivencias de distintos sectores sociales sobre violencias, delitos y gestión de conflictos

desde el punto de vista de jóvenes. Durante el tiempo en el cual estuve como becario

realizamos entrevistas, focus groups y encuestas con jóvenes de barrios populares36. De

esta experiencia y de mi trayectoria en la facultad surge mi interés por los jóvenes de

sectores populares.

Ese mismo año decidí inscribirme como profesor del plan FinEs. No conocía

demasiado de este programa, sólo que consistía en educación secundaria para adultos y

                                                            
36
   Parte del trabajo de campo que utilizo aquí fue realizado en el marco de la investigación del 
observatorio e incorporado con la autorización de la investigadora responsable. 

64 
 
que, debido a su importante crecimiento, estaban tomando muchos profesores. Me

anoté como docente de la materia “Problemática Social Contemporánea”

correspondiente al tercer año del plan, realicé un proyecto pedagógico y, en un acto

público bastante caótico e improvisado, tomé horas en el Centro Integrador “Por un

futuro mejor” del barrio Altos de San Lorenzo. Pude elegir estas horas ya que los

docentes con mayor puntaje que yo eligieron en primer lugar las sedes dentro del casco

urbano.

A los pocos días me presenté en la casa de Pocha como “el profe” y empecé una

buena relación con ella37 y una contradictoria y tambaleante, pero bella experiencia

como docente, que continúa en la actualidad y posiblemente lo siga siendo, con

características similares, en el futuro.

Un tiempo después me di cuenta que podría ser un buen lugar para realizar mi tesis

de grado. Ya que estaba en contacto con muchos jóvenes de sectores populares, tenía un

buen lugar para conseguir acercarme a ellos y realizar entrevistas o la estrategia que

llegado el momento elegiría. Mi idea era llenar de contenido cualitativo el trabajo

realizado en el Observatorio que era de carácter más bien cuantitativo. Consideraba

interesante profundizar en aquellos tópicos que figuraban en las encuestas a jóvenes de

las que había participado en su construcción, realización, carga y análisis.

Durante 2013 estas preocupaciones estuvieron dando vueltas pero no las llevé a cabo

porque aún tenía que terminar con algunas asignaturas de la facultad. Durante 2014

decidí regresar a lo de Pocha, luego de no poder renovar como profesor, esta vez en

carácter de investigador y abocarme a la realización de la tesina. Durante varios meses

                                                            
37
   Desde el primer momento me quedé prendado de Pocha y su historia: como militante ligada, 
aunque indirectamente, a Montoneros durante los 70, piquetera durante la crisis de 2001 y trabajadora 
en el tema de Derechos Humanos en los últimos años. 

65 
 
realicé registros semanales y entrevistas. Sin embargo me resultaba muy dificultoso

abordar aquellos temas que yo había ido a buscar, es decir las violencias y

conflictividades. Y tampoco había podido construir relaciones con los y las jóvenes que

me permitieran otras estrategias de campo, de alguna manera nunca pude salir de la

figura de “profe” y constituirme como investigador. Es así que, con la ayuda de mi

directora decidí correrme del tema y abocarme en aquello que estaba viendo y de lo que

formaba parte: el funcionamiento de un programa estatal de educación, en una

organización territorial de un barrio periférico.

En la materia en la que me desempeño como profesor, “Problemática social

contemporánea”, intento incentivar debates políticos que busquen problematizar, y

principalmente desnaturalizar, la realidad que nos toca vivir. Este resultó ser un

acercamiento privilegiado para aquellas cuestiones que aparecen como problematizables

para los y las estudiantes. Aquí juega muy fuertemente la cuestión de la verbalización

de las opiniones en público y en un contexto áulico, así como su escritura en diversos

trabajos prácticos. Se ponen en juego muchos sentidos de publicidad de aquello que es

construido como problemática: cuestiones y situaciones personales, la influencia de los

medios de comunicación, los relatos que circulan por el barrio; y aquello que puede ser

dicho en un aula.

Buena parte del trabajo de campo consistió en estar ahí: observaciones participantes,

realizadas durante las horas de clases, tanto dentro de las mismas como afuera del

espacio del aula, donde circularon otro tipo de relatos, otro tipo de historias y otro tipo

de preocupaciones. La circulación siempre fue fluida, así como las charlas, siempre

mediadas por mates y la voz de Pocha. Ella siempre se ocupó tanto de escuchar a quien

se acercara a hablar con ella como de retarlos, tanto cuando tenía motivos como cuando

no, por ejemplo si estaban o no en el aula, si hablaban o no, si faltaban, si no hacían los

66 
 
trabajos, etc. Así fui construyendo un espacio de confianza con los diversos actores del

Centro de Integración y del FinEs, especialmente con algunos jóvenes, con los cuales

pude mantener las charlas que son la base de la investigación en curso. Pero también

con los militantes que se acercaban al Centro Integrador y con otros profesores del plan

FinEs.

Las charlas con los y las jóvenes tuvieron lugar en el marco del Centro de

Integración, pero puedo distinguir varios momentos o situaciones. En primer lugar el

momento de la clase, donde si bien no hay un grado de formalidad demasiado alto (de

hecho, como veremos a continuación, es una de las características del FinEs) sólo se

habilitan determinados discursos y relatos. Distintas fueron las charlas en el “living”

donde pasé gran parte del primer cuatrimestre, donde casi siempre participaba Pocha, y

por último puedo señalar las charlas en la puerta o el patio, con grupos más reducidos o

con un solo joven, mientras fumaban un cigarrillo, y donde surgían otros temas de

conversación.

Hubo momentos en los cuales primó el humor, los chistes, las chicanas y las risas;

otros en los que circularon historias y recuerdos de un pasado cercano, el de su

adolescencia y niñez, pero que es relatado como lejano y distinto al presente, donde se

cruzaron apodos y sobrenombres de todo tipo para intentar identificar personas, amigos,

mujeres y varones, que circulaban por los distintos lugares del barrio. El FinEs es un

espacio donde se reencuentran personas que tal vez se conocían de antes y hacía mucho

que no hablaban o bien se habían cruzado en otros ámbitos del barrio. El FinEs habilita,

entonces, nuevas formas de sociabilidad entre la gente de la comunidad.

¿Qué valor tiene esto para una investigación sociológica? Uno de los objetivos es

elucidar qué es lo que moviliza a estos jóvenes, cuáles son sus intereses, qué discursos y

67 
 
relatos circulan y qué se habilita a ser contado en el espacio de una organización

territorial y de un plan estatal que los interpela y convoca. Igual de importante resulta

analizar el movimiento por el cual este plan se adapta, modifica y tensiona desde su

concepción y sanción hasta su aplicación efectiva.

Este espacio me permitió acercarme a un grupo de jóvenes que comparten el hecho

de vivir en un barrio periférico y popular de la ciudad de La Plata y de haber pasado por

un período más o menos largo de abandono escolar. Uno de los objetivos de la

investigación en curso es ver cómo se aplica una política pública, cómo se la apropia

una organización territorial, cómo llegan jóvenes y adultos a participar de la misma y

que es lo que esperan de ella. Es decir, reconstruir el uso concreto de una política

pública en un caso específico. Esto me permitirá pensarlo como un signo de los

tiempos, una clave de interpretación del período actual, de cómo el Estado aparece para

los sectores populares.

