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UNIVERSIDAD CENTRAL DE VENEZUELA

FACULTAD DE CIENCIAS JURIDICAS Y POLITICAS


CENTRO DE ESTUDIOS DE POSTGRADO
DOCTORADO EN CIENCIAS, MENCION CIENCIAS POLITICAS
MATERIA: La discusión Ontológica en la Teoría de las Relaciones
Internacionales
PROFESORA: Dra. Rosa María Pérez Lárez

Trabajo Realizado por:


Doctorando Prof. Carlos S. Luna Ramírez
C.I. V-13.638.099

LA TESIS DE LA PAZ DEMOCRATICA Y SU VALIDEZ ANALITICA Y


POLITICA EN LAS RELACIONES INTERNACIONALES

1.- Introducción

El presente ensayo es un trabajo de investigación que se fundamentará en tres


partes para entender LA TESIS DE LA PAZ DEMOCRATICA Y SU VALIDEZ
ANALITICA Y POLITICA EN LAS RELACIONES INTERNACIONALES. En
primer término, se hablará de la situación de la actual Estructura Internacional
Contemporánea en tiempos de Globalización, que mantiene una división
desigual del mundo entre países desarrollados (donde el desarrollo de sus
instituciones ideales y materiales se asemejaría a una flecha); y
subdesarrollados, quienes se debaten en medio de marchas, contramarchas y
deficiencias con un desarrollo de vuelo en Círculo.

Esto a su vez nos lleva a establecer una relación causal con la pretensión
política en el marco de la Globalización, por parte de los Estados Unidos, de la
expansión y extensión de la Democracia Representativa Liberal como forma
ideal de gobierno. Esto, que se lleva a cabo en los planos de la Política Exterior
y de la Política Internacional, se soporta teóricamente en la llamada “Tesis de
la Paz Democrática”, enfoque que estudiaremos a través de sus dos principales
exponentes como son Michael Doyle y Brian Russett, cosa que es el objetivo
central del presente ensayo, finalizando el mismo, en la aspiración de llenar
muchas de las deficiencias y superficialidades de esta corriente de
pensamiento, con una acumulación de conocimiento e integración con el
Constructivismo Social en Relaciones Internacionales, a los fines de entender

1
por medio de las “Culturas de la Anarquía”, desarrolladas por su principal
autor, Alexander Wendt, el porqué los Estados Democráticos, tienden con
menor regularidad a hacerse la guerra entre ellos, que respecto a Estados No
Democráticos.

2.- El Nuevo Orden Mundial Globalizado: Entre las imágenes de “la Flecha
y el Círculo”

Hablarles a nuestros lectores sobre algo tan complejo como es la


Globalización, inicialmente no es una cosa sencilla, sin embargo,
empezaremos diciendo que eso que llaman Globalización no es algo tan
novedoso dentro de las Relaciones Internacionales como parece. Como todo
proceso histórico –dado que partimos de la idea de que el conocimiento dentro
de las Relaciones Internacionales es acumulativo-, hay unas causas-fuerzas
esenciales que le dan inicio a todo. Para la década de los años setenta, se
empiezan a dar ciertos cambios estructurales dentro del Sistema Internacional
que poco a poco harán que se transforme en otro muy distinto. Por una parte,
proliferan nuevos actores internacionales más allá del Estado1, cosa que hace
que cambie también el concepto de Relaciones Internacionales.
Anteriormente se concebía esto simplemente como las “Relaciones entre
Estados”, más sin embargo, ahora con la aparición y consolidación de las
Organizaciones Internacionales; de las Empresas Transnacionales y
Multinacionales; las Organizaciones No Gubernamentales y el individuo, nos
encontramos con un mundo cada vez más complejo. Todo esto derivó,
asimismo en la multiplicación de temas de agenda más allá de los tradicionales
dentro del marco de la Guerra Fría referidos a Seguridad y Defensa Nacional;
dirigiéndose hacia una zona de temas de baja intensidad, o de “Baja Política”.
Tal es el caso de la economía, de los asuntos sociales, etc.

Todas estas características teórico-conceptuales que exponemos brevemente,


nos conducen a la estructuración de una “Interdependencia Compleja” entre los

1
Definimos actor internacional en correspondencia a la obra de Marcel Merle: “Sociología de las
Relaciones Internacionales”, cuando indica que Actor Internacional será “Todo aquel ente que tiene
capacidad de influencia dentro del Sistema Internacional”

2
pueblos, que en palabras de la Prof. Esther Barbé, viene a ser similar a una
“Tela de Araña”, donde se establecen Relaciones mutuamente costosas para
las partes inmiscuidas, las cuales casi siempre se llevan a cabo sin el control
de las instancias estatales. Este modelo teórico creado por los Profesores Nye
y Keohane, puede ilustrarse de la siguiente forma: (Ver Gráfico Nº 1)

Estado Estado

Organización
Internacional

Sociedad Sociedad

De esta manera, y tomando en cuenta el esquema del Prof. James Rosenau en


su artículo “El Postinternacionalismo en un Mundo Turbulento” otras de las
causas fuerzas que dieron al traste con el advenimiento de la Globalización
como proceso es el Impacto de las Tecnologías y las Comunicaciones
Dinámicas. La importancia real y verdadera de este fenómeno, es que las
distancias geográficas han sido acortadas, las distancias sociales estrechadas
y las barreras económicas sobrepasadas, haciendo así el mundo más pequeño
y sus pueblos cada vez más interconectados. Todo esto ha generado una crisis
política global, ya que estos fenómenos impactan directamente sobre las
nociones de Soberanía (la cual ya no inexpugnable), y de Estado-Nación,
donde ya las fronteras se han hecho más y más porosas y los gobiernos deben
tomar en consideración elementos internos y externos para seleccionar sus
cursos de acción2. En consecuencia, lo que inicialmente parece un fenómeno

2
Se parte de la noción clásica de que los elementos constitutivos del Estado son Territorio, Población,
aplicación de la violencia legítima y reconocimiento internacional, es decir que define que solo el
gobernante es la única autoridad legítima capaz de imponer el monopolio de la violencia; mientras que a
lo externo, habrá una convivencia de unidades políticas, independientes y que determinan su futuro sin la

3
eminentemente producido por la esfera económica, trasciende y pone en
entredicho los canales por los cuales se han llevado a cabo las relaciones
políticas entre las naciones.

La Interdependencia Compleja es un fenómeno de interconexión global


también en cuanto a la política, ya que como nos indica el Prof. Rosenau marca
una estrecha vinculación entre el Micro-Parámetro (Nivel de análisis Individual
que está influida por la revolución de las Capacidades de la Gente) y el Macro-
Parámetro; es decir, como los ciudadanos se interconectan con sus sociedades
y más importante aún, con sus instituciones dentro de un complejo proceso de
articulación de intereses, donde las expectativas son cada vez son más
amplias.

Así, con lo que hemos dicho hasta acá nos encontramos con una serie de
cambios estructurales significativos que se vienen sucediendo a partir de 1989
con la Caída del Muro de Berlín y en 1991 con la Disolución de la Unión de
Repúblicas Soviéticas, acontecimientos que pusieron fin a un orden
internacional con reglas de juego bien definidas como es el de la Guerra Fría,
para dar paso a algo marcado por la continuidad, pero también por la ruptura;
cosa que ha dado por llamar Rosenau como la época de la “Turbulencia
Internacional” o lo que autores como Francis Fukuyama representó como el
“Fin de la Historia y el último hombre” es decir, la victoria del Capitalismo
Liberal, la Democracia Representativa y el Libre Comercio por encima de la
Ideología Socialista y la Economía Controlada por el Estado.

