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1.- Introducción
Esto a su vez nos lleva a establecer una relación causal con la pretensión
política en el marco de la Globalización, por parte de los Estados Unidos, de la
expansión y extensión de la Democracia Representativa Liberal como forma
ideal de gobierno. Esto, que se lleva a cabo en los planos de la Política Exterior
y de la Política Internacional, se soporta teóricamente en la llamada “Tesis de
la Paz Democrática”, enfoque que estudiaremos a través de sus dos principales
exponentes como son Michael Doyle y Brian Russett, cosa que es el objetivo
central del presente ensayo, finalizando el mismo, en la aspiración de llenar
muchas de las deficiencias y superficialidades de esta corriente de
pensamiento, con una acumulación de conocimiento e integración con el
Constructivismo Social en Relaciones Internacionales, a los fines de entender
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por medio de las “Culturas de la Anarquía”, desarrolladas por su principal
autor, Alexander Wendt, el porqué los Estados Democráticos, tienden con
menor regularidad a hacerse la guerra entre ellos, que respecto a Estados No
Democráticos.
2.- El Nuevo Orden Mundial Globalizado: Entre las imágenes de “la Flecha
y el Círculo”
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Definimos actor internacional en correspondencia a la obra de Marcel Merle: “Sociología de las
Relaciones Internacionales”, cuando indica que Actor Internacional será “Todo aquel ente que tiene
capacidad de influencia dentro del Sistema Internacional”
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pueblos, que en palabras de la Prof. Esther Barbé, viene a ser similar a una
“Tela de Araña”, donde se establecen Relaciones mutuamente costosas para
las partes inmiscuidas, las cuales casi siempre se llevan a cabo sin el control
de las instancias estatales. Este modelo teórico creado por los Profesores Nye
y Keohane, puede ilustrarse de la siguiente forma: (Ver Gráfico Nº 1)
Estado Estado
Organización
Internacional
Sociedad Sociedad
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Se parte de la noción clásica de que los elementos constitutivos del Estado son Territorio, Población,
aplicación de la violencia legítima y reconocimiento internacional, es decir que define que solo el
gobernante es la única autoridad legítima capaz de imponer el monopolio de la violencia; mientras que a
lo externo, habrá una convivencia de unidades políticas, independientes y que determinan su futuro sin la
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eminentemente producido por la esfera económica, trasciende y pone en
entredicho los canales por los cuales se han llevado a cabo las relaciones
políticas entre las naciones.
Así, con lo que hemos dicho hasta acá nos encontramos con una serie de
cambios estructurales significativos que se vienen sucediendo a partir de 1989
con la Caída del Muro de Berlín y en 1991 con la Disolución de la Unión de
Repúblicas Soviéticas, acontecimientos que pusieron fin a un orden
internacional con reglas de juego bien definidas como es el de la Guerra Fría,
para dar paso a algo marcado por la continuidad, pero también por la ruptura;
cosa que ha dado por llamar Rosenau como la época de la “Turbulencia
Internacional” o lo que autores como Francis Fukuyama representó como el
“Fin de la Historia y el último hombre” es decir, la victoria del Capitalismo
Liberal, la Democracia Representativa y el Libre Comercio por encima de la
Ideología Socialista y la Economía Controlada por el Estado.
intervención de ningún agente externo. Ahora bien, desde la década de los años setenta y ahora más con
el devenir de la Globalización, esa distinción de esferas entre lo doméstico y lo internacional se hacen
difusas; las fronteras más porosas y es así como surgen los conceptos de Vulnerabilidad y Sensibilidad, o
lo que entenderemos en términos de la Teoría Sistémica como los estímulos a los cuales se ve sometido el
Estado gracias a la interdependencia, y en consecuencia, este emite respuestas que garanticen su
supervivencia
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sobre lo que hasta ahora marca el devenir de la Globalización. Así nos refiere
de manera enfática:
Este supuesto triunfo del Internacionalismo Liberal, que hace ver como
principios de extensión universal la Democracia Representativa, la Economía
Capitalista, los Derechos Humanos y una extensión de los valores de la
Civilización Occidental a escala global, como señal de que el mundo luego de
la Guerra Fría sería eminentemente Cooperativo, resultó tan solo un
espejismo en el desierto. Más bien, dentro del reacomodo de las estructuras
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internacionales caracterizadas por la Turbulencia, se ha provocado el
renacimiento de visiones confrontacionales –es decir, la vuelta del elemento
Poder, propio del Realismo Político-, y de diferenciación cultural. Así cobran
valor las obras del Neorrealista Kenneth Waltz3 y del Choque de Civilizaciones
de Samuel Huntington4.