El funcionamiento de la sede
¿Cómo funciona una sede del plan FinEs? Para ingresar al programa, cada profesor

debe presentar un proyecto pedagógico en los tiempos estipulados por la coordinación

administrativa del distrito. Luego se realiza un proceso de evaluación de los mismos, a

los que se les otorga un puntaje. Se realiza un acto público para la designación de los

cursos. Sin embargo, las horas designadas en actos públicos no son todas las

disponibles, ya que se realiza un proceso informal, a través del cual cada sede solicita a

los profesores para las distintas materias (si bien en principio es necesario que hayan

presentado proyecto esto no se cumple en todos los casos), de esta manera referentes de

cada sede pueden pedir a los profesores que, por los motivos que sean, hayan cumplido

con sus pretensiones. Los cargos son por cuatrimestre, es decir temporales y deben

renovarse al inicio de cada ciclo. Una dificultad, que hace a la precarización del trabajo,

68 
 
es que en el distrito La Plata se cobra una vez finalizado el cuatrimestre, todos los meses

juntos.

En lo concreto, en la sede del FinEs de Pocha se pide a los profesores que dejen sus

teléfonos y mails en una lista junto a las materias que pueden dar; luego, Martín38 se

reúne con la coordinación administrativa y solicita a los profesores que según él y

Pocha cumplieron con lo que ellos pretenden: buena relación con los chicos,

responsabilidad en la asistencia y la preparación de clases, etc. No aparecen demasiados

requisitos que tengan que ver con cuestiones académicas o pedagógicas, sino más bien

relacionados con la construcción de vínculos y relaciones personales, tanto con ellos

como con los estudiantes.

Aquí podemos ver cómo, más allá de la dispersión del sistema educativo argentino39,

se permiten márgenes amplios de autonomía a las organizaciones que llevan adelante el

plan. Esto es así tanto para las sedes como para los docentes, que tienen la posibilidad

de armar los currículos con bastante libertad.

Para comprender mejor esta dinámica compleja del plan FinEs nos remitimos al

artículo de Lucía Caisso (2012), quién realizó un trabajo de campo similar al que me

encuentro realizando yo, pero en Córdoba. La autora señala que hay que tener en cuenta

que el Plan FinEs es una política pública generada desde ámbitos estatales –y en tal

sentido son “actuaciones hegemónicas”-, que interpela para su puesta en práctica a un

conjunto de sujetos que:

Establecen una relación dialéctica que, si bien se desenvuelve ‘en un contexto de

poder desigual, entraña apropiaciones, expropiaciones y transformaciones recíprocas’”

                                                            
38
   Coordinador educativo del Centro Integrador y referente del mismo. Nexo con Inspección de 
adultos. 
39
   Ver: Tiramonti, Guillermina (2011).  

69 
 
(…) Este punto de partida teórico posibilita entender que más allá del diseño oficial de

un programa educativo, la implementación efectiva de aquel se encontrará atravesada

por otras dimensiones, relativas a los sujetos específicos que participan en la

implementación –de modo dinámico y con intereses heterogéneos– y a los contextos

sociales e históricos en que lo hacen (2012: 30).

Y agrega:

Si consideramos esto, es posible también dejar de lado las referencias a la utilización

de programas oficiales por parte de organizaciones sociales como símbolos de

“cooptación” o “institucionalización” de las acciones contestatarias de las mismas.

(…) Los diversos sujetos disputan, de manera no predecible, el sentido último de los

bienes culturales en juego, tanto a nivel del modo de implementación del plan como

del sentido último que se le asignan a las certificaciones educativas otorgadas en el

marco del mismo (2012: 30).

En total en la sede del Centro Integrador “Por un futuro mejor” hay

aproximadamente 150 inscriptos para el segundo cuatrimestre del año 201440, repartidos

en un primero, un segundo y tres terceros. Como señalábamos cuando describíamos el

plan, quienes hayan cursado noveno año del antiguo EGB entran directamente en tercer

año. Por este motivo, y por el poco tiempo de funcionamiento de esta sede, en este curso

encontramos una mayoría de jóvenes41. Lo particular del que elegí yo (el tercero turno

noche) es que en el mismo cursan los que trabajan y no pueden venir en otro horario y

por este motivo es el más masivo.

                                                            
40
   En julio de 2014 se recibió la primera camada de estudiantes del FinEs del Centro Integrador, 
en total 24 personas. En diciembre del mismo año egresaron otras 53 personas. En marzo de 2015 se 
abrió una comisión más y cuentan con 171 alumnos. 
41
   Pocha  y  Martín  son  conscientes  de  esto  y  por  eso  piden  expresamente  que  traigan  el 
certificado de noveno por más que hayan cursado años del polimodal 

70 
 
No es común en los FinEs tener comisiones de más de 15 personas pero en las que

participé yo había 40 inscriptos de los cuales 30 asisten a cada clase, haciendo que el

salón quede pequeño para tanta gente y volviendo la clase realmente difícil de dictar. La

mayoría vive más o menos cerca del Centro Integrador y se manejan en distintos medios

de transporte, suele haber algún auto en la vereda y algunas motos, así como alguna

bicicleta. Éstas las entran y las dejan en el patio, “para no arriesgarse”. La puerta suele

estar cerrada con cerrojo cuando están en clases, y abierta y con bastante movimiento a

la entrada, la salida y en los recreos.

Quienes se inscriben, eligen, si aún hay “vacantes”, el horario que más le conviene, y

tienen que hacer dos cuatrimestres pudiendo empezar en cualquiera de los dos, es decir,

o bien en marzo, o bien en agosto. Es así que conviven en un mismo curso personas que

se van a recibir a fin del cuatrimestre con aquellos que lo harán recién en el siguiente. A

eso se refieren los “tramos”, cada uno puede hacer el primero y el segundo en el orden

que quieran.

Una figura importante es la de referente de sede, en este caso Martín, el yerno

de Pocha. El referente se ocupa de acercarse a Inspección de adultos42 para solicitar

o proponer docentes, y es el nexo entre los alumnos e Inspección. El referente se

ocupa de armar los legajos con la documentación de cada uno, para que, al finalizar

la cursada, puedan tramitar sus certificados de alumno regular (que a su vez son

útiles para presentar para el plan PROGRESAR43 o IOMA44) o para gestionar los

                                                            
42
   Ver capítulo 2. En La Plata Inspección de adultos para el plan FinEs funcionó hasta el año 2014 
en 7 y 33 y desde 2015 en 7 y 75. Allí los docentes hacen la toma de posesión de los cursos y los alumnos 
y  alumnas  se  acercan  a  pedir  sus  certificados.  Los  referentes  se  reúnen  con  las  autoridades,  para 
habilitar la sede, pedir docentes, solicitar certificados, entregar las planillas con las notas y asistencias, 
etc. 
43
   PROGRESAR  les  otorga  un  subsidio  a  jóvenes  entre  los  18  y  los  24  años  que  no  trabajan, 
trabajan informalmente o tienen una remuneración menor al salario mínimo vital y móvil para iniciar o 
completar sus estudios en cualquier nivel educativo, para acceder a cursos de introducción al trabajo y a 
cursos de formación profesional. 

71 
 
títulos. Se trata de quien se encarga de las cuestiones burocráticas y formales del

plan para que el Estado reconozca el proceso educativo. Es en la tensión entre

cuestiones formales y no formales donde tiene éxito el plan FinEs, que logra

articular espacios de estudio no formales con las lógicas formales y burocráticas del

Estado y es aquí donde la figura de referente es central.