Pero más allá de este planteamiento tremendamente optimista sobre las


Relaciones Internacionales Post Guerra Fría, Rosenau nos ofrece a través de
su paradigma sobre la Turbulencia Internacional, el modelo más explicativo

intervención de ningún agente externo. Ahora bien, desde la década de los años setenta y ahora más con
el devenir de la Globalización, esa distinción de esferas entre lo doméstico y lo internacional se hacen
difusas; las fronteras más porosas y es así como surgen los conceptos de Vulnerabilidad y Sensibilidad, o
lo que entenderemos en términos de la Teoría Sistémica como los estímulos a los cuales se ve sometido el
Estado gracias a la interdependencia, y en consecuencia, este emite respuestas que garanticen su
supervivencia

4
sobre lo que hasta ahora marca el devenir de la Globalización. Así nos refiere
de manera enfática:

“La Política Postinternacional está, quizás más visiblemente marcada


por la Turbulencia, es decir, por dinámicas que incitan conflictos
intensos, desarrollos inesperados, incertidumbres penetrantes y
cambios alteradores” (…) (ROSENAU, James y Mary DURFEE: El
Postinternacionalismo en un Mundo Turbulento”. Pp. 03)

Si la Globalización es un proceso humano en constante cambio y dinamismo,


es sumamente difícil para el teórico de las Relaciones Internacionales
periodizarlo como una forma de aprehenderlo a través del conocimiento. Sin
embargo, se han hecho esfuerzos en aras de establecer etapas que permitan
aminorar la incertidumbre frente a lo desconocido. Así tomaremos en cuenta el
esquema de Porta o de Mearsheimer que recoge Gustavo Palomares Lerma en
su libro “Relaciones internacionales en el siglo XXI” cuando nos señala:

(…) La primera se extiende desde la caída del imperio soviético y la


desaparición en cascada de los Socialismos reales en Europa del Este
hasta el fin de la Guerra del Golfo. En esta primera fase, prevalece
una visión reguladora del orden mundial que enlaza con los supuestos
básicos del Internacionalismo Liberal. Desde esta tradición, tres
condiciones básicas deberían cumplirse para que hay orden mundial:
la implantación de regímenes democráticos a escala planetaria; la
realización de acuerdos entre países para mantener la seguridad
colectiva y cooperativa; y finalmente el funcionamiento de una
economía liberal, esto es, de condiciones que hagan posible el
comercio entre las naciones y por tanto la especialización global. La
segunda etapa se inicia con la Guerra del Golfo y está dominada no
por la idea del fin, sino del retorno de la historia o como lo puso un
autor, por el Regreso del Futuro, donde Futuro quiere decir pasado
(…) en una parte del mundo las Relaciones Internacionales están
pasando por un proceso de cambios cualitativos (claramente en el
mundo que integran los países desarrollados), mientras que en el resto
del planeta, el pasado no hace más que repetirse. Puesto de otro
modo, en un espacio, el tiempo sería como una flecha, y el restante
como un círculo, el del eterno retorno” (PALOMARES LERMA:
“Relaciones Internacionales en el Siglo XXI”. Pp. 26)

Este supuesto triunfo del Internacionalismo Liberal, que hace ver como
principios de extensión universal la Democracia Representativa, la Economía
Capitalista, los Derechos Humanos y una extensión de los valores de la
Civilización Occidental a escala global, como señal de que el mundo luego de
la Guerra Fría sería eminentemente Cooperativo, resultó tan solo un
espejismo en el desierto. Más bien, dentro del reacomodo de las estructuras
5
internacionales caracterizadas por la Turbulencia, se ha provocado el
renacimiento de visiones confrontacionales –es decir, la vuelta del elemento
Poder, propio del Realismo Político-, y de diferenciación cultural. Así cobran
valor las obras del Neorrealista Kenneth Waltz3 y del Choque de Civilizaciones
de Samuel Huntington4.

Tomando en cuenta el aporte de muchos autores de la Historia de las


Relaciones Internacionales, y en especial de Edward H. Carr, el reacomodo de
estructuras en medio de la Turbulencia Internacional nos hace pensar que la
supuesta victoria del liberalismo capitalista –cosa que tiene mucho de
optimismo ingenuo-, que promociona la paz a través de una cooperación
estable, no es más que un breve momento de reposo en medio de la gran
historia de las RR.II. marcada por el conflicto; o peor aún, los conflictos se
localizan en la periferia –países en vías de desarrollo o subdesarrollados-, ya
que resulta más costoso ir a la Guerra entre iguales en el marco de una
Sociedad Internacional Interdependiente; al tiempo que los países que quedan
a la zaga de las Potencias, manejan un discurso dicotómico entre Explotadores
y Explotados, Centro y Periferia o Norte-Sur, que se representa a través de la
Imagen del Pulpo de múltiples cabezas –donde las naciones industrializadas
toman las materias primas de los países del Sur para transformarlas y
devolverlas a sus puntos de partida en forma de bienes elaborados con un
mayor valor agregado, cosa que supuestamente no les permite desarrollarse a
lo largo de los años; razón por la que tratan de emprender un proceso de

3
Kenneth Waltz en su “Teoría de la Política Internacional”, principal obra del Neorrealismo, habla
acerca del hecho de que las Relaciones Internacionales continúan siendo anárquicas –entendiéndose
anárquicas en el sentido de una carencia de una autoridad superior a la de los Estados-Naciones, que
regulen su comportamiento-; razón por la que todavía prevalecen las relaciones basadas en términos de
Poder; siendo la Cooperación un elemento que reconoce esta teoría, pero que estará condicionada por la
anarquía y el poder. Subsecuentemente, un Estado, en su condición de Potencia, cooperará siempre y
cuando esto le resulte conveniente para la reafirmación de su condición estructural, si no, evadirá el
proceso y tratará de actuar de forma autónoma…(Ej.: Política Exterior de Seguridad Preventiva de los
EE.UU.)
4
Esta Teoría que nace de un artículo dentro de la Revista “Foreign Affairs” y que luego se convierte en
un Best Seller “The Clash od Civilizations”, en pocas y simples palabras nos plantea que los nuevos
conflictos no serán por una ratio ideológica como en la Guerra Fría, sino que más bien ahora será
producto de la confrontación entre Culturas, es decir, entre Occidente, quien busca la extensión de sus
valores a escala planetaria, frente a otras como la Civilización Islámica –la cual solo mencionamos por ser
el objeto de este artículo en el caso Iraní-, que reivindica su forma de vida. La incomprensión de un
modelo societal contrastado con el otro, produce lo que Huntington denominará: Líneas de Fractura, a
partir de las cuales se producirá el conflicto.

6
cambio revolucionario del Sistema Económico Internacional, para hacerlo más
justo y equitativo y romper así con las dinámicas imperialistas. (Ver Gráfico Nº
2)

País País
Potencia Potencia

País País
Subdesarrollado Subdesarrollado

Lo cierto es que, bien por cultura o por razones Estructuralistas-Neomarxistas;


el conflicto aún sigue presente en las Relaciones Internacionales signadas por
la Turbulencia. Muestra de ello es la tercera etapa de la Globalización que
comienza a partir de los ataques Terroristas de Al Qaeda a las Torres del World
Trade Center del 11 de Septiembre de 2001; fenómeno que marca el inicio de
la Política de Seguridad Preventiva por parte de la administración de George
W. Bush en los Estados Unidos, que derivó en el ataque al Régimen Talibán en
Afganistán y la invasión de Irak y sucesivo derrocamiento de Saddam Hussein,
por considerarse estos Estados como estimuladores y protectores del
Terrorismo Internacional. Estos sucesos sin duda alguna, trataron de llevar al
Medio Oriente regímenes democráticos representativos al estilo occidental; y al
mismo tiempo le dieron relevancia a los temas duros de agenda internacional,
es decir, del Realismo Político Clásico, lo cual nos hace dudar del arquetipo de
evolución lineal de las Relaciones Internacionales en forma de “Flecha”,
cuando más bien parece que seguimos “volando irremediablemente en
círculo” entre las cuestiones de la Guerra y de la Paz.