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Kenneth Waltz en su “Teoría de la Política Internacional”, principal obra del Neorrealismo, habla
acerca del hecho de que las Relaciones Internacionales continúan siendo anárquicas –entendiéndose
anárquicas en el sentido de una carencia de una autoridad superior a la de los Estados-Naciones, que
regulen su comportamiento-; razón por la que todavía prevalecen las relaciones basadas en términos de
Poder; siendo la Cooperación un elemento que reconoce esta teoría, pero que estará condicionada por la
anarquía y el poder. Subsecuentemente, un Estado, en su condición de Potencia, cooperará siempre y
cuando esto le resulte conveniente para la reafirmación de su condición estructural, si no, evadirá el
proceso y tratará de actuar de forma autónoma…(Ej.: Política Exterior de Seguridad Preventiva de los
EE.UU.)
4
Esta Teoría que nace de un artículo dentro de la Revista “Foreign Affairs” y que luego se convierte en
un Best Seller “The Clash od Civilizations”, en pocas y simples palabras nos plantea que los nuevos
conflictos no serán por una ratio ideológica como en la Guerra Fría, sino que más bien ahora será
producto de la confrontación entre Culturas, es decir, entre Occidente, quien busca la extensión de sus
valores a escala planetaria, frente a otras como la Civilización Islámica –la cual solo mencionamos por ser
el objeto de este artículo en el caso Iraní-, que reivindica su forma de vida. La incomprensión de un
modelo societal contrastado con el otro, produce lo que Huntington denominará: Líneas de Fractura, a
partir de las cuales se producirá el conflicto.
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cambio revolucionario del Sistema Económico Internacional, para hacerlo más
justo y equitativo y romper así con las dinámicas imperialistas. (Ver Gráfico Nº
2)
País País
Potencia Potencia
País País
Subdesarrollado Subdesarrollado
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Ahora bien, ya sea por razones eminentemente pacifistas –para la constitución
de una sociedad internacional cada vez más armónica en el marco de la
Globalización y del Libre Mercado y el Libre Comercio-, o bien con el sentido de
“civilizar” a los pueblos que no tengan este régimen de gobierno, aparece la
Democracia Representativa, como producto exportable que garantizará la paz,
el orden y la estabilidad dentro del Sistema Internacional. De allí a que
pasemos de inmediato a estudiar las partes constitutivas o los “supuestos” de la
llamada “Tesis de la Paz Democrática”
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demostrar empíricamente. Se ha afirmado, en concreto que se cuenta
con sólidas pruebas de que los Estados organizados
democráticamente son, en virtud de sus instituciones y políticas
democráticas más pacíficos que los Estados no democráticos en sus
relaciones internacionales, al menos hacia otros estados
democráticos, por lo que la democracia se presenta como una casi
perfecta condición suficiente para la paz” (GLEDITSCH EN
SALOMON: p.238)
Sin embargo, existe otra corriente de la Tesis de la Paz Democrática, que por
cierto parece ser la más aceptada, que es la llamada “Tesis Diádica”, a la cual
Salomón cita en su trabajo diciendo que: “no es que las democracias sean menos
violentas que los estados no democráticos, sino que lo que afirma es que las
democracias nunca –o raramente- hacen la guerra a otra democracia” (SALOMON
Pp. 238)
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Dean Babst es el investigador independiente que inicia los estudios cuantitativos de la Tesis de la Paz
Democrática en la Agencia de Control de Narcóticos del Estado de Nueva York en los Estados Unidos de
América
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mayoritario, y donde este país, o conjunto de países escojan sus autoridades
mediante elecciones secretas, con libertad de prensa y con independencia
política de otras naciones.
