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Además, en la desembocadura de
En el barrio hay 46 viviendas, de las cuales tres están deshabitadas, y conviven 120 vecinos
La atalaya de Buenavista
Isabel Díez
LAS laderas de Artxanda guardan
aún con recelo rincones en donde
parece que el tiempo se ha parado.
Lugares, como el Grupo de vivien-
das Buenavista, escondidos entre
la frondosidad de las zonas verdes
que lo rodean, pero desde los que
se puede apreciar con magestuosi-
dad la ciudad en su conjunto.
Hacia mediados de los años 20
se levantó esta cooperativa de vi-
viendas formada por 15 casas de
estilo neovasco ubicadas sobre el
barrio de Deusto. A Buenavista se
accede desde la Plaza San Pedro
en dirección a la estación de ferro-
carril Bilbao-Plentzia. En donde
una vez cruzado el túnel que sortea
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2009ko apirila
Vivir entre el campo y la ciudad aún es posible en algunas zonas
de Bilbao, en donde parece que el tiempo se ha detenido.
Es el caso del Grupo de viviendas Buenavista,
construido en 1927 por el aquitecto Tomás Bilbao
la vía férrea, tenemos diferentes
opciones: subir en coche por Aran-
goiti o andando por los 232 escalo-
nes que separan ese punto con la
cooperativa, un esfuerzo que tienen
que realizar a diario los residentes,
de los que un gran número son ma-
yores de 60 años. Si lo prefieren,
pueden encaminarse por el zig-zag
paralelo a las escaleras, que con
una menor pendiente, pero dando
mayor rodeo, llega al mismo desti-
no, y que permite al paseante dis-
frutar de unas de las mejores pano-
rámicas de Bilbao.
Rodeados de tranquilidad
Basilio Población es uno de los
vecinos que más tiempo lleva vi-
viendo en Buenavista: “Llevo cer-
ca de 70 años aquí y considero que
éste es un barrio tranquilo en el que
los vecinos gozamos de una buena
calidad de vida”.
De igual parecer es otra de las
vecinas de la cooperativa: Miren
Pocheville, que se declara ardua
defensora de los derechos e intere-
ses del barrio. “Me parece que es
un lugar ideal para disfrutar de la
fauna y la vegetación y siempre he-
mos defendido que continuara así”.
Según datos facilitados por el
Ayuntamiento de Bilbao, en la ac-
tualidad Buenavista cuenta con 46
viviendas –de las cuales tres están
sin habitar– y suman 120 vecinos
en total, que se desplazan hacia
otros barrios para realizar las com-
pras debido a que en el núcleo de
viviendas carecen de servicios. Mi-
ren, carrito de la compra en mano,
así lo confirma: “Ahora mismo voy
a acercarme a Arangoiti para com-
prar el pan y algún otro producto
más. Bajar hasta Deusto es más
costoso porque luego hay que subir
las escaleras y hasta Arangoiti lle-
gamos en cinco minutos gracias a
la carretera que se construyó des-
pués de que los vecinos insistiéra-
mos tanto”.
Difícil acceso
El acceso siempre ha sido un
asunto muy peleado en Buenavis-
ta. En la actualidad cuentan con
dos carreteras abiertas al tráfico
rodado, que aunque no les permi-
ten adentrarse en el núcleo urba-
no, les acercan hasta la misma en-
trada de la cooperativa.
La primera de ellas se constru-
yó en la década de los 70 gracias
al empeño de los vecinos. “En es-
ta época se empezaron a poner de
moda diferentes modelos de co-
ches como el 600, el 750 y el
1.500, y algunos de los residentes
quisieron comprar vehículo. Más
o menos por las mismas fechas,
los vecinos decidimos unirnos pa-
ra construir una carretera de acce-
so de 500 metros de longitud que
nos uniera con Arangoiti hasta el
depósito de agua, situado cerca
del conocido como Caserío Fano.
De esta forma hasta nuestras ca-
sas podía llegar el butano, las am-
bulancias y los taxis, por ejem-
plo”, declara Basilio.