7
Ahora bien, ya sea por razones eminentemente pacifistas –para la constitución
de una sociedad internacional cada vez más armónica en el marco de la
Globalización y del Libre Mercado y el Libre Comercio-, o bien con el sentido de
“civilizar” a los pueblos que no tengan este régimen de gobierno, aparece la
Democracia Representativa, como producto exportable que garantizará la paz,
el orden y la estabilidad dentro del Sistema Internacional. De allí a que
pasemos de inmediato a estudiar las partes constitutivas o los “supuestos” de la
llamada “Tesis de la Paz Democrática”

3.- El Liberalismo Político y la Tesis de la Paz Democrática en la Teoría de


las Relaciones Internacionales luego del fin de la Guerra Fría: Nociones
Básicas

Después de haber dicho como está en nuestra opinión, configurado el Sistema


Internacional Postguerra Fría, a través de tres etapas a saber: a) Optimismo
Internacionalista; b) Turbulencia Internacional y c) Reacomodo y vuelta a los
clásicos en el tema central de la Guerra y la Paz; lo cual configura unas
Relaciones Internacionales que se mueven necesariamente en dos tiempos,
unas en términos mayormente pacíficos donde el progreso es la consigna (La
Flecha) y otro donde la dinámica es propia de las marchas, contramarchas y
procesos de definición y consolidación estatal, en el marco de la Periferia (El
Círculo); ahora vamos a estudiar una de las corrientes que componen el
llamado “Quinto Debate de las Relaciones Internacionales, como es la Tesis de
la Paz Democrática.

Dicha tesis podríamos enunciarla de forma sencilla diciendo que,


tradicionalmente los autores que forman parte del Liberalismo y que marcaron
huella en la disciplina de la Teoría de las Relaciones Internacionales desde el
momento de su nacimiento en 1919, por medio de la Escuela de pensamiento
Idealista, establecen un factor de conexión natural entre la Democracia y la
Paz. Al respecto la Profa. Mónica Salomón González nos advierte lo siguiente:

(…) “Desde hace unos quince años, un grupo bastante numeroso de


académicos ha pasado a sostener que ese vínculo se ha podido

8
demostrar empíricamente. Se ha afirmado, en concreto que se cuenta
con sólidas pruebas de que los Estados organizados
democráticamente son, en virtud de sus instituciones y políticas
democráticas más pacíficos que los Estados no democráticos en sus
relaciones internacionales, al menos hacia otros estados
democráticos, por lo que la democracia se presenta como una casi
perfecta condición suficiente para la paz” (GLEDITSCH EN
SALOMON: p.238)

La explicación a este hecho es que los teóricos de la Paz democrática


establecen que la dicotomía Guerra/Paz existe sobre todo entre aquellas
naciones Democráticas y No Democráticas en una mayor medida que entre las
Democráticas, ya que se parte del supuesto –producto de mediciones
cuantitativas- de que los Estados Democráticos (Tesis Monádica) “son más
pacíficas en sus relaciones con los demás Estados que los Estados no Democráticos”
(SALOMON: Pp. 238). Acá vemos como se regresa a la tradición del
pensamiento eminentemente liberal seguida por una larga lista de autores
como Thomas Payne, J.J. Rousseau, Immanuel Kant, Woodrow Wilson,
Normann Angell entre otros.

Sin embargo, existe otra corriente de la Tesis de la Paz Democrática, que por
cierto parece ser la más aceptada, que es la llamada “Tesis Diádica”, a la cual
Salomón cita en su trabajo diciendo que: “no es que las democracias sean menos
violentas que los estados no democráticos, sino que lo que afirma es que las
democracias nunca –o raramente- hacen la guerra a otra democracia” (SALOMON
Pp. 238)

Solo con el ánimo de delimitar más claramente nuestro problema de estudio


cabría hacerse la pregunta de ¿Cuál es el tipo de Democracia del cual estamos
hablando en el presente artículo, que es menos propenso a hacerse la guerra
con otros países bajo esta forma de gobierno? La respuesta es, según Dean
Babst5, es un Sistema Democrático en el que el Poder Legislativo tuviera
control sobre las finanzas nacionales, elegido a través del voto mayoritario,
producto de un proceso electoral competitivo donde al menos participen dos
partidos; al mismo tiempo con un Poder Ejecutivo electo también por voto

5
Dean Babst es el investigador independiente que inicia los estudios cuantitativos de la Tesis de la Paz
Democrática en la Agencia de Control de Narcóticos del Estado de Nueva York en los Estados Unidos de
América

9
mayoritario, y donde este país, o conjunto de países escojan sus autoridades
mediante elecciones secretas, con libertad de prensa y con independencia
política de otras naciones.

Vemos entonces como la Tesis de la Paz Democrática sigue los patrones, y a


su vez trata de universalizarlos, de la Democracia Representativa Liberal de los
Estados Unidos de Norteamérica. Michael Doyle, principal exponente de esta
corriente de pensamiento, señala que lo que se trata de demostrar de manera
práctica es que

“(…) las instituciones y principios liberales llevan a que los Estados


Liberales tengan una Política Exterior diferente a la de los Estados
no liberales, ya que si bien la Política Exterior Liberal no se
caracteriza por ser inherentemente pacífica, los estados liberales
tienden a promover políticas exteriores menos beligerantes en sus
relaciones con otros estados liberales que con los Estados no
liberales (…) Lo demuestra el que, a pesar de que los Estados
Liberales han participado en guerras con la misma frecuencia que los
demás estados, no han entrado nunca en guerra entre si” (DOYLE
en SALOMON: Pp. 241)

Es importante destacar que la Tesis de la Paz Democrática tiene un doble


componente que se puede evidenciar en la obra de dos de sus principales
exponentes: Michael Doyle y B. Russett. Estos serán un componente
cientificista tomado de M. Small y David Singer, de donde se extrae un listado
de guerras que van desde 1817 hasta la guerra Iran-Irak, De acá
supuestamente se evidencia que aquellos estados que mantienen un régimen
democrático liberal, son menos propensos a hacerse la guerra entre ellos, ya
que el idioma y vocabulario institucional manejado por los mismos, está
fundado en las intenciones pacíficas, la moderación y el respeto al Imperio de
la Ley. En otras palabras, los Estados Democráticos Liberales en el ejercicio de
su Política Exterior procurarán no ejercer la intervención extranjera en los
asuntos internos de otra nación, con lo cual se promueve y se defiende la
Libertad de cada Estado (como individuo personificado a “Autodeterminarse”), y
luego de alcanzado este estadio, se puede pasar a establecer relaciones de
igualdad, en el marco Político-Diplomático, Jurídico o comercial de manera
pacífica e interdependiente, creando redes de respeto mutuo.