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Todo lo anterior tiene una raíz filosófica bien definida en el pensamiento
pacifista y propio de Immanuel Kant y su obra “La Paz Perrpetua”, que da
sentido y razón a la visión emancipadora de las Relaciones Internacionales, a
través de la cual, “las tensiones en las Relaciones Internacionales que conducen a la
guerra se mantendrán hasta que desaparezcan los Estados No Liberales" (PEÑAS:
Pp. 121), ya que mientras que estos existan, las relaciones internacionales no
podrán ser abordadas con base en compromisos y en torno a los arreglos con
los que se resuelven los conflictos a lo interno de los Estados Liberales6. Es por
esto, que para lograr la tan ansiada Paz Perpetua, es necesaria la constitución
de una Comunidad o mejor dicho, una “Federación de Estados Libres”
(Foedum Pacificum) donde la vida sea fundamentalmente llevada bajo cánones
de libertad y moralidad. A partir de acá Michael Doyle, haciendo un puente
contemporáneo con Kant, desarrolla un planteamiento que por medio de
Teorías como la de la Interdependencia Compleja, y sobre todo de la
Globalización, luego de 1991 con la caída del Muro de Berlín y de la Disolución
de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), sirve como principal
postulado político para los Estados Unidos en su Política Exterior Post Guerra
Fría: “La Extensión de la Democracia y del Libre Comercio es la Política
Oficial de los Estados Unidos y de los países occidentales, con lo cual se
vincula la Paz Mundial a la Democracia en los Estados”.
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Es importante destacar que acá se hace alusión directa al Neoliberalismo institucional, ya que lo que se
darsean efectivos los “Regímenes Internacionales” como conjunto de principios, normas, reglas y
valores que rijan las interacciones a nivel internacional
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Hay que señalar enfáticamente que de la cita anterior se desprenden dos
elementos fundamentales a tomar en cuenta en la Tesis de la Paz Democrática
a partir del sustrato teórico previsto por Kant en la Paz Perpetua. En primer
término, que el factor de conexión en toda la Comunidad o Federación de
Estados planteada, vendrá dada por la acción racional del Derecho
Internacional Público; mientras que en segundo lugar, los intereses pacíficos de
las naciones serán impulsados por el Comercio, a través de los ideales de la
Sociedad de la República Comercial (Teoría del Dulce Comercio) como
minimizador del conflicto a nivel internacional.
Ahora bien, Doyle, menciona respecto a las relaciones de las naciones liberales
democráticas con países que no lo son, lo siguiente:
Esto que se expresa en la cita anterior respecto a la relación entre los países
liberales democráticos y quienes no lo son, podemos analizarlo, como parte de
nuestra creencia de que “el conocimiento en el marco de las Relaciones
Internacionales es acumulativo”, por medio de la Teoría de los juegos diciendo
que la Vehemencia Imprudente es la conducta enraizada en los Estados
Democráticos Liberales de “juego suma cero”, o por lo menos “juego suma
variable negativo”, en el que se trata de imponer la Democracia Representativa
Liberal a aquellos que no tienen esta forma de gobierno, de forma de “Cruzada
Ideológica” y hasta casi religiosa, con lo que las relaciones son prácticamente
conflictivas duras, por no distinguir Zonas de acuerdo posible duraderas y
ventajosas para las partes. Por otro lado, estas relaciones, también son
desarrolladas como “diversas expresiones de Imperialismo”, o de
Interdependencia Desigual, cosa con la cual se afecta la independencia de los
Estados receptores por la dependencia hacia los Estados desarrollados.
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Tal y como nos lo señala Francisco Javier Peñas, Doyle, en trabajos
posteriores nos reafirma lo dicho arriba por nosotros, una doble herencia
liberal: La Pacifista y la Imperialista. La primera se refiere a la idea de la
Unión Pacífica en el marco de una confederación de Estados Libres y
Democráticos, siguiendo a Kant por consiguiente; mientras que en la imagen
del Imperialismo nos viene la imagen de la Visión Hobbessiana y Maquiavélica
en su idea de la Gloria y la Seguridad como parte de la razón de Estado por
medio de la expansión territorial:
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3. La paz relativa entre democracias es, fundamentalmente,
consecuencia de determinados rasgos de la democracia, y no se debe
exclusivamente a las características económicas o geopolíticas
correlacionadas con la democracia (RUSSETT EN SALOMON: Pp.
243).
