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LO FALSO, LO AUTENTICO Y EL AURA

Walter Benjamín
La autenticidad propia de una cosa es la suma de cuanto, desde lo que es su origen, nos
resulta en ella transmisible, de su duración de material a lo
que históricamente testimonia.
Las obras de arte más antiguas nacieron al servicio de un ritualque fue
primero mágico y, en un segundo tiempo, religioso. Pero […] este modo aurático de
existencia de la obra de arte nunca queda del todo desligado de su función ritual. Dicho
en otras palabras: el valor único de la obra de arte «auténtica» se encuentra en todo
caso teológicamente fundado.
En el instante en que el criterio de autenticidad falla en el seno de la
producción artística, toda la función social del arte resulta transformada por entero. Y,
en lugar de fundamentarse en el ritual, pasa a fundamentarse en otra praxis, a saber:
la política.
Recordemos ahora el dadaísmo. Su fortaleza revolucionariaconsistía en examinar
la autenticidad del arte. Los dadaístas elaboraban bodegones a partir de billetes,
carretes, cigarrillos... combinados con ciertos elementos pictóricos. Todo esto
finalmente se enmarcaba, para así poder decir al público: «Mirad bien, el tiempo hace
estallar el marco que protege vuestros cuadros; el trozo más pequeño procedente de
la vida cotidiana dice mucho más que la pintura»; al igual que la huella ensangrentada
del dedo de un asesino impresa en la página de un libro nos dice más que el texto.
Las cosas sometidas a un proceso incontenible de mezcla y contaminación pierden lo
que es su expresión esencial, de modo que lo ambiguo ocupa actualmente el lugar de
lo auténtico; así le está sucediendo a la ciudad.
Todo conocimiento ha de contener en su interior alguna pizca de contrasentido, al igual
que en la Antigüedad los dibujos de los tapices o los frisos se desviaban un poco en
algún sitio respecto de su curso regular. […] lo decisivo no es el avanzar de un
conocimiento a otro distinto, sino saltar sobre cada uno. Ese salto es la marca de
lo auténtico, lo que distingue al conocimiento de una mercancía hecha en serie,
siguiendo algún patrón preexistente.
Para Benjamin, la reproducción técnica produce una “atrofia del aura" de la obra de
arte, es decir, "la técnica reproductiva desvincula lo reproducido del ámbito de la
tradición". De este modo, la aparición de la fotografía ha provocado una profunda
transformación de la concepción del propio arte, porque el valor de la obra de arte, su
"autenticidad", se fundaba "en el ritual en el que adquirió su valor de uso primero y
original".
En la sociedad de masas, la reproducción técnica de las obras de arte fractura así su
sentido original: el espectador deja de reconocer el "aura" de los objetos artísticos, que
define como "aparición irrepetible de una lejanía, por cerca que pueda hallarse". Así
pues, la era de la reproductibilidad técnica ha producido una subversión del propio
concepto de arte, en la medida en que ya no es posible reconocer la singularidad de los
artefactos artísticos, al cuestionarse su valor de culto, en detrimento de su "valor de
exhibición". Desde un punto de vista político, el surgimiento de la fotografía ha
supuesto un cambio definitivo en la concepción del arte que, de una u otra forma,
siempre se había relacionado con la magia, y el culto irracional. De este modo, la
fotografía precipitó un cambio en la concepción del arte, transformado ahora en
mercancía, hasta el punto de que resulta muy difícil reconocer en ella su "valor
estrictamente artístico", como señala Benjamin recordando una reflexión de Bertolt
Brecht.

Benjamin nos dice que existe algo que la fotografía en un primer momento logró captar
pero que luego no, ese algo es el aura, esta aura dice, en el primer momento de la
fotografía, antes de su industrialización se encontraba presente en la foto, pero después
de la industrialización ya no estaba, la había perdido, pero no en el sentido estricto de la
palabra, ya que la fotografía no liquida el aura sino que la transforma. La fotografía
“pierde” el aura después de la industrialización porque lo que toma importancia ya no es
el original, ni siquiera la primera copia, sino que son las copias de las copias. El aura de
la fotografía o mas bien el aura en Benjamin era aquello que nos hace venerar aquello
representado, esa especie de valor de culto que presenta la fotografía en sí
Al hacerse susceptible de ser reproducida un número indefinido de veces, una obra de
arte pierde algo, su carácter de obra única e irrepetible, su identidad propia, es decir, su
unicidad; aquí entra en escena uno de los conceptos de la estética de Benjamin, el de
“aura”, que la define literalmente como “la manifestación irrepetible de una lejanía (por
cercana que pueda estar)”. Es decir, que el aura de una obra tiene que ver con varios
conceptos; uno de ellos es el de la cercanía o lejanía, tanto espacial como temporal;
otros dos son el de tradición y el de memoria, y en general puede identificarse
aproximadamente con el carácter único de una obra determinada, que permite a través
de dicha unicidad establecer un lazo entre el espectador que está inserto en una tradición
cultural dada y los lejanos referentes a los cuales remite; es decir, el aura se refiere al
carácter único y genuino de la obra.