10
Todo lo anterior tiene una raíz filosófica bien definida en el pensamiento
pacifista y propio de Immanuel Kant y su obra “La Paz Perrpetua”, que da
sentido y razón a la visión emancipadora de las Relaciones Internacionales, a
través de la cual, “las tensiones en las Relaciones Internacionales que conducen a la
guerra se mantendrán hasta que desaparezcan los Estados No Liberales" (PEÑAS:
Pp. 121), ya que mientras que estos existan, las relaciones internacionales no
podrán ser abordadas con base en compromisos y en torno a los arreglos con
los que se resuelven los conflictos a lo interno de los Estados Liberales6. Es por
esto, que para lograr la tan ansiada Paz Perpetua, es necesaria la constitución
de una Comunidad o mejor dicho, una “Federación de Estados Libres”
(Foedum Pacificum) donde la vida sea fundamentalmente llevada bajo cánones
de libertad y moralidad. A partir de acá Michael Doyle, haciendo un puente
contemporáneo con Kant, desarrolla un planteamiento que por medio de
Teorías como la de la Interdependencia Compleja, y sobre todo de la
Globalización, luego de 1991 con la caída del Muro de Berlín y de la Disolución
de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), sirve como principal
postulado político para los Estados Unidos en su Política Exterior Post Guerra
Fría: “La Extensión de la Democracia y del Libre Comercio es la Política
Oficial de los Estados Unidos y de los países occidentales, con lo cual se
vincula la Paz Mundial a la Democracia en los Estados”.

Tal y como indica Francisco Javier Peñas en su trabajo “Liberalismo y


Relaciones Internacionales: La Teoría de la Paz Democrática y sus Críticos” en
palabras de Doyle:
“Kant demuestra que las Repúblicas que sean justas en su
organización interna, que se basen en el consentimiento presumen que
las otras Repúblicas también se basan en el mismo principio de
consentimiento, son justas y por ende merecen la búsqueda de
acuerdos. La experiencia de la Cooperación se retroalimenta y
engendra así una cooperación aún más estrecha. Por su parte, el
Derecho Cosmopolita permite el desarrollo del espíritu del comercio
que para la Teoría liberal es todo menos un juego de suma cero. El
Mutuo beneficio y la exclusión de las decisiones sobre la producción y
la distribución en la esfera de acción del Estado, eliminan además
potenciales conflictos”. (DOYLE en PEÑAS: Pp. 124)

6
Es importante destacar que acá se hace alusión directa al Neoliberalismo institucional, ya que lo que se
darsean efectivos los “Regímenes Internacionales” como conjunto de principios, normas, reglas y
valores que rijan las interacciones a nivel internacional

11
Hay que señalar enfáticamente que de la cita anterior se desprenden dos
elementos fundamentales a tomar en cuenta en la Tesis de la Paz Democrática
a partir del sustrato teórico previsto por Kant en la Paz Perpetua. En primer
término, que el factor de conexión en toda la Comunidad o Federación de
Estados planteada, vendrá dada por la acción racional del Derecho
Internacional Público; mientras que en segundo lugar, los intereses pacíficos de
las naciones serán impulsados por el Comercio, a través de los ideales de la
Sociedad de la República Comercial (Teoría del Dulce Comercio) como
minimizador del conflicto a nivel internacional.

Ahora bien, Doyle, menciona respecto a las relaciones de las naciones liberales
democráticas con países que no lo son, lo siguiente:

“Las relaciones de los países democráticos con los no democráticos


han estado caracterizadas por tres rasgos fundamentales: por la
vehemencia imprudente, que siguiendo a Hume, tiene como resultado
la carencia de espíritu de negociación; por la desidia y supina
complacencia que, también siguiendo a Hume, da lugar al
aislacionismo o a la falta de vigilancia y finalmente por la
incertidumbre inducida por la ambigüedad moral de los principios
liberales que gobiernan la distribución internacional de la
propiedad” (DOYLE en PEÑAS: Pp. 125)

Esto que se expresa en la cita anterior respecto a la relación entre los países
liberales democráticos y quienes no lo son, podemos analizarlo, como parte de
nuestra creencia de que “el conocimiento en el marco de las Relaciones
Internacionales es acumulativo”, por medio de la Teoría de los juegos diciendo
que la Vehemencia Imprudente es la conducta enraizada en los Estados
Democráticos Liberales de “juego suma cero”, o por lo menos “juego suma
variable negativo”, en el que se trata de imponer la Democracia Representativa
Liberal a aquellos que no tienen esta forma de gobierno, de forma de “Cruzada
Ideológica” y hasta casi religiosa, con lo que las relaciones son prácticamente
conflictivas duras, por no distinguir Zonas de acuerdo posible duraderas y
ventajosas para las partes. Por otro lado, estas relaciones, también son
desarrolladas como “diversas expresiones de Imperialismo”, o de
Interdependencia Desigual, cosa con la cual se afecta la independencia de los
Estados receptores por la dependencia hacia los Estados desarrollados.

12
Tal y como nos lo señala Francisco Javier Peñas, Doyle, en trabajos
posteriores nos reafirma lo dicho arriba por nosotros, una doble herencia
liberal: La Pacifista y la Imperialista. La primera se refiere a la idea de la
Unión Pacífica en el marco de una confederación de Estados Libres y
Democráticos, siguiendo a Kant por consiguiente; mientras que en la imagen
del Imperialismo nos viene la imagen de la Visión Hobbessiana y Maquiavélica
en su idea de la Gloria y la Seguridad como parte de la razón de Estado por
medio de la expansión territorial:

“(…) en la medida en que los estados liberales desconfían de aquellos


Estados cuya acción no está limitada por su carácter representativo,
los Estados Liberales están dispuestos a imponer por la fuerza si es
necesario, la democracia, la propiedad privada y los Derechos
individuales, tanto más cuanto que esos Estados que no respetan lo
anterior, carecen de legitimidad interna, y por ende, de legitimidad
internacional”. (DOYLE en PEÑAS: Pp. 125-126)

A pesar de que Michael Doyle es el principal exponente de la Tesis de la Paz


Democrática en el entendido de que pretende, muchas veces sin conseguirlo
de alcanzar categoría de TEORIA, al tratar de establecer una relación
permanente entre una variable independiente (Estados-Naciones
Independientes y Democráticos) y una variable dependiente (la comprobada
ausencia de guerra entre los Estados Democráticos); viene a ser Bruce Russett
quien a través de su libro Grasping the Democratic Peace, quien en 1993, quien
hace el desarrollo más sólido de la Tesis de la Paz Democrática.

Mónica Salomón en su artículo “El Debate sobre la Paz Democrática, una


Aproximación Crítica”, señala de manera resumida los puntos más importantes
de la obra de Russett, que son los siguientes:

1. Los sistemas políticos organizados democráticamente actúan, en


general, bajo restricciones que los hacen más pacíficos en sus
relaciones con otras democracias. Sin embargo, las democracias no
son necesariamente pacíficas en sus relaciones con otras democracias.
2. En el sistema internacional moderno, las democracias tenderán
menos a usar violencia letal contra otras democracias que hacia
Estados gobernados autocráticamente o que los Estados gobernados
autocráticamente entre sí. Además, no hay casos claros de guerras
entre democracias soberanas estables en el moderno sistema
internacional.

13
3. La paz relativa entre democracias es, fundamentalmente,
consecuencia de determinados rasgos de la democracia, y no se debe
exclusivamente a las características económicas o geopolíticas
correlacionadas con la democracia (RUSSETT EN SALOMON: Pp.
243).

En la cita anterior se observa como para Russett, la Tesis de la Paz


Democrática es un planteamiento en doble nivel, en primera instancia parte de
elementos empíricos (que se basan en afirmaciones como “Las Democracias
no se hacen la Guerra”, o por lo menos casi nunca), ya que tienen otros medios
para dirimir sus controversias; así como unos elementos normativos, bajo la
creencia de que las Democracias no deben luchar entre ellas, por lo que la
consecución de la Paz Internacional está ligada a que mientras más
democracias haya en el mundo, más amplia será la zona de paz y menos
enemigos tendrán todas las democracias.

Así Russett sitúa en el ámbito de la Paz Democrática la visión respecto a la


cual las normas, que componen un elemento cultural en el proceso de solución
de controversias en el marco de la Democracia Representativa debe ser
extendido al ámbito de las relaciones internacionales, para así anular la salida
armada del imaginario político internacional, siendo este cambiado por un
proceso sano de competencia, donde las decisiones sean adoptadas por una
mayoría, pero con irrestricto respeto a la voluntad de las minorías.