La dinámica de las clases


A continuación, presentaré en extenso algunos de mis registros de campo que

permiten visualizar parte de mi experiencia como docente y algunos aspectos

relacionados a las clases y la dinámica de funcionamiento del plan FinEs en el

Centro Integrador “Por un futuro mejor”:

Hoy es la cuarta clase de mi materia, son casi 40 inscriptos, suelen ir más o menos 30

y hay un grupo estable de 20 estudiantes. Aproximadamente la mitad trabajan bien y

hacen todo lo que les pido, incluso si no entienden muy bien las consignas. Mi

objetivo este año es que hagan una investigación. Los que más ganas tienen van a

hacer un buen trabajo pero hay un grupo que no tiene ganas y tal vez tampoco las

herramientas para hacerlo así que no sé cómo funcionará.

En general son muy impuntuales, a las 17:40 eran solamente seis [la clase empieza

17:30] (…) Pocha, que entró al aula se pone a tomar asistencia y empieza a poner

medias faltas, yo había decidido no tomar asistencia hasta el final así no pongo falta a

los que no faltaron pero es injusto con los que llegan temprano, aunque aún no sé por

qué llegan tarde. (…) La clase salió más o menos, ya que para algunos los ejercicios

son demasiado fáciles y para otros demasiado difíciles. Me cuesta lograr conjugar su

creatividad con que trabajen. Es decir, que el trabajo no sea muy fácil pero que lo

puedan hacer. (…) Cuando terminó la clase fui a charlar con Pocha y Martín. Pocha

está amargada porque dice que hay un grupo que le falta el respeto y que también me
                                                                                                                                                                              
44
   Instituto  de  Obra  Médico  Asistencial,  es  la  obra  social  de  los  trabajadores  de  la  provincia  de 
Buenos Aires. 

72 
 
lo faltan a mí. Yo le digo que no lo veo así, que no todos están interesados en hacer los

trabajos pero tampoco molestan. Martín le dice que no se ponga mal, que después los

quiere a todos. También le dice que no les diga que va a hablar con Martín porque así

se quita autoridad ella y por último me dice a mí que en un par de clases vamos a

mirar las listas y a los que fueron una sola clase los borramos. En fin, a mí me llena de

contradicciones este programa… (Registro de campo 12/09/2014).

Hoy es la quinta clase, llegué más temprano que lo usual y todavía quedan chicas del

curso anterior. (…) Empiezan a llegar los estudiantes ya pasadas las 17.30. Les pido

que me vayan entregando los trabajos prácticos. Después charlamos de “La noche de

los lápices”45 y Julio López46 (hoy es 19/09) como parte de mi estrategia para

aprovechar el tiempo mientras esperamos a que llegue la mayoría. Algunos están muy

interesados pero otros ni un poco. Después presento un ejemplo de lo que quiero que

hagan.

Cuando miro el reloj ya son las 19hs y les doy un ejercicio. Les explico que la clase

que viene no hay y que quiero que lo lleven terminado para la siguiente, que es en

grupo y que tienen que participar todos. Doy por finalizada la clase, lo dejo a

Leopoldo (profesor de matemática) y paso al living. Está Martín y Pocha me cuenta

que piensa dar un paso al costado y que se ocupe Martín, él me explica que va a

organizarse mejor con el trabajo para la semana que viene y poder dedicarle más

tiempo. Le pregunto si no pueden conseguir un plan para que alguien haga de portero

(comento que lo he visto en otros FinEs) y me explican que la gente no se compromete

si no le pagan (ahora pienso que es lógico que reciba un pago por el trabajo pero en el

momento no dije nada). Me voy a las 20:10hs. (Registro 19/09/2014)

                                                            
45
   Con ese nombre es conocida la noche del 16 de septiembre de 1976 cuando militantes de la 
Unión de Estudiantes Secundarios fueron secuestrados, torturados y desaparecidos en la ciudad de La 
Plata. 
46
   Jorge Julio López estuvo detenido desaparecido durante la dictadura cívico militar entre 1976 y 
1979. Luego de brindar testimonio en el juicio a Miguel Etchecolatz, fue nuevamente desaparecido el 18 
de septiembre de 2006 y aún no se sabe nada de su paradero. 

73 
 
Centrándonos en lo que sucede en la clase podemos ver esta tensión entre cierta

lógica escolar: lo que debe hacerse; y lo que intenté favorecer como docente: que refiere

a los propios intereses de los y las estudiantes. Así como, finalmente, algunos lograron

realizar trabajos significativos sobre su entorno y sus problemas, otros sólo buscaron

cumplir llevando los trabajos realizados en las últimas clases. Si bien se fomentó hacer

los trabajos sobre temáticas cercanas o del barrio, se permitió que cada grupo elija el

tema que quiera. Las investigaciones abordaron los temas de inseguridad vial,

contaminación ambiental (usando como caso la planta de YPF, las cloacas o basurales),

consumo problemático de drogas, inflación o desempleo.

Otro aspecto que podemos observar se relaciona al uso de las faltas, si bien se trata

de un plan que busca flexibilizar ciertos requisitos formales (tanto en la sede que

analizamos aquí, como en las normas del programa, donde se mencionan las

modalidades presenciales y semipresenciales, de manera de adaptarse a las necesidades

de los y las estudiantes), existe tanto en Pocha como en el docente esta tensión entre

tomar asistencia, poner medias faltas, permitir o no que los alumnos se incorporen

posteriormente, etc.

En la dinámica del aula encontramos que no existe una disociación con su

experiencia en la escuela tradicional. Lo vemos, por ejemplo, en que todos llevan sus

cuadernos y lapiceras de varios colores y no todos pero sí varios, buscan ser muy

prolijos, muchas veces a costa de no detenerse en el contenido. Por ahí no prestan

atención a lo que dice el docente, pero si les piden que copien o lo hacen en el pizarrón

todos se quedan callados y atentos. Me sirvió, a mi pesar, ser más estricto con las

asistencias y con la organización de los trabajos prácticos e incluso con el uso de notas

74 
 
numéricas. En varios de los trabajos el objetivo era la escritura de una opinión personal

y, por tanto, mi corrección se centraba sólo en las faltas de ortografía o redacción más

alguna opinión sobre lo que habían escrito ya que no había respuestas correctas o

incorrectas, sin embargo muchos me reclamaron que les ponga nota.

Pocha también constituye un apoyo para los jóvenes, ya que antes, durante (lo que

suele resultar problemático) y después de las clases está presente para hablar, retar y

hacer sentir su presencia. Como señala el coordinador del Ministerio de Desarrollo

(quien además fue profesor en el Centro Integrador), Pocha también aporta un plus al

FinEs:

La particularidad que tiene a diferencia de otras sedes es que hay un compromiso total

de laburar el programa. Como esto que te comentaba que muchas veces está el interés

de llevar el programa al barrio pero muchas veces se presta el espacio y nada más…

digo, acá en lo de Pocha se nota que hay un compromiso con la cursada de los chicos,

de llevar toda la información que sea necesaria, de darle otra perspectiva, digo, en vez

de ser una réplica en un espacio no formal, pero una réplica de la lógica de enseñanza,

no sé si tiene que ver con la enseñanza pero de habitar los espacios como el sistema

formal, digamos ella se interesa de formar vínculos de hablar con los chicos, de que

puedan trabajar cosas colectivamente. Desde una salida, hace poquito, ella consiguió

un micro y fuimos a la Expo Universidad47, y la verdad que fue una experiencia

buenísima, incentivar a los pibes que puedan, que averigüen sobre carreras, o qué

pueden hacer después, o tiene esto de generar estos espacios fuera de FinEs como

invitarlos a comer pizzas, y hablarles del peronismo o de la militancia… (Entrevista

tallerista del Ministerio de Desarrollo Social para el Plan FinEs).

