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SILVESTRE PROTEGIDA
A. BIEN JURÍDICO
PROTEGIDO
1. DESCRIPCIÓN TÍPICA:
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1.1. ACCIONES TÍPICAS:
o Adquirir.- Ganar o llegar a tener algo.
o Vender.- Dar una cosa a alguien a cambio de una determinada cantidad
de dinero.
o Transportar.- Llevar o trasladar a una persona o una cosa de un lugar a
otro, generalmente haciendo uso de un medio de transporte.
o Almacenar.- Guardar cosas en un almacén u otro lugar, generalmente de
forma ordenada, para poder disponer de ellas cuando se necesite o
convenga.
o Importar.- Introducir en un país un producto, de la tierra o de la industria,
de otro país.
o Exportar.- Enviar o vender un producto de la tierra o de la industria a un
país extranjero.
o Reexportar.- Exportar una mercancía que había sido importada de otro
país.
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se rigen por sus propias leyes; quiere decir esto, que aquellos animales que
viven en cautiverio, en zoológicos, casas y otros lugares, se encuentran
sustraídos de dicha clasificación, por ende, fuera del ámbito de protección de
la norma jurídico-penal.
Cuarto, que los productos o especímenes de especies de flora y/o fauna
silvestre deben ser no “maderable”, lo que implica que los productos o sus
derivados no pueden ser obtenidos de la transformación de aquella. Se
clasifica en este rubro, el Producto forestal diferente a la madera, como todo
material biológico de flora diferente a la madera, que puede ser extraído del
bosque, para su aprovechamiento.
a. Sujeto activo
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Cuando interviene un funcionario y/o servidor público en la realización
delictiva, mediando una actuación y/o omisión que permite al autor
perpetrar el delito como partícipe, ha de ser penalizado conforme los
alcances normativos del inc. 3) del artículo 309° del CP.
b. Sujeto pasivo
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1.4. RESUMEN DE DATOS OBTENIDOS
TIPO PENAL Tráfico ilegal de especies de flora y fauna silvestre
protegida.
CONDUCTA JURÍDICA Adquirir, vender, transportar, almacenar, importar,
exportar o reexportar productos o especímenes de
especies de flora silvestre no maderable y/o fauna
silvestre protegidas por la legislación nacional, sin
un permiso o certificado válido.
BIEN JURÍDICO Los Recursos Naturales.
PROTEGIDO
SUJETO ACTIVO Cualquier persona.
SUJETO PASIVO El Estado (sociedad).
DOLO Sí.
CULPA No.
TENTATIVA Sí se admite.
AGRAVANTE Son 4, y están estipulados en el artículo 309° del
CP.
PENA PRINCIPAL PPL no menor de tres años ni mayor de cinco años.
PENA ACCESORIA Ciento ochenta a cuatrocientos días-multa.
2. CONCLUSIÓN.-
Una de las mayores amenazas para la conservación global es el creciente
comercio mundial de especies silvestres, estimándose que más del 25% de este
comercio a nivel mundial ocurre de manera ilegal (Karesh et.al 2005). Las
condiciones en las que se capturan, transportan y comercializan los animales
silvestres, resultan en el mayor de los casos en la muerte del animal, por lo que
se estima que los volúmenes extraídos son mucho mayores que los observados
en la venta al público. Aquellos que sobreviven, son sujetos a técnicas de manejo
que no alcanzan estándares mínimos de bioseguridad y bienestar animal.
Asimismo, cada uno de los ejemplares retirados de su medio natural y movilizado
para su comercialización transporta consigo parásitos y potenciales patógenos
que son de esta manera introducidos a nuevas áreas y poblaciones
inmunológicamente indefensas, constituyendo un riesgo para la salud (Smith et
al 2012), mientras que se evaden las normas cuarentenarias y tributarias
aplicadas al comercio formal de animales o productos animales.
De esta manera, el tráfico de fauna silvestre constituye un crimen contra la fauna
que afecta directamente la vida y bienestar de los animales, mientras que
amenaza a la biodiversidad, la salud, el comercio y los estilos de vida locales.
En Perú, el mercado ilegal de fauna silvestre es principalmente abastecido por
comunidades amazónicas donde los pobladores locales se ven involucrados en
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una actividad ilegal de la que obtienen escazas ganancias, amenazando sus
propios recursos de subsistencia (Gonzales 2003). Desde estas comunidades,
la fauna es transportada por vía fluvial y terrestre para ser vendida en mercados,
exhibida como atracción turística, o mantenida como mascota.El artículo 308 del
código penal indica que la adquisición, venta, transporte y almacenamiento de
productos o especímenes de fauna silvestre sin la debida autorización están
prohibidos y se encuentran sujetos a 3-5 años de cárcel. No obstante, esta
medida parece no ser efectiva para desalentar el uso y consumo de fauna, que
continua siendo una práctica común y visible en la mayoría de las ciudades de
Perú.