Sin embargo, esto no será posible mientras existan gobiernos autocráticos que
estén dominados por élites políticas que no respeten los derechos de sus
pueblos, y que por ende respeten los derechos de otro Estado nación, que
además tiene una forma de gobierno totalmente opuesta a la propia. Así,
mientras que no se instaure la “Federación de Estados Democráticos”, nos
moveremos en torno al conflicto dadas las percepciones Amigo-Amigo y
Amigo-Enemigo.

Por otra parte, en el enfoque de Russett se encuentran explicaciones respecto


a la viabilidad de la Tesis de la Paz Democrática a partir de explicaciones a
partir de las Instituciones Políticas Democráticas. Esta explicación, Russett la
expone textualmente de la siguiente manera:

14
“(…) en las democracias, los mecanismos de la división y equilibrio
de poderes del Estado y la necesidad del debate público para
conseguir el apoyo a determinadas decisiones, frenarán o retrasarán
el uso de la violencia a gran escala en el caso de un conflicto
internacional: estos límites a la acción de los gobernantes serán
percibidos como tales por otros gobernantes democráticos7, por lo
que no existirá la amenaza del ataque por sorpresa y se confiará en
mecanismos de resolución pacífica de los conflictos. Estos
mecanismos o frenos a la acción de los gobernantes estarán ausentes
en los Estados autocráticos, y por tanto, la posibilidad de
desencadenar una guerra de forma rápida es más alta; en tales casos
los líderes de los gobiernos democráticos pueden considerar la
posibilidad de una guerra preventiva, en cualquier caso, los líderes
autocráticos pueden considerar dichos límites a la acción como una
debilidad a explotar (…)” (RUSSETT en PEÑAS: Pp. 127)

4.- El Constructivismo Social en la Teoría de las Relaciones


Internacionales y su aporte a la Tesis de la Paz Democrática

Por todo lo desarrollado supra respecto, primero a la situación de la Estructura


Internacional contemporánea, y luego, sobre los postulados esenciales de la
Tesis de la Paz Democrática y sus principales exponentes, como lo son
Michael Doyle y Brian Russett, consideramos que existe un vaso comunicante
y una posible acumulación de conocimientos entre la Tesis de la Paz
Democrática y el Constructivismo Social en las Relaciones Internacionales, por
cuanto esta última es la corriente de pensamiento que no concibe los conflictos
como algo estático, sino que, por el contrario los observa como una obra con
varios escenarios que son producto del conocimiento intersubjetivo a partir de
la formación “Continua y cambiante” de Identidades, Intereses y Percepciones,
los cuales lógicamente, no están previamente formulados.

Todo esto, recordemos es producto del debate suscitado en la década de los


años noventa entre el Racionalismo y el Reflectivismo, donde un grupo de
autores formula una corriente de pensamiento que funda Un Reflectivismo
Moderado o también denominado Modernistas Reflexivos quienes consideran
que la Crisis de la Modernidad es producto de una Fase de Transición a una

7
Acá lo que se trata de demostrar es que existe una determinada racionalidad institucional
democrática que hace que los lenguajes políticos comunes incidan de modo intangible en la toma de
decisiones dentro del Sistema Internacional

15
nueva fase de la modernidad donde quedan desnudas las ambigüedades
del progreso tecnológico y social a nivel global. (La coyuntura actual por
ende no es una ruptura tajante con el pasado, sino que es una ruptura con su
extensión en su escala global) En cualquier caso, estos nuevos enfoques
impulsan una reflexión crítica sobre las vinculaciones entre TEORIA y
PRACTICA POLITICA y entre el Pensamiento y la Realidad Histórica en el
marco de las RR.II. En esta corriente es que aparece y subsecuentemente
predomina el Constructivismo Social en Relaciones Internacionales.

Así, y ya entrando en materia, en la década de los noventa, y en el marco del


Reflectivismo Moderado sale a la luz una corriente, que sin pretender ser una
Teoría –en palabras de su creador, Prof. Alexander Wendt-, quiere contribuir a
ser una suerte de “Teoría Puente” que, tomando elementos Reflectivistas y al
mismo tiempo elementos Racionalistas, una los dos puntos extremos en los
cuales se había dividido las formas de hacer Teoría dentro de las Relaciones
Internacionales. Esta corriente se conoce como Constructivismo Social; y
exalta el papel de las Identidades, las Ideas, los Intereses y las Percepciones
que determinan las acciones de los Estados en su convivir con los demás, así
como que las Instituciones Internacionales vienen a ser formaciones
“Intersubjetivas”, producto del acuerdo entre Primus Inter Pares. Al
respecto, la Profesora Esther Barbé, en su libro Relaciones Internacionales,
refiere lo siguiente respecto al Constructivismo:

“Es un puente entre las tradiciones racionalistas y reflectivistas a


partir del razonamiento liberal de que las Instituciones
Internacionales pueden cambiar las identidades y los intereses de los
Estados. Mi estrategia para construir dicho puente es argumentar
contra la afirmación Neorrealista de que el hecho de confiar tan solo
en las capacidades de uno mismo (autoayuda) deriva de la estructura
anárquica exógena al proceso; sino definiendo que si hoy nos
encontramos en un mundo marcado por la Autoayuda, se debe al
proceso y no a la estructura”

A partir de lo dicho antes, el programa de investigación del Constructivismo no


es una cuestión formal, más bien responde a las “carencias”8 que tienen los

8
Hay que mencionar que las principales carencias que muestran los enfoques racionalistas están en la
explicación de las nociones de cambio y transformación de los diversos órdenes dentro del sistema
internacional.

16
demás enfoques tradicionales de las Relaciones Internacionales, sobre todo
originados a partir del debate Neo-Neo, particularmente en el tratamiento de los
factores Socio-Cognitivos. Es importante afirmar que el Constructivismo no es
una Teoría de las Relaciones Internacionales, más bien es una forma de
interpretación intuitiva de los hechos internacionales o, para ser más elegante,
parte de Hipótesis de Trabajo menos formales (Estudios de Caso) –que
atienden principalmente a los temas de la Política Exterior- que las nacidas por
el modelo racionalista.

“(…) el constructivismo sostiene la idea de que el mundo social, o más


concretamente el sistema internacional, es una construcción humana
basada en ideas compartidas (…) En este sentido los hechos sociales
existen porque atribuimos intersubjetivamente ciertos significados o
funciones a determinados objetos y acciones. Una vez que los
representamos colectivamente, confiriéndoles una existencia, se
convierten en realidad social, con consecuencias reales. Estos
significados intersubjetivos presentan propiedades estructurales en la
medida en que definen los contornos relativos de la realidad social,
convirtiendo ciertas acciones en aceptables o inaceptables, factibles o
no factibles, concebibles o no concebibles (SODUPE: P. 166)

De las consideraciones anteriores se desprende la primera gran conclusión,


que sustenta el nombre de la obra más connotada de Wendt: “Anarchy is what
states make of it” referida a que la Anarquía, que era considerada como una
lógica predeterminada dentro del Sistema Internacional no es tal, sino que está,
así como todas las instituciones –en este caso conceptos- de las Relaciones
Internacionales, son una elaboración intersubjetiva de los Estados, quienes son
personificaciones, a las cuales se les confieren cualidades psicológicas propias
de los seres humanos, tales como la formación de Identidades e Intereses
(Identificación del YO individual, y su búsqueda en el marco de la sociedad) y
de percepciones, o lo que es lo mismo, la resultante de la interacción YO vs. La
Sociedad. Sin querer pecar de reiterativo, diremos entonces que Autoayuda y
el Poder son instituciones creadas por los mismos Estados en su
accionar internacional, y no formas esenciales de anarquía como se dice
tradicionalmente… La Anarquía es lo que los Estados hacen de ella”