Pese a sus esfuerzos, aquella
El aparcamiento se construyó a la par de la carretera, hacia 2001
carretera era sólo de un carril y no
acababa de cubrir las necesidades
vecinales. Miren hace memoria y
recuerda una anécdota ocurrida
después de construido ese tramo
de vía: “Hace años una de mis hi-
jas tuvo un accidente de tráfico y
al traerla en ambulancia los sanita-
rios se quedaron alucinados cuan-
do supieron que tenían que bajarla
en camilla desde esa carretera has-
ta nuestra casa. En total, tuvieron
que cargarla a pulso 83 escaleras”,
relata.
No fue hasta principios del siglo
XXI cuando los vecinos vieron
cumplido su sueño de la segunda
carretera que también les une con
Arangoiti, pero que cuenta con do-
ble carril, uno para cada sentido.
Los vecinos se quejan de que el proyecto
del ascensor que presentaron en 2003
fue olvidado por las instituciones
Auzoak
la vía se construyó un aparca-
miento que en la actualidad utili-
zan vecinos de ambos barrios.
Ramón Fernández es otro de los
residentes de la cooperativa que
vivió en primera persona estos
acontecimientos. “Una vez cons-
truida la segunda carretera pelea-
mos por la llegada del autobús. La
línea 01 de Bilbobus, que es la que
nos une con otras zonas de Bilbao,
llegaba sólo hasta Arangoiti y no-
sotros peleamos para conseguir la
prolongación hasta nuestro barrio.
Aproximadamente lo consegui-
mos hacia otoño de 2003”.
Propuesta olvidada
Sin embargo, el núcleo del ba-
rrio continúa, a día de hoy, sin es-
tar abierto al tráfico rodado, lo que
también ha llevado a los vecinos a
plantearse algunas cuestiones re-
lativas a la seguridad y emerg e n-
cias. Por ese motivo, hace cerca
de un año los propios residentes
decidieron dotar a la barriada de
bocas de riego que se situaron en
las vías de acceso que rodean las
viviendas. “Es importante tener en
cuenta que son casas construidas
en madera, por eso, cuando cele-
bremos las sanjuanadas en la pla-
zuela las prendemos con mucho
cuidado, ¡no vaya a ser que cause-
mos una desgracia!”, advierte Ba-
silio.
Por otro lado, y en relación a las
dificultades de accesibilidad, es
importante señalar que entre las
120 personas residentes en Bue-
navista, dos de ellas tienen proble-
mas de movilidad. Rocío Bollaín
tiene un hijo de 14 años con un
grado de minusvalía del 80,5%. A
pesar de que recibe ayuda por par-
te de algunas instituciones, se
queja de la falta de apoyo recibida
para facilitarle el acceso hasta la
carretera. “Para llegar a mi casa se
accede mediante escaleras y creo
que habría que buscar una solu-
ción que permitiese a mi hijo des-
plazarse por sí mismo”.
En este sentido, según aclara
Ramón Fernández, a lo largo de
2003 los vecinos presentaron ante
responsables del Consistorio y del
Consejo de Distrito de Deusto un
anteproyecto que preveía la cons-
trucción de un ascensor inclinado
paralelo a las escaleras de acceso
al barrio. “El elevador era una co-
pia de uno existente en los Alpes,
que tenía una estructura parecida a
la del funicular y que estéticamen-
te era favorecedor”. Finalmente,
el anteproyecto, que fue diseñado
por el arquitecto César Gutiérrez
de la Torre a petición vecinal, y
cuyo presupuesto habían estima-
do en 600.000 euros, “no se llevó
a cabo, según nos dijeron, debido
a que el terreno era privado, el
coste de la obra alto e iba a dar
cobertura a pocos usuarios –apun-
ta Ramón– y es curioso porque
en los comienzos del barrio, Bue-
navista contaba con una vago-
neta que discurría por la ladera
del monte, que les era muy útil
a los vecinos para cargar mate-
riales. Gracias a algunas fotogra-
fías, queda constancia de que es-
tuvo en funcionamiento hasta los
años 80”.
 Los barrios abril de 2009 B i l b ao 3