Sin embargo, esto no será posible mientras existan gobiernos autocráticos que
estén dominados por élites políticas que no respeten los derechos de sus
pueblos, y que por ende respeten los derechos de otro Estado nación, que
además tiene una forma de gobierno totalmente opuesta a la propia. Así,
mientras que no se instaure la “Federación de Estados Democráticos”, nos
moveremos en torno al conflicto dadas las percepciones Amigo-Amigo y
Amigo-Enemigo.
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“(…) en las democracias, los mecanismos de la división y equilibrio
de poderes del Estado y la necesidad del debate público para
conseguir el apoyo a determinadas decisiones, frenarán o retrasarán
el uso de la violencia a gran escala en el caso de un conflicto
internacional: estos límites a la acción de los gobernantes serán
percibidos como tales por otros gobernantes democráticos7, por lo
que no existirá la amenaza del ataque por sorpresa y se confiará en
mecanismos de resolución pacífica de los conflictos. Estos
mecanismos o frenos a la acción de los gobernantes estarán ausentes
en los Estados autocráticos, y por tanto, la posibilidad de
desencadenar una guerra de forma rápida es más alta; en tales casos
los líderes de los gobiernos democráticos pueden considerar la
posibilidad de una guerra preventiva, en cualquier caso, los líderes
autocráticos pueden considerar dichos límites a la acción como una
debilidad a explotar (…)” (RUSSETT en PEÑAS: Pp. 127)
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Acá lo que se trata de demostrar es que existe una determinada racionalidad institucional
democrática que hace que los lenguajes políticos comunes incidan de modo intangible en la toma de
decisiones dentro del Sistema Internacional
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nueva fase de la modernidad donde quedan desnudas las ambigüedades
del progreso tecnológico y social a nivel global. (La coyuntura actual por
ende no es una ruptura tajante con el pasado, sino que es una ruptura con su
extensión en su escala global) En cualquier caso, estos nuevos enfoques
impulsan una reflexión crítica sobre las vinculaciones entre TEORIA y
PRACTICA POLITICA y entre el Pensamiento y la Realidad Histórica en el
marco de las RR.II. En esta corriente es que aparece y subsecuentemente
predomina el Constructivismo Social en Relaciones Internacionales.
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Hay que mencionar que las principales carencias que muestran los enfoques racionalistas están en la
explicación de las nociones de cambio y transformación de los diversos órdenes dentro del sistema
internacional.
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demás enfoques tradicionales de las Relaciones Internacionales, sobre todo
originados a partir del debate Neo-Neo, particularmente en el tratamiento de los
factores Socio-Cognitivos. Es importante afirmar que el Constructivismo no es
una Teoría de las Relaciones Internacionales, más bien es una forma de
interpretación intuitiva de los hechos internacionales o, para ser más elegante,
parte de Hipótesis de Trabajo menos formales (Estudios de Caso) –que
atienden principalmente a los temas de la Política Exterior- que las nacidas por
el modelo racionalista.
Para apoyar aún más la afirmación anterior, hay que dejar claro que este tema
corresponde al debate epistemológico entre Racionalismo y Reflexivismo.
El primero de ellos se comporta bajo una conducta materialista –más en el
Neo-realismo que en el Neo-liberalismo- ya que centran su atención en la
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Estructura Internacional en términos de distribución de recursos de poder, sin
dar espacio alguno a las ideas. Esta posición se flexibiliza un poco cuando
hablamos del Neo-liberalismo Institucional, pero sólo en lo que respecta a los
Regímenes Internacionales. Ahora bien, el hecho de que los Regímenes
Internacionales definan los comportamientos de los Estados ante el hecho
puntual de cooperar –que es un proceso de interacción sistémica distinto a la
estructura, no contemplan la capacidad integral de que las ideas puedan
construir las necesidades e intereses de los Estados. Para el racionalismo la
cuestión de los intereses es un elemento inherente a su condición de
actores racionales definidos en términos de Poder y Seguridad.
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Negritas propias del autor
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Sin embargo esta corriente de pensamiento reflexivista-moderada enfoca su
atención primordial en las Reglas Constitutivas. Estas reglas son las que dan
origen a las relaciones sociales internacionales en el marco del Sistema
Internacional, y sirven como canales de “Conformación y Comunicación” entre
sus componentes, mientras que las Reglas Regulativas son aquellas que
mantienen el juego social de una determinada forma, es decir, denota aquello
que puede o no hacerse en el marco del juego social.