De este modo, se puede decir que el Constructivismo Social de Wendt está


totalmente opuesto al determinismo estructural del Neorrealismo, ya que no
toma en cuenta el accionar práctico de las naciones como actores que generan
17
instituciones e IDENTIDADES INTERSUBJETIVAS, sino mas bien atadas a
hacer y pensar siempre en lo mismo: Definir sus intereses en términos de
poder dado que si no lo hacen, habrán otros que lo hagan, y
subsecuentemente se co0nfiertan en amenaza a nuestra propia existencia.
(Ver Gráfico No. 3)

La construcción de Intereses e Identidades va a constituir el centro de atención


del Constructivismo. Así, en lugar de enfatizar exclusivamente los incentivos
materiales, el Constructivismo presta gran atención a la Construcción de
Identidades Intersubjetivas (Principios y valores compartidos, Percepciones
del Mundo, Marcos Históricos-Culturales para así rechazar la lógica Costo-
Beneficio:

“que no concede especial interés a las identidades y los intereses de


los participantes, sino que más bien los trata como factores exógenos
fijos, centrándose en la manera en que los actores se comportan y en
los resultados de sus acciones. Sin embargo, en opinión de Wendt, las
posiciones Neoliberales que sostienen que los procesos y las
instituciones pueden dar lugar a un comportamiento cooperativo a
pesar de la anarquía, se verían reforzadas si contaran con una teoría
sistemática que explicara la transformación de las identidades e
intereses de los actores por parte de los regímenes e instituciones
internacionales. A su vez las teorías Reflectivistas si se ocupan de
cómo las prácticas de conocimiento constituyen a los individuos”
(Wendt en SALOMON: P.14)

Para apoyar aún más la afirmación anterior, hay que dejar claro que este tema
corresponde al debate epistemológico entre Racionalismo y Reflexivismo.
El primero de ellos se comporta bajo una conducta materialista –más en el
Neo-realismo que en el Neo-liberalismo- ya que centran su atención en la

18
Estructura Internacional en términos de distribución de recursos de poder, sin
dar espacio alguno a las ideas. Esta posición se flexibiliza un poco cuando
hablamos del Neo-liberalismo Institucional, pero sólo en lo que respecta a los
Regímenes Internacionales. Ahora bien, el hecho de que los Regímenes
Internacionales definan los comportamientos de los Estados ante el hecho
puntual de cooperar –que es un proceso de interacción sistémica distinto a la
estructura, no contemplan la capacidad integral de que las ideas puedan
construir las necesidades e intereses de los Estados. Para el racionalismo la
cuestión de los intereses es un elemento inherente a su condición de
actores racionales definidos en términos de Poder y Seguridad.

“Los autores constructivistas mantienen que la estructura del sistema


internacional está compuesta fundamentalmente por ideas (…) la
estructura no está definida solo en términos de recursos materiales,
sino también en términos de ideas. Dessler –uno de los autores
constructivistas citados por Kepa Sodupe- habla de Reglas. Estas son
los medios por los cuales los Estados se comunican entre sí y
coordinan sus acciones. Una acción política no depende únicamente
de las capacidades físicas. Requiere también un marco de sentido
que defina, por una parte, hacer reconocible el uso de esas
capacidades –como comportamiento intencionado y con sentido- y
por otra, suministrar la base de las interacciones estatales que
respondan a unas pautas. Por consiguiente los constructivistas
realzan el componente normativo o de ideas de la estructura 9”
(Dessler en SODUPE: P. 167)

Según la cita anterior, el sistema internacional visto por los constructivistas se


basa en un conjunto íntersubjetivo de ideas, las cuales tanto dan origen como
regulan las interacciones entre los diversos agentes que lo componen. Acá
podríamos establecer un paralelismo teórico con lo establecido en el Derecho,
y más específicamente con el Derecho Internacional Público, dada la
proximidad que este tiene con la Teoría al estudiar a las Relaciones
Internacionales como problema central, y más específicamente con la
Costumbre como fuente del Derecho Internacional Público, ya que la
norma proviene de un comportamiento generalizado y repetido por un gran
lapso de tiempo, cosa que hace que el mismo se institucionalice, y haga que
una conducta contraria a él, sea considerado como Incomprensible e
Inadmisible por parte de la colectividad.

9
Negritas propias del autor

19
Sin embargo esta corriente de pensamiento reflexivista-moderada enfoca su
atención primordial en las Reglas Constitutivas. Estas reglas son las que dan
origen a las relaciones sociales internacionales en el marco del Sistema
Internacional, y sirven como canales de “Conformación y Comunicación” entre
sus componentes, mientras que las Reglas Regulativas son aquellas que
mantienen el juego social de una determinada forma, es decir, denota aquello
que puede o no hacerse en el marco del juego social.

“Las reglas constitutivas definen el conjunto de prácticas que hacen


viable un determinado tipo de actividad social, al dejar claro que se
entiende por tal actividad. Quien incumpla una regla de esa
naturaleza torna su comportamiento incomprensible para los demás
participantes. Así, pues, las reglas constitutivas tienen una función
normativa en cuanto proveen marcos de significados, ayudando a los
agentes a entender en que situación se hallan, y consecuentemente,
cuales son en tal situación sus identidades e intereses”. (SODUPE: P.
168)

De esta manera, las instituciones que componen las Relaciones


Internacionales, no son las que estamos acostumbrados a observar dentro del
enfoque racionalista a saber: Estados, Organizaciones Intergubernamentales
como la ONU, la OEA, la Unión Europea, etc., sino que las instituciones a que
hace referencia el Constructivismo Social, son aquellas reglas de
comportamiento, que dan origen a las relaciones sociales más allá de las
fronteras de un país, las cuales se construyen con la participación de todos los
agentes. Tal es el caso de la Soberanía o el multilateralismo.

En conclusión, habría que decir que las Reglas Constitutivas al ser


generadoras del Sistema Internacional tal y como le conocemos, según el
Constructivismo, definen histórica y coyunturalmente el marco de principios y
valores –que por demás tienen la capacidad de ser cambiantes o mejor dicho
maleables- de acuerdo al momento histórico que se vive, los Estados y demás
actores definen sus Intereses y sus Identidades10, cosa que echa por tierra el

10
Cuando hablamos de las Identidades, estamos haciendo alusión a como los decisores de Política
Exterior perciben a su propio país, y como el resto de naciones que forman parte del Sistema
Internacional los perciben a ellos –como amigos o enemigos-. Subsecuentemente, los actores no poseen
una identidad previa o externa a las Reglas Constitutivas, cosa que si pasa en los paradigmas
racionalistas

20
hecho de que los Estados no viven con una maleta de intereses
predeterminada y no mutable.

Otra de las partes importantes del debate entre Racionalismo, Reflexivismo y


Constructivismo Social como Teoría Puente se inscribe en la parte ontológica.
En primera instancia, con la aparición de la corriente del Constructivismo Social
dentro de la disciplina de las Relaciones Internacionales, se inicia la polémica
entre Agente y Estructura.

En este orden de ideas, hay que destacar que el núcleo fuerte del trabajo del
Alexander Wendt –principal autor constructivista- es la cuestión de la Anarquía
dentro del Sistema Internacional en su obra “Anarchy is what status make
of it”. Parafraseando a Wendt, tenemos que decir que el Sistema Internacional
no es Anárquico per sé –entendiendo por anarquía la carencia de un gobierno
central que regule a los Estados como gendarme necesario-, donde la única
motivación de los actores sea maximizar sus ganancias y minimizar sus costos
en función de un Sistema de Auto-Ayuda, cosa que es entendida por el autor
como una cuestión hueca y carente de sentido.