                                                            
47
   “Espacio propuesto por la Universidad para profundizar la reflexión, el intercambio y el diálogo 
con la comunidad. (…) la mega exposición tiene como temática central la oferta de carreras de grado de 
la Universidad Nacional de La Plata”. Disponible en: http://www.unlp.edu.ar/expo_universidad 

75 
 
En los registros, además de ver los procesos relacionados al aprendizaje

pedagógico del investigador, también podemos observar la tensión entre ser y no

ser una escuela, o ser, algo que nombramos más arriba, una “casi escuela”. Otros

ejemplos de esto lo podemos encontrar en que quienes asisten dicen que están en

“el cole” y suelen nombrar a Pocha como la directora, a pesar de que ella, Martín y

los docentes somos conscientes de las diferencias con la escuela tradicional. Otro

momento relacionado con la “casi escuela” ocurre durante los actos de entrega de

diplomas, donde se hace ingresar la bandera argentina (y es entregada a los alumnos

de segundo), se canta el himno y se mantiene una lógica propia de los actos

escolares, a pesar de ser realizado en el patio de la casa donde funciona el Centro

Integrador.

¿Educación popular?
Aquí queremos problematizar, en relación al funcionamiento de las sedes y las

clases, el tema de la educación popular, reivindicado especialmente por los referentes

del FinEs y de manera más moderada en los fundamentos de la educación para adultos y

las resoluciones del plan FinEs. Sin embargo “sólo en nuestro país, su contenido ha

oscilado desde la asociación del mismo a la propuesta pedagógica sarmientina hacia

finales del S. XIX hasta su anclaje en las prácticas de alfabetización de grupos de

izquierda en barrios marginales en la década del ’70” (2012: 3).

El concepto de educación popular utilizado más frecuentemente en la actualidad

refiere a las teorías que desarrolló Paulo Freire en los años 60 denominada pedagogía de

la liberación. Su obra, tanto teórica como práctica, se orientaba a fomentar una práctica

educativa que busque subvertir el orden establecido. La obra de Freire, especialmente su

libro “Pedagogía del oprimido”, se encuentra presente en prácticamente todos los

76 
 
programas de formación de docentes y profesores del país. Sin embargo, hoy en día,

creemos que se trata de un significante vacío, como diría Laclau (2005: 91-97), que es

reivindicado desde distintas instancias y su contenido, además de difuso, es objeto de

múltiples disputas políticas.

Uno de los referentes entrevistados señala algunos avances hacia la educación

popular durante el año 2014:

Este cuatrimestre se dio una experiencia, digo, capacitaciones docentes porque si

bien aparece la educación popular en la retórica del programa, las resoluciones de

contenidos son las mismas desde el año 95, entonces es contradictorio eso. Si la

intencionalidad es generar procesos de educación popular, digamos, entonces se

debería trabajar en pos de eso porque hay muchos profesores más que nada de las

ciencias más duras que nunca han experimentado, o leído, de qué se trata la

educación popular, entonces van y replican lo mismo en un espacio no formal. A lo

que voy es que, por más que el FinEs se de en espacios no formales y con sectores

de las clases populares y muchas veces en climas distendidos, eso no te garantiza

que sea proceso de educación popular, sino que la educación popular se genera a

partir del posicionamiento que tiene el docente, entonces en ese sentido se debería

trabajar más… (Entrevista tallerista del Ministerio de Desarrollo Social para

el Plan FinEs)

Es decir, una de las metas es lograr que se avance en la definición de qué es y qué

implica hacer educación popular. En el caso del FinEs estudiado aquí aparece una

reivindicación de la educación popular, en parte fundada en que se trata de un espacio

no formal. Sin embargo se hace especial hincapié en la restitución de derechos y no en

relación a un proceso de liberación:

77 
 
Hasta cierto punto, se presenta una tendencia a designar como de Educación

Popular a cualquier práctica educativa con sujetos populares que se proponga

innovar sobre las tradicionales rigideces del sistema educativo, que trabaje desde la

recuperación de los saberes populares y que impulse procesos de participación

comunitaria en un sentido amplio, sin postularse en absoluto como una práctica

emancipadora en el sentido de fortalecer el poder de los sectores sociales

subalternos para transformar la estructura social a favor de sus intereses (Finnegan,

2010: 28).

En el caso del Centro Integrador he podido observar cómo docentes, referentes y

militantes reproducen discursos de oportunidades, derechos adquiridos, posibilidades de

formación para obtener mejores trabajos, casi siempre individualizados, pero también

haciendo referencia a un proyecto colectivo, en este caso el del gobierno nacional. Si

bien somos conscientes de estos procesos, y así como lo señalamos varias veces más

arriba no estamos aquí para juzgarlos, es interesante el hecho de que en el Centro

Integrador se ponga énfasis en la restitución de derechos, y la educación como forma de

acceder a una mejor calidad de vida a través de la formación y de obtener mejores

condiciones laborales. 

En la sede del plan FinEs donde realizamos esta investigación podemos ver cómo

entra en tensión la educación popular, sin haber una reflexión explícita sobre la misma

se utiliza retóricamente, por ejemplo cuando se menciona que el objetivo es hacer una

escuela de educación popular, para cuando ya no funcione el FinEs (al tratarse de un

programa, en caso de haber un cambio de gobierno o de políticas dentro de un mismo

gobierno, el programa puede ser cancelado). También se hace mención a los

posicionamientos respecto a los y las estudiantes, y al valor de la palabra y la

experiencia de vida de todas las personas que transitan el espacio.

78 
 
Sin embargo, suele pensarse más el espacio como no formal, en el sentido de

“descontracturado”: de relaciones más fluidas y personales entre las distintas personas

que circulan por el mismo, de ser más comprensivos con las necesidades y problemas de

las y los estudiantes, buscando alternativas a las clases presenciales cuando no pueden

venir a cursar por motivos laborales o familiares o por cuestiones de salud. Todas

cuestiones que si bien no están ausentes en otros espacios educativos aquí son casi

cotidianas (y que, como veremos en el capítulo 5, fueron motivos de abandono en el

pasado). Sin embargo, muchas veces esto entra en contradicción con la burocracia del

plan, que exige la presentación de certificados y documentos para la posterior

acreditación del nivel y que generalmente resulta problemático y conflictivo para

alumnos y referentes.

Como señala Lucía Caisso, el plan FinEs, en mayor medida tal vez que otras

políticas públicas, sufre adaptaciones, tensiones y reformulaciones entre el papel y su

concreción “en terreno”:

En esa “dialéctica compleja” establecida entre políticas, agentes estatales y actores

civiles involucrados se producen actos de apropiación de ciertos elementos (para

cambiar su forma y/o contenido), se sostienen otros como legítimos y se abren

también procesos de negociación, explícita e implícita, por medio de los cuales los

diversos actores imprimen su propia dinámica a los diferentes elementos culturales

en juego (2012: 38). 

En esta “dialéctica compleja”, tema que abordamos en el capítulo 3, se pone en juego

el funcionamiento del plan, donde gran parte de la responsabilidad recae sobre los

participantes directos, quienes deben ocuparse de que se cumplan los objetivos del

programa, ya que existen pocas instancias de control de parte de directivos o inspectores

a las distintas sedes. Sin embargo, y como venimos insistiendo aquí, lo que

79 
 
denominamos objetivos del programa es objeto de disputas varias y puede no coincidir

aquello planteado en resoluciones y normativas, los objetivos de dirigentes y

responsables, y los de los actores directos del programa: referentes de sede, docentes y

estudiantes.