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Cuando hablamos de las Identidades, estamos haciendo alusión a como los decisores de Política
Exterior perciben a su propio país, y como el resto de naciones que forman parte del Sistema
Internacional los perciben a ellos –como amigos o enemigos-. Subsecuentemente, los actores no poseen
una identidad previa o externa a las Reglas Constitutivas, cosa que si pasa en los paradigmas
racionalistas
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hecho de que los Estados no viven con una maleta de intereses
predeterminada y no mutable.
En este orden de ideas, hay que destacar que el núcleo fuerte del trabajo del
Alexander Wendt –principal autor constructivista- es la cuestión de la Anarquía
dentro del Sistema Internacional en su obra “Anarchy is what status make
of it”. Parafraseando a Wendt, tenemos que decir que el Sistema Internacional
no es Anárquico per sé –entendiendo por anarquía la carencia de un gobierno
central que regule a los Estados como gendarme necesario-, donde la única
motivación de los actores sea maximizar sus ganancias y minimizar sus costos
en función de un Sistema de Auto-Ayuda, cosa que es entendida por el autor
como una cuestión hueca y carente de sentido.
Por el contrario, los Estados y sus decisores, como estructuras compuestas por
las confluencias de percepciones, identidades e intereses formadas
socialmente, actúan de modo distinto hacia quienes son amigos o enemigos,
atendiendo así a los significados que se le atribuyen “ya que los segundos
constituyen una amenaza y los primeros no” (Wendt en SODUPE: P. 170)
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auto-ayuda, en términos de Waltz-, sino que intrínsecamente podemos
ubicarlos en tres tipos ideales o “culturas” dentro de un Sistema Internacional
donde la anarquía es lo predominante.
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situaciones donde interactúan sin ser excluyentes el Poder y la
Interdependencia, la cual es la Cooperación con Hegemonía.
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al sistema internacional, más en nuestra opinión creemos que la real
importancia del Constructivismo Social, y que representa su valor agregado, se
ubica en el MICRO NIVEL DE ANALISIS, vinculado al estudio de la Política
Exterior de los Estados, más aún cuando, a partir de la idea de la conformación
intersubjetiva de Intereses, Identidades y Percepciones, estos (los Estados) los
definen y se redefinen de acuerdo a expectativas y a condicionamientos de las
relaciones con sus contrapartes.
Del mismo modo y tomando en cuenta lo dicho por otro de los autores
seminales de la disciplina de la Teoría de las Relaciones Internacionales, tal y
como lo es Hans Morgenthau, este nos refiere en su texto: “Otro Gran Debate:
El Interés Nacional de los Estados Unidos”, algo que en el marco del conocimiento
acumulativo que aspira el Constructivismo, se constituye en factor de conexión
entre los orígenes del Racionalismo de la disciplina (Realismo Político Clásico)
y las visiones más vanguardistas a comienzo del siglo XXI, y no es otra cosa
que los Estados tienen un Interés Nacional Fijo (establecido en los Fines
Teleológicos del Estado, los cuales se pueden hallar en el preámbulo de
la Constitución como “Valores Generales e Indivisibles del Estado en su
acción externa”), y un Interés Nacional Variable (definido, como la misma
palabra lo dice, como aquellos Intereses que son cambiantes, y
adaptables a las circunstancias de cada momento histórico).
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Esto quiere decir, que tomando en cuenta las tres culturas de la anarquía, que
ya hemos explicado supra, los Estados según las circunstancias, pueden
desenvolverse en relaciones AMIGO-AMIGO (Kantiana); RIVAL-RIVAL
(lockeana), donde no habrá una búsqueda de aniquilación de la contraparte
como enemigo existencial, sino que por el contrario, se desempeña un juego de
mutuo respeto a la existencia del otro, acompañado con dinámicas de
Cooperación y Hegemonía según sea el caso, en el marco del orden
internacional establecido; y finalmente, juegos existenciales ENEMIGO-
ENEMIGO. Estas dinámicas de comportamiento se irán determinando de
acuerdo a la percepción, Intereses e Identidades.