Por el contrario, los Estados y sus decisores, como estructuras compuestas por
las confluencias de percepciones, identidades e intereses formadas
socialmente, actúan de modo distinto hacia quienes son amigos o enemigos,
atendiendo así a los significados que se le atribuyen “ya que los segundos
constituyen una amenaza y los primeros no” (Wendt en SODUPE: P. 170)

No es que los Constructivistas no tomen en cuenta la distribución de poder (o


como indica en su libro el Profesor Kepa Sodupe, “Repartición de
Capacidades”) como factor que motoriza las relaciones internacionales y las
alianzas en un momento dado así como las decisiones que los funcionarios de
Estado puedan emprender, sino que además dependerá del conocimiento de
las identidades entre unos y otros, que generarán tipos de conducta
determinados. Según Wendt, las relaciones internacionales no están definidas
solo por los comportamientos que conllevan a los actores a maximizar
ganancias y minimizar costos – o lo que es lo mismo, el principio racional de la

21
auto-ayuda, en términos de Waltz-, sino que intrínsecamente podemos
ubicarlos en tres tipos ideales o “culturas” dentro de un Sistema Internacional
donde la anarquía es lo predominante.

Siguiendo a Wendt, las culturas o como en lo personal lo hemos llamado “los


arquetipos” conductuales en los que se encuadran los Estados que componen
el Sistema Internacional, son los siguientes:

a. Un comportamiento Hobbesiano: Este escenario fatalista que


sociológicamente partía de considerar al ser humano como “Malo por
naturaleza”, se eleva a una interpretación de las Relaciones Internacionales
marcada por una situación de conflicto existencial o dicho en otras
palabras, por una situación de enemistad radical. Acá, la descripción de
Wendt nos hace pensar por instantes en un juego distributivo donde la
existencia de un actor implica la destrucción del o los otros utilizando, claro
está, la violencia como instrumento.

b. Un escenario Lockeano: Donde las reglas de funcionamiento del juego


es más político, es decir, que los Estados no consideran a las contrapartes
como acérrimos enemigos los cuales hay que destruir, sino que las ven como
“adversarios o rivales”. Acá nos apegamos textualmente a las reflexiones de
Alexander Wendt cuando nos dice:

“A diferencia de un enemigo, un rival es alguien que, en un mundo de


Estados, reconoce nuestro derecho a la soberanía territorial y está
dispuesto a poner límites a la utilización de la violencia en un
conflicto. Continúa rigiendo el principio de Auto-Ayuda ya que cada
actor continúa persiguiendo sus propios fines y sigue identificándose
negativamente con el otro en quien ve un competidor pero las
condiciones de vida en esta cultura son más relajadas y relativamente
más seguras ya que permiten confiar en mayor medida de los aliados
(…) (Wendt en SODUPE: P. 170)

En esta imagen del mundo podemos identificar la situación actual de las


Relaciones Internacionales en tiempos de Globalización, dado que se plantean
en términos de adversarios (donde hay cabida a la cooperación) y no como
rivales acérrimos (donde hay dominación y/o exterminio), conviviendo así dos

22
situaciones donde interactúan sin ser excluyentes el Poder y la
Interdependencia, la cual es la Cooperación con Hegemonía.

c. Una Cultura Kantiana: Acá tenemos el arquetipo Idealista de


funcionamiento del Sistema Internacional, es decir, aquel que dominó el luego
de culminada la Primera Guerra Mundial gracias a los famosos “Catorce
Puntos de Wilson”, Presidente de los Estados Unidos de América y la
subsiguiente formación de la Sociedad de Naciones. En el marco de esta
cultura se tiene una percepción del otro en términos de amistad, gracias a
esto, se dejan atrás las nociones de las Ganancias Relativas, siendo
sustituidas por las Ganancias para la Comunidad, o en otras palabras, las
Ganancias Absolutas. Wendt reflexiona al respecto lo siguiente:

(…) “Entre amigos, las disputas se resuelven sin recurrir a la


violencia, ni a la amenaza y la regla de la ayuda mutua frente a
terceros es la que priva (…) En estos casos, la propia identidad así
como los intereses se definen incluyendo los del otro, lo cual hace
posible una identidad y unos intereses colectivos compartidos con
todos” (Wendt en SODUPE: P. 171)

Después del análisis de todos los elementos del Constructivismo como


elaboración de hipótesis sobre el funcionamiento del Sistema Internacional de
relaciones, tenemos que indicar que este también establece que la “Conducta
del Estado está moldeada por las creencias de la élite gobernante, las normas y las
identidades sociales” (Stephen Walt: p.02); siendo sus principales unidades de
análisis los individuos, y su metodología, trabajar en indagar estudios de casos
concretos, cuestión que hace que esta corriente sea mejor para describir el
contexto de hechos que ya pasaron, el ¿por qué? de los mismos, y no para
predecir el futuro.

Y es precisamente acá donde queremos parar y establecer en lo sucesivo una


relación teórica entre el Constructivismo Social en RR.II. y la Tesis de la Paz
Democrática, dado que Wendt, en su principal libro “Teoría Social de la Política
Internacional”, quiere proporcionar una teoría ubicada en el NIVEL DE
ANALISIS GLOBAL, o lo que es lo mismo diseñar un cuerpo conceptual capaz
de explicar el comportamiento, tanto del todo como las partes que pertenecen

23
al sistema internacional, más en nuestra opinión creemos que la real
importancia del Constructivismo Social, y que representa su valor agregado, se
ubica en el MICRO NIVEL DE ANALISIS, vinculado al estudio de la Política
Exterior de los Estados, más aún cuando, a partir de la idea de la conformación
intersubjetiva de Intereses, Identidades y Percepciones, estos (los Estados) los
definen y se redefinen de acuerdo a expectativas y a condicionamientos de las
relaciones con sus contrapartes.

Para entender mejor el contexto en que nos queremos desenvolver, debemos


desarrollar dos conceptos fundamentales como son el de Política Exterior, que,
en las palabras más sencillas para la comprensión de alguien que se inicie en
el estudio de las Relaciones Internacionales, se define como:

“La Política Exterior es una Política Pública concreta de carácter


RACIONAL, la cual se proyecta hacia afuera, hacia el exterior de las
fronteras nacionales en concordancia con el Interés Nacional y en
ejercicio pleno de la Soberanía del Estado.”.Además, Como toda
política Pública analíticamente concebida constituye, al menos en su
primera instancia, un proceso de fines, objetivos, acciones, medios y
resultados hacia un actor o actores en el Sistema Internacional” tal y
como lo apuntan autores como Yoston Ferrigni, Carlos Guerón y Eva
Josko de Guerón en su libro Hipótesis para el estudio de una Política
Exterior. (Estudio de Caracas)

Del mismo modo y tomando en cuenta lo dicho por otro de los autores
seminales de la disciplina de la Teoría de las Relaciones Internacionales, tal y
como lo es Hans Morgenthau, este nos refiere en su texto: “Otro Gran Debate:
El Interés Nacional de los Estados Unidos”, algo que en el marco del conocimiento
acumulativo que aspira el Constructivismo, se constituye en factor de conexión
entre los orígenes del Racionalismo de la disciplina (Realismo Político Clásico)
y las visiones más vanguardistas a comienzo del siglo XXI, y no es otra cosa
que los Estados tienen un Interés Nacional Fijo (establecido en los Fines
Teleológicos del Estado, los cuales se pueden hallar en el preámbulo de
la Constitución como “Valores Generales e Indivisibles del Estado en su
acción externa”), y un Interés Nacional Variable (definido, como la misma
palabra lo dice, como aquellos Intereses que son cambiantes, y
adaptables a las circunstancias de cada momento histórico).