Por esto, se genera en muchos casos un compromiso especial hacia el programa. Esto

se debe en estos casos al rol de los referentes. En mi caso, el hecho de estar Pocha

presente, solicitando a los alumnos y docentes que no falten y cumplan sus

compromisos. A veces, ya que no tienen potestad (tampoco creo que lo hicieran en caso

de tenerla) para intervenir en los contenidos, al siguiente cuatrimestre no solicitan a los

docentes con quienes tuvieron problemas, ya sea con ellos o con los y las estudiantes.

En el caso de los y las docentes, durante mi trabajo de campo presencié buenas

clases, donde la docente logró generar interés por los contenidos dados, demostrando

capacidad y preocupación por desarrollar aprendizajes significativos y llevando las

clases planificadas; seguida de una clase donde la docente no tenía el menor interés en

dar la clase, argumentando que a los y las chicas estas cosas no le sirven, que tienen que

aprender “cosas útiles para la vida”. Al mismo tiempo, muchas experiencias se asocian a

una militancia y compromiso con la educación en general y con el programa en

particular, ya que requiere trabajar en condiciones especiales, muchas veces en zonas

alejadas y en condiciones laborales precarias.

Plan FinEs y educación tradicional 


La ley de Educación Nacional del año 2006 extendió la educación obligatoria hasta

el nivel secundario, y al mismo tiempo estableció que se trata de un derecho social que

debe ser garantizado por el Estado. Esta ley se posiciona en el camino contrario de la

Ley Federal de Educación, que en el año 1993 abría las puertas a una educación
80 
 
privatizada, o a ciertas políticas educativas de países de la región, donde la educación se

convierte en una mercancía regulada por el mercado.

Estos avances son sumamente alentadores pero dejan abierto el interrogante de cómo

mejorar la inclusión (o re-inclusión) de nuevos colectivos a la educación y al mismo

tiempo mejorar la calidad educativa, y de ninguna manera consideramos que estos sean

términos antagónicos o excluyentes. En especial si la otra opción es una escuela elitista,

tal vez de calidad pero para pocos. Sin embargo no queda exento del debate acerca de la

desigualdad educativa:

En este contexto la desigualdad educativa aparece como un problema de justicia

social y a la vez de ciudadanía, ya que cada ciudadano debe tener la posibilidad de

elegir a sus representantes y a participar de la vida política con conocimiento de

causa, lo cual se ve amenazado por el desequilibrio que existe en la distribución de

los conocimientos. Así, la promesa de la igualdad, asociada a la homogeneidad, fue

remplazada por la promesa de la equidad, para impulsar un modo de igualdad

educativa que respetara las diferencias (Alucin, 2013: 53).

El plan FinEs vino a poner en tensión el funcionamiento de la escuela tradicional y

sus alternativas en la educación para adultos. Se trata de un programa novedoso que,

entre las críticas tanto mediáticas como desde la escuela tradicional, ha podido incluir a

un importante número de personas que se encontraban por fuera del sistema educativo,

ya que los jóvenes que abandonan o son expulsados de la escuela encuentran en el

FinEs una manera más accesible de terminar.

La tensión con la educación tradicional se ve en ciertas normativas del FinEs, que

favorecen e impulsan el hecho de que funcione por fuera de las escuelas, lo cual genera

tensiones con el sistema tradicional, al punto que algunos docentes comentan que en sus

81 
 
escuelas no se pueden enterar que también dan clases en el plan FinEs, porque está mal

visto por los directivos.

En el plan FinEs se cruzan distintos niveles de objetivos y motivaciones en torno al

rol y valor de la educación. Los debates sobre inclusión, centrada en la posibilidad, para

muchas personas inédita, de poder finalizar el secundario, y el hecho de que esta nueva

modalidad conlleve o no una pérdida demasiado grande de calidad educativa. En este

sentido cabe pensar que es necesaria una reconfiguración del sistema educativo

tradicional, pensando alternativas novedosas. Por otro lado, distinguir la modalidad de

educación para adultos de la educación común, donde los problemas de repitencia y

sobreedad son problemas recurrentes que se reflejan en la población que asiste al FinEs.

Por esto y para concluir volveremos sobre las palabras de Kessler quien señala:

Alejada la mirada más pesimista de esta disyunción entre la escuela y el trabajo,

podemos pensar en las posibilidades que se abren cuando más generaciones tienen

el acceso a la educación y a las nuevas tecnologías, y el potencial creativo que

depara para nuestros países. Esto no suplanta todos los problemas mencionados, no

niega las desigualdades señaladas ni los problemas de calidad, pero trata de llamar

la atención sobre lo que implica para nuestros países generaciones de sectores

desfavorecidos con más años de educación que sus mayores, con más expectativas

de inclusión cultural. Los resultados pueden sorprendernos. Sin duda parte de la

gran explosión de diversas creaciones culturales en la argentina de los últimos años

está vinculada con la extensión de la educación. No postulamos una visión utópica,

tampoco tenemos certezas de escenarios futuros; sólo podemos decir que si muchos

de los pronósticos negativos del pasado reciente (como por ejemplo, la

profundización de la brecha digital) no se cumplieron, esto nos autoriza a pensar

82 
 
que estas tendencias contrapuestas sin duda encierran muchos problemas, pero

quizás también la fuerza creativa de lo radicalmente nuevo. (2014: 143-144)

A riesgo de resultar reiterativos queremos señalar, para concluir este capítulo, que el

plan FinEs se presenta como una oportunidad novedosa de finalización de estudios

frente a la obligatoriedad planteada por la Ley de Educación Nacional y ante el

vaciamiento que venía sufriendo la modalidad de adultos. Realizarlo en los barrios, con

horarios reducidos y con una estructura no formal, fueron los pilares de un crecimiento

exponencial en un período corto de tiempo. Sin embargo creemos que también llama la

atención del sistema de educación tradicional, ya que si bien el FinEs se presenta como

una alternativa a la escuela de adultos, en la práctica (profundizaremos sobre este punto

en el siguiente capítulo) funciona como una opción ante el fracaso o la expulsión de la

escuela secundaria, especialmente para aquellos jóvenes que tienen entre 18 y 21 años.

En última instancia plantea un debate necesario acerca del sistema educativo, y del

avance hacia una escuela más inclusiva y de calidad.

83 
 
Capítulo 5: Los jóvenes del FinEs.
Educación, trabajo y futuro.

Estudiantes. Hacia quién está orientado.


En este capítulo trabajaremos en torno a las experiencias e historias de jóvenes que

cursaron en el FinEs de Pocha durante el año 2014. Se trata de la gran mayoría de los y

las estudiantes que hicieron el tercer año, sin cursar los dos primeros, debido a la

disposición 9948. Para realizar este capítulo nos basaremos en los registros de campo

realizados a lo largo del año, y en encuestas realizadas a los y las jóvenes.

- Fernando49, que trabaja desde los 13, empezó y abandonó la escuela varias veces:

“cuando empecé el secundario, ahí ya empezaron los problemas porque necesitaba

laburar. Iba a la mañana también, me había cambiado de trabajo y la mayoría de los

laburos que tenía necesitaba que empiece a la mañana y entonces yo no podía así que

perdí un año” (entrevista 08/07/14), luego pudo acomodarse en un turno nocturno pero

volvió a abandonar, esta vez por problemas personales; empezó nuevamente pero lo

llamaron para entrar en el ejército, que tuvo que dejar a causa de un accidente de moto;

a los 21 se anota en el plan FinEs, pero se le superpone con su trabajo de seguridad en

YPF. Finalmente logra recibirse en julio de 2014 y planea anotarse en policía, ya que

según cuenta es su vocación.