232 son los

escalones
que
separan la
cooperativa
de Deusto

Una treintena de personas impulsaron su construcción

Para hacer
las compras

Tintes socialistas
los vecinos
se desplazan
hasta
Arangoiti

I. D danos de la oposición, no tarda- exterior, con el fin de presentar

LOS estatutos constituyentes de
la Sociedad Cooperativa Obrera
para Casas Baratas Buenavista se
aprobaron el 14 de noviembre de
1924, el mismo año en el que ba-
jo la dictadura de Primo de Rive-
ra se promulgó la Legislación
Especial de Casas Baratas. La
anteiglesia de Deusto contaba en
ese momento con 8.799 habitan-
tes censados y le quedaban úni-
camente 47 días para anexionar-
se a Bilbao.
En aquel año, cerca de 30 per-
sonas de clase media se constitu-
yeron en cooperativa para pro-
mover la construcción de 15 ca-
Todas las viviendas son de estilo neovasco sas bifamiliares que albergarían
un total de 30 viviendas. Los fu-
turos vecinos le encargaron la re-
dacción del proyecto al arquitec-
to Tomás Bilbao, que recibió su-
gerencias de Ricardo Bastida, ar-
quitecto municipal. Según datos
facilitados por José Ramón Ur-
celay, residente actual de Buena-
vista, los promotores hipoteca-
ron por medio de la Caja de Aho-
rros Vizcaína, el primer terreno
situado a ambos lados de las es-
caleras actuales para comprar
aquel en el que definitivamente
se construyó el barrio, para lo
cual la Diputación provincial
prestó alrededor de 440.000 pe-
setas.
“La iniciativa de construcción
estuvo impulsada por el Partido
Socialista, por ese motivo, ciuda-
Las zonas verdes son una presencia constante en la cooperativa
ron en emplear la denominación
despectiva de “barrio judio” para
referirse a Buenavista, debido a
que en la inauguración los funda-
dores no llamaron al cura para
que bendijese el barrio”, explica
Basilio Población.
El retrete, la gran aportación
Capítulo aparte merece el di-
seño de las viviendas, todo un lu-
jo para aquella época. “Los im-
pulsores de Buenavista dotaron a
cada vivienda de dos retretes.
uno situado en la planta inferior,
En dos ocasiones se ha temido por
Buenavista: durante la Guerra Civil y con
el proyecto de los túneles de Artxanda
junto a un lavabo, y el otro en el
piso superior, en la misma estan-
cia en la que compartía espacio
con otro lavabo y una gran bañe-
ra”, narra Basilio. Además, cada
vivienda contaba con cinco dor-
mitorios, cocina, sótano, desván
y un jardín que bordeaba cada
una de las construcciones.
“Me parece importante conti-
nuar promulgando el espíritu de
los socios fundadores en relación
al ornato y embellecimiento de
nuestras propias casas. Sobre to-
do en lo que se refiere al aspecto
una comunidad limpia y ecoló-
gica”, explica.
A lo largo de los 80 años de
vida del barrio, los vecinos sólo
han temido por la integridad de
la cooperativa en dos ocasiones.
Una de ellas, según explica José
Ramón Urcelay, “tuvo lugar du-
rante la retirada de las tropas re-
publicanas durante la Guerra Ci-
vil, cuando prendieron fuego a
las casas más próximas a su pa-
so”. La otra sensación de inquie-
tud les surgió a la par de ser
presentado el proyecto de los
túneles de Artxanda. José Ra-
món da gracias de que el tamaño
de los mismos fuera menor de lo
establecido en un principio, y
asegura que, en el proyecto, un
tercer túnel pretendía pasar por
debajo de la cooperativa para
llegar hasta Ibarrekolanda. “Jun-
to a otras asociaciones vecina-
les nos opusimos a su construc-
ción y aunque el proyecto se
fue modificando y mejorando,
afortunadamente no se llevó a
cabo y confiamos en que nunca
se haga”.

En esta
fotografía
tomada en
1934 se
aprecia que
Buenavista
es anterior
al Puente
de Deusto.
(Imágenes
cedidas
por Ramón
El barrio mantiene el mismo aspecto que en esta imagen de 1982 Fernández)