24
Esto quiere decir, que tomando en cuenta las tres culturas de la anarquía, que
ya hemos explicado supra, los Estados según las circunstancias, pueden
desenvolverse en relaciones AMIGO-AMIGO (Kantiana); RIVAL-RIVAL
(lockeana), donde no habrá una búsqueda de aniquilación de la contraparte
como enemigo existencial, sino que por el contrario, se desempeña un juego de
mutuo respeto a la existencia del otro, acompañado con dinámicas de
Cooperación y Hegemonía según sea el caso, en el marco del orden
internacional establecido; y finalmente, juegos existenciales ENEMIGO-
ENEMIGO. Estas dinámicas de comportamiento se irán determinando de
acuerdo a la percepción, Intereses e Identidades.

Lo dicho supra nos hace pensar en la necesidad de integrar lo dicho por Wendt
en el marco del Constructivismo Social con el estudio sistemático de la
tipología desarrollada por Henry Kissinger en su Libro “A Restored World”, -que
hemos tomado del Libro de DOUGHERTY y PFALTZGRAF: Teorías en
Pugna en las Relaciones Internacionales, donde este connotado analista
internacional y ex Secretario de Estado de los EE.UU. realiza un exhaustivo
análisis de la primera mitad del siglo XIX y la configuración del Sistema de
Estados Naciones para ese entonces. Reconociendo que las circunstancias del
Sistema Internacional no son las mismas, extraemos de este trabajo que,
según Kissinger, a lo largo de la historia, se pueden identificar tres grandes
grupos de naciones, de acuerdo a su conducta y a sus intereses:

1) Actores Pro Status Quo (es decir, aquellos que tienen la capacidad de
determinar las reglas de juego en el Sistema Internacional, y además, salen
beneficiados a través de ellas de manera significativa), lo cual se puede
vincular con la cultura de la Anarquía Lockeana, (Rival-Rival) ya que acá los
Estados se ven impulsados a acatar las Reglas tanto Constitutivas como
Regulativas del Sistema Internacional Intersubjetivo, dado que este favorece a
su Interés Propio, considerándolas subsecuentemente como legítimas por la
distribución positiva del poder;

2) Países Neutrales, (o lo que es lo mismo, aquellas naciones que no tienen la


capacidad en términos de poder para cambiar la estructura del Sistema, y

25
hasta que quizás no están interesados en llevar a cabo una acción de este tipo,
por poder conseguir una distribución marginal de poder a favor suyo, lo cual se
vincula con la cultura Kantiana (Amigo-Amigo) y hay un respeto a las reglas a
raíz de no poseer suficiente Potencial de Poder y por ende se ve obligado por
las grandes potencias;

3) Países Revisionistas (quienes son aquellos que tratan de reunir elementos


de Poder –Tanto Tangibles como Intangibles11- para que, a través de un punto
de quiebre, como puede ser una Guerra, se pueda cambiar, tanto la estructura
de liderazgo dentro del Sistema, como las Reglas de Juego que le rigen, a
favor, claro está de estas Potencias Emergentes que se embarcan en un Juego
Existencial). Sin duda alguna esto se equipara a la Cultura Hobbesiana de la
Anarquía, dado que estos actores consideran Ilegítima la conformación ideal
del sistema y por ende, no solo no la respetan, sino que además trabajan en la
conformación de “Comunidades Epistémicas”, que por todos los medios
posibles generen una corriente de pensamiento paralela que dé cabida a un
proyecto alternativo de Reglas Constitutivas y Regulativas, cambiando así la
naturaleza del Sistema en su conjunto.

De este modo, y desarrollado suficientemente el comportamiento de los


Estados por vía de las Culturas de la Anarquía, así como de las Tipologías
previstas por Kissinger, relacionaremos estos planteamientos con el trabajo de
T. Risse-Kappen (citado por Francisco Javier Peñas), respecto a la Tesis de la
Paz Democrática cundo parte de la interrogante ¿Por qué el dilema de la
Seguridad es menos significativo cuando las democracias se relacionan entre
sí, cuando respecto a los Estados no democráticos si juega un papel
preponderante?

La respuesta pare el autor antes mencionado es que las democracias en gran


medida crean sus vínculos de amistad y enemistad previendo intenciones
agresivas de países revisionistas o defensivas, por parte de las burocracias

11
Se entiende por Elementos Tangibles de Poder Territorio, Población, Recursos Materiales,
Energéticos, Capacidad de Movilización Bélica, etc.; mientras que los Elementos Intangibles responden
a la Masa Crítica; Poder de Cohesión Nacional, de Influencia y la personalidad del Estadista.

26
internas de otros Estados naciones en el marco de sus contactos e
interacciones en el marco del Sistema Internacional. En lo sucesivo, en sus
relaciones con otras democracias representativas (con solidez institucional y
con preceptos similares respecto a la Defensa del Estado de Derecho), las
interacciones se llevarán a cabo bajo las culturas Grosciana (apegada a unas
Reglas Jurídicas) o bien Kantiana (Armónicas en esencia), donde la pauta será
la resolución pacífica de los conflictos, con lo cual se erigirá una “Comunidad
de Seguridad Colectiva”.

Sin embargo, por otra parte las relaciones entre Democracias Representativas
y aquellos Estados Autocráticos, desenvuelve las interacciones en un clima
Realista de relaciones Amigo-Enemigo producto de las percepciones, donde el
conflicto y las guerras están latentes en las mentes de quienes componen las
élites decisorias de los Estados involucrados.

Así, “las percepciones son claves en la actitud de los Estados. La


amistad o enemistad en la Política Internacional no se deriva de la
distribución de poder en el Sistema Internacional como sostendrían
los Realistas, sino que son construidas socialmente y se derivan del
aprendizaje adquirido en la interacción: los Estados infieren actitudes
pacíficas o belicosas del grado de violencia en la que se sustenta la
estructura interna de los otros Estados. En este sentido son las
“percepciones intersubjetivas” las que determinan la amistad o
enemistad en el Sistema Internacional” (RISSE-KAPPEN en
PEÑAS: Pp. 130)

Así, con lo dicho, la Tesis de la Paz Democrática está asociada a dos


elaboraciones previas en el marco de la Teoría de las Relaciones
Internacionales, primero con la Teoría del Neo-Liberalismo Institucional en el
marco del debate diálogo Neo-Neo y como ya se ha dicho, con el
Constructivismo Social en Relaciones Internacionales, ya que en el marco de
las Relaciones entre Estados que mantienen unas vinculaciones AMIGO-
AMIGO, bien por medio de una visión Kantiana o Grosciana de las mismas,
empezarán a actuar en el marco de una confianza mutua, creando un orden
internacional pacífico y/o cooperativo que refuerza las percepciones
positivas.

27
Esto también trae como resultado la formación de comunidades pacíficas,
pluralistas de seguridad colectiva en el marco de los “Regímenes
Internacionales”, es decir que mediante el hecho de la percepción pacífica y
cooperativa entre los Estados, se crean “Normas, Reglas, Valores, Principios y
Prácticas” según S. Krasner, que se van expandiendo a medida que una mayor
cantidad de Estados se adhiere a dichos Intereses y Percepciones. Tal es el
caso de la Comunidad Democrática Interamericana, que bajo el paraguas de la
Carta Democrática Interamericana, reúne a los 34 Estados parte de la
Organización de Estados Americanos, como producto de una serie de sucesos
históricos que va desde los procesos de democratización de los gobiernos en
América Latina desde finales de la década de los setenta y toda la década de
los ochenta, la aprobación de la AG/RES 1080 “Sobre la Democracia
Representativa” y el proceso de Cumbres de las Américas que se iniciara a
partir de 1994.

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