- Marcos tiene 24 años, hace cinco abandonó la escuela cuando solo le faltaba un

año, ahora trabaja con su moto como repartidor de una pizzería. En 2013 pasó dos

semanas preso, por intermedio de Pocha y su cercanía a un juez platense tiene la

                                                            
48
   Ver capítulo 2. 
49
   Los nombres fueron modificados para preservar su identidad. 

84 
 
posibilidad de tener una probation50 por la que debe terminar la secundaria. Con su

hermana, con quien vive en San Carlos, atraviesan buena parte de la ciudad para cursar.

Ambos se recibieron junto a Fernando pero Marcos no sabe si anotarse en el curso de

guardavida o en la policía.

- Sofía es la hija de Pocha, tiene 18 años y un embarazo avanzado, la primera mitad

del 2014 debió abandonar la cursada porque sufre mucho el calor y el poco espacio en el

aula, luego del nacimiento de su hijo retoma y logra terminar a fin del mismo año. Su

objetivo era anotarse en Trabajo Social pero finalmente no lo hace.

- Según Pocha los hermanos Sánchez (20 y 22) son de los conflictivos del curso, no

prestan demasiada atención pero hacen las tareas, se sientan en el fondo y sus risas

constituyen una de las principales interrupciones en las clases; ambos trabajan pintando

casas, pero el más joven de los dos está preocupado porque su hermano está por

conseguir trabajo y no sabe qué va a hacer; no tienen claro qué van a hacer luego de

obtener el título.

- Valeria y Manuel (20 y 22) son pareja y viven juntos, él trabaja arreglando

computadoras en su casa y ella en el estudio contable de su tía. Vienen desde Berisso a

cursar y son los “chicos buenos” del curso. Llegan primeros y se van últimos, se

encargan de cerrar las puertas y ventanas del aula y apagar la luz. A fines de 2014

Valeria se inscribió en la carrera de psicología de la UNLP.

                                                            
50
   Suspensión del juicio a prueba: Art. 76 bis del Código Penal: El imputado de un delito de acción 
pública reprimido con pena de reclusión o prisión cuyo máximo no exceda de tres años, podrá solicitar la 
suspensión del juicio a prueba. En los casos de concurso de delitos, el imputado también podrá solicitar 
la suspensión del juicio a prueba si el máximo de la pena de reclusión o prisión aplicable no excediese de 
tres años. Al presentar la solicitud, el imputado deberá ofrecer hacerse cargo de la reparación del daño 
en la medida de lo posible, sin que ello implique confesión ni reconocimiento de la responsabilidad civil 
correspondiente. 

85 
 
- A Pedro fue a inscribirlo su madre al FinEs, tiene 17 años y una orden del Fuero de

Responsabilidad Penal Juvenil con la obligación de terminar el secundario, Pocha dice

que por más que no tenga 18 años lo tienen que anotar igual y que ella lo va a apoyar.

Sólo vino dos clases y no pudo acomodarse a la lógica escolar, a pesar que, al menos en

mi clase, traté de ayudarlo con los trabajos que le costaban más que al resto.

Ellos son algunos de las personas con quienes compartí mi experiencia de campo, sin

ánimo de que resulten representativos, nos muestran algunos ejemplos acerca de quiénes

son los y las estudiantes del FinEs del Centro Integrador, fragmentos de su historia de

vida que me servirán para desarrollar este capítulo.

Una pequeña encuesta que realicé con 41 de mis alumnos y alumnas nos puede

ayudar a aclarar un poco cómo se compone el grupo de estudiantes: en el curso hay

mitad de mujeres y mitad de varones, con un promedio de edad de 22 años, solo hay tres

personas mayores de 30, todas mujeres. En promedio, abandonaron la escuela

tradicional hace cinco años, un poco antes las mujeres que los varones. Sin embargo, si

miramos más detenidamente la gran mayoría abandonó recientemente, lo que los

diferencia de los otros cursos del FinEs de Pocha.

En esta pregunta me comentaron dos cosas, por un lado que no la abandonaron, que

están haciendo el FinEs, desdibujando la línea que lo separa de la escuela tradicional. Y,

por otro lado, algunos habían cambiado la escuela por el FinEs sin pasar por un período

de abandono sino porque lo consideraban conveniente frente a la escuela tradicional.

Vemos aquí, desde otra perspectiva, la disputa escuela tradicional y FinEs, como ante

las dificultades que se le presentan en la primera, algunos jóvenes (mayores de 18,

necesariamente) se inclinan por pasarse al segundo. Los motivos oscilan entre lo difícil

86 
 
del mismo, motivos laborales y familiares hasta un caso donde conflictos con una sola

docente generaron la deserción del alumno.

En relación al trabajo, como señalé más arriba, este curso se caracteriza por estar

orientado a quienes tengan un trabajo y no puedan asistir a los horarios matutinos y

vespertinos por esta razón. Efectivamente, sólo uno de los varones no tiene empleo en la

actualidad, mientras que entre las mujeres más de la mitad tienen. Solamente cuatro

personas no tuvieron nunca un trabajo.

En promedio los varones tuvieron cuatro empleos en su vida, y las mujeres tres. Ellos

empezaron a trabajar en promedio a los 15 años y las mujeres a los 16, es decir, al

menos dos años antes del estipulado para finalizar la escuela secundaria. Si

relacionamos ambos datos nos da un trabajo distinto cada dos años, pero en muchos

casos este promedio es mucho mayor. Varios, a la hora de responder a la pregunta sobre

la cantidad de trabajos me respondieron: “qué se yo, un montón”.

Por otro lado, los trabajos son variados pero no tanto (los que más se repiten son

pintor y niñera): en general se trata de trabajos precarios o poco estables, como

trabajadores autónomos o con familiares. Si bien hay varios trabajos que pueden ser

considerados como oficios, es decir que requieren ciertos conocimientos y calificación,

la mayoría de los estudiantes busca finalizar sus estudios para poder buscar un trabajo

mejor. Considerando las categorías mencionadas en el capítulo dos, prácticamente no

encontramos “empleos de calidad”, en tanto inserción laboral protegida y estable. En

coincidencia con los hallazgos del equipo de Salvia (Salvia y otros, 2006).

Si miramos la pregunta acerca de con quién trabajan, una parte lo hace en relación de

dependencia, pero también aparece un situación bastante común entre jóvenes (¿de

sectores populares?) que es la de trabajar con algún familiar, con quienes aprenden

87 
 
algún oficio como la albañilería, entre otros. Aproximadamente un tercio lo hace con

familiares y el resto se divide entre casas de familia y el trabajo en su propia casa.

En cuanto a las horas de trabajo un tercio de los encuestados declaró trabajar entre 11

y 33 horas semanales, la mitad dijo trabajar entre 31 y 40 horas y sólo cuatro declararon

hacerlo más de 40 horas por semana.

En relación a la familia, la mitad de los encuestados tiene al menos un hijo. Pero son

más las mujeres que los varones quienes tienen hijos. No hay una dicotomía entre vivir

en pareja o vivir con sus padres, sino que muchas veces coinciden. La pareja se va a

vivir a la casa junto a sus padres.

Sobre la distribución espacial de quienes asisten al FinEs pude averiguar que la

mayoría viene desde relativamente cerca pero hay unas cuantas excepciones que vienen

desde lejos, como Berisso o Los Hornos. Ellos son quienes conocen a Pocha y su

trabajo desde antes, o bien llegaron por recomendaciones de ex alumnos, amigos o

familiares. Sin embargo, para mi sorpresa, cuando les pregunté cuánto hacía que

conocían a Pocha, la mayoría declaró que no la conocía desde antes de arrancar el

FinEs. Es decir, si bien hay redes y contactos importantes que acercan a los jóvenes a

este FinEs en particular, no siempre es el caso de estos jóvenes.