Las teorías de Benjamin resumen con treinta años de anticipación las propuestas
de Jauss sobre la recepción de las obras de arte y significan la refutación de la recepción
entendida como contemplación. Mientras que la actitud contemplativa del espectador se
orienta a la aparición de una lejanía por cercana que esté (el aura), la actitud dialéctica
de Benjamin busca hacerse con el «recuerdo» de la cosa, apropiándose conscientemente
de lo olvidado, y sin que sea suficiente que lo actual vierta su luz sobre lo pasado. Por
eso Benjamin vio en el cine el arte específico de la era de la reproducción técnica, en el
que se produce definitivamente la destrucción del aura y la superación de la autonomía
estética. En el cine, la desritualización total del arte libera al contemplador, hasta ahora
aislado, en una recepción colectiva.

La autenticidad de la obra de arte, su aquí y ahora, descansa sobre la idea de tradición


que ha mantenido a la obra de arte como siempre idéntica. Por supuesto, Benjamin
piensa la autenticidad de la obra de arte en su relación metafísica, como identidad,
presencia, origen indesplazable.

 Produce dudas: “La reproducción técnica resulta ser más independiente del original
que la reproducción manual”; comprendiendo la reproducción manual
(normalmente relacionada con la falsificación) en su “oposición” a la
reproducción técnica (independiente del original). Se dice que poco importa saber
cuál es el original, en el caso de la fotografía, con la reproducción técnica. Una
falsificación pretende ser idéntica al original, pero poco queda claro que pretende
una reproducción. ¿Deliberadamente diferente? ¿No será que la reproducción
técnica pretender llevar al absurdo el original, ser “idéntico” al original, incluso
ser “más” idéntico al original, poner en cuestión al original al ser más original:
“resaltar en la fotografía aspectos del original que son asequibles a la lente”?.
 La reproductibilidad técnica desvaloriza el aquí y el ahora, pone en cuestión a la
tradición que es posible gracias a la autenticidad de la obra de arte y su
permanencia material (momento histórico) como testimonio histórico. La
reproductibilidad técnica pone en cuestión el concepto de aura, separando lo
reproducido de la tradición, asumiendo las reproducciones como apariciones
masivas y no únicas. Ejemplo: el cine y las películas históricas.

 Benjamin es un filósofo de los ejemplos, como dice Francisco Barrón. Y aunque se


ha dicho que el pensamiento se encuentra en función del modo de producción en
turno, Benjamin considera que las transformaciones de la percepción se
comprenden más favorablemente en la época de la reproductibilidad técnica del
cine. Pregunta: ¿cómo imaginar antes del cine el slow motion?. En efecto, está en
juego no sólo la decadencia del aura, sino la función social de la obra de arte.

Byun-Chul (FAKE)
LA riqueza imaginativa de los productos shanzhai e sen muchas ocaciones
superior a la del original. Lo nuevo emerge a partir de variaciones y
combinaciones sorprendentes. El sahnasi visualiza un tipo singular de creatividad.
Sus productos van apartándose del original sucesivamente hasta mutar en
originales
Juega con las marcas a la manera dadaista lo cual no solo se revela como una
expresión de creatividad sino que tamnbien tiene un efecto paródico o subversivo
frente al poder económico y los monopolios.
Es expresión de la esperanza en que el movimiento shanzhai deconstruya el poder
de la autoridad estatal a nivel político y loibere enerdias democráticas. Pero su se
reduce a su faz subversivo-anarquista, entonces se pierde de vista su potencial
creativo y lúdico. En china los productos culturales no suelen estar ligados a un
autor individual. Con fecuencia tienen un origen colectivo y no son una forma de
expresión de un infdividuo inspirado y genial. No pueden atribuirse claramaente a
un sujeto artístico que legara a declararse propietario o incluso creador.
Hay FAKES que no son inferiores sino que hay algunas que trasforman el original,
ubicándolo en un nuevo contexto o dotándolo de un giro sorprendente, de tla
manera que su creatividad pasasn por una transformación y variacionn activas.
Dan continuidad al original… Estos productos no pretenden engtañar a nadie. Su
atractivo consiste precisamente en aquellos mismos indican de manera expresa que
no son un original, si no que juegan con este. Ese juego que habita en el shanzhai
genera energías deconstructivas. También muestran rasgos humorísticos. Tienen
su propio encanto. Hay una variacoin, combinación y transformación.
Las obras de arte se caractoetrizan por el proceso y la tranformacion.
Modificacion inscesante. Tranforacion constante instaurada como método de
creación y creatividad. Decosntruye la creación. Es descreacion frente a la
identidad. Reivindica la diferencia transformadora. La propia creatividad de la
naturaleza responde a un porceso continuado de variación, combincion y
mutacion.
Occidente se sustrae a la creatividad propia del shanzhai al considerarlo
meramente fraude, un plagio y una ofensa a la propiedad intelectual.