Se estima que una mayor afluencia de público a las regiones donde la tenencia
de animales silvestres como mascota es común puede contribuir a un aumento
sustancial de la demanda de fauna (Bush et al 2014). El hábito de los pobladores
locales de tener mascotas silvestres, el turismo creciente, y el mayor flujo de
capitales y población trabajadora hacia la Amazonía, podrían representar una
expansión del público consumidor en el corto plazo, haciendo necesario que se
tomen medidas urgentes para prevenir un aumento insostenible en la demanda
de fauna. Algunas iniciativas en curso para combatir el tráfico ilegal de fauna,
como la campaña “Tu casa no es mi hogar” lanzada por el Servicio Nacional
Forestal y de Fauna Silvestre -SERFOR- en 2013 y la campaña
“DenunciaFauna” llevada a cabo por Neotropical Primate Conservation – NPC a
través de redes sociales, están orientadas a promover la participación ciudadana
a nivel urbano, desalentando el comercio de fauna o incitando que este sea
denunciado. Sin embargo, tienen un alcance limitado debido a su concentración
en Lima y las redes sociales (Facebook).
Siendo evidente que las normas, medidas de control y campañas de
sensibilización aplicadas hasta el momento aún no son efectivas en reducir el
tráfico de fauna, es necesario entender mejor cuáles son los determinantes del
mercado nacional de fauna que deben atacarse para frenar esta actividad ilegal.
Desde el lado de la demanda, nos vemos en la necesidad de entender la
percepción de la población que participa en el tráfico de manera activa:
comprando, vendiendo o teniendo fauna, o pasiva: al ser un mudo espectador
de la exhibición, venta y tenencia de animales de procedencia ilegal.
Las investigaciones en el tráfico de fauna a nivel nacional indican que más del
80% del tráfico visible se concentra en los mercados de Lima, Tumbes, Loreto y
Ucayali (Mendoza et al 2013, 2014, 2015; Gil 2010; Ríos 2008), donde se venden
diariamente animales silvestres capturados sin permisos de caza, transporte o
comercialización, es decir, de manera ilegal. Buscamos entender la percepción
del público de estas regiones sobre su propia participación en el uso de fauna
silvestre, ya sea adquiriendo o manteniendo animales como mascota, así como
asistiendo a centros de recreación o entretenimiento que exhiben fauna silvestre;
entender su preferencia por las mascotas silvestres, y explorar el nivel de
conocimiento sobre la ilegalidad del uso y comercio no regulado de fauna
silvestre, así como de las consecuencias de tener un animal silvestre como
mascota. Entendiendo por qué la gente se involucra en la compra y tenencia de
fauna, esperamos contribuir al desarrollo de estrategias orientadas a reducir la
participación del público en el tráfico ilegal, y alentar su participación en la
protección de la fauna y promoción del turismo sostenible.
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Los mercados como principal fuente de abastecimiento a nivel nacional
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mayor facilidad para que la autoridad forestal y sus aliados locales (municipios,
autoridades sanitarias) puedan supervisar que los animales tengan procedencia
legal y se encuentren en buenas condiciones. Sin embargo, es necesario que las
autoridades locales y regionales tomen conciencia de lo urgente de intervenir a
este nivel y evitar que estos centros se conviertan en nuevos focos de tráfico.
Esta es una necesidad muy marcada en la ciudad de Pucallpa, donde hay una
mayor probabilidad de que la población acuda a restaurantes o centros
recreacionales a ver fauna silvestre.
¿Es legal?
Las personas tienen animales silvestres como mascota a pesar de saber que es
una práctica prohibida. De hecho, existe una mayor probabilidad de que aquellos
que ya tienen un animal silvestre, se encuentren informados de que es prohibido,
rechazando el supuesto de que las personas tienen mascotas silvestres porque
desconocen las leyes e indicando que esta restricción no tiene ningún efecto en
desalentar la tenencia de fauna silvestre como mascota.
El 86% de las personas que reconocieron que estaba prohibido tener animales
silvestres en casa declaró conocer los motivos que llevan a la prohibición. Sin
embargo, solo el 40% reconoce las sanciones existentes y a la autoridad
encargada de la protección de la fauna. Una vez más, el riesgo es percibido
como algo lejano y es necesario informar a la población sobre las situaciones en
que tener fauna silvestre constituye un delito, las sanciones que aplican y las
autoridades a las que pueden acudir para denunciar el tráfico de fauna.
El público de zoológicos se encontraba más informado de la prohibición de tener
animales silvestres como mascota, lo que podría indicar una labor eficiente de
los zoos en informar al público sobre la legalidad de tener -o no tener- animales
silvestres.
Las personas que tienen animales silvestres como mascota, asisten a otros
lugares donde pueden observar fauna silvestre en mayor frecuencia que
aquellos que no los tienen, demostrando afinidad por la fauna. Si bien esta
relación podría significar que quienes observan animales silvestres en estos
lugares desarrollan afinidad por ellos y eventualmente los adquieren -tendencia
que debería ser revertida- también es cierto que los lugares de observación de
fauna constituyen una alternativa para el público interesado en ver animales
silvestres sin necesidad de tenerlos como mascota. Esto es más tangible en
Tumbes, donde la probabilidad de asistir a ANPs a ver fauna es mucho mayor
que en otras ciudades, probablemente por el hecho de que no hay zoológicos en
la región