En términos generales podemos observar un grupo de jóvenes que ingresaron

temprano al mercado laboral, tuvieron varios trabajos por períodos más o menos cortos

de tiempo y, en no pocos casos, formaron una familia o son madres solteras. Cuando

pudimos interiorizarnos más encontramos que su experiencia escolar se vio

interrumpida por estos motivos. Pero no son los únicos, también vimos que pasar por

experiencias sentimentales fuertes también es un motivo de abandono. No nos

detendremos aquí pero es interesante pensar en cuáles son, si es que las hay, las

88 
 
herramientas que tiene la escuela para retener a los jóvenes que, o bien necesitan

trabajar y no pueden coordinar sus horarios, o bien no encuentran la contención

necesaria para continuar sus estudios. Más allá de estas preguntas vemos que estos

jóvenes encontraron en el plan FinEs un espacio donde finalizar sus estudios. Veamos

ahora cómo ven ellos este proceso.

Qué esperan del FinEs


Los y las estudiantes del FinEs confían en que la escuela les abrirá puertas para: “ser

alguien en la vida” (mujer, 25 años), “no ser un ignorante” (hombre, 22 años), “poder

expresarme mejor” (hombre, 22 años), “aprender bastante para enseñarles a mis hijos y

poder darles un futuro” (mujer, 21 años), “para poder tener un trabajo digno, terminar

rápido el cole y estudiar algo que me guste y me sirva en mi futuro” (mujer, 18 años), o

bien, “porque es básico el secundario” (hombre, 22 años). Estos son unos pocos

registros de sus motivaciones y esperanzas en relación a la educación, demostrando que

en general existe en estos jóvenes confianza en la misma, sumada en algunos casos a

una referencia temporal: hacerlo en poco tiempo.

A diferencia del pasado, donde no encontraron apoyo, o al menos no fue suficiente,

para continuar en la escuela, hoy muchos jóvenes son motivados por sus familias o

compañeros para seguir. Incluso vemos muchas parejas cursando, ya sea juntos, o en

cursos separados o en años consecutivos, apoyándose para terminar el nivel.

Esto nos lleva a pensar con Gabriel Kessler que:

Otro problema detectado en las décadas pasadas, la pérdida de confianza en la

educación como camino al ascenso social, también es puesto en cuestión. Es cierto

que tener diploma ya no parece garantía de un trabajo estable y bien pago. (…)

89 
 
Más que una vía de ascenso seguro y estable, el diploma aparece como un ticket

para poder competir; una condición necesaria pero no suficiente para tentar suerte

en el mundo del trabajo. Más aun, aparece una gran valoración del hecho de tener

un diploma porque sin él “no sos nada”. De este modo, si la carrera estable no está

dada por descontado como una promesa del sistema educativo, no alcanzar dicha

estabilidad no sería vivido como una frustración que erosionaría el interés por la

educación (2014: 143).

Pero no queremos dejar pasar otra caracterización, que vemos en las entrevistas

realizadas a referentes del FinEs, donde podemos encontrar al menos dos descripciones

sobre los perfiles de los y las alumnas: un primer grupo, constituido principalmente por

mujeres de más de 30 años, que abandonaron hace bastante tiempo la escuela y asiste en

busca de una reivindicación, del orgullo de poder terminar, finalmente, la secundaria:

Son personas que se lo deben más como una cuestión de segunda oportunidad, para

enseñarles a sus hijos o para ayudarles a hacer la tarea a los nietos, ese es el relato

que aparece, ‘yo me lo debía porque nunca terminé la secundaria y me siento

frustrada de no poder explicarle a mi nieto una suma’. (Entrevista a referente del

plan FinEs)

Otro grupo está formado por varones y mujeres jóvenes, que abandonaron o fueron

expulsados recientemente de la escuela por distintos motivos, y que encuentran en el

FinEs una opción para terminar rápidamente y con menos exigencias que la escuela

tradicional o la escuela de adultos), pero principalmente un lugar en el barrio:

una parte son los que sufrieron la reforma educativa del noveno, del EGB, que no

pudieron completar el polimodal y se quedaron con el noveno ese y por otro lado,

todos los que han dejado la escuela recientemente, y que se vuelven a incorporar a

terminar la secundaria debido a que hay un Estado que te lo demanda, porque

90 
 
desde el año 2006 el Estado concibe que la educación secundaria debe ser

obligatoria y eso lleva a que haya un mercado laboral que te exige el secundario

(entrevista tallerista del Ministerio de Desarrollo Social para el Plan FinEs).

Sus objetivos son distintos ya que requieren el título para poder integrarse al mercado

de trabajo (muchos para ingresar a la policía, ya sea la municipal o la bonaerense51)

donde el título secundario es obligatorio. Otras opciones que suelen nombrar son entrar

como cadete del servicio penitenciario o, más que nada las mujeres, estudiar enfermería.

El FinEs les da la posibilidad a aquellos que completaron noveno año de terminar la

secundaria en un año, es decir en dos cuatrimestres, ya que ingresan directamente en

tercero. Es por esto que los terceros son los años donde hay mayor concentración de

jóvenes, a los que incluimos en el segundo grupo. Mientras que en primero y segundo

año hay más personas del primer grupo.

En mi curso son mayoritariamente jóvenes adultos que dejaron la escuela (principal,

pero no únicamente, para trabajar) y ahora encuentran una posibilidad de finalizarla

para poder exigir: o bien mejores oportunidades laborales, o un aumento de sueldo, o la

posibilidad de comenzar una formación (con salida laboral). Esta es también una de las

motivaciones de los actores que impulsan el programa en el Centro Integrador.

El FinEs les ofrece la oportunidad a vastos contingentes del acceso a la certificación.

Obtener un título que hoy es obligatorio, tanto para continuar formándose como para

gran parte de los trabajos. Además de esto, y como he podido observar en la sede que

                                                            
51
   Es  interesante  pensar  el  proceso  a  través  del  cual  un  plan  estatal  de  educación  que,  como 
decimos  aquí,  genera  procesos  de  inclusión  que  permiten  a  los  y  las  jóvenes  cumplir  el  objetivo  de 
conseguir un mejor trabajo o formación, decanta, en muchos casos, en un interés casi excluyente por 
ingresar en la policía, es decir al aparato represivo del Estado. En el marco de que el gobernador de la 
provincia, durante 2014 anuncio la contratación de 25 mil nuevos agentes, entre la policía bonaerense y 
las policías municipales. Esto influye en la visión de los estudiantes de que es la mejor alternativa laboral 
ya  que  garantiza  un  trabajo  en  blanco.  Al  mismo  tiempo,  en  la  sede  de  La  Plata  del  FinEs  apuran  los 
títulos de aquellos que se estén preparando para ingresar a esta fuerza. 

91 
 
estudio aquí, permite el acceso a bienes culturales, que en otra época les estaban

vedados. A nuevos espacios de socialización, que, no exentos de conflictos, refuerzan

vínculos barriales previos y crean nuevos. En el Centro Integrador, además se los

acompaña y asesora para que puedan recibir otros subsidios estatales, como el ya

nombrado PROGRESAR o, más recientemente, las inscripciones al plan Hogar, que

subsidia la compra de garrafas.