Lo dicho supra nos hace pensar en la necesidad de integrar lo dicho por Wendt
en el marco del Constructivismo Social con el estudio sistemático de la
tipología desarrollada por Henry Kissinger en su Libro “A Restored World”, -que
hemos tomado del Libro de DOUGHERTY y PFALTZGRAF: Teorías en
Pugna en las Relaciones Internacionales, donde este connotado analista
internacional y ex Secretario de Estado de los EE.UU. realiza un exhaustivo
análisis de la primera mitad del siglo XIX y la configuración del Sistema de
Estados Naciones para ese entonces. Reconociendo que las circunstancias del
Sistema Internacional no son las mismas, extraemos de este trabajo que,
según Kissinger, a lo largo de la historia, se pueden identificar tres grandes
grupos de naciones, de acuerdo a su conducta y a sus intereses:
1) Actores Pro Status Quo (es decir, aquellos que tienen la capacidad de
determinar las reglas de juego en el Sistema Internacional, y además, salen
beneficiados a través de ellas de manera significativa), lo cual se puede
vincular con la cultura de la Anarquía Lockeana, (Rival-Rival) ya que acá los
Estados se ven impulsados a acatar las Reglas tanto Constitutivas como
Regulativas del Sistema Internacional Intersubjetivo, dado que este favorece a
su Interés Propio, considerándolas subsecuentemente como legítimas por la
distribución positiva del poder;
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hasta que quizás no están interesados en llevar a cabo una acción de este tipo,
por poder conseguir una distribución marginal de poder a favor suyo, lo cual se
vincula con la cultura Kantiana (Amigo-Amigo) y hay un respeto a las reglas a
raíz de no poseer suficiente Potencial de Poder y por ende se ve obligado por
las grandes potencias;
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Se entiende por Elementos Tangibles de Poder Territorio, Población, Recursos Materiales,
Energéticos, Capacidad de Movilización Bélica, etc.; mientras que los Elementos Intangibles responden
a la Masa Crítica; Poder de Cohesión Nacional, de Influencia y la personalidad del Estadista.
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internas de otros Estados naciones en el marco de sus contactos e
interacciones en el marco del Sistema Internacional. En lo sucesivo, en sus
relaciones con otras democracias representativas (con solidez institucional y
con preceptos similares respecto a la Defensa del Estado de Derecho), las
interacciones se llevarán a cabo bajo las culturas Grosciana (apegada a unas
Reglas Jurídicas) o bien Kantiana (Armónicas en esencia), donde la pauta será
la resolución pacífica de los conflictos, con lo cual se erigirá una “Comunidad
de Seguridad Colectiva”.
Sin embargo, por otra parte las relaciones entre Democracias Representativas
y aquellos Estados Autocráticos, desenvuelve las interacciones en un clima
Realista de relaciones Amigo-Enemigo producto de las percepciones, donde el
conflicto y las guerras están latentes en las mentes de quienes componen las
élites decisorias de los Estados involucrados.
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Esto también trae como resultado la formación de comunidades pacíficas,
pluralistas de seguridad colectiva en el marco de los “Regímenes
Internacionales”, es decir que mediante el hecho de la percepción pacífica y
cooperativa entre los Estados, se crean “Normas, Reglas, Valores, Principios y
Prácticas” según S. Krasner, que se van expandiendo a medida que una mayor
cantidad de Estados se adhiere a dichos Intereses y Percepciones. Tal es el
caso de la Comunidad Democrática Interamericana, que bajo el paraguas de la
Carta Democrática Interamericana, reúne a los 34 Estados parte de la
Organización de Estados Americanos, como producto de una serie de sucesos
históricos que va desde los procesos de democratización de los gobiernos en
América Latina desde finales de la década de los setenta y toda la década de
los ochenta, la aprobación de la AG/RES 1080 “Sobre la Democracia
Representativa” y el proceso de Cumbres de las Américas que se iniciara a
partir de 1994.
5.-Bibliografía Consultada
28
BARTOLOME, Mariano César: “El Verdadero Impacto de la Paz
Democrática en la Seguridad Hemisférica”. Revista Agenda Internacional.
Número 4. Pp. 66-81.
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Internacional del Departamento de Estado de los EE.UU. Washington D.C.-
EE.UU., 126 Pp.
30
WALTZ, Kenneth (1999): Globalization and Governance. American Political
Science Association. Estados Unidos de América. www.apsanet.com
WENDT, Alexander (1992) Anarchy is What States Make of It. Tbe Social
Construction of Power Politics. En Viotti Paul y Mark Kauppi (eds)
International Relations Theory, Boston: Ally and Bacon.
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