Beltracchi
Fundamentos de estética, sociología y filosofía del arte.
Julio César Guerrero L.
10/07/2018
*Relacionar lo auténtico, lo falso y el aura a partir del ensayo de Walter
Benjamin, el documental de Beltracchi “El falsificador de arte” y el texto de
Byung – Chul Han “Shanzhai”

Podemos apreciar dentro del documental de Beltracchi a un falsificador de arte


pero no un arte cualquiera ya que como el mismo se muestra es un arte que
incluso puede llegar a ser mejor ya que presenta una fiel copia de obras de arte
elaboradas con técnicas que aprendió de sus estudios y con conocimientos
históricos de otras obras de arte y en el caso del cuadro de Max Ernst tendríamos
una copia que, para Walter benjamín carecería de aura ya que la misma se
encuentra fundada teológicamente es decir que carece de su valor ritual primero
y su aspecto religioso.

Aunque para Benjamin sería una obra de arte sin aura, debemos pensar que la
reproducción manual que hace Beltracchi vendría a ser original si se piensa que
la obra no existe y que se inventa un vacío en la biografía artística de un autor y
que las hace a partir de un nombre, también que tiene un aura transformada o
incluso una nueva aura dotado de un contexto diferente. Pero en esta
reproducción manual vemos también un aspecto aurático social, cultural y
políticamente construido ya que en el caso de Beltracchi y sus falsificaciones que
mientras logre burlar a los expertos de arte con su “calidad de falsificación”
manteniendo la idea de autenticidad o no exista pruebas para contradecirlo, hay
una aceptación por parte de las galerías, por parte del espectador y que a su vez
eran acogidas por los compradores y marchantes en el mercado del arte.

Cabe mencionar y rescatar lo que sucede en el documental, ya que al ver la obra


de arte de un artista de alto nivel y reconocido no dudan en darle un valor único,
e interés especial y desde luego pensando en su valor económico del cual
podrían sacar provecho por el valor de exhibición que tiene la obra, ya que lo
que más hay es un conocimiento de generar dinero, pero, cuando descubren que
la obra de Beltracchi es falsa, la obra de arte queda sin contexto histórico
inherente y por ende tan solo es una “bonita representación”. Aunque la falsedad
de la obra es visible ya que la obra original como diría W. Benjamin es
susceptible a la reproductibilidad y que pierde su autenticidad; aunque en el caso
de una de las obras de Beltracchi en donde usa el lienzo, el cuadro incluso el
polvo. Para el pensamiento Shanzhai, hay una nueva obra que aparece a partir
de la original y que incluso puede llegar a ser mejorada, que puede tener un
efecto paródico o subversivo; no está muy lejos de la realidad del cuadro de Max
Ernst y de las otras obras del documental, ya que Beltracchi al crear un vacío
dentro de las obras del autor antes mencionado, habiendo estudiado las
técnicas, el pensamiento y a partir de un nombre o una imagen hace su trabajo,
crea una nueva obra. Podemos ver esa transformación de la obra de arte que
nos menciona el movimiento Shanzhai cuando vemos la creatividad con la que
beltracchi genera los efectos visuales en las obras de arte falsificadas, podemos
verlo evidentemente en el mismo hecho de usar el marco de madera, el lienzo y
el polvo. Hay Fakes entonces según el movimiento Shanzhai que pueden
transformar a la obra original e incluso ubicarlas en un nuevo contexto dotando
a la obra de un giro sorprendente, como la historia, la casa, las fotos, y todo lo
que se inventan para sustentar a la obra de arte falsificada.

Mientras que para W. Benjamin si una a obra de arte reproducida en masa y que
ha sido elaborada muchas veces sin saber cuál es la original, pierde su
autenticidad y por ende se ve atrofiada el aura propia de la obra. Presentando
de una forma masiva y accesible la presencia de la obra que en realidad se
supone debería tener como cualidad su irrepetibilidad, volviéndola de tal manera
atemporal y repetible en el tiempo; Para el movimiento Shanzhai en la
masificación de un producto viene acoplado todo aire de modificación librándola
de un Genio creador y que incluso se ve en la des creación frente a la identidad,
reivindicando la transformación del producto, mostrando de esta manera el
espíritu chino por medio del movimiento Shanzhai.

Finalmente quiero concluir con la idea de que en todo caso las obras del
falsificador de arte vendrían a ser productos de un mercado, fieles copias de una
obra original que muestra modificaciones y aunque para un pensamiento
occidental la obra sea falsa para otro pensamiento puede estar ligado a una mera
forma de creatividad y transformación que pueden tener un valor nuevo y único.

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