Estos son los mismos jóvenes de barrios populares que constantemente aparecen en

los medios de comunicación, que son, como describimos en el capítulo 1, construidos

en imágenes públicas como apáticos y desinteresados, cuando no un peligro para el

resto de la sociedad. Estos son los jóvenes que tuvieron que abandonar la escuela

cuando cursaban el secundario. Estos jóvenes, que muchas veces también reproducen

los mismos prejuicios acerca de sus pares, son activos, están construyendo su futuro,

quieren estudiar “para ser alguien” y no quieren ser explotados.

En este capítulo pudimos ver cómo se constituyó el programa FinEs en un espacio

que renueva una institución tradicional, central en la constitución de las subjetividades

en nuestro país y también profundamente criticada y problematizada durante décadas, y

le demuestra nuevas maneras de llevar adelante un proceso educativo, que

necesariamente deberá cambiar y evolucionar, pero que se propone como una apuesta

interesante a futuro.

92 
 
Conclusiones:

Esta tesina aborda, a partir de un estudio de caso, la puesta en práctica de un plan

estatal en territorio. Analizamos cómo se puso en funcionamiento una sede específica

del plan FinEs, con características que la distinguen de otras sedes, pero que reflejan

que uno de los aspectos novedosos del programa es llevar la escuela a los barrios y la

modalidad para lograrlo es involucrar a las organizaciones territoriales en el mismo. Es

decir que es necesario “militarlo” a nivel barrial, articulando con los referentes de las

mismas, que, en principio, deben garantizar el espacio y la matrícula, pero que en un

segundo nivel son quienes se ocupan de la orientación y el funcionamiento del

programa, al proponer a los docentes, al controlar como desempeñan su trabajo y hacer

de nexo entre ellos y los alumnos, o entre los alumnos y las autoridades del plan.

En el capítulo 3 vimos la constitución específica del Centro Integrador “Por un futuro

mejor” en una sede del plan FinEs de un barrio periférico de La Plata, donde en tres

años de funcionamiento cursaron o están cursando más de 300 personas y se recibieron

77; que pasó de tener una sola comisión a tener seis, en tres turnos, cuatro días a la

semana. Donde se logró constituir un ambiente de trabajo agradable, basado en la figura

de su principal referente, Pocha. Todo esto, es su propia casa, demostrando la estrecha

relación entre las políticas públicas de las últimas décadas (no sólo del período

kirchnerista) y los espacios de la vida privada.

Por otro lado, problematizamos la escuela tradicional, así como la modalidad de

adultos y la centralidad, retórica, de la educación popular, que creemos, en el caso del

FinEs, aporta una novedad basada en constituirse como un espacio no formal.

Ofreciendo la oportunidad de obtener la certificación del nivel secundario a vastos

93 
 
contingentes de jóvenes y adultos. En este sentido el FinEs se propone como una

reivindicación para aquellos adultos que abandonaron quizás hace décadas y como una

oportunidad y casi una necesidad para los jóvenes que dejaron sus estudios hace menos

tiempo.

Un debate central, presentado en el capítulo 4, es si es posible una escuela de calidad

e inclusiva. En este punto no sólo creemos que es posible, sino que se trata del desafío

actual de la escuela, que desde 2006 es obligatoria hasta los 18 años, completando el

nivel secundario, y que el FinEs viene a tensionar, al demostrar que muchos jóvenes

encuentran un lugar en el mismo que no encontraron en los espacios por los que

circularon previamente.

Jóvenes de sectores populares que sufren las consecuencias del trabajo precarizado,

al que tienen que acceder prematuramente, al tiempo que empiezan a formar una

familia, más tempranamente si nos guiamos por las estadísticas, que los jóvenes de clase

media o alta. Jóvenes que aparecen casi siempre ligados a imágenes negativas, pero que

casi nunca es posible escuchar su voz y sus opiniones. Esta tesina se propuso poner en

un lugar central sus historias y sus motivaciones, observando cómo transitan en el

Centro Integrador.

La propuesta dentro del plan FinEs que, como decíamos, utiliza una retórica

orientada a la educación popular, muestra en la práctica una orientación hacia la

ampliación o restitución de derechos, casi siempre individuales, lo que la diferencia de

la tradición freireana, donde la educación popular es concebida como una herramienta

para subvertir el orden social. En el caso del Centro Integrador se han hecho

inscripciones a distintos planes y programas estatales, y se ha informado y apoyado a

quienes desearon inscribirse en la universidad para seguir estudiando.

94 
 
Esta tesina buscó aportar al debate por la educación estatal, que luego de un proceso

de ampliación de su matrícula durante las últimas décadas, hoy necesita nuevos

mecanismos de inclusión, que puedan alcanzar a sectores históricamente postergados.

Pero plantea también la necesidad de repensar la escuela existente, que muchas veces se

constituye en un espacio expulsivo, donde se reproduce como un problema recurrente la

repitencia y la sobreedad de los y las alumnas. En una sociedad donde se sigue

valorando a la educación como una parte central de nuestra socialización, así como una

herramienta necesaria para el futuro, muchos jóvenes deben abandonarla para satisfacer

necesidades más inmediatas o atractivas como el ingreso al mundo del trabajo, mientras

que otras veces el abandono se explica en no poder compatibilizar tener hijos y

continuar los estudios.

Esta investigación no concluye aquí, en la actualidad se están realizando diferentes

estudios acerca de un programa que tiene pocos años de vida y también, un campo de

estudios más antiguo y vasto sobre las y los jóvenes de sectores populares; en este

sentido quedan abiertas algunas preguntas sobre las cuales es importante profundizar: en

relación a un tema que es tangencial en esta investigación, la escuela tradicional,

¿cuáles son las causas del alto nivel de repitencia, sobreedad y expulsión de la escuela?,

¿qué sucede con aquellos jóvenes que tienen hijos?, el plan FinEs, ¿se está

constituyendo como un espacio alternativo para estos jóvenes? Por otro lado, ¿qué

articulaciones novedosas de políticas públicas hacia jóvenes existen?, ¿existe una

tendencia a una mayor inclusión, o segmentar el sistema sólo refuerza los mecanismos

de exclusión?; y por último: ¿cuál es el rol de las organizaciones territoriales en la

aplicación de políticas públicas?, ¿se avanza hacia una mayor institucionalización o

profundiza la exclusión? Creemos que profundizar este tipo de investigaciones, que

95 
 
trabajen la articulación de políticas públicas en territorio, es importante tanto para las

ciencias sociales como para el debate político.

Para concluir queremos señalar que muchos jóvenes que en los últimos cinco años

dejaron la escuela tradicional, hoy están finalizando sus estudios en el plan FinEs. A

este sector busca visibilizar esta tesis, poniendo en el centro sus motivaciones, sus

intereses, sus objetivos, y llamando la atención de la necesidad de pensar políticas

novedosas, que superen las medidas que encuentran todas las soluciones en un mayor

punitivismo. Políticas que estén orientadas a la inclusión, a hacer una escuela de calidad

y a la igualdad. Porque los jóvenes de sectores populares son los primeros en ser

expulsados de la escuela y los últimos, si lo consiguen, en obtener un trabajo de calidad.

Consideramos que el plan FinEs, que en un principio no estaba orientado a esta

población pero sin embargo logró captar a este grupo social, incluso con todas sus

deficiencias, hace un llamado de atención que puede aportar a la construcción de “un

futuro mejor”.

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Fuentes estadísticas consultadas:

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Resoluciones consultadas:

Dirección General de Cultura y Educación - Resolución N°3039/03

Dirección General de Cultura y Educación - Resolución N°3635/09

Dirección General de Cultura y Educación - Resolución N°3620/10

Dirección General de Cultura y Educación - Resolución N°444/12

Dirección General de Cultura y Educación - Disposición N°